martes, 31 de marzo de 2015

La procesión.

En cuanto vi a la Cotilla la avisé de que iban a detenerla y dijo - ¡Y un jamón! - mientras corría escaleras arriba - ¿A dónde va? (le grité) - A cobrarles el alquiler a los okupas porque tengo que emigrar del País. - Se han ido a ... -  En su santiamén estuvo a mi lado. - ¿Sin pagarme? ¿Se han ido sin pagarme? Y me habrán dejado el piso echo una pena. - ¿Más de lo que estaba? (me asombré) Han ido de compras, mujer.

- Me esconderé en tu armario por si viene Bedulio. - Mejor le llamo y le digo que ha huido. - Sus compañeros me informaron que había cogido vacaciones para curarse la depresión de caballo que tenía, (colgué y dije a la vecina) - Creo que nuestro amigo ha hablado con su padre, Cotilla.

La abuela vino a por Pascualita. - "Me la llevo a la procesión" - Acabaremos teniendo un disgusto - "Que agonías eres ¿Qué puede pasar por ver una procesión?"

Cuatro horas después volvió la abuela. Venía desencajada y con el termo de los chinos colgado del cuello y ¡abierto! - "No he podido encontrar a la sirena... No sé dónde está.- No me quedó más remedio que vestirme y salir corriendo en pos de la procesión que estaba a punto de llegar a la Catedral. Iba mirado a todos lados , sobre todo al suelo donde esperaba verla, chafada y espachurrada. Repetía su nombre sin levantar la voz y era tanta mi angustia que, sin darme cuenta, decía ayayayayayayayayay...

El capataz de los costaleros mandó parar el paso de la Virgen con un sonoro golpe de martillo sobre la plata. Toda la calle quedó expectante. Yo seguía con mi ayayayayay  sin percatarme de nada hasta que un hombre, a mi lado, dijo: - Suelte todo su dolor, señora, que es muy bonito. - ¿Bonito, atontao?. - ¡Oiga! ¿Va a cantar la saeta o no? (de repente, parecía enfadado) - Para saetas estoy yo. He perdido a mi amiga y no se si está viva o muerta. ¿Y usted quiere que cante? ¡Ande y piérdase por ahí!. - El hombre, enfurecido, me dio un empujón que me lanzó al centro de la calle, a los pies del paso. La gente me abucheó por interrumpir el desfile y no cantar la saeta que esperaban. - El paso se puso en marcha y entonces ¡la vi!

Pascualita trepaba por el manto bordado en oro  y yo no me lo pensé dos veces. Me agarré a uno de los varales, subí al paso y dando saltos conseguí atrapar a la sirena y meterla en el escote. La "operación" fue vista y no vista. Pero mi actuación sí.  Volvieron a parar y la banda de música hizo lo mismo con un fuerte golpe del bombo: ¡POM! Algunos costaleros treparón a por mi. Así que tuve que correr entre cirios y claveles, saltar y esconderme entre la multitud. Pero fue inútil porque todos decían ¡Está aquí. Está aquí!  No me quedó más remedio que sacar a la sirena para que mordiera las manos que trataban de detenerme. Y si hay algo que le encanta es eso. Pronto los lamentos fueron más escandalosos que la orquesta.

Llegué a casa librándome de ser linchada. Me extrañó que la puerta estuviera abierta de par en par. En  la salita, la abuela amenazaba con el cuchillo jamonero, a un tembloroso Obdulio. - ¿Qué pasa? - El hombre, enfadado por haber tenido que  revelarle a su hijo la antigua y oscura historia del crimen oculto de mi abuelito, se había pesentado en la Torre del Paseo Marítimo a rendir cuentas con la abuela. Esta, cogiéndolo de sorpresa y ayudada por Geoooorge, lo metieron en el rolls royce y traído a mi casa - ¿Por qué? - "¿No querrás que dejemos huellas del crimen en una casa, decente y rica, como la mía. Mejor aquí?" - ¿Piensas matarlo? - "¿Tienes una idea mejor?" - No... pero espero que se me ocurra... ¿Alquien quiere un chinchón?

lunes, 30 de marzo de 2015

La rueda de la Justicia sigue rodando.

No recuperé el habla hasta que volví a ver a la abuela. Y no fue Obdulio el motivo, sino la rabia que me dio que se llevara a Pascualita y a mi me dejara tirada como una colilla. - ¡Tu nieta soy yo! Y siempre me ninguneas. - "No es eso, mujer. Es que tiene una conversación más amena que la tuya. Incluso Pepe es más ameno" - ... Debo reconocer que tiene razón... Pero no seré yo quién lo admita delante de ella. Así que me hice la ofendida mucho rato... cinco minutos, más o menos y luego le conté que su antiguo amante había estado aquí. - "Es más pesado que una vaca en brazos este hombre... Tendré que dejarle las cosas más claras aún" - Pero si dices que no te hace caso...

Pascualita, cansada de tanto baile regional y mareada perdida por las vueltas que había dado la abuela con las jotas, se pasó el resto del día durmiendo sobre la arena del fondo del acuario. Por la tarde, justo cuando la novela estaba en lo más interesante, vino Bedulio preguntando por la Cotilla. - Está de trapicheos... ¿No vendrás a detenerla por robar los cepillos de las iglesias, verdad? - ¡No me cuentes nada o tendré que hacerlo!... ¿Se dedica a esto? - Y a otras cosas. A la magia negra, por ejemplo. Pasa y verás el altar que le tiene montado a su Maestro espiritual, Luis Bárcenas. Le enciende velas de las que se lleva de las iglesias proveedoras. Pero mucho me temo que, el día menos pensado, ponga velas negras. - ¡Calla! No quiero saber nada de lo que pasa en esta casa. - Pues no preguntes, tío (lo dije en plan familiar pero este hombre es tan obtuso que no se entera)

- ¡Te dije que no me faltaras al respeto! - ¿Tu padre no te ha contado nada de sus andanzas con mi abuela, antes de la guerra? - ¿Qué guerra? - Pues... ahora que lo dices... Sería cuando Napoleón invadió España. - Pues no. - Pregúntale y verás como tengo razón al llamarte tío.

Se quedó mirándome sin querer creer nada de lo que se empezaba a imaginar. Entonces, cambió de tema para volver a otro menos incómodo para él. - He venido a detener a la Cotilla. Parece que la historia de que envenenó a tu primer abuelito, tiene fundamento. - Si quieres hacerla feliz, deja que la entrevisten para un reportaje en portada y en la televisión. - ¿Qué haga feliz a una asesina? (puso cara de asco) - Oye, que tampoco se trata de que te acuestes con ella. Le encantaría tener su ratito de gloria como a todo hijo de vecino. - Ya sabía yo que no tenían que enviarme a mi a detenerla. (dijo entre dientes)

La abuela llamó por teléfono, interrumpiéndo la conversación y aproveché para contarle lo que pasaba. - "Díle al memo ese que se ponga" - Lo único que escuché fue las respuestas de Bedulio que sonaban entrecortadas - ¡¿Qué?!... ¡Oh"... ¡No, no! ... ¿Mi padre?... ¡No puede ser! ... ¿Corrupto? ... ¿Encubridor? ... Ay, ay, ay... ¿Vieron a Napoleón? - Justo aquí oí claramente la voz irritada de la abuela, gritando: - ¡¡¡La madre que te parió, Bedulio!!!

domingo, 29 de marzo de 2015

Obdulio.

La abuela ha venido de incógnito a casa ésta mañana. Ha entrado como una exhalación y no la ha traído Geoooorge en el rolls royce sino el autobús. Que cuajo tiene. Ha entrado sin llamar, como siempre, así que no he sabido que estaba en casa hasta que ha aparecido en la cocina vestida de ¡payesa! Que susto me he dado. Al fin y al cabo yo estaba recién levantada.

- ¡Salga de aquí ahora mismo o llamo a los municipales! - "¡Calla, loca! Soy tu abuela, alma de cántaro. Prepara el desayuno que buena falta me hace." - Cuando salí de mi estupor, le pregunté que qué hacía vestida de esa guisa. - "No quiero que Obdulio sepa por donde ando" - ¿Y tienes que ir dando el cante por la calle? - "Voy de payesa, por si no lo habías notado. Las mujeres vestían así no hace tanto tiempo." - Eso sería en tus tiempos, cuando eras niña y aún se bailaba el minué porque ahora... - La colleja me llegó como un rayo e hizo que diera de narices contra la mesa de la cocina.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Ostras! ¿Qué haces vestida así? - "¿Te gusta?" - Me encanta. - "A mi también aunque... preferiría que las faldas llegaran a medio muslo y el rebosillo fuera una boina con un pompón en lugar de rabito... Le expondré la idea a Casa Dior para el próximo vestido que me haga." - ¿Vas a bailar? - "En cuanto acabe de desayunar" - Niña, pon otro café con leche.

La abuela nos explicó que Obdulio se estaba poniendo muy pesado. Por lo visto quería retomar la relación amorosa, interrumpida muchas décadas atrás. Le había mandado montones de cajas de bombones hasta que ella, harta de tanto chocolate, le dijo que era diabética. - "Ahora me manda flores y estoy llenando con ellas los cementerios de Mallorca" - Dame algunos ramos para el altar de los Amigos de lo Ajeno y otros para vender... Por cierto, aún no me han pagado el alquiler los realquilados. - "Cotilla, tu no puedes ser rica como yo. Sufres demasiado por tus ganancias. Dedícate a lo que sabes hacer: limpiar cepillos, vender cabos de velones, trapichear y buscar en los contenedores de basura. Que agonías eres, hija".

Me he asomado al balcón a verlas partir hacia el Paseo del Borne a bailar jotas. Entonces he visto, sobre el rebosillo de la abuela, el termo de los chinos. La he llamado a voces pero ni siquiera me ha mirado, cosa que sí ha echo la Cotilla. Por toda respuesta ha movido las caderas en plan provocativo, haciendo balancear la falda de un lado a otro, cosa que le ha valido el silbido admirativo de algunos hombres que estaban por allí.

Llamaron a la puerta. Era un hombre mayor que dijo llamarse Obdulio (¿?... ¡Ah, Obdulio!) Me puse de los nervios, al fin y al cabo era un encubridor del asesinato de mi abuelito primero. Antes de que me preguntara solté una retahíla de frases inconexas (por los nervios) de las que el hombre pudo sacar algo así: Pascual... irse ... eeeeeeeeeeeh ... ¡Yo que sé!... Y Pascual... allí... - Vale, vale. ¿quién es ese tal Pascual y dónde es allí? (los ojos le brillaban de rabia) - Y entonces (por los nervios también, supongo) me quedé muda.

viernes, 27 de marzo de 2015

El hábito.

La semana de Pasión está a punto de empezar y me temo que para la abuela, ha empezado ya - "¡Todo por tu culpa, boba de Coria!" - Me estoy ganando el cielo cargándome con todas las culpas, habidas y por haber. Además hoy la abuela está insoportable porque Andresito se ha opuesto a que saliera a la calle a desfilar por Palma en la Procesión de los Estandartes. - "Dice que para evitar que me tiren piedras y me descalabren. Que tío más ridículo"

La abuela me ha contado que el hábito que le han echo en Casa Dior, ha quedado espectacular. Que no hay otro como ese. - "He ahí el fallo. Esta gente no sabe lo que son las nuevas tendencias, empezando por tu abuelito. Se está rifando un vaso de mejunje de la Cotilla y él tiene todos los números" - (Sentí un escalofrío) - "¿Por qué un hábito no puede ser minifaldero, de seda dorada de China, con volantes en las mangas y alas de mariposas multicolores rodeando el agujero de los ojos? Estamos en el siglo XXI y aquí parece que todos los años salen los nazarenos a la calle, con caperuzas y velones encendidos, como si fueran a celebrar autos de fe ¡No, hombre. Hay que innovar o el negocio se va al garete" - Te habrá pedido que le eches el aliento ¿no? - "¿Cómo lo sabes?"

