domingo, 30 de septiembre de 2018

¿A correr con la abuela?... ¿qué dices?


La abuela se ha bajado de sus taconazos y se ha puesto unas deportivas. Dice que ha llegado el momento de ponerse en forma para que, cuando llegue Navidad, pueda hincharse de comer turrones y todas las delicatesen que le vengan en gana.

Creo que lo hace para picarme. Quería que fuera con ella a correr por el Paseo Marítimo pero, solo de pensarlo, ya estoy cansada. Además ella vive por allí y en un momento está en su casa pero yo tengo que subir cuestas hasta llegar a la mía. Le dije que nanay. Que corra con Geooorge que para eso le paga y le saque el poco jugo que le queda al pobre. El inglés ha revisado el contrato que firmó al entrar a trabajar como mayordomo en casa de los abuelitos y como no dice nada de tener que correr todas las mañanas, se ha negado en redondo.

La abuela intentó convencer también a la Cotilla para que la acompañe pero ésta se ha excusado diciendo que tiene mucha faena entre la limpieza de los cepillos de las iglesias y sus trapicheos. Ahora solo le quedan la Momia y Andresito. Creo que el pobre abuelito es quién tiene todos los números para correr con su mujer pero no lo veo preparado. Ya se ha quejado de que no se ve elegante con deportivas, pantalones cortos - Tengo las piernas muy finas para ésto. - camiseta de tirantes. - Yo tengo un pedigri social y no quiero perderlo. Si los de nuestro círculo me ven de ésta guisa por la calle, sudoroso, con una gorrita de visera de propaganda y a punto del colapso, jamás volverán a nombrarme Elegante del Año.

No sé si tanta retahíla le servirá de algo pero, ya lo dijo cuando se casó. Lo hacía "para lo bueno y para lo malo" Dice que lo dijo sin pensar y porque el cura lo incitaba diciendo la frase para que él la repitiera como un loro. - "¡Ah, se siente!" (le dijo la abuela y lo  mismo le repitió su madre) - Hablamos a tontas y a locas, hijo mío y después pasa lo que pasa.

Por si le fallan estos dos, la abuela ya le ha echado un ojo a Bedulio. - "Una autoridad como tu, tiene que estar en plena forma para correr detrás de los maleantes. Pasará Geoooorge a buscarte con el rolls royce y acercarte al Paseo Marítimo y después te devolverá al Cuartel. - ¿En el rolls royce? No puede ser. Sería la comidilla de todos mis compañeros. Me abrirían expediente disciplinario. No, no, no. - "¿Esto quiere decir que no vendrás a correr conmigo?" - Pero el Municipal ya no estaba. Había salido corriendo como alma que lleva el diablo.

Al final ha optado por salir a pasear, bien emperifollada, entaconada y restaurada de cara y pelo. - Poco peso vas a perder así (le comenté) - "Me llevaré a Pascualita a hacer vida social por el centro de Palma. Le enseñaré lo que es eso y así, cuando vuelva a su hábitat, tendrá más amistades que nadie en el fondo del mar." - ¿Comeréis en sitios caros? - "Naturalmente" - ¿Yo puedo venir? - Me miró de arriba abajo y poniendo vocecita de repipi, dijo: - "No puidi salir, mi canso muchiiiiiisimiiii. ¡No puedi, no puediiiiiii ¡Anda y que te den morcilla, boba de Coria!"

sábado, 29 de septiembre de 2018

El regalo de la abuela.

Dice la abuela que no me puedo quejar porque me ha traído un "regalo" - "Siempre dices que no te regalo nada ¡pues aquí tienes uno que, además, te será muy útil, boba de Coria"

Reconozco que me hizo muchísima ilusión recibirlo. Además el paquete era voluminoso. - ¿Qué es, abuela? (pregunté mientras rasgaba el papel sin poder contener la impaciencia)

La abuela me miraba con cara de guasa.  Y, de repente, me encontré con una cosa rara en las manos. Era una especie de... ¿orinal?... ¿maceta?... ¿ensaladera?... de mimbre. - ¿Esto qué es? - Por más  vueltas que le di no acertaba a encontrarle ninguna utilidad a ese trasto.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡anda, una chichonera! Mira que hace años que no veía una ¿De dónde la habéis sacado? - "Es un regalo que le he hecho a mi nieta. Y me ha costado mis buenos euros porque está hecha a medida... ¿Qué. Te has quedado muda? ¿Te gusta?" - ¿Qué tengo que hacer con ésto? (estoy segura que mi cara de decepción absoluta era patética) - "Ponértela en la cabeza y así no volverás a tener esos chichones en la frente, alma cándida"

- ¡No pienso hacerlo! - "¿Prefieres ir con el chasis abollado? jajajajajajaja Así no encontrarás novio"

Asomada al borde del acuario, Pascualita tenía sus redondos ojos de pez fijos en la chichonera que no tuve más remedio que ponérme ante la insistencia de las dos amigas. Menudo cachondeo montaron a mi costa. - ¡Que bonita estás con la lazada rosa bajo la barbillaaaaajajajajajaja! - "Sal al balcón y te haré una foto, nena" - ¡Que no! - "¡Que desagradecida eres, sosa!" - No me quedó más remedio que acceder y en cuanto salí al balcón, la abuela gritó - "¡Vecinas, mirad que mona está mi nieta!" - ¡Está para el pelotazo! jajajajajajaja...

No le he comentado nada a la abuela para no contentarla pero la chichonera me va muy bien cuando me siento en el balcón y me entra el sueño siestero. Por más cabezadas que de, no me hago daño. Eso sí, delante de las dos amigas no me la pongo ni harta de vino.


viernes, 28 de septiembre de 2018

¡Que sueño

Sentadita en la mecedora del balcón, veo pasar el mundo mientras los pajarillos del árbol de la calle me arrullan con sus trinos y poco a poco, mi cabeza empieza a oscilar hasta irse para adelante y estrellarse contra la barandilla ¡POM!... Que peligroso es dar una cabezada en un lugar tan estrecho.

De repente, algo llama mi atención. Me pongo saliva en el chichón y miro: una extraña pareja se acerca por el comedor: Momo, la conejita negra, lleva sobre su lomo a Pascualita que se agarra, fuertemente, a sus largas orejas.

Pasan por mi lado sin mirarme. Se van a caer (pienso mientras Momo camina, decidida, hacia el abismo) ¡Claro que se caen! Y yo grito, asustada. Por el mismo precio voy a quedarme sin coneja y sin sirena.

Bedulio, que hacía su ronda por el barrio, deja oír su voz autoritaria - ¡¿Qué te pasa ahora?! - Que se han caído Momo y... - Y... ¿quién más? -  Nada, nada. La pobre se habrá estrellado ¡no quiero verla! - Aquí no hay nadie.

Desde mi atalaya vi llegar a la Cotilla. Bedulio y ella pegaron la hebra y poco después me miraron y señalaron. Aproveché para preguntar: - ¿Sigues sin verlos? - ¿A quién? - A... Momo. - ¡Aclárate ¿son dos conejas o una? - La Cotilla se llevó un dedo a la sien y lo hizo rodar ¡Me estaba llamando loca!

Puse toda mi atención en el árbol. Debían estar escondidas entre las hojas. ¡Entonces las vi! Momo dormitaba, hecha una bola, en uno de los nidos que habían dejado libres sus inquilinos al emigrar al Sur. Los pelo-algas de Pascualita aparecieron entre las orejas de la coneja.

Me encaramé a la barandilla, alargué brazo y pierna hasta tocar las ramas altas y en plan fonambulista, hice equilibrios para no caer. - ¡¡¡MIRA, BEDULIO!!! (la voz de la Cotilla es inconfundible) ¡¡¡MÚLTALA QUE ESTÁ HACIENDO BALCONIN!!!

- ¡¡¡¿Una multa?!!! ¡¡¡PIDA UNA ESCALERA, PARDALA!!! Me dio tanta rabia que me desequilibró la petición de la Cotilla y caí de cabeza camino de la dura acera.

Me desperté al golpearme de nuevo en la cabeza contra la barandilla del balcón.

Entré en casa, cogí a Pascualita que dormía plácidamente en el acuario y antes de que me atacara, le puse unas gotas de chinchón en sus labios de pez y se calmó.

                                                                                                                                                                               

jueves, 27 de septiembre de 2018

Cambiemos ceños fruncidos por sonrisas.

La Cotilla ha venido cargada de cintas de muchos colores. - ¿Ha asaltado una mercería de buena mañana? - No me ha hecho falta, boba de Coria. Al pasar delante de la tienda de los chinos del señor Li he visto que, junto a la pared había una caja a la que nadie hacía caso por lo que he deducido, que estaba abandonada y me he dicho que para que se la quede otra, me la llevo no. ¿He hecho bien, verdad?

- No, Cotilla. Las cosas no se hacen así. Primero se pregunta si la caja es de alguien. - ¿Para que uno diga que es suya y que sea mentira? Que pardilla eres. ¿No ves que si preguntas saldrán muchos dueños? - El señor Li debe haber comprado ésta mercancía y se ha quedado sin ella. - Si es verdad que es suya... - ¿Se lo devolverá? - ¡Ni hablar! Que hubiese estado pendiente de la caja en lugar de estar por ahí... - ¿Y qué hará con todo ésto? - Lacitos. Están de moda. Me los quitarán de las manos. - Muy confiada ésta usted. - Porque conozco el mercado y entiendo de negocios, no como tu que no tienes ni idea de nada.

Aquello me ofendió pero le puse al mal tiempo buena cara por si me caían unos euros en este negocio que montaría la Cotilla. - Yo puedo hacer los lacitos y usted los vende ¿Qué le parece? - Ni bien, ni mal, ni regular... - ¿Cuánto me pagará? - ¡Ni un real! Eres una trepa y una aprovechada. ¡La que no llega a fin de mes soy yo!

Llegó la abuela toda emperifollada. Con la minifalda más mini de su armario. Subida a unos tacones de vértigo y marcando tetas bajo una blusa de dos tallas menos. - ¿De qué vas, abuela? - "De atrapa piropos" - ¿Es una profesión nueva? - "Es más antigua que andar palante. ¿Pero es que no has visto el ganado que está trabajando debajo de tu balcón?" - Están arreglando las tuberías del agua de la calle... - "¿Te has dado un garbeo delante de ellos?" - ¿Yoooooooooooooooo? Cómo si no tuviese nada más que hacer... (dije, despreciativa) - "Pues ya lo estás haciendo porque te los he dejado a punto de caramelo ¡Menudos piropos me han dicho!" - Son unos guarros. Y tu, provocándolos. - "¡Vamos, que el bisnieto está cada vez más cerca!" - Huuuuuuyyyyyyyyy, que verguenzaaaaaaaaa. No puedo, no puedooooooo.

