viernes, 26 de abril de 2024

Menudo reto.

Los abuelitos se han asociado con GeoooorgeBrexit con lo de las paellas con té y dicen que el negocio va viento en popa. Ya se sabe que dinero llama a dinero. ¡No saben ná los ricos! 

He intentado que me admitiesen en la sociedad pero que si quieres arroz, Catalina. No les han convencido mis argumentos ni poco ni mucho, o sea, nada. Aunque la que se tira de los pelos es la Cotilla, a la que tampoco han querido como socia. - ¡Con lo bien que se me da vender cualquier cosa...! -

Como excusa para no admitirla, la abuela le dijo que su aspecto dejaba mucho que desear, cosa que encabritó a la interfecta que sacó a relucir su vena dramática: - La culpa es del... ¡snif!... Gobierno por darme una... ¡snif!... pensión tan ridícula que no llego a fin de mes y tengo que sacarme las castañas del fuego ¡BUUUUAAAAAAAA!

Pero, como a la abuela no se la dan con queso, la Cotilla se quedó compuesta y sin sociedad con que llenar la faltriquera.

Ahora, además de comer la horrible paella inglesa, tengo que conquistar a Geooorge . y no sé cómo. El mayordomo es más estirado que un chicle. Metódico como un reloj suizo. No se ríe para que no se le descomponga el tupé. Encima, no nos podemos ver ni en pintura.  Y me temo que sabe que voy a ir a por él por su dinero. Veo dificilísimo que de todo ésto salga un bisnieto para la abuela... Le convendría más hacer una novena a Santa Rita.           

jueves, 25 de abril de 2024

El té.

Mentiría si dijera que la curiosidad no me ha dejado dormir porque he dormido como un lirón pero, al abrír los ojos, me venía a la mente la frase, reconvertida en lámpara de neón rosado: ¿Quién es el jodío que cría una potra?

Siempre me digo que, de hoy no pasa que lo averigüe pero siempre surgen problemas caseros más urgentes como, por ejemplo, poner paz entre tres personajes condenados a entenderse... : la escoba, la fregona y el recogedor. Un chulapo entre dos damas. Mal asunto.

Ellas se han echo íntimas amigas y al pobre que se lleva toda la basura lo menosprecian. El hace de todo para ganarse su amistad pero ellas no están por la labor. En cuanto se les acerca se lían a golpes contra él. 

También los he recibido yo por meterme donde no me llaman ¿Acaso soy la Reina del arbitraje casero? Que haga de árbitro Rita la Cantaora. Entonces se me ocurrió aprovecharme de los tres personajes: - ¡A ver, listos! Habrá un premio para quién descifre la famosa pregunta. 

A punto estuve de no poder acabar la frase porque el Rercogedor gritó: - ¡Sé quién es el personaje: ¡¡¡GEOOOOORGE!!!

Nos dio un ataque de risa a las tres: - ¿Una potra en la Torre del Paseo Marítimo? jajajajajajaja ¿El jodío es Geooooorge? ¿ese pánfilo que cocinó una paella con té? jajajajajajajajajaja¿ ¿Y cómo se ha echo rico GeooooogeBrexit? jajajajajajaja - Con lo que más les gusta a los ingleses: ¡El té!

- Pero si eso ya está inventado... (Respondí llena de sabiduria) - Sí, pero la paella guisada con té solo se le ha ocurrido a él y ahora es el personaje más famoso para sus compatriotas que disfrutan comiendo algo con sabor inglés cien por cien.

- ¿Y... la potra que tiene que ver... en ésta historia absurda...? - Es la Suerte que le sonríe. ¿No es una yegua joven? ... - NO. - ¿Y ... mi amigo Geoooorge se ha hecho... rico?- ¡Riquísimo! 

Sonó el teléfono. Era la abuela que, tajantemente, dijo: - "Nena, el papá de mi bisnieto tiene que ser ¡GEOOOOORGE!, sí o sí. ¡Hale, pues!"


miércoles, 24 de abril de 2024

¿Quién es el jodío?

Sin comerlo ni beberlo, me he encontrado con mi familia invadiendo mi casa. No cabía nadie más porque, aunque no se les vea, los personajes también ocupan lugar. Sobre todo las bolas de polvo que proliferan como los conejos en Australia. Por eso me encaré con la escoba: - ¿Para qué se supone que estás tú aquí, pendeja? - ¡Huy, lo que me has dichoooooo! (estaba ofendidisima la tía) ¡Te denunciaré! - Entonces me puse chula: - ¿Encima de que no cumples con tu deber? Pues, muy bien ¡¡¡Aquí te espero, comiendo un huevo, una tortilla y un caramelo!!!

Las bolas jugaban al escondite por debajo de los muebles y montaban tal escándalo que apenas escuchaba lo que decían la abuela y los demás.  Los ojos echaban chispas. Los brazos subían y bajaban. Los dedos señalaban. Las bocas gritaban. Los comensales de la Santa Cena aplaudían o pateaban el suelo según iba discurriendo la Conferencia. 

De repente hubo un silencio de esos que aparecen de repente y alguien dice: Ha pasado un ángel y vuelven a subir los decibelios. Fue durante esos segundos que pude oír: - ¡Que potra tiene el jodío! (dicho con mucha rabia) - Y me quedé con una pregunta dispuesta para salir de mis labios en cuanto hubiera oportunidad: ¿Conozco al jodío que cría una potra? Hablaré con el abuelito en cuanto pueda. Debe estar probándose un nuevo sudario...


 

martes, 23 de abril de 2024

San Jorge, Jordi, Geooooorge, etc.

La Cotilla entró en casa como una exhalación y se encerró en la cocina. - ¡Avemariapurísimaaaaaaa! - ¡Oiga, que no he terminado de desayunar! (y Pascualita tampoco, huy, huy, huy...) 

Puse la oreja en la puerta y escuché quejarse a la vecina sobre MI MODO de desayunar - ¡¿Cómo vas a encontrar novio si, cada día, montas un pollo con el cola cao?!Ya eres mayorcita para seguir tirándolo por todo!... ¡¿Dónde demonios está la fregona?!

- ¡Abra y la ayudaré! - ¿A qué? ¿A caer? No, gracias. - ¡¡¡ABRA, COÑIIIIIIE!!!

Por una vez, me hizo caso. Entré en la cocina y divisé a la sirena escondida tras el estropajo del fregadero. La escondí en el bolsillo de la bata y bebí el poco cola cao que quedaba en la taza de Pascualita ¡Puag! 

La Cotilla estaba frenética. Iba de acá para allá entre sartenes y rebozados. -  Podrías haberme dicho que hoy es el Día del Libro en lugar de pensar en las musarañas. - No sabía que le gusta leer. - ¿Quién habla aquí de leer? Se trata de los libros, boba de Coria. Entre ir a comprar la materia prima y hacerlos, voy a llegar a las tantas para venderlos.

- ¿No me diga que ha escrito un libro? ¿salgo yo? - Te salvas porque tengo mucha prisa que si no la íbamos a tener gorda ¡Anda, vete al balcón a que te de el aire y déjame trabajar!

Poco después se fue como había llegado: ¡A la carrera! - Me asomé al balcón: - ¡Cotilla ¿y las rosas? - ¡TU PADRE! (contestó de muy mala manera) 

Más tarde llamó la abuela: - "Nena, comeremos en tu casa" - ¿Pan con aceite? - "Nooo. Los "libros" de la Cotilla. Ves friendo patatas. Andresito no vendrá. Se lo han llevado al hospital porque se le ha salido la hernia del ataque de risa que le han provocado los libritos de lomo rellenos que iba a vender en la Plaza Mayor... Por cierto, hoy es San Geoooorge. Hazle un regalito a mi mayordomo." 

 Le regalé una coliFLOR que llevaba dos semanas dando vueltas por la despensa.

lunes, 22 de abril de 2024

Relamiéndose.

 Ha entrado un vencejo en casa. Eso sí, está bien educado porque ha piado: - Con permiso. - Y se ha colocado sobre el cuadro de la Santa Cena. Un rato después ha preguntado: - ¿Estamos en Primavera? Pensé que tenía el reloj biológico en perfecto estado de revista pero hace un frío de tres pares de narices. 

Como no supimos a quién se dirigía me erigí en portavoz del resto de personajes pero no me dio tiempo a ejercer como tal. Se me adelantó Pepe el jibarizado soltando su OOOOOOOOOO desde la estantería de la cocina. Mira que le gusta hablar al llavero y eso que no tiene cuerdas vocales ni nada que se le parezca. 

Media hora después, harta de escuchar su soliloquio que no llevaba a ningún sitio, llamé a mi primer abuelito. - ¿Qué dice el pesado ese? - Le está contando la historia de su último día al vencejo... - ¡Oh, no! - Me había olvidado completamente de él y tuve un mal presentimiento. - ¡Quietos! (grité al grupo de comensales, hambrientos siempre y con once meses de ayuno por delante) ¡Y tú, sal de ahí o te comerán estos triperos!

Asustado por mis gritos, el vencejo voló hasta la pila de lavar del comedor donde, a la velocidad del rayo, apareció Pascualita entre las algas, con la dentadura de tiburón dispuesta para el almuerzo. - ¡Vete, vencejo, veteeeee!

No tuve que repetírselo. La Cristalera se entreabrió un poco para que pudiera salir y cerró de golpe para que no entrara el frío. 

Por la tarde pregunté por el vencejo al árbol de la calle: - Los gorriones lo han echado con cajas destempladas, celosos perdidos porque las gorrionas quedaron prendadas al verlo volar como un campeón olímpico.

 

domingo, 21 de abril de 2024

Se calman las aguas.

 Mi primer abuelito tiene un cúmulo de emociones que lo tienen en un ay, desde el día en que lió... lo que lió. Por un lado reconoce que se lo pasó bomba porque llevaba tiempo sin hacer  una pillería. Desde antes de que lo "murieran" (pensó)

Sin embargo su "gracieta" estuvo a punto de costarle el amor de su amadísima Momia. Se sintió mal sabiendo que su hijo era un adúltero y también cuando se enteró de que no... aunque casi. Lo del zapatillazo, según dijo, estuvo bien. - No hay que dejar que los hijos se nos suban a la espalda. 

De los "mandamases" del Más Allá recibió un toque de atención: - Que sepas que has perdido dos puntos de tu carnet de Conducta.

Al comentarlo conmigo le tembló la voz. - Imagínate que no pudiera probarme los maravillosos sudarios, de los grandes modistos, nunca más. ¡Una y no más, Santo Tomás! (gritó, arrepentido)

Lo cierto es que ahora todo el mundo va con pies de plomo, hasta la escoba y la fregona, por si acaso se reparten tortas y les cae alguna. 

Y mientras Pascualita sigue riendo como una loca hay alguien que no puede ser perdonado así viva muchos Brexits: ¡Geoooorge, el mayordomo inglés! ¿Té como agua o caldo a una paella? ¡Vade retro, Satanás!

sábado, 20 de abril de 2024

Va de venganzas.

Los abuelitos han invitado a una paella de marisco que ha hecho su mayordomo inglés, Geoooorge.

Estábamos tan contentos de que lo ocurrido entre Andresito y la Cotilla fuese solo un malentendido que nos olvidamos de vigilar al "cocinero" para que no hiciera lo que hizo: el agua de la paella era té. Fue su "toque británico"

Los vecin@s del barrio esta madrugada se han vengado. Encerrados en sus casa a cal y canto han dormido plácidamente mientras bajo mi balcón una veintena de tunas estudiantiles pagados por ellos, han cantado Clavelitos de las doce de la noche a las ocho de la mañana.

Mi primer abuelito fue quién lió la madeja del malentendido

Entre prueba y prueba de sudarios de alta costura, al abuelito le dio por pensar en sus últimas horas de su vida... - ¡Claro! (se dijo) ¡El cola cao preparado por mi mujer y las magdalenas que trajo la Cotilla, sabían a mata hormigas - "¡Come, bobo, come!"  (le decían y no dejó ni una gota ni una miga) Después llegaron los dolores de la muerte y entró por la puerta grande, en el Más Allá. 