Para rematar la faena, Obdulio se ha presentado en la Torre del Paseo Marítimo y a ella por poco le da un síncope cuando lo ha visto plantado en la puerta de su casa. - ¿Es guapo? - "¿Crees que me he fijado en eso, alma cándida?... No es lo que era pero no está mal del todo... Pensándolo bien, todavía tiene un revolcón" - ¡Abuela! Te va a oír el abuelito. - "¿Y?" - Le molestará que digas estas cosas. - "¡Ajo y agua. Más me ha molestado a mi lo del hábito... Pero me he resarcido dejando a Andresito y Obdulio con la Momia, a la que le he dicho que cuente historias de su juventud porque al Ex comisario le encantan"

- ¿Qué quería Obdulio? - "Supongo que cobrarse en especies el favor que me hizo allá por los albores del siglo XX" - ¡Menudo pájaro! ¿Lo recibirás? - "Claro. Y cuando esté confiado le preguntaré si lleva braguero y cuántas pastillas azules se ha tomado" - Lo vas a hundir. - "¡Exacto!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! Todavía no me ha pagado los okupas - "Realquilados, Cotilla. Y aún no les toca pagar." - Que angustia tengo... Dame un chinchón, niña... Mejor dos, a ver si se me pasa.









jueves, 26 de marzo de 2015

La abuela, esposada.

Llevo un ojo a la funerala desde que la abuela me tiró una copa delante de Bedulio. El no sabía por qué lo había echo pero, como agente de la autoridad, la detuvo por agresiva.

La abuela no podía creerse que, en un visto y no visto, se encontró con las esposas puestas como una ex Presidenta del Consell cualquiera. "¡Suéltame ahora mismo o se te va a caer el poco pelo que tienes, desgraciado!" - Aquello tomaba mal cariz. Estaba insultando y amenazando a una autoridad pero, lo que le supo a cuerno quemado al Municipal fue que se metiera con su escasa mata de pelo.

- "¡Llama a Andresito y dile que mueva los hilos de sus influencia políticas!" (la abuela estaba desesperada. No entendía que la enchiqueraran por la tontería de tirarle una copa a su nieta, que por poco la deja tuerta y no por haber dado matarile a su primer marido. - "¡Dile a la Cotilla que hable con Obdulio!"

Bedulio me miró algo sorprendido - ¿Está hablando de mi padre? - Me temo que sí. - ¿De qué lo conoce? - Pregúntaselo a ella. - No, porque lo que diga puede ser usado en su contra... - Que tiquismiquis eres. Se trata de mera curiosidad (dije yo) - "Vais listos si esperáis que os cuente algo"

Pregunté al Municipal qué iban a hacer con ella. - Esta noche dormirá en los calabozos y mañana ya dirá cosas el juez. - Os va a revolucionar el cuartel... Tal vez a tu padre no le guste lo que le estás haciendo. - ¿Qué pasa con ellos dos? - ¿Por qué crees que te llamó hijo y yo tío?... Aunque creo que tendría que haber dicho primo - No me faltes al respeto. (luego, algo nervioso, dijo) - ¿Me estás diciendo lo que creo que me estás diciendo y que no me está gustando nada? (Dejé que la duda inundara su cerebro)

De repente pensé que la abuela no podía salir esposada de casa. A pesar de su mal genio, no se lo merecía porque no era una corrupta. De modo que fui a por Pascualita y Pepe. Les conté a grandes rasgos lo que estaba pasando en el comedor. Luego cogí a la sirena de la cola y la tiré al acuario como si fuese un pingajo. Salió echa una fiera y lanzó chorritos de agua envenenada sin dejar de chapotear. La voz de Bedulio sonó preocupada. - ¿Pasa algo? - ¡No te preocupes. Es el ánima del abuelito que tiene ganas de gresca! - El hombre se asomó, temeroso, al tiempo que la cabeza jivarizada aterrizaba con fuerza en su cara. El Municipal gritó y recibió un poco del agua de la sirena, en el ojo. El dolor y el miedo le hicieron salir corriendo escaleras abajo. - ¡Dame las llaves de las esposas, primo! - No se lo tuve que repetir dos veces. - ¡Y dale recuerdos de mi parte a mi tío!

 No puedo asegurarlo pero creo que le oí decir : - ¡No vuelvo a pisar esta casa!

miércoles, 25 de marzo de 2015

¿Se confirmará lo de Bedulio?

Menuda movida se ha formado a cuenta de la frase que le dije a Bedulio: Hola, tío. - Le sentó como una patada en el estómago y fue a quejarse a la abuela.  Y a ella le faltó tiempo para llamarme y ponerme como hoja de perejil. - "Dice que lo has ofendido profundamente porque no lo has tratado como la autoridad que es" - Eso es una tontería. - "Dijo que a uno que le saludó así lo metió tres días en el calabozo" - Se lo dije familiarmente. - "Lo que me temía ¿No te dije que no le dijeras ni mu de la conversación que tuvimos" - No quería hacerlo pero, en cuanto lo vi, sentí la llamada de la sangre.

Diez minutos después oí el concierto de pitos debajo de mi balcón. El rolls royce había venido a toda pastilla y encima, le hizo una maniobra de cierre al autobús que tuvo que frenar bruscamente para no chocar. Con el resultado de algún viajero que se quedó sin dientes y otros quejándose de esguinces cervicales. A pesar de la que habían armado, la abuela subió a casa con una idea fija: reñirme por lo de Bedulio. Geooorge sacó su flema británica y se quedó en el coche leyendo el Times ajeno al jaleo que lo rodeaba.

La abuela cogió a Pascualita, la puso sobre el frutero y sin prestarme atención, se puso a hablar con ella. - "¡Que Cruz tenemos con ésta, amiga mía! No para de darme disgustos. Ahora está dispuesta a remover el poso de un antiguo recuerdo, sin pararse a pensar lo que una cosa así puede acarrear" - La sirena la miraba fijamente con sus ojos saltones. - "Que pena que no seas tu mi nieta" - Ahí di un respingo. - ¿Prefieres a este monstruo marino, que no es ni chicha ni limoná. Que ni siquiera sirve para hacerla en escabeche, antes que a mi? - "Con los ojos cerrados"

Me dolió en lo más hondo. Luego reflexioné que tal vez la cosa no era tan grave, al fin y al cabo la sirena es una especie de dos en uno. Y quise salir de dudas. - ¿Qué parte de Pascualita te gustaría que fuera tu nieta: la de persona o la de pez? - La abuela me miró, asombrada. - "Estás batiendo records. ¡Aún puedes ser más tonta de lo que creía que eras!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! No me han pagado los realquilados... - "¿Te dieron dos meses por adelantado, no?" - Sí... pero tu nieta dijo que eran okupas. - "¡Habló el sabio Salomón!" - Iba a decir que le había echo una broma cuando llamaron a la puerta. Era Bedulio. - "Ahora íbamos a tomar un chinchón ¿quieres uno?" - Lo que quiero es saber si le ha puesto las peras a cuartos a "esta" (parecía ofendido) - "Le he recordado que eres la autoridad. No te preocupes, hijo" - ¡¿HIJO?! Lo has dicho, abuela. ¡Yo tenía razón! - Por toda respuesta me tiro la copa de chinchón a la cara... vacía.
  

martes, 24 de marzo de 2015

¿Tendría que haberme mordido la lengua?

La Cotilla sigue en casa. Y ahora dice que le encantaría estar en la suya, que es dónde mejor está - ¿?- Justamente, ahora que han entrado sus realquilados. Si no pisaba su casa ni por orden del médico. (le dije) - No es lo mismo porque sabía que podía entrar cuando quisiera... - Pero no quería nunca. - Es como lo que nos ocurre a los isleños con el mar. Lo vemos de Pascuas a Ramos pero sabemos que está ahí y eso nos gusta.

- ¿Les ha echo contrato? - Nos hemos escupido en la mano, luego nos las hemos estrechado y ya está. -  Lo mismo son okupas (dije para fastidiarla un poco) - ¡No digas eso ni en broma! No me gusta nada esta gente que se mete en casa ajena por la cara. - Pues Cotilla, acaba de retratarse.

Se enfadó y salió de estampida a sus quehaceres. Me dejó tranquila toda la mañana y volvió con expresión triunfal - Tu abuela me ha encomendado una misión: Tengo que espiarte para que no te arrimes al Municipal... ¿Qué le has echo al pobre? ¿Lo has querido violar? - ¿No se lo ha contado?

No lo había echo. Pero yo sí y vi cómo le cambiaba la expresión a la vecina - Tu abuela siempre fue una Mata-Hari que se llevaba a los hombres que le interesaban... Obdulio era atractivo y muy poderoso. Nunca me contó que había estado con él... Ahora entiendo que tuviera siempre la despensa tan llena cuando las de los demás daban pena. Eran los años del estraperlo y si te pillaban te lo hacían pasar muy mal. - Pues parece que ella se lo pasó muy bien ¿Seguro que Bedulio no es mi tío? - No pondría la mano en el fuego... Un momento ¿Así que él sabía que nos habíamos cargado a tu abuelito..?. - Perdón. Lo que sabía era que USTED se lo había cargado.

- ¡Tu abuela es una bruja! !Me podrían haber dado garrote vil y ella irse de rositas! - En el comedor sonó un ¡CHOF! que puso de los nervios a la Cotilla. Yo hice como que no había oído nada. Pero el !CHOF! se repitió varias veces más. - ¿Lo has oído, verdad? Es tu... abuelito... ¡No me esperes a dormir!

Quedamos solos Pascualita, Pepe y yo. Y puse en práctica un experimento que me venía rondando por la cabeza desde hace tiempo. Conté el cuento de La Sirenita (para ver cómo reaccionaba el bicho repelente) mientras merendábamos magdalenas con cola cao. No pareció interesarle a nadie. Es más, Pascualita, harta de oírme, bostezó repetidas veces. - ¿No quieres saber lo que le pasó a tu paisana? - Por toda respuesta, se impulsó con la cola y saltó, en bomba, al acuario, luego se asomó e hizo el signo de OK con sus deditos después de haber puesto el suelo perdido de agua. - Fue el momento en que llamaron a la puerta. Abrí y ahí estaba Bedulio. Y en lugar de darme un mordisco en la lengua, dije: - Hola, tío.


lunes, 23 de marzo de 2015

Lío de familiares.

La Cotilla ha llegado cargada de cabos de velas para su altar de los Amigos de lo Ajeno. Mientras las colocaba no dejaba de suspirar mirando a su amado Luís Bárcenas - ¡Qué guapo es, madre! Esos ojazos me derriten cada vez que me mira. - Interrumpí su monólogo - ¿Lo ha visto en persona? - Ojalá. Solo en la tele. ¡Que hombre. Tan fuert. Tan repeinado. Con esa barbilla rotunda de galán de cine de los años 50. Aquellos que agarraban a la protagonista con fuerza y autoridad, para darle un beso de tornillo que nos levantaba de la butaca a las chicas. ¿Te imaginas que te abrace un hombre así? - Pues no, porque no estaría tranquila pensando que me va a birlar la cartera.

Me taladró con una mirada asesina. - Que fácil es sembrar cizaña (me dijo) Esos millones en Paraísos Fiscales los ganó legalmente. Está cansado de decirlo. Es Luís, el mártir de los Sobres... Hablando de sobres, hoy entrarán a vivir en mi casa los realquilados. Por fin llegaré a fin de mes sin tantos aprietos. - ¿Seguro que ésta gente le pagará? - ¡Claro!... Eso espero.

La abuela, Andresito y Geoooorge, volvieron a la Torre del Paseo Marítimo. Las aguas regresaban a su cauce: Ella podría ir a las procesiones de Semana Santa vestida con el hábito que le diera la gana, bajo pago de un buen montón de euros por parte de su marido. Y en cuanto a los ataques del ánima del abuelito, parece ser que, de momento, no se reanudarán.

De todas maneras, antes de que se marcharan expuse a la abuela que era necesario decirle a Bedulio  lo que ella me había contado. - Tiene derecho a saberlo. - "¿El qué?" - Que eras la amante de su padre. - "Eso ni le va, ni le viene y como habrás la boca te la cierro de un sopapo" - ¿Y cómo miro yo a la cara a mi primo? - "¿Qué primo?" - Bedulio. - "¡Que no es nada tuyo, animal de bellota!" - Algo tiene que ser... ¿Podré conocer a mi... tío? - "¿Qué tío?" - Su padre el inspector... - "¡Me estás sacando de quicio! Olvída lo que te dije" - ¿Y renegar de unos familiares que, aunque putativos, son nuestros? ¡Ni lo sueñes!

