jueves, 21 de abril de 2022

¡Menudo concierto!

 Llamaron a la puerta a las siete de la mañana y, naturalmente, no abrí. Pero el timbre despertó a Pepe el jibarizado que, viendo que no me levantaba, lo que causaría otro timbrazo, se quejó amargamente: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO 

Así que me encontré entre dos sonidos a cual más desagradable: el timbre y el O repetitivo de la cabeza cortada

- ¡Calla, jodío! (le grité) y entonces sonó el teléfono. - ¡Pero,buenoooo! ¿qué pasa hoy? - Tampoco me levanté porque había visto, anoche en la tele, que volvían las nieves y me eché dos mantas más en la cama y ahora se estaba tan bien en ella.

Cuando cerraba los ojos para reanudar el sueño escuché ¡CHOF! ¡CHOF! y ¡CHOF! Pascualita protestaba a su manera, dando saltos mortales con doble tirabuzón mientras dejaba el suelo del comedor perdido de agua salada. Volvió a sonar el teléfono y ante semejante concierto hice de tripas corazón y más enfadada que un mono, me levanté.

Cogí el teléfono: era la Cotilla. - Me han dicho que hay chinos en la escalera de casa ¡es verdad? - Voy a mirar... - ¡NOOOOO! - Me lo estaba poniendo difícil la vecina, menos mal que el cotillo mayor del Reino, el árbol de la calle, me echó un cable cuando golpeó con una rama en la ventana de la cocina para decirme: - ¡Sí que hay chinos! - ¡Y tocaban, de nuevo, a la puerta: - ¡Tu ablil, boba de Colia. Nosotlos decilte algo. 

Me encontré con diez chinos alineados ante mi puerta que, en cuanto me vieron dijeron, de carrerilla y sin equivocarse: - ¡¡¡El peRRo de san Roque no tiene Rabo poRque Ramón Ramirez se lo ha coRtado!!!

Admirada como estaba solo pude decir: ¡LA MOTO LA ROBÓ LA COTILLA!

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