Al final, la abuela se ha ido más enfadada que un mono.

Cuando la puerta de la calle se ha cerrado detrás de la Cotilla, he ido a por Pascualita y me he encontrado con una sorpresa: la vecina ha colocado lazos por todo: en los tiradores de las puertas, ventanas, cajones, lámparas, grifos... incluso en el asa de la tapadera del cubo de la basura. Los había de todos los colores. Ahora se lleva mucho el amarillo y hasta en el acuario había un lacito amarillo.

Se me ocurrió una idea. Poner lazos distintos para no ser un barrio monocolor, sino multicolor y ayudar a cambiar el ceño fruncido por sonrisas. Se lo comenté a Pascualita y parece que le gustó porque se lió a cogerlos y tirarlos al suelo para, luego, rebozarse en ellos. - ¡Pascualita, que son para vender!






miércoles, 26 de septiembre de 2018

¡Siete años ya!

Me ha parecido escuchar chillar a un cerdo como si lo estuvieran matando en el rellano de la escalera. He puesto el ojo en la mirilla de la puerta y lo único que he visto ha sido a un señor con falda plisada, boina y soplando un palitroque. - ¿Y el cerdo? (me pregunté)

Miré de nuevo ¡pero si era Geoooorge tocando una gaita! Abrí de golpe. - ¿Qué haces tú aquí, imitando a un cerdo moribundo? - ¡La que se armó! Nunca lo había visto tan enfadado: que si había insultado a Escocia, que si la gaita para arriba y la gaita para abajo ¡yo qué sé lo que soltó por esa boca bebedora de té! - ¡Para, para!  Una de dos, o yo tengo muy mal oído musical o tu tocas la gaita de pena.

Se abrió la puerta del ascensor y salieron los abuelitos. Andresito llevaba un paquete de una pastelería. - "Pasa delante, Geooorge y esmerate" - ¡Nou,  nou and nou! Boba de Coria decir que yo tocar mal. Yo enfadado. No entrar. - "¿Nunca te han dado una patada en el culo? Pues prepárate porque volarás hasta estrellarte contra el espejo del aparador y clavar allí los dientes. ¡A la una, a las dos... " - La gaita volvió a sonar y el inglés entró en casa marcando el paso.

Andresito, sudoroso, dejó el paquete en la mesa del comedor y se apresuró a usar el Ventolín - Hay que ver... lo que cansan las... escaleras de ésta casa, nena... - Pero si has subido en ascensor, abuelito. - Por cierto ¿qué celebramos? (pregunté) - Tu abuela lo sabe...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Me apunto!

La Cotilla, a pesar de los años y las penurias, sigue teniendo un "radar" muy efectivo para detectar dónde se papea.

En la cocina, Geoooorge se afanaba preparando una paella de marisco. Quise ayudarle en desagravio por lo del cerdo pero, enfadadísimo, se negó en redondo. - Vale. Pues mientras tu guisas yo miraré  que llevas bajo la falda escocesa que te has puesto. - El mayordomo se envaró. - ¡Tú no mirar nada! - ¡A ver, a ver! jajajajajaja ¡Estate quieto, inglés! ¿No llevas calzoncillos? jajajajajaja

De repente escuché la voz airada de la Cotilla. - ¡No tienes vergüenza! - Me asomé al comedor y la vi enfrentada a la abuela que ponía los ojos en blanco - ¡Delante de tu marido no puedes festejar el cumpleaños de Pascual! ¡De tu amante! - "Que dramática eres, Cotilla. Y no grites que te oirá"

Entonces recordé lo que íbamos a celebrar: Hoy hace SIETE AÑOS que encontré a Pascualita dentro de una lata de sardinas en aceite cuando me estaba preparando la merienda. La sirena más fea y con más mala leche de los Siete Mares, apareció en casa y conquistó el corazón de la abuela. Por eso quiere celebrarlo con gaitero y todo.

Andresito salió del baño y vino hacia mi. - ¡Toma, nieta (¡me dio un sobre con dinero!) Muchas felicidades. Tu abuela me ha dicho que hoy hace años que te dieron un Máster... nunca lo hubiese dicho, pero, para uno que es auténtico, hay que celebrarlo.

Colocada en plan broche en el pecho de la abuela, Pascualita presidió la comida de su cumpleaños en casa. Comió, bebió todo lo que le dio la abuela hasta caer de bruces en el azúcar de la ensaimada grande de crema quemada. Y allí le dio por hacer el angelito moviendo los brazos como si estuviera en la nieve.

Pero nadie se enteró. Ya nos cuidamos la abuela y yo de ir rellenando copa tras copa, de la Cotilla, Andresito y Geoooorge. Cuando llegó el café ya no se enteraban de nada.

¡¡¡FELICIDADES, PASCUALITA!!!



martes, 25 de septiembre de 2018

La cotilla no cumple.

Llamó Geooooorge. -  Madame preguntar si Cotilla estar here. - ¿Y me lo tienes que decir tú? - Yes. Mi ser mayoooordomo inglés. - Me lo imaginé levantando el mentón, henchido de orgullo. _ ¿A que sujetas el teléfono con el meñique levantado? jajajajaja - ¡No! - ¡Anda que no! ¡Te pillé, inglés!

Se cabreó y colgó. Cuando Inglaterra se separe de Europa lo echaré de menos. - Media hora después llamó de nuevo. - Decir madame si estar Cotilla. - Que noooooo... ¿Por qué lo pregunta? - ¿Estar suciñldo? - NI idea. ¿Y si probaras a vocalizar mejor? - Mi ser inglés. - ¡Que sí, hijo! que pesado estás.

Cuando media hora más tarde volvió a sonar el teléfono, me lancé a por él y rugí: - ¡¡¡QUE SE PONGA MI ABUELA, COÑEEEEEEEEEEEEEE!!!

- "¿Crees que no tengo nada más que hacer que estar a tus órdenes?" - Creo que no... Eres rica, tienes mayordomo y un rolls royce a la puerta... No, no tienes nada más que hacer. ¿Qué pasa con la Cotilla? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - Acaba de entrar por la puerta ¡Menudo radar tiene en las orejas! - "¿No se ha suicidado? Que poco palabra tiene ésta mujer" - Dice mi abuela que usted no es de fiar porque no cumple lo que dice...

La vecina me quitó el teléfono y lloriqueó a la abuela: - Lo he intentado... ¡snif! .. pero es muy difícil. Me he tirado unas tres horas con las orejas y la nariz tapadas. Y nada. - ¿No se ha tapado la boca? - ¿Y cómo hablo? Tenía que trapichear y sacar unos euros que, una cosa es suicidarse y otra llegar a fin de mes con mi pensión.

- "¿Qué más has probado?" - El gas. He metido la cabeza dentro del horno y he soltado el gas. Me estaba durmiendo cuando recordé que tenía que hacer una coca para un encargo. Despejé la cocina de gas y encendí el horno. Una horita después la coca estaba hecha y mientras esperaba a que se enfriara para meter, de nuevo, la cabeza, empezó el programa de la Esteban y ya se me fue el santo al cielo.

- "¡Suicida de pacotilla!" - Antes es la obligación que la devoción... (se lamentaba la Cotilla) A ver si mañana tengo un ratito y me suicido de una vez. - ¿Por qué quiere hacerlo, Cotilla? - Nunca lo había probado y como  dicen que, en ésta vida, hay que probarlo todo estoy en ello.

- Nena, prepara el chinchón fresquito que, en dos patadas, estaré con vosotras. Brindaremos por que mañana la Cotilla se salga con la suya. - ¡Que manía con que se suicide!

La vecina, sonrojada, vino a pedirme un favor: - Ya que voy a pasar a mejor vida, si todo va bien. ¿no podrías pedirle a tu primer abuelito que me ponga un busto que levante a los muertos de sus tumbas cuando yo pase. -¿Está segura? - ¡Ya lo creo!

Ahora la Cotilla duerme el sueño de los borrachos. Hay que decir que el busto ha quedado algo descompensado cuando Pascualia ha mordido más en un lado que en el otro, pero va que chuta.

lunes, 24 de septiembre de 2018

Bedulio quiere algo...

Bedulio ha venido varias veces por casa a no sé qué porque se limita a decir: - Pasaba por aquí y me he dicho... ¿por qué no subo a ver cómo van las cosas por ésta casa? - Raro ¿eh?

He llegado a pensar de todo, bueno y malo, incluso que quiere hacerme un bisnieto, aunque de esto no ha dicho ni mú. Pero hoy, sin ir más lejos, ha venido preguntado la abuela. - No vive aquí, Bedulio. - Lo sé. Solo quería saber si está bien. - Bien está pero muy enfadada contigo por la redada que hicísteis en El Funeral el día que celebraban la llegada del Otoño ¡Si es que no tenéis correa! - Pero si yo era un mandado ¿A ver qué iba hacer? - La vista gorda, coñe.

Hoy he querido coger el toro por los cuernos. Cuando ha llegado le he dicho: ¿Quiéres algo de mi, Bedulio? - Pues, ahora que lo dices... - ¿Un chinchón? - Lo aceptó y eso que estaba de servicio. - ¡Huy, huy, huy! (me dije) Aquí hay plan.

Antes de regresar a la salita con la botella y las copas, llamé a la abuela y, telegráficamente, le conté la situación. - "No te entiendo nada" - Bueno, quédate con lo del bisnieto. - Y colgué. Poco después el concierto de pitos anunció su llegada y entró en casa como un elefante en una cacharrería. Nos encontró mirando la tele.

- "¿Qué pasa con el bisnieto?" - me preguntó de sopetón. - ¡Aún no está hecho, abuela! - "¡Apaga la tele y estad a lo que tenéis que estar!" - Que mandona es ésta mujer.

- ¡Hombre! a usted tenía ganas de ver.. dijo Bedulio, levantándose). Siento lo del otro día... - "¡¿Qué vas a sentir, Judas?! ¡Nos han multado como si fuésemos malechores en lugar de jubilados! ¿Cómo van a pagar mis amigos la multa con la pensión que cobran?" - Es que recibimos una llamada de una Asociación que Mira por la Buenas Costumbres y la Moral Recta, diciendo que, en el antro de perdición (eso dijeron) que es El Funeral, se había organizado una bacanal, donde bailaban desnudos y bebían como cosacos. La música estaba a todo meter y no podían dormir.

