sábado, 30 de abril de 2022

Los caracoles son amigos...

El concierto de pitos que entraba por el balcón me anunció la llegada del rolls royce de los abuelitos. Poco después entraba en casa la abuela seguida de Geoooorge que iba cargado con una gran olla y una bolsa atestada de cosas.

Me faltó tiempo para afearles su conducta incívica. - ¿No os da vergüenza aparcar, siempre, en la parada del bus? - "¿Vergüenza por qué, boba de Coria? Soy rica, pago mis impuestos, el rolls royce es un coche grande y ese aparcamiento también ¿qué es lo que está mal según tu?" - Hombre, visto así... 

Les seguí hasta la cocina. El mayordomo inglés sacó todos los avíos para hacer ¡una caracolada! y se me puso la carne de gallina. - ¿No pensarás que voy a comerme "eso", verdad, abuela? - "Son caracoles, límpios de impurezas y listos para una sauna mortal. Luego Geoooorge los preparará según la receta de mi abuela (dijo mi abuela) y nos chuparemos los dedos" - Es mucha comida... - "Vendrán Andresito, el señor Li, el Médico, algunos amigos millonetis de mi estupendo barrio... Tranquila que ni faltará ni sobrará nada.

- Pero yo no puedo comer caracoles ¡ni verlos sufrir! Fueron mis amiguitos en mi infancia. Me encantaba jugar con ellos. Me hacían compañía. Se paseaban por mis brazos mientras iban dejando sus babas. ¡No los mates, inglés. En mi casa NO!

No me di cuenta de que estaba llorando a mares hasta que la altura de las lágrimas me llegó a los tobillos. - "¡Para ya, jodía, que lo inundas todo!" - ¡¡¡AQUI, NOOOOOO!!! (grité a pleno pulmón)

Harta de oírme y enfadadísima, la abuela ordenó a su mayordomo que recogiera todo y se largaron. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Me he encontrado a tu abuela y no me puedo creer que me quede sin comer caracoles por tu culpa, boba de Coria! ¡¡¡Y sin vender los que sobren ésta noche en el trapicheo!!!

 

viernes, 29 de abril de 2022

¡Bonita fiesta!

Bedulio está de baja laboral. He llamado preguntando por él y me han dicho que está fatal: - ¿Tiene coronavirus? ¡No me fastidie que hemos estado juntos unas horas! - ¿En serio? Cuente, cuente, buena mujer?

Está visto y comprobado que de Cotillos y Cotillas está el mundo lleno. Es una especie que no está en peligro de extinciòn. Me costó enterarme del mal que aqueja al Municipal pero, finalmente, supe que tiene terribles pesadillas en las que se ve, con bigote y todo, flotando en  líquido amiótico mientras un elegante fantasma aplaude sus evoluciones circenses dignas del Circ du Solei. - ¿Que tendrá éste hombre en la cabeza? (dije con tono preocupadísimo mientras su compañero decía: Eso nos peguntamos nosotros)

- ¡Avemariapurìsimaaaaaaaaaaaaaaaa! Nena ¿ayer bebimos chinchón? - No más que otros días ¿por qué? - He tenido pesadillas. En ellas una bola de polvo me ha dado la receta de la Rosca Utrera. La he hecho y bien buena que me ha salido...La venderé ésta noche en el trapicheo - Ya podría invitarme... - Sí, claro.

Sobre las cortinas del balcón apareció mi primer abuelito: - ¡Ay, nena, que bien lo pasamooos! - Y era verdad. Todos coincidímos en eso. Además, solo había que ver la cara de envidia cochina del árbol de la calle (que no pudo entrar en la habitación misteriosa por no arrancar las raíces del suelo) Muchas de sus hojitas sí que vinieron y le cuentan y no acaban, lo que lo pone de muy mal café.

Los comensales de la Santa Cena están entusiasmados: - ¡Llevábamos dos mil años sin disfrutar de una fiesta! ¡¡¡GRACIAS, BOBA DE CORIA!!!

Hasta Pascualita estaba contenta y no en un momento dado empezó a saltar del aparador a mi escote y de éste al aparador, tan seguido que me partía de risa hasta que cayó mal, patinó y para no darse de bruces contra el suelo, se me agarró ¡con los dientes! 

Ahora voy de lado porque el volúmen del pecho mordido es cincuenta veces mayor que el otro... Que poco dura la alegría en casa del pobre.

jueves, 28 de abril de 2022

¿Para qué pregunta?

 Después de convencer a la abuela de que no estaba emparedada, cosa que me costó mucho, lo primero que hizo fue preguntar por Pascualita cuando le conté lo que había descubierto la Cotilla. - "Mi preciosa amiguita no estará allí ¿verdad?" - ¡Claro que está y ha entrado ella solita... ¡ah! y mi primer abuelito. - "¡Este tío se apunta a un bombardeo! Que pesado"

Después de quejarse un rato de su ex preguntó si ella también podía entrar en la habitación misteriosa. - Supongo que sí. - En ese momento llamaron a la puerta... Era Bedulio. - ¿Me traes otra multa? -  No.Primero tengo que registrar tu casa, que mira que me repatea, para ver si es verdad que es más grande de lo que cuentas. 

Ahora no sabía qué hacer. Pero la abuela puso las cartas boca arriba: - "Venga, nena, que no tengo todo el día. Enséñame esa habitación" - Y no me quedó más remedio que entrar con ellos en la despensa y enseñarles el minúsculo orificio de la pared. - Ahí está. - ¿El qué? - Lo que buscáis. - Eso, si acaso, será la entrada a un nido de cucarachas (dijo Bedulio que no dejaba de mirar a un lado y a otro con intranquilidad) - ¿Qué buscas? - ¿Está... tu primer abue...lito a la vista...? 

En vista de que ninguno se agachaba, pregunté: - ¿Entráis o no? - La abuela, siempre coqueta, dijo: - "Aunque tengo un cuerpo de sílfide del que presumo a diario, ahí no quepo y menos éste, con su tripón cervecero" - No me quedó más remedio que tomar la iniciativa. Les di un empujón a cada uno pero no me lo tuvieron en cuenta cuando vieron aquella inmensa habitación rebosante de la música sesentera que tocaba el órgano. 

Maravillado, el municipal me preguntó: - En realidad ¿dónde estamos? - En un útero. - Y se desmayó.


miércoles, 27 de abril de 2022

La habitación fantasma.

Saqué el chinchón y me senté con la Cotilla en la salita. Despuès de unas cuantas copas pregunté. - ¿Qué historia es esa de la habitación fantasma? - No es una historia sino una realidad. He estado en ella. - ¡Caray! sería en sueños. - Estaba bien despierta cuando entré porque, para asegurarme, me pellizqué y mira, me hice este morado.

Ya solo me quedaba decir: - ¡¡¡Pues vamos a ver la dichosa habitación!!!. 

Hay palabras que gustan, ordenan y manda como, por ejemplo: ¡¡¡Abracadabra!!! Eso mismo le pasó a la frase que acababa de pronunciar porque, en un santiamén, me vi rodeada de todas las criaturas que habitan mi casa. La Cotilla también, solo que no los veía.

La seguí (la seguimos) y por el camino recogí a Pepe el jibarizado. Mi primer abuelito apareció envuelto en un sudario para safaris, son su salacof y todo, en seda natural y aroma de aventura épica. 

La Cotilla se metió en la despensa, apartó el saco de patatas que había junto a la pared y señaló algo que estaba sobre el zócalo. - ¡Ahí está! - "Ahí" era un agujerito por el que, a duras penas, se deslizó Pompilio en busca de calcetines, supongo. Detrás de él entraron todos los demás, los comensales de la Santa Cena incluidos por lo que el cuadro quedó vacío. También se coló alguna que otra hojita del árbol de la calle. Las bolas de polvo no se quedaron atrás. Cerraron el "desfile" mi primer abuelito y Pascualita. 

- ¡Vamos! - dijo la Cotilla. Ahí comprendí que la cabeza de la casi centenaria empezaba a desvariar. Pero, antes de que pudiera hacerle un comenteario sobre el tema, la vecina ya se habia deslizado al otro lado de la pared. 

Miré el agujero. Era un gran útero que se amoldaba a todos los tamaños de quienes querían ver el "misterio". Por ello me armé de valor y pasé al otro lado del rodapié. Y era verdad, había una habitación más grande que toda la casa, de techos altísimos como los de las catedrales. Un órgano enorme tocaba ¡Que noche la de aquel día! Y todos bailamos al compás. 

