domingo, 31 de diciembre de 2023

Nochevieja.

- ¡AAAAAAYYYYYYYY, QUE SE VA, QUE SE VAAAAAA! - Hasta dentro de casa se escuchaban los ayes dramáticos que lanzaba el árbol de la calle, siempre tan teatral él - Llevábamos horas así y no había quien lo aguantara. Los nidos de gorriones quedaban vacíos hasta que aquella enorme boca de madera dejara de suspirar, lloriquear, clamar a voz en grito. 

Salí al balcón escoba en ristre. - ¡O te callas o te espabilo! (a pesar del cabreo de la escoba) - ¡Soy un incomprendido! - ¡Y yo quiero ser escoba de bruja para largarme de ésta casa de una vez por todas!

- ¡Mes a mes he vivido sin vivir en mí, pensando: ¿Me talarán hoy? La sierra mecánica pende sobre mi copa como la espada de Damócles. ¡Así no se puede vivir! El calendario tendría que tener un solo mes ¡Y ahora, vuelta a empezar! AAAAYYYYY...

El rolls royce de los abuelitos aparcó en la parada del bus sin inmutarse lo más mínimo. Es un coche curado de espanto. Nació a principios del siglo XX y tiene más conchas que un galápago, así que los pitos e insultos se la traen al pairo. Tampoco hizo caso de la escandalera del árbol de la calle aunque dijo como el que no quiere la cosa. - Hacedle una buena despedida al año y Santas Pascuas.

- ¿Así te callarás? (pregunté) - Sí... ¡ay, que ilusión! - El árbol se emocionó y dejó caer una catarata de lágrimas que regaron el alcorque y refrescaron el ambiente.

Ahora estamos todos los de casa en el balcón, más la abuela, Andresito, Geoooorge, Bedulio el Municipal y mi primer abuelito luciendo un sudario espectacular de seda salvaje del Caribe por el que suben y bajan números y cachondeos.

Llevamos pañuelos blancos en las manos para decir ¡ADIOOOOS, MUY BUENAS!  al 2023 y asustar al 2024, agitándolos en el aire al grito de ¡LAS OREJAS, LAS OREJAS! para que se amilane y se porte bien.

sábado, 30 de diciembre de 2023

¡Hale hop!

En casa fue todo un acontecimiento cuando dije que había encontrado la famosa aguja. Unos me creyeron, otros no como la abuela pero cuando Pascualita, a su pregunta, movió la cabeza afirmativamente, lo creyó a pies juntillas.

Mi primer abuelito no cabía en si de gozo: - ¡Sabía que, algún día, harías algo grandioso, nena! - La Cotilla dijo que no había para tanto: - Ya ves tú, una aguja de coser pelada y mondada... - Los comensales de la Santa Cena estaban divididos. El de las treinta monedas me la quiso comprar - Siempre va bien tener una a mano por si hay que coser algo. - Otros opinaban que las herramientas cuanto más lejos, mejor. Y otros, que las armas las carga el diablo.

Pepe el jibarizado se enteró que la aguja también servía para sacar a los caracoles de sus conchas y estaba encantado. Y digo yo, si solo es una cabeza hueca y con la boca cosida, a qué viene tanta alegría.

El vozarrón del árbol de la calle apareció en el centro de la reunión de dimes y diretes para decir: - Lo importante del asunto no es haberla encontrado sino, pasar por el ojo de la aguja. - ¡Maldito árbol! Nos chafó la tertulia.

Después de unas cuantas copas de chinchón, para entonarnos el cuerpo y enturbiar la mente a medias con Pascualita, decidimos intentarlo.

Dejé la aguja en el suelo, me colgué del cuello el termo de los chinos con la sìrena dentro  y entre vítores y aplausos, di un paso hacia el ojo de la aguja ¡y entramos en la Decimoquinta Dimensión! ¡¡¡TAAAAACHAAAAAN!!!

viernes, 29 de diciembre de 2023

De paja va la cosa.

Estos días sales a la calle y encuentras bonitos belenes en muchos sitios y como la visita es gratis me tiro un buen rato mirándolos mientras le explico a Pascualita, que va en el termo de los chinos, lo que son las cosas, las costumbres, las herramientas antiguas. En fin, que me fijo mucho porque algunos son obras maestras. Y una cosa que me ha llamado la atención es la poca paja que ponen en el Pesebre.

Lo comenté con la sirena: - ¿Acaso no hay un buey y una mula preparados para pasar allí la noche? ¿Qué cenarán? - Un jubilado que también miraba, me oyó y me dio la razón. - Me preguntaba lo mismo. Lo raro no es que apenas haya paja sino que no le han puesto un móvil a San José para preguntar a los Reyes Magos si van a tardar mucho en venir, que hace frío para estar de plantón

Seguí caminando en busca de más belenes para corroborar mi "estudio belenístico" Y, efectivamente, falta paja. Después, cuando menos lo esperaba, encontré uno con el pesebre bien cargado. Sentí que había cumplido con mi deber y me entretuve allí más de la cuenta De repente algo llamó mi atención: Entre las briznas de paja había una pequeñísima rayita brillante y supe que era la justa recompensa a mi esfuerzo: - ¡La he encontrado, Pascualita! (grité emocionada, sin importarme si los que me rodeaban veían a la medio sardina que me miraba con cara de decir ¡¿QUÉ?!) - ¡¡¡LA AGUJA EN EL PAJAR!!!

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jueves, 28 de diciembre de 2023

Pudo haber sido una inocentada pero fue real como la vida misma.

No cabemos en casa. Las enormes bolas de polvo junto son sus correspondientes ácaros gigantescos, lo ocupan todo. Algunas se instalaron en la pila de lavar del comedor y Pascualita se lanzó a por la primera que se le puso a tiro pero, no es lo mismo comer cositas pequeñas que un cuerpo cien veces más grande que el tuyo. Te empachas solo con pensarlo.

Los comensales de la Santa Cena apoyaron la mesa contra el cristal del cuadro para que no se les colara una bola pero eran tan grandes que era imposible que entrara alguna. Ellos también pensaron aprovechar la cercanía para hincarles el diente pero, de nuevo, los ácaros los echaron para atrás. 

Le metí tal bronca a la sirena que se puso firmes, cosa que me extrañó sabiendo el genio que se gasta. Supongo que el saber que podía ser ella la comida de aquellas bestias la amilanó. Y yo me crecí: - ¡¿Has visto el peligro en que estamos por tu mala costumbre de escupir?! ¡¿Cómo quieres encontrar sirenos así?! ¡Arrabalera! ¡Si nos comen espero que empiecen por ti, media sardina!

Tres días después las bolas habían menguado bastante y los ácaros, más ágiles, saltaban por encima de los muebles. Algunos, incluso, salieron al balcón y se lanzaban a las ramas del árbol de la calle que, asustado, no se le ocurrió decir otra cosa que gritar con acento de gañán: - ¡Anda p'alanteeeee, gorrinoooooo! ¡Vamonoooosyaaaaojiplááááááático! - Igual que haría un pastor conduciendo un rebaño de cabras.

Y contra todo pronóstico, le hicieron caso, poniéndose todos en fila india para bajar por el tronco, llegar al alcorque, encaminándose luego a la alcantarilla más próxima y desaparecer por ella.

