sábado, 29 de febrero de 2020

He salido a la calle en el momento justo en que todos los gorriones del árbol de la calle iban al "baño" y me han puesto perdida de excrementos... ¿Ha sido una casualidad? ¡Ja!

Y todo, pienso yo, porque me llevé a Pascualita a casa con cubo de la tienda de los chinos y todo. Eso de tener una herína en casa es una lata. No puedo ni levantarle la voz porque siempre hay algún gorrión mirando por la ventana. Creo que me estoy volviendo neurasténica... Por eso me he ido a pasear ... y solo he llegado a la acera.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Es verdad lo que me han contado, boba de Coria? - Vaya usted a saber. - Que te han "bendecido" los pajarillos del Señor jajajajajajajaja - ¡Menos guasa! - He venido a buscarte para ir a ver condecorar a Bedulio por salvar a una servidora de morir aplastada por un patinete. - ¿Un patinete?... vaya... - Sí, hija, pasé bajo un balcón donde un jubilado soltaba el patinete para no tener que bajarlo por la escalera pero, le patinaría la mano o no sé, el caso es que si no llega a pasar Bedulio, me aplasta la cabeza. - ¿Qué le pasó al patinete? - ¡Que cruz tengo contigo!

Se me quitaron las ganas de salir y me quedé en casa. Más tarde la abuela llamó: - "¿Te vienes con nosotros al funeral?" - ¿A éstas horas? - "Es la que pone la esquela de Torcuato" - Ni le conozco ni tengo ganas de salir. - "Ven, boba. Verás que risa cuando a Conchi la llamen al móvil y suene Paquito chocolatero!"

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viernes, 28 de febrero de 2020

Pascualita ¡cabezona!



Cuando quise entrar a Pascualita en casa porque era hora de irnos a dormir, la sirena dijo que nones. Acabé discutiendo con ella. - ¡No me cabrees que te doy un escobazo! ¡Que entres te digo! - La sirena me contestaba enseñándome los dientes de tiburón o tirándome buchitos de agua envenenada. - ¡Quietaaaaaaaaaaaaaa, bicho! ¡Cómo me des vas a hacer palmas con las orejas que no tienes, media sardina!...

Cuánto más me atacaba ella, más frenética me ponía yo. Y para acabar de liar más el asunto, los gorriones se pusieron del lado de Pascualita, al fin y al cabo era su heroína ya que los había salvado del halcón.

El guirigay de trinos subía de tono por momentos hasta que los vecinos y vecinas se fueron asomando a balcones y ventanas. - ¡Deja en paz a los pájaros, boba de Coria, que no se escucha el telediario! - ¡Búscate un novio y deja de molestar a la gente! - ¡Con razón se largo su abuela. Menuda chiflada ésta hecha! - ¿A ver qué le habran hecho los pobres pajarillos?

"Los pobres pajarillos" se lanzaban sobre mi en picado y tuve que huir del balcón y cerrar los cristales antes de que me sacaran un ojo.

Mientras me tranquilizaba llamaron a la puerta. Era Bedulio dispuesto a ponerme una denuncia. - ¿Por qué? - Por molestar a los gorriones. Son nuestros vecinos, ciudadanos de Palma como tu y como yo. ¡No se puede ir avasallándolos para divertirte! Y tampoco se les insulta!

Aquello era más de lo que podía aguantar. Todo la culpa recaía sobre mi y, encima, no podía decir nada de la sirena, así que me di media vuelta y grité: - ¡¡¡ABUELITOOOOOOO, BEDULIO ME ESTÁ MOLESTANDOOOOOOO!!!

Un Municipal, desencajado, tembloroso, con los ojos arrasados de lágrimas y el corazón a punto de parársele en seco, corrió escaleras abajo huyendo del ánima de mi primer abuelito que lo miraba, guasón, desde lo alto de la lámpara de la entrada.

jueves, 27 de febrero de 2020

¡Super sirena!

Como Pascualita le tiene querencia a estar en el árbol de la calle, he comprado un cubo en la tienda de los chinos del señor Li, lo he llenado de agua de mar y ahora mismo está colgado de una de las ramas desde donde la sirena puede fisgar y chafardear con sus vecinos los pájaros.

Nunca pensé que las sirenas fueran tan chismosas. Pero se lo pasa bien aunque no todos los gorriones la aceptan. Tal vez porque, cuando menos se lo esperan, ya está. saltando dentro de sus nidos y los huevecillos corren peligro de convertirse en tortilla.

De vez en cuando hay gresca y tengo que salir a poner paz tirando unas migas de pan.

Ayer escuché un guirigay de trinos. Pensé que estaban otras vez con lo mismo pero no. Se trataba de otra cosa: un halcón había tomado posesión del árbol y los gorriones intuían que serían su comida.

Esta vez no  me atreví a sacar la escoba por si el bicho se me rebotaba y me sacaba un ojo. Ya sé que tengo otro y que, en lugar de gafas, podría usar un monóculo pero no creo que me hiciera más sexi Así que me dediqué a mirar desde el balcón.

El halcón, conciente de su porte faraónico, dejaba que el miedo dominara a toda la población pajaril y atacar luego, cuando le viniera en gana. Esto sucedió media hora después de que me perdiera el programa de la Esteban.

De repente alzó el vuelo hacia uno de los nidos. Cerré los ojos y escuché el chillido siniestro del halcón y un fuerte aleteo. Lo que vi me dejó pasmada.

Pascualita, tan rápida como él, había saltado al nido atacado con la dentadura de tiburón presta para morder. Y eso fue lo que hizo. Mordió con furia uno de los muslos del pájaro. Inmediatamente, se hinchó y alcanzó, primero el volúmen de un águila, luego de una gallina, de un pavo y siguió hinchándose hasta quedar a medio camino del tamaño del muslo de un avestruz.

El halcón gritó, aleteó, saltó y debido al peso del muslo herido, cayó ... dentro de la cesta de la Cotilla que, en ese momento, iba a entrar en el portal de casa. Del susto, soltó la cesta y huyó despavorida mientras por el suelo rodaban las monedas que había conseguido después de "limpiar" los cepillos de las iglesias.

miércoles, 26 de febrero de 2020

Pascualita quiere ser pájaro.

Este febrero caluroso ha despistado a todo el mundo, desde las plantas y los animales a las personas. Y ese ha sido el motivo de que los gorriones que habitan el árbol de la calle, hayan vuelto y estén construyendo nidos nuevos o arreglando los de los años anteriores.

Pascualita, que es medio de todo: pez, persona y planta (por su pelo-alga) está más despistada que un pulpo en un solar y le ha dado por ser, también, ave. Oye trinar a los pajarillos y no duda en impulsarse con la cola y salir disparada hacia la ventana. Si encuentra cerrados los cristales, se pega el porrazo padre y luego anda atontada unas horitas. Si la ventana está abierta (no sé que es peor) aterriza en una de las ramas del árbol y tiene que hacer malabres para no caer al vacío. Lo malo es si cae en un nido. El otro día hizo una pequeña tortilla aplastando media nidada.

La que se lió entre la pareja de gorriones y Pascualita. Al oír el escándalo, tuve que acudir, escoba en mano, para poner un poco de órden.

Mientras agitaba la escoba entre las ramas del árbol, llegó la abuela en el rolls royce y antes de que pudiera reaccionar, una mano vigorosa me la arrancó la escoba de las manos y me dio tal escobazo que me dejó patidifusa. ¡Era la abuela, que había subido de cuatro en cuatro, los escalones pensando que estaba matando a la sirena!

Lo peor fue que, desde la calle, algunos vecinos aplaudieron.

Ahora me encuentro cartelitos en todas partes, con una caricatura mía, poniéndome a parir porque, dicen, he querido cargarme a los gorriones.

Llamé a todos lo timbres y convoqué una reunión de vecinos en mi rellano. - ¡Que sepáis que estaba barriendo el polen de las ramas para que no tengáis alergia, jodíos,!

