sábado, 7 de mayo de 2022

La abuela la lía.

Sonó el teléfono. Era mi segundo abuelito, Andresito, pidiéndome Asilo Familiar. - La primevera ha alterado a tu abuela y no hay quien la aguante. Hemos estado casi toooodo el santo día en el Hospital por culpa de ello.

- No creo que esté peor de lo normal... - No tienes ni idea. Fuimos al Pac, porque cada año por éstas fechas, quiere pasar la ITV de su salud. Todo fue bien hasta que entró en la sala de extracción de sangre, el enfermero más sexi del lugar (según ella) y en lugar de atenderla, dejó que lo hiciera una enfermera monísima y jovencísima. Tu abuela montó en cólera y dijo que, o la sangraba él o nadie. Parecía Agustina de Aragón frente a los franceses.

La pobre chica, que también tenía su genio, dijo que le sacaba la sangre ella y no había más que hablar. Y aquello se convirtió en una batalla campal. La enfermera, aguja en ristre, buscaba una vena dónde clavarla mientras la abuela tiraba de su brazo al grito de: - ¡¡¡MI CUERPO ES MÍO Y LO TOCA QUIEN YO QUIERO!!!

En fin, se armó la marimorena. Todo el mundo gritaba, incluso se formaron dos bandos, uno a favor de mi mujer y otro en contra. 

El resultado fue: algunos ojos morados, rasguños, tirones de pelo, jeringuillas por los suelos, ataques de ansiedad y cientos de fotos del episodio mandadas a Facebook gracias a los móviles. A pesar de la llegada de los municipales, los bomberos y la tele, el escándalo se alargó un poco más. Creo que todos querían salir en las noticias del mediodía.

Debido a su avanzada edad (ahora que no me oye tu abuela puedo decirlo) fue trasladada en ambulancia al Hospital donde fue tratada con infinito tacto porque, después de ver por las Redes, la que había liado en el Pac, la atendieron los más atractivos médicos y enfermeros del lugar.

- Vale, abuelito. Te has ganado el Cielo y el asilo Familiar en mi casa.

Vi a Pascualita, que había escuchado atentamente, hacer desde el frutero donde estaba camuflada, la señal de OK con sus deditos palmeados.

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