martes, 26 de abril de 2022

A media mañana ha vuelto Bedulio con otra multa para mi. - ¿Qué he hecho ahora? - No declarar que tu piso es más grande de lo que dices. Te vas a caer con todo el equipo, que lo sepassssssss...

¿Has desayunado chinchón con tostadas? - ¿Por... ? - Por las tonterías que dices. - Pues ha sido la Cotilla quien ha venido a denunciarte por estafar a Hacienda. 

Monté en cólera y agarré al Municipal del brazo arrastrándolo hasta el comedor a pesar de su total oposición a entrar en casa. - ¡Quiero irme! - No, hasta que venga la Cotilla. Esto hay que solucionarlo pero ¡YA!

Protestó hasta que escuchò el sonido de las puertas cerrándose a cal y canto. - ¿Qué es... esto? - Ahora no puedes escapar. - Bedulio estaba lívido y balbuceaba al hablar: - ¿Está tú... abue... lito...? - De momento, no pero están todos los demás. . ¿...Más...?

Se desmayó. y para volverlo en sí puse a Pascualita, chorreando agua de mar, sobre su cuello. Justo entonces apareció mi primer abuelito envuelto en un sudario de lo más marinero, con estrellas de mar y medusas vivitas, coleando y chorreando, por no hablar de que me llenó el comedor de arena

Le conté lo de la multa y quedó fascinado. - Así que vives en un palacio y no te habías enterado ¡Menudo despiste, nena! - ¿Con quién hablas, boba de Coria? - ¡¡¡COTILLA!!! (del salto que me estrellé contra la lámpara del techo) ¿Y su avemariapuerísimaaaaa? - Ya decía yo que me faltaba algo... ¿Qué es eso? (señaló al caído) - Bedulio. - Me refiero a lo que tiene en el cuello ¡que ascooooooooooo! 

Me había olvidado de Pascualita y tuve que correr antes de que la vecina la aplastara con el pie. Rápida como eñ rayo, hice molinete con sus pelo-algas y, sin mirar, la lancé a través de la cristalera del balcón quien, al ver mi intención, se abrió lo justo para que pasase la sirena por una fina rendija. Mientra, desorientada, la Cotilla dijo: - He descubierto la habitación ... escondida...

No hay comentarios:

Publicar un comentario