martes, 31 de marzo de 2020

17º día de confinamiento por el Coronavirus.

He llamado a la abuela y le he hecho la pregunta de moda. - ¿Qué ves desde tu terraza? - "La bahía de Palma" - ¡Porque no me mientes! - "Porque sabes de sobra qué se ve desde aquí, boba de Coria." -  ¡Yo también quiero ver el mar, los yates, los barcos, el horizonte,...! - "Añade a la lista ¡los delfines!" - No. Esos están en el Delfinario y desde tu casa no se ve. - "Veo a los delfines salvajes que han entrado en la bahía jajajajajaja ¿Cómo se te ha quedado el cuerpo jajajajajajaja?"

- Pascualita, la abuela te ha cambiado por los delfines... Te ha traicionado... - La sirena surgió del fondo arenoso del acuario, se asomó al borde y me soltó un buchito de agua envenenada que, por un pelo, no me dio. - ¡Estás sorda! Es la abuela quien te ha dado la patada en el culo, media sardina malhecha!

¡Otro buchito a la cara! - ¡La madre que te parió, jodía! - Cada vez afinaba más la puntería así que inicié una rápida retirada hacia la salita pero, entonces fue mi primer abuelito quién, bajando del rail de las cortinas del comedor, se plantó ante mi y me tiró ¡otro buchito a la cara! Y este me dio de lleno.

Corrí a por la botella de chinchón y bebí antes de que el dolor me doblara en dos... pero no pasó nada salvo que tendré que comprar... ¡hip! ... otra bot...¡hip!... ella...

A pesar de tener el cerebro nublado por el alcohol me di cuenta de que un fantasma no hace cosas reales. - Bueno, pues...¡hip1... nada, a dormir la mo... ¡hip!...na se ha dicho... ¡hip!

lunes, 30 de marzo de 2020

16º día de confinamiento. ¿Tonterías mías?


 - Resulta que sueño mientras duermo, Pascualita ¿A ti también te pasa? Y algún vecino dice que ronco y tengo en vela a toda la vecindad a pesar de tener la ventana de mi cuarto cerrada. Si creyó que me callaría, lo llevó claro: - ¿Y que haces tú zascandileando por tu casa a esas horas? - Intentar dormir (me dijo el tipo) - A ti lo que te pasa es que no tienes la conciencia tranquila (le dije) ¿Quiéres saber que me contestó? Esto: ¡¡¡QW´PEOTI ZXJOKCVU´SL!!! Como comprenderás fui a ver a Bedulio y le puse una denuncia. Y cuando supo el motivo de la misma ¡la rompió en mil pedazos! ¿Te lo puedes creer?

- Debería jubilarse porque chochea. - La sirena extendió los bracitos para admirarse las manos, el mismo gesto que hace la abuela después de pintarse las uñas ¡Y de mi no ha copiado nada la muy jodía!

Con el coronavirus de las narices, se me ha complicado ir a buscarle agua de mar. Tengo que hacerlo a horas muy tempranas para que los guardias no me vean en la playa y piensen que voy a ver a los delfines. Y para comprarle el pienso me la juego con el contagio, Por eso he llamado a la abuela. -

- Que vaya Geoooorge, que para eso le pagas. - "No voy a perder un mayordomo inglés por un capricho tuyo". - Siempre dices que Pascualita es tuya... - "Y lo es pero... vive en tu casa, boba de Coria." - ¿Y? - "Eres responsable de esa maravilla" - ¡Te la mando por correo! - "Además, Geoooorge está de capa caída el pobre... Dentro de poco solo será inglés. Y Harry y Megan dejarán de ser príncipes mañana. Como ves, no está para tonterías... No para de llorar." - Mejor, menos meará. (se me llevaban los demonios) - "No caerá esa breva. Toma té a todas horas..."

En fin, después del "éxito" que he tenido,  lo mejor será que me vaya a dormir... Espero no soñar con Residencias de ancianos ¡Es una terrible pesadilla!



domingo, 29 de marzo de 2020

15º días de encierro. La insolación.

- ¡Aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy, que solecito más ricooooooo! Como ya estamos solas, me he sentado con Pascualita en el balcón a ver pasar ... a nadie. Ni una rata andando por la calle. Temo el momento en que nos dejen salir. Será como abrir la puerta del toril y en lugar de un miura, saldremos tropecientos histéricos en mogollón, dándonos codazos unos a otros.

- Me tiene preocupada la salida a la calle de todos los ciudadanos y ciudadanas en tropel, Pascualita, incluso sueño con ello. Esta misma noche sin ir más lejos, he soñado que salía yo a la calle con la alegría en el cuerpo, alocada como una quince añera, cuando tropecé con el Hombre de mi Vida ¿Te imaginas? ¡EL HOMBRE DE MI VIDA, NADA MENOS!

La sirena me miraba, atenta. - El futuro padre del bisnieto de la abuela y voy y... le di tal empujón que fue a parar en medio de la calle, justo cuando llegaba el rolls royce de los abuelitos y lo atropellaron. Pero un atropello de tres al cuarto ¡que va! Le pasó por encima y lo dejó planchado en el asfalto.

- ¿Te lo puedes creer? Pues así fue. Y claro, ahora tengo miedo de que llegue el día de apertura de puertas por si el sueño se cumple.

Mientras hablaba nos íbamos comiendo un bocadillo entre las dos. Y poco a poco, los gorriones del árbol de la calle se fueron colocando en la barandilla del balcón a la espera de algunas miguitas de pan.

- ¿Sabes que te digo, Pascualita? Pues que no saldré. Me quedaré encerrada en casa para siempre y así evitaré ser responsable de la muerte del hombre de mi vida. - Pascualita bostezó. - ¿Qué quieres saber? (me gusta interpretar lo que piensa la sirena) ¿Cómo es?  Pues... en el sueño no le vi la cara. Menuda faena. Ahora no sé si salir a la calle o quedarme en casa para siempre porque ¿y si no vale la pena? Claro que, si la vale... ¡¿Qué hago?!

Me debati en la duda durante una hora mientras la barandilla seguía llenándose de pájaros. Pascualita se puso roja como un tomate con tanta solana y yo no conseguí llegar a ninguna solución. De repente  los gorriones, hartos de no recibir ni un mísero trocito de pan, trinaron a la vez Y quizás fuera a causa de la insolación que cogí pero me pareció que decían: - ¡¡¡NO ERES MÁS TONTA PORQUE NO TE ENTRENAAAAAAAS!!!

sábado, 28 de marzo de 2020

14º día de encierro. La Cotilla y sus negocios.

¡Tengo la casa llena de perros! ¿Cómo han entrado? ¿Qué hacen aquí? - Abuelito ¿los has traído tu del otro Mundo? - Antes de que el primer abuelito bajara de la lámpara del comedor para darme una explicación, los porrazos y timbrazos en la puerta de la calle, me confirmaron que estaban vivitos y coleando.

Abrí la puerta antes de que la tiraran. - ¡Estos perros no son míos! Os los regalo. - No quisieron ninguno y encima me pusieron a parir. -¡Desagradecidos! (les grité) - Creo que no me oyeron con la escandalera que formaban los perros.

Salí al balcón para tratar de adivinar por dónde habían entrado pero allí solo estaba el árbol de la calle y hay que ser un gato para subir por él.

Pasculita y yo nos sentamos a desayunar y los perros entraron en tropel ¡Estaban muertos de hambre! y hasta la sirena se asustó viendo aquellos colmillos. Hasta que uno, envalentonado, decidió que lo mismo le daba comer carne que pescado y gruñendo y arrugando el hocico se le acercó peligrosamente . Un segundo después salía de la cocina con el rabo entre las patas, llorando lastimeramente. Se le puso un morro que ya lo quisieran las locas del bótox para ellas. Los demás perros, asustados, nos dejaron en paz.

A media mañana sonó el timbre. Era un vecino de la escalera: - Hola, guapa... - ¿? - Perdona lo de antes... Tengo un mal despertar... Voy a comprar ... el pan. ¿Quiéres que me lleve un perrito y así no tendrás que bajarlo tu...? - Vale. De paso me traes a mi también. - ¿El qué? - El pan. - ¿Qué pan?... ¡Ah, si, si...!

Una hora más tarde no quedaba en casa ningún pero, salvo el herido que no podía levantar la cabeza de lo que le pesaba.

A la última vecina que llamó tuve que decirle que todos andaban pateando las calles con el resto de los vecinos. - ¡Mecáchis en la mar salada! ¡Que list@s con algun@s, leñe! Bueno, pues apúntame para ésta tarde sobre las seis.

La Primavera tiene loca a la gente. Primero están a punto de lincharme por los perros y ahora se pegan por pasearlos.

Era muy tarde cuando se abrió, sigilosamente, la puerta de la calle. - ¡Ladrones! (dije para mi mientras el corazón saltaba loco por encontrar la salida de la boca y largarse) - Me escondí tras una cortina del comedor y desde allí vi pasar ¡a la Cotilla!. (¡¿Tendrá cara la muy jodía?!)

