sábado, 13 de abril de 2024

Aquella frase...

Dormí a pierna suelta, a pesar de mi preocupación por la extraña frase que escuché el día anterior: - ... veneno para hormigas de... 

Mi primer abuelito apareció sobre la lamparita de noche de mi cuarto. Estaba envuelto en un sudario lleno de paraguas de mil colores que se abrían y cerraban como las alas de las mariposas. - ¡Qué bonito! - Es en honor del mes en que estamos. Porque ya conoces el refrán: en abril, aguas mil - ¿Y cuándo llevarás algo en honor a mi que soy tu nieta? - Ahora tengo otra cosa en qué pensar ¿Qué pasa con las hormigas?

Fue nombrarlas y sentí que mi cuerpo era invadido por miles de ellas. Me puse frenética, saltando de la cama para revolcarme en el suelo. -¡AAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYY! 

Pascualita llegó reptando por el pasillo, dejando un rastro de agua salada que, después, tendré que recoger con la fregona, a la que ya escucho murmurar. 

No supe qué responder a mi primer abuelito. Me limité a decir la manida frase: - Yo no había nacido aún...

La puerta de la calle chirrió al abrirse y sonó al cerrarse tras la Cotilla de volvía de limpiar los cepillos de "sus" iglesias. - Cada día se estiran menos los feligreses. ¿Creen voy a llegar a fin de mes con la paguita de mi jubilación? ¡Egoístas! (refunfuño camino de su cuarto donde se encerró con llave)

La sirena sacó la dentadura de tiburón a pasear. Odia a los farsantes como la vecina que tiene más dinero que un torero y quieren ser, el día de mañana, los más ricos de los cementerios.

En los ojos de Pascualita quedó grabada la determinación de, a no mucho tardar, dejarle la cabeza monda y lironda ¡GRATIS!

No hay comentarios:

Publicar un comentario