viernes, 31 de octubre de 2014

Odio el cambio de hora. A las 6 de la tarde ya oscurece y tengo que entrar a tientas en casa para encender el quinqué eléctrico que está sobre el taquillón de la entrada. Es una reliquia de cuando mi abuela era hippy. Yo quise poner un interruptor junto a la puerta, como tiene todo bicho viviente, pero ella se opuso diciendo que así era mucho más original.

Pero ésta tarde no me ha echo falta encender ninguna luz porque la casa estaba llena de animetes. Sus sombras bailaban en los muebles y las paredes mecidas por una suave corriente de aire. Me puse tensa. Desde la puerta llamé al abuelito a gritos pero no contestó nadie... ¿No bastaba con poner una sola lamparilla comunitaria para todas las almas de nuestros respectivos difuntos? Al fondo, la salita brillaba como un trasatlántico en plena fiesta. Los velones de la Cotilla ailuminaban las fotos de los Amigos de lo Ajeno con gran riesgo de convertir la casa en una gran falla valenciana. Los apagué a soplidos pero no me atreví a hacer lo mismo con las animetes, más que por respeto, por miedo a que  "alguien" se sintiera ofendido y se me apareciese - ¡Oh, no! No debo pensar en estas cosas que estoy sola... -

La casa me resultaba amenazadora. Encendí la tele para sentirme acompañada pero ver la retahíla de corrupción, corruptos, presuntos, Pinochos, condenados o no, me puso furiosa y la apagué. Mejor sola que mal acompañada, me dije. Entonces oí un ¡chof! Corrí al comedor. Pascualita me salvaría de la soledad. A la luz de las llamitas vi el water y me acerqué con cuidado porque no sabía si la sirena había saltado al suelo... Una mano fría se posó en mi espalda y un escalofrío me recorrió de arriba abajo como una descarga eléctrica. Di la vuelta rápidamente y me encontré, cara a cara, con la Muerte.

Cuando recobré el conocimiento la señora de la guadaña me acercaba una copa de chinchón a los labios mientras le pedía al Conde Drácula que me tirara un vaso de agua para espabilarme. La Momia se acercaba renqueante, tratando de no pisar sus propias vendas y gruñendo palabras incomprensibles para un mortal. Tenía que despertar de la pesadilla que estaba viviendo y grité con todas mis fuerzas para que alguien viniera a salvarme. Y cuando ya creía que nada podía ser más terrorífico, un pequeño y horrible fantasma con cuernos voló hasta mi cabeza y en un santiamén me dejó el pelo hecho unos zorros.

- ¡Piedad, por favor. Piedaaaaaaaaaaaaad! - Unos golpes dados en el techo pero que, seguro, venían de lo más profundo del Infierno, hicieron que gritara más, mucho más, hasta quedarme afónica. Ya no me quedaban lágrimas ni voz, ni fuerzas para seguir soportando un ataque de ultratumba cuando escuché las risas. - ¡¡¡La madre que os parioooooooooooooooo!!!

jueves, 30 de octubre de 2014

El abuelito, que ha dormido en la antigua habitación de la abuela, me ha llamado cuando me ha visto pasar.  - Nena, ya puedes traerme el desayuno. - Me he quedado a cuadros. - ¿Te ha dado un paralís mientras dormías? - No, por Dios. Es una vieja constumbre... El café con leche que  no esté ni muy frio ni muy caliente  - Se dice templado. - En taza... en vaso  no me gusta. - ¿Algo más, señor? - Sí, dos azucarillos... y procura que la cucharilla brille. Me gusta verme la cara en ella. - Aquí nos la vemos en el espejo del baño (dije, molesta) - Veo que tienes un mal despertar - Di un par de golpes con el pie en el suelo y salté: - El desayuno estará en la mesa de la cocina. Si tardas un poco estará tibio, si te pasas, frio y si esperas que te lo recaliente, lo tienes claro.

Puse la cafetera al fuego y llamé a la abuela - ¡¿Cómo lo aguantas?! - "¿Ya te has cansado? jejejejejejeje Pues tendrá que estar un tiempo ahí hasta que las aguas judiciales vuelvan a su cauce" - ¡Quiere que le lleve el desayuno a la cama y no sé cuantas cosas más! - "Aguanta, hija. Es lo que tiene el matrimonio" - ¡¿De qué hablas?! Es tu marido, no el mío. - " Ahora entenderás porque mandé a mi primer marido al Otro Mundo y me quedé yo en Otro Mejor jejejejejeje"

Al final, al abuelito no le quedó más remedio que venir a a cocina donde le puso pegas a todo. Así que puse las cosas claras. - Eres un refugiado judicial. Que no se te olvide. Estás en mi casa, con el riesgo que supone para mi. Aquí se hace lo que yo digo y si quieres mirarte en la cucharilla y está opaca, ahí tienes el fairi y el estropajo ¿Ha quedado claro? - Niquelao pero, arrieritos somos... - ¿Qué quieres decir? - Que la Torre del Paseo Marítimo sigue siendo mia. - ¿Es un chantaje? - En toda regla (me ha dicho el muy truhán)

Le comenté también a la abuela que, gracias a su marido, Pascualita se ha quedado sin "casa" - Busca una solución (le dije) - A media mañana llegó la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - El abuelito soltó el periódico que estaba leyendo - ¿Es necesario gritar tanto? - La vecina se quedó cortada. Luego, andando de puntillas, se acercó y me dijo al oído: - Traigo lo que tu sabes, me ha dicho tu abuela. - No supe de qué me hablaba y menos cuando entró en casa un hombre con un water en brazos. Siempre susurrando, la Cotilla dijo: - Parece que tu abuela le ha dado al chinchón (después, alzando un poco la voz, ordenó al hombre que lo colocara en el comedor)

Andresito quedó boquiabierto - Oiga, llévelo al cuarto de baño, por favor. - Órdenes son órdenes, señor.- Y se marchó. Corrí al teléfono - "¿Ya he llegado el nuevo acuario?" - ¿El wáter? - "¡Es original a tope y vale un pastón! Verás que a gusto estará Pascualita" - Esperé a que Andresito sucumbiera al sopor de la siesta para meter a Pascualita en su nuevo hátitat después de haber colocado arena, algas, el barco hundido y agua de mar hasta arriba, luego me senté en el sofá y me dormí... Me despertó un chapoteo. Andresito, desatascador en mano, hacía lo posible para que el agua del nuevo water se fuera por un desagüe, que no tiene. Pascualita, asustada, había saltado refugiándose bajo el aparador. No puede sacarla de allí hasta que el abuelito se fue a la cama. ¡Que cruz me ha caído encima!

miércoles, 29 de octubre de 2014

Andresito llegó a casa en taxi, cosa que me extrañó - ¿Por qué no te ha traído Geooorge? (le pregunté pero la Cotilla fue más rápido que él y apostilló) - Porque es rico y le gusta tirar el dinero. Yo tengo una pregunta mejor ¿dónde está la paella? - Mi abuelito estaba un poco nervioso. - He pensado que venir en el rolls royce levantaría sospechas... Y la paella la trerán a las dos.

La Cotilla y yo nos miramos, asombradas - ¿Sospechas? ¿A quién? La policía y los chófers de autobús están tan acostumbrados a verlo aquí, sobre todo aparcado en la parada del bus, que ya ni lo miran. Ponen multa tras multa y se van. - A partir de ahora seré tu abuelo jubilado del pueblo... - ¿Qué pueblo? - No sé... ¿Biniali?... Cas Concos?... Rubert... ¿Cúal prefieres? - Yo que sé. El de pueblo eres tu. - Andresito, ya eres mayor para saber dónde naciste... ¿no serás inclusero? (dijo la Cotilla) - Es que quiero pasar lo más inadvertido posible, por lo menos hasta que la fiebre de las redadas se calme. - Entonces no tienes la conciencia tranquila (la vecina puso la sonrisa del malo de la película y quedó pensativa)

Cuando el abuelito vio la mesa preparada para comer dijo que aquello era un horror. Todo era chavacano. Los cubiertos estaban mal colocados, las servilletas ¿el rollo de papel? - ¿No tienes ningun vaso igual? - Claro que sí pero para tres que somos y de confianza, no pensaba andarme con remilgos. - El pan se pone en una cestita. El vino se decanta... - ¡Pero si es don Simón! - ¡No importa quién sea. Aprende a hacer las cosas bien!

Ya me estaba arrepintiendo de haber acogido al abuelito en casa. - En cuanto nos metimos la primera cucharada de arroz en la boca, la Cotilla y yo empezamos a hablar - ¡Pero qué mala educación hay en ésta casa! Cuando se come no se habla. - Nos quedamos mudas por la sorpresa. Entonces me enfadé - Oye, que no somos parvulitos y siempre hemos hablado en la mesa... - Desde hoy, se acabó. Debes aprender buenos modales y nunca es tarde para ello.  

Después de la siesta, eso sí que nos lo permitió, entré en el cuarto de baño. Estaba lleno de frascos de colonias, lociones, cremas, pastillas... No había sitio para mis cosas. - Abuelito, tendrás que dejar todo eso en tu habitación. El baño es pequeño y nos toca compartir. - No estoy acostumbrado a eso... - Ni yo a ver pastillas azules en mi casa - Se puso colorado, colorado - Si la abuela no está aquí ¿para qué las quieres? - No... recuerdo haberlas... cogido. - ¡Pues andando no vienen! jejejejejejeje Vamos a hacer una cosa, Andresito (dijo la Cotilla) Como no llego a fin de mes, me las llevo y las vendo... y no le decimos nada a tu mujer ¿Vale?. - Quedó mohíno pero lo aceptó.

Por la tarde el abuelito salió a la compra y volvió cargado de aceitunas, lo menos 20 kilos. - Me entretendré aliñándolas y guardándolas en botes. He visto que tienes muchos - Un rato después me llamó desde la cocina - ¡Nenaaaaaa! ¿Crees que las hierbas de este barrilito servirán para las aceitunas? - De un salto me planté delante de él. El fregadero estaba lleno de agua, arena y algas flotando. - ¿Tienes un desatascador? - En la despensa. - Mientras él iba a buscarlo, se me encendió la bombilla. Metí la mano hacia el desagüe y lo desatasqué con solo tirar hacia arriba de la cola de Pascualita. Gracias a que ha ganado unos gramos no se ha ido cañerías abajo. - ¡Ya está, abuelito! (le grité mientras escondía a la sirena camuflada entre los plátanos del frutero)

martes, 28 de octubre de 2014


La Cotilla me ha dado un susto de muerte porque ha entrado en la cocina sin decir nada, se ha puesto detrás de mi y cuando me he dado la vuelta, su cara y la mía estaban juntas. He dado un grito digno de Plácido Domingo. - ¡Ay, que susto, boba de Coria! ¿Por qué gritas? - ¿Por  qué no se anuncia como siempre? - No quiero gritar para no dar pistas. Nos persiguen como a ratas. - ¿De qué habla? - De las redadas... ¿no te has enterado?

- He oído que han pillado a un buen grupo de Manos Largas en la Península... - ¡Ahí lo tienes! Es una caza de brujas y estamos cayendo como moscas. - "¿Estamos?" ¿No se incluirá en el paquete de los grandes corruptos? jajajajajaja - No sé de qué te ríes. Es una sensación horrible no poder ir tranquila por la calle, ni trapichear con libertad, pensando que me están vigilando para caer sobre mi cuando menos me lo espere. - ¿De verdad cree que los jueces perderán el tiempo con usted? jajajajajaja ¡De ilusión también se vive!