Dio vueltas por la casa, muy nerviosa hasta que entró en mi cuarto. Salí de mi escondite y le di un susto de muerte. Pero no se asustó. Al revés, se encaró conmigo - ¿Qué has hecho con los perros? - ¿Cómo sabe...? - ¡Son míos! ¿Dónde están? - Durmiendo en el balcón. Están reventados los pobres. Los vecinos los han sacado a pasear un montón de veces... ¿Por qué me mira así? - ¿Les has cobrado? - ¡¿A los vecinos?! Claro que no... ¿por qué? - ¡¡¡LO SABÍA, BOBA DE CORIA. TE ESTÁS CARGANDO MI NEGOCIO!!! - Pero... pero... pero... - ¡¡¡LOS PERROS SON DE ALQUILER, ATONTADA!!!
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viernes, 27 de marzo de 2020

13º día de confinamiento. La Cotilla y sus negocios

El tiempo nos tiene tan despistados que los gorriones ya han vuelto a sus nidos y en el árbol de la calle resuenan sus trinos. Maravillosa Primavera... Sí, sí. ¡sigue haciendo un frío que pela! Y los confiados pajarillos sueltan trinos carrasposos y no tosen porque no fuman... o sí, que vaya usted a saber.

La Cotilla se pasa los ratos de sol en el balcón calculando cuando animalitos voladores  tenemos de vecinos. - ¿Qué más le da los que haya? ¿Piensa cobrarles el alquiler de las ramas? - Se me quedó mirando, entre asombrada y maravillada. - ¡Nena, que idea más fantástica me has dado! -

Ahora la boquiabierta era yo. - Pero si los pájaros no tienen dinero... ¿no? - Creo que no, pero el Ayuntamiento si. - ¿Y? - Lo denunciaremos. Diremos que los pájaros, con sus trinos, nos dan un insoportable dolor de cabeza y no ganamos para aspirinas. - ¡Eso es mentira! - Ya lo sé pero los del Ayuntamiento, no lo saben.

Después de aleccionarme durante un buen rato, acabé diciéndole. - Yo no puedo decir eso porque me dará la risa floja y el negocio se irá al traste. - Pues dejaremos de cobrar un buen pico de euros... ¿Por qué eres tan boba?

La discusión siguió casi toda la mañana y no conseguíamos acercar posturas. A pesar de ello, la Cotilla seguía calculando cuántos pajaritos vivían en el árbol de la calle. - Ay, deje usted ya el boli y el papel, coñe, que me está poniendo nerviosa. A ver ¿para qué quiere saberlo? - Para un nuevo negocio... vender pajaritos fritos y debo tener todos los cálculos muy claros para no perder dinero.

- ¡¡¡FUERA DE MI CASAAAAAAA!!! - No te pongas así. Te daré un pequeño tanto... - ¡¡¡A LA CALLEEEEEEEEEEE!!! - Vale, no será tan pequeño...

Pascualita, desde el borde del acuario no nos quitaba la vista de encima. Cuando la puerta de la calle se cerró detrás de la Cotilla, cogí a la sirena y nos asomamos al balcón dispuesta a poner a la vecina como hoja de perejil en cuanto pisara la calle... Pero no hizo falta. Cuando pasó bajo el árbol todos los gorriones tuvieron diarrea... jajajajajajaja ¡Agua vaaaaaa! (grité con sorna)

jueves, 26 de marzo de 2020

12º día de cuarentena. A Pascualita no le gusta el teléfono.

- ¡Tengo frío, tengo fríooooooooooooooo! - Eso se arregla pronto, boba de Coria (dijo la Cotilla mientras intentaba colocar las velas del dichoso altar del Emérito. - ¿Qué tengo que hacer? ¿dar saltos mortales? ¿echarme un edredón encima? - No hace falta. Te vendo una manta eléctrica... - ¿Cómo que me vende? - ¿No querrás que te la regale? - No estaría mal sabiendo que está de gorra en mi casa. - De gorra tampoco. ¿Qué hemos desayunado hoy, gracias a mi? - Magdalenas... - ¡Lo ves! Y no te he pedido ni  un euro. - A saber de cuándo eran porque se me ha caído una en el pie y creo que voy a cambiar la uña del dedo gordo. ¿A qué son del siglo XX?

- No quiero discutir (ha dicho la muy ladina) - ¡Discutamos, Cotilla! - Tengo cosas más importantes que hacer (y ha seguido trasteando con las velas)

He aprovechado para echar agua caliente en el acuario, cosa que la sirena me ha agradecido tirándome un buchito de agua envenenada... pero con buenas intenciones, quiero creer. Aunque, un cierto olor a pescado me ha sacado de dudas. Creo que me he pasado calentando el agua y a punto he estado de cocer a Pascualita... Podría haberla adobado jejejejejejeje y probaría una carne antidiluviana.

La sirena saltó a la mesa del comedor. - En ese momento sonó el teléfono. Era la abuela. - "Aaaayyyy, que añoranza tengoooooo. ¿Qué hace mi chiquitina bonita?" - Pues discutir con la Cotilla y... - "Me refiero a la sirena, alma de cántaro" - Ya me extrañaba... - El primer abuelito bajó de lo alto de las cortinas para acariciarme, apenas fue un ligerísimo soplo, la cabeza. ¡Es más majo! Por eso se lo cargaron, o no, las dos amigas.

- Pónle el teléfono en la oreja que quiero hablar con ella. - No hace falta. Ahora lo cogerá. - "¡¿Pascualita?!" - No, la Cotilla. - "¿Quién habla de ella?" - Tú... ¿no? - "¡¡¡NO!!!"

Cuando la sirena vio que iba hacia ella con el teléfono en la mano, se revolvió contra mi como si fuera a cargármela y de un salto se colgó de una de mis orejas, justo la que, ahora mismo, no tiene nada que envidiarle a las de Dumbo ¡¡¡La madres que parieron a la abuela y a Pascualita. Que dolooooooor!!!

miércoles, 25 de marzo de 2020

11º día de encierro. Para lo bueno y lo malo...

La abuela me ha llamado cuando aún no clareaba el día. - "Nena, abre la puerta de tu casa que voy a venir y no es cuestión de que toque nada con las manos." - ¡Ni hablar! - "¿No quiéres abrir la puerta?" - ¡No quiero que vengas! Y además, no puedes. - "Claro que puedo, boba de Coria. Me traerá Geooorge con el rolls royce..." - Está prohibido ir de visita. - "Ah, no es una visita. Vendré para quedarme." - ¡Menos todavía!

- "En casa me aburro mortalmente. En cambio tu estás con la Cotilla y Pascualita. - ¡Ya ves tú que personajes! - "No podemos ir a El Funeral porque lo cerraron por la pandemia. Con la Momia no puedo hablar. Desde que no están los cubanitos culitos-respingones, ha dejado de bailar y se pasa el día rezando el rosario, una y otra vez. Andresito se arrodilla con ella en el reclinatorio del siglo XVIII que guardan como oro en paño y la acompaña en el rezo. Solo salen de la habitación de ella para desayunar, merendar, almorzar, merendar, cenar. Vamos, que se pasan el tiempo comiendo y rezando."

- Pues házles compañía que, cuando te casaste jurastes estar con tu marido para lo bueno y lo malo... - "¿Yo dije eso? Estaría borracha. Acuérdate que empezamos la celebración en casa y tempranito... ¡Seguro que esa boda no vale! ¡No estaba en mi sano juício! Llevaba una tajada como un piano. ¡Ahora mismo voy a llamar al Obispo para contárselo y me quedo soltera en un plis plás! ¡Ves abriendo la puerta, que vengo!"

Pascualita, sentada en el frutero de la cocina, levantó los bracitos para que la cogiera. Se está acostumbrando a los brazos y entre lo que come y el poco ejercicio que hace, se pondrá como una albóndiga y en lugar de reptar por el suelo, rodará como una pelota.

Salimos al balcón a esperar ver aparecer el rolls royce... que no llegó. - Creo que la abuela ha sentado la cabeza. ¡Porque mira que es cabezona! Siempre quiere salirse con la suya y si está prohibido, más. - Pascualita hizo la señal de OK. - ¡No, no está bien!

Una hora después sonó el teléfono: - ¿Digaaaaaaa...? ¿En serio? jajajajajajaja ¿Eso ha dicho el Obispo? ¿Ves como no puedes venir a mi casa? Hale, a rezar.

martes, 24 de marzo de 2020

10º día en casa. La Nieta niega que le trastorne el encierro.

- Cuando ésta madrugada aún no habían puesto las calles me he despertado de golpe. ¿Por qué? Por culpa de Bedulio, Pascualita. He soñado que nos íbamos juntas a pasear y te llevaba con una correa y un arnés como si fueras un perrito mientras tu caminaba derecha sobre tu cola de pez.

De repente apareció ante nosotras el Municipal, con libreta y bolígrafo en mano, dispuesto a ponernos una multa. - ¡Seiscientos euros del ala! - Pero ¿por qué? (imploré)  - ¡Por pasear al perro! - Di un suspiro de alivio - Pues ya me estás quitando la multa porque ésto no es un perro.

Entonces, tú, Pascualita que eres muy lista, adoptaste el porte que te gastas cuando vas de broche de la abuela y Bedulio vió lo que nosotras quisimos. _ ¡¿Paseas el horroroso broche de tu abuela?! ¡Estás peor de lo que creía! Hay que ver lo que hacen tantos días seguidos de confinamiento... De todas maneras te multaré por salir a la calle a pasear y por querer engañarme haciéndome creer que "eso" era un perro. ¡Serán 3.000 euros!

