domingo, 28 de abril de 2024

Haciéndole la rosca a Geoooorge.

 Dicen que lloverá durante días. Está bien que lo anuncien en la tele, así sale una de casa con el paraguas y no se moja porque es muy desagradable ir por la calle como una sopa. Pero los detalles también cuentan y no les hubiera costado nada avisar que habría un trueno. Un señor trueno que a punto ha estado de hacer saltar a mi corazón fuera del cuerpo ¡¡¡QUE SUSTOOOOO!!!

La mitad de los gorriones del árbol de la calle han encanecido de repente, según he podido comprobar. A la otra mitad se le han caído las plumas. El árbol ha quedado como Dios le trajo al mundo: deshojado como un arbolito bebé

- ¡Ave.. Maria pu... rísim... aaaaaa! ¡La madre que parió al trueno! ¡Que zambombazo! Por poco se me atraganta la magdalena que he recogido del contenedor del Súper (dijo la Cotilla que, en ese momento, se estaba yendo a sus trapicheos) ¿Y en qué ha quedado todo? pues en agua de borrajas.

Cuando me repuse busqué a Pascualita y no la encontré. ¿Tal vez huyó despavorida en busca de una playa en la que sumergirse? Ya no sé dónde buscar. Ni siquiera estaba con Pepe el jibarizado que, aunque tembloroso, siguió firmes en su estantería de la cocina.

Antes de cerrar la puerta de la calle, la Cotilla dijo: - Con el susto casi se me olvida darte el recado de tu abuela: Mañana comeremos todos, en ésta casa, la exquisita (lo ha dicho tu abuela) paellaBrexit - ¿Ein? - Dijo que todo es acostumbrarse... Pues yo comeré fabada de bote. - ¡Y yo! - Espera que no he terminado... Dijo también algo sobre la Torre del Paseo Marítimo y la herencia.

La risa de Pascualita llegó claramente a mis oídos, procedente del cuadro de la Santa Cena, tras cuyo marco se había escondido... ¡Que cruz tengo con semejante tropa!

sábado, 27 de abril de 2024

Acoso y derribo.

A las cinco de la madrugada, o sea, cuando los abuelitos llegaron a su casa después de horas de juerga en la cafetería El Funeral, la abuela me llamó por teléfono. 

Cuando el sonido del timbre despertó a mi neurona hacía ya rato que sonaba. Estaba la abuela "contenta" conmigo: - "¿Te parece bonito tenerme de plantón a éstas horas de la noche?" - Perdona... ¿Quién eres..?. zzzzzzz - "¡Nena, ni se te ocurra volver a dormirte o me planto en tu casa a tocar una batucada! - ¿Estamos de... fiesta...? zzzzzz

Costó trabajo espabilarme. Al final tuvo de ser mi primer abuelito quien lo logró anunciándome que si sonaba una abatucada a esas horas brujas de la noche, Bedulio vendría con el bloc de multas y tendría que rascarme el bolsillo.

Ya espabilada, pregunté el motivo de la llamada pero entonces fue la abuela quien se había dormido como un ceporro. Visto lo visto, mi primer abuelito comentó que, si no hay coordinación entre ambas, no habrá diálogo.

- ¿No sabrás de qué quería hablar tu ex mujer? - De GeooooorgeBrexit, supongo. - ¿Ah, sí? - Lo sé por Pascualita que, esta noche, han estado juntas en El Funeral - ¡Y yo sin enterarme! - Pues nada, que ha predispuesto al mayordomo para que vaya encandilándose de ti. - ¡Pero, bueno, que desfachatez! - Mujer, encima que te ahorra tiempo...

Me enfurruñé aunque todavía no sé por qué... Más tarde volví a enfadarme porque me había espabilado contando ganados enteros de corderos que se reían de mi mientras la abuela dormía a pierna suelta.

viernes, 26 de abril de 2024

Menudo reto.

Los abuelitos se han asociado con GeoooorgeBrexit con lo de las paellas con té y dicen que el negocio va viento en popa. Ya se sabe que dinero llama a dinero. ¡No saben ná los ricos! 

He intentado que me admitiesen en la sociedad pero que si quieres arroz, Catalina. No les han convencido mis argumentos ni poco ni mucho, o sea, nada. Aunque la que se tira de los pelos es la Cotilla, a la que tampoco han querido como socia. - ¡Con lo bien que se me da vender cualquier cosa...! -

Como excusa para no admitirla, la abuela le dijo que su aspecto dejaba mucho que desear, cosa que encabritó a la interfecta que sacó a relucir su vena dramática: - La culpa es del... ¡snif!... Gobierno por darme una... ¡snif!... pensión tan ridícula que no llego a fin de mes y tengo que sacarme las castañas del fuego ¡BUUUUAAAAAAAA!

Pero, como a la abuela no se la dan con queso, la Cotilla se quedó compuesta y sin sociedad con que llenar la faltriquera.

Ahora, además de comer la horrible paella inglesa, tengo que conquistar a Geooorge . y no sé cómo. El mayordomo es más estirado que un chicle. Metódico como un reloj suizo. No se ríe para que no se le descomponga el tupé. Encima, no nos podemos ver ni en pintura.  Y me temo que sabe que voy a ir a por él por su dinero. Veo dificilísimo que de todo ésto salga un bisnieto para la abuela... Le convendría más hacer una novena a Santa Rita.           

jueves, 25 de abril de 2024

El té.

Mentiría si dijera que la curiosidad no me ha dejado dormir porque he dormido como un lirón pero, al abrír los ojos, me venía a la mente la frase, reconvertida en lámpara de neón rosado: ¿Quién es el jodío que cría una potra?

Siempre me digo que, de hoy no pasa que lo averigüe pero siempre surgen problemas caseros más urgentes como, por ejemplo, poner paz entre tres personajes condenados a entenderse... : la escoba, la fregona y el recogedor. Un chulapo entre dos damas. Mal asunto.

Ellas se han echo íntimas amigas y al pobre que se lleva toda la basura lo menosprecian. El hace de todo para ganarse su amistad pero ellas no están por la labor. En cuanto se les acerca se lían a golpes contra él. 

También los he recibido yo por meterme donde no me llaman ¿Acaso soy la Reina del arbitraje casero? Que haga de árbitro Rita la Cantaora. Entonces se me ocurrió aprovecharme de los tres personajes: - ¡A ver, listos! Habrá un premio para quién descifre la famosa pregunta. 

