domingo, 31 de marzo de 2019

Dicen que va a llover.



Estoy todo el día con el paraguas colgado del brazo, asomada al balcón, esperando que llueva. Me hace ilusión porque, o llueve o volverán a traernos el agua en barcos.

Hace días que dicen en la tele que va a llover el domingo y todos estamos encantados pero, entre que cambiamos la hora y andamos por eso algo despistados, y que no dicen, exactamente, a qué hora lloverá, aquí estoy empantanada, sin poderme ir a ningún sitio porque no es plan de salir a la calle con katiuskas, paraguas y chubasquero para que luego haga un sol de justicia y ser el hazmereir de la gente.

Pascualita está conmigo para ser de las primeras en recibir las aguas de Abril. Dicen que Abril, aguas mil. A ver si se cumple el refrán. Pero también dicen de alguien tonto de remate, que le faltan las aguas de Abril. Y la abuela me ha recomendado que me empape bien de ellas.

Ya sé que el agua de lluvia es dulce y a la sirena no le sienta bien pero, por mojarse un poquito no va a pasarle nada.

De repente siento que debo hacer una buena acción (será por el aburrimiento). Arriesgando mi vida subida a una silla en el balcón, cubro con un gran plástico los nidos del árbol. Después, a medida que van llegando los padres de esos huevos, se monta un guirigay de protestas airadas porque no pueden entrar a sus nido a empollar.

- ¿Te das cuenta, Pascualita? Siempre hay quien te protesta por mucha razón que tengas. ¿No estarán mejor los pájaros resguardados de la lluvia, aunque no estén cómodos? pues, por lo visto, no. ¡En qué mundo vivímos! ¿Te das cuenta? No sé cómo será lo que te encuentres cuando vuelvas a tu hábitat pero no creo que sea muy diferente de éste.

Pascualita torció en gesto. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Ostras, la Cotilla! - Apenas me dió tiempo de deshacerme de la sirena. La lancé sobre el árbol de la calle y como sus ramas estaban cubiertas de plástico, Pascualita se deslizó hacia el abismo. Y cayó... sobre Bedulio que estaba haciendo su ronda por mi acera.

La pobre tuvo que asirse a algo para no estrellarse contra el suelo y lo que tenía más a "dientes" eran las orejas. Y en una de ellas clavó la dentadura de tiburón.

Mientras yo corría escaleras abajo, él iniciaba una especie de danza de la lluvia de los indios apaches, saltando y gritando como un condenado como si el santo de la rogativa fuera sordo. Arranqué a la sirena de un fuerte tirón, lo que propició que se llevara un trocito de lóbulo que tragó en un plis plás y mientras el Municipal se desangraba como un toro de lidia, conseguí llegar al comedor de casa sin que me viera la Cotilla y meter a Pascualita en el acuario.


sábado, 30 de marzo de 2019

Aclarando asuntos.



Poco a poco las cosas van volviendo a su cauce y aunque no creo que, ni al abuelito ni a Geoooorge, se les olvide la "faena" de la caldereta de langosta, nadie habla de ello salvo la Cotilla. Sin embargo, y tal vez para olvidarlo, Andresito parece haber tomado conciencia, ahora, de lo que dijo la vecina sobre Pascual y su relación con la abuela.

La Cotilla no pierde ocasión de presumir de sabelotodo delante del abuelito. Les pillé en plena conversación: - ¿Así que ya hace tiempo que lo sabes? - ¡Siííí! No te lo dije para no molestarte. - ¿Tú le conoces al tal... Pascual? - Sí... bueno, no lo he visto nunca pero lo he tenido cerca muchas veces. Es muy escurridizo. - ¿No te lo estarás inventando? - ¡Que va! Ya son muchas las veces que llegó y al verme, cambian de conversación y el nombre de Pascual queda flotando en el aire. Dicen Pascu... y disimulan. - ¿Mi nieta también? - ¡Huuuuy! ésta es la peor porque hace de Celestina y les presta su casa para sus... sus "cosas" íntimas.

- Ya sabía yo que tanta mini falda, taconazos altísimos, lo guapa que es, las piernas que tiene, el pech... - ¡Para, para! A  mi no me vendas la moto. Tu mujer es una fresca como la copa de un pino.

Yo sentía que la rabia empezaba a dominarme. ¿Tendría que contarle al abuelito la verdad sobre el tal Pascual? Eso sería como poner a Pascualita a los pies de los caballos... Decidí hablar con la abuela. Unos minutos después entró en casa dispuesta a todo. Por si acaso yo había guardado los cuchillos en la despensa, bajo llave.

Pascualita la vio pasar por delante de su acuario a galope tendido. Entró en la salita donde estaban aquellos dos, cerró de un portazo y lo único que escuché fueron gritos, primero de los tres, después se fue imponiendo la voz de la abuela. Por último salió con la cabeza bien alta, la botella de chinchón en la mano y la sonrisa de triunfo en la cara. Al pasar junto al acuario echó un buen chorreon de licor al agua de mar. Pascualita nadó rápida hacia él para bebérselo todo antes de que se aguara demasiado.

- ¿Ya está? (le pregunté) - "Sí. Vamos a brindar por nosotras y tu primer abuelito" - ¿Y eso? - "Ha pasado de fantasma a fantasma protagonista" - ¡Anda! - "Les he revelado que su tercer nombre era Pascual y así le llamaba yo en la intimidad" - ¿A sí? - "Es mentira, boba de Coria. Y que cuando sentía remordimientos por el modo de morir que tuvo..." - Quedé con la boca abierta y sin sangre en las venas. - ¿Entonces... ay, ay, ay... ¿Fuíste tú...? - "Toma chinchón y calla... pienso en él y le llamo por ese nombre: Pascual" - ¡Ostras! ¿Por eso la Cotilla no lo ve, verdad? - "No eres más tonta porque no te entrenas, nena"


viernes, 29 de marzo de 2019

Cuentos de vieja.



Hay que ver el enfado que tienen aún, el abuelito y Geoooorge a cuenta de la caldereta de langosta. Y, sobre todo con la abuela que los puso a parir ¡ni que fuesen Luis Candelas! llamándoles ladrones y otras lindezas por el estilo cuando, quedó claro que no habían sido ellos quienes se comieron las sobras. - Si por lo menos lo hubiésemos catado no me hubiesen caído tan mal las ofensas (me dijo Andresito) ¡Y encima, me he enterado de que llevo una cornamenta XXL!

No sé cómo va a salir de ésta la abuela. Y la Cotilla sigue metiendo el dedo en la llaga a la menor oportunidad. - "¡Nena, te prohibo que dejes entrar a ésta traidora en tu casa!" - ¡No es tu casa, de modo que no puedes prohibir nada! - "¡Te cogere de esa birria escatimada de melena que tienes, te arrastraré, te subiré a tu piso y harás balconing con mi ayuda, por bocazas!"
 Menos mal que no va conmigo  Me considero Territorio Neutral, algo así como Suiza en plan familiar. Lo malo es que todos se han quedado a vivir en mi casa ¡¿Y qué culpa tengo yo?!
En cuanto me levanto le preguntó al primero, o primera, que veo ¿cuándo os váis? Pero no saben darme razón. Acabaré considerándolos okupas ¿y a ver dónde voy yo luego?... ¡A la Torre del Paseo Marítimo, claro! ¡¡¡POR FIN SERÁ MÍA!!!

Me he llevado a Pascualita a dormir la siesta en mi cuarto. Le gusta revolcarse sobre las mantas. Está resultando ser una sibarita. Encojo las piernas y la siento en lo alto de las rodillas,  Desde allí me escucha, atentamente, mientras le cuento alguna trola: - Hoy entraremos por el tubo del Pasado. A ver qué encontramos... ¡Vaya, una pirámide enorme! ¡Claro!, es una cuidad de Gigantes y la pirámide una pieza del juego de Construcciones.

El juego viene completito: hay dinero, sobres, políticos corruptos; policías corruptos que protegen a los corruptos; jueces corruptos que amparan a los corruptos bajo sus togas. Y naturalmente, las piezas del juego. Hay dos opciones: ser corrupto o no. Por lo visto siempre gana la primera opción. El jefe del pueblo juega y pierde, juega y pierde, hasta que, ya harto de que se rían de él, elije ser corrupto y ¡empieza a ganar!

Pascualita se harta de hacer la señal de OK porque también se ha pasado al lado oscuro ¡Bueno! ¿Y qué? en algo tiene que entretenerse el angelito marítimo. Y ya que es un juego de mentira, también me pasaré al otro bando, a ver si empiezo a ganar de una vez.

jueves, 28 de marzo de 2019

Caldereta de langosta a la menorquina.

La abuela ha llamado al interfono. - "Baja y ayudarme a subir bolsas" - Espera que se lo digo a Geooorge. Al fin y al cabo es tu mayordomo. - "¡Te lo estoy diciendo a tí. ¡Baja de una puñetera vez!" - Bajé. Que remedio, pero lo hice remugando por lo que consideré un abuso de poder.

Cuando vi lo que llevaba en las bolsas, cerré la boca y empecé a salivar: los avíos para hacer una fantástica caldereta de langosta a la menorquina.

En la cocina comenté: - ¿Por qué no has querido que te ayudara el inglés? - "Lo tengo castigado y a Andresito también. Así que hoy no comerán langosta" - ¡Que crueldad, abuela!...aunque así habrá más para nosotras. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¡Oh, nooooo! ¿Has avisado a la Cotilla? - "¡Dios me libre!" - Pues le ha vuelto a funcionar el radar que tiene en el cerebro.

En cuando el olorcito del guiso empezó a expandirse por la casa, el abuelito y el inglés se acercaron, raudos, a la cocina - ¡Madre mía, huéle a gloria! - ¡Oh, my Good! Rico, rico. - "Aspirad bien el olor porque será lo único que cataréis" - ¿Pooooor...? - "Porque os comportáis como cabestros entre vosotros"

Un rato después los escuchamos discutir acaloradamente: - "¿Os dáis cuenta? ¿Cómo se van a arreglar las cosas si no dialogan, ceden, se comprenden...? ¡Nada, que he dicho que no comen y no comen!"