Lo que no se le ocurra a éste árbol no se le ocurre a nadie.

miércoles, 27 de diciembre de 2023

Velitas.

En revistas y películas he visto, año tras año, que éstos días de Pascua, se encienden velas en las casas. Esperé a que llegara la Cotilla y me atreví a preguntarle: - ¿No le parece que la casa quedaría muy bonita con velitas en lugares estratégicos? - Pues... - Encendidas, claro. - Eso sí. Porque una vela apagada ya me dirás tú para qué sirve. - Saque las que guarda de sus visitas a las iglesias y... - ¡Alto ahí! A mi costa, no. - Pero... 

Al final, ni pero ni pera. Dijo que sus buenas carreras delante de los sacristanes le habían costado. Y ahí acabó la conversación.

Esta mujer es más agarrada que un chotis. Ahora tendré que gastar una parte de mi exigua paga ¡Menudo negocio el mío! - Cinco minutos después salió de su cuarto con la-bolsa-sin-fondo colgada del hombro. Y se fue escaleras abajo. Otros cinco minutos más estaba de vuelta y vaciando la bolsa sobre la mesa del comedor.

- ¡Mira lo que había tirado en la acera. Velas de colores! - ¡¿Cómo se puede tener tanta potra?! - Hasta ahí llegó mi comentario porque, acto seguido, nos pusimos a colocar y encender velas como si no hubiera un mañana. Después apagamos la luz y disfrutamos del nuevo punto de vista de mi casa.

Saciado ya mi deseo, la boca se me abrió y la lengua soltó: - ¿A que las encontró en la calle? - Vaya... - ¿Cerca de la tienda del señor Li? - ¡Bingo, boba de Coria! - Ya me parecía a mi... ¿No huele a quemado, Cotilla? 

Primer pensé en la Mafia china. Pero no. Bajé la vista a mis pies y ahí estaba el incendio. Las bolas de polvo, queriendo cooperar, despacharon a una de ellas en busca de luz. Subió de un salto, se incendió y cayó sobre el montón de sus compañeras que rápidamente se convirtieron en una pequeña pero activa, hoguerita que tuve que apagar bailando encima un zapateado de lo más artístico.También Pascualita ayudó lanzando buchitos de agua salada y envenenada. No tardaron las bolas en convertirse en enoooormes pelotas de polvo junto a las que me sentí liliputiense.

martes, 26 de diciembre de 2023

San Esteban, dia de canelones.

Confieso que no me preocupó, ni poco ni mucho, lo que me dijo la abuela sobre el pavo y la posibilidad de él tuviera a su deseado bisnieto. Al fin y al cabo era un macho, por lo tanto no podía tener ni pizca de instinto maternal. 

Reconozco que cuando conté la anécdota a la prole de personajes de casa, nos reímos mucho. ¡Menudos lagrimones soltamos todos! Tanto que el comedor se anegó. Cosa que no hizo ni pizca de gracia al lagrimal de los presentes porque, siendo la Segunda Fiesta de Pascua, pensaban que iba a tener el día libre. 

Sin embargo, al enterarse de qué iba el tema, a los lagrimales  no había quien lo parara y el caudal de lágrimas se puso a la par de las Cataratas del Niágara al caer a la calle desde el balcón. Las carcajadas de todos nosotros eran tan estridente que apenas se escuchaba el OOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado.

Mi primer abuelito, secándose los ojos con el bajo de su nuevo sudario de chocolate negro e higos secos que olían a gloria, dijo: - Nena, escucha a Pepe. Te interesa lo que tiene que decir.

Poco después se me cortó la risa de golpe. - ¡Oh, no! ¡¡¡Noooooooo!!! (grité preocupadísima)

El jibarizado dijo, alto y claro, aunque no se le entendió nada hasta que mi primer abuelito lo tradujo: - No es pavo sino...  ¡¡¡PAVA!!! 

Si en ese momento me pinchan no me sacan sangre.


 

 

 

 

 

lunes, 25 de diciembre de 2023

Navidad.

La abuela dijo: - "El día 26 habrá pavo" - Por eso no me extrañó que el primero que cruzó el umbral de casa, fuese un hermoso pavo, henchido de orgullo y con el moco colgando.

Cuando caí del guindo y me di cuenta de que, en la cocina habría un asesinato, se me pusieron los pelos como escarpias. No podía consentirlo ¿Tenía la culpa el pavo de que estuviésemos en Navidad? ¿Había tenido el pavo, arte o parte, para cebarse con él que, aunque era un ave, no tenía tratos con palomos?.

Corrí a la cocina esperando encontrar a Geooooorge persiguiendo al animalito cuchillo en mano dispuesto a hacer un pavicidio pero no... Geoooorge tomaba tranquilamente su té de las ocho de la mañana mientras el pavo observaba de cerca a Pepe el jibarizado al que picoteaba, curioso, el ojo catalejo.

A las doce del mediodía el pavo seguía vivito y coleando. Todos sabíamos, menos los comensales de la Santa Cena porque nunca habían visto un pavo, que iba a ocurrir una tragedia en el momento menos pensado.

Los nervios no me daban tregua y ya no me quedaban más uñas que morder. Por cierto, me gustaron bastante las de los pies con ese saborcillo a queso de cabrales. Exquisitas.

La mesa ya estaba puesta y adornada con velas y flores de Pascua y no olía a pavo asado. Cuando Geoooorge sirvió las delicatessen, el pavo salió de la cocina y voló hasta la pila de lavar del comedor. - ¡Huy! ¡Pascualita! (pensé) 

La abuela fue rápida: - "¡Pavo, ven aquí!" . La sirena subió a la superficie de la pila pero el pavo ya estaba sobre respaldo de una silla. - La curiosidad me pudo: - ¿Y éste...? - "He pensado que será más fácil que él me de un bisnieto a que me lo des tú, boba de Coria"

domingo, 24 de diciembre de 2023

Nochebuena.

¿Quién ha enseñado a tocar la pandereta al árbol de la calle? ¡No para en todo el día! Salí dispuesta a morderle las manos para que se estuviera quieto pero me frenó la cara de sufrimiento extremo que tenía. De todas maneras le ataqué un poco: - ¿De qué vas, Blas. - ¡Es ella la que zascandilea, salta, se contorsiona... para no dejar de sonar! Está desenfrenada ¡Es un torbellino! - Efectivamente, la pandereta no necesitaba a nadie para armar jaleo.  

Al verme se acercó entrechocando sus múltiples platillos: - ¡¡¡En el portal de Belen.¡TICHÍN, TICHÍN, han entrado los ratoooones ¡TICHIN, TICHÍN y al bueno de San José le han roído los calzooones ¡TICHIN, TICHIN, TICHÍN!

Los comensales de la Santa Cena se habían tapado los oídos con las migas de pan, duras como el cemento armado. De la cocina me llegó el lastimero OOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado. Por su parte Pascualita se había encerrado en el barco hundido sin trazas de querer salir de allí.

Viendo que nadie la seguía en su jolgorio, la pandereta avivó su contorneo hasta que la escoba, muy decidida ella, le arreó un escobazo mandándola a la copa del árbol que, inmediatamente, se sacudió como hace un perro con sus pulgas y pronto dejamos de escuchar el ¡TICHÍN, TICHÍN, TICHÍN!