Por toda respuesta, la abuela cogió a Pascualita, rompiéndo su placentero sueño y me la tiró a la cara al grito de . "¡MUERDE!" En ese momento apareció la Cotilla que ya había acabado de arreglar el altar. Hice un quiebro y la sirena se estrelló contra su pecho. Ahora lleva un escote muy pronunciado, presumiendo de protuberancias mamarias que atraen, como imanes, las miradas masculinas. La abuela se muere de envídia y la vecina parece que se ha reconciliado con el fantasma de mi primer abuelito.


domingo, 22 de marzo de 2015

Entonces, ¿Bedulio y yo...?

La Cotilla se ha pasado la noche llorando a moco tendido y con la luz encendida. No he podido dormir, ni poco ni mucho y ahora tengo los párpados apuntalados con palillos porque se me cierran cuando menos me lo espero. Por eso, cuando he visto a la abuela me he quejado. - Esta noche hazle un hueco en tu cama a la Cotilla. No pienso aguantarla más. - "¿No sabes que, en una pareja, tres son multitud?" - Ni lo sé ni me importa. No he pegado ojo y ahora estoy como si me hubiese bebido una botella de chinchón.

Así que la abuela ha hablado con la Cotilla - "¿A qué ha venido tanto lloro?" - Ha sido por tu culpa. Tenía miedo que apareciera el fantasma de tu primer marido por no declarar que nos lo cargamos entre las dos. ¿Por qué no quieres hacerlo? - "Por principios y porque soy un persona modesta  y no me gusta alardear" - La miramos sin comprender. Presumir ¿de qué?

- "De haber planeado el crimen perfecto... Cuando un cosa está bien echa, para qué estropearla. Además, hay a quién no le gustaría que removiera las turbias aguas del pasado" - Muy enigmática estás tú (dije) - "Haré una cosa si me prometes que esta noche no volverás a dar la nota, Cotilla. Hablaré con el alma de mi primer marido... ¿te parece bien?"

No le quedó más remedio que decir que sí a la vecina porque, o aceptaba o se iba a dormir a su casa. La que quedé mohína fui yo que tendría que aguantarla otra noche.

Después de comer y entre copa y copa de chinchón, la abuela contó la conversación que había tenido con el fantasma marital. - "Estate tranquila, Cotilla, que no volverá a las andadas" - La vecina se fue relajando, incluso salió a la calle a hacer sus trapicheos. Al quedarnos solas le pregunté a la abuela sobre ese "alguien" del que habló antes, Ella no entró al trapo. - Te lo volveré a preguntar cuando esté Andresito delante. - "¡Qué jodía eres! Se trata del Comisario jefe de aquellos años... Se llama Obdulio y es el padre de nuestro amigo Bedulio..." - ¿Le conocías? - "Nos frecuentábamos mucho... No sé si me entiendes" - ¿Érais vecinos? - "No me entiendes... " -

Quedé en suspenso...- ¿Acaso quieres decir que...? - "¡Sí. Eso que estás pensando!" - ¿Bedulio es hijo tuyo? - "¡¿Qué dices, loca?! Yo nunca le hubiese puesto ese nombre a un hijo mío" - ¿Entonces...? - "Que el Inspector jefe era mi amante" - ¡Ahi va! (y me tapé la boca como si me diera vergüenza que me vieran mellada) - Entonces... ¿el Municipal es mi... tío? - "No eres más tonta porque no te entrenas. Solo éramos amantes. Por eso el crimen fue perfecto. Porque no hubo pruebas, nada de nada... y si se encontró algo, se hizo desaparecer. ¿Comprendes por qué voy a decir nada a la policía? Pondría a Obdulio en un compromiso" -  Eso está muy bien pero... para que yo me entere. ¿Qué es Bedulio mío? - "¡¡¡Nada, alma de cántaro!!!"

Para despejarme, fui hasta la playa a llenar garrafas de agua. Las almacenaba en la despensa, detrás del saco de patatas. Cuando llegué a casa no había nadie. Los abuelitos estaban en El Funeral celebrando la colocación de una fotografía en el Muro de los Finados y festejando el recuerdo de Rosita como a ella le hubiese gustado. Geooorge y la Cotilla tampoco estaban, así que cené algo y me acosté soñando con una noche tranquila... Que se truncó a media noche cuando unos alaridos rebotaron contra las paredes de la casa. Luego oí a la abuela discutir con la Cotilla - ¡Ha querido matarme! ¡Ha envenenado el agua! - "Chist. Calla, mujer. Has bebido agua para el acuario ¡No grites o despertarás al vecindario!" - ¡Me has mentido. No has hablado con él y ha vuelto a por mí! - Me di la vuelta en la cama, arrebujándome entre las mantas. Total, lo que ocurría allí fuera era algo entre ellas dos y mi primer abuelito.

sábado, 21 de marzo de 2015

El plan de la abuela.

La abuela está muy preocupada por la Cotilla. - "He decidido que vendremos todos a vivir aquí" - ¿Quiénes son "todos"? - "Andresito, la Momia, Geooorge y yo. Después de la tortura que le infligieron en comisaría, hay que tenerla vigilada. Bajo ningún concepto puede ver Gran Hermano. Tendrá que pasar el mono y buscará mil triquiñuelas para engañarnos y ver a la Esteban"

- ¿No es más lógico que vayamos a la Torre del Paseo Marítimo? - "No, porque allí me expongo a que nuestras, exquisitas y ricas, amistades se enteren del cacao y no vuelvan a hablarnos. Hay que saber mantener las formas y no dar tres cuartos al pregonero" - Pues aquí no vamos a caber. - "Ya lo creo, solo hace falta un poco de buena voluntad"

Pronto supe lo que era la "buena voluntad" de la abuela. Andresito y ella dormirían en su antiguo cuarto - "La cama es un poco estrecha. Así entraremos antes en calor" - Tú (o sea, yo) con la Momia" - ¡Ni hablar! ¿Y si se muere mientras dormimos? - "Entonces, miel sobre hojuelas porque no te vas a enterar, boba de Coria... Y Geooorge dormirá en un catre que pondrá en la cocina. Así lo tendrá todo a mano cuando nos haga el desayuno" - Me parece muy fuerte esto... ¿Y si viene el Médico? - "No viene nunca a dormir ¿por qué va a hacerlo justamente ahora?" -  Es una posibilidad ¿qué hacemos entonces? - "En ese caso, la Momia se iría al catre con el mayordomo y el Médico contigo. De paso podrías aprovechar para que te fabrique un biznieto" - ¡Abuela!

- ¿Y dónde dormirá la Cotilla? - "En su casa" - La tiene apalabrada para alquilarla, según tu consejo. - "Entonces le pondremos un catre en la salita, junto al Altar de los Amigos de lo Ajeno" - Me parece  mucho lío para nada porque, en cuanto salga a la calle verá el programa en cualquier bar. - "Yo iré con ella"

El primero que protestó fue Geoooorge. - ¡Yo no ser fregonau! Quejar a Sindicatou. - "Vale. Entonces dormirás con la Cotilla" - El inglés se puso rojo como una amapola, supongo que del susto. - ¡No, madame! Yo dormir en cocinau.

A partir de ese momento, todos estuvimos pendientes de la Cotilla. Incluso Pascualita, a quién la abuela había aleccionado. Y demostró que lo había entendido porque, la primera tarde que estubimos todos juntos, mientras el sueño de la siesta nos envolvía, la vecina se acercó de puntillas a la tele y cuando fue a encenderla algo le cayó en la cabeza. Un remolino furioso que le arrancó media cabellera. Y eso porque nos despertaron sus gritos y pude arrancar a la sirena del cuero cabelludo de la Cotilla. Mientras gritaba, saltaba, lloraba y bebía chinchón como una descosida, yo escondí a Pascualita - ¡Bien echo! (le susurré)

Más tarde, cuando la vecina se despertó de la borrachera, se llevó las manos a su dolorida cabeza y gimiendo, dijo a la abuela: No me ha servido de nada confesar el crimen. El espíritu de tu primer marido me ha vuelto a atacar. Tu también tendrás que confesar para que nos deje, de una vez por todas, en paz. - A lo que la abuela contestó: - "LO TIENES CLARO"


viernes, 20 de marzo de 2015

La decepción de la Cotilla.

Estoy desolada. La abuela me he echado una bronca de las que hacen época. Pascualita se encuentra muy mal y dice que  la culpa es mía. - "Has querido matarla por envidia porque es más lista que tú" - Oh, sí. Es Calixta, la lista. Tanto que se ha comido los cuatro peces muertos de golpe y se ha empachado. ( Dije con rabia contenida) - "Si de vez en cuando, le dieras algún pececito en lugar del eterno compuesto que le compras, la pobrecilla no hubiera tenido ansia de pescado fresco" - Es un preparado para animales marinos. - "Esa es otra. Las pirañas son de río, no de mar, boba de Coria"

La cosa siguió y yo ya no podía aguantar más el dolor de cabeza. - "¿Querías que se la comieran, verdad?" - No. - "Haberle puesto una sardina entonces" - Quería que se divirtiera un rato antes de ... bueno, de esconderse entre las algas para tener un poco de intimidad. "¿Eran para aparearse?" - Claro. Y como tienen tantos dientes y tan mala leche como ella... - "¿Por qué crees que se murieron?" - ¿Un cambio de ambiente? Como cuando vas de viaje y no puedes dormir porque no tienes tu colchón... ¿- "No. Porque eran pirañas, alma de cántaro" - ¿No son de la misma ralea? - "¡Son de agua dulce! y ¿qué hay en el acuario?" - Pues... ¿un barco hundido?... ¿no les gustan las algas?... ¿la... arena, quizás?... No sé... Agua. - "Empiezas a ir bien" (la miré, interrogándola con los ojos) ¡Ah! Agua salada! - "Hoy te has entrenado a fondo. Eres más tonta que ayer"

Estuve a punto de hacerme una tortilla de aspirinas. Me iba a estallar la cabeza con tanta murga. Vale, me había equivocado. Pero la dependienta no me preguntó si los quería de agua dulce o salada. Y luego, la culpa es mía. Que injusta es la abuela.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaa! Ya estoy aquí. Vengo un poco decepcionada. Nadie se ha enterado de mi detención... - "¿Cómo que no? Nosotras." - Si fuésemos un país civilizado tendríamos pena de muerte y me podrían haber condenado. Eso hubiese levantado expectación. Pero así...

Serví tres copas de chinchón cuando nos sentamos en la cocina. - "¿Te han torturado, verdad?" - Bedulio me va a oír. No se puede ir por ahí torturando a gente tan vieja como usted. Ha perdido la cabeza. - De repente caí en la cuenta de que las dos amigas me miraban con ojos asesinos. - ¿Qué has querido decir con lo de "gente vieja"? (lo dijéron a la vez) y a mi me corrió un sudor frío por la espalda. - Es un modo de hablar. - Nadie me ha torturado y mi cabeza sigue tan clara como siempre. cosa que no puede decirse de la tuya. - "Estoy de acuerdo contigo" - Entonces ¿por qué dice lo de la pena de muerte? - Porque me gustaría verme en los periódicos, que me hicieran entrevistas en la tele y entrar en Gran Hermano para estar con la Belén. - La Cotilla lloraba a a moco tendido. Entonces fue la abuela quién se preocupó. - "¿Has visto ese programa estando detenida?" - Sí. Y me encanta. - ·"Entonces, es verdad que te han torturado, amiga mía. Toma, más chinchón. Te ayudará a olvidar.

jueves, 19 de marzo de 2015

Los novios de Pascualita.



Al salir del trabajo pasé por la Tienda de Peces a recoger un encargo que les hice. Luego, en casa, encontré una nota en la mesa de la cocina. Era de la abuela diciendo que se había llevado a Pascualita hasta la playa, para que oliera el salitre del mar y no se le hiciera tan cuesta arriba vivir lejos de su hábitat natural. Me temí lo peor.

De todas maneras me alegré de encontrarme sola, así pude preparar, sin estorbos, la sorpresa que le tenía guardada a la sirena: ¡Unos cuantos novios! muy machotes ellos.

Cambie el agua del acuario, coloqué bien las algas haciendo rincones íntimos por lo que pudiera pasar. Las piedras, el barco hundido y la arena del fondo quedaron perfectos. Hasta le hice una foto al paisaje marino. Después metí a los "machotes" para que se fueran aclimatando al sitio.

Como hoy es San José había que celebrar el santo de Pepe y aunque él no pueda comer con sus labios cosidos, hice una coca para merendar y brindar a su salud... Es un decir, claro.