Nosotras nos pusimos como el Quico. ¡Que cosa más rica! Nos chupeteamos los dedos para no perder ni una gota del caldito. Cuando fue evidente que estábamos a punto de estallar fuimos a la salita, a bajar la comida con unos chinchones y dormir una reparadora siesta.

Dejamos la cazuela de barro sobre los fogones con la ilusión de comernos las sobras para cenar.

Cuando, horas más tarde, destapamos la cazuela ¡estaba vacía! La abuela montó en cólera y embistió a los dos hombres como un toro de Miura cabreado. Insultó, despreció, puso a parir y cuando ellos consiguieron meter baza, juraron por sus muertos que no habían cogido NADA DE NADA. Entonces les tiró la cazuela a la cabeza, menos mal que no les dio porque todavía estaría recogiendo sangre del suelo y no tengo ganas de fregar.

Cuando el escándalo se calmó me acerqué al acuario. Pascualita estaría histérica de oir gritar a la abuela pero... no. Flotaba tranquila entre dos aguas. Un agua, por cierto, con rastros de aceite en la superficie... Entonces tuve un pálpito y me entretuve buscando pistas. Encontré pequeños trozos de caparazón de ¡langosta! camuflados entre las algas junto al barco hundido. Y grité: - ¡¡¡Abuelaaaaaaaaaa, ha sido Pasc... esteeee... Mariano. - La Cotilla saltó rápida: - ¡¡¡Lo sabía. Ha sido Pascual!!! ¡Andresito, di algo! ¡¡¡El amante de tu mujer te ha dejado sin calderetaaaaaaaaaaaaaaa!!!


miércoles, 27 de marzo de 2019

Esto ya no es lo que era...




Necesito aire. El de mi casa está viciado por culpa del comportamiento del abuelito y Geoooorge. Si parecen futbolistas de élite quejándose por tonterías: ¡arbritro, el contrario me ha mirado mal!

El mayordomo sigue haciéndome el desayuno y Pascualita le está tomando ojeriza porque se queda sin su cola cao. Yo se lo preparo cuando estamos solas pero parece que no le gusta igual que cuando desayunamos juntas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿aún están estos dos aquí? ¿cuándo se van? - ¡No tengo ni idea! Y para remate, el inglés acapara la televisión para no perderse nada de lo que dicen de su país. ¡Ni ver a la Esteban puedo, Cotilla!

A media mañana se ha presentado en casa, Blas el parado. Hacia tanto tiempo que no nos veíamos que, al principio, no lo rreconocí. Estaba, desmejorado, envejecido... - No me digas que no me conoces porque me dará un ataque. - ¡Huy, perdona, chico. No te esperaba... - Estoy de capa caída. Las cosas ya no son como antes. Fíjate que estos días están juzgando al Ex-presidente Matas y ni siquiera he pedido croquetas a tu abuela para vender a la puerta de los Juzgados-  ¡Es verdad! ¿Por qué no le has pedido? - Porque no había nadie a quién vendérselas. Ni un periodista de la Capital, ni televisión, ni ná de ná. Con lo que ha sido éste hombre y la expectación que ha generado en el pasado y mira ahora...

- ¿Sigues parado? - Sí, hija, sí... y desahuciado. - ¡Caray! ¿Y divorciado? -  Eso no ¿acaso quieres que me pille un tren también? - Perdona, hombre... - Menos mal que todos mis hijos tienen ya terminadas sus carreras, trabajan, tienen sus casas y nosotros vivimos una temporada con cada uno. - ¿Entonces por qué estás tan desmejorado? - Por que no tengo trabajo. Creo que me van a dar una medalla por ser el obrero que lleva más tiempo en paro. - ¡Pues la vendes y te sacas un dinerito! - ¿Crees que será de oro, pardilla? jajajajajajaja ¡Sigues siendo la misma boba de Coria de siempre!




martes, 26 de marzo de 2019

Adios, Martínez.




Mientras en Londres, en la Sede de la Unión Europea y en mi casa, se dirime el Brexit si, Brexit no y Andresito y Geoooorge siguen sin mirarse a la cara, me llega una noticia devastadora: ha muerto un manchego residente en Cataluña.

Simpático, un poco canalla, divertido y ocurrente, Sebastian, Martínez como le llamaba yo, me hizo reír mucho con sus ocurrencias, sus dichos inteligentes. Por eso resulta paradójico que todo ello saliera de su cerebro enfermo. Tenía aneurismas. Me lo explicó con un croquis cuando le pregunté que era eso.

Era de izquierdas, republicano y, a lo que parece, muy vivído. Adoraba a su hijo por encima de todo.
Ya te echo de menos, amigo.

La abuela ha propuesto que le hagamos una fiesta de despedida en El Funeral y colgar su foto en la Pared de los Finados. Sonará la música que tanto le gustaba y brindaremos en su recuerdo con chinchón. Llevaremos la ropa más cañera, las botas más altas y hasta Pascualita llevará purpurina en sus pelo-algas en su honor.

lunes, 25 de marzo de 2019

Embajada extranjera.



Sobre las cuatro de la madrugada ha sonado el teléfono. Era la abuela: - "Acabamos de llegar de El Funeral... ¡hip!...  Andresito quiere que te... ¡hip!... pida asilo familiar. Te... ¡hip! ... lo mando."

Me desperté de golpe. - ¡¿Cómo que me lo mandas?! ¡¡¡NI HABLAR DEL PELUQUÍN!!! - "Pues... ¡hip!... ya va de camino... ¡Ah,... se me olvidaba. Pre... ¡hip!... para dossssss camas jijijiijiji" - La última frase de la abuela tardé un poco en comprenderla. - ¿Perdón...?

Para cuando entró en mi cerebro, la abuela ya había colgado. La llamé inmediatamente pero la única contestación que obtuve fue: - "Ha llamado... al teléfono... ¡hip!... equivocado" - La somnolienta voz de la abuela fue quien me contestó pero se hizo la loca haciéndose pasar por un contestador automático ¡y me colgó de nuevo!

Poco después llamaron a la puerta. Intrigada por lo de las dos camas, corrí a abrir. En el rellano estaban Andresito y Geooorge, ambos con cara de pocos amigos y como si no se vieran. - Hola, nena. Vengo a que me acojas porque no puedo estar ni un minuto más al lado de "éste" (señaló a su mayordomo con la cabeza haciendo un gesto despectivo) - Y sin más, pasó por mi lado y se fue derechito a la antigua habitación de la abuela.

A continuación quién abrió la boca fue Geoooorge: - Mi pedir asilo político for mi. - ¡Ostras! ¿Por qué? - Yo no poder estar con "ese" (señaló con la barbilla al abuelito) - Pues tendrás que dormir con él. Solo tengo dos cuartos. - A regañadientes, dijo: - Well, pero yo no mirar a él.

Así que mi casa se convirtió en una Embajada extrajera (o algo así) cuando los dos hombres se encerraron en la misma habitación, compartieron la misma cama ¡pero no se miraron!

Me costó lo mío dormir otra vez. No sabía la razón de por la que pedían asilo éstos dos. Y, por otra parte, no sabía si se iban a liar a guantazos o no. La solución me la dieron al día siguiente cuando, al entrar en la cocina a desayunar vi que Geoooorge había preparado desayuno para dos: él y yo. Y el abuelito me pedía que yo le preparara el suyo.

- ¿A qué viene tanto cuento? - Señalándose, mutuamente con el dedo, dijeron: -  ¡¡¡Me ha ofendido!!! - Y se pusieron a desayunar. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Vaya, ésto parece la Plaza de España en hora punta! ¿Qué pasa? - Tontería de hombres. Vamos, la invito a desayunar en el comedor social.

Al salir vi a Pascualita, entre las algas del acuario, prestando atención a los gritos que salían de la cocina. Y pensé: - Si se ponen tontos ¡ataca!. - Lo último que les escuché gritar fue algo así: - ¡¡¡...HASTA LAS NARICES DEL BREXIT!!!

domingo, 24 de marzo de 2019

Haciendo empanadas.



La abuela me ha llamado: - "Hemos tenido que ingresar a Geoooorge en la UCI" - ¡Ostras! ¿Qué le ha pasado? ¿Ha tenido un accidente de tráfico? Ya me parecía a mi que beber tanto te no podía ser bueno. - "No es eso. Esta madrugada, cuando hemos vuelto de El Funeral, lo hemos encontrado tirado sobre la alfombra de la sala." - ¿Estaba muerto? - "Noooooo... Estaba de parranda" - Pero... ¿no estaba en la UCI? - "¿Y a tí te parece, boba de Coria, que si estuviese muerto lo tendrían en la UCI?" - Ah, no sé, porque los ingleses son un rato raros.

Yo estaba en la cocina haciendo la masa de las empanadas, muy pendiente de la receta para que me saliera bien y, además, vigilaba a Pascualita que, reptando sobre la encimera, parecía una croqueta rebozada en harina.

Escuché el profundo suspiro de la abuela al otro lado del teléfono. Parecía cabreada. - Sigue, abuela, o me voy a quedar sin saber si vamos a ir de funeral o no. - "Está muy grave el pobre..." - No le hagas mucho caso a tu mayordomo porque es un poco "figurita" La gusta ser el centro de atención. - "Tiene Empacho de Brexit. Algo que está tomando dimensiones de epidemia en Gran Bretaña" - ¡No me digas! ¿Eso se contagia? - "Parece ser que sí" - ¡Uf! ¡Lagarto, lagartoooooo!

No hablamos mucho más. Y yo pude seguir con mi trabajo artesanal. Poco a poco y con mucho arte, fue haciendo las cazoletas de las empanadas, llenándolas después y cocidas al horno. Estaban buenas ¡ya lo creo!

Cuando tuve llena una de las bandejas de horno, la horneé y me senté a esperar el resultado. - ¿Qué bien huele, verdad, Pascualita?... - (No hubo ningún movimiento). - ¿Te has dormido? - ¡Que vaga eres! Vale, si no sales jugaré con Pepe... ¡Pascualitaaaaaaaaaaaaa. Pascualitaaaaaaaaaa!

Puse la cabeza jivarizada sobre la encimera dispuesta a darle celos a la sirena. - ¡¡¡Pepe es la cosa más bonita que ha parido madre!!! - A los pocos minutos de aburrí de ese juego. - ¿Dónde estás, Pascualita? No vayas a quemarte que voy a sacar la bandeja del horno.