A punto estuve de no poder acabar la frase porque el Rercogedor gritó: - ¡Sé quién es el personaje: ¡¡¡GEOOOOORGE!!!

Nos dio un ataque de risa a las tres: - ¿Una potra en la Torre del Paseo Marítimo? jajajajajajaja ¿El jodío es Geooooorge? ¿ese pánfilo que cocinó una paella con té? jajajajajajajajajaja¿ ¿Y cómo se ha echo rico GeooooogeBrexit? jajajajajajaja - Con lo que más les gusta a los ingleses: ¡El té!

- Pero si eso ya está inventado... (Respondí llena de sabiduria) - Sí, pero la paella guisada con té solo se le ha ocurrido a él y ahora es el personaje más famoso para sus compatriotas que disfrutan comiendo algo con sabor inglés cien por cien.

- ¿Y... la potra que tiene que ver... en ésta historia absurda...? - Es la Suerte que le sonríe. ¿No es una yegua joven? ... - NO. - ¿Y ... mi amigo Geoooorge se ha hecho... rico?- ¡Riquísimo! 

Sonó el teléfono. Era la abuela que, tajantemente, dijo: - "Nena, el papá de mi bisnieto tiene que ser ¡GEOOOOORGE!, sí o sí. ¡Hale, pues!"


miércoles, 24 de abril de 2024

¿Quién es el jodío?

Sin comerlo ni beberlo, me he encontrado con mi familia invadiendo mi casa. No cabía nadie más porque, aunque no se les vea, los personajes también ocupan lugar. Sobre todo las bolas de polvo que proliferan como los conejos en Australia. Por eso me encaré con la escoba: - ¿Para qué se supone que estás tú aquí, pendeja? - ¡Huy, lo que me has dichoooooo! (estaba ofendidisima la tía) ¡Te denunciaré! - Entonces me puse chula: - ¿Encima de que no cumples con tu deber? Pues, muy bien ¡¡¡Aquí te espero, comiendo un huevo, una tortilla y un caramelo!!!

Las bolas jugaban al escondite por debajo de los muebles y montaban tal escándalo que apenas escuchaba lo que decían la abuela y los demás.  Los ojos echaban chispas. Los brazos subían y bajaban. Los dedos señalaban. Las bocas gritaban. Los comensales de la Santa Cena aplaudían o pateaban el suelo según iba discurriendo la Conferencia. 

De repente hubo un silencio de esos que aparecen de repente y alguien dice: Ha pasado un ángel y vuelven a subir los decibelios. Fue durante esos segundos que pude oír: - ¡Que potra tiene el jodío! (dicho con mucha rabia) - Y me quedé con una pregunta dispuesta para salir de mis labios en cuanto hubiera oportunidad: ¿Conozco al jodío que cría una potra? Hablaré con el abuelito en cuanto pueda. Debe estar probándose un nuevo sudario...


 

martes, 23 de abril de 2024

San Jorge, Jordi, Geooooorge, etc.

La Cotilla entró en casa como una exhalación y se encerró en la cocina. - ¡Avemariapurísimaaaaaaa! - ¡Oiga, que no he terminado de desayunar! (y Pascualita tampoco, huy, huy, huy...) 

Puse la oreja en la puerta y escuché quejarse a la vecina sobre MI MODO de desayunar - ¡¿Cómo vas a encontrar novio si, cada día, montas un pollo con el cola cao?!Ya eres mayorcita para seguir tirándolo por todo!... ¡¿Dónde demonios está la fregona?!

- ¡Abra y la ayudaré! - ¿A qué? ¿A caer? No, gracias. - ¡¡¡ABRA, COÑIIIIIIE!!!

Por una vez, me hizo caso. Entré en la cocina y divisé a la sirena escondida tras el estropajo del fregadero. La escondí en el bolsillo de la bata y bebí el poco cola cao que quedaba en la taza de Pascualita ¡Puag! 

La Cotilla estaba frenética. Iba de acá para allá entre sartenes y rebozados. -  Podrías haberme dicho que hoy es el Día del Libro en lugar de pensar en las musarañas. - No sabía que le gusta leer. - ¿Quién habla aquí de leer? Se trata de los libros, boba de Coria. Entre ir a comprar la materia prima y hacerlos, voy a llegar a las tantas para venderlos.

- ¿No me diga que ha escrito un libro? ¿salgo yo? - Te salvas porque tengo mucha prisa que si no la íbamos a tener gorda ¡Anda, vete al balcón a que te de el aire y déjame trabajar!

Poco después se fue como había llegado: ¡A la carrera! - Me asomé al balcón: - ¡Cotilla ¿y las rosas? - ¡TU PADRE! (contestó de muy mala manera) 

Más tarde llamó la abuela: - "Nena, comeremos en tu casa" - ¿Pan con aceite? - "Nooo. Los "libros" de la Cotilla. Ves friendo patatas. Andresito no vendrá. Se lo han llevado al hospital porque se le ha salido la hernia del ataque de risa que le han provocado los libritos de lomo rellenos que iba a vender en la Plaza Mayor... Por cierto, hoy es San Geoooorge. Hazle un regalito a mi mayordomo." 

 Le regalé una coliFLOR que llevaba dos semanas dando vueltas por la despensa.

lunes, 22 de abril de 2024

Relamiéndose.

 Ha entrado un vencejo en casa. Eso sí, está bien educado porque ha piado: - Con permiso. - Y se ha colocado sobre el cuadro de la Santa Cena. Un rato después ha preguntado: - ¿Estamos en Primavera? Pensé que tenía el reloj biológico en perfecto estado de revista pero hace un frío de tres pares de narices. 

Como no supimos a quién se dirigía me erigí en portavoz del resto de personajes pero no me dio tiempo a ejercer como tal. Se me adelantó Pepe el jibarizado soltando su OOOOOOOOOO desde la estantería de la cocina. Mira que le gusta hablar al llavero y eso que no tiene cuerdas vocales ni nada que se le parezca. 

Media hora después, harta de escuchar su soliloquio que no llevaba a ningún sitio, llamé a mi primer abuelito. - ¿Qué dice el pesado ese? - Le está contando la historia de su último día al vencejo... - ¡Oh, no! - Me había olvidado completamente de él y tuve un mal presentimiento. - ¡Quietos! (grité al grupo de comensales, hambrientos siempre y con once meses de ayuno por delante) ¡Y tú, sal de ahí o te comerán estos triperos!

