miércoles, 30 de noviembre de 2022

Menudo lio.

La cara del la Cotilla fue cambiando, de color y de gestos, a medida que la frase entrecortada de la abuela, entraba en su cerebro desplegándose como alas de mariposa y dando claridad al anuncio: ¡¡¡PASCUAL SE COMIÓ A ATAÚLFO!!! ...¡¿PASCUAL?! ¡¡¡¿TU QUERIDO?!!! ¡¡¡AHORA SABRAS LO QUE VALE UN PEINE, ADÚLTERA!!!

Metió mano en su bolso, sacó un móvil de última generación y llamó... - ¿Andresito? Hooooolaaaa... ¿Sabes quién soy? jejejejejeje Tengo que contarte algo... por teléfono, no. Ven a casa de  la nena... Sí, ahora mismo. Tengo un cotilleo que te encantará conocer.

Estábamos todos con el corazón encogido.

La Cotilla volvió a abrir la boca. - Quiero la escama de Ataúlfo ¡YA! 

No sirvió de nada que le dijéramos que era imposible conseguirla porque ya no era de este mundo. - Está en el Más Allá... (dije) .- Ella contestó con sorna: -¿Con tu primer abuelito. a que sí, boba de Coria? - Pues sí y se la rifan los grandes modistos. - No eres más tonta porque no te entrenas. - La frase llevaba tanta rabia que mordió todas las esquinas que encontró hasta llegar a nuestras orejas.

El rolls royce se anunció con una buena pitada por parta de los chóferes que quedaron atascados por el mal aparcamiento del coche. Poco después entró en casa Andresito y a la Cotilla le faltó tiempo para chivarse: - ¡TU MUJER TIENE UN QUERIDO DESDE HACE TIEMPO! 

Mi segundo abuelito se volvió hacia la abuela, abrió los brazos y la abrazó con fuerza. - ¡Cuando la pasión decae solo tu eres capaz de avivarla con el poliamor! - Todos, hasta las bolas de polvo, aplaudimos como locos mientras la Cotilla se quedó con un palmo de narices.

martes, 29 de noviembre de 2022

¡La que se va a liar!

Escamita Pérez ha conseguido ponernos de acuerdo a la abuela, Pascualita y a mi. Estamos tan enfadadas, desde que le conté a la abuela el enorme desprecio que nos hizo mi primer abuelito , que nos hemos convertido en envidiosas-compulsivas por su culpa y de la "inocente" Escamita de Ataúlfo "QUE TIENE ALGO QUE ENAMORA" , como dijo el snob de mi primer abuelito, tan repipi él. ¡Menos lobos, Caperucita! .

- "Me gustaría saber "cómo" ha pagado el favor la muy fresca" (dijo la abuela echando espuma por la boca) - "¿Entiendes ahora porque se fue tan pronto al Más Allá?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Quién se ha ido pronto? (preguntó la Cotilla entrando en casa como un elefante en una cacharrería y cogiendo al vuelo el comentario)

No era el día propicio para preguntar esas cosas a la abuela: - "¡Mi ex!" - Huuuy, anda que no ha llovido desde entonces. - "¿Qué era cuando estaba en éste mundo, Cotilla?" - ¡Un don Nadie! jajajajajaja y dice tu nieta que ahora es el más elegante de ese sitio. La madre que lo parió! La de tonterías que dice ésta chica cuando prueba el chinchón.

- "¿Sabes que ahora tiene una favorita?" - ¿Quién? - "Mi ex" - ¿Cómo un sultán de las Mil y una Noche? . "No vas desencaminada, Cotilla" - ¿La conocemos? - "¡Naturalmente que la conoces! ¡Es Escamita Pérez!"

Me di cuenta de que la abuela se estaba metiendo en terreno pantanoso pero nadie es capáz de frenarla cuando va cuesta abajo y sin frenos. Por más señas que le hice ella siguió adelante. 

La Cotilla dudó. - Pues... no me suena... - Entonces la abuela remató: - "¿Te acuerdas de Ataúlfo? Pues Escamita es lo único que quedó de él cuando Pascual... SE LO ... COMIÓ...

Ahí la abuela cerró la boca con candado pero el mal ya estaba echo.

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 28 de noviembre de 2022

Escamita Pérez, que jodía.

La escama de Ataúlfo ha aparecido flotando en la pila de lavar del comedor como si tal cosa. - Si crees que puedes irte de jarana y volver cuando te de la gana sin pedirme permiso, lo llevas claro, Pascualo - Pacualita asomó la cabeza de entre las algas del fondo. Pensaría  que la llamaba pero, nada más lejos de la realidad.

- ¿Se puede saber dónde has estado, Blancaflor?. Pregúntale a tu primer abuelito y él te contará.  -¡¿Has ido de juerga con él Y YO NO?¡ ( Huuuuy, que ataque de envidia cochina me diooooo...) - En realidad fui a trabajar. - ¡¿No me digas! y ¿de qué? - De lentejuela. - ¿De pescado? No te creo. ¿Christian Dior, con la peste que echa un pescado, te ha escogido por tu cara bonita? - ¡Y me paga!

Eso fue lo que más me dolió. - ¿Cuánto? (apenas podía pronunciar una palabra porque la envidia salía a borbotones por mi boca en forma de babas jabonosas) 

Cuando me dijo la cantidad: - ¡Tropecientos miles de euros! - caí redonda al suelo al patinar en mis babas.

La voz de mi primer abuelito ¡EL TRAIDOR! me volvió en sí - ¡Hola, nena! ¿Has visto a Escamita Pérez? ¡Es todo un descubrimiento! Los grandes modistos se pelean por ella. - No sé que le habéis visto (dije con desprecio) - Pues que es natural, genuina, tiene un encanto que enamora, no tiene dobleces. Escamita Pérez es tal cuál! Estoy loco por llevarla en mi nuevo sudario ¡Seré la envidia del Más Allá. 

No quise escuchar más y metí la cabeza dentro del agua de mar de la pila de lavar. Estaba tan furiosa que no vi venir a Pascualita mostrando en plenitud su dentadura de tiburón. Estaba enfadada conmigo por haber interrumpido su siesta. Ahora la que se está durmiendo soy yo... ¡hip!... después de beberme ... ¡hip!... tres cuartos de botella de chinchón para ... ¡hip!... olvidarme del dolor... ¡hip!... ¡Aaaayyyyyyyyyyyyyy!

domingo, 27 de noviembre de 2022

¡Juega España!

 - ¡Hoy juega España en Qatar! - grita el árbol de la calle como si anunciara: - ¡No más calvos! ¡Traigo el crecepelo milagroso!

Los comensales de la Santa Cena se preguntaban unos a otros: - ¿Qué es España? ¿A qué  juega? ¿Podemos jugar nosotros también?  A mi se me da bien el juego (apostilló el de las treinta monedas) ¿España se come? ¿Por qué lo dices? Porque no sé que ha dicho el árbol de Qatar... Si hay que catar la comida me apunto voluntario...

Los dejé con sus diatribas y encontré a Pascualita sentada en la butaca de la salita, frente al televisor, a donde había llegado reptando como un gusano gordo . ¿Te has vuelto futbolera? - Me enseñó la dentadura de tiburón y no la escondió hasta que pregunté: - ¿Quiéres algo?

Obtuve una horrible sonrisa pintada en su cara de color macilento, verdoso-liláceo, entonces no me quedó más remedio que enumerar cosas ricas: coca dulce..., rosquillas..., ensaimada..., etc. etc. La lista se alargaba y la sirena no cambiaba de gesto hasta que pronuncié la palabra ¡CHURROS! 

