lunes, 28 de noviembre de 2022

Escamita Pérez, que jodía.

La escama de Ataúlfo ha aparecido flotando en la pila de lavar del comedor como si tal cosa. - Si crees que puedes irte de jarana y volver cuando te de la gana sin pedirme permiso, lo llevas claro, Pascualo - Pacualita asomó la cabeza de entre las algas del fondo. Pensaría  que la llamaba pero, nada más lejos de la realidad.

- ¿Se puede saber dónde has estado, Blancaflor?. Pregúntale a tu primer abuelito y él te contará.  -¡¿Has ido de juerga con él Y YO NO?¡ ( Huuuuy, que ataque de envidia cochina me diooooo...) - En realidad fui a trabajar. - ¡¿No me digas! y ¿de qué? - De lentejuela. - ¿De pescado? No te creo. ¿Christian Dior, con la peste que echa un pescado, te ha escogido por tu cara bonita? - ¡Y me paga!

Eso fue lo que más me dolió. - ¿Cuánto? (apenas podía pronunciar una palabra porque la envidia salía a borbotones por mi boca en forma de babas jabonosas) 

Cuando me dijo la cantidad: - ¡Tropecientos miles de euros! - caí redonda al suelo al patinar en mis babas.

La voz de mi primer abuelito ¡EL TRAIDOR! me volvió en sí - ¡Hola, nena! ¿Has visto a Escamita Pérez? ¡Es todo un descubrimiento! Los grandes modistos se pelean por ella. - No sé que le habéis visto (dije con desprecio) - Pues que es natural, genuina, tiene un encanto que enamora, no tiene dobleces. Escamita Pérez es tal cuál! Estoy loco por llevarla en mi nuevo sudario ¡Seré la envidia del Más Allá. 

No quise escuchar más y metí la cabeza dentro del agua de mar de la pila de lavar. Estaba tan furiosa que no vi venir a Pascualita mostrando en plenitud su dentadura de tiburón. Estaba enfadada conmigo por haber interrumpido su siesta. Ahora la que se está durmiendo soy yo... ¡hip!... después de beberme ... ¡hip!... tres cuartos de botella de chinchón para ... ¡hip!... olvidarme del dolor... ¡hip!... ¡Aaaayyyyyyyyyyyyyy!

No hay comentarios:

Publicar un comentario