Asustado por mis gritos, el vencejo voló hasta la pila de lavar del comedor donde, a la velocidad del rayo, apareció Pascualita entre las algas, con la dentadura de tiburón dispuesta para el almuerzo. - ¡Vete, vencejo, veteeeee!

No tuve que repetírselo. La Cristalera se entreabrió un poco para que pudiera salir y cerró de golpe para que no entrara el frío. 

Por la tarde pregunté por el vencejo al árbol de la calle: - Los gorriones lo han echado con cajas destempladas, celosos perdidos porque las gorrionas quedaron prendadas al verlo volar como un campeón olímpico.

 

domingo, 21 de abril de 2024

Se calman las aguas.

 Mi primer abuelito tiene un cúmulo de emociones que lo tienen en un ay, desde el día en que lió... lo que lió. Por un lado reconoce que se lo pasó bomba porque llevaba tiempo sin hacer  una pillería. Desde antes de que lo "murieran" (pensó)

Sin embargo su "gracieta" estuvo a punto de costarle el amor de su amadísima Momia. Se sintió mal sabiendo que su hijo era un adúltero y también cuando se enteró de que no... aunque casi. Lo del zapatillazo, según dijo, estuvo bien. - No hay que dejar que los hijos se nos suban a la espalda. 

De los "mandamases" del Más Allá recibió un toque de atención: - Que sepas que has perdido dos puntos de tu carnet de Conducta.

Al comentarlo conmigo le tembló la voz. - Imagínate que no pudiera probarme los maravillosos sudarios, de los grandes modistos, nunca más. ¡Una y no más, Santo Tomás! (gritó, arrepentido)

Lo cierto es que ahora todo el mundo va con pies de plomo, hasta la escoba y la fregona, por si acaso se reparten tortas y les cae alguna. 

Y mientras Pascualita sigue riendo como una loca hay alguien que no puede ser perdonado así viva muchos Brexits: ¡Geoooorge, el mayordomo inglés! ¿Té como agua o caldo a una paella? ¡Vade retro, Satanás!

sábado, 20 de abril de 2024

Va de venganzas.

Los abuelitos han invitado a una paella de marisco que ha hecho su mayordomo inglés, Geoooorge.

Estábamos tan contentos de que lo ocurrido entre Andresito y la Cotilla fuese solo un malentendido que nos olvidamos de vigilar al "cocinero" para que no hiciera lo que hizo: el agua de la paella era té. Fue su "toque británico"

Los vecin@s del barrio esta madrugada se han vengado. Encerrados en sus casa a cal y canto han dormido plácidamente mientras bajo mi balcón una veintena de tunas estudiantiles pagados por ellos, han cantado Clavelitos de las doce de la noche a las ocho de la mañana.

Mi primer abuelito fue quién lió la madeja del malentendido

Entre prueba y prueba de sudarios de alta costura, al abuelito le dio por pensar en sus últimas horas de su vida... - ¡Claro! (se dijo) ¡El cola cao preparado por mi mujer y las magdalenas que trajo la Cotilla, sabían a mata hormigas - "¡Come, bobo, come!"  (le decían y no dejó ni una gota ni una miga) Después llegaron los dolores de la muerte y entró por la puerta grande, en el Más Allá. 

Mandó mensajes sublibinales a la Cotilla y a Andresito (su sustituto en la cama de la abuela) haciéndoles creer que estaban locos de amor el uno por la otra, por muy difícil de creer que fuera.

Cuando se lo contó a la Momia ella hizo lo que se espera de una madre con su hijo díscolo ¡Tirarle la zapatilla a la cabeza! Y vaya si le dio. Aún se le ve el chichón a Andresito.

Pascualita aplaudía a rabiar con sus manitas palmeadas. ¡Como le gustan las peleas a la medio sardina!

 

 

viernes, 19 de abril de 2024

Los vecinos se preguntan: ¿cuántos años tienen?

Llamaron a la puerta. Esos timbrazos lograron que yo ascendiera por una larguísima escalera hundida en una profunda oscuridad hasta ¿el sol radiante? ¡Que va! Hasta la esfera del reloj despertador de mi mesita de noche cuando abrí los ojos legañosos.

Absolutamente despistada, pregunté a mi primer abuelito: - ¿Dónde estoy? - En tu casa, tu cuarto, tu cama... - Está todo oscuro... - Es noche cerrada, nena jejejejejejeje Y llaman a tu puerta. 

Arrastrando los pies me planté frente a la mirilla. La luz de la escalera estaba encendida y pude ver a la Cotilla con Andresito. Seguía teniendo la cabeza como una olla de caracoles mientras me preguntaba ¿Qué hacen estos dos juntos en plena madrugada? ¿Dónde está la abuela?...

Sin pensar, en lugar de abrir la puerta, la llamé por teléfono. Como era de esperar contestó Geoooorge hablando en un inglés lleno de bostezos. Y yo, previsora a pesar del sueño y como no le entendí, antepuse a mi pregunta un castizo: - Para tu padre, por si acaso.

Cuando pude hablar con la abuela todo fueron gritos de ¡Adúlteros! ¡Hijos de tal...! ¡Hijos de cual...!... Así pasó una media hora y luego escuché dos voces de mujer... ¡La bisabuelastra se había unido a la abuela!

El guirigay que se formó en el rellano de la escalera tuvo al barrio en pie hasta que los estómagos pidieron desayunar y la gente fue apagando luces y cerrando ventanas. Más tarde los vecin@s se reunieron en corrillos para aclarar conceptos: - ¿Así que era la suegra...? -¡Había una momia...! - ¿La Cotilla trapicheó con el marido de.. quién? - ¿A cuánto lo ha vendido? - Si pagan bien, lo mismo vendo al mío. - ¿Quién decía con la zapatilla, no, mamá? -

En fin... mañana será otro día.




jueves, 18 de abril de 2024

Chismosas.

Mi primer abuelito apareció a metro y medio del suelo del comedor. Llevaba un sudario vaporoso, de alta costura, tan bonito que iluminó toda la casa como si fuera el nacimiento del primer Sol del mundo.

Y yo, que temblaba como una hoja en la tormenta, me estremecí porque estaba muerta de frío. -Te vas a enfriar, abuelito. El tiempo se ha convertido en una Ola con mayúscula: ahora hace calor, mañana hará frío, al otro nos asaremos y en el siguiente nevará. ¡Que frío, jopelines!

