martes, 31 de mayo de 2022

La flor.

La única maceta de mi balcón, dejada de mi mano, ha sacado una flor. Una policromada flor que ha captado mi atención por su espectacular colorido. - ¿De dónde sales tú? (le pregunté, asombrada) - Soy fruto de la Madre Naturaleza porque si tengo que serlo tuyo, a éstas horas estaría como el bisnieto de tu abuela ¡en el Limbo!

No pude rebatir a la airada flor pero si tuve ganas de arrancarla de cuajo para darle un escarmiento a la redicha esa. Me paró la voz del árbol de la calle: - ¡No lo hagas! (¿o me ha leído el pensamiento o es un espía del CESID?)

El fru frú de la seda movida por el viento del Más Allá me anunció la llegada de mi primer abuelito. - ¡Vaya, veo que tengo competencia! (¿había un deje de envidia en su voz?)

El sudario,color aguamarina, le sentaba como un guante y no pude por menos que piropearle: - ¡Estás arrebatador, antepasado mío! - Sonrió aunque le costó un poco, luego se esfumó.

 En ese momento llegaron la abuela y la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! (se anunció la vecina mientras la abuela caminó hasta la cocina a dejar una bandeja de ensaimadas - "Para comerlas con un helado de chocolate ésta tarde" - ¡Buena idea!

- ¿De quién es esa flor del balcón? (preguntó la Cotilla) - Mía. - Me la llevaré al trapicheo a venderla y las ganancias a medias. - ¡Ni hablar! - Si en dos días estará muerta. - ¡Que no! - Hay que sacarle provecho antes de que se mustie. - ¡He dicho que NO!

La abuela llevó a Pascualita, camuflada en el feísimo broche de siempre, a ver la flor. - "Es preciosa!" (le oi decir) "¡Divina!" "No he visto nada igual. Mira, Pascualita" - Se agachò para que pudiera verla bien y yo pensé que no era buena idea porque no hay bicho en el mundo más celoso que la media sardina. Y como tal, actuó. En un segundo se la zampó.

lunes, 30 de mayo de 2022

No quieren la exclusiva.

Desde mi fallido secuestro, en mi casa se respira cachondeíto. Otro gallo hubiese cantado de haber salido en la tele contando mis horas de angustia pero, aunque he llamado a IB3 TV, nadie me ha hecho caso ni movido un dedo para pagarme la exclusiva. 

Que gente los periodistas, para una noticia de calado que no tenga nada que ver con el Turismo, la dejan escapar. Ay, si yo viviera en Estados Unidos otro gallo me cantaría.

El caso es que esta mañana, yendo al trabajo, me he cruzado con algunos compañeros de Bedulio que me han saludado mientras contenían las ganas de reírse, cosa que han hecho en cuanto han dado la vuelta a la esquina y las carcajadas rebotaban de pared en pared multiplicando los decibelios.

El señor Li ha venido a verme y hacerme unas fotos: - Que amable es usted. Es el único que se interesa por lo que me pasó. - ¡Oh, glacias! Mi leil mucho cuando sabel que pasal y mandal noticia a peliódico más glande de China y así millones de chinos leilán mucho.

De pronto no supe si alegrarme o enfadarme con el señor Li.

Geoooorge aparcó el rolls royce en la parada del bus y la gente se arremolinó a su alrededor para que les contara, de primera mano, la historia de mi secuestro. El inglés era felíz poniendo más intensidad al relato. Unas carcajadas y un fuerte aplauso me indicaron que la narracion había terminado. Esta vez sí que me enfadé y le grité: ¡¡¡GEOOOOOORGEBREXIT, TONTOOOOO!!!

Los que mejor lo pasaban eran Pascualita y mi primer abuelito. Tenían el piso tan inundado de lágrimas que la cristalera tuvo que desaguar abriéndose de par en par para dejar caer una cascada espectacular. - ¡Que bueno, nena! jajajajajajaja ¿Oyes esas risotadas? ¡¡¡Es San Pedro!!!

domingo, 29 de mayo de 2022

¡Secuestrada!

 - ¡Ay, ay, ay, ay, aaaaayyyyyyyyyyyyy Me han secuestradooooooo y estoy en un lugar oscuro como boca de lobo! ¿Me darán de comer? ¡Tienen que darme de comer o me quedaré sin uñas! Empiezo a estar ronca de tanto gritar ¡¡¡SOCORROOOO!!!... Esto debe ser cosa de la Cotilla. Lo mismo piensa hacer un trueque conmigo en su sesiones de trapicheos. ¿Con qué me cambiará? Espero que con algo que valga la pena... ¡Aaaayyyy, que cruz tengo con esta mujer!

- He perdido la noción del tiempo que llevo aquí ¿un día..., una semana..., un trimestre...? Me pregunto que gana la Cotilla con éste secuestro si, en cuanto me lleve al mercado de esclavos gritaré, gritaré y la casita destrozaré... Vaya, hombre, esto es de un cuento. Si es que ya no sé lo que me digo... Que pena que me haya secuestrado la Cotilla en lugar de un morenazo de ojos negros, profundos y aterciopelados porque podría camelármelo y aprovechar para tener al dichoso bisnieto. Por lo menos la abuela estaría contenta y no peligraría mi herencia: la Torre del Paseo Marítimo.

- Tengo hambre... ¡¡¡COTILLAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

- Me ha sabido a poco el sueñecito que me he echado. Hay que ver lo que hace la fuerza de la costumbre que, incluso en momentos desesperados como los que estoy sufriendo, no he perdonado la siesta... 

Unos fuertes golpes a la puerta me pusieron los pelos de punta: - ¡Oh, no, van a venderme! - ¡¡¡Abre la puerta, boba de Coria!!!  - ¿Bedulio? ¡Has venido a rescatarme! - "¡Nena, deja de hacer tonterìas y abre de una vez!" - ¡Abuelaaaa, me ha secuestradoooooooooo! - "¡Quita el cerrojo de la puerta, jodía!"

Más tarde, mientras mi primer abuelito se partía de risa dando volteretas a ras del techo, yo intentaba dar una explicación coherente: - La película era de vam-vampiros... pasé mucho miedo y-y ... temí que vinie-viniera a mi cuar-cuarto a morderme... - ¿Y echaste el pestillo? - Pues... - "¡No eres más tonta porque no te entrenas, nena!"


viernes, 27 de mayo de 2022

Asunto arreglado.

Esta mañana, bien tempranito, he llamado a la abuela y se ha puesto el cancerbero inglés. - ¿Yes? - Dile a mi abuela que se ponga, plis. - Madame decir no... - ¡Como se muera su amiga y, por tu culpa, no pueda despedirse de ella, te capa en vivo, Geoooorge! - ¿Capa of toreador? -  ¡Te dejará sin criadillas! - En casa no haber litle criadas, boba of Coria...

Saqué mi vena poética para decirle a ese ceporro: - Imagínate el Puente de Londres en Navidad, inglés... - Yes - Adornado con dos enormes y billantes bolas de colores colgando sobre el Támesis... Yes... - De repente ¡¡¡ ZAS !!! una espada afilada ¡¡¡LAS CORTA DE RAIZ!!! ¡¡¡SIN ANESTESIA!!! ¿Me comprendes? - ¿... Hum...? - ¿Qué haría el puente? ¡¡¡ ENCOGERSE Y CANTAR, CON VOZ DE PITO, EL DIOS SALVE A LA REINA!!!