Mandó mensajes sublibinales a la Cotilla y a Andresito (su sustituto en la cama de la abuela) haciéndoles creer que estaban locos de amor el uno por la otra, por muy difícil de creer que fuera.

Cuando se lo contó a la Momia ella hizo lo que se espera de una madre con su hijo díscolo ¡Tirarle la zapatilla a la cabeza! Y vaya si le dio. Aún se le ve el chichón a Andresito.

Pascualita aplaudía a rabiar con sus manitas palmeadas. ¡Como le gustan las peleas a la medio sardina!

 

 

viernes, 19 de abril de 2024

Los vecinos se preguntan: ¿cuántos años tienen?

Llamaron a la puerta. Esos timbrazos lograron que yo ascendiera por una larguísima escalera hundida en una profunda oscuridad hasta ¿el sol radiante? ¡Que va! Hasta la esfera del reloj despertador de mi mesita de noche cuando abrí los ojos legañosos.

Absolutamente despistada, pregunté a mi primer abuelito: - ¿Dónde estoy? - En tu casa, tu cuarto, tu cama... - Está todo oscuro... - Es noche cerrada, nena jejejejejejeje Y llaman a tu puerta. 

Arrastrando los pies me planté frente a la mirilla. La luz de la escalera estaba encendida y pude ver a la Cotilla con Andresito. Seguía teniendo la cabeza como una olla de caracoles mientras me preguntaba ¿Qué hacen estos dos juntos en plena madrugada? ¿Dónde está la abuela?...

Sin pensar, en lugar de abrir la puerta, la llamé por teléfono. Como era de esperar contestó Geoooorge hablando en un inglés lleno de bostezos. Y yo, previsora a pesar del sueño y como no le entendí, antepuse a mi pregunta un castizo: - Para tu padre, por si acaso.

Cuando pude hablar con la abuela todo fueron gritos de ¡Adúlteros! ¡Hijos de tal...! ¡Hijos de cual...!... Así pasó una media hora y luego escuché dos voces de mujer... ¡La bisabuelastra se había unido a la abuela!

El guirigay que se formó en el rellano de la escalera tuvo al barrio en pie hasta que los estómagos pidieron desayunar y la gente fue apagando luces y cerrando ventanas. Más tarde los vecin@s se reunieron en corrillos para aclarar conceptos: - ¿Así que era la suegra...? -¡Había una momia...! - ¿La Cotilla trapicheó con el marido de.. quién? - ¿A cuánto lo ha vendido? - Si pagan bien, lo mismo vendo al mío. - ¿Quién decía con la zapatilla, no, mamá? -

En fin... mañana será otro día.




jueves, 18 de abril de 2024

Chismosas.

Mi primer abuelito apareció a metro y medio del suelo del comedor. Llevaba un sudario vaporoso, de alta costura, tan bonito que iluminó toda la casa como si fuera el nacimiento del primer Sol del mundo.

Y yo, que temblaba como una hoja en la tormenta, me estremecí porque estaba muerta de frío. -Te vas a enfriar, abuelito. El tiempo se ha convertido en una Ola con mayúscula: ahora hace calor, mañana hará frío, al otro nos asaremos y en el siguiente nevará. ¡Que frío, jopelines!

- Ay, nena, me hace tanta ilusión que te preocupes por mi que soy capaz de cambiar este sudario fresquito por un chaquetón de martas cibelinas para que te quedes tranquila. - ¡Eso es carísimo! - En el Más Allá no hay ese problema. - ¡¿Trapicheáis como la Cotilla?! - Con más categoría...

De repente me di cuenta de que no estaba sola. La abuela y la Cotilla, boquiabiertas, no me quitaban los ojos de encima. Es muy estresante que cuatro ojos se te monten a caballito en la espalda y me rebelé: - ¡Fuera, bichos! 

Las Niñas de los Ojos se sintieron ofendidísimas y rompieron a llorar. En ese instante saltó la Fregona reivindicativa: - ¡Ha terminado mi jornada laboral! - Y salió, contoneándose, camino del balcón. Con la cabeza muy alta y la melena al viento. estaba muy atractiva. Al verla, el árbol de la calle abrió su enorme boca de madera y cantó el brindis de la Traviatta.

Las Niñas de los Ojos se tragaron las lágrimas y algunas copas de chinchón of the rocks que se sirvieron de extranjis.

miércoles, 17 de abril de 2024

El enfado de la Cotilla.

 Pascualita se siente Almirante de la mar océana desde que tiene el velero en la pila de lavar del comedor. Todos los personajes de casa han desfilado para verlo. Las exclamaciones de asombro empiezan y no acaban. - ¡Que bonito! - ¡Quiero montarme en él! - ¡Eso es un barco y no las barquitas que teníamos nosotros! 

A quienes más se les caía la baba era a los comensales de la Santa Cena ya eran del gremio marinero. - ¡Te lo compro! - le dijo el de las treinta moneda a Pascualita. Pero ella se hizo la sorda. Lo que resultó ser una mala praxis porque el tío repitió la frase una y otra vez, como un disco rayado hasta que, harta de oírlo, la sirena sacó su dentadura de tiburón a pasear.

Unos días más tarde, la Cotilla se asomó a la pila de lavar para criticar de nuevo el estorbo que era tenerla enmedio del comedor - Con cuatro birriosas algas del mar. - Un día me la llevaré al trapicheo. - ¿A la pila? ¡Por encima de mi cadáver! - Por mi, de acuerdo... - Fue entonces cuando vio la botella con el barco sobre el fondo de arena  donde también reposa el barco hundido.

- ¡¿Qué hace esa botella aquí?! - La sorpresa transformó su voz en un clarín. - Un barco debe estar en el mar ( llevaba tanta verdad esa frase que los personajes me aplaudieron largamente) - ¿Esto es el mar? (señaló la pila de lavar con desdén) ¡Esto es una mamarrachada, boba de Coria! 

Me puso como hoja de perejil por haber profanado su armario sin permiso - ¡Esa botella ES MIAAAAAAA! - Entonces Pascualita salió como un misil hasta la cabeza de la Cotilla y se armó la marimorena...

Ahora, mientras bebía chinchón para calmar el dolor, la animé diciendo:  - Por lo menos, ahora, no tiene ningún  pelo de tonta. - ¡La maaaa... ¡hip! dre que te pa... ¡hip! ri... ooooo!

martes, 16 de abril de 2024

El barco velero.

La Cotilla ha salido temprano ésta mañana. Corría como si la persiguiera el diablo y quién sabe, tal vez era verdad.

Desde que la abuela le contó lo de la falda escocesa, una y otra han perdido la tranquilidad. - Estás segura de no haberle contado nada eso a tu nieta. - "Seguro" - Entonces eso quiere decir que cuando dice que su abuelito primero está aquí (ambos cuerpos centenarios se estremecieron) es verdad. - "¡Claro que sí!" -¿ Por qué tu nieta no puede habérselo inventado y, casualmente, haber dado en el clavo? - Jajajajajajaja Ay, no me hagas reir. Para eso hay que tener neuronas y ella puede darse con un canto en los diente si tiene alguna.

La vecina salió tan deprisa que se olvidó de cerrar la puerta de su cuarto con llave y pude entrar a fisgar. 

Abrí cajones y descubrí cosas curiosas. Montones de velas, velitas y velones debajo de la cama. Por último visité" el armario. Aquello parecía la cueva de Alí Baba pero sin oro que reluciera.

Y de repente apareció ante mis ojos cansado de ver tanta morralla ¡una botella en cuyo interior guardaba un barco con las velas desplegadas ¡Mi barco! (grité entusiasmada como la niña que, hace años, lo miraba embelesada)

No me pude contener. Corrí al comedor con la botella en la mano: - ¡Pascualita, mira que bonito! Lo llené de agua de mar y la sirena no se hizo de rogar. Estaba encantada. Ya tenía un barco en el que navegar por los siete mares

lunes, 15 de abril de 2024

Abuelito, te has pasado.

No sé que me ha pasado pero me ha dado por bailar La Raspa de la mañana a la noche. Me he levantado pensando en vacas. De las clásicas blancas y negras. Lo bueno (es un decir) es que Pascualita ¡se ha reído a carcajadas! Es algo que no había pasado nunca. 

Se lo he contado a la abuela y dándose importancia, ha dicho: "¿Cómo que no? ¡Anda que no se ha reído conmigo!" - No me lo habías contado... - "Una tiene su intimidad" - Ya, pero soy tu nieta... - "¡Y Pascualita mi amiga!" - ¿Me estás comparando con la medio sardina? ¡Solo faltaba eso! - "No, nena. Entre tu y la sirena no hay comparación posible. ¡No hay color!" - Menos mal que tengo a mi primer abuelito.

Aunque quiso disimularlo, un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando grité: - ¡Aquí está mi héroe! ¡¡¡HOLA, ABUELITOOOOOO!!!

La abuela, haciendo de tripas corazón, dijo: - "Eres una cuentista ¿cómo va a estar aquí mi ex? Lleva muchos años criando malvas y de allí no vuelve nadie" - ¿La escuchas, abuelito? - Dile que me encantaba verla con una minifalda escocesa que tenía y a la que solo le faltaba la gaita.

Fue decírselo y darle un soponcio. Intenté reanimarla con chinchón y mientras llamaba a la ambulancia, llegó la Cotilla de sus iglesias. - ¿Cuántos años tiene su abuela? (me preguntaron en la centralita) - Ciento y pico. - ¿Cuál es el pico? - Si usted se atreve, pregúnteselo. Es su secreto mejor guardado.

Los de la ambulancia se mosquearon cuando vieron que, en lugar de una paciente, había dos. - ¿Qué ha pasado aquí? - No sé... - Uno de los enfermeros vio la botella de chinchón. - ¡Vaya torrija que llevan!  Manolo, baja a por la otra camilla... hay que joderse...



 

domingo, 14 de abril de 2024

¡LO QUE ME FALTABA!

Pascualita ha aprendido a abrir la puerta de la calle. ¿Quién se lo ha enseñado? Ah, a mi que me registren. 

Me puse al habla con mi primer abuelito: - Anda, pregúntale tu a la sirena, resalao. - No me des coba, nena, que sabes que no sé negarte nada. 

Mientras comíamos,la Cotilla y yo, el contenido de una lata de fabada asturiana, el abuelito se sentó sobre la barra de pan diciendo: - No tiene ni idea de cómo lo ha aprendido. - ¡Vaya! - Le  pedí que hiciera un esfuerzo mental y ha terminado por recordar. Hace miles de años existió una civilización adelantadísima que fue envidiada por las otras civilizaciones por tener unos preciosos pomos en sus puertas que se abrían enseñándoles la lengua

- Un pescador, al que no me comí porque ese día estaba empachada, me enseñó el truco para  manejar el pomo de la puerta de su casa para congraciarse conmigo . Aprendí rápido y no quedó puerta que yo no hubiese abierto siquiera una vez.

- Comprenderás, nena que me congratulara por el echo de dejar vivo al pobre pescador... La media sardina me replicó: ¿Pobre por qué? ¡Si estaba buenísimo el jodío!. - ¿Te enamoraste de él? (pregunté, iluso)  - Los ojos de la sirena bizquearon de placer. - No. ¡Me lo comí! - ¿Pero no habías dicho...? - En aquel momento, no, pero se me pasó el empacho y...

Esta noche no he dormido pensando que la sirena se irá de casa cuando quiera...  Y la abuela me borrará de su testamento ¡y me quedaré sin la Torre del Paseo Marítimo ¡BUAAAAAA!

 

 

 

sábado, 13 de abril de 2024

Aquella frase...

Dormí a pierna suelta, a pesar de mi preocupación por la extraña frase que escuché el día anterior: - ... veneno para hormigas de... 