La sorpresa en sus caras fue para partirse de risa. No sabían cómo darme las gracias. Recibí besos y abrazos, achuchones que no venían a cuento, reverencias e, incluso un vecino me propuso un negocio, en voz baja: Te compro todos los gorriones que caces ¡Me encantan fritos! - Desde entonces va cojo perdido y su mujer, que no vio el patadón que le di, no para de comentar lo tonto que es su marido. - Por poco se parte la pierna y dice que no sabe cómo se ha hecho eso ¡Si es que más tontos no los hay!

martes, 25 de febrero de 2020

Las bolas de polvo.

No le he comentado nada a la abuela de lo mucho que le gustan a Pascualita las bolas de polvo que se crían debajo de los muebles porque, o me hecha la bronca por dejar que lo haga, o se la lleva a la Torre del Paseo Marítimo para que se coma las que hay allí.

A media mañana, en todo el barrio se ha escuchado el concierto de pitos cuando Geoooorge a aparcado el rolls royce, atravesado, en la parada del bus interrumpiendo la circulación de los coches.

Como si aquello no fuera con ellos han subido a casa tranquilamente, haciendo caso omiso a los insultos. Esto es lo que pasa siempre,sin embargo hoy la cara del inglés era un poema. - Veo que has perdido la famosa flema británica, justo ahora que serás más británico que nunca. -  "Está enfadado porque he comprado un Rumba para barrer la Torre... Es como un niño el pobre." - ¡Te vuelves viejo, titi jajajajajaja! - Mi no viejo. Rumba hacer uno de mis trabajos. - ¿Y por eso te enfadas?  - Yes, porque luego será Termomix... Poco a poco yo quedar sin trabajo. - Visto así, tienes razón. - "¡Si te vas a ir de Europa cuando acabe el año, jodío! Busco soluciones. Además, tienes la cabeza en otra parte. No te centras en lo que estás haciendo. He encontrado un montón de BOLAS DE POLVO debajo de mi cama "

Tras esTe comentario, del comedor nos llegaron los sonidos de chapoteos en el agua. ¡Era Pascualita dando saltos mortales con tirabuzón en el acuario, feliz al escuchar nombrar su plato favorito actúal!

- ¿Qué ser eso? - El ánima de mi primer abuelito. - ¿Tú querer asustarme, boba de Coria? Yo ser inglés. Haber muchos fantasmas en England, darling. - ¡Darling tu madre!

La abuela, para evitar que la curiosidad llevara al mayordomo hasta la sirena, se levantó y se marcharon.

Corrí hasta el acuario. Pascualita seguía celebrando el atracón que esperaba darse de un momento a otro. - ¡Que no, que no hay bolas de polvo, Te las has comido todas, gordinflas! - Pero no hay peor sordo que el que no quiere oír y ella seguía, salta que te salta hasta que cayó en mis manos. - ¡Lo ha dicho la abuela, no yo! ¡¡¡NO, NO, NOOOOOOOAAAAAAAYYYYYYYYY!!!

- ¡Que dolooooooor! ¡La medio sardina me ha mordido el dedo índice de la mano derecha que ahora es tan grande como toda la manno! ¡¡¡ME DUELEEEEEEEEEEE!!!

Mientras saltaba, corría, lloraba, moqueaba, hipaba... pensaba que ya no podría difrutar del placer de urgarme la naríz por las mañana... ¡buaaaaaaaaaaaaa!

             

lunes, 24 de febrero de 2020

Robo de sábanas.

Aprovechando que hace muy buen tiempo he cambiado las sábanas. Al sacarlas de la lavadora no me podía creer lo que veía ¡Me las habían cambiado!

Metí a Pascualita en un barreño con agua de mar y me senté a su lado para comentar lo que había pasado y para que no viniera una gaviota en vuelo rasante y se la comiera.

Me ha dado la impresión de que no le interesaba el tema. Reconozco que una conversación sobre sabanas recién lavadas no es de lo más atrayente. Pero el tema tiene su puntito de suspense. Por eso he decidido abrir una investigación pseudopolicial.

Pero las sábanas estaban tan límpias que era imposible hallar huella alguna... Sin embargo la policía siempre encuentra algún indicio que ayuda a descubrir al malechor.

Alumbrándome con una pila, repasé, uno a uno, todos los centímetros de tela pero no me dio resultado positivo ninguno. Puse las sábanas al traslúz y tampoco. Empezaba a desesperarme porque quería encontrar al ladrón. Pascualita bostezaba bajo el agua. - ¡Sube y escúchame! Hablando en voz alta es como se aclaran las ideas. - Pero no me hizo ningún caso. Hasta que caí en la cuenta de que el ladrón podía ser algún conocido.

- ¿Ha venido Bedulio por casa cuando yo estaba fuera?... ¡Claro, ha sido la Cotilla! Me va a oír cuando la vea - Siguió bostezando y a mi me dieron ganas de hacer sopa de sirena con almejas. - ¡Ayúdame, cretina!

Para tranquilizarme me concentré en las sábanas tendidas, respiré hondo, me acomodé bien en la silla de plástico y me dormí como un ceporro. Tiempo después desperté sobresaltada. - ¡Eureka! (grité, a pesar de saber que la policía no emplea esa expresión)

Había dado con la solución del caso de las sábanas robadas. Corrí a por la botella de chinchón y Pascualita y yo brindamos alborozadas porque en sueños vi lo que pasó: hacía tanto tiempo que no cambiaba las sábanas que habían cambiado de color. Por eso, al ver su hermoso verde esmeralda original, me costó reconocerlas..

domingo, 23 de febrero de 2020

Jodía Cotilla.

Los abuelitos ha llegado a casa ante la espectación de la barriada. Disfrazados de ricachones de los años veinte del siglo pasado, eran un conjunto de sedas, larguísimos collares de perlas de varias vueltas, sombreros canotiers, plumas, abanicos... En fin, una estampa muy lograda de aquellos tiempos del charlestón..

Vinieron a buscarme para ir con ellos a Sa Rua y desfilar por las calles de Palma. También iba disfrazado y peinado con raya en medio, Geoooorge, más elegante que un duque. Estaba tan metido en su papel de conductor antiguo que llevaba la espalda más recta que nunca. Y, entre tanto glamour estaba yo, acomplejada totalmente por mi disfraz.

Después de haber trabajado en el de sirena, que fue rechazado por la abuela, con pitorreo incluído, me quedé sin tiempo para hacerme otro y me apañé uno, años veinte, construido a trancas y barrancas.

Iba de Calendario de éste año. Me vestí de negro de pies a cabeza y sobre ésto me colgué del cuello un calendario de 2020.

La abuela dijo que no saldría conmigo. El abuelito, que es muy prudente, tan solo torció el gesto. Geoooorge puso cara de fatuo engreído y un rictus repelente en su boca. Claro que al pasar a su lado le dije, despectivamente: - ¡Inglés!

El primer abuelito, que desde que aparece cuando quiere tiene ganas de divertirse, se montó a caballo en mi espalda y así lo tuve todo el desfile. Menos mal que no pesa pero no deja de ser un engorro.
También vino Pascualita, no iba a ser menos, en el termo de los chinos al que coloqué una mascarilla en recuerdo del Corona-virus.

Y si venían Pascualita y mi primer abuelito, justo era que viniera también Pepe. Al que le pinté un bigotito años veinte y un monóculo que le favorecía mucho. Y colgué el llavero de la cinta del termo. Y así fue como TODA la familia nos fuimos de Carnaval... Y no nos dieron premio porque la Cotilla, que andaba entre la gente afanando carteras para poder llegar a fin de mes, acaparó la atención de todo el mundo cuando uno de los robados se dio cuenta y salió tras ella.

Cuando la policía la atrapó se partía de risa. - ¡¡¡No es lo que parece jajajajajaja Es un disfraz de LADRONAAAAAA! JAJAJAJAJAJAJA!!! - ¡Y ganó el Primer Premio!


sábado, 22 de febrero de 2020

La neurona bien, gracias.