La abuela regresó ya era de noche y yo estaba loca de preocupación - He estado a punto de llamar a Bedulio pero luego me he acordado de que va a ser mejor que la policía no ronde por casa durante un tiempo, no vaya a ser cosa que la Cotilla cante y te detengan a ti también, abuela. - "¡No sabes la que ha liado el señor Li! Estaba en la playa con Pascualita revolcándose por la arena, cuando ha llegado él y la he tapado con la toalla.

"Después de un rato de charla me he dado cuenta de que Pascualita no se movía. ¡Se ha asfixiado! (grité)  Levanté la toalla y no estaba. En su lugar había una zanja que iba, derechita, al mar. ¿Qué pasal? (gritaba el chino) Corrimos  hasta la orilla. Y ahí fue donde ambos la vimos cuando se disponía a meterse mar adentro. Yo vi a Pascualita y él una gamba gorda. Y ambos nos tiramos a por ella, a la vez. Afortunadamente el señor Li, en sus ansias de apoderarse de ella, me gritó y zarandeó. Y Pascualita atacó. Solo así pude hacerme con ella, una vez que se la hube arrancado de la nariz... Ahora la tiene más pequeña.

Mientras él corría por la playa dando alaridos, he recogido los trastos y aquí estoy. Empapada y helada"

Saqué la coca y nos sentamos a merendar, con Pepe presidiendo la mesa. Brindamos hasta que la abuela entró en calor. Entonces me acordé de la sorpresa que tenía para la sirena y la llevé hasta el acuario donde... los cuatro "machotes" flotaban en el agua. - Estaban... muertos. La abuela se acercó, copa en mano - "Solo a ti se te ocurre meter pirañas en agua salada, alma de cántaro. Que cruz tengo contigo"


miércoles, 18 de marzo de 2015

La reconciliación.

Andresito ha venido a casa con un paquete bajo el brazo. - ¡Hoy comeremos ensimadas frescas! (he gritado) - La Cotilla, que está muy subceptible desde que confesó su crimen y nadie le ha echo caso, se ha enfadado. - ¿Acaso no son frescas las que traigo? Algunas llevan horas al relente, más frescas no pueden ser.

La abuela entró en la cocina como una aparición: con los pelos revueltos, y una bata de buatine de cuando los Beatles aún iban a la escuela. - "¿Qué vienes a hacer aquí?" - Enseñarte el traje que me han echo para ir contigo a la procesión. - "¿De saco?" - No. De payés. - "¿No irás de nazareno?" - Así he ido toda mi vida pero, como no quiero estar un día más sin ti, consiento en ir de payés. - "¡Que perra te ha dado con el payés! A la procesión, o se va de nazareno, o de costalero, o de romano" - A mi me extrañaba pero como tu dijiste que irías de payesa... - "¿Yoooooooooooooo?"

Abrió el paquete y allí estaba un precioso traje... de payés. - "Ay, Cotilla, que mi marido se ha vuelto tonto de remate" - ¿Qué le pasaba a Andresito? Tiene muchos años pero la cabeza clara como la de un chaval.

La abuela tocó la tela. - "Esto te habrá costado un potosí... Devuélvelo" - No te preocupes. Me lo han regalado. - "¿Quién? Si ha sido Conchi, me va a oír" - Uno que trabaja en Cáritas y está deseando que le haga un contrato de trabajo.

Los ojos de la abuela hacían chirivitas. Allí se mascaba la tragedia y yo no quería que me pillara en medio. Así que corrí a por Pascualita, la metí en el termo de los chinos y me dispuse a salir a toda prisa de mi casa. Pero no fui lo suficientemente rápida: - "¿Te estás quedando conmigo, Andresito? Mira que me divorcio de ti por la vía rápida. No sería la primera vez ¡Cotilla, prepara un mejunje de los tuyos!" - ¿No sería mejor llevarlo al Manicomio? (intercedí) - "¡Del manicomio se sale!" (sentenció) - Bueno, qué ¿lo preparo o no? (preguntó la vecina)

Entonces llamaron a la puerta. - ¡Abran a la policía! - ¡Por fin vienen a por mi! (gritó, entusiasmada la Cotilla) Se la llevaron esposada entre exclamaciones de alegría por su parte. Yo la entendía. Pensaba que así se libraba para siempre del alma de mi primer abuelito.

Andresito rodeó la cintura de su mujer, la atrajo hacia él y le dio un beso de los que hacen época y sin que se trabasen con las dentaduras postizas. Le explicó que todo había sido una broma para hacerla rabiar y congraciarse con ella. - Soy muy felíz porque sé que me quiere. - Pero... si te ha querido matar, abuelito. - Brindemos por ello. - ¿? -  No le soy indiferente. - "¡Saca el chinchón, niña! Y aprende"

A sola con Pascualita, le dije: - No se qué quiere que aprenda de éste episodio... ¿Tienes alguna idea? - Por toda respuesta, la sirena dió un saltó mortal y entró en el acuario, en bomba dejando el suelo perdido de agua.


martes, 17 de marzo de 2015

Bedulio no aparece.

 Hemos pasado el día entero esperando que vinieran a detener a la Cotilla pero no se ha presentado nadie. - "Ya os dije que Bedulio es un alma cándida e incapáz de acusarnos si tiene que venir a ésta casa en plan oficial" - Pero lo que le dijo la Cotilla es muy grave. - Y no sabes lo bien que he dormido esta noche teniendo la conciencia limpia. - Perdone pero, de limpia nada. El abuelito sigue estando en el mismo sitio, o sea, en el Otro Mundo. - En cierto modo, fue culpa suya - ¿? - "Tiene razón la Cotilla. Era de estómago delicado como su madre y cualquier cosa le sentaba mal. Entonces ¿por qué se tomó el mejunje? Con decir que no, ya estaba. Pero le gustaba caer bien a la gente. Vamos, que no sabía decir que no. Y se lo tomó. ¿Ves como fue culpa suya?"

Aquellas dos brujas estan a punto de hacerme un lavado de cerebro y escapé de ellas yendome a dar un paseo por el barrio con Pascualita en el termo de los chinos. Al cabo de un rato alguien me puso una mano en el hombro. Era un municipal tan grande como la copa de un pino.

Sentí que se me aceleraba el corazón ¡Había ligado, sin proponérmelo, un tío bueno! - ¿Sabe usted algo del agente Bedulio? - Ah, era eso... (que decepción) Pues... no. - Acompáñeme al cuartel. - El motivo por el que me llevó fue por dudar al contestar a su pregunta. - Sabemos que anoche cenó en su casa. - Caray, si que funcionan bien sus soplones. - Nos lo dijo el propio agente. Y también que no iba muy tranquilo ¿Por qué? - ¿No se lo preguntaron a él teniéndolo a mano? Vaya, vaya... 

Después de más de dos horas de practicar un diálogo para besugos, sonó el teléfono. Era el Municipal excusándose por no haber aparecido por el trabajo. - He pasado muy mala noche y aún sigo con descomposición. Creo que tampoco voy a poder venir mañana. - Su compañero le dijo que yo estaba allí pero no quiso hablar conmigo. Antes de irme me preguntó qué habíamos cenado. - Paella. - ¿No es un poco fuerte para la noche? - Quizás para un hombre, para nosotras, no.

De vuelta a mi casa supe que Andresito había llamado, para chinchar a la abuela supongo porque estaba de un humor de perros. - "Dice que volverán a ganar de calle los Pinochos. Ya no tienen imputados y Haciendo ha dicho que las dádivas recibidas no había que declararlas porque eran para el partido, que no tiene ánimo de lucro. ¡Y se reía el jodío!" - Como Cáritas, vamos" - La Cotilla fue a por el chinchón, sirvió tres copas y brindó; ¡A las penas, puñalás! - Y así estuvimos, las cuatro, hasta la hora de la cena.


lunes, 16 de marzo de 2015

La confesión.

La abuela está contenta porque ha nevado en las montañas. - ¿No sé a qué viene tanta alegría si no sabes esquiar y además aquí no hay pistas. - "Lo que quiero es que haga frío para no pasar calor cuando me vista de payesa" - ¿Para salir a la calle? - "Para ir a bailar, boba de Coria" - ¿Ahora te ha dado por bailar? - "Es algo que llevo en la sangre desde que era niña" - ¿Y hasta que no te han echo una transfusión no te has enterado? - Cotilla, llevate a mi nieta o no respondo de mí. - A la niña no le falta razón. Nunca te he visto bailar, a no ser las danzas eróticas que te marcabas al rededor de la barra en la sala de stript... - "¿Alguien te ha pedido detalles?" (saltó la abuela)

Aluciné en colores. ¿La abuela había sido gogó de cabaret? Por supuesto, a mi no me lo contará pero sí a Pascualita. Así que me faltó tiempo, en cuanto la Cotilla se fue a sus trapicheos, para poner a la sirena sobre el frutero de la cocina y sacar el tema en cuanto la abuela entró a preparar la comida. - Me he enterado que tenemos una artista en casa... ¿quiéres un trocito de pan con aceite?... ¿No te lo ha contado? Me gustaría verla bailar ¿Y a ti? - "No malmetas con la sirena" - ¿Por que no das unos pasos de baile, con la escoba haciendo de barra erótica? - "Lo mismo te la parto en las costillas.Además, voy a hacer una paella" - ¿? - "Vendrá Bedulio a comer para que la Cotilla declare lo que le hizo a tu abuelito I" - ¡Estáis locas! Os acusarán a las dos y acabaréis en la cárcel. - "¿Te imaginas? Estaría con la flor y nata de los políticos que ya están allí"

El Municipal llegó de muy buen humor. Le gusta mucho como cocina la abuela y llevaba tiempo sin probar su arroz. La Cotilla apareció vestida con un hábito negro de penitente y un cordón blanco atado a la cintura. Entre las manos llevaba un velón encendido y un rosario colgando del cuello - ¡Virgen del Caramelo de Menta! Qué susto.

Debo decir que cuando Bedulio la vio perdió un poco la compostura. Y me dio la impresión de que no saboreó el arroz como se merecía porque no dejaba de lanzar miradas preocupadas a la vecina. Cuando el Municipal atacó el segundo plato de paella, la Cotilla abrió la boca: - Confieso que he matado a un hombre. - Bedulio se atragantó de tal manera que las toses resonaron en toda la casa, incluso el vecino de arriba golpeó el suelo con la escoba. Con los ojos arrasados de lágrimas, hipando y moqueando, nos miró a todas. Yo me hice la loca porque la cosa no iba conmigo. La abuela adoptó la pose de gran dama a la que todo le resbala salvo su riqueza. Y la Cotilla asumió su papel de convicta condenada a la hoguera. Se hizo un silencio denso y prolongado ... que fue roto por un ¡chof! inesperado.

El Municipal saltó de la silla dispuesto a correr hasta la puerta de la calle y desaparecer escaleras abajo. - "Quieto ahí y escucha la confesión de una pecadora" - Al marido de mi amiga, que era un flojo (todo hay que decirlo) no le sentó bien un refresco que le di a beber y en pocos minutos se había quedado tieso... ¿No tienes nada que preguntarme? - ¿Estáis de cachondeo las tres? Ya sabéis que mis nervios no resisten impresiones fuertes. - Otro flojo (dijo la Cotilla) - ¿Qué... fue lo que le diste? - Un cóctel fuerte, lo reconozco: Llevaba... angostura, unas gotas de limón, salfumán, un poco de leche, lejía y un poco de matarratas. Todo bien agitado y servido con hielo frapé.

- Y ¿ahora qué se supone que debo hacer con esta confesión? porque sabiendo lo mucho que gusta el chinchón en ésta casa, no voy a creerme este cuento chino. - No me importa si me crees o no. Yo tenía que soltarlo para quedarme más larga que ancha y conseguir que el ánima del difunto no me ataque más. Bueno, pues, misión cumplida. Anda, Bedulio, pónme más arroz, por favor, antes de que se pase.























2


domingo, 15 de marzo de 2015

Imputados, no. Investigados.

                                                  

- "Nena, esta tarde pasaré a buscar a Pascualita. Me la llevo al Funeral porque van a dar una fiesta ésta noche"- Cada vez que te la has llevado a algún sitio, pasa algo. Mejor se queda en casa. - "Tiene que venir porque se trata de un acontecimiento social muy importante. Es necesario que aprenda por si le puede servir cuando vuelva a su hábitat" - ¿Qué se celebra? - "No lo sé, pero Andresito me ha dicho que me ponga de tiros largos"

Entré con la sirena en la cocina y la puse sobre el frutero. - ¿No debes tener idea de lo que pasa, verdad? - Pascualita miraba Pepe. Hay que ver cómo es este bicho. No habla pero con la mirada te lo dice todo. Manda más que un capitán general. - Vale, ya lo bajo... - Coloqué la cabeza jivarizada en la mesa y Pascualita saltó a su lado.

