domingo, 3 de marzo de 2019

Una barbacoa especial.

Gracias a los calores y solanas que nos está haciendo éste invierno, la abuela disfruta de tomar el sol en la terraza de la Torre del Paseo Marítimo y está más negra que un zulú. A su lado, el abuelito parece una gota de leche.

Discuten mucho sobre ésto porque ella dice que a una persona que está morena se la ve sana, en cambio los blancuchos parecen estar con un pie en el Otro Mundo. -  "¡Toma el sol, hombre, que me da la impresión de dormir con Drácula!" - No insistas. Esto no puede ser sano ¡pero si estamos en Invierno, por amor de Dios!

Tanta tabarra ha dado la abuela que Andresito se ha puesto el bañador y ha tomado el sol tumbado en una hamaca. Poco después, la brisa del mar ha aliviado un poco el calor y el abuelito se ha quedado dormido, plácidamente.

Recibí una llamada de Geooooorge: - ¿Tu estar en casa, boba de Coria? - ¡La madre que te parió, inglés! ¿Qué quieres? - Madame decir que ella hablar con you. - "Nena, trae a quién tu sabes, a mi casa" - ¡¿Ahora?! - "¡Ya tardas!" - No tengo ganas de ir hasta allí... Mándame el rolls royce... - "No tengo otra cosa que hacer que complacerte ¡¡¡Qué traigas a Pascualita te digo!!!"

El calor apretaba cuando llegué, sudorosa y cabreada. La abuela sacó a su amiga del termo de los chinos. - ¿Qué vas a hacer con ella? (pregunté) - "¡Esto!" - Y la tiró a la piscina.

- Rápidamente me tiré a por ella. - ¡Que no es de agua salada, animal! (grité mientras me zambullía) La sirena intentó nadar pero se fue al fondo de la piscina. - La abuela gritó despavorida al darse cuenta de que algo no iba bien y también se tiró a por élla.

Menos mal que lo hizo porque, por más esfuerzos que hice, no lograba sumergirme. - ¡Uf, que difícil es ahorgarse! - dije - La abuela, como una campeona, nadó como una flecha tras el cuerpecillo de la sirena y logró cogerlo antes de que se lo tragara la piscina.

Colocó a la sirena en el suelo y le hizo el boca a boca,-  Aaaaaaaaahg ¡que ascoooooo! - Fue un momento trágico que duró, a penas quince minutos cuando, de repente, la sirena se convirtió en una ballena soltando chorros de agua. - "¡¡¡Bieeeeeeeeen!!! - gritó la abuela.

Fue entonces cuando olimos a quemado. - ¿Estáis haciendo barbacoa, abuela? - "Que yo sepa, no ¡¡¡Aaaaaaiiiiiiiiiiiiii!!! ¡¡¡ANDRESITO DE MIS ENTRETELAS!!!

El pobre abuelito echaba humo como una vulgar chistorra asándose a la brasa.


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