Pero me llegó un mensaje escueto: - ¡SOSAINAS!

sábado, 23 de diciembre de 2023

¡¡¡FELIZ NAVIDAAAAAAAAD!!!

El rolls royce de los abuelitos ha estacionado, como ya es tradición, en la parada del bus y han sonado los, también tradicionales, bocinazos de los coches al quedar bloqueada buena parte de la calle. 

Entraron en casa seguidos de Geoooorge, su mayordomo inglés, cargando los avíos de una paella de marisco. La abuela venía encantada, Hasta parecía haber rejuvenecido medio día. Era feliz... porque a la Cotilla no le tocó ni un euro de la Lotería de Navidad. No hubiese soportado que fuese más rica que ella.

Los aromas de la paella de marisco que preparaba Geoooorge se extendieron por toda la casa, la escalera (abrió la puerta), y la calle en cuanto se abrió el balcón. Las vecinas se asomaban a las ventanas: - ¿Quién está guisando? - ¡Que nos invite! - ¡Este aroma si que es Chanel número cinco! - ¡Humm! - ¡Estoy embarazado y tengo antojo de esa paella! - Jajajajaja ¡Si eres un tío! - ¡Este olorcito hace milagros!...

El árbol de la calle dio la voz de alarma: - ¡Vienen visitas! ¡El señor Li ... - (¡Pascualita! me dije) - y Bedulio el Municipal!... - Andresito ¡cierra la puerta! - Pero los reflejos de mi segundo abuelito dejan mucho que desear y, en un plís plás, los nombrados estuvieron en el comedor.

- Venimos a felicital las Pascuas y a comel gambas goldas (dijo el señor Li) - Bedulio venía a lo mismo aunque no las tenía todas consigo y no dejaba de mirar a lo alto donde sí estaba mi primer abuelito, envuelto en un sudario de seda roja llena de alfajores, aunque él no lo viera. 

Una alicaída Cotilla entró en casa al olor de la comida. Antes de sentarnos a la mesa propuse hacernos una foto todos juntos. - Media hora después conseguimos ponernos de acuerdo. ¡Y aquí estamos con las bolas de polvo, los comensales de la Santa Cena, la Cristalera del balcón, el árbol de la calle, Pompilio el duende de los calcetines desparejados, mi primer abuelito, Pepe el jibarizado, Pascualita en mi escote. TODOS con la sonrisa puesta deseando a l@s amig@s que nos leen ¡¡¡UNAS FELICES NAVIDADES!!!

 

 

 Sentados todos a la mesa dejaron a un lado


 

viernes, 22 de diciembre de 2023

Cuento de Navidad,

Menudo enfado el de la Cotilla. - ¡No me ha tocado ni un mísero reintegro! Menuda tomadura de pelo lo del Sorteo de Navidad ¿Acaso no saben los niños de San Ildefonso que soy una pobre y anciana que cobro una mísera pensión de jubilación con la que no puedo llegar a fin de mes? ¿No lo saben? Entonces ¿qué demonios estudian en ese colegio tan renombrado?

No dábamos crédito a lo que escuchaba. ¡Menuda jeta tiene la tía! - Pero si no se ha gustado un euro en lotería ¿Y encima, quiere que le toque? - Estaba tan alterada que tuve que darle unas copas de chinchón para que se calmara. Cuando había vaciado tres cuartos de la botella, lo consiguió y durmió unas cuantas horas.

Al despertar sacó de su bolso sin fondo, paquetes de mantecados, polvorones, turrones, alfajores, etc. etc. etc. Hizo un montón sobre la mesa del comedor que llegó hasta la lámpara del techo. Vi a mi primer abuelito subido en esa "atalaya", relamiéndose ante tantas delicatessen.

La Cotilla, todavía con voz estropajosa, me dijo: - Come lo que te apetezca. - No me podía creer que fuera tan expléndida. Le di las gracias mientras metía mano al dulce más cercano ... pero se escapó. De repente, toda aquella cantidad de dulces cobró vida y fueron conscientes de que iban a ser DEVORADOS (hasta la palabra me da repelús) por nosotras. Y huyeron despavoridas hacia el balcón. Grité: - ¡Ciérrate, Cristalera! (y me hizo caso)

Sin embargo, un fuerte ¡BLAM! resonó en los cristales del balcón. Una rama fuerte y joven del árbol de la calle, la abrió y los dulces saltaron hacia su copa creyéndose liberados pero... allí estaban los pájaros.

 

jueves, 21 de diciembre de 2023

Víspera del Sorteo de Navidad.

 La abuela me ha despertado muy temprano para preguntarme si llevaba décimos de Lotería de Navidad para mañana. - ¡Y yo qué sé! Estoy durmiendo. - "¡Míralo ahora! Aún tienes tiempo de ir a comprar" - Si... vaaale... zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz 

La abuela es una fuerza de la Naturaleza cuando se le mete algo en la cabeza y no para hasta conseguir su propósito. Por eso ha llamado mil veces por teléfono pero no he contestado. Es más, he metido el teléfono dentro del armario bajo unas mantas y aún así, el timbre me taladraba el cerebro.

Una hora más tarde, ni los personajes de casa ni yo, aguantábamos más: - ¡Cógelo, jodía! - gritaban las bolas de polvo. Los comensales de la Santa Cena se taparon las orejas con las migas de pan duro de más de dos mil años de antigüedad que encontraron en la mesa. Para contrarrestar sonido, el árbol de la calle dejó de cantar villancicos para sumar su vozarrón al coro de bolas de polvo. La Cristalera se abría y cerraba histérica perdida. Pepe el jibarizado decía OOOOOOOOOOOOO en tono de fastidio. 

Estaba a punto de claudicar cuando escuché: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Nena, coge el teléfono que están llamando!

- Dije - ¿Quién es? - a pesar de que lo sabía. - "¡Nena? ¿Has mirado lo que te he dicho? - 

Iba a contestar cuando la Cotilla, que llegaba de "limpiar" los cepillos de las iglesias, sacó una tira de décimos de Lotería del sorteo de Navidad de su bolso sin fondo. Nunca había visto que comprara tantos... - ¿Acaso sabe el número del Gordo? - ¡Ojalá! Me los he encontrado en el alcorque del árbol de la calle ¿Eso querrá decir algo, no crees? - Que alguien los ha perdido y ahora tendrá un buen disgusto - ¡Ya salió Pepa la Dramática! ¡Es una señal de que me va a tocar una millonada! - ¿Y a mi? Al fin y al cabo, usted vive en mi casa por la patilla... 

- "¡¡¡¿Qué dice la Cotilla de millonada, boba de Coria?!!!" (se desgañitaba la abuela a través del teléfono)

miércoles, 20 de diciembre de 2023

Doña Rencores.

 Los alcaldes se vuelven locos en Navidad y convierten a las ciudades en resplandecientes lugares llenos de bombillitas leds que nos dejan boquiabiertos, cegatos y con una buena factura de la luz para pagar entre todos. 

Pero en casa hay más luces aún porque al árbol de la calle lo han tomado por abeto cuando es un simple platanero-tragaldabas. 

Aunque no todo es malo porque no tengo que encender la luz de casa para nada. En cuanto a la tele... para lo que hay que ver la dejo apagada Así no cojo berrinches.