Entonces la medio sardina desplegó todo un muestrario de volteretas, saltos, impulsos con la cola, llevada por la alegría... Menos mal que lo hizo sobre la butaca y no puso perdido el suelo de agua de mar. ¡Y tuve que hacer churros a los que se apuntó hasta Bedulio que pasaba, en ese momento, bajo el balcón haciendo su ronda.

sábado, 26 de noviembre de 2022

Luces leds.

El árbol de la calle no cabe en sí de orgullo desde que unos operarios del Ayuntamiento enroscaron en sus ramas metros y metros de lucecitas leds. 

Es cierto que, al principio, puso mala cara e hizo muecas con esa bocaza que tiene. Incluso se quejó bastante... Vale: se quejó muchísimo y puso al Alcalde y regidores a bajar de un burro - Parezco un preso esposado que aguarda la llegada del verdugo (llegó a decir) Y lloró como una Magdalena al verse preso sin comerlo ni beberlo.

El resto de personajes le apoyaron y hundieron en la miseria cuando le preguntaban qué método utilizaría el verdugo: ¿cuerda, espada, guillotina, etc. etc. Fue tal el disgusto y el susto que sufrió el pobre árbol, que las lágrimas aparecían por cualquier lugar del tronco y dejaban anegado el alcorque.

¡Nadie sabe el calvario que me ha tocado vivir aguantando a éste árbol llorón y fantasioso! ¡Que cruz tengo con él!

Un sábado, cuando las tinieblas habían pintado de negro el cielo de Palma ¡el árbol se iluminó como por arte de magia!. Las lucecitas leds habían obrado el milagro de convertir la noche en día. 

En el Paseo del Born la gente aplaudía entusiasmada. Lo mismo ocurrió en mi barrio. Los árboles que dejan caer sus hojas al suelo durante todo el Otoño y se amontonan para hacer tertulias y hablar de lo divino y lo humano (como antes pero ahora con luces de Navidad) sienten un pellizquito de compasión por los tres árboles de la calle que han sido discriminados, vaya usted a saber por qué y permanecen a oscuras y sin el engorro de metros de lucecitas enroscados a sus ramas.

Los personajes acabaron pegándose a la cristalera del balcón, que pasó un buen rato muerta de risa por las cosquillas que le hacían.

Pascualita no quiso ser la excepción. Saltó de la pila de lavar a mi escote, tomándolo como palco para ver desde allí el espectáculo de la cale iluminada.

viernes, 25 de noviembre de 2022

Cruzar el túnel.

La Momia, mi bisabuelastra, está malita y su médico de cabecera de casi toda su vida , le ha dicho a Andresito que se vaya preparando porque su madre está a punto de cruzar el túnel para llegar a la luz y encontrarse con su marido que la espera sentado desde hace muchos años. 

Apenas el médico pronunció esas frases las constantes vitales de la bisabuelastra dieron un subidón de tres pares de narices y, unos segundos después, su familia, nuera incluída (cosa nunca vista en una proletaria de pro) se hincaron de rodillas gritando: ¡MILAGRO, MILAGRO!

Los párpados arrugados fueron levantándose como el cierre de una tienda hasta dejar los ojos absolutamente abiertos: - ¡Pues que siga esperando sentado porque hasta que no desaparezca en la calderas de Pedro Botero va a cruzar el túnel su señor padre!

- Pero, mamá... estás hablando de papá (se quejó Andresito) El amor de tu vida... - Menos lobos, Caperucita. No quiero saber nada de ese machista, mujeriego, jugador... El amor de mi vida me espera en el Más Allá. - ¿Quién es? (preguntó su hijo) - El más elegante de aquel lugar. El alma más cotizada por los grandes modistos. El que lleva los sudarios como nadie. ¡El primer abuelito de mi nietastra!

- "¡¿Mi primer marido?!" (gritó, horrorizada la abuela) - ¡SI! y si no es con él, no me voy con nadie y me quedaré aquí por los siglos de los siglos ¡SIN REPARTIR LA HERENCIA!

La abuela se hacía cruces: ¿Qué habrá visto en él mi suegra?

jueves, 24 de noviembre de 2022

El árbol no se cansa.

Me he despertado inquieta. Serían las cuatro de la madrugada cuando, con los ojos abiertos como platos, he ido al comedor  porque sentía que faltaba alguien en casa, pero sin saber quién podría ser.

Mi primer abuelito volaba en círculos a medio metro de altura de la mesa. Le encanta exhibirse delante del espejo del aparador. El nuevo sudario tenía una enooooorme cola de caballo que lanzaba alegres relinchos al ritmos de Mi jaca. - ¿Puedes decirme quién falta, abuelito? - Podría pero, como ves, estoy ocupado. - Se trata de que des una ojeada mientras das vueltas. - Si solo es eso... 

Media hora después se me ocurrió preguntar: - ¿No has visto nada? - Si, claro. - ¿Por qué no me lo has dicho? - Porque no me has preguntado. - Levanté la vista al techo mientras soltaba el consabido ¡Hombres! luego pregunté: - ¿Quién es? - No sé cómo se llaman... - ¡Las bolas de polvo! - No son redondos. - Entonces... - Uno siempre lleva dinero encima... aunque no son euros.- ¿Los comensales de la Santa Cena? - ¡Aleluya, nena! pensé que me retendrías todos el día porque eres muy dura de mollera, cariño.

Dicho esto, despareció sin darme tiempo a que me dijera dónde estaban. 

Una de las ramas del árbol miraba a través de la ventana y se me ocurrió una idea: - ¡Dile al árbol que cante algo que despierte a los comensales!

La treta surgió efecto porque, como no hay quien aguante al árbol en plan Pavarotti en cuanto éste abrió su gran boca, gritaron los antiguos pescadores: - ¡¡¡ Queremos volver al cuadrooooooo, porfaaaaaa!!!

Habían pasado la noche en el balcón llevados por el viento. Menos mal que la cristalera logró pillarlos antes de que salieran volando. Por eso estaba tranquila, dormía a pierna suelta y no se enteró de nada hasta que el árbol se puso a cantar, hasta el infinito y más allá sin cansarse, el brindis de la Traviatta. 

Pascualita se ha pasado el día tirándome buchitos de agua envenenada... ¡que jodía!         

miércoles, 23 de noviembre de 2022

El vendaval.

La cristalera del balcón se abrió de par en par y el vendaval entró, tomó asiento en la salita y se dispuso a dormir la siesta mientras todo cuanto había allí volaba por los aires formando un torbellino.

Me puse en jarras delante del vendaval - Perdona, boba de Coria pero tu no sabes lo cansado que es ir y venir, soplando un viento huracanado durante horas. Estoy derrengado... Aaaah, que ganas tenía de coger una butaca y echar un sueñecito.

- Espero que, cuando te vayas, lo dejarás todo recogido. - Faltaría más... - Cerró los ojos y se puso a roncar. Mientras el vendaval descansaba, los vientos que lo acompañaban en su trabajo se paseaban por casa con todo desparpajo - ¡Oye! ¿Te gusta éste cuadro? - ¡No! - Pues, hala, a hacer puñetas. - Y el cuadro de la Santa Cena voló por los aires aterrizando en el balcón donde fue parado por las ramas despeinadas del árbol de la calle.

Los comensales, aburridos de ver siempre lo mismo, alargaron el cuello al escuchar los ruidos de la calle. - ¡Mirad, cajas con ruedas que van de acá para allá! - Son portapersonas. - ¿Y los borriquillos? - No se ve ninguno... - Irán en portaborriquillos, digo yo. 