A la vecina se la veía muy nerviosa. Paseaba de un lado al otro del comedor hasta que acabó entrando en la salita a tomarse unos chinchones. Luego se dirigió al altar de los Amigos de lo Ajeno y encendió unas velas a la foto de Luis Bárcenas. - Menos mal que mi gurú no me decepciona nunca. ¡Le han encontrado en el extranjero, otras dos o tres cuentas de dinero negro. Ese es hombre! - Quite toda esa parafernalia que pondré a mis héroes: los jueces. - ¡¿Qué?! A esos, ni agua. - Al revés, Cotilla. Merecen nuestro respeto por el buen trabajo que están haciendo. - ¡He dicho que no les pones un altar y no hay más que hablar! - Oiga, que en mi casa hago lo que quiero. - Pues no voy a consentir altares a gentes que solo saben sacar a la luz los trapos sucios de los demás ¡Solo me faltaría tener que cambiar a Bárcenas por un funcionario!

Cuando la abuela llamó por teléfono me cogió con la pierna en alto, dispuesta a darle una patada al altar y mandarlo todo a la porra - "Nena, Andresito irá a vivir un tiempo en tu casa" - ¿Os habéis peleado? - "Es por si la Justicia llama a nuestra puerta con el tema de las redadas" - ¿Ha echo algo malo? - "Dice que no, pero como se ha juntado tanto con los Pinochos tiene miedo de quedar pringado él también" -  La Cotilla me cogió el teléfono: - ¿No mandarás a tu marido con las manos vacías, verdad? Dile que encargue una paella, que hoy me apetece y... (su expresión recordaba, vagamente, a la Dolorosa) quién sabe si será la última que comeré antes de salir en los periódicos y acabar el la trena. - Ay, Cotilla, que actriz se perdió España jajajajajaja - Ríete, jodía, pero si no es por mi, no comemos paella.

lunes, 27 de octubre de 2014

La abuela ha venido con Geooorge que iba cargado con varias bolsas del estanco. - ¿Habéis atracado la Tabacalera Española? - "Nos hubiese salido más cuenta. Los cigarrillos están por las nubes" - ¿Y a tí qué más te da, si no fumas? - "Ahora voy a empezar. Me hace mucha ilusión liarme mis pitillos. Será como volver a los años mozos, cuando me escondia bajo la mesa camilla de mi madre a imitar a mi abuelo cuando sacaba el tabaco de la petaca, llenaba el papelillo, lo sellaba con saliva y lo encendía con el mechero de yesca. No se le caía ni una ebra de tabaco al suelo. Era un artista aquel hombre" (y su mirada se perdió en el infinito) - Estás nostálgica, abuela. - "Lo que estoy es constipada y no sé si tengo aspirinas en casa... ¡Geooorge!" - ¿Yes, madame? - "Ves a la botica y trae unos cuanto paquetes" - El inglés, muy ceremonioso, dijo con su acento estropajoso: - ¿Boticau?... Mi no entender, madame. - "Está bien claro: de Botica, Boticario. El boticario trabaja en la botica ¿entiendes, alma de cántaro?" - El hombre estaba azorado. Eran muchas palabras empezadas por boti las que acababa de soltarle la abuela. Me miró como si yo fuera su tabla de salvación y con los labios formó la palabra: ¡please!

- Farmacia. (dije, escuetamente) - Los ojos le hacían chirivitas. No relacionaba una cosa con otra. - Unitetillo: Botica, Farmacia y Apotequería es lo mismo. - ¿Mismou?... movió la cabeza y dijo a media voz - Estous españoles... - ¡Unitetillo, te he oído! ¿A que te lo digo en mallorquín? (pero no me dio tiempo porque salió corriendo escaleras abajo)

- Abuela ¿por qué le haces estas faenas al pobre Geooorge? - "Ya que le pago, quiero divertirme" jejejejejeje - ¡Avemariapurísimaaaaaa! El inglés ha pasado escopeteado a mi lado y casi me tira por la escalera. - No habrá suerte... Huy, perdón jijijijiji. - La abuela le contó lo que había pasado y cuando acabaron de reirse, la Cotilla dijo: - Vamos a ver la cara que pondrá cuando le diga que te rasque el zancajo jajajajajajaja - "¡De esta se vuelve a Inglaterra!"

La abuela se pasó unas dos horas liando cigarrillos y llenando el cubo de basura porque todos le salían mal. Cuando se marchó y dejamos de oir el pitido de los coches y los autobuses, la Cotilla se apresuró a coger la bolsa con los pitillos desechos, sacó una maquinita para liarlos y llenó media caja de zapatos. - Gracias a la poca maña de tu abuela me voy a sacar unos euros vendiéndolos. - ¿No le dará parte de las ganancias? Al fin y al cabo los ha comprado ella. - Y ella ha sido quién los ha tirado. No  hables de lo que no sabes y ves poniendo la sopa que el trabajo me ha dado hambre... ¿Que habrá de segundo? - Un sí, señor y un calle usted.

domingo, 26 de octubre de 2014

Hoy me he levantado con alma de ONG y he decido hacer buenas obras. Para empezar he regado las plantas que estaban más muertas que vivas. Hace bastantes días que no les echo agua esperando a ver si llueve, porque tengo el síndrome del ahorro de agua y hago verdaderas virguerías. El agua de lavar los platos la empleo después para fregar el suelo de la cocina. A veces queda un poco pringoso pero todo sea por el ahorro.

El agua de fregar el suelo del resto de la casa, si no está muy sucia, sirve para lavar los paños de cocina y luego para echarla al wáter. La de la ducha, que recojo en un barreño, si no he usado jabón sirve para hacer la sopa de sobre. Y con la de Pascualita, cuando se la cambio, límpio la lechuga y así no tengo que ponerle sal al aliñarla. Estos tiempos de crisis nos han enseñado que no hay que tirar nada a la primera.

Mientras desayunaba, la sirena a penas ha probado bocado. Está algo alicaída. Supongo que añorará al sireno que le hizo pasar los segundos más electrizantes de su vida. Estuve a punto de tirarlo a la basura pero lo guardé en un cajón por si algún día tengo que echarle en cara al señor Li la birria de productos que vende... Quizá fuera buena idea dárselo a Pascualita... aunque no me decidía porque, al fin y al cabo, el sireno era un cadáver... ¿Sería Pascualita carroñera?

Decidí que primero le acercaría a Pepe pero el pobre sigue echo unos zorros desde las últimas dentelladas que recibió y no es muy agradable a la vista. Así que no lo pensé más y le di el sireno. Al principio pareció no reconocerlo pero reaccionó, de pronto, de manera salvaje. Suerte que llevaba el guante de acero porque se tiró a por él con la dentadura de tiburón por delante... claro que tal vez era un sonrisa, diabólica, pero sonrisa al fin y al cabo... Lo arrancó de mis manos y abrazándolo con fuerza, saltó a su barrilito de cristal zambulléndose hasta el fondo... pero no pasó nada. No saltaron chispas, ni hirvió el agua, ni la corriente eléctrica recorrió su cuerpecito. Estaba asombrada y desilusionada... Entonces golpeó al sireno contra el barco hundido una y otra vez y tampoco pasó nada. Una furia salvaje se apoderó de Pascualita y mordió y arrancó trozos del muñeco hasta hacerlo picadillo. El fondo del barrilito estaba lleno de pequeñas piezas metálicas que la sirena probó, una a una, por si eran comestibles.

Ahora duerme sobre la arena, arropada pòr las algas, en el fondo del barrilito. El cuarto de botella de chinchón que he tirado al agua, ha mitigado su dolor. 

sábado, 25 de octubre de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Traigo noticias - Zzzzzzzzz - ¡Nenaaaaaa! Son muy graciosas - Zzzzzzzzzzzzzz -

En la gloria estaba yo. En el séptimo cielo, soñando que George Clooney no se había casado y había puesto sus pícaros ojillos en mi. Tan guapo él, tan plantoso, tan millonario, tanAAAAAAAAAH!!!... Me levanté de la cama de un salto, mojada, helada y con los sueños rotos. Lo primero que pensé es que me había orinado por estar tanto tiempo apoyada en la barandilla que da al lago Como... luego me pregunté ¿Me he puesto perdida de la cabeza a los pies por un simple pis?

Busqué a tientas el interruptor de la luz. La Cotilla, como una criatura de ultratumba, escapada de los Infiernos, me miraba entre las sombras con un objeto en la mano que no tardé en reconocer: el barrilito de cristal donde vive Pascualita - ¡Hija de mi vida! Luego dirás que no duermes. - Encendí la luz. Asombrada, contemplé la cama mojada, llena de algas y arena. Mi cuerpo goteaba sobre la alfombra y tiritaba de frío - ¿Esto... esto lo ha hecho... usted? - No había manera de despertarte. Anda, ves haciendo café que te contaré una cosa. - En mi cerebro se encendió una luz roja intermitente. Sentí que la saliva rebasaba mi boca y que los ojos crecían hasta casi salirse de las órbitas. Mis manos cobraron vida propia y no pude controlarlas cuando rodearon el cuello de la Cotilla y apretaron, apretaron, apretaron... hasta que recibí una patada en la espinilla. - ¡Jesús, que mal despertar tienes, jodía!

Poco después, sentadas a la mesa de la cocina, con la luz encendida porque eran las cuatro de la madrugada, la vecina se salió con la suya y me contó: - Me he enterado de que a los Pinochos les ha echo mucha gracia un chiste... En realidad no es un chiste pero se ve que quién lo contó tiene mucha gracia y esa gente se partía de risa... ¿Me escuchas? - Claro que la escuchaba mientras me mordía las uñas, que remedio. - Y ahora me lo contará usted, ¿a qué sí? (dije a regañadientes) - Sí, pero no sé si tendré tanta gracia... el caso es que estaban los políticos con eso del Estado de la Comunidad y una persona de la oposición dijo que tenemos una tasa muy alta de niños y niñas que están en extrema pobreza. Que pasan hambre, vamos... ¿Verdad que no parece gracioso?... también es que yo contando chistes soy un poco patosa. Pues les entró una risa a los Pinochos y Pinochas que era digno de ver, hasta que la diputada que lo había dicho, con muy mala uva porque les cortó la juerga de raíz, dijo: ¿De qué ríen, señorías? ¡Igual, igual que dijo Pilar Manjón cuando habló en el Congreso del atentado de los trenes en el que, entre casi doscientas personas, murió su hijo!... Veo que no te ríes. Es que eres sosa hasta decir basta ¡Así no vas a encontrar novio nunca, mujer!