Una vocecita trémula, con acento inglés, dijo: - Mi... com-comprender... - Y se puso mi abuela al teléfono: - "¿Qué le has dicho a Geoooorge, nena?" - Solo le he dado los buenos días.

Después le conté que la tempestad de la otra noche había roto la cristalera y la pobre Pascualita había pasado tanto frío que había cogido una neumonía de caballo. - ¡Y no tengo dinero para comprar un cristal nuevo! No te lo pido para mi sino para la pobre sirena de los Siete Mares.

Media hora después, ambas partes de la cristalera presumían de cristal nuevo. 

jueves, 26 de mayo de 2022

¿Quién pagará los cristales rotos?

He tenido que cantarle las cuarenta al árbol de la calle. - ¡Ya sabes lo que te toca, listo!¡PAGAR UNA CRISTALERA NUEVA! - ¿Tienes sillas en tu casa? ¿sí? pues coge una y espera sentada, boba de Coria.

Se me ha puesto chulito y yo no me he quedado atrás. Pronto se han formado dos bandos cuando los gorriones y las hojitas entraron en conflicto: ellos a mi favor porque les doy miguitas de pan casi todos los días. La hojitas, a favor del árbol que, al fin y al cabo, es su padre. 

Rápidamente sonaron más voces: los cristales esparcidos por el suelo que pertenecían al interior de la cristalera, estaban conmigo. Los exteriores, con el árbol.

Pepe el jibarizado, siendo una cabeza vacía, no se enteraba muy bien de qué iba la cosa y a ratos estaba a mi favor y a ratos no. En cualquier caso lanzaba OOOOOOOOOOOOO a diestro y siniestro.

Los comensales de la Santa Cena se dividieron: seis a favor del árbol y los otros seis a favor mío. La única que no tomó partido fue Pascualita que harta de oírnos, saltó a la rama más próxima al balcón y clavó sus dientes de tiburón. El veneno de su saliva es tan efectivo que, poco después, el árbol tenía una rama de un tamaño tan colosal que se doblaba bajo su peso.

La sirena se giró hacia mi escupiéndome a la cara aunque, con un rápido quiebro de cintura, me salvé por los pelos. Sin embargo el veneno fue a parar a una de las bolas de polvo que , mientras lloraba como una Magdalena, crecía, crecía y crecía hasta salir rodando al balcón y de allí a la calle donde siguió creciendo y persiguiendo a los coches para aplastarlos con su enorme peso.

Y, a todo esto, seguimos sin cristalera.

miércoles, 25 de mayo de 2022

Y ahora ¿quién la paga?

Menuda la que han liado las dos caras de la cristalera del balcón. Esta noche ha caído la del pulpo y en cuanto la tormenta ha arreciado, la parte interior de la cristalera se ha cerrado a cal y canto dejando a su parte exterior expuesta al agua, el viento, el granizo, los azotes de las ramas del árbol y la cantidad de hojitas desprendidas que han acabado pegándose al cristal- ¡¡¡ABRE, JODIA, QUE ME ESTOY QUEDANDO PAJARITO!!!

La parte interior no ha movido ni un dedo. Es más, ha abierto la boca en un bostezo aburrido y ha pasado de todo. 

Cuanto más violenta era la tempestad, más se enfadaba la parte exterior pero, que si quiéres arroz, Catalina. Ante tamaña desfachatez los habitantes de la casa y yo misma hemos tomado partido por la parte exterior hasta que la interior, muy cuca ella, ha dicho: - Si abro entrará la tormenta en casa. ¿Es lo que queréis? ¿Pasar frío? ¿Que se vuele todo? ¿Qué encontremos hojitas del árbol de la calle pegadas, por ejemplo, en el cuadro de la Santa Cena? ¿Que Pepe el jibarizado salga volando para ir a estrellarse contra el campanario de la Catedral? ¿Que Pascualita aparezca espachurrada en una de las montañas de la Sierra de Tramuntana?... 

Un ruido que fue tomando cuerpo convirtiéndose, luego, en  un clamor, recorrió la casa entera que, por cierto, se sumó también al -  ¡NO SE ABRE! ¡NO SE ABRE! - que acabamos gritando todos. 

La parte exterior lloraba, suplicaba, insultaba... pero no conseguía nada. - ¡¡¡Tengo frío, me mojooooo! - Entonamos entonces un nuevo eslogan: - ¡AJO Y AGUA! ¡AJO Y AGUA! - mientras veíamos llover tras los cristales tan ricamente ...

De repente: - ¡¡¡PATAPÚM!!! - la cristalera saltó por los aires llenando el comedor de cristales.

Nadie sabía qué había pasado salvo mi primer abuelito que, cubierto con un sudario art decó simulando un impermeable de marinero antiguo, vio como el árbol de la calle, enfadadísimo, arremetió con sus ramas contra la cristalera gritando: - ¡Ya está bien de meteros con mis hojitas, jodíos!

martes, 24 de mayo de 2022

La vida sigue ...

Viendo que pasaban los días y Bedulio no aparecía por el barrio, llamé a su Jefe. Costó mucho que se pusiera al teléfono. Solo lo hizo cuando, harta de esperar, usé el móvil para decirle que, en vista del mucho trabajo que tenía, mejor me pasaba yo por el cuartel y hablábamos cara a cara.

- ¡Nooooo! Ahora mismo no tengo nada que hacer... - Entonces dígame ¿cómo está Bedulio? - En el Manicomio... - ¿Y eso? ¿Ha sido a causa del estrés en el trabajo? No le apriete usted tanto, hombre, que la época de la esclavitud ya pasó. - No, si al final va a ser culpa mía (rezongó, quizás pensando que yo no podía oírle) - ¡No irá a decir que la tengo yo ! ¡Vaya cara! Otra cosa ¿se puede visitar al enfermito? - ¡Mejor, no!

Al final colgué porque el Jefe se enrocó en el NO a todo. ¡Ni que Bedulio fuera su amorcito! 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Sabes algo de Bedulio? hace tiempo que no lo veo. - Por lo visto los nervios le han jugado una mala pasada. - ¡Ah! pues precisamente llevo la solución para ésto. - ¿Ah, sí? ¿Y qué es? - ¡Tila! Tengo montones de sobrecitos de tila para trapichear con ellos ésta noche. - ¿No me dirá que se los ha encontrado, por casualidad, cerca de una herboristería, Cotilla? - Hay veces que me asombras ¿Eres clarividente, nena? - ¿O los ha comprado con lo que ha sacado de "limpiar" los cepillos de las iglesias? - Ves, ahora sí eres tú, boba de Coria. ¿Dónde estaría la ganancia  entonces, alma de cántaro?

 

lunes, 23 de mayo de 2022

PLAN DE CHOQUE.

 El jefe de los Municipales me ha llamado para decirme que Bedulio está de baja por una fuerte crisis nerviosa. Es que se toma las cosas muy a pecho (le he dicho) - Lo raro es que le ocurre cuando está cerca de usted. ¿Qué le hace? - ¡Nada! ¿es raro, verdad? - ¿El qué? ¿Qué usted no le haga nada? Pues... sí. - ¿Entonces cree que debería hacerle algo? - Me pone en un aprieto, señora... - Señorita, por favor, o a éste paso no tendré el bisnieto. 