- "Eso es envidia cochina. La próxima vez los invitaremos a que se despendolen con nosotros" - Yo quería pedirle un favor... - "¡Vaya cara!" - ¿Podría... dejarme el "traje" de Otoño de Andresito...?" - ¿Para qué? - Tenemos que disfrazarnos para las fotos del calendario solidario de Navidad... - "¿Y vas a ir de Otoño?" - Estooo... Sí. me gustaría... - "Con una condición: !Quiero darte el visto bueno!" - ¡¡¡Y YOOOOOOOO!!!

El Municipal apuró su copa y suspirando, dijo: - ¿En qué lío me he metido, Señor, Señooooor?

domingo, 23 de septiembre de 2018

Festejando el Otoño.

Serían las cinco de la madrugada cuando ha sonado el teléfono. Una voz, bastante perjudicada, dijo algo así como que estaba deffwoernida... - ¿Perdón? - "¿Esdr dodjieofa?" - ¡Se ha equivocado, pendón verbenero! - "¡¡¡Nc0a!!!" - ¡¿A qué llamo a la policía? - "¡¡¡QWEJHRAOPDA!!!"

Colgué y cuando ya iba cogiendo el sueño de nuevo, el teléfono volvió a sonar: - ¡¿Qué leches quiéres ahora?! - Un respeto que le habla la autoridad (dijeron al otro lado de la línea) - ¿Bedulio?... ¿Eres tú? - Naturalmente. - Hijo, con decir que eres Bedulio ya está. Oye, que hay un pesado, extranjero, que me ha despertado hace un rato para decirme no sé qué. Debe ser nórdico porque no he entendido nada. - Es tu abuela.

- ¿No has investigado y ya sabes que es ella? Buen farolero estás hecho. - Está a mi lado, boba de Coria. La hemos detenido. A ella y a todos los que estaban en El Funeral, por escándalo público. - ¿Qué me cuentas? - Que vengas a por ella y Andresito. Y no te olvides el dinero de la fianza. - Vale, pasaré mañana a mediodía, que ya habrán descansado. - ¡Ni hablar! Te los llevas ahora mismo o paso a detenerte a ti también.

Todo el grupo de la tercera edad tenían una borrachera como un piano. No se tenían de pie, ni se les entendía, y se reían muchísimo. Solo se entendía Paquito el Chocolatero que Conchi no paraba de poner una y otra vez.

- ¿A qué ha venido lo de detenerlos por escándalo público? - ¡¿Pero no ves cómo van?! - Fresquitos. Aún hace calor. - ¡Si van enseñándolo todo! - Para eso es suyo, no te fastidia. - No te pases conmigo que te pongo las esposas - ¡Huy, que ilu! Abuela, Badulio quiere hacerme un bisnieto con numeritos sadomasoquistas.

Los gritos y aplausos de los abuel@s beod@s atronaron la comisaría. - ¡Llévate a los tuyos pero ya!- ordenó Bedulio.

Fue cuando nos íbamos cuando  me di cuenta de que, realmente, llevaban muy poca ropa todos. La abuela, por ejemplo iba enfundada en un mono ceñido color de piel y colocadas estrategicamente, tres hojas secas de platanero que seguramente cogieron de las caídas estos días en la Rambla. - ¿De qué vas vestida, abuela? - A duras penas pude entender que iban de Otoño. Celebraron en El Funeral una fiesta para festejar su llegada. El abuelito iba igual pero solo llevaba una hoja. Eché un vistazo a los demás. Todos llevaban el mismo disfraz...


sábado, 22 de septiembre de 2018

Pascualita se come un fósil.

He reunido en la mesa de la cocina a Pascualita y a Pepe para explicarles que, a partir de hoy, estamos en Otoño. He preferido que lo sepan por mi que por el Corte Inglés, al fin y al cabo viven en mi casa.

- No debéis preocuparos si el árbol de la calle se queda calvo. Entrado en la época de la caída de las hojas.

Pascualita parecía no escucharme porque no dejaba de mordisquear a la cabeza jivarizada. Me enfadé con ella - ¡¿No te parece ya bastante fea?! Si no te portas bien se te caerá el poco pelo-alga que te queda ¡Para ya! - Pero no lo hizo hasta que Pepe abrió un ojo.

- ¡Ostras! - Los hilos que habían cosido los párpados habían sido cortados por los dientecitos de tiburón de la sirena. Miré dentro del pequeño hueco pero no había nada... solo una semilla.  - Que ojos tan raros tenías, Pepe... ¿Veías con eso?. Estoy por sembrarla antes de que se la coma Pascualita. - Antes de que yo acabara la frase, la semilla había desaparecido en su peligrosa boca de pez.

- ¡Maldita sea, sardina de las narices! Tal vez era la última semilla de una especie de planta en peligro de extinción ¡y te la has comido! ¡Ya me tienes harta y ahora mismo, te mando con la abuela! - Demostrando que ese bicho entiende lo que quiere, hizo la señal de OK con sus deditos palmeados.

Llamaron a la puerta. Era una de las vecinas más meticonas de la escalera. - Vengo a que firmes una petición. Ya hemos firmado todos, solo faltas tu. - ¿Y la Cotilla? - Ya firmó. - ¿Y para qué es? - Para que encierren en el manicomio a una persona a la que se le va la olla y discute con sardinas cuando no las tira al váter. - ¡Vaya! ¿Y quién es? (pregunté mientras firmaba)

Bedulio salió del ascensor y quedó petrificado al verme: - ¿También vas a firmar? - Claro. Si es un peligro público, mejor que la encierren.

Y de repente, como un flasch, supe que era yo y como si fuese lava hirviendo, sentí subir hacia mi garganta, una rabia feroz contra aquella gente metementodo. Y grité: - ¡¡¡ABUELITOOOOOOOO, LLEVATE POR DELANTE A TODA ESTA TROPAAAAAAA!!! - mientras rompía la hoja firmada en mil pedazos. Y corrí en busca de Pascualita. Desde el comedor la lance a la cabeza de la meticona que quedó monda y lironda en un santiamén. De allí la arranque sin miramientos y cayó luego en plena cara del Municipal donde hizo otra escabechina.

En la escalera todo eran gritos, lamentos, moqueos, saltos y carreras y puertas que se cerraban a todo correr de las vecinas, asustadas por el escándalo.

De nuevo en casa, brindé con la sirena por un trabajo bien echo. Y nos sentamos a ver a la Esteban

viernes, 21 de septiembre de 2018

Si monto un circo, me crecen los enanos.

La vida no es tan mala como pensamos y buena prueba de ello es que ¡la Cotilla está afónica perdida!

Otro tanto le ocurre a Bedulio, claro que a él la faena le ha salido mejor porque el médico le ha dado la baja hasta que recupere la voz, que va a tardar porque está totalmente mudo.

Por otra parte, Andresito quiere congraciarse conmigo y cada día me manda nuevos pececillos a través de Geoooorge que tampoco comprende porque, según al abuelito, los tiro al váter. - Pero si eres inglés ¿cómo vas a entenderme? - le digo para que se pique.

He comprado un nuevo acuario y meto allí a los pobres peces. Ya está llena pero no puedo decírselo al abuelito porque vendrá a verlo y se dará cuenta que es otro. Menudo problema tengo ahora.

Esta mañana he encontrado a la Cotilla mirando los dos acuarios, después me ha mirado a mi: - Es una pena que cerraran los manicomios.(ha dicho con su voz apenas audible) Te tendrían allí en bandeja para estudiar esa cosa que tienes por cerebro ¡¿quiéres decirme por qué tienes peces amontonados en uno y nada en el otro acuario, salvo algas, boba de Coria y de todos los pueblos de alrededor?

No me quedó más remedio que pedirle un favor. - Usted que tiene mucho arte en eso del trapicheo, ¿por qué no se llega hasta la tienda de peces donde compra mi abuelito y convence al dueño para que se los quede? Se los cedo gratis y sobretodo, que no se entere el abuelito. - Si no hay dinero por medio ¿qué ganaré yo que tengo que hacer de intermediaria? - ¿No puede hacer nada por amor al arte? - Naturalmente que no.

Ha comido en un comedor social porque se ha enfadado conmigo: - Tú lo que quieres, es que arrastre por los suelos mi reputación comercial ¡Anda ya!

Está visto que tendré que hacerlo yo... después de la siesta.

Para entonces tampoco quedaban peces en el segundo acuario. Pascualita lo descubrió sin yo saberlo Y después de saltar al suelo, reptar media casa y encaramarse ayudándose con la fuerza de su cola de pez antidiluviano, cayó dentro del acuario como las siete plagas de Egipto. No dejó ni un pez.

Al atardecer llegó la Cotilla. - Vale, entregaré los pececillos al de la tienda y comeré aquí toda la semana. - ¿Eeeeh?... estoooo, ya no hace... falta... - Me miró sorprendida - ¿Pero... ? ¿Qué ha... pasado...? ... ¡Ooooooh, noooooooooooooooooo! - Los ojos se le pusieron como platos - ¡¡¡Los has tirado al váter!!! - Y salió corriendo hacia el cuarto de baño. - ¡¡¡Solo espero que NO HAYAS TIRADO DE LA CADENAAAAAAAAA, PECECIDA!!!



jueves, 20 de septiembre de 2018

A grito pelado.

¡Por fin, libre! El abuelito a vuelto al redil de la Torre del Paseo Marítimo, con su querida esposa con quien se lo pasa tan bien, y mosqueado conmigo porque piensa que soy un raro especímen humano que dedico los ratos en que nadie me mira, para sacar pececitos del acuario y tirarlos al váter.

- Definitivamente tu abuela tiene razón: necesitas un novio como el comer. - No me corre prisa... - ¡Ya lo creo que sí! por lo menos de noche harías otras cosas más placenteras que cargarte los pececitos que yo compro! Me he gastado un dineral que ha acabado en el váter. - ¿Los has tirado? Ya decía yo que no los veía... - No te hagas la despistada que sé que has sido tú, nena. - No, yo no... creo que no (me di cuenta que tenía que disimular para que no sospechara que "la asesina" vivía en el acuario) Tal vez soy sonámbula...

- Pues yo creo que eres una tozuda y no quieres peces, solo plantas marinas ¡Pues haberlo dicho con firmeza y no hubiese gastado ni un euro!

Sé que cuando llegó a su casa, y para que ser readmitido con todas las de la Ley, tuvo que guardarse mucho de nombrar a su idolatrado Aznar. - "¡Ni lo nombres que me sale sarpullido!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! Están poniendo las luces de Navidad. - ¿Ya? - Sí, mira lo que traigo (¿qué podía ser? ¡luces de Navidad, evidentemente!) para adornar el balcón que siempre lo tienes muy soso. - Llamaron a la puerta.