Llamó la abuela: - Estoy en tu casa y tú ¿dónde estás? - Detrás de la despensa. - "¡No me digas más! Te apetecía picar algo y en lugar de hacerte un emparedado de jamón ¡te has emparedado de verdad! Ya sabía yo que si entrenabas serías más tonta aún.

martes, 26 de abril de 2022

A media mañana ha vuelto Bedulio con otra multa para mi. - ¿Qué he hecho ahora? - No declarar que tu piso es más grande de lo que dices. Te vas a caer con todo el equipo, que lo sepassssssss...

¿Has desayunado chinchón con tostadas? - ¿Por... ? - Por las tonterías que dices. - Pues ha sido la Cotilla quien ha venido a denunciarte por estafar a Hacienda. 

Monté en cólera y agarré al Municipal del brazo arrastrándolo hasta el comedor a pesar de su total oposición a entrar en casa. - ¡Quiero irme! - No, hasta que venga la Cotilla. Esto hay que solucionarlo pero ¡YA!

Protestó hasta que escuchò el sonido de las puertas cerrándose a cal y canto. - ¿Qué es... esto? - Ahora no puedes escapar. - Bedulio estaba lívido y balbuceaba al hablar: - ¿Está tú... abue... lito...? - De momento, no pero están todos los demás. . ¿...Más...?

Se desmayó. y para volverlo en sí puse a Pascualita, chorreando agua de mar, sobre su cuello. Justo entonces apareció mi primer abuelito envuelto en un sudario de lo más marinero, con estrellas de mar y medusas vivitas, coleando y chorreando, por no hablar de que me llenó el comedor de arena

Le conté lo de la multa y quedó fascinado. - Así que vives en un palacio y no te habías enterado ¡Menudo despiste, nena! - ¿Con quién hablas, boba de Coria? - ¡¡¡COTILLA!!! (del salto que me estrellé contra la lámpara del techo) ¿Y su avemariapuerísimaaaaa? - Ya decía yo que me faltaba algo... ¿Qué es eso? (señaló al caído) - Bedulio. - Me refiero a lo que tiene en el cuello ¡que ascooooooooooo! 

Me había olvidado de Pascualita y tuve que correr antes de que la vecina la aplastara con el pie. Rápida como eñ rayo, hice molinete con sus pelo-algas y, sin mirar, la lancé a través de la cristalera del balcón quien, al ver mi intención, se abrió lo justo para que pasase la sirena por una fina rendija. Mientra, desorientada, la Cotilla dijo: - He descubierto la habitación ... escondida...

lunes, 25 de abril de 2022

¡Que trajín!

Un timbrazo en la puerta de la calle cuando todavía no habían puesto las calles y en el cielo brillaban los platillos volantes, me despertó de golpe. ¿Quién podía ser a éstas horas brujas de la madrugada? No tenía manera de saberlo, a no ser que me levantara, fuera a mirar por la mirilla siempre que la luz de la escalera estuviese encendida pero ¿y si no lo estaba? ¿Para qué voy a salir de la cama donde estoy calentita y que dando media vuelta vuelvo a coger el sueño? Pues eso digo yo: para nada.

Decidí no moverme aunque tampoco quería quedarme con la curiosidad insatisfecha. De modo que opté por lo tradicional en éstos casos. Grité: - ¡¡¡¿QUIÉN ES?!!! 

Una avalancha de - ¡¡¡SILENCIOOOOO!!! - entró en casa a través de las paredes y de la rendija que dejó abierta anoche la cristalera del balcón. 

La noche, hasta ahora silenciosa, se llenó de protestas, juramentos, siseos para que me callase, golpes de escoba sobre mi habitación por parte de los vecinos... ¿A qué venía ésto? Yo no había empezado la "guerra". - ¡¡¡QUEJAROS A QUIEN HA LLAMADO AL TIMBRE, JODÍOS!!! - ¡Nadie ha tocado el timbre, boba de Coria! - ¡Pero si me ha despertado! - ¡Lo habrás soñado, alma de cántaro! - ¡Llamad a un guardia!

La voz potente del árbol de la calle hizo temblar los cristales de las casas cuando dijo: - ¡¡¡POR QUÉ NO TIENES AL PUÑETERO BISNIETO DE UNA VEZ Y NOS DEJAS DORMIR EN PAZ!!! 

Salté de la cama, pisé agua fría, resbalé y di de bruces en el suelo ¡Menuda costalada! 

Al abrir los ojos Pascualita estaba a dos dedos de mi nariz. La había pisado mientras ella venía reptando a mi cuarto. Por suerte estaba grogui y no me atacó. Fui a por el chinchón y dejé caer unas gotas en su boca ¡y resucitó!

Llamaron a la puerta. Abrí: era Bedulio con su uniforme de municipal que, al verme, me entregó un papel: una multa por escándalo nocturno ¡La madre que lo pariò!

domingo, 24 de abril de 2022

La nieta está apañada.

Los abuelitos se han enfadado conmigo cuando han venido a buscar las empanadas que les prometí y han visto que todas estaban mordidas. - ¿Qué ha pasado? ¿Hay ratones en ésta casa? (preguntó Andresito) - No creo... - Pues alguien las ha mordido... ¿No será la Cotilla, verdad? ¡Que asco, no pienso comer ninguna! (soltó mi segundo abuelito) - "No seas tiquismiquis" (le dijo la abuela)

En un aparte, la abuela quiso saber la verdad aunque ya la intuía: - "¿Ha sido Pascualita?" - He sido yo. ¡Otra vez quedó encerrada en una empanada ¡Si es que no se queda quieta la muy jodía! Menos mal que la encontré en una de las crudas ¡Todos los años lo mismo! Como se me crucen los cables se la llevo al señor Li y que se  la coma al ajillo. - "¡Ay, no digas esas cosas, pobrecita mía!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Ahora iba a llamarte (la Cotilla se dirigió a su amiga) porque tu nieta está cada vez más tonta ¿Has visto lo que ha hecho? ¡morder todas las empanadas! No he podido vender ninguna y eso que pensaba ganarme una pasta. - ¿Cómo que venderlas? ¿Con qué permiso? - No lo necesito. Iba a trapichear con las que me tocaban. ¡¿Ves como se pone cuando alguien tiene iniciativas comerciales?! Eso es pura envidia cochina ¡Búscate un novio de una vez y deja que España prospere!

Eso fue un golpe bajo, lo de encontrar novio digo, porque la abuela aprovechó para echarme en cara que, a la altura que estamos del 2022, ella sigue sin bisnieto que llevarse a los brazos. ¡Y yo que culpa tengo si los hombres de hoy en día están enganchados a las redes sociales y no ven más allá de sus pantallas!

Andresito, al irse me dijo al oído: - Tengo un amigo que es psiquiatra de los buenos. Le diré que te eche un ojo... - ¿Para lo del bisnieto? - No. Para lo de las empanadas mordidas

sábado, 23 de abril de 2022

Deshaciendo empanadas.

¡Aaaaaayyyyyyyy! ¡estoy crujida, hecha polvo, estoy para el arrastre...! Llevo tooooda la tarde haciendo empanadas mientras luchaba a brazo partido contra Pascualita para que no se comiera el relleno. Que pesada es.

He querido seguir la sana costumbre que instauró la abuela a los pocos día de encontrar a la medio sardina en una lata de idem. Para que se integrara en nuestra sociedad, la abuela le enseñó un montón de cosas cotidianas, entre ellas recetas de cocina. Era tambièn un modo de lavar su conciencia por si algún día el bicho se escapaba y volvía al mar, a los abismos abisales donde nunca penetra la claridad del sol.

La idea de la abuela es quedarse con Pascualita per in secular seculorum mientras funcione como sanadora del asma crónica que padece. Eso pueden ser muchos años aunque a la abuela le falten pocos para los cien. Y todo puede haber cambiado en lo más hondo del mar. Por eso tiene que estar preparada para esos imprevistos. Y aprender a cocinar nunca viene mal

A Pepe el jibarizado y a la sirena los he sentado en el frutero de la cocina, después, con ayuda de la receta de la abuela, he preparado los ingredientes. Ha sido verlos y la medio sardina ha saltado a por ellos - ¡Noooo! ¡Quietaaaaa! - A partir de aquí ha sido una lucha. Más de tres horas llevo metida en la cocina y estoy descuajaringada, menos mal que ya he terminado el trabajo. Y que si no es por Pepe el jibarizado, nosotras hubiésemos llegado a las manos.