Mi primer abuelito apareció sobre la lamparita de noche de mi cuarto. Estaba envuelto en un sudario lleno de paraguas de mil colores que se abrían y cerraban como las alas de las mariposas. - ¡Qué bonito! - Es en honor del mes en que estamos. Porque ya conoces el refrán: en abril, aguas mil - ¿Y cuándo llevarás algo en honor a mi que soy tu nieta? - Ahora tengo otra cosa en qué pensar ¿Qué pasa con las hormigas?

Fue nombrarlas y sentí que mi cuerpo era invadido por miles de ellas. Me puse frenética, saltando de la cama para revolcarme en el suelo. -¡AAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYY! 

Pascualita llegó reptando por el pasillo, dejando un rastro de agua salada que, después, tendré que recoger con la fregona, a la que ya escucho murmurar. 

No supe qué responder a mi primer abuelito. Me limité a decir la manida frase: - Yo no había nacido aún...

La puerta de la calle chirrió al abrirse y sonó al cerrarse tras la Cotilla de volvía de limpiar los cepillos de "sus" iglesias. - Cada día se estiran menos los feligreses. ¿Creen voy a llegar a fin de mes con la paguita de mi jubilación? ¡Egoístas! (refunfuño camino de su cuarto donde se encerró con llave)

La sirena sacó la dentadura de tiburón a pasear. Odia a los farsantes como la vecina que tiene más dinero que un torero y quieren ser, el día de mañana, los más ricos de los cementerios.

En los ojos de Pascualita quedó grabada la determinación de, a no mucho tardar, dejarle la cabeza monda y lironda ¡GRATIS!

viernes, 12 de abril de 2024

Nada. Que no me entero.

El aroma de una sabrosa paella de marisco perfumó cada rincón de casa. Los primeros en asomarse a disfrutarlo fueron los comensales de la Santa Cena, babeantes, con los dientes largos y los ojos apunto de salirse de sus órbitas. - Lo siento, chicos. Hoy no os toca (el mensaje lo lancé mentalmente)

El árbol de la calle instó a la Cristalera a abrirse de par en par: - ¡Hum, que deliciosa ambrosía! - Me encanta cuando se pega el olor al cristal, Como ésta (me señaló la jodía Cristalera) solo me limpia cuando estoy tan sucia que no hacen falta cortinas, disfruto mucho tiempo de su comida, en éste caso, de la paella .

La emoción pudo con el árbol de la calle y me preocupé cuando lo vi haciendo pucheros porque lo que venía a continuación era un llanto caudaloso rebosando por todos sus poros. Cantidades industriales de lágrimas y mocos cayendo en cascada en el alcorque para escurrirse luego hasta las raíces. Para saber cual es el árbol más llorón de mi calle basta con mirar su copa. Es la más verde y exuberante. 

Pero no se contenta con eso sino que le pone el broche de oro a su sobreactuación, cantando, a voz en grito: ¡Ay, mamá Inés!

En cuanto Geoooorge, el mayordomo inglés, sirvió los cafés en la salita, la abuela y su compañera Cotilla, cerraron la puerta y me excluyeron de la conversación. Tuve que conformarme con poner un vaso de cristal contra la pared y adosar a él la oreja. 

De poco me enteré porque redujeron al máximo los decibelios de sus voces. ¡Será posible tener que andar así en mi casa! Sin embargo, quien se está enterando de todo es Pascualita, a  quién la abuela lleva de broche en la solapa del mini vestido.

¿Qué habrán querido decir con: - ... veneno para hormigas de...?

jueves, 11 de abril de 2024

¡Que susto!

He sabido por mi primer abuelito lo que hablaron, la Cotilla y la abuela, tras la puerta cerrada de la habitación: - Hablaron de mi, nena. Tienen intención de tergiversar la Historia... - ¿De España?... - De momento sacaron a relucir el día en que, sin comerlo ni beberlo, me encontré en el Más Allá y eso que era bien sabido que no me gusta viajar. - Ahora sí porque te pasas el día en mi casa. - Es muy entretenida... jijijijiji - ¡Ay, picarón! Y porque no te pongo cortapisas para tu relación con mi bisabuelastra la Momia. 

Sus ojos echaron chirivitas al aire y nos dio por reir.

Ya más tranquilos, seguimos con nuestra conversación: - Por fin nos enteraremos de lo que pasó. - O no porque estas dos tienen mucha imaginación. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - 

No había oído la puerta de casa. La Cotilla no sabía que yo estaba en la salita. Por eso el susto fue morrocotudo. A la vez saltamos hasta la lámpara del techo, estrellándonos contra el abuelito que huyó despavorido. La salita se llenó de estrellas, blasfemias y gritos de dolor cuando las cabezas de la vecina y la mía chocaron en el aire. ¡¡¡CLONC!!!

Al abrír los ojos todos los personajes de casa me miraban con preocupación. Pascualita saltó a mi escote chorreando agua fría. El grito que di se fundió con los alaridos que habíamos dado antes la Cotilla y yo. 

Llené dos vasos de chinchón, bien colmados para conjurar al dolor para que nos dejara en paz. A ésos le siguieron dos o tres más. Poco antes de sucumbir al coma etílico, la Cotilla con voz pastosa, preguntó: - ¿C...on quiffen... hablafffffffffffffbas, bob...a of... Coooooori...a? 

Abrí unos ojos como platos y pregunté, asombrada: - ¡¿Saaaaaaaaaaabe... ingl... es?! - La Cotilla, como una londinense, dijo: - ¡Y... e...s...! - (¡y yo si enterarme!)

 


 

miércoles, 10 de abril de 2024

En el filo de la navaja.

La abuela lleva dos horas encerrada en su antigua habitación (que ahora usa la Cotilla, por la patilla, sin remordimientos ni zarandajas) 

¿De qué hablarán? Me estoy comiendo las uñas porque me puede la curiosidad. ¡Es conmigo que tendría que estar la abuela. Por eso la he llamado. Para que viniera a hacerme cariñitos porque ésta mañana me han sacado ¡dos botecitos de mi sangre, en el Pac! ¿A cambio de qué? De un cardenal gordo en el brazo con aires de futurible Papa.

Lo peor, porque siempre pueden empeorar las cosas con mi querida abuela de por medio, es que Pascualita está con ella ¡y la Cotilla! 

He recurrido a mi primer abuelito para que vigile desde las alturas. Ha dicho que lo hará pero no me he quedado tranquila porque lo he pillado en mitad de una prueba de un nuevo sudario, en el taller de costura del Más Allá, de Balenciaga. Ha dicho que es una maravilla en seda salvaje, color arena sahariana, del que brotan dátiles que caen al suelo y, al florecer, lo convierten en hermosos oasis.

A quienes no puedo quitarme de encima es a Pepe el jibarizado y a mi sueño. Se me pegan como lapas porque están agradecidos por haberlos salvado de convertirse en pendones desorejados (¡Eso dicen ellos!) Y ahora tengo sueño toooooodo el santo día.

Que cruz me ha caído con ésta tropa...


 

 

martes, 9 de abril de 2024

¡Aparece!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - ¡Ay, Cotilla, que alegría me da verla! - Rápida como el rayo, la vecina sacó de su bolso dos mascarillas, se las puso y dijo: - ¡No te arrimes a mi o te escogorcio! - ¿Por qué? - Debes estar incubando algo malísimo y no quiero que me contagies, boba de Coria. 

Me costó convencerla de que no me pasaba nada. Luego pregunté: - ¿Qué ha pasado con Pepe? - ¿Qué Pepe? - El jibar... Jejejejejeje Huuuy, que tonteríaaaa. En lugar de Pepe quería decir Llavero. El que se llevó... - No le ha gustado a nadie. Quienes lo vieron dijeron ¡puag!... ¿Y quién es Pepe? ¿Por fin has encontrado quien quiera hacerte un bisnieto para tu abuela? ¡Ya era hora, hija! Te advierto que estoy decidida a la inseminación in vitro como tu no te des prisa... - ¡¿Con cien años a cuestas?! - Cosas más raras se han visto.

En un impulso cogí a Pepe el jibarizado y vi con alegría que llevaba mi sueño pegado en la frente. Estaba tan contenta que volví a tener un desliz. - Me quedo con Pep... quiero decir que ya lo tiraré yo. - Sí que te ha dado fuerte el tal Pepito. (murmuró camino de su cuarto)

Olvidé que solo yo tengo una relación especial con los otros habitantes de casa. La Cotilla ni siquiera sabe que Pepe es una cabeza verdadera, separada del cuerpo y debidamente reducida con la receta de los jìbaros. Y así tiene que seguir siendo aunque con Pascualita lo tengo difícil porque se mueve por impulsos antidiluvianos, como ahora mismo. Ha saltado de la pila de lavar a la cabeza jibarizada y se ha liado a mordiscos con ella, la muy salvaje.

lunes, 8 de abril de 2024

¿Dónde está mi sueño?

Ha ocurrido lo que nunca pensé: Pepe el jibarizado me ha quitado el sueño ésta noche. ¡A mi, que me importa un bledo que sus enemigos se lo comieran crudo o al ast! Pero si es un mísero y exiguo resto humano,  más feo que Picio. Absolutamente hueco. Que no tiene ni idea de lo que le pasó cuando vivía en su poblado y por eso, de vez en cuando, nos cuenta un cuento chino... ¡¿Cómo ha podido quitarme el sueño?!

He hablado con mi primer abuelito cuando, de madrugada, me cansé de contar ovejas que, encima, era la misma que pasaba una y otra vez porque no tendría nada mejor que hacer. Al final le dije que se largara a dormir ella. Me lo agradeció lanzándome un vellón de su lana. La pobre se caía de sueño.

Harta de dar vueltas en la cama, salí al balcón y vi el gran agujero negro en lo que más tarde, cuando pusieron las calles, se convirtió en la mía. En lo alto del cielo un lucero parpadeó y no supe si me guiñaba el ojo con buena o mala intención. 

Viendo que el sueño no venía, grité: - ¡¡¡DONDE ESTÁS, JODÍO!!! ¡¡¡TENGO QUE DORMIIIIIIR!!!

El eco que se formó con el grito salido de las cientos de ventanas que se iluminaron de golpe, dijo: - ¡¡¡Y NOSOTROS, GILIPICHIIIIIIIS!!!

Ahora espero sentada a la Cotilla. Tal vez mi sueño esté en su bolso si fondo junto a Pepe el jibarizado...

domingo, 7 de abril de 2024

¿Adios Pepe el jibarizado?

Pepe el jibarizado se encuentra en inferioridad de condiciones, según él, con respecto al resto de personajes de casa. Es algo que me ha comentado mi primer abuelito: - Se siente solo en su estantería de la cocina.

- En eso tiene razón el Llavero. - No le llames así que no le gusta. - ¡Pero si es un llavero! - Ya, pero el prefiere que le llames Gran Guerrero. - ¿Acaso se avergüenza de tener un trabajo honrado? - Hombre... su estatus no es el mismo siendo Gran Guerrero que Llavero. - Me enfadé. 

- Mira que los jíbaros le dejaron poca piel al tiparraco este ¡pues fue la finita! ¡TIQUISMIQUIS!

De la cocina nos llegó su voz airada: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO - Se ha enfadado... (dijo el abuelito) - ¡Ajo y agua! (grité para que me oyera bien) 

Más tarde, después de haberlo pensado mucho, acabé dándole la razón a Pepe el jibarizado y lo coloqué sobre el aparador. - Hale, así serás el perejil de todas las salsas... ¿No dices nada? - Como a regañadientes, dijo: - OOOOOOO - ¿Qué dice? - Estooo... (al abuelito, que es más bueno que el pan, no le gustan las polémicas) que... no le has pedido perdón...

La sangre me subió a la cabeza, lo vi todo rojo y en un arranque de soberbia, cogí el llavero y cuando iba a tirarlo por el balcón... la Cotilla alargó la mano, lo cogió y metió en su bolso sin fondo. - ¡Me llevo ésta porquería! Algo sacaré de ella en el trapicheo que hay gente muy rara por ahí.

sábado, 6 de abril de 2024

Vivir para ver.

