miércoles, 31 de marzo de 2021

El suicida.

 ¡Hay que ver cómo está el patio! No aguantamos nada. Tenemos la mala leche subida y por cualquier cosa saltamos como un resorte, como ha hecho hoy un huevo... de gallina. 

He abierto la nevera, pero sin intención de hacer una tortilla, o sea, que no iba a por el huevo pero, ya sea por la astenia primaveral, el hartón de aguantar al cornavirus de las narices, o que el huevo quería suicidarse y encontró la excusa perfecta al ver la puerta de la nevera abierta. El caso es que se lanzó a por mi ¡Incluso pensé que se trataba de un ataque de Pascualita!

Después del susto me tocó recoger los restos del suicida. Y no me ha resultado agradable: cáscara, yema y clara, todos espachurrado y esparcido por el suelo de la cocina. Menos mal que la sirena ha acudido en mi ayuda. 

Cuando ha oído el ¡CHAF! y mi retahía de palabrotas dedicadas a la gallina que lo parió para nada, ha saltado del acuario al aparador, de allí a una de las sillas del comedor , luego al suelo y ha llegado a la cocina reptando como una boa constrictor para meterse de lleno en la escabechina.

En un momento no quedaron ni los restos del suicidio. Inclusó lamió y relamió la baldosa conde se estrelló el huevo y ahora brilla que es un primor... Claro que las otras baldosas no están contentas ¡Faltaría más!. Dicen que las he discriminado y han montado tal guirigay que he tenido que prometerles que mañana todas brillarán igual cuando las límpie con desengrasante. 

Ahora estoy estresada solo de pensar que mañana tendré que arromangarme y cumplir lo prometido ¿Por qué es taaaaaaan complicada la vidaaaa... Creo que tomaré unos chinchones on the rock.

martes, 30 de marzo de 2021

Disfrutar de la muerte.

 Dos días llevo poniendo a parir a mi primer abuelito por dejar escapar a Bedulio sin asustarlo. Y lo que más rabia me da es que se fue pero me dejó la multa encima de la mesa del comedor el muy jodío.

A pesar de las broncas, el abuelito sigue viniendo a casa todos los días. O tiene la piel de galápago o se ha quedado sordo a propósito.

Hoy viste un sudario color de rosa-capote-de-torero. - ¿Has visto que cosa más bonita? (me ha dicho telepáticamente) - Y antes de que le respondiera va, y da una larga cambiada con todo el ancho de la tela. Pero eso no ha sido todo porque, quedándose en pose torera va y me dice: - ¿Has visto que bien te toreo, nena?

He cogido a Pascualita y se la he tirado a la cara. Claro que, si la sirena ha dado un mordisco ha sido al aire. Hay que ver lo que se ha reído el hombre y lo mucho que disfruta de su muerte.

Llamaron a la puerta y pensé que sería Bedulio dispuesto a cobrar la multa pero no. Había un ser, mitad ratón, mitad hombre, que moviendo sus bigotes, dijo: - Buenas. Me llamo Termomix. - Perdón... querrá decir que vende Termomix. (le rectifiqué en plan marisabidilla) - ¿Por qué me endilga el sambenito de ser más tonto que usted? (dijo muy serio, mientras yo intentaba descifrar qué me había dicho.

- Me llaman así porque hago muchas cosas y todas bien. - Veo que no tiene abuela. - Le importará a usted mucho... Para que se entere, tengo para dar y tomar. Y amigas como, por ejemplo, una tal Cotilla. - Ah... ¿y? - Que me ha encargado que venga a verla y le solucione lo del bisnieto de su abuela.

Estuve a un tris de ir a hacerle compañía a  mi primer abuelito cuando el corazón tomó carrerilla y, apunto estuvo de salirme por la boca. Menos mal que la cerré.

Viendo que Termomix entraba en casa como un guerrero vencedor, le puse la mano en la espalda y fui empujándolo, suavemente, hacia el balcón. La cristalera se abrió, poco, para dejarlo pasar y se cerró a cal y canto como una almeja. Después todo fue rápido. La rama del árbol de la calle lo lenvantó en vilo y con un elegante movimiento, lo tiró a la calle. Y yo dije la famosa frase: - "Tanta gloria lleves como descanso dejes" - mientras repartía chinchón entre la "gente" de mi casa.

lunes, 29 de marzo de 2021

Quien mal entiende...

