viernes, 25 de noviembre de 2022

Cruzar el túnel.

La Momia, mi bisabuelastra, está malita y su médico de cabecera de casi toda su vida , le ha dicho a Andresito que se vaya preparando porque su madre está a punto de cruzar el túnel para llegar a la luz y encontrarse con su marido que la espera sentado desde hace muchos años. 

Apenas el médico pronunció esas frases las constantes vitales de la bisabuelastra dieron un subidón de tres pares de narices y, unos segundos después, su familia, nuera incluída (cosa nunca vista en una proletaria de pro) se hincaron de rodillas gritando: ¡MILAGRO, MILAGRO!

Los párpados arrugados fueron levantándose como el cierre de una tienda hasta dejar los ojos absolutamente abiertos: - ¡Pues que siga esperando sentado porque hasta que no desaparezca en la calderas de Pedro Botero va a cruzar el túnel su señor padre!

- Pero, mamá... estás hablando de papá (se quejó Andresito) El amor de tu vida... - Menos lobos, Caperucita. No quiero saber nada de ese machista, mujeriego, jugador... El amor de mi vida me espera en el Más Allá. - ¿Quién es? (preguntó su hijo) - El más elegante de aquel lugar. El alma más cotizada por los grandes modistos. El que lleva los sudarios como nadie. ¡El primer abuelito de mi nietastra!

- "¡¿Mi primer marido?!" (gritó, horrorizada la abuela) - ¡SI! y si no es con él, no me voy con nadie y me quedaré aquí por los siglos de los siglos ¡SIN REPARTIR LA HERENCIA!

La abuela se hacía cruces: ¿Qué habrá visto en él mi suegra?

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