martes, 30 de junio de 2020

¿La abuela solidaria? ¡Ja!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Mira que me ha dado tu abuela para que se las venda ¡Montones de mascarillas llenas de plumitas, y brilli brilli! - Que horterada. ¿Quién va a comprarle eso? - Mucha gente. O piensa que todo el mundo es tan soso como tú, baba de Coria.

Como la vecina había llegado a la hora de comer, cosa muy habitual en ella, no me quedó más remedio que abrir dos latas de fabada asturiana. Esta mujer acabará como mi escueto presupuesto. Y encima se queja.

- ¿No sería mejor una ensalada fresquita con atún en lugar de ésto? Es que hace una calorada... - A falta de pan buenas son tortas, dice el refrán. - ¡Déjate de refranes y piensa con la neurona defectuosa que tienes, jodía!

Se tiró todo el rato remugando. Se nota que no se llega a los cien años, y algunos más, como se llega a los veinte.

El ánima de mi primer abuelito, subido a la lámpara del comedor, levantó los hombros como diciendo: A mi qué me registren. Yo me quedé en los treinta.

- ¿A santo de qué le ha regalado las mascarillas la abuela, Cotilla? - Es un gesto solidario. - Me extraña. - Es solidario CON ELLA.  a mi me dará una pequeña comisión. - Sonó el teléfono. Era la abuela.

- "Nena, ¿ya te ha dicho la Cotilla que si quieres una mascarilla tienes que pagarla?" - No... - "¿Sabes por qué?... Porque la caridad bien entendida empieza por una misma jajajajajajaja. ¡Pardilla!"

- ¡Y tu, hortera! - Colgué con rabia y mientras la Cotilla empezaba a dar las primeras cabezadas de la siesta, cogí la mascarilla más estrafalaria que tenía a mano. Llevaba lentejuelas doradas, plumitas de marabú teñidas de mil colores y pintado, unos labios rojos años veinte del siglo pasado, lanzando un besito. Me la puse. Cogí a Pascualita que, al no reconocerme, me escupió agua envenenada que evité a duras penas, e intentó morderme. Salí al balcón, subí a la primera hojita del árbol de la calle que se me puso a tiro. Y al abrir los ojos... estábamos en Pekín, rodeadas de chinos que me señalaban gritando. Pensé que se alteraban por el termo de los ídem que llevaba colgado al cuello, pero no.

Con la pinta que llevaba creyeron que era el espíritu del Coronavirus. Ni que decir tiene que estuvimos, de nuevo en casa, en un periquete.

Pascualita se explica.

Cada vez que la abuela viene por casa, Pascualita despliega gran cantidad de energía para llamar su atención. - ¿A qué vienen ésto, media sardina? - Pasa de mi. Solo tiene ojos para su amiga del alma. Y entonces, sus ojos de pez se vuelven más saltones y es imposible mirar con más intensidad. - ¡Claro! Ya se qué te pasa ¡Quiéres contarle a la abuela lo que vimos en las paredes de la cueva del Sahara! ¡Pues no! ¡Te lo prohíbo!... Toma, un chupito de chinchón y  dormir la mona al barco hundido.

Tanto insistió la sirena en llamar la atención que, finalmente, lo consiguió: - "¿Qué le pasa a lo más bonito que ha parido madre?" - Ay, abuela, no le digas éstas cosas que se las acabará creyendo. - "Que se las crea porque nunca he dicho una verdad más grande"

Me planté ante ella. - Héchame el aliento. - "¿A què viene eso?" - Lo hizo pero no detecté chinchón alguno. - "Pareces una niña tonta ¿también quiéres llamar mi atención, boba de Coria? - Cogió a Pascualita y se sentaron juntas en el sofá de la salita y a mi me dejó fuera.

Con la oreja pegada a la puerta, escuché risitas, exclamaciones. -"¡Que graciosa eres, jodía!"

Un buen rato después la sirena seguía haciendo gesticulaciones, explicando el secreto de la cueva de las sirenas. Afortunadamente, la abuela no la entendía y se hartaba de reir mientras gritaba lindezas a su chiquitina.

- "¿Dónde habrá aprendido todo ésto? Si parece un baile tribal ¡Claro! Lo lleva en la sangre. Debe ser el baile nupcial de las sirenas... Tendría que encontrarte un sireno pero, hija, eso es más difícil que lo de pasar un camello por el ojo de una aguja"

Al final la abuela se marchó sin haber entendido nada pero con el cuerpo dolorido de tanto reír. - "Que pena que, ni Andresito ni la Cotilla puedan verla. ¡Es que es para llevarla a la tele!"

domingo, 28 de junio de 2020

Pacto secreto.



- "¡¿Se puede saber qué le has hecho al señor Li, boba de Coria?!" - ¡Defenderme de su ataque! - "¿Pero qué dices, si es un hombrecillo educado y canijo?" - Eso pensaba yo pero... - "Será cosa del calor. Luego vas a su tienda y le pides perdón por tirarlo al suelo" - ¡No tengo otra cosa que hacer! - "¡¡¡NENAAAAAAAAAAAAA!!!"

Tuve que obedecer o me saca del testamento.

Estuve haciendo el vago por casa dejando pasar las horas porque no me apetecía nada verlo. ¿Y si sigue cabreado y me da unos golpes de karate Estas cosas no las ha pensado la abuela y puedo quedar descalabrada.

Sonó, de nuevo, el teléfono: - "¿A qué no has ido todavía?" - Es que estoy haciendo tiempo para... no molestar. - "¡Venga, cobarde! Saca el pecho y tira palante como los de Alicante" - Y me colgó. Entonces fue cuando me di cuenta de lo que me había dicho la abuela... ¿Qué le enseñe un pecho?

Fui a por Pascualita. - Y eso me ha dicho la abuela... ¿Qué te parece decirle algo así a una nieta? No es ético, ni moral... a no ser que quiera la mitad de los bienes del señor Li. Quién la ha visto y quién la ve. No hace tantos años era una  proletaria comprometida con la lucha obrera y ahora persigue la fortuna de un chino rico... ¿Sabes qué te digo, Pascualita? que nos vamos de viaje y se apañen entre ellos.

Subimos a la rama del árbol de la calle y dejamos que una hojita nos llevara a ... El calor sofocante nos dio la bienvenida. Al abrir los ojos estábamos en pleno desierto del Sahara, rodeadas de sol, arena y un calor de horno exagerado. En frente teníamos un montículo con una cueva en la que nos  guarecimos.

De repente, Pascualta, asomada al termo de los chinos, perdió la compostura. Tiró el tapón, tensó la cola y cayó rodando en la arena caliente. Quise cogerla pero reptaba como una loca. Se paró delante de una pared interior y levantando un bracito, hizo la señal de OK. Y así se quedó, tiesa como una estatua.

Levante la cabeza y vi, pintadas en la roca caliente del techo, pinturas rupestres representando elefantes, antílopes, avestruz y... ¡no podía creerlo! ¡¡¡SIRENAS!!!

Estaban rodeadas de nadadores con lanzas.

Metí a Pascualita en el termo de los chinos, evitando los mordiscos que tiraba a diestro y siniestro y regresamos a casa. Sonó el teléfono. Era la abuela. - "¿Qué te ha dicho el señor Li? ¿A que no te ha comido? ¿Cómo está?" - No he ido... - "¡¿Qué?! Te he llamado y no estabas ¡¿Dónde te habías metido?!"

Y entonces, al ir a explicarle lo que había visto, me di cuenta de que no podía abrir la boca sin delatar mi "complicidad" con el árbol de la calle ¡¡¡SERÁ POSIBLE!!!

sábado, 27 de junio de 2020

Menudo día.

No me ha quedado más remedio que salir a caminar para quemar grasa... La que se me ha ido pegando, no sé como, a las paredes de la tripa y hasta que la ropa no me ha caído como de un quinto piso, no me he dado cuenta.

¿Pero a qué se debe éste fenómeno paranormal? ¿He pedido yo grasa extra, acaso? ¡Que va! No soy acaparadora, ni siquiera lo fui de rollos de papel de váter allá por el mes de marzo.

He pensado que andando bajo el calor del verano, fundiré grasa a tope o me fundiré yo enterita. Pero como a éstas cosas no conviene ir sola porque es aburrido no tener a nadie con quien hablar, he metido a Pascualita en el termo de los chinos, me lo he colgado del cuello y nos hemos ido.

Pasábamos delante de la tienda del señor Li y me pareció que me llamaban. Sofocada por el calor y la mascarilla, no hice caso pensando que era un espejismo auditivo. Pero a los tres pasos se repitió la llamada.

En la puerta de su tienda el señor Li me hacía señas de que me acercara. - ¿Qué querrá éste ahora. (pensé) - Y parapetada tras la mascarilla hablé a la sirena. - No te asomes ahora Pascualita que éste hombre se vuelve peligroso al confundirte con una gamba gorda.