Pascualita ha curado su desilusión amorosa saltando a la copa del árbol, una y mil veces, para quitarle espumillón y bolas y colocárlas después dentro de la pila de lavar del comedor. Se ha llevado tanto material que ha tenido que repartir entre los personajes de casa. Hasta el cuadro de la Santa Cena tiene espumillón sobre la mesa. Cosa que, como me dijo mi primer abuelito, canta bastante Efectivamente, canta y no para. Es el rey de los villancicos. Se los sabe todos, tradicionales e inventados.

La sirena disfruta y mueve la boca como si cantara mientras lleva el ritmo con su preciosa cola de sardina. 

Yo podría sentirme feliz pensando que Pascualita ya se ha olvidado de la "faena" del sireno de cartulina pero, como la conozco como si la hubiera parido, no bajo la guardia. Y menos mal porque, al pasar junto a Doña Rencores, me ha lanzado un buchito de agua envenenada a los ojo que he podido evitar por muy poco.

martes, 19 de diciembre de 2023

Pensando, pensando...

En cuanto cierro los ojos me ataca un misil con dientes. ¡No puedo dormir! tengo una pesadilla tras otra. Y la mente se llena de preguntas: - ¿Quién catapultó a Pascualita? ¿Desde dónde? ¿Con que intención? ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Otro que tal baila es el árbol de la calle que sigue sin poder cantar (de lo que nos alegramos todos aunque no lo digamos) Ahora solo murmura y vigila para que Pascualita no salga al balcón. - ¡No la quiero a mi vera! (protesta aunque sin levantar la voz por no molestar)

También la sirena está asombrada ante lo que le ha pasado. Hasta el momento en que se convirtió, o convirtieron, en misil, lo tiene claro, es la segunda parte de la historia lo que falla y ni siquiera ella, según cuenta mi primer abuelito, sabe qué pasó

Poco a poco los personajes empezaron a rebuscar en su memoria. Hasta la Cotilla fue invitada a ello y lo primero que hizo fue preguntarme si había encontrado a esa especie de monstruo marino del que le hablé y hasta describí. - ¡¿Yo dije esoooooo? Ay, Cotilla, que mal le sienta el chinchón de buena mañana. - Y a pesar de lo que protestó porque ya eran las seis de la tarde, nadie le hizo el menor caso. 

De repente mi primer abuelito recordó: - Alguien fumaba en pipa... - Todos nos arremolinamos a su alrededor mientras las bolas de polvo saltaban y brincaban - ¡¿Quién era?! ¡¿Quién era?! (gritaban enloquecidas) - El abuelito no pudo aguantar más y lo soltó de sopetón: - ¡¡¡POPEYE EL MARINO!!!

Hubo hasta desmayos entre las hojitas del árbol: - Nadie ha comido, jamás, espinacas con tanto glamour como él ¡AAYYYYYY! (desmayo)

lunes, 18 de diciembre de 2023

¡Por fin!

No puedo dormir, ni siquiera hacer una triste siesta. La abuela se encarga de ello haciendo que suene el teléfono. Cuando pregunto: - ¿Digaaaa? - La voz rencorosa de la abuela dice: "¡SIGUE BUSCANDO, BOBA DE CORIA!"

La grabación que se activa cada cuarto de hora. Ya no sé dónde buscar. Incluso he preguntado a la Cotilla si había visto por casa una especie de sardina rara reptando por ahí. Por la mirada que me ha echado y la prisa que llevaba, habrá ido a apuntarme a Alcohólicos Anónimos .

Los personajes de casa me miran con cara de circunstancias e intentan darme ánimos:- Al paso que vas no llegas a Navidad, nena.

Tengo que ponerme un tope en la búsqueda de la sirena. Si de aquí a ésta noche no ha aparecido ya se apañará.

Como si me hubiese oído, al salir al balcón se lanzó sobre mi lo que pensé que era un trozo de meteorito desprendido del núcleo. Me agaché rauda y veloz y se estrelló contra la boca de madera del árbol de la calle ¡¡¡ALELUYA!!!. Por lo menos dejará de cantar un rato.

Me ayudé con un cuchillo para, con la punta, arrancar lo que se había clavado a conciencia. Tuve que urgar en la "herida" y tirar del pequeño trozo que iba saliendo hasta que descubrí que era ¡la cola de un pez... vivo! Luego, al salir la tripa, de un mortecino color ahogado, no tuve dudas: ¡¡¡ES PASCUALITA!!!

Según mi primer abuelito, una gaviota en busca de comida la vio dormitando en el balcón y se la tragó sin saber que era sirena, venenosa, rencorosa, superviviente en millones de batallas, etc... Total, que la pobre gaviota tiene ahora un agujero en la tripa con muy mala pinta mientras Pascualita descansa, tranquilamente, en el barco hundido de su pila de lavar del comedor.

 

 

 

 

 

domingo, 17 de diciembre de 2023

No está.

 Estos días, en cuanto me veía, Pascualita sacaba a pasear su temible dentadura de tiburón y si intentaba entrar en la salita lanzaba buchitos de saliva envenenada contra mi. Pero ésta mañana no ha pasado nada de esto. Ni siquiera he visto a la sirena. Se habrá cansado de amenazarme por ilusionarla con un sireno ful.

A media mañana seguía sin aparecer. Antes de comer hablé con Pepe el jibarizado: - ¿Dónde está? - N.P.I (tradujo mi primer abuelito aunque Pepe dijo OOOOOOOO)  - A la hora de la siesta, cosa que nunca perdona, no había ni rastro de ella y entonces di la voz de alarma: - ¡PASCUALITA HA DESAPARECIDOOOOOOOO!

La abuela llamó de inmediato: - "¡Hasta la Torre del Paseo Marítimo ha llegado tu grito, boba de Coria! No es raro que tus vecinos se quejen ¡¡¡ENCUÉNTRALA!!!

El tono era amenazador. Pregunté a tirios y troyanos, pero me dijeron que no saben, no contestan y que a quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga. Y se quedaron tan panchos.

En casa nadie sabía nada. ¡Claro. Cada uno va a lo suyo y si te he visto no me acuerdo! Que pachorra tienen todos. Intenté hablar con el árbol de la calle pero estaba ocupadísimo, dijo, ensayando villancicos. - Pero es que Pascualita no está. - Más se perdió en Cuba. Y con lo "simpática" que es tu ¿amiga? ¡que le vayan dando! (y siguió a lo suyo) ¡Ande, ande, andeeee, la marimorena, ande, ande, andeeee...!

Es casi noche cerrada y no hay noticias de ella. Miro en derredor. Noto un gran vacío en casa. Pascualita (llamo y apenas me sale un hilillo de voz) ¿Dónde estás...?


sábado, 16 de diciembre de 2023

Estoy apañada...

Me quita el sueño el problema de Pascualita.  Cada día es más insistente. Por ésto me paso el tiempo pensando cómo podría arreglarlo pero no doy con la solución mágica.

He pedido a mi primer abuelito. - Tienes más experiencia que yo en éstos temas. - Estás equivocada, nena. Si estoy en el lado bueno del Más Allá es porque ni hablo, ni pienso, ni nada de nada de temas de la entrepierna. Eso aquí es pecado. Mucho me arriesgo traduciéndote verdulerias del bicho ese. 

