viernes, 7 de septiembre de 2018

En el Más Allá.

La abuela lleva un buen rato sentada a la mesa del comedor con la vista fija en un punto de la pared... Bueno, más que un punto son los restos de un mosquito al que asesiné anoche, pero fue en defensa propia porque la lucha la empezó él.

Pensé que creía ver una miniatura de arte abstracto - Siento decirte que no está en venta... o puede que sí si la oferta vale la pena. - "¿De qué hablas, boba de Coria?" - Del cuadrito que te gusta tanto. Te lo dejo por... - "¿Quiéres venderme los despojos resecos de un mosquito? ¡Límpia eso, cochina!"

 Pascualita, sentada sobre el frutero, me enseñaba los dientecitos de tiburón. Es tan suspicaz este bicho. Si la abuela levanta la voz, enseguida la defiende. - ¡Tranquila, que no pasa nada! (le dije poniéndome, a toda pastilla, las gafas de sol y el guante de acero)

- ¿En qué pensabas hace un rato? - "En mi abuela Juana" - O sea, en mi... ¿bisabuela? ¿Y qué pasa con ella?... ¿Se te ha aparecido en la pared? ¡Aaaayyyy, no me digas eso! - "Tenía un baúl en su cuarto lleno de cosas maravillosas... Si estaba de buen humor me las enseñaba y me advertía que solo mirara ¡nada de tocar!" - Pues que aburrido. - "Tú, cómo eres un zoquete no puedes apreciar lo que esa frase representaba para mi. Espoleaba mi imaginación. Me tentaba a desobedecer hasta que un día me armé de valor mientras ella estaba en misa y abrí el baúl"

Quedé aterrada. Desobedecer cediendo a la curiosidad, trae malas cosecuencias desde que Eva cogió la manzana prohibida. - ¡Menos mal que no te cortaron la cabeza, abuela! -

"Me metí dentro..." - ¡Aaaaaaaah! (grité con el corazón en un puño) - "revolcándome. Las plumas de un viejo abanico me hacían cosquillas en la nariz y acabé estornudando... Creí escuchar como se abría la puerta de la calle" - Yo estaba encogida de miedo e hice una pregunta inconveniente: - ¿Ya había calles entonces? ¡¡¡PLASSSSSSS!!! - El sopapo resonó en la escalera.

- "Cerré la tapa del baúl con mucho cuidado y me quedé dentro. Me puse la ropa por encima hasta quedar bien escondida. Al hacerme un ovillo uno de mis pies quedó en el aire. Miré. Era el primer peldaño de una escalera. Los primeros peldaños son muy importantes. Así se descubrió la tumba de Tutankamon..."

"Bajé hasta las profundidades de una escalera de caracol infinita. A lo lejos mi abuela me llamaba. Había llegado a una sala llena de velas encendidas. Contínuamente unas se apagaban y se encendían otras. Reconocí mi nombre en una de ellas, Era muy larga. Otras apenas medían el ancho de una uña"

"En un momento aparecí junto a mi abuela que zurcía calcetines usando una hebra larguísima. - ¿Estás contenta? (preguntó)" - ¿Por qué? ¿A santo de qué? ¿No la riñeron? ¿A qué viene todo ésto? - "¡¡¡CALLA YA, PESADILLA!!!" - Pascualita me escupió agua envenenada entre los ojos y mientras brincaba y gritaba de dolor y los ojos amenazaban con salirse de las órbitas, dije: ¡¡¡ME MUEROOOOOOOOOOOOOOOOOO!!! - "No caerá esa breva, boba de Coria. Tu vela también es larguísima"


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