Horas después de haberse repuesto del soponcio que le dio al verme con el disfráz de sirena, la abuela me ha llamado, preocupada: "¿No saldrás a la calle como un adefesio, verdad?" - No... - "¿Por qué no me hiciste caso cuando te dije que lo tenías delante de las narices?" - Es lo que he hecho. Pero por lo visto, me he equivocado y en lugar de la sirena, tendría que haber echo a Pepe la cabeza jivarizada... - "¿Ves cómo tengo razón cuando digo que no eres más tonta porque no te entrenas?"

No la entendía hasta que pensé que, debido a su avanzada edad, la cabeza no le funciona bien. Y decidí seguirle la corriente. - Entonces ¿Pepe tampoco me sirve? - "Me estás sacando de mis casillas"

Pascualita, subida al borde del acuario, seguía atentamente la discusión y como yo iba elevando el tono, me puse las gafas de sol por si se le ocurría tirarme un buchito de agua envenenada, a los ojos.

También Pepe parecía atento pero de éste no hay que fiarse, porque siempre hace lo contrario de lo previsto.

La abuela carraspeo. - "Vamos a ver ¿Dónde éstas ahora?" - En la cocina. - "Mira a ver qué tienes delante de tus narices" - ¡Abuela, no empieces de nuevo, coñe! - "¡Que lo mires!" - Pues... no sé... creo que el calendario. - "Vale. ¿Y qué pone?" - Cristalería La Ramb... - "¡Eso no! La fecha ... " - No contesté. Estaba apurada. - ¡"El año, leches! ¿Qué año es?"  - 2020... - "¡Eso es, boba de Coria!"

¿Así que era eso lo que quería? ¿Qué me disfrazara de Calendario? - Oye, no quiero ir de calendario... - "¡¡¡SERÁ POSIBLE!!!  ¿Qué te dice el número del calendario?" - Ya te lo he dicho: 2020. - "Ahí esta la solición. ¡Los felices AÑOS VEINTE!" 

Quedé un rato pensativa... y, poco a poco fui entendiendo: - ¿Qué me disfrace de chica del Charlestón? ¿eso es lo que quieres? ¿Si?... ¿Y tienes que dar tanto rodeo para decirme esto? - "Quería saber hasta que punto de idiotez ha llegado tu única neurona."

viernes, 21 de febrero de 2020

¿Mis narices?

¡Aaaaayyyyyy ! ¿De qué puedo disfrazarmeeeeee? El domingo es la Rúa de Palma y no sé que ponerme. Le he pedido opinión a la abuela y me ha contestado ésto: - "Está más claro que el agua, boba de Coria. Solo tienes que pensar un poquito" - Pero si te he llamado porque ya no puedo pensar más. Mis sesos echan humo. ¡No puedo pensar ni un segundo más! - "¡Pero si tienes la solución delante de tus narices!" - ¡Pues no la veo!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Ya se de qué me voy a disfrazar éste año.

No me pilló muy bien el comentario y le contesté con la clásica grosería: - Pero si usted va disfrazada todo el año, Cotilla. - No se dió por aludida y siguió a lo suyo. - Eso quiere decir que toda Palma sabe lo que se va a poner el domingo, menos tú jajajajajajajajajaja ¡Y eso que lo tienes delante de tus narices!

¡Otra vez mis narices! Acabé yendo a mirarme al cuarto de baño y, por más que me fijé, no vi nada especial que me ayudara a resolver el dilema del disfráz.

Me senté en la cocina, con Pascualita y Pepe y les expliqué mi problema pensando que poniéndolo de viva voz tal vez encontraría la solución... pero no. Y ellos no me ayudaron mucho tampoco.

Esperé sentada a que me respondieran y me quedé traspuesta... al despertarme ¡había dado con la solución! Delante de mis narices tenía una sirena y un llavero con una cabeza jivarizada. Ahora solo tenía que decidirme por uno de los dos. Gano Pascualita. Y fui a la tienda de los chinos del señor Li a comprar el disfraz. - No habel de eso. - ¿Por qué? - Polque no podel caminar... No tenel pies. - ¡Vaya!

No me di por vencida y decidí hacerme yo misma el traje. 

Después de hilvanarlo vino la primera prueba. Como pelo-alga me puse una fregona a la que le había cortado la mayoría de los flecos y daba el pego. La abuela entró sin que me enterara y al verme soltó un grito y cayó redonda al suelo. Al volver en sí tenía la cara desencajada. - "¡Ni en mis peores pesadillas he visto nada más feo!" - Gracias, abuela, yo también te quiero...

jueves, 20 de febrero de 2020

Pobre Momia...

Parece que, poco a poco, los abuelitos van acercando sus posturas y la paz está llegando a la Torre del Paseo Marítimo. ¡Menos mal porque ya estoy harta de que tomen mi casa como "tierra de asilo político" y, encima, sin ganar un euro con ello!


Pero como en ésta familia cuando se solventa un problema, surge otro, ahora es la Momia quien está inquieta, asustada incluso porque los cubanitos culito-respingones, la han denunciado por explotación laboral: - Bailamos muchas horas al día y eso no hay cuerpo que lo aguante (dicen, en tono lastimero) La Bisabuelastra, con los ojos arrasados de lágrimas, menea la cabeza y asiente. - Tienen razón. Es que el ritmo caribeño me puede y no dejo de bailar... Lo siento...

- ¡Y lo dice una  mujer que tiene tantos años que, apunto estuvo de poder asisir al entierro de Napoleón Bonaparte!

- "Estamos muy preocupados por ella porque un disgusto a sus años no es conveniente" - ¡Huy, lo que ha dicho la abuela! "A sus años" Naturalmente no he hecho ningún comentario... por si las moscas.

He hablado con la Momia para darle ánimos. - ¿Por qué no coges a Geooorge como pareja de baile? - Es inglés... - Bueno, aunque sean raritos, también bailan, digo yo.  Y mientras, que los cubanitos descansen y se recuperen.

Le pareció buena idea. Por la tarde me llamó el mayordomo, más enfadado que Carracuca. - ¡¡¡Mi no bailar con old madame!!! ¡¡¡Mi no saber!!! - Ya me parecía que eras un poco patoso... Tanto té no puede ser bueno jejejejejejeje - ¡¡¡Mi querer ir con Harry y Meghan a trabajar!!! - Tú lo que quieres es salir en el Hola, resalao.

Mientras todo esto ocurría, Pascualita seguía recorriendo los suelos de casa en busca de bolas de polvo. Se las come con tanto deleite que ganas me están dando de probar una... Pero, no me atrevo por si le da un ataque de celos y me muerde la muy jodía.

miércoles, 19 de febrero de 2020

¡Al fin solos otra vez!

Le ha faltado tiempo a la abuela para venir a ver a su mayordomo. Lo tiene  mimadísimo y el otro se deja querer. - Mi estar asustadou madame. - "Estando conmigo no tienes nada que temer" - Pero  yo estar con boba de Coria... ( dijo lloriqueando) - "Reconozco que no es lo mismo. ¿Qué quiéres hacer entonces?" - Ir a England, plis... - "¡Ah, no! Eso sí que no. Con lo que yo fardo de mayordomo inglés con las amigas. Venga, vamos a casa"

Le costó irse porque no se fiaba de Andresito. - "Es un poco retrógrado, lo sé, pero en el fondo es bueno" - ¿Y si quemar a mi en hoguera como botifarrón? - "No creo que lo haga pero, de hacerlo, sería sin mala uva"

Al final se fueron, a pesar de todo... aunque no fueron las palabras "tranquilizadoras" de la abuela quienes convencieron al inglés, sino la vista del fantasma de mi primer abuelito balanceándose en la lámpara del comedor. Y mira que le tengo dicho que no lo haga porque, si la rompe, tendrá que pagarla. A lo que me responde con guasa: ¿Cuándo has visto tú a un fantasma con bolsillos en la sábana? jajajajajaja

Pascualita, Pepe y yo hemos respirado a gusto al quedarnos solos. A la cabeza jivarizada Geooooorge le había cogido manía y la tiró varias veces al cubo de la basura (de dónde la rescaté otras tantas) Decía que era una cosa insana para estar en la cocina. A lo que, harta, contesté que más insano es pasarse el día bebiendo agua caliente con hierbas.