A punto de cerrar la puerta del horno noté un movimiento sospechoso dentro de una¿ empanada. Me asusté: - ¿Qué era eso?... Me devané los sesos hasta, finalmente, se hizo la luz. --- ¡¡¡Pascualitaaaaa!!!

sábado, 23 de marzo de 2019

La Santa Cena.



He comprado pescado en el mercado y al llevarlo a la cocina, Pascualita ha salido el acuario como un misil: hacia arriba y a la velocidad del rayo, después se ha dado una costalada contra el cuadro que está encima del aparador. 

El olor la ha espabilado. Se ha pasado toda la mañana haciendo el vago. Nadando lentamente, entre dos aguas. Bajando y subiendo, exhibiéndose voluptuosa... sabiendo que yo la miraba con envidia porque nunca podré nadar como ella... Por eso, de vez en cuando, se asomaba al borde del acuario y me lanzaba buchitos de agua envenenada la jodía.

Pero el olor a pescado ha removido sus más fieros instintos y ha saltado con la dentadura de tiburón hacia afuera, solo que no ha calculado bien y la ha clavado en la Santa Cena que está sobre el espejo. Entonces ha sido a mi a quién se le han removido los instintos al darme cuenta de lo antigua que es la decoración de mi casa.

Hablé con la abuela: - Cuando vengas, acuérdate de llevarte la Santa Cena. - "¿Qué cena?" - La Santa. - "¿Qué santa?" - ¡No te hagas la loca que te conozco! El cuadro es tuyo. - "¡Que dices. Que va a ser mío si soy más de izquierdas que el primer Pablo Iglesias!" - Pues yo, ni lo compré ni lo colgué. - "Creo recordar que era de una tía-abuela tuya por parte de padre. Como ves, no tiene nada que ver conmigo." - ¡Te la vendo! - "¿Ya le has dado al chinchón?" - Dile al abuelito que es una obra de arte que compramos, sin saberlo, a un chamarilero y que, hace unos días me confirmaron que la talló Benlliure. -"¿Sabes dónde vive el abuelito, boba de Coria? ¡En la Torre del Paseo Marítimo, conmigo! ¿cómo voy a poner ésto en mi casa si no pega con la decoración? ¡Anda ya!"

Después de la conversación infructuosa con la abuela, me he subido a una silla para intentar arrancar a Pascualita de la Santa Cena a la que no había sido invitada. Me costó un rato. Después, para que no pagara su mal humor conmigo, le di un pescado. Lo examinó y en un santiamén desapareció en su estómago.

A este bicho vale más regalarle un traje que invitarla a comer. Vaya ruina entre la sirena y la Cotilla.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué comemos hoy? - Pescado. - ¿Qué le ha pasado a la Santa Cena? (se acercó, entornó los ojos y dijo): - Juraría que se la han querido merendar... ¿Eso es un mordisco, verdad? - Parece... - (Me miró con curiosidad) - ¿No habrás sido tú, boba de Coria? - ¡¡¡Nooooooo!!! - ¡Has sido tú! Cómo si lo viera jajajajajajaja ¡Verás que risa cuando se lo cuente a tu abuela jajajajajajajaja

viernes, 22 de marzo de 2019

Mano de santo.

He comprado margaritas para celebrar que ha llegado la Primavera y las he colocado en jarrones, en lugares estratégicos de la casa: encima del aparador, en la mesa del comedor, en la de la cocina, en la entrada, en el balcón, en el baño... Pero los ramos que pillan más cerca de Pascualita ya no existen. Este bicho come más que una lima nueva.

Menos mal que me han costado poco pero, aún así, me han salido caras... Con lo bucólica que había quedado la casa. Solo me ha faltado poner algunas abejas y unas ovejas con cencerro  por el pasillo.

A pesar de mi esfuerzo, la Primavera ni se ha enterado de que ha salido al escenario. La abuela ha venido envuelta en una manta zamorana, seguida de Geoooorge llevando la cesta de la compra. - "¡Hace un frío de narices! ¿En qué pensaba El Corte Inglés cuando anunció que ya era Primavera?"

Geooorge se metió en la cocina a preparar el aperitivo mientras nosotras charlábamos: ¿Qué tal fue, anoche, en El Funeral? - "¡Muy divertido! No paramos de bailar y beber." - ¿Qué plan tenéis para hoy? - "Ir al funeral" - Como cada día... - "Solo cuando toca, boba de Coria. Ya he avisado a Conchi de que lleve el móvil apagado porque el cura dice que no es serio que suene, en pleno funeral, Paquito chocolatero" - ¡Aaaaaaaaaaaaah, váis a la iglesia!

Llamaron a la puerta. Era la vecina del sexto piso. - Perdona pero se me han caído unos calzoncillos de mi marido y han quedado enganchados en el árbol de la calle. Desde el balcón podrás cogerlos. - Cuando se los entregué llegó la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - Una sola ojeada le bastó para decir: - Veo que tu marido se ha adelgazado muchísimo en pocas horas jejejejejeje Ya me darás la receta jejejejejeje. - La del sexto se puso como un tomate. - Esto...  son de cuando cabía en ellos... ejem... Los guardo como recuerdo jijijijijiji - Y, de vez en cuando, los tiras por la ventana ¿para que se aireen, no? - ¡Impertinente!

Me encaré con la Cotilla. - No sé a qué ha venido ésto... - A que una no se chupa el dedo. - "¿Vas a venir al funeral, Cotilla?" - Tiene un amante: es el repartidor de paquetes. - "¡¡¡¿QUÉ?!!! ¿La bruja esa tiene marido y amante ¡¿Y tú no tienes nada, boba de Coria?!"

La que me ha caído encima. Tendré bronca de la abuela hasta que se vaya... ¡No hay quién la aguante! Por eso he cogido la botella de chinchón y sin olvidarme de meter un buen chorreón en el acuario para Pascualita, me he sentado en la salita donde, poco a poco, han llegado las dos amigas con sendas copas y en cuanto han empezado a beber se acabó la discusión. Mano de santo

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jueves, 21 de marzo de 2019

La abuela está enfadada con la sirena.

Los abuelitos han pasado por casa de camino a El Funeral. - "Hoy colgaremos el retrato de Maripili Otrasyerbas" - ¿Se apellidaba así? - "No. Fue su marido quien le puso en mote porque le echaba hierbas a todo: guisos, bebidas, incluso llenaba los jarrones con ellas. Al principio de casados lo hacía para ahorrar. Se acercaba a cualquier campo y arrancaba las malas hierbas. Los payeses ya la conocían y la dejaban. Después, con los años, se fue especializando y solo cogía las que le convenían, bien para guisar o para fumar" - ¿Abuela?... ¿se drogaba? - "¡Ya estamos con tus prejuicios a cuestas! He dicho: ¡fumaba! Punto. Y tú ya te vas por los cerros de Úbeda"

Para no seguir con una conversación me que estaba llevando a la deriva, le mencioné que los Geos habían estado, de nuevo, en casa. Montó en cólera porque no la había avisado. - Vinieron sin anunciarse... - "¡Déjate de excusas! ¿Qué se llevaron?" - Nada. Pascualita estuvo escondida en el barco hundido del acuario.

Me di cuenta de que la abuela no se acercó a la sirena que la observaba desde el fondo del acuario. - "Estoy enfadada con ella ¿No viste lo que me hizo? A partir de ahora solo saludaré a Pepe." - Cuando Andresito vio a su mujer besando los labios cosidos de la cabeza del jivarizado, se horrorizo: - ¿Has visto lo que ha hecho tu abuela? - Pepe es su amigo... - ¡Si solo es una cabeza tamaño llavero! - Ya sé lo que te pasa, abuelito ¡Estás celoso! jajajajajajaja Aaaaaaaaaaaaayyyyyyyyy ¡que bonitooooooo! Es consecuencia de la llegada de la Primaveraaaaaa, ¿verdad? aaayyyyyyyyyyyyy...

- ¡Calla de una vez! ¡No hay ni celos, ni Primavera, ni leches! Lo que ha hecho es una porquería. - Abuelito, Pepe fue un ser humano y lleva mucho tiempo sin que nadie lo bese. Deja que la abuela lo haga feliz. - Se tendría que prohibir vender alcohol a descerebradas como vosotras. - No compro nunca alcohol... - ¡El chinchón, boba de Coria, el chinchón!


miércoles, 20 de marzo de 2019

He metido la pata.

Bueno, voy a poner un poco de orden en casa porque, no vaya a ser cosa que Pascualita me acabe mordiendo también. De modo que ésta mañana la he sentado en el frutero de la cocina y le he soltado el sermón: - ¡Nada de caprichitos! ¡Nada de salir de casa cuando te de la gana! ¡Nada de tirar el cola cao y ponerme la cocina perdida! ¡Nada de escupir agua envenenada! Y, sobre todo, ¡nada de  morderme a mi!

La sirena me ha escuchado atentamente. Con sus fríos ojos de pez mirándome fijamente. Hay que ver lo lista que es y lo rápido que entiende las cosas... ¡¡¡NOOOOOOOOOO!!! - De repente, ha saltado dentro de su taza y ha habido cola cao por todo. Y no contenta con eso, ha vuelto a hacerlo dos veces más pero dando saltos mortales con giros y tirabuzón, hasta que no ha quedado ni una gota en la taza. Después ha ido lamiendo todo el líquido que ha encontrado por la mesa.

Y mientras yo me desgañitaba poniéndola a parir, ella ha trepado al frutero y, muy seria, ha hecho la señal de OK con sus deditos.

Han llamado a la puerta y he ido a abrir sin dejar de proferir maldiciones. En el rellano de la escalera había unas cuantas vecinas, asustadas. - ¿Qué te pasa, nena? ¿Quién es esa Pascualita que te ataca? ¡No tengas miedo que ya hemos llamado a los municipales! ¡Cierra la puerta para que no salga!

De repente me quedé muda. ¿Cómo sabían que una sirena llamada Pascualita, vivía en mi casa? ¿Y por qué venían los municipales? ¡Oh, no! ¿Me la quitarían para llevársela a un tenebroso laboratorio donde la descuartizarían para estudiarla? Aterrada, me metí en casa cerrando de golpe la puerta.