Cuando por fin se fue, volví a la cama sin acordarme que estaba mojada. Me dejé caer, muerta de sueño y me levanté a la velocidad del rayo. Pascualita, de quien no me había acordado para nada, al ver que caía sobre ella, saltó antes de que la aplastara y se enganchó de mi oreja, lo que me obligó a ejecutar los ejercicios de cante flamenco y zapateado, con sus correspondientes carrerillas por la casa, durante y después de habérmela arrancado de un tirón... Ahora, después de beberme media botella de chinchón, me pregunto por qué no acabé el trabajo cuando apreté el cuello de la Cotilla.

viernes, 24 de octubre de 2014

- "Hola, nena... ¿eres tú?" - La abuela ha llegado pronto a casa. Traía la cara desencajada. No se sentía segura, me dijo. - ¿Hasta qué hora estuviste ayer en El Funeral? - "Nos fuimos pronto a casa" - ¿Pronto es temprano, o sea, de madrugada? - "Que va. A las 10 ya estábamos de vuelta" - ¿Quién se puso enfermo... Andresito? - "No... Es que no sé si es él" - ¿Si es él... quién? - "Andresito, coñe" - Abuela ¿quieres un chinchón?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Vaya cara que tienes... ¿Qué te ha echo tu nieta? - La abuela miró a su amiga con aprensión. - "¿Quién eres?" - ¿Está borracha? (me preguntó la vecina) - O eso o le ha dado un aire. Lleva así desde que ha llegado. - Entonces la Cotilla hizo lo que solemos hacer todos cuando alguien no está como siempre. Le habló despacio y gritando: - ¡¿Qué - te - pa- sa?! - "No se si sois quién decir ser... Desde que me he enterado de lo de Francisco Nicolás no me llega la camisa al cuerpo" - ¿Se- ha - mu - er - to? - "¿Quién?" - El - Ni - co - lás - ese. - "¿Esta es la Cotilla? (me preguntó) ¿por qué habla así? (se levantó de un salto y gritó) ¡Es el pequeño Nicolás!"

Nos costó mucho hacerla entrar en razón. Luego nos contó que desde que se enteró de las hazañas del jodío chico, le entró el síndrome de que suplantaba a todos cuantos ella conocía. Por eso se fueron pronto de El Funeral, porque hasta su amiga Conchi le pareció el Nicolás de las narices disfrazado. Y por eso también, mandó a Andresito a dormir con su madre por si era el repelente Nicolás. - "Si voy a tener una aventura amorosa quiero saber con quién"


jueves, 23 de octubre de 2014

- "Estamos viviendo una convulsión (comentó la abuela mientras mojaba magdalenas en el café con leche) Se va Mateo" - ¿Mateo? - "El Alcalde. Lo han puesto mirando para Logroño y le han dado una patada en el trasero" - ¿Es un juego? - "Y lo han puesto de moda nuestro Pinocho particular y el que, si es lunes y son las ocho, está en su despacho" - No parece muy divertido. - "Sobre todo si eres el que recibe... Acércame otra magdalena."

Geoooooorge entró con la Momia en brazos. A penas pesa. Es como un suspiro la buena mujer pero es mi bisabuelastra y la quiero. - ¿Quieres una magdalena?(le dije como si hablara con un crío) - Quiero todo lo que me toque... y de momento, ya me ha tocado el inglés jijijijijijiji. - "Cómo te oiga tú hijo le da un patatús" - Que puritano me ha salido para ciertas cosas ... - "Menos mal que para otras y aunque sea con ayuda de la pastillita azul, es una fiera" - En eso ha salido a su padre, que era un putero. - ¿Lo aprovechaban otras? - Sí, pero la cartera era mía jajajajajajaja

La mesa de la cocina era como la del Consejo de Ministro. Opinábamos y discutíamos. - "Los políticos lumbreras han pensado sacar provecho del Moll Vell y quieren construir pisos, centros comerciales y de esparcimiento en semejante lugar" - Que peligro tiene esta gente cuando se aburre. - En mis tiempos (dijo la Momia) los corríamos a gorrazos y los tirábamos al mar. - "Cuando oigo aberraciones como las que quieren hacer, me los imagino partidos en dos: una parte muestra los planos de la idea. Y el otro, el bolsillo donde irán a parar sus comisiones" -

Y luego está el Cara Bobo ese... El niñato que se ha echo fotos hasta con el lucero del alba... y con Aznar ¡con lo listo que dice ser éste hombre! - La Momia paró un momento de sorber el cola cao para decir: - En mis tiempos, al Pamplinas ese, le hubieran dado una guantá que hubiera rebotado en la pared y vuelto a por otra. - "Y los del Gobierno de Aznar cada día son noticia. Ahora Acebes..." - La bisabuelastra alargó sus dedos, largos y finos, hasta alcanzar una galleta María y dijo: - ¿El alelado? ¿El que tiene cara de no entender nada?... En mis tiempos... - "Vale, vale. Regresa al presente, suegra... ¿Quieres una copita de chinchón?" - Estamos desayunando, abuela (me sentí en la obligación de recordárselo debido a la mucha edad de la Momia) - Déjame que siga disfrutando, nena, que el roce con el inglés me ha puesto el cuerpo de jota. - "¿No te subirá la tensión" - ¡Que suba, que suba! Siempre es una alegría ver que algo sube jejejejeje

 

miércoles, 22 de octubre de 2014

Pascualita está insoportable desde que despertó y no encontró al sireno a su lado. No para quieta subiendo y bajando del barrilito de cristal. Sacude el agua con la cola y lo deja todo perdido. Me tira chorritos de agua envenenada cuando paso cerca y he tenido que cambiar las gafas de sol, con las que no veía mucho sobre todo los días nublados, por unas de natación.

Me la encuentro dónde menos me lo espero. Se arrastra por el suelo, reptando como un gusano, buscando a su amor por los rincones. Le dejé a Pepe para que se consolara con él y estuvo a punto de destrozarlo a dentelladas. Es verdad que la cabeza jivarizada es sosa hasta decir basta, pero es su amigo, por eso pensé que le gustaría tenerlo cerca pero Pascualita se había convertido en una máquina de matar que no razonaba (¿los peces razonan?)

Se lo conté a la abuela y le faltó tiempo para presentarse en mi casa a ponerme de vuelta y media - "Le has puesto un caramelo en los labios y se lo has arrancado de cuajo" - Pero si le dio una descarga eléctrica que por poco se la lleva al otro mundo. - "¿Y qué? ¿A quién no le gustaría morir en pleno éxtasis amoroso?" - A mi no. - "¡Que cruz tengo contigo!"

Mientras discutíamos subió Geoooorge - "¿Qué haces aquí, Unitetillo?" - Encontrar aparcamientou buenou... ¡¿Que pasar a mi antepasadou?!  - Se llevó las manos a  la cabeza horrorizado cuando vió a Pepe muy maltrecho. - ¡Yo llevar a hospital! (gemía el inglés) - "¿Al neurólogo? al fin y al cabo es una cabeza jejejejejeje" - ¡Abuela, no te rías que es su pariente!

Los empujé a ambos fuera del comedor y ayudándome con el guante de acero, metí a Pascualita en el termo de los chinos y nos fuimos. Un poco de cultura nos vendría bien a ambas. Visitamos la exposición de cuadros de Sorolla en el Gran Hotel. No había mucha gente y pude recorrer las salas recreándome en cada cuadro. Dejé que Pascualita se asomara lo justo para poder admirarlos... El mar estaba presente en cada cuadro. Daba la impresión de que si alargaba la mano me mojaría. Y lo mismo debió pensar la sirena. En su diminuto cerebro, la idea de que lo que estaba viendo era su antíguo hábitat creció hasta hacerse real y entonces ¡saltó hacia adelante estrellándose contra el lienzo!

El guardia de seguridad se acercó corriendo hacia mi, porra en mano, al ver que yo atacaba el cuadro. En realidad estaba intentando coger a Pascualita que saltaba como una loca para entrar en el agua... Salí de allí congestionada mientras una empleada me gritaba - ¡Señora, la exposición sigue en el piso de arriba! - No le hice caso y corrí hacia la calle para coger el primer autobús que pasaba sin preocuparme de su destino. Es que no podía perder tiempo porque el guardia de seguridad podía acertar con la puerta en lugar de darse contra las paredes, como hacía desde que recibió el mordisco salvaje entre los ojos, de Pascualita.

martes, 21 de octubre de 2014

Al día siguiente entré a paso de carga en la tienda de los chinos del señor Li - ¡No se esconda, tío listo! Ya me está devolviendo el dinero del muñeco asqueroso que me dió. - Al oir mis gritos salieron algunos vendedores de la trastienda - ¿Dónde está vuestro jefe? - Unos segundos después apareció el señor Li - Yo tomal taza de te... ¿tú quelel tila? - ¡Ni tila, ni leches. Ya me está dando los cuartos! - ¿Cualtos de dolmil? Li no entendel - No me venga con cuentos chinos ¿A quién se le ocurre hacer un muñeco sumergible y eléctrico? ¡Ni al que asó la manteca! - ¿No gustal muñeco con cala mía?... ¿Yo sel feo? - Muy guapo no es... - Tu tampoco sel guapa, alma de cántalo y yo no decil... ¿Dónde estal sileno? - Está chamuscado. Inservible. - Yo vel. - No lo traigo pero está hecho un asco. - Yo venil a tu casa a ver sileno. - ¡Ni hablar del peluquín! - Li no devolvel dinelo.

Era normal que, como comerciante, Li quisiera ver qué le pasaba al muñeco para evaluar si me devolvía el dinero o no... Pero no podía enseñárselo porque Pascualita se había enamorado de él y no lo soltaba. - ¿No basta con que yo diga que está estropeado? - No. Tu podel decil misa. - ¡No digo mentiras! - Ah, yo no sabel.

- Se rompió al meterlo al agua... - ¡Aaaaah! ¿qué decil? Tu tonta del bote. Sileno no mojal. - ¿Cómo que no? ¿Dónde viven los sirenos? ¿En el mar, verdad? entonces, blanco y en botella. - Desconcertado, el señor Li preguntó - ¿Más botellas pala in vitlo de la Cotilla? No tenel más ¡Basta!

Estaba visto que no íbamos a entendernos, así que me fui a casa a pensar cómo podía quitarle el sireno a Pascualita. No había otra manera de recuperar mi dinero... y no se me ocurría nada. Después de probar varios trucos, en los que no picó, decidí emborracharla y vacié media botella de chinchón en el barrilito de cristal. Poco después la siena dormía como un tronco. Fue el momento en que pude cogerla y tirar del sireno para despegarlo... No hubo manera - Lo que yo decía (pensé) están pegados. - Cuando ya desesperaba de encontrar la solución a mis problemas, me fijé en que el pelo del sireno se había fundido y pegado al pelo-alga de Pascualita. Di un tijeretazo con las tijeras de la cocina y ya está. Acababa de separar a unos siameses jijijijijijiji

Cuando el señor Li vio el muñeco se negó en redondo a devolverme el dinero - Estal loto polque tú sel gilipichis. Si enchufal ¡no mojal! ¿Entendel? Plecioso sileno con mi cala, molil pol tus manos ¡Asesina! - ¡Quiero mi diero! (grité) - Nanay de la China.

Llegué a casa, sin dinero y con la ruína de muñeco en las manos. Me senté a esperar a que Pascualita se despertara con las gafas de sol puestas. Nunca se sabe cúal puede ser su reacción al ver que su enamorado ha huído de sus brazos y se ha emancipado.
 


lunes, 20 de octubre de 2014

Estaba a punto de salir hacia la tienda del señor Li a recoger el sucedáneo de sireno que le encargué, cuando la Cotilla entró como una tromba en casa. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - ¡Oiga! Que me voy... - Primero vamos a encender una velas al altar de los Amigos de lo Ajeno- - Lo que tiene que hacer es desmontar ese tenderete que me da verguenza que alguien lo vea. -  Pero si son unos tíos de los que se visten por los pies. - ¡No diga tonterías! Son lo que antes se llamaba, ladrones de guante blanco.