Todo era nuevo para ellos menos el vendaval. - Lo he reconocido pero se ha hecho el longui para no saludarme (dijo uno) Allá cada cual con su cada cuala. - Te has confundido... - Es problable... o pobrable. - Creo que es porblabe... (dijeron varios) - Esto quiere decir que debemos hablar más entre nosotros. - Tienes razón pero,,, ¿sobre qué? - ¡Mirad! (dijo el de las treinta monedas) a ese lo conocemos - ¡Es Bedulio! ¡Eh, eh! ¡Hola!

En ese mismo momento, el vendaval, repuesto ya de su agotamiento, salio soplando como una locomotora nueva llevándose por delante al pobre Bedulio hasta soltarlo en el lago del Parque del Mar. Mientras a mi se me llevaban los demonios al ver que me habían engañado. El vendaval no había recogido nada ¡Estaba todo manga por hombro! Hasta Pascualita pendía de la lámpara del comedor sin saber cómo había llegado hasta allí.

martes, 22 de noviembre de 2022

El elefante.

 Iba andando por la calle con mi tradicional despiste cuando escuchamos una voz que dijo: - Ya podrías saludar, boba de Coria, que nos hemos conocido más pobres.

Miré alrededor y no vi a nadie, ni conocido ni por conocer y proseguimos la marcha. - ¡Eh, eh! No me ignores, Blancaflor. - Y ante mi apareció un enorme elefante africano con cara de pocos amigos. - ¡Pero buenooooo... cuánto tiempo sin vernos! (grité emocionada)

Me abracé a mi antiguo amigo como si fuera una tabla de salvación y mi Tradicional Despiste acabó sonrojado. - Modérate un poco, nena que nos mira todo el mundo. - Y no es de extrañar porque lo que veían los transeúntes era a una loca abrazada al monolito de piedra que está colocado en la esquina de Luca de Tena con Aragón.

- ¡Me alegro mucho de ver que la pandemia no ha podido contigo! ¿Qué hiciste entonces? ¿pan, corte y confección, un maratón casero...? - Me hice psicólogo. - ¡Caray! siempre tuviste buen olfato para el estudio. - ¿Y tú? - Esperar al que será el padre del bisnieto de mi abuela. - ¿No hubo suerte? - Como estábamos todos encerrados en las casas... - Sí, fue una mala época, tanto para buscar las llaves en el fondo del mar como para encontrar padres de bisnietos.

- ¿Qué tal tu abuela? - Es rica. - ¡Está rica! - No hombre... es rica de narices. 

El elefante dejó de escucharme e inició un monólogo: - Siempre he estado enamorado de ella. Es la llama que alumbra los días grises como, por ejemplo, cuando un grafitero decidió pintarrajear mi cuerpo y tuve que hacerle palmas con las orejas que para eso las tengo grandes.. - ¿Estás hablando de la abuela? - No. De mis orejas. - ¿De quién estás enamorado? ¿de tus orejas?  ¿de la abuela? ¿del grafitero? 

De repente, el elefante africano salió volando, levantado por una enorme grúa que lo llevó hasta la playa para que viera lo bonito que está el mar cuando el viento se pone borde.

 Nos despedimos mi Tradicional Despiste y yo con toda la amabilidad de la que fuimos capaces: - ¡¡¡Adiós don Pepito! ¡Adiós don José!!! - Pero el elefante ya había iniciado otro de sus monólogos y no nos oyó.

lunes, 21 de noviembre de 2022

Dichosa Cotilla.

Pompilio está que no cabe en sí de alegría ¡Por fin ha llegado el frío para que él haga su agosto quedándose con el 50% de las parejas de calcetines. ¡Por fin acabó la sequía de calcetines y de ver el horrendo espectáculo de los pies desnudos, con sus juanetes, callos y uñas de ogro de cuento. - Esto tendrías que celebrarlo con todos nosotros.(dije como el que no quiere la cosa)

No se hizo de rogar y poco después aparecieron bandejas llenas de pasteles sobre la mesa del comedor. Hasta las bolas de polvo participaron del banquete. Incluso Pepe el jivarizado dejó oir su OOOOOOOOOOOOOOOO de satisfacción, Y eso que no puede comer nada al ser una cabeza hueca, pero el que no se conforma es porque no quiere.

La cristalera del balcón agasajó a Pompilio con un amplio espectáculo de Apertura y Cierre, a cual más sofisticado, de su puerta. Fue muy aplaudida.

Los gorriones del árbol de la calle hicieron los coros a su vozarrón mientras él cantaba el brindis de la Traviata. 

Los comensales de la Santa Cena cantaron a coro el Aba, Naguila Aba... Pascualita nos entretuvo con un repertorio de saltos mortales, complicadísimos, en la pila de lavar del comedor

La escama que quedó de Ataúlfo bailó la danza de los siete velos, muy sugestiva ella.

La casa bullía de alegría hasta que llegó la Cotilla de sus trapicheos. - Mira que traigo, nena, - dijo. - ¿Qué hay en esa caja? - ¡CALCETINES! (gritó satisfecha? - Estaba abandonada en la acera y para que la cogiera otro, me la quedo yo y... ¡¡¡FALTAN LA MITAAAAAAD. lADRONES!!! . (Dijo la sartén al cazo...)

 

domingo, 20 de noviembre de 2022

Acabo de saber que mi bisabuelastra, la Momia, no está muy bien y me ha faltado tiempo para contárselo a mi primer abuelito.

He tenido que llamarlo a voces porque no aparecía por ningún sitio. Finalmente, un resplandor apareció precediéndole por una esquina del techo del comedor. ¡Vestido de Estrella de Belen envuelta en villancicos cascabeleros! 

- ¿Qué ocurre, nena? - La bisabuelastra está malita y es probable que se vaya al Más Allá... ¿No te alegras? - Pues... no sé que decirte. El caso es que ya hemos hablado de éste tema y pensamos que estamos mejor así, en un quiero y no puedo.

Quedé pasmada. - Entonces vuestro enamoramiento es un paripé... - ¡Noooo, que va! Estamos muy chiflados porque nos vemos de  Pascuas a Ramos y todo es bonito, romántico, ideal. Si estuviéramos juntos toda una Eternidad no sería lo mismo. - ¡Que modernos sois! sobre todo ella que ya casi pilla a Matusalen.

Mi primer abuelito se despidió de mi porque tenia una cita con Oscar de la Renta para una prueba de sudarios originalísimos, dijo, a pesar de que le propuse ir a visitar a Bedulio a quien el médico le dio la baja laboral para que pasara una temporada tranquila y  sin sobresaltos. - No me tientes, nena que hay que ver lo que me rio con lo asustadizo que es éste hombre. - Venga, di que sí, guapetón.

No lo convencí y salí a dar una vuelta con Pascualita metida en el termo de los chinos, que va camino de convertirse en un pieza arqueológica.

De casualidad encontré a Bedulio sentado en la Plaza de España dando de comer a los gorriones. Me alegré y corrí hacia él que, al verme, perdió el color he hizo amago de levantarse y huir. No pudo porque tropecé, di un traspiés, cai sobre él y rodamos por el suelo en alegre confusión jaleados por el público presente. El tapón del termo saltó por los aires. El agua fría lo empapó y abrió la boca soltando un grito de terror porque "algo" no dejaba que la cerrara.

Afortunadamente, todo ocurrió tan deprisa que no le dio tiempo a ver nada. En una santiamén estuvo en mi escote, la sirena claro. Bedulio siguió en el suelo temblando como un conejo y diciendo ¡Vade retro, satanás!

 

sábado, 19 de noviembre de 2022

Guapetón.

La Cotilla ha subido la escalera a paso de carga y ha entrado en casa como un huracán. - ¡Avemaaasimmmmmiiiiiisiiiimaaa! La calle está llena de policías ¿tú sabes por qué, boba de Coria? - Solo sé que no he hecho nada malo, cosa que usted no puede decir. - No hables tan alto, jodía. Asómate al balcón y mira si entran en nuestro portal. - Solo si me canta (dije para picarla) - ¿Que te cante qué? - Esa canción tan bonita de la Tuna que dice: ¡Asómate al balcón carita de azucenaaaaa!

