martes, 30 de junio de 2015

El fantasma.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - Empezamos bien el día. - Me sigue un hombre (dice la vecina con la voz turbada por la emoción) - Qué más quisiera usted. Debe ser un acreedor. - No le debo nada a este hombre. - ¿Le conoce? - ¡Ya lo creo! (su voz tiembla y me doy cuenta de que no es de emoción sino, de miedo) Desapareció hace casi 80 años.

La abuela entró como un torbellino y se instaló en la cocina. Temblaba como una hoja mecida por la tormenta. - "Me ha seguido un hombre" - ¿A ti también? Voy a bajar a ver si ligo. - "¡Quieta ahí, boba de Coria! Ese hombre no existe." - ¿En qué quedamos? - Pues yo lo he visto como te veo a ti (protestó la Cotilla) - "¿Me ves con 80 años menos?" - No... eso... no...

Mientras ellas se enredaron en una discusión de esas que no llevan a ninguna parte, me asomé al balcón para ver al hombre en cuestión. Pero no vi nada de particular, salvo a Bedulio haciendo su ronda por el barrio. Le saludé con la mano pero no me vio, así que le llamé a gritos - ¡Bedulioooo, o Bedulioooooo! - Tampoco me oyó. Ahora sí que me oiría - ¡¡¡POLICIAAAAAAAAAAAAAAA. SOCORROOOOOOOOOOO. ME ESTAN VIOLANDO LOS MARCIANOOOOOOOOOS!!!

La gente que había en la calle, tanto en las aceras como en los coches, comercios y autobuses, levantaron la cabeza hacia el balcón, en cambio el Municipal, pegado a la pared, intentaba llegar a la esquina para desaparecer. Pero la gente le recriminó que se desentendiera ante un delito. Al final y cogiéndolo como escudo, un grupo de ciudadanos subieron a casa dispuestos a vérselas con los habitantes de otro planeta. - ¿Son verdes? - me preguntó una de las mujeres que acompañaba a un asustado Municipal - Sí. - ¡Lo sabía! Diego Valor tenía razón. - Oiga (quiso saber otra) ¿qué tal funcionan...? vamos, ya me entiende... ¿Hay diferencia entre tener que fingir un orgasmo con un terrícola a tener un orgasmo real con un tio verde? - Siendo verde, es todo más ecológico. Más... terrenal. - ¿Lo que usted quiere decir es que el meneo es más salvaje? - Podría decirse... que sí. - Vaya. ¿No podría prestarme un marciano para un ratito? - Creo que la nave se ha ido porque no está en la terraza... - Que le vamos a hacer. Seguiré fingiendo con mi Julián.

A Bedulio le iba a caer un paquete. -Y ahora le denunciaremos a sus jefes por no socorrer a esta mujer. - Cuando nos quedamos solo, descargó su enfado conmigo - ¡Con vosotras siempre acabo metido en líos! - La culpa es tuya por no hacerme caso cuando te llamo. Abuela, dile cómo es el hombre que os sigue. - "Joven. Unos 19 años.,Moreno, guapo y bien plantado. Y pinta de antíguo" - ¿Antíguo con 19 años? (preguntó, excéptico el Municipal) - Desapareció hace casi 80 años y ahora está ahí abajo con el mismo aspecto de entonces.

Bedulio palideció. - ¡Ya estamos. Otro fantasma! - Así que era eso (pensé) con razón no lo había visto. - Abuela, asómate y dime quién es. - Fui en busca de Pascualita que dormía a pierna suelta. Despertó bruscamente cuando la cogí y la metí en mi bolsillo sin ningún miramiento. Quería que estuviera muy rabiosa para lo que pensaba hacer. Bajé a la calle y siguiendo las indicaciones de la abuela, me acerqué al hombre (a quién yo no veía) Protegida de su furia con el guante de acero, tiré a Pascualita contra él. La sirena salió del bolsillo dando bocados con sus temibles dientecitos de tiburón... y se dió tal golpe contra la acera que a punto estuvo de entrar en coma. Al subir a casa la abuela me dio un pescozón de los suyos. - ¿Entrenamiento? (le pregunté mientras me rascaba la zona dolorida de la cabeza) - "¡No eres más tonta porque no te entrenas! Un fantasma es un fantasma, aquí o en Sevastopol" - Escuché gemir a Bedulio mientras se tomaba unos cuantos chinchones para regular su hipertensión... O eso dijo él.

lunes, 29 de junio de 2015

A pescozón límpio.

  - "¡Nena, mueve el culo que tenemos trabajo." - Con esta amable frase me ha despertado la abuela. Iba de punta en blanco cuando aún el día estaba amaneciendo. - Zzzzzzzzzzzzz... ¿hummm?... - "Hay que ir a coger sitio al Parlament donde, la posible futura Presidenta, va a contarnos lo que piensa hacer por esta Comunidad los próximos cuatro años" - Ya me zzzzzzzz lo contarássssss ... - "¡Arriba te digo! Quién ocupe los primeros asientos de los invitados, saldrá en la tele" - Dejé de oírla el tiempo que tarda un suspiro, luego recibí un jarro de agua fría que lo empapó todo. Menos mal que las ensaimadas que trajo estaban recién hechas.

Tumbada sobre las naranjas del frutero, estaba Pascualita. También a ella se le cerraban los ojos. - ¿Va a venir con nosotras? - "¡Claro! Así, cuando llegue a su hábitat y forme un Parlament, sabrá de lo que tiene que hablar" - Apañados estarán los peces con ésta de Jefa... ¡Aaaaaaaayyyyy! ¿A qué ha venido el pescozón? - "Estás ninguneando a Pascualita, boba de Coria. Además, me viene bien practicar mi golpe magistral ¿Te ha dolido? ¿sí? ¡Me alegro!"

Andresito no vino con nosotras. Nuestro Pinocho particular ha sido derrotado por los suyos, cosa que mi abuelito considera alta traición. También estará en el Parlament pero no a nuestro lado porque ya está harto de las puyas de la abuela. - "Es que no puedo contenerme jejejejeje Oye, marido ¿ya he brindado con chinchón, verdad?" - ¡Déjame en paz! - "Que mal perder tienes, hijo jejejejeje"

Mientras esperábamos que comenzara el acto político, la abuela no perdió ni un segundo en "promocionarse" arrimándose a los "pesos pesados" de la política local en cuanto entraban en el precioso recinto. No se le escapó ninguno. Mañana estará en todos los periódicos como una lapa, estrambóticamente vestida, haciendo el signo de la victoria.

Una vez terminado el discurso de la futura Presidenta y mientras la abuela corría a darle el pésame, con cara de no haber roto nunca un plato, al derrotado Pinocho, yo la esperé en el rolls royce. Geooorge se frotaba, repetidamente, la coronilla. Entonces me acordé del pescozón que había recibido horas antes. - ¿También te ha pegado mi abuela? - Oh, yes. Madame decir practicar conmigou. Yo sufrir muchou. - ¿Por qué practica? - Oir que fanáticos querer romper Esfinge. Madame querer atacarlos. - ¿Cómo? - Con pescozones fuertes. A mi, doler. - ¡La madre que los parió a todos juntos! - Y le arreé tal pescozón al pobre mayordomo que se le saltaron las lágrimas. - ¡Pega tu también, Geooorge! Hay que sacarles esta idea de la cabeza a los energúmenos ¡¡¡Aaaaaaaaayyyyyyyyyyyy!!! ¿Qué haces, jodío? - Yo practicar pescozón, jijijijijiji

Los abuelitos han entrado en tromba en el coche. - "¡Arranca. Vamos!" - Salimos a toda pastilla de la calle abarrotada de periodistas y curiosos. - ¿Qué ha pasado? (pregunté a la abuela) - Ella señaló el termo de los chinos, abierto, luego susurró en mi oído: - "En un descuido mío, ha saltado sobre la naríz del ex Pinocho. He tenido que arrancarla de allí antes de que la viera alguien. Los periódicos de mañana abrirán portada con las lágrimas del ex President y sacarán conclusiones erróneas. Qué le vamos a hacer. Así se escribe la Historia. Por cierto ¿ya sabes lo de la Esfinge?..." - Geooorge y yo nos tapamos la cabeza con los brazos en un acto reflejo de protección.








domingo, 28 de junio de 2015

Como un churrasco.

Después de la resaca, nada mejor que tumbarme en la arena de una playa desierta,  de aguas cristalinas y fresquitas. Y entregarme al doce far niente. A no hacer Ni brot, como decimos aquí. Y es lo que he hecho.

Levantarme temprano, a las seis de la mañana. Coger el primer autobús y al llegar a la playa, sentirme como Cristóbal Colón cuando descubrió América y extendió la mirada sobre la arena solitaria diciendo: - Playa, date por conquistada.  Después del primer baño del día he tendido la toalla, me he puesto encima y... no recuerdo nada más.

Unas risas estridentes me han despertado. - "¡Se puede freír un huevo encima de su barriga!" jajajajajaja... - ¿Llamamos a los bomberos? - "Vale. Que vengan los del calendario" - ¿Abuela? - "Vaya, el churrasco está vivo"

Entonces la abuela me entregó el termo de los chinos. - "Me voy a nadar. Guarda ésto" - ¿Está... ella... dentro...? -  Mi lengua parecía de esparto. La cabeza reaccionaba lentamente. Y el cuerpo me hervía por dentro y por fuera. Pensé que esta pasando la época del celo... ¿soy una perra?... ¿una vaca? ... ¿quién soy?... No encontré respuesta.

Agarré el termo como si fuera mi tabla de salvación. Entonces llegaron unas personas que me zarandearon, mientras me ponían a parir diciendo que estaba loca, que era una inconsciente y no sé cuantas cosas más. Pensé que me conocían... Pero sus caras estaban borrosas. Alguien cogió el termo y me resistí pero cualquier movimiento me causaba dolor - ¿Pascualita me ha mordido? (me dije)

Me debatí con todas mis fuerzas para proteger a la sirena de los ladrones. Entonces me di cuenta de que me habían tumbado - ¡Oh, Dios! Van a hacerme un biznieto y no estoy en mi mejor día. También es mala suerte. - La música de fondo sonaba a algo así como ¡ni, no, ni no, ni, no...! Era monótona y reiterativa pero, por lo menos, el acto trascendental (que no sabía si había empezado ya porque todo parecía moverse a mi al rededor) tendría su melodía.

De repente sentí un dolor muy fuerte en la boca . Quise gritar, saltar, correr, llorar (eso sí lo hice) pero no pude. La voz de la abuela llegó entre brumas - "¡El termo. Cuidado con el termo!" - ¿Qué demonios lleva? - "Agua de mar" - Otra voz grito: - ¡Mirad, se le ponen los labios como a Kim Basinguer! Dejádme ese termo. - "Mi nieta es alérgica" (dijo con aplomo) - Y  ¿por qué lleva agua de mar? - "Porque es tonta. No saben la cruz que tengo con ella" - Viendo la insolación que ha pillado, nos hacemos una idea. - ¿Insolación? (pensé)... Entonces ¿de biznieto... nada de nada? Casi mejor porque no tengo el cuerpo para alegrías eróticas...

sábado, 27 de junio de 2015

¿Traicionada?

He dormido dos días seguidos. A pierna suelta. Y me he despertado descansadísima y animada hasta que me he dado cuenta de que nadie se ha preocupado por saber qué me pasaba, por qué no daba señales de vida.

¿Tan poco valgo?... snif... Estoy sola en el mundo y ni siquiera tengo un perrito que me ladre... snif, snif... Nadie ha cogido el teléfono para llamarme y preguntar ¿estás bien?... ¡buaaaaaaaaaaaa!... Ni Pascualita se ha arrastrado hasta mi cama... ¡Ostras, lleva dos días sin comer!

Con el guante de acero puesto, en previsión a las mordeduras de una hambrienta sirena, me he acercado al acuario... pero no había nadie dando bocados al aire por si pillaba una mosca que llevarse al estómago. ¿Nadie? entonces la sirena andará bajo algún mueble, camino de mi cuarto o de la cocina, en busca de alimento... ¿Y si ha muerto en el intento? ¡Oh, no! Pobrecilla.

He barrido por todos los rincones de la casa y he sacado un montón de borra y pelusas que llevaban afincadas aquí desde que la abuela se casó. Me ha dado pena tirarlas porque ya son de la familia y he vuelto a colocarlas en su sitio. Pero de Pascualita no he encontrado ni rastro.