Más de una semana se ha tirado Pascualita sin salir del interior del barco hundido. Está echa polvo porque las emociones fueron muchas  para ella pues, por un momento, se vio nadando en el mar. Luego faltó el canto de un duro para irse al Más Allá de su especie al quedarse liada entre mi ropa durante tantas horas que acabó cianótica, sin agua de mar donde sumergirse, cuando estuvimos en el Hospital. 

Sus últimas fuerzas las empleó para, lanzarse a la desesperada, al agua de la pila de lavar del comedor.

Todos estaban muy preocupados por la sirena, a pesar de lo borde que es. Pero no lo han estado por mi que soy la que me llevé los mordiscos de la medio sardina ¡Que rabia me ha dado! He estado a punto de meterla en una lata de sardinas y mandarla por donde vino.

Durante su internamiento las bolas de polvo han campado a sus anchas por casa. Aparecen donde menos se las espera. La escoba se ha dado de baja por estrés. Se le acumulaba el trabajo y la pobre no daba abasto. Ahora está en tratamiento psiquiátrico. Antes de que le pusieran el equivalente de camisa de fuerza para escobas, decía que la bola de polvo Pelusa, se le aparecía por todos lados

- Es prepotente. ¡No puedo con ella! - Al final una Ambulancia Escoba medicalizada se la llevó al Manicomio.

La chula de Pelusa, admirada por los suyos, se ha echo la dueña de casa. Hasta los comensales de la Santa Cena han dejado de asomarse al marco del cuadro...

- ¡¡¡OSTRAS!!! (grité) - ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO! (gritaron las bolas de polvo cuando Pascualita, rediviva, saltó sobre la chula Pelusa con la dentadura de tiburón por delante y se la zampó.

La sirena es ahora la estrella de la casa... Ay, Señor...

 

viernes, 5 de abril de 2024

Que alivio.

Desde la cama del hospital escuché el concierto de pitos que se forma cada vez que Geoooorge, el mayordomo inglés de los abuelitos, cuando aparca el rolls royce donde mejor le place. En éste caso fue en la parada de las ambulancias.

¡La abuela venía a rescatarme!... o a rematarme por dejar escapar a Pascualita hacia los abismos tenebrosos del fondo del mar. 

Quise saltar de la cama para esconderme de su furia pero estaba conectada a diversas bolsas que vaya usted a saber qué contenían y no tuve tiempo de arrancarme todas las guías clavadas en las venas. - ¡Ay, ay, ayyyyy! Nunca pensé que mi vida pudiese acabar a manos de la abuela ¡ay, ay, ay.aaaayyyyy!

La puerta se abrió de sopetón estampándose contra la pared. Y claro, se quejó: - ¡Que poco respeto me tienen! ¡Ni que fuera el pito del sereno, cooooñe! 

Los abuelitos entraron seguidos de médicos y enfermeros que intentaban cortarles el paso. - ¡No se puede entrar! ¡Está prohibido! ¡Es top secret lo que ocurre aquí! ¡Oigan!. - Pero no les hicieron caso y se adueñaron de la habitación. La abuela ordenó: - ¡Geoooorge, coge a la nena y vámonos que aquí no pinta nada! 

Si el inglés se fijó en mis enormes protuberancias, fruto de la saliva venenosa de Pascualita, no dijo ni pío. En un plis plás sacó las agujas, tiró al suelo los sueros y salió conmigo a paso de carga hacia las escaleras. 

La abuela hizo un lío con mi ropa, la metió en la bolsa que llevaba y salió tras Andresito y Geooorge. A través de las lágrimas vi a mi primer abuelito manteniendo a raya a médicos y cirujanos sin que ellos fueran conscientes. ¡Sabía que no me dejaría sola!

El rolls royce arrancó ajeno a los insultos. Minutos después entrábamos en casa. La abuela sacó mi ropa de la bolsa y una pequeña flecha azul metalizado, saltó de cabeza a la pila de lavar del comedor.

¡Uf, (me dije aliviada) ya estamos todos!

 

 

 

jueves, 4 de abril de 2024

¡Ay de mi!

He ido a la playa a llenar garrafas con agua de mar para la pila de Pascualita. Con tanto salto mortal trasvasa el agua de la pila al suelo. - ¡Para ya que la fregona lleva una hora quejándose del trabajo que le das!

Cuando la sirena me ha visto con las garrafas vacías ha lanzado dentelladas al aire como la fiera corrupia que es. Esto se traduce en ¡¡¡QUIERO SALIR DE CASAAAAAA!!! 

Para tener la fiesta en paz la he metido en el termo de los chinos y con él colgado del cuello , hemos salido a la calle, camino de la playa donde había unas olas de esas grandes que saltan los delfines. 

Pascualita las olió y las vio - Pero no las catarás (le dije) - Solo faltaría que se perdiera en los abismos marinos. La abuela no me dejaría ni el aire que respiro en el testamento. - 

La sirena no se daba por satisfecha y el ¡CHAS, CHAS! de su dentadura mordiendo el aire me ponía los pelos de punta.

De repente se hizo el silencio y me temí lo peor. - ¡¿Pascualita?! ¡Ay, dios! - Al ruido del mar, del viento, del barco que llegaba cargado de turistas... le faltaba el ¡CHAS, CHAS! - ¿Dónde estás, jodía?

Un dolor terrible (y conocido) en el dedo gordo del pie derecho me dio una pista. La sirena reptaba por la arena hacia la orilla del mar. Y las olas le salían al encuentro. -  ¡No, hija, noooo!  - El dedo gordo se estaba poniendo enooooorme. No podía andar. Así que me tiré en plancha sobre la medio sardina que, furiosa, mordió lo que tenía más cercano: ¡una teta! (mía, por supuesto)

Alguien dio la voz de alarma ante lo que se veía crecer a pasos agigantados. Vino la policía, los bomberos, la ambulancia... Médicos y enfermeras me trasteaban porque soy "un extrañísimo caso clínico que hay que estudiar a fondo" 

Ay, que acabaré dentro de un frasco de formol... - Pascualita... ¿DÓNDE ESTAS?

 

miércoles, 3 de abril de 2024

Pelusa.

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He pillado a la escoba mirando la tele. Estaba en la salita, como un pasmarote ante la pantalla. Y de pie, porque no le da el cuerpo tieso para sentarse. Absorbiendo noticia tras noticia, así, a palo seco - ¡Muy bonito! (grité para asustarla) - Nunca había visto una escoba saltando hasta el techo y chocando con mi primer abuelito que acababa de aparecer.

- ¡Ay, que risa María Luisa! (exclamé) - ¿Dónde va ésta loca? ¡Cuidado con mi nuevo sudario que es de Paco Rabanne! - El abuelito se asustó.

La escoba cayó al suelo con un golpe seco que la dejó algo turulata. Las bolas de polvo revolotearon a su al rededor cantando canciones subidas de tono. No les gusta la escoba. - Es imposible poner orden con semejante chusma (la escoba se iba recuperando) - ¡Esa bocaaaaaa! - ¡Eso, defiéndelas encima! Se lo consientes todo y por eso está la casa manga por hombro.

 Pascualita dio varios saltos mortales con doble tirabuzón en la pila de lavar del comedor. Fue precioso. Hasta el árbol de la calle aplaudió. Para entonces la escoba que barría, enérgicamente, el suelo sin dejar atrás ni un gota de polvo, dijo: - Hago huelga a la japonesa en señal de protesta por como llevas este tema.

Yo, que ya no sabía de qué hablaba, dije: - ¿Lo cualo, Pascualo?

De repente, de debajo de la vitrina, salió una bola de polvo E.S.P.E.C.T.A.C.U.L.A.R. Cardada a lo afro y con una carga erótica que no dejó a nadie indiferente y mucho menos cuando abrió la boca y susurró a lo Saritísima: Hoooolaaaaaa... Sooooyyy... Peeeeluuuuuusaaaaaa...

martes, 2 de abril de 2024

¡Agua!

El árbol de la calle empezó a cantar de buena mañana y no paró hasta la noche. Todo ello sin repetir ninguna canción. Sé que es una odisea pero ¿no podría hacer lo mismo en algún sitio que este a cien años luz de mi casa?

Mi primer abuelito apareció antes de que pusieran las calles. El no lo dice pero sé que le gusta mucho como canta el árbol y, cuando no tiene que probarse un nuevo sudario de alta costura en el taller de alguno de los grandes modistos que están ya en el Más Allá, llega el primero. 

Propuse, levantando mucho la voz, jugar al parchís - ¡Venga, que es muy divertido! - Costó empezar pero, poco a poco, se fueron viciando y tomándolo muy en serio... - ¡Traed un cuchillo para matar a la Cotilla! - ¡No hay que matar sino comer! 

Los comensales de la Santa Cena eran los que más gritaban. - ¡Quiero comer, quiero comer ¡QUIERO COMEEEER! - Las bolas de polvo saltaban con tanto ahínco que acabaron cayendo en la pila de lavar del comedor. Cosa que Pascualita agradeció porque era como traerle la comida a casa.

La escoba se descolgó de su gancho y salió dispuesta a poner orden en tanto desaguisado. En el comedor repartió varios escobazos a diestro y siniestro y se sintió mejor. - ¡No hay nada como un buen desahogo! (gritó entusiasmada) - De la cocina llegó el grito de Pepe el jibarizado: OOOOOOOOOOOOOOOOO - Que traducido al castellano quiere decir ''LLUEVEEEEEEEEEEEEEEEEE!!! 

No quedó más remedio que darle las gracias al árbol de la calle.

lunes, 1 de abril de 2024

¡Que pesada!

Aprovechando el último día de fiesta he decidido hacer crespells. Mientras preparaba los ingredientes y moldes en la mesa de la cocina, me he fijado que los comensales de la Santa Cena no me quitaban ojo. - ¿Qué pasa? ¿Hay hambre? - Siempre (dijeron al unísono) - ¿No os bastó la cena de la otra noche? - ¿Cuándo ha sido eso? (preguntó el más despistado) Nadie me dijo nada. - Sí que lo dijimos pero tu siempre estás en orsai. - ¿Eso se come?  - ¿El qué? - el orsai ese que decís...

Los dejé con sus discusiones y seguí con lo mío. Por el rabillo del ojo vi venir un pequeño torbellino que acabó dentro del paquete de harina recién abierto y quedó convertido en un diminuto fantasma que reptó por la mesa sin ver nada de lo que había por allí.

Era Pascualita, a la que eché un rapapolvo antes de meter las manos en la masa... de la que tuve que sacar a la sirena varias veces. - ¡Así no puedo trabajar, jodía! ¡Acabarás en el horno!

Entonces me di cuenta del por qué de su querencia. Había puesto a la masa una copita de moscatel y la sirena no le hace ascos a nada. Acabé yendo a pedir una jaula a la vecina. - ¿Tienes pajaritos? - Ha entrado un canario en casa.  Veré si puedo cogerlo.

Fue una buena idea la de la jaula. Por lo menos tuve controlada a Pascualita, sobre todo  prometiéndole que sería la primera en probar los crespells recién salidos del horno... para que no destrozara la jaula con su potente dentadura de tiburón.

domingo, 31 de marzo de 2024

Jugando al escondite.

Al final, harta de tanta broma, he salido al balcón y he gritado, urbi et orbe: - ¡¿Estás de cachondeo?! Vale ya, cooooooñe.

El árbol de la calle se ha dado por aludido: - ¿Qué se supone que he hecho ahora, nena? - Si su señoría no lo sabe ¿cómo voy a saberlo yo que soy una insignificante ciudadana? (dije con recochineo) - ¿Te has levantado con el pie izquierdo? - Como tengo dos me levanto con el que me da la gana. - ¡Buenoooooo! Como está el patio. - El árbol de la calle cerró su enorme boca de madera, juntó sus ramas y dijo: -  Corto y cierro.