Me hizo el mismo caso de siempre: Ninguno. Y encendió los cabos de velas que había, más otros que se trajo de las iglesias donde "trabaja" - Blesa ha tenido el cuajo de decirle al juez que vaya a pedirle el dinero de la fianza a su Seguro ¡Que vaya el juez! jajajajajajaja ¡Blesa es mi héroe! jajajajajajaja - Cotilla, tranquilícese, mujer, que le va a dar algo... jijijijijijijijiji - ¿Te ha dado la risa tonta? (me preguntó la vecina, sorprendida) - Sí, porque aquí, el que se habrá quedado ancho habrá sido el juez cuando haya puesto en su sitio a su "héroe" jejejejejeje - Que cruz tenemos contigo.

Por fin llegué a la tienda del señor Li. - Tenel sileno. ¿A vel si gustal a ti? - Abrió un paquete y apareció un pez con cuerpo de Geyperman y cara ¡del señor Li! - ¿Pero... pero esto qué es? - ¿No gustal? - Es muy feo. - No. Sel bonito del Nolte... chino. - ¿Por qué chino? - ¿Tu sel lacista? (al hacer ésta pregunta, sus ojos se conviertieron en dos rayas amenazadoras y me vi rodeada de los trabajadores chinos de la tienda) - ¡Que voy a ser racista yo, hombre! Es que no me lo esperaba así... ¿Hay sirenas chinas? - En China habel de todo. Nosotlos copial.... Tu pagal y santas pascuas.

El sireno me costó un riñón y parte del otro. La abuela tendría que financiarme la mitad, por lo menos. Pero en cuanto se lo comenté, dijo que nanay - "¿Me consultáste? No, hija, no... ¿Tu sabes lo que le va a durar ese juguete? Lo que un bizcocho a la puerta de un colegio"

Enseñé el "sireno" a Pascualita - ¿Te gusta? -  Busqué el interruptor de las pilas pero no llevaba. Vaya negocio que había echo. Para qué quería un pez que no se movía. Tenía dos agujeritos a la altura de sus riñones y una tapa que, al abrirla, vi que guardaba un cordón eléctrico con su pequeño enchufe correspondiente. Sin pensar, lo enchufé a la corriente y se lo di a Pascualita. Salió a la velocidad del rayo, lo abrazó y cayeron juntos al interior del barrilito de cristal. El agua se llenó de chispas. ¡Menuda descarga! - ¡Pascualitaaaaaa! (grité mientras corría a desenchufar) ¡La he matado, la he matadooooooo!

Ha quedado con el pelo-alga chamuscado, los ojos bizcos, la piel a topos negros y grisaceos, la cola tiesa y chamuscada y lleva cogido al sireno como si estuviesen pegados uno al otro. He hecho un amago de quitárselo y ha saltado hacia mi con la dentadura de tiburón hacia afuera. He llegado a la conclusión de que, esta vez, he dado en el clavo. ¡Pascualita ha tenido un orgasmo!

domingo, 19 de octubre de 2014

Mientras Pascualita y yo desayunábamos la ensaimada de los domingos, conté a la sirena y a Pepe, mis preocupaciones. Ambos saben escucharme, No interrumpen y dejan que fluya la verborrea. Son cosas que se agradecen cuando las preocupaciones rondan el cerebro.

Pascualita se había zambullido en su taza de cola cao dejándolo todo perdido. Claro que soy previsora y había puesto un mantel de plástico. A Pepe lo dejó mojado como un pollo, aunque luego dejaré que lo lama..

- La abuela tiró las setas en cuanto dije que dejara algunas para tí, Pascualita ¿Por qué lo haría?... He llegado a la conclusión de que, o no le habían salido bien, o  recordó que al abuelito no le gustan...Pero sí que le gustan y ahí está el misterio... También Hay otra hipótesis y es que estuvieran enfados y ella no se acordara ¡Por eso tiró las setas! Que rencorosa es... - Pascualita asomó la cabeza por el borde de la taza y fijó en mi sus ojos de pez. - ¿Por qué me miras así?... ¿Crees que no tengo razón? - La sirena levantó un poco el labio superior y me enseñó un colmillo - ¿Quieres decir que sí la tengo? Ay, hija, a ver si te explicas mejor.

Cogí la cabeza de Pepe esperando ver una reacción en su semblante. Pero es hermético, no enseña sus sentimientos Además es hombre de pocas palabras... de ninguna palabra. Y tan tímido que nunca mira de frente... En realidad, ni mira. No le gustan los lios ni los pleitos y se mantiene imparcial... Pero en éste caso no debería serlo. Conoce al abuelito. Debería involucrarse. - Va, Pepe ¿qué opinas?

Seguí exponiendo mi tesis. - Por último creo que la abuela quiso matar a Andresito, aunque me cuesta creerlo porque tiene más dinero que un torero. Pero, a veces,  la avaricia rompe el saco... Llamaré a la abuela y saldré de dudas.

 - "¿Cómo voy a matar a la gallina de los huevos de oro, boba de Coria?" - Eso he pensado yo. - "Si lo has pensado, para qué me llamas diciéndo tonterias" - Para saber que estoy equivocada. - "Ahora que lo sabes, adios, muy buenas" - ¿Pero querías matar al abuelito, si o no? - "¿A tí qué te parece?" - ¡La que pregunta soy yo! - "¡Y yo estoy en mi casa y contesto lo que me da la gana!" - Me hubiese gustado comer un plato de setas, abuela (e hice un puchero) - Para consolarme, Pascualita me lanzó un chorro de cola cao envenenado que se estrelló en mi pecho y me dejó la blusa echa una pena. - Repetí mi queja: - ¡quiero un plato de setaaaaaaaaaaas! - "Luego Geoooorge te traerá un taper con sopa de cabello de ángel. Si ves que los fideos se mueven, no te preocupes y come. Son los gusanitos que llevaban las setas" - ¡Abuela! - "¿No querías setas?" - ¡Que ascoooo! - "¿Por qué? Como dicen los taurinos: hasta el rabo, todo es toro. Que te aproveche"

sábado, 18 de octubre de 2014

La Cotilla ha pasado por casa.- Dile a tu abuela que venga a comer. Yo invito. - ¿Le ha "limpiado" la cartera a un rico? - ¿No puedo tener un detalle de vez en cuando? - ¿Quién hará la comida? - Que la haga tu abuela... Invita también a Andresito.

Después de hablar con la abuela pensé que algo no iba bien. ¿Por qué invitaba la Cotilla al abuelito si se caen mal? Llamé de nuevo a la abuela - Es mejor no le digas nada a tu marido, así la comida será entre mujeres... - "¿Qué te ha echo Andresito?" - ¡Nada!... Es que no le gusta lo que trae la Cotilla para comer - "Dime la verdad ¿no te fías de ella?" - No. Y cuando estáis juntas, de ti tampoco.

 Al poco rato la abuela entró en casa. - ¿Has venido corriendo desde el Paseo Marítimo? - "No, porque llevo tacones" - No pitan los coches... ¿No me digas que habeis aparcado como Dios manda? "Como hacemos siempre. Si hay sitio para aparcar para qué vamos a estar dándo vueltas a la manzana. Pero he venido en autobús" - ¡Que valor tienes! - "El chófer no quería dejarme subir ¿te lo puedes creer?" - ¿Cómo le has convencido? - Me he santiguado y muy seria, le he dicho: - ¿cómo sabes que no soy la Muerte y vengo a buscarte? Déjame subir sin pagar y llegaremos a un acuerdo" - ¡Encima no has pagado! Pero si eres rica... - "Ya sabes aquello de que: Quién más tiene, más quiere" - Como Blesa, Rato, Bárcenas y demás mangantes... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Te he oído, boba de Coria. No eres quién para hablar mal de tan privilegiados cerebros. Voy a encenderles unas velas en desagravio. - El desagravio se lo hará el juez cuando les quite hasta los calzoncillos.

La abuela hizo sopas mallorquinas y no puso las setas que había traído la Cotilla. Tuve un pálpito. - ¿Va a venir Andresito? (preguntó la vecina) . "Claro. Y voy a preparale las setas como a él le gustan" - Se le cae la baba contigo ¿eh? jejejejejeje - Abuela, te acompaño a la cocina para ver cómo las haces. - "¿Para qué si, ni tienes marido, ni lo es Andresito?" - Pero no di mi brazo a torcer. Lo malo es que me despisté mirando a Pascualita que estaba particularmente nerviosa y no vi lo que le echaba a las setas - La pobre, se encuentra tan sola (dije mirando a la sirena) Solo disfruta con la comida... Cuando estén echas, pon unas cuanta setas en un platito para ella... ¡Abuela! ¿por qué las tiras a la basura? - "Tienen gusanos"

viernes, 17 de octubre de 2014

Vivo sin vivir en mi. No duermo bien porque me despiero a las 7,30 de la mañana cuando antes lo hacía a las 8 y ya no puedo conciliar, de nuevo, el sueño. Tengo sudores cada vez que ando por la acera y me da el sol de lleno. Después de comer no tengo hambre... Estoy desasosegada (incluso digo palabras como ésta)... Y todo por culpa de la abuela y su escudera, la Cotilla. Quieren terminar con la vida de Andresito y me he propuesto evitarlo por todos los medios... por lo menos hasta que sepa que en su testamento  me hace heredera, junto con el Médico, de la Torre del Paseo Marítimo. Luego, hallá se las componga porque, con los años que tiene, debe saber cuidarse, digo yo.

De momento he que conseguir que Pascualita calme su furor sexual. Pensaba que tendría ciclos de celo pero el suyo es contínuo. Por eso se enfurece por cualquier cosa. Está frustrada por no poder saciar sus apetitos del bajo vientre... Incluso sus ansias de ser madre, si es que todavía puede aspirar a eso porque no tengo ni idea de su edad. Es tan fea que no sé si es joven o vieja. La abuela dice que es joven pero ¿comparada con quién? ¿con ella, con la Cotilla o, ya poniéndome en un caso extremo, con la Momia?

He buscado información en internet, que es un sabelotodo menos en cuestiones de sirenas. No tiene ni idea. Se limita a decir que son seres fantásticos, de leyenda, de cuentos de marineros borrachos... en fin, que me he quedado como estaba. Pero, de repente, se me encendió una bombilla, la de las ideas de Cascorro. Y grité el clásico ¡Eureka!

Decidida a poner en marcha mi plan, acudí a la tienda de los chinos del señor Li y le hice un encargo. Levantó una ceja, después otra... - ¿Estal segula de lo que pedil? - Claro. - No sé si habel de esto en China. - Pues fabríquelo. Ustedes tienen fama de copiarlo todo. - Selá calo. - ¿Caro? ¿encima que le doy yo la idea? Además, una vez echo el molde pueden hacer miles de copias. - Esto no complal-lo nadie. - ¡Menudo comerciante ésta hecho, señor Li! Piense en todo lo que va a ganar como se ponga de moda. - Tú solda como tapia, boba de Colia. - ¡La madre que lo parió!