Corrí a esconderla en el acuario - ¡¡¡Métete en el barco hundido. De prisa!!!

Volví sobre mis pasos y al entrar, ya más tranquila, en la cocina y ver el desastre que había hecho la puñetera medio sardina, me di cuenta que quién había dado tres cuartos al pregonero sobre la sirena, había sido yo con mis gritos.

Mientras limpiaba llamaron de nuevo a la puerta. - ¡Abrán a la policía! - ¿Está Bedulio? (pregunté) - ¡¡¡Somos los Geos!!! - Antes de que acabaran la frase yo ya había abierto. ¡Madre mía cómo me ponen los uniformes!

De nuevo pusieron la casa patas arriba pero no encontraron nada. - Sabemos que aquí ocurren cosas raras (dijo uno de ellos) - Pues... como no sea el espíritu de mi primer abuelito que tiene muy mal genio... No sé que otra cosa puede ser... - ¿Perdón?... ¿Ha dicho "espíritu"? (me pareció que le temblaba la voz al Geo) - ¿Quiéren que lo llame? - No, señora... no hace falta... - Será un momentito. - Que no..., que no... ¡¡¡Hasta luego, Lucaaaaaaaaaaaaaaaas!!!

martes, 19 de marzo de 2019

Solo faltaba Bedulio.

Como la abuela es doña Calores, va por la vida como si estuviéramos en el Caribe. Yo le recuerdo, constantemente, el sabio refrán que dice: Hasta el cuarenta de Mayo no te quites el sayo. - "Que antigua eres, boba de Coria. Probablemente, cuando se inventó este refrán, Mayo tenía cuarenta días pero ya no. Y sayo tampoco llevamos"

Bueno, pues el Invierno se ha hecho presente de nuevo y puede decirse que ha pillado a la abuela en bragas y ha cogido en constipado de aúpa. - "Aaaaayyyyyyyy que malita estoy y que poquito me quejooooooo"  - dice mientras no para de moquear. - Te lo dije, abuela. -Ttuve el tiempo justo de hacer un quiebro con la cabeza y evitar que un vaso se estrellara en mi cara.

Esta mañana ha venido Bedulio. - Si vienes a informarme que en el Puig Major hay nieve, no tendrías que haberte molestado porque desde el terrado de la finca se ven muy bien las montañas. - No te enrolles como una persiana porque no lograrás nada de  mi. Me envían a inspeccionar tu piso. El bicho que pica tiene que estar por aquí... Eso dice mi Jefe. - Mira lo que quieras y lo que no te guste, lo arreglas, por ejemplo, si hay polvo en los muebles aquí tienes el trapo y... - ¡Para, para, para! Los Geos van a venir a ayudarme. - ¡¿En serio?! ¡Me chifla!

Diez tiarrones vestidos de Robo Cop invadieron mi casa: levantaron colchones, abrieron cajones, destaparon cajas, ollas, etc. etc. No quedó rincón sin revisar y acabaron marchándose por donde habían venido. - ¡No os vayáis tan pronto! ¡¿Queréis chinchón?!... Se fueron antes de que yo me decidiera por uno de ellos para padre del bisnieto.

Bedulio hizo amago de irse también pero lo retuve haciéndole una reflexión - ¿Ves cómo aquí no hay nada peligroso? La prueba es que a mi no me han mordido... Voy a la cocina a por chinchón.

Al volver al comedor eché un chorreón de licor en el acuario y los ojos de Bedulio se abrieron como platos. - ¡Ves como eres rara! ¡¡¡Me voy!!! - Dijo gritando, cosa que molestó a Pascualita que le escupió agua envenenada al ojo.

Ahora duerme la mona y el ojo colgando le da una expresión divertida.

lunes, 18 de marzo de 2019

La abuela no tiene enmienda.

Recorrí la playa de punta a punta. Y sí, el desmayado era Andresito. También es cierto que parecía Popeye con los antebrazos hinchadísimos. Una vez que hube confirmado, junto con la abuela, su identidad, me dediqué a buscar a Pascualita.

La abuela, desde su puesto al lado de su marido, me indicaba a gritos: - "¡Mira junto a esa papelera!", "¡En aquel montón de algas!", "¡Debajo de la toalla ...!", "¡En bolso de esa tía!"... - Llegando a éste punto empecé a tener dificultades porque a nadie le apetece que a una extraña le de por rebuscar en bolsos ajenos, y pasé de la abuela.

Después de mucho tiempo dando vueltas como un molino, removiendo cada bulto de arena sospechoso de albergar a Pascualita, di con ella. Estaba pegadita a una de las patas de la torre de vigilancia y no presentaba buen aspecto. Se había peleado con alguien y no había salido muy bien parada. Eso me sublevó. ¿Por qué tiene que salir de casa cada vez que se le antoje y exponerse a pasarlo muy mal?

A regañadientes, se la llevé a la abuela. - ¡Mira cómo está por tú culpa! - Los ojos se le llenaron de lágrimas, después me miró y con toda su desfachatez, me dijo: "¿Seguro que las heridas no se las has hecho tu para hacerme sentir mal?" - Aquello fue la gota de llenó el vaso.

Metí a la sirena en el termo de los chinos y se lo puse a la abuela. - Haz lo que quieras con ella. Yo me lavo las manos. - Y me marché muy dignamente.

Por la tarde me llamó Geoooorge: - Tu venir a casa a Torre Paseo Marítimo, boba de Coria. Jefes estar muy mal. Yo preocupar. - Me hice de rogar un buen rato y al final pregunté qué pasaba. - Bicho atacar de nuevo. Yo llevar red de cabeza a pies. ¡Madame tener barriga llena de niños! - ¿Estás borracho? - Lloraba de miedo cuando dijo: ¡¡¡Yo nunca ver parto!!!, ¡¡¡Yo desmayaaaaaar.¡¡¡, ¡¡¡Querer ir a my hause!!!, ¡¡¡TU VENIIIIIIIIR O YO LLAMAR POLIS!!!

¡Menudo cuadro me encontré al llegar a la Torre: el inglés, calvo perdido y con el cuero cabelludo lleno de mataduras y mordiscos. Andresito  sin poder valerse de sus brazos y la abuela con una barriga exagerada. - ¡Hala, abuela. Parece que llevas veinte críos! - Con una vocecita apenas audible, la abuela me contó: "Ha sido la jodía de la sirena quién me ha mordido. ¡No me lo podía creer! Y todo porque no le he querido dar una fresa..." - ¿Por qué no se la has dado? - "¡Era la última que me quedaba"




domingo, 17 de marzo de 2019

Ya no estoy para estos trotes.

Teniendo a la Cotilla y a Geoooorge fuera de combate, la abuela ha mandado a Andresito a pasear a Pascualita. Naturalmente no lo ha dicho con éstas palabras pero la órden ha sido tajante y el abuelito siempre la obedece.

- "La nena está pasando una crisis existencialista y no conviene llevarle la contraria por absurdo que sean lo que nos propone. Así que si te dice que vayas a un recado y te cuelgues al cuello el termo de los chinos, lo haces y Santas Pascuas" - No le gustó nada tener que pasearse con semejante horterada al cuello. Intentó protestar. - ¿Y si me ve alguno de nuestros amigos... qué digo? - "¡Que es una promesa que le hiciste a San Cucufato!" - ¿Se lo creerán? - "¿Por qué no iban a hacerlo?"

La abuela me llamó. - "Te mando al abuelito. Prepara a Pascualita y cuidado con lo que haces" - ¡¿Yoooooooo? No soy yo quién muerde.

En cuanto llegó le endosé dos garrafas de seis litros para que fuese a llenarlas a la playa. Y le coloqué el termo de los chinos como si lo estuviera condecorando. - Y esto es por si tienes sed. - ¿Es necesario llevarlo? (dijo, mohíno) - ¡Con orgullo y la cabeza bien alta! - Mi voz sonó marcial pero el abuelito no se contagió de ello e insistió en escaquearse. - ¿Te parece normal que, a mis años y mi estatus, deba ir cargado por la calle, con doce litros de ¡agua de mar! que no sé para que narices la quieres? - Es que voy a hacer un marmitako. (dije, muy segura de mi misma) - Ah... si es así... (me miró con cara de: ¿pero ésta sabe guisar?

Una hora después llegó la abuela, desesperada. - "¡Han encontrado a un hombre tendido en la arena, sin consciencia y quejándose!" - ¿Y? - "Por la descripción es Andresito, aunque me despista que tenga los antebrazos como Popeye ¡Vámos!"

A partir de éste momento solo pensé en Pascualita. ¿Seguiría en el termo de los chinos o se arrastraría por la arena en plan sardina rebozada? ¿La habrá cogido un perro, o una gaviota, o un chino? ¡¡¡AAAYYYYYYY, ESTO ES UN SINVIVIR!!! 

sábado, 16 de marzo de 2019

Otro "taxista" fuera de combate.

Como no puede hablar, la Cotilla no sale de casa, ¡de la mía se entiende! O sea, que me ha tocado la lotería. Y, encima, tengo que sacar yo a Pascualita a pasear porque la abuela será todo lo amiga suya que quiera, y la quiere muchísimo, muchísimo, pero molestarse por la medio sardina es harina de otro costal.

Así que todos los días me "condecoro" con el termo de los chinos, meto a Pascualita dentro y nos vamos a hacer kilómetros por Palma. La Cotilla a penas se entera de si entro o salgo porque, después del desayuno, se planta frente al televisor y no aparta los ojos de la pantalla, den lo que den, hasta que su estómago le avisa: ¡a comer! entonces abrimos una lata de lo que sea. O voy al comedor social a buscar comida. Acabamos de comer haciendo honores a la botella de chinchón y a la siesta. Luego la Cotilla abre de nuevo sus ojos de búho y ya no se despega del sofá.

A la abuela le recrimino todos los días, lo mal que se porta con la sirena y hoy, por fin, ha mandado a Geooorge a que la pasee, conmigo, claro.

El pobre inglés tiene mala cara a costa del dichoso Brexit. No sabe a qué carta quedarse. - ¿Tú pedir que yo pasearte? - Si... -  ¿Por qué? ¿Tú ser coja? - No... - Yo ser mayordomo. - Pero ¿mayordomo europeo e inglés o solo mayordomo inglés? ¡No es lo mismo! jejejejejejeje (¡Cómo disfruto picándolo! pero el pobre, que tiene la moral por los suelos, se ha puesto a hacer pucheros y me he rendido... ¡para no partirme de risa!