- ¿Dónde il tu con eso colgado en cuello? - Parecía enfadado y ni siquiera me dijo hola. - ¿Tú decil que complal termo en tienda mia? - ¡Claro! Y así le hago propaganda gratis... que, por cierto, ya podría tener un detallito conmigo por el favor que le hago jejejejejeje. - ¡Tu no decil nada! Tú no hablal de tienda mía! ¡Tú sel tonta, boba de Colia! . ¡¡¡OIGA, UN RESPETO!!!

- Tú tilal polquelía ésta. - Y de un tirón me arrancó el termo con Pascualita dentro. - ¡Nooooooo. Es mío! - Me fui a por el chino en cuanto me repuse de la sorpresa. - ¡¡¡Déme eso!!! - ¡¡¡Yo tilal!!! Sel viejo. Sel feo. No sel moda. - ¡¡¡Trae pacá, atontao!!!

Antes de que sus empleados acudieran en su auxilio, el señor Li rodó por tierra del empujón que le di. Cogí el termo, abrí un poco el tapón y dejé que Pascualita se vengase de los meneos recibidos, soltando un chorrito de agua envenenada en una de las orejas del señor Li.

Y mientras todos corrían tras él que no paraba de saltar, gritar, llorar, moquear... y arrastrar la monstruosa oreja, yo salí por pies y no paré hasta meterme en casa, saltar a la rama del árbol de la calle, pisar una hojita y, al abrir los ojos, encontrarme en la ciudad de Pompeya en el momento justo en que el Vesubio explotó.

viernes, 26 de junio de 2020

El nuevo negocio de la Cotilla.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿quiéres mascarillas, boba de Coria? Son a veinte euros. ¡regaladas, oiga! - ¿Y cuántas entran? - ¿Dónde? - En el paquete... - ¿Ya estás pensando en lo que no debes, eh? hay, hay, hay. ¿No ves que debemos guardar la distancia de seguridad, pardilla? jejejejejejejeje - Cada día la entiendo menos, Cotilla.

Pascualita y yo nos estábamos refrescándo con chinchón on the rocks cuando entró la vecina y la sirena acabó en el bolsillo de mi bata de verano. - Bueno ¿qué? ¿quiéres una mascarilla o no? - Una sola no, si acaso un paquete. ¿Cuántas entran? - Una. - En el paquete, digo. - Una. - ¿Pide veinte euros por UNA sola mascarilla? No toque la jarra del chinchón que con la torrija que lleva encima, va servida para todo el día.

- ¿Qué modales son estos para hablar con una señora como yo? - Perdone pero ... - ¡Ni pero, ni pera! Son mascarillas especiales con las que yo trapicheo. ¡Exclusivas! No como esas que venden en las farmacias o los supermecados. Por eso son a veinte euros y te aseguro que es un buen precio.

- ¿Tienen música? - Que mal te ha educado tu abuela... - Enséñeme una... por favor. - ¿Después de lo que me has dicho? ¡Amos, anda!

Un rato después aproveché que la vecina fue al baño para husmear en su bolso-pozo-sin-fondo. ¡Y encontré las mascarillas!

Esas azulitas que lleva todo el mundo. ¿Y qué tenían de extraordinario? Si tenían algo yo no lo vi.

Cuando la Cotilla salía de casa rumbo a sus "negocios", le pregunté como el que no quiere la cosa: - ¿Y qué dice que tienen de extraordinario sus mascarillas, Cotilla? - Pues que son PARA LLEVAR EN EL CODO. El pijerío se pirra por ellas.





jueves, 25 de junio de 2020

¡Mentira cochina!

Estoy encantada de la vida porque, según la abuela y todas las personas, sabios y sabias, de éste País nos han vendido la moto de: Cuando salgamos del confinamiento SEREMOS MEJORES PERSONAS que cuando nos encerramos, o encerraron.

- Entonces yo acabaré en los altares, Pascualita, porque soy más buena que el pan de molde, que los panecillos de viena recién hechos ¡Un tocinillo de cielo seré! Porque yo soy un rato buena ¿eh, Pascualita?...

- Bueno, la opinión de una sirena no tiene valor porque no opina, aunque piense lo contrario de lo que estoy diciendo. No lo hace por bondad sino porque no sabe hablar. O sí sabe pero como no tiene nada que decir no abre la boca.

Pero canta. No siempre, afortunadamente, porque su voz es lo más desagradable que he oído nunca. No comprendo como los antiguos marinos griegos, al escuchar a las sirenas, se tiraban al agua locos de amor.

Aquí no  pienso mojarme porque lo lógico sería ponerme en la piel de aquella gente taaaaan antigua para comprenderles pero como no lo haga la Momia, que es la más cercana a ellos en el tiempo porque, al paso que va, se está acercando a los doscientos años ¡y sigue bailando salsa!  no pienso hacerlo yo que soy jovencita y estoy en edad de merecer.

También podría ser que, en aquellos tiempos en que en casa de los dioses había los mismos lios, discusiones, trampas y cuernos que en cualquier casa de vecinos, al no tener un triste transistor que llevarse a la oreja, los chirridos agudos de las sirenas, les sonaran a canto celestial.

Ahora que lo pienso, no creo que me guste que me pongan en los altares porque me pasaría los días cabreada con la Cotilla que "limpiaría" mi cepillo y me dejaría sin velas que me iluminaran. Además, como santa no iba a ligar nada y la abuela se quedaría sin el bisnieto... ¿y el chinchón qué? porque allí me darían agua bendita. No me compensa salir más buena que cuando entré en confinamiento.

He llamado a la abuela. - Madame no estar. - dijo Geoooorge. - ¿Ha ido a misa? - Esto fue lo que oí a través del teléfono. - Q¡'W4TI058BWE9TN QWEIOFJAJAJAJA!... ¡You ser jodíaaaaaaaaaaa!




martes, 23 de junio de 2020

Para que no me crean, mejor decir la verdad.

Cuando le conté lo que me había pasado, mi abuela, en lugar de preocuparse por mi, se puso muy contenta: "¡Por una vez haces una cosa a derechas! Ahora solo falta que encuentres un candidato a padre de mi bisnieto al que le guste mucho jugar a los bolos. Tener una mujer con los tres agujeros del bolo en la cabeza debe ser el colmo de los colmillos para esa gente."

Debe pensar que los agujeros de la trepanación son perfectamente redondos, donde caben los dedos para, en un momento determinado, por ejemplo, que se le hayan olvidado las bolas en su casa, cogerme a mi y tirarme, pista adelante y hacer un strike.

No he querido desilusionarla para que no me de la vara, que es capáz de hacer retroceder el tiempo cuatro mil años para poder poner a caldo a los médicos antiguos.

Pascualita lleva unos días tranquila, incluso contenta y cada vez que salimos al balcón estira un bracito y, emulando a Colón, señala a las hojas del árbol de la calle. - ¿Pero dónde quiéres ir, sardinita? - No me dice ni pío pero insiste. - ¿Quiéres ver a los pajaritos recién nacidos? ¡No, que te los comerás! ¿Quiéres ir de parranda por la Historia?...

Entonces mueve la cabeza con tanta fuerza que pienso que le saldrá volando de un momento a otro. - Es peligroso. La hoja nos lleva dónde quiere el viento y nunca sabemos si acabaremos dentro de la tripa de un tiranosaurio o, como la otra vez, en la olla de los caníbales y hace mucho calor para llevarnos sofocones.

Tanto ha insistido... y ha sacado la dentadura de tiburón a pasear, que no me ha quedado más remedio que hacerle caso. Con razón dice la abuela que la tengo mal criada... Esperamos a que viniera hacia nosotras una de las hojitas del árbol, nos subimos en ella y al abrir los ojos un Cruzado, de un mandoble, decapitó a un enemigo que estaba a mi lado y que tenía la intención de hacerle lo mismo a él.

- ¡Pascualita, estamos en Tierra Santa! ¿A quién se le ocurriría el nombre? ¡Corre, que viene Saladino y no es tan guapo como lo pintan! Además, no creo que juegue a los bolos y si lo hace, será con cabezas... sin cuerpo y yo le tengo mucho cariño al mío ¡¡¡VAMONOOOOOOSSSS!!!

En casa estaba la Cotilla. - Después dirás que no despareces cuando te da la gana ¿Dónde estabas? - En las Cruzadas (dije, tan pancha) - Pero a la vecina no le cayó bien que le dijera la verdad. - Te traes algo entre manos ¡y un día me enteraré de lo que es! - ¿Un chinchón fresquito, Cotilla? - No me cambies de tema... ¡Claro. Ya estás tardando, boba de Coria!

lunes, 22 de junio de 2020

Trepanada a los cien días.

 - ...Y ¡cien! Hoy hace cien días justos, Pascualita... ¿no te interesa? Pues que sepas que esto pasará a los libros de Historia. Los mismo libros a los que pasarías tu si alguien te viera porque eres la única sirena, viva, del mundo... ¿Por qué me miras así?... ¿Quiéres pasar a la Historia? ... Pero si nadie mira esos libros llenos de polvo, ... ¿A ti qué más te da si no sabes leer? ... ¿Quiéres que te pongan junto al coronavirus?... ¡Estate quieta, jodía! ¡¡¡NOOOOOOOOOAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYY!!!

Llamé a la abuela, muerta de dolor por culpa del buchito de agua envenenada que la sirena me tiró a la cara y que entró, directamente, por la naríz hasta el cerebro. El mismo que repiqueteaba contra las paredes del cráneo. Quiere expansionarse porque no para de crecer.

- ¡¡¡Abuelaaaaaaaaaaaaaaa, me dueleeeeeeeeeee!!! - "¿Qué sabrás tu de dolores? Tengo un ojo de pollo en el meñique del pie derecho que no me deja dormir por las noches ¡Eso es dolor!" - Y me colgó.

Con ganas de estrujarla como un plátano maduro, cogí a la sirena y salí con ella al balcón para que viera, por última vez, el panorama que se veía desde allí. Y justo antes de comenzar la ejecución, una hojita del árbol de la calle llegó hasta mi. Me subí sin darme cuenta porque toda mi concentración estaba puesta en deshacer a Pascualita entre mis dedos y estrellar mi cabeza contra la pared para calmar el dolor.

Cuando abrí los ojos unos hombres calvos me miraban mientras hablaban entre sí. Se les veía encantados de la vida y solo les interesaba mi cabeza. Un escalofrío me recorrió el cuerpo al que no daban importancia. ¿Serían jívaros-reducidores de cabezas? ¿Me convertirían en llavero?

Al sentir el cuerpo frío de la sirena reptando por mi escote, grité su nombre: ¡¡¡PASCUALITAAA!!!

Abrí de nuevo los ojos, seguíamos en el balcón pero ya no me dolía la cabeza En lugar de ello tenía tres hermosos agujeros en el cráneo, iguales a los de las bolas de jugar a los bolos y tapándolos, una venda de algodón egipcio con unos jeroglíficos escritos con hermosa caligrafía... ¿Me habían trepanado antiguos sacerdotes egipcios?... Nunca lo sabré pero la sirena y yo brindamos, por si acaso, con chinchón on the rocks, por supuesto.

domingo, 21 de junio de 2020

Se ve que me desconté porque son 98 los días de Estado de alarma.

Esta noche se ha acabado el Estado de Alarma... hubiese sido bonito haber llegado a los cien días. Así nunca nos equivocaríamos cuando, pasados los años, nos preguntaran ¿cuántos días duró aquello? Diríamos ¡100! Pero ¿98?... es un número como para equivocarse.

Esta reflexión se la he hecho a Pepe y a Pascualita y han pasado de mi olímpicamente. El ojo-catalejo del llavero jivarizado ha mirado para otra parte. Y la sirena ha seguido enguarrando la cocina con sus preciosos saltos mortales dentro de la taza de cola cao.

Por eso he llamado a la abuela y le he endilgado el discursito: - "¿Tú te entrenas, boba de Coria?" - No pero tendré que hacerlo porque me ha crecido la tripa sin hacer nada. - "¡¿Con nadie?!" - Pues... no... - "¿No ha habido ningún candidato a padre de mi bisnieto durante el confinamiento?!" - ¡Claro que no, abuela! Solo ha entrado la Cotilla y porque hizo una copia de la llave de casa la jodía. - "Pues entonces estás gorda tontamente. ¡Más tonta que ayer pero menos que mañana!"

No sé porqué se ha puesto así... En fin, está visto que ya chochea pero no seré yo quien se lo diga.

Sonó el teléfono: - "¡¡¡TU PADRE CHOCHEA, ALMA CANDIDA!!!" - ¿Abu...e... la...? ¿Cómo es posible que... lo sepas...? - "¡¡¡TE ACABAS DE DELATAR, VACABURRA!!!"

Lo de la abuela no tiene nombre. Desde lo alto de la lámpara mi primer abuelito reía a mandíbula batiente... hasta que le tiré una zapatilla que lo pilló desprevenido y se cayó al suelo. - ¡Chivato! (le grité) - Cuando salió de su asombro desapareció de golpe dejando tras de sí, un olor a boquerones en vinagre.

sábado, 20 de junio de 2020

99 días del Estado de Alarma.

¡Por fin ésta noche, a las doce cuando salen las brujas, las ánimas del Purgatorio, los fantasmas como mi primer abuelito, aunque éste se ha instalado en casa y le da lo mismo la hora mientras tenga una lámpara a la que subirse, se acaba el Estado de alarma!.

- Que sí, que lo ha dicho el Presidente, Cotilla. - La vecina ha entrado en casa sin resuello y ni tiempo le ha dado de anunciar su visita con su clásico: ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¡Que no puede ser. Que nos va a caer la del pulpo! - Esa ya nos cayó con el puñetero coronavirus, mujer. - ¡Pero está ahí, a la vuelta de la esquina! ¡Y la gente se pone la mascarilla en el codo! Hoy mismo, por eso he venido corriendo, le he dado un capón a una mujer por eso mismo. Después he salido corriendo mientras ella seguía haciendo palmas con las orejas porque el capón ha sido de los de récord. - Ha hecho usted muy bien.

- Me ha fastidiado el Presidente porque se me había ocurrido un negocio que no voy a poder poner en práctica... Es que me he encontrado una caja grande, abandonada en una acera... - ¡Ay, Dios...! - Estaba abandonada, te digo. Y no iba a dejarla allí en medio para que llegara alguien y se la llevara... - Sí, Cotilla, sí... ¿Y qué tenía dentro? - Calzoncillos.

- Bueno, pues los vende en los trapicheos y ya está. - Vendidos así me darían cuatro perras. Pero si fuesen mascarillas ya serían más caras. - ¿Mascarillas de calzoncillos? - ¡Claro! - ¿Estarán límpios por lo menos? Sí, pero se les podrían pintar la famosa raya marrón para que parecieran usados... - ¡Qué guarrería! - Huy, hija, que poco entiendes de negocios. ¡Me las quitarán de las manos!

Hemos brindado con chichón porque tendrá tiempo de vender todas las mascarillas que haga y muchas más. Le he pedido una pequeña comisión por haber verbalizado en mi casa el negocio que tenía en mente, pero me ha dicho que si quiéres arroz, Catalina. Esta mujer es más agarrada que un chotis.


Ahora, Pascualita y yo, estamos viendo como se oculta el sol tras el horizonte de la orilla izquierda del Nilo mientras las golondrinas juegan a perseguirse entre las piedras de los viejos templos y gritan de alegría, como han hecho siempre, en un canto a la Vida.


viernes, 19 de junio de 2020

98 días de Estado de Alarma.

La Cotilla se ha marchado con viento fresco ¡uf, que alivio! Hasta Pascualita lo ha notado. Esa tía lo fiscaliza todo, lo espía todo. Estando ella siento mil ojos sobre mi. Es un agobio. Llamé a la abuela para decírle que había recuperado mi libertad. Y en lugar de alegrarse de ello me salió por peteneras.

- "¿Por qué dice la Cotilla que te vas por las ramas del árbol y te pierdes por ahí?" - ¿Es que está en tu casa? - "No me cambies de conversación" - Solo voy a ver a los nuevos pajarillos. El árbol está lleno de nidos... - "¿Desde cuándo te importan los gorriones?" - Pues... desde siempre... ¿no? - "¡No! Cuando yo era proletaria recuerdo que los asustabas con la escoba porque piaban mucho" - Ha pasado mucho tiempo, abuela y el árbol ha crecido mucho... - "Tienes razón. Habrá que hacer algo al respecto"

Esa misma tarde, cuando estaba saliendo de los sopores de la siesta, llegaron a mis oídos voces airadas desde la calle. Me asomé al balcón. Había una cuadrilla de trabajadores de Parques y Jardines, con sierras, dispuestos a llevarse al árbol por delante. Los vecinos, airados, se oponían a ello tal como hizo en su tiempo la Barones Thissen, y agarrados a tronco, gritaban: - ¡¡¡NO A LA TALA. NO A LA TALA!!!

Corrí a la cocina, llené un cubo de agua y lo vacié sobre los taladores. Entonces, en lugar que cabrearse como era de esperar, me dijeron: - ¡Gracias, señora! ¡Con éste calor se agradece la ducha!

Los vecinos, en cambio, me pusieron a parir: - ¡Al enemigo ni agua. boba de Coria! ¡¡¡Traidoraaaaa!!! ¡Así te caiga el árbol encima, tía borrica! ¡¡¡Fuera del barrio quien no quiere a la Naturalezaaaaaa!!!...

Grité hasta desgañitarme, que mi intención no había sido refrescarlos sino echarlos de allí. Pero no me hicieron ni caso.

Por encima del jaleo escuché mentar a mi abuela. - A la niña le molesta el árbol y la abuela, que ahora tiene poderío, ha mandado a que se lo quiten ¡¡¡Nosotros también pagamos impuestos, Alcaldeeeee!!!

Entonces, sin pensarlo, me subí a una de las ramas del árbol y grité: ¡¡¡Aquí os espero, comiendo un huevo, una tortilla y un carameloooooo!!! - y dejé que Pascualita, desde mi escote, lanzara buchitos de agua envenenada a los mandaos de mis abuelitos. El efecto fue tan inmediato que la gente huyó despavorida al ver ojos, orejas y narices crecer a pasos agigantados y sin saber por qué mientras los afectados saltaban, corrían, lloraban, moqueaban y gritaban de dolor.


jueves, 18 de junio de 2020

97 días del Estado de Alarma.