Al final claudicó y va a hacer un sireno, en plan muñeco hinchable, a imagen y semejanza de Pascualita. Hace tanto tiempo que no ve a un congénere que será fácil engañarla. Y oye, que se las apañe con el sucedaneo. Si, por fin, se calma su ansiedad, al menos tendré un frente cerrado en el que la abuela y la Cotilla, no contarán con arma alguna con la que atacar al abuelito. El plan me pareció tan perfecto que Pascualita y yo brindamos con chinchón.    

jueves, 16 de octubre de 2014

Llegó la abuela, inquieta y temerosa. - "Pellízcame, nena" - ¿Estás de antojos? - "Que me pellizques te digo, coñe. Tengo el miedo metido en el cuerpo desde que he visto una fotografía que me ha dejado helada. Déjame el guante de acero que voy a por Pascualita" - No te lo recomiendo porque está dormida como un lirón y ya sabes cómo se pone si la despertamos. - "Es que tiene que estar muy enfadada para la prueba que quiero hacerle"

Me extrañó que me pidiera el guante porque nunca lo ha necesitado. Pascualita es su amiga y la ha atacado pocas veces. Llegué a pensar que la abuela estaba preparando su suicidio... o el de Andresito, aunque sin su consentimiento. - ¿Estás segura de lo que vas a hacer? - "Totalmente" - ¿Tienes el testamento al día? - "¿A qué viene eso?" - Entonces, el de Andresito. - "Lo único que se necesita tener al día es una lupa como la que llevo en el bolso... Mira que eres tonta" - Después fue a la cocina, metió la mano en el barrilito de cristal y sacó a la sirena dormida. Entonces vi, horrorizada, que la sacudía como si de una botella de jarabe se tratara. - ¡Te va a morder!

Los pelos-alga de Pascualita se erizaron, su cola se tensó y abrió la boca de par en par al tiemppo que su dentadura de tiburón se desplazaba hacia adelante con una fiereza extraordinaria. - ¡¡¡Abuelaaaa! - "¡Dame la lupa y calla!" - Con la temeridad y valentía del Cid Campeador, la abuela examinó a la fiera corrupia que se retorcía y mordía, una y otra vez, el aguante de acero. - "Lo que me temía ¡es un monstruo de las profundidades!" - Te ha costado darte por enterada, abuela. Te lo he dicho mil veces. Este bicho no es normal. - "Mira sus dientes a través de la lupa ¡son idénticos a los de un tiburón! Y tiene tantas filas como ellos. Vistos así de grandes ponen  los pelos de punta. Saca la foto de mi cartera" - Me encontré frente a frente con la boca, horrorosa, de un tiburón blanco a punto de tragarse un buen pedazo de pez. - "¿Qué me dices, eh?" - Que ahora mismo voy a tirar a Pascualita al wáter. - "No harás tal cosa... Siempre podremos sacar un provecho de su agresividad" - ¿Por ejemplo? - "Imagínate lo que haría Pascualita, ahora  mismo, si la metieramos en la bañera con alguien" - Por la cara que ponía  la abuela supe de quién hablaba. De todas maneras, pregunté - ¿A qué "alguien" te refieres? - Una sonrisa maliciosa, que me puso el vello de punta, acabó de alarmarme - ¡Andresito! - Me guiñó un ojo y dijo con recochineo - "Eso lo has dicho tú, alma de cántaro... jejejejejeje... Lo has dicho tu..."

miércoles, 15 de octubre de 2014

A la hora de comer se presentó la Cotilla con una cesta llena de aceitunas y pasó, directamente, a la cocina. - Mira que he encontrado en el mercado. - ¿Con cesta y todo? - Pues sí. ¿qué casualidad, verdad? - Su vida está llena de casualidades muy sospechosas. - Vamos a ponerlas en ese tonelito de cristal que te dio tu abuela hace unos días... - Di un respingo. Ahí vive Pascualita. - Ya lo haré yo después. Además hay que ir a buscar las hierbas, partir la mitad de las olivas... Tendré que buscar otro barrilito... - Déjate de gaitas. - Cogió el bidón y lo vació en el fregadero.

La sirena cayó junto con las algas, la arena, las piedras, el barco hundido... A pesar del golpe que se dio, pensé que era una suerte que todo esto le cayera encima para que la Cotilla no la viera. - ¿Por qué había toda ésta porquería dentro? - Y abrió el grifo para que la arena se fuera por el sumidero, pero las algas lo taponaron y la pila empezó a llenarse de agua dulce. - ¡Quite, quite, que me lo está atascando! - Ya lo quito yo, mujer. No te apures. - ¡Que se quite le digo! - Jesús, que genio. Ya tiene razón tu abuela al decir que no hay quién te case... Mira, hago así con la mano. Recojo éstas hierbas, que ya me dirás tú para que las metíste ahí si no sirven para nada... Parecen algas. Hija mía, qué rara eres.

Al final tuve que darle un empujón a la Cotilla porque el agua no se iba. - Si tuvieras tanto interés en buscar novio como en quitar este agua, ya tendríamos tres o cuatro bisnietos, por lo menos... ¿Qué es eso? ¡Que asco! Un bicho muerto. Eso es lo que tapona el desagüe. - De un golpe de cadera me echó a un lado y cogió a una Pascualita agonizante. - ¿Pero cómo a venido a parar esta porquería al bidón? - Y sin esperar respuesta, la tiró por la ventana.

Salí corriendo escaleras abajo y al llegar al portal choqué contra la abuela. Era tal la conmoción que sentía que no había oído el concierto de bocinas que suele acompañar, de un tiempo a esta parte, su llegada. - "¡Mira lo que me ha caído encima! ¿eso es lo que piensas hacer conmigo cuando me muera? ¿tirarme a la calle como un desperdicio?"

Una vez en casa, la abuela y yo nos encerramos en el cuarto de baño donde tratamos de reanimar a la sirena con un boca a boca que le hice yo y del que todavía guardo un asqueroso sabor a pescado. Por fin empezó a reaccionar y vomitó el agua dulce que había tragado. Mientras, como música de fondo, oíamos a la Cotilla discutir con alguien. En el comedor estaban ella, Bedulio y una mujer a la que no conocíamos de nada pero que tenía agarrada un asa de la cesta de las aceitunas con una mano y con la otra, el pelo a la vecina. - Al vernos, el Municipal nos imploró que pusiéramos paz en aquella pelea. - ¡La cesta y las olivas son mías! (gritaba la extaña, fuera de sí) - ¡Mentira cochina! - La abuela sacó el chinchón, cinco copas y gritó - ¡A la salud de una amiga que ha vuelto a nacer! - Todos brindamos y repetimos. Media hora después, la mujer se fue tan contenta con su cesta... y la mitad de sus olivas.

martes, 14 de octubre de 2014

La abuela ha venido con Geooorge a casa. El mayordomo iba cargado con una gran ensaimada rellena de crema quemada, unas botellas de cava del bueno, una selección de delicatesen dulces y saladas y una botella de chinchón. - Déjalo en la mesa del comedor, Unitetillo. - dije porque Pascualita estaba en la cocina con Pepe. El inglés me puso mala cara. No le gusta lo de Unitetillo. Le he dicho muchas veces que, lo primero que debe hacer para superar el trauma que le causó Pascualita al comerse su tetilla (esto último no se lo he dicho) es hablar abiertamente de ello. Él dice que de trauma, nada de nada, porque nunca ha ligado tanto como ahora. Tod@s queren ver el estropicio, y empieza por quitarse la americana, la camisa, los calcetines, etc...

"Estoy de buen humor. Un día sí y otro tamibén, los Pinochos nos dan lecciones. La última, de hipocresía ¡Son unos maestros! - ¿Preparo una sopa de sobre...? - "¡Ni se te ocurra! Comeremos paella"
- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿En serio? ¿no la hará tu nieta?... - ¿No quiere saber a santo de qué se celebra ésta fiesta? - Ni lo sé ni me importa. Se trata de comer ¿no? ¡Pues comamos y santas pascuas!

- "Nuestro Pinocho particular y Mateo... " - ¿Mateo? (exclamamos la vecina y yo) - "El Alcalde. Representaron a Don Juan Tenorio y a Doña Inés en la escena del sofá... aunque no sé bien qué papel tenía cada cual. En la foto son todo ternura. Se nota que hay amor entre ellos, quizás porque no estaba Brígida a su lado... Este papel lo hace José María Rodríguez, el que siempre está los lunes a las ocho, en su despacho. Si por mi fuera, les daría el Oscar y el Goya a la vez ¡Que risa! Son maestros en el arte del disimulo... o todo lo que se ha dicho de ellos ha sido cosa de las malas lenguas que hay por ahí... ¿vosotras que opináis?" - Que están tardando en traer la paella ¿Abrimos el cava?





lunes, 13 de octubre de 2014

- "Es fantástico lo que está pasando con la enferma del Évola, nena. Toma nota y aprende" - ¿No sé qué tengo que aprender...? - "Pues a no tener nunca la culpa de nada. Y cuanto más grande sea el fallo que hagas, más culpa tienes que echar sobre la víctima y su entorno. Quedarás como Dios. Eso sí. Aguántate la risa" - No me parece ético, abuela. - "¿Quién habla de ética? Se trata de salvar el trabajo, el pellejo, los cuartos, la poltrona. Lo que sea que esté en peligro si cometes un fallo. Ya sabes que una mentira repetida muchas veces se convierte en una verdad. Esto lo sabe hasta el que asó la manteca" - Pero no está bien... - "Peor está quedarse sin el chollo que te da de comer y te viste en Louis Viton o Loewe, por poner un ejemplo"

- ¡Avemariapurísimaaaaaa! ¿Qué pasa? - "Le estoy dándo una lección práctica a mi nieta para andar por la vida pisando a los demás" - Escucha a tu abuela que de eso sabe mucho. - Veo que usted no lo hizo. - Claro que lo hice y conseguí buenos partidos gracias a mis "dos virtudes" - La interrogué con la mirada porque perdido el hilo de la conversación. Entonces la Cotilla se señaló el pecho lacio que se perdía cintura abajo - Virtud derecha, virtud izquierda. - Pero... pero... ¿no me diga que "esto"... - Esto, como tu las llamas, no son ni la sombra de lo que fueron. En sus buenos tiempos fueron mi mayor relamo publicitario y muchos los que, babeando, se acercaron a mi para poner el mundo a mis pies... - ¿Y qué pasó? - Que llegó tu abuela y se quedó con los babosos y sus mundos. Es mi amiga, sí, pero que asco le tengo.