Estuvimos hablando un buen ratito. El hombre parecía estar muy a gusto. - ¿Sabe que es usted encantadora? Ahora entiendo menos a Bedulio. - Es que... no se lleva muy bien con mi primer abuelito y eso que tiene muy buen carácter. Creo que le corroe la envidia porque, aunque ya roza los cien años, tiene el cuerpo de cuarenta. Si viese cómo le cae la ropa que le hacen los grandes modistos. - ¡Vaya! No me ha hablado nunca de él... Pues sí, será la envidia ¡Vaya con Bedulio!

Antes de colgar el teléfono concebimos un plan de choque para aliviarle esos nervios.

Al día siguiente recibí una llamada del Jefe: - En pocos minutos llegará Bedulio a su casa - ¡Perfecto! (contesté) 

Llamó al interfono: - ¡Sube! - ¡Ni hablar! Baja tu. - Pero... - ¡Ni pero, ni pera! O bajas, o me voy. 

No me quedó más remedio que hacerle caso. Pero no fui sola. Mi primer abuelito, con un sudario de terciopelo rojo pasión que arrastraba tres metros de cola, pasó volando sobre Bedulio que sintió un escalofrío cuando la tela se entretuvo en acariciarle la cara a fondo. - ¡¿Qué... es esto...?! - ¿Ya empezamos? - ¡Algo me ha rozado! - Si, el sudario de mi primer abuelito. Al no querer subir a casa, hemos bajado todos para que veas que somos inofensivos... ¿Qué te pasa? ... ¡Llamen a una ambulancia! ¡¡¡RÁPIDOOOOOOO!!!

 

domingo, 22 de mayo de 2022

Conversaciones de besugos.

Llamaron a la puerta. En el rellano estaba Badulio con un montón de ramas pequeñas del árbol de la calle, en las manos. - ¿Este ramo es para mi? (pregunté mientras se me alegraban las pajarillas) - Sí. Y la multa por tirar basura a la calle, también.

Así ha empezado la mañana en casa, con una discusión. - ¡No he tirado nada! Es cosa del árbol. - ¿Estás dándole la culpa a un tronco con hojas, de ensuciar la acera? - Seguramente... eso es lo que... quiero decir... Es que hablas tan rápido que tengo que repensar lo que has dicho. - Lo que pasa es que no eres capaz de reconocer tus faltas. - De momento no he tenido ninguna así que no hay bisnieto a la vista.

Los ojos del Municipal empezaron un extraño baile dentro de sus cuencas. - ¿ De qué ... hablamos si puede saberse? - De cosas de mujeres. - ¡¿Por qué?! (la voz le salió chillona) - Porque me has preguntado por mis faltas, a las que no reconozco porque soy como un reloj suizo. La regla me viene cuando toca y... - ¿Cómo hemos pasado de hablar de ramas que ensucian la acera a las faltas de tu... eso? - A las NO FALTAS, querrás decir ¡Si es que me lías!

- ¿YOOOO?  (un lagrimòn como un puño resbaló por su mejilla) ¡Ahora mismo voy a pedir la baja por enfermedad mental! - Al dar media vuelta se le cayeron las ramas al suelo y bajó las escaleras de cuatro en cuatro. No tuve más remedio que salir al balcón a contar a los cuatro vientos que quisieron escucharme, que el Municipal había despreciado un regalo del árbol de la calle.

El árbol se encampanó ante tamaña afrenta y dijo: - ¡¿No quieres arroz?! pues ¡¡¡TOMA, TRES PLATOS!!! -  Y sobre Bedulio cayó una cascada de ramas y hojitas hasta conseguir una pirámide vegetal, sobre la acera, con "momia" y todo.

sábado, 21 de mayo de 2022

La risa.

Mi casa no supo lo que era reírse hasta que lo hizo el otro día, cuando la Cotilla me gastó una "simpática" broma a cuenta del tiempo que hacía.

Dicen que el reír y el rascar, todo es empezar. Pues es lo que le ha pasado a mi casa: le gustó reir y no para. Por cualquier cosa suelta la carcajada y he terminado por decirle que lo poco gusta y lo mucho cansa pero contestó que lleva muchos años de abstinencia y quería recuperar el tiempo perdido...

El caso es que todos cooperamos para ayudarla, empezando por Pascualita que ahora se pasa media vida en el suelo, arrastrándose sobre las baldosas lo que proporciona a la Casa un cosquilleo de lo más divertido. 

También las bolas de polvo, yendo de aquí para allá, hacen que estallen las carcajadas ¡que, encima, son de lo más contagiosas y acabamos todos llorando de risa! Pepe el jibarizado, por ejemplo, desde que tomó conciencia de su tétrico pasado en las selvas de Nueva Guinea Papúa a manos de los caníbales, olvidó la risa y ahora la ha recobrado. No se le oye porque no tiene cuerdas vocales ni cuello donde colgarlas, pero llora por el ojo-catalejo porque sabe que cuando suelta su OOOOOOOOOO la Casa se parte de risa.

Yo estoy encantada aunque me molesta un poco cuando la Casa se dobla, a veces a la derecha, otras a la izquierda e, incluso, al centro y los muebles, aprovechando el movimiento, se bailan unas rumbas, porque los vecinos, que son unos pejigueros, aporrean la puerta quejándose de que me pase el día trajinando muebles, sobre todo cuando la Casa ríe por la noche.

viernes, 20 de mayo de 2022

Mi gozo en un pozo.

He tenido un pálpito de que éste va  ser el año que encontraré novio y haremos un bisnieto para mi abuela y ¡por fin me dejará en paz!... ¿No me crees, Pascualita? 

La sirena, entronizada sobre el frutero de la cocina, pasa de mi, de mis ansias, anhelos, ilusiones... Menos mal que está mi primer abuelito para apoyarme en todo. Flota sobre el vapor de la olla exprés que lleva media hora pitando. - ¿Qué haces ahí? - Tomando una sauna como me propuso un tipo finlandés que lleva más tiempo que yo en el Más Allá. - ¿Qué te parece la experiencia? - Bueno, nunca pensé que una sauna oliera a cocido...

Cambié de conversación: - ¿No podrías ayudarme a encontrar un padre para vuestro bisnieto, abuelito? . ¡Alto ahí! Soy demasiado joven para ser bisabuelo ¡No tengo ni cuarenta años! - ¿Entonces...? - ¡Que no, nena. Eso son palabras mayores!

Llamaron a la puerta. Al abrirla estuve a punto de desmayarme. El hombre más guapo que había visto en mi vida estaba ante mi, con una sonrisa irresistible y un ramo de rosas rojas en la mano. - ¡Ay, gracias, abuelito! (grité entusiasmada) - Y acto seguido volví a gritar: ¡¡¡PASCUALITA, NO!!!

Pascualita, metida en mi escote, salió como una flecha hacia el ramo de flores y, en un visto y no visto, acabó con ellas para seguir con la cabeza del pobre chico a quien dejó mondo y lirondo en un plis plás, entre gritos de auxilio y dolor. - ¡¡¡BASTA, BASTAAAAA!!!

Tuve el tiempo justo de arrancar a la sirena del cuero cabelludo del Adonis cuando recibí un pescozón que me hizo dar palmas con las orejas - ¡¡¡QUE LE HAS HECHO A MI NOVIO, BOBA DE CORIAAAAAAA!!! 

Cerré la puerta tras de mi y corrí a la cocina donde el abuelito seguía a su bola. - ¡¡¡LLÉVATE A ÉSTA MONSTRUA!!! (le dije) - No puedo, nena. Es más antigua que San Pedro y no le gustaría sentirse relegado. La veteranía es un grado y en el Más Allá sería la Jefa... Por cierto. A ese tipo no lo he mandado yo. Será un despistado.