Pascualita, por fin, puede asomarse al exterior del acuario y para celebrarlo, se ha pasado el día reptando por toda la casa en busca de bolas de polvo. Al parecer se las come como si fuera el algodón de azúcar de las ferias. No seré yo quién le diga que no lo haga...



martes, 18 de febrero de 2020

Pobre Geoooorge...

Sigue el toma y daca entre mis abuelitos y mientras, yo tengo que aguantar al pazguato de Geooorge que cree que acabará ardiendo en la hoguera, junto a Willy Toledo. El porque es anglicano y el otro por anunciar que se caga en Dios y en la Virgen. ¡Ay, Señor, como está el patio!

Le he mandado a la compra al mercado de Pere Garau, junto con la lista de lo que tenía que traer. Por lo menos, ya que tengo un mayordomo inglés a mano, me aprovecharé. Pues a venido con el carrito vacío. Despavorido. Blanco como una pared recién encalada. Temblando como un pollo desplumado y con unos lagrimones como puños.

Asombrada, le he preguntado: - ¿Qué pasa contigo, tío? - ¡YA HAN ENCENDIDO LA HOGUERA! - ¿Ya? Hale, pues vamos a asar sobrasada y botifarrones... - ¡¡¡NOOOOO. MI NO QUERER SER BOTIFARRÓN!!! - Qué más quisieras tu, pánfilo, con lo buenos que están.

Madre mía, cómo se ha puesto. Lloraba como una Magdalena. - ¡MI SER CATÓLICOU, APOSTÓLICOU, ROMANOU Y SI HAY MOORE, PUES MOORE!

No me ha quedado más remedio que preparar una jarra de chinchón on the rocks e ir llenándole copas. Ahora duerme pero inquieto. De vez en cuando habla pero, como lo hace en inglés, cualquiera sabe lo que dice.

He llamado a la abuela. - ¿Ya habéis hecho las paces? - "Dormimos en habitaciones separadas, una está en el ala Este y la otra en el ala Oeste. ¿Contesta ésto a tu pregunta?" - No puedes ceder un poco... - "Cuando nos casamos no me dijo que era un inquisidor ¡Me engañó!" - Pues haced lo que sea pero yo no aguanto más al inglés. Dice que no quiere ser botifarrón el muy jodío. - "¡¿Qué le has hecho, boba de Coria?!" - ¡Nada!




lunes, 17 de febrero de 2020

La Inquisición habemus...

Me ha llamado Geoooorge de buena mañana, para pedirme asilo político-familiar. - ¿Para el abuelito?... ¿no? Para la abuela entonces... ¿tampoco? Será para la Momia... ¿no? pues ¿para quién? - For mi. - ¡¿Para ti?! Pues sí que te ha afectado el Brexit de las narices... Ah, ¿no es por eso? entonces, hijo de la Gran Bretaña, como no te expliques...

El mayordomo de la abuela me contó que tenía miedo de estar un minuto más en la Torre del Paseo Marítimo. - Haber cisma religiosou y mi ser protestante... No querer perder cabeza. - Me parece que ya la has perdido o estás bajo los efectos del chinchón. Que ya sé que le das buenos tientos a la botella, jejejejejejeje

- Tu no reir. Yo asustado. - Bueno, ven pero díselo a la abuela, no vaya a creerse que te he robado. - ¡Mi no decir nada! ¡Mi huir!

Previne a Pascualita de que no se dejara ver porque íbamos a tener un huésped en casa. Me puso mala cara, sacó los dientes de tiburón a pasear, me tiró unos buchitos de agua envenenada que, afortunadamente, no me dieron. Entonces, harta de sus caprichos y mala baba, la amenacé con sentarla, atada, delante de la tele a la hora del programa de la Esteban. La amenaza surtió efecto y ahora está más suave que un guante de seda.

Geooorge llegó cariacontecido y mirando de contínuo a su espalda como si le persiguiera el Séptimo de Caballería yanky.

Dejé que se preparara un buen te y cuando estuvo más tranquilo, me contó que los abuelitos no paran de discutir de religión. - ¿La abuela? ya me extraña. - Ella decir que estar con Willy Toledo. El decir que se condenará al Infierno si decir éstas cosas. Ser como perro y gato. - ¿Y qué dice la Momia? - Depender. Ahora una cosa, después otra. Mi creer que se divierte. - ¡Es más lista que el hambre!


domingo, 16 de febrero de 2020

¿Quién lo paga?

Llega el Carnaval y a la abuela ya le ha entrado la fiebre de los disfraces. Y ha venido con un bolso lleno de trajecitos en miniatura para la sirena. - "¡Mira que bonita vas a estar vestida de Caperucita Roja! ¿o te gusta más el de Bambi? ¡Mira éste de Dumbo! ..." - La sirena los miraba todos como quien oye llover. Me di cuenta de que la abuela se ha quedado desfasada con los personajes de ayer y de ahora. Y como si me hubiese leído el pensamiento, sacó un nuevo disfraz: de la Sirenita!

- ¿No te parece redundante vestir a una sirena de sirena. - "Es la mejor solución que he encontrado para que pase desapercibida. Nadie pensará que bajo estas ropas hay una sirena auténtica"

La fue vistiendo con todos los trajes, probando con cuál estaba más ¿guapa? ¡Por favooooor! - A mi me ha gustado el de Dumbo porque no se le veía la cara pero al bicho no le ha echo ni pizca de gracia ahogarse dentro de aquella cabezota de grandes orejas. Finalmente se decidió por el de sirena, con pelucón y todo.

En lugar de aprovechar la hermosa cola de sardina de Pascualita, la embutió en un traje de fieltro con forma de cola. Como sostén le puso una conchas pequeñitas en cada seno que le molestaron un montón. Y, además de la peluca larga y roja, le aplicó maquillaje sonrosado en la cara, le alargó las casi inexistentes pestañas a base de rimel y pintó sus labios de pez, de rojo pasión que es el color favorito de la abuela.

Cuando la vi disfrazada un escalofrío me corrió la espalda ¡que cosa más fea, puñetas! Y para verificar ésta verdad, la abuela le puso un espejo delante: - "¡Para que veas que bonita es mi chiquitinaaaaaaa!"

Y vaya si se vió. Se le erizó el pelo -alga, sacó la dentadura de tiburón a pasear y lanzándose adelante impulsada con la cola, se estrelló contra el espejo que se quería comer.

¡Hasta la abuela se asustó. Y no digamos el primer abuelito que saltó de la lámpara de la salita y se refugió en lo alto de la cortina de la ventana.

Fui a por el guante de acero e intenté coger a la sirena pero quello era una fiera corrupia defendiendo su territorio frente a la "enemiga" que había entrado en él. El bicho se revolvía intentando morder. Mientras la llevaba al acuario se reflejó en el espejo del aparador y ahí ya no puede sujetarla ni dándole chinchón.

Se escapó de mi mano y chocó una y otra vez, contra el cristal hasta que lo crujió, estalló y hubo cristales por todo. - ¡¿Y ahora quién me lo paga, eh?! - La voz de la abuela sonó detrás de mi: "¿Dónde estámos? ¿Dónde vive quién lo ha hecho?: EN TU CASA, BOBA DE CORIA. TE TOCA. - Y se quedó tan pancha.

sábado, 15 de febrero de 2020

Menudo cabreo tiene la abuela.

La abuela ha llegado a casa hecha un basilisco, seguida al trote por Geooorge. - "¡Nos hemos borrado del médico particular!" - ¿Por qué? - "Porque no tiene tacto ni sensibilidad para tratar a los pacientes" - Pues, hasta ahora, te gustaba... - "Pero ya no porque, después del rapapolvo que le dio Andresito, nos hizo ir a su consulta para revisar el plan de medicamentos que teníamos. Nos costó un poco que diera su brazo a torcer y nos recetara más cosas pero, finalmente, claudicó aunque no le hizo ninguna gracia.