Parece que los ecos de la estafa de la Cotilla a los cobayas alemanes que vinieron a veranear a las islas, se van apagando. Menos mal porque así se irá pronto porque se me hace difícil mirarla a la cara sin reírme. El ojo ha llegado a tener el tamaño de un LP. Lástima que no suene jejejejejejejeje

Mientras sigue en casa he aconsejado a Pascualita que no salga del acuario: - Cuando se te pase la cogorza que cogiste al caer en la jarra te iré tirando chorritos de chinchón, mientras bebe agua de mar.

Me ha enseñado los dientes de tiburón unas cuantas veces. Incluso me ha tirado agua envenenada pero como voy todo el día con las gafas de sol puestas, no me afecta. En cambio a la Cotilla se la llevan los demonios cuando me ve. - ¿Te estás entrenando para ser más tonta, boba de Coria? Esas gafas son para cuando vayas a la calle... - Como son mías, porque las he pagado..., - Más tonta eres tu. - ... me las pongo cuando me da la gana.

A Pascualita la saco a escondidas y nos vamos al balcón a ver pasar la vida por la calle o a dar un garbeo aprovechando las hojitas que se le caen al árbol. En eso estaba pensado cuando la Cotilla se asomó al balcón. - ¿Pasa algo? - Vengo a ver cómo desapareces. - ¿Quién? ¿Yo? Que más quisiera. - No te hagas la tonta porque una amiga mía que vive en la acera de enfrente, vio un día como te subías al árbol y desapareciste... - ¿Ah, sí? ¿No será que necesita gafas su amiga? - También me lo comentó Bedulio.

Como no le hice ni caso, acabó aburriéndose y se fue a ver el programa de la Esteban. - La sirena se asomó a mi escote. - ¡Que ganas tengo de largarme!... ¿Nos vamos? - No me lo pensé dos veces cuando Pascualita hizo la señal de OK con sus deditos palmeados.

Subí a la primera hojita que se acercó dando vueltas. Al abrir los ojos dimos un respingo ¡Estábamos en el mar! ¡En remojo! Y el agua estaba helada. Era de noche. A lo lejos pasaba un barco con las luces encendidas y sonaba la música. A la sirena no le gustó el agua helada y a mi menos. ¿Qué hacíamos ahí? - ¿Nos vamos? - Un segundo antes de regresar al árbol, leí el nombre del barco: Titanic.

A pesar de sentarnos al sol en el balcón de casa, el frío tardó mucho en irse. - ¡Toda la culpa la tiene la Cotilla que me pone de los nervios!

miércoles, 17 de junio de 2020

96 días en Estado de Alarma.

Tuve que tomarme media botella de chinchón para quitarme el susto que me dio la Cotilla. ¡Había estado escondida en mi casa y yo sin enterarme! Menudo soponcio me dio.

Claro que después, pensando las cosas friamente, tampoco estaba mal la cosa. Solo tenía que denunciarla para que todos los cachas de la Interpol aparecieran en casa. Estaba decidida a no oponer resistencia si querían cachearme. Como si lo quisieran hacer varias veces.

La Cotilla me rogó que no dijera nada. - Pero mujer, no me pida eso. No ve que puedo encontrar a unos cuantos futuros papás del bisnieto de la abuela... - Me detendrán por unos pocos ramos de flores que cobré y si mi foto sale en la prensa, mis clientes se darán el piro y tendré que volver a vivir, es un decir, con la esmirriada paga de jubilada que tengo... Porfa, porfa, porfa...

- Pues yo pienso que delatarla es lo mejor que le puede pasar. Imagínese lo que es la Playa de Palma sin chorizos, trileros y demás fauna delictiva. Un aburrimiento. Eso no lo digo yo, sino uno de los alemanes que acaba de llegar. Se puso muy contento cuando supo que usted le había "robado"... - ¡Esa boca, niña! - unos euros con el ramo que, en realidad era un regalo. .- Ha sido como volver a mi casa. - ha dicho el tío, jarra de cerveza en mano.

- Según pintas tu la cosa, incluso pueden darme una medalla por animar la estancia de esa gente... - ¡Ni lo dude! Entonces qué ¿la denuncio o no?

Decidió que se lo pensaría un poco mientras dábamos buena cuenta de unos chinchones on the rock repantingadas en las butacas de la salita.

Yo había cogido a Pascualita porque cuando se entera de que no ha participado en una sentada de estas, se enfada tanto que llena el comedor de agua salada. La tenía en mi escote y le iba dando gotas de licor con el dedo que mojaba en la copa. Pero el calor ya apretaba y el sopor nos llevó de cabezada en cabezada hasta que, la Cotilla y yo, dejamos de resistirnos y nos dormimos como lirones.

Me despertaron los gritos de la vecina: - ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaahg. Hay un bichooooooo!!! - En efecto, la sirena había saltado de mi escote a la jarra de chinchón fresquito y parecía estar divinamente. - ¡No grite o se denunciará usted sola! - ¡¡¡Sácalo, sácalooooAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYY!!! - Tanto grito no es bueno para el sistema nervioso de la sirena, por eso se revolvió y lanzó un buchito de chinchón envenenado a uno de los ojos de la vecina que ya estaba alcanzando el perímetro de un plato llano.

martes, 16 de junio de 2020

95 días de Estado de Alarma.

No encontramos a la Cotilla por ninguna parte. La abuela ha enviado a Geoooorge a los lugares de trapicheo que la vecina frecuenta, a pesar de que el mayordomo no quería ir de ninguna manera. ¡Mi ser mayordomou inglés, madame, no chorizou! - "¿A tí quién te paga?" - Mister Andresitou... - "¿Y él a quién obedece por la cuenta que le tiene? ¡A MI! ¿verdad? Pues, hala, caminito de Jérez que pa luego es tarde"

Las pesquisas no dieron resultado. Cualquiera diría que a la vecina se la ha tragado la Pachamama. Me da muy mala espina esto. La Cotilla se ha granjeado muchos enemigos durante su larguísima vida y en algún momento querrán vengarse de lo que les hizo: "limpiar" cepillos de iglesias, recoger cosas "perdidas", dejar a los santos sin cirios que los alumbren cuando se le pone, entre ceja y ceja, levantar un altar para cualquiera de los poderosos Amigos de lo Ajeno a quienes tanto venera... La lista es muy larga.

Mientras aparece... o no, estoy pendiente de los Telediarios, del programa de la Esteban, del Hombre del Tiempo... es que hay alguno que está de toma pan y moja, por si dan alguna noticia sobre ella pero, quitado del coronavirus y las broncas de los políticos, no dan nada nuevo.

En la isla sí. Hablan y no acaban, de la llegada de turistas alemanes. Han sido recibidos como cuando llegaban los blancos de los safaris a una tribu perdida en plena selva y los nativos, sabedores que esa tropa traía collarcitos, abalorios, espejitos... para regalarles, les montaba un sarao a base de brincos, tambores, bailes rítmicos, etc. Ha sido emocionante.

Ha venido Bedulio ésta mañana preguntando por la Cotilla. - No sé dónde está. Te lo juro por mi primer abuelito que te observa desde lo alto de la lámpara del recibidor. - Antes de salir por pies escuché que dijo algo sobre que la Interpol la buscaba.

A la abuela no le gustó oír esto. - "Ultimamente, se hace mucho la chulita" - Que mala es la envidia. Esto no se lo dije a la abuela pero lo pensé y lo sentí. A mi también me gustaría que me persiguieran los tíos buenorros de la Interpol; salir por la tele, en los periódicos, incluso que se hiciera un juego de ordenador sobre mis andanzas... claro que yo no me voy muy lejos...

Entré en el antiguo cuarto de la abuela para abrir la ventana y me pareció que algo se movía tras la cortina. - Abuelito, no son horas de jug... ¡¡¡C.O.T.I.L.L.A.!!!





lunes, 15 de junio de 2020

94 días de Estado de Alarma.

Huuuuy, que sustitoooooo. Hoy llegan los alemanes que harán de cobayas para saber si pueden venir más turistas o no.

La abuela, que me tiene manía, me propuso ir al aeropuerto, con ramos de flores, para entregarlos a los alemanes a pie de avión. - "Y no lleves mascarilla para que te vean bien y, quién sabe, tal vez encuentras el candidato a padre de mi bisnieto" - ¿Sin mascarilla? - "¡Claro, ya estamos en la fase 0, boba de Coria!"