Pero Pepe es una cabeza hueca y pensante a pesar de todo y cada dos por tres lanzaba sus OOOOOOOOOOOO en un tono u otro. Pensé que mi primer abuelito vendría a echarme una mano contra Pascualita pero solo ha asomado un ojo y ha preferido que me apañe sola el muy jodío

Ahora a voy a sentarme a descansar y para que vea que no le guardo rencor, la sirena y yo nos tomaremos unos chinchones on the rocks en la salita - ¿Verdad, Pascualita?... ¿Pascualita, dónde estás? - Empecé a alterarme. - ¡No, no, no, no...! No me digas que te has metido de relleno en una empanada ¡La madre que te parió! ¿Y... cuál es?

viernes, 22 de abril de 2022

Pillan a la Cotilla.

Desde la acera de enfrente la Cotilla me hace señas moviendo un pañuelo blanco. - ¡Hola! (le digo) - pero ella insiste. Grito, por si no me oyó antes: - ¡¿Está pidiendo la oreja de alguien?! - Dice que no con la cabeza. - ¡Ah, me está diciendo adiós! ¡Adiós, Cotilla. Tanta gloria lleve, como descanso deje ¡Hale, hasta la siega del tocino! - Y me di media vuelta. 

La voz de mi primer abuelito me llegó via telepática. - El bicho te asilo familiar  (intuí que hablaba de la Cotilla) - Pregúntale por qué. - ¡¡¡¿YOOOOO?!!! No tengo otra cosa que hacer. Me basta y me sobra con lucir mi nuevo sudario primaveral, lleno de rosas, trinos de pájaros y polen a porrillo ¿A qué es TOTAL!

- ¿Por qué no quiéres nada con ella? - Creo que ella y tu abuela cooperaron para mandarme al otro mundo. - De eso hace ya mucho tiempo. - Aún seguiría vivo. - Pero no lucirías esas obras de arte que son los sudarios que te hacen tus amigos los grandes modistos. - Eso también es verdad... - Entonces ¿le preguntarás... ? No ¡la mafia china la ha pillado!

La Cotilla no tardaría en ser relleno de los rollitos de primavera. 

No pensé hacerlo pero acallé mi conciencia llamando a los municipales. Y se presentó Bedulio. Le vi preguntar a unos y otros hasta que, finalmente, se fueron todos juntos. Poco después regresaron empujando la moto eléctrica que manejaba la Cotilla. 

El OOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado sonaba a preocupación. Esta vez el abuelito tradujo: - Le cortarán la cabeza, la reducirán y servirá de llavero como yo. - No, Pepito. La guisarán y la venderán en porciones (le tranquilicé)

Por la tarde vino a casa el señor Li con Bedulio para informarme de lo que había pasado. el señor Li traia una bandeja ¡con rollitos de primavera! - Pala melendal, boba de Colia - Por poco me desmayo. - ¡No puedo comerme a la Cotilla! (grité mientras Bedulio daba un respingo) - Menos mal que el señor Li me explicó que el relleno consistía en verduras - ¿Siempre? - Casi siemple... - Que jodío.

jueves, 21 de abril de 2022

¡Menudo concierto!

 Llamaron a la puerta a las siete de la mañana y, naturalmente, no abrí. Pero el timbre despertó a Pepe el jibarizado que, viendo que no me levantaba, lo que causaría otro timbrazo, se quejó amargamente: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO 

Así que me encontré entre dos sonidos a cual más desagradable: el timbre y el O repetitivo de la cabeza cortada

- ¡Calla, jodío! (le grité) y entonces sonó el teléfono. - ¡Pero,buenoooo! ¿qué pasa hoy? - Tampoco me levanté porque había visto, anoche en la tele, que volvían las nieves y me eché dos mantas más en la cama y ahora se estaba tan bien en ella.

Cuando cerraba los ojos para reanudar el sueño escuché ¡CHOF! ¡CHOF! y ¡CHOF! Pascualita protestaba a su manera, dando saltos mortales con doble tirabuzón mientras dejaba el suelo del comedor perdido de agua salada. Volvió a sonar el teléfono y ante semejante concierto hice de tripas corazón y más enfadada que un mono, me levanté.

Cogí el teléfono: era la Cotilla. - Me han dicho que hay chinos en la escalera de casa ¡es verdad? - Voy a mirar... - ¡NOOOOO! - Me lo estaba poniendo difícil la vecina, menos mal que el cotillo mayor del Reino, el árbol de la calle, me echó un cable cuando golpeó con una rama en la ventana de la cocina para decirme: - ¡Sí que hay chinos! - ¡Y tocaban, de nuevo, a la puerta: - ¡Tu ablil, boba de Colia. Nosotlos decilte algo. 

Me encontré con diez chinos alineados ante mi puerta que, en cuanto me vieron dijeron, de carrerilla y sin equivocarse: - ¡¡¡El peRRo de san Roque no tiene Rabo poRque Ramón Ramirez se lo ha coRtado!!!

Admirada como estaba solo pude decir: ¡LA MOTO LA ROBÓ LA COTILLA!

miércoles, 20 de abril de 2022

El juego.

Pasé por delante de la tienda de los chinos del señor Li haciendo como si se me hubiese perdido el perro que paseaba: - ¡Roldán! ¿dónde estás, perrito? ¡Roldán no me cabrees que te quedas sin los menudillos de pollo que te he comprado! .

Con ésta excusa, fui acercándome a la puerta de la tienda donde unos cuantos chinos formaban tertulia. - ¡Hola! ¿Habéis visto un perro color canela, de pelo entre largo y corto? - ¿De quién sel pel.lo? (preguntó uno) - ¡Mio! (dije con expresiòn preocupada)  Es muy despistado y... - No sel tuyo. Tu no tenel pel.lo. Tu decil mentila. ¡Tu sabel dónde estal moto del señol Li! ¡Tu quital! - ¡¡¡¿YOOOOOOO?!!! 

En un momento fui rodeada de los componentes de la mafia china. - ¡¿Dónde estal moto, boba de Colia?! - Ni lo sé ni me importa. - Tu no il de aquí sin decil. 

Ya me veía como relleno de los rollitos de Primavera cuando se me ocurrió un juego y como los chinos son muy dados a ellos pensé que caerían en mi trampa. - ¡Vale, vale! Lo diré cuando vosotros digáis, perfectamente, este trabalenguas: - El peRRo de san Roque no tiene Rabo poRque Ramón RamiRez se lo ha coRtado.

Fue mano de santo. Lo intentaron mil veces pero ni una erre salió de sus gargantas. ¡Lo que me reí! Volví a casa y cuando la Cotilla regresó lo hizo a pie. - ¿Y la moto? - Me ha dejado tirada. La "limpieza" de cepillos iba mejor que nunca hasta que uno de los curas que me han perseguido debe ser atleta. Me ha costado mucho despistarlo por las calles del casco antiguo. y he gastado la batería... - Pues la mafia china ha puesto precio a su cabeza. - Vale, pues les daré a Pepe el jibarizado. Tengo demasiado aprecio a la mía

 

martes, 19 de abril de 2022

La Cotilla tiene moto.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! La Primavera me ha puesto las pilas y estoy deseosa de dar un cambio drástico a mi vida. Ha llegado el momento de sacudirme la modorra de una vida encasillada, rutinaria y cambiarla por otra que me aporte aventura. ¡Pero no sé como! (todo ésto lo dijo la Cotilla de un tirón)

- Le hace falta un chinchón... ¡Menudo ataque le ha dado! - Y que lo digas! Pónme esos chinchones que dices. - He dicho chinchón, sin ese. - ¡Que tacaña eres, boba de Coria! así no vas a encontrar novio en tu vida.

Horas más tarde, cuando la Cotilla vino a comer (se pasa el día de la Ceca a la Meca) su cara resplandecía de ilusión. - ¡He logrado mi sueño! - ¿Ya? - A partir de ahora mi vida será distinta. Tendré rios de adrenalina corriendo por mis venas ¡Será la repanocha! 