Quizá la abuela... pero tampoco tuve suerte. - "¿No querrás que te cuente mis intimidades erótico-festivas, boba de Coria? ¡Que soy tu abuela, jodía!"

¿Y la Cotilla...? - Huy, hija. He catado muy poco en mi vida por culpa de tu abuela que me quitaba los novios en cuanto los veía... Si es que no me acuerdo.

De repente una idea brilló en mi cerebro, claro que la pobre neurona quedó echa polvo del esfuerzo.

No perdí tiempo, le pedí a Pau el dibujante que dibujara y pintara un sireno realista y cachas en una cartulina. Quedó niquelao. 

Mientras fui al mercado, compré unas sardinas y las froté sobre el dibujo para impregnarlo con su olor. Después puse la cartulina sobre la mesa del comedor para que Pascualita la viera y oliera. ¡El éxito fue total! Como una flecha saltó sobre dibujo, le hizo carantoñas y todo fue bien hasta que le dio un achuchón y la cartulina se arrugó.

El trozo más pequeño que quedó de cartulina apenas era visible después de la rabieta de la sirena pero, lo peor es que no puedo pasar por el comedor. ¡La fiera corrupia quiere comerme! 

viernes, 15 de diciembre de 2023

En busca de sirenos suplentes.

La sirena ha entrado en depresión. Está taciturna, el color de ahogado de su piel se ha intensificado. La culpa la tiene lo extendida que estaba entre las sirenas, la costumbre de comerse al sireno después de cada jolgorio sexual. Por ésta causa los sirenos se fueron extinguiendo... o se largaron a latitudes y profundidades más tranquilas.

Y ahora, la única sirena que todavía existe en el mundo, no tiene a quien hacer ojitos.

 Aún sabiendo que no queda nadie, confía en que yo le proporcione personal erótico-festivo Pues como no lo pinte a ver de dónde saco yo un sireno.

Le he dicho a mi primer abuelito que le recalque bien a Pascualita que, como no se beneficie a un atún, un mero o bichos así, lo tiene crudo. Pero ella no da su brazo a torcer y quiere conocer a las sirenas modernas para que le den "las nuevas directrices" Y si quiero tener paz en casa no he tenido más remedio que hablar con Bedulio para que me deje ir en su coche patrulla con la sirena en marcha. Me ha mandado al quinto pino.

De repente, al volver una esquina he visto un cartel que anuncia un Parque de Atracciones navideño. ¡Allí también suenan las sirenas!

La abuela nos acompañó. El ulular de sirenas era un no parar, Pascualita, asomada al termo de los chinos, estaba enloquecida. Sus ojos querían salirse de las órbitas y darse un garbeo por allí para ver el percal. Pero lo único que abundaba eran jovencitos con el pelo cortado a "lo seta" que caminaban como zombis mirando el móvil. 

Quizá la sirena pensó que eran los modernos sirenos y se lanzó sobre el más cercano y empezó el guirigay cuando el chico, en un visto y no visto, quedó más desplumado que un rico en Montecarlo. De un tirón seco, desprendí a Pascualita de la cabeza que acaba de esquilmar pero no pude evitar que se llevara un trocito como aperitivo.


jueves, 14 de diciembre de 2023

El señor Li es más agarrao que un chotis.

 Mi primer abuelito se trae un trajín a cuenta de tener que traducir las palabras de Pascualita para que yo me entere de lo que dice. También reparte su tiempo, aunque sea eterno, en probarse sudarios de los grandes modistos porque, como dicen ellos, no hay un alma en el Más Allá que tenga sus hechuras. Todo le sienta como un guante y claro, se lo rifan.

Por otra parte la Mafia China sigue buscando a quien se llevó la caja de los abetos de plástico caída en la acera. Esto causa conflictos entre los que buscan y los "presuntos" sospechosos que, a veces, acaban a tortas. Entonces llegan los coches de la policía con las sirenas a tope y Pascualita se enerva, da saltos mortales con tirabuzones incluidos y pone perdido de agua el suelo del comedor. Hoy, a punto ha estado de salir volando por el balcón. ¡Que vitalidad tiene la tía!

Por mi parte, cada día me tomo un laccao en el bar de la esquina para poder echarle una ojeada al periódico, gratis y ver si el señor Li ofrece recompensa, pero de momento, no. No sé si podré aguantar mucho tiempo más sin chivarme de la Cotilla... ¡Ay, que difícil es esto!

Mi primer abuelito dice que Pascualita quiere entrar en una de esas "sirenas" escandalosas, aún a riesgo de ser comida por ellas. - ¡¿Por ellas?! ¿Acaso cree ser una ballena? ¡Pero si es como una sardina!... con dientes de tiburón (repliqué mientras mi primer abuelito se encogía de hombros como diciendo: ¡A mi plin, yo duermo en Pikolín!

 

miércoles, 13 de diciembre de 2023

El pescozón de la abuela.

El frufrú de la seda anunció la llegada de mi primer abuelito. Apareció sobre el portier de las cortinas del comedor, envuelto en un sudario verde y cuajado de copos de nieve que caían, incansables, al suelo poniéndolo todo perdido.

- Nena, Pascualita quiere hablar contigo. - Que hable, total no voy a entenderla ni oirla. - Por eso me ha pedido ayuda. Para que le traduzca. Quiere saber algo sobre las sirenas . - Si ella no lo sabe ella menos sabré yo que no tengo escamas.

Sonó el teléfono. Era la abuela: - "Ahora voy a ir a tu casa, boba de Coria" - El abuelito siguió a lo suyo: - No sabe lo que hay que hacer para procrear... - ¿Ha dicho "procrear la sirena?" - Sí. ¿A que es culta? (mi primer abuelito estaba deslumbrado ante tanta sabiduría)

La voz de la abuela me sobresaltó: - "LLevo una hora viendo como le hablas al techo... ¿cómo quieres tener novio si te dedicas a cosas tan poco productivas como esta? Así nunca tendré un bisnieto." 

Al dar un respingo se me trabó la lengua y eso le hizo gracia a los personajes de mi casa pero no a la abuela. Por eso opté por decirle la verdad: - Efstaba habalndo con tu ex que, a sfu vezzzz tarduce a Pacsualtia. - "¡Calla, jodía! ¡LAGARTO, LAGARTO!" ¡¡¡PAPAMM!!! - Del pescozón que me dio se me destrabó la lengua ¡menos mal! y di hasta tres vueltas sobre mi misma ¡Aaaayyyyy!

Total, que no estaba yo para traducciones ni cantos de sirenas y fui a por la fregona para secar la nieve del sudario: - Que conste que te hago un favor porque no estoy yo aquí para recoger nieve. Y de llamarme fregona, nada bonita. Soy FREGATRIZ.

 

martes, 12 de diciembre de 2023

Pascualita está más despistada que un pulpo en un solar.

 La sombra de un enorme Dragón chino camina junto a la Cotilla donde quiera que vaya. Y ella tan contenta. - Esto querrá decir algo ¿no cree? - Es posible pero como no entiendo su lengua... - ¿Y si fuera una amenaza? - No. Aunque bien pudiera ser causado por un ataque de celos del señor Li por vender más yo, en mis trapicheos, que él en su tienda.

Cuando la Cotilla estaba en casa la sombra del Dragón aparecía en el árbol de la calle. - ¡Quita, quita!  (gritaba éste) pero la "amenaza" no se inmutaba. 