Consideramos que era un injusticia como una catedral de grande y, claro, nos enfadamos . - ¡No hay derecho! (la frase fue acompañada de una patada en la espinilla y Bedulio se dobló en dos) Pascualita no quiso ser menos y saltó hasta la mano armada con bloc y boli. ¡Y mordió a gusto!

- Como ves (seguí explicándole a la sirena) no me quedó más remedio que despertarme porque, de continuar con el sueño, no me iba a bastar el sueldo de un año para pagar la multa.


lunes, 23 de marzo de 2020

9º día de confinamiento. La Nieta está de los nervios.

Cada mañana la Cotilla y yo nos sentamos a desayunar y escuchamos el "parte de guerra" contra el coronavirus. Después tenemos que darle un tiento a la botella de chinchón. No me acabo de creer que nos esté pasando ésto en pleno siglo XXI.

Una pandemia como ésta me retrae a la Edad Media, cuando la gente creía que el fin del Mundo llegaría en plan espectáculo pirotécnico.

Las pandemias arrasaban aldeas, pueblos y dejaban casi desiertas las ciudades. Caían los Reyes, los Obispos, Cardenales, Príncipes y Princesas además de casi toda la plebe. Pero, claro, eso era antes de que se descubrieran tantos adelantos como hay ahora y las vacunas.

Se ve que los virus son muy tradicionales y de cuando en cuando, se montan un sarao que nos deja descolocados a los mortales. - Nena, tenemos que hacer limpieza general para echar a los virus (dijo la Cotilla)

Salté de la silla - ¿Ha visto alguno? - Cómo lo voy a ver si es microscópico. O eso es lo que dicen para despistarnos... - ¡No diga tonterías! - Aunque quise disimular, esa frase caló en mi cerebro y desde entonces voy por la casa dando zapatazos al suelo. Algún virus mataré, digo yo.

Pascualita, harta del ruído que hago, no para de tirarme agua envenenada. Por eso me he puesto las gafas de sol. Pero todo cansa y más cuando tienes los nervios de punta. He cogido a la sirena mientras hacía una pausa entre buchito y buchito y la he tirado por la ventana.

El árbol de la calle la esperaba con las ramas abiertas como si fueran brazos. Pero la muy jodía no se ha ido de vacío porque, antes de salir despedida me ha mordido el dedo índice que ahora parece una gorda salchicha de Frankfurt y duele como un demonio.

Para olvidarme del dolor, solté por la boca lo que no está escrito. Hasta la Cotilla salió de su cuarto, escandalizada de mi vocabulario. - ¡Niñaaaaaaaaaaaaa! ¡Esa boca! - Ahora Bedulio aporrea la puerta porque tiene que entregarme una multa por escandalizar a la barriada. - ¡Abuelito, abreeeeee! (grité) - Se oyó la voz temblorosa del Municipal - ¿Qué... abuel... ito...? - ¡El primerooooooo! - Los pasos que bajaban la escalera como si estuvieran batiendo un recórd mundial "me dijeron" que Bedulio y la multa se habían esfumado.

domingo, 22 de marzo de 2020

8º día de encierro. ¡Y lo que te rondaré, morena!

El abuelito primero, que es fantasma de pocas palabras (no sé cómo sería de vivo porque la abuela y la Cotilla se lo quitaron de enmedio, o no, hace muchos años) hoy ha hablado subido al aparador como si fuera a dar un mitín.

- Se está poniendo la Eternidad como la plaza de un pueblo en días de mercado. Hay gente por todo y no paran de venir. - ¿Y eso por qué? - Tú sabrás. Lo que me choca es que todos son republicanos porque hablan pestes del Coronavirus. ¿Es una nueva dinastía? - Es un virus muy jodido, abuelito...

_ ¿Con quién hablas, boba de Coria? - Con nadie, Cotilla. - Por una vez y sin que sirva de precedente, te entiendo. No entra en nuestro ADN estar encerradas... Estoy preocupada, no tengo entradas extras de dinero y no sé cómo voy a llegar a fin de mes.

Se ha quedado tan pancha la tía. - ¡Pero si vive en mi casa, come de mis botes del súper, mira mi tele, usa mi agua, mi luz, mi... - ¡Todo es tuyo! que bien criada estás, hija mía. No has podido salir más egoísta.

Y se ha ido a la salita a colocar el altar dedicado al Emérito. - No ponga muchas velas. - ¡Las pondré todas! Se lo merece... aunque, bien podría haberme elegido a mi como querida... amiga, con lo buena que estaba yo de jovencita y ahora me hubiese regalado dos millones de euros ¡con la falta que me hacen! - ¿No me vendrá ahora con el cuento de que mi abuela le quitó el novio Real, verdad? . ¡¡¡Pues sí. Eso fue lo que pasó!!!

Pascualita surgió de entre las algas del fondo del acuario al escuchar los gritos de la Cotilla que se sulfuraba por momentos recordando el pasado.

- ¡¡¡Era una acaparadora. Igual que hace ahora en el Mercadona con los rollos de papel de váter!!! - No estará comparando al Emérito con... jijijijijijijiji... ¿no, verdad...? jajajajajajajajaja - ¡¡¡¿En serio?!!! JAJAJAJAJAJAJA

Mientras las lágrimas corrían por mis mejillas, el abuelito primero se sentó en el borde del acuario,  con Pascualita. Parece ser que la extraña pareja han hecho buenas migas entre sí.

sábado, 21 de marzo de 2020

7º día de confinamiento.

La abuela está que se sube por las paredes. - "¡Han cerrado El Funeral! ¿qué haremos ahora?" - Quedaros en casa como buenos ciudadanos. - "Es que se nos está amontonando el trabajo. Tenemos que colgar un montón de fotos en la Pared de los Finados." - Tiempo tendréis cuando pase la pandemia del coronavirus... - "¿Tú crees, boba de Coria?" - ¡Claro! Hay que ser positiva, abuela. - "Prepara café que vendré a visitarte" - ¡NOOOOOOOOOOOOOOOO! Las visitas están prohibidas. - "Al final tendrá razón Andresito. Dice que si gobernaran los suyos no se prohibiría nada" - Es por nuestro bien...

No quiere entender que corremos peligro de contagiarnos y ha obligado a Geoooorge a sacar el rolls royce. Se han ido hasta Andraitx a ver el mar. Por el camino encontraron un control policial. En vez de pararse como les pedían, dieron media vuelta y volvieron hacia Palma a toda pastilla acompañados del "canto" de las sirenas de los coches patrulla.

La abuela me telefoneó: "¡Vamos para tu casa! Rápido,abre la puerta!" - Se me heló la sangre.

- Cotilla, no tendrá, por casualidad, cinta de la policía. - Pues... sí.  Encontré varios rollos abandonados cerca de una furgoneta... - Que era de la policía. - Sí. Que casualidad ¿verdad?

Con la cinta amarilla, que decía: - Policía. No pasar. - rodeé el balcón y el árbol de la calle. Poco después escuché el chirriar de frenos y mientras estaba a la espera del concierto de pitos de los coches que no podían pasar por el mal aparcamiento de Geooorge, la abuela, el abuelito y el mayordomo, entraron hasta el comedor. No pensé que, debido al encierro, no había coches circulando.

Asustada, grité: - ¡¡¡VADE RETRO, SATANAS!!! - "Qué le pasa a ésta". - La semana de encierro le está pasando factura (dijo en mi defensa la Cotilla)

Me parapeté en el balcón. - ¡Está prohibidooooooooo entrar! - "Deja de hacer comedia" - ¡Saca al coronavirus de mi casaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Por una vez y sin que sirva de precedente, Pascualita se asomó al borde del acuario al oir mis gritos y, haciendo gala de su superpuntería, escupió agua envenenada ¡a los ojos de la abuela! Cuando quedamos solas, la sirena y yo,nos pusimos moradas de chinchón.

viernes, 20 de marzo de 2020

6º día de encierro. La nieta empieza a perder la prespectiva.

No me ha quedado más remedio que ir a comprar porque en casa no puede faltar el chinchón. Y como la Cotilla ya no sale a sus trapicheos, no puedo encargarle que me traiga una botella.

Hacía días que no pisaba el supermercado y he visto el cambio que se ha producido desde entonces. Se guarda la compostura y la distancia en las colas. La gente no va como loca corriendo por los pasillos en busca de cualquier cosa que meter en el carro. Da igual si, al llegar a su casa, la mitad de las cosas no les gustan.

La Cotilla duerme a pierna suelta ahora que no tiene que trasnochar. Pascualita y yo aprovechamos para seguir desayunando juntas y hablar de nuestras cosas...

- He podido comprar la mitad de lo que quería (le conté a la sirena) Menos mal que había pienso de pescado para ti pero, lo que no había era chinchón. Ni una botella, nada. En cambio había papel de váter en cantidades industriales. Nadie lo cogía. He estado a punto de llenar el carro pero me he sabido contener.

- ¿No me crees? Lo digo en serio... ¿Qué dices... Qué se lo diga a la abuela? Hay que ver cómo te das a entender cuando te interesa.

Llamé a la abuela y la informé. - "¿Estás segura?" - Que sí. - "Si es así, mandaré a Geoooorge a comprar unos diez paquetes grande". - ¿Para qué tantos? eso no se come... - "Sabrás tú lo que se come y lo que no, en mi casa."