He preguntado a Pepe pero se ha mostrado tan parco como siempre. Debe pensar que en boca cerrada no entran moscas y que las mejores palabras son las que no se dicen porque no ofenden pero, bueno, en caso de emergencia como ahora, podría soltar prenda la puñetera cabeza jivarizada.

Al final no he tenido más remedio que llamar a la abuela. Contestó Geooorge. - Dile a mi abuela que se ponga, porfa. - Madame y Mister Andresito estar en Venecia. - ¿Por qué? - Porque pagar pasajes. - ¿Para qué? - Llevar pequeñou monstruitou a mister científicou. - ¡¿Cómo?! - En termo de chinos. - ¡No puede ser! - Oh, yes. - Colgué el teléfono de golpe. La abuela había entregdo a la sirena a la ciencia... ¡Claro! A cambio de dinero.

Sonó el teléfono. Era Geooorge. - Yo olvidar decir que señora Cotilla estar también en Venecia.

¡Traicionada por los míos. Cambiada por la Cotilla. Y sin recibir ni un euro de la venta de Pascualita! Estaba tan furiosa que, solo matando a alguien, me calmaría, pero... ¿A quién? porque Pepe hacía años que criaba malvas, por lo menos el resto de su cuerpo.

Llamaron a la puerta. Era Bedulio. ¡Magnífica víctima! Y sin dudarlo un segundo, le clavé un cuchillo en medio del corazón. Ni siquiera gritó, ni manchó el suelo. Eso es morirse con categoría... Bueno, al menos me había desahogado... - "¡¡¡Nenaaaaaaaaaa!!! Que cruz tengo contigo. ¡Abre los ojos, jodía. Y aprende a beber de una vez! Menuda borrachera llevas"

 

jueves, 25 de junio de 2015

La orquídea

He comprado una orquídea para alegrarme la vista. El vendedor dice que debo hablarle para que no se sienta sola... Llevo una hora mirándola y no se me ocurre qué contarle. Y el caso es que tendría que merendar y no me atrevo a hacerlo delante de ella porque no sé si tengo que invitarla o no.

Las flores exóticas me descolocan. Se me ha olvidado preguntar en qué idioma debo decirle las cosas... aunque yo soy muy limitada en eso, solo domino la lengua materna y hablar por teléfono... Me arriesgaré, a ver qué pasa? - ¡¡¡Hola... orquídea...!!! (anda, tampoco sé si es señor o señora) Si lo sé me compro un bistec de ternera en lugar de la planta. Es menos complicado... aunque no tan bonito... o bonita ¡jope!

Pascualita lleva un rato apoyada en el borde del acuario sin perderme de vista. Es una pena que yo no tenga la facilidad de palabra de la abuela porque ya le habría contado a la planta la historia de nuestra familia... Bueno, a ver... - ¡¡¡Yo ser la Nieta ¿comprender?!!! - ¡Avemariapurísimaaaaaaa! ¿A qué vienen esos gritos? - Intento comunicarme con esta planta. - ¿Es sorda? Ya te han timado. Eres más tonta que mandada a hacer por encargo. - Lo que pasa es que es extranjera. - Ah, bueno. Siendo así retiro lo de que te han timado. - ¿Y lo de tonta? - Eso no.

La abuela entró en ese momento - "Cotilla ¿la has traído para mí?" -  ¿La planta? Pues sí. ¿Te gusta? - "Me encanta" - ¡Eh, un momento! La maceta es mía (protesté) - ¿Qué egoísta eres? ¿dejarás que me la lleve sin maceta? - TODO es mío, abuela. - "Sigue así, con ese egoísmo y no te comerás un rosco en tu vida" - Quiero decir que la Cotilla no te ha traído nada... - "¡Calla, hipócrita! encima te quieres poner las medallas que corresponden a otra." - ¡Que la he comprado para mi! Cotilla, diga algo... - Contigo no se puede hablar (dijo, muy digna)

En este momento, cuando las voces elevaban el tono, Pascualita, lanzó un chorrito de agua envenenada sobre la flor, que se estremeció. Y yo grité: - ¡Pascual...! (y me tapé la boca)- ¿La ha traído Pascual? (saltó la vecina como un resorte) ¡Lo sabía! Te sigues viendo con él a espaldas de tu marido. - "¿Pero qué dices, Cotilla?" - ¡Ajajá! Te tengo en mis manos. En cuanto le vaya con el cuento de tu amante a Andresito, date por divorciada, sin Torre del Paseo Marítimo y todo lo que eso conlleva. Y será mío. Hasta tu suegra jajajajajaja. Por toda respuesta, la abuela cogió la maceta y se la estrelló a la Cotilla en lo alto de la cabeza. La mujer cayó al suelo como un saco de patatas. - ¡Abuela, te has cargado la orquídea!

Afortunadamente a la planta no se pasó nada. Simplemente le busqué otro tiesto donde plantarla. Luego la coloqué junto al acuario porque pensé que dos bichos exóticos como ellos, acabarían entendiéndose. Pascualita le arrancó un pétalo y se lo llevó a la boca. Escupió con cara de asco. Una suave brisa entró por el balcón y la rama de la orquídea rozó los pelos-alga de la sirena que tuvo un estremecimiento. Alargó de nuevo la mano y se limitó a acariciar las flores. A la abuela y a mi nos cayeron unos lagrimones como puños de la emoción: nuestra Pascualita había encontrado una amiga... o amigo.

A la Cotilla le vendamos la cabeza con un fulard a rayas, como si fuese un turco, después de frenar la hemorragia que me puso el suelo perdido. Cuando despertó le dimos unas cuantas copas, seguidas, de chinchón y poco después se partía de risa delante de un espejo al verse. - ¿Estás segura de que esto es la última moda de París? jajajajajaja Pues... no estoy mal ¿verdad? - "No, hija. Hasta puede que encuentres novio y todo"

miércoles, 24 de junio de 2015

Que cansancio.

¡Ay, ay, ay, ay, ayyyyyyyy... Tengo los pies que me llaman de todo menos bonita. Para contentarlos los he tenido en remojo durante casi una hora y siguen cansados. Amenazan con demandarme al sindicatos de Pies por abusar de ellos sin entrenamiento previo. Hasta esclavista me han dicho. "Y mañana te llevará tu tía a pasear por Palma".

Menudo tute nos hemos dado esta mañana y esta tarde también. Asustada me tenían pensando que se declararían en huelga de pies caídos y tendría que volver a casa en taxi sin apenas dinero en la cartera. Hay que ver lo que quejicas que son, hoy en día, algunas partes de nuestro cuerpo. Se acomodan a lo bueno y después no hay quién les haga trabajar más de la cuenta.

Pero ya les he dicho que mañana tendrán otra tanda de caminar-trotando-hacia-la-Catedral. Y antes de que reanudaran las protestas, he tirado un chorrito de chinchón al agua de la palangana y ha sido mano de santo. Se han relajado.

He pensado que era un buen momento para que Pascualita hiciera sus ejercicios y la he metido en el agua. Al probar el agua a empezado a nadar como si compitiera por la medalla olímpica. Verdaderamente este licor hace milagros. Ya no sé las vueltas que lleva dadas y sigue y sigue como si le hubiesen dado cuerda. Cuando le he querido parar me ha enseñado los dientes y ha seguido nadando con más ímpetu. Creo que voy a proponer al Ministerio que se encarga de las cosas del deporte, que lo incluyan como "agua milagrosa" Así los atletas rendirán más... o se tirarán más al suelo... No sé.

Mañana saldré con el termo de los chinos lleno de chinchón ya que Pascualita aún no puede usarlo porque los michelines (ya tiene menos) le impiden el paso. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿qué haces con esta botella en las manos? ¿No sabes que es malo beber sola? - Voy a llenar el termo... - ¡Ni hablar! Es para compartir ¿Cómo puedes ser tan egoísta? ¡Trae acá!

Como si tuviese que tocar un solo de trompeta, se puso la botella en la boca y bebió hasta que no quedó una gota - ¡Cotilla! Luego la egoísta soy yo. - ¡Pues sí! Para que no seas una cosa tan fea, he acabado con la tentación.

Mientras todo ésto ocurría y para que la Cotilla no descubriera a Pascualita, le había puesto un pie encima, medio aplastandola. La sirena lanzaba bocados a diestro y siniestro, afortunadamente el chinchón hizo efecto antes de que me mordiera y se quedó dormida como un ceporro. Tuve que hechar a la Cotilla con cajas destempladas - ¡Ya se está largando a compar otra botella! - Antes me pasaré por los contenedores de los barrios ricos, a ver si encuentro alguna - (dijo mientras esquivaba el listín telefónico que le lancé.


martes, 23 de junio de 2015

La víspera de San Juan.

La abuela está para que le pongan la camisa de fuerza. Dice que quiere un caballo - "Andresito, ya estás tardando en traer uno" - ¿Para qué lo quieres? - "Para hacer cabriolas" - ¿Desde cuando montas a caballo? - "¿Vas con segundas? Porque montar, lo que se dice montar y muy bien, lo hago desde pequeña" (la sonrisa que siguió a la frase dejó descolocado a mi abuelito) - ¿Qué ha querido decir tu abuela, nena? - No me atrevo a interpretarlo (le dije, porque me temía lo peor)

Siguió dando la lata hasta que se me ocurrió preguntarle dónde metería al caballo. - "Aquí" - ¿En mi casa? - "Los caballos entran en las casas"  - Será en tu pueblo. - "Los caballos negros entran y nadie les dice nada" - ¿Has bebido chinchón para desayunar?

Un demonio enorme, con cuernos retorcidos, llamó a la puerta. Llevaba una bandeja de ensaimadas y unas botellas de champan. Le di con la puerta en las narices, asustada. - ¡El demonio ha venido a buscarnos! (grité) - "¡Ya era hora! Pasa, Geooorge!" - ¿Qué hace tu mayordomo vestido así? - "Hoy es la víspera de San Juan, boba de Coria. Esta noche saldrán cientos de demonios del Infierno para bailar y quemar a todo bicho viviente. Luego nos meteremos en el mar y veremos bailar el sol y a las brujas saltar de montaña a montaña"

- ¡Es verdad! Hay que ir a saltar las hogueras. Y a besar a quien se ponga a tiro, que ésta noche todo está permitido. - "Pues aprovecha y que te hagan un biznieto" - Ay, abuela, déjame disfrutar de la noche loca. - "¿Te he dicho yo que no disfrutes?... Andresito ¿Qué hay del caballo?"

El pobre tuvo que ir a buscar un caballo específico: negro, fuerte, brillante, enjaezado y que sepa saltar al compás del Jaleo. No sé de dónde lo sacó pero lo trajo. Cuando llegaron debajo de casa fue todo un espectáculo. Los vecinos los rodearon - ¿Para qué quieren un caballo? - El pobre Andresito tuvo que reconocer que no lo sabía.

Todos bajamos a verlo. De repente, la abuela se echó atrás - "¡Es muy alto!... Geooorge, monta tú y hazlo bailar" - El mayordomo abrió unos ojos como platos. - "¡Quiero que baile y salte como los caballos menorquines! Tu eres inglés, jodío y sabrás cómo se hace" - Pero Geooorge no estaba por la labor. Aquel caballo le daba miedo. - "Tu Reina está todo el día montando. Tienes que saber" - Pero el inglés no paraba de recular. Entonces la abuela tuvo una idea y me dijo: - "Ve a por Pascualita que yo no me quedo sin celebrar el Jaleo"

La llegada de la sirena fue mano de santo. Pascualita estaba fuera de sí después de tantos días enclaustrada, así que solo tuvo que arrimarla al trasero de Geooorge para que le diera un buen mordisco. Subió de un salto, involuntario, al caballo. Otro mordisco hizo que tirara de las riendas y el caballo se levantó sobre sus patas traseras. Admirados por lo que pensaban era una destreza del mayordomo, los vecinos corearon la jota del Jaleo y por unos minutos se sintieron en Ciudadela.

Lo pasamos muy bien. Todos aplaudíamos a rabiar y cuando la abuela decidió que ya estaba satisfecha y dejó de azuzar a Pascualita contra el pobre Geoooorge, la gente lo llevó en volandas gritando ¡¡¡Toreroooo, toreroooo!!!