- Es que a un médico no se le dice qué queremos que nos recete. Pobre hombre ... - ¡¿Pobre?! Para justificar los nuevos medicamentos escribió que yo tenía el nuevo virus ¿Tu crees que se puede tener tan poco tacto  como para decirle a una Republicana empedernida como yo, que tengo el Coronavirus? ¡¡¡El Corona, nada menos!!! ¿Pero quién se ha creído que es éste tío?"

Mientras la abuela se desfogaba del berrinche, Geoooorge preparó te y se sentó luego junto a la pecera a escuchar nuestra conversación.

Pascualita, al oír a su amiga dar gritos, salió a la superficie del acuario, muy cerquita del mayordomo.

La abuela estaba más y más enfadada y no se dio cuenta de eso. Fui a por el chinchón y le eché un buen chorreón al te y después otro al acuario. El mayordomo se levantó de un brinco. - ¡You estar loca! - Para entonces, la sirena ya nadaba hacia el fondo de arena para no perderse ni una gota del licor.


viernes, 14 de febrero de 2020

No somos nadie.

La discusión sobre quién toma más medicamentos ha traspasado las paredes de mi casa y se ha instalado en la Torre del Paseo Marítimo. Lógico, teniendo en cuenta la edad avanzada de quienes viven allí.

Los ánimos se caldean, los gritos alcanzan decibelios peligrosos para el oído humano y creo que hasta algún trasto se han tirado a la cabeza. De momento no me atrevo a ir por allí, por si acaso y sigo el novelón a través del teléfono. Por eso he sabido que a Geoooorge le han abierto una brecha en la cabeza por intentar defender a su madame y ponerse en la línea de tiro de un jarrón chino.

La Cotilla es la que más chincha. Parece ser que ella es quién más potingues toma y eso, ni la abuela ni la Momia, ni siquiera Andresito, lo soportan porque ellos van a la Sanidad Privada, que para eso son ricos y se pagan lo que les da la gana. No así la Cotilla que debe conformarse con la Seguridad Social.

La abuela se puso hecha un basilisco y después de llamar calzonazos a su marido, cosa que apoyó firmemente la Momia a pesar de ser su madre, le exigieron que le dijera a su médico que dejara de ser tan rácano con ellos que, al fin y al cabo quien paga manda.

Y el pobre Andresito cogió el teléfono y acató las órdenes de las mujeres de su casa.

Cuando todos, salvo la Cotilla que ahora iba quedar en minoría, estuvieron contentos, les surgio otro "grano en el culo" que los descolocó.

Los cubanitos culito-respingones salieron a la palestra y pusieron las cartas sobre la mesa ¡Ellos eran los campeones de los medicamentos! - ¿Ellos? (dijo yo asombrada cuando Geooorge me lo contó) Is not posible, jodío. Si son muy jóvenes. - Yes, pero ellos no poder llevar ritmo frenético de madame Momia. ¡Estar descuajaringados! - Angelicos...  Ya ves, Pascualita, no somos nadie.


jueves, 13 de febrero de 2020

Medicamentos, medicamentos, medicamentos...

La tranquilidad de la tarde se acabó cuando la abuela y la Cotilla se encontraron en mi casa. No podía ser en la plaza, o en una café, o en misa ¡qué se yo! en cualquier sitio menos aquí. ¡Pues, no señor! Tienen que venir a darme la tabarra.

Entraron juntas y discutiendo, cosa que me despertó porque, cuando discuten, se entera el barrio entero. Con lo bien que dormía yo mi siestecita... Y con Pascualita sobre mis piernas. Menos mal que le había echado un trocito de manta que le regaló la abuela hace tiempo, y la Cotilla ni la vió..

Se sentadas a mi lado bajaron la voz, no para dejar de molestarme sino, para escuchar a la Esteban que, en esos momentos aparecía en pantalla. Una vez enteradas del chismorreo televisivo reanudaron la discusión:

- "La doctora me ha dicho que tengo la tensión por las nubes. ¿Te imaginas?Y me ha receptado una caja de pastillas..." - ¿Huy, solo una caja? A mi dos y otra que guardo en el botiquín. No sabes la cantidad de pastillas que llego a tomar durante el día. - "¡Pues, anda que yo! Entre pastillas, gotas y lavativas, voy bien servida" - No creo que haya una ciudadana que tome más potingues que yo.

Después pasaron a ver quién tenia más pastillas azules, o blancas, o rosas. Más grandes, más pequeñas, romboidales, redondas, alargadas... Fue horrible escucharlas porque cada una quería estar más enferma que a otra, cuando, lo cierto que que están como una rosa.

Pascualita se removía, nerviosa viendo a su amiga discutir a grito pelado y acabó saltando de mis piernas al balcón, seguramente para aislarse en el nido vacío que había allí, pero...

La sirena se estrelló contra los cristales porque la ventanan estaba cerrada. ¡Menudo porrazo se dió! Furiosa, acabó escupiendo veneno ¡a la pantalla del televisor donde la Esteban vociferaba como una posesa! Pascualita no iba desencaminada...

miércoles, 12 de febrero de 2020

Así que Pepe era inglés...

El abuelito primero, subido al fluorescente de la cocina, no me quita ojo mientras preparo los cola caos de Pascualita y mío. Nos disponemos a desayunar y la sirena empiezo con sus saltos mortales, tirando leche por todo y antes de que yo pudiera meter el pan tostado en mi taza, al abuelito primero se tiró en bomba ¡en la mía!

Menos mal que es un fantasma y no ha salpicado nada pero, aún así, me ha dado un poco de repelús tomarme ese cola cao... al fin y al cabo el abuelito ha caído dentro.

Cuando la sirena ha visto que cambiaba de taza ha detenido sus saltos para mirarme fijamente durante unos segundos, después me ha enseñado su dentadura de tiburón y, a continuación, me ha tirado un buchito de cola cao envenenado que, por poco, me da.

El abuelito se ha sentado en el frutero, mirándome fijamente: - ¿Qué os pasa a los dos? (pregunté)- Pero no obtuve contestación. De repente, algo cayó al suelo, sonó metálico y me sobresaltó. Era Pepe la cabeza jibarizada.

¿Quién diablos la había tirado?... ¿Acaso tenía autonomía propia? Tuve que preguntarle, a pesar de saber que no me contestaría. - ¿Qué pasa, Pepe? - En mi cabeza sonó una voz de hombre, aterciopelada y rumorosa, que me dejó patidifusa. - ¿Pepe?

- Yes, darlyng, soy yo. - (¡Era inglés, tal como yo creía una vez!) - Pero, pero, pero... - ¿Por qué humillas a tu ralea, boba de Coria? - Aturdida, le contesté en inglés. - ¿A mi qué... de qué? - You has avergonzadou al abuelito primerou al no beber cola cao donde él estar antes? ¡Muy mal! - ¡Porque lleva casi cien años muerto! (yo seguía con mi inglés)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡No te vas a creer lo que ha pasado, nena!  ¡Saca el chinchón que hay que celebrarlo! - Cuando la Cotilla irrumpió en casa dando voces, Pascualita se escondió entre la fruta del frutero. Pepe rodó hasta esconderse debajo de la silla de la cocina, y el abuelito desapareció en la despensa.

- ¡Ha nacido un bisnietoooooo! Y tú, aquí, cardando cebollinos, alma de cántaro! Huy como se entere tu abuelaaaaaaaaaa...



martes, 11 de febrero de 2020

Dicen que hago ruído... ¿yoooo?

Bajo a la calle y en el portal me encuentro con Bedulio. - A tí te quería ver. Los vecinos te han
denunciado por escandalosa. Dicen que, cuando te pones a hacer ruído, ni se puede dormir, ni oír la televisión, ni siquiera discutir con el pariente o la parienta, porque no se oyen. ¡Toma, la denuncia!

- ¡No la quiero! - ¡Tienes que cogerla! - ¡No me da la gana! Ni que fuese yo la única que hace escándalo en mi finca. - Aquí tengo otra denuncia. Esta es de hombres del barrio a los que has acosado insistentemente. - ¡Mentira! - ¡Léelo. Aquí lo pone. Están atemorizados y algunos tienen que levantarse más temprano para ir a trabajar porque tiene que dar un gran rodeo para no encontrarse contigo. - ¡Pero si solo quiero que me hagan un bisnieto para mi abuela! Esto no es acosar sino pedir un favor.