Un rato después llamaron al interfono: - ¿Quién es? (pregunté, confiada) - Mi ser Geooooooge. Tu ser boba de Coria tonta. - ¡¡¡Oye!!! La madre que te parió, inglés de las narices. - ¡No haber papel culillo en súper tuyo! - ¡¿Cómo que no?!  Estás cegato desde que no eres europeo, cantamañanas. - Yo ver bien. ¡Yo enfadado! - ¡Pues ajo y agua! Y sí que hay papel. - ¡Mi decir NO! - Y yo digo... espera..., espera... ¡Andaaaaa! jajajajajajaja Si es que lo he soñado ésta noche jojojojojo Que tooooontaaaa jajajajajajajaja ¡Ha sido un sueño! jijijijijijijiji - ¡¡¡Tu ir a la porro!!! - Sí, hijo, sí ¡anda y que te den!

jueves, 19 de marzo de 2020

5º día de reclusión. La Cotilla monta un altar en la salita.

No voy a tener más remedio que salir a la calle a comprar porque se me está acabando el chinchón. Me da la impresión de que la botella se ha vaciado más rápido que de costumbre... - Pascualita, échame el aliento. - ¡Lo ha entendido la muy jodía y ahora tengo una arcada tras otra ¡Aaaaaag, que asco de aliento tiene éste bicho! - ¡Estás podrida, tía! ¡Hueles a pescado que atufas!

- ¿Quién está podrida, boba de Coria? No lo dirás por mi. Mira... - ¡Y me hechó una bocanada de aire viejuno que me acabó de arreglar. - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAG, NO SOBREVIVIRÉ A ÉSTE DÍAAAAAAA!!!

Nunca me acuerdo que la Cotilla lleva el encierro obligatorio en mi casa y me pongo a hablar con la sirena como si estuviéramos solas. Tengo que hacer algo para que no se me olvide... Pero ¿qué?

Me pasé todo el día intentando pensar en una fórmula que hiciese efecto... Lo de atarme un hilo en un dedo puede que resulte... si luego recuerdo por qué lo llevo? Todas las demás opciones... dos o tres a lo sumo porque esto de pensar no está hecho para mi.

Finalmente di con la mejor opción: poner posits diciendo: No estoy sola. Otro que diga: cuidado con lo que hablo. Y cosas así. Me pareció bien y me puse manos a la obra. Media hora después la casa estaba llena de papelitos amarillos con frases recordatorias.

La Cotilla está montando un altar nuevo en la salita y no quiere decirme para quién es. Se ha pasado unas horas allí dentro, por eso, cuando ha salido, se ha sorprendido: - ¿No me digas que has hecho todo ésto para festejar las Fallas? ¿Estos papelitos es como si fuesen ninots? - Pues... - Buena idea ¿Tienes petardos? - Pues... no. - Unas fallas sin petardos ni son Fallas ni son ná. -  ¿No querrá tirar petardos en MI CASA? (me empezaba a cabrear) - En el balcón.

- Como ninot podemos quemar, y hacer una buena torrada de sobrasadas y botifarrones, el tinglado que ha montado en la salita. - ¡Hasta aquí podríamos llegar! Está dedicado al Emérito, para que la gente se olvide de sus "pecadillos" - Haciéndole usted el altar, lo tiene crudo porque, que yo sepa, todos a los que les encendió velas, están en la cárcel. - Sí, pero mi conciencia quedó tranquila. Hice lo que pude... Por cierto, ya no queda chinchón.

miércoles, 18 de marzo de 2020

4º día de Me Quedo en Casa.

Han llamado a la puerta y al abrir he encontrado un sobre en el suelo. Ilusionada por si era carta de un admirador anónimo, de esos que aman en soledad, son tímidos y beben los vientos por su enamorada, en silencio (como se sufren las hemorroides, decía un anuncio de la tele)

Llevé el sobre a la salita, puse a Pascualita en el broche para que participara conmigo de ésta ilusión que, sin comerlo ni beberlo, había hecho mella en mi. Saboreamos un chinchón entre las dos. Me senté, abrí el sobre con mano temblorosa a causa de mi nerviosismo y ... Por poco me da un soponcio cuando mi gozo cayó en un pozo sin fondo porque no había ninguna carta ardiente, ni romántica, ni ná de ná. Era un multa, pura y dura, que me puso Bedulio "por salir a la calle en tiempos de enclaustramiento casero"

¡¡¡LA MADRE QUE LO PARIÓ!!!

- ¿Se puede ser más rastrero, Pascualita? - Pregunté loca de rabia. - ¡Esto es una venganza por amenazarlo con una visión a los pies de su cama! ¡¡¡Abuelitoooooo, esto no puede quedar así. Quiero sangreeeeee!!!

Mi primer abuelito bajó de la lámpara de la salita para sentarse a mi lado. - ¡Dale tal susto que necesite Dodotis! - Dijo que no con la cabeza. - ¿Cómo que no? Le dan mucho miedo los fantasmas. No te costará nada. - Pero el abuelito siguió negando. - ¿No me quieres ayudar a vengarme? - Entonces dijo sí. - ¿Cómo quedamos? - Tráelo aquí y le daré un susto tras otro...(dijo mi primer abuelito) - ¡Imposible! No vendrá.

Resulta que los fantasmas viven donde murieron. No pueden trasladarse a otro sitio. ¡Pues vaya faena!

Llamé al Municipal: - Dice que no quiere ponerse, señorita (me dijo un compañero suyo) - Dígale que, o se pone, o voy a verlo con  mi abuelito. - Dice que acaba de irse, señorita. - Nada. No hubo manera de hablar con él.

Los nervios hicieron que me bebiera media botella de chinchón sin darme cuenta. Lo noté cuando vi la  cara roja de Pascualita. - Nos hemos... ¡hip!... pasado, Pescadilla..., no... estooooo...  Pascua... lita... ¡hip! 

martes, 17 de marzo de 2020

Tercer día de Me quedo en casa.

Es el tercer día de todos los que nos quedan por pasar en casa. Enclaustrada. cosa que, ni está bien ni está mal si no fuera porque la Cotilla no se mueve de mi vera. - ¡Echese pallá, que me contagia!

No para de llorar y acordarse de los 3.000 euros que le clavó Bedulio, por pasearse dice ella pero, para mi que hubo otros motivos, además de ese.

Esta tarde, a las ocho, puse a Pascualita en plan broche y salimos al balcón para aplaudir la labor de los Sanitarios que luchan contra el coronavirus de las narices. Quería que la sirena lo viera porque es muy emotivo.

Mientras aplaudía junto con la gran mayoría de los vecinos de la calle, vi pasar a Bedulio en el coche patrulla y le llamé. Con el estruendo de los aplausos, no me oyó y grité más fuerte abalanzándome sobre la barandilla. Estaba tan empeñada en que me contará la realidad del episodio de la multa a la Cotilla que, sin pensar en el peligro que corría, me incliné más..., más ..., más y... ¡PATAPAM!

Afortunadamente cai sobre una rama larga. No la habían podado cuando tocaba y me salvó la vida. Pascualita, en cambio, siguió cayendo hasta aterrizar en la cabeza de un hombre que, al ver patrullar a los Municipales, salió corriendo.

La rama que amortiguó mi caida se fue inclinando hasta que las manos me patinaron y seguí el camino de Pascualita cayendo sobre el tipo al que la sirena estaba dejando calvo a la velocidad del rayo.

Bedulio y un compañero se acercaron ¡Por fin había logrado mi objetivo! - ¿Están vivos? (preguntó temeroso) - Creo que sí... ¿has visto a éste? parece que lo han pelado a mordiscos. - Bedulio no dijo nada porque recordó que una vez el también "lució" ese corte.

Mientras con una mano tiraba de la sirena y la metía en el escote, con la otra llamaba al Municipal. El compañero le empujó: - Esta mujer quiere decirte sus últimas palabras... Que bonito... ¡snif!...-  Acercó Bedulio su oreja a mi boca y en un susurro, para nada agónico, le dije: O me cuentas por qué multaste a la Cotilla, o ésta noche... te saldré a los pies de tu cama...

Nunca había visto al Municipal correr tanto.

lunes, 16 de marzo de 2020

La Cotilla está en un aprieto.


- ¡Esto no hay quien lo aguante! La Cotilla no deja de llorar y, para remate, a montado un altar en la salita, a pesar de mi prohibición, en la que ha metido las fotos de el Presidente del Gobierno, el Ministro de Sanidad y la de Bedulio rodeados de velas ¡negras!

- Cotilla, ya está usted desmontando este tinglado. - ¡Es un altar! a ver si aprendes a hablar con propiedad, boba de Coria. - ¡Sobretodo quite esas velas negras que dan mal fario! - ¡No pienso hacerlo hasta que me quiten a mi la multa que recibí por salir a pasear!

- Está prohibido. - A mi nadie me ha dicho nada. - ¡Lo dicen en la tele todo el rato! - Pero A MI no me lo han dicho. ¿Me han llamado por teléfono? NO. ¿Me han mandado una circular? TAMPOCO. En éste caso no tengo porque saberlo porque soy una persona muy ocupada, resolviendo cómo llegar a fin de mes y no puedo pasarme todo el santo día delante del televisor.

Y toda cargada de su razón, dio medida vuelta y se fue a la calle. Media hora después éstaba de vuelta arrastrando un carrito del súper cargado de paquetes.

