domingo, 3 de diciembre de 2023

Envidia cochina.

 El delicioso olor de las ensaimadas recién sacadas del horno que ha traído la abuela ésta mañana, me ha despertado cuando acababan de poner las calles. - ¿Eres parte de mi sueño? (pregunté a la figura que se alzaba junto a mi cama) - Después el aroma del café recién hecho llegó hasta mi nariz haciéndose  un hueco junto al de las ensaimadas. - ¡¿Por qué tendrán los humanos narices tan pequeñas?! (dijo) . ¡¿Y a santo de qué, teniendo como tienen despertador, tenemos que despertarlos nosotros?¡ - Esta tropa se creen los Reyes de la Creación y así les va. - Y tú, relojito, a ver si te ganas el sueldo, jodío, que no das ni un palo al agua 

No quise abrir la boca porque sus señorías estaban de mal humor, aunque les podría haber cantado las cuarenta. Pero no me ha parecido ético enfadarme con las cosas de comer no vaya a ser que luego tenga una mala digestión.

Lo último que dijeron el café y su aroma, antes de que me lo bebiera, fue: ¡Que rico está el azúcar!

La ensaimada, orgullosa de su linaje y embriagada de su propio perfume, fue pan comido, nunca mejor dicho. En un plis plás Pascualita y yo dimos buena cuenta de ella. La abuela hizo otro tanto y Geoooorge tomó la suya con te. En fin, allá él.

Una vez saciadas, la abuela, señalándome con un huesudo índice (de los dos que tiene) dijo: - "¿Has visto lo del homenaje a Conchita Velasco ? Pues eso mismo quiero para mi o puedes ir olvidándote de la Torre del Paseo Marítimo... Que lo sepassss.

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