Una mañana me despertó un ulular de sirenas bajo el balcón. Cuando Pascualita me vio aparecer en el comedor, me echó sus enclenques bracitos al cuello. Pensé que no quería perderse nada de lo que ocurría en la calle pero, lo que ella quería era ver a las "sirenas"

.No se acostumbraba al aspecto de ellas. Ni tenían una hermosa cola de sardina, ni vivían en el mar pero, reconocía que su presencia era espectacular tanto por los destellos de luz como por el sonido que lanzaban. 

Lo que la tenía más perpleja es que, de su interior, salían y entraban personas. Definitivamente, eran sirenas tan avanzadas evolutivamente que le era imposible reconocer a los machos de las hembras. Y eso, después de miles de milenios desde su nacimiento, empezaba a preocuparla porque le había llegado el momento de la procreación y no tenía ni idea del "procedimiento" a seguir.

Bedulio el Municipal, libreta de multas en mano, empapeló al pintamonas que, creyéndose Velázquez, había pintarrajeado la fachada de la finca y el tronco del árbol de la calle. ¡La de sapos y culebras que éste soltó por su enorme boca de madera!

lunes, 11 de diciembre de 2023

Jodía Cotilla.

¿Hay más chinos por la calle o me lo parece? Debo sufrir un brote psicótico porque me da a mi que salen a las calle de tres en tres. El resto de personajes de casa están por el estilo. La única que no está preocupada es la Cotilla ¿Cómo es posible que no se de cuenta de que corre un serio peligro?

Pepe el jibarizado dijo: - OOOOOOOOOOOOO - y decidí hacerle caso. - De acuerdo. La pondré sobreaviso (le dije aunque me repateaba)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa!  (gritó la Cotilla al entrar en casa dando un buen portazo) - ¿A visto a los chinos? - ¿Qué chinos, nena? - Los que van de tres en tres - ¿Han echo una promesa? - No lo sé pero creo que van detrás de usted - ¿Y eso por qué? ¿Manías suyas? - Es la Mafia china. - Nena, ¿has bebido?

Furiosa, entré en la cocina y le hablé a Pepe el jibarizado. - ¡Me ha llamado borracha! ¡Anda y que la zurzan! 

Ante la puerta del cuarto de baño había aglomeración. - ¡Se la han comido! (gritaban las bolas de polvo) Le hemos dicho que es malo lavarse tanto ¡Y ahora se la han comido! ¡Pobre Cotilla! - Luego todo el mundo me miró y preguntaron:- ¿Vas a bañarte? ¡¡¡NO LO HAGAS. TE COMERAN!!!

Del otro lado de la puerta nos llegó un rugido aterrador: - ¡Le ha sentado bien la comida! ¡¡¡ES UN ERUCTOOOOO!!¡

Aterrada, vi como Pascualita se sumergía en la pila del lavar del comedor y se encerraba en el barco hundido. Iba a gritar ¡TONTO EL ÚLTIMOOOOOOOOOOOOO! cuando se repitió el rugido y ésta vez entré en el cuarto de baño dejando la puerta de par en par. - Tranquilos. Es EL SAPITOOOOOO que vive en el desagüe de la bañera y se queja porque está atascado

Puse la manos haciendo bocina y grité: ¡DESATASCADOOOOOOOR!

domingo, 10 de diciembre de 2023

Que potra tiene la Cotilla.

El señor Li ha echado en falta, en su tienda de los chinos, un montón de árboles de Navidad sintéticos y no se le ocurrió otra cosa que escribir una nota y pegarla por las esquinas. Yo me enteré cuando me llamó el árbol de la calle golpeando los cristales del balcón

- ¡Hey, a ver si te los cargas! -  Nena, léeme lo que dice ese panfleto! - Bajé a la calle y leí en voz alta: - Yo sel el señol Li. Me han lobado tleinta y tles álboles de Navidad. Quielo al ladlón vivo pala hacel.le tolmento chino.

Luego estuvimos de tertulia en casa: - ¿Ha ofrecido dinero? No, pues no lo encontrará(opinó un comensal de la Santa Cena) - ¡Tienes razón! menudo pardillo jajajajajaja. - ¿Y qué será eso del tormento chino? - OOOOOOOOOOOO - Pepe el jibarizado dijo que Cosquillas en la planta de los pies.

La escoba opinaba que mejor un buen escobazo para enderezar a los malandrines. Pompilio no era partidario de la violencia física. - ¡Claro. Que vas a decir tú que te pasas los días robando calcetines!. - Las bolas de polvos, arremolinadas a mis pies, tenían montado tal guirigai que fue imposible entenderlas - Pascualita escupió un buchito de saliva envenenada - ¡No estaría mal tampoco. (le dije) ... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¡Mira, nena, dinerito fresco! 

Mi lengua dio un respingo y en cuanto la boca se abrió, largó lo que no está escrito. - ¿A qué ha vendido abetos navideños? ¿A qué sí? ¡Si lo sabré yo! ¡Estaba segura!  Pero tengo mala pata ¡No hay recompensa y no cobraré nada!... - Abetos, si. Ha sido un golpe de suerte. De un camión, al frenar bruscamente, ha caído una caja a mis pies... - ¿Llena de abetos que "no eran de nadie"? - ¡Exacto! 

sábado, 9 de diciembre de 2023

El celo ataca de nuevo.

He ido a salir al balcón y la cristalera se ha abierto de par en par sin necesidad de que le dijera nada. Por supuesto, le he dado las gracias educadamente. 

El árbol de la calle me ha susurrado al oído: - Esta debe haber ido a un colegio de pago, lo digo por sus modales ¿no te parece? - Yo también lo he pensado...  (dije)

De la cocina salió el famoso OOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado. Quería conocer a la supereducada cristalera - Siempre soy el último que se entera de las novedades. (se quejó) - Ahí le doy toda la razón a Pepe (mi primer abuelito se erigió en abogado del llavero) - ¡No puedo estar en todo! (me quejé) 

Del cuadro de la Santa Cena partió una petición - Preséntanos a esa señorita, boba de Coria. - Me puse en medio del comedor y señalando a unos y a otra dije: - Aquí la Cristalera nueva. Aquí, un montón de gente. Todos se saludaron con inclinaciones de cabeza. Cuando el árbol de la calle intentó hacerlo se escuchó un ¡CRAC! y todos dijimos: ¡HUYYYYY!

Un pelotón de bolas de polvo pasó como una exhalación camino del balcón perseguidas por la escoba: - ¡NO TE CIERRES, CRISTAAAAA!

El golpe fue morrocotudo. Una tras otra, las bolas de polvo se estrellaron contra el cristal porque la cristalera no estuvo atenta a lo que le decían y se cerró

Después de cuatro chinchones Pascualita lanzó la pregunta al aire: ¿Por qué no ha hecho caso la Cristalera? - La respuesta fue cantada a coro por la concurrencia: - ¡ Porque ha sido deslumbrada por el brillo del nuevo cristal de la casa de al ladooooooo! -

viernes, 8 de diciembre de 2023

¿Un esqueje?

