martes, 9 de abril de 2024

¡Aparece!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - ¡Ay, Cotilla, que alegría me da verla! - Rápida como el rayo, la vecina sacó de su bolso dos mascarillas, se las puso y dijo: - ¡No te arrimes a mi o te escogorcio! - ¿Por qué? - Debes estar incubando algo malísimo y no quiero que me contagies, boba de Coria. 

Me costó convencerla de que no me pasaba nada. Luego pregunté: - ¿Qué ha pasado con Pepe? - ¿Qué Pepe? - El jibar... Jejejejejeje Huuuy, que tonteríaaaa. En lugar de Pepe quería decir Llavero. El que se llevó... - No le ha gustado a nadie. Quienes lo vieron dijeron ¡puag!... ¿Y quién es Pepe? ¿Por fin has encontrado quien quiera hacerte un bisnieto para tu abuela? ¡Ya era hora, hija! Te advierto que estoy decidida a la inseminación in vitro como tu no te des prisa... - ¡¿Con cien años a cuestas?! - Cosas más raras se han visto.

En un impulso cogí a Pepe el jibarizado y vi con alegría que llevaba mi sueño pegado en la frente. Estaba tan contenta que volví a tener un desliz. - Me quedo con Pep... quiero decir que ya lo tiraré yo. - Sí que te ha dado fuerte el tal Pepito. (murmuró camino de su cuarto)

Olvidé que solo yo tengo una relación especial con los otros habitantes de casa. La Cotilla ni siquiera sabe que Pepe es una cabeza verdadera, separada del cuerpo y debidamente reducida con la receta de los jìbaros. Y así tiene que seguir siendo aunque con Pascualita lo tengo difícil porque se mueve por impulsos antidiluvianos, como ahora mismo. Ha saltado de la pila de lavar a la cabeza jibarizada y se ha liado a mordiscos con ella, la muy salvaje.

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