viernes, 1 de marzo de 2019

Día de la Comunidad Balear.

La abuela ha venido a casa con su mini vestido de Madrastra de Blancanieves, hecho con tantas plumas de colores que habrá dejado desnuditos a una docena de loros por lo menos.

Naturalmente tuvo que explicarme de qué iba disfrazada. Le sentó como un tiro - "¡Eres más corta que las mangas de un chaleco.! ¿O es que no se ve?" - Verse, se ve pero en el cuento no sale así... - "Que poca imaginación tienes, boba de Coria. Me voy o acabaré cabreándome!"

Antes de que saliera por la puerta le pregunté: - ¿Vas a la Rúa del Carnaval? - "¡Claro! Es hoy. No te enteras de nada." - Sí que me entero. Hoy es la fiesta de la Comunidad Balear. La Rúa es el domingo - "¡¿Cómooooooo?!" -

¡La pillé!

- "¿Seguro que hoy no sale la Rúa del Carnaval?... Pues Andresito va disfrazado de bebé con paquete y todo. Me espera en la Rambla, junto a la fuente... Se va a enfadar jajajajajajaja" - ¿Y no lleva nada para taparse? - "!Claro que no! ¿No ves que hace muy buen día?"

En las noticias locales del mediodía sacaron un primer plano del abuelito, con un chupete grande en la boca, rojo hasta la raíz del pelo de la vergüenza que estaba pasando mientras la gente lo señalaba y se reían de él. Se le escuchó decir: ¡¡¡NUNCA MÁS!!! - Alguien comentó: - Debe ser un gallego nostálgico de la época del chapapote...

Pascualita y yo salimos a festejar el día de la Comunidad. Iba asomada a la boca del termo de los chinos mientras caminábamos en medio de una multitud de gente que disfrutaba del sol y el calor. El olor de las viandas que se ofrecían nos abrió el apetito y la sirena decidió no esperar a que la comida viniera a nosotras sino ir a por ella y se tiró en plancha sobre unos platos de pulpo. En un santiamén no quedaron ni las migas.

El hombre que despachaba se volvió y al ver los platos vacíos, gritó: - ¿Quién lo ha cogido? - Nadie había visto nada. - Pascualita come a la velocidad de rayo y en un momento vació todos los platos  que se exhibían en el mostrador de la caseta.

A mi me entraba un sudor y se me iba otro. ¡Que apuros pasé! Poco después llegaron los municipales. - ¡Me roban pero no veo al ladrón! - Perdone pero ¿ha bebido usted? - preguntó Bedulio. - ¡Oiga, que estoy trabajando y soy un profesional! - Algo despistado, a lo que parece (insistió Bedulio) - Aquello no le gustó al trabajador y a punto estuvieron de llegar a las manos mientras la sirena saltaba al siguiente stand y se puso morada de chistorra.

Volvimos a casa sin más contratiempos que el tripón que tenía Pascualita después de la comilona. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Te invito a comer, boba de Coria, sin que sirva de precedente. - Abrió su gran bolso y de allí salieron maravillas comestibles de todos los rincones de España. - Lo único que no he encontrado ha sido pulpo. - dijo la Cotilla con extrañeza.

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