miércoles, 23 de noviembre de 2022

El vendaval.

La cristalera del balcón se abrió de par en par y el vendaval entró, tomó asiento en la salita y se dispuso a dormir la siesta mientras todo cuanto había allí volaba por los aires formando un torbellino.

Me puse en jarras delante del vendaval - Perdona, boba de Coria pero tu no sabes lo cansado que es ir y venir, soplando un viento huracanado durante horas. Estoy derrengado... Aaaah, que ganas tenía de coger una butaca y echar un sueñecito.

- Espero que, cuando te vayas, lo dejarás todo recogido. - Faltaría más... - Cerró los ojos y se puso a roncar. Mientras el vendaval descansaba, los vientos que lo acompañaban en su trabajo se paseaban por casa con todo desparpajo - ¡Oye! ¿Te gusta éste cuadro? - ¡No! - Pues, hala, a hacer puñetas. - Y el cuadro de la Santa Cena voló por los aires aterrizando en el balcón donde fue parado por las ramas despeinadas del árbol de la calle.

Los comensales, aburridos de ver siempre lo mismo, alargaron el cuello al escuchar los ruidos de la calle. - ¡Mirad, cajas con ruedas que van de acá para allá! - Son portapersonas. - ¿Y los borriquillos? - No se ve ninguno... - Irán en portaborriquillos, digo yo. 

Todo era nuevo para ellos menos el vendaval. - Lo he reconocido pero se ha hecho el longui para no saludarme (dijo uno) Allá cada cual con su cada cuala. - Te has confundido... - Es problable... o pobrable. - Creo que es porblabe... (dijeron varios) - Esto quiere decir que debemos hablar más entre nosotros. - Tienes razón pero,,, ¿sobre qué? - ¡Mirad! (dijo el de las treinta monedas) a ese lo conocemos - ¡Es Bedulio! ¡Eh, eh! ¡Hola!

En ese mismo momento, el vendaval, repuesto ya de su agotamiento, salio soplando como una locomotora nueva llevándose por delante al pobre Bedulio hasta soltarlo en el lago del Parque del Mar. Mientras a mi se me llevaban los demonios al ver que me habían engañado. El vendaval no había recogido nada ¡Estaba todo manga por hombro! Hasta Pascualita pendía de la lámpara del comedor sin saber cómo había llegado hasta allí.

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