- "Los Pinochos han metido la pata hasta el corvejón(siguió la abuela tan pancha) y al darse cuenta, han tirado por la calle de enmedio..." - ¿Ya estabas con el abuelito? (pregunté con toda la intención) - "¿Con Andresito?" - Me refiero a mi primer abuelito - La abuela se encogió de hombros como si no me entendiera. - Querrá saber si cuando me birlabas los novios ya le habíamos dado matarile... ¿No es eso, nena? - "¿Y qué más da? La culpa fue suya por quejarse siempre de si salía o entraba y con quién o quienes... Hasta los  Pinochos, que no tienen muchas luces, culpan a la enfermera por tocarse (o no) la frente. ¿Qué importancia tiene qué ellos repatriaran a los frailes infectados? Hasta el bocas de Jiménez Losantos, besando la mano que le da de comer, a dicho de Teresa (la enfermera) que en el pecado lleva la penitencia.¿Ves cómo no hablamos de ética?" -

Como una autómata, abrí la boca y por ella salieron sapos y culebras, palabras tan mal sonantes que hasta la abuela y la vecina se ruborizaron. - "¡¡¡Corre, Cotilla, trae el chinchón que a mi nieta le va a dar algo!!!" - Déjala, que no tiene remedio...y así tu herencia me la quedaré yo.

domingo, 12 de octubre de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Has echo café? Venga, que traigo las ensaimadas. - Camino de la cocina, zombi perdida, me he dado cuenta de que las luces de la calle estaban encendidas. Se las he señalado a la Cotilla pero no le ha dado importancia. - Todo está a la remanguillé en el Ayuntamiento ¿no ves que vuelan cuchillos por allí? Lo mismo apagan las luces a las 10 que a las 8, que a las... - ¿Aún no son las ocho? - Eso es muy relativo ¿las 8 de qué? porque las de la  noche ya pasaron. - Obviamente, de la mañana. - No puedo contestarte a eso porque no tengo reloj.... No hables tanto y haz el café. - ¿Están calientes la ensaimadas? - No suelen estarlo cuando las meten al contenedor. - ¿De qué año son? (suspiré apesadumbrada)

- Haz la cafetera grande que la pequeña se la han bebido las ensaimadas. - Porque son de cuando Franco era cabo ¿Se le romperían muchos huesos si un día las trajera frescas? - No te quejes tanto, que son gratis... Hay que ver cómo absorben... se me ocurre que, metiéndo una en la taza de café con leche de un cliente del bar, puedo venderla luego como un pac de desayuno. - Está como una cabra. - Pues la idea de absorber el caldo con un tampón para exprimirlo luego, me está ayudando a llegar a fin de mes... claro que hay calles por las que no puedo pasar cuando los resturantes están abiertos pero, como en Palma hay muchos, sigo haciendo negocio. - Un día la pillará Sanidad. - ¿La de la ministra Mato? no sería un problema porque no sabe, no contesta.

La abuela ha dormido ésta noche en su casa... creo. No es que haya perdonado a Andresito sino que su cama es mejor que la mía. Y como le gusta ser el perejil de todas las salsas, me ha llamado para decirme que han echado a una maestra por atar a un niño con un cable y amordazar a otro con celo - ¡Que barbaridad, abuela! - "Eso mismo he dicho yo ¿Qué educación dan los padres a esos niños para que la maestra haya tenido que llegar a estos extremos? Y ha pasado como con los equipos de fútbol, si pierden paga el pato el entrenador, en éste caso la maestra... Aplícate el cuento cuando tengas al bisnieto y apúntate antes a una escuela de padres, que no se nace sabiendo" - Tu abuela tiene razón (dijo la Cotilla cuando se lo conté) En nuestros tiempos los niños hubiesen salido volando por la ventana, claro que entonces era muy normal, lo mismo se tiraba un crío que una cabra. - ¡Avemariapurísimaaaaaaa! - ¡¡¡Oye, oye, que esa frase es mía!!!



sábado, 11 de octubre de 2014

- "Nena, échate para allá que no me dejas sitio" - Abrí los ojos espantada. Alguien me había hablado amparándose en la oscuridad de la noche... - ¿A... a... abuelito. Eres tú? (pregunté con un hilo de voz) - Nadie contestó, me cubrí la cabeza con la sábana y me dormí. Un brusco empujón estuvo a punto de tirarme de la cama al tiempo que me quedé sin sábana. Esto no era una pesadilla. El espíritu del abuelito estaba realmente enfadado y la tomaba conmigo. Temblando como una hoja azotada por el viento, busqué a tientas el interruptor de la luz y la encendí. Estaba sola, lo que confirmaba mis temores: el ánima del... Un momento... ¡Estaba en mi cama! Desde la almohada unos pequeños ojos de pez estaban fijos en mi - ¿Pascualita?... ¿Cómo has llegado hasta aquí? - ¡"Calla de una vez y duerme, que es tarde"!

Hasta la hora del desayuno no pude preguntarle nada a la abuela, a la que aún le duraba la resaca de la noche pasada en El Funeral. - "Me quedo a vivir aquí" - y se me atragantó el cola cao. - ¿Pero... y la Torre del Paseo Marítimo? ¿Ya no será mia cuando os muráis? - "¿Qué tendrá que ver la gimnasia con la magnesia?... Que chascos te da la vida" (dijo, pensativa.) - Y que lo digas... ¿Vas a cocinar tu? - "Si no quiero morir de cólicos,  no me va a quedar más remedio" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - Cotilla, la abuela volverá a guisar aquí. - ¿En serio? Esto hay que celebrarlo ¡Saca el chinchón, niña!

Mientras comíamos, la abuela nos contó el por qué de su huida del hogar conyugal pero no le hicimos ni  caso, nos interesaba más rebañar el plato de fabada asturiana que quitaba el sentido. De vez en cuando asentíamos con la cabeza o negábamos, dependiendo del tono de su voz. Solo al final, cuando la vecina se había comido cuatro platos y yo tres, le presté algo de atención. - ¿Qué tarjetas? (pregunté por quedar bien) - "Las opacas" - De esas no tengo. - "Andresito dice que saldrán más a la luz... y poco a poco recobrarán la memoria..." - ¿Las tarjetas? - "... cuanto más listos son, más tontos e ignorantes se vuelven" - ¿Por las tarjetas? -  ¿Se pueden vender al peso? consígueme algunas, a ver si llego a fin de mes. - "Banqueros, economistas, gente universitaria que maneja dinero todos los días, dicen ahora que no sabían que estaba mal gastar millones de pesetas alegremente" - ¿Por qué va a estar mal? (saltó la Cotilla) - ¿Todo ésto tiene algo que ver con Andresito, abuela? - "¡Claro! EL NO TENÍA TARJETA OPACA. ¿Os lo podéis creer? Para no matarlo, me fui a El Funeral y ahogué mis penas ligando hasta con el camarero" - Bien que hiciste (la Cotilla, como siempre, estaba de su parte) ¿Brindamos por ello y luego nos lo cuentas?

viernes, 10 de octubre de 2014

Cuando volvía a casa del trabajo me he encontrado con el vecino de arriba que traía una escoba. Como saludo me ha dicho - Me debes cinco euros por la escoba. Ya es la segunda que compro por tu culpa y no estoy dispuesto a pagarlas yo. - Di en el super que te las regalen porque estás de antojos jejejejejeje - ¿Te crees muy graciosa? ¿A qué te pongo una denuncia y se te quitan las ganas de reír, so mema. - ¡Oye, que yo no te he faltado! Y si rompes las escobas será porque tu mala conciencia no te deja dormir. - ¡Qué! Encima es culpa mía... ¿ cómo sabes que tengo mala conciencia? - Porque estás avinagrado - ¿A que estreno la escoba en tus costillas? - Huy, jijijiji ¡Mira como tiemblo!

La escoba se partió en dos al pegar contra la barandilla de la escalera con toda la fuerza del energúmeno del vecino. - ¡Otra escoba rota por tu culpa! ¡¡¡Ya me la estás pagando!!! - Naturalmente, le di con la puerta en las narices. Segundos después, el timbre de la puerta sonó con insistencia. - ¡Vale ya, fantasma! Ahora mismo llamo al Municipal y te va a poner firmes. - Fui a por Pascualita por si necesitaba que me defendiera.  Abrí la puerta de par en par ante la insistencia el timbre. Y me encontré con la abuela. - ¡Anda. Eres tú! ¿Por qué no has entrado en vez de llamar? - "Para fastidiar al vecino jajajajajajajaja Que poca correa tiene el hombre" - Quiere que le pague las escobas que rompe cuando dice que no puede dormir por mi culpa. - "No le hagas ni caso... ¿Dónde vas con Pascualita en el escote?" - La llevo ahí para ver si me nivela el pecho. Ahora tengo que ponerme relleno en una copa del sostén para que no se note.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! He desayunado en un comedor social y he salido encantada. - Si ha sido tan bueno, mañana podemos ir juntas ¿Qué le han dado? - No ha sido por la comida sino por los políticos que han pasado por allí. Que amables y educados. No sé de qué nos han hablado porque yo estaba pendiente de si uno se dejaba medio bocadillo de choped para cogerlo yo. Pero se han echo una foto conmigo e, incluso, me han preguntado si estaba contenta con mi pensión. - "Les habrás dicho las verdades del barquero" - Pues... no. Es que han hablado tan bien de la gran subida que vamos a recibir, gracias a ellos y al esfuerzo que han tenido que hacer, que me he quedado sin palabras... Ahora que lo estoy contando me doy cuenta de que nos han engañado como a chinos... Peor porque no creo que al señor Li le hubiese pasado ¡Será posible! Para una vez que tengo un político a mano, me callo y me lo trago todo... - "Eso le puede pasar a cualquiera, Cotilla. No hay nada más mentiroso que un político en campaña electoral y los nuestros ya lo están" - Tus palabras no me consuelan... - "¿Mejor con un chinchón?" - Mucho mejor ¡dónde va a parar!

jueves, 9 de octubre de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Estoy que no me llega la camisa al cuerpo con lo del perro. - ¿Usted cree que puede entrar en mi casa a altas horas de la madrugada para decirme una adivinanza? - ¿No sabes lo del pobre perro? - ¡¿Otra vez?! Ya se está largando con viento fresco y ¡déjeme dormir! - Al cabo de un rato me desperté preocupada porque no había oído cerrarse la puerta de la calle... Me habré dormido en cuanto salió del cuarto (me dije) Como me había desvelado, fui a la cocina a por un vaso de agua y me asusté al ver una claridad que salía de la salita. Me acerqué despacio, con un candelabro en cada mano. - Abuelitoooooo (dije quedamente) ¿Eres tú? ... ¿Estás ahí, abuelitooooooo?

Me asomé a la salita y allí estaba la Cotilla, dormida en el sofá. En el altar de los Amigos de la Ajeno todas las candelas estaban encendidas. Me enfadé porque le he dicho mil veces a la vecina que un día provocará un incendio. Entonces pisé algo y resbalé. Tropecé contra la mesa de centro y la volqué, tiré el jarrón al suelo y tuve que hacer malabarismos para no caer al suelo. Pensé que era una piel de plátano... ¿lo tiraría el abuelito? Me agaché para cogerlo y a la luz de las velas reconocí a Pascualita.

Mientras tanto, la Cotilla se había despertado con el estruendo que había formado, al que se añadieron los golpes de escoba que daba el vecino de arriba. - ¿Qué ha pasado?... ¿Se llevan a Scalibur? - El Rey Arturo ya no la necesita jejejejejeje En todo caso, pregunte al Mago Merlín jajajajajaja. - Tu te ríes de un entierro ¿verdad bonita? No se trata de la espada, boba de Coria, sino del pobre perro que ha caído víctima de los irresponsables, responsables de traer el Ébola a España. Recuerda su nombre porque pasará a la Historia igual que la perrita Laika... ¿Qué es esa porquería que hay en el suelo? - ¡No la toque! - ¡Ni en broma!

Con malos modos le ordené que apagase las velas y aproveché para meterme a la sirena en el escote del pijama... Si debía morderme, por lo menos que me nivelara el pecho para dejar de ir torcida. Pero la jodía no me mordió porque se quedó frita mientras un sudor frío recorría mi espalda a la espera del fatal mordisco.