- Me preocupa, Cotilla... - ¡TENGO MOTO! - ¿Perdón?... ¿ha dicho Moto? - Sí, he dicho la palabra MOTO. A partir de ahora ya no tendré que salir por pies de los sitios en los que trabajo. Empiezo a estar un poco cansada. - ¿Un poco? pero si está rondando los cien años. - ¿Y? ... 

Después de una siesta reparadora la Cotilla se marchó: - Asómate al balcón, carita de azucena y dime si no le doy sopas con honda a tu abuela que se cree tan moderna ella.

Por supuesto que salí y quedé estupefacta cuando salió de la entrada de la finca montada en una MOTO DE INVALIDO. - ¡¿Qué te parece?! - (preguntó mientras arrancaba) Y dobló una esquina mientras Bedulio doblaba la opuesta.

Éste, al verme en el balcón, preguntó: - ¿Has visto a la Cotilla? - Puede. - ¿Cómo qué puede? - No querrás que haga tu trabajo y gratis.

Se marchó murmurando algo sobre mi familia. 

Por la noche, en las noticias de la tele, el señor Li dijo que le habían robado la moto de inválido. - Mi no podel caminal polque tenel ojo de pollo en dedo del pie y complal moto. Dejal en poltal de tienda de chinos y luego ¡no estal! ¡¡¡Mi quelel moto mia, ya!!! - Ese grito me heló la sangre en las venas...


 

lunes, 18 de abril de 2022

Me ponen a caer de un burro.

Escuché al árbol de la calle decir: - Mira que es bonito ese coche. Siento no tener piernas para poder meterme en él e ir a dar una vuelta por la ciudad. 

Me asomé al balcón y lo único que vi fue el rolls royce de los abuelitos que acababa de aparcar en la parada del bus. - ¿Dónde está el seiscientos? (pregunté) - La copa, completa, del árbol se giró hacia mi, las ramas se levantaron como brazos clamando al cielo. La boca de madera dijo: - Con razón dice tu abuela que te entrenas ¡y no es para correr la Maratón sino para ser más tonta todavía! 

Los comensales de la Santa Cena pusieron los ojos en blanco. - Porque estamos pegados a ésta mesa que si no, ahora mismo estaríamos sentados en sus confortables asientos y no tendríamos el culo cuadrado por culpa de éstos bancos.

La cristalera no quiso abrirse. - No está hecha la miel para la boca del asno, asna en éste caso. - ¡Pero bueno, que estás en MI CASA, pardala! 

Pascualita me tiraba chorritos de agua envenenada dispuesta a saltarme los ojos - ¡A ver si se juntan con tu "buen gusto" en los abismos del mar! (la voz telepática de mi primer abuelito, enojada, taladró mi cerebro traduciendo a la sirena)

Las bolas de polvo corrieron a esconder su vergüenza ajena ante mis palabras. - El OOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado sonó fuerte y claro aunque no me llegó la traducción. 

Mi primer abuelito dejó ver su disconformidad ante mi "desliz"  no enseñándome su nuevo sudario. Pero sí me llegó su voz por telepatía. - ¡Que rabia me da tener que darle la razón a mi ex! ¡No te entrenes más, jodía!

Cuando la abuela, seguida por Geoooorge que traía los avíos para hacer una paella de marisco, entró en casa y vio mi cara larga, dijo: - "¿Te ha salido un callo?" - Peor, mi primer abuelito te da la razón... 

Con el pánico pintado en cara. la abuela salió de estampida escaleras abajo seguida de Geoooorge que se largaba con los avíos de la paella. Menos mal que se cruzó con la Cotilla que, de un manotazo le arrebató la cesta. Algo tenía que salir bien.





 

domingo, 17 de abril de 2022

¡Que susto!

Estaba tomando el solecito en el balcón cuando un pájaro de mal agüero, negro y con grandes alas, aunque lo peculiar era su pico largo y puntiagudo, se encasquetó en mi cabeza. La que monté fue de aúpa. Los gritos llegaron hasta el Ayuntamiento que salió en tromba a la balconada, el Alcalde el primero, a escuchar lo que pensaron que era una saeta. 

Los ayes reavivaron la polémica de todos los años: Procesiones con saetas o sin ellas. Unos quedaron encantados y otros se tiraban de los pelos: ¡Esto no son cosas de nuestra tierra! (clamaban enfadadísimos) ¡Ole, óle, óleeeeeeee! (jaleaban los otros) Aunque, al final se hartaron todos porque yo no dejaba de gritar y un poco de jaleo, vale, pero eso ya era pasarse de la raya.

Y es que, lo que fuera que cayó en mi cabeza, seguía allí y no me dejaba ver nada.

Fueron los comensales de la Santa Cena quienes lo reconocieron: la caperuza de un penitente. De golpe y porrazo, se había levantado un vendaval que no venía a cuento que, además de levantar faldas, apagar cirios, llenar los ojos de arena del desierto de la nube que nos cubre, se llevó algún que otro capirote que no dio tiempo a su dueño a sujetarlo con las dos manos. Y este voló sobre las azoteas de las casa, las copas de los árboles y todo cuanto encontró a su paso hasta aterrizar en mi cabeza y colocarse para lo que fue construído aunque, las ventanitas de los ojos quedaron a mi espalda.

Una vez que cerré la boca, cosa que me costó porque se me había desencajado, me llovieron críticas por pejiguera, de los personajes de casa. - ¿No sabes gritar más bajito, leñe? (se quejó el árbol de la calle) La cristalera, que se había cerrado a cal y canto para no oírme, tuvo que aguantar el chaparrón de insultos de la parte de afuera. - ¡Me he quedado sorda por tu culpa, egoísta!

También Pascualita mostró su enfado a base de movimiento de manos, sacada de dentadura y coletazos al aire. Menos mal que tenía la caperuza a mano y cuando le vi intención de saltar a mi escote, la tapé con él dejándola a oscuras y así pude sentarme, tranquilamente, a tomarme unos chinchones en la salita.

sábado, 16 de abril de 2022

La florecilla.

En la única maceta, chuchurría, que tengo en el balcón, ha salido una flor. Humilde, eso sí pero ha llenado de color esa pequeña parcela de mi casa. 

Ha sido recibida como una princesa de cuento de hadas por el árbol que, en cuanto la ha visto abrirse, le ha cantado el brindis de la Traviata. Las hojitas han aplaudido a rabiar. Gorriones y cuanto pájaro estaba en esos momentos en las ramas, han hecho los coros con sus trinos. 

A mi me han despertado y me ha sabido a cuerno quemado. - ¡Si es sábado, coooooñe! - Pepe me ha puesto enseguida al corriente pero como no lo entiendo, el cabreo me ha durado hasta que, legañoso, mi primer abuelito ha aparecido en escena. - Nena, a ver si aprendes su idioma que no puede ser más simple, solo hay que interpretarlo... - Como si eso fuera tan fácil.

Total que la cabeza jibarizada decía... ¡yo qué se que decía! Como si no tuviera nada más que hacer que escucharlo ¡Solo me faltaba esto!

Pero todo mi enfado se diluyó como un azucarillo en el café cuando vi la florecilla. Sentí un pellizco en el corazón... aaaayyyy que bonitaaaaa... 

Los invitados a la Santa Cena, cansadísimos como un costalero, apenas abrieron los ojos para verla  y las babas cayeron desde el cuadro hasta el aparador y de allí al suelo camino del balcón que la cristalera mantenìa abierta para estas emergencias.

La que se enfadó como una mona fue Pascualita. Que mal despertar tiene este bicho. - ¡Vamos a ver la flor y te alegrará el día, mastuerzo! (le dije) - Saltó fuera del agua lanzando mordiscos al aire. 

Le tiré una toalla por encima y pude cogerla sin salir perjudicada. Una vez en el balcón la destapé diciéndole: - Mira, Pascual... ¡QUIETA, FIERA! ¡¡¡NOOOOOOOOOO!!! 

Segundos después entró la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa!Te he oído desde la calle, boba de Coria. ¡Ahora no puedes negarme que PASCUAL está en ésta casa! - Pero yo solo atinaba a decir: ¡Se la ha COMIDOOOOOO!... ¡Snif!... ¡buaaaaaaaaaaaaaaa!


 

viernes, 15 de abril de 2022

¿Me he perdido?