- Ay, nena, me hace tanta ilusión que te preocupes por mi que soy capaz de cambiar este sudario fresquito por un chaquetón de martas cibelinas para que te quedes tranquila. - ¡Eso es carísimo! - En el Más Allá no hay ese problema. - ¡¿Trapicheáis como la Cotilla?! - Con más categoría...

De repente me di cuenta de que no estaba sola. La abuela y la Cotilla, boquiabiertas, no me quitaban los ojos de encima. Es muy estresante que cuatro ojos se te monten a caballito en la espalda y me rebelé: - ¡Fuera, bichos! 

Las Niñas de los Ojos se sintieron ofendidísimas y rompieron a llorar. En ese instante saltó la Fregona reivindicativa: - ¡Ha terminado mi jornada laboral! - Y salió, contoneándose, camino del balcón. Con la cabeza muy alta y la melena al viento. estaba muy atractiva. Al verla, el árbol de la calle abrió su enorme boca de madera y cantó el brindis de la Traviatta.

Las Niñas de los Ojos se tragaron las lágrimas y algunas copas de chinchón of the rocks que se sirvieron de extranjis.

miércoles, 17 de abril de 2024

El enfado de la Cotilla.

 Pascualita se siente Almirante de la mar océana desde que tiene el velero en la pila de lavar del comedor. Todos los personajes de casa han desfilado para verlo. Las exclamaciones de asombro empiezan y no acaban. - ¡Que bonito! - ¡Quiero montarme en él! - ¡Eso es un barco y no las barquitas que teníamos nosotros! 

A quienes más se les caía la baba era a los comensales de la Santa Cena ya eran del gremio marinero. - ¡Te lo compro! - le dijo el de las treinta moneda a Pascualita. Pero ella se hizo la sorda. Lo que resultó ser una mala praxis porque el tío repitió la frase una y otra vez, como un disco rayado hasta que, harta de oírlo, la sirena sacó su dentadura de tiburón a pasear.

Unos días más tarde, la Cotilla se asomó a la pila de lavar para criticar de nuevo el estorbo que era tenerla enmedio del comedor - Con cuatro birriosas algas del mar. - Un día me la llevaré al trapicheo. - ¿A la pila? ¡Por encima de mi cadáver! - Por mi, de acuerdo... - Fue entonces cuando vio la botella con el barco sobre el fondo de arena  donde también reposa el barco hundido.

- ¡¿Qué hace esa botella aquí?! - La sorpresa transformó su voz en un clarín. - Un barco debe estar en el mar ( llevaba tanta verdad esa frase que los personajes me aplaudieron largamente) - ¿Esto es el mar? (señaló la pila de lavar con desdén) ¡Esto es una mamarrachada, boba de Coria! 

Me puso como hoja de perejil por haber profanado su armario sin permiso - ¡Esa botella ES MIAAAAAAA! - Entonces Pascualita salió como un misil hasta la cabeza de la Cotilla y se armó la marimorena...

Ahora, mientras bebía chinchón para calmar el dolor, la animé diciendo:  - Por lo menos, ahora, no tiene ningún  pelo de tonta. - ¡La maaaa... ¡hip! dre que te pa... ¡hip! ri... ooooo!

martes, 16 de abril de 2024

El barco velero.

La Cotilla ha salido temprano ésta mañana. Corría como si la persiguiera el diablo y quién sabe, tal vez era verdad.

Desde que la abuela le contó lo de la falda escocesa, una y otra han perdido la tranquilidad. - Estás segura de no haberle contado nada eso a tu nieta. - "Seguro" - Entonces eso quiere decir que cuando dice que su abuelito primero está aquí (ambos cuerpos centenarios se estremecieron) es verdad. - "¡Claro que sí!" -¿ Por qué tu nieta no puede habérselo inventado y, casualmente, haber dado en el clavo? - Jajajajajajaja Ay, no me hagas reir. Para eso hay que tener neuronas y ella puede darse con un canto en los diente si tiene alguna.

La vecina salió tan deprisa que se olvidó de cerrar la puerta de su cuarto con llave y pude entrar a fisgar. 

Abrí cajones y descubrí cosas curiosas. Montones de velas, velitas y velones debajo de la cama. Por último visité" el armario. Aquello parecía la cueva de Alí Baba pero sin oro que reluciera.

Y de repente apareció ante mis ojos cansado de ver tanta morralla ¡una botella en cuyo interior guardaba un barco con las velas desplegadas ¡Mi barco! (grité entusiasmada como la niña que, hace años, lo miraba embelesada)

No me pude contener. Corrí al comedor con la botella en la mano: - ¡Pascualita, mira que bonito! Lo llené de agua de mar y la sirena no se hizo de rogar. Estaba encantada. Ya tenía un barco en el que navegar por los siete mares

lunes, 15 de abril de 2024

Abuelito, te has pasado.

No sé que me ha pasado pero me ha dado por bailar La Raspa de la mañana a la noche. Me he levantado pensando en vacas. De las clásicas blancas y negras. Lo bueno (es un decir) es que Pascualita ¡se ha reído a carcajadas! Es algo que no había pasado nunca. 

Se lo he contado a la abuela y dándose importancia, ha dicho: "¿Cómo que no? ¡Anda que no se ha reído conmigo!" - No me lo habías contado... - "Una tiene su intimidad" - Ya, pero soy tu nieta... - "¡Y Pascualita mi amiga!" - ¿Me estás comparando con la medio sardina? ¡Solo faltaba eso! - "No, nena. Entre tu y la sirena no hay comparación posible. ¡No hay color!" - Menos mal que tengo a mi primer abuelito.

Aunque quiso disimularlo, un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando grité: - ¡Aquí está mi héroe! ¡¡¡HOLA, ABUELITOOOOOO!!!

La abuela, haciendo de tripas corazón, dijo: - "Eres una cuentista ¿cómo va a estar aquí mi ex? Lleva muchos años criando malvas y de allí no vuelve nadie" - ¿La escuchas, abuelito? - Dile que me encantaba verla con una minifalda escocesa que tenía y a la que solo le faltaba la gaita.

Fue decírselo y darle un soponcio. Intenté reanimarla con chinchón y mientras llamaba a la ambulancia, llegó la Cotilla de sus iglesias. - ¿Cuántos años tiene su abuela? (me preguntaron en la centralita) - Ciento y pico. - ¿Cuál es el pico? - Si usted se atreve, pregúnteselo. Es su secreto mejor guardado.

