viernes, 19 de abril de 2024

Los vecinos se preguntan: ¿cuántos años tienen?

Llamaron a la puerta. Esos timbrazos lograron que yo ascendiera por una larguísima escalera hundida en una profunda oscuridad hasta ¿el sol radiante? ¡Que va! Hasta la esfera del reloj despertador de mi mesita de noche cuando abrí los ojos legañosos.

Absolutamente despistada, pregunté a mi primer abuelito: - ¿Dónde estoy? - En tu casa, tu cuarto, tu cama... - Está todo oscuro... - Es noche cerrada, nena jejejejejejeje Y llaman a tu puerta. 

Arrastrando los pies me planté frente a la mirilla. La luz de la escalera estaba encendida y pude ver a la Cotilla con Andresito. Seguía teniendo la cabeza como una olla de caracoles mientras me preguntaba ¿Qué hacen estos dos juntos en plena madrugada? ¿Dónde está la abuela?...

Sin pensar, en lugar de abrir la puerta, la llamé por teléfono. Como era de esperar contestó Geoooorge hablando en un inglés lleno de bostezos. Y yo, previsora a pesar del sueño y como no le entendí, antepuse a mi pregunta un castizo: - Para tu padre, por si acaso.

Cuando pude hablar con la abuela todo fueron gritos de ¡Adúlteros! ¡Hijos de tal...! ¡Hijos de cual...!... Así pasó una media hora y luego escuché dos voces de mujer... ¡La bisabuelastra se había unido a la abuela!

El guirigay que se formó en el rellano de la escalera tuvo al barrio en pie hasta que los estómagos pidieron desayunar y la gente fue apagando luces y cerrando ventanas. Más tarde los vecin@s se reunieron en corrillos para aclarar conceptos: - ¿Así que era la suegra...? -¡Había una momia...! - ¿La Cotilla trapicheó con el marido de.. quién? - ¿A cuánto lo ha vendido? - Si pagan bien, lo mismo vendo al mío. - ¿Quién decía con la zapatilla, no, mamá? -

En fin... mañana será otro día.




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