Le dije que lo pensaría. - ¿De dónde saco los ramos de flores? No pienso comprar ninguno. - "Eres más agarrada que un chotis... Hablaré con la Cotilla"

En cuanto colgué el teléfono hablé con mi primer abuelito que estaba subido a la lámpara del comedor y lo había oído todo. - ¿No te mosquea que la abuela diga que no lleve mascarilla? - El fantasma frunció el ceño. - ¡Ostras, Pedrín! - Esa noche me costó dormirme hasta que caí en la cuenta de que el abuelito primero está un poco rersentido con la abuela desde que pasó de hombre a espíritu. Así que dejé de preocuparme.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! en el aeropuerto te he dejado un montón de ramos de flores que he encontrado, casualmente, abandonados cerca de una floristería y para que no se lo llevaran otros, me los he llevado yo con ayuda de compañeros y compañeras de trapicheo.

- ¡No pienso llevar nada robado! - ¡Ya estamos! ¿Acaso tu dejarías tirado un montón de ramos de flores en la acera? ¡Nanay! - ¡Pues no pienso llevarlos. Y si voy al aeropuerto será con mascarilla! - Tu abuela ha dicho... - ¡Que diga misa! ¡Yo hago lo que dice el doctor Simón!

Estuvimos un rato en un tira y afloja hasta que la Cotilla me dejó por imposible. - ¡Vale, pues iré yo! - Pues, adiós, muy buenas (le dije) Y en cuanto salió de mi casa, me olvidé de ella.

Por la noche vino muy contenta: - ¡He vendido todos los ramos! - ¿A quién? (pregunté, extrañada) - A los alemanes. - Pero..., pero... la abuela dijo... - Que no te pusieras la mascarilla ¡Y no me la he puesto!... ¡¡¡ATCHIIIIIIIS!!! ... Huy, huy, huy... Cotilla...

sábado, 13 de junio de 2020

92 días de Estado de Alarma.

Cuando a los humanos nos devuelvan, plenamente, el derecho a vivir como antes de la Pandemia, quien se pondrá en Estado de Alarma y de Grito , será el Mundo que nos contiene. Eso les he dicho a Pascualita y a Pepe y no parecen creérme.

- Pues a ver, media sardina, ¿quién se cargó a los dinosaurios y a las sirenas y sirenos? ¿El meteorito famoso o aquellos primeros peces que, hartos de estar todo el día en remojo, cogieron el portante y salieron a recorrer los alrededores de las playas de su juridisción? ¿Cómo que no puede ser? ¡Ya lo creo! En cuanto aquellos especímenes pusieron las aletas en suelo firme, usándolas como pies, dejaron los sitios por dónde pasaban hechos un asco. Que si rompieron una rama y allí se quedó tirada; que si metieron los "pies" enlodados en aguas cristalinas y dejaron de serlo... En fin. Fue dar dos pasos y sentirse los reyes del mambo...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Esto no puede ser, nena. - La Cotilla me miró, preocupada. - Tienes que cambiar de vida. Ahora mismo llamo a tu abuela y que venga a poner remedio.

No supe que decir porque no sabía de qué hablaba. - ¡Que vengas te digo! (gritaba la vecina por teléfono) ¡Es tu nieta y tienes una responsabilidad para con ella!. Y que venga una UCI con camisas de fuerza porque esta hablándole a la nada. Para ser más exacta: al llavero ese que cada día es más feo y al acuario vacío... si por lo menos hubiese un pececito rojo sería otra cosa pero solo hay plantas. Y en plan discurso, da clases magistrales o cómo se digo eso que dan los catedráticos desde lo alto de una tribuna... No, no se ha subido ni a una silla, ni a la mesa ¡pero todo se andará! Por cierto, hablando del desastre de vida de tu nieta, me he enterado que se ha caído la Torre de Pisa. ¡Menudo desastre! Pues dicen que en Sevilla han puesto protección a la Torre del Oro... por si acaso.

- Por cierto, mañana salgo para Sevilla porque, si se cae la Torre del Oro, quiero estar junto a ella no vaya a ser que aún quede oro bajo los cimientos y no quiero quedarme sin él.


viernes, 12 de junio de 2020

91 días de Estado de Alarma.

Me voy pareciendo al abuelito contando los días que llevamos de estado de alarma, solo que él cuenta los días que lleva sin fumar.  A ver quién contará más... ¡Ay! ha explotado una bombilla. ¡Que susto! ... ¡Abuelito! ¿Has sido tú? (Huy, huy, huy, mi primer abuelito se ha enfadado) ¿Por qué? ... Oh, está celosito... ¿Tú también cuentas los días que llevas sin fumar? ¿Aún te quedan números para contarlos? jajajajajajaja ¡Pero si hace un montón de años que las dos amigas te dieron el empujoncito para mandarte al otro mundo! jajajajajajaja... ¿Hacía dos días que ya no fumabas? ahorraste poco entonces jajajajajajaja

Me he quedado clara su opinión al dejarme la casa sin bombillas. Menos mal que todavía quedan algunos cabos de la velas que trae la Cotilla cuando le da por levantar altares a los Amigos de lo Ajeno, porque ahora mismo estaría a oscuras... y sin tele.

Desde lo alto de la lámpara, con el ceño fruncido, mi primer abuelito sigue cabreado. Pues estoy por tirarle a la sirena a la cara y sabrá lo que es bueno. - ¿Me vas a pagar tú las bombillas? - Por toda respuesta, se ha sacado el forro de los bolsillos.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Venía corriendo para levantar un altar en agradecimiento porque a la Alcaldesa del Café in the Plaza Mayor la han absuelto de sus trapicheos pero veo que te me has adelantado poniendo esas velas ¡Es un milagro!.  - ¡Hasta ahí podríamos llegar! - ¿Entonces...? - Mi primer abuelito ha roto las bombillas porque está cabreado y usted también debería estarlo. - ¿Por lo de la Alcaldesa? ¡al revés! Si a ella le han perdonado el trapicheo al POR MAYOR ya puedo ir tranquila por la vida porque el mío es al POR MENOR.

Me fui a por Pepe, con él nunca discuto, incluso ahora que dice OOOOOOOOO, tampoco.  Salimos al balcón y aprovechando una hojita que acababa de desprenderse de una rama del árbol de la calle, salté sobre ella y al abrir los ojos estábamos en lo alto de la Torre de Pisa haciendo equilibrio para no caer. Pero lo que cayó fue la Torre por culpa de los pocos gramos que pesa Pepe y que rompieron el frágil equilibrio.

Antes de que la Torre tocara el suelo, estábamos de vuelta en el balcón de casa.

jueves, 11 de junio de 2020

90 días en Estado de Alarma.

- ¡Son, noventa días son, noventa nada más, para dar la vuelta al mundooooo...! La canción dice ochenta pero es que ya los hemos pasado y, de momento, estamos en ¡NOVENTA DIAS!

- Bueno, tampoco nos ha ido tan mal, Pascualita, porque hemos viajado lejos de casa con las hojitas caídas del árbol de la calle y eso no lo tiene todo el mundo... o si lo tiene, se lo calla. ¿Quiéres que demos un repaso a toooodas las cosas que hemos aprendido en estos largos días de encierro?... ¿quiéres o no, media sardina?

La sirena me dio la espalda. ¡Que vaga es! No da un palo al agua. Solo se zambulle jajajajajaja ¡que jodía soy! vale, pues yo diré lo que ha hecho el pequeño monstruo antidiluviano, en dos palabras como Jesulín: NA. DA. 

- En cambio yo... pues, así, de golpe, no se me ocurre nada. Tendría que haberlo pensado antes... ¡Ah, si! he aprendido a abrir más deprisa las latas de fabada ¡sin cortarme!... ¿qué más?... humm... pues... No, no he aprendido a hacer pan..., ni platos raros de comer ¡pero si tengo un montón de latas en la despensa!¿Y si luego no me gusta lo cocinado?... ¿Gimnasia?... Tampoco. ¿Ganchillo?... ¿para qué si en la tienda de los chinos del señor Li venden tapetitos de plástico monísimos... ¡Ahora me acuerdo! he aprendido a aplaudir por las tardes. He conocido a vecinos que no había visto nunca y que ahora, si me cruzo con ellos en la calle no los reconozco porque no están en el contexto-venta o balcón y así es muy difícil ¡y encima, con mascarilla!

Me he quedado sola hablándole a la pared. La sirena se ha escondido entre las algas del fondo del acuario haciéndose la longui, como si el Estado de Alarma no fuese también con ella.

Una hora después, aburrida como una ostra, que vaya usted a saber si estos bichos se aburren. Tal vez son la alegría dae la huerta pero saben disimularlo, he cogido a Pepe, el jivarizado mutante y hemos salido al balcón a que nos de el aire. Y precisament, ha sido el aire quien a puesto una hojita a mis pies. Me he subido y al abrir los ojos estábamos en un lugar cálido - ¡Ya  podríamos haber traído el bañador! Pepe dirigió su ojo-catalejo hacia el paisaje que nos rodeaba y, de repente, el otro ojo se abrió desmesuradamente mirando fijamente un punto que estaba a mi espalda.

Me giré, curiosa. Sobre un buen fuego había una enorme olla como esas de los chistes y los caníbales de los tebeos. Entonces Pepe dijo: OOOOOOOOOOOOOOOO. Y antes de que dijera la última O, ya estábamos de vuelta al balcón de casa. ¡También es mala suerte que el primer paseo que doy con el jivarizado, sea a la tribu que se lo comió!

miércoles, 10 de junio de 2020

89 días de Estado de Alarma.