- ¿Tu tampoco sabes nada, Pepe? - No sé porque le pregunto sabiendo lo parco que es en palabras. Aunque tenga a boca cosida ¿qué le cuesta hacer un seña?... Bien mirado, algo le debe costar teniendo en cuenta que se trata solo de una cabeza, cortada y reducida para servir de llavero. Con la boca y los ojos cosidos pero ¡que caramba! cosas más raras se han visto.

De esos dos no logré nada, salvo que Pascualita me pusiera perdida de cola cao al saltar en plancha en mi taza. Y encima arrancó un buen trozo de ensaimada y me enseñó los dientes . Aquello me enervó. Es una egoísta. No sé donde lo ha aprendido... De mí no, desde luego. Por eso me puse el guante de acero, la cogí por la cola y la lancé, de la cocina al comedor y aunque se dio un golpe contra la mesa, aterrizó con más o menos gracia, en el acuario. Llevo todo el día con las gafas de sol puestas por si me escupía a traición.

A mediodía han llegado la abuela y la Cotilla. - ¿No me digas que ya vienes a llevártela? - ¿A quién? (se interesó la vecina) - "¡No pienso ir a esa fiesta! Y pon otro plato más de sopicaldo para mí" - ¿Te has peleado con Andresito? - "No me hables de ese majadero. Me quedó a vivir aquí, de dónde nunca debí salir" - ¿Has dicho AQUI?... ¿Qué te he echo yo, abuela?

Fue más tarde, después de comer, tomar el café, unas cuantas copas de chinchón y la siesta de rigor, cuando me enteré del motivo de su enfado. - "Llegan las elecciones y nadie quiere tener imputados en sus listas, sobre todo los Pinochos  que son los que cortan el bacalao y les salen por las orejas... Como dice el refrán: Hecha la ley, hecha la trampa. Ya no hay imputados... Pasan a llamarse INVESTIGADOS"- Ese truco no lo mejora ni el Mago Tamaríz... ¿Brindamos por él? - Naturalmente, no no InvestigadosIhicimos de rogar.

- ¿Y aquí paz y después, gloria? - Manda narices (exclamó la Cotilla) - "Pues, sí. Eso es lo que van a celebrar ésta noche, que no tienen imputados"

- A media tarde llamó el abuelito para intentar convencer a la abuela pero no logró nada, salvo un rapapolvo por calzonazos. - "Y ahora montaremos la fiesta aquí - dijo - Nena, llama a Bedulio y a Blas el parado... ah, y al butanero, a ver si tenemos suerte acabas teniendo al niznieto aunque venga con mono naranja"


sábado, 14 de marzo de 2015

Cambios.

La Cotilla dice que no volverá a pisar mi casa porque está harta de que el alma de mi primer abuelito, la ataque. - ¿Por qué no ataca a tu abuela? Al fin y al cabo ella tuvo la idea de mandarlo al otro barrio. - Pero usted preparó el mejunje que lo mató ¿no es así? No debió gustarle el sabor. - Quedó pensativa unos momentos. - Sí, ese podría ser el motivo por el que me tiene tanta tirria. Era bastante amargo. - ¿No se les ocurrió mezclarlo con jarabe de fresas o algo así? - Pues... no. Lo que queríamos era que fuese efectivo. Y lo fue.

El último ataque que sufrió, de Pascualita, la pilló tan desprevenida que ya no se siente segura. - Prefiero comer un mendrugo de pan duro en mi casa, que una langosta en la tuya pensando que me atacará de nuevo el jodío de tu abuelito I. - No sabe cuanto me alegro de que, por fin, tome posesión de su casa. Así que ya me está dando la llave y se lleva el altar de los Amigos de lo Ajeno al 4º piso. - ¿Por qué al 4º piso? - Porque allí está su casa... - ¿Tan arriba?... ¿Y si se rompe el ascensor? - En ese caso le tocará hacer ejercicio de piernas jejejejeje - No es justo. - Ajo y agua, Cotilla. Hale, recoja a su Luisito Bárcenas, los velones y marchando, que es gerundio.

Llamó la abuela mientras estábamos en pleno palique. - "Pareces contenta ¿qué pasa?" - La Cotilla no volverá a poner los pies en ésta casa. Y todo gracias al fantasma del abuelito jejejejeje. - "Dile que se ponga" - ¿Para qué? - "Cosas de mayores" - ¿A qué a Pascualita se lo contarías? (dije bajando la voz) - "Claro, ella no es tonta"

Las dos amigas estuvieron hablando un buen rato. Mientras yo me acerqué a ver a la sirena. Parecía tan inocente e indefensa que daban ganas de estrujarla... en concreto yo preferiría espachurrarla pero luego me las tendría que ver con la abuela y eso me frenaba. - No sé cómo lo has echo, Pascualita, pero he sido relegada a un segundo puesto gracias a tí, jodía... Creo que te buscaré un novio peleón. De los que, o mata o muere, en el ritual amoroso... Te gustará jejejejeje.

Cuando volví junto a la Cotilla lo hice con otro ánimo. Había tomado una decisión que cambiaría mi vida. Volvería a ser la nieta que siempre fui. - Ya está todo arreglado (dijo la vecina) Me quedó contigo. Así no me tendré que preocupar por si se rompe el ascensor, ni comeré mendrugos de pan duros. - ¡Un momento! ¿No decía que se iba al 4º piso? - Pero como rectificar es de sabios, rectifico y me quedo aquí. Nos haremos compañía. Y para contentar al espíritu de tu abuelito, le contaré lo que  hice a Bedulio. - ¿De qué servirá? - Mi conciencia descansará por fin y el alma en pena sabrá lo arrepentida que estoy. - ¿Y qué gano yo con todo esto? - Tú, no lo sé pero yo realquilaré mi piso, cobraré un alquiler y llegaré a fin de mes tan ricamente. - ¿Y ese cambio tan repentino? - Una idea genial de tu abuela. - Corrí al teléfono y descolgó la abuela - "¿Digui?" - ¡¡¡La madre que te parió!!!


viernes, 13 de marzo de 2015

Los abuelos discuten.

A media mañana he oído el concierto de bocinas que suele anunciar que la abuela ha llegado y George ha aparcado el rolls royce donde le han mandado: en la parada del autobús. Unos minutos después han subido los abuelitos y no venían contentos precisamente. - A ver si consigues hacer entrar en razón a tu abuela. - "¡Cobarde! Te escudas en mi nieta porque no tienes argumentos para rebatirme" - ¡Claro que los tengo, pero ya te los he expuesto todos y sigues sin dar tu brazo a torcer! - "Naturaca, chaval" - No me hables así que soy tu marido. - "Ya ves que argumento, nena. Pues todo su razonamiento es así. No me entiende porque soy demasiado joven para él"

- Pero... pero si solo te llevaba unos años. - "¡Exactamente! Tú lo has dicho. Es viejo. No es de mi generación y por lo tanto mi modo de ser y pensar le coge con el pie cambiado" - Los dos hicísteis la guerra...  (no sabía qué decir) - "Yo sí, él no. Era hijo de papá riquísimo y se escaqueó de todo" - Ya ni me acuerdo de esto. (estaba mohíno) - "Claro, el señorito no se acuerda y ya está. Aquí paz y después gloria" - Estás sacando las cosas de quicio. - "Pregúntale si me dejará abortar" - ¡Abuela! - "Pregunta y verás que te contesta el carcamal éste" - (Pregunté, más por curiosidad que porque me lo mandara ella) - ¡Claro que no! - "¿Lo ves? Imposiciones de dictador" - No es eso ¿cómo vas a abortar? para eso tendrías que quedar embarazada y no puedes? - "¿Y de quién es la culpa? Tuya, porque no estás a lo que tienes que estar. No pones entusiasmo en la faena. ¡Ni siquiera quieres hacer el salto del tigre!" - Me estaban volviendo loca entre los dos.

Escuché un ¡chof! en el comedor y fui en busca de Pascualita. Tuve que poner el guante de acero para cogerla porque había oído gritar a la abuela y había sacado los dientecitos de tiburón a pasear. Volví a la salita y coloqué a la sirena en el altar de los Amigos de lo Ajeno, sobre uno de los velones al que solo le quedaban dos dedos para consumirse. - Y a todo ésto ¿a qué viene el enfado? (pregunté) - Tu abuela quiere salir de nazarena en una cofradía donde el traje es de tela de saco y ella quiere llevarlo de seda y adornados los agujeros para los ojos, con encaje de chantilli. Y no puede ser. - "¿Por qué no?  entonces ¿para qué soy rica? ¿para ir cómo los demás?" - Abuela, en esos sitios todos son iguales. "¡Yo no! Además, mira que bonito es el traje que llevaré" y sacó del bolso una miniatura con caperuza y todo que, en seguida, supe para quién sería. Sentí que la rabia me asfixiaba y salté: - ¡No lo llevará! - "¿Qué te juegas a que sí?" - ¡Por encima de mi cadáver, abuela!

Andresito se alarmó. - No hace falta llegar a tanto, nena, pero gracias por defenderme. - ¡No te metas en esto! (le grité y se desconcertó. No sabía qué pasaba) - "Sabes que siempre me salgo con la mía, forastera" - ¡¡¡Esta vez no!!! - Estaba fuera de mi. Por el rabillo del ojo vi movimiento en el altar. Pascualita estaba furiosa. Se impulsó con la cola y saltó... sobre la Cotilla que entraba en ese momento. - Ave Maríaaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyyy!!!

Como le dije más tarde: Más vale llegar a tiempo que rondar un año. A lo que la abuela añadió: "No hay como estar en el sitio justo, en el momento oportuno. Nos partíamos de risa. 


jueves, 12 de marzo de 2015

Un sueño.

- Ave María Purísima. - Esto fue lo que escuché unas treinta veces junto a mi oído. Al principio apenas se oía y tardé en prestarle atención hasta que, poco a poco, fui tomando consciencia de que, posiblemente, alguien me estuviera hablando. Pero se estaba tan bien entre las mantas que decidí que si era algo urgente, llamaran más tarde.

Lo que me fue sacando del sueño fue la frase. La había oído antes, estaba segura, pero no con esta entonación... Había tanta niebla en mi cerebro que tapaba cualquier idea que circulara por ahí. - Debí darme la vuelta o entrar, directamente, en el Cielo. Ante mi se elevaban tres enormes pirámides recién construídas. El sol se reflejaba en sus superficies lisas y blancas provocando ceguera a quién las miraba sin protegerse la vista. Estaban coronadas por piramidones de oro, cuyos rayos, al igual que los del dios Atón, derramaban bondad sobre los creyentes.

Catalogadas como una de las Maravillas del Mundo, eran el orgullo del pueblo que las había edificado. Se partió una idea antigua que, al perfeccionarse, dejó boquiabiertos a todos. El mundo antiguo se movilizó para ir a verlas, formándose caravanas enormes de dromedarios, cruzándose en el desierto los que iban y los que volvían de verlas. Fue tal el tráfico que acabaron poniendo guardias escondidos entre las dunas de arena para multar a los listillos que se saltaran las normas de circulación.

Entre el gentío, algunos se sentaban a la sombra de las pirámides, que eran alargadas, y compartían el almuerzo en familia. Yo estaba asombrada y agradecida de poder disfrutar de un espectáculo sin igual cuando algo llamó mi atención. Largas colas se habían formado ante dos chamizos. Como no tenía nada más que hacer, fui a mirar.

La Cotilla vendía abanicos como rosquillas. Se los quitaban de las manos porque el calor apretaba de lo lindo. Haciéndome oír sobre el gentío, grité: - ¡¿Era usted quién me hablaba esta madrugada?! - No tengo tiempo para perderlo contigo. - ¿Qué quería decir, que no me iba a responder? ¿Qué tenía mucho trabajo? - No quise darme por vencida: ¿Ha traído magdalenas del contenedor del super?