El único cenicero de la casa, que conservo para acordarme de los tiempos en que echábamos humo como cafeteras, ha pasado rozando mi cabeza mientras la Cotilla decía: - ¡Que cruz tenemos contigo!

Cuando salí al balcón Bedulio miraba hacia arriba: - ¿Sabes quién ha muerto? (me soltó de sopetón y yo dije: lagarto, lagarto) - La Cotilla perdió el miedo viendo que no la buscaban a ella. - ¿De qué piso es? - Del 4º - Yo no soy aunque nunca se sabe... - ¡No empecemos con historias raras! ¡Claro que no ha sido usted! Como no me he muerto nunca no puedo asegurarte que no sea yo.

Bedulio, que ya había perdido el color,comentó con un compañero: - Ya le ha dado al chinchón de buena mañana. - ¡Te oigo, resalao! - A ver ¿cómo se llama su vecina? - Es esta (y me señaló a mi) - ¡Hey, a mi no me mire! Y no soy su vecina de rellano. 

- ¿Así que tampoco sabes si estás muerta? - ¡No lo estoy! Mire como hablo:  BLABLABLA - Mientras aclarábamos nuestra situación civil apareció mi primer abuelito coronando la copa del árbol de la calle.

- Tiene razón la Cotilla, nena. Y mira que me molesta dársela porque me cae fatal pero recuerdo que después de que me murieran, ella y mi mujer, estuve despistado durante años sin saber qué me pasaba hasta que, un día, me planté ante el espejo del ropero de casa ¡y no me vi! - ¿Te deprimiste, abuelito? - ¡Que vaaaa!  Decidí que iba a ser el fantasma más elegante y sexi del Más Allá- Me hice amigo de los modistos famosos que iban llegando y ¡mirame! ¿A qué estoy guapo? - Guapo es poco. estás GUAPETÓN, abuelito.

viernes, 18 de noviembre de 2022

Los marcianos.

Tenía a Pascualita conmigo mientras mirábamos la tele en la salita y la Cotilla llegó de improviso, anunciándose a mi espalda: - ¡Avemariapurísisimaaaaaaaaaaa! - ¡Caray, Cotilla, que susto! ¿Por qué no saluda como siempre' (dije mientras escondía a la sirena en mi bolsillo entre un kleenex usado) - Es una estrategia para coger ingraganti al bicho que, de vez en cuando me muerde y desfigura. 

- Mala cosa (me dije) si recuerda esto. La próxima vez que Pascualita la ataque no escatimaré "el chinchón post mordisco" aunque le de un coma etílico.

Traté de liarla. - En ésta casa, el único bicho que entra es usted. - No te pongas espléndida, boba de Coria, que tu también has sido mordida alguna vez. - ¡Menudo cuento chino! ¿No será que tengo la casa llena de marcianos y no nos habíamos enterado? - Di lo que quieras pero sabes que tengo más razón que un santo. Fíjate si estoy segura que he pedido ayuda a los Municipales. - Ya hemos pasado por eso y lo único que conseguimos fue que el pobre Bedulio  enfermara de los nervios.

Pascualita se movía, inquieta, dentro del bolsillo y la estrujé un poco para que se estuviera quieta. Me levanté y fui acercándome, poco a poco, a la pila de lavar del comedor sin dejar de hablar con la Cotilla para tenerla distraída pero ella no se separó de mi lado y me resultó imposible tirar a Pascualita al agua.

La vecina dijo sobre lo ridículo que resultaba tener una pila de lavar llena de algas. - Esto no tiene ni pies ni cabeza. No te sirve para lavar y aquí en medio solo estorba. - A mi me gusta. - ¿Será verdad que hay marcianos en tu casa? porque no se puede ser más tonta, boba de Coria.

Una bola de polvo pasó rodando junto a nuestros pies, la Cotilla saltó del susto y aproveché para gritar: - ¡¡¡UN MARCIANO!!! -  No, eso es una b...  (no pudo seguir porque, al meter a la sirena en el agua me tiró un buchito de agua envenenada que cayó sobre la bola de polvo. Y ésta empezó a crecer, a crecer, a ¡CRECER! 

La Cotilla se encerró en su cuarto gritando: - ¡¡¡YA ESTAN AQUI!!!

jueves, 17 de noviembre de 2022

Dando lecciones.

Pascualita ha descubierto que puede ser muy divertido ver como otra limpia el polvo. Y ha sido por casualidad.  Lo limpio cada semana y media, o dos, para que no se gasten los muebles y nunca se había fijado. Bueno, pues hoy sí. 

Estaba de parranda por casa en busca de submarinos atómicos de plástico cuando, vaya a saber usted por qué. se fijó en lo que yo estaba haciendo. Le pareció interesante y se impulsó con su potente y hermosa cola de sardina, subiéndose a la mesa camilla donde yo iba poniendo los libros de la librería para desempolvarlos y colocarlos de nuevo en su sitio.

- ¿Quiéres que te hable de una de las tareas del hogar más tediosa que existe? Pues vaya tema que has elegido. Empecemos por el principio Para limpiar el polvo se necesita, primero que haya polvo. Segundo: un trapo de color vivo porque se pierde constantemente y el color ayuda a encontrarlo. Tercero: un espray de quitapolvo de ese que lo flitas sobre la mesa, después te tiras en ella de barriga y patinas como en un gran slam de esquí.

Los objetos a limpiar se cogen uno a uno y... _ Miré a la sirena. Estaba atenta a algo... que no pude descubrir hasta que mi primer abuelito, vestido con un sudario imitando el canto del cucú, me lo dijo. La casa entera se llenó de cucús en todas sus modalidades sonoras. - Nena, la sirena se está comiendo todo cuanto pececito de plata pasa por su lado.

Me fijé en su barriga. Había engordado ostensiblemente y sus manitas palmeadas no daban abasto a cogerlos.

No dije nada y la Naturaleza siguió su curso. El pez grande se come al chico y esos pececitos de plata se están comiendo mis libros. Así que, a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga y a buen entendedor pocos palabras bastan.

 

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Menudas pájaras.


 

De repente a la abuela le ha dado por venir todos los días a casa y se pasa las horas muertas hablando con la Cotilla o estando con Pascualita cuando no hay moros en la costa.

Aprovechando el buen tiempo, la abuela y su amiga de la infancia salen al balcón y hablan por los codos poniendo a parir al prójimo.

El bobo del árbol de la calle babeaba viendo de cerca a una persona rica. Al principio  estaba tan deslumbrado por la abuela, con sus looks alocados y extremos, que no prestó atención a lo que hablaba con la Cotilla hasta que un día lo hizo y ahí empezó su principio del fin... o casi fin porque las dos amigas no dejaban títere con cabeza, incluido él.

Conversaciones como: -  "Vaya birria de árbol que tenéis" - Es el mismo que estaba cuando vivías aquí. - "Ya no me gustaba entonces pues fíjate ahora". - Un poco arrugado sí que está. - "¿Un poco? Ves al oculista a que te haga gafas nuevas" - Mejor voy a la tienda del señor Li y me saldrán gratis jajajajaja - "¿Y si cambiamos este montón de leña por un bonsay, tan monos y coquetos como son..." - ¿Y dónde metemos tanto gorrión? - "¡A la sartén! jajajajaja" - ¿Tu no eres ecologista desde que eres rica? - "Para salir en el Hola" - ¿Vendemos el árbol para hacer papel? - "Buena idea. El Hola lo necesita..."