Ahora que ya tengo guardada la ropa de invierno ha vuelto el frío. Pues yo no me resigno a quedarme sin playa, por eso, sobre el chandal de invierno, que por casa me pongo sin tacones, llevo el bikini. La braga como Supermán.

-  ¿Qué te parece, Pascualita? Me veo bien. Absolutamente original. Cuando salga a por el pan, iré así. Y crearé tendencia, no lo dudes. Es más, mandaré fotos de mi nuevo look a mi página de facebook y ya verás lo poco que van a tardar en imitarme mis fans... Quien dice fans, dice cualquier otra cosa jejejejejeje porque no tengo ninguno pero eso solo lo sabemos tu y yo.

La sirena me mira con cara de asombro sin para de bizquear. - Vente conmigo y verás como triunfo. - Pero, inexplicablemente, sacó la dentadura dae tiburón a pasear y no fui capáz de cogerla y meterla en el termo de los chinos.

Luego me lancé al mundo, a mostrar mi "sello personal" La originalidad de mi carácter, mi personalidad creativa... Cuando abrí la puerta encontré en el rellano a la abuela con Geooorge. - ¿Qué haces aquí? (dije) - "¿Dónde vas asi?" (dijo)

No me quedó más remedio que entrar de nuevo en casa. - "¿De verdad pensabas salir así a la calle? No puedes hacer eso. Si te reconocen como nieta mía perderé mi credibilidad, con el esfuerzo que me costó conseguirla"

Cogiéndome de la mano, me llevó a su antiguo cuarto, abrió un cajón del cantarano y sacó ropa y adornos de cuando era una proletaria y, a pesar de ello, le gustaba el brilli brilli.

Sin dejar que me mirara en el espejo, fue colocándome plumas de marabú, lentejuelas, cintas de raso brillante, abalorios, más plumas de marabú. Hasta que no pude parar de estornudar por la alegria al polvo y a las plumas. - ¡Te has pasado con éstas cosas! así no se me verán ni las bragas, ni el sostén del bikini! - "Recuerda siempre que más vale que sobre que no que falte, boba de Coria"

Hace un rato que he vuelto a casa. Puedo decir, con pesar, que la compra me ha salido gratis total. He pasado por el mercado y me han tirado de todo mientras la gente se partía de risa y me preguntaban: - ¿Dónde está el Gallo Kirico?. Yo contestaba: ¡Que sé yo, que sé yo. Que lo busque quién sea más listo! - Y siguieron tirándome verduras y frutas hasta que, llena ya la cesta, tuve que salir por pies... Ahora sé porque Pascualita no quiso venir conmigo. No es porque sea lista, sino ... porque soy una incomprendida.

martes, 9 de junio de 2020

88 días de Estado de Alarma.


Por lo visto la Cotilla ha ido contando por ahí la confusión que tuve ayer con lo de la Tercera fase y el teléfono no para de sonar. A veces solo se escuchan risas. Otras me dicen: ¡Has estado sembrá! . También hay quien, con voz compungida, dice: ¡Que cruz tenemos contigo, boba de Coria! Los que más llaman son la abuela y Geoooorge partiéndose de risa. Este me va a oir cuando se le  pase la euforia.

Claro que no todo es malo. Me ha llamado el Presidente del Gobierno felicitándome por contribuir a mejorar la calidad de vida de los españoles haciéndoles reir. Al final creo que ha dicho no sé qué de una medalla. Es que me he puesto nerviosa porque estaba, de pie, firmes, haciendo el saludo militar, procurando no perderme ni una de las palabras que me decía para poder tener una respuesta de acorde a su rango cuando entró la Cotilla con su "silencioso" saludo: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - Me ha pillado de improviso y no me he enterado de qué es lo que me va a dar.

- Ay, Pascualita, tendré que comprarte un nuevo termo de los chinos para ir juntas a la Moncloa ¡a Madrid! ¡Que nervioooosssss! Espero que la medalla que me den sea de esas que llevan un dinero incorporado. Ayyyyyyy, ¿Quién me iba a decir a mi que saldría en el telediario? ... ¿Y qué me voy a poner ese día? que, por cierto, tampoco sé cuando será la entrega. Es que ésta Cotilla nunca aprenderá a saludar como todo el mundo y no a grito pelado.

Cuando se lo he dicho a la abuela he podido sentir, a través del teléfono, como le corroía la envidia. - "¿Te va a dar una medalla, no porque hagas reir sino por dar pena ya que, al fin y al cabo fue una metedura de pata, no un chiste"

He comprado una botella de chinchón y una ensaimada para llevarle al Presidente y lo que sobre me lo llevaré para comérlo en el Parque del Retiro porque por allí los restaurantes serán carísimos.

He llenado una maleta y la he puesto en la entrada. Así, cuando llegue el taxi, no tendré más que cogerla y bajar, no sea cosa que se me escape el avión...

Llevo toda la tarde esperando que me llame el Presidente... Debe estar hasta aquí de trabajo... ¿Se le habrá olvidado?...

La Cotilla volvió tarde. - ¿Qué hace aquí ésta maleta? - Es para ir a Madrid a que me den la medalla. - En la tele han dado la mini conversación que ha tenido contigo ¡y se me oye a mi cuando digo ¡avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Es una pasada! ¿Lo has visto?. - No... ¿Ha dicho algo de mi medalla? - Medalla, no ¡PAELLA! . Ha dicho que se iba a comer una PAELLA, boba de Coria ¡Que cruz tengo contigo!




lunes, 8 de junio de 2020

87 días de Estado de Alarma.

- Todo llega en ésta vida, Pasculita. Por increíble que nos parezca... ¿No me crees? - La sirena me dio la espalda mientras le estaba hablando, porque una mosca llamó su atención. Se quedó muy quieta esperando que el insecto dejara de volar y cuando se posó sobre la mesa del cuadro de la Santa Cena, salió del agua impulsada por su magnífica y potente cola y cuando la mosca quiso darse cuenta de lo que le pasaba, ya estaba en el estómago a prueba de bomba de Pascualita. Solo entonces se digno a prestarme atención.

¡Que rabia me da tener que, casi, pedir audiencia en mi propia casa para hablar con la medio sardina! Retomé el hilo de la conversación:

- Hace años vi una película en el cine llamada Encuentros en la tercera fase. La historia iba de marcianos que venían a la Tierra con toda una parafernalia de luces, músicas y gente encantada de recibirlos. No era mi caso. ¡Ni loca me hubiese acercado yo a esa "gente" que se entendía con los terrícolas con la música a toda pastilla!

- La película ha quedado para la Historia del cine como una obra de arte... Pues, qué quieres que te diga, pues que ni fu, ni fa. Por ejemplo, en el caso de que vinieran los extraterrestres y me ligara a uno, ¡que ya son ganas porque nunca se muestran tal como son.Y el único que si lo hizo fue ET y válgame Dios que cosa más fea. ¡Ni la abuela querría un descendiente así!

- Bueno, pues hemos pasado de la ficción a la realidad. ¡Ya están aquí! - Pascualita me miró mientras yo hacía aspavientos con los brazos. No estoy loca. Solo hay que ver los periódicos, escuchar la radio o ver la tele ¡Todos lo dicen! ¡¡¡ESTAMOS EN LA TERCERA FASE!!!

- ¡¿A que no sabes lo que estoy pensando?! Que si tuviera un bisnieto con los "visitantes estelares" tal vez el Gobierno me daría una paga especial por haber "confraternizado" con ellos y tener un crío que sería el nexo de unión entre dos mundos. ¡Ostras, que guay! ¡¡¡Me haría rica!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - Rápida como el rayo, la sirena se sumergió y escondió en el barco hundido.

- ¡Cuenta, cuenta, boba de Coria, que yo también quiero ser rica! - Usted ya no puede... por la edad, digo. - ¿Ya estamos discriminando? - Se trata de tener un bisnieto con un ser llegado en la tercera fase... - ¿Y por qué no lo has tenido en la primera o la segunda? - Porque los marcianos, en la película premonitora, no llegaron hasta la tercera ¿o no se acuerda? Y ahora estamos en ella.

Incomprensiblemente, la Cotilla tuvo que correr al baño porque se meaba de risa. - ¡Estás tonta! gritaba por el pasillo - ¡Ay, ay,ay, que se me escapa jajajajajaja ¡estás tontaaaaaa!

domingo, 7 de junio de 2020

86 días de Estado de Alarma.

Me ha llamado la abuela. "¿Tú de que vas, ángel de amor?" - Ahora mismo no sé que contestarte... - "Mi suegra pierde el oremus por ir a tu casa" (le vi las orejas al lobo) - Ay, es que es tan amable, tan educadita... - "¿Qué le das?" - Pues... chinchón on the rocks. - "¿Tú sabes la cantidad de medicamentos que toma ¡Te la vas a cargar y acabarás tus días en la prisión de Urdangarín!"