En un chamizo igual vi a la abuela vendiendo viajes organizados, a lomos de burro o en barco por el Nilo para visitar Luxor a buen precio. el barco llevaba botiquin de primeros auxilios por si alguien era mordido por un cocodrilo. - ¡Abuela! ¿Qué haces aquí? - "Ganarme las lentejas vendiendo gafas de sol" - ¿Me has traído una empanada? - " Búscate un novio y que te compre una." - ¿Y Andresito? - "Está de guía en el interior de las pirámides." - ¿Puedo ayudar? - "¡Ni se te ocurra! A ver si te las  cargas y nos matas a la gallina de los huevo de oro"

Me sentó como una patada en el estómago que no contaran con mi ayuda... pero el enfado me duró poco, lo que tardé en darme cuenta de que en Egipto hacía un calor insoportable y que dónde mejor se estaba era en la piscina del hotel... Y sudé. Sudé mucho. Me ahogaba ¡Aire, aire!- grité. Cuando me desperté la Cotilla me abanicaba con furia y un calefactor encendido, sobre la mesita de noche simulaba el calor del desierto... Ahora tengo la gripe y estoy muy malita. La vecina me hace compañía y para no aburrirse, tiene el chinchón a mano y de vez en cuando, se ríe - ¡Sádica!  

miércoles, 11 de marzo de 2015

La Nieta se queda sin empanada.

Pensé que la abuela me habría dejado alguna empanada para merendar pero, por más que busqué por todos los rincones, no apareció  ninguna. A pesar de saber que es de ideas fija, siempre pienso que, en algún momento se apiadará de mi y se portará como una abuela como Dios manda.

Decidí que no debía dejar pasar la oportunidad de afearle su comportamiento y llamé a la Torre del Paseo Marítimo. Se puso George. - ¿Digui? - Quedé en suspenso. - ¿Eres tú, Unitetillo? - Yes. - Como has dicho "digui"... - Ser integración linguísticau. Ordenes de madame. - Vaya. ¿Y que haces hoy para comer? - Sopaus mallorquinos. - ¿En serio? Pues ya puedes colocar otro plato en la mesa porque vendré a comer. - Si madame no decir yes, you no comer here. - Fruncí el ceño. Ya estaba el inglés tiquismiquis con sus tonterías. - ¡Soy la nieta, alma cándida! - I am el mayordomou y decir lo que he dichou.

Después de mandarlo, varias veces, a tomar viento, hablé con la abuela - ¿Por qué no me dejaste una empanada? - "¿Has pedido hora al otorrino?" - ¿Estás hablando conmigo? - "Esto me confirma que debes ir. No te enteras de nada." - Estás cambiando la conversación. Te hablo de empanadas y me sales por los Cerros de Úbeda. - "Ya te di ayer las razones y veo que no te enteraste. Me preocupas" - Eso es una novedad. Luego vendré a comer. - "¿Qué tendrá que ver la gimnasia con la magnesia?"

Total, que comí en casa un sopicaldo y unos huevos de codorniz que, entre todos hacían un huevo frito de gallina, acompañados con patatilla. - ¡Ave María Purísima! (la Cotilla, sin estridencias, se anunció detrás de mi y dí tal salto que faltó poco para quedarme enganchada en la lámpara del techo. - He decidido ser más comedida de ahora en adelante. Es una penitencia que me he autoimpuesto mientras mi gurú, Luis Bárcenas, siga teniendo sobre su cabeza, la Espada de Damócles de la Justicia ¿Es que no hay a nadie más a quién jugar o interrogar? Hasta que llegue el día de su liberación voy a ser una respetable señora mayor... un poco mayor., Muy poco.

Entonces llegó la abuela. - Vengo a tomar café, nena. - ¡Que cara más dura tienes! Y querrás que lo prepare yo ¿verdad? - Es un avance (dijo con guasa la Cotilla) Te adivina el pensamiento... Esto hay que celebrarlo ¡Niña, saca el chinchón! - "Pero hoy no se brinda. Es 11M"  


martes, 10 de marzo de 2015

Empanadas y crespells.

Cuando he vuelto del trabajo he escuchado ruido al abrir la puerta. ¿Ladrones? ¿Okupas? ¿Inspectores de Hacienda? ... ¡Era la abuela! Tenía la cocina empantanada. Llena de bandejas de crespells y empanadas. En la mesa de la cocina, en la encimera... por todo había harina. Incluso Pepe y Pascualita parecían pequeños muñecos de nieve de lo blancos que estaban.

- "¿Huele bien?" - Huele que alimenta... ¿Me habías dicho que ibas a venir? - "No. Es que ésta mañana me he acordado de que la Semana Santa está al caer y aún no he echo nada para esos días. Así que he cogido los avíos y me he venido a tu cocina para no ensuciar la mía." - Hombre, muchas gracias. ¿Por lo menos me dejarás un montón de crespells? - Ya salió Miss Avaricia. ¿cuántas veces tengo que decirte que, ahora que soy rica, tengo muchos compromisos sociales y hay que cumplir con ellos? Están todos adjudicados."

- ¿No me dejarás ninguno? - "¿Y qué me regalarás tú?" - Pues... mi gas, mi agua, mi casa... - "¡Muchas gracias, cariño! Luego hablaré con mi abogado para que redacte los papeles de propiedad y mañana sabrás lo que tendrás que pagarme de alquiler" -

Junto a Pascualita, en la mesa de la cocina, estaba la botella casi vacía de hinchón. Menudo tiento le había dado, por eso no repliqué. Mientras, la sirena mordisquaba la cabeza jivarizada - ¡Pascualita, no te comas a Pepe, jodía!. - Por toda respuesta el pequeño fantasma enharinado me escupió el trocito de Pepe que tenía en la boca. - ¡Que asco, tía! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿A que no sabéis qué he soñado?

Rápidamente cogí a Pascualita y se la lancé a la abuela pero se le cayó dentro de una empanada a medio hacer. Inmediatamente puso la carne salpimentada dentro, la sobrassada y los guisante. Y procedió a cerrar la tapa. - Ya decía yo que olía muy bien. Y me extrañaba porque, en esta casa, desde que cocina tu nieta, no huele a nada... Pues os decía que he soñado que era una sirena ¡guapísima! Y eso es una señal... - ¿? - Pues que fui sirena en otra vida. - La abuela y yo nos partíamos de risa - "¡Si, en el País de Nunca Jamás!" jajajajajajajaja

Con la risa nos despistamos. La abuela metió una nueva fuente de empanadas al horno y siguió haciendo más mientras bebíamos chinchón y nos lo pasábamos pipa. A todo esto, la Cotilla se iba enfadando - Ya estoy harta de que no me hagáis caso ¡Yo sé, positivamente, que fui una de las sirenas que le cantó a Ulises cuando iba amarrado en su barco... Entonces mi melena era caoba y hasta Neptuno me tiraba los tejos... - "¡Si, hija, sí. Menos mal que no te tiró el tridente" jajajajajaja - Entonces tuve un pálpito - ¡¡¡ABUELAAAAAAAAA!!!

Sobresaltada, volvió a la realidad. Y la realidad era que Pascualita se estaba cociendo en el horno formando parte del relleno de una empanada. Sacó la bandeja y abrió, frenética, las tapas hasta dar con una sudorosa y medio asfixiada, sirena. Cuando nos miró supe que la "sauna" no le había gustado nada... Que Dios nos coja confesadas.   

lunes, 9 de marzo de 2015

A vueltas con la sirena.

Pascualita se ha pasado casi toda la mañana subida en el borde del acuario, disfrutando del sol que entraba por la ventana. Este bicho es como esas personas del norte de Europa, que después de seis meses de oscuridad, cuando llegan a Mallorca se vuelven locos por un rayito de sol, esperando tostarse y que el color les dure todo el año.

Ella es de aguas profundas, donde apenas entra la luz y tal vez sea este el motivo por el que disfruta tanto languideciendo al sol que entra por la ventana.  La abuela dice que hace esto porque es mediterránea. - ¿Qué tendrá que ver el culo con las témporas? (repliqué) Puede ser de alguna sima  del Océano Pacífico, de esas que no se les ve el final. Cuando descubrió el sol ya no quiso saber nada de profundidades y se quedó a vivir cerca de la superficie del mar, por eso fue pescada y enlatada junto a las sardinas, en aceite. - "Tu ves muchas películas. Ella es mediterránea, se ve a la legua. Es graciosa, simpática, alegre y jugueton" - Abuela, estamos hablando de Pascualita. - "¿De quién crees que hablo yo?" - Eso quisiera saber.

La abuela y yo podemos pasarnos horas enteras discutiendo sin llegar a un acuerdo. A ninguna nos gusta ceder ante la otra. Lo más lógico sería mirar en la Wikipedia a ver si encontramos alguna referencia sobre las sirenas: de dónde proceden, cuales son sus hábitos de conducta, qué comen, cuánto tiempo viven, etc. etc. Pero no lo hacemos porque corremos el riesgo de no tener razón una de las dos. O ninguna.

Esta clase de discusión es bastante frecuente pero tenemos que  estar solas, cosa bastante difícil porque la Cotilla se cuela en mi casa como Pedro por la suya. Infinidad de veces hemos tenido que disimular cambiando de tema en fracción de segundo. Pero una vez no fuímos suficientemente rápidas. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Que tema más bonito. Me encantan las sirenas. - ¿Ha visto muchas usted? - Un montón. En el cine sobre todo. - ¿Sobre todo? ¿Acaso las ha visto en otros sitios ambién? - Claro. en la tele, en los cuentos de hadas. Son preciosas, con esas melenas onduladas, esas caritas sonrosadas, la larga cola color verdemar... Me dan mucha envidia. Además todos los marineros se enamoran de ellas. - Cree que si viera una la reconocería? (la piqué) - ¡Naturalmente, boba de Coria jajajajaja que cosas tienes. No te digo que tienen cola de pez.

- "¿Qué dirías si te dijera que son horrorosas. No tiene pelo sino algas. Ni dientres como perlas sino como los del tiburón. Que tienen un genio endiablado y se comen a los pescadores en cuanto los tienen a tiro?" - ¡Pues que ya le has dado un tiento al chinchón! jajajajajaja - "Pues son así y además pequeñajas" - ¡Abuela! (solo le faltaba enseñarle a Pascualita) - Déjala que parece que se ha levantado con el pie derecho o se ha peleado con su marido. No tiene ni idea de lo que habla. - En eso tiene razón, Cotilla. Anda, abuela, vamos a brindar por que, por fin, ha salido el sol.

domingo, 8 de marzo de 2015

Día Internacional de la Mujer Trabajadora.

- " ¡Nena, ves poniendo la mesa que hoy nos guisará Andresito!" - ¿Todavía estás en El Funeral? zzzzzz... se oye mucho jaleo... zzzzzzz. - "¡No te oigo bien! ¿No estarás dormida? Que sosa eres." - Vale, abuela. Lo que zzzzzz... tu digas...

No tenía ganas de ponerme a discutir a las cuatro de la mañana. Afortunadamente no me despertó nadie más que la Cotilla cuando llegó a casa con media tarta de nata y chocolate, algo dura, para desayunar. - ¿No ha traído nada más? - No señorita Escarlaaaaaata. No había ná más. - No me fío mucho de esta nata... tiene manchas amarillentas. - Es de la grasa de la grasa de la leche ¡Jesús, que remirada! ¿No has oído nunca el refrán que dice: a caballo regalado no le mires el diente? - Sí, pero esto no es un caballo. - Mira, lo guardo en la nevera y en paz. - Mejor lo tiro a la basura. - ¡Ni hablar! me lo comeré a mediodía.

Entonces me acordé de lo que me había dicho la abuela. - Creo que hoy cocinará mi abuelito. - ¿Andresito? - Claro. ¿Quién va a ser si no? - Pensaba en tu primer abuelito... prefiero que no sea él.

La Cotilla fue a ver a  Luis Bárcenas y se quedó en la salita. Un rato después me acordé de ella. Estaba tumbada en uno de los sofás, con la botella de chinchón en las manos. Y apestando a alcohol, repetía con lengua de trapo: ¡Felici... hip... hip... tación, mujereeeeeeeeeeees! - Tenía razón  la vecina: hoy es el día internacional de la Mujer y había que celebrarlo.

Por eso fue Andresito quién guiso, con ayuda de Geooooooooooooorge. Corrí a felicitar a la sirena - Felicidades, bonita. También eres mujer trabajadora. - Y tiré un buen chorro de chinchón dentro de el acuario. Me agradeció el detalle dando saltos mortales hasta poner el suelo perdido de agua.