Antes de que yo abriera la boca para protestar, la Cotilla dijo que en cuanto lo descargara, se lo llevaría. Así fue. Y yo aproveché para ver que contenían los paquetes.

- ¡Cotilla! ¿de dónde ha sacado tantas mascarillas? - Había un coche abandonado, con la puerta abierta, con estos paquetes. ¿Preferirías que se los llevara un cualquiera para venderlos de estraperlo? Que poca categoría tienes como persona. - ¡¡¡Oiga!!!

Sonó el teléfono. Era el señor Li. - Boba de Colia ¿estal Cotilla aquí? - Sí. - Yo venil ha hacel shusi con tlipas de Cotilla. - ¿Tlipas? ¿Qué es eso?... ¡¿Tripas?! - Si. Ella lobal paquetes de mascalillas que chinos legalal a policias Municipales. Bedulio los espela. Pol eso yo matal, pical y cocinal Cotilla. - Y colgó.

Corrí a avisarla. Su cara se puso blanca, roja, amarilla, violeta... en fin, toda una gama de colores. - Cuando salía por la puerta, huyendo, se volvió para darme las gracias. - ¿Por qué? - Por haberme avisado, nena... - Ah, no ha sido por eso. Es que si la matan en casa, me dejarán el piso hecho un asco entre sangre e higadillos y no tengo ganas de trabajar.

Pascualita y yo la vimos correr hacia una esquina mientras, por otra, aparecía el señor Li portando una espada en cada mano. Por un pelo no se vieron ¡Que cosas! - ¿Brindamos con chinchón por habernos librado de una árdua faena? - La sirena no se hizo de rogar.


domingo, 15 de marzo de 2020

Cotilla insolidaria.

- Aíslada en una isla... Así estoy desde que en España se ha decretado el Estado de Alarma. Nunca había oído semejante título. Hay que ver la sorpresas que nos ofrece la vida. Por ejemplo, Pascualita, quién te iba a decir a ti que un día saldrías de tu eterno hábitat y pasarías, de momento, ¡ocho años en mi casa!

- Pues  aquí estamos, bonita (es un decir) desde que el Presidente del Gobierno nos mandó encerrarnos en nuestras casas para ganarle la partida al maldito coronavirus. Desde ese momento, mi casa se convirtió en una isla dentro de la isla de Mallorca, ¡mejor sitio, imposible!Y aquí seguiré, solidarizándome con los profesionales de la medicina, para evitar infectar o que me infecten. ¿Qué te parece, Pascualita?

La sirena, que cuando quiere sabe de que le hablo, hizo la señal de OK con sus deditos palmeados y luego se dedicó a tirarme buchitos de agua envenenada, con muy mala idea.

Lo malo de las islas, la de las novelas de piratas caribeños sobretodo, es que, de vez en cuando, tienen visitas no deseadas como me pasa a mi con la Cotilla que, además, entra y sale de casa cuando le da la gana.

Hasta el abuelito primero le pone mala cara cuando la ve llegar: - ¡No se me arrime, insolidaria, egoísta, mala persona! - Eh, eh, eh. que yo vengo de trabajar. (dice la muy sinvergüenza)

Esta mañana, como hacía buen día, se ha ido a pasear por la playa para ver de desvalijar a los turistas que se encuentre. ¡Y ha venido llorando a moco tendido!

- ¿Qué le ha pasado, Cotilla? - le he preguntado desde la cocina, con la puerta entornada y un trapo delante de la boca. - ¡Ha sido Beduliooooo...! ¡buaaaaa! ¡Me ha llevado a la ruínaaaaaa! ¡con lo pobre que sooooooy y lo poco que cobro de pensión... ¡buaaa! ¡Me ha puesto una multa de ¡¡¡3000 EUROS!!! - ¿Qué me dice, Cotilla? ¿La ha pillado robando? - ¡Noooooo. Me ha pillado ¡PASEANDOOOOOO! - Esto le pasa por listilla e insolidaria ¡¡¡Ajo y agua, Cotilla!!!


sábado, 14 de marzo de 2020

Lo que tengo que aguantar.

El Presidente de España ha dicho que nada de ir zascandileando por ahí. ¡Todos a casita que el coronavirus de las narices es muy puñetero y tenemos que cargárnoslo entre todos, Pascualita incluída!

- ¡¿Cómo voy a encontrar novio así?! Es imposible. He llamado  a la abuela y se lo he dicho para que vea que me están poniendo difícil lo de fabricar un bisnieto para ella. - ¡Hasta el Gobierno se me pone en contra!

A través de teléfono he oído que el abuelito me defendía. - La nena tiene razón, pobrecita. Si hubiesen ganado los míos otro gallo le cantaría y... - "¡¿Los tuyos?! ¡Ya estuvieron y no he visto al bisnieto por ninguna parte. Bastante atareados estaban llenándose los bolsillos!" - Chist... baja la voz que van a oírte los vecinos y ellos, que son gente de bien, no saben que eres de la cáscara amarga... cariño. -  "¿Y qué?" (cuando la abuela se pone chula hay que temerle) - Es que yo les dije que eras... de nuestra cuerda, siendo recién casados... - ¡¡¡¿QUÉ?!!!

La cosa se ponía fea y me despedí a la francesa, colgando el teléfono sin decir ni pío.

De repente me di cuenta de que iba a pasar dos semanitas sola. Libre de abuelitos y Cotilla. ¡Que placer más grande! - Saqué a Pascualita del acuario, la junté con Pepe la cabeza jibarizada y me dispuse a contarles mi vida de Pe a Pa.

Iba por las primeras contracciones de mi madre cuando se abrió la puerta de la calle. - ¡Avemariapurísimaaaa! - ¡Cotilla! ¿Qué hace aquí? - Vengo a pasar la cuarentena ¿No querrás que la pase en la calle? - ¿Por qué no en su piso? - ¡Noooooo! Es para alquilar a turistas. - Pero ahora está vacío... - Te importará a ti mucho cómo esté. - ¡Oiga! - Soy una persona de riesgo sumarísimo, por mi edad, ante el coronavirus. Por lo tanto tienes que acogerme jejejejejejeje

Con Pascualita escondida en un bolsillo de mi bata y Pepe en el otro, fui hasta el comedor para dejar a la sirena en el acuario y al llavero en su estantería de la cocina. - ¡Maldita sea! Con la ilusión que me hacía quedarme sola.

A media noche, cuando me estaba durmiendo, escuché la puerta de la calle. Pregunté: - ¿Cotilla? ¿A dónde va? - A trapichear. boba de Coria. - ¡No puede! ¡Cogerá el virus y me lo pegará a mi! - No caerá esa breva jajajajajajajaja - ¡¡¡Llamaré a Bedulio para que la detenga!!! - Si sabe que eres tú, saldrá corriendo para el lado contrario... ¡Hasta luego, Blancaflor! - Y se fue tan pancha...





viernes, 13 de marzo de 2020

¡Y ahora un altar!

¡Menudo negocio ha hecho la puñetera Cotilla con los rollos de papel de váter! Los ha vendido a precio de oro.

Y yo no le he sacado los colores diciéndole que los había robado porque me ha dado una comisión, pequeña, por tenerlos en mi casa. Ahora pienso que no lo ha hecho por gratitud sino por hacérme cómplice de su fechoría...

Pascualita me mira mientras paseo, arriba y abajo, del comedor. Estoy intranquila porque presiento que voy a pagar las consecuencias del trapicheo de la vecina... Muy barata le he salido.

- ¡Están llamando a la puerta! ¡¡¡La aporrean!!! Será Bedulio... Ay, ésta vez me enchiqueran. Cuando coja por banda a la Cotilla me va a oìr.

No me ha quedado más remedio que abrir la puerta antes de que la derriben. En el rellano y en la escalera, entre vecinos y desconocidos, había bastante gente. Al verme, se ha hecho el silencio. Por más que he estirado el cuello para buscar al Municipal no lo he encontrado. - ¡Eh, boba de Coria! ¡Despierta! ¡¡¡Quiero tres paquetes!!!

Quien me ha llamado Boba de Coria ha sido una mujer desconocida. - ¡Oiga, un respeto, señora! - La Cotilla nos ha dicho que se llama así. Y no tengo todo el día para perderlo tontamente. - Y empezó el guirigay.

Todo el mundo quería paquetes de papel de váter. Llegó un momento en que no daba abasto, entonces me empujaron, tiraron al suelo y entraron en casa en busca "del tesoro" Entraron en tropel y salieron igual. Cuando todo hubo pasado encontré todo el dinero de la venta emcima de la mesa del comedor.

Al llegar la Cotilla se lo comenté: - Que gente más honrada... no como una que yo me sé. - No se dio por aludida. - Lo digo por usted... - ¿Qué comeremos hoy? - Porque el papel lo robó... - Tengo que acordarme de traer velas para montar un altar. - Es una ladrona... ¡¿Para quién es el altar?! - Son tantos y tan importante los de mi gremio que necesitan una ayudita divina... - ¡¡¡Ni se le ocurra!!! - Las testas coronadas no lo necesitan pero una vela encendida no hace daño a nadie. - ¡¡¡QUE NO, COTILLA. QUE NOOOOOOO!!!

jueves, 12 de marzo de 2020

La Cotilla tiene un negocio entre manos.