Pascualita se dio cuenta de que hablaba con la abuela y después de dar unos cuantos saltos mortales en el acuario, me hacía señas para que le pasara el teléfono. - La sirena quiere oír tu voz. - "¡No me cambies de conversación!" - No es un truco Es verdad. Anda, dile cosas. - Puse el teléfono donde se supone que tiene la oreja y fue digno de ver las caras que puso cuando reconoció su voz. Miraba el aparato bizqueando, después metía la cabeza en el agua, miraba arriba, se zambulló hasta el barco hundido... - ¡Te está buscando jajajajajaja!

Y así estuvimos un rato entretenidas pero, al final, la abuela volvió a la carga. - "Voy a venir con la Momia y no le quitaré ojo ni a ti tampoco."

Poco después el rolls royce aparcó en su sitio favorito: la parada del autobús. Ellas dos y el inglés entraron con la mascarilla puesta. La bisabuelastra vino directa hacia mi y chocamos los codos. A continuación levantó la vista a lo alto de la lámpara del comedor y sonrió. - "¡Mírala, en cuanto te ve se le alegran las pajarillas!"

Mi primer abuelito también sonreía pero a él no lo veía la abuela.

Estuvimos en la salita pero la Momia quería salir de allí y se dirigió al balcón mientras Geoooorge nos preparaba un helado de vainilla con chinchón y en lo alto de cada bola de helado clavó una banderita británica. - Tendría que ser la bandera española, atontao.(dije) - No. Porque ser roca Gibraltar, boba de Coria. - ¡La madre que te parió! (grité, al tiempo que le estampé mi "roca" en plena cara) La abuela, que lo lleva en palmitas, lo acompañó al baño a limpiarse. Mientras la Momia y yo salimos al balcón en el momento en que una hojita del árbol de la calle, iba a aterrizar. Nos subimos en ella y aparecimos en lo alto de la Pirámide de Keops donde nos esperaba mi primer abuelito disfrazado de explorador de principios del siglo XX, con salacof y todo.

Estuvimos allí poco tiempo porque, era tan tórrida la pasión de estos dos que, la pirámide empezó a derretirse como un helado de vainilla sin banderita. Y como dice el refrán que lo bueno, si breve, dos veces bueno, a ellos les supo a gloria.


sábado, 6 de junio de 2020

85 días de Estado de Alarma.

Andresito me ha llamado pidiendo asilo familiar: - No puede ser, abuelito. Estamos en estado de alarma, ya sabes... - He llamado yo para hacerte la cosa más fácil, al fin y al cabo, solo soy uno. Es que quien quiere venir a toda costa a tu casa es mi madre.No sabes la tabarra que me da con eso. Y lleva tiempo así. Y con ella se vendría tu abuela y Geoooorge que parece su perrito faldero aunque el sueldo se lo pago yo.

- No sabes como te comprendo, abuelito. - ¿ Y eso?

Acababa de meter la pata porque no podía decirle que me pasa lo mismo con Pacualita. Soy yo quien tiene que ir a la playa a llenar garrafas de agua de mar, trajinarlas hasta aquí. Comprar el pienso para la sirena, etc. etc. ¿y quién se lleva el reconocimiento? la abuela. Que lo único que hace es decirle cosas bonitas el rato que ésta en ésta casa y pare usted de contar. - Cosas mías, abuelito. ahora no me viene ninguna a la cabeza, jejejejeje...

- ¿Sabes a qué viene esa querencia de mi madre contigo? - ¿Conmigo? - Esa manía que le ha entrado de querer estar en tu casa, con lo pequeña que es, que cuando entras, miras y ya la has visto toda. No como la nuestra, con esas vistas a la bahía de Palma que valen un potosí. Y la anchura de los salones, las terrazas, las habitaciones en general. Si es que no hay color... y no te ofendas porque eres pobre y eso es lo que hay. Me da la impresión que a mi madre le está fallando la cabeza ¿no crees? - Si con ciento veinte años no le fallara nada sería digna de estudio ¿no te parece?

Sin embargo yo sé el porqué de su obsesión por venir a casa: ¡mi primer abuelito! Si es que parecen Romeo y Julieta cuando se miran. Y como se entere la abuela se armará un pitote digno de salir en los telediarios del mundo mundial: un fantasma, bastante joven, y una vieja dama mallorquina que hace unos años descubrió lo bonita que es la Liberación de la Mujer.

- Estas cosas no se las puedo decir a su hijo, Pascualita, porque tendría todos los números para que me pusieran la camisa de fuerza o me llevaran a Alcohólicos Anónimos. Y la abuela, que es más celosa que un Cruzado de la Edad Media que se iba a la guerra de los Treinta años con la llave del cinturón de castidad de su mujer, metida entre la armadura y la camiseta, vale más que siga en el limbo.

Pascualita me da la razón haciendo el gesto de OK con sus deditos palmeados. Desde lo alto de la lámpara del comedor, mi primer abuelito babea en mi sopa pensando en su amor. Dejo de lado la sopa y junto con la sirena, me tomo unos cuantos chinchones on the rock a la salud de la extraña pareja.

viernes, 5 de junio de 2020

84 días de Estdo de Alarma.

La abuela me llama cada dos por tres para decirme: - "¿Te he dicho alguna vez que eres tonta, boba de Coria?" - Hace diez minutos... - "Pues lo eres. Que lo sepassssss..." - Estoy por llamar a Bedulio y denunciarla porque ésto es un sinvivir.

Y lo peor es que Pascualita se da cuenta de todo y cuando suena el teléfono se pone a dar saltos mortales en el acuario, inundando el suelo del comedor de agua. Después, mientras la abuela repite su mantra, la sirena hace la señal de OK con sus deditos palmeados ¡Que jodío es éste bicho! La he amenazado con hacer con ella un escabeche pero sigue a lo suyo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - ¿Es verdad lo que me han dicho de ti? - Vaya usted a saber. - Pues si no lo sabes tú... - Es que si no me dice de que va la cosa... - Que haces viajes astrales. - ¿Eso qué es? - No te hagas la longui conmigo. Una vecina, que se pasa el día mirando tras la persianas, te ha visto subir al árbol de aquí abajo y desaparecer durante un tiempo.¿Qué tienes que decir a eso? - Pues que, si se descuida, esa mujer le va a quitar el título de Cotilla oficial del barrio.

- Déjate de tonterías y suelta la mosca. - Es verdad que me subo al árbol... - ¡Lo ves como tiene razón! - ¿Y dónde vas? - A ver los nidos,. - ¿Para qué?... ¡¡¡No me lo digas que lo sé!!! No haces ningún viaje astral, jodía. Tu vendes los huevecillos de los gorriones para que los sibaritas del barrio de tu abuela, se hagan delicatesen con ellos ¿A qué sí?

La sorpresa me dejó muda pero la Cotilla lo interpretó como le dio la gana. - Bien callado te lo tenías, boba de Coria. Los negocios entre familia se hablan y se comparten. - ¿Qué familia? - Tu yo, en éste caso. - Pero... - Vale que no somos de la misma sangre pero, no me negarás que para los negocios has mamado a mis pechos. - ¿Perdón...? (y puse cara de asco)

De repente, la Cotilla puso en marcha sus piernecillas centenarias y salió al balcón con un trotecillo cochinero difícil de seguir. Puso una silla contra la barandilla, se subió, avanzó un brazo hacia la rama más cercan y si no la llego a coger, aterriza en la acera dejando allí un revuelto de sus sesos para gloria y disfrute de los animalitos callejeros.

Llevo la cara, los brazos y el pecho, arañados porque la Cotilla tiene un genio cuando se trata de asuntos con dinero por en medio que me río yo de los mordiscos de la sirena. Por eso me he bebido media botella de chinchón y luego he corrido al ambulatorio a ponerme la vacuna contra la rabia.


jueves, 4 de junio de 2020

83 de Estado de Alarma.

Ayer, en el Congreso de los Diputados, reconvertido en éstos tiempos en gallinero vergonzoso mientras algun@s de sus "¿señorías?" gritan como verduleras (aunque éstas tienen gracia y los que cobran de todos nosotros, no), se aprobó un nuevo plazo de quince días, dicen que definitivo, que cualquiera sabe porque sigue habiendo descerebrados sueltos por ahí, al final de los cuales se levantará el Estado de Alarma.

Y ahora vamos a hablar de cosas serias.

Huyendo de la abuela, Pascualita y yo aparecimos en la cumbre de la montaña más famosa de Africa por salir en las películas de safaris: el Kilimanjaro. Pensé que allí encontraría tranquilidad pero, de eso nada, monada. Había una cola larguísima de guiris de todos los pelajes esperando para poner el pie sobre la cima.

Como yo no iba a lo mismo que los demás, dije: Perdón... dejen paso... -mientras avanzaba lentamente entre el gentío. De repente alguien tiró de mi: - ¡Hey! listilla, a la cola como los demás. - Solo voy a pensar... - Me parece muy bien pero, primero, coge número como todo el mundo.