Los de la ambulancia se mosquearon cuando vieron que, en lugar de una paciente, había dos. - ¿Qué ha pasado aquí? - No sé... - Uno de los enfermeros vio la botella de chinchón. - ¡Vaya torrija que llevan!  Manolo, baja a por la otra camilla... hay que joderse...



 

domingo, 14 de abril de 2024

¡LO QUE ME FALTABA!

Pascualita ha aprendido a abrir la puerta de la calle. ¿Quién se lo ha enseñado? Ah, a mi que me registren. 

Me puse al habla con mi primer abuelito: - Anda, pregúntale tu a la sirena, resalao. - No me des coba, nena, que sabes que no sé negarte nada. 

Mientras comíamos,la Cotilla y yo, el contenido de una lata de fabada asturiana, el abuelito se sentó sobre la barra de pan diciendo: - No tiene ni idea de cómo lo ha aprendido. - ¡Vaya! - Le  pedí que hiciera un esfuerzo mental y ha terminado por recordar. Hace miles de años existió una civilización adelantadísima que fue envidiada por las otras civilizaciones por tener unos preciosos pomos en sus puertas que se abrían enseñándoles la lengua

- Un pescador, al que no me comí porque ese día estaba empachada, me enseñó el truco para  manejar el pomo de la puerta de su casa para congraciarse conmigo . Aprendí rápido y no quedó puerta que yo no hubiese abierto siquiera una vez.

- Comprenderás, nena que me congratulara por el echo de dejar vivo al pobre pescador... La media sardina me replicó: ¿Pobre por qué? ¡Si estaba buenísimo el jodío!. - ¿Te enamoraste de él? (pregunté, iluso)  - Los ojos de la sirena bizquearon de placer. - No. ¡Me lo comí! - ¿Pero no habías dicho...? - En aquel momento, no, pero se me pasó el empacho y...

Esta noche no he dormido pensando que la sirena se irá de casa cuando quiera...  Y la abuela me borrará de su testamento ¡y me quedaré sin la Torre del Paseo Marítimo ¡BUAAAAAA!

 

 

 

sábado, 13 de abril de 2024

Aquella frase...

Dormí a pierna suelta, a pesar de mi preocupación por la extraña frase que escuché el día anterior: - ... veneno para hormigas de... 

Mi primer abuelito apareció sobre la lamparita de noche de mi cuarto. Estaba envuelto en un sudario lleno de paraguas de mil colores que se abrían y cerraban como las alas de las mariposas. - ¡Qué bonito! - Es en honor del mes en que estamos. Porque ya conoces el refrán: en abril, aguas mil - ¿Y cuándo llevarás algo en honor a mi que soy tu nieta? - Ahora tengo otra cosa en qué pensar ¿Qué pasa con las hormigas?

Fue nombrarlas y sentí que mi cuerpo era invadido por miles de ellas. Me puse frenética, saltando de la cama para revolcarme en el suelo. -¡AAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYY! 

Pascualita llegó reptando por el pasillo, dejando un rastro de agua salada que, después, tendré que recoger con la fregona, a la que ya escucho murmurar. 

No supe qué responder a mi primer abuelito. Me limité a decir la manida frase: - Yo no había nacido aún...

La puerta de la calle chirrió al abrirse y sonó al cerrarse tras la Cotilla de volvía de limpiar los cepillos de "sus" iglesias. - Cada día se estiran menos los feligreses. ¿Creen voy a llegar a fin de mes con la paguita de mi jubilación? ¡Egoístas! (refunfuño camino de su cuarto donde se encerró con llave)

La sirena sacó la dentadura de tiburón a pasear. Odia a los farsantes como la vecina que tiene más dinero que un torero y quieren ser, el día de mañana, los más ricos de los cementerios.

En los ojos de Pascualita quedó grabada la determinación de, a no mucho tardar, dejarle la cabeza monda y lironda ¡GRATIS!

viernes, 12 de abril de 2024

Nada. Que no me entero.

El aroma de una sabrosa paella de marisco perfumó cada rincón de casa. Los primeros en asomarse a disfrutarlo fueron los comensales de la Santa Cena, babeantes, con los dientes largos y los ojos apunto de salirse de sus órbitas. - Lo siento, chicos. Hoy no os toca (el mensaje lo lancé mentalmente)

El árbol de la calle instó a la Cristalera a abrirse de par en par: - ¡Hum, que deliciosa ambrosía! - Me encanta cuando se pega el olor al cristal, Como ésta (me señaló la jodía Cristalera) solo me limpia cuando estoy tan sucia que no hacen falta cortinas, disfruto mucho tiempo de su comida, en éste caso, de la paella .

La emoción pudo con el árbol de la calle y me preocupé cuando lo vi haciendo pucheros porque lo que venía a continuación era un llanto caudaloso rebosando por todos sus poros. Cantidades industriales de lágrimas y mocos cayendo en cascada en el alcorque para escurrirse luego hasta las raíces. Para saber cual es el árbol más llorón de mi calle basta con mirar su copa. Es la más verde y exuberante. 

Pero no se contenta con eso sino que le pone el broche de oro a su sobreactuación, cantando, a voz en grito: ¡Ay, mamá Inés!

En cuanto Geoooorge, el mayordomo inglés, sirvió los cafés en la salita, la abuela y su compañera Cotilla, cerraron la puerta y me excluyeron de la conversación. Tuve que conformarme con poner un vaso de cristal contra la pared y adosar a él la oreja. 

De poco me enteré porque redujeron al máximo los decibelios de sus voces. ¡Será posible tener que andar así en mi casa! Sin embargo, quien se está enterando de todo es Pascualita, a  quién la abuela lleva de broche en la solapa del mini vestido.

¿Qué habrán querido decir con: - ... veneno para hormigas de...?

jueves, 11 de abril de 2024

¡Que susto!

He sabido por mi primer abuelito lo que hablaron, la Cotilla y la abuela, tras la puerta cerrada de la habitación: - Hablaron de mi, nena. Tienen intención de tergiversar la Historia... - ¿De España?... - De momento sacaron a relucir el día en que, sin comerlo ni beberlo, me encontré en el Más Allá y eso que era bien sabido que no me gusta viajar. - Ahora sí porque te pasas el día en mi casa. - Es muy entretenida... jijijijiji - ¡Ay, picarón! Y porque no te pongo cortapisas para tu relación con mi bisabuelastra la Momia. 

Sus ojos echaron chirivitas al aire y nos dio por reir.