Al "torero" le caían unos lagrimones que encogían el corazón aunque la vecindad creía que eran de emoción. La gente había bajado bebidas y cocas de San Juan y se organizó una merienda improvisada que hizo las delicias de todos. Algunos se dieron cuenta de que las posaderas del inglés eran descomunales, aunque lo achacaron a los licores que trajinábamos mientras brindábamos por los buenos deseos.

lunes, 22 de junio de 2015

¡Menudo empujón!

- ¡No puedo pagar esa factura, abuela! - "¿Me lo dices o me lo cuentas?" - ¡No seas cínica y ayúdame! - "¡Ni hablar! Así aprenderás que a un "ahogado" no se lo puede llevar nadie de discoteca mientras la guardia civil lo busca" - ¡Toda la culpa es tuya! Cargas, sobre mis frágiles hombros, la responsabilidad de darte un biznieto ¡Como si fuera tan fácil! Me atosigas, me agobias y para quitarme el peso de encima se me ocurrió buscarte uno que ya estuviera crecidito porque, con los años que tienes... ¡AAAAAAAAYYYYYYYYYY!

La abuela me dio un empujón, furiosa por recordarle el tema de la edad y salí despedida por el balcón. Menos mal que caí sobre las ramas del árbol de la calle porque me podría haber matado, aunque ella diga que no. - "Tengo tan mala suerte contigo, que de haber caído al suelo, hubieras rebotado hasta aquí"

Entre los vecinos se armó la marimorena - ¡Que la boba del primero se ha caído por el balcón! - ¡No me he caído. Me han tirado! (gritaba yo mientras temblaba como una hoja) - Habrá sido su abuela porque, la pobre, tiene una buena cruz con ella. - Pobre mujer. - ¿Quién... yo? (pregunté mientras lloraba a moco tendido) - Las voces de los vecinos sonaron al unísono - ¡¡¡TU ABUELA!!!

Como no venía nadie a ayudarme, volví al balcón de casa agarrándome de rama en rama. Al final me aplaudieron - ¡Cuando hagas el próximo espectáculo pon un papel en la escalera anunciándolo! - Fui a por un vaso de agua porque tenía la boca seca. La abuela se estaba preparando un café, tan pancha. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! Me han dicho que tu nieta se dedica al circo. Con la factura que tienes que pagar haces bien en pluriemplearte... aunque no sea legal. ¿Puedo montar otro altar de los Amigos de lo Ajeno? Es que cada vez salen más... - ¡NO! - Pues me chivaré de tus trabajos a Hacienda. - Quise replicarle cuando Pepe, la cabeza jivarizada, cayó al suelo... ella sola. Nos quedamos mirándola mientras rodaba sobre las baldosas de la cocina.

La abuela, a cuyos pies paró la cabeza, sintió un escalofrío. - "¿Por qué no la colocas bien en la estantería?" - Alguien, o algo, la ha tirado (dije, pensativa) - No me... digáis que está otra vez aquí el... fantasma de tu marido... (A la Cotilla no le llegaba la camisa al cuerpo) - "Tiene que ser otra cosa... " - ¿Un terremoto? - "¡Calla, boba"! - Pues Pepe, así como así, no se cae. - "Tal vez ha llegado la hora de que se explique" - Descósele la boca jejejejeje - Esta nieta tuya no tiene sentimientos. Se ríe de un entierro.

Volvimos al comedor. ¡Pascualita estaba en el suelo sobre un charco de agua! La cogí antes de que la Cotilla la viera. ¿Qué explicación tenía esto? La sirena no podía saltar de gorda que estaba y cuando lo hacía apenas caía agua en las baldosas... La abuela clavó las uñas en el brazo de la Cotilla que lanzó un grito. Para aliviar la tensión del ambiente, puse la televisión. En las noticias locales, barcos repletos de viajeros, salía del puerto de Alcúdia rumbo a Ciudadela ¡He aquí la explicación al misterio! Era tanta la gente que partía a las fiestas de Sant Joan, que las islas oscilaron: Mallorca se ladeó un poco por el norte y Menorca se hundió un poquito al recibir a tanta gente. Pero no se enteraron porque los caballos y la música lo tapaba todo.

sábado, 20 de junio de 2015

La factura.

Le he enseñado a la abuela una foto de su "biznieto" y he recibido un capón digno del record Guiness - "¡Está a punto de tener un coma etílico este cabestro! Quiero un biznieto normal. Ya se maleará cuando lo críes" - ¡Insinúas que seré una mala madre! - "¿Insinúo? Yo no hago eso. Voy directa al grano ¡Mala madre!" - Me estás hundiendo la moral en el fango... - "¡Mira el desastre que has hecho con Pascualita! Cada día más gorda a pesar de mis desvelos" - La culpa es de la Cotilla que le da peces. - "La culpa es tuya porque no estás al tanto de lo que ocurre en tu casa. Si la Cotilla mete un pez sacalo en seguida, alma de cántaro"

Es muy fácil hablar desde el desconocimiento. A ella no le escupe agua envenenada a los ojos la jodía  la sirena cuando cree que voy a dejarla sin comer. Y menos mal que no puede saltar porque iría llena de mordicos. Lo mejor será que hable con la vecina y ponga las cartas sobre la mesa. - ¡Avemariapùrísimaaaaaa! - ¡Que casualidad! ahora mismo estaba pensando en usted... ¿Jugamos a cartas?

Hemos jugado con garbanzos que había traído la abuela para hacer un potaje, y me los ha ganado todos. Estoy segura que me ha echo trampas, aunque no lo puedo demostrar. Al final quería que me jugara el chorizo pero he sabido resistir la tentación... Después he pensado que la frase: poner las cartas sobre la mesa no se refiere a jugar una partida sino a dejar las cosas claras, pero el potaje ya lo había perdido.

- Cotilla tengo que decirle algo muy importante... - ¿Ya tienes novio? - NO - Entonces... - Es sobre los pececitos que hecha por las noches en el acuario. Deje de hacerlo o la denuncio a la Sociedad Protectora de animales. Gracias a usted están en peligro de extinción. - Pues quita la tontería esa del acuario vacío. Si no tiene peces ¿qué pinta en medio del comedor? - Me gusta así. - ¡Como vas a encontrar novio si eres más rara que un perro verde! Por cierto, le he dicho a Bedulio que el joven inglés que creían ahogado y apareció bailando en su hotel, lo sacase tu del agua y te lo llevaste sin decir nada. - ¿Ha sido capáz de hacer eso? - ¡Claro! Bedulio se lo ha contado a la Guardia Civil y no tardarán en venir a verte. La factura de la búsqueda del "presunto ahogado" sube bastante. - ¿Y a mi, qué? - La han puesto a tu nombre jejejejejeje



viernes, 19 de junio de 2015

Elegido.

He dado más vueltas que un molino en la cama pensando cómo debe ser el bebé que me lleve para casa. Es una decisión que no debe tomarse a la ligera porque es para toda la vida... Empecé creyendo que lo mejor era un bebé, cuanto más pequeño mejor pero luego me vi rodeada de biberones, pañales sucios, noches en vela, cólicos, etc. etc. y se me hizo un mundo.

Así que mejor un crío de uno o dos años... Le llevaría a la guardería, le darían de comer, haría allí la siesta y no me causaría problemas... pero recordé lo que dicen las madres: en cuanto empiezan en la guardería cogen todas las enfermedades y te pasas los días en la consulta del pediatra. ¡Pues vaya un tostón!

Si fuese un crío de seis o siete años se le caerían los dientes de leche y no ganaría para regalitos del Ratoncito Pérez. Haría algún deporte y yo estaría arriba y abajo, llevándole a él y sus amiguitos, a entrenos o partidos ¡no tendría vida privada detrás del crío!

 Y no digamos uno de 13 años entrando en la edad del pavo ¡Un quillo! Que difícil es criar un niño. No me veía capaz de ello. Hasta que, sobre las siete de la mañana tuve una idea brillante: nada de críos. Lo que necesito es un chico de veinte años, que ya estará criado y me puede servir para un roto o un descosido. .. Luego me ha surgido otro problema: no conviene que tenga familia. Y si la tiene, cuanto más lejos mejor. ¿dónde encontrar algo así?

Lo comenté con Pepe el jivarizado y con Pascualita mientras desayunábamos. Tal vez ellos me aclararan las ideas pero, no... Así que probamos con el chinchón y fue mucho mejor. En seguida supe que tenía que buscarlo en el aeropuerto! ¿Cómo llegué a éste punto? Supongo que fue la telepatía que hay entre Pepe y yo.

Hacía mucho calor y decidí que, antes de encerrarme durante horas en la terminal del aeropuerto para elegir un biznieto, me daría un baño en la playa cercana. Y todo vino rodado. Dos chicos de unos veinte años, con pinta de ingleses escapados de Magaluf, daban traspiés en la arena camino del mar. No les quité la vista de encima y les vi alejarse mar adentro ente risas e hipos - Estos cafres se van a ahogar, puñeta (pensé) - Así que me lancé al agua por si había que sacarlos. Por un momento pensé que querían llegar a Barcelona a nado. Luego se quedaron sin resuello. Uno se agarró a una boya y se desgañitó pidiendo auxilio hasta que vinieron a rescatarlo. Al otro no lo encontraron en las ocho horas que duró la búsqueda.

La guardia civil dio con él. Estaba en el hotel donde yo lo había dejado, bailando y bebiendo sin acordarse de su amigo. ¡Estupendo! Un cerebro en perfecto estado de revista no me interesaba, en cambio, uno que olvida lo más elemental, sí.

Cuando pase todo el barullo de interrogatorios, papeleo, etc. me lo llevaré a casa y lo presentaré a la familia como El Biznieto. Será una gran sorpresa para todos. Mejor. Diré que es mi hijo secreto y la abuela estará contenta...

jueves, 18 de junio de 2015

Tengo un plan.

Me doy cabezazos contra la pared cada vez que pienso en la oportunidad que perdí cuando dormí con Geoooorge. Para una vez que meto un hombre en mi cama, voy y me dedico a dormir. Y lo peor es que la abuela se lo contó a la Cotilla y ahora las dos se ríen de mi. - ¡Ya tienes razón cuando dices que tu nieta no es más tonta porque no se entrena jajajajajaja!

También Pascualita se ríe de mi cuando las ve a ellas. La muy pécora enseña los dientes, subida al borde del acuario, y hace la señal de OK con sus deditos pálidos. Y Geooorge ni me mira. Creí que estaba avergonzado por haber dejado perder una ocasión única para emparentar con sus jefes a través del biznieto. Pero no es esa la razón ¡Está enfadado conmigo! Por mi culpa la abuela le ha rebajado el sueldo. Cuando me lo dijo, con cara de pocos amigos, me quedé a cuadros. - ¿Por mi culpa? - ¡Yes! You no decirme que tener que hacer biznietou. - ¡Oye, que no soy una fresca! Lo más lógico es que hubiese tenido tú la iniciativa, bobo inglés ¡Ah, claro!. Se me olvidaba que si no bebéis como esponjas no os funciona ninguna de las dos cabezas. - ¿Qué? ¿Two cabezas?... Mi tener solou una... - ¡La que tienes sobre los hombros y la de la entrepierna!

Ahora está sumamente ofendido porque le llamé "bobo inglés" Pero ¿qué clase de sangre le corre por las venas a este tío? De todas maneras hablé con la abuela porque no me pareció justo que le rebajara el sueldo. - "No voy a dar mi brazo a torcer. Ya me parecía a mi que eso de tomar té todo el día a lo único que conduce es a que les funcionen bien los riñones pero para más abajo, mejor le iría el chinchón. Y a ti no te rebajo el sueldo porque no te pago pero puedo hacerle un arreglito al testamento como no me des pronto un biznieto. Mi paciencia se acaba."

La cosa se está poniendo fea así que no voy a esperar más. Mañana me dedicaré a elegir bebés y cuando encuentre uno que reuna las condiciones que crea oportunas, me lo llevaré y a otra cosa, mariposa. Le pediría ayuda a la Cotilla porque ella tiene muchos contactos con gente del hampa, pero no quiero porque luego fardaría ante la abuela que todo había sido gracias a ella con tal de que le deje la Torre del Paseo Marítimo cuando se muera.

Solo se lo he contado a Pascualita. Más que nada para poner en claro las ideas - Bueno ¿qué te parece? - En vista de que iba a zambullirse en plan ¡ahí te quedas! le he enseñado la botella de chinchón y llevamos un rato brindando por el éxito del plan.

miércoles, 17 de junio de 2015

Encamados

Cuando esta mañana Geooooorge ha llamado a la puerta, creí que me daba algo. ¡Todavía era de noche! - Mandarme madame. - ¿Esta mujer no duerme? - Yo tampocou... Madame no dejar. - Pues acuéstate conmigo y que le den morcilla a la abuela. - El inglés se agitó como si hubiera recibido una descarga eléctrica. - Mi... no poder... hacerlo... - ¿No dices que tienes sueño, pues mejor duermes conmigo que con la Cotilla... ¿o no? - ¡No. Cotillau, no! - Pues no se hable más ¡A la cama!

Dormimos hasta las diez en que nos despertó un portazo - "¿Qué has hecho con mi mayordomo, alma de cántaro?"  - El inglés, al oír la voz de su ama, saltó de la cama como si se le hubiese clavado un muelle en el culo. - ¡Oh, nou. Ser madame! - ¡Estamos en mi cama, abuela! - Geooorge estaba pálido como un muerto y más tieso que un palo. De un empellón, la abuela entró en la habitación y la expresión furiosa de su cara, dio paso a la alegría - "¡Por fin haces algo a derechas! Nunca pensé en tener un biznieto inglés pero, a éstas alturas de la vida, no le voy a hacer ascos a ésto" - Llevada por la emoción nos plantó dos besos a cada uno. - "Id a desayunar y reponer fuerzas que buena falta os hace"

Mientras los tres nos metíamos entre pecho y espalda unas cuantas ensaimadas, la abuela me miraba orgullosa. - ¿Tengo monos en la cara? (pregunté intrigada) - "Es que aún no puedo creerme lo que ha pasado. Estoy feliz" - Entonces se levantó y marcó con una equis el día de hoy en el calendario. - "Hoy es un día señalado" - No sé a qué viene todo esto. - "A lo que habéis hecho Geoooorge y tu" - Pues dormir ¿Crees que son horas de despertar a la gente? Este pobre tenía las legañas pegadas, por eso nos hemos acostado. - "Nunca pensé que fueras capaz de aprovechar una circunstancia para dar rienda suelta a tus apetitos pero, me equivoqué." - No era apetito, sino sueño. - Oh, yes, madame. - "Querido Geoooorge, seguro que has dejado bien alto el pabellón inglés (se la veía orgullosa) Dentro de poco seremos familia.

Entonces se me encendió la bombilla a medias. - ¿Familia?... ¿Por qué? - "Porque será el padre de mi biznieto, boba de Coria, que todo te lo tienen que dar mascado" - ¿Y quién será la madre? - "¿Quién va a ser?" - ¡Yo que sé! - "¡Pues tú!" - ¿Insinúas que me encame con tu mayordomo? - "Pero... si ya lo has hecho..." (parecía desconcertada) - Hemos compartido cama porque nos caíamos de sueño pero, de eso a encamarnos para hacer biznietos va un abismo. - "¿Habéis dormido juntos dos personas jóvenes y... nada de nada? - Tu lo has dicho. Hemos dormido como lirones hasta que has dado el portazo.

Se le cambió la cara. Pasó del blanco al rojo, del rojo al verde, del verde al amarillo y otra vez al rojo y salió corriendo para volver con Pascualita en brazos. A Geooorge no le dio tiempo a pensar, le tiró a la sirena justo dónde más duele - ¡Cómetelo. Total, no le sirve para nada! - A la sirena no hubo que repetirle dos veces la orden. Y mientras el inglés lloraba, saltaba, corría, se retorcía en el suelo y algo crecía a toda velocidad tras sus vaqueros, yo recibía una bronca descomunal: - "Idiotaaaa. Eres idiotaaaaaaaaaa. ¡Que cruz tengo contigo!"

martes, 16 de junio de 2015

Se aclara el misterio.

Pascualita iba, poco a poco, reduciendo michelines hasta que, de repente, estos aumentaron de forma espectacular. Por supuesto me llevé unas broncas monumentales de la abuela por más que le juré por sus muertos que yo no tenía la culpa de nada. - "La sirena es más lista que tú, alma cándida. Te tiene comiendo de su mano y le das todo lo que te pide ¡Maldita sea! Está haciendo la operación bikini al revés" - Abuela, no entiendo lo que pasa... - "¡Tu que vas a entender si eres más corta que las mangas de un chaleco!"

Allí pasaba algo raro y tenía que descubrir qué era. - Supongo que por la noche se arrastra hasta la nevera y come lo que pilla. - "¿Y cómo llega hasta allí?" - Reptando, como siempre. - "¿Cómo sale del acuario?" - ¡Saltando! - "¿Y cómo se vuelve a meter? - ¿? - "Porque la encuentras en el acuario todas las mañanas ¿no?" - ¡Claro! - "Mírala bien, boba de Coria. Este bicho no puede saltar. Pesa mucho. Ni reptar porque se ahoga con su propia grasa. ¿Y cuándo has visto a Pascualita abrir la nevera? ¡Nunca! No tiene tanta fuerza porque solo mide un palmo a lo largo... y ahora también, a lo ancho ¡Por tu culpa!"

- "¿No serás sonámbula?" - Que yo sepa, no... - "¿Cómo lo sabes?" - Pues... la Cotilla me hubiese dicho algo... ¿Piensas que me levanto de noche para darle de comer? - "De ti me lo creo todo. Que cruz tengo contigo"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! Se os oye desde la calle ¿Qué pasa. Has desheredado a tu nieta? - "Debería porque no me da más que disgustos" - Claro, mujer, pónlo todo a mi nombre y muérete tranquila. - Se fue a su cuarto a dejar las cosas que traía y tardó un rato en volver. Venía meneando la cabeza.

- No me puedo explicar lo que pasa en ésta casa. Por eso se lo he contado a Iker Jiménez. Esto tiene que verlo con sus propios ojos porque parece brujería. También le he dicho, para que se haga una composición de lugar, que el fantasma de tu primer marido está más aquí que en el Otro Mundo y tal vez, esa sea la explicación más coherente con lo que ocurre. - ¿Va a venir aquí el de Cuarto Milenio? - Creo que llega mañana. - ¿Y no me ha pedido permiso? - No hay tiempo que perder y a ti te gustar darle vueltas a las cosas. Vendrán con las cámaras de televisión así que ya puedes ir a la peluquería si no quieres que te tomen por otro fantasma. - "¿Qué es eso tan misterioso?" - Los peces.

La Cotilla nos contó que todas las noches, al llegar a casa, metía un pececito vivo en el acuario y al día siguiente no estaba. - He pensado que el agua debe tener un magnetismo negativo o algo así... no sé. - "¿De dónde los sacas?" - Entraron a robar a una tienda de peces haciendo un agujero en la pared. Los dueños lo taparon pero, cuando aún estaba fresca la argamasa, rompí un trozo y lo tapé con un cartón Y por allí me meto todas las noches para coger un pececillo de las vitrinas porque estoy cansada de ver el acuario del comedor, vacío ¡y con agua! Nunca he visto una cosa más tonta, por Dios! -

Le eché una mirada asesina a la abuela que, sin inmutarse, se dirigió a la Cotilla. - "Llama a Iker y dile que el misterio está resuelto. El agua del acuario es de mar y los pececitos son de agua dulce" - ¡Vaya!... De todas maneras será mejor que venga y explique por qué el agua salada disuelve los cuerpos. Es que no he encontrado ni las escamas. - "Eso son cosas de la Ciencia... ¿quiéres un chinchón?" - Ya tardabas en ofrecerlo.

lunes, 15 de junio de 2015

El neurólogo.

Sigo sin perdonarle a la abuela que me usara de cebo con la orca para hacer fotos para un concurso. La Cotilla está enfadada porque la engañó. De haberlo sabido, ella también hubiese llevado una cámara de fotos y hubiese participado en el concurso. - ¿Y si se la hubiese comido la orca? (dije, irritada) - ¿A mí? pero si solo soy pellejo y huesos, en cambio a ti te hubiese dado unos buenos meneos en el agua antes de hincarte el diente... Hubiese sido un puntazo la pincelada roja en el mar. - ¿Roja de qué? - De tu sangre, boba de Coria. - Ahora está enfadada conmigo porque no la he invitado a desayunar.

- ¿Qué hacía una orca por aquí? - "Habérselo preguntado en lugar de salir corriendo, sosa. Ahora yo estaría a punto de ganar el primer premio" - ¿Hubiéses hecho las fotos antes que salvarme? - "Para eso habíamos ido... y después ya no habría nada que salvar" - Creo que la cabeza de la abuela no rige bien y le propuse acompañarla al neurólogo a hacerse unas pruebas. - "¿Está bueno? - ¿Quién? - "Ese médico" - ¡Estupendo!

Lo primero que hizo el neurólogo, después de saludarla, fue preguntarle qué día era. - "El de venir a su consulta" - Pero qué día de la semana es. - "Nena, qué día es hoy" - Tiene que contestar usted. - ¿Para qué creee que sirve mi nieta? Pues para estas tonterías... ¿Eso es todo lo que me va a preguntar? Cómprese un calendario, hombre, que no son caros ¿o es usted de la cofradía de la Virgen del Puño?" - Son cosas que debo preguntarle... ¿En qué calle vive? - No importa saber el nombre. Diga al taxista que le lleve a la Torre del Paseo Marítimo... ¿Le gustaría visitar mi casa? tiene unas vistas maravillosas..." - El neurólogo empezó a transpirar.

Al salir de la consulta, la abuela no estaba contenta. - "¡No vuelvo más! ¿A quién le importa si sé contar los números al revés o memorizo un montón de nombres tontos... ¿para qué? ¿Le importa a alguien? Me acuerdo de lo que me tengo que acordar. Punto" - Te ha citado para dentro de tres meses... - "¿Para ir a cenar juntos? No me ha dicho nada... ¿Los dos solos... en plan romántico? ¡Vaya! como se entere Andresito la lía... Mejor no le diremos nada y así podré echar una cana... o dos... al aire jejejejejeje ¡Me gusta éste médico!"

Lo que ha presumido delante de la Cotilla, con la cita del doctor. - Estás cosas te levantan el ánimo porque ves que aún estas en el mercado. Los hombres te buscan y te desean... Es un modo de hablar porque a quién desean y buscan es a mi jejejejejeje no a ti. Que romántico... Cenaremos en una terraza llena de vegetación, a la luz de unas velas y bajo una fantástica luna llena reflejada en el mar en calma... ¿Y qué me pondré? Tendré que pedirle dinero a Andresito para comparme un vestido" - Abuela, no lo has entendido... - "¡Que sabrás tú! Espero que, para dentro de tres meses Pascualita ya quepa en el termo porque no quiero que se pierda detalle de cómo se liga" - ¿Habláis de Pascual? (preguntó la Cotilla que había oído campanas y no sabía dónde) - "¡No, mujer! al final tendrás que ir al otorrinolaringólogo para que te componga lo que pueda, de la cabeza" - Pero si lo habéis nombrado. - ¿Alguien quiere chinchón? Aprovechad que se abre el bar jejejejejeje - Y la Cotilla dejó de pensar.

domingo, 14 de junio de 2015

Día de playa.

El rolls royce ha frenado debajo del balcón y la abuela ha aparecido en casa, seguida de Geooorge cargado con una bandeja de ensaimadas calentitas. - "¡A desayunaaaaaaaaaar!"

Ni en domingo la dejan a una dormir tranquila. Claro que, después de oler las ensaimadas, es imposible no saltar de la cama rumbo a la cocina. Me senté a la mesa frente a una humeante taza de cala cao - ¿La has preparado tú, Geooorge? - Ha sidou madame. - (¿qué mosca le habrá picado? pensé pero no dije nada) - ¡Avemaríapurísimaaaaaaaaaa! ¡Como huele! ¿hay café con leche? (me miró a mi pero la voz cantarina de la abuela sonó al instante) - "Ahora mismo te lo pongo, querida" - La Cotilla vocalizó sin hablar ¿Ha  be-bi-do?. Me encogí de hombros como diciendo: No sé.