- Hola, Bedulio. Pasa. - No, no, no, no... que salga la Cotilla. - ¡¡¡NO PUEDO. ESTOY VIENDO EL PROGRAMA DE LA ESTEBAN!!!. - ¡¡¡DEVUÉLVAME LAS LUCES QUE HA COGIDO EN LA CALLE!!! - ¡¡¡ESTAS LEVANTANDO UN FALSO TESTIMONIO CONTRA MI!!! - ¡LA HE VISTO!!! - ¡¡¡MENTIRA!!! - ¡¡¡LE HE HECHO UNA FOTO CUANDO LAS COGIA!!! - ¡¡¡¿HAS VIOLADO MI INTIMIDAD? TE VAS A CAER CON TODO EL EQUIPO!!!

Las vecinas se arremolinaban en mi rellano. - Es que desde mi casa no se oye muy bien (dijo una) Otra se bajó una silla (Los escalones tan muy frío y no es cuestión de coger cistitis)

- ¡BEDULIO, LLAMA A UN GUARDIA QUE VOY A DENUNCIARTE!!! - ¡¡¡YO SOY UN GUARDIA!!! - ¡¡¡PUES, APUNTA: QUIERO DENUNCIAR UN ATRACO A MI INTIMIDAD. UN ATAQUE A MI PERSONA. ESTE MUNICIPAL ME TIENE OJERIZA Y VA A POR MI!!! - ¡¡¡NO DIGA MÁS TONTERÍAS Y SALGA!!!

Cogi una silla y me senté en el pasillo  Y para no perder el tiempo, pelé patatas. Antes de que terminara la discusión a grito pelado, tuve tiempo de dar un par de cabezaditas.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

¡Menudo festín se dio Pascualita!

Hay mar de fondo entre mis abuelitos y ¿cómo no? me ha tocado a mi comerme el marrón. Para empezar volví a mi casa con Andresito - "¡¡¡Llévatelo. Llévatelo o no respondo de mi!!!" (me gritó la abuela mientras una taza de porcelana de Sevres se estrellaba contra la puerta de la calle cuando la cerraba tras de mi.

En el trayecto de vuelta pensé dejar las cosas claras. Quise decirle que si se divorciaban yo me quedaría a vivir con él "en la Torre del Paseo Marítimo" Pero no me dio tiempo porque, entre suspiros, me dijo: - ¡Que mujer tengo! Es un polvorín que cuando estalla es de lo más peligroso pero ¡me encanta! No puedes imaginarte lo que son nuestras reconciliaciones. Son... - ¡Noooooo, gracias! No me interesan los detalles.

A los dos días de estar conmigo Andresito parecía un alma en pena. No sabía qué hacer ni donde meterse. Echaba de menos su rolls royce, sus paseos por el Marítimo. Su vermout en el Club de Mar... y sobre todo la echaba de menos a ella. En casa solo se oían suspiros de almas en pena ¡Que pesado!

- Sal por el barrio, compra lo que te apetezca comer, discute con el barrendero, en fin. Haz lo que sea menos hablar de política.

Me hizo caso y se fue. Dos horas después regresó con dos bolsas llenas de agua y pececillos que vació en el acuario. Después se retiró unos pasos y estuvo contemplando como nadaban los nuevos inquilinos. - Mira, nena. No te lo he querido decir antes pero, hace tiempo que pienso que tienes infrautilizado el acuario. Están bien las algas pero... ¿a qué ahora está más molón?

- Sí ¿Has traído algo para comer? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Andresito ¿qué haces aquí? - Le he pedido asilo familiar a mi nieta durante unos días. - ¿A qué la culpa la tiene Aznar? ¡Lo dije en cuanto asomó la jeta en la tele! Lo poco que va a durar Andresito en su casa. ¿Te quedas a comer? ¿Qué has traído?

Nadie, ni con una fuerza inusitada, hubiese podido sacar a la Cotilla sospechando, como sospechaba, que habría cosa rica en la mesa. Llamaron a la puerta. Traían la comida desde uno de los mejores restaurantes de Palma. 

El primer plato era de arroz. - ¿Sabes de qué me acuerdo ahora, nena? del arroz que le tirábamos a los peces en la playa y cómo la superficie del mar se llenaba de boquitas redondas de peces sorbiendo el aceite. - Y sin más, se levantó plato en mano, tiró unos granos de arroz al agua del acuario y esperó a que acudiesen los peces... - Que raro... no aparece ninguno...

Más tarde, mientras el abuelito roncaba a dúo con la Cotilla en la salita, me acerqué al acuario. Tiré un chorreón de chinchón en el agua y Pascualita subió veloz haciendo la señal de OK. Mientras yo miraba, tristemente, como algunas pequeñas escamas brillaban sobre las algas del fondo.


martes, 18 de septiembre de 2018

¡Huy, que susto!

El teléfono me ha despertdo en plena siesta y me he acordado de toda la familia del operador de la telefonía de las narices de turno... pero resultó que quien llamaba era Geoooorge. - ¿Hello? ¿boba de Coria? - ¡Tu madre! - ¡You venir a Torre Paseo Marítimo cagando milks, plis! - ¿Qué ha pasado, inglés? ¿Se ha muerto la Momia o los abuelitos o todos a la vez? - ¡No morir nadie! ser ataque - ¿De trump? ¡Voy volando! ¡Mientras llama al Sèptimo de Caballería! - ¡You loca!

Al llegar me encontré una escena dantesca. Los abuelitos estaban tumbados en sendos sofás de la sala de estar, a través de cuyos ventanales se ve el mar y cientos de yates atracados. Pero ellos no lo miraban. Tenían la vista fija en un punto invisible para mi. La expresión de sus rostros mostraba distintos puntos de vista: él estaba extasiado, ella asustada.

- Que extraño ¿verdad? - Yes. - ¿Ha entrado un rayo y los ha dejado así? - Mi no saber. Ellos ver tele. - Preparé cuatro copas de chinchón y se las di a beber a ambos. Fue mano de santo porque se recuperaron enseguida. - "¡Que espanto! ¡¡¡Fuera, fuera....!!! (gritó la abuela asqueada) - ¡Que alegría volver a verlo, Presidente! (dijo, meloso, el abuelito)

El alarido de la abuela, acompañado de un nuevo desmayo, me preocupó. Miré la pantalla del televisor y también grité aunque no llegué a desmayarme me faltó poco. La jeta malencarada, el morro largo, el ceño fruncido y la mirada de aguila ratonera, enmarcada por un pelo que pide un corte urgente, no se puede olvidar. Aznar, o lo que queda de él, mostraba su eterno cabreo mientras mentía descaradamente como si estuviera bula con la Justicia. - "¡Apaga eso, Geoooorge!" - ¡Noooooo! Mirad que aplomo tiene(decía el abuelito mientras babeaba) Miente con tal desparpajo que crees lo que dice a pies juntillas. Impresiona éste hombre ¡Presidenteeeee, Presidenteeeeeee ... Aaaayyyyyyyyyy! - "¡Calla ya, marmolillo"! (Y le tiró una zapatilla a la cabeza)

Geoorge y yo salimos de estampida porque, además de la zapatilla volaron otras cosas.




lunes, 17 de septiembre de 2018

Presentación: Aquí una abeja; aquí una sirena...

En un Pais multicolor, nació una abeja bajo el sol... luego debió perderse entre tantas flores para acabar revoloteando en una de las macetas de mi balcón. Al verla me puse contentísima porque dicen que escasean, y corrí en busca de Pascualita. Era una ocasión única para que conociera a una nueva especie de las que habitan en la Tierra.

Hasta que Pascualita centró la vista y vio al insecto moverse de flor en flor, pasaron unos minutos. - ¡Pero mira aquí, atontada! ¡Más para allá! -  Cuando me di cuenta de que ya la veía tuve que sujetar a la sirena que se lanzó a por ella. La aparté de un pequeño empujón y solo consiguió comerse una de las flores que luego escupió .

- ¡No te la comas que está protegida! - Pero no se dio por vencida y siguió intentando comerse a la abeja. Así estuvimos hasta que se me ocurrió traer el bote de miel de la despensa.

Para aplacar a Pascualita le di a probar un poco con ayuda de una cucharita y fue mano de santo. ¡Le encantó! - Pues este animalito es el que la hace ¡Por eso no podemos matarla! - Y mientras la abeja seguía libando en las flores, la sirena se metió de cabeza dentro del bote.

- ¡Madre mia, que pringue! No había por donde cogerla. De repente la abeja cambió de rumbo y se acercó, zumbando, a la sirena. - Oh, oh... - Reconoció la miel y se puso furiosa. Se olvidó de su trabajo recolector y vino a por nosotras.

Pascualita se había quedado pegada a mis dedos. - ¡Suéltate, jodía, que nos picará! - Sacudí la mano con fuerza y conseguí que saliera disparada hacia el árbol de la calle. Se pegó a una rama y fue resbalando hasta llegar a la última hoja. Un goterón dulce la arrastró hasta la siguiente rama.

Yo apenas veía nada, pendiente de ponerme a salvo del picotazo de la abeja. Tampoco quería que Pascualita cayera a la calle. Pasé una pierna fuera del balcón y me incliné cuanto pude sobre la barandilla hasta que, a duras penas, cogí la cola de la sirena y poquito a poco, la sujeté fuerte con la mano pringada.

La envolví en papel de cocina y la metí en el bolsillo del delantal en el momento en que la abeja, harta, clavó el aguijón en el dedo índice de mi mano derecha. Sentí un dolor intenso. - ¡Bruja! - En el intento por librarme del insecto apreté sin querer a la sirena que contratacó mordiéndome. Ahora, con las manos inutilizadas, no puedo ni pasar las hojas de un libro.

domingo, 16 de septiembre de 2018

¡Pobre de mi...!

Que tarde me ha dado la abuelaaaaaa... Creí que no iba a largase nunca. Dice que tiene morriña. Que los echa de menos. - "¿Qué será de mi ahora? ¡Cuánta injusticia! Y el calzonazos de tu abuelito dice que no puede hacer nada. !¿Cómo que no?! ¿Dónde está su influencia? ¿De qué le ha valido la pasta gansa que soltó a su causa durante taaaantos años? Nos lo hubiésemos podido gastar nosotros en chinchón. Total, para lo que nos sirve,"

- Cuando sepa de qué hablas podré darte mi opinión. - "¿Perdonaaaaa?... ¿Quién te ha dado vela en éste entierro?" - Como hablabas y hablabas... - "Me estoy desahogando, boba de Coria"

Cerré los ojos deseosa de dormir una larga siesta de domingo pero me fue imposible. Apenas se había entreabierto la puerta del mundo de los sueños profundos cuando se volvió a cerrar. El llanto desconsolado de la abuela no dejaba que mi mente se relajara. - ¡Jopé, abuela! ¿Qué te pasa ahora? - "Lo mismo que antes... ¡No puedo dormir. NO puedooooooooo!"