Ya más tranquilos, seguimos con nuestra conversación: - Por fin nos enteraremos de lo que pasó. - O no porque estas dos tienen mucha imaginación. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - 

No había oído la puerta de casa. La Cotilla no sabía que yo estaba en la salita. Por eso el susto fue morrocotudo. A la vez saltamos hasta la lámpara del techo, estrellándonos contra el abuelito que huyó despavorido. La salita se llenó de estrellas, blasfemias y gritos de dolor cuando las cabezas de la vecina y la mía chocaron en el aire. ¡¡¡CLONC!!!

Al abrír los ojos todos los personajes de casa me miraban con preocupación. Pascualita saltó a mi escote chorreando agua fría. El grito que di se fundió con los alaridos que habíamos dado antes la Cotilla y yo. 

Llené dos vasos de chinchón, bien colmados para conjurar al dolor para que nos dejara en paz. A ésos le siguieron dos o tres más. Poco antes de sucumbir al coma etílico, la Cotilla con voz pastosa, preguntó: - ¿C...on quiffen... hablafffffffffffffbas, bob...a of... Coooooori...a? 

Abrí unos ojos como platos y pregunté, asombrada: - ¡¿Saaaaaaaaaaabe... ingl... es?! - La Cotilla, como una londinense, dijo: - ¡Y... e...s...! - (¡y yo si enterarme!)

 


 

miércoles, 10 de abril de 2024

En el filo de la navaja.

La abuela lleva dos horas encerrada en su antigua habitación (que ahora usa la Cotilla, por la patilla, sin remordimientos ni zarandajas) 

¿De qué hablarán? Me estoy comiendo las uñas porque me puede la curiosidad. ¡Es conmigo que tendría que estar la abuela. Por eso la he llamado. Para que viniera a hacerme cariñitos porque ésta mañana me han sacado ¡dos botecitos de mi sangre, en el Pac! ¿A cambio de qué? De un cardenal gordo en el brazo con aires de futurible Papa.

Lo peor, porque siempre pueden empeorar las cosas con mi querida abuela de por medio, es que Pascualita está con ella ¡y la Cotilla! 

He recurrido a mi primer abuelito para que vigile desde las alturas. Ha dicho que lo hará pero no me he quedado tranquila porque lo he pillado en mitad de una prueba de un nuevo sudario, en el taller de costura del Más Allá, de Balenciaga. Ha dicho que es una maravilla en seda salvaje, color arena sahariana, del que brotan dátiles que caen al suelo y, al florecer, lo convierten en hermosos oasis.

A quienes no puedo quitarme de encima es a Pepe el jibarizado y a mi sueño. Se me pegan como lapas porque están agradecidos por haberlos salvado de convertirse en pendones desorejados (¡Eso dicen ellos!) Y ahora tengo sueño toooooodo el santo día.

Que cruz me ha caído con ésta tropa...


 

 

martes, 9 de abril de 2024

¡Aparece!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - ¡Ay, Cotilla, que alegría me da verla! - Rápida como el rayo, la vecina sacó de su bolso dos mascarillas, se las puso y dijo: - ¡No te arrimes a mi o te escogorcio! - ¿Por qué? - Debes estar incubando algo malísimo y no quiero que me contagies, boba de Coria. 

Me costó convencerla de que no me pasaba nada. Luego pregunté: - ¿Qué ha pasado con Pepe? - ¿Qué Pepe? - El jibar... Jejejejejeje Huuuy, que tonteríaaaa. En lugar de Pepe quería decir Llavero. El que se llevó... - No le ha gustado a nadie. Quienes lo vieron dijeron ¡puag!... ¿Y quién es Pepe? ¿Por fin has encontrado quien quiera hacerte un bisnieto para tu abuela? ¡Ya era hora, hija! Te advierto que estoy decidida a la inseminación in vitro como tu no te des prisa... - ¡¿Con cien años a cuestas?! - Cosas más raras se han visto.

En un impulso cogí a Pepe el jibarizado y vi con alegría que llevaba mi sueño pegado en la frente. Estaba tan contenta que volví a tener un desliz. - Me quedo con Pep... quiero decir que ya lo tiraré yo. - Sí que te ha dado fuerte el tal Pepito. (murmuró camino de su cuarto)

Olvidé que solo yo tengo una relación especial con los otros habitantes de casa. La Cotilla ni siquiera sabe que Pepe es una cabeza verdadera, separada del cuerpo y debidamente reducida con la receta de los jìbaros. Y así tiene que seguir siendo aunque con Pascualita lo tengo difícil porque se mueve por impulsos antidiluvianos, como ahora mismo. Ha saltado de la pila de lavar a la cabeza jibarizada y se ha liado a mordiscos con ella, la muy salvaje.

lunes, 8 de abril de 2024

¿Dónde está mi sueño?

Ha ocurrido lo que nunca pensé: Pepe el jibarizado me ha quitado el sueño ésta noche. ¡A mi, que me importa un bledo que sus enemigos se lo comieran crudo o al ast! Pero si es un mísero y exiguo resto humano,  más feo que Picio. Absolutamente hueco. Que no tiene ni idea de lo que le pasó cuando vivía en su poblado y por eso, de vez en cuando, nos cuenta un cuento chino... ¡¿Cómo ha podido quitarme el sueño?!

He hablado con mi primer abuelito cuando, de madrugada, me cansé de contar ovejas que, encima, era la misma que pasaba una y otra vez porque no tendría nada mejor que hacer. Al final le dije que se largara a dormir ella. Me lo agradeció lanzándome un vellón de su lana. La pobre se caía de sueño.

Harta de dar vueltas en la cama, salí al balcón y vi el gran agujero negro en lo que más tarde, cuando pusieron las calles, se convirtió en la mía. En lo alto del cielo un lucero parpadeó y no supe si me guiñaba el ojo con buena o mala intención. 

Viendo que el sueño no venía, grité: - ¡¡¡DONDE ESTÁS, JODÍO!!! ¡¡¡TENGO QUE DORMIIIIIIR!!!

El eco que se formó con el grito salido de las cientos de ventanas que se iluminaron de golpe, dijo: - ¡¡¡Y NOSOTROS, GILIPICHIIIIIIIS!!!

Ahora espero sentada a la Cotilla. Tal vez mi sueño esté en su bolso si fondo junto a Pepe el jibarizado...

domingo, 7 de abril de 2024

¿Adios Pepe el jibarizado?