Me ha despertado el contínuo ir y venir de pasos en mi propia casa. Atontada aún por haber sido sacada de un bonito sueño contra mi voluntad, pensé que mi primer abuelito había bajado de la lámpara en la que estuviera subido, para darse unos paseos pisando el suelo para recordar sus años en los que no era un fantasma.

Me quedé tranquila y traspuesta hasta que un golpe me trajo, de nuevo, al mundo real. Y ésta vez sentí miedo. ¿Quién estaba en casa? ¿ladrones? ¡Claro, solo podían ser ladrones!

Pensé en Pascualita y en lo lejos que estaba de mi, allí en su acuario del comedor. Y ella era mi arma de destrucción masiva para defenderme del, o los, intrusos.

No me quedó más remedio que armarme de valor y, descalza, para no hacer ruído, ir a buscarla. Estuve a punto de gritar. Las baldosas estaban heladas. Menos mal que otra sucesión de pasos como los anteriores, me dejaron muda.

Me adentré en la oscuridad del pasillo tanteando las paredes. Una rendija de luz bajo la puerta de la cocina, me avisó de que allí había alguien.  - ¡Oh, oh...! (pensé y a punto estuve de dar media vuelta, meterme en la cama y taparme hasta la cabeza)

Y entonces ¡la puerta se abrió de golpe! - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAH!!! (grité yo) - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAH!!! (gritó la Cotilla)

Desde la entrada hasta el comedor, pasando por la salita y el antiguo cuarto de la abuela, todo estaba lleno hasta arriba, de paquetes de papel higiénico. - ¿De dónde ha salido todo esto, Cotilla? - Ya ves tú que cosas..., de un camión abandonado...

Ay, Cotilla ¿y qué comprará la gente, mañana, en Mercadona?



miércoles, 11 de marzo de 2020

Papel higiénico.

La abuela ha mandado a Geooorge a traerme un extraño artilugio: un alambre. Está torcido de tal manera que forma una figura extraña: en la parte de arriba hace un lazo (sitio que sirve para colgar el alambre de una alcayata, me ha dicho) y la parte de abajo acaba formando un gancho.

También ha traído el inglés unas hojas de periódico cortadas hasta lograr un tamaño cuartilla. - ¿Qué es todo ésto, Geoooorge? - Mi no saber. Madame decir que yo poner en baño tuyo. - ¿Y lo del periódico?. - Madame decir que clavar papeles a gancho... así ¡Mirar! - Vale ¿y ahora, qué? - Madame decir también que tu preguntar eso y yo tener que decir a boba de Coria: Papel junto a váter servir paraaaa...

Geoooorge me miraba intensamente mientras mi cerebro procesaba los datos que me había dado... Finalmente, me dijo: - Mientras tu romper cabeza, mi tomar té. - Y me dejó con mi galimatías.

Acabé llamando a la abuela cuando el mayordomo iba por la tercera taza. No sé como éste hombre puede tomar tanta agua caliente.

- ¿De qué va el juego, abuela? - "¡Sabía que no lo acertarías jajajajajajaja!" - ¿Me lo vas a decir? (me estaba empezando a cansar de jueguecito)

La abuela no podía hablarme, solo reía y reía como una loca. Acabé gritándole. - ¿El abuelito sabe el resultado? - "¡Claro! y la Momia también!" - ¿Ah, sí? - Entonces tuve un presentimiento. - ¿Y Pascualita... - ¡¡¡También!!! jajajajajajajaja

No pude consentir que la medio sardina supiera algo que yo no llegaba a entender. - Te haré unas preguntas... - "Vale" jajajajajajaja - ¿Es una cosa que inventaron los antiguos egipcios? - ¡¡¡SEGUROOOOO!!! jajajajajajajaja...

En éstas estábamos cuando entró la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa. - y corrió al cuarto de baño. - ¡Aaaaaaaaaaaaaayyyyy, que no llegooooo! - Y desde dentro, gritó: - ¡¡¡Veo que no has encontrado papel de váter en Mercadona, boba de Coria!!!

martes, 10 de marzo de 2020

Pánico egoísta.

- ¡Aaaaaaayyyyyy, Pascualita, que pereza más grande tener que ir a la compraaaaaaa! Y eso que hace buen día pero eso de tirar del carro de la compra no va conmigo. Desde que tengo una abuela rica considero humillante hacer un trabajo que antes hacían los burros pero como no tengo mayordomo, ni comida en la nevera, no me queda más remedio que salir a la calle con el dichoso carrito.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - ¿Con quién hablas, boba de Coria? - Con Pascu... conmigo misma, Cotilla. - ¡Mentira cochina! ¡Estás liada con Pascual a espaldas de tu abuela ¿Te parece bonito? - No tengo opinión en éste tema... - ¿Lo que no tienes es vergüenza? - Esto me recuerda que tampoco tengo patatas, ni latas de fabada asturiana, ni ná de ná. Me voy al súper.

Dejé a la Cotilla con la palabra en la boca y toda la casa para ella, para que buscase al dichoso y ficticio Pascual ... ¡mira que si lo encuentra!

Del supermercado habían desaparecido un montón de cosas de las estanterías. En las cajas estaban los carros atestados de productos como si se acabara el mundo. Pregunté a una mujer que se llevaba aceite para un año: - ¿Qué fiesta es mañana? - ¡¿No me diga que mañana estará cerrado el súper?! ¡¡¡NO ME LO DIGA, NO ME LO DIGAAAAAAAAAAA!!! - Y le dio un ataque de ansiedad.

La gente de las colas dejó los carros y corrió a por más provisiones: - ¡¡¡Han dicho que mañana estará cerrado!!!

Los ataques de ansiedad se multiplicaron. La gente pisaba a quienes caían al suelo mientras corrían en busca de lo poco que ya quedaba por vender. Alguien gritó - ¡Queda una caja de kleenex! - ¡¡¡ME LA LLEVOOOOOOOOOOOOO!!! - Y siete personas se lanzaron a por ella.

Mientras yo miraba, asombrada, estos episodios de pánico egoísta, una mujer se llevó a Pascualita, que iba en plan broche en mi solapa, mientras le gritaba a la pobre cajera: ¡¡¡Apunta en la cuenta una sardina!!! - Fui a por ella sin pensarlo y de un manotazo se la quité: ¡Y se armó la de San Quintín! mientras, la sirena iba de mi mano a la de la histérica. La cajera sumaba e, inmediatamente, restaba hasta que la registradora empezó a echar humo y, de repente, ¡estalló!

lunes, 9 de marzo de 2020

El regalo de la Cotilla.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Me he encontrado a tu abuela y me ha puesto la cabeza como un bombo: que si plato de ducha por aquí, que si plato de ducha por allá ¡Menuda matraca! ¿tú sabes de qué va ésto del plato?

- Que ha quitado las bañeras de la Torre del Paseo Marítimo para poner platos. - ¡¿Qué me dices, boba de Coria?! - Lo que oye. Y están todos encantados... Ya me gustaría a mi hacer lo mismo (en mi voz sonó un poco de rencor y otro poco de envidia) - Ya te tocará la Primitiva, mujer jijijijijiji

La Cotilla se preparó para irse - Me voy corriendo que se me hecha encima la hora de "limpiar" los cepillos de las iglesias del barrio C. - ¿Qué barrio es ese? - Una clave que solo conozco yo. Sé los días que en tal sitio han cundido más las limosna, porque eso va por barrios y para que no delatarme un día que el chinchón se me sube a la cabeza, les póngo letras que no coincidan con su nombre real.

- ¡Menuda memoria tiene usted! Yo ya me habría liado. - Por eso yo tengo un piso que alquilo a turistas y tú no. - Eso ha sido un golpe bajo (me chirriaban los dientes de rabia) y encima tengo que aguantar sus ruídos.

Me senté con Pascualita. - Que vida más perra tengo... ¡snif!...  Sin novio, ni amante, ni perrito que me ladre. Solo te tengo a ti y a Pepe ¡ya ves tu que cuadro!... ¡snif!... Nadie piensa nunca en mi... ¡snif!...

Después de quejarme a gusto me quedé dormida... Y me dieron las tantas de la tarde. Cuando desperté, sobre mi falda había una nota que decía: Roncas más que un fuelle viejo. Para que no digas que nunca te regalo nada, y como ahora me van bien las cosas, te he hecho un regalo. Dudaba entre una botella de chinchón o "¡UN PLATO DE DUCHAAAAAAA!" Ya me contarás si te ha gustado... Por cierto, había un bicho asqueroso en el sofá, a tu lado. Lo he tirado al váter. ¡De nada!

Salí disparada para el cuarto de baño. La sirena estaba comatosa por culpa del agua dulce. Tuve que hacerle el boca a boca ¡siempre me toca a mi! Poco a poco volvió a la vida, entonces me acordé del regalo de la Cotilla y abrí las cortinas de plástico de un tirón Y allí estaba, dentro de la bañera, ¡¡¡UN PLATO SOPERO!!! ¡La madre que parió a la Cotilla!



domingo, 8 de marzo de 2020

Día de la Mujer Trabajadora.

La abuela ha llegado a casa cuando todavía no habían puesto las calles. Y no es eso lo peor sino que ha venido directa a despertarme. Le ha costado sacarme del profundo hoyo del sueño plácido y hondo en el que estaba sumida.