He subido al rolls royce, con el termo de los chinos al cuello, dispuesta a disfrutar del viaje. - ¿Por qué llevar chorrada al cuello? - ¿Te refieres al termo, Geooooorge? - Yes. - Porque es sábado. - ¿Y? -
Y nada. - Estar mal de azotea. - A palabras incoherentes, trompas de Eustaquio en estado cataléptico, inglés ¡anda, tira p'alante!

El viaje a durado tres horas y Geooorge ha acabado con los nervios tan tensos como cuerdas de violín. No he parado de darle órdenes contradictorias: - ¡Ves por allí, ahora por acá. Por el otro lado. Baja al Paseo Marítimo. Sube al Castillo de Bellver. Baja otra vez al Marítimo. A la playa.
Al aeropuerto. Al Puerto...

Cuando el sudor empapó el cuello de su camisa le ofrecí, amablemente, que bebiera del termo de los chinos mientras esperaba, impaciente, verlo con los labios como morcillas. Pero no ocurrió así porque el muy finolis no bebe nunca a morro, si no que ¡se echó el agua por la cabeza!

Ahora no quiere salir del coche. Llevamos una hora aparcados en la parada del autobús y me duelen los oídos de tanto como nos pitan. - No poder... ir a casa de... madame... - Pascualita le ha dejado la cabeza monda y lironda, en dos segundos y ahora, después de la faena, duerme plácidamente en mi bolso.

viernes, 15 de marzo de 2019

La nueva "taxista" de Pascualita.

A Pascualita le va la marcha. No ha aprendido nada de su aventura vivída estos días atrás y que casi le cuesta la vida. En cuanto ve que me preparo para salir, salta del acuario a la mesa del comedor y levanta los bracitos. Así que voy todo el día con el termo de los chinos colgado del cuello.

Tengo que ponerle freno a tanto capricho porque hay sitios a los que no conviene que venga por si la descubren, Pero si le digo que no, me enseña la dentadura de tiburón en clara amenaza. Y esto no debo consentirlo. ¡Pero si es un microbio patógeno la media sardina de las narices! A ver si va a poder más que yo.

Ha venido la abuela y, como de pasada, le he contado lo que hace Doña Caprichos. Inmediatamente se ha  puesto de su parte - "¡Que no me entere yo que dejas sola a la pobrecita! ¿No ves que sigue traumatizada? Eres más insensible que un bloque de cemento." - Pero es que... - "¿Me has oído bien, verdad? Pues ¡ojo! que peligra para ti la Torre del Paseo Marítimo." - Esta mujer sabe bien cuál es mi punto débil.

Así que estoy de taxista de madame Sirena.

Para rematar la jugada, si le digo que no, me señala con sus dedos palmeados, la foto de boda de la abuela que está encima del aparador. ¿Pero de qué Infierno ha salido este bicho?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Me ha dicho tu abuela que habéis discutido ¿Qué le has hecho? - ¡Nada! Y a usted no le importa si discutimos o no. - Cierto, no me importa que discutáis, lo que quiero saber es de qué trataba la discusión. - ¡¡¡Cotilla, más que Cotilla!!! - ¿A que ha sido por Pascual? ¿A qué sí? - No dudé en contestarle. - Pues mire, sí. Ella quiere que lo saque a pasear... - ¿Tú abuela? ¡Que raro! - Eso digo yo. - ¿Te quiere endosar a su querido? - Pues... no sé qué pensar. ¡¿Por qué no lo saca usted?! - ¿Yooooooo? Pero si no lo conozco...

Corté la conversación ofreciéndole unos chinchones. Estuvimos viendo a la Esteban y a la Cotilla se le fue el santo al cielo. Más tarde, después de una reparadora siesta, la vecina se fue a sus trapicheos...Y, sin saberlo, se llevó a Pascualita a pasear cuando le dije antes de salir: - Llevese la cantimplora que hace calor. (me miró sorprendida) Por si le da la sed...

Después de pasar el resto de la tarde en la gloria, sin sirena que me amenace, la Cotilla llegó a casa con unos labios tan abultados que apenas podía respirar: - ¡¡¡UN XINXON, FENAAAAAAA!!! ¡Fabía un ficho en la fantimplora y me ha fordido al feber aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyyy, FEEE, FOLOOOOR!

                                                                            

jueves, 14 de marzo de 2019

Poco a poco, volvemos a la normalidad.

Después que se fueran los Geos llegó tranquilidad a casa. Por más que buscaron no encontraron a Pascualita que estaba metida en la despensa, dentro de una garrafa llena de agua de mar y en el rincón más oscuro.

Respiré cuando se fueron pero, al momento ya los echaba de menos. Llamé a la abuela para contárselo y me dijo de todo menos bonita. - "¿Por qué no me has llamado, boba de Coria?" - ¿Y qué ibas a hacer tú? - "¡Darle una alegría a la vista!. No todos los días te visitan unos tiarrones a los que les sienta de miedo el uniforme" - Eso es lo que me ha pasado a mi y ahora los añoro. ¡Que cuerpos, que apostura, que tentaciones...! - "¡Calla! No te voy a perdonar en la vida que no me llamaras. ¡Y no me cuelgues que aún tengo muchas más cosas que tirarte en cara!"

Así me tuvo una hora.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Vengo seca. - ¿Quiére chinchón? A ver cuando se estira un poco y me trae una botella, que todo lo tengo que poner yo: casa, sofá y chinchón. - ¿Te ha dicho tu abuela que eres insoportable? - Toda la tarde.

La Cotilla se dirigió a la cocina. - ¡Quiero agua! - Me paré en seco. - ¿Quiere algo especial para su funeral? - ¡Quita, mal fario! ¿A qué viene ésto? - ¿A dicho AGUA?

Entró en la cocina y salió con una garrafa en la mano. ¡La garrafa de Pascualita! Me levanté de un salto y le di un manotazo. Hubo agua por todo y palabrotas para dar y tomar, pero yo me quedé tranquila porque la sirena salió disparada bajó el aparador y allí se quedó.

Antes de irse echando pestes, la Cotilla se bebió a morro la poca agua que quedó en la garrafa. - ¡¡¡AAAAAAAAHG. ¿QUÉ ES ESTO? ¿AGUA DE CARABAÑA?!!! - No. Agua de mar. - ¡¿A santo de qué?! - Es para rellenar el acuario. - ¡¿Ese trasto sin peces?! ¡Cómo vas a tener un novio que te haga un bisnieto para tu abuela, alma de cántaro! - Y se fue mientras, con el dedo índice puesto en la sien, indicaba que yo estaba loca de atar.



miércoles, 13 de marzo de 2019

En casita.

Pascualita está comatosa. El Mejilla-gorda que la tenía, al no saber qué hacer con ella porque, ni es carne ni pescado, la metió en una jaula como si fuera un jilguero. Y recibió un nuevo mordisco, esta vez en el dedo gordo de la mano derecha que yo, al verlo, tomé por un botijo.

En casa la metí en el acuario y, aunque a duras penas, empezó a revivir. La abuela vino corriendo a ver a su amiguita del alma. Lloró tanto, de alegría dijo, que terminó de llenar el acuario con sus lágrimas, o sea, de agua dulce y casi remata a la pobre sirena. - ¡Abuela, hay amores que matan, mujer! - ¡¡¡PAPAM!!! por toda respuesta, me atizó un pescozón que di palmas con las orejas.

Pascualita sigue comatosa, pero menos. Aunque su siniestro color de ahogado no ha mejorado nada y da grima mirarla. De vez en cuando pega la carita al cristal y siento un escalofrío ¡Que fea es la jodía!

Bedulio vino a verme por órden de sus jefes. Les contaron el episodio de la Plaza de España y recibió un rapapolvo. - Si una ciudadana te pide ayuda ¡se la das! - Pero... - Ni pero, ni pera. ¡Andando para su casa a pedirle disculpas!

El hombre venía cariacontecido, mirando a todas partes, asustado. - Siento, porque me han dicho que te lo diga, no haberte ayudado... - ¡Mentira! jajajajajaja - Si vas a empezar así, me voy... - ¿Tengo que firmarte algún papel para confirmar que has cumplido lo ordenado? - Sí...

Pensé que me iba a divertir con el pobre Bedulio a costa de sus nervios pero la cosa se desmadró cuando, al mirar por enésima vez, a diestro y siniestro, vio "la cara del fantasma de un ahogado" mirándole, bizco perdido, a través del cristal del acuario.

En mi vida he oído un alarido tan espantoso. Aún se me ponen los pelos de punta cuando lo recuerdo. Se levantó de un salto, tiró la silla al suelo, pegó con la cabeza en la lámpara del comedor, rompiéndola, se atascó en la puerta de casa porque era incapaz de abrirla y cuando lo hizo, pegó tal portazo que saltaron las bisagras, luego saltó por el hueco de la escalera para llegar antes a la calle y desparecer como alma que lleva el diablo. Menos mal que vivo en un  primer piso...

Una hora después, llegaron los Geos y registraron la casa de arriba abajo en busca del "ahogado"

martes, 12 de marzo de 2019

¡Por fin!

Bajo la estatua del rey Jaime I el Conquistador de la plaza de España, estaba Bedulio dando de comer a las palomas.

Llegué hasta él como un tsunami cualquiera y le solté: - ¡Ya que no haces nada ayúdame a buscar gente a la que le haya picado el bicho del día de la Manifestación! - Se llevó tal susto que lanzó al aire la bolsa de cañamones y las palomas volaron tras ellos pensando que era un nuevo método de alimentación

- ¡La madre que te parió! Estoy siguiendo una terapia para mis ¡NERVIOS! que tengo alterados desde que os conozco. ¡¡¡Y estoy de baja laboral!!!