- "Y  después nos vamos a la playa" - ¿Nosotras también? - "Por supuesto. Y no os preocupéis del bañador. He traído uno para cada una" - Abuela... ¿qué pasa? - "Pues que estamos a las puertas del verano, hace calor y apetece darse un buen chapuzón... ¿no?" - ¡Claro que sí! (grité, encantada) - No sé si me sentará bien porque hace años que no me baño...(la Cotilla dudaba) - "Pues ya te toca. Además, tu nadabas muy bien... Eras campeona de natación ¿recuerdas? - Yo alucinaba - ¿De verdad fue campeona? - "Sí. Era tan canija que NADA por delante, NADA por detrás jajajajajajaja"

Le costó un montón convencer a la Cotilla que nos acompañara porque se había cabreado pero, finalmente, dio su brazo a torcer. Entonces nos entregó los bañadores (son de Dior, dijo aunque me parecieron de la tienda de los chinos del señor Li) Finalmente, nos fuimos con el coche. Durante el trayecto le dije que había hecho bien no trayendo a Pascualita. Muy seria, me contestó - "Porque no cabe en el termo"

En la playa alquiló un velomar tipo coche acuático con tobogán y mientras Geooorge y la abuela le daban a los pedales, la Cotilla y yo disfrutábamos del paisaje con los pies en remojo.

Nos habíamos alejado bastante de la costa cuando la abuela propuso que nos tiráramos al agua. - "¡Venga, que os haré unas fotos chulísimas!" - Aquí no me hace gracia, abuela. No se ve el fondo. - "Porque hay algas, alma de cántaro ¡Venga, tirate!" - La Cotilla no las tenía todas consigo. - ¿Y si me ahogo? - "Se acabarían tus problemas para llegar a fin de mes, boba jajajajajaja Va, un saltito y ¡al agua patos!"

Tanto insistió y sobre todo, hacía tanto calor, que le hicimos caso. Deseché mis temores pensando en la cantidad de ricachones que se bañan en alta mar, junto a sus yates y no les pasa nada. - ¿Tú no vienes? (le grité) - "Tengo el periodo, ya sabes..." - Fuimos tomando confianza la Cotilla y yo y siguiendo las indicaciones de la abuela, cada vez nos alejábamos más del velomar. Ella no paraba de sacarnos fotos y nosotras disfrutábamos como crías hasta que... algo negro, que se movía rápido, vino hacia nosotras.

La Guardia civil del Mar nos dejó en la playa y nos hicieron el boca a boca, pero ni siquiera eso me arrancó el miedo del cuerpo. - ¿Era... un ti... burón? - Era una Orca. Menos mal que estábamos cerca porque si las hubiese tomado por unas focas, no lo cuentan.

Ya en casa, con una copa de chinchón a mano y la botella cerca, me dio por pensar en la extraña conducta de la abuela. - ¿Tu sabías algo de ese bicho? - "Sí. Y pensé que, con vuestra ayuda, podría hacer unas fotos escalofriantes, fantásticas, para Nathional Geografic. Y los guardias me han estropeado el negocio ¡que inoportunos!"

sábado, 13 de junio de 2015

Sigue la Operación bikini.

La abuela me ha dicho que está encantada con Manuela Carmena. - "El año que viene me presentaré yo a alcaldesa. ya tengo el eslogan de la campaña ¡Maduritas al poder!" - Como tengamos que aguantarte tres años en campaña electoral, saldrás elegida por agotamiento. - "¿Tres años? Lo mío será coser y cantar. El cerebro me bulle de ideas para darle a la Ciudad, la vuelta como a un calcetín" - ¿Por qué no te has presentado ahora? - "Por Mateo" - ¿? - "El alcalde. Me pareció feo quitarle la silla" - No tendrías que haberte preocupado por eso. Ya se la quitó en su día nuestro Pinocho particular. Ahora tendrás que esperar cuatro años. - "¿Tantos? Vaya..." - Eso sí, habrá que cambiar el eslogan porque eso de Maduritas jejejejejeje estará desfasado.

La mano que sujetaba el trozo de ensaimada mojada en café con leche, quedó en el aire y una mirada gélida me traspasó. Había cruzado la línea roja. Ahora me daba cuenta pero ya no podía rectificar y en lugar de callarme, seguí metiendo el dedo en la llaga, acuciada por el temor al pescozón que llegó puntual y estampó mi cara en la taza de cola cao. - "¿Piensas que soy muy mayor para ser alcaldesa de Palma?" - Una niña no eres jejejejeje - "¿Acaso no quedaría bien en los carteles?" - Eso sí, abuela jijijijijij El foto shop hace milagros... (a mi misma me decía ¡callaaaaa! pero la lengua no hacía caso al cerebro) - "Según tú, el lema tendría que ser Vejestorios al poder... ¿no?" - Sería lo más... justo jijijijiji - ¡¡¡PLAFFFF!!!

Luego le llegó el turno a Pascualita. A pesar de lo malita que se puso cuando la abuela hizo de ella un churro, siguió con el mismo ejercicio. Le tomó medidas de los michelines, antes y después del meneo. La sirena daba dentelladas al aire muerta de hambre pero no hubo piedad para ella. - "Ahora a nadar" - Del palo colgó una zanahoria y el puñetero bicho fue tras ella. Después de muchas vueltas, de parte a parte de la bañera, dejó que le hincara el diente ¡y se la comió! Hay que ver lo que hace el hambre.

Por último y como premio por el trabajo, le hizo un regalo. - "Mira que cosa más bonita me traje de Venecia. Una pequeña mascarita de Carnaval" - Y sin más preámbulos, se la colocó delante de la cara, sujeta con un elástico. Y empezaron los aspavientos - "¡Pero qué guapa está mi niña! ¡Preciosa! Pareces una princesita pintada por Tintoretto..." - Y así estuvo un buen rato, entre copa y copa de chinchón. Para entonces la sirena tenía claustrofobia y quería arrancarse la máscara. - "No, no. Esto es para que no puedas comer y vuelvas a tu tipito de siempre. Para estar guapa hay que sufrir. Y tu estarás preciosa cuando acabe contigo" - ¿La vas a ... destripar? - Aún no me había repuesto de la terrible confesión de la abuela reconvertida en Jack el Destripador. Sonrió, enigmática y creí ver, a través de un fino rayo de sol que entraba por la ventana, un brillo en su colmillo.




viernes, 12 de junio de 2015

En-Palma-do, ya no.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - ¿Dónde va con esas velas ? - No te subas a la parra que no son para ningún altar a mis gurús. - Si es así, puede pasar. - Son para pedir favores a San Cucufato... - Cotillaaaaaa... No empecemos. - Es una obra de caridad en favor de una pareja joven. - ¿Unos desahuciados? - Pues... en cierto modo...

Entonces llegó la abuela. - "¡Que drama! ¿Os habéis enterado? Ya le he dicho a Andresito que tenemos que mandarles varias cajas de viagra" - ¿No sería mejor buscarles una casa? - "¿Una casa para qué? A ella la he visto crecer y puedo decirte que, por amor, es capaz de cualquier cosa" - Pero en su caso no creo que estén para cachondeos erótico festivos ¿Por qué los echan? ¿No pueden pagar la hipoteca? - "Pues, no sabría decirte...  Pero lo que hay que salvar, porque aún son jóvenes, es su vida sexual" - ¡Jope, abuela! Pareces estar muy al tanto de sus intimidades. - ¡Y yo! (dijo la Cotilla, ofendida)

Me da rabia que me hablen de gente a quien no conozco como si los conociera. Pongo el cerebro a pensar y acabo con dolor de cabeza. - ¿Son vecinos de este barrio? - Me miraron como si hubiese cometido sacrilegio. - "¡No digas tonterías!" - Después las dos amigas pasaron de mi y solo pude coger retazos de sus confidencias. - ¿... y ya no podrá...? - "Le han quitado la alegría de un plumazo..." - Pues, hija. Si ya no va a servirle para nada... - "Anda que no hay peces en el mar jajajajajaja" - Y no es ni la sombra de lo que fue... - "Debe ser la pera que te quiten el ducado..." - Mejor que no fume porque se ha quedando más chupado que la pipa de un indio, jajajajaja...

- ¿Quienes son? - pregunté por preguntar. - ¡El Iñaki y la Cristina! Es que no te enteras de nada... - ¿?... - El hermano de ella le ha quitado el ducado. - ¡Jopé con los cuñados! - "¿Ves por qué no quiero contarle nada a ésta pava, Cotilla?" - ¡Que cruz tienes con ella!

Harta de que no me hicieran caso, cogí a Pascualita y fuimos a ver la tele - Luego dicen que no me tienen discriminada (me quejé pero la sirena ni me miró) - Entonces, la locutora habló de "la noticia del día": El Rey le ha quitado el título de Duquesa de Palma a su hermana Cristina... - ¡Ostras, abuela. Lo que acabo de oír! 

Las dos viejas me miraron con pena. - "Tan joven y tan bruta. Llevamos una hora explicándotelo y no te enteras, Contreras" - Pero... si hablábais de la vida sexual de unos jóvenes... ¿la Cristina y el Iñaki? ¿Eran los Duques? ¡Anda, no había caído!... ¿Y esa preocupación...? - "Es por ella. A él le ha quedado la sardinita lacia y nunca más estará EN-PALMA-DO jajajajajaja" - ¡Que jodía eres! Saca el chinchón, niña y vamos a brindar por los jueces valientes! - ¡A la orden!

jueves, 11 de junio de 2015

¡Jack el Destripador es...!

A pesar de que anoche se acostó tarde a causa del sarao que montaron en El Funeral homenajeando a Pedro Zerolo, la abuela ha llegado temprano a mi casa. - "Ves preparando café que tenemos trabajo" - Esto me lo ha dicho después de tirarme de la cama al suelo. - ¿Por qué no serás una abuelita dulce y cariñosa como las de los cuentos? (gruñí) - "Porque los cuentos son eso, cuentos. Pascualita tiene que hacer gimnasia desde primer ahora y como tu no sabes lo que es "primera hora" aquí estoy para enseñártelo"

Mientras desayunábamos escuché el chapoteo que hacía la sirena al darse cuenta de que estábamos comiendo y ella no. Luego la abuela fue a por ella, sin guante de acero ni nada. La cogió como si fuera un muñeco y la tendió en la mesa de la cocina. La verdad es que la Michelín acuática estaba para hacerle una foto.

Cuando la abuela se giró para pedirme un trapo de cocina, el bicho alargó los bracito en pos de unas migas de pan tostado. - "¡Hoy no se come!" le gritó. Colocó el paño de cocina, puso encima a Pascualita y empezó a "trabajarla" como si fuese una masa de harina y estuviese haciendo un churro. Con la mano plana desplazaba a la sirena adelante y atrás, contínuamente y apretando. - A este paso le saldrán los michelines por la boca, pobrecilla. - "En estos casos no hay que tener compasión, porque si cedes ante las súplicas estás perdida. Se te subirá a la chepa... si no lo ha hecho ya" - ¡A mi no me torea la sirena! Ya sabe ella con quién se juega los cuartos (dije, chulesca) - "Pues que yo sepa, el aire no engorda" - A saber como es el metabolismo de estos bichos. Quizás, cuanto menos comen, más engordan.

Con la cháchara no me di cuenta de que Pascualita se estaba mareando. El poco color que suele tener fue sustituído por un morado-verdoso-amarillento que resaltaba sus ojos de pez, totalmente bizcos - ¡Abuela, para! - Entonces la sirena vomitó, vomitó, vomitó y siguió vomitando hasta que en su estómago no quedo nada.

- ¡Te has pasado con el meneo! (le grité) - Pero la abuela no me estaba escuchado, sino examinando los vómitos y oliéndolos - "Si dices que no ha comido ¿qué es todo esto?" - Una porquería ¡que ascoooo! - "Arrima la naríz... ¿A qué huele?" - ¡Déjame! - "Yo te lo diré ¡A chinchón! ¡A cola cao! Aquí hay restos de... ¿ayer comiste macarrones?" - Sí. La Cotilla trajo unos pocos del comedor social... - "Y se los diste a probar a Pascualita ¿verdad?" - ¿Yooooooo?... Ya sabes cómo es... Yo no quería pero me amenazó con los dientes... Solo fue uno, para que me dejara en paz... jejejejeje Que casualidad que haya salido... ¿que tarda éste bicho en hacer la digestión?... - La abuela se acercó a mi cuchillo en mano. - "Por menos de esto he dejado víctimas destripadas (su voz me dio escalofríos) Si no quieres ser la próxima víctima de Jack el Destripador, obedéceme, boba de Coria"

- ¿Jack el Destripador? jejejejejeje... ¿Es un chiste, abuela? - "Pregunta a las víctimas. Solo ellas saben que quién las mató fue una mujer. Los hombres son tan fatuos que ni siquiera pensaron en esa posibilidad y por eso no me atraparon nunca"

Cuando, por fin, quedé a solas las piernas aún me temblaban. Pascualita dormía sobre la arena del fondo del acuario y yo me serví una generosa copa de chinchón. No podía dar crédito a lo que había pasado. Entonces una pregunta comenzó a martillear en mi mente. - ¿Pero... cuántos años tiene esta mujer?

miércoles, 10 de junio de 2015

Zerolo.