Pepe el jibarizado se encuentra en inferioridad de condiciones, según él, con respecto al resto de personajes de casa. Es algo que me ha comentado mi primer abuelito: - Se siente solo en su estantería de la cocina.

- En eso tiene razón el Llavero. - No le llames así que no le gusta. - ¡Pero si es un llavero! - Ya, pero el prefiere que le llames Gran Guerrero. - ¿Acaso se avergüenza de tener un trabajo honrado? - Hombre... su estatus no es el mismo siendo Gran Guerrero que Llavero. - Me enfadé. 

- Mira que los jíbaros le dejaron poca piel al tiparraco este ¡pues fue la finita! ¡TIQUISMIQUIS!

De la cocina nos llegó su voz airada: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO - Se ha enfadado... (dijo el abuelito) - ¡Ajo y agua! (grité para que me oyera bien) 

Más tarde, después de haberlo pensado mucho, acabé dándole la razón a Pepe el jibarizado y lo coloqué sobre el aparador. - Hale, así serás el perejil de todas las salsas... ¿No dices nada? - Como a regañadientes, dijo: - OOOOOOO - ¿Qué dice? - Estooo... (al abuelito, que es más bueno que el pan, no le gustan las polémicas) que... no le has pedido perdón...

La sangre me subió a la cabeza, lo vi todo rojo y en un arranque de soberbia, cogí el llavero y cuando iba a tirarlo por el balcón... la Cotilla alargó la mano, lo cogió y metió en su bolso sin fondo. - ¡Me llevo ésta porquería! Algo sacaré de ella en el trapicheo que hay gente muy rara por ahí.

sábado, 6 de abril de 2024

Vivir para ver.

Más de una semana se ha tirado Pascualita sin salir del interior del barco hundido. Está echa polvo porque las emociones fueron muchas  para ella pues, por un momento, se vio nadando en el mar. Luego faltó el canto de un duro para irse al Más Allá de su especie al quedarse liada entre mi ropa durante tantas horas que acabó cianótica, sin agua de mar donde sumergirse, cuando estuvimos en el Hospital. 

Sus últimas fuerzas las empleó para, lanzarse a la desesperada, al agua de la pila de lavar del comedor.

Todos estaban muy preocupados por la sirena, a pesar de lo borde que es. Pero no lo han estado por mi que soy la que me llevé los mordiscos de la medio sardina ¡Que rabia me ha dado! He estado a punto de meterla en una lata de sardinas y mandarla por donde vino.

Durante su internamiento las bolas de polvo han campado a sus anchas por casa. Aparecen donde menos se las espera. La escoba se ha dado de baja por estrés. Se le acumulaba el trabajo y la pobre no daba abasto. Ahora está en tratamiento psiquiátrico. Antes de que le pusieran el equivalente de camisa de fuerza para escobas, decía que la bola de polvo Pelusa, se le aparecía por todos lados

- Es prepotente. ¡No puedo con ella! - Al final una Ambulancia Escoba medicalizada se la llevó al Manicomio.

La chula de Pelusa, admirada por los suyos, se ha echo la dueña de casa. Hasta los comensales de la Santa Cena han dejado de asomarse al marco del cuadro...

- ¡¡¡OSTRAS!!! (grité) - ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO! (gritaron las bolas de polvo cuando Pascualita, rediviva, saltó sobre la chula Pelusa con la dentadura de tiburón por delante y se la zampó.

La sirena es ahora la estrella de la casa... Ay, Señor...

 

viernes, 5 de abril de 2024

Que alivio.

Desde la cama del hospital escuché el concierto de pitos que se forma cada vez que Geoooorge, el mayordomo inglés de los abuelitos, cuando aparca el rolls royce donde mejor le place. En éste caso fue en la parada de las ambulancias.

¡La abuela venía a rescatarme!... o a rematarme por dejar escapar a Pascualita hacia los abismos tenebrosos del fondo del mar. 

Quise saltar de la cama para esconderme de su furia pero estaba conectada a diversas bolsas que vaya usted a saber qué contenían y no tuve tiempo de arrancarme todas las guías clavadas en las venas. - ¡Ay, ay, ayyyyy! Nunca pensé que mi vida pudiese acabar a manos de la abuela ¡ay, ay, ay.aaaayyyyy!

La puerta se abrió de sopetón estampándose contra la pared. Y claro, se quejó: - ¡Que poco respeto me tienen! ¡Ni que fuera el pito del sereno, cooooñe! 

Los abuelitos entraron seguidos de médicos y enfermeros que intentaban cortarles el paso. - ¡No se puede entrar! ¡Está prohibido! ¡Es top secret lo que ocurre aquí! ¡Oigan!. - Pero no les hicieron caso y se adueñaron de la habitación. La abuela ordenó: - ¡Geoooorge, coge a la nena y vámonos que aquí no pinta nada! 

Si el inglés se fijó en mis enormes protuberancias, fruto de la saliva venenosa de Pascualita, no dijo ni pío. En un plis plás sacó las agujas, tiró al suelo los sueros y salió conmigo a paso de carga hacia las escaleras. 

La abuela hizo un lío con mi ropa, la metió en la bolsa que llevaba y salió tras Andresito y Geooorge. A través de las lágrimas vi a mi primer abuelito manteniendo a raya a médicos y cirujanos sin que ellos fueran conscientes. ¡Sabía que no me dejaría sola!

El rolls royce arrancó ajeno a los insultos. Minutos después entrábamos en casa. La abuela sacó mi ropa de la bolsa y una pequeña flecha azul metalizado, saltó de cabeza a la pila de lavar del comedor.

¡Uf, (me dije aliviada) ya estamos todos!

 

 

 

jueves, 4 de abril de 2024

¡Ay de mi!

He ido a la playa a llenar garrafas con agua de mar para la pila de Pascualita. Con tanto salto mortal trasvasa el agua de la pila al suelo. - ¡Para ya que la fregona lleva una hora quejándose del trabajo que le das!

Cuando la sirena me ha visto con las garrafas vacías ha lanzado dentelladas al aire como la fiera corrupia que es. Esto se traduce en ¡¡¡QUIERO SALIR DE CASAAAAAA!!! 

Para tener la fiesta en paz la he metido en el termo de los chinos y con él colgado del cuello , hemos salido a la calle, camino de la playa donde había unas olas de esas grandes que saltan los delfines. 