De pequeña pasé una tarde entera esperando a que llegara la cigüeña a casa de mi madrina. Y no la vi pero el caso es que llegó. - ¡No puede ser! No le he quitado ojo a la puerta de la casa! - Mi madre estuvo al quite: - Ha entrado por detrás, por el corral.

Este episodio antiguo (tampoco tanto, vamos a ver) ha surgido de las profundidades de mis recuerdos y me ha dado una idea: ¡Haré lo mismo en ls puertas de los hospitales y, en cuanto vea una cigüeña rondando por allí, preguntaré: ¿niño o niña? . Si es niño ¡ya tendré al bisnieto de mi abuela! Y me habré quitado un peso de encima y asegurado para mi la Torre del Paseo Marítimo.

Esto lo comentaba con el árbol de la calle mientras esperaba que llegara el cristalero.

- Me parece que, entre los humanos, éstas cosas no se arreglan así. Yo puedo darte un esqueje mío... - Como bisnieto no me servirá, perdona que te diga. - ¿Por qué no? ¿acaso un bisnieto no es un esqueje de persona? Lo plantas y ya está. Solo que, en lugar de darle el biberón, hay que regarlo. Es la única diferencia que yo veo entre ambos.

No me acababa de convencer este razonamiento del árbol.

Metí a Pascualita en mi escote y nos tomamos unos chupitos de chinchón mientras la siesta empezaba a cantarnos una nana para que cayéramos bajo su embrujo... ¡Pero no pudo ser! el dichoso timbre sonó anunciando al cristalero.

Ahora está colocando el cristal de la cristalera. No sé que tal nos llevaremos porque lo he saludado y no ha dicho ni pío. Otro que no habla y está como espantado, es el cristalero. Y eso que parecía jovial cuando ha llegado pero ha sido sacarle el tema del bisnieto y se ha puesto a trabajar como si fuera a destajo. No creo haberle hablado mal al decirle: - ¿Sería tan amable de hacerme un bisnieto para mi abuela?

jueves, 7 de diciembre de 2023

¡Que desastre!

 Un golpe de aire ha pillado desprevenida a la Cristalera del balcón, cerrándola de golpe y rompiendo el cristal. - ¡Oh, noooooo! ¡A ver quién paga ésto ahora! - A partir de aquí mis gritos fueron en aumento hasta que los vecinos, hartos del jaleo, llamaron a los municipales y se presentó Bedulio con el bloc de multas en la mano.

- Tienes soliviantado al barrio ¿no puedes hablar sin gritar? - ¡Mira lo que ha pasado! ¡Me he quedado sin cristal ahora que viene el invierno! ¡¿Te parece normal?! - Los cristales se rompen, mujer... -  ¡No si se está a lo que hay que estar! - ¿Y ese trabalenguas a qué viene? - ¡La culpa es de éstas dos pájaras que solo tiene ojos para el Cristal y claro, el viento se aprovecha! ¡Ahora voy a por la escoba y las tiro a la basura! - ¿A quién? - ¡¿A quién va a ser, coooñe?! ¡¡¡A esas dos frescas!!!

Bedulio se rascó la cabeza. - A ver si me entero ¿quién ha roto el cristal? - ¡La Cristalera! - Vale, la cristalera. ¿Quién la ha roto. - ¡El viento! ¡Pero éstas dos, que están loquitas por el vecino, han descuidado la vigilancia y mira el resultado! ¡¡¡cristales rotos por toda la casa.!!! ¡Pues, a la basura con ellos y no se hable más!

Solo entonces la Cristalera se dio cuenta de que nunca volverían a ver a su amor platónico y el griterío se hizo insoportable. La escoba, que hasta ahora no había dicho  esta boca es mía, se rebeló contra mi. - ¡No seré yo quién barra a éstas pobrecillas! - he intentó darme un escobazo.

En ese momento, Pascualita pensó que debía erigirse en la Patrona de las Causas Perdidas y me tiró un buchito de agua envenenada que fue a parar al ojo de Bedulio cuando lo empujé para evitar que me diera a mi.

Debería estarme agradecido porque estará de baja hasta que el ojo recupere su tamaño y vuelva a su cuenca, mientras tendrá que llevarlo en brazos para que no arrastre por el suelo. Pues, no señor. Ha culpado de todo a mi primer abuelito mientras gritaba: ¡¡¡LAGARTO, LAGARTOOOOO!!!

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Menudo día.

La Cristalera tiene calor y está abierta de par en par. Ya le puedo decir misa que la tia no da su brazo a torcer. - ¡Ciérrate ya, coooñe, que me estoy quedando pajarito! (le grité pero ni se inmutó) 

Su hermana, la parte exterior, me ha susurrado que está loquita perdía por un cristal cachas que han colocado en el piso de al lado. - ¿Ah, sí...? A ver... Bueno, no le veo nada extraordinario... - Así va tu vida amorosa, nena. ¿No ves que está de toma pan y moja? - ¡Solo es un cristal! - No señora. Es ¡EL CRISTAL! y ojito con lo que dices que también bebo los vientos por él.

No me ha quedado más remedio que morderme la lengua para no enfadar a ambas hermanas, no sea cosa que se pasen el invierno abiertas y yo no gane para klinex. 

Cuando creía que iba a tener el resto del día en paz, en el alcorque del árbol de la calle se montó una revolución. De la tierra botaron pancartas, pitos, el Bella Chao, la Internacional y hasta Paquito el chocolatero 

- ¿Qué pasa? (pregunté a gritos) - ¡Se me han revolucionado las raíces! Están hartas de vivir en la oscuridad ¡Quiéren ver el sol! ¿Para qué lo querrán, digo yo? Que se quejen cuando hay sequía me parece hasta razonable pero desear el sol sabiendo que puede dejarlas sin una gota de agua... ¡Son unas masoquistas! 

Acabe encerrándome en la salita con Pascualita y mi primer abuelito que, por cierto, llevaba un sudario lleno de renos que corrían arriba y abajo buscando a Papa Noel, según dijeron. Pascualita señaló el mueble-bar estirando uno de sus bracitos. Fijándome bien descubrí al viejecito del traje rojo bebiéndose a morro la última botella de chinchón que me quedaba.

Le tiré a Pascualita y fue efectivo. Este año irá sin barba...


 

martes, 5 de diciembre de 2023

La espantá.

 Huy de lo que me he enteradooooo... ¡Un torero ha dado una espantá y ha dejado plantada a su novia el día de la boda! 

Pero ¿cómo se le ha podido escapar con lo caros que se venden los novios? 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Ya no te puedes fiar de nadie. Te levantas pensando que tendrás un buen día. Que habrá valido la pena madrugar. Que la vida es muy bonita. Que suena muy bien el ruido de los euros en los bolsillos... - ¿Cree usted que ese ha sido el motivo, Cotilla: el vil dinero? Si me llega a pasar a mi le corto las dos orejas y el rabo y doy vueltas al ruedo hasta cansarme.

La Cotilla, camino de la salita, preguntó: - ¿De qué hablas, boba de Coria?

Con Pascualita en mi escote, me senté cerca de la vecina a compartir unos chinchones on the rocks - De lo que ha pasado en la iglesia. Lo han dicho en la tele. - ¿Ah, sí?... vaya. Espero que no se me haya visto la cara. En mi trabajo el anonimato es un mérito. No veas cómo se ha puesto el sacristán, ¡como un miura! Y eso que los cepillos estaban vacíos. El lo sabía pero, aún así me ha perseguido. Menos mal que, al saltar de banco a banco, se ha torcido un tobillo. Le está bien empleado por no respetar mis canas ni mi condición de pensionista que no llega a fin de mes... ¡snif!