 

jueves, 19 de mayo de 2022

¡Ay, que risa, María Luisa!

Hoy me he asomado varias veces al balcón, con el paraguas abierto por si las moscas pero, hoy,  el buen tiempo era real y he pensado que no estaría mal ir a la playa. Lo mal ha sido que, cada vez que me ven los personajes de mi casa, se parten de risa a cuenta de la "bromita" de la Cotilla.

Toda la casa ríe. Tanto, que se dobla sobre sí misma de tanto reír. Las paredes crujen y, entre hipos y carcajadas, gritan: - ¡¡¡AAAYYY, QUE ME MEOOOOO!!! Poco después, la cristalera del balcón no ha tenido más remedio que abrirse de par en para que salgan, cuál catarata del Niágara, los líquidos de todo bicho viviente.

Hasta el ojo-catalejo suelta lagrimones como puños, cosa que no ocurría desde que desde que su dueño fue decapitado, comido y su cabeza encogida. O sea, la tira de años.

Los comensales de la Santa Cena, sentados en dos bancos, parecían formar una especie baile tribal al mover, todos a la vez y al compás, los hombros en una risa silenciosa pero no por ello menos lacrimógena.

El árbol de la calle dejó de estremecerse de risa cuando sus raíces le dieron la voz de alarma: - ¡Que pare la catarata! ¡Nos ahogamoooooos!

Al asomarme al balcón me fije que, en la acera de enfrente, la televisión local grababa el hermoso salto de abundante caudal de agua (eso creían ellos) para sus noticias de mediodía.

Desde la calle la Cotilla gritó: - ¡Cierra el grifo, nena, que parece que pagues tu la factura del agua! - ¡Es que la pago yo, "graciosa"!

miércoles, 18 de mayo de 2022

La broma.

A través de los cristales del ventanal del balcón vi un día luminoso y me entraron unas ganas irresistibles de ir a la playa. Me acerqué al frutero de la cocina para ponerle los dientes largos a Pascualita que se había colocado allí, supongo que para entablar conversaciones mudas con Pepe el jibarizado.

A veces me sorprende que me sorprenda que la medio sardina me entienda. Y vaya si me entendió porque, sin perder tiempo me lanzó un buchito de agua envenenada a la cara que no me dio porque hice un quiebro torero con la cintura.

Fui en busca de mi bolsa de playa en la que guardo mi bañador, año tras año, pero no la encontré y se me quedó cara de boba porque, si no estaba donde la dejo... ¿dónde está?

Estuve abriendo y cerrando cajones, armarios, maletas... y nada. La dichosa bolsa no apareció. Al final llamé a la abuela: - ¿Por casualidad, te has llevado mi bolsa de playa? - "No. Por casualidad, no. Lo hice adrede porque quiero ser la primera en llevar a Pascualita a la playa"

Y me colgó el teléfono. 

Al principio grité, insulté hasta al lucero del alba. Los vecinos aporrearon mi puerta porque no podían oír la tele... Poco a poco me fui calmando y decidí que no iba a quedarme en casa haciendo un día tan bueno por el simple motivo de no tener la bolsa de la playa. 

Me puse un bañador de diez años atrás, algo descolorido y deshilachado, cogí una toalla y corrí escaleras abajo para coger el autobús. Justo al llegar al portal de la finca sonó un trueno que por poco la tira abajo. Llovía a cántaros, hacía viento, el agua inundaba las aceras y los nubarrones negros no invitaban a salir a la calle.

Alicaída, subí a casa maldiciendo a la abuela que me había echo perder tanto tiempo. Al entrar en casa oí una risita - ¡Jodía sirena! (dije para mi) Llegué al comedor y a través de la cristalera ¡el sol brillaba como si fuera el Caribe!

Aturdida, entré en la salita a por unos chinchones. La Cotilla, sentada en MI SOFÁ, lloraba de risa. Solo entonces comprendí que lo que había visto a través de la cristalera del balcón ¡era el Caribe! Un cartel de una agencia de viajes que debió "encontrar" la vecina. - ¿Y esa cara? jajajajajaja ¡¿No te ha gustado mi broma?! - Un día terminaremos mal...

martes, 17 de mayo de 2022

Por bocazas.

La Cotilla no cabe en sí de alegría y va contando a todo aquel que quiera oírlo, su triunfo sobre el señor Li. Incluso ésta mañana se ha subido al púlpito de la Catedral y ha soltado su soflama, claro que después a tenido que correr porque la han echando a escobazos. 

A los de casa nos tiene mareada. El árbol de la calle, para no oírla, se aísla detrás de sus hojitas que forman un muro antiruídos por donde, a duras penas, se oye la retahíla de  la Cotilla. 

Los comensales de la Santa Cena aparecen, todos, dando la espalda al comedor. Pascualita está desaparecida aunque intuyo que no se encuentra muy lejos. Pepe el jibarizado no dice ni pío para ver si la Cotilla se olvida de él y no le da la vara. No hay ni una bola de polvo en casa. Cuando se lo he contado a la abuela no se lo podía creer. - "¡Muy bien, nena! Estás dando los pasos correctos para ser una buena esposa..." - . No he tenido más remedio que preguntarle si le había dado un tiento al chinchón y me ha dicho que si pero no uno, sino varios, que para eso es una mujer moderna. ¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino, me pregunto yo?

De pronto, el parloteo de la Cotilla se convirtió en gritos agónicos mientras corría, desesperada por toda la casa: - ¡¡¡MIS CALCETINES!!! ¡¡¡¿DÓNDE ESTÁN MIS CALCETINES?!!!

Tan bocazas ha sido con lo de su posesión calcetinil que la noticia ha llegado a oídos de Pompilio el cuál, eufórico por poder volver a su oficio de roba-calcetin, se ha apoderado de uno de cada par y ha regalado, a los que ya considera su familia, los calcetines desparejados. ¡Hasta los apóstoles llevan uno! Y Pascualita ahora presume de su colorida "funda" para su hermosa cola de sardina.

lunes, 16 de mayo de 2022

La Cid Campeadora.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Hoy es mi día de la suerte. Mira lo que he encontrado en la calle: una caja llena de calcetines sin estrenar ¡y de colorines! - Cotilla ¿no le da vergüenza, con la edad que tiene, ir por ahí robando todo lo que se le pone a tiro? - ¡Hey! ya estás retirando esa fea palabra. - ¿Cuál? ¿Edad? - No te hagas la lista que sabes de que te hablo. Al final tendré que lavarte la boca con salfumán como vuelvas a llamarme ladrona. ¡Me has ofendido! - No puede ofenderse si le digo la verdad ¿Dónde estaba la caja de los calcetines? - En la calle. En medio de la acera...  Abandonada. Si eso es robar, que venga Dios y lo vea

- ¿Llamo al señor Li para preguntarle si le falta mercancía? - ¿Para qué vas a molestarlo...?  - ¡Lo ve! Se los ha llevado por la patilla y delante de la Mafia China. Tiene usted más valor que un torero. - Pero si la caja estaba a dos metros de la tienda de los chinos ¿Cómo va a ser de ellos?

Sonó el teléfono. Era el señor Li preguntando por la Cotilla. - Ahora se pone (dije) - La vecina perdió el color de las mejillas y ganó un tembleque en las manos. Estuvo escuchado atentamente y en posición de firmes, lo que decía el señor Li. Al final soltó un ¡¡¡YUJUUU!!! que me desconcertó.