Unos compañeros suyos que rondaban por allí, se acercaron, muy serios, porra en mano, diciendo: - Circule, por favor. Circule. - Vale, ya me voy pero ¿pueden informarme sobre las personas a las que les haya crecido, exageradamente, alguna parte del cuerpo? - Creo que hay un hombre en la Rambla... Tiene una nalga tan desproporcionada que la va arrastrando. - ¡Gracias! - Me volví a mirar a Bedulio que parecía encogido y dije: - Vamos, abuelito, a ver si lo encontramos. - El grito del Municipal, seguido de un sollozo, me dijo que había dado en el clavo. Sus compañeros corrieron a calmarlo. - ¿Qué pasa? - ¡Está hablando con el ánima de su primer abuelitoooooo!

En la Rambla pregunté al kiosquero y me dio la dirección del hombre de la nalga. Antes de llegar a su casa le vi venir caminando con dificultad. Tiraba del armazón del carrito de la compra y llevaba la nalga apoyada en él para no arrastrarla. - Hola: ¿tiene idea de dónde puede estar el bicho que le mordió "ahi"? - ¡¿Cómo sabe que me ha mordido cuando en los periódicos pusieron que me había picado?! - Pues por qué... ¡se me acaba de ocurrir! ¿Sabe dónde fue a parar el bicho o no? - ¡Espero que esté lo más lejos posible de mi! - Le dí un palmadita, cariñosa, en la nalga cuando me despedí: - ¡¡¡Adios, culillo!!!

¿Dónde demonios estaría la dichosa sirena?

Caminé por las calles de Palma en busca de nuevas "víctimas" de Pascualita. Un hombre con una mejilla enorme se cruzó en mi camino.  Apenas veía a causa de la hinchazón. Iba hablando solo y me puse a su lado para enterarme de lo que decía.

Una baba espesa le salía por la comisura de los labios y murmuraba: - Con ajos y perejil estará buena... y un vasito de vino... ¿O la hago a la plancha? con mahonesa... pero no de bote. ¿Tendrá espinas?... - ¡Quieto ahí, salvaje! (grité) - Del susto se tragó su propia saliva de golpe y tosió como un condenado mientras temblaba como una hoja en la tormenta. - ¿Quién es?... - ¡¡¡SU MADRE!!! - ¿Mamá...? - La tuya no, imbécil. Dime dónde está el bicho o te muerdo yo?

El hombre se desmayó. Al caer al suelo vi un ligero movimiento en su pantalón y poco a poco, de uno de los bolsillos, apareció el pelo-alga de ¡¡¡PASCUALITA!!!


lunes, 11 de marzo de 2019

¡Tengo una pista!

Cuando miro el acuario vacío suelto unos lagrimones como puños...¿Dónde estás, Pascualita? Pascualita, ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAAAAAAAA!!! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa!... ¿nena?

La Cotilla me ha pillado en plena llantina y agarrada al acuario. - ¿Así que para ésto empleas un acuario vacío de peces? ¿Para llenarlo con tus lágrimas? Mira que tienes pocas cosas que hacer... ¿se puede ser más tonta? ¿Y a qué viene llamar a Pascual a gritos? ¡Ah, ya sé!. Estás coladita por sus huesos y le llamas Pascualito jajajajajajajaja. ¡Madre mía! esto es como un novelón colombiano: la abuela y la nieta beben los vientos por el querido de la primera ¡Ostras, cuando lo cuente ésta noche a los compis de trapicheo ¡no se lo van a creer!

- Porque es mentira. Menudas películas se inventa usted ¡Está como una cabra! - En este momento la Cotilla ya había pasado de mi y se estaba sirviendo una copa de chinchón. - ¿Te has enterado? (preguntó caminando hacia la salita con la botella y la copa en la mano) - ¿De qué? - Hay más personas a las que picó el bicho la noche de la Manifestación. - ¡¿Cómo lo sabe?! - Porque he visto a alguno de los perjudicados, en la consulta del médico. - ¿Al lado de casa? - Y en otras barriadas también...

Dejó la conversación en suspenso mientras trasegaba el licor, después dijo: - Ahora que lo pienso, a mi también me ha picado alguna vez un bicho de esos... ¿o será el mismo? - Agarré la botella y bebí a morro porque tenía los nervios a punto de estallar y la dichosa vecina se andaba por las ramas.

- ¡¿Qué más?! - ¿De qué? - ¡¡¡DEL BICHO!!! - Ah, no sé... - ¿Dónde les mordió? - Pues a unos en las orejas, a otros en la nariz, a otros... - ¡¿Dónde?! ¡¿En qué lugar?! ¡¿Qué plaza, qué calle, que avenida?! ¡Jopé, Cotilla, parece usted tonta! - ¡Nena, un respeto!

Al final saqué en claro que los ataques ocurrieron en la Plaza de España. Y salí corriendo hacia allí mientras la Cotilla, desde el balcón pregonaba a los cuatro vientos: - ¡¡¡NO ES MÁS TONTA PORQUE NO SE ENTRENAAAAAAAAA!!!

domingo, 10 de marzo de 2019

Pascualita sigue sin aparecer.

La abuela ha mandado a Andresito  a la televisión para que le informen sobre el señor de la oreja descomunal. - ¿Por qué no has ido tú? - "Porque él, al ser conocido por rico, familia y Partido político, tiene más posibilidades de que lo atiendan bien," - ¿Y a ti no? Pues ya me dirás para qué salimos a la calle el día 8... - "No confundas la gimnasia con la manteca, nena. Ahora que no es nadie en su Partido hay que darle opciones para que se sienta importante." - ¡Que jodía eres, abuela!"

Andresito llegó cuando nosotras íbamos por el segundo chinchón. - ¡Que mal rato he pasado! No me dijiste para qué querías encontrar a ese señor y no he sabido qué decir. Me habrán tomado por tonto... - "Eso da igual. Lo importante es saber que te han dicho de ese hombre" - Pues, eso... que le picó un bicho... que no sabe de qué clase. También dijo que alguien le había comentado que fue una especie de pescado ¡Ya ves tu la tontería de un borracho! Seguro que lo era.

- "¿Y dónde vive?" - ¿El del pescado? - "¡El de la oreja descomunal, coñe!" - Ah, no sé... Como no he dicho para qué lo queríamos...

La abuela montó en cólera y eso es digno de ver. Agacha la cabeza y embiste como un miura, soltando mamporros a diestro y siniestro Es una fuerza de la Naturaleza.

De repente me dio un pescozón, seguido de un empujón, me cogió de la mano y salimos tambaleándonos las dos, a la calle. Entramos en el edificio de la tele en plan Aquí estoy yo y preguntando por el Director. - Perdón (dijo a una chica que estaba detrás del mostrador) queremos ver al Director. - ¿Tienen hora? (preguntó muy tiesa ella) - "Las cinco" (cuando la abuela se pone chula no hay quien la tosa)

- ¡No pueden pasar! - "Eso mismo dijo mi último amante y, desde entonces, lleva veinte años criando malvas" - La secretaria abrió los ojos de par en par. ¿En serio? - Y mientras ella reaccionaba, nosotras entramos, por las bravas, en el despacho del Director. La abuela no se anduvo por las ramas - "¿Dónde vive el orejón?"

En un momento tuvimos la dirección y entramos en la escalera. El Orejón abrió la puerta y yo grité, abriendo los brazos, - "¡¡¡POLICIA!!! ¡Venimos a registrar la casa!!" - Pero no encontramos ni rastro de Pascualita.

sábado, 9 de marzo de 2019

Pascualita no volvió a casa.

Estoy molida, crujida, dolorida... ay, ay, ayyyyyyy.  Así estoy todo el día, cantando por "bulerías" aaayyyyyyy.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Anda, pues es verdad que fuíste atropellada por la manifestación de ayer! Pero mira que eres tonta... - ¡Oiga, no me insulte! - ¿No podías haberte tirado al suelo delante de una cámara de televisión o de fotos? ahora serías famosa y saldrías en los telediarios. - ¡Quite, quite!

En mi cuerpo hay más cardenales que en Roma cuando están en Cónclave a la búsqueda de un nuevo Papa. A pesar de todo estoy contenta de haber ido a la manifestación y ver la cantidad de personas: mujeres y hombres de todas las edades, codo con codo, pidiendo igualdad.

La abuela entró como un tornado. - "¡¿Dónde está?!" - ¿Quién? - "¡Pasc... ! hola, Cotilla. No te había visto" - ¿Ya está tu nieta haciendo, de nuevo, de alcahueta? - ¡¡¡COTILLA!!! - Se lo voy a decir a tu abuelito y verás que pronto cambia el testamento. - Y salió corriendo de casa.

¿Cómo puede correr tan de prisa una persona casi centenaria? Lo sé. El egoísmo la tiene dominada. Va loca por una herencia. Tendría que salir tras ella y evitar que se chivara a Andresito. Pero digo como la canción: ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYY, NO ME PUEDO LEVANTA-AAAAAR....!!!

En cuanto quedamos solas, la abuela me contó que Pascualita saltó de la vieja lechera mientras escuchaba los parlamentos del final de la manifestación. - "¡Ni me enteré! Pobrecita mía ¿Qué le habrá pasado?" - Habrá mordido a alguien. - "¡Eso, ahora, es lo de menos! boba de Coria!" - Esto... A mi me duele TODOOOOO. - "Mira que eres envidiosa. Ahora resultará que lo tuyo es peor que lo de la pobre sirena"

Naturalmente, tuvimos un rifirrafe. Después del sofocón nos sentamos en la salita y pusimos la televisión mientras trasegábamos unos cuantos chinchones. Las noticias de IB3 hablaban de la manifestación, mostrando imágenes cuando, de reprente, grité: - ¡Mira, abuela. A ese hombre le ha mordido Pascualita!

El hombre tenía una oreja descomunal y se lamentaba lastimeramente. El periodista, ávido, preguntaba: - ¿La agresión viene de las filas de los otros partidos? - ¡Y yo qué se! ¡Cómo dueleeeeeee! ¡Era un bicho! ¡SEGURO! - ¿Pero usted lo ha visto? - ¡Ya le he dicho que no. Pero lo he sentido! Aaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy! - ¡¡¡Pascualita, allá vamos!!! (grité) - Y salimos corriendo en busca del "atacado"

viernes, 8 de marzo de 2019

De manifestación feminista.