La abuela ha mandado a Geooorge a casa cargado de garrafas de agua de mar. Menos mal que ha tenido compasión de mi porque ya estoy harta de tirar del carrito de la compra desde casa hasta la playa y viceversa.

- ¿Dónde poner agua? - En la despensa. - ¿You beber estou? - No, hombre. Es para el acuario. - El inglés se acercó a mirar. - No haber nadau. Your cabeza no funcionar. - Oye, guapito de cara, mi cabeza funciona perfectamente. - ¿Por qué no poner bichos dentro? - Hay peces pero son muy pequeñitos y no se ven a simple vista ¿Has oído hablar del placton? - Yes. - Eso es lo que hay aqui.

El mayordomo se rascó la cabeza, luego habló con voz de falsete - ¿Pero por qué placton si no ver?  You creisy. - Anda, vete que en la calle más de uno se acuerda, ahora mismo, de tu santa madre inglesa. ¿No oyes los pitidos?

Pascualita estaba en la bañera. Menos mal que Geooorge es muy escrupuloso y no va a baño ajeno... a no ser que tenga una urgencia grave. Por esta vez a habido suerte. De todas maneras no creo que hubiera visto a la sirena porque se había tapado con la esponja natural que uso para refregar mi cuerpo serrano. La encontró la Cotilla en un contenedor del barrio rico y se la compré por cinco euros.

Até un trapo al palo de los ejercicios gimnásticos. Tal vez con la novedad, la sirena daría dos o tres vueltas rápidas pero no le hizo ni caso y siguió escondida hasta que me di cuenta de que lo que hacía no era jugar al escondite sino comerse la esponja la muy jodía.

- "¿No estará comiendo?" - La voz de la abuela sonó a mi espalda y casi me da un infarto. - ¿qué haces aquí? - "Vengo a vigilar tu trabajo. Y deja mucho que desear" - Sin más, se agachó y cogió a Pascualita sin temor a sus dientes. Le pasó un cordón por las caderas, las midió e hizo un nudo para tener constancia de la amplitud que estaban tomando. - "Cuantos más días pasan, más gorda está" - Eso es una apreciación tuya porque tienes ganas de gresca, pero no voy a entrar en tu juego porque no quiero discutir. Si no fueses tan desconfiada verías que está adelgazando. - "Eso sería si tuviera que ir al oculista pero como veo mejor que un lince, te digo que está más gorda... Mañana volveré a medirla. Ahora me voy de compras porque esta noche le rendimos un homenaje a Pedro Zerolo. Pondremos su foto en la pared de los Finados" - Pero no era de vuestro grupo... - Estábamos de acuerdo en todos los planteamientos sociales por los que luchó" - ¿En todos? Tu marido no.

- Mi marido y otros como él, pasaron por el aro. Cuando hay una razón de peso no puedes decir que no por principio. Hay que escuchar, analizar, sopesar pros y contras y sobre todo, escucharnos a nosotras" - A ver que remedio les queda a los pobres. - "De pobres nada. Ignorantes. Les quitamos la venda de los ojos simplemente haciendo que se pusieran en el lugar del otro, del diferente. Bueno, la cosa funcionó... solo el recalcitrante de Julio Pérez fue duro de pelar pero Angelita tiene "dos buenas razones" que a él le entusiasman y le  prohibió tocarlas hasta que aceptara las bodas gays" - ¿Lo hizo? - "Ya lo creo. Y bien contento que estaba después jajajajajaja Y Angelita también. Así que esta noche tenemos fiesta por todo lo alto para homenajear a un ser humano muy especial que se ha llevado el cáncer pero nos deja su valentía y su sonrisa".- Abuela, que bonito. ¿Puedo venir? - "¡Ni hablar! Tu misión es estar al tanto de Pascualita"

Que cabreo cogí. Ahora soy la niñera que una sirena asquerosa que rebota al caer. Me vengué dándole de comer tortillitas de bacalao. Se chupó los dedos y luego celebramos la aparición de un nuevo michelín, con unas copitas de chinchón.

martes, 9 de junio de 2015

De mal en peor.

Vamos de mal en peor. Pascualita está cada vez más gorda y la abuela no para de hechármelo en cara. Y con razón porque el bicho ya se ha comido el medio kilo de sardinas que compré. Voy a probar con otro señuelo: una zanahoria. Si para los burros va bien  ¿por qué no con la sirena?

En cuanto he metido la zanahoria en la bañera, la vaca-burra acuática, se ha lanzado a por ella, la ha mordido, ha salido a la superficie y me la ha tirado a la cara. A partir de aquí se acabó el hacer ejercicio. Se ha ido al fondo a dormir un rato. Así que he pensado en otra cosa... Quizá en la tienda del señor Li esté la solución.

He comprado un pequeño tiburón al que se le da cuerda y nada casi en la superficie para ir enseñando la aleta dorsal fuera del agua. Espero que a Pascualita le guste jugar con él. El juguete emite un ronroneo mientras está en marcha.

 Durante unos minutos la sirena se dedicó a mirarlo desde el fondo de la bañera mientras el tiburón iba y venía de un extremo a otro. - ¡Vamos. Muévete de una vez! - Entonces sonó el teléfono. Era la abuela. - "¿Ya se le nota la pérdida de peso a Pascualita?" - No sé qué decirte. Piensa que yo la veo constantemente y me resulta difícil discernirlo. - "Déjate de monsergas. ¿Aún tiene michelines?"

La abuela cree que los michelines se van con solo chasquear los dedos. - Creo que tiene algunos menos... ahora mismo está haciendo ejercicios en la bañera. -"¿No le estarás dando comida bajo cuerda?" - ¿Por quién me tomas? - "Por lo que eres. Más tonta que un adoquín" - Me tiene calada la muy jodía.

Corrí al cuarto de baño al oír fuertes chapoteos. La sirena y el tiburón libraban una lucha a muerte. Quizás la molestó el ruído del juguete. La cuestión es que la sirena lo tenía abrazado mientras daban vueltas, sin parar, sobre sí mismos. Intenté separarlos con la caña pero Pascualita la cortó de una dentellada - ¡Oye, que es una herramienta de trabajo!

De repente cesó el ruído del motorcito. De un mordisco la sirena lo trituró aunque no salió de rositas porque sufrió una herida en la boca y sangraba - ¡Válgame Dios! Se la comerá el tiburón en cuanto huela la sangre. - Fuera de mí. Atenazada por el miedo de quedarme sin la sirena, llamé a la abuela en busca de ayuda. - ¡Se la comerá. Se la comerá! - No tardó nada en llegar el rolls royce a la parada del autobús. La abuela entró en casa sin apenas aliento. - "¡¡¡Li, deja a Pascualita, asesino tragón!!!" - Quedé perpleja. - ¿Cómo que Li? Aquí no hay ningún chino. - "Pensé que... ¿Quién se quería comer a la sirena entonces?" - Entonces y ahora: ¡El tiburón! - "¿?" - Pascualita se ha cortado y el escualo ha olido su sangre (me restregaba las manos presa de nervios) ¡No quiero que se la coma! - "¿Has comprado un tiburón en el mercado?" -  Me lo ha vendido el señor Li... No debí traerlo (estaba desesperada)

La abuela me apartó de un empujón y entró en el cuarto de baño. Poco después salió con Pascualita en la mano. - "Levanta los brazos, bonita (le dijo) ¡La campeonaaaaa es... Pascualitaaaaaaaa!" - Menos mal que no se la ha comido. -  "¡Estás como una chota y me volverás loca a mi! El tiburón es un juguete de plástico y Pascualita ¡se lo ha comido! Otro día en que el régimen se va a hacer puñetas. ¡Que cruz tengo contigo!"


lunes, 8 de junio de 2015

La abuela pone a plan a la sirena.

Cuando nada, Pascualita se hunde. No puede con su sobrepeso. Ha querido sentarse en el borde del acuario pero el salto le ha salido defectuoso y ha caído al suelo rebotando. Se me han saltado las lágrimas de risa. No lo puedo remediar y me he llevado tal pescozón de la abuela que mi cabeza a rebotado contra la vitrina haciendo tintinear las copas. - "¿No te gustan los rebotes? Pues, hala, aquí tienes uno?" - Que mala leche tiene esta mujer. Por supuesto no me he reído y las lágrimas han sido de dolor.

Antes de irse, la abuela ha dejado escrita una lista de lo que tiene que hacer Pascualita para volver a estar en su peso justo. Va a pasar tanta  hambre que temo que me quiera comer a mi. Tendrá que hacer mucho ejercicio: tiene que nadar en la bañera. Para eso tengo que sujetar una sardina a una caña que tendré que mover de acá para allá para que intente cogerla.

Tendrá que reptar por toda la casa detrás de la comida. No debe probar el cola cao, ni las magdalenas, croasanes, ensaimadas, etc. etc. Ni la paella, las albóndigas, las croquetas... Solo su pienso para peces. Nada más. También dice que debo sacarla a pasear ¿dentro del termo de los chinos?... "¿Qué clase de ejercicio es este para Pascualita?... Ah, dice que, de paso, le haga unos recados a ella. No sabe nada la abuela.

He tenido que ir hasta la playa en busca de más garrafas de agua de mar para la bañera. Con el calor que hace. Es algo que tendré que hacer cada día porque, cuando acabe la sirena su ejercicio, hay que tirar el agua para que yo pueda ducharme. No me está gustando el cariz que está tomando esto. Al final, quien más ejercicio hará seré yo y me voy a quedar en el chasis.

Para meter a Pascualita en la bañera he usado el guante de acero. No puedo mirarla porque me da la risa floja. Parece el muñeco de Michelín jijijijijijijiji Que fea es la jodía.

En cuanto ha visto a la sardina ha saltado a por ella y se la ha comido en un plis plás. No me ha dado ni tiempo a mover la caña. He puesto otra y ha pasado lo mismo. Menos mal que he comprado medio kilo. La sirena come como una lima nueva - ¡Para ya que vas a estallar, ceporro! - Al final he dejado el ejercicio para otro día porque va a ser peor el remedio que la enfermedad. Practicaré el movimiento de muñeca con la caña hasta que consiga ser más rápida que ella.

Esta noche, antes de ir a El Funeral, la abuela ha pasado por casa. Venía ideal de la muerte. Con sus inseparables stilettos, lentejuelas y plumas. Labios rojo pasión y pestañas quilométricas llenas de rimel que, al abrir y cerrar los ojos, abanican al personal. - "Son ideales para este tiempo" (ha dicho) - Ha observado a Pascualita - "¿Ha ido todo bien?" - Perfectamente. - "Diría que tiene más anchos los michelines de la cintura" - Debe ser que el cristal del acuario distorsiona la figura. - "¿Le has dado de comer el pienso?" - No... y creo que hoy ayunará. No se morirá por eso. - "Las cosas tienen que hacerse bien para que surtan efecto. Por la noche dale un poco. Como ésta mañana" - ¿Eh? - "¿No ha desayunado?" - Pues... - "¡Que cruz tengo contigo! Dale de comer y mañana vendré a ver los progresos"

Pascualita pasó de pienso y dejó que se fundiera con el agua del acuario. Hoy a desayunado su cola cao con croasan, más las cuatro sardinas que ha cogido en la bañera. También ha merendado de lo mío... Es que ha puesto bizcos los ojos saltones, se le ha erizado el pelo-alga y la imagino rebotando contínuamente jijijijijijiji Luego a tendido hacia mi sus bracitos en plan pedigüeño y no me he podido resistir. Y esto ha sido el primer día de dieta... Acabará pareciendo una mini ballena... ¡Y ahora quiere chinchón!


domingo, 7 de junio de 2015

Pascualita ha engordado.

- Abuela... Estoy sola... Solo Pepe está a mi lado pero es un insulso. No da ánimos. Ni siquiera tiene una mirada de cariño... Pascualita... no está... ¡Snif!... - "¿Qué has hecho con ella?" - La culpa es de la Cotilla y su dichoso altar de los Amigos de lo Ajeno... No la encuentroooo... snif... - "Estará en su casa o trapicheando. Te ahogas en un vaso de agua" - La que se ha perdido... snif... es la sirena... No está. - "Te repites como el ajo. Ahora vengo" - Trae ensaimadas. Van bien contra la ansiedad...