Estoy de mal humor porque, al tender la ropa ésta mañana, ha llegado una nube negra, salida de no sé dónde y ha dejado caer un chaparrón de agua y arena del desierto sobre la colada.

Corriendo la he quitado del tendedero y ha salido un sol radiante. He vuelto a tenderla y la nube, que jugaba al escondite, ha aparecido ¿para qué? ¡Exacto! Mojarla otra vez. Y así estamos toda la mañana: quitando y poniendo.

Al pasar junto al cuadro de la Santa Cena he oído cuchicheos y he puesto la oreja... ¡Estaban apostando! la mayoría a favor de la dichosa nube. ¡Solo me faltaba ésto! La rabia subió por mi garganta como la lava de un volcán que entra en erupción y ¡¡¡BOOOM!!! ¡LA MADRE QUE OS PARIÓ!

Después de la eclosión de mala uva cogí el cuadro, a Pascualita, a Pepe el jibarizado, a Pompilio, a la Cotilla y a mi primer abuelito y los saqué al balcón. En cuanto la nube me vio vino, rauda, a soltar toda su artillería sobre mi y la colada. Pero se encontró con los más guasones de casa. Esta vez hubo granizo, vendaval y lluvia de ranas. Los gritos de los "mios" fueron un placer para mis sentidos .

 

sábado, 30 de marzo de 2024

Malos augurios.

 He puesto la tele después de comer para dormir una buena siesta pero no he podido porque ¡me he quedado helada escuchando al locutor de El  Tiempo anunciando lluvias torrenciales, nevadas copiosas, vientos huracanados, olas descomunales, arena del desierto en suspensión sobre nuestras cabezas, etc. etc.  Y para terminar de fastidiarla ¡toca cambiar la HORA! 

Cuando he dejado de temblar, en solidaridad con el locutor y ponerme en situación de lo que nos espera, me he dicho: - Lo mejor será salir a caminar ahora. 

Mis pasos me han llevado en pos de una procesión. Y la he encontrado, faltaría más y me he metido entre el mogollón de gente para no tener frío.

Estaba ensimismada contemplando el ambiente que me rodeaba cuando noté una mano sobadora recorriendo, lentamente, mis caderas.  (¡Uep! me dije y se me alegraron las pajarillas)

Quedé quieta, como si la mano no fuera conmigo. De repente me entraron unas ganas locas de contemplar, con disimulo, al tocón. Giré la cabeza como si del ojo-catalejo de Pepe el jibarizado, se tratara. Un rato después, y sujetando mis nervios, di con el sujeto. ¡Al reconocerle, grité como una loca: ¡¡¡COTILLAAAAAAAAAAAAAA!!!

- ¡Calla (me dijo) que me espantas los clientes! - Y prosiguió abriendo bolsos y bolsillos y vaciando carteras.

Llevaba la desilusión pintada en el rostro cuando acerté a ver a Bedulio el Municipal. Estaba impresionante con su traje de gala. - ¡Bedulioooooo! (grité) - Pero él huyó por la tangente, o sea, por la esquina más cercana.

 

viernes, 29 de marzo de 2024

Maleducado.

El Estruendo de claxons que se forma cada vez que Geoooorge, el mayordomo inglés aparca en la parada del bus el magnífico rolls royce de los abuelitos, sube a casa por el tronco del árbol de la calle y se planta en el comedor, esté la Cristalera abierta o cerrada. 

Se nota que no ha ido a un buen colegio. Le falta educación o, simplemente, no aprovechó su oportunidad... como yo, aunque esto no debe saberlo nadie y menos aún los posibles candidatos a padre del bisnieto de la abuela.

El caso es que cuando entraron los abuelitos seguidos del inglés, el Estruendo ya se había repantingado en el sofá de la salita como si fuera suyo. Al Estruendo le da igual si molesta o no (que sí). Ni sufre ni padece. Le gusta provocar como cuando venían hacia casa y se ha metido, contra dirección, en medio de una Procesión. Bedulio que estaba allí para mantener el órden, se desgañitaba dando el alto al rolls royce que no tenía culpa alguna ni se daba por aludido porque no está acostumbrado a que nadie le saque los colores.

Los presentes, móviles en ristre dispararon fotos a placer. El Estruendo disfrutaba como un niño chico. El rolls royce, pálido y desencajado, pedía perdón a los cofrades por el desaguisado mientras Geoooorge, apuradísimo, se tomó tres tazas de té seguidas.

La abuela sacó su pronto barriobajero y le arreó tal patadón al Estruendo que salió volando y aún lo busca el helicóptero de la Guardia Civil.

Hasta mi primer abuelito aplaudió a rabiar. Y plantándose encima de la mesa del comedor, con un sudario de seda salvaje de ñus del Sherengueti que olía a catarata desbordada, dedicó una frase a el Estruendo, con voz engolada: - ¡Tanta gloria lleves como descanso dejes, animal de bellota!

jueves, 28 de marzo de 2024

A ver qué ocurre.

Ya he perdido la cuenta de las veces que he tenido que sacar a Pascualita de dentro de la "cazuelita" de las empanadas. Otras veces, estando las empanadas ya tapadas y listas para entrar en el horno, se ha abierto camino a mordiscos, por eso he tenido que rehacer un montón. Ahora estoy derrengada en el sofá de la salita. ¡Uf, que cansancio!

También la escoba está quejosa de tanto trabajar recogiendo la harina que la medio sardina ha ido tirado al suelo. Unas veces soplando, otras empleando sus manos pequeñas y palmeadas. ¡Valiente bicho está hecha la tía! Lo que tenía que ser una plácida jornada de empanadas y crespells, se convirtió en una lucha sin cuartel contra la fiera corrupia.

Ahora en casa todo es expectación ante lo que, se supone, ocurrirá en el cuadro de la Santa Cena. De momento el silencio es total. Pepe el jibarizado me ha echo saber a través de mi primer abuelito que, por más que ha mirado a través de su ojo-catalejo, no ha visto nada. Ni una sombra. Claro que, con lo lento que lo mueve, para cuando ha llegado a ver la mesa, que estaba vacía, les había dado tiempo a los comensales a cenar y largarse a otro sitio.

No critico a Pepe porque el pobre ha hecho lo que ha podido... y porque no tengo ganas de escuchar una nueva teoría de cómo y por qué, acabó siendo una cabeza reducida convertida e llavero.

miércoles, 27 de marzo de 2024

A ver si tengo suerte.

 El árbol de la calle no para de llorar. Lleva así la tira de horas y el caso es que cuando le he preguntado por la causa de tanto lagrimeo ha contestado: . Es lo que se estila... ¡snif!...  Insistí en saber el motivo hasta que confesó: - Cuando salen noticias en la tele no falla que salga alguien llorando. - Pero ¿por qué? - ¡Porque llueve! están hartos de decirlo, coooooñe - Y como era de esperar, siguió soltando lágrimones.

En el telediario salieron las plañideras de toda edad y condición. Y era verdad lo que me dijo el árbol de la calle. ¡Lloran porque llueve y no salen las procesiones!

Entonces, en un arranque, salí al balcón y adoptando la postura del Alcalde de la película Bienvenido Mister Marshall, grité a los cuatro vientos. - ¡Como Alcalde vuestro que sois os debo una explicación y esa explicación os la voy a dar, pasmaos! ¿No queríais agua? ¡Pues tomad agua y a llorar a los Padres !Paúles!

La gente que pasaba por la acera me miró extrañada. Incluso algunos se metieron conmigo porque no tenían nada mejor que hacer. - ¡No puede salir la procesión, boba de Coria! - ¡Pero se llenarán los embalses, Blancaflor! - ¡Oiga, ¿a qué viene llamarme Blancaflor? Llámeme Torcuato, jodío!

-¿Por qué no Torseis, o Torsiete? - Porque me suena a cuerno quemado. Y le dejo con la palabra en la boca porque me voy a llorar un poco. - ¿No quiere agua en los grifos? - ¡Naturalmente! - ¡Pues tiene que llover, cabezón! - No, si tiene usted razón, bella mujer (¡Uep!) pero debo llorar para estar en la vanguardia de las cosas. - Haga lo que tenga que hacer pero dígame antes una cosita: ¿Le gustaría ser el padre del bisnieto de mi abuela?

Creo que aún corre.

martes, 26 de marzo de 2024

Cotilla 0, Casa 1.

Al final la Cotilla no se salió con la suya, pero no por amor al arte ni a las cosas que le dije sino gracias a Pascualita que, harta de oírnos discutir, en dos saltos magistrales impulsada por su hermosa cola de sardina, pasó de la pila de lavar del comedor a la cabeza de la vecina que, en un visto y no visto, dejó pelona entre gritos y aspavientos a cada cual más teatral.

Sin saber de dónde había salido el indio siux que le arrancó la cabellera, la Cotilla bajó a la carrera la escalera. Hay que ver lo poco que usamos el ascensor en casa...

Y mientras el Alarido de la Cotilla iba arriba y abajo dando tumbos y chocando contra las paredes, los Gritos de alegría de los personajes de casa bailaron un vals mientras el árbol de la calle cantaba el brindis de la Traviatta abriendo su enorme boca de madera.

Pepe el jibarizado quiso unirse a la fiesta e hizo una proeza para una cabeza vacía. Sin saber cómo, cayó al suelo desde su estantería de la cocina y arrastrándose milimétricamente, se acercó al balcón. 

Fue mi primer abuelito quien me avisó de que no fuera a pisarlo. Por cierto, estaba de dulce mi primer abuelito. Llevaba un sudario de seda roja imitando un frac del que salían flores y más flores que endulzaban el aire. No pude contenerme y le dije: ¡Olé el ánima más bonita y elegante que se pasea por el Más Allá! De no ser tu nieta tendría un bisnieto contigo, abuelito! - Nena, ... (parecía molesto pero yo sabía que estaba encantado con mi piropo)

lunes, 25 de marzo de 2024

Menudo trajín.

En casa hay expectación ante la llegada de la Semana Santa porque los comensales van a tener su única comida del año. Son tantos los nervios que les ocasiona la espera que se están poniendo malos de la barriga. No me ha quedado más remedio que sacar el cuadro al balcón por lo que pudiera pasar.

Naturalmente, el árbol de la calle ha dado el espectáculo quejándose y llorando como una Magdalena: - ¡No puedes hacerme esto! ¡No tengo porque aguantar olores que no se corresponden con mi naturaleza... snif...! ¡Te denunciaré a los de Parques y Jardines! Y así ha seguido ¡que si patatín, que si patatán! ¡Qué pesadez de árbol, cooooñe!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla, que estos días está en plena efervescencia laboral, porque donde hay concentración de gentes ella practica la "limpieza" de carteras, entró en casa y fue, directa, al aparador. - ¡¿Y la Santa Cena?! (preguntó con voz estridente debido a los nervios) - En el balcón. 

Con la mirada desencajada, corrió a por él. - ¡Quieta, parada! Ni lo toque. - ¿Cómo vas a encontrar novio si estás como una cabra? ¡Me llevo el cuadro porque lo tengo apalabrado con unos del trapicheo! - ¡COTILLA, TENGAMOS LA FIESTA EN PAZ!

De repente, los comensales se asomaron asustados: -  ¡No puede vendernos! ¡Tenemos que cenar! - Eso. A ver si me entero, de una vez, que fue lo que comimos entonces (dijo el despistado)

domingo, 24 de marzo de 2024

Se acordó.

- Pascualita, el Hombre del Tiempo ha dicho que, en Semana Santa, lloverá ¡Bien! Eso está bien. Tiene que llover porque estamos en sequía. Y si nos falta el agua ¿qué beberemos en verano? ... Nosotras lo tenemos resuelto con el chinchón pero ¿qué pasará con los turistas?. No hay chinchón para tanta gente en el súper.

La sirena me miró con aire preocupado. - Tranquila que la del mar no se terminará y el chinchón ya veremos... - Pascualita sacó la dentadura de tiburón a pasear.  - ¡Quieta, parada, fiera! Pensaremos algo... vale, yo no, la abuela.