 Estoy muy preocupada porque no hay día en que no se pierda una persona o perros y gatos. Es algo que no me cabe en la cabeza, porque la tengo llena de ideas interesantísimas. También preguntas como la que, ahora mismo, repiquetea en mi cerebro porque quiere saltar a la palestra (sin que tenga idea de lo que es eso) La pregunta es: ¿Estoy perdida yo tambièn? ¿Se perdió Pascualita y cayó en las redes de los conserveros de sardinas en aceite? Y si es verdad que me he perdido y me busca la guardia civil ¿habrán puesto carteles con mi foto para que la vea todo el mundo? Solo espero que no sea la foto del DNI ¡que horror! así no me encontrarán nunca.

A pesar de haber vaciado mi cerebro de preguntas con enjundia no me he quedado tranquila y he llamado a la abuela: - ¿Yes? - Dile a mi abuela que se ponga, Geoooorge, plis. - Ni plis, ni plas. Madame decir que no estar. -  ¡Anda! te crees más chulo que un ocho, inglés. ¡Ahora vendré y te enseñaré lo que vale un peine!

- "Si quieres que no te saque del testamento deja de asustar a mi mayordomo" - Si es que saca los pies del tiesto... Abuela ¿me he perdido? - "No caerá esa breva" - ¿Me das más datos? - "Ahora no tengo tiempo. Andresito y yo nos vamos a El Funeral. Hoy pondremos la foto de Sinforoso en la Pared de los Finados y como era un tipo alegre y dado a las bromas y al buen beber y comer, lo pasaremos en grande recordándolo." - Y colgó.

Los personajes que pululan por casa, excepto los comensales de la Santa Cena que estos días andan muy atareados, quisieron dar su opinión sobre si estaba perdida o no hablando todos hablaron a la vez. A quien más se oía era a Pepe el jibarizado lanzando su OOOOOOOOOOOOOOOOOO cargado de razón pero como mi primer abuelito no apareció por casa para traducirlo, no me enteré de nada.

Más tarde lo comenté con Pascualita mientras tomábamos unos chinchones on the rocks en la salita, pero, como es costumbre en ella, pasó olímpicamente de mi cháchara y acabó saltando dentro de la jarra del chinchón donde estuvo a punto de sufrir un coma etílico.


jueves, 14 de abril de 2022

La procesión.

Como es Jueves Santo (cosa que no ha servido para parar la guerra de Ucrania después de 50 días de horror) he ido a ver la Procesión y para no ir sola me he llevado a Pascualita. Me ha costado mucho meterla en el termo de los chinos porque la sirena come como una lima nueva y así no hay manera de que le desaparezcan "los rollitos de Primavera" que le crecen en la cintura.

La he metido a presión, atenta a su dentadura de tiburón, luego hemos ido al centro de Palma en busca de un sitio que me gustase. Alquilé una silla, me envolví con una manta grande de sofá que cogí de la salita y me entretuve viendo pasar la gente mientras, mentalmente, la despellejaba.

Por fin se escucharon trompetas y tambores acercándose y los primeros nazaremos se dejaron ver a lo lejos, con sus inseparables cirios encendidos. Pascualita, más relajada una vez que abrí el tapón del termo, no se perdía detalle. 

Pero cuando se armó la marimorena fue cuando un de los nazarenos (o capirutxa) me dio un confite típico de éste día. Le faltó tiempo para arrebatármelo a la muy bruja. Yo no me quedé quieta y se lo arrebaté, con tan mala pata que rodó por el suelo. No podía dejar que el confite se perdiera porque, tal vez ese nazareno me lo dio para tirarme los tejos.

Al inclinarme a cogerlo fue la sirena quien cayó al suelo. Ahora tenía que buscar ¡dos cosas! y estaban debajo del paso llevado por costaleros. 

Agachada y liada en la manta, levanté los faldones y entré en un mundo de hombres sudorosos que, de un momento a otro, podían chafar a la única sirena que existe en el mundo.

Me puse de rodillas sin perder de vista ni al confite ni a Pascualita. Un costalero, sin querer, la pisó de refilón y la fiera corrupia que anida en el pequeño cuerpo de la media sardina se manifestó. 

De repente, el Paso saltaba de un lado u otro, adelante o atrás, según se movían los costaleros tratando de evitar los mordiscos, cosa que muy pocos lograron. Finalmente pude agarrarla por los pelo-algas y meterla en el bolso.

Cuando volví a mi sitio en la silla alquilada, el paso tuvo que ser arrinconado porque  los mordidos veían crecer, a pasos agigantados, pies, dedos, piernas... y sus ayes superaban los decibelios de la banda de música.

Aprovechando la confusión salí de la Procesión mientras, a gritos, los costaleros hablaban de una sardina asesina. Una beata decía a su compañera: - Que malo es el chinchón, María Angustias.

 

miércoles, 13 de abril de 2022

El refranero.

- El refranero dice que, en abril aguas mil. Y encima, hay que mojarse porque ese agua es buena para los tontos... ¿A cuánt@s nos han dicho, en un momento determinado de tontería supina? ¡Te falta el agua de abril! A mi muchas, Pascualita ¿y a ti? 

Por toda respuesta recibí una buchito de agua envenenada. Tuve que hacer un quiebro para que no me diera. - ¡La madre que te parió, media sardina de las narices! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! ¿Cón quien discutes, boba de Coria? - ¡Con Pepe el jibarizado, Cotilla. Hoy han salido fotografiados unos compañeros suyos. No sé si serán de la misma tribu pero, en lo feo, se parecen un montón.

- No sé como tienes el cuajo de tener "eso" en casa... - Cuidado con lo que dice que, a lo mejor es un pariente suyo. - Me voy. No quiero escuchar más tonterias. - Si acaba de llegar... - A dejar los frutos de mi trabajo y me largo a echar un ratito más en otro tajo. Si no es por mi que la levanto, apañada estaría España.

- ¿Va a "limpiar" carteras en la procesión? - Claro. A la ocasión la pintan calva, dice el refranero. Además es un homenaje a mi gurú, Luis Bárcenas. - Bien, mejor que lo homenajee así que prendiendo fuego a velas, velitas y velones en el altar de los Amigos de lo Ajeno.

Poco después llegaron los abuelitos. Andresito con traje de penitente de un corte impecable. La abuela de mantilla y peineta, taconazos de Manolo Blanik y vestido minifaldero negro de Christian Dior. - ¿Vais a la procesión? - "La veremos de camino a El Funeral. ¡Mira la foto que he elegido, de Andresito, para colocar el la Pared de los Finados...!" - ¡Si está vivo! - Lo sé pero hay que tener las cosas preparadas para que no nos pille el toro cuando se vaya al Más Allá." - ¿A ver tu foto? ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYY!!!

¡¡¡Ha sido tan fuerte el capón que me ha arreado que he hecho palmas con las orejas!!!

 

martes, 12 de abril de 2022

Pompilio: un artista.

Pompilio me tiene loca. Compré calcetines de colores chillones para celebrar la llegada de la Primavera y los ha desparejado ¿Qué debo hacer ahora? ¿cortarme un pie? ¿llevar un calcetín de cada color haciendo el ridículo por la calle?

Me he pasado el día buscando al puñetero duende inglés hasta que lo he acorralado en un rincón de la cocina.  No se lo esperaba y se ha puesto histérico al verme. Chillaba como una rata, lo que hacía que yo gritara más: - ¡Te mataré! ¡te sacaré las tripas, las rellenaré de calcetines sucios y haré que te comas esa especie de butifarra!

A todo esto, la cristalera se abrió de par en par ante la insistencia del árbol de la calle que quería enterarse de lo que pasaba en casa. Así que, sin yo saberlo, mis gritos y amenazas se escucharon a lo largo y ancho del barrio. Los vecinos fueron arremolinándose en la acera. Alguien sugirió que se llamara a los municipales, otro, a la televisión. Otros pidieron un cura por si de las palabras yo pasaba a los hechos. En cambio otro fue a por una caja de cervezas y al volver, fue jaleado por el personal.

Los municipales llegaron y decidieron entrar en casa, instando a Bedulio para que fuera el primero en hacerlo: - Ya que tu conoces a ésta gente... - No le valió de nada batir records diciendo ¡NO! 

Yo estaba tan alterada que no me enteré del allanamiento de morada hasta que no tuve unos cuantos municipales mirando por la despensa o bajo la mesa de la cocina: - ¿Qué pasa? (pregunté) - Buscamos a su víctima ¿Ya lo ha mandado al otro mundo? - No porque no se deja coger ¡mire como salta! 