Sentadas en la salita, con una jarra de chinchón on the rocks  a mano, la Cotilla brindó por la batalla ganada: - Dice el señor Li que todos los meses, el día 15, dejará algo para que me lo lleve a casa como si estuviese perdido. Pero SOLO me llevaré eso. Nada más. ¿Te das cuenta, boba de Coria?¡Soy la CID CAMPEADORA de la Era moderna!

domingo, 15 de mayo de 2022

Pompilio.

Pompilio deambula por casa como pollo sin cabeza en busca de calcetines que llevarse a su escondite. Y llora y se lamenta al no encontrar ninguno: - ¡Que desgracia la mía! ¡He ido a parar al sitio más pobre de España y puede que del extranjero! ¡Esta gente no tiene euros para compar calcetines! ¡Van con los pinreles al aire para vergüenza de la Humanidad!

Es cierto, gracias al buen tiempo, llevo los pies al aire y bien que me lo agradecen. - ¡Ya era hora, nena! A ver si la próxima temporada te lavas los pies más a menudo porque llega a cansar oler siempre a queso. - Ahora resulta que tengo unos pies tiquismiquis. Nunca esperé esto de vosotros.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Con quién hablas, nena? - Con mis pies. - Ay, Dios mío. Tan joven y tan echada a perder. Ya le dije a tu abuela que le convenía más que yo me inseminara si quería conocer a su bisnieto antes de partir para el Más Allá. - ¡Traidora, Cotilla! Solo yo puedo darle un bisnieto que para eso soy su nieta. - ¿Para "eso"? ¡Y para cuándo será "eso"? ¿Para la siega del tocino?

No quise escucharla más y traté con ella el tema de los calcetines: ¿Por qué quiéres que me ponga calcetines si voy más fresquita así, boba de Coria? - Para que Pompilio le quite alguno ... - ¿Quién es Pompilio?... (de repente abrió la boca como si fuese a cantar ópera, pero no, lo que hizo fue decir): ¿Te has buscado un novio ladrón? - Con ese nombre solo puede ser un encantador caballero inglés... - Me suena a romano de película. - Pues... sí. Un César, por lo menos.

Quedamos en que se lo presentaría algún día. - Antes de que acabe conociéndote y se de el piro. - Preferí no contestar a eso pero le dejé un recado: - Deje, de vez en cuando, unos calcetines bajo la cama. Pompilio siente pasión por ellos. - Rarito si que es tu novio... A ver si al final seréis tal para cual.

sábado, 14 de mayo de 2022

Justa venganza.

El árbol de la calle llevaba cantando desde las seis de la madrugada y los gorriones haciendo los coros. Cantaba El Rey a voz en grito, cosa que nos molestaba muchísimo a los que tenemos la desgracia de oírlo.

Llegó un momento en que hasta los gorriones se cansaron porque cuando el árbol se pone a cantar hay que echarle de comer aparte. No se calla ni debajo del agua. De repente escuché un fuerte ¡CLOC! contra el tronco, seguido de un ¡¡¡AAAAAYYYYY!!! Después se produjo el silencio más absoluto y pude volver a dormir a pierna suelta.

A mediodía, sentada a la mesa de la cocina con la Cotilla comíendo un suculento plato de fabada de bote, comenté : - Esta mañana le han tirado algo al árbol... - ¿Qué árbol (preguntó la vecina absolutamente despistada) - El que está junto al balcón... - ¿El NUESTRO? (Eso me supo a cuerno quemado) - ¡¿Cómo que NUESTRO?! ¡ES MÍO! - Hay, hija, que puntillosa eres. ¿Qué más dará decir "mío" o "nuestro"? - ¡Esta mujer me saca de quicio!

Después de media hora de discusión volvió al tema del árbol como el que no quiere la cosa. - Pues sí... le han tirado la zapatilla agujereada. ¿Te das cuenta? Zapatilla-agujereada ¡blanco y en botella! ¿Quién la ha tirado? ¡¡¡TU, BOBA DE CORIA!!!

Naturalmente tuvimos otra discusión porque YOOOOO no había sido. Hicimos una tregua para dormir la sacrosanta siesta y antes de reanudar la trifulca, mi primer abuelito apareció flotando sobre la tele de la salita. - ¡Que pesado es el puñetero árbol de tienes por vecino, nena! Hasta el Más Allá se oyen sus berridos. No he tenido más remedio que tirarle la zapatilla agujereada en toda la boca. Eso sí, antes lo he negociado con Pascualita y no me ha puesto ninguna pega porque estaba tan harta de oírlo como yo.

viernes, 13 de mayo de 2022

Como una cabra.

Quien menos me lo esperaba me puso las peras a cuartos: ¡una de mis zapatillas de andar por casa! Fue el colofón a lo que me venían decíendo todos: abuela, Cotilla y abuelitos incluídos: ¿ No te da vergüenza que te vean con ese agujero en la zapatilla?

Pues no me da ¿por qué? Es un modo de que, por lo menos el dedo gordo, respire aire fresco. Además, ninguno de los que se sienten molestos por eso se ha ofrecido a comprarme zapatillas nuevas ¡Pots pensá! (como decimos en mi tierra) pero ésta mañana, al levantarme de la cama  he sufrido un altercado porque la zapatilla rota se ha puesto de pie y me ha dado zapatillazos hasta en el Carnet de Identidad.

A mi griterío han respondido los vecinos aporreando la puerta de la calle. - ¡Queremos dormir, boba de Coria! - ¡Socorroooooo, la zapatilla me pegaaaaa! - ¡Deja de beber chinchón, pardala!

Al final llamaron a los municipales. Vino Bedulio pero se negó en redondo a entrar porque, dijo, no eran horas para enfrentarse a fantasmas. Los vecinos no lo entendieron y se enfadaron con él. - ¡Pagamos impuestos y queremos soluciones!

Cuando pude hacerme con la dichosa zapatilla tuve una conversación con ella de mujer a mujer. - ¿Cómo es que te has roto tan pronto mientras tu hermana gemela está como recién estrenada? - ¡Córtate las uñas! - Ya lo hice... - Al final no sacamos nada en claro.

Por la tarde, acurrucada en el sofá de la salita me dispuse a entregarme en brazos de Morfeo y dormir una siesta espectacular. De repente la zapatilla saltó a mi regazo como si fuera un perro solo que, en lugar de ladrar, gritó: - ¡Sálvame de sus dienteeeees!

Miré dentro Y encontré a Pascualita concentrada en agrandar el agujero de la zapatilla para poder ver desde dentro lo que acontecía fuera (según me contó mi primer abuelito que le había dicho la sirena) 

Si alguien la entiende que me lo diga ...

jueves, 12 de mayo de 2022

El mosquito.

Estaba asomada al balcón viendo pasar la vida y comentando con los personajes de casa lo caro que está todo en el mercado. Sobre nuestras cabezas los vencejos jugaban a perseguirse entre gritos agudos que anunciaban el verano.

Mi primer abuelito recordaba los precios de cuando vivía y nos partíamos de risa. Aunque lo bueno fue cuando los que contaban esas cosas fueron los comensales de la Santa Cena - ¡Y en arameo! (precisaron)

 De repente, cuando más abierta tenía la boca y batiendo dientes por la risa, un mosquito entró  en ella, perseguido por algunos vencejos, hasta la campanilla y por poco muero asfixiada. Tosí y tosí hasta conseguir arrancarlo y escupirlo. - ¡Hey, que me salpicas, boba de Coria! (gritò el árbol de la calle) A ver si vas a contagiarme el Covid. No estoy vacunado contra todo pronóstico porque soy personaje de riesgo. Tengo más años que la tos. Te quejas de la subida de precios cuando deberías ... que si patatín, que si patatam y etc. etc. etc...  

Seguía hablando pero no lo escuché porque el mosquito, algo maltrecho, estaba de rodillas ante mi implorando por su vida: 

- ¡Escóndeme, alma cándida y generosa! Estoy tan buenorro y lleno de sangre fresca, que los vendejos se matan por comerme. - En cuanto te toque me picaras. - ¡Nooo. Soy un mosquito de palabra! ¡¡¡Escondem...!!!

Miré de nuevo y a mis pies solo estaba Pascualita que había llegado reptando hasta el balcón y ahora se relamía feliz mientras una pata del mosquito asomaba entre sus finos labios blanquecinos.

miércoles, 11 de mayo de 2022

Puñetera.

He dejado una tableta de chocolate sobre la mesa de la cocina y he entrado a la despensa en busca de galletas. Al volver, la tableta había desparecido. - ¡COTILLAAAAAAAA! (llamé, convencida de quien se la había hecho suya. Pero la vecina no estaba en casa, de hecho no había regresado de sus trapicheos nocturnos.

Ni corta ni perezosa me encaminé hacia el comedor porque allí había gentes que llevan dos mil años esperando que les sirvan algo de comer y no le harían ascos a una tableta de chocolate, aunque no supieran qué era. Los doce apóstoles no cambiaron ni de postura ni de rictus facial al verme llegar. - ¡Ya me estáis dando mi chocolate! - Ahora sí que la expresión de sus rostros cambió: - ¿Choco... qué? - No os hagáis los inocentes. Sé que pasáis más hambre que Carracuca pero no es mi problema ¡Venga, ahuecando, que es gerundio!

Pasaron de mi olímpicamente mientras, entre risas, trataban de decir el nombre de, para ellos, un alimento desconocido: - ¿Chocochó? - ¡Choco... leches! - ¿Eso se come? - La boba de Coria dice que sí jajajajajaja.

Nadie, nadie, sabia nada de mi tableta pero el caso es que no aparecía. Pregunté a todos, árbol de la calle incluido porque, con su bocaza de madera, era uno de los mayores sospechosos, pero me juró por sus tiernos brotes, que no había visto ni cogido el chocolate.

Desde lo alto de las cortinas, mi primer abuelito señaló el suelo delante de mi: allí había ¡una miguita negra! y un rastro de agua que solo tuve que seguir dando tres pasos porque detrás del dobladillo de la cortina del balcón estaba ¡Pascualita! comièndose la tableta a dos carrillos y me mantuvo a raya gracias a la exhibición que hizo de su dentadura de tiburòn cada vez que yo intenté acercarme a coger lo que era mío.

martes, 10 de mayo de 2022

Quien no se conforma...

La abuela ha venido a buscar a Andresito acompañada de la Momia. Ambas tenían sus razones para visitarme y ninguna tenía que ver conmigo. La primera porque no se acostumbra a no tener a nadie en la cama a quién poner sus pies fríos en la espalda. Es así de jodía. Y la segunda, para aprovechar la visita y ver a su amor platónico: mi primer abuelito. Es caso es que nadie venía a verme a mi.

Cuando la abuela le dijo a Andresito que lo echaba mucho de menos en la cama el hombre se hinchó como un globo aerostático. La testosterona le salía por las orejas y se creía el Macho Alfa de la manada. Incluso le dijo a su mujer: - Vamos a tu antiguo cuarto... - "¿Para qué?" (se extrañó ella) - ¿Para qué va a ser, mujer? Para recordar tiempos pasados...

- ¡Avemariapurísismaaaaaaaa! (como si lo hubiese escuchado, la Cotilla entró en casa a paso de carga y poniéndose delante de la puerta de "su" cuarto gritó: - ¡No pasaréis! - Cosa que bajó unos puntos la euforia de Andresito.

Por su parte, la Momia no quitaba ojo a la lámpara del comedor. Se la veía disgustada porque su amor platónico no aparecía, cosa que no dejaba de extrañarme. Menos mal que la cristalera del balcón me pistó: - ¡Ptsss! Está en el árbol de la calle. 

Efectivamente, más bonito que un San Luis, con un nuevo sudario psicodélico, reluciente de lucecitas que mandaban destellos, que además cantaban diciendo: - ¡Ven y ven y ven...! - a cada movimiento de mi primer abuelito que esperaba a su amor flotando sobre la copa del árbol. Cuando acompañé a mi bisabuelastra al balcón a punto estuvo de irse al Otro Barrio de la emoción que sintió al ver toda aquella puesta en escena que sabía que era para ella.

No puedo contar nada más porque la Prudencia (que aparece cuando menos lo esperas) me aconsejó dejar a la feliz pareja en la más absoluta intimidad.

Tres horas después caí en un coma etílico porque la Envidia Puñetera (¡otra que tal baila!) hizo que bebiera hasta la última gota (ni para Pascualita hubo) de una nueva botella de chinchón... Menos mal que, cuando desperté, el médico más potable de Urgencias tenía sus ojazos morunos sobre mi...


 

lunes, 9 de mayo de 2022

Hecatombe.

Parece que mi primer abuelito tiene celos del segundo desde que la abuela lo dejó en mi casa. - Pero si tu eres mi verdadero abuelo. (le digo) - Pero él te ve, habla contigo, se sienta a tu lado... - No hace nada que no hagamos nosotros ahora mismo. - ... tiene dinero y yo no. - Ves, en ésto te doy la razón porque de ti no vimos ni una peseta la abuela y yo. 

Estaba mohíno. No le gustó que se lo echar a en cara. - Piensa que me morí antes de hora y que tu, no solo no habías nacido sino que no estabas ni programada. Además, yo era un currante del montón, guapo, eso no lo voy a negar pero no tenía caudales como el puñetero Andresito. - No le llames puñetero, al fin y al cabo, es hijo de la Momia, tu amor platónico, abuelito. - Ese es el único fallo que le veo a ésta maravillosa mujer.

Decidí dejarlo por imposible. Sabía que el cabreo le duraría lo que tardara uno de los grandes modistos en ofrecerle un nuevo sudario.

En la salita, Andresito miraba la tele sin percatarse que, con sus pies, había propiciado una hecatombe. El viento que dejaba entrar la cristalera del comedor, porque decía: - ¡Aquí huele a pies! ¡Que asco! - se metía por todos los rincones de la casa y cuando encontró unas cuantas bolas de polvo debajo de mi cama, se volvió juguetón y no paró hasta juntar todas las que había por casa formando un rebaño que marchaba a regañadientes pasillo adelante hasta llegar a la salita. Una vez allí y antes de que pudieran guarecerse bajo el sofá, entró Andresito y las pisó. 

Fue un caso desgraciado. Y ahora, las que quedaron enteras, me reclaman una Pared de los Finados como la que hay en El Funeral. 

Por lo pronto, para celebrar el duelo, Pascualita y yo hemos brindado con chinchón unas cuantas veces, en memoria de las bolas de polvo que ya no tendré que barrer.

domingo, 8 de mayo de 2022

Conflicto de intereses.

La abuela ha venido a buscar a su marido y el pobre, con los ojos arrasados  de lágrimas, me dijo - Estoy muy bien aquí, nena... ¡snif! ¡No me quiero ir! ¡buaaaaaa! 

Desde lo alto de las cortinas mi primer abuelito recitaba sin venir a cuento, aquello que dijo la madre de Boabdil viendo a su hijo verter lagrimones como puños: - ¡Llora como mujer ya que no has sabido defenderla como hombre! 

En pleno despiste le pregunté: - ¿A quién tiene que defender el abuelito segundo, abuelito? - ¿A quién va a ser? a su Libertad, puñetas! - Andresito, viéndome dirigirme al techo dejó los lloros para otro momento: - ¿No estarás hablando con la araña que teje un caza moscas? - Ah, no la había visto... - Entonces... ¿a tu primer abuelito? 

Como si despertara de la siesta, vi la cara mojada de lágrimas y temblando de inquietud y no supe qué hacer, porque si le digo que sí y se muere del susto la abuela me pondrá a caldo. Y si no se muere sabrá a ciencia cierta, que es verdad que está en casa el fantasma del hombre que ocupó la vida de la abuela antes que él y me pregunto: ¿Esto será bueno para mi? ¿Me tendrá por menos nietastra que hasta ahora? ¿Seguiré estando en su testamento?

En ese momento entró la abuela: - "¡Vengaaaaa, que es para hoy! ¿No oyes el concierto de pitos que hay en la calle! ¡Que hombre más lento! Mira, nena. Te lo dejo en depósito unos cuantos días más y que venga cuando le de la gana ¡Adeu!"

Y sin darnos tiempo a reaccionar, salió dando un portazo.

 

sábado, 7 de mayo de 2022

La abuela la lía.

Sonó el teléfono. Era mi segundo abuelito, Andresito, pidiéndome Asilo Familiar. - La primevera ha alterado a tu abuela y no hay quien la aguante. Hemos estado casi toooodo el santo día en el Hospital por culpa de ello.

- No creo que esté peor de lo normal... - No tienes ni idea. Fuimos al Pac, porque cada año por éstas fechas, quiere pasar la ITV de su salud. Todo fue bien hasta que entró en la sala de extracción de sangre, el enfermero más sexi del lugar (según ella) y en lugar de atenderla, dejó que lo hiciera una enfermera monísima y jovencísima. Tu abuela montó en cólera y dijo que, o la sangraba él o nadie. Parecía Agustina de Aragón frente a los franceses.

La pobre chica, que también tenía su genio, dijo que le sacaba la sangre ella y no había más que hablar. Y aquello se convirtió en una batalla campal. La enfermera, aguja en ristre, buscaba una vena dónde clavarla mientras la abuela tiraba de su brazo al grito de: - ¡¡¡MI CUERPO ES MÍO Y LO TOCA QUIEN YO QUIERO!!!

En fin, se armó la marimorena. Todo el mundo gritaba, incluso se formaron dos bandos, uno a favor de mi mujer y otro en contra. 

El resultado fue: algunos ojos morados, rasguños, tirones de pelo, jeringuillas por los suelos, ataques de ansiedad y cientos de fotos del episodio mandadas a Facebook gracias a los móviles. A pesar de la llegada de los municipales, los bomberos y la tele, el escándalo se alargó un poco más. Creo que todos querían salir en las noticias del mediodía.

Debido a su avanzada edad (ahora que no me oye tu abuela puedo decirlo) fue trasladada en ambulancia al Hospital donde fue tratada con infinito tacto porque, después de ver por las Redes, la que había liado en el Pac, la atendieron los más atractivos médicos y enfermeros del lugar.

- Vale, abuelito. Te has ganado el Cielo y el asilo Familiar en mi casa.

Vi a Pascualita, que había escuchado atentamente, hacer desde el frutero donde estaba camuflada, la señal de OK con sus deditos palmeados.

jueves, 5 de mayo de 2022

Cambio de look.

Hice feliz a la escoba cogiéndola para barrer toda la casa que, con el cuento de considerar a las bolas de polvo como seres vivos e inteligentes solo porque hablan y razonan, se habían amontonado tantas bajo los muebles que, de haber sido una comercianta como la Cotilla, las hubiese vendido a peso y ganado unos euritos. Pero no sirvo para los negocios así que las barrí, llené el recogedor con ellas y las tiré por el balcón con la intención de rellenar un poco el alcorque del árbol de la calle. 

En ese momento, el árbol canta a pleno pulmón: ¡Madre, que será lo que tiene el negrooooo! - ¿Estás contento por algo en particular? (pregunté) - Sí. Van a cambiarme el look. Solo espero que el estilista de éste año sea un artista de la poda y me deje un aspecto juvenil y desenfadado.

En la acera, los podadores levantaban el puño hacia mi balcón, enfadados porque no todas las bolas de polvo habían caído en el alcorque...-  ¿Acaso les dije yo que se pusieran ahí? Podrían haberlo hecho tres pasos más allá. La gente de hoy en día parece que se levantan con el pie izquierdo. ¡Que mal humor, por favor!

Durante un buen rato escuché el ruido de las sierras mecánicas podando. Cogí a Pascualita cuando, al pasar por el comedor, levantó sus bracitos blancuzcos para que la llevara conmigo y nos asomamos a ver qué tal iba la "transformación" Y vaya, no estaba mal del todo aunque no era muy actual: me recordó al tupé de Elvis Presley.

Cuando, más tarde, se lo dije, se puso más contento que unas Pascuas. - ¡Me parezco al Rey! ¡¡¡SOY EL REY!!! - Y se puso a cantar el Rock de la Cárcel a grito pelado, como si le fuera la vida en ello. 

Era I.N.S.O.P.O.R.T.A.B.L.E. Tanto es así que Pascualita, con los nervios echos cisco, mordió lo que tenía más a mano: mi mano derecha... Ahora me llega al suelo y si la subo a la cabeza me sirve de parasol... Ay, quien no se conforma es porque no quiere.


 

miércoles, 4 de mayo de 2022

Borracho yo ¡Tururú!

Esta madrugada, cuando aún no habían puesto las calles, el bozarrón del árbol de la calle gritó mi nombre: - ¡¡¡NENAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA... HIP...!!! ¡¡¡ASÓMATE AL BALCÓN, CARITA DE... HIP!... AZUCENAAAAAAAAAAAAAAA!!! - Y tras esto siguió la rotura de los cristales de la ventana de la cocina. - ¡HUUUUY, PERDÓN, JIJIJIJIJIJIJI!

Salté de la cama hecha un basilisco - ¡¿Quién ha sido?! (grité llena de furia) - ¡¡¡HE SIDO YOOOOOO!!! ¡¡¡HUYYYYY, QUE MALOTE SOY... HIP!... PERO ME ENCANTAAAA!!!

Algunas hojitas, rojas de vergüenza, trataban de calmar al árbol que, por las trazas, llevaba una borrachera como un piano. - Perdónalo, nena, porque no sabe lo que se hace. - Lo perdonaré cuando me pague el cristal que ha roto. - ¡¡¡O SEA... ¡HIP! ... CUANDO LAS RANAS CRIEN PELOOOO... ¡HIP!...

La escandalera despertó a todo bicho viviente de mi casa y salimos al balcón para decidir, en asamblea, qué hacíamos con el árbol. - Lo mejor es dejarle dormir la mona (dijo uno de los comensales de la Santa Cena) - ¿Dormir éste? Pero si está como una moto. - ¿Y si le tiras un cubo de agua? - ¿O lo asustamos con ponerle una multa? (se le ocurrió a una de las motas de polvo y gritó dirigiéndose al beodo) ¡Quiero ver sus papeles y luego le pondré una multa!

Mientras todos daban su opinión llené un cubo de agua y cuando iba a tirarlo por el balcón la voz de la Cotilla me frenó. - ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOO! Hay charquitos de chinchón en el alcorque. - ¿Va a cogerlo del suelo? - A ver qué remedio. Hace un rato que, al sacar las llaves para entrar en el el portal, se me ha caído la botella que había encontrado cerca de un bar... - Que cosas más raras encuentra usted, Cotilla... - ¡Maldita sea! todo el chinchón se ha ido a las raíces y no he podido aprovechar nada...Que suerte tienes, jodío (dijo al árbol al tiempo que daba una palmada al tronco.

martes, 3 de mayo de 2022

La siesta.

- Abuelito, debo decirte que la última multa que me puso Bedulio la anuló en cuanto le dije que tu estabas por aquí. Es una suerte tenerte cerca. - Estoy muy contento de servir para algo, nena, además de lucir, con gracia y salero, los sudarios de los grandes maestros de la Aguja.

También le di las gracias a Pascualita por haber intervenido entonces, aunque ella no estaba nada contenta con lo que pasó. Y me lo demostró enseñándome los dientecitos de tiburón. -  Ya sé que te tiré por el balcón pero, reconoce que caíste en blando y te llevaste un trocito de Bedulio entre los dientes... - Tampoco ésto le quitó el enfado, así que dejé por imposible a Doña Rencores y me fui a la despensa a ver qué bote me apetecía abrir a mediodía, para comer: ¿fabada o albóndigas con tomate?

Después de comer me recosté en el sofá dispuesta a dormir una reparadora siesta , sin embargo no fue así. De un salto, Pascualita, se plantó en mi escote, mojada y fría como una merluza congelada. Mis gritos despertaron al personal de casa y escuché reproches por parte de todos ellos por el brusco despertar - ¿Y yo qué? ¡Egoístas! 

En ese mismo instante sentí que era arrastrada hasta el balcón cuya cristalera se abrió de par en par para facilitar el trabajo a las bolas de polvo que se habían apoderado de mi capitaneadas por la medio sardina que era quien llevaba la voz cantante... aunque no se la oyera.

- ¿Qué vais a hacer conmigo? (pregunté con un hilo de voz) - ¡Tirarte de cabeza a la acera! (contestaron a coro) - ¡¡¡NOOOOO!!! ¡No os he hecho nadaaaa! - ¿A cuántas de nosotras has hecho desaparecer de un soplido? - Pero si solo sois polvo... - ¿Y crees que por eso no tenemos corazón? ¡¡¡A LA CALLE CON ELLA!!! (gritaron los ácaros del polvo)

El terror me paralizaba mientras era izada sobre la barandilla - ¡¡¡A LA UNA, A LAS DOS, Y A LAS... TRES!!! (gritaron todos a coro) - Y me caí del sofá bañada en un sudor frío que no me gustó nada.

 

lunes, 2 de mayo de 2022

La discusión.

He tomado el sol en el balcón con Pascualita. Ella estaba dentro de un cubo con agua de mar, asomada al borde del mismo y sin dejar de fijarse en lo que pasaba en la calle.

El árbol, que parecía estar aburrido, movía una rama de vez en cuando para jugar con la sirena. Al principio no pasó nada pero como su paciencia de ésta no es muy larga, de pronto se comió las hojas que tuvo más a mano... o a boca. El árbol se enfadó, lo que provocó una discusión acalorada entre ellos

Cuanto más gritaba y se agitaba el árbol, más hojas comía la sirena hasta que me harté y grité: - ¡Basta ya, cooooñe! 

Quienes pasaban por la calle, levantaron la cabeza. - Ya está ésta dando el cante. - ¡¿Qué mosca te ha picado , boba de coria?! Haber si hay suerte y te pica la del sueño. 

Con lo tranquila que estaba yo cinco minutos antes y ahora se me había alterado el gallinero. Ni corta ni perezosa cogí la regadera y regué, con el agua destinada a la única maceta que tengo, a los deslenguados de abajo.

Flotando a dos palmos sobre la barandilla del balcón apareció mi primer abuelito, deslumbrante con su nuevo sudario, color y olor del mar Mediterráneo, cuyas olas, al romper, me salpicaban. - Nena, no entres al capote cuando se metan contigo. - Que fácil es decirlo ¡Mira a éstos dos! parecen unos críos peleándose.

La voz de Bedulio me hizo mirar a la calle. - ¿Te parece bonito regar a la gente? - Así cambiarán de talla.Crecerán como los espárragos y tendrán un talle de avispa. - ¡Y tu tendrás otra multa, la que voy a ponerte ahora mismo! - ¡Ni lo intentes! - ¿Qué no? ¡Mira como te la pongo! - ¡Te advierto que mi primer abuelito está aquí y tiene malas pulgas! ¡sube a casa si te atreves! 

Y sin pensar en las consecuencias, vacié el cubo de agua de mar, más Pascualita, sobre el municipal que quedó como un pollo escaldado. Inmediatamente corrí escaleras abajo como un rayo, arranqué, de un tirón seco, a la sirena de la oreja izquierda de de Bedulio que bramó como un elefante cantando las Mañanitas a su amada.

Antes de que la gente pudiera reaccionar yo estaba de nuevo en casa y asomada al balcón como si tal cosa. Además, solo con ver como crecía y crecía la oreja de Bedulio, la gente tenía entretenimiento. Incluso se cruzaron apuestas sobre las medidas que tendrían cuando dejara de crecer.

domingo, 1 de mayo de 2022

Una historia que no acaba muy bien.

Después de comerme medio bote de fabada me senté en el sofá de la salita y mientras el sol que entraba por la ventana me calentaba, me quedé dormida como un tronco. Fueron unas cosquillas en las piernas lo que me despertaron y miré abajo. Por un momento pensé que vería a Gulliver porque todo lo que me rodeaba eran gentes pequeñas, diminutas. Tampoco puede decirse que todos fueran "gente", por ejemplo, las bolas de polvo no lo eran, pero se arremolinaban a mis pies como los demás.

El bozarrón del árbol de la calle cantando La Ramona, impidió que volviera a dormirme así que hice lo más lógico en estos casos: tomarme unas copitas de chinchón on the rocks para espabilarme.

- ¿Qué os pasa a todos ésta tarde? (pregunté al fin) - Tienes un corazón de oro (me tradujo mi primer abuelito del antiguo arameo de los comensales del cuadro de la Santa Cena. - ¡SI! (gritó, por lo visto Pascualita, aunque yo no le escuché decir ni mú pero si el traductor oficial de mi casa lo dijo, así será) ¡¡¡LOS CARACOLES SE HAN SALVADO GRACIAS A TI!!! 

Bebí otro trago de chinchón para coger el valor de NO confesar que, seguramente, aquellos pobres caracoles que estuvieron en casa, ahora debían estar en las tripas de sus comedores. Y eso me afligió. Pero mi primer abuelito me lanzó un capote de grana y oro que me cubrió de la cabeza a los pies dejándome a oscuras y arruinándome el peinado pero me infundió ánimo

Y, ni corta ni perezosa, salí al balcón como si fuera la puerta grande de Palma. mientras Pepe el jibarizado afinaba su voz, OOOOOOOOOOOOO, que sonó como un clarín. Y una paloma que pasaba por allí me tiró algo que, pensé, era un clavel reventón pero, no. Fue algo más prosaico que puso perdido el capote de excrementos ¡Que asco de bicho!