Ha tenido que ser el conjunto de sus gritos y los porrazos de los vecinos a mi puerta quejándose del jaleo, lo que ha hecho que fuera pasando de un estadio de sueño a otro hasta llegar al punto en que no me ha quedado otra que abrir los ojos. - ¿Eh... qué pasa...? - "¡Me río yo de los lirones! Les das sopas con honda." - ¿Para esto me has... despertado...? - "Me quedo a dormir aquí"

Dijo la frase con tanto aplomo que me erizó los pelos de la nuca. - ¿Que ha querido decir con ese "aquí"? ¿Acaso será para toda la vida? No me encuentro en condiciones para aguantarla tanto tiempo. - Todo ésto lo pensé mientras ella se marchaba a su antiguo cuarto. . Por eso no tuve más remedio que levantarme e ir a interrogarla.

- Estoooo... ¿Por qué te quedas "aquí", abuela? - "Para salir temprano por la mañana y patear Palma" - ¿Estás de antojos? - "Quiero ver el ambiente. Escuchar los comentarios. No perderme nada de nada. Y ¡mira que cosa más bonita le he hecho a Pascualita!"

De su bolso sacó un pequeño pañuelo lila de tres picos. - "Se lo pondré en la cabeza. Estará chulísima" - ¿Vais a una fiesta.? - "¡Es el Día de la Mujer Trabajadora, boba de Coria!" - ¡Pero si tu no trabajas! - "Ahora no porque soy rica pero saldré a la calle por todas mis hermanas. Y Pascualita conmigo"

Mientras hablaba le puso el pañuelito y me dió un escalofrío viéndola con ese color blanco-violáceo de su piel, que pegaba muy bien con el lila. Por supuesto, no dije nada ¡Dios me libre!

- "Te llamaré temprano para ir preparándonos. Saldremos las tres más la Cotilla"

Y eso hemos hecho después de desayunar, tan ricamente, las ensaimadas recién salidas del horno con el cola cao. Contentas, caminando bajo un sol primaveral hemos ido a la Plaza de España donde nos esperaban Andresito, Geooooooorge y Bedulio. Más tarde, codo con codo, pedimos la igualdad entre hombres y mujeres ... sirenas incluídas y ¡NI UN FEMINICIDIO MÁS!

sábado, 7 de marzo de 2020

¡Egoísta!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! He descubierto que se interpretar los sueños, boba de Coria ¿Quiéres que interprete los tuyos? - Bueno... - Serán cincuenta euros: - ¿Perdón? - Si encima te haces la sorda, son veinte más. - Cotilla, no me diga que piensa cobrarme ¡a mi! que le doy de comer todos los días... - Eh, eh, eh, mira que te gusta exagerar ¿Acaso no he ido dos o tres veces al comedor social? - ¡Que cara más dura! - Bueno, qué ¿me das los cincuenta euros si o no?

No le hice ni puñetero caso, además no tenía cincuenta euros. Esta mujer siempre se las apaña para  llegar a fin de mes con los bolsillos llenos y ahora, además, hace negocio con su piso, que no emplea porque siempre está en mi casa, sin importarle el dineral que va a costarle a la Seguridad Social la de cajas de Ibuprofeno y Aspirinas que tendrán que recetarnos a los vecinos. Debe ser la jubilada de pensión escasa más rica de España.

Pascualita no puede con ella, tal vez porque le enseñamos, desde el día que nos conocimos, que tiene que esconderse cuando la Cotilla entra en casa. Por eso, cada vez que se le ha puesto a tiro, no se ha privado de morderla a gusto.

Al pensar en la sirena me ha venido una idea a la cabeza. Le contaré un sueño que bien podría tener Pascualita, como si fuera mío. Y acordándome de su afición al trapicheo le ofrecí comer fabada y perdices escabechadas, todo de bote.

Ví como la boca se le hacía agua... - Cotilla, a cambio, no me cobrará nada por interpretar mi sueño. - Toció el gesto, remugó un poco pero, al final, dió su brazo a torcer. Y empecé a contarle: - Veo sardinas con plumas de marabú en la cabeza, surcando el mar mientras los delfines las persiguen para pedirles un autógrafo. En las simas más profundas del mar hay una botella vacía, de chinchón, que un día tiró la abuela, y un intrépido rayo de sol que bajó a fisgar en aquella oscuridad eterna, se reflejó en el cristal inundando de luz aquel lugar. Fue solo un instante pero cambió la vida de la fauna que vive allí abajo. Desde entonces todos llevan gafas...

- ¿Ya está?... ¿No podrías soñar cosas más normales? - ¿Cómo caer por un tubo que, cuanto más cerca estoy de la salida, más se estrecha? - ¡Algo así! - Pues no.

 La Cotilla estuvo reflexionando un buen rato. al final, dijo... : Esto quiere decir que cuando estabas en el vientre de tu madre querías ser pez... Siempre he dicho que eres un poco rara... - ¡¿Ya está?! - ¿Qué más quiéres por dos botes de comida compartida?

Fui al comedor y dije a Pascualita: - Tírale agua envenenada cuando pase por tu lado. - Después pedí a la Cotilla que fuera encendiendo el televisor para ver a la Esteban. Dudé que Pascualita me entendiera pero el alarido y las carreras, saltos, llantos, crujir de dientes... me confirmó que sí lo había hecho.

viernes, 6 de marzo de 2020

La Cotilla y sus negocios.

Han llegado vecinos nuevos a la finca. Me han dicho que son extranjeros y, según la Cotilla, bastante guapetes. Todavía no los he visto y me muero de curiosidad.

Mientras desayunábamos ha empezado a sonar una música estridente, a todo volúmen y solo eran las ocho de la mañana. Del susto Pascualita se ha caído dentro del tazón de cola cao y yo por poco me caigo de la silla. Pensé luego que el primer abuelito nos estaba gastando una broma sin ninguna gracia, pero qué se puede esperar de un fantasma. Y le llamé: - ¡Ya vale, abuelito, que los vecinos me echarán del edificio!

Se apareció, tapándose las orejas con las manos. - ¿No has sido tú?...  - Corrí a la salita. La tele estaba apagada. Cuado me convencí que la escandalera no era de mi casa, me asomé al rellano de la escalera y fue como estar en un concierto Punk con los decibelios pasados de rosca.

Alguien me tocó el hombro y giré en redondo. Era Bedulio que había subido en ascensor y me decía, por señas, que bajara el volúmen de la radio. - ¡¡¡No soy yo!!! - Entonces me gritó al oído: - ¡¡¡Los vecinos dicen que eres tú!!!

Me enfurecí, le di una patada en la espinilla y entré en casa cerrando la puerta tras de mi, mientras el Municipal gritaba de dolor aunque nadie podía escucharle.

Cuando vino la Cotilla para ver qué había de comer, la música seguí a tope. A gritos le dije el menú: - ¡¡¡Una tortilla de aspirinas y un vaso de agua!!! - Dijo que para eso se iba a comer al Comedor Social del barrio. Antes de que que saliera le pregunté en qué piso vivían los nuevos vecinos. - ¡¡¡En el cuarto!!! - ¡¡¡Subiré a llamarles la tención porque, seguro que son ellos quienes... Un momento, Cotilla. El cuarto es su piso!!! - ¡¡¡Sí, lo he convertido en PISO VACACIONAL!!! - ¡¡¡LA MADRE QUE LA PARIO!!!

jueves, 5 de marzo de 2020

¡Sesenta y cinco millones de euros!

Andresito ha venido acompañado de Geooorge. Traía muy mala cara. Estaba desencajado y tenía mal color, muy parecido al de la piel de Pascualita, así que daba un poco de repelús. - Ay, nena (se lamentó cuando me acerqué a él) ¡Quita, quita! (me echó cuando intenté besarlo castamente) ¡¿Quiéres que coja el Coronavirus?!

Todo esto me soltó en una sola parrafada. - Perdona, pero si otros pueden besar manos y pies de Cristos y Vírgenes sin miedo al contagio ¿por qué no nos podemos besar nosotros? - Me miró de arriba abajo y soltó... - ¿Eres un Cristo? ¿Eres una Virgen? - Eh, eh, eh. preguntas personales no, abuelito.

El caso es que venía a pedir asilo familiar, por eso Geoooorge trajinaba una maleta que tenía pinta de pesar mucho. - ¿Te vas de viaje? - ¿Dónde voy a ir con el dichoso virus invadiendo países? ¡Me quedo aquí! - ¿En Palma? - En tu casa, alma de cántaro. - Y sin más preámbulos, ordenó a su mayordomo que deshiciera el quipaje que portaba y colocara su ropa y sus trasto: - En el cuarto de soltera de madame (dijo el tío... o sea, mi segundo abuelito)

¿Quién le había dado persmiso? Yo, desde luego, no... o no recuerdo haberlo hecho. Entonces me asaltó una idea aterradora. - Abuelito... ¿tienes el Coronavirus? - ¡No! - ¿La abuela entonces? - ¡No! - ¿La bisabuelastra?... ¿Los cubanitos culito-respingones?... - ¡¡¡NADIE TIENE ESE VIRUS EN MI CASA, COÑE!!! Somos gente de alcurnia, no curritos de a pie.

- Entonces ¿por qué estás aquí? - La prensa contraria dice que el rey Emérito le regaló a Corina, sesenta y cinco millones de euros. - ¡¡¡JOPÉ!!! ¡Yo quiero un novio tan rumboso como ese! ¿Dónde hay que firmar?