El Municipal intentó que yo cogiera los papeles pero no cedí. Cuando, desesperado, vi que iba a sacar la porra, le grité: - ¡Sube a casa si eres hombre y dáselos a mi primer abuelito! - ¡¡¡Lagarto, lagarto!!! gritó . Después dio media vuelta y se fue corriendo - ¡Me esperan en el cuartel!

Llamé a la abuela para contarle mis desengaños. - Nada, que nadie está por la labor de hacerte bisabuela... ¿Tu crees que Geoooorge...? - "No creo que sea buen momento para pedirle nada porque, desde que no es europeo parece que no levanta cabeza. Y eso que antes le gustaba la idea de ser solo inglés."

Estoy de capa caída. Me siento con Pascualita y la botella de chinchón, en la salita y entre copita y copita, nos entra la modorra... Solo la Cotilla es capáz de despertame cuando grita: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué haces bebiendo sola, boba de Coria?

- ¡¡¡AAAAAAAAYYYYYYYYYYY!!! (grita la vecina mientras señala mi falda) - ¡¡¡UN BICHOOOOOO!!! - Sin darme tiempo a reaccionar, le pega un manotazo a la sirena y la estrella contra la pantalla de la tele. Luego se quita la zapatilla y, a paso de carga, va a por ella para rematarla.

- ¡¡¡NOOOOOOOOOOOOO!!! (grito yo al tiempo que me tiro en plancha sobre la Cotilla y rodamos por el suelo entre gritos y rotura de muebles) - ¡¡¡EL BICHO DEL CORONAVIRUUUUUUUS!!! - (exclama fuera de sí) - Salto hacia adelante, recojo a Pascualita. La pobre está más allá que acá. La meto en mi escote y corro hacia el acuario pero... no llego.

Furiosa, la medio sardina, me arrea un bocado en una teta que, inmediatamente, crece, crece y CRECEEEEEE hasta hacerme ir de lado mientras salto, lloro, moqueo, grito, etc. etc....

Durante un segundo de lucidez oigo como los vecinos aporrean mi puerta... 





lunes, 10 de febrero de 2020

De momento no hay bisnieto.

- Mi esperanza de encontrar un hacedor de bisnietos se está yendo al traste, Pascualita. Es triste ser una incomprendida cuando tengo las cosas muy claras en mi cabeza. Por eso he salido a la calle muy temprano, sin desayunar.

- En la calle había cuatro gatos. Uno a uno les he preguntado si querían hacerme un bisnieto. Alguno ha salido corriendo, otro ha intentado abrir de par en par sus ojos legañosos aún. Otros, simplemente, me han llamado borracha. ¿Qué les pasa a los hombres?

Pascualita escuchaba (quiero creer) mi historia mientras saltaba, una y otra vez, dentro de su taza de cola cao. También Pepe parecía interesado pero con la cabeza jivarizada nunca se sabe porque es tan callado el pobre...

- El caso es que, cada vez que salga a la calle, lo intentaré de nuevo. Es imposible que no encuentre a nadie dispuesto a satisfacer la gran ilusión de la abuela... En caso de que no fuera así he pensado que podría pedírselo a Geoooorge, pero es inglés... Ni europeo siquiera. Solo inglés y me da apuro que el bisnieto salga con aires de mayordomo estirado.

- También podría pedírselo al butanero pero éste gremio tiene mucha demanda de visitas íntimas y la demora puede ser de medio año. Para entonces ya puedo tener la menopausia... o no.

Pascualita se ha cansado de escucharme. Se ha impulsado con su fuerte cola de pez y ha ido a caer en el nido vacío del árbol de la calle. Desde que lo descubrió lo ha tomado como segunda vivienda y  hay días que se pasa allí las horas muertas.

No me extraña porque desde allí tiene buenas vistas a la calle y se entretiene. También le sirve de refugio cuando la Cotilla está en casa. Mucho me temo que está planeando emanciparse de mi la muy jodía.

domingo, 9 de febrero de 2020

Ansiedad.

No podía dormir. Me sentía desasosegada. Me faltaba el aire. Y si abría la ventana, me faltaba el calor. Un galimatías, vamos. De modo que me levanté a beber agua, hacer un pipí, mirar la calle a través de  los cristales del balcón... La noche era negra como boca de lobo...

De repente se me encendió la bombilla. Llamaría a la abuela, quizás hablando con ella me entrara el sueño de una puñetera vez.

El teléfono sonó, sonó y sonó sin que nadie lo cogiera. Pero como yo no tenía ninguna prisa insistí una y otra vez hasta que una voz rasposa dijo: ¿Yes?... - ¡Por fin, Geoooorge! Hay que ver lo bien que te ganas el sueldo en Europa, inglesito. Toda la noche durmiendo a pierna suelta y sin atender a tus obligaciones entre la que está contestar al teléfono, jodío... ¡Y no me cuelgues que te monto un pollo! Dile a mi abuela que se ponga. - Madame, dormir. Me tiene sin cuidado. Soy su nieta y tengo que hablar con ella ¡pero ya! - ¡¡¡Madame, dormir!!!

Así nos tiramos media hora el ex europeo y yo hasta que la abuela, harta de escuchar gritos, cogió el teléfono. - "¡Qué demonios te pasa a éstas horas!" - No he pegado ojo en toda la noche y hace un momento, me he dado cuenta de por qué. - "Y ahora me lo vas a contar ¿no?" - ¡Claro! Tengo que coger el toro por los cuernos. - "¿Vas a meterte a torera?" - Metafóricamente hablando... - "¿Hablando de qué?" - ¡De novios!

Y la tuve una hora contándole mis más íntimos pensamientos... que estaban un poco revueltos, debo reconocerlo. - "Sigo sin saber por qué tengo que aguantar un discurso que no sé de dónde viene ni a dónde va" - Resumiendo (dije en plan Marisabidilla) que, en lugar de espera a que me llegue un novio, voy a ir a por él y en cuanto me haga un bisnieto ¡Tararí que te ví! ¿Qué te parece, abuela? - "Que sí, hija, que sí. Y no me llames más hasta que nazca el bisnieto"

Tampoco pude dormirme después porque estaba super excitada pensando en que, en cuanto amaneciera, saldría a la caza y captura del hacedor de bisnietos...

sábado, 8 de febrero de 2020

La Cotilla.

La abuela dice que maltrato a la sirena porque no la dejo hacer lo que quiere. - "Debería denunciarte a la Sociedad Protectora de Animales" - Entonces, según tú, tendría que poder romper todos los huevos que quisiera. Menuda educación. - "Pobrecilla, encima que está lejos de su hábitat, de su familia, sus amigos, vas tú y le cohartas su libertad de acción" - Abuela, la culpa es tuya. Llévala al mar y que se largue. - "Eso. Y que se la coma un tiburón. ¿Es lo qué quieres?"

Cuando a la abuela le da por terjiversar las cosas, lo consigue. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Ostras, la Cotilla! (¡me asusté) - ¿Qué pasa? ¿Hay cónclave familiar? ¿A quién se ha comido un tiburón? - ¡Menudo radar tiene usted! - "No pasa nada, mujer. Estaba contándole una película a mi nieta"

- ¿Tenéis alguna caja de zapatos vacía? - Pues... no. - Necesito una con urgencia. - ¿Y eso? - Es para meter el dinerillo extra que me saco todos los días para poder llegar a fin de mes. - ¿Lo guarda? - ¡Claro! ¿Nunca te han contado el cuento de la hormiga y la cigarra? Pues yo soy la hormiga.