El teléfono ha sonado ésta noche y me ha parecido que solo había dormido cinco minutos. Como sabía que no era ningún admirador, lo paré. Pero antes de que volviera a dormirme, sonó de nuevo. A punto estuve de tirarlo por la ventana, menos mal que recordé que estaba cerrada y me iba a salir más caro reponer el cristal que contestar :

- ¿Di... gaaaa? - " Nena ¿ya cabe Pascualita en el termo de los chinos?" - ¿Eh... ? - "¿No me digas que dormías? ¡Pero si es temprano!" - Lo sé... aún no han puesto las calles... - "Bueno ¿qué me dices?" - ¿Qué de ... qué? Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz - "¡Andresito, la nena me ha dejado con la palabra en la boca y se ha dormido! ¡¡¡Dile algo!!!"

No pude dormir hasta que contesté a su primera pregunta: - ¡NO CABE! - "Está visto que no se puede confiar en ti. Tengo que ir a la Manifestación Feminista con ella" - ¿Por qué? Solo es un bicho. - "Suerte tienes de que no estás a mi lado ¡mal hablada!"

Al despertarme he recordado éste episodio y he sometido a Pascualita a un exahustivo entrenamiento que a mi me ha dejado para el arrastre. Y la sirena siguió teniendo un meloncito por barriga.

Esta tarde la abuela ha venido a buscarla. La ha sacado del acuario, la ha secado y colocado un pañuelito morado en el cuello - "¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy, pero que guapísima estás!" - Jopé, abuela, te has pasado con el chinchón de la sobremesa. - ¡¡¡ZASCA!!! - Cuando me quejé del maltrato recibido, me dijo: - "Ven que te daré el otro pescozón que te mereces."

Salimos camino de la Plaza de España, lugar de concentración de la manifestación. Había un gentío, con banderas, batucadas, pancartas reivindicativas, pitos, consignas y alegría. ¡Qué más podía pedir la abuela? Estaba en su salsa.

A todo esto, Pascualita, asomada a una antigua lechera de aluminio que la abuela se agenció de Dios sabe dónde y que llevaba colgada del brazo como si fuera una cesta. Yo estaba en un ¡ay!
Pasaba una penada pensando que, si la sirena saltaba sería pisoteada por miles de pies. No quedaría ni su sombra en el asfalto... Pero la que cayó fui yo por estar pensando en las musarañas. Y, efectivamente, fui pisoteada por miles de pies como si fuese una alfombra cualquiera.

jueves, 7 de marzo de 2019

Abuela, traidora.

En cuanto Pascualita me ve con la cinta lanza dentelladas a diestro y siniestro, después corre a esconderse en el barco hundido ¡pero no cabe! y ahí es cuando la cojo, con ayuda del guante de acero por supuesto.

Se queda encajada porque el cuerpo no entra por la abertura, aunque ella no lo sabe y cree que está a salvo, Vamos, que se queda con el culo al aire.

Le ato la cinta a la, antaño, cinturita de sirena, y tiro de ella. La llevo suspendida en el aire hasta la bañera y empiezan los ejercicios de natación. Me pongo unas gafas de buceo porque me escupe todo el rato la muy guarra y no tengo ganas de tener los ojos a la funerala.

Cuando acabamos los ejercicios aparece la abuela en plan hada-madrina-salvadora-de-sirenas agobiadas por bobas de Coria como yo. - "¡Pobrecita míaaaaaaaa! ¿Qué te ha echo éste engendro del demonio? ¡Mala, mala y mala!" (esto lo dice dándome golpecitos en la espalda) - ¡¡¡ABUELAAAA!!!

Después la lleva, amorosamente, hasta la mesa de la cocina y muy zalamera, le dice: - "Ahora mi pichurrina va a comer ¿a qué siiiiiii?" - Entonces llego yo con su comida: puré verde. Y cuando consigo meterle una cucharadita en la boca, me la tira a la cara con media cuchara incluida porque la jodía las parte con sus dientecitos de tiburón.

Entonces, el hada-madrina-salvadora-de-sirenas, saca del bolso algunos cangrejitos que aún se mueven y se los da a Pascualita que se monta un festín. - ¡¡¡TE DENUNCIARÉ POR MALTRATO ANIMAL, ABUELA!!! - "¡Pero si solo son cangrejos, boba de Coria!" - ¡Pero tienen madre! - "Y padre, no te digo!"

Entre tanto jaleo me llega una  noticia dolorosa de un amigo con quién he pasado muy buenos ratos de risas. ¡Animo, Martínez, tío grande!


miércoles, 6 de marzo de 2019

Hemos puesto a Pascualita a plan de adelgazamiento.

Pascualita no puede con su cuerpo. Ha engordado tanto, tanto que a penas puede nadar porque su peso la hunde. Hemos decidido ponerla a plan: ejercicios a tope y dieta drástica. Solo así volverá a tener la cinturita de avispa marina que tenía antes de hacer vendas de pescado.

Le propuse a la abuela empezar haciendo unas tablas de gimnasia sueca: - "¿Tú crees?" - ¡Claro! ¿No has visto lo guapas que son las suecas? Después podrás ponerle una peluca rubia  jajajajajaja - "¿Te estás riendo de su desgracia?"

Vi la ira reflejada en sus ojos y eché balones fuera. - ¡Dios me libre, abuela! Era por distender el ambiente... - "No creo que esa gimnasia sea la adecuada para Pascualita ¡no tiene piernas!"

Estuvimos discutiendo toda la mañana y al final acordamos en emplear el método que ya usamos con ella hace mucho tiempo: meterla en la bañera, llena de agua de mar, con una cuerda atada a su cintura y que diera vueltas y más vueltas hasta agotarse. Quien algo quiere, algo le cuesta.

- "Puedes poner por delante un palo con algo de comer que le guste para incitarla a cogerlo, como un burro tras una zanahoria" - ¿Cómo que "puedo poner? ¿Tengo que hacerlo yo? ¡Si tu no tienes nada que hacer? - "Cuidar mi vida social ¿Te parece poco?"

La jeta de la abuela no tiene igual en el mundo.

La sirena tiene que hacer una dieta estricta: ¡comerá verduras y nada más! - "Eso mismo. Algas en cantidades industriales" - Mejor en cantidades discretas. - "¡Pasará hambre!" - Luego nos lo agradecerá. - No sé, no sé... pobrecita.

Me tocó trajinar las garrafas de agua de mar hasta la bañera de casa ¡Yo sola! Y pelearme con Pascualita porque no quería pasar horas detrás de un trozo de jamón serrano colgado de un palo. Pero me mostré intransigente hasta que el brazo que aguantaba la cinta que ataba a la sirena se me durmió. Aaaayyyyyy ¡que dolooooooooor!

La sirena empezó a comer algas, cada día las mismas y acabó harta. cada vez que me veía me las tiraba a la cabeza. - ¡Pascualita, estate quieta, jodía!

Y así, entre ejercicios de natación y pasando más hambre que un maestro de escuela antiguo, el cuerpecito de Pascualita se fue convirtiendo en el de una sílfide,

martes, 5 de marzo de 2019

Pascualita está com un botijo.



Esta vez Pascualita se ha pasado siete pueblos comiendo. Tiene la barriga como un tonel. Nunca pensé que una cosa tan pequeña pudiera comer tanto. Hasta la abuela se ha asustado - "¿Qué te ha pasado, cariño mío?" - Me he hecho un cortecito de nada... - "No estaba hablando contigo ¿se puede saber qué demonios le das de comer a la pobrecita? ¿No ves que no cabrá en el acuario" - Pero si se lo diste tú, abuela. - "No levantes falsos testimonios ante mi, boba de Coria, que no respondo." -

Me coloqué al otro lado de la mesa del comedor, por si se escapaba un pescozón y seguí razonando con ella. - Le diste todos los peces desollados... ¿no lo recuerdas? - "Sí, pero no era para ponerse así..." - Eran unos cuantos kilos. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿De quién habláis? - preguntó la Cotilla entrado en casa, pasillo adelante. - "De Pascua... Esto... de Merceditas la estanquera"

La Cotilla frunció el ceño. - ¿Me tomas por tonta? Pues anda que no hace tiempo que la pobre Merceditas está criando malvas ¡Hablábais de Pascual! No tenéis vergüenza ninguna de las dos. ¡Pobre Andresito, todas te traicionan menos yo!

- "Para de hacer comedia y deja a mi marido en paz." - ¡Pero si no lo quieres! Estás con Pascual como Pedro con la guitarra. Pásame a Andresito y quédate con tu querido Pascual. - ¡Pero la Torre del Paseo Marítimo es para mi (solté de carrerilla) - Perdona pero Andresito y la Torre forman un lote. - ¡Pero soy su nieta! - Putativa. - ¡¡¡OIGAAAAAAAAAAA!!! - No he dicho nada malo.

La abuela cogió la sombrilla roja con dragones y cerdos pintados, que ha comprado en la tienda del señor Li y se fue, harta de oírnos. - ¿Dónde va con eso? - A que no le de el sol. Ahora quiere ser blanca como una patena. - La Cotilla quedó en silencio Y se escuchaba el ruido que hacía su cerebro mientras procesaba información. - ¿Es una nueva táctica para ligar? - No le sé decir...

Por el rabillo del ojo vi a Pascualita haciendo un gran esfuerzo para subirse en el borde del acuario. No pudo con el peso de su cola y se dio una costalada contra la superficie del aparador. - ¡Papam! (sonó) - ¡¿Qué ha sido eso, boba de Coria?! - El ánima de mi primer abuelito... (lo recuerda) - ¡No digas tonterías! (la voz de la Cotilla denotaba temor) - Me quiere mucho y no le gusta que me quiten cosas... - Si no te conoció. - En vida no... - ¡Deja de decir tonterías!

- ¿Quiére un chinchón? - Pues... ¿Seguro que es él? - ¡Seguro! - De un salto se plantó en la escalera y se largó.

Recogí a Pascualita y antes de soltarla, de nuevo, en el acuario la amenacé con el dedo índice: - A partir de mañana: Operación bikini.

lunes, 4 de marzo de 2019

Vendas de pescado para Andresito.

Achicharrado quedó Andresito. No había por donde cogerlo. El pobre estaba en un AY. Lo tocábamos aquí: ¡AY! Lo tocábamos allí: !AY¡ Hasta que la abuela se hartó y le metió una bronca de padre y muy señor mío: "¡Ya vale de cantar flamenco, cansino, que eres un cansino! Llora como hombre lo que no has sabido defender como mujer..." - Abuela, es al revés. - " Así es como se lo dijo la madre a Boabdil, lo que pasa es que la Historia la escriben los hombres y la trastocan."