- "Se ha terminado la Vuelta. Ya no me arrullarán las voces conocidas de cada año. ¡¿Cómo voy a dormirme sin escuchar ¡Caida, caída! o ¡Pinchazo, pichazo! Y oir el siseo de las bicicletas sobre el asfalto. O cabrearme cuando la gente se arremolina en las zonas más puñeteras de las montañas y parecen quitarle el aire al ciclista que se retuerce sobre la bicicleta intentando subir cimas imposibles. ¡¿Y los de las banderas?! Como me crispa ésa gente que los torean con los trapos de colores, refregárselos por la cara a los ciclistas que siguen pedaleando aunque las ganas son de bajarse de la bici y liarse a mamporros con ellos. Apostar en si éste cogerá la bolsa de avituallamiento o no... Todo eso y más, me es indispensable para dormirme como un bebé y despertarme tan ricamente. Y se han despedido hasta el año que viene ¡el año que viene!

Y Andresito sigue votando a los mismos. -

sábado, 15 de septiembre de 2018

Vamos al cine.

- "¿Nenaaa... nenaaaaaaaaaaaaaa! Ya está tu nieta durmiendo como un ceporro (le decía la abuela al abuelito mientras mi mente surgía, poco a poco, del valle de los sueños para instalarse en el mundo real.) - A las horas que son ... - "Me dan ganas de dejarla por imposible... ¡NENAAAAAAAAAAAAAAAAA!"

Me llamó para invitarme ¡al cine! - "Luego te arreglas y ésta tarde vamos a ver una película de sirenas?" - ¿Qué me arregle ahora, a las tres y media de la madrugada?... - "Así no te tendré que esperar" - Y colgó.

  A las dos de la tarde llegó el rolls royce. Aparcó mal, como siempre, después la abuela subió a casa : "¿Aún estás así? ¡Llegaremos tarde!" - Estoy lista, abuela. - "¿Piensas venir con ésta pinta?" - Me miré en el espejo. Llevaba una blusa sin mangas, pantalones piratas, abarcas y un bolsito. - "Te tomarán por mi abuela" - Su cresta de dos colores: verde fosfi y magenta. La superminifalda, botines rojos y blusa negra con transparencias, por lo visto, eran de lo más discreto.

- "No te olvides a Pascualita" - ¿Viene al cine? NO. - "Pero si es una película sobre sirenas, boba de Coria..." . NO. NO.NO... - "Calla y tira para la calle"

La película trataba del viaje de Ulíses a Itaca. La sirena, asomada al termo de los chinos, prestaba poca atención a la pantalla hasta que estalló la música y nos dejó sordas. Se le pusieron los pelo-algas como escarpias y saltó del termo a las piernas de la abuela dando dentelladas a diestro y siniestro.

A duras penas se salvó de los mordiscos. Igual me pasó a mi cuando se me puso encima. Los que no pudieron hacer nada fue el resto de la gente. De repente todo el mundo gritaba, saltaban de sus butacas, algun@s se quedaron calv@s, otros tenían hinchazones descomuales en cualquier parte del cuerpo.

La música era tan atronadora que no se enteraron de nada quienes estaban en la sala de proyección.
Empezó la película y gran parte de ella la pasé corriendo detrás de Pascualita para que siguiera estando en el anonimato.

La escena donde Ulises se hace atar al palo mayor del barco para evitar saltar al mar cuando lleguen al lugar en que las sirenas cantan y atraen a los pescadores a la muerte, me quedé embobada ante aquellas preciosas criaturas marinas - ¡Que guapas eran! - "¡¡¡QUE DICEEEEEES!!!" - ¡¡¡QUE ERAN MUY GUAPAAAAAAAAS!!! - "¡COGELA DE UNA VEZ O LA PERDEREMOS!"

Saltando sobre la gente conseguí verla. Acababa de aterrizar sobre la cabeza de alguien que se resguardaba bajo los asientos. En un santiamén la dejó monda y lironda. Di un tirón, fuerte y seco al que siguió un grito desgarrador. Corrí, con Pascualita en el escote, hasta mi butaca. La abuela la escondió en el termo y lo cerró. Entonces le sugerí que nos fuéramos antes de que encendieran las luces. - Me ha parecido ver a Bedulio. - Salimos a toda prisa. Me giré hacia donde estaba la última víctima  y, efectivamente, era Bedulio. Corrimos hasta quedarnos sin aire. Geooorge abrió las puertas del rolls royce mientras la abuela le gritaba - "¡¡¡A TODA LECHE, INGLES. A TODA LECHE!!!"

viernes, 14 de septiembre de 2018

El Mamut.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - `¡Cotilla, como me alegro de verla! - No te he dicho mil veces que no empieces a beber tan temprano, boba de Coria. - Es que he visto algo inaudito y no se lo puedo contar a nadie a menos que me conozca ¡Usted es esa persona! - ¡Un momento! Yo te conozco ¡según y cómo!

- Prepárese: ¡¡¡HE VISTO UN MAMUT EN LA CIUDAD!!!... ¿Me ha oído? - Yo y todos los vecinos ¿A qué vienen esos gritos? - ¿No le parece insólito? - ¿El qué? - ¡Se ha vuelto sorda! - ¿Te extraña? ¿No puedes ser más civilizada?

La Cotilla me ha dejado pasmada en lugar de dejarla yo a ella. - ¿No le interesa saber dónde? - En la ciudad me has dicho. - Sí, pero...

Me meti en la salita a ver un programa de la Esteban. No salía de mi asombro. La Cotilla acababa de tirarme un jarro de agua fría sobre mi maltrecho ánimo. Poco después llegó la abuela. - "Ya veo que apuestas por la Cultura" (me dijo, sarcástica, como saludo)

- Abuela ¿qué pensarías si te dijera que he visto un mamut en la ciudad? - "¿En la tienda de los chinos del señor Li?" - ¿No te impresiona? - "Pues..." - ¡LO HE VISTO CERCA DE AQUÍ! - "Prepara una jarra de chinchón on the rocks que hace calorcito".

Me encerré en la cocina con Pascualita. La senté sobre el frutero y, llorando, le conté mi desilusión. - ¿Sabes lo qué es un mamut? Un elefante muy peludo y muy grande que vivió en la Tierra hace miles de años y la glaciación de la Tierra los mató... ¿o fue un meteorito? - Pascualita mordisqueaba unos granos de uva sin prestarme atención... solo mi queridísimo Pepe me escuchaba atentamente. Le abrí mi corazón y me explayé hasta que me di cuenta de que ¡vete tu a saber si me escuchaba! ¿Oye una cabeza jivarizada? ¿puede hablar para expresar sus opiniones si tiene la boca cosida, o mirarte a la cara con los párpados cosidos también? ¡¡¡PUES CLARO QUE NO!!! ¡Que jodío! Por eso siempre queda bien.

En voz alta dije: - ¡Solo es un puñetero llavero! - La abuela entró en la cocina. - "¿Te das cuenta de lo dura que es la vida? ¿Has preparado el chinchón on the rocks? ¡Por fin has visto al elefante!"  - Mamut. - "Cada quisque lo llama como quiere. Hala, ya te puedes preparar para ser madre de un bisnieto" - ¡¡¡¿CON EL MAMUT?!!! - "Si ya puedes verlo, verás también al padre ideal..." - Ay, abuela, que tostón con el puñetero bisnieto...

A partir de aquí no recuerdo nada más pero, viendo que tengo los ojos a punto de caerse al suelo, creo que la abuela y Pascualita han tenido mucho que ver... aaaaayyyyyyyyyyy

jueves, 13 de septiembre de 2018

Que trajín.


La sirena me vigila constantemente y en cuanto me tiene a tiro, me escupe agua envenenada la jodía. Y todo porque le he cambiado el menú. El señor Li vende unas galletas con forma de pez. Me dijo que eran para perros. - ¿A qué saben? (pregunté) - Yo no plobal. No sel pel-lo, sel chino ¿Plobal tu?

No lo probé y Pascualita no le hizo ascos a las galletas solo que debió pensar que eran golosinas y no la comida. Cuando se dio cuenta de que no había más menú que ese empezaron las agresiones. Por eso voy todo el día, por casa, con las gafas de sol puestas.

Hoy ha sido la abuela quien ha estado a punto de dejarme cegata para los restos cuando le he contado una cosa que estaba muy de moda cuando yo era pequeña y que luego quedó en desuso: Los homenajes a los Viejos en las fiestas de los pueblos o de las barriadas. - "¿A que viene eso de resucitar tiempos pasados?" - Era bonito... - "¿Les preguntaban a los viejos y viejas, si querían ser homenajeados por la simple razón de tener más años que Matusalem" -  No tengo ni idea... pero... - "Ni pero, ni pera"... ¿En quién pensabas cuando te caíste del guindo y entraste en el Pasado por la puerta grande?... - ¿No sería en mi?" - ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

Después de comer y antes de que el sopor de la siesta nos atrapara, dije: - Un día, junto con la Cotilla, acompañamos a una vecina, a la que no conocíamos de nada, a una de esas fiestas. Tu bisabuela me puso una pamela a la fuerza y nos sacaron una foto..." - ¡Tienes que enseñármela! - "No sé que fue de la pamela... - Digo la foto. - "¡Por encima de mi cadáver, boba de Coria!"

La Vuelta ciclista a España pasó sobre nosotras y nos dormimos a pierna suelta. Y ahí estaba yo con mi pamela, llevando del brazo a la abuela que andaba despacito, no tenía dientes y decía que quería comer gachas. Y lo que es peor. ïbamos camino de la iglesia en procesión. La abuela, a pesar de estar gagá, quería chinchón: Quierooooo agüíta fresca que picaaaaa... Y peor aún, le pellizcó el culo al cura cuando pasamos por su lado. - ¡¡¡AYYYYY, SEÑOOOOOOOOORA!!!

Al despertar, la abuela no me quitaba ojo. - "¿De qué te reías mientras dormiamos?  ¡De mi! ¿A qué sí?... ¡¡¡Te estás riendo!!!" - Y me tiró el chinchón que se estaba bebiendo, con copa y todo.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Daños colaterales de la Universidad Rey Juan Carlos.

Voy a tener que ponerme en la puerta de una iglesia a pedir limosna o asociarme con la Cotilla en sus trapicheos porque los peces me están saliendo por un ojo de la cara y ya llevo una semana comiendo a base de pa amb oli y tomate... hasta hoy que se me han terminado los tomates.