Más tarde, mientras la Cotilla y yo desayunábamos, me vino a la mente su comentario sobre el perro Scalibur. - ¿No lo habrán sacrificado, verdad? - Claro que sí. - No. No pueden ser tan tontos. - ¿Cómo que no? Más que tu incluso. - ¿Por qué no lo han dejado en cuarentena para estudiar si los perros contagian a los humanos o no? - Supongo que la ministra Évolamato habrá dado la orden. Llega el fin de semana y es mejor no dejar nada pendiente para la próxima. Se disfrutan más las vacaciones. - ¿Y al marido de la enfermera contagiada cuándo lo matan? - Pues... ¡Vaya! me pillas en bragas. No tengo ni idea... ¿Crees que Évolamato dará la orden? - No pondría la mano en el fuego... Pásame la mantequilla, anda.

miércoles, 8 de octubre de 2014

- "¡Aaaaaaaaayyyyyyyyyyy que susto me he llevadoooooooooo!" - ¿Qué te ha pasado, abuela? -"Saca el chinchón y tomaré una copita. A ver si vuelvo en mí" - Lo de "una" fue un decir y tuve que quitar la botella de en medio. - "¡Han atracado un banco!" - ¡Vaya!... ¿Estabas dentro? - "No pero... ¿y si hubiese estado?" - ¿Tenéis el dinero allí?  - "Tampoco" - ¿Pasabas por allí? - "¡Eso sí! Los he visto salir corriendo ¡y llevaban una pistola!" - ¡Madre de Dios! ¿Y qué has echo? - "Nada porque la cosa no iba conmigo. Si hubiese sido mi banco me hubiesen oído por mucha pistola que llevaran... Eran un poco cutres porque se han ido en una moto. Aunque con el tráfico que hay en Palma, mejor les hubiese ido una bicicleta" - ¿Has visto la matrícula por lo menos? - "¿Para qué? Ya te he dicho que no iba conmigo la cosa" - Menuda ciudadana estás hecha. - "De las que paga buenos impuestos para que Mateo mande que limpien mi calle" - ¿Mateo? - "El Alcalde" - Será la única que limpian porque hay que ver cómo está la cuidad. - "Los pobres solo sabéis quejaros"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Vengo acalorada. Cada vez es más difícil ganarse unos cuartos para llegar a fin de mes... - ¿Ha estado por el Paseo Mallorca? - Sí ¿por qué? ¿me has visto? - La abuela sí. - "¿Yoooooooooooooo? No." - Ella era uno de los ladrones de Sa Nostra ¡seguro! ¿Quién era el compinche que llevaba la moto? - ¿Tu nieta ha bebido ya? ¿De qué va? - "Cree que has robado un banco ésta mañana" - ¡Huau. La ilusión de mi vida! Poder equipararme a mis gurús y poner mi foto en el altar de los Amigos de lo Ajeno para adorarme a mí misma. - ¡Egocéntrica! (la palabreja me ha salido del alma)

No me quedó más remedio que invitarlas a comer porque me moría de hambre y no daban señales de marcharse. - ¿No te espera el abuelito, abuela? - "Hoy tiene comida con sus compañeros de mili" - Serán cuatro y el cabo jijijijiji (dijo la Cotilla) - "Cuatro. El cabo murió el año pasado. Era un tacaño y al ver los pocos que ya quedan prefirió tirarse por la ventana. Hace mucho tiempo acordaron que el último superviviente pagaría al camarero las propinas que no le dieron durante todos estos años y el cabo temiendo ser el último dijo que nones y saltó,  librándose así de soltar el dinero, que es un capitalito". - ¿El camarero es el mismo? - "No. Muchos se fueron de este mundo llamándoles avaros y acordándose de todos sus familiares"

Había echo paella, por eso metí a Pascualita en mi escote, la tapé con una servilleta y le di unos granos de arroz. En el momento en que la abuela y la Cotilla escupían la paella, Pascualita, además de escupir, me mordió con saña. Como impulsda por un resorte, salté de la silla y corrí a refugiarme en la cocina con la sirena aferrada al pecho que no dejaba de crecer a causa del veneno de sus dientes. Mordí paños de cocina, el mango de las sartenes, incluso mordí a Pepe para no gritar cuando arranqué a Pascualita de mis carnes.


martes, 7 de octubre de 2014

Ébola.

La Cotilla ha venido empujando un carrito de Mercadona lleno de bolsas de plástico de todos los tamaños. - ¿Ha asaltado el supermercado? - Esa no es la palabra pero me he llevado todo lo que he podido y mañana volveré a por más. También he visitado almacenes de muebles y electrodoméstico. Como ves, hago yo en un días más beneficio a la Humanidd que tu en toda tu vida. ¿Has oído hablar del Évola? - És Évole, Cotilla y se llama Jordi. - ¡Salió Calixta, la lista!

En ese momento oímos unos fuertes bocinazos y nos asomamos al balcón. El rolls royce no podía aparcar en el carril bus porque el carrito de la Cotilla se lo impedía. - "¿Es tuyo?" (le gritó la abuela) ¡Ya lo estás quitando de aquí ahora mismo!" - Perdona pero yo también pago mis impuesto y ... - "¡Tú qué vas a pagar si no tienes dónde caerte muerta! ¡Baja te digo!" - La Cotilla se sentó frente al televisor tan tranquila - A ver que parida suelta hoy la Mariló.

A cada minuto que pasaba el guirigay de la calle era más fuerte. Detrás del rolls había aparecido el bus y el atasco era monumental. La abuela y el chófer eran los que más gritaban mientras que Geooorge, como buen inglés, permanecía en su sitio, inmutable.

El Municipal trajo una multa para la Cotilla por tener el carrito mal aparcado - Mandasela a Blesa o a Rato. - (Bedulio se sorprendió) ¿No me diga que los conoce? - ¿Y quién no?... - ¿Para qué quiere tantos plásticos? - Son contra el Évola que tan graciosamente nos ha regalado el Gobierno. A 0,50 céntimos cada plástico.- ¿Cree que con eso bastará? - Por lo menos, podré llegar a fin de mes... - Me refiero a la protección. - Si la ministra no tiene ni idea ¿cómo voy a tenerla yo? Pero al menos, yo no Mato.








  

lunes, 6 de octubre de 2014

La abuela ha llegado a casa cargada de paquetes ayudada por la Cotilla que llevaba muchos más. - Me tiene como burra de carga ésta mujer desde que sabe que puedo tener su bisnieto. - Es un contrasentido. Ahora tendría que tenerla mimada y consentida. - "¡Ni hablar del peluquín. Va a tener mi herencia y se la voy a cobrar" - Que egoísta eres, abuela... Además, está por ver que la Cotilla sea madre a éstas alturas... el bisnieto puedo tenerlo yo. - Jajajajajajajaja ¡Que graciosa es tu nieta cuando quiere! ¿En botella también? Pues no pienso dejarte ninguna. Las de chinchón vacías me las llevo yo.

- ¿Venís de rebajas? - "De descuentos. Mira que abrigo tan bonito he comprado. Y jerseys, zapatos y esto, esto, esto, esto... Tendré que hacer sitio en los armarios" . ¿Y para el abuelito? - "Un lote de tres calzoncillos" - ¿Ya está? - "Aún tiene en buen estado los que se compró cuando nos casamos" - ¿Y a la Cotilla? - "Nada. Ella es independiente y autónoma. Además en los contenedores siempre encuentra monerías... ¡Ah! también he comprado esto..." (me enseñó un pequeño gorrito negro con un fantasmita blanco bordado) - ¿No será para el futurible bisnieto? - "No. Es para... Ya me entiendes"

La Cotilla nos miró boquiabierta - Si tu nieta, con lo tonta que es, te entiende es que el mundo se ha puesto del revés. - Pero, abuela, ésto le viene grande... y se mojará. - "Pero es calentito y no tendrá frío ahora que vamos de cara al invierno" - Pero si cabe entera en ese gorro. - "Pues tendrá que conformarse porque no había más pequeños" - ¿Por qué no le tejes uno? Antes lo hacías. - "Antes no era rica, boba de Coria"

Al poco rato se presentó Geooooorge cargado con unas bolsas llenas de botellas vacías. Traía cara de pocos amigos. - Mi terminar paseo por puertas vecinous. - ¿Mis vecinos? - Yes. - ¿Para qué? - Su abuela mandar que yo pedir botellas sin nada... - ¿Vacías? - Yes. - ¿Para qué? - Para bebé in vitrou... Yo decir si madame beber chinchoun para desayuno pero decir no.

Mientras, las dos amigas inspeccionaban "la cosecha" - "Esta de boca ancha me la quedo" - ¿Por qué si es la que irá mejor? Es muy holgada. - "Es un barril para meter aceitunas. Haré un regalo a una amiga" - Yo también soy tu amiga y me gustan las olivas. - "A ti te gusta todo lo que sea gratis... Baja con Geooorge y le ayudas a meter las botellas en el rolls royce y dile a esa gente que no para de tocar el claxon de los coches, que paren de hacer ruido o me van a oír"

En cuanto se cerró la puerta, corrimos a sacar a Pascualita del cubo de fregar de los chinos y la metimos en la garrafa de cristal. La sirena la inspeccionó desde todos los ángulos y finalmente, se sentó sobre ella. Le había gustado. Además como era de cristal, nos veía mientras nadaba. Lo malo era que desde afuera la veían a ella pero con una buena cantidad de algas, estratégicamente colocadas, solucionaríamos el problema. La abuela sirvió tres copas de chinchón: una para mi, otra para ella y la tercera para Pascualita. La vertió en el agua de mar y dijo: queda inaugurado tu nuevo acuario. Poco rato después, la sirena nadaba haciendo eses.

domingo, 5 de octubre de 2014

La abuela entró más contenta que unas Pascuas - "¡Por fin alguien nos hace justicia! ¡Y ha tenido que ser una mujer! Traigo una botella de chinchón para celebrarlo" - Tengo una casi llena... - "¡No bastará!" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿A qué viene esos gritos? ¿Qué te ha echo tu nieta?

- "Cotilla, vas a poder trabajar y tendrás Seguridad Social, cotizarás y el día de mañana, cuando te jubiles, cobrarás una buena paga" - La vecina me miró, extrañada. - ¿Se ha dado algún golpe en la cabeza? - Es posible. Pero no he sido yo. - "¿No te alegras, Cotilla? Eso quiere decir que tendrás todos los derechos y obligaciones de un trabajador ¡y podrán hacerte la inseminación in vitro!" - ¿En serio? ¿Estás segura de lo que dices? - "¡Segurísima! Ves abriendo el chinchón que vamos a brindar."

Pero a mi no me cuadraba aquella noticia y lo dije - Ya salió la sosa de tu nieta. Así no la vamos a casar... aunque ahora ya da igual porque el bisnieto lo tendré yo. - ¿Quién te lo ha dicho, abuela? - "¿Sabes quién es Mónica de Oriol?" - Pues... no. - "Como vas a saberlo si vives en el mundo de Yupi, alma de cántaro. No estás preparada para la vida moderna. Es la presidenta del Círculo de Empresarios, nada menos y ha sido ella quién lo ha dicho... Por cierto, cuidadín con tu trabajo... jejejejeje que se lo pueden dar a alguien más mayor"

- "Esta mujer prefiere trabajadoras de menos de 25 años... bueno, aquí nos pilla un poco mayores a nosotras, o mayores de 45 ¡y aquí si que damos la talla!" - Mayores de 45 no quiere decir Hasta el infinito y más allá (Me gané una colleja que hice palmas con las orejas) ¡AY. No se puede hablar contigo!... ¿Y por que no quiere mujeres de edad intermedia si puede saberse? - "¡Porque quedan embarazadas y tienen que dejar el trabajo durante muchos meses fastidiando a la empresa ¡Pareces tonta!"  - Me tomé dos copas seguidas de chinchón. No podía creer que una mujer tirara tierra, a paletadas, sobre las mujeres obreras. ¡Valiente pájara.