Ante su insistencia tuve que desvestir un santo para vestir a otro y mis zapatos de domingo fueron a parar a una bolsa de plástico del súper. Pero no acabó ahí la cosa porque después pidió papel de periódico, pegamento y unas tijeras. - Pide usted más que Hacienda (ya me había puesto de mal humor)

Al final, con todo ello hizo una hucha. Con una hendidura en la tapa a medida para las monedas de dos euros. Vació luego su bolso y entre calderilla de los cepillos de las iglesias y un montón de billetes - Ganados en el trapicheo nocturno (dijo) - a punto estuvo de llenar la caja-hucha.

- Oiga, eso es una pasta... - Si, tendría que usar cajas más grandes pero éstas son más fáciles de manejar... - ¿Cuántas tiene? - Pues... así, de pronto... no sé... unas veinte, supongo. - ¿Tan llenas como ésta? - Noooooo ¡más! hay que aprovechar bien las cajas.

La envidia cochina que me empezó a corroer, saltó como un geiser: - ¡¡¡¿Y TIENE LA CARA DURA DE VENIR A COMER TODOS LOS DÍAS DE BALDE A MI CASA?!!! ¡¡¡LA MADRE QUE LA PARIÓ!!!

La Cotilla, ojiplática por mi reacción virulenta, le preguntó a mi abuela: - ¿No se ha pasado siete pueblos tu nieta? - "Algunos sí pero es que eres más agarrada que un chotis" - Vaaaaale... Nena, el bote de fabada de mañana, lo pagaré yo.

viernes, 7 de febrero de 2020

¡Menuda solución!

Pascualita ha descubierto lo divertido que es lanzar huevos al suelo, cada vez más deprisa, como si quisiera batir records. Ha llegado a tanto su empeño que el otro día, abrí la nevera y la loca de la sirena saltó del frutero a la puerta de la misma y en un momento no quedó un huevo sano.

- ¡Solo me faltaba esto! además de tener que limpiar todos los días los churretes del cola cao, ahora ambién tengo que hacerlo con los huevos. ¡¡¡FUERA DE AQUÍ, MEDIA SARDINA DE LOS DEMONIOS!

Me ha tenido bastante preocupada el tema. Hasta la Cotilla se ha enfadado cuando, unos cuantos días seguidos, he tenido que decirle que no podía hacer tortilla porque se me habían roto los huevos. - ¡¡¡Que cruz tenemos contigo!!! ¿Cómo vas a encontrar novio con lo torpe que eres?. ¡No ganaría para huevos!

No puedo decirle que no soy yo sino el pequeño monstruo de las profundidades del mar que vive en casa. Así que no me quedó otra que ponerme a pensar, con el dolor de cabeza que da ésto... Finalmente di con la solución: todo huevo que entre en casa de ser cocido al instante.

Había que verle la cara al bicho cuando, por fuerte y rápido que los tirara el suelo ¡no se rompían! Lleva unos días que no sale del acuario ni para desayunar. Está cansadísima porque cogió tal cabreo al ver que no salían las cosas como a ella le gustan, que se dedicó a tirar al suelo todo lo que encontró, ¡incluso al pobre Pepe que estaba tan tranquilito en su repisa de la cocina! Pascualita, llevada por la rabia, saltó, con la cola le dio un golpe y lo tiró.

Claro, la media mujer ya tiene una edad: ¿cinco, siete, diez mil años? ¡Ni se sabe! y los excesos se pagan. La ventaja de todo esto es que me ha dejado tranquila... de momento. Claro que esta solución que he encontrado no es la panacea porque me gustan los huevos fritos o en tortilla y con un huevo duro es imposible hacerlos... ¡Hala, otra vez pierdo yo! Menos mal que siempre me queda el chinchón... ¿O no? ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAAAAAAAA!!!

jueves, 6 de febrero de 2020

¿Tortilla de patatas?... ¡ja!

Se me ha ocurrido hacer una tortilla de patatas para el mediodía, cosa que ha hecho que me tuviera que vestir, peinar, pintarme los labios por si en el camino me cruzo con un posible aspirante a padre del bisnieto de mi abuela que me vea presentable. Hecho todo ésto y después de meter a Pascualita en el termo de los chinos, el dinero en la cartera y la cesta colgada del brazo, he ido al supermercado de la esquina a comprar patatas y huevos... ah, y aceite.

Si nos hemos cruzado con el aspirante, o no, es un  misterio porque no he notado nada extraordinario durante la pequeña caminata, al pasar un hombre a mi lado. Ya se lo digo yo a la abuela ¡Si es que no ha nacido todavía quien me haga un hijo!

A la sirena le gusta ir al súper. Se está quietecita en el termo, con el tapón un poco abierto para ver el panorama y solo se sobresalta cuando ve a alguien conocido como, por ejemplo, la Cotilla. - ¿Que haces por aquí, boba de Coria?

He notado que era ella porque la sirena ha dejado caer el tapón para que no la descubran.

La vecina, después de sonsacarme todo lo que ha querido, se ha autoinvitado a comer. Después hemos dado un garbeo por todo el supermercado mirando fechas de caducidad para hacerse una idea de lo que habrá mañana en el contenedor del establecimiento. Después, cuando se vaya a trapichear, lo comentará con sus clientas que, acto seguido, le harán el pedido.

- Ya que la invito a tortilla de patatas bien podría regalarme algo. - Mira que eres pedigüeña. ¡Que mal te educaron de pequeña! - Lo mismo digo, Cotilla, porque pide usted más que Hacienda. - ¿No te estarás comparando conmigo, por casualidad? Yo soy una pensionista que cobra lo mínimo para llegar a medidos de mes, apuradísima. - ¡Pero, entre unas cosas y otras, gana más que el Presidente del Gobierno! - Eso es un don que tengo ¡Envidiosa!

Al final comimos fabada de bote porque la sirena, cuando ha visto los huevos sobre la encimera de la cocina, ha saltado desde el frutero, sobre ellos y se ha dedicado a romperlos todos. Algunos mordidos, otros han rodado hasta estrellarse contra el suelo de la cocina, cosa que le ha hecho mucha gracia porque así han terminado todos los demás.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Envidia cochina.

Ha salido Blas el parado por la tele. Debió encontrar trabajo en el campo y ahora que los payeses  están revolucionados, sale para aconsejarnos que compremos productos de sus granjas. ¡Me ha dado una alegría cuando lo he visto! Después, escuchándolo, he tenido la impresión que se había metido a político. ¡Muy bien pensado porque ésta gente, antes de ponerse a trabajar se suben el sueldo! Y a él le irá requetebien porque tiene muchas bocas de alimentar.

Entonces he dado otra vuelta de tuerca y me he dicho que Blas, ni es payés, ni político ¡es actor! ¡Como farda tener un amigo actor! Y en un momento he sacado de la conservadora, una caja de croquetas de la abuela que se que le encantan. Las he frito y me las he llevado al edificio de la televisión para hacer con ellas un trueque con Blas. Mis croquetas por un autógrafo suyo. Y, pasado un tiempo, cuando gane un Goya o, por qué no, un Oscar, lo podré vender por un pastón al ser uno de los primeros autógrafos que firmó antes de ser importante.

Pero todos los castillos que yo había construído en el aire, se desmoronaron como las murallas de Jericó cuando en la oficina de la tele me dijeron que aquello era una grabación, que Blas el parado nunca había estado en sus platós. Me vieron tan decepcionada que un periodista se ofreció a canjear una gorra de IB3 por las croquetas. Lo hice porque no tenía una gorra de esas.

Estaba deprimida en casa, rumiando ¿Por qué él sí y yo no? - Del hígado subía hasta mi boca la bilis de la envidia cochina...

Pascualita me miraba desde el borde del acuario. Sus ojos de pez bizqueaban levemente como si quisiera decirme algo. La cogí porque con un bicho antidiluviano como éste cualquier cosa es posible y es capáz de ponerse a hablar por los codos. No sentamos juntas en la salita, frente al televisor

Y ¡de repente sale Blas el parado,  soltando su retahíla de consejos ecológicos! Entonces, sin pararme a pensar, tiro a la sirena contra la pantalla con intenciones asesinas pero fallo y Pascualita sale disparada por la ventana de la salita y cae en uno de los nidos vacíos que, en la temporada pasada, hicieron los pajaritos del árbol de la calle... ¡Ni eso me sale bien!

martes, 4 de febrero de 2020

Una mañana de Mercado.

