lunes, 2 de mayo de 2022

La discusión.

He tomado el sol en el balcón con Pascualita. Ella estaba dentro de un cubo con agua de mar, asomada al borde del mismo y sin dejar de fijarse en lo que pasaba en la calle.

El árbol, que parecía estar aburrido, movía una rama de vez en cuando para jugar con la sirena. Al principio no pasó nada pero como su paciencia de ésta no es muy larga, de pronto se comió las hojas que tuvo más a mano... o a boca. El árbol se enfadó, lo que provocó una discusión acalorada entre ellos

Cuanto más gritaba y se agitaba el árbol, más hojas comía la sirena hasta que me harté y grité: - ¡Basta ya, cooooñe! 

Quienes pasaban por la calle, levantaron la cabeza. - Ya está ésta dando el cante. - ¡¿Qué mosca te ha picado , boba de coria?! Haber si hay suerte y te pica la del sueño. 

Con lo tranquila que estaba yo cinco minutos antes y ahora se me había alterado el gallinero. Ni corta ni perezosa cogí la regadera y regué, con el agua destinada a la única maceta que tengo, a los deslenguados de abajo.

Flotando a dos palmos sobre la barandilla del balcón apareció mi primer abuelito, deslumbrante con su nuevo sudario, color y olor del mar Mediterráneo, cuyas olas, al romper, me salpicaban. - Nena, no entres al capote cuando se metan contigo. - Que fácil es decirlo ¡Mira a éstos dos! parecen unos críos peleándose.

La voz de Bedulio me hizo mirar a la calle. - ¿Te parece bonito regar a la gente? - Así cambiarán de talla.Crecerán como los espárragos y tendrán un talle de avispa. - ¡Y tu tendrás otra multa, la que voy a ponerte ahora mismo! - ¡Ni lo intentes! - ¿Qué no? ¡Mira como te la pongo! - ¡Te advierto que mi primer abuelito está aquí y tiene malas pulgas! ¡sube a casa si te atreves! 

Y sin pensar en las consecuencias, vacié el cubo de agua de mar, más Pascualita, sobre el municipal que quedó como un pollo escaldado. Inmediatamente corrí escaleras abajo como un rayo, arranqué, de un tirón seco, a la sirena de la oreja izquierda de de Bedulio que bramó como un elefante cantando las Mañanitas a su amada.

Antes de que la gente pudiera reaccionar yo estaba de nuevo en casa y asomada al balcón como si tal cosa. Además, solo con ver como crecía y crecía la oreja de Bedulio, la gente tenía entretenimiento. Incluso se cruzaron apuestas sobre las medidas que tendrían cuando dejara de crecer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario