lunes, 8 de junio de 2015

La abuela pone a plan a la sirena.

Cuando nada, Pascualita se hunde. No puede con su sobrepeso. Ha querido sentarse en el borde del acuario pero el salto le ha salido defectuoso y ha caído al suelo rebotando. Se me han saltado las lágrimas de risa. No lo puedo remediar y me he llevado tal pescozón de la abuela que mi cabeza a rebotado contra la vitrina haciendo tintinear las copas. - "¿No te gustan los rebotes? Pues, hala, aquí tienes uno?" - Que mala leche tiene esta mujer. Por supuesto no me he reído y las lágrimas han sido de dolor.

Antes de irse, la abuela ha dejado escrita una lista de lo que tiene que hacer Pascualita para volver a estar en su peso justo. Va a pasar tanta  hambre que temo que me quiera comer a mi. Tendrá que hacer mucho ejercicio: tiene que nadar en la bañera. Para eso tengo que sujetar una sardina a una caña que tendré que mover de acá para allá para que intente cogerla.

Tendrá que reptar por toda la casa detrás de la comida. No debe probar el cola cao, ni las magdalenas, croasanes, ensaimadas, etc. etc. Ni la paella, las albóndigas, las croquetas... Solo su pienso para peces. Nada más. También dice que debo sacarla a pasear ¿dentro del termo de los chinos?... "¿Qué clase de ejercicio es este para Pascualita?... Ah, dice que, de paso, le haga unos recados a ella. No sabe nada la abuela.

He tenido que ir hasta la playa en busca de más garrafas de agua de mar para la bañera. Con el calor que hace. Es algo que tendré que hacer cada día porque, cuando acabe la sirena su ejercicio, hay que tirar el agua para que yo pueda ducharme. No me está gustando el cariz que está tomando esto. Al final, quien más ejercicio hará seré yo y me voy a quedar en el chasis.

Para meter a Pascualita en la bañera he usado el guante de acero. No puedo mirarla porque me da la risa floja. Parece el muñeco de Michelín jijijijijijijiji Que fea es la jodía.

En cuanto ha visto a la sardina ha saltado a por ella y se la ha comido en un plis plás. No me ha dado ni tiempo a mover la caña. He puesto otra y ha pasado lo mismo. Menos mal que he comprado medio kilo. La sirena come como una lima nueva - ¡Para ya que vas a estallar, ceporro! - Al final he dejado el ejercicio para otro día porque va a ser peor el remedio que la enfermedad. Practicaré el movimiento de muñeca con la caña hasta que consiga ser más rápida que ella.

Esta noche, antes de ir a El Funeral, la abuela ha pasado por casa. Venía ideal de la muerte. Con sus inseparables stilettos, lentejuelas y plumas. Labios rojo pasión y pestañas quilométricas llenas de rimel que, al abrir y cerrar los ojos, abanican al personal. - "Son ideales para este tiempo" (ha dicho) - Ha observado a Pascualita - "¿Ha ido todo bien?" - Perfectamente. - "Diría que tiene más anchos los michelines de la cintura" - Debe ser que el cristal del acuario distorsiona la figura. - "¿Le has dado de comer el pienso?" - No... y creo que hoy ayunará. No se morirá por eso. - "Las cosas tienen que hacerse bien para que surtan efecto. Por la noche dale un poco. Como ésta mañana" - ¿Eh? - "¿No ha desayunado?" - Pues... - "¡Que cruz tengo contigo! Dale de comer y mañana vendré a ver los progresos"

Pascualita pasó de pienso y dejó que se fundiera con el agua del acuario. Hoy a desayunado su cola cao con croasan, más las cuatro sardinas que ha cogido en la bañera. También ha merendado de lo mío... Es que ha puesto bizcos los ojos saltones, se le ha erizado el pelo-alga y la imagino rebotando contínuamente jijijijijijiji Luego a tendido hacia mi sus bracitos en plan pedigüeño y no me he podido resistir. Y esto ha sido el primer día de dieta... Acabará pareciendo una mini ballena... ¡Y ahora quiere chinchón!


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