Me he levantado con ganas de emular a Arguiñano en los fogones. Lo primero que he hecho, después de desayunar y descansar un ratito, ha sido buscar en un libro de cocina, la receta: Ensaladilla rusa. Y ya con la lista de los ingredientes, he metido a Pascualita en el termo de los chinos y nos hemos ido al mercado.

Ante cada puesto que me paro , tengo una guerra con la sirena. Tiene un hambre canina y me cuesta horrores evitar que salte y se líe a mordiscos con la verdura. Pasamos de largo por la zona del pescado pero el bicho tiene un olfato finísimo y en un descuido mío, salta del termo y desaparece.

Me entran los siete males. ¡La he perdido! ¿Dónde estará, dónde estará? Giro la cabeza a un lado y a otro desesperada. Una vendedora me grita: ¿Qué buscas, nena? - ¡Una cosa que se me ha caído! - ¿Una lentilla? ¡No la encontrarás entre tanta gente!. - (¿Yo he dicho "lentilla"?) Me agacho y solo consigo ver un bosque de piernas que van de un lado a otro seguidas por carritos de la compra en un tráfico caótico. De pronto una voz de hombre grita: - ¡¡¡UNA RATA RARAAAAAA!!!

Corrí a la sección de pescadería. Allí estaba el hombre, gritado y bailando un zapateado. - ¡¡¡ME QUIERE MORDERRRRR!!! - Pasé por su lado como una exhalación y le dije: - ¡Que santa Lucía te conserve la vista, imbécil, porque el oído ya lo tienes perdido!

Dejó de zapatear intentando chafar a la sirena, porque eso es lo que estaba haciendo el energúmeno ¡Intentar asesinarla! Mientras la gente se arremolinaba en torno nuestro y yo metía a Pascualita en mi escote, el hombre se agachó a mi lado. - ¿Qué has querido decir? ¿Son palabras proféticas? - ¡Que no es una rata, gilipichis! - Levanté el mentón y mirándolo con desprecio, le dije: - ¡Es una sirena!

Y salí del mercado como si fuera la Marquesa de Ca la Pardala. A mi espalda quedaron las carcajadas de la concurrencia a costa del imbécil, que juraba por su madre que sí, que era una sirena lo que estuvo a punto de aplastar.


lunes, 3 de febrero de 2020

La mariposa.


Al abrir la ventana de la cocina entró una mariposa que revoloteaba entre las ramas del árbol de la calle. Debía sentirse cansada y se posó sobre la cola de Pascualita que estaba sentada en el frutero. Se me cortó el aliento al pensar que una cosa tan bonita (¡la mariposa!) iba a ser engullida, de un momento a otro, por la medio sardina. Pero ésta no reaccionaba. Estaba impactada, tal vez por esa belleza, o quizás por su temeridad al ponerse tan a tiro.

Alargué la mano para cogerla antes de que se la comiera y recibí un buchito de agua envenenada en el ojo - ¡¡¡La madre que te parió!!! - Tuve que recurrir al chinchón para soportar el dolor.

La mariposa, o era una despistada o una temeraria. Estaba, tan pancha, sobre una depredadora nata. Descansó un ratito. Después estiró y enroscó su trompa, cosa que llamó mucho la atención de la sirena que seguía atentamente, sus movimientos. Por último levantó el vuelo, se posó en el geranio de la ventana, libó para coger fuerzas para su vuelo nupcial y desapareció entre las pocas hojas del árbol.

De repente, Pascualita saltó tras la mariposa, saliendo disparada por la ventana y cayendo sobre un músico callejero al que dejó sin melenas en un santiamén.

- ¡¡¡Socorro!!! - (gritaba el pobre dolorido y lloroso) - ¡¡¡Me han robado mi personalidad!!!

Corrí, batiendo recórds, escaleras abajo y mientras arrancaba a la sirena de aquel cuero cabelludo mondo y lirondo, por el rabillo del ojo vi a Bedulio que venía en ayuda del nuevo calvo. Pero, al verme, se lo pensó mejor y corrió hasta doblar la esquina de la calle y desaparecer...

domingo, 2 de febrero de 2020

El sueñecito.

En mi barrio están celebrando el Año Nuevo Chino y el señor Li ha tirado la casa por la ventana. Hay dragones recorriendo por la plaza. Música, bares, tiendas de comida, de escritura, juegos para niños, canciones, tanto de aquí como de allí. Es todo un espectáculo. Y Pascualita y yo no íbamos a ser las únicas vecinas del barrio que se quedasen en casa.

He metido a la sirena en el termo de los chinos y nos hemos ido a chafardear. Olía a comida. Hacía un día soleado y la gente tenía ganas de divertirse. ¿Alguien se acordaba del dichoso Coronavirus? Cuando te lo pasa bien no piensas en nada malo.

La música china se alternaba con música mallorquina y todos los que atendían los tenderetes llevaban orejitas de rata porque, para ellos ha empezado el Año de la Rata... Bueno, solo espero que no salgan todas a la vez o tendremos que contratar al Flautista de Hamelin para que se las lleve... las que me corresponden a mi, sobretodo.

He sudado lo mío porque estamos a dos de febrero y a 20º.

Al llegar a casa, y después de meter a Pascualita en su acuario con agua fresquita, me he duchado. Después me he echado en el sofá y me he dormido sin darme cuenta.

Estaba en la playa entrando y saliendo del agua. Era una gozada. Las olas, al romper sobre la arena hacían un ruido peculiar. No era el que estoy acostumbrada a oir. Al principio ni me di cuenta pero, poco a poco sentí curiosidad por saber qué decía. - Tal vez me esté anunciando algo malo... o bueno. El caso es que me ha elegido para algo trascendental...

No entendía. Incluso pensé que el mar hablaba en arameo... Puse más atención y empecé a nadar. Solo entonces el sonido llegó alto y claro. El Mediterráneo ¡se estaba riendo a carcajadas! Y noté la humedad... Como un resorte salté del sofá ¡me había meado!




sábado, 1 de febrero de 2020

Desde ayer, Geoooorge es SOLO inglés.

Creo que eran las seis de la mañana cuando he llamado por teléfono a la Torre del Paseo Marítimo. He tenido que insistir porque debía hacer muy poco que se habían acostado. Me dijo la abuela que tenían que colgar la foto de Perico Tablaredona, uno de los socios de El Funeral más antiguos y que acababa de morirse, en la Pared de los Finados. Y como había sido un tío juerguista, la celebración sería de lo más divertida.

Finalmente, una voz cascada contestó: ¿Yes...? - ¿Qué se siente siendo, solamente, inglés? jijijiijijijijijiijiji -¿Tu ser... ser boba de... Coria? (el mayordomo se despertó de golpe y de su boca salieron sapos y culebras que yo celebré con risas nerviosas)

Cuando colgué pensé que me sentiría estupendamente pero la sensación que tuve fue que había hecho el ridículo. Después me costó dormirme ¡Vaya por Dios!

A media mañana se presentó la abuela en casa con cara de pocos amigos. - "¡No eres más tonta porque no te entrenas, jodía! ¿Tienes idea de lo que farda tener un mayordomo inglés ahora que no son europeos? Son como las especies exóticas y protegidas..." - ¿Cómo un ornitorrinco? (¡se me escapó!)

Tengo la cabeza como un bombo del pescozón que me ha arreado la abuela.

Se ha tirado un buen rato con Pascualita hablando de lo afortunada que es teniendo una joyita genuínamente inglesa, en casa. Sus vecinas millonetis están pálidas de envidia. Y ahora que la abuela le ha pedido al inglés que cuando salga a la calle vaya vestido con traje, bombín y bastón, dice que se oye el rechinar de dientes a través de las persianas mallorquinas.

Antes de irse me ha ordenado: - "Que no falte en tu despensa una buena lata de te para Geooorge. ¡¿Oído cocina?!"  -  Si, abuela... ¡La madre que la parió!