Y el árbol de la calle necesita un psiquiatra...



martes, 15 de noviembre de 2022

¡Traidora!

 Han pasado unos días desde el ataque de Pascualita a la Cotilla y todavía no ha salido de casa porque su nariz todavía recuerda a la trompa de Dumbo. 

Me ha trasladado una queja. - Tienes la casa tan revuelta que es imposible saber dónde se esconde el bicho que me tiene manía. - ¿Un bicho en ésta casa? ¿en qué se basa para decir esto? - Señalando su "trompa" dijo: - ¡A ésto! Y, aunque duele igual, prefiero el mordisco en la teta. Me quita cincuenta años menos... - ¡Hala! - ¿Crees que no he visto tus miradas envidiosas cuando llevo una repisa por pechera? Por cierto, ya me estás devolviendo los submarinos atómicos de plástico que robastes de mi bolsa. - ¡Pero, bueno!... Cree el ladrón que todos son de su condición.

El caso es que yo no los tenía. Pascualita, durante la noche, los trasladó a la pila de lavar del comedor y están camuflados bajo las algas del fondo.

La Cotilla siguió: - Te doy dos horas para devolverlos, sino, atente a las consecuencias.

Mientras la vecina se tumbó a la bartola a dormir la siesta yo intenté meter la mano en el pila pero la terrible dentadura de tiburón, con la que me amenazaba la medio sardina desde el barco hundido y no me dejó coger ninguno.

Dos horas después, cuando la Cotilla se despertó miró dentro de su bolsa, sacó un móvil último modelo con mucho brilli brilli y marcó un número... - Oiga ¿está el señor Li? Que se ponga... ¡Hola, señor Li! ¿Hay recompensa para quien encuentre al ladrón de sus submarinos nucleares de plástico?... ¡¿Sí?! ¡Estupendo! Pues envíe a su mafia a mi casa con el dinerito. La culpable es ¡la nieta! ... ¿Creía que era yoooooo? Ay, que graciosos son los chinos jejeje...

Me escondí entre las hojas del árbol de la calle con Pascualita en el bolsillo, mientras en mi frente aparecía un letrero de neón rosa que decía: - ¡¡¡ESTA ME LA PAGA, COTILLA!!!

lunes, 14 de noviembre de 2022

La culpa es de la Cotilla.

Después de mucho buscar, no me quedó más remedio que llamar a la abuela. - ¿Yes? - Hola Georgebrexit. dile a la abuela que se ponga, plis. - Madame decir que no estar. - Pregúntale si tiene lo que me imagino que tiene. - ¿Sel un galimatías? - ¡Me sorprendes, inglés! ¿Que sabrás tu de galimatías, martingalas y zancajos? - ¿Tu hablar españolo ahora? - ¡Que le preguntes a mi abue...!

- "¿Qué mosca te ha picado, boba de Coria?" - No está. No la encuentro. ¿La tienes tú? - "¿Hablas de quién yo creo?" - De quién si no... - "¡Ahora vengo a tu casa!"

Un cuarto de hora después entró la abuela como un basilisco frenándose junto a la pila de lavar. - ¿Habéis aparcado bien el rolls royce? No se oyen pitidos... - "El monopatín en tu descansillo" - ¿Te has motorizado? - "Lo lleva Geooooorge. Le pago para llevarme de la Ceca a la Meca a pesar de que no le hace ninguna gracia. Dice que lo rebajo profesionalmente.

Mientras hablaba metió los brazos entre las algas y arena del fondo del "acuario" en busca de la sirena perdida. y no la encontró. Seguimos buscando pero todo fue inútil. 

Con una jarra de chinchón on the rocks frente a nosotras para darnos ánimos e inspiración, ambas soltamos unas lagrimitas por Pascualita. - Se ha escapado... ¡SE HA ESCAPADO! - Esto es cosa de la mafia china ¡TODA LA CULPA LA TIENE LA COTILLA!...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Me estáis poniendo a parir? - No caerá esa breva (dije con rabia)

La voz del árbol de la calle, potente, retumbó por todo el barrio cantando Clavelitos y un momento antes de recibir nuestras quejas, se calló. El griterío de miles de hojitas me impulsó a salir al balcón. El árbol de la calle, tan fuerte y orgulloso, se había desmayado y permanecía apoyado contra la pared. Algún vecino había llamado a Parques y Jardines del Ayuntamiento y su furgoneta acababa de llegar.

El grito de la Cotilla hizo que entráramos precipitadamente en casa. La vecina corría de acá para allá con mordiscos de Pascualita en la nariz que ya comenzaba a crecer. En el suelo estaba su bolsa de la que salían submarinos de aluminio a los que la sirena se enroscaba, frenética. - "¡Anda, hija, que fuerte te ha dado, jodía!"

 

domingo, 13 de noviembre de 2022

De buena mañana.

El señor Li vino a casa con cara de cabreo. - Hola ¿a qué viene esa cara de cabreado? (pregunté inocentemente y el hombre entró al trapo) - Si, boba de Colia? Yo estal muy cableado pol culpa de la Cotilla que llevalse mi pulpo. - ¿Eso hizo la Cotilla? Me niego a creerlo. - ¡Pelo sel veldad! - Me está contando un cuento chino señor Li y no tiempo para escucharlo. Así que... ¡Adiós, muy buenas! (y le di con la puerta en las narices)

Poco después fue Bedulio el Municipal quién llamó a mi puerta. - Tienes una denuncia del señor Li. Dice que te has llevado un pulpo de su tienda. - Tuve que aclararle que había sido la vecina. - ¡Y yo te denuncio a ti por confundirme con una, casi, centenaria, miope! - ¿No querrás que escriba y dé curso yo a esa denuncia? - Así tendrá más morbo cuando vayamos a juicio delante de un juez... - Pero... - Me mostraré inflexible en cuanto a la pena que se te impondra. - Estas cosas no se hacen así... - Pediré treinta años y un día de prisión que puede cambiarse por la libre absolución a cambio de hacerme el dichoso bisnieto para mi abuela...

- ¡Vade retro, Satanás! ¡Estoy casado! - ¿Y?... - Que estoy casado. Sería adulterio... - ¡Cuantas pegas más vas a poner! - Si mi mujer se enterase... - Como mujer que es, estaría orgullosa de ti por hacerme este favor y... 

Boquiabierto y babeante estuvo una media hora, Con la mirada perdida y pensando una respuesta que no lograba sacar a la luz, otra media hora más.

Solo el jaleo que armó Pascualita, haciendo sus ejercicios gimnásticos dando saltos mortales en la pila de lavar a base de zambullidas a cual más espectacular, lo sacó de su mutismo. - Va a ser verdad lo que dice tu abuela de ti: ¡que no eres más tonta porque no te entrenas, Blancaflor!

sábado, 12 de noviembre de 2022

Un nuevo negocio.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Hoy no tendrás que abrir ninguna lata de fabada, nena ¡Invito yo! - Pensé que había escuchado mal pero no, la Cotilla puso un envoltorio sobre la mesa del comedor . - ¡Toma, un pulpo! - ¿Ha ido de pesca? - No. Estaba en la calle. - ¡Ostras, que peligro que un bicho así ande suelto! - Que es un pulpo, boba de Coria. - Ya. Por eso lo digo ¡Estos bichos tiene tentáculos!

De repente el paquete se movió. - ¡Está vivo! - Claro. - No tan claro... Yo no pienso darle matarile, Cotilla. - Pero si es muy fácil... - Hale, pues póngase usted a la tarea. - Vivímos en una época en que hay que compartir los trabajos: yo lo he traído, tú lo cocinas. - Por mi, está amnistiado y puede irse con sus ocho patas con la música a otra parte (dije, dejando clara mi posición) Soy contraria a la pena de muerte. - Pues vivo no se dejará comer.