Una escuálida lagrimilla asomó a uno de sus ojos. - ¡Cotilla, que cuajo tiene! - ¿Qué ibas a contarme de la plaza de toros?

lunes, 4 de diciembre de 2023

El viento.

No falla. Justo el día que voy a la peluquería, al salir, se levanta un vendaval de tres pares de narices. Creo que la peluquera está conchabada con el viento y se reparten a pachas las ganancias.

Aquí, por lo que veo, todo el mundo le saca rédito a todo menos mi menda lerenda.

- ¡Avemariapurisimaaaaaaaaaaaaaa Vaya pelos llevas, nena. ¿No te da vergüenza salir así a la calle? - Cotilla, tengamos la fiesta en paz que mis buenos euros me ha costado... - Ah, pero ¿has pagado por "eso"? La próxima vez que quieras ir a la pelu dímelo y te arreglo yo. - No sé si fiarme... Bueno, por lo menos me saldrá gratis. - ¡Para el carro! De gratis, nada. - Pero si yo pongo, además del pelo, el agua y el champú para lavarme la cabeza; la luz que gaste el secador, la fregona con la que secar el suelo que pondrá perdido de agua porque mucho experiencia no creo que tenga... ¡Y encima quiere que pague!

De la cocina ha llegado un comentario sarcástico de la fregona: - O sea, que lo mismo sirvo para un roto que para un descosido y serán horas extras que no cobraré, como si lo viera.

Como una flecha Pompilio corría camino de su escondite con algo extraño en las manos. - ¿Qué llevas ahí, zascandil? - Aceleró su marcha pero se encontró con la escoba cerrándole el paso. - Lo siento, Pompi (dijo ésta) es cosas de la nena. Por mi como si das la vuelta a Mallorca a la pata coja. - A ésto siguió una retahíla de argot sindical que no evitó que le arrancara la "cosa" de las diminutas manos del duende. - ¡¿Qué es esto?! - Un peluquín que el viento me ha tirado encima (dijo el duende).

Mirando a la Cotilla dije: - Le servirá cuando aparezca por casa monda y lironda como hace de vez en cuando... - ¡Lagarto, lagarto!

domingo, 3 de diciembre de 2023

Envidia cochina.

 El delicioso olor de las ensaimadas recién sacadas del horno que ha traído la abuela ésta mañana, me ha despertado cuando acababan de poner las calles. - ¿Eres parte de mi sueño? (pregunté a la figura que se alzaba junto a mi cama) - Después el aroma del café recién hecho llegó hasta mi nariz haciéndose  un hueco junto al de las ensaimadas. - ¡¿Por qué tendrán los humanos narices tan pequeñas?! (dijo) . ¡¿Y a santo de qué, teniendo como tienen despertador, tenemos que despertarlos nosotros?¡ - Esta tropa se creen los Reyes de la Creación y así les va. - Y tú, relojito, a ver si te ganas el sueldo, jodío, que no das ni un palo al agua 

No quise abrir la boca porque sus señorías estaban de mal humor, aunque les podría haber cantado las cuarenta. Pero no me ha parecido ético enfadarme con las cosas de comer no vaya a ser que luego tenga una mala digestión.

Lo último que dijeron el café y su aroma, antes de que me lo bebiera, fue: ¡Que rico está el azúcar!

La ensaimada, orgullosa de su linaje y embriagada de su propio perfume, fue pan comido, nunca mejor dicho. En un plis plás Pascualita y yo dimos buena cuenta de ella. La abuela hizo otro tanto y Geoooorge tomó la suya con te. En fin, allá él.

Una vez saciadas, la abuela, señalándome con un huesudo índice (de los dos que tiene) dijo: - "¿Has visto lo del homenaje a Conchita Velasco ? Pues eso mismo quiero para mi o puedes ir olvidándote de la Torre del Paseo Marítimo... Que lo sepassss.

sábado, 2 de diciembre de 2023

El inexistente...

¡Se ha borrado! Mi relato de ésta noche ha desaparecido como por arte de mAgia. ¿Por qué? ¡¿POR QUÉÉÉÉ?!

Veo a los personajes de casa moviendo la cabeza como diciendo: - De donde no hay no se puede sacar. ... No sé por quién lo dirán pero no dejan de mirarme.

Recuerdo que hablaba con el árbol de la calle y el tema era: LA CARTA A LOS REYES MAGOS. El solo quiere postales para adornar sus desnudas ramas con escenas navideñas, cantos de villancicos, renos dando vueltas al rededor del alcorque vigilados por pavos, negros y rollizos, que se pasan el día diciendo ¡GLOGLOGLOGLO!. 

Las tradiciones deben mantenerse, por eso en el belén los pastores tendrán sabañones en pies, manos y orejas.

Mientras comentábamos éstas cosas llegó la Cotilla. Me preguntó que con quién hablaba: - Con el árbol de la calle (lo dije porque estamos en fechas de ser espiados por los pajes reales y no me conviene decir mentiras) Como es malpensada creyó que hablaba con Pascual, el único personaje que no es real. Hay que ver cómo son las cosas.

Creo que la vecina lleva a cuestas un trauma como una catedral, a cuenta de los "levantamientos de pretendientes" que le hacía la abuela en cuanto se olía que salía con fulano o mengano Y se ha inventado al inexistente Pascual para descargar contra él su resentimiento.

¿A que ha sido la Cotilla quién me ha borrado el relato? ¡La madre que la parió!

viernes, 1 de diciembre de 2023

Yo no pago.

Mientras echaba una cabezadita llamaron a la puerta. Ni que decir tiene que me levanté de muy mal café, aunque mientras arrastraba los pies por el pasillo se me fue pasando al imaginarme que, quizá, el amor de mi vida se encontraba en el rellano de la escalera.

Abrí, esperanzada y a punto estuve de darle con la puerta en las narices a Bedulio el Municipal... Que desilusión. Si es que no aprendo, leñe.

Pascualita, que me conoce más que si me hubiera parido, dio dos saltos mortales en la pila de lavar del comedor al tiempo que mi primer abuelito intentaba traducir lo que significaba aquello. - ¡Ya lo sé. No hace falta que digas nada! - A todo esto Bedulio me pasaba un teléfono móvil diciendo: - El señor Alcalde quiere hablar contigo.

Mientras colocaba el teléfono en mi oreja intentando no cortar la comunicación, pregunté: - ¿Está casado?

Vi que de las orejas del municipal salía humo. 

El Alcalde me echó un rapapolvo de siete suelas: - ... ¿Cree que los servicios municipales están para servirla? ¿Le parece bonito llamarlos para sacar a pasear una especie de momia?¡Esto le va a costar un dinerito, señora! - ¡¿A MI?! ¡Ni hablar! Yo no llamé a nadie. ¡Fue BEDULIOOOOO!¿No es verdad, abuelito? (esto lo dije mirando a lo alto de la lámpara y al Municipal se le fue el color de la cara)

Hace días que no veo a Bedulio. Un compañero suyo me comentó que le han puesto ¡otra vez! una camisa de fuerza.