No quise llevarle la contraria porque me pareció que estaba cargada de razón. Y no tenía ganas de recibir uno de sus pescozones.

Según nos dijo una vecina, que una amiga le había contado una noticia que vio en la tele, lo mejor para aliviar las quemaduras es envolverlas con piel de pescado. Y la abuela, que todo le parece poco para su Andresito, me mandó al mercado a por varios kilos de pescado. - ¿No tienes un mayordomo inglés? ¡Pues que vaya él que para eso le pagas!

Resulta que a Geoooorge esto de Brexit lo tiene deprimido, pobrecito y no conviene que se estrese. ¡Menudo cuento se gasta el gachó! - ¡Pues yo no voy! - "Pues la torre del Paseo Marítimo será adjudicada a... ¡la Cotillaaaaaa!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡¿Que buena nueva han escuchado mis oídos?! ¡YUJUUUUUUUUUU! Andresito y tú ya podéis moriros tranquilos y yo disfrutare mi herencia. - ¡Alto ahí! A la abuela le ha calentado la boca el chinchón que lleva trajinándose desde el desayuno. Ahora mismo voy a hacerte el recado, abuelita querida.

Salí corriendo para que la Cotilla no me tomara la delantera. Volví con la cesta llena de peces y encima, me tocó despellejarlos con mucho primor. Tengo la casa que apesta aunque esté todo abierto de par en par.

El abuelito está, tipo momia, todo vendado con piel de pescado. No sé si eso le irá bien o mal pero ha conseguido que todas las moscas del barrio se reunan en casa para celebrar que tienen un festín a mano.

Pascualita, escondida entre las algas del acuario, se está poniendo morada de comer trocitos de pescado. No importa los kilos que ha comido, ella sigue tragando. ¡Menudo estómago tiene la antidiluviana ésta!

domingo, 3 de marzo de 2019

Una barbacoa especial.

Gracias a los calores y solanas que nos está haciendo éste invierno, la abuela disfruta de tomar el sol en la terraza de la Torre del Paseo Marítimo y está más negra que un zulú. A su lado, el abuelito parece una gota de leche.

Discuten mucho sobre ésto porque ella dice que a una persona que está morena se la ve sana, en cambio los blancuchos parecen estar con un pie en el Otro Mundo. -  "¡Toma el sol, hombre, que me da la impresión de dormir con Drácula!" - No insistas. Esto no puede ser sano ¡pero si estamos en Invierno, por amor de Dios!

Tanta tabarra ha dado la abuela que Andresito se ha puesto el bañador y ha tomado el sol tumbado en una hamaca. Poco después, la brisa del mar ha aliviado un poco el calor y el abuelito se ha quedado dormido, plácidamente.

Recibí una llamada de Geooooorge: - ¿Tu estar en casa, boba de Coria? - ¡La madre que te parió, inglés! ¿Qué quieres? - Madame decir que ella hablar con you. - "Nena, trae a quién tu sabes, a mi casa" - ¡¿Ahora?! - "¡Ya tardas!" - No tengo ganas de ir hasta allí... Mándame el rolls royce... - "No tengo otra cosa que hacer que complacerte ¡¡¡Qué traigas a Pascualita te digo!!!"

El calor apretaba cuando llegué, sudorosa y cabreada. La abuela sacó a su amiga del termo de los chinos. - ¿Qué vas a hacer con ella? (pregunté) - "¡Esto!" - Y la tiró a la piscina.

- Rápidamente me tiré a por ella. - ¡Que no es de agua salada, animal! (grité mientras me zambullía) La sirena intentó nadar pero se fue al fondo de la piscina. - La abuela gritó despavorida al darse cuenta de que algo no iba bien y también se tiró a por élla.

Menos mal que lo hizo porque, por más esfuerzos que hice, no lograba sumergirme. - ¡Uf, que difícil es ahorgarse! - dije - La abuela, como una campeona, nadó como una flecha tras el cuerpecillo de la sirena y logró cogerlo antes de que se lo tragara la piscina.

Colocó a la sirena en el suelo y le hizo el boca a boca,-  Aaaaaaaaahg ¡que ascoooooo! - Fue un momento trágico que duró, a penas quince minutos cuando, de repente, la sirena se convirtió en una ballena soltando chorros de agua. - "¡¡¡Bieeeeeeeeen!!! - gritó la abuela.

Fue entonces cuando olimos a quemado. - ¿Estáis haciendo barbacoa, abuela? - "Que yo sepa, no ¡¡¡Aaaaaaiiiiiiiiiiiiii!!! ¡¡¡ANDRESITO DE MIS ENTRETELAS!!!

El pobre abuelito echaba humo como una vulgar chistorra asándose a la brasa.


sábado, 2 de marzo de 2019

Disfrazada.

Menudo rifirrafe hemos tenido, de buena mañana, la abuela y yo. Está empeñada en disfrazar a Pascualita y llevarla a la Rúa y entre el ¡qué sí, qué no! se nos han pasado dos horas por lo menos.

He terminado agotada y dando mi brazo a torcer en cuanto ha salido a relucir la Torre del Paseo Marítimo... Me fastidia mucho éste chantaje porque ¡mira que si me muero primero! Sería el colmo de los colmillos que, después de tantas claudicaciones, se la quedara la Cotilla.

Acabada la discusión ha sacado del bolso, carísimo, un paquetito. - "Vamos a probarle el disfraz" - La sirena no me quitaba los ojos de encima mientras la abuela y yo hablábamos a gritos. Ahora, viendo que no tiene a nadie a quién defender, le ha hecho la señal de OK como diciendo: - ¡Hemos ganado! - A veces pienso que no estaría mal comerme a la media sardina con pimientos fritos.

Ha vestido a Pascualita ¡de sevillana! con un clavel reventón y una peineta en lo alto de la cabeza. Cómo lo ha enganchado en los cuatro pelos-algas del bicho es un misterio Y no contenta con eso, le ha pintado los ojos y los labios. También ha conseguido ponerle algo que la sirena no tiene: pestañas. ¡Ahora sí que da repelús! Es, talmente, un monstruo de las profundidades con el rimel corrido.

Le ha salido un poco caro maquillarla porque se ha comido tres pintalabios, de Chanel, en un visto y no visto.

Expresé mi rechazo a ir con ellas por las calles de Palma. - No quiero que me tiren piedras o que la gente salga corriendo cuando la vean. Y por otro lado ¡no pueden verla o nos la quitarán para estudiarla en un laboratorio, una vez la metan en formol. - "¡No seas agorera! Mirala que bonita está." - Deberías pedir hora al oculista ¡¡¡AAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYY!!! ¿Qué pasa? -

Esta mujer no aguanta nada. Después del pescozón que me ha dado, ha puesto a la sirena en el broche y se han ido a pasear... Me he fijado que la sirena iba masticando algo negro que asomaba entre sus dientecitos de tiburón... ¿una cucaracha? ¡Aaaaaaaaaaaaaahg!... No, no es eso. Es... ¡una de las pestañas postizas! Este bicho no está hecha para presumir.

viernes, 1 de marzo de 2019

Día de la Comunidad Balear.

La abuela ha venido a casa con su mini vestido de Madrastra de Blancanieves, hecho con tantas plumas de colores que habrá dejado desnuditos a una docena de loros por lo menos.

Naturalmente tuvo que explicarme de qué iba disfrazada. Le sentó como un tiro - "¡Eres más corta que las mangas de un chaleco.! ¿O es que no se ve?" - Verse, se ve pero en el cuento no sale así... - "Que poca imaginación tienes, boba de Coria. Me voy o acabaré cabreándome!"

Antes de que saliera por la puerta le pregunté: - ¿Vas a la Rúa del Carnaval? - "¡Claro! Es hoy. No te enteras de nada." - Sí que me entero. Hoy es la fiesta de la Comunidad Balear. La Rúa es el domingo - "¡¿Cómooooooo?!" -

¡La pillé!

- "¿Seguro que hoy no sale la Rúa del Carnaval?... Pues Andresito va disfrazado de bebé con paquete y todo. Me espera en la Rambla, junto a la fuente... Se va a enfadar jajajajajajaja" - ¿Y no lleva nada para taparse? - "!Claro que no! ¿No ves que hace muy buen día?"

En las noticias locales del mediodía sacaron un primer plano del abuelito, con un chupete grande en la boca, rojo hasta la raíz del pelo de la vergüenza que estaba pasando mientras la gente lo señalaba y se reían de él. Se le escuchó decir: ¡¡¡NUNCA MÁS!!! - Alguien comentó: - Debe ser un gallego nostálgico de la época del chapapote...

Pascualita y yo salimos a festejar el día de la Comunidad. Iba asomada a la boca del termo de los chinos mientras caminábamos en medio de una multitud de gente que disfrutaba del sol y el calor. El olor de las viandas que se ofrecían nos abrió el apetito y la sirena decidió no esperar a que la comida viniera a nosotras sino ir a por ella y se tiró en plancha sobre unos platos de pulpo. En un santiamén no quedaron ni las migas.

El hombre que despachaba se volvió y al ver los platos vacíos, gritó: - ¿Quién lo ha cogido? - Nadie había visto nada. - Pascualita come a la velocidad de rayo y en un momento vació todos los platos  que se exhibían en el mostrador de la caseta.

A mi me entraba un sudor y se me iba otro. ¡Que apuros pasé! Poco después llegaron los municipales. - ¡Me roban pero no veo al ladrón! - Perdone pero ¿ha bebido usted? - preguntó Bedulio. - ¡Oiga, que estoy trabajando y soy un profesional! - Algo despistado, a lo que parece (insistió Bedulio) - Aquello no le gustó al trabajador y a punto estuvieron de llegar a las manos mientras la sirena saltaba al siguiente stand y se puso morada de chistorra.

Volvimos a casa sin más contratiempos que el tripón que tenía Pascualita después de la comilona. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Te invito a comer, boba de Coria, sin que sirva de precedente. - Abrió su gran bolso y de allí salieron maravillas comestibles de todos los rincones de España. - Lo único que no he encontrado ha sido pulpo. - dijo la Cotilla con extrañeza.