De la siesta me despertó el: - ¡Avemariapurísimaaaaaaa! (de la Cotilla) ¡Que calor! ¿Hay chinchón on the rocks en la nevera, nena? 

Faltó poco para que vaciáramos la jarra fresquita. Antes de que la Cotilla se amodorrara en el sofá de la salita, dijo con voz pastosa: - Siempre he... querido saber porque... te echas gotas... de chinchón en el ... escooooote cuando lo... bebes...zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

Tragué saliva. ¿Se acordará del comentario que me ha hecho cuando despierte? Espero que no porque ¿a ver que le digo yo?

No pasó nada. Lo olvidó. Uf, menos mal.

Pasé la tarde discutiendo con las bolas de polvo para que cooperasen con la escoba a fin de que la casa quedase bien barrida - ¡A ver si puede ser de una vez! (me quejé) 

Llegó la noche y unas por otras, la casa quedó sin barrer. Me puse de mal café  y cuando iba a montar un cristo, la Cotilla, que salía a sus trapicheos, dijo antes de cerrar tras de sí la puerta de la calle. - Solo puede ser para que libe ahí la lengua de Pascual ¡Que asco! compartir al querido de tu abuela... ¡PAM!

sábado, 23 de marzo de 2024

Palabrita del niño Jesús.

En casa llevan todooooo el día dándome la vara con el dichoso "tren nocturno" , empezando por mi primer abuelito que, haciendo esfuerzos para no reir, no para de preguntarme por él. - ¿No te perece raro que yo no lo haya visto, nena? - Estarías dormido cuando pasó. - Quizá... -

Pepe el jibarizado dice que escuchó el pito de la locomotora. - OOOOOOOOOOOOOOO - (Lancé un suspiro de alivio) ¡¿Llegaste a verlo? - ¿Con qué si tengo la cabeza hueca? jajajajajajaja - ¡Jodío llavero!

Uno tras otro fueron dando su opinión, nada científica ni fiable porque se les notaba a la legua que se lo estaban pasando pipa. 

 Pascualita juró y perjuró que, incluso, había viajado en el tren. - ¡¿Cuándo?! (dije, esperanzada) - Hace miles de años... (tradujo mi primer abuelito, telepáticamente)  Cuando aún estaba el mar lleno de sirenas y sirenos que se desplazaban de la Ceca a la Meca, en tren.

Por un instante dudé de que estuviera engañándome y, para no pillarme los dedos, decidí preguntar a quien más sabe de todo: el árbol de la calle: - No es que no crea a la sirena pero ¿seguro que ya se decía eso de ir "de la Ceca a la Meca"? - ¡Por supuesto, boba de Coria! - Ah, en ese caso... - Y me senté a comer el reglamentario plato de fabada asturiana, de bote.

viernes, 22 de marzo de 2024

Y los sueños, sueños son.

Era noche cerrada cuando abrí el balcón de par en par mientras la cristalera golpeaba las paredes. - ¡¿Dónde está?! ¡¡¡¿DONDE?!!! (grité a pleno pulmón) 

Inmediatamente, entre ventanas que se iluminaban y palabrotas como telón de fondo, los vecinos me dieron los "buenos días" mientras yo intentaba ver lo que me había despertado: ¡Un tren!

No lograba verlo y pregunté de nuevo: - ¡¡¡¿QUIEN LO HA ROBADO?!!! - ¡Estás como una chotaaaaaaa! - ¿Qué te han robado, animal de bellota? - ¡¡¡EL TREN!!! 

Solo faltó un redoble de tambor para anunciar que se recrudecía la protesta pero no hizo falta. La sirena de la policía sirvió igual. Cuando vi bajar del coche al municipal Bedulio me incliné tanto sobre la barandilla del balcón que faltó poco para caer al vacío. Algo que much@s pedían a gritos: ¡Que se caiga, que se caigaaaaa! - ¡A ver si te estrellas y podremos dormir todos!

Con gran parsimonia Bedulio sacó su bloc de multas y entró en mi finca. Abrí la puerta antes de que llamara: - ¿Qué pasa ahora, boba de Coria? - Me ha despertado el pitido del tren y he salido disparada al balcón para verlo pero... ha desaparecido. Alguien se lo ha llevado. ¡Búscalo!

En casa todos estaban despiertos. Algunos con las legañas puestas. - ¿Alguien lo ha visto? - (todos dijeron que no) - Dicen que no (comenté con Bedulio que, inmediatamente, palideció) - ¿Está... tu abu... abuelito... aqui...? - Sí. Pero tampoco lo ha visto. - Bueno... pues yo, me ... largo... - Y sin más, salió de najas escalera abajo.

Pascualita volvió a meterse en su barco hundido de la pila de lavar del comedor y yo me acosté. El tren pasó dos veces más por mi calle pero no salí a verle porque estaba enfada con él.

 

jueves, 21 de marzo de 2024

Ya falta menos para que cenen...

 En el cuadro de la Santa Cena están revolucionados. - Cada año se me hace más larga la espera... (dijo uno de los comensales) - Tendríamos que proponer otro modelo de comidas. Por ejemplo, en lugar de comer una vez al año, repartir esas horas durante el resto del año... ¿no os parece? - Podríamos proponerlo. 

En seguida salió el grupo de los conservadores a dar su opinión. - No somos partidarios de moderneces...  - Como la discusión tenía visos de eternizarse me fui con Pascualita al mercado de Pere Garau a comprar los avíos para hacer empanadas. Y como siempre, desde que quedó encerrada en una de ellas, le solté el consabido sermón que acaba con la frase: - No me gustaría comer empanada de sirena ¡Puag, que asco! 

Reconozco que me pasé y tuvo razón al tirarme un buchito de agua envenenada, sin embargo no hacía falta afinar tanto la puntería porque ahora tengo un ojo que me ocupa casi toda la cara y sigue creciendo. ¡La madre que la parió!

Las discusiones en el cuadro siguen, a pesar de mis gritos y llantos, sumados al magnífico coma etílico de chinchón que me provoqué para quitarme el dolor. Las opiniones estaban enrocadas entre el SI y el NO.

Entre tanto jaleo conseguí escuchar una frase distinta a las repetidas, dicha por Pepe el desmemoriado, que no tiene otra: - Sigo sin recordar qué cenamos "esa noche"...

miércoles, 20 de marzo de 2024

Ajo y agua.

He tenido unas palabritas con el árbol de la calle a cuenta del polen que tira y se acumula en casa. A todas horas estornudamos como posesos. - ¡Para ya de tirar polvos eróticos, jodío! - Oye, nena, que no lo hago por fastidiar jejejejejeje.

La risita sobraba. - ¡No gano para pañuelos por tu culpa! - ¡Eh! No te subas a la parra que no soy yo solo quien os fastidia. Las nubes amarillas llevan arena del desierto para parar un tren. ¿Por qué no te encaras con ellas? - Bueno, eso es distinto... Seguramente viene de Egipto. De acariciar las pirámides... - Ya lo dice tu abuela ¡No eres más tonta porque no te entrenas!

Mandé a la escoba y a la fregona a limpiar los suelos de casa. Y, aunque me pusieron mala cara, se tuvieron que aguantar porque estábamos en su horario de trabajo. La más indignada fue la fregona que, últimamente, se ha vuelto más quejica.

Me senté en la salita a echar un sueñecito que no pudo ser porque me espabiló el ruido de una botella rompiéndose contra el suelo. Corrí al cuarto de baño mientras gritaba: - ¡Pompilio, te arrancaré las orejas! (pensando en él como culpable)

En el suelo del baño yacía, rota en mil pedazos, una botella de perfume fuerte que se dejó la abuela cuando se fue a vivir con Andresito a la Torre del Paseo Marítimo. A su lado, restregándose en el líquido, estaba la fregona.

Media hora después todos los personajes de la casa estábamos comatosos a causa del fuerte olor que esparcía, con garbo y salero, la presumida de la fregona, deslizándose sobre las baldosas que, quejosas, protestaban como el que más. - ¡Nos ahogamos!

Acabé sacando la fregona al balcón para que el aire se llevara la peste lejos pero fue el aire quien se retiró al otro extremo del barrio. Entre tos y tos, el árbol de la calle se quejaba: - ¡NOS AHOGAMOOOOOOOOOOS!

martes, 19 de marzo de 2024

Un día tranquilo.

 Me llamó la abuela: - "Nena, mañana será Primavera. Prepárate para hacer un buen zafarrancho de limpieza en tu casa" - ¿Vas a mandarme a Geoooorge para que la haga como buen mayordomo? - "Ni harta de vino" - ¿Entonces?... 

Mi primer abuelito apareció envuelto en un sudario de plata y oro. - ¿De qué vas vestido? (le pregunté) - De paso de Semana Santa. Si pones atención escucharás el POM, POM PORROPOM de los tambores. - Huy, imposible. Tengo las orejas taponadas de cera. - ¡Justo lo que necesito para las velas! - Te doy la mitad. No quiero quedarme sin suministro.

Así fue pasando el día que yo me había tomado sabático después de llamar a mi jefe y decirle que no podía ir a trabajar porque se había muerto mi primer abuelito. Naturalmente no se lo dije de sopetón. Primero lloriqueé un poco y suspiré otro poco. finalmente obtuve mi premio. - Está bien, no llore más... Pero un día tiene que contarme cuantos abuelos y abuelas ha tenido usted. - Cada vez menos... por desgracia. (repliqué, llorosa) - Yo diría que ya ha enterrado... a nueve, por lo menos. - Es que son gente muy longeva, por eso he podido conocer a los bisabuelos e incluso, a los tatarabuelos. - Pues nada, la acompaño en el sentimiento... otra vez.

 

 

lunes, 18 de marzo de 2024

¡¿El bicho que picó la panza?!

- Otra vez me toca ir a la playa a por agua de mar para llenar la pila de lavar del comedor. ¡Y luego Pascualita le hace las gracias a la abuela! Eres una desagradecida. 

- Teniendo un rolls royce y un mayordomo que lo conduce, no sé por qué no lo envía a él a llenar garrafas y traerlas luego a mi casa. Estoy cansada de decirlo pero dice la abuela que un mayordomo inglés es alguien de mucha categoría y no está para hacer de aguador. ¿Y yo sí? 

Estaba en la cocina pelando patatas mientras hablaba con quien quisiera escucharme... Todos los personajes de casa excepto la sirena porque le molesta que saque el tema: Abuela. 

De repente, la escoba se puso en marcha arreando escobazos a diestro y siniestro. - ¿A qué viene ésto? (pregunté, alarmada) - ¡Hay una cucarachaaaaaa! (gritó la fregona al tiempo que, de un salto, se subió a la barra de la cortina de la cocina) 

Por más que miré no vi bicho alguno. - ¡Para ya de pegar, jodía! - No me hizo caso aunque no creo que me oyera con el griterío que formó la fregona: - ¡¡¡SOCORROO, AUXILIOO!!! 

Acuciadas por el miedo, las bolas de polvo corrieron a esconderse bajo los muebles. Pepe el jibarizado ponía su granito de arena con su OOOOOOOOOOOOOOO asustado. El árbol de la calle ordenó a la Cristalera del balcón que no se abriera porque no quería cucarachas en su tronco. Pero no sabía el pánico que les tenían las dos caras. Y hubo rifirrafe entre ellos.

- ¡Avemariapurísimaaaaaa ¡¡¡CRASH!!!... ¡¡¡Aaaaaayyyyyyyyyyyy!!! ¡¿QUÉ HE PISADO, NENAAAAAAAAA?! - No será...- Sí, Cotilla. Una cucaracha jijijijiji - ¡QUE ASCOOOOOOOOOOOOOOO!

domingo, 17 de marzo de 2024

Es la tradición.

Desde la cocina escuché pasos acelerados que parecían venir del comedor. Me asomé a mirar pero todo estaba en calma. Volví a mi quehacer de pelar y cortar patatas para hacer una tortilla española. Poco después las carreritas se reanudaron.