Todo fue bien hasta que probamos el arroz . La única que se salvó fue Pascualita porque dormía la mona en las arenas del fondo. ¡Qué cosa más mala! Disimulamos hasta un cierto punto pero era imposible comerse aquello. Y toda la culpa fue del abuelito porque no quiso seguir las pautas que le mandaba Geooooooorge - ¡¿Cómo va a decirme, a mi, como se hace un arroz de mi tierra un extranjero?! - "Porque es cocinero y lo sabe hacer" - ¡Fuera todos de la cocina y veréis que obra de arte hago!

La abuela le puso la "obra de arte" en un taper diciendo:  "¡Comerás mientras haya ¡cabezón!" Luego sacaron el trozo de postre de nata y chocolate y repartimos los trozos equitativamente. Mientras tomábamos el café, las tripas del abuelito y Geooooooorge empezaron a rugir y a partir de aquí, ambos se instalaron en los baños hasta bien entrada la noche.

Las demás, incluída Pascualita dormimos una buena siesta, tomamos café con leche, criticamos a base de bien a los hombres y brindamos, muchas veces, por el Día Internacional de la Mujer. Y tan panchas.

sábado, 7 de marzo de 2015

Un poco de tranquilidad.

Cuando el sol calienta después de muchos días pasados por agua, frío y viento, apetece sentarse en la terraza a leer tranquilamente. Y hoy ha sido uno de estos días. Por eso he decidido que, mis amigos y yo, podíamos darnos un homenaje. Y he colocado a Pascualita y Pepe en una maceta sobre la mesa de plástico, por si algún vecino se asomaba a la ventana no los viera.

Me he tumbado en una hamaca y me he dedicado al dolçe farniente. O sea, a no fer res. La tranquilidad ha durado cinco minútos. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Que bien se está aquí... ¿No tienes una tumbona? Vengo reventada...¿No querrás que me siente en una silla de plástico?... - Por no oírla, me levanté.

Llamaron a la puerta. Era Geoooorge -  ¡Oh, sol españolo! Yo quitar camisau y tumbar here... ¿Tener toalla you? - Sí, hombre, sí. - Una vez instalado sobre una toalla de baño y haberle untado la espalda - Porque mi no llegar con mano. - cogí de nuevo, el libro.

Estaba metida en la trama de la novela, ajena a todo lo que pasaba a mi al rededor cuando un grito me sobresaltó - "¡¡¡¿Qué hacéis ahí? Os vais a achicharrar!!!. Anda, nena, tráenos unas cervecitas...o mejor aún, un chinchón on the rocs" . Sí, abuela.

Más tarde llegó Andresito - ¿Que es esa mamarrachada que hay en la salita? - ¿La tele?  (contesté con desgana al ver que no conseguía la tranquilidad que tanto deseaba). - Es como una especie de altar. - ¡Ah! Es de la Cotilla: el altar de los Amigos de lo Ajeno. - Entonces, no me he equivocado. El careto de la foto es Luís Bárcenas ¡¿No te da verguenza tener eso en casa?! - ¡Oye, oye. Un respeto al Maestro! - La Cotilla se levantó de la hamaca en pie de guerra y la abuela aprovechó para quitarle el sitio. A mi no me dio tiempo.

El abuelito y la Cotilla discutieron un buen rato sin aclarar posturas. Geoooorge, a pesar del jaleo, se había dormido al sol y estaba como una gamba. - "Nena, dale la vuelta al inglés que por esta parte ya está echo" - La Cotilla rió de buena gana y se le ocurrió una idea: Vamos a gastarle la broma de que nos lo vamos a comer. - Las dos viejas, salieron corriendo rumbo a la cocina. Volvieron con una cesta llena de cosas. Rodearon el cuerpo de Geooorge con hojas de lechuga, de col, espinacas, patatas y algún tomate. Con suavidad le abrieron la boca para ponerle una manzana, luego le aparetaron la mandíbula y quedó igual que un cochinillo a punto de entrar en el horno. - Creo que en lugar de eso, sería mejor llevarlo adentro porque va a pillar una insolación (dije con mi paciencia infinita)

- Que sosa es tu nieta. - "No sé a quién ha salido ¡Que cruz tengo con ella!" - Y se dedicaron ha hacerle fotos desde todos los ángulos - "Luego las pondré en el facebook jajajajaja"

Por si faltaba alguien, el señor Li se presentó en casa porque hacía tiempo que no veía a la abuela y venía a preguntar por ella. Después de los saludo y hacerse repetir cantidad de veces por qué el mayordomo estaba de esa guisa, dirigió la vista a la mesa de la terraza. - ¡Sel gamba golda! Estal tostada ¡Que licaaaaaaaaaaaa! - Y saltó a por Pascualita. Si alguien pensó, por un momento, que Pepe saldría en su ayuda, se equivocó. La cabeza jivarizada no es muy de hacer favores, así que tuve que ser yo quién arrebató a la sirena de las garras del chino. - ¡Sel mía! (gritó fuera de sí) - ¡Y un jamón! Es para... la paella. - ¿Comel paella hoy? ¿Tu invitalme a mi?... -  Pues... ¿Abuela? ¡Ayúdame! - La reacción fue: - "¿Has visto que chistes más buenos cuenta mi nieta? jejejejejeje Parece que aún sacaremos provecho de ella jejejejejeje" - Tu si que los cuentas buenos jajajajajaja - (dijo la Cotilla)

viernes, 6 de marzo de 2015

El velo de misa.

- "Nena, voy a venir a tu casa buscar una cosa mía" - Zzzzzzzzzzzz - "¿Me escuchas?" - Zzzzzzzzzz - "¡Jodía, niña. Se pasa el tiempo durmiendo. Menuda juventud la de hoy en día... ¡Nenaaaaaaa! - Hummm... zzzzzzzzzzzzzzzz.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Está como un ceporro. Durmiendo y roncando en el sofá de la salita. ¡Oyeeeee. Que te llama tu abuela, alma de cántaro! - Zzzzzz... ¿qué pasa...? - ¡Habla con tu abuela, coñeeeeee! - ¿Es de noche...? - Claro. Son las tres de la madrugada. - ¿Se ha muerto mi abuela? - Hace medio segundo te echaba maldiciones por el teléfono. - Pues que le vayan dando... Buenas noches...

Esta injuria, lejos de hacerla recapacitar, la enfureció más y pocos minutos después entró en casa echa un basilisco. - "¿Pero qué le pasa hoy a la gente? Todo el mundo duerme, Cotilla. Solo las buenas y bravas como nosotras, estamos de pie, vigilantes, por si viene el enemigo." - ¿Y ese quién es? - "Es una metáfora, Cotilla, no me seas cantamañanas... ¿Dónde está la flojeras de mi nieta?" - En la cama... ¿quiéres café? He traído donuts de anteayer.

Unos momentos después, al oír el alarido procedente de mi dormitorio, corrió a ver qué pasaba. Pero no vio a Pascualita. La abuela me había metido la sirena, chorreando agua fría y recién despertada, dentro del pijama. El ruido de los golpes que daba su dentadura, intentando morder como un pequeño tiburón, me espabilaron de golpe. Salté de la cama y me sacudí el pijama mientras danzaba sobre la alfombra hasta que la sirena se estrelló contra el suelo y se quedó tiesa. - ¡Estás loca, abuela! - "Eso ha sido por dejarme con la palabra en la boca. ¿a santo de qué viene tanto sueño? Geooooorge está igual. No se despertaba. He terminado por ponerle un calcetín sudado de Andresito sobre la nariz" - ¡Es madrugada, abuela, por eso tenemos sueño, en cambio la Cotilla y tu parecéis búhos!

Todo este tinglado vino a cuento porque la abuela quería recoger una mantilla, negra, larga y bordada, de su madre, porque tenía que ir a misa. - ¿Cómo que "tienes"? - "Quiero que el Obispo me vea en la Catedral, siempre en primera fila. Sabrá que soy muy devota y cuando venga el Papa a Palma, me invitarán a saludarlo, detrás de los Reyes y así saldré, fijo, en el Hola. Como hace nuestro Pinocho. Ese sí que se sabe colocar para salir en las fotos" - ¿Has montado este tinglado solo para ésto? - "¿No has visto a la Presley cuando la sacan? No tiene ni una arruga. Está perfecta. Incluso rejuvenece cuarenta años. Pronto se verá más joven que su nieta. Y todo eso sin ir, ni a Lourdes ni a Fátima ¡Eso es lo que quiero yo, que para eso también soy rica"

- La mantilla de tu madre no está aquí. Te la llevaste a la Torre del Paseo Marítimo cuando te mudaste. - De repente se dio un golpe en la frente con la mano - "¡Es verdad! jajajajajajajajaja ¡Ay, que risaaaaaaaaaaaaa! Anda, Cotilla, trae el chinchón jajajajajaja que vamos a brindar" - ¿A éstas horas, abuela? ¿No es un poco pronto? - "Depende de como lo mires. Muchas noches, a estas horas, aún estamos danzando por ahí... O sea, que es tarde, no pronto jajajajaja. Ay, mira que soy graciosa jajajajajajaja"

jueves, 5 de marzo de 2015

Estimulantes.

El vecino de arriba me ha encontrado por la escalera y me ha dicho algo curioso: Que añora los ruídos nocturnos de mi casa. Pensé que no le había oído bien. - ¿Perdón? - ¿Por qué? - Quiero decir que no te he entendido. Estaba despistada.

Y así era porque venía de dar una vuelta con Pascualita, pensando que era raro que no hubiésemos tenido ningún percance como suele ser habitual. - Te decía que hace tiempo que no me despiertas por la noche con una buena escandalera. (Pues sí, le había entendido) - No suelo hacerlo, han sido casos puntuales. - Pues los añoro. - Vaya.

Sin darme tiempo a reaccionar, se convirtió en un pulpo. - ¡A ver ese termo! (y me lanzó sus manos al pecho) - ¡Oye! (grité, apartándome) - Has puesto culo (y me dio un cachete) Me encantaaaayyyyyy (le dolió mi patada en la espinilla) -  ¿Eres una estrecha?... Me encantaaaaaayyyyyy ( ¡patada a la otra espinilla!) - ¡Déjame en paz o tendremos un disgusto! (estaba a punto de soltar a la sirena para que se diese un homenaje mordiendo a distro y siniestro)

- Reconozco que tengo una reacción extraña. Voy más encendido que un misto (al decirlo, me achuchó) Antes no me pasaba ¡No, no me des un puñetazo! (pero se lo dí) Serán las pastillas... Aaaayyyy... contra la gripe que me da mi mujer - ¡Con ella voy a hablar ahora mismo!- No está... ¿puedo venir a tu casa? - ¡Ni de coña! (entonces se me iluminó la bombilla)  Tu no tienes gripe. Me las da para que no la coja. - ¿Son triangulares y azules? - Sí... - O sea, que aquí, el machote, necesita estimulantes. - ¿El machote soy yo?  Y tu me estimulas muchísimo (volvió a agarrarme) - Como pude, abrí el termo de los chinos y grité - ¡Que me dejes ya, coñe!

Pascualita emergió del interior y lanzó un chorrito de agua envenenada a los ojos del vecino con muy buena puntería, aunque no tenía mérito porque estaba a un paso de el. Entonces sí que gritó, berreo y saltó como un energúmeno. Y faltó poco para que rodara la escalera, menos mal que pude cogerlo y sentarlo en un escalón. Los ojos se le estaban poniendo como globos a punto de echar a volar. - Pascualita, te has pasado (dije) pero la sirena no había terminado su faena. Saltó a la cabeza del hombre y se peleó un rato con su pelo. Algo de lo que presumía constantemente, sobre todo si había algún calvo escuchándolo.

Cuando logré arrancar el torbellino en que se había convertido Pascualita, el poco pelo que le quedaba al vecino venía entre sus manitas. Corrí a casa, dejé al bicho en su acuario, cogí la botella de chinchón y no dejé al vecino hasta que se durmió.

A medio día oí a su mujer que le llamaba de todo menos bonito mientras llamaba a la ambulancia. Más tarde los gritos de ambos se escuchaban en la escalera. Me asomé a preguntar qué pasaba - El mastuerzo de mi marido, no sabe, no contestra. Ahora que toma pastillas le da por beber ¡Mira que ojos se le han puesto con la bebida! ¿Y el pelo? ¿Cómo te has quedado sin pelo, cabestro? - El otro solo se lamentaba con voz llorosa - Mi peloooo, mi peloooo ¿Dónde está mi pelooooo? - Con el carro de Manolo Escobar, hombre. Menuda mona has pillado jejejejeje - le contestó uno de los camilleros que se lo llevaban.


miércoles, 4 de marzo de 2015

La Cotilla se hace la dueña.