La abuela sigue sin soltar un euro y eso que dijo, cuando conocimos a Pascualita, que era suya porque su sola presencia bastaba para curarle el asma. Puede que sea verdad porque no ha vuelto a estar mala.

Esta mañana el concierto de pitos bajo mi balcón me anunció la llegada del rolls royce. La abuela entró en casa seguida de un estirado Geoooorge. El pobre acabará cayéndose de espaldas. - Vas más recto que una vela, inglés. - Mi no poder más. Madame querer que yo poner nariz mirando al solei. ser difícil para mi cuando conducir porque no ver de frente y chocar. - Di un respingo - ¡¿Has abollado el coche del abuelito?!" Si en España hubiera una Torre de Londres te mandaría allí a que te decapitaran  - ¡Tu no decir esto, boba of Coria!

La discusión estaba tomando un mal caríz y la abuela le puso fin. - "Nena, mete los nuevos peces en el acuario y dame treinta euros" - ¡¿Qué has comprado?! - "¡Mira que bonitos son!" - ¡Pero si se los comerá enseguida! compra lo más barato que tengan. - "¿Para que vayan diciendo por ahí que, con lo rica que soy, compro birrias?" - ¡Los compro yo! - "Pero la gente no lo sabe"

Sonó su móvil: - "Dime, Andresito... ¿Otra vez estás decaído? ¿Pero con quién me casé yo? ¿Con la Dama de las Camelias?... ¿De dónde te van a echar... Del Partido? Pero si ya te jubilaste... ¿Te echarán con efecto retardado? ¡Mejor! Cobrarás dos finiquitos... Vaaaaaale, ven, la nena te acogerá si le pides asilo político-familiar" - Y colgó.

" - Este hombre no levanta cabeza. Cree que van a echarlo porque obtuvo un Máster en la Universidad Rey Juan Carlos... los estudios lo hizo a distancia... no recuerda a cuánta distancia porque de eso hace ya unos años...Se quedará aquí hasta que se le pase el ataque de pánico"

Poco después el abuelito llegó cargando una elegante maleta de Luisito Vitoun . Estaba demacrado. Miraba con temor hacia los rincones como si esperara que saliera de allí un bedel uniformado, con el brazo extendido señalando al frente y diciendo: - ¡Por allí está la salida, tramposo!

Yo quise animarle. - ¡No te preocupes, hombre, que no has hecho nada que no hayan hecho otr@s! jajajajajajaja. Además, qué es eso comparado con una abolladura en el rolls royce jajajajaja... ¿Abuelito? - Se había desmayado.


martes, 11 de septiembre de 2018

Pececitos.

Es necesario que compre algunos peces para el acuario porque ya estoy cansada de las miradas de guasa de la Cotilla cuando lo mira y lo único que ve son algas.

Lo malo es que me gastaré un dineral que no tengo porque Pascualita se los comerá y tendré que ir reponiendo. No sé qué hacer... Los pondré de plástico. No creo que  le gusten y si es así, cuando monte el Belen me servirán para ponerlos en el río, para que beban, como dice el villancico y el pescador haga algo, que se pasa las Navidades intentando pescar lo que no hay.

He ido a la tienda de los chinos del señor Li a comprarlos y quedan monos en el acuario. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡¿No me digas que has metido peces en ese trasto?! ¡Aleluya! Por fin sé para que te sirve el cerebro. Eres lenta de entendimiento pero nunca es tarde si la dicha es buena. ¡Anda, saca el chinchón y brindemos por ello! - A ver cuando trae usted una botella... - Que modo de estropear una fiesta ¡Interesada! Menos mal que a mi no me arruga nadie ¡¡¡Alegría, alegría!!!

Mientras fui a por la botella, la Cotilla llamó a la abuela. - ¡Ven, que vamos a brindar por el esfuerzo que ha hecho el cerebro de tu nieta. Creo que, en ella, el cuerpo y el cerebro son dos entes  independientes uno del otro. Hay que ver lo que le cuesta a tu nieta coordinarlos a los dos.

Le faltó tiempo a la abuela para venir y lo primero que hizo fue plantarse ante el acuario. La Cotilla exclamó: - ¿Dónde has comprado estos bichos, nena? - En la tienda de peces. - Pues los tienen caninos porque faltan unos cuantos... - ¡¿Se los han comido?! - ¡Sí. Las algas carnívoras que tienes ahí! - ¡No diga tonterías! - ¿Quién si no? - ¿A ver si te han vendido una piraña?

La abuela, para apartar de allí a la Cotilla por si aparecía Pascualita dispuesta a acabar con todo el plástico que yo metí ahí. - "¿Dónde está ese chinchón? Brindemos antes de que desaparezcan todos."

Cuando la botella estaba llegando a su fin la Cotilla cayó redonda en el sofá de la salita. - "No vuelvas a meter plástico... ¡hip!... en el acuario o te denuncios al Gob" - Los peces son caros ¿Por qué no los pagas tu? - "Dónde está el acuario?" - En el comedor... ¡hip!... - "¿De qué casa?" - De la ... ¡hip! ... mía... - "O sea, en tu juridisción... hip!... mariiiitima. Pagas tú... ¡hip!"

Ahora, todos los días tengo que reponer peces porque la Cotilla los vigila. - ¡Hoy faltan tres! - La distraigo diciendo que se esconden entre las plantas pero hoy la he encontrado arrancando las algas. - ¡Cotilla! - Me duele el corazón al ver cómo estas hierbas se comen los pececitos... - Horrorizada vi cómo la sirena, de un fuerte coletazo, salió despedida del acuario y caer sobre el aparador donde la abuela le deja un pequeño cuenco con chinchón y grité: - ¡¡¡VAYA A POR EL CUBO DE LA BASURA, COÑE, QUE ESTO CHORREA!!! - ¡¡¡Ay, que susto me has dado, jodía!!!

lunes, 10 de septiembre de 2018

En duermevela...

Reconozco que he estado desconcertada todo el día. Pascualita salió en mis sueños vestida de Hada Madrina. Solo por eso el sueño era, claramente, una pesadilla. Iba con un vestido de organdí blanco y repleto de lentejuelas. Claro signo de la influencia de la abuela sobre ella.

Bajo la falda asomaba la cola de pez. Eso la libraba de calzarse stilettos. Adornaba su cabeza con una caperuza tipo nazareno de Semana Santa bordado de perlas  y plumas. En la mano un plumero espolvoreado de purpurina , hacía las veces de varita mágica rudimentaria.

No venía a verme en plan sirena sino en plan oráculo para anunciarme una novedad que, por lo visto, lleva escondida en casa desde que Cristobal Colón jugaba a barquitos en un barreño de su casa de Puerto Colom... en Mallorca, claro.

Me golpeó la cabeza con el pluero-varita para despertarme y contarme que mi casa tenía una habitación más. - ¿Para eso me molestas? Hace tiempo que se dice pero no se ha confirmado. - Con otro golpe me vino a decir que ahora la cosa iba en serio. - ¿No puedes usar la varita del modo tradicional? - Dijo que sí pero que prefería el nuevo método porque así se reía más.

- ¡Despierta y verás como ésta vez es verdad! - Y así fue. Junto a la puerta de la calle había un perchero del que colgaba una gabardina de detective y tras ella se escondía una preciosa escalera de mármol de carrara, firmada por Miguel Angel. Era de un blanco inmaculado salvo por una huella de barro que rompía la armonía de conjunto. - ¡Vaya! ¿Quién habrá sido el guarro? - Tu primer abuelito. No es raro que se lo cargaran la abuela y la Cotilla. Encontraba graciosas éstas cosas sin pensar que a una mujer no se le pisa el suelo mojado y la acción queda inmune.

En uno de los rellanos de la escalera de mármol había una habitación con un catre, un pequeño lavabo y una silla coja. - Que sitio tan feo (protesté) - Si, pero los turistas te la pagarán a precio de oro. Claro que si pasan por aquí y te ven dormida subirán hasta el cuarto piso y alquilarán la casa de la Cotilla. - ¡Aaaaaaaaaah, no! - Pues no te duermas.

Llevo despierta desde entonces. Me he apuntalado los párpados con palillos  para que no se me cierren. El caso es que por aquí no ha pasado nadie y lo que es peor, no encuentro ni la escalera ni el cuarto... y no sé si duermo o no

- "¡Nenaaaaa! Te mando unos turistas a los que le he alquilado mi antiguo cuarto" - ¿Sin preguntarme? - "¡Claro!. Les cobras 2.000 euros a la semana" - ¿Mil son para mi? - "Cada día cuentas los chistes más graciosos jajajajajajaja"





domingo, 9 de septiembre de 2018

Ni por esas.

Le han dado dos veces el alta al abuelito para que deje el hospital y se vaya a su casa pero la abuela ha dicho que nanay. Ha venido el director a ver qué pasaba. La respuesta ha sido que se trataba de un experimento. - ¿Es usted científica? - Diga bruja. Es el término que me mejor me va. Pero no crea que es un don particular que tengo. Todas las abuelas lo tenemos.

El hombre alucinaba por un tubo. Al poco rato la habitación del abuelito parecía el camarote de los Hermanos Max. No cabía ni un alfiler. Todos preguntaban pero la respuesta era la misma: un experimento. Los mandamases del hospital estaban llegando a un punto de cabreo muy importante. Intuían que la abuela se reía de ellos. - ¡Este es un hospital serio! ¡La Seguridad Social no está echa para que se aprovechen de ella! ¡Recojan sus cosas y vayánse a su casa! ¡Estos ricahones creen que todo el monte es orégano! ¡¡¡FUERA, FUERAAAA, FUERAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Andresito, rojo de vergüenza, se escondía bajo las sábanas quejándose amargamente. - ¡Volverá a darme el telele y ésta vez estiraré la pata. ay,ay,ay,ay... Que desgracia tener una mujer tan empecinadaaaaaa... Quiero irme a casa con mi madreeeeeee...

La Momia, como una vedette de Revista, hizo su aparición en el cuarto seguida de los cubanitos culito-respingones y envuelta en el ritmo de una samba. - ¡Hijo mío y de mi corasóóóón sabrosón de melón! Si tu mujer te dice que esperes, esperas y punto. - Pero..., perooo... - ¡Las mujeres al poderrrr...!

Poco a poco el ambiente fue cambiando y una corriente de simpatía entre las mujeres presentes consiguió dar la vuelta a la tortilla. Se dieron cuenta de que allí se estaba cociendo algo en favor de la lucha feminista e hicieron coro con la Momia y la abuela

Alguno de los hombres, para no quedar como machistas redomados, hicieron piña con las mujeres. La puerta de la habitación no podía cerrarse de la gente que se fue arremolinando en el pasillo. Alguien grito: - ¡Paso a la prensa escrita, televisada y radiada! Como si de la mismísima y bellísima Reina Nefertiti rediviva se tratara, la gente se apartó para que pasaran.

Un perro viejo del periodismo, alzando el brazo con el micrófono en ristre, preguntó: - ¿A qué viene todo esto? - Y la abuela, alucinada pensando que iba a salir en la tele, en el programa de la Esteban, gritó: "¡¡¡Quiero un bisnieto y esto está lleno de médicos de todas las edades, guapos y sanos. cuanto antes se lo haga, antes nos iremos. Se admiten apuestas: ¿será pronto o no?" - Los hombres gritaban  entusiasmados. - ¡Prontooooo! ¡Prontooooo!

En ese momento llegué yo. La Momia, orgullosa, estiró un huesudo índice hacia mi y gritó con voz de grajo: - ¡¡¡LA NIETA!!! - El silencio cayó como una losa sobre los presentes y en un santiamén nos quedamos solos. - "Que cruz tengo contigo, boba de Coria."

sábado, 8 de septiembre de 2018

Le da un telele a Andresito.

Andresito está preocupado por su porvenir político. - ¿Aún no estás jubilado, abuelito? - Un político de raza como soy yo, no se jubila nunca. - Pues ya tienes edad para vivir de tus comisiones. - ¡¿Qué quiéres decir, nena?! ¿Mis rentas? ¡Que te conste que NUNCA me he llevado nada que no sea mío, salvo que me lo regalaran! - Abuelito, no te exaltes que te va a dar algo... aunque, como dice el sabio refrán español: quien se pica, ajos come. - ¡No me gustan éstas bromas! - Vale, vale... ¿qué bromas?

Tuve que llamar a la abuela a su casa. - Que sí, que le ha dado un telele... ¡Yo no le he hecho nada! ... ¡Que nooooooo! ... Hablábamos de política... ¡Y yo que sabía!... ¡¡¡NO ME DESHEREDES AHORA QUE ESTÁ A PUNTO DE PALMARLA!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Es verdad lo que estoy oyendo? Alguien ha escuchado mis plegarias y la Torre del Paseo Marítimo ¡será mía! Yujuuuuuuuuuuu. - No se haga ilusiones, Cotilla. La familia es lo primero y la abuela se queda. - No olvides que su primer marido era más jóven y fíjate los años que hace que palmó.

No me gustó nada la extraña mirada que me echó la vecina por eso recurrí a Pascualita. La metí en el termo de los chinos, lo colgué de mi cuello y salí camino del Hospital. La Cotilla se pegó a mi como una lapa. Tanto es así que al entrar en la puerta giratoria quedamos atascadas y se formaron dos grandes colas: una para la gente que quería entrar y otra para salir.

Al final apareció Bedulio por allí para poner órden en aquel desconcierto pero al vernos dio media vuelta dispuesto a salir corriendo. Después de un buen rato, primero para convencerlo de que debía imponer su autoridad  y luego asegurándole que no íbamos a hacerle nada malo. - No... me fío...- se despejó la muchedumbre.

La abuela estaba en una sala de espera haciendo ganchillo. La Cotilla murmuró: - Malo, malo... - ¿Por qué? (pregunté) - Hizo lo mismo cuando se puso de parto de tu madre. - La miré incrédula. - ¿Me está diciendo que mi abuela está embarazada? ¿Que ya no voy a ser nieta única? ¿Qué voy a ser destronada por un bebé que llega con setenta años de retraso? ¡¡¡ME NIEGOOOOOO!!!

Una enfermera, con el dedo índice sobre los labios, pedía silencio desde un cartel clavado en el tablón de anuncios. - Bedulio se acercó a la abuela. - ¿Hay que buscar un culpable? - "Es mi nieta. Le ha echado mal de ojo a mi pobre Andresito. Lo mismo que le ocurrió a mi primero marido" - Pero ella no había nacido entonces... ¿o sí? - "No pondría la mano en el fuego" - ¡¡¡ABUELA!!! - Otra vez la enfermera del cártel reclamó silencio.

Un médico se acercó con un pinganillo en la oreja. Antes de llegar hasta nosotras, se paró en seco y gritó - ¡¡¡GOOOOOOOOOOOOOOOL!!!

Pascualita, harta de estar encerrada, llenó la boca de agua y se la lanzó a la cara. Inmediatamente los labios del médico crecieron, crecieron, crecieron... mientras él gritaba, gritaba... cada vez menos debido a la hinchazón. - Esta vez te has pasado con el colágeno, doctor Pocholo.- le dijo un colega que pasaba por allí.

viernes, 7 de septiembre de 2018

En el Más Allá.

La abuela lleva un buen rato sentada a la mesa del comedor con la vista fija en un punto de la pared... Bueno, más que un punto son los restos de un mosquito al que asesiné anoche, pero fue en defensa propia porque la lucha la empezó él.

Pensé que creía ver una miniatura de arte abstracto - Siento decirte que no está en venta... o puede que sí si la oferta vale la pena. - "¿De qué hablas, boba de Coria?" - Del cuadrito que te gusta tanto. Te lo dejo por... - "¿Quiéres venderme los despojos resecos de un mosquito? ¡Límpia eso, cochina!"

 Pascualita, sentada sobre el frutero, me enseñaba los dientecitos de tiburón. Es tan suspicaz este bicho. Si la abuela levanta la voz, enseguida la defiende. - ¡Tranquila, que no pasa nada! (le dije poniéndome, a toda pastilla, las gafas de sol y el guante de acero)

- ¿En qué pensabas hace un rato? - "En mi abuela Juana" - O sea, en mi... ¿bisabuela? ¿Y qué pasa con ella?... ¿Se te ha aparecido en la pared? ¡Aaaayyyy, no me digas eso! - "Tenía un baúl en su cuarto lleno de cosas maravillosas... Si estaba de buen humor me las enseñaba y me advertía que solo mirara ¡nada de tocar!" - Pues que aburrido. - "Tú, cómo eres un zoquete no puedes apreciar lo que esa frase representaba para mi. Espoleaba mi imaginación. Me tentaba a desobedecer hasta que un día me armé de valor mientras ella estaba en misa y abrí el baúl"

Quedé aterrada. Desobedecer cediendo a la curiosidad, trae malas cosecuencias desde que Eva cogió la manzana prohibida. - ¡Menos mal que no te cortaron la cabeza, abuela! -

"Me metí dentro..." - ¡Aaaaaaaah! (grité con el corazón en un puño) - "revolcándome. Las plumas de un viejo abanico me hacían cosquillas en la nariz y acabé estornudando... Creí escuchar como se abría la puerta de la calle" - Yo estaba encogida de miedo e hice una pregunta inconveniente: - ¿Ya había calles entonces? ¡¡¡PLASSSSSSS!!! - El sopapo resonó en la escalera.

- "Cerré la tapa del baúl con mucho cuidado y me quedé dentro. Me puse la ropa por encima hasta quedar bien escondida. Al hacerme un ovillo uno de mis pies quedó en el aire. Miré. Era el primer peldaño de una escalera. Los primeros peldaños son muy importantes. Así se descubrió la tumba de Tutankamon..."

"Bajé hasta las profundidades de una escalera de caracol infinita. A lo lejos mi abuela me llamaba. Había llegado a una sala llena de velas encendidas. Contínuamente unas se apagaban y se encendían otras. Reconocí mi nombre en una de ellas, Era muy larga. Otras apenas medían el ancho de una uña"

"En un momento aparecí junto a mi abuela que zurcía calcetines usando una hebra larguísima. - ¿Estás contenta? (preguntó)" - ¿Por qué? ¿A santo de qué? ¿No la riñeron? ¿A qué viene todo ésto? - "¡¡¡CALLA YA, PESADILLA!!!" - Pascualita me escupió agua envenenada entre los ojos y mientras brincaba y gritaba de dolor y los ojos amenazaban con salirse de las órbitas, dije: ¡¡¡ME MUEROOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! - "No caerá esa breva, boba de Coria. Tu vela también es larguísima"


jueves, 6 de septiembre de 2018

Geoooorge tiene mieditis.

Llamé a la abuela para hacerle un test de Memoria. - ¿Digui? - ¿Geoooorge? ¡La madre que te parió! No juegues al despiste conmigo que me voy a enfadar... Dile a la abuela que se ponga. -No y no. - ¿Y esa chulería? - No serlo. No jugar con you and no despertar a madame Yo estudiar mallorcano... - ¡Suspendido! Mallorcano, no. - Oh, ¿no?... idò ¿mallorquino?... ¿mallorleño? ... ¿mallorteño?... - ¡Calla ya y dile a la abuela que... - No poder. Yo tener órdenes. - En ese momento se me iluminó la bombilla - ¡¿No me digas que estudias para quedarte en Mallorca cuando os llegue el Brexit?! ¿Hay mieditis de quedar aislado? - Ser Europa quien quedara aislada, boba of Coria.

Esto había llegado demasiado lejos. Con un golpe seco colgué el teléfono y salí corriendo hacia la Torre del Paseo Marítimo. - ¡Abreeeeee! (grité mientras aporreaba la puerta) - Abrió uno de los cubanitos-culitos-respingones. - ¡Hooooola mi amol! - Vengo a cargarme al puñetero inglés. - Salió con la señora Madame en el cochazo del Señol.

- Lo esperaré y de paso, veré a mi bisabuelastra. - Le seguí hasta las habitaciones de  la Momia. El sonido de la música caribeña a toda pastilla era ensordecedor. - A la Señora le gusta bailal sintiendo vibral todo su cuerpo ¡y vaya si vibraba! Aquella carne, centenaria y gelatinosa, era puro ritmo.

Se alegró mucho al verme. - ¡Nena, que alegría verte! ¿Bailas con nosotros? - Me da corte porque... no sé. - Inmediatamente uno de los cubanitos se puso a mi lado y cuando quise darme cuenta, noté como el ritmo entraba en mi - ¡Yujúúúúúúú!

Tres horas después, feliz y cansadísima, fui a ver si la abuela y Geooooorge habían vuelto. Me encontré con ella en su sala de estar con vistas a la Bahía de Palma, - "¿Quiéres un chinchón?" - Sí, y también ver a tu mayordomo. - "Tardará unas horas en regresar. Ha estado dándome la vara todo el camino tratando de encontrar la palabra justa de nuestro gentilicio. Hemos ido a tu casa en busca de un viejo albúm que guardo en mi armario y él seguía insistiendo. Así que no pude resistirme y ..." - ¿Se lo dijiste? - "¡Que va! Le tiré a Pascualita a la cara.¡Ya no podía más! Dormirá todo el día porque se ha bebido casi todo tu chinchón"  - ¡Vaya, hombre!