Pero, por más que forzaban la vista, no veían a nadie salvo a Pepe el jibarizado que estaba sobre la mesa sin perder detalle de  lo que pasaba. - ¡Que cosa más fea! - No lo insulte que podría ser familia suya (dije)

Bedulio estaba apoyado en la pared procurando pasar desapercibido. En ese momento mi primer abuelito voló sobre nuestras cabezas y yo aproveché para saludarlo, cosa que sirvió también para que la blancura de la cara de Bedulio aumentara. Estos segundos los aprovechó Pompilio para quitarle a los municipales un calcetín a cada uno sin tener que quitarse el zapato. 

Mi abuelito y yo no pudimos menos que aplaudir tanta maestría. Mientras, Bedulio corría escaleras abajo... sin un calcetín.

 

lunes, 11 de abril de 2022

La finca ha respirado hondo.

Un suspiro salido de lo más hondo de los cimientos de mi edificio produjo un movimiento sísmico de Siete, coma, nueve. Y la finca bailó la raspa mientras todos los vecinos salimos despavoridos a la calle, colocándonos en la acera de enfrente para ver como se caía sin que nos pillara.

Solo me dio tiempo de coger a Pascualita, Pepe el jibarizado y la Santa Cena... Se me olvidó la Cotilla.

Mi primer abuelito, embutido en un sudario imitando el traje de faena de un rescatista, de seda, eso sí, se vino con nosotros manteniéndose luego sobre el árbol de la calle porque (dijo) quería sentir la emoción de un derrumbe, el muy jodío.

Pero no pasó nada. Fue solamente eso: un suspiro que dió la finca al verse liberada de tanto bicho como salió de sus ranuras y sobre todo, el peso que se quitó de encima. Un montón de kilos de cucarachas.

Ahora la finca está más ligera. Como si se hubiese vestido de verano, con flores en las macetas y en los alcorques de la calle. Incluso los vecinos estamos más amables. Más educados, más respetuosos, más... Bueno, ya basta que tampoco hay que exagerar.

Estando, luego en casa, llamaron a la puerta y al abrir me di de bruces con un cura malencarado: - ¿Vive aquí la Cotilla? - Vive de okupa la puñetera (se me estaba pasando el efecto educativo) 

El cura se asomó a la barandilla de la escalera y gritó: - ¡Suba! - Subió Bedulio, sin sangre en el rostro, tembloroso de piernas y manos. - ¡Está aquí! Entre y deténgala (le apremió el cura) - Lo siento pero yo, en ésta casa, no entro... Hay cosas que... me pueden...

Se montó una zapatiesta entre ambos hombres y me fui a ver la tele a falta de algo mejor.

Hasta la salita llegó el por qué de tanto jaleo: - No se ha contentado con "limpiar" los cepillos, (gritaba el cura) esta vez ¡se los ha llevado! Cuando la he descubierto me ha gritado: ¡¡¡ES QUE NO LLEGO A FIN DE MES!!!

domingo, 10 de abril de 2022

La cucaracha.

 Hoy la escoba ha recuperado una de sus razones de ser. Y todo ha sido por una canción de los mariachis a la que se ha sumado, como no, el árbol de la calle que, el muy jodío, se apunta a un bombardeo.

Estaba yo de conversación con Pascualita y Pepe mientras desayunábamos cuando guitarras y trompetas, a las ocho de la mañana dominguera, han sonado con toda su potencia. Se ha armado la revolución, con decir que la calle se ha llenado de vecin@s, coches de policía, camiones de bomberos, gente gritando, sirenas a todo meter.

Bedulio queriendo escaquearse de subir a mi casa dijo tantas veces que no con la cabeza que acabó mareado y cayó redondo al suelo. Yo le aplaudí porque vi arte en ese modo de caer.

Entonces el mariachi cantó: ¡LA CUCARACHA! 

¿Por qué tuvo que hacer eso? ¿No teníamos ya bastante jaleo armado? - ¡¡¡La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar ... !!! - ¡¿Qué no?! - dijo una cucaracha desde la tapa de una alcantarilla. 

Miles de cucarachas salidas de vaya usted a saber dónde, inundaron calles, aceras, fachadas, árboles, etc. etc. etc... mientras bailaban al son de la música y jaleaban a la bisabuelastra que seguía el ritmo con su gracia natural.

 Lo más bonito era ver como a mi primer abuelito se le caía la baba, claro que a él no le subían los bichos por las piernas. 

De repente, la escoba empezó a barrer cuanta cucaracha se le ponía a tiro. La vidriera del balcón se abrió y por allí cayeron todas. Tras ellas fueron los mariachis y la Momia. No sufrieron daños porque aterrizaron sobre el montón que se había formado bajo el balcón.

sábado, 9 de abril de 2022

¡¿Por qué no me pasa a mi?!

Esta madrugada ha cantado un gallo colorao ¡Menudos pulmones tiene el gachó! ¿De quién será? Lo más curioso es que ha cantado en mi casa y no tengo gallinero. 

A pesar de que me ha despertado he creído que era una pesadilla pero el aporreamiento de la puerta por parte de los vecinos que, además, gritaban desaforadamente recetas de cocina relacionadas con pollos y gallos, me ha convencido de que el kikiriki ha sido real.

Después de agradecer al vecindario sus atenciones para mejorar mi dieta, me entretuve buscando al gallo. Lo encontré, gracias a Pascualita que, como yo, había sido despertada bruscamente y no le quitaba el ojo de encima. 

El ave estaba subida en la lámpara del comedor. Le pedí que bajara pero, muy suyo él, pasó de mi olímpicamenate. Y cuando a mi ya se me estaban hinflando las narices el vozarrón del árbol de la calle atacó los sueños vecinales con Las mañanitas que fueron, inmediatamente acompañados por la música y las voces del mariachi

¡Y ahi estaba la bisabuelastra moviendo su viejo esqueleto, mejor lubricado que el mío, soltando grititos tal que así: - ¡Ayayayayayayyyyy Andele mi cuateeeee!

Apareció mi primer abuelito flotando sobre el riel de las cortinas, y enfundado en un sudario de seda salvaje lleno de flores y polen a más no poder. Pensé que estaría enfadado pero al ver a su Julieta en plena danza ritual del Amor, babeó como un cabestro y se unió al baile. Pero ¡¿por qué no me pasará esto a mi?!

Ni se han enterado que la sirena y yo, ambas ojerosas a más no poder, estaba en la cocina desayunando (yo) y ponièndolo todo perdido (ella)

 

viernes, 8 de abril de 2022

México lindo.

 Me ha llamado la abuela: "Nena, necesito que acojas a la Momia en tu casa como refugiada familiar" - ¿Qué le pasa a la Torre del Paseo Marítimo? ¿Amenaza ruína? ¿Tiene aluminosis?... -

Después de mandarme callar dijo que era por su bien. Debían alejarla de sus dominios porque se le había metido, entre ceja y ceja, tener un mariachi, fijo, en su casa. - Bueno ¿qué mal hay en ello? - "Pues que no paran de cantar y soltar gallos de muchos decibelios, de noche y de día y eso no hay quién lo aguante"

- ¿Y los cubanitos culito-respingones? - "Pasaron a mejor vida. El campanero de la Catedral se nos ha quejado porque las rancheras a pleno pulmón tapan el sonido de las campanas. Entonces quedamos así. Ahora mismo Geoooorge los traerá a tu casa ¡Gracias, nena!" - ¡De gracias, nada! ¿abuela?... ¡¡¡ABUELAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya te estás peleando con tu pobre abuela? - Le expliqué lo que había pasado y lo único que le preocupó fue que no le quitaran su cuarto. Corrió a echarle la llave y guardársela en el bolso donde cabe todo. 

Comimos el contenido de una lata de fabada, deprisa, deprisa, por si toda esa gente venía con hambre. 

Poco después escuchamos un grito purititamente mejicano. - ¡Aaaayyyyy, que ya están aquí! - Te veo durmiendo bajo la mesa del comedor, nena (la Cotilla es única dando ánimos) - Si quieres te llevo conmigo(propuso mi primer abuelito) - Gracias pero, mejor lo dejamos para otro día.