La abuela ya está en su Torre del Paseo Marítimo, como una Princesa en su Palacio y creo que su Príncipe no se amputará la pierna, al menos de momento. Estaban muy empalagosos cuando se han ido con Geooorge en el rolls royce. Aunque a ella, a quién le hacía una ilusión loca que su hombre fuese capaz de dejarse una pierna por amor a ella, siguió erre que erre, con el tema de lo bonitas que eran las prótesis modernas - "Si lo pides, también las hacen en colores fosfis"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya te has quedado sola? Ha durado poco el enfado, menos mal porque es una lata que tu abuela esté todo el día por aquí. Ya nos hemos acostumbrado a que nadie nos haga las cuentas y andar por aquí a la pata la llana. No hay nada como la libertad. - Quedé boquiabierta. - ¿Está hablando de nosotras dos? - Claro. - ¿De mi casa? - Sí. Que ya es casi la mía jejejejejeje. - No se haga ilusiones. Es mía y de nadie más. - Ya salió la egoísta ¿Quién trae el desayuno casi todos los días? - ¡Magdalenas duras! - ¿Y las velas por si se va la luz - ¡Para su Luis Bárcenas, coñe! - Y... - ¡Pare el carro y váyase con viento fresco!

Por supuesto, no se fue. Sacó de su bolso, que parece el de Mary Poppins, sobres de sopicaldo, danones caducados (pero como el ministro dijo que él se los comía...) huevos a los que, si acercabas la oreja, se oían los pollitos. Pan duro para hacer migas de leche, etc. - Te lleno la despensa y encima te quejas. - ¡Todo esto es basura! Un día nos va a dar algo. - ¿Me ofreces algo mejor... No? Pues vamos a comer.

Me hice un bocadillo del chóped que sacó de su bolso. Tenía un cierto regusto a rancio pero a caballo regalado, no le mires el diente. - Pusimos el televisor mientras comíamos y aparecieron imágenes de Valencia - ¡Mira, volverán a hablar del caloret del ivern! jajajajajaja - Pero esta vez solo se vieron y oyeron explosiones de una mascletá tan exagerada que debe alejar a los estorninos a la estratosfera. 

Y saltó la curiosidad. Hay gentes que no pueden dejar de ser como son ni en fiestas. Una orquesta amenizaba la calle con su música y entre quienes estaban congregados alguien pensó que el del bombo se estaba pasando con el ruído y llamaron a la policía que se lo llevó de allí. - Que mal llevan algunos la bebida ¿No le molestan las mascletás que son como cañonazos en los oídos y les molesta el bombo de un músico muy entregado?... Que gran verdad cuando dicen que hay más locos fuera que dentro de manicomio. - ¿Brindamos por el músico del bombo? - ¡Faltaría más! Ya me cae simpático el pobre.

martes, 3 de marzo de 2015

Piernas ortopédicas.

Cuando volví del trabajo, la abuela estaba en la cocina hablando con Pepe y Pascualita mientras preparaba un estofado de albóndigas que olía a gloria bendita. Me quedé fuera, escuchando, porque   a mi no me contaría nada - "Ya sabía yo que Andresito no podía estar mucho tiempo sin hablarme jejejejejeje ¡Menuda excusa se ha buscado para llamarme por teléfono: que le duele una pierna. Toma, guapa, un poquito de carne picada ¿a qué está buena?..."

(No sé porque no cuenta lo historia entera, sin interrupciones. Me voy a pasar media hora de pie tras la puerta) - "¿Sabes que le he contestado? ¡Claro que lo sabes, chiquina, que eres más lista que el hambre. guapa!" - (¿Guapa, la sirena? ya le habrá dado un tiento al chinchón) - "Que ya no tenía edad para estar toda la noche de bailoteo. ¿Desde cuando voy a bailar sin ti? ha gimoteado jejejejeje... ¿Te duele mucho? he preguntado por preguntar" - (¡Que jodía es!) - "Muchísimo, me ha dicho. Entonces le he recomendado que se la ampute: muerto el perro, se acabó la rabia jajajajajaja ... He tenido que apartar el auricular de mi oreja para no quedarme sorda ¡Me encanta hacerle rabiar! Eso es una cosa que tienes que aprender, Pascualita, porque las reconciliaciones son la sal de un matrimonio"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Qué haces esuchando detrás de la puerta, alma de cántaro? - ¡Maldita sea! Con la Cotilla no gano para sustos. - En mi casa hago lo que quiero (contesté muy digna) - "Sobre todo, el ridículo" - Llamaron a la puerta y eso evitó que me cayera una buena bronca. Era Andresito. - Hola, nena. Vengo a hablar con tu abuela. - Llevaba una revista bajo el brazo. Pensé que sería un catálogo de viajes para hacerse perdonar... lo que fuera. Era un catálogo, si, pero ¡de piernas ortopédicas!

Más tarde, sentados los cuatro en la cocina, con una taza de café y una copa de chinchón, discutíamos sobre los modelos que más nos gustaban y fueran apropiados para un señor rico como Andresito.

Bebí el café a sorbitos mientras observaba a mis abuelitos. Tenían las cabezas juntas y opinaban sobre colores y formas. De vez en cuando se sonreían. Allí había amor verdadero. Hasta Pascualita se dio cuenta... ¿o fue casualidad que le tirara un chorro de agua a los ojos a la Cotilla cuando intentó meter baza entre la pareja?

Tuve que ser yo la que corriera en pos de la vecina para calmarla, botella en mano. Andresito hizo amago de levantarse pero la abuela tiró de él - "Es una escandalosa... Vamos a mi cuarto a seguir discutiendo sobre piernas" - ¿Seguro que prefieres una pata de palo? - "Si. Me vuelven loca los piratas" - les escuché decir mientras cerraban tras de sí la puerta.



lunes, 2 de marzo de 2015

Buscando cementerio.

- "He tenido una gran discusión con tu abuelito y vengo a istalarme en tu casa hasta nueva orden" - ¿Orden de quién. De Andresito? - "Mía, naturalmente" - ¿Y por qué me afectan vuestras disputas, que ni me van ni me vienen? - "Porque eres mi nieta..." - También soy nieta de Andresito ¿por qué no ha venido él? Además, la Torre del Paseo Marítimo es suya. - "¿Cómo puedes ser tan interesada? No sé a quién sales"

Pasó más de media hora hasta que la abuela volvió a hablarme. Mientras, estuve haciéndome a la idea de convivir juntas. Será muy traumático este cambio en mi vida... Cuando volvió a hablar yo todavía no me había echo a la idea de perder mi idependencia. -"Estamos buscando cementerio y tenemos gustos distintos en esa materia" - ¿Os habéis disgustado por ESO?

- "El tiene un enorme mausoleo familiar en el cementerio de Palma y dijo que sería nuestra última morada. Y ahí empezó todo..." - No veo motivo de discusión por ningún lado. "¿A tí te gustaría que te metieran en un lugar lúgubre donde apenas da el sol y rodeada de frío mármol aunque fuese de Carrara? " - Pues... - "Yo quiero algo pequeño rural. Con buenas vistas al mar...¡Ya veo que sigues sin tener opinión!" - Y fué en busca de Pascualita. La dejó sobre el frutero y le repitió la pregunta a la "lumbrera de los mares". Que  hizo el gesto de OK con sus deditos - "Ves, tiene criterio propio y no  como tu, que eres capáz de traicionar tus ideales con tal de quedarte con la Torre del Paseo Marítimo."

La rabia me consumía por dentro. Apenas acababa de llegar y ya teníamos la polémica armada. - ¿Y qué más te da si da el sol o no, si no lo vas a ver? - "¿Sabrás tu, boba de Coria, lo que pasa en el Más Allá?. Pienso llevarme a la tumba un mazo de cartas, no vaya a ser cosa que tenga que aburrirme durante toda la Eternidad. ¡Y quiero que me de el sol!" - ¿No sé si será cristiano llevarse vicios a la tumba? - "¿Ahora me sales con escrúpulos de conciencia? Mira lo que te digo: ni lo sé, ni me importa" - ¡Abuela, no sigas por este camino que te vas a condenar! - "¡Que cruz tengo contigo! jajajajajajaja"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿De qué ries? - "De las tonterías de ésta. Que me condenaré por llevarme una baraja a la tumba jajajajajajaja" - ¿Seguro que no se entrena para ser más tonta cada día? jajajajajaja. - "Me quedaré un tiempo aquí y lo comprobaré" - Se puede saber qué he dicho que os divierte tanto (estaba mosqueadísima) - Por una baraja sí y por enviar a mi primer marido a pastar en las verdes pradera, ¿no? ¡Yujú, estamos salvadas, Cotilla! - Es... que se me había... olvidado. - La Cotilla metió baza mientras le guiñaba el ojo a la abuela. - Si sale tan barato, por dos almas que pasten donde has dicho, nos harán descuento... ¿no? - "¿Estás pensando lo mismo que yo?" - ¡Si! - dijo la Cotilla y luego, al unísono, gritaron: ¡¡¡ANDRESITOOOOOO!!! - Y a mi se me heló la sangre.

domingo, 1 de marzo de 2015

Escandalosos.

Había terminado de comer cuando han llamado a la puerta y me he encontrado con Geoooorge, uniformado de chófer - ¿Qué pasa, Unitetillo? - Preparar, plis, vaso ancho water for madame. - Espera, espera... esto se tiene que traducir, hijo mío, porque hablas con la boca cerrada y no te entiendo... Si la abuela quiere algo del water, que suba. No voy a bajárselo a la acera. - No, no. You boba of Coria. - ¿A que te doy un sopapo y haces palmas con las orejas? - Preparar water fresca... decir madame. Acabé pasando del inglés y me asomé a la ventana. - ¿Qué pasa abuela? ¿Tienes una urgencia? (grité) Si crees que voy a bajarte el wáter lo tienes claro... -

Al cabo de un rato y a pesar de los pitos del tráfico, logramos entendernos. - Así que quieres un vaso de agua, grande, donde poder meter la lengua. Ahora la tenía estresada por lo que acababa de vivir. Y yo la comprendía porque hablaba por los codos y a destiempo.

Al vaso de agua le eché un cubito para que hiciera más efecto. La abuela entró en casa directamente a la cocina y metió la lengua en remojo. "Aaaaayyyyyyyy txe guzto. Tenxo auxetas" - Vaya, se ve que hoy es el día de las traducciones... ¿no puedes hablar más claro?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿qué haces de esta guisa? (se asombró la Cotilla) - Tenxo auxetas. - ¿Le ha dado un aire? - Eso parece. - Entonces se produjo el episodio, harto conocido, en que crees que quien te escucha te entenderá mejor cuanto más grites. - ¡HABLA CLARO! Y DILO POCO A POCOOOOO. ES MUY FÁCIL. La abuela hizo el ademán de ¡déjame en paz!

La Cotilla y yo brindamos con chinchón para que a mi abuela se la entendiera porque estábamos echas un lío. Pero ella seguía con la lengua en remojo. Era gracioso verla y no podíamos parar de reír. Tuvo que pasar casi una hora hasta que pudo cerrar la boca. - "Andresito está solo en casa y no ha tenido el cuajo de llamar para ver si estoy bien. Vosotras bebiendo como cosacos y yo penando con mi lesión.

- ¡Por fin han oído nuestros ruegos y vuelves a hablar como las personas! Venga, tómate un traguito para celebrarlo. Luego supimos que le habían salido agujetas en la lengua de tanto hablar. - "Se me hinchó hasta el paladar. Que mal rato he pasado" - Menudo lote de hablar te has dado, no? - "Toda la culpa la tiene una familia escandalosa que comía a nuestro lado en el restaurante. Llevaban dos niños a los que no se les oyó. Fueron los mayores los que no callaban e iban subiendo el volúmen de sus voces. De modo que para que Andresito y yo nos oyéramos, acabámos gritándonos hasta que la lengua dijo ¡basta!" - ¿Y no hicísteis nada? - "¡Ya lo creo que sí. A la más pija de ellas le hice la zancadilla cuando se marchaba y clavó los dientes en el suelo. Todo fue echo con sencillez. Nadie se dio cuenta de nada y quedé satisfecha"