Efectivamente. Donde comenzaba la cima, propiamente dicha, había un aparato como en las carnicerías. Arranqué un número. Iba por el quince y delante de mi había, por lo menos, doscientas personas. ¡No puedo esperar tanto! - Ajo y agua, señora (dijo una voz)

A punto estuve de sacar a Pascualita de  mi escote y tirársela a la cara al mastuerzo que había hablado pero como era de noche y solo había la luz de las linternas, no supe quién había sido. Hablé con la sirena. - ¿Nos vamos? - Nos fuímos

Aparecimos sobre las ramas del árbol de la calle cuando el rolls royce de los abuelitos aparcaba en la parada del bus. En vista de eso y para salvar el pellejo, salté sobre otra hojita volandera y abrí los ojos sobre la Roca de las Sirenas del País de Nunca Jamás.

Pascualita saltó de alegría y se tiró de cabeza al agua con todo el arte de las de su raza. ¡Ahora sí que la había perdido! A saber cuánta profundidad había en ese mar. Metí la cabeza bajo el agua y llamé a la sirena: - ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Pensé en la abuela . ¡Me matará! - Y en Pepe - ¡Convertirá mi cabeza en un llavero! - Y lloré como una Magdalena. Aquello eran cataratas de lágrimas cayendo sin cesar en el mar ¡De repente! Pascualita emergió de entre las aguas y nadó hacia mi. Tuve que ayudarla a subir a la roca. Estaba dando sus últimas boqueadas.

Ni siquiera tuvo fuerzas para lanzarme un mordisco cuando se dio cuenta de que el agua de mar, en la que había entrado al llegar, se había convertido en agua dulce gracias a las lágrimas que caían de mis ojos.

Subidas a la hojita volvimos a casa. Al acuario de agua salada en e lque la sirena se refugió

miércoles, 3 de junio de 2020

81 días de Estado de Alarma.

Cuando la abuela me llamó supe que era para echarme una bronca porque el teléfono sacaba humo. Tuve que ponerme el guante del horno para cogerlo. Y sobretodo, no pegármelo a la oreja porque se churruscaría. - Hola... - "¡¿No será verdad lo que me ha contado la Cotilla?!" - Esto..., no sé de que va la cosa... -

- "¡¿Has dicho que NO VAS A TENER A MI BISNIETO?!" - Bueno, hay que matizar las palabras que ha dicho la... - "¡Ni matizar ni leches! ¿Lo has dicho, sí o no?" - Sí, pero... - "¡O sea, que lo has dicho! ¡Andresito, llama al notario para que venga a cambiar el testamento! ¡A la nena, de Torre del Paseo Marítimo, nada de nada!"

- ¡Nooooooooooooo! Escúchame primero! - "¡Ya está todo dicho!" - No puedes condenarme sin escucharme... -"¡Sí que puedo!"

Andresito intercedió por mi. - Déjala que se defienda, mujer.

Con voz entrecortada por el miedo a perder mi herencia, le conté todo el episodio de las mantis religiosas. - Yo, ahora mismo, no estoy preparada para tener una sesión de canibalismo, abuela... Comprendelo.

Hubo un silencio sepulcral al otro lado del teléfono. Temí que se hubiese cortado la comunicación. Al cabo de un rato la abuela lanzó unos cuantos suspiros. Luego, habló: - "¿Me estás hablando en serio, boba de Coria?" - Pues sí... - "¿Le has dado ya unos tientos a la botella de chinchón, verdad?" - No... - "Las pocas veces que te has acostado con alguien ¿qué habéis hecho?" - ¿Con Pascualita? - "¡No, animal de bellota! Con un hombre, un chico..." - Huy, no te lo puedo contar. Me da vergüenza jijijijijiji - "Al final, ¿te los has comido?" - ¡Claro que no! Era solo para entretenernos un rato pero nunca para traer un bisnieto al mundo. - "¿Y que más da ocho que ochenta?" - Que no es lo mismo. Las mantis se comían porque se había apareado.

- ¡¡¡Geoooooorge, arranca el rolls royce y vámonos al sitio más alejado de la isla o la mato!!!

Por si acaso cambiaba de opinión y venía a casa, Pascualita y yo nos subimos a una de las hojitas del árbol de la calle, que el viento hacía revolotear y aparecimos en lo alto del Kilimanjaro.

martes, 2 de junio de 2020

80 días de Estado de Alarma.

- Pascualita, hoy hace ochenta días que en España se declaró el Estado de Alarma por la pandemia del Coronavirus... Si me llegan a decir que duraría tanto nos hubiésemos ido a dar la vuelta al Mundo en ¡ochenta días!

- Pero como nadie dijo nada, salvo que no saliéramos de casa, aquí estamos. Haciendo todo lo que  manda Sanidad. Claro que así, enclaustrada, ¿cómo voy a encontrar un candidato para ser el padre del bisnieto de la abuela? Es muy difícil. Y encima, está prohibido tocarse.

- Yo tengo una cierta noción de cómo se hacen lo niños. La teoría sobre todo. De la práctica no tengo ni idea. Además cada una cuenta lo que quiere sobre el tema. Pero tengo oído que es conveniente estar cerquita una de otro. Lo que no sé, porque no se lo he oído decir al doctor Simón, es si hay que ponerse mascarilla o no.

- Tu debes saber algo de ésto, Pascualita, porque tienes más años que la tos. Y algo habrás aprendido en todos estos milenios en que has estado zascandileando por esos mares de Dios. Si me pudieras dar una idea clara de ello... pero como no me entiendes, me voy a quedar igual.

Y así fue hasta que, estando sentadas en el balcón, la sirena se agitó, nerviosa, señalando al árbol de la calle. Se puso recta sobre su hermosa y potente cola mientras estiraba uno de sus dedos palmeados. - ¿Qué pasa? - Ella me miraba, después al árbol, otra vez a mi. - ¿Quiéres que mire al árbol? - Pero por más que miré no vi nada extraordinario salvo... una pareja de mantis religiosas pegadas una a la otra. .

- ¿Esto es lo que me mostrabas? - Pascualita esbozó una sonrisa, que más parecía un pecado de lo fea que se puso. - ¡Ostras! ¿Esto es lo que creo que es?... ¿Están haciendo mantis pequeñitas? - Pascualita aplaudió. - ¿Así se hacen? Vaya, pensé que se hacían en la cama .

Y de repente, la mantis grande se comió a la pequeña. - ¡Aaaaaaaaah! ¡¿Me tengo que comer al candidato?! ¡que difícil me lo estás poniendo, Pascualita! - Fue, en ese momento, cuando un gorrión espabilado, se merendó a la mantis grande. - Pascualita volvió a aplaudir. - Pero... ¡Claro, como en el mar, el pez grande se come al chico! Que lista eres.... ¿Sabes que te digo? que la abuela va seguir sin bisnieto durante bastante tiempo.





lunes, 1 de junio de 2020

79 días en Estado de Alarma.

He resuelto el problema de Pepe colocándolo en la cocina, sobre la repisa donde ha estado siempre pero mirando a la cocina de guisar. O sea, lo he puesto de controlador de comidas. Si ve, con su ojo-catalejo, que se va a quemar lo que esté en el fuego le he dicho que me avise haciendo OOOOOOOO.

Creo que lo ha entendido y ya puedo ir tranquila a ver el programa de la Esteban sin que se me queme la comida, ni la casa, porque Pepe lo tendrá todo controlado. Huy, que peso me he quitado de encima, en primer lugar porque desde donde está no asusta a nadie y en segunda, porque si me duermo viendo la tele no tendré que prepcuparme porque la cabeza jivarizada me avisará.

A la Cotilla no termina de gustarle como ha quedado Pepe después de la metamorfosis. - Me da la impresión que va a echarme mal de ojo. Y no me gusta que me siga con la vista allí donde voy ¡Yo soy la Cotilla oficial y no va a venir un llavero mirón a quitarme el sitio!

Andresito me ha dicho que no volverá por mi casa mientras "eso" esté aquí. - Pero abuelito, si no hace nada. Ni siquiera muerde... ¡He dicho que no y es que no! - Vale, pero no me quites del testamento. - ¡Me lo pensaré!.

Pobrecito Pepe. Da penita verle, siempre manos arriba. Con sus enormes pies y manos y ese OOOOOOOO tan ¿gracioso?... No creo que esa sea la palabra ..., ¿tierno? tal vez. ¿Lúgubre?... hum, puede que haya dado con la definición. Lúgubre como el canto de una lechuza en una noche de tormenta asomada al campanario de una vieja iglesia junto a un cementerio. ¡Justo, eso es!

Tengo que hacer algo para que sea más atractivo, aunque será difícil.

He tenido que ir hasta la tienda de los chinos del señor Li a comprar pestañas postizas con purpurina verde. Pepe está mucho mejor así. He potenciado sus nuevos ojos y parece que le gusta. Parpadea con mucho erotismo y se lo he festejado aplaudiéndolo. Inmediatamente he recibido un buchito de agua venenosa en la cara. Pascualita es doña Celos y no me ha quedado otra que ponerle pestañas a sus ojos de pez. Y está felíz y yo... sin parar de recoger agua del suelo porque, cuando parpadea (¡y no para de hacerlo!) tira agua por todo.