Sentadas a la mesa de la cocina, la abuela quiso que recapitulara desde el momento en que empezó el incendio de la salita.. - Humm... recuerdo que un bombero, que estaba buenísimo, me aconsejó que me fuera de casa. - "Rebobina un poco más atrás." - Le dije a la Cotilla que no pusiera la puerta vieja por si tenía bichos. - La abuela empezaba a perder la paciencia. - "¡Céntrate en Pascualita, coñe! ¿dónde estaba?" - ¡Ya recuerdo! La muy jodía me dio un mordisco en la mano ¡Mira, todavía está hinchada! - "¿Qué hiciste cuando te mordió?" - Vi el incendio - ·"Con Pascualita, digo" - Pues... supongo que sacudí la mano y la mandé a hacer puñetas.

La abuela ordenó que la buscáramos, concienzudamente, en cada una de las habitaciones de casa. Menos mal que no es el Palacio Real. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿Os ayudo? - ¡Fuera de mi vista, pirómana! - ¿Te das cuenta como me trata tu nieta? La culpa del incendio es suya por abrir la ventana. - Me levanté de un salto y le tiré la cabeza jivarizada a la suya. Pepe no se quejó pero la Cotilla sí. - ¡Te voy a poner una denuncia por agresiones que se te va a caer el pelo! - ¿Agresiones? (entonces le tiré una naranja que dio, justo, en el golpe que le había hecho la silla) Ahora son agresiones, antes solo era agresión. Hale, ya puede ir a ver a Bedulio.

A la Cotilla le faltó tiempo para correr escaleras abajo para ir a denunciarme. Entonces la abuela gritó: - "¡Pascualita. Está viva!" - Este bicho, feo y malencarado, tiene más vidas que un gato. La encontró en la despensa a donde debió llegar arrastrándose. Ya dice la abuela que es más lista que yo. Yo hubiese corrido hacia la calle, ella en cambio, fue a donde había comida por si tenía que pasar unos días sola. También había solucionado el problema del agua para sumergirse.

En la despensa están las garrafas de agua de mar y ella se las apañó para abrir una y meterse dentro. Debía salir cuando tenía hambre. Trepaba por cajas o sacos hasta un lote de donuts que estan en el primer estante. Comió tanto que quedó atascada en el cuello de la garrafa. Haciendo un esfuerzo cayó al agua y ya no pudo volver a salir. Me costó trabajo reconocerla. Tenía una cara gorda y sonrosada. Los mofletes hinchados, los ojos saltones medio hundidos en la grasa y el cuerpo relleno como una sobrassada. Lo peor de todo es que estaba hambrienta y mostraba sus dientecitos de tiburón. Tuve que usar el guante de acero para trasladarla al acuario, donde no la deposité suavemente sino que la tiré desde la puerta del comedor al agua para hacer un triple como en el baloncesto. Pero no. Cayó al suelo... ¡y rebotó! Por poco me ahogo de la risa ¡Pascualita parecía una pelota de rugby! Así que, hasta que me llamó la abuela, repetí el tiro varias veces hasta que conseguí encestar. Luego salí corriendo porque la sirena subió como un meteoro a la superficie para tirarme un chorrito de agua envenenada... pero yo ya no estaba.

sábado, 6 de junio de 2015

Hubo una víctima.

Esta noche he dormido en casa de los abuelitos. Me lo recomendó un bombero de los que salen en el calendario que les compré en Navidad. - ¿Tiene usted dónde ir? - Le puse ojos de borrego a medio degollar, voz temblorosa y le contesté: - ¿A su-casa, por ejemplo? - Pero se hizo el duro y no me salió bien la jugada, así que llamé  a la abuela, le conté lo que había pasado y aunque ella se negó en redondo a acogerme, el abuelito se apiadó de mi. - "Que se quede en casa de la Cotilla" - ¡Ni hablar! Tiene que estar con su familia. - "Pero allí tiene la casa en el mismo edificio y en cuanto se levante podrá ponerse a limpiar" - El razonamiento no convenció a Andresito y mandó a Geooorge a buscarme.

A las seis de la mañana la abuela me he despertado. Solo le ha faltado tocar diana trompeta en mano. - "¡Venga. No te duermas en los laureles que tu casa está manga por hombro!" - ¡Aún no han puesto las calles!

Al llegar a casa sentí que se me caía el alma a los pies.  Había agua por todo y olía a quemado que hechaba para atrás. Entré en la cocina a prepararme un cola cao calentito y una magdalena antiquísima que trajo un día la Cotilla y se traspapeló en el estante de la despensa. Tuve que hacerme otro cola cao porque el primero se lo bebió la magdalena.

Más animada, cogí el cubo y la fregona, puse la radio, abrí puertas y ventanas, saqué muebles a la terraza y al balcón para que se secaran y todo esto mientras cantaba, a voz en grito, María de la O. El vecino de arriba no tardó nada en dar golpes con la escoba, enfurecido.

Cuando la Cotilla bajó me encontró haciendo un alto en el trabajo tomando unas copitas de chinchón para que no decayera mi ánimo ante la catástrofe que tenía ante los ojos. En cuanto asomó las narices en el comedor, le grité: - ¡La madre que la parió a usted y a toda su ralea de gurús que nos han desplumado! - Tampoco ha sido para tanto, mujer... La salita está un poco tiznada... la tele de plasma, fundida y retorcida... queda muy original (aquí le tiré una silla que, desgraciadamente, no le dio) El tresillo ya necesitaba un cambio... La lámpara... ¿Había una lámpara aquí? Las cortinas eran feas... reconócelo, nunca has tenido gusto para estas cosas... Que pena que se hayan quemado los caballetes y la puerta con lo bien que quedaban como altar ¡Aayyyyyy! (esta vez acerté de lleno en medio de la frente y la Cotilla cayó, como un saco de patatas, al suelo.

Quince minutos después seguía sin dar señales de vida. Empecé a sentir inquietud mientras veía correr su sangre sobre las baldosas. - ¡Tendré que fregar otra vez! - Llamé a Bedulio, luego bebí un buen trago de chinchón directamente de la botella e intenté que la Cotilla hiciera lo mismo. Cuando llegó el Municipal le comenté que la vecina, parecía haberse matado. El color desapareció del rostro del hombre. - ¿Se ha suicidado? - Míralo tú mismo. Está en la salita.

Mientras tanto fui a por la fregona y el cubo. Al volver, Bedulio tenía los ojos desorbitados. - ¿Con qué se ha golpeado?... No me digas que con la silla. - ¡Que listo eres! - Men-tira co-chi-na (la Cotilla volvía, tartamudeando, del Otro Mundo)

Nos costó un buen rato espabilarla. De repente a mi me entró un desasosiego enorme al recordar que no veía a Pascualita desde el día anterior, durante el incendio, cuando me mordió la mano. ¡Oh, no! Tendría que llamar al periódico que publicaba la noticia para que se desdijera de que, afortunadamente, no había habído víctimas. Había una ¡Pascualita!

viernes, 5 de junio de 2015

A vueltas con el gurú.

Han llamado a la puerta. Era la Cotilla que venía cargada de bolsas. - ¿Ha atracado un supermercado? - Ayudame a meter todo esto en la salita. - "Todo esto" era un montón de velas y velones a medio consumir. - ¿No pensará poner otro altar de los suyos, verdad? - Naturalmente que sí.

¿Alguna vez la Cotilla ha hecho caso de mis ruegos o amenazas? Nunca y esta vez, tampoco. Volvió a marcharse y regresó con dos caballetes y una puerta vieja. - Me va a llenar la casa de bichos ¡maldita sea! - Esta puerta estaba en un contenedor de un barrio rico. Allí no hay bichos. Ayúdame a montar la mesa. - ¡Y un cuerno! - Salí de casa dando un portazo.

Después de haber andado casi una hora, me fui calmando. Pero entonces caí en la cuenta de que quién tendría que haberse ido con cajas destempladas era la Cotilla y no yo que estaba en mi casa. Así que no me sirvió de nada haberme desfogado caminando a paso de carga porque estaba más cabreada que un mono. Subí los escalones de cuatro en cuatro y entré como un basilisco en MI hogar. De la salita salía un gran resplandor y se oía música celestial.

Tal como me imaginaba, todas las velas estaban encendidas. Allí hacía un calor insoportable y corrí a abrir la ventana. De paso tuve tiempo de fijarme en la tela que cubría la mesa-altar: ¡mi mejor mantelería! - ¡¡¡Cotilla!!! Esto ya pasa de castaño oscuro. - Volví sobre mis pasos y cogí a Pascualita y una jarra llena de agua. Entonces oí a la vecina, emocionada, cantando alabanzas a su gurú, Luis Bárcenas: -

¡Oh, Luis de mis entretelas!
 Loada sea tu inteligencia que te hizo ganar dinero a espuertas.
Admiro tu cuajo insolente al pedir que te admitan los que, cobardes, dicen no conocerte.
¡Oh, Bárcenas, maestro de maestros!
En el PP te temen como a un dolor de muelas porque quieres ser indemnizado con 905.000 euros del ala por un despido, a todas luces injusto... y diferido.
Pero tú ¡Oh, Luis! trabajador infatigable, prefieres currar en oficinas opacas y cobrar de nuevo los 21.300 euros mensuales, cosa que te honra porque no pides aumento de sueldo a pesar de lo mucho que ha subido la vida.
¡Loor a ti, gurú de las dobles contabilidades! ¡Mago de los sisadores! Enséñame a sisar como es debido porque yo solo saco centimillos.

Ante aquella escena quedé ensimismada. Solo la sirena de los bomberos, el mordisco que me dio Pascualita al sentirse oprimida en mi mano y el chorro de agua que entró por la ventana por la que salían las llamas que habían prendido en las cortinas y amenazaban con comerse toda la salita, lograron sacarme del estado de atontamiento. - ¡¡¡Fuego, fuego!!! - grité aterrada. - ¡La culpa es tuya por abrir la ventana, alma de cántaro. Que cruz tengo contigo! - Un hachazo partió en dos la puerta de la calle y segundos después entraban los bomberos manguera en mano.

Solo después de apagar el fuego alguien se fijó en mi mano, cuyo hinchazón subía ya por el brazo camino de la axila. Fui llevada en volandas, de mano en mano a cual más varonil, hasta la ambulancia que esperaba en la calle...

Tardé mucho en volver a casa porque los médicos estaban como locos queriendo saber qué bicho me había picado. Interpreté a la perfección el papel de idiota y acabaron dejándome en paz, aunque me citaron para el día siguiente. - Haremos más pruebas pero venga acompañada con alguien más... normal. - ¿Normal? pensé ¿algo así como la abuela o la Cotilla? jajajajajaja ¡Lo tienen claro estos!

jueves, 4 de junio de 2015

La Caja de las Pensiones.

El concierto de pitos procedente de la calle, me indicó que Geoooorge había aparcado el rolls royce en la parada del bus y la abuela no tardaría en hacer acto de presencia en casa. Como así fue. La puerta se abrió de golpe y rebotó con fuerza contra la pared. Venía discutiendo con su marido. - "¡Nos quedaremos sin pensión! Se están gastando los cuartos" - Eso es pura propaganda opositora. - "¡Que te crees tu eso!" - Mira lo que dice tu abuela (me dijo Andresito que acaba de descubrirme a pesar de que yo estaba en medio del pasillo)

- ¿Habéis desayunado? - "Esta ha salido a ti. Solo piensa en comer" -  ¿Si o no? - "No. Y no nos pagarán. Ya lo verás. Si quieres sobrevivir en la vejez (dijo señalándome con el dedo) tendrás que buscarte un millonario que te ampare" - ¿Cómo has hecho tú, abuela? - "¿Yoooooo? Yo conquisté a Andresito que, casualmente, está forrado de millones, aunque eso no fue lo que me atrajo de él..." - Nos quedamos en suspenso... pero la abuela acababa de dirigir su atención al chapoteo que se oía en el comedor.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Me he enterado que los Pinochos están metiendo mano en la caja de las Pensiones ¿Qué será de nosotros si la dejan vacía? ¡Quiero mi pensión aunque sea baja! - Eso deben decir los curas de las iglesias donde trabaja: ¡Quiero las monedas del cepillo, aunque sean pocas! - No compares, boba de Coria. Los curas tienen un sueldo, yo no... Bueno, sí: la pensión... ¡Caray! tendré que pedir aumento de sueldo. - Cotilla, ¿trae algo para mojar en el cola cao? - Ensaimadas del lunes. - Buenas son. Vamos a desayunar. - "Que rata eres" (me dijo la abuela que entró en la cocina con un clavel reventón encima de la cabeza. Abrazada a él, estaba Pascualita)

Andresito se enfadó. - ¿Te parece bonito ponerte el clavel delante de mí? - "Precioso" - Te lo ha regalado un extraño... ¿o no es extraño? - "Supongo que en su casa lo conocerán... ¿Estás celoso?" - ¡Claro! - "Pues, lo siento. Pero no se rechaza una flor. Ha sido un detalle" - Se da las gracias y ya está pero no se le invita a cenar a casa. (Andresito estaba mohíno) - ¡¿A qué casa?! (salté yo) - "A la Torre del Paseo Marítimo" - Si es así...