- ¿Y dónde dice que lo encontró? (pregunté, por curiosidad) - En la acera... Andaba solo por ahí, a sus anchas el tío. - El paquete cobró vida y en un descuido se fue al suelo.

De un salto me subí a la lámpara donde me encontré con mi primer abuelito. ¿Sabes matar pulpos? - No me acuerdo. Solo he venido a enseñarte mi nuevo sudario... ¿Me prestas al pulpo como adorno?

Llamaron a la puerta. - ¡No abras! (gritó la Cotilla mientras se encerraba con llave en el antiguo cuarto de la abuela) - Abrí a un montón de chinos que ocupaban todo el descansillo. Como una flecha pasó el pulpo por mi lado cayendo, emocionado, en brazos de sus ¿salvadores? y yéndose con ellos.

Mientras comíamos la fabada de bote, la Cotilla comentó que el Señor Li había abierto un nuevo negocio: Un restaurante chino. - Así que el pulpo andaba por ahí, a sus anchas ¿Verdad, Cotilla?...

 

viernes, 11 de noviembre de 2022

Dichosa abuela.

El timbre del teléfono bailó un zapateado en mí cabeza. Intenté resistirme a abrir los ojos para no perder el hilo del sueño en el que estaba metida segundos antes pero fue imposible y no tuve más remedio que levantarme, ir hasta la salita, descolgar el aparato y decir, con voz estropajosa: - ¿Aló...? le habla su asesina.

Como un clarín, el grito de la abuela, resonó tan fuerte que despertó a los personajes que, a esas horas brujas de la madrugada, dormían a pierna suelta ... menos a Pepe el jibarizado, que no tiene piernas. ni Pacualita que tiene cola; ni las bolas de polvo que no tiene ni una cosa ni otra; ni el árbol de la calle que tampoco, ni... Bueno, ¡vale ya! solo me desperté yo.

La abuela dijo: "Voy a cambiar el testamento en cuanto se despierte el notario. La Torre del Pase Marítimo será para mi chiquitina bonita..." - ¡Gracias, abuela! - "¡Pascualita!" - ¡Pero, pero... pero... ¿Por qué? - "Porque tiene la voluntad de darme un bisnieto. No como tú" - ¡¿Con un submarino nuclear de plástico como padre?!" 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya le estás dando la murga a tu abuela? Que cruz tiene contigo. ¿Qué comemos hoy? 

Entonces me di cuenta de que llevábamos hablando la abuela y yo desde la madrugada sin haber logrado tirar por tierra su cerrazón. 

No fue hasta que el sopor de la siesta me adormeció , cuando vi el camino abierto para llegar a ser la Señora de la Torre del Paseo Marítimo: Echar a la sirena al váter y tirar luego de la cadena... jijijiji

 

jueves, 10 de noviembre de 2022

El silencio.

Andresito ha tenido que venir a buscar a la abuela porque de la emoción por "el detalle" de Pascualita, según ella, de tener el dichoso bisnieto aunque salga medio sardina, le ha dado un soponcio y ha caído redonda al suelo.

Ha sido una caída tan espectacular que me ha dado un ataque de risa y he contagiado a todos los personajes que acabaron batiendo palmas como locos. Que buen rato pasamos. 

Llegó un momento en que, una persona bien educada, se hubiese levantado y agradecido los aplausos y Santas Pascuas pero la, abuela, que es muy teatrera, siguió con la pantomima del soponcio  hasta que, harta de verla en ese plan, llamé a Andresito para que se la llevara a El Funeral como todas las tardes.

A todo esto, su amiga del alma, la cosa más bonita que parió madre y no sé cuantas sandeces más, ni se inmutó y siguió a lo suyo. Para mi que éste bicho súper prehistórico, quiere heredar la Torre del Pase Marítimo pero será ¡¡¡POR ENCIMA DE MI CADÁVER!!!

De repente el sonido del motorcito del submarino nuclear se paró. Y fue un alivio. El árbol de la calle soltó un suspiro de alivio. Hasta ese momento no nos habíamos dado cuenta de lo pesado, monótono que era.

Desde la cocina llegó un OOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado alegrándose del silencio. Y sin hablarnos unos a otros, simplemente con  la mirada, acordamos deshacernos de todos los submarinos,,, aún a costa de que la abuela se quede sin su jodío bisnieto. ¡Hombre, ya!

 

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Furor uterino.

Llamé a la abuela cuando, bien temprano, me desperté debido al ruido de agua que venía del comedor. Pensé que la Cotilla seguía llorando. - ¡Ya está bien, mujer! Vaya a comprar otro pececito rojo en cuanto abran la tienda de animales ¡Pues sí que le ha dado fuerte el berrinche!

Efectivamente, el suelo del comedor estaba lleno a agua... de mar. Pascualita, enroscada al submarino atómico, que yo había metido en la pila de lavar, daba saltos mortales dignos de verse. Por eso y porque la medio sardina estaba frenética, llamé a la abuela a la Torre del Paseo Marítimo. Se puso Geoooorge al aparato: - ¿Yes...? ¡snif ...? - ¿Estás llorando, inglés? ¿Se ha muerto mi bisabuelastra la Momia?

Durante un rato me tuvo en vilo dedicándose, tan solo, a hipar y sollozar. Dejé que pasara un tiempo prudencial para interrumpir. - ¿Te han echado mis abuelitos? - NO... ¡snif!... - ¿Se te ha olvidado la receta de las croquetas made in mi casa? - No... snif... - ¡Me rindo! ¿De qué va ésto? - My Queen is death...¡Buaaaaaaaaaa! - Vale, para ti la perra gorda y para tu padre por si acaso. (Me estaba empezando a enfadar y no le entendía un pimiento con tanta llantina)

La voz de la abuela me devolvió a la realidad. - ¿Qué le has hecho a Geoooorge, boba de Coria? - ¡Nada! Quería hablar contigo pero como es tan dramático y llorón casi se me olvida lo que quería decirte ¡Ven a casa enseguida! Pascualita está muy rara.

Un cuarto de hora después el rolls royce de los abuelitos aparcaba en la parada del bus en plena hora punta y nunca fue tan fuerte el concierto de pitos de los coches.

La abuela no esperó al ascensor y subió a paso de carga los dos tramos de la escalera. - "¿Qué pasa en Cádiz? . En Cádiz no lo sé pero aquí ¡míralo tú misma!

La Sirena seguía con su maratón de saltos mortales enroscada al pequeño submarino de plástico. La abuela cogió una silla, se sentó a ver el espectáculo con ojo experto durante un buen rato. De repente dio un grito, cogió a Pascualita al vuelo llenándola de besos, lágrimas y mocos mientras el bicho se revolvía furioso pero, como la abuela es su amiguita del alma, no la mordió.

Cuando la abuela pudo hablar dijo entre hipos: - ¡Mi sirenita preciosa quiere darme el bisnieto que no me das tú, pardala!

 



 

 

martes, 8 de noviembre de 2022

¿Ataúlfo, dónde estás?

 - ¡Avemariapurísimaaaaaa! ¿Dónde está mi pececito de colores? - La Cotilla llegó a casa cargada con un montón de submarinos atómicos de plástico, igualitos al que le di a Pascualita. Ahora sé porque la perseguía la mafia china. - ¿Ha ido a pescar submarinos nucleares? - No era mi intención pero me encontré en la acera una caja llena, que no era de nadie y claro, para que se los lleve otro, me los llevo yo. Verás que ilusión le hará a Ataúlfo. Por cierto ¿dónde está?

Un murmullo recorrió la casa. Todos los personajes, al alimón, decían - Ay, ay, ay, ay. - Pero yo seguí como si tal cosa. - ¿Dónde está, quién? - Ataúlfo, mujer. - Eso digo yo ¿dónde está? - ¿Cómo voy a saberlo si estoy casi todo el día fuera de casa? (protestó la vecina) - ¿Y qué quiere? ¿que le tenga el ojo puesto encima todo el rato? ¡Solo me faltaba ésto!

- Tengo el pálpito de que le ha pasado algo malo. - ¡Que dramática es usted! - El murmullo seguía: - Ay, ay, ay, ay... - Pero es que no aparece... - No me extraña. se pasa el día zascandileando por ahí y me deja el suelo lleno de agua. - ¡Pues no le dejes que salga de la pecera! - ¡Hey! no quiero responsabilidades.

De la cocina llegaban los OOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado con la misma cadencia que el Ay, ay, ay... de los demás.

El tiempo fue pasando y Ataúlfo no aparecía por ningún lado. Al final eché el resto diciendo: - Seguro que se lo llevó al trapicheo y se habrá perdido por ahí. - ¡Ya tardabas en decir la tontería del día! ¿Cómo me lo voy a llevar sin la pecera, boba de Coria? - Saltaría dentro de su bolso sin que usted se diera cuenta... - ¿Y luego qué? - Saldría a ver el ambiente del trapicheo, le gustaría, saltaría y se perdería entre tantas piernas y carritos de la compra...

- ¡¡¡AAAAAAAAYYYYYYY, NOOOOOOOOOOOOO!!! ¡¡¡BUAAAAAAAAAA!!! -

La Cotilla se ha pasado la noche llorando a moco tendido y a mi me duelen los brazos de tanto usar la fregona recogiendo lágrimas porque, la última vez que una llantina de estas inundó la casa, el merluzo de Bedulio me multó por tirar agua a la calle.

La voz agotada y rencorosa de la fregona, djjo: - Te denunciaré a mi Sindicato por abuso de poder, por obligarme a hacer horas extras gratis y contra mi voluntad ¡Esclavismo puro y duro se llama esto. ¡Menudo puro te va a caer!

lunes, 7 de noviembre de 2022

Ataúlfo se pone celoso.

He pasado junto a la tienda del señor Li justo cuando unos cuantos chinos, que supuse pertenecientes a la mafia china, salían corriendo del local en pos de la Cotilla que corría que se las pelaba para que no se le escapara el autobús.

Consiguió cogerlo y recibió un aplauso general de los usuarios y el chófer del transporte público por lo en forma que está a sus casi cien años.

El caso fue que la tienda del señor Li quedó vacía y como aquí, el que no corre, vuela, entré con la intención de fisgar un poco pero me encontré frente a un submarino nuclear de plástico cuyo precio era de un euro y pensé que, tal vez, le gustaría a Pascualita.

Como no había nadie en la caja para cobrar salí de allí con la conciencia tranquila y ahorrándome cinco euros... porque me llevé cinco.

A Pascualita le chifló el submarino en cuanto lo metí en la pila de lavar. Los comensales de la Santa Cena, curiosos, preguntaron qué era aquello tan raro. Después de darles la explicación y siendo ellos pescadores, quedaron entusiasmados al enterarse de que esa "barca" estrafalaria no tenía remos. Lo que provocó una discusión entre ellos que bien podría haber durado otros dos mil años.

Al único que no le gustó el submarino fue a Ataúlfo ¡Se puso celoso! y amenazó a la sirena con dejarla si ella seguía con su entusiasmo por el desconocido. La amenaza cayó en saco roto porque Pascualita hizo oídos sordos. 

El pececito rojo enrojeció más aún a causa del enfado creciente y del orgullo herido y liándose la manta a la cabeza, dio un gran salto y cayó ¡en la pila de lavar batiendo todos los recórds de los pececillos rojos! Enardecido por ello se enfrentó a Pascualita en plan chulesco e intentando quitarle el submarino tardó medio segundo en pasar a mejor vida dejando tan solo una escama posada sobre la arena del fondo para dar fe de su paso por éste mundo.

domingo, 6 de noviembre de 2022

Una tarde tranquila.

 Solo bebiendo media botella de chinchón a morro he podido aguantar el dolor del veneno que tiene la saliva de Pascualita cuando se enfada y ahora tengo una resaca de caballo percheron. La Cotilla, que sigue encerrada en su cuarto, de vez en cuando pregunta: - ¿Se ha ido la rata, boba de Coria? - No tengo ni idea. - ¡Ya te podrías haber fijado, coñe!

En realidad la "rata" Pascualita llevaba casi toda la tarde descansando en su pila de lavar. tanto reptar por los suelos le había dado agujetas, desde la punta de la cola al último pelo-alga de su rara cabeza. 

Y hablando de cabezas. A todos los personajes les ha encantado mi "corte de pelo" sufrido a manos de la sirena. Se han reído mucho los sinvergüenzas. El que lloraba de risa era mi primer abuelito: - ¡Jajajajajaja Te pareces a mi cuando, en la mili me rapaba un soldado que tenía de peluquero lo que yo de monja de clausura jajajajajaja! 

El árbol de la calle competía con el abuelito a ver quien estrellaba más lagrimones contra el suelo. A la apuesta se sumaron los de la Santa Cena que, al final fueron los ganadores. Solo tuvieron que pensar en el hambre atrasada que tenían desde que comieron caliente hace más de dos mil años y fue tal la nostalgia que inundaron el piso y el pasillo era como Venecia solo que, en lugar de góndolas, navegaban por el, sillas castellanas.

La Cotilla, de vez en cuando preguntaba: - ¿Se ha ido ya la rata, boba de Coria? - No tengo ni repajolera idea.

Y así fue pasando la tarde...

sábado, 5 de noviembre de 2022

La rata.

 Pascualita reptaba por el suelo del comedor en busca de su amor, Ataúlfo, que la veía acercarse con el corazón henchido de amor por ella. 

Dejando caer una catarata de lagrimones de emoción, el árbol de la calle puso la nota musical al inminente encuentro ofreciéndonos, a quienes podíamos escucharlo, el brindis de  la Traviata.

Las dos caras de la Cristalera se abrían y cerraban al compás de la melodía mientras yo ponía un poco de cordura en todo aquel espantajo: - ¡Acabaréis por romper un cristal, jodías! Pascualita siguia acercándose a la pecera cuando un grito desgarradodr sonó como un clarín: - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!! ¡¡¡UNA RATAAAAAAAAAAAAAAA!!!

La Cotilla acababa de entrar en casa y su saludo habitual quedó en suspenso al dar la voz de alarma creyendo que Pascualita era una rata. Hasta la sirena quedó paralizada del susto que se llevó. Solo yo mantuve la calma mientras me agachaba y me hacía con "la rata con cola de sardina", escondiéndola en mi sostén a pesar de lo fría y húmeda que estaba,

La Cotilla se encerró en su cuarto a cal y canto y aproveché para devolver a la Pascualita a su pecera. No quería de ninguna manera. Se resistió con uñas y dientes y acabó mordiendo mis carnecitas rosadas, por eso ahora luzco un pechamen lustroso, enorme y envidiado. Lo leo en los ojos de quienes me cruzo por la calle... ¡Soy ideal!

viernes, 4 de noviembre de 2022

Sardinas en aceite.

Me ha entrado un hambre atroz. Exagerada. Tanto que comprendi muy bien a los antropófagos que se merendaron a Pepe el jibarizado. - ¿Qué puedo comer? (me decía mientras hacía inventario mental de lo que guardo en la despensa)... Pues, ná y menos.

De pronto recordé que tenía una lata de sardinas y me apeteció. Los comensales de la Santa Cena comentaron que nunca habían probado una sardina enlatada. - ¿Es una indirecta? (pregunté. Dijeron que sí) Pues daros con un canto en los dientes porque no las vais a probar. Tengo mucha hambre y hace once años que no las pruebo. Así que si hay tres sardinas en la lata son para mi. - ¿Y si hubiese cuatro? - Idem de lo mismo, Blanca Flor. - El rubor apareció en la cara del comensal preguntón mientras murmuraba:- Nunca me habían dicho algo parecido... aaaayyyy (suspiró)

Como aquella lejana tarde de hace ya once años, me preparé un pan con aceite y tomate refregado. Abrí la lata con cautela. Tres rollizas sardinas decapitadas yacían tranquilamente en un baño de aceite de oliva y, afortunadamente, ninguna levantó los bracitos ni me enseñó su pequeña pero efectiva dentadura de tiburón.

Era tan atrayente el espectáculo que tenía en el plato que hasta me emocioné y solté alguna que otra lagrimita. Pasado ese momento, ataqué a la rebanada de pan payés y pensé para mi: - ¡Esto es manjar de dioses!

Los comensales se quedaron con un palmo de narices. - Pues no lo hemos probado (dijo uno) - Es que soy una mujer de palabra.

De repente un torbellino saltó a mi cabeza y en un santiamén me dejó el cráneo mondo y lirondo. - ¡AAAAAYYYYY! ¡¡¡Que no son sirenas ni sirenos, Pascualita. Solo son sardinas, jodía!!!

jueves, 3 de noviembre de 2022

¡EUREKA!

Hace días que no hablo con Pascualita porque, desde que está enamorada de Ataúlfo solo habla con él (o eso parece) Un gran damnificado por ésta actitud de la sirena es Pepe el jibarizado. Ella es la única amiga que tiene y con quien parece llevarse bien. Mérito que le otorgo a Pascualita porque ya tiene bemoles hacerse amiga de una cabeza hueca, cosida y reducida. 

He comentado la situación con el árbol de la calle que, a pesar de lo repompolludo que se pone cuando le pido consejo, acierta bastante en sus deducciones aunque, ésta vez, está en juego mi integridad física. - ¿Tengo que apartarla del pececito rojo? ¿Sí?... Me morderá. - Quien algo quiere, algo le cuesta, nena. Ataúlfo tiene mucho poder sobre ella así que lo mejor es que no esté delante cuando vayas a hablar con la medio sardina.

Esperé a que la sirena durmiera una de sus muchas siestas para sacarla de la pila de lavar del comedor, liarla en una toalla y sentarme con ella en la salita con una copa de chinchón en la mano.

Fui muy rápida y Pascualita no me mordió, en cambio se tragó media copa de chinchón sin respirar. En cuanto sus ojos saltones de pez, dejaron de mirar a derecha e izquierda en busca de su novio de agua dulce, la reconocí: la sirena estaba de nuevo, en casa. - Tienes que darme la receta de los macarrones de la abuela. (dije para romper el hielo)

Me miró como el que oye llover. - Toma más chinchón y de paso te cuento un cuento (lo de la receta no había cuajado). A un panal de rica miel, dos mil moscas acudieron, que por golosas murieron, presas de patas en él. ¡Os está bien empleado! ¡Acaparadoras! ¡Egoístas! porque, encima, vienen en mogollón. Son más pesadas que una vaca en brazos. 

Hasta los antiguos egipcios lo reconocían. Por eso daban un collar de moscas, de plata u oro, al soldado más valiente. Al más pesado y supongo que la mosca cojonera sería la mayor condecoración militar. - A Pascualita los ojos le hicieron chirivita. ¡¡¡EUREKA!!! grité entusiasmada. A la sirena le gustan los uniformes ¡Ahora sí que tendré un bisnieto para la abuela ¡¡¡HURRA, HURRA Y HURRAAAAAA!!!

miércoles, 2 de noviembre de 2022

Lecciones de ética de la Cotilla.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! vengo cansadísima, boba de Coria... Tengo agujetas hasta en las pestañas ay, ay, ay...

La Cotilla ha llegado sin resuello y se ha espatarrado en la butaca de la salita: - Dame un chinchón on the rocks, a ver si me levanta el ánimo, nena. - ¿Por qué no deja de zascandilear por ahí todos los días, mujer? Con el capitalito que debe tener escondido en la faltriquera tiene para vivir seis vidas más. - No levantes falsos testimonios que te puede oír Hacienda, jodía. 

Le di carrete en la conversación a fin de que se calmara pero fue peor el remedio que la enfermedad porque me sermoneó sobre los jóvenes de hoy en día: No son constantes en sus puestos de trabajo. Lo primero que preguntan no es ¿qué hay que hacer? sino ¿cuánto cobraré y cuando libraré? - ¿A santo de qué viene esto? - Pues que no se puede dejar un trabajo así como así. En el trabajo hay que cumplir, ser seria. ¿Qué crees que pensarían de mi los curas de las iglesias donde "limpio" los cepillos si, de repente, faltara al trabajo? - Supongo que brindarían con cava del bueno por haber perdido de vista a una ladrona.

De la cabeza de la vecina salió un humo espeso que hizo toser al abuelito que se asomó al oírnos hablar. - La Cotilla se enfadó muchísimo: - ¿Pero a ti quién te ha educado, lengua larga? Eres una mal hablada. ¿Una ladrona yo? ¡¡¡¿YOOOOOOOO?!!! - ¡Le gusta más Amiga de lo Ajeno? - Suena más educado (dijo la pardala)

 

martes, 1 de noviembre de 2022

Fiesta de Todos los Santos

Me despertó un tarareo: - Por allí van, por allí van, todos los Santos a pasear tarirarí, rarí, rararoooooo... - Y me enfadé. - ¡Dichoso árbol de las narices! A ver si se queda afónico de una vez. 

Salté de la cama dispuesta a montarle un pollo pero al llegar al comedor me di cuenta de que el sonido no venía de la calle. - ¡¿Quién está cantando en día de fiesta?! - ¡Hola, nena! Felicítame porque hoy hacemos fiesta todos los Santos, servidor entre ellos. - ¿Y has venido a darme una serenata? (dije, refrenando el impulso de estrangularlo aunque no hubiese servido para nada en éste caso)

De la cocina salió una voz desagradable y conocida: la de Pepe el jibarizado que también se sentía Santo el hombre. Sus razones tiene: - OOOOOOOOOOOOOOOOO.

En vista de que iba a ser imposible dormir en ésta casa porque, poco a poco, los personajes se iban dando cuenta de que algunos de ellos estaban incluídos en la lista de los Santos. Por ejemplo, los comensales de la Santa Cena... bueno, todos menos el de las treinta monedas. El tío quedó frustrado. El único rico se quedaba sin poder festejar el acontecimiento. Para levantarle el ánimo le dijo: -  Eres rico y con dinero ¿qué más quiéres, Baldomero?

Pompilio salió a la palestra para recordarme que no se llama Baldomero. - Ya lo sé tiquismiquis. 

Pascualita y Ataúlfo, enamoradísimos, se miraban lánguidamente desde la distancia. - No es san Valentin, lo sientoooooo. - El coletazo de rabia que dio la sirena me dejó hecha una sopa. - ¡Jodía media sardina!

Ante mis ojos asombrados apareció un precioso y enorme ramo de flores multicolores . La beatífica sonrisa de mi primer abuelito le descubrió. - ¿Me lo has regalado tú? (le pregunté) - ¡¡¡Sí!!! (se le veía feliz) - ¿Por... qué...? Tengo que... dártelo... yo... ¿A qué... viene esto...? 

Los pelos se me pusieron como escarpias y solo se me ocurrió gritar: - ¡¡¡ABUELAAAAAA!!!