Pascualita las olió y las vio - Pero no las catarás (le dije) - Solo faltaría que se perdiera en los abismos marinos. La abuela no me dejaría ni el aire que respiro en el testamento. - 

La sirena no se daba por satisfecha y el ¡CHAS, CHAS! de su dentadura mordiendo el aire me ponía los pelos de punta.

De repente se hizo el silencio y me temí lo peor. - ¡¿Pascualita?! ¡Ay, dios! - Al ruido del mar, del viento, del barco que llegaba cargado de turistas... le faltaba el ¡CHAS, CHAS! - ¿Dónde estás, jodía?

Un dolor terrible (y conocido) en el dedo gordo del pie derecho me dio una pista. La sirena reptaba por la arena hacia la orilla del mar. Y las olas le salían al encuentro. -  ¡No, hija, noooo!  - El dedo gordo se estaba poniendo enooooorme. No podía andar. Así que me tiré en plancha sobre la medio sardina que, furiosa, mordió lo que tenía más cercano: ¡una teta! (mía, por supuesto)

Alguien dio la voz de alarma ante lo que se veía crecer a pasos agigantados. Vino la policía, los bomberos, la ambulancia... Médicos y enfermeras me trasteaban porque soy "un extrañísimo caso clínico que hay que estudiar a fondo" 

Ay, que acabaré dentro de un frasco de formol... - Pascualita... ¿DÓNDE ESTAS?

 

miércoles, 3 de abril de 2024

Pelusa.

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He pillado a la escoba mirando la tele. Estaba en la salita, como un pasmarote ante la pantalla. Y de pie, porque no le da el cuerpo tieso para sentarse. Absorbiendo noticia tras noticia, así, a palo seco - ¡Muy bonito! (grité para asustarla) - Nunca había visto una escoba saltando hasta el techo y chocando con mi primer abuelito que acababa de aparecer.

- ¡Ay, que risa María Luisa! (exclamé) - ¿Dónde va ésta loca? ¡Cuidado con mi nuevo sudario que es de Paco Rabanne! - El abuelito se asustó.

La escoba cayó al suelo con un golpe seco que la dejó algo turulata. Las bolas de polvo revolotearon a su al rededor cantando canciones subidas de tono. No les gusta la escoba. - Es imposible poner orden con semejante chusma (la escoba se iba recuperando) - ¡Esa bocaaaaaa! - ¡Eso, defiéndelas encima! Se lo consientes todo y por eso está la casa manga por hombro.

 Pascualita dio varios saltos mortales con doble tirabuzón en la pila de lavar del comedor. Fue precioso. Hasta el árbol de la calle aplaudió. Para entonces la escoba que barría, enérgicamente, el suelo sin dejar atrás ni un gota de polvo, dijo: - Hago huelga a la japonesa en señal de protesta por como llevas este tema.

Yo, que ya no sabía de qué hablaba, dije: - ¿Lo cualo, Pascualo?

De repente, de debajo de la vitrina, salió una bola de polvo E.S.P.E.C.T.A.C.U.L.A.R. Cardada a lo afro y con una carga erótica que no dejó a nadie indiferente y mucho menos cuando abrió la boca y susurró a lo Saritísima: Hoooolaaaaaa... Sooooyyy... Peeeeluuuuuusaaaaaa...

martes, 2 de abril de 2024

¡Agua!

El árbol de la calle empezó a cantar de buena mañana y no paró hasta la noche. Todo ello sin repetir ninguna canción. Sé que es una odisea pero ¿no podría hacer lo mismo en algún sitio que este a cien años luz de mi casa?

Mi primer abuelito apareció antes de que pusieran las calles. El no lo dice pero sé que le gusta mucho como canta el árbol y, cuando no tiene que probarse un nuevo sudario de alta costura en el taller de alguno de los grandes modistos que están ya en el Más Allá, llega el primero. 

Propuse, levantando mucho la voz, jugar al parchís - ¡Venga, que es muy divertido! - Costó empezar pero, poco a poco, se fueron viciando y tomándolo muy en serio... - ¡Traed un cuchillo para matar a la Cotilla! - ¡No hay que matar sino comer! 

Los comensales de la Santa Cena eran los que más gritaban. - ¡Quiero comer, quiero comer ¡QUIERO COMEEEER! - Las bolas de polvo saltaban con tanto ahínco que acabaron cayendo en la pila de lavar del comedor. Cosa que Pascualita agradeció porque era como traerle la comida a casa.

La escoba se descolgó de su gancho y salió dispuesta a poner orden en tanto desaguisado. En el comedor repartió varios escobazos a diestro y siniestro y se sintió mejor. - ¡No hay nada como un buen desahogo! (gritó entusiasmada) - De la cocina llegó el grito de Pepe el jibarizado: OOOOOOOOOOOOOOOOO - Que traducido al castellano quiere decir ''LLUEVEEEEEEEEEEEEEEEEE!!! 

No quedó más remedio que darle las gracias al árbol de la calle.

lunes, 1 de abril de 2024

¡Que pesada!

Aprovechando el último día de fiesta he decidido hacer crespells. Mientras preparaba los ingredientes y moldes en la mesa de la cocina, me he fijado que los comensales de la Santa Cena no me quitaban ojo. - ¿Qué pasa? ¿Hay hambre? - Siempre (dijeron al unísono) - ¿No os bastó la cena de la otra noche? - ¿Cuándo ha sido eso? (preguntó el más despistado) Nadie me dijo nada. - Sí que lo dijimos pero tu siempre estás en orsai. - ¿Eso se come?  - ¿El qué? - el orsai ese que decís...

Los dejé con sus discusiones y seguí con lo mío. Por el rabillo del ojo vi venir un pequeño torbellino que acabó dentro del paquete de harina recién abierto y quedó convertido en un diminuto fantasma que reptó por la mesa sin ver nada de lo que había por allí.

Era Pascualita, a la que eché un rapapolvo antes de meter las manos en la masa... de la que tuve que sacar a la sirena varias veces. - ¡Así no puedo trabajar, jodía! ¡Acabarás en el horno!

Entonces me di cuenta del por qué de su querencia. Había puesto a la masa una copita de moscatel y la sirena no le hace ascos a nada. Acabé yendo a pedir una jaula a la vecina. - ¿Tienes pajaritos? - Ha entrado un canario en casa.  Veré si puedo cogerlo.

Fue una buena idea la de la jaula. Por lo menos tuve controlada a Pascualita, sobre todo  prometiéndole que sería la primera en probar los crespells recién salidos del horno... para que no destrozara la jaula con su potente dentadura de tiburón.