martes, 19 de diciembre de 2023

Pensando, pensando...

En cuanto cierro los ojos me ataca un misil con dientes. ¡No puedo dormir! tengo una pesadilla tras otra. Y la mente se llena de preguntas: - ¿Quién catapultó a Pascualita? ¿Desde dónde? ¿Con que intención? ¿Qué he hecho yo para merecer esto?

Otro que tal baila es el árbol de la calle que sigue sin poder cantar (de lo que nos alegramos todos aunque no lo digamos) Ahora solo murmura y vigila para que Pascualita no salga al balcón. - ¡No la quiero a mi vera! (protesta aunque sin levantar la voz por no molestar)

También la sirena está asombrada ante lo que le ha pasado. Hasta el momento en que se convirtió, o convirtieron, en misil, lo tiene claro, es la segunda parte de la historia lo que falla y ni siquiera ella, según cuenta mi primer abuelito, sabe qué pasó

Poco a poco los personajes empezaron a rebuscar en su memoria. Hasta la Cotilla fue invitada a ello y lo primero que hizo fue preguntarme si había encontrado a esa especie de monstruo marino del que le hablé y hasta describí. - ¡¿Yo dije esoooooo? Ay, Cotilla, que mal le sienta el chinchón de buena mañana. - Y a pesar de lo que protestó porque ya eran las seis de la tarde, nadie le hizo el menor caso. 

De repente mi primer abuelito recordó: - Alguien fumaba en pipa... - Todos nos arremolinamos a su alrededor mientras las bolas de polvo saltaban y brincaban - ¡¿Quién era?! ¡¿Quién era?! (gritaban enloquecidas) - El abuelito no pudo aguantar más y lo soltó de sopetón: - ¡¡¡POPEYE EL MARINO!!!

Hubo hasta desmayos entre las hojitas del árbol: - Nadie ha comido, jamás, espinacas con tanto glamour como él ¡AAYYYYYY! (desmayo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario