miércoles, 18 de mayo de 2022

La broma.

A través de los cristales del ventanal del balcón vi un día luminoso y me entraron unas ganas irresistibles de ir a la playa. Me acerqué al frutero de la cocina para ponerle los dientes largos a Pascualita que se había colocado allí, supongo que para entablar conversaciones mudas con Pepe el jibarizado.

A veces me sorprende que me sorprenda que la medio sardina me entienda. Y vaya si me entendió porque, sin perder tiempo me lanzó un buchito de agua envenenada a la cara que no me dio porque hice un quiebro torero con la cintura.

Fui en busca de mi bolsa de playa en la que guardo mi bañador, año tras año, pero no la encontré y se me quedó cara de boba porque, si no estaba donde la dejo... ¿dónde está?

Estuve abriendo y cerrando cajones, armarios, maletas... y nada. La dichosa bolsa no apareció. Al final llamé a la abuela: - ¿Por casualidad, te has llevado mi bolsa de playa? - "No. Por casualidad, no. Lo hice adrede porque quiero ser la primera en llevar a Pascualita a la playa"

Y me colgó el teléfono. 

Al principio grité, insulté hasta al lucero del alba. Los vecinos aporrearon mi puerta porque no podían oír la tele... Poco a poco me fui calmando y decidí que no iba a quedarme en casa haciendo un día tan bueno por el simple motivo de no tener la bolsa de la playa. 

Me puse un bañador de diez años atrás, algo descolorido y deshilachado, cogí una toalla y corrí escaleras abajo para coger el autobús. Justo al llegar al portal de la finca sonó un trueno que por poco la tira abajo. Llovía a cántaros, hacía viento, el agua inundaba las aceras y los nubarrones negros no invitaban a salir a la calle.

Alicaída, subí a casa maldiciendo a la abuela que me había echo perder tanto tiempo. Al entrar en casa oí una risita - ¡Jodía sirena! (dije para mi) Llegué al comedor y a través de la cristalera ¡el sol brillaba como si fuera el Caribe!

Aturdida, entré en la salita a por unos chinchones. La Cotilla, sentada en MI SOFÁ, lloraba de risa. Solo entonces comprendí que lo que había visto a través de la cristalera del balcón ¡era el Caribe! Un cartel de una agencia de viajes que debió "encontrar" la vecina. - ¿Y esa cara? jajajajajaja ¡¿No te ha gustado mi broma?! - Un día terminaremos mal...

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