Andresito iba a decir algo... por la forma de la boca me pareció que era ¡egoísta! Que pesados están con ésta palabra. Pero en ese preciso instante a Pascualita le dio por tirarse dentro de la taza de café con leche del abuelito que era quién la tenía más llena. Cayó hecha un ovillo y nos bautizó, sobre todo a él mojándolo de la cabeza a los pies. No contenta con esto, siguió saltando de taza en taza a la velocidad del rayo. Nos levantamos de golpe y acabamos rodando todos por el suelo resbaladizo, rebozándonos como unas vulgares croquetas.

Ni Andresito ni la Cotilla sabían qué había pasado pero no veían el momento de salir pitando de mi casa. - ¡Ayudádme a recoger todo esto! (les grité pero ni me escucharon) La abuela se contentó con mirarse la manicura francesa de sus uñas y me mandó un beso con un dedo - "Que te sea leve, querida" - A Pascualita pude cogerla cuando el líquido pasó a ser sólido y el azúcar se volvió pegajoso. La agarré por la cola y la tiré al acuario pero... se quedó pegada a mi mano. Me dio tanta risa que repetí el lanzamiento varias veces son el mismo resultado hasta que salió volando y se estrelló contra la puerta del comedor. Se me saltaban las lágrimas de tanto reír hasta que vi la dentadura de tiburón que la sirena había sacado a pasear... Desde lejos le he echo varias fotos porque es todo un poema ver a Pascualita con un ojo a la funerala jijijiijijiji



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miércoles, 3 de junio de 2015

La abuela hace negocio.

La abuela, la Cotilla y un señor con traje, han venido a media mañana a casa. Han entrado muy serios y se han sentado en un extremo de la mesa del comedor. Me ha dado un vuelco el corazón pensando que venían a comer y, por otra parte ¿quién era el maromo?

Fui a sentarme a su lado y me dijeron que no. Debía ponerme en el extremo de la mesa opuesto a ellos. Y eso hice. Me sentí muy sola allí. Además, me miraban como si fueran a dictar sentencia. Así que me armé de valor y pregunté: - ¿Este quién es? - "Mi abogado" (respondió la abuela) - ¿Cómo se llama? - "No viene al caso" - ¿Está soltero? - Me di cuenta de que había pillado a la abuela porque no supo qué responder. Entonces, volviéndose hacia él le repitió la pregunta. - Casado y padre de familia numerosa (dijo el hombre) - La Cotilla apostilló - ¿Le importaría ser infiel a su mujer durante una horita? Es solo para que le haga un biznieto a esta infelíz de ahí enfrente. A su abuela le haría mucha ilusión.

El hombre acentuó todavía más su seriedad y dijo. - A mi abuela ni le haría ni le dejaría de hacer ilusión porque lleva muchos años criando malvas. - "La abuela, en este caso, soy yo. O sea, la que le paga a usted" - N-o recuerdo que un ser-vicio así entre en nu-estro acuerdo labo-ral (la frente le brillaba de sudor y la lengua se le trababa) Si le pare-ce podríamos empe-zar con el tema que nos ha traído hasta a-quí (se secó la cara con un pañuelo blanquísimo)

El "tema" era que la abuela me pedía, judicialmente, que le pagase la silla que rompí sobre la cabeza del señor Li. - ¿Qué la pague? Pero si era mía. - "Mía. La dejé aquí cuando me casé pero es herencia de mi abuela. ¿Te das cuenta? Destrozaste una antigüedad que vale un dineral" - Pregunté a la Cotilla si habían bebido. Me dijo que no pero que ya era hora de que lo hicieran y fue en busca del chinchón.

Discutimos durante horas. Menos mal que la abuela mandó al abogado a por unas pizzas y hamburguesas con patatas fritas... - "¡Y traiga también bebidas!" - El hombre salió hecho una furia porque, encima, no le había dado dinero.

Mientras tanto llegó el señor Li. Traía la cabeza vendada. - Yo venil a pedil peldón, honolable señola (y me hizo una reverencia igualita a las de las películas) Ayel yo avalicioso. Vel gamba golda y peldel educación. - (Me fui creciendo) Pues sí. Un poco, sí. - Yo venil a pagal silla que lompel con mi cabeza. Peldón, peldón, peldón (a cada "peldón" le correspondió una reverencia. Solo de verlo doblarse, me dolían los riñones)

Al final todo se arregló. La abuela, haciendo valer su autoridad, puso un precio desorbitado a la "antigüedad" que el señor Li, a pesar de abrir mucho los ojos. cosa insólita en él, pagó sin rechistar. Después, todos juntos dimos buena cuenta de la comida, la bebida y el chinchón y acabamos celebrando una sobremesa de lo más divertido. Cuando, por fin, se despidieron, el abogado, muy achispado y con una lengua estropajosa difícil de entender en ocasiones, me preguntó: - ¡Hip!... ?Xi...gue en piiiiiiiiiiiie... ¡hip! ... la offfffferrrrrrrt....a de la hoooooorijijijijijijiji...ta? - No me dio tiempo a contestar - "¡Por supuesto, abogado. Por supuesto!"


martes, 2 de junio de 2015

¡Esa lengua!

Ha sido una sorpresa encontrarme al señor Li en la puerta de casa. - ¿Qué hace usted por aquí? - ¡Enfadado! - ¿Conmigo? - No. ¿Estal abuela? - ¿Con mi abuela?  ¿Qué le ha hecho? - Yo nada. (cada vez se enfadaba más y los ojos se le converían en rendijas) - Algo le habrá hecho. Puede contármelo en confianza, hombre. - ¡Abuela nada. Tu ser tonta! - ¡Oiga! cuidadito con lo que dice que, por muy chino que sea, puedo mandarlo a freír monas. (Ahora la enfadada era yo) - Yo hablal con abuela. Ella entendel a mi. Tu no. - ¡Pues no está! Váyase a comer naranjas de la China.

Cuando, por fin, me lo quité de encima tenía yo un tembleque que parecía el baile de San Vito. ¿A santo de qué había venido todo aquello?

Estaba bebiendo un vaso de agua para tranquilizarme cuando se abrió la puerta y entraron la abuela ¡y el señor Li! - "Pasemos a la salita y hablemos tranquilamente. Nena trae unas copas y el chinchón" - ¡Encima!

Las visitas del señor Li siempre traían complicaciones con Pascualita a la que él denominaba Gamba Gorda e intentaba hincarle el diente. Para evitar que volviera a ocurrir, metí a la sirena en el termo de los chinos y me lo colgué al cuello. Allí, no la vería.

Cuando entré en la salita el señor Li, con las venas del cuello hinchadas, se quejaba a gritos de un insulto lanzado contra todos los chinos, según él: - ¡Sel un mocoso maleducado! ¡No tenel lespeto! ¡Esto aleglalse con dos toltas bien dadas! ¡Mocoso decil a niño: ¡Cállate, puto chino! Y no pasal nada. - "Te aseguro, Li, que si fuera mío el mocoso, aún estaría dando vueltas como una peonza del guantazo que le hubiese dado" - Tu sel pelsona educada, abuela. Sabel ponel disciplina.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¡La madre que parió a la vieja! - Otra que viene contenta ¿Qué le pasa, Cotilla? - Espera que me tome unas copitas para endulzarme el ánimo porque vengo que muerdo. -
Con tanto jaleo no me di cuenta de que Pascualita se había asomado al borde del termo para no perder rípio de lo que se comentaba allí.

Un vez trasegada media botella de chinchón, la Cotilla prosiguió - ¡Ha gritado que lo van a quemar vivo! ¿Te lo puedes creer? ¡Con estropajo y lejía le lavaba yo la boca a esa tía! Pero esta tarde se va a enterar cuando juguemos al bingo en el Club de la tercera edad porque me toca a mi cantar los números. ¡No va a rascar bola! - "¿A quién le han dicho ésto?" - A los jóvenes que pasaban por allí. Estaban los viejos concentrados dando gritos. Enfadados porque, al no salir los políticos de su cuerda, piensan que no comeran más lechona gratis. Tiran la educación por la borda por un plato de arroz brut. Y yo le he tirado del pelo al que tenía a tiro ¡y me he quedado con la peluca en la mano! Tenemos que mirar las noticias a la hora de comer y me veréis como un indio siux, con la cabellera en la mano.

De repente el señor Li gritó: - ¡Gamba gorda! - La jodía de la sirena había saltado al suelo, arrastrándose hacia la abuela pero el chino fue más rápido y la cogió. ¡Por fin comel bocado exquisito! - Fue lo último que dijo antes de quedar inconsciente cuando le partí una silla en la cabeza.

lunes, 1 de junio de 2015

Historias.

Cuando la abuela ha llegado a casa su cara parecía un poema. - ¿No traes ensaimadas? - "Para en-saima-das estoy y-o" - Balbuceas. - "Y no es pa-ra  me-nos... Me tiembla el cu-erpo ¡Mira, mira. Tengo los pelos de puntaaaa!" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Que mala pata tengo! ¿Por qué no se me ocurriría a mi? Ahora me saldría el dinero por las orejas. - ¿No ha traído magdalenas?

Vaya dos. Vienen a casa con las manos vacía a la hora del desayuno. - "Mira que eres egoísta. Estoy asustada y tu ni te enteras..." - Y vengo rabiosa ¡¡¡y solo te preocupa tu puñetero estómago!!! (gritaron las dos a la vez) - Es que llevo toda la noche sin comer... Bueno ¿qué os pasa?

La abuela, como siempre que tiene que contarme una cosa, va primero a recoger a la "inteligente" de la familia para contarlo delante de ella, que es la única que sabe apreciar sus tonterías... ¿Se puede estar celosa de un bicho como Pascualita, de un palmo de largo y fea hasta decir basta? Bueno pues... yo lo estoy.

Apareció la abuela con la sirena colocada en el broche y empezó a lamentarse, como inicio de su historia - "Ay, ay, ay, lo que ha estado a punto de ocurrir. ¡Una lagartija ha pasado rozando mi mano mientras cambiaba de sitio una maceta ¡Aayyyyy! Esto me ha pasado ya ¡DOS VECES! Espero que no suceda más porque a la tercera ¡VA LA VENCIDA! Y si me toca el dragón me muero" - ¿Pero tienes el testamento hecho, verdad? (dije esto sin pensar. El subconsciente me jugó una mala pasada e, inmediatamente, me agaché. El cenicero de cristal noruego, me pasó rozando)

- Lo mío es peor... - "Me extraña" - Acabo de ver al señor Li en la puerta de su tienda, más contento que unas castañuelas. Antes de que pudiera preguntarle el motivo, me lo dijo él, sacando un pito de su bolsillo... - ¡Que horror! ¿A plena luz del día?... ¿Y cómo es?... ¿Amarillo? (yo necesitaba informarme. Me picaba la curiosidad) - "¿De qué demonios hablas?" - Del pito del señor Li... ¿No habla de eso, Cotilla? - ¡La madre que te parió! ¡De los miles de pitos que le compraron para que sonaran en el campo de fútbol, boba de Coria! Si se me hubiese ocurrido a mi el negocio, ahora estaría tan contenta como él, pero estoy tan cabreada como los del Bilbao con Neimar.

- ¿Habéis terminado con vuestras truculentas historias? Pues, hala, a desayunar pan tostado con aceite que las señorasssssssssss estaban tan disgustadassssssssssss que no han traído nada para mojar (dije con recochineo) - "¿Cómo que no? ¡EL DEDO! jajajajajaja ¡Cotilla, trae el chinchón!" - ¿Que celebramos? - "¡Y yo que sé!"