- Que interesada eres, nena. Como si en la vida todo fuera ¡dinero, dinero, dinero! Noooo. Hay otras cosas importantes...El honor, por ejemplo...  - Pero eso no se come...- No tienes remedio y yo tengo bastante con mis preocupaciones... - ¿Por ejemplo? - Que se publique la lista de los que cobramos comisiones por el Ave de los árabes... - ¡¡¡¿Cómo el Emérito?!!! - Sí... pero menos... claro.

Cinco minutos después y al grito de ¡¡¡TOMA HONOR!!!, la maleta y todo lo que contenía, salieron volando por el balcón mientras Geooorge corría escaleras abajo para intentar recuperarlo todo. Al llegar a la calle escuchó el alarido de Andresito cuando Pascualita le clavó los dientes en una oreja y yo tuve que arrancarla de allí con un fuerte tirón. Ahora, el que camina de lado es él.


miércoles, 4 de marzo de 2020

Si la envidia fuera tiña...

Además de chafardera, la Cotilla es una envidiosa compulsiva. Ha sido entrar en casa, verme andar de lado y decir: - ¿Cúando te has hecho "eso"? (señalando mi teta descomunal) - Anoche... - ¡¿Y cómo fue?! - Pues..., no lo sé. De repente me vi así. - Hoy dormiré contigo - ¡Sí, hombre!

Quiere, a toda costa, tener una pechera como la mía. - Entera, pero. - ¡Está loca! Duele mucho. - Para presumir hay que sufrir, boba de Coria. - Pero no tanto... Yo no lo quería... - ¡Yo sí! - ¿Para qué, Cotilla? - Ahora llega la Primavera, que la sangre altera y una buena delantera siempre ayuda si quieres quemar tus últimos cartuchos. - Ah, sí... ¿se va la las Fallas? - ¿Qué dices? .- Como habla de cartuchos...  - Cartuchos sexuales, jodía, que es que hay que  explicártelo todo. - ¡Pero si ya cumplió los cien años...! - Que tendrá que ver la velocidad con el tocino, alma de cántaro...

No me he podido quitar estas palabras de la cabeza. ¿Qué les pasa a las mujeres de hoy en día que, hasta la Cotilla, tan conservadora ella, no se ha jubilado aún del fornicio? Lo he analizado con Pascualita y Pepe, ambos colocados en el frutero de la cocina.

- ¿Os parece normal ésto? Si nació cuando la caída del Imperio Romano por lo menos. - Los ojos de pez de la sirena me miraron con toda la indiferencia del mundo. - ¿Tú qué dices, Pepe? - No  dijo nada porque es muy pudoroso y no se encuentra cómodo hablando de sexualidad con mujeres... a no ser que, en vida, fuera mujer pudorosa y no le agradara hablar de éstas cosas.

- ¿Créeis que, a su edad, puede ligar? Espero que no ¿cómo quedaría yo si una centenaria me diera sopas con honda en sexo? Tendría que emigrar de Mallorca porque sería incapáz de soportar las guasas de la abuela. Así que, Pascualita, ni se te ocurra moderle una teta a la Cotilla o te arranco las escamas, una a una ¿entendido?

Por toda respuesta, la sirena mordió una manzana y me escupió el trozo a la cara, después me enseñó los dientes en una sonrisa terrorífica.

martes, 3 de marzo de 2020

No estamos solos...

Aparte del ánima de mi primer abuelito, en mi casa hay alguien más y no me refiero ni a Pascualita, ni a Pepe, ni a mi. Eso no lo sabe ni Bedulio ni nadie pero ... a mi me da miedo.

Esta noche lo he comprobado una vez más cuando, de madrugada, me he levantado para ir al baño. Pero antes he ido a por la sirena para tener al lado a quién me defienda.

Se ha puesta hecha un basilisco la media sardina porque he roto su sueño. Se que fastidia pero está en  mi casa y no hace nada de nada. Decidí que debía empezar a ganarse el pienso para peces que le compro a pesar de mi escueto sueldo.

Dormía flotando en su acuario cuando la cogí suavemente y antes de que se diera cuenta, ya estaba metida en su primera pecera que guardo desde hace años.

Abrió los ojos de pez y al verme se le erizaron los pelo-algas a la jodía. Me la llevé al cuarto de baño mientras iba apagando las luces que había encendido para llegar al comedor. Al entrar en el baño crujió un mueble... ¿por qué si nadie lo tocaba? De pronto, me di cuenta de que también había apagado la luz del pasillo que lleva a mi cuarto. - ¡¡¡No, no, no, no, nooooooo!!!

No me quedó otra que atravesar, pecera en mano, el pasillo hasta el siguiente interruptor. Pascualita estaba fuera sí, lanzando mordicos a troche y moche. - ¡Quieta... puñetera! ¿Abuelito... estás... aquí? -
Una ténue luz lo iluminó. Estaba encaramado a uno de los apliques del pasillo. Esa claridad duró medio segundo y volví a quedar a oscuras.

Sentí que alguien, a mi espalda, me seguía. Incluso sentí su aliento en la nuca. Entonce ¡¡¡CORRÍ PARA SALVAR MI VIDAAAAAAA!!!. Entré en mi cuarto, lo cerré de un portazo y de un salto me metí en la cama... y toda el agua de la pecera se desparramó sobre mi y la sirena se perdía entre las arrugas del pijama mientras oía, estremecida, como sus dientes chocaban unos contra otros hasta ¡me mordió!... Ahora tengo un pecho enoooorme y ando de lado...

lunes, 2 de marzo de 2020

¡Menudo despertar!

Un grito desgarrador ha roto el silencio de una tarde lluviosa y me he despertado golpe, con lo mal que sienta eso, mientras el frío de la muerte se instalaba en mi corazón.

¡Que momento más terrible! Solo una cosa me aliviaba y era haber podido escapar de una situación incómoda en la que estuve un rato que no se lo deseo nadie.

En el telediario habían anunciado la llegada de otra tormenta tropical, con fortísimas rachas de viento de esas que se llevan todo lo que encuentran a su paso y en este caso, se me llevó ¡a mi! como si fuese la Dorita de la película del Mago de Hoz.

El torbellino me arrastró entre vueltas de campana hasta que perdí la noción del tiempo y del lugar. Cuando todo terminó abrí los ojos aliviada, sensación que duró ná y menos porque, unos metros por debajo de mi ¡un cura decía misa!

Me costó un poco darme cuenta de que estaba en el techo de una iglesia, estampada en la pared de la bóveda en plan pintura al fresco, representando a un personaje bíblico. Quise frotarme los ojos pero me fue imposible. Recordé mi vértigo...

Después de oír unas cuantas misas estuve más atenta a los cepillos de la iglesia, por si la Cotilla aparecía por allí para "limpiarlos", que de las palabras, monótonas, del cura. Y, de repente, aunque sin torbellino esta vez, aparezco saltando del sofá de la salita, con Pascualita chorreando agua fría sobre mi escote, la abuela riendo su "gracia" y los vecinos aporreando la puerta gritando: ¡¡¡NO CHILLEEEEES!!!


domingo, 1 de marzo de 2020

Día de las Islas Baleares.

Hoy es el Día de las Islas Baleares y había que celebrarlo. He pensado en salir a la calle con Pascualita para que vea el ambiente festivo y, como dice la abuela, cuando vuelva a su hábitat, en las profundidades del mar, y quiera instaurar una fiesta como ésta, sabrá como hacerla...

Antes de salir y cuando la sirena ya estaba instalada en el termo de los chinos que colgaba de mi cuello, llegó la abuela toda peripuesta y dijo (levantando el dedo índice para subrayar la órden: - "¡A Pascualita me la llevo yo!"

Y sin más que decir, me quitó el termo, sacó a la sirena, le puso un pañuelito en la cabeza como si fuera doña Rogelia, aunque quería imitar el rebosillo de las payesas baleares y la colocó en plan broche, prendida a su blusa.

Protesté todo el rato, al fin y al cabo, la idea de llevárme a la medio sardina de parranda se me había ocurrido a mi... vale, a la abuela también, pero no me había dicho nada ¡Así que me consideraba dueña absoluta de la idea! Pero no me hizo ni puñetero caso y se marchó tan pancha.

¡Que rabia, que rabia! ¡Pues yo no me quedo en casa y tampoco me voy sola! Y me llevé a Pepe. Colgué el llavero de la correa del bolso para que pudiera ver el panorama de fiesta que había en la Ciudad. Y, como dice la abuela, así aprenderá lo que tiene que hacer cuando regrese a su hábitat en la selva... ¡Un momento! Pepe no hará nada, ni volverá a la selva a no ser que a mi me de la ventolera de viajar hasta allí, porque solo es una cabeza reducida y vacía. Por no tener no tiene ni cuerpo porque se lo comieron con patatas los indivíduos de una tribu enemiga, vete a saber los años que hace de eso.

Solo después de hacer ésta reflexión me di cuenta de que era mejor así porque no tenía que enseñarle nada, ni explicarle, ni decirle a cada momento: - ¡Mira que bonito! ¡Fíjate en aquello! ¿Te gusta?... con lo cansado que es eso.

Así que me fuí tranquilamente, dispuesta a disfrutar de lo que me deparara el día de mi Comunidad.