Me estuve asomando y escondiendo un buen rato porque quería pillar a quien fuese que corría, in fraganti.  

Mi primer abuelito se había colocado junto a Pascualita en el borde de la pila de lavar del comedor y se lo pasaban en grande, aplaudiendo y riendo hasta las lágrimas. - ¿Ya vale de cachondeo, no? ¿Quién corre, abuelito? - Esta fue su contestación: Adivina, adivinanza ¿cual es el bicho que te pica la panza? 

Después de pensar y pensar llegué a la conclusión de que no tenía ni idea de quien era el bicho en cuestión y fingí darme por vencida para que me dieran la solución pero me salió rana y hasta las raíces del árbol de la calle me miraron compasivamente. 

Se inició una nueva carrera mientras yo miraba el cuadro de la Santa Cena, por eso pude ver  una diminuta nubecilla de polvo sahariano que me dio la solución: la nube estaba en el cuadro, por lo tanto, quien corría, también. - ¿Qué pasa ahí dentro, señores? - ¡Perseguimos migas de pan pero no se dejan coger! - ¡¡¡Quiéren comernos, con lo duras que estamos después de más de dos mil años!!! 

Se asomó el de las treinta monedas. - ¡Estamos caninos! - Pero si falta ná y menos para Semana Santa y... - ¡Nada de Y...! Aquí todo el mundo come menos nosotros. - Es la tradición... 

La discusión siguió horas y horas sin llegar a nada. Ni siquiera pude saber quien es el bicho que te pica la panza...

sábado, 16 de marzo de 2024

Rememorando...

La abuela se ha presentado en casa precedida por Geoooorge el mayordomo inglés que nos sirvió luego unas humeantes tazas de cola cao, mientras las dos amigas, hablando por los codos, recordaron las clases de jota mallorquina a las que fueron apuntadas por sus madres cuando eran niñas, para descansar un rato de las pesadas de sus hijas.

- "¡Mira lo que he traído, Cotilla! El vestido de payesa que me hizo María la modista ¿Te acuerdas de ella?" - ¡Sí! A mi me hizo otro. (Y corrió a su cuarto a buscarlo) - El caso fue que cuando Geoooorge entró en el comedor con la bandeja de la merienda, se encontró con dos mujeres distintas a las que había dejado allí unos minutos antes.

Los vestidos les sentaban como un guante a pesar de los años transcurridos desde la última vez que los llevaron. ¡Y todo fueron aspavientos y risas! - ¡Estamos igual que con quince años! - "¡Totalmente!" - Y, entre jolgorio y jolgorio, acabamos con todo lo que había en la bandeja. Luego la abuela manipuló su móvil y sonó ¡una jota mallorquina! que movió aquellas piernas centenarias haciéndolas saltar.

Miré a mi alrededor. Los personajes de casa, asombrados, tocaban las palmas, menos Pepe el jibarizado que no tiene manos pero su OOOOOOOOOOOOO seguía el ritmo. 

De pronto, se desplomaron al suelo y tuve que llamar al 061 porque no reaccionaban. Pascualita, alarmada viendo a su amiga caída, estiró un bracito señalando el mueble bar.  - ¡Claro, el chinchón! -

Cuando la ambulancia aparcó debajo de casa yo me estaba peleando con las dos amigas que no querían soltar la botella. No me encontraron los médicos con ella en las manos por un nano segundo. El tiempo justo de cogerla, tirarla a la pila de lavar del comedor y abrir la puerta. 

El parte del médico decía: ingresadas dos payesas por ingesta de chinchón. ¡Menuda tajada!

viernes, 15 de marzo de 2024

Palabras mágicas.

 He sentado a Pascualita en el frutero de la cocina y a Pepe el jibarizado a su lado. - A ver, señorías (dije con sorna) Está llegando el tiempo de ponerse hasta arriba de buenos dulces y mejores potajes. - A la sirena se le alegraron las pajarillas.

- Cuando haga las empanadas te encerraré en mi cuarto porque no quiero tener que desmontarlas cuando no te encuentre por ningún sitio. - Pascualita uso los ojos en blanco como diciendo: Por un perro que maté me llamaron Mataperros. - No pongas esa cara de víctima. ¿Cuántas veces has estado a punto de que te metiera en el horno porque te habías caído dentro de la cazoleta sin que me diera cuenta... eh?

El ojo catalejo del jibarizado iba recorriendo, poco a poco, el perímetro de la cocina. - ¡Y tú no disimules! Os encerraré a los dos en mi cuarto ¡Y pobre del que me haga una trastada! ¡¡¡NO COMERÁ EXQUISITECES!!!

Poco después, con el cuaderno de recetas de cocina en la mano, donde está el ancestral Potaje de Semana Santa, no pude evitar leerlo en voz alta... incluso nombré a los repápanos... De la página de las rosquillas nos llegó el olorcito del anís.

¡PLAF!... se me cayó la baba en el cuaderno y tuve que secarlo rápidamente para que no se borrase ninguna palabra mágica como: garbanzos..., azúcar..., Jeréz... espinacas.... ralladura de limón...

¡PLAF!... ¡PLAF!... ¡PLAF!... ¡PLAF!...

Los personajes de casa también babeaban...

            

jueves, 14 de marzo de 2024

Hay que salir más.

Recompuesto el árbol de la calle, todo verdor y alegría, ésta a cuenta de los muchos gorriones que volvieron a sus nidos. Llevan dos días parloteando entre ellos sin parar. El miedo ha dado paso a la tranquilidad. ¡Y he podido dormir sin oír el castañeteo de los dientes de madera del árbol!

Con la normalidad me vino una pregunta a la cabeza: - ¿El Alcalde  ha amnistiado al platanero? ¿O tal vez, le da largas para que se confíe y darle matarile  cuando menos se lo espere? Todo esto me tuvo en un sinvivir durante media hora... porque me dormí viendo nadar, pausadamente, a Pascualita en la pila de lavar del comedor.

Un ¡¡¡PAPAM!!! contra el suelo me espabiló: - ¿Qué ha sido eso? (pregunté al ánima de mi primer abuelito que pasó volando a cinco centímetros de mi cabeza) - La sirena ha saltado a por uno de los comensales de la Santa Cena y ha herrado el tiro.

La medio sirena yacía en el suelo dentro de un gran charco de agua. Un poco más allá, el comensal de las treinta monedas, lloriqueaba asustado. - ¡El monstruo ese me ha querido comer! - ¿Qué hacías fuera del cuadro (le pregunté) - Quería... ¡snif!... ver lo que hay ... ¡snif!... dentro de la pila de lavar ... - ¿No sabes que la curiosidad mató al gato? - No, no lo sé porque apenas hago vida social...


 

miércoles, 13 de marzo de 2024

¡Que susto!

El árbol de la calle ha amanecido mondo y lirondo como si Pascualita se hubiese ensañado con él. Cosa que no ocurrió, dicho por los airados gorriones que tienen sus nidos en las ramas y se han pasado la noche temblando como conejos al quedarse sin el cobertor de las hojas.

En la acera, quedaban cientos de hojas caídas que no han sido arrastradas por el viento hacia los confines de la Galaxia.

Al asomarme al balcón he puesto el grito en el cielo y en los oídos de los vecinos que, inmediatamente, se han soliviantado al unísono. - ¡¡¡Es que ni despertarse tranquilamente se puede en ésta finca!!! - ¡¡¡Y en las adyacentes, tampoco!!! - ¡¡¡¿Dónde está Bedulio el Municipal cuando se le necesita?!!!

- ¡¡¡Tápate las vergüenzas!! (grité escandalizada) - No puedo... snif... No tengo nada que ponerme... ¡snif.... (lloriqueaba el árbol de la calle) El miedo a la sierra mecánica me ha dejado en cueros... - ¡Anda, pues es verdad que se te atragantó el manillar de la bicicleta del Alcalde. Se nota perfectamente. (exclamé, encantada) - Tengo... frío.... brrrr...

Llamé a la abuela contándole el caso del pobre árbol de la calle. - A ver si Andresito tiene algún contacto político que le deba algún favor y puede hacer algo por el pobre platanero.

Dicho y echo. Poco después aparcó bajo mi balcón la furgoneta de Parques y Jardines: - ¡Oh, no, oh, nooo, oh noooooooooooooooooo! ¡Adiós, mundo cruel! (Se despidió de la vida temblando aún más)

Los operarios se pusieron manos a la obra. Al irse dejaron al árbol de la calle tapado con un hermoso y caliente edredón de musgo cubriendo su desnudez. Poco después, con el calorcillo,  asomaron en sus ramas pequeños brotes verdes que, a mediodía, se habían convertido en espectaculares hojas verdes que fueron la envidia de los demás árboles del barrio.

Como decía mi padre: hay que tener amigos hasta en el Infierno.

martes, 12 de marzo de 2024

Problemas.

El Alcalde, plantado delante del árbol de la calle, gritaba desaforadamente: - ¡¡¡Quiero mi bicicleta!!! ¡¡¡Exijo mi bicicleta!!! - Harta de oírlo, desde el balcón aconsejé al árbol: - ¡Vomítala de una vez! No seas ceporro. - Que más quisiera yo (me susurró) pero no puedo. El manillar se me atravesó y no va ni atrás ni adelante. - Pues, según escuché a los operarios de Parques y Jardines, fue la mujer del Alcalde quién le ordenó hacer ciclismo como deporte para quemar grasas de la barriga. - Huy, pues estás apañado, arbolito. - Eso, tu dame ánimos, nena. 

Por otro lado, en el cuadro de la Santa Cena, los comensales se han enterado de que la Semana Santa está al caer y están de los nervios con los preparativos: - ¡Ya no recuerdo lo que comimos entonces! - Da igual. Así podremos innovar. Por ejemplo, yo me pido shusi. - Eso sería mucha innovación ¿no os parece? - Pues yo sigo sin recordar el menú...

- ¡Aaaayyyy, aaaayyyyy... (el árbol de la calle, doblado de dolor, intentaba vaciar el estómago)

- ¡Aaaayyyy, aaaayyyyy ... ¡Mi mujer me matará! ¡¡¡Pero antes talaré, a ras de suelo, al tragahierros arbóreo!!!

lunes, 11 de marzo de 2024

La venganza será terrible.

Me despertó el castañeteo de los dientes del árbol de la calle. Harta de oírlo, me asomé al balcón cuando aún no habían puesto las calles. - ¿No sabes temblar en silencio? Despertarás a todo el barrio y luego, quien tendrá que pagar la multa, seré yo. - Hice un desplante torero para dejarla con la palabra en la boca y volver a la cama que levaba un rato llamándome.

-  No es... brrr... frío, boba... brrr... de Coria. Es que me... brrr... van a convertir en ... brrr. ... sustento de chimenea y tengo miedo... - ¿Por algo en particular? - Vengan... brrr... za. - ¿Te has metido con los de Parques y Jardines? Mira que eres tonto. 

Entonces el árbol se puso a llorar como una magdalena... No. De esas del supermercado, noooo... . Una cascada de lágrimas cayó, de golpe, en el alcorque anegándolo por completo. Del subsuelo llegaron protestas: - ¡¡¡Cerrad el grifo, almas de cántaros, que hay sequía!!! - Pero el árbol siguió llorando con tal intensidad que las raíces pidieron socorro - ¡¡¡Nos ahogamooooos, cabroneeeeees!!! - Fueron unos momentos muy dramáticos.

Cuando el "grifo" se cerró, el árbol respiró hondo y habló ante los personajes de casa que estaban deseosos de saber: - El Alcalde quiere talarme porque el otro día aparcó su bicicleta contra el tronco... ¿Acaso no sabe que a los plataneros nos gusta el hierro? ¿Por qué lo hizo? - ¡¿No me digas que te has comido su bici?! - ¡Si es que me la puso a huevo! -


 


domingo, 10 de marzo de 2024

¡Viento!