Como un vendaval, Mexico entró en mi casa. Eran quince los del mariachi más la bisabuelastra que se había peinado con dos trenzas como Pocahontas. Que, por cierto, pasó de mi en cuanto vio al abuelito y corrieron a comerse a besos. Como ella ya tiene un pie en el Más Allá, puede verlo. - ¡Comportaros que me ruborizo! - Pero que si quieres arroz, Catalina,

jueves, 7 de abril de 2022

El colador-bañador.

¡Anda que no le saco provecho al colador-bañador! Para colar el te. Para escurrir los garbanzos. Para lavar las hojas de lechuga. Para hacerme mechas en el pelo. Para... - ¡Nena, te lo compro! - (dijo la Cotilla en cuanto vio lo útil que es) Me lo llevo ésta noche al trapicheo y me lo quitarán de las manos. Ves haciendo más y seremos socias.

- Lo siento. Es una pieza exclusiva, hecha con mucha dedicación y tiempo. No sabría ponerle precio. - Yo sí. A 10 euros la pieza. - ¡¿A una cosa original y única en el mundo entero?! Ay, Cotilla, que ofensa para quienes lo confeccionaron.

Una a la que le ha gustado el colador-bañador es Pascualita. El otro día no quería hacer los ejercicios en la bañera. Me tiraba buchitos de agua envenenada a pesar de la sardina-zanahoria con la que la engaño. Harta de oírme dijo que no con la cabeza repetidas veces después, para corroborar lo que quería decir, sacó su dentadura de tiburón a pasear.

Entonce metí el colador-bañador en el agua y al sacarlo se convirtió en una ducha a la medio sardina le encantó. 

Así que le dije que, cada dos vueltas que diera en la bañera, tendría una hermosa lluvia sobre su cabeza. ¡Y funcionó! Pero ahora se han añadido las bolas de polvo, a pesar de deshacerse. Son muy juguetonas. Algunas hojitas se escapan del árbol de la calle y acaban en la bañera. Los que no pueden meterse hacen apuestas sobre qué bola de polvo desaparecerá la última o cuál sera la primera. Vamos, que estamos entretenidos.

Todas las tardes la Cotilla pregunta: - ¿Me llevo el colador? - Y recibe un no por respuesta. Hoy se lo llevaba sin preguntar y Pompilio, que siempre está al tanto de todo, se lo quitó sin que se diera cuenta. Y es que al duende inglés también le gustan esas duchas.

 

miércoles, 6 de abril de 2022

El bañador.

He buscado el bañador en el cajón donde creía haberlo guardado... y no estaba. A partir de aquí mi cabeza se convirtió en un batiburrillo de pensamientos inconexos: - ¿Si no lo puse aquí, dónde lo puse? - Esta pregunta me la hice millones de veces, de una forma u otra y no saqué nada en claro hasta que decidí volcar el cajón sobre la cama.

Y así encontré una pequeña pista. Entre todas las cosas que se esparcieron apareció, debajo de unas chocolatinas que olvidé guardar en la nevera antes que la pandemia nos atacara, una esquinita de tela, pequeña como la uña del meñique del pie, igualita a la del bañador.

Entre exclamaciones tales como: ¡Ole pa mi cerebrito guay! ¡Menuda buscadora de oro se está perdiendo España! ¡Nadie como tú, nena! - fui engordando mi ego hasta que caí en la cuenta de que seguía sin saber dónde demonios está el dichoso bañador. Y tengo que encontrarlo porque, aunque ahora haga frío, el verano está a la vuelta de la esquina y tengo que ir a la playa.

Puse mi cuarto patas arriba hasta, moviendo el sinfonier del sitio en el que ha estado siempre desde que la abuela lo compró, cuando Pascualita aún no había aparecido ni en nuestras vidas ni en la lata de sardinas en aceite.

¡Y ahí estaba! bajo el sinfonier de las narices. Un grito salió de mi garganta: ¡¡¡POMPILIO!!!

Más tarde, mientras Pascualita y yo nos dábamos un homenaje a cuenta de un chinchón on the rocks, Pompilio explicó que al ver los colores chillones del bañador tuvo que quedárselo. Lo que ocurrió después fue culpa de los pececillos de plata que siempre meten las narices y las bocas donde no deben. - Se lo han comido ellos jejejejeje 

Cogí el bañador, lo extendí sobre el sofá y quedé petrificada. Estaba lleno de agujeritos. Pero lleno, lleno.

Para cuando reaccioné Pompilio ya no estaba. Sin embargo, como no hay mal que por bien no venga, ahora tengo un colador de colorines y me he ahorrado los euros que pensaba gastarme en la tienda de los chinos del señor Li.

martes, 5 de abril de 2022

Reanudando las clases.

Cada vez me da más pereza llamara a la abuela porque tengo que pelearme con Geoooooorge que es su mayordomo inglés y su perro de presa, el jodío. Pero, a veces, no me queda más remedio, como ésta mañana que estaba más aburrida que una ameba. - Dile a la abuela que se ponga, plis. - No estar. - ¡Sí que está! Que se ponga, mamarracho. - No poder ser. - Como venga a la Torre del Paseo Marítimo te calentaré las orejas! - Estar con madame Momia (se apresuró a decir. - ¿Estás seguro? - Yes. - ¿Y que hacen? - ¡Dancing!

Así me enteré que mi bisabuelastra había reanudado sus clases de baile zumbón que había dejado arrinconado a causa de la pandemia y de la deserción de los cubanitos-culito-respingones que huyeron aterrorizados ante el contagio del covid y la mortandad de las personas mayores.

En un plis plás me presenté en la Torre del Paseo Marítimo, no sin antes jurar por el bienestar de sus raíces al árbol de la calle que, a la vuelta, le contaré, de pe a pa, lo que haya pasado allì.

Entre Geooooorge y yo aporreamos la puerta del dormitorio de la Momia. La música estaba a toda pastilla y costó mucho que nos oyeran. - ¡Tenéis a los vecinos sin pegar ojo toda la tarde! - ¡Ajo y agua! (contestó la Momia sin dejar de mover el esqueleto) 

De detrás de un biombo chino que, a saber los siglos que lleva en el caserón porque se notaba que tenía mucha confianza, salió Andresito, sudoroso y con cara de alivio. - ¿Ah, eres tu, nena? - ¿Quién pensabas que era, Hacienda? - ¡¡¡LAGARTO, LAGARTO!!! ¡No llames a la Desgracia!

Por lo visto tienen un vecino que es luchador de sumo japonés y tiene un cuerpo que parece un autobús de dos pisos de lo enorme que es: - No le gusta la música y ya nos ha amenazado varias veces con hacernos picadillo. Mi madre dice que tiene la solución al problema... - ¿Bajar la música? (dije) - No. Llevármelo al huerto pero mi hijo, que es un meapilas, no quiere. Dice que no tengo edad para éstas cosas ¡¿Ciento quince años no es una edad para lo que sea?! No sé a quién ha salido. A mi marido no, desde luego. Ahora, a su padre, no digo yo que no...

lunes, 4 de abril de 2022

¡Que frío!

El árbol de la calle canta las mañanitas con su vozarrón de tenor y en su copa empiezan a despertar los pajaritos que la habitan. Me asomo al balcón a contemplar el trajín entre las hojitas que todavía quedan adheridas a las ramas. - ¡Buenos días! Veo que tienes nuevos huéspedes (digo) - Sí. Vienen del norte. Están cansados, aterrorizados, desmoralizados, sin saber qué pasará con la familia que dejan allí. Por eso les doy refugio entre mis ramas.

Entro a desayunar y me siento tan orgullosa de mi vecino que se lo cuento a Pascualita en cuanto la siento en el frutero. - ¡Menudo detalle ha tenido!... ¿Te preguntas que por qué no hago yo lo mismo? porque no soy un árbol ¿Te parece que somos pocos en casa? ¡Somos un montón! y como se enteren los vecinos, me harán pagar doble o triple cuota de la escalera. 

Pensé haber tocado el corazoncito de la media sardina pero, como siempre, fue a lo suyo. O sea, a saltar dentro de su taza de cola cao y ponerlo todo perdido. - Podrías demostrar un poco de empatía con el árbol. - Pero ella siguió como el que oye llover.

A media mañana el frío primaveral-invernal me tenía helada y, aunque quería saludar a los nuevos vecinos, no pude hacerlo porque la cristalera dijo que nanay de abrir puertas, a pesar de la bronca y el griterío que montaba su parte de fuera. 