Mientras, las dos amigas brindaban sin parar por su buena suerte: La Cotilla tendría trabajo, se le acabarían las penurias para llegar a fin de mes. Tendría un bisnieto para la abuela... ¡Un momento! - Dejad de beber que no hay nada que celebrar jejejejejejeje ¡Cotilla, usted está descartada porque, o tiene trabajo o tiene el bisnieto y eso quiere decir EMBARAZO, la palabra maldita. - "¡Que tonta eres, boba de Coria! (saltó la abuela en defensa de su amiga) Será un embarazo IN VITRO... Su propio nombre lo dice: en vidrio, o sea, dentro de una botella ¿Te enteras, contreras?"


viernes, 3 de octubre de 2014

Me extrañó que siendo casi las doce del mediodía, ni la abuela ni la Cotilla hubieran dado señales de vida y lo comenté con Pascualita... ¿Habrán pillado in fraganti a la vecina en plena limpieza de cepillos o cogiendo lo gordo de las limosnas de la cestita? Al final acabará en la cárcel ¿Te la imaginas en el mismo penal que Luis Bárcenas? jajajajajaja ¡Pediría la cadena perpetua para estar cerca de él!

-  Y la abuela ni me ha llamado por teléfono ¿Habrá tenido un accidente con el rolls royce?... No me fío del inglés... Tan estirado y remilgado... Habrá dejado a mi pobre abuela empotrada en el coche y se habrá ido corriendo para evitar responsabilidades ¡Menudo tuno! Hiciste muy bien arrancándole la tetilla... ¿Crees que ya lo sabrá el abuelito? No sé que hacer...  ¿Le llamo y se lo digo?... ¿Y si le da un soponcio al saberse viudo?... ¡Aaaaaayyyyyyy que me va a dar a mi! ¡Me acostaría rica ¡Y sería la dueña de la Torre del Paseo Marítimo!... Ya sé que tengo que compartirla con el Médico pero a ese me lo meto en el bolsillo arreándole dos patadas bien dadas, en las espinillas ¡¡¡Soy rica, soy ricaaaaaaaaaaaaaaa!!! Llamaré al abuelito y le diré a bocajarro: ¡La abuela se ha matado! Y ¡¡¡PAM!!! el abuelito al otro mundo y yo ¡millonaria! ... Encima tendré que estarle agradecida a Geooorge...

Estaba loca de alegría y Pascualita, contagiada, hizo la señal de OK,- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - ¡¡¡Cotilla... abuela!!! ¡¡¡Estáis bien!!! - "Bien... cabreadas estamos" - ¿No ha habido cárcel ni accidente? - Ah, no sé. No nos hemos enterado de nada. - ¿Y Geooorge? ¿Está bien? - "Como una rosa. Aparcado en el carril bus... ¿no oyes el jaleo? - ¿A qué viene el cabreo? (pregunté con un hilo de voz. Estaba en estado de shock. En un segundo se habían hundido mi vida) - Venimos de ver clínicas, privadas y de la Seguridad Social y en todas nos han dicho que no... ¡Ni pagando! - "¡Ahora mismo voy a llamar a la prensa para denunciar la discriminación a la que estamos sometidas "por nuestra edad" ¡¿Te imaginas?! Eso nos han dicho ¿Qué edad creen que tenemos? Unos pocos años más que esos médicos pero claro, somos mujeres. ¡Dichoso machistas, siempre pisándonos!"

Abrieron unas latas de mejillones, almejas, aceitunas, pusieron unas rodajas de pan con aceite y tomate, sacaron el chinchón, el jamón, el queso ¡Vamos, las bodas de Camacho! Y yo sin enterarme de lo que me estaban contando mientras ellas se ponían tibias de comer.

Un poco más calmadas y con el concierto de pitos de música de fondo, fui atando cabos de lo que me decían - ¿Habéis ido a que le hagan una inseminación in vitro a la Cotilla? - Ya te dije que quiero que tu abuela tenga un bisnieto cueste lo que cueste. Al fin y al cabo paga ella. - "¡Pues ni pagando han querido hacerlo! Se van a enterar de lo que vale un peine.

Entonces me dio la risa floja - Jejejejejejejeje... ¿Es verdad lo que decís? - ¡Que me muera ahora mismo si miento! (gritó la Cotilla) - Jejejejejejeje.... ¿Vas a llamar a la prensa, abuela? - "En cuanto termine de tomar el aperitivo" - Jejejejejejeje ¡Me imagino a la Cotilla con antojos jejejejejejeje ¡Embarazada! jajajajajajaja ¡Estáis para que os encierren! ¡Que os queda nada para cumplir los cien años, abuela! ¡Vais camino de hacerle la competencia a Matusalem jajajajajajaja ¡¡¡AAAAAAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYY!!! - Recibí dos collejas que me mandaron contra el aparador. - ¡¡¡Jopé!!! (grité, dolorida) - Entonces un chorrito de agua envenenada entró en mi ojo derecho porque la traidora de Pascualita, había echo causa común con la abuela... ¡Que dolor tengo, Dios mío! Y encima y como revancha, las dos viejas no quieren darme ni una copita de chinchón para calmar el dolor...

jueves, 2 de octubre de 2014

A media mañana ha venido la abuela con el Diario bajo el brazo - "¿Has visto ésto?" - Y me enseñó un artículo con una de foto de Rodrigo Rato en la que parece jurar por sus muertos, que nunca ha roto un plato. - "Esto tendría que verlo la Cotilla" - Está en la salita poniendo velas a los Amigos de lo Ajeno. Ahora iba a cantarle las cuarenta.

La Cotilla había vaciado unos estantes de la librería para colocar las fotos de sus admirados gurús rodeándolas  de flores de plástico, para más cutrerío y sobre la mesita de centro, arrimada a la librería, estaba encendiendo velas de distinto grosor y longitud - ¡¡¡Pareeeeeeeeeee!!!  Ponga animetes si quiere pero eso no... ¿Y dónde coloco ahora los libros? - Los venderé al peso y te daré... un 5% de lo que gane. - ¡Ni hablar! - Vale, el 6% - ¡He dicho que no! - Enfadada, se dirigió a la abuela. - ¡Ya salió la egoísta de tu nieta! Encima que le ofrezco unas ganancias, la señorita quiere más ¡¿Y quién hará el trabajo? ¡Servidora! - ¡Que no quiero que venda mis libros, coñe! - "Déjala, Cotilla. No tiene remedio... ¿Has visto lo que hicieron los mandamases de Caja Madrid? 15,2 millones de euros se gastaron entre todos en unos años y sin tener que dar cuentas a nadie" - ¡Son unos maestros! y encima buenas personas porque el mismo Rodrígo Rato ha devuelto lo que gastó, que no tenía por qué...

- ¡Pero, pero, pero... ¿Os estáis oyendo?  - "Creo que lo invitaré a cenar a casa. Andresito estará contento" - ¡Invítame a mi también. Quiero besarle las manos! - Yo que tú pondría la cubertería de plata a buen recaudo, abuela.... Por cierto ¿devolvió también los intereses de lo que se llevó? - "¿La estás oyendo , Cotilla? ¿Qué hombre cargaría con un ser así? A este paso me quedo sin bisnieto" - ¿Y si yo tengo un bebé in vitro? - "Mañana mismo vamos a preguntarlo" - Con cerca de 90 años no creo que os dejen jejejejejeje - Soy tan mujer como puedas serlo tu... o más. - Que sí, Cotilla, que sí. - "Por lo menos es más desprendida que tu" (dijo, rencorosa, la abuela) - Y me quedaré la herencia de tu abuela.

Pascualita estaba sentada en el escurridor de la fregona cuando fui a buscarla. Quería que oyera el poco juicio de las dos amigas y la distinta vara de medir con la que juzgan dos casos de robo, dependiendo de quién sea el ladrón. - Sigue molesta con el tal Virgilio, Cotilla - ¿Cómo no voy a estarlo si es la vergüenza de la profesión? Espero que se pudra en la cárcel. - ¡¿Lo ves abuela? No razona. Se enfada con un ladrón de tres al cuarto y sin embargo está orgullosa de los que nos roban a todos y a manos llenas. ¡Está usted grillada! - Será porque no he merendado... ¿tienes jamón serrano y unos taquitos de queso mahonés?... ¿Tu también quieres? (preguntó a la abuela) Pues que sean dos raciones. ¡Y ves sacando el chinchón!

miércoles, 1 de octubre de 2014

-  ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿A qué huele?... ¿No será a la comida de hoy? ¡Puag! me apunto a un comedor social. Cada vez guisas peor y luego mi estómago se resiente. - ¿No será por lo delicado que lo tiene? Si come usted cosas que no las querría ni el ministro Cañete. - Y seguiré así por mucho tiempo... Nos suben la pensión... - ¡Vaya! Se quejará de los Pinochos... - ¡Pues sí! ¿qué hago con 2,50 euros más? ¿Me compro el Palacio Real o el Castillo de Bellver? Estoy indecisa. Y para rematar  el disgusto, he sabido de alguien que es la vergüenza de la profesión ¡Menudo día llevo!

- ¿Está diciendo que se avergüenza de alguno de sus gurús? - ¡Nunca lo he dicho ni lo diré! Son gloria bendita para mí. El espejo dónde mirarme. El orgullo que hace que cada día me levante y quiera hacer mejor las cosas... - ¿Se refiere a "limpiar" mejor los cepillos de las iglesias, por ejemplo? - Eso es. Cada vez están más "secos" y me he preguntado ¿qué harían ellos? - ¿Bárcenas, Pujol, etc, etc...? - Sí, sí. Estoy segura de que me han escuchado porque he visto la luz: ellos no irían a por unos cepillos que solo crían telarañas, sino que cogerían el cestito de las limosnas cuando, en mitad de la misa, lo feligreses se rascan el bolsillo. ¡Y eso es lo que haré a partir de mañana! Pasaré el cestito y toda moneda de más de cincuenta céntimos pasará directamente a mi bolsillo.

Los ojos de la Cotilla brillaban de entusiasmo - Y ahora mismo voy a encenderles a los gurús unas velas que me he encontrado - ¡No quiero que encienda velas en mi casa que un día la va a convertir en una falla valenciana!... ¿De quién hablaba hace un rato? - De Virgilio. - ¿El que bajó a los Infiernos con Dante? - ¿Dante el pizzero? - ¿Qué dice? - ¿El de la pizzería El Infierno? No creo que Virgilio y él tengan nada que ver. ¡Ese Virgilio es un manta! ¡75 antecedentes tiene el hombre y acaban de meterlo en prisión! - ¡Caramba! ¿A quién ha matado ese tío? - ¡A nadie! Pero en comisaría le conocen más que si hubieran parido ¡Que sofocón!... Anda, pónme una copita de chinchón que entre la "subida" de la Pensión y el manta de Virgilio, acabará dándome un soponcio. - Le recuerdo que algunos de sus ídolos también están entre rejas jejejejejejeje - ¡Que poca sensibilidad tienes! ¿Vas a comparar un maestro con un ningundi? Anda, lléname otra vez la copa, a ver si soy capaz de comerme lo que has guisado. Todo sea por que no tengas que tirarlo.