 Siendo domingo y soleado solo podía hacer una cosa: salir de paseo... con Pascualita metida en el termo de los chinos y Pepe el jibarizado ejerciendo de llavero en mi bolso.

Toda Palma y parte del extranjero, estaba en la calle. Y cuando me he dado cuenta caminaba siguiendo al ganado que me precedía, como los corderos en la trasumancia.

Hasta Pascualita se sentía agobiada y me enseñó dos veces la dentadura de tiburón para que tomara otros caminos más despejados pero habíamos entrado en la calle Sindicato. Una calle estrecha y antigua, repleta de comercios cerrados, a no ser que sean chinos. Un tubo que nos acercaba al barrio antiguo. Vi a lo lejos el reloj del Ayuntamiento.

De repente, un viento frío y violento se arremolino entre mis piernas y, sin comerlo ni beberlo, me vi transportada por los aires, girando como una peonza hasta el tejado de la Catedral.

Yo gritaba - ¡¡¡SOCORROOOOOOOOOOOOOO!!! pero el viento me tapaba la boca y era como el que tiene un tío en Alcalá, que ni tiene tío ni tiene ná. No me oía nadie. 

Pascualita asomó la cabeza por la boca del termo y el viento, juguetón, la llevó en volandas de acá para allá, situándola encima del mar. - ¡Oh, no! (me dije) Desaparecerá en los abismos marinos y no volveremos a verla. - Tuve que enfadarme con el viento, gritándole: - ¡¡¡VALE, YA, JODIO!!!

Bajando la intensidad el viento, enfadado, dijo: - ¡Que sosa eres,tía! - y sin más, se acabó el juego. La sirena aterrizó en mi escote y yo en lo alto de un pino de donde tuvieron que bajarme los bomberos.

 

sábado, 9 de marzo de 2024

¡Sí, señor!

Me quejé, lastimeramente, delante del televisor cuando en la pantalla salía nieve y más nieve ¡y otra vez, nieve! mientras daban El Tiempo - Y éstos qué quieren ¿darnos envidia? Yo solo la usaría para mezclarla con el chinchón y va que chuta. - Sigues siendo una borrica, boba de Coria (dijo la Cotilla) ¿Nunca has oído eso de Año de nieves, año de bienes? - Si tuviera que hacer caso a todo lo que oigo... - Es un refrán, nena. La sabiduría del pueblo. - A mi que me registren, yo soy de ciudad.

Estaba aburrida de ver tanta nieve que me daba igual lo que dijera la Cotilla. 

Los comensales de la Santa Cena, asomados al marco del cuadro, comentaban entre ellos que alguna vez nevó en su pueblo y recordaron la sensación de frío al tocar la nieve. - Tuve tiritona unos cuantos días. Me pilló con sandalias y los pies cambiaron de color. - ¡Que guay! - A mi me dio por estornudar y me echaron de casa porque no les dejaba dormir... Que tiempos aquellos. - Mi barca quedó pegada a las rocas y no pude salir a faenar. Me aburrí como una ostra...

Pepe el jibarizado dejó oír su voz desde la cocina: - OOOOOOOOOOOOOOOO. - Menos mal que mi primer abuelito siempre está pendiente de mi y tradujo la parrafada: - ¡No hay derecho! ¡Quiero ver la nieve. Tocarla, Comerla. Aspirarla por la nariz... - ¡Pon el freno, Magdaleno! Estás confundiendo el culo con las témporas, compañero (le gritó el abuelito) 

También le gritó el resto de personajes de casa, árbol de la calle incluído: ¿Verla, Tocarla, Comerla...? ¡¿Cómo, jibarizado?! - Entonces la cabeza reducida dijo: - Con la imaginación. - ¡Y le aplaudimos!

viernes, 8 de marzo de 2024

Los sacristanes y la Cotilla.

No gano para pagar multas y desaguisados y no me ha quedado otra que ir a pedirle aumento de sueldo a mi jefe. - Aprende a administrarte, guapa, que no está el horno para bollos. Además. para lo que haces, ya estás bien pagada.- Con ésta frase lapidaria zanjó la conversación. 

Llevo todo el día de morros con los de casa y los de afuera y no paro de cavilar cómo puedo hacerme con más dinero. Algunas cosas han pasado por mi cabeza, como por ejemplo, quitarle la bolsa al de las treinta monedas de plata... pero no serviría de nada porque no son de curso legal.  

Más efectivo me parece pedir a la Cotilla que me deje ayudarla a "limpiar" cepillos de las iglesias. Ella tiene una edad avanzada y si hay que correr, a mi se me da muy bien. Me dirá que sí.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Como corren los sacristanes modernos! Ay, por poco me pilla el muy jodío jajajajajajaja. - De eso quería hablarle, Cotilla... Ya es hora que se busque una ayudanta para estos trabajos... - No vas desencaminada, nena. Empiezo a notar los esfuerzos cuando voy cuesta arriba. - ¡Claro! Llega sin resuello. - ¡¿YOOOO?! ¿Me estás llamando vieja? ¡Cuando se entere tu abuela le gustará menos que a mi porque ella es medio día mayor que yo! 

Y salió escopeteada hacia la Torre del Paseo Marítimo a chivarse. 

Llamaron a la puerta. Un señor sudando a mares, con zapatillas deportivas, chándal de colorines, cinta elástica en la frente y respiración tan agitada que, al resoplar, me despeinaba, preguntó: - ¿Vive aquí la señora Cotilla? - Oficialmente, no. - ¿Esta no es su casa? - No, es en el 4º. - El letrero que dice que el ascensor no funciona ¿es una broma, verdad? 

Al verme negar con la cabeza se dio la vuelta y comenzó la ascensión xino, xano...

No volví a verlo pero sí una nota que tiró por debajo de la puerta: ¡¡¡BRUJAAAA!!! .Firmado el sacristán de San Policarpo virgen y mártir...

jueves, 7 de marzo de 2024

Arguiñano, perdóname.

Me he levantado con ganas de enmendar la plana al mismísimo Arguiñano. Por eso, después de desayunar, Pascualita y yo hemos ido al mercado de Pere Garau a hacer la compra antes de que se me vaya la inspiración.

Sin pensar lo que podría pasar, he metido a la sirena en el bolsillo del carrito de la compra como si no supiera que ese bicho salta cuando menos me lo espero. Para rematar la faena he entrado por la puerta de las pescaderías... sin embargo Pascualita ni ha pestañeado ¿Por que los peces no tienen pestañas? Bueno, eso también.

Iba encantada asomada al bolsillo, mirándolo todo. Disfrutando con el olor a cosa conocida. Viendo el género bien colocado en los puestos de venta... De repente, mi primer abuelito pasó, en vuelo rasante, sobre nuestras cabezas! - ¿Qué haces aquí? (le pregunté) - ¡A ti que te importa! (contestó uno que se cruzó conmigo) - ¡No hablo contigo, imbécil! (ay, me salió del alma)

Pascualita seguía tranquila en el bolsillo. Estábamos a punto de salir de la pescadería cuando una cigala se espabiló, movió las patas e intentó huir. - ¡Eh, que se te escapa el género! (avisé al pescadero que atendía a unos clientes chinos) Entonces la sirena entró en acción ¡y se comió la cigala en un santiamén! - ¡Oh, no! - Después de eso ya no hubo quien la parara. Cigala, cangrejo o almeja que se movía ¡Ñaca, al buche!

- ¡¿Qué es eso?! - preguntaba el pescadero, ojoplático, mientras el género más fresco iba desapareciendo: - ¡Un tamagochi!.  Tuve que tirarme en plancha sobre el mostrador para coger a la sirena.

Refugiada en casa, la voz irritada del pescadero llegó a mis oídos - ¡Que sepas me debes el oro y el moro! ¡¡¡Aquí está la factura!!! -  ¡¡¡AAAAYYYYY!!! gritó el árbol de la calle cuando el pescadero clavó en el tronco la factura del desaguisado

 

miércoles, 6 de marzo de 2024

Menudas pánfilas.

Un reguero de hormigas ha entrado en casa por el balcón ayudadas por algunas ramas del árbol de la calle. Antes de deshacerme de ellas repartí estopa a las dos caras de la Cristalera. - ¡Aquí no entra nadie que no haya sido invitado! - Ah, pues eso no lo sabíamos... - ¿Para qué sirven las puertas entonces? ¿Para hacer bonito? - Probablemente. Nosotras somos bonitas,  boba de Coria... - ¡¡¡Boba de Coria tu padre!!! - Nosotras no tenemos la culpa. La primera hormiga ha dicho "Abre" y hemos abierto ¿No, hermana? - ¡Claro, como está mandado! Una puerta reconoce dos contraseñas ancestrales: ¡Abre! y ¡Cierra! y ella ha dicho la primera. Y claro, hemos abierto...

Dejé con la palabra en la boca a las dos pánfilas que se pasaron el resto de la tarde haciéndose cruces pensando qué habían echo mal. Y encima, me ponían mala cara. Incluso dudaron de que mi cabeza funcione como toca. - ¡Solo me faltaba ésto! (grité)

Mi primer abuelito se presentó ipso facto, a medio vestir un nuevo sudario que le estaban haciendo. Me desahogué con él y al ir a abrazarle para llorar en su hombro... - ¡Aaayyyy! - ... me clavé algunos de los alfileres que sujetaban el sudario. 

Desde el borde de la pila de lavar, Pascualita aplaudía como una loca. Debe pensar que canto flamenco.

Harta de todos fui a por la escoba para echar a las hormigas a la calle. La escoba remugó un poco porque estaba a punto de terminar su jornada. - ¡Pero si hoy no has dado un palo al agua! - ¿Será culpa mía, no? - Al cogerla me dijo: - ¡Tienes cinco minutos, ni uno más!

Mientras empujaba a las hormigas hacia el balcón, grité: - ¡Abre! - Cuando la Cristalera empezó a abrirse, la primera hormiga, dijo: - ¡Cierra! - Así llevamos ya día y medio... ¿Y la escoba? - ¡Se ha ido de vacaciones!

martes, 5 de marzo de 2024

Amores que matan.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla entró en casa a paso de carga y cerró la puerta  de golpe. - ¡Hala! Se van a caer las paredes. - ¡Si llaman no abras! - ¿Y si es el amor de mi vida? - ¡Tampoco! Hay amores que matan y yo no tengo ganas de irme al Más Allá todavía. - ¿Qué ha echo, Cotilla? - ¡Nada! - Entonces me fijé que tenía los pelos de punta. - ¿Se ha pasado al punky?

Me senté en el recibidor a esperar a los de la Mafia china, o algún sacristán de las iglesias que frecuenta la Cotilla "limpiando" los cepillos pero no apareció nadie.

Salí al balcón. Mi primer abuelito disfrutaba del sol del invierno sentado en la copa del árbol de la calle que, por cierto, estaba muy emocionado teniendo al ánima más elegante del Otro Mundo, encima.

Pascualita, que cada día es más chismosa, saltó a mi regazo porque tiene que enterarse de todo la muy jodía. - ¿Sabes que le pasa a la Cotilla, abuelito? (de su cuarto llegaba la canción... ¡Ay, amooooooor, ya no me quieras tantooooo. Aaaaayyyyy, amoooooor...) ¿Estará enamorada? jejeje - Esto le pasa por tener la oreja conectada a cualquier conversación que no le incumbe.

Poco después la Cotilla vino al balcón llevando una jarra de chinchón on the rocks. Sirvió dos vasos y tuve que darle, de extranjis, un poquito a la sirena. 

Cuando se nos soltó la lengua, la vecina dijo: - ¡Rezan para que su Jefe vaya cuanto antes a encontrarse con el Jefe Supremo! ¡¡¡Y lo dicen!!! - ¿Quién? ¿Qué Jefe? ¿Quién es el Jefe Supremo? ¡¿De qué demonios habla?! - ¡Pon la tele, boba de Coria!

La puse. Salía el Papa.