El frufrú de la seda natural rozando mi cara me anunció la llegada de mi primer abuelito. Estaba espectacular con un nuevo sudario plisado totalmente, imitando los trajes de los grandes faraones de Egipto. - Te falta la corona, abuelito. - Solo me da dolor de cabeza y no está el horno para coronas. Me queda mejor el sombrero cordobés  ¿A que sí? - ¡Ya lo creo!

Mientras hablábamos llegó la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Menuda trifulca tiene los pájaros del árbol. No sé como el Ayuntamiento no los ahuyenta tirando cohetes ¡son unos guarros! - ¿El Ayuntamiento? - Cada vez estás peor, boba de Coria.

Miré a través de los cristales. Habían llegado nuevos pájaros. Estaban hechos unos zorros: mojados, sucios, oscuros... - ¡Pájaros de mal agüero! (gritó la Cotilla) ¡No abrás que entrarán y a ver quién los saca después!

Al anochecer volvió la paz. Pregunté al árbol de la calle por los pájaros mojados. - ¡He podido echarlos! A éstos les das un dedo y te toman el brazo... Por cierto, mañana vendrán los de la tele a ver a los del norte. 

La voz de Pepe el jibarizado sonó fuerte, clara e irritada: ¡¡¡OOOOOOOOOOOOOOOO!!!



domingo, 3 de abril de 2022

Los santos... ni caso.

 El olor de las ensaimadas recién hechas me ha sacado de la cama. La abuela ha venido a visitar a su amiguita del alma y se ha quedado a desayunar con nosotras. Geoooorge ha sido el encargado de preparar los cola caos, bien batidos para que salga espumita y después se ha ido al rolls royce a esperar a su madame. No tiene ni idea de la existencia de la sirena ni falta que le hace.

- "¿Está la Cotilla?" - No tengo ni idea, abuela. Solo me he preocupado de dormir a pierna suelta. - "Mira lo que te he traído, preciosa..." - ¡Gracias, abuela! que detalle. - "No seas pejiguera. Las ensaimadas son, principalmente, para mi chiquirritina" - ¿Y yooooo? - " Vaaaale, coge una". 

O la abuela no recuerda que la medio sardina está empachada o cree que ya está bien. - Pascualita tiene tripón... - "¡¿Está embarazada?! ¿ahora me lo dices? ¡¿Dónde está mi princesita de los siete mares?! ¡¡¡PASCUA...L!!! - (Al mismo tiempo sonó:) - ¡AVEMARIAPURÍSIMAAAAAAAAAAAAAAAAA!... ¡¿PASCUAL?! -

En ese momento Pascualita di su primer salto mortal con tirabuzón dentro de su taza de cola cao poniéndome perdida. - ¡Estate quietaaaaaa, jodía! (grité mientras la cogía por su pelo-algas, hice molinete y salió zumbando hacia la ventana de la cocina estrellándose contra el cristal que, como hace una rasca de invierno, estaba cerrada a cal y canto.

La Cotilla entró en la cocina a paso de carga, lanzando dos preguntas al aire: - ¿Dónde está tu amante? y ¿Qué ha sido ese ruído? - "¿Amante? voy servida con mi Andresito que me alegra las pajarillas un día sí y otro también. En cuanto al ruído ¿qué ruído? - Que cuajo tiene la abuela.

La sirena, parecía una calcomanía estampada en el cristal. Patinaba lentamente, a punto de estrellarse contra el suelo, sin reaccionar, como un juguete roto. Desde lo alto de su estantería Pepe lo vio todo y dio la voz de alarma: OOOOOOOOOOOOOOOOO. 

Mientras las dos amigas discutían (la Cotilla se sentìa engañada por la abuela) me acerqué a la ventana, cogí los despojos de la última sirena del mundo y la metí, rápidamente, en mi escote, pidiéndole a todos los santos que, al volver en sí, no recordara nada.

No me hicieron caso... ahora luzco un escote que para si quisieran algunas. Con decir que la Cotilla y yo no necesitamos mesa porque nos apañamos bien poniendo el plato de comida sobre mi pechuga en la que caben hasta cuatro comensales olgaditos.

sábado, 2 de abril de 2022

Empacho.

A Pascualita le está costando hacer la digestión del atracón de pollo y se hunde hasta el fondo de la garrafa. - Así no cabes en el termo de los chinos (le dije en tono de reproche) 

 Del mercado traje unas sardinas para emplear a modo de zanahoria para hacer andar al borrico.

Metí agua de mar en la bañera, y acto seguido, a Pascualita. Puse una de las sardinas de cebo en una caña de pescar que me tocó, hace tiempo, en una caseta de feria e intenté que la sirena la persiguiera pero no movió ni  un músculo. Estaba tan llena que al ver "comida" tuvo arcadas: - ¡Ni se te ocurra vomitar aquí! - No sé para que le dije nada.

Dejé todo como estaba y fui a ver la tele un rato... Me despertaron los gritos de la Cotilla: - ¡Nenaaaaaaaaaaaaaa, llama a los bomberos! - ¡¡¡SABÍA QUE UN DÍA QUEMARIA LA CASA!!! ¡¡¡SALDREMOS EN LA TELE POR SU CULPA!!! ¡¡¡SI QUIERE MONTAR ALTARES A LOS AMIGOS DE LO AJENO HÁGALO EN SU CASA, COÑEEEEEEE!!!

Solo al salir corriendo al comedor me di cuenta de que en la salita no había fuego. - ¡Cotilla! ¿dónde está? - ¡¡¡EN EL BAÑOOOOO!!! - ¡¿Hay... fuego! (me había olvidado de la sirena) - ¡Ni fuego ni leches. Una fiera corrupia es lo que hay!

Pascualita, en estado puro, intentaba atacar a la vecina con sus dientes de tiburón pero por más que intentaba impulsarse con la cola, su tripón podía más y la hundía. Ni siquiera tenía fuerzas para tirar buchitos de agua envenenada.

Tiré una toalla sobre ella, la cogí y salí por pies mientras la Cotilla, con los pelos de punta, gritaba: - ¡Llama a la tele! ¡¡¡POR POCO ME COME UN MARCIANO!!!

 

viernes, 1 de abril de 2022

Pollo al ast.

He comprado un pollo al ast y al abrir el paquete en casa, su olor se ha expandido y hemos babeado todos, hasta el árbol de la calle porque la cristalera estaba abierta. Lo peor no ha sido la cantidad de babas que han tomado las de Villadiego para formar una cascada desde casa al alcorque. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Esto huele mejor que el Chanel número 5! ¡Me pido medio pollo! - La Cotilla, siempre tan inoportuna. - Pensaba dejar medio para cenar ésta noche... - Puedes comer esta bolsa de magdalenas caducadas que he cogido del contenedor del súper. - Ya, pero, no es lo mismo...

Lo que la Cotilla no sabía es que un montón de ojos estaban fijos en nosotras, incluso mi primer abuelito - Ay, nena, cuanto tiempo llevo sin sentir este olorcito ¡Humm...! - ¿Quiéres un poquito? - La respuesta de la Cotilla llegó antes: - ¡He dicho medio!

De un salto prodigioso Pascualita cayó en el plato donde estaba el pollo y se metió dentro de su carcasa. Enseguida escuché el crujir de los huesos al ser triturados por su potente, a pesar de su pequeñéz, dentadura de tiburón. Afortunadamente la Cotilla estaba tan abstraída comiendo que ni se enteró.

Los comensales de la santa Cena protestaron ruidosamente: - ¡¡¡QUEREMOS POLLO!!! - La cristalera del balcón batió repetidas veces, con tal fuerza que no sé como no se rompió el cristal. El OOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado pasó de la ilusión, al ansia y luego a la decepción cuando tuve que decirle: - ¡Eres una cabeza hueca! Contentate con oler, alma de cántaro.

Las bolas de polvo nos cercaban y tuve de aventarlas con la servilleta. Casi logré extinguirlas pero son como el Ave Fénix: renacen de sus cenizas.

De repente la Cotilla gritó: - ¡Un ratón dentro del pollo! ¡Que ascoooooo!

Pascualita había oradado una pechuga y ahora intentaba  escapar por allí reptando con dificultad gracias al tripón que le complicaba el movimiento.