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Historias contra el calor.

La Cotilla está ahogada en sudores y se pasa el día dormitando en mi casa o bebiendo chinchón on the rokcs entre sopor y sopor. La abuela, que ya no puede ver a su mayordomo sin enfadarse, pefiere venir también a casa. - "Le he dejado una buena lista de tareas para que no se aburra" - Cada día lo veo más canijo al inglés. - "¡Ya ves tú lo que me importa!" - No sé que te ocurre. Durante un tiempo fue el don más preciado de tu casa, abuela pero ahora no quieres ni verlo. - "¡Porque me abandona como a una colilla!"

- Recuerdo un día que, al salir del colegio, encontramos a un hombre tendido sobre las vías del tren. - "¡Ay, sí, Cotilla, lo que nos reímos!" En aquellos tiempos iban tan mal los horarios que si una persona quería suicidarse a las cinco de la tarde, a lo mejor (o peor) le tocaba esperar  hasta las siete. Algunos desistían, enfadados por la poca formalidad"

Tantos retrasos acabaron creando una leyenda negra en torno a la impuntualidad de los trenes. El Gremio de Suicidas Cabreados protestó, enérgicamente, en varias ocasiones: ¡¡¡Nosotros tenemos palabra, Nuestros trenes no y así no hay quién se suicide!!! (decía una pancarta que lideraba la manifestación que recorría las calles de Palma... hasta que los grises sacaron las porras (a la hora en punto) y ahí se acabó la protesta.

El día del suicida frustrado prometía ser un acontecimiento social y fraternal de los vecinos de uno y otro lado de las vías del tren.

Como la cosa iba para largo, muchas madres subieron a sus casas a preparar cena para comerla en la calle en amor y compaña. Hasta el suicida se veía contento de verse tan acompañado pero, lo poco gusta y lo mucho cansa. Sobre todo los críos no tardaron en protestar: ¡¡¡Que se mataeeeeeeeeee. Que se maaaaaate...!!! Pero se ve que el maquinista del tren tenía una historia amorosa con una vecina de un pueblo y hasta que no quedaba satisfecha, de allí no se iba nadie.

Finalmente, el suicida frustrado, se levantó de las vías, hizo una reverencia a los presentes y cabizbajo y decepcionado, se fue andando calle abajo. - A mi me dio penita. - "Por lo visto, meses más tarde lo intentó de nuevo varias veces hasta que se le fueron las ganas de matarse... Dicen que acabó liándose con la amante del maquinista y fueron felices hasta que un día del mes de Mayo florido, cruzando las vías del tren, una locomotora, haciendo maniobras, lo atropelló dejándolo plaaaaano como un papel de fumar. La faena fue muy aplaudida.

- Hubo opiniones para todos los gustos: que si había sido una revancha del maquinista; que si ella quería cambiar al suicida por otro que no fallara tanto como una de esas escopetas de Feria... - "¿A qué ha venido  sacar a relucir ésta historia?" - No sabía que debía venir a cuento... ¿Otra copita? - ¡Venga! - Y la abuela, como siempre, echó un buen chorreón de licor en el acuario de Pascualita.





martes, 4 de septiembre de 2018

Ecos de sociedades pasadas.

Las dos amigas, sentadas en la salita, con Pascualita de testigo camuflada en el broche que lucía la abuela en el pecho, comentaban sus cosas mientras apuraban la jarra de chinchón on the rock bien fresquita.

Como siempre la abuela llevaba la voz cantante. - "¿Y cuántos apellidos vascos dices que tienes?" - No he dicho nada. - "Vale, pero ¿cuantos tienes?" - Ninguno. Es que son muy largos y ya sabes que  en mi casa estábamos caninos ¡Como para derrochar en esas cosas! ¿Y tú tienes? - "Si tuvimos, mis antepasados los fueron empeñando a medida de las necesidades de la familia"

- ¡Que tiempos aquellos en los que comíamos y cenábamos patatas! Afortunadamente Cristobal Colón, que debió ser un pesado de esos que, hasta que no logran lo que quiere, no paran, descubrió las patatas a tiempo ..." - Siempre pensé que lo que descubrió fue América. - "Lo hizo porque: ya que estoy aquí, se dijo..." - La vida está hecha de casualidades... - "Y de patatas"

- Estoy pensando que fue una suerte no estar jubilada en los tiempos de mi abuela. ¿Te imaginas la de telarañas que debían tener los cepillos de las iglesias entonces? Imposible llegar así a fin de mes. - "Siempre podrías haber "hecho" bolsas en lugar de carteras como haces ahora" - Tienes razón.

- "Estoy empezando a sudar, Cotilla. Llamaré a Geooooorge para que nos lleve a la playa... ¡hip!..." - Me da pena el pobre inglés... ¡hip!... ¿Estás segura de que quiere eso del Brexit? Yo creo que ... ¡hip!... no. - "Pues ahora, ajo y agua y ¡puré de guisanteeeeeeeees jajajajajaja...¡Hip!...

- Por cierto ¿cuándo tirarás... ¡hip!... ese broche tan feo... ¡Aaaah, ya sé! Te lo habrá regalado el ...¡hip!... chulito de playa de PASCUAAAAAAAL que debe ser tan horroroso como esa figura del... ¡hip!... broche ¡AAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYY. SE HA MOVIDOOOOO... - "No digas tontás, Cotilla ... ¡hip!..."

Harta de oírlas, dije, - Acérquele un dedo y verá cómo se mueve. - ¡Vale... ¡hip!... jajajajaja ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYYY!!! - En el momento en que la Cotilla iniciaba las carreras, saltos, brincos, volteretas, gritos, llantos y moqueos a causa del mordisco de Pascualita,  la abuela me tiró la jarra de cristal, vacía, del chinchón on the rocks. Por eso llevo la cabeza vendada y tengo conmoción cerebral grave...

lunes, 3 de septiembre de 2018

Una historia creíble.

La abuela me ha contado una historia increíble que yo creo a pies juntillas porque, si no la creo a ella ¿a quién voy a creer?

Iba paseando por la Rambla del brazo de uno de los muchos novios de juventud que le quitaba a la Cotilla, hablando por los codos y sin fijarse más que en el ganado masculino que pasaba por su lado cuando, de pronto, el novio se agachó  sin avisar, la desestabilizó y por poco se da un morrón contra el suelo.

El chico se levantó sonriente, con una mano cerrada, diciendo: - Mira que he encontr... - A mi joven abuela se le había puesto un humor de perros. - "¡¿Qué haces, imbécil? ¡Por poco me tiras y me rompes las medias de cristal! Te iba a salir el paseo por un pico porque no te iba a quedar más remedio que comprarme unas" - Es que he enc...! - "¡Que modo de amargarme la tarde!. ¿Sabes que te digo? ¡Que te aguante tu santa madre, palurdo!" - Pero... pero... pero... nena... (al pobre se le cayó un lagrimón que bastada para llenar la fuente de la Rambla) - La abuela, hecha un basilisco por lo que le podría haber pasado, lo dejó con la palabra en la boca y plantado en medio del Paseo.

Unos días después alguien le contó que ¡vaya suerte la de tu novio! - "¡EX!" (puntualizó ella, picada aún) - ¿Lo has dejado, precisamente, ahora que se ha hecho rico? - ¿Le ha tocado el cupón de los Ciegos? - ¡Mucho mejor! Encontró una piedra digna de la esposa de un marajá. Y ahora tiene cuenta corriente y una cantidad con muchos ceros en ella. - "¿Has bebido?" - No, no había bebido.

Desde entonces, segunda década del siglo XX, pasea por la Rambla todos los días, escudriñando todos los rincones por si encontraba otra gema igual.

Un día, sentada en uno de los bancos de piedra, vio pasar un cochazo con chófer uniformado. El caballero sentado detrás, mandó parar. El chófer se acercó a mi abuela (ya lo era) y le entregó un paquetito perfectamente envuelto en papel de seda con un precioso lazo dorado. - Mi amo y señor dice que es para usted. - Al abrirlo encontró unas medias de cristal. - Que regalo tan tonto (dije yo). Si eso ya no se llev... ¡aaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyy! Me dio un pescozón cuya intensidad fue tal que batió todos los records y ahora figura en el Libro Guinnes.

Pascualita estuvo aplaudiéndo y haciendo la señal de OK el resto de la semana. ¡Maldita media sardina!
 

sábado, 1 de septiembre de 2018

Si es que no hablan claro.

He llamado a la abuela por activa y por pasiva pero no se pone al teléfono. Su perro de presa inglés solo sabe decir. - Madame no estar. - Incluso he ido a la Torre del Paseo Marítimo y no he podido entrar. - Madame decir que you no entrar here. - ¡La madre que parió al mayordomo de las narices!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Dice tu abuela que no la molestes más porque está muy cabreada contigo por lo que no has hecho. - ¿Qué no he hecho? ¡Yo si que lo estoy con ella! Por su culpa ahora engo la cuenta corriente a cero, con telarañas incluso. Mañana no podré comprar el pan... - Esto te pasa porque no sabes leer entre líneas. Te dijo que vendría el técnico del aire acondicionado y a partir de eso, te montaste una película que no era la que ella quería que vieses. - Tradúzca, Cotilla.

- Como eres un caso perdido a la hora de buscar un padre para su bisnieto, mandó a tu casa al tío más potable que se pasea por Palma ¡A tu casa! Te lo sirvió en bandeja y vas tu y, en lugar de tirar la red para que caiga en ella, te dejas convencer para que te instale el aire, le pagas sin regatear, le invitas a comer, a ver la Vuelta ciclista a España, dormís una buena siesta, le invitas a café y adios muy buenas. ¿Y ahora qué? ¿Dónde vive? ¿Tienes su número de teléfono particular? ¿Os veréis otra vez?...Y encima, quieres que no esté enfadada tu abuela? ¡Solo tenía que hacerte un bisnieto, boba de Coria!

- ¿Ah, era eso...?

- ¿Y qué te llevó a decir que querías el aire acondicionado? ¿Por que te dio un repente? - Se me saltaron la lágrimas. El desespero por saberme pobre de solemnidad, me hizo decir. - ¡¡¡Toda la culpa la tiene Pasc... estoooo... ¡Me entró el hipo! - ¿Pascual? ¿El Pascual de tu abuela? ... ¡Vaya, vaya! ¡A ti también te gusta el puñetero hijo de su madre!... A ver si tengo suerte un día y, por fin, lo conozco.