martes, 19 de marzo de 2019

Solo faltaba Bedulio.

Como la abuela es doña Calores, va por la vida como si estuviéramos en el Caribe. Yo le recuerdo, constantemente, el sabio refrán que dice: Hasta el cuarenta de Mayo no te quites el sayo. - "Que antigua eres, boba de Coria. Probablemente, cuando se inventó este refrán, Mayo tenía cuarenta días pero ya no. Y sayo tampoco llevamos"

Bueno, pues el Invierno se ha hecho presente de nuevo y puede decirse que ha pillado a la abuela en bragas y ha cogido en constipado de aúpa. - "Aaaaayyyyyyyy que malita estoy y que poquito me quejooooooo"  - dice mientras no para de moquear. - Te lo dije, abuela. -Ttuve el tiempo justo de hacer un quiebro con la cabeza y evitar que un vaso se estrellara en mi cara.

Esta mañana ha venido Bedulio. - Si vienes a informarme que en el Puig Major hay nieve, no tendrías que haberte molestado porque desde el terrado de la finca se ven muy bien las montañas. - No te enrolles como una persiana porque no lograrás nada de  mi. Me envían a inspeccionar tu piso. El bicho que pica tiene que estar por aquí... Eso dice mi Jefe. - Mira lo que quieras y lo que no te guste, lo arreglas, por ejemplo, si hay polvo en los muebles aquí tienes el trapo y... - ¡Para, para, para! Los Geos van a venir a ayudarme. - ¡¿En serio?! ¡Me chifla!

Diez tiarrones vestidos de Robo Cop invadieron mi casa: levantaron colchones, abrieron cajones, destaparon cajas, ollas, etc. etc. No quedó rincón sin revisar y acabaron marchándose por donde habían venido. - ¡No os vayáis tan pronto! ¡¿Queréis chinchón?!... Se fueron antes de que yo me decidiera por uno de ellos para padre del bisnieto.

Bedulio hizo amago de irse también pero lo retuve haciéndole una reflexión - ¿Ves cómo aquí no hay nada peligroso? La prueba es que a mi no me han mordido... Voy a la cocina a por chinchón.

Al volver al comedor eché un chorreón de licor en el acuario y los ojos de Bedulio se abrieron como platos. - ¡Ves como eres rara! ¡¡¡Me voy!!! - Dijo gritando, cosa que molestó a Pascualita que le escupió agua envenenada al ojo.

Ahora duerme la mona y el ojo colgando le da una expresión divertida.

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