 Le estaba contando a Pascualita cómo se hacen las empanadas cuando me interrumpió el timbre de la puerta. Era Bedulio: - Toma, un "regalito" por escandalosa, te lo mandan tus vecinos: son doscientos euros. - Pero ¿qué me dices? ¡No sabes la alegría que acabas de darme! Nunca vienen mal doscientos euros. - Me asomé al rellano de la escalera y grité: ¡Gracias, vecin@s, es todo un detallazo!

Mientras yo agradecía el donativo, Bedulio no paraba de hacer aspavientos y acabó tapándome la boca. - Cuando pude hablar de nuevo le miré con otros ojos: - No sabía nada... Que callado te lo tenías, ladrón. - A lo que él replicó. - ¿Te queda chinchón? pues tóma unos tragos que te van a hacer falta.

Y me explicó que todo lo había entendido al revés. Que no me regalaban nada sino que tenía que pagar YO, una multa de ¡ 200 euros! - ¡¿QUE?! - Salí escopeteada al rellano y llenando mis pulmones a tope, grité: 

¡¡¡ RTVGFKWLAMADREQUESUSPARIÓATOSJUNTOSQWTIVGN!!!

Una vez desahogada entré en casa dispuesta a llorar mi mala suerte sobre el pecho de mi Municipal favorito pero me mantuvo a distancia: - Que te has vuelto a equivocar, boba de Coria. - ¿No te pirras por mis huesos? - Solo me faltaba esto. ¿Me pagas o qué?

Esto era más de lo que podía soportar y recurrí al que nunca me falla. - ¡Abuelito, ataca a Bedulio desde el Más Allá! - Bedulio perdió el color y le entró el baile de San Vito. 

A todo ésto, mi primer abuelito me preguntó: - Atacarlo ¿por qué? - Exasperada, reliqué: - ¡¡¡HOMBRES!!! - y cuando quiso actúar, Bedulio ya corría calle abajo batiendo records olímpicos.

domingo, 28 de marzo de 2021

El picnic.

 Hoy ha hecho día de tortilla de patatas, bistecs empanados y una buena ensalada. Todo esto comido a la orilla del mar. Y sin pensármelo dos veces, ha sido dicho y hecho.

Con la cesta de picnic que le regaló el banco a la abuela cuando todavía era una proletaria, por juntar no sé cuántos puntos, he ido hasta la costa con Pascualita en el escote, Pepe portando las llaves de casa, mi primer abuelito en plan Angel de la Guardia pero con un sudario diseñado por Balenciaga (somos muy amigos, me dijo) Estaba espectacular.

A medida que nos acercábamos al mar, cientos de palmesanos que habían tenido la misma idea que yo, marchábamos como en una romería, embozados tras las mascarilla, con un ritmo más alegre que de costumbre porque el sol nos calentaba.

Tomé posesión de un trozo de arena entre rocas como Cristobal Colón hizo con América. Las olas llegaban a la orilla suavemente. La sirena empezó a ponerse nerviosa. El mar la llamaba y yo no había caído en ello. Puse la mano en el escote para evitar que saltar.

El bicho estaba rabiosa y en un descuido, cayó sobre el mantelito, reptó hacia Pepe, que descansaba junto a la cesta y ,en cuanto pudo, lo agarró con los dientes y lo escupió lejos de si. El pobre llavero gritó: ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOO! Corrí en su ayuda mientras Pascualita seguía reptando camino del agua.

¡No podía dejar que se escapara! Entre eso y que no le traigo un bisnieto, la abuela me deshereda. Por eso salté como una rana y le pisé la cola. La sirena se revolvió y me clavó los dientes en un pie que, inmediatamente, se puso como una bota y continuó hasta alcanzar el grosor de un pie de elefante..

Pese al dolor y a no tener un chinchón a mano que me aliviara, conseguí detenerla en la misma orilla del mar, tirándome en plancha sobre ella. Y entonces Pepe y yo gritámos al unísono: ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

¡¡¡El agua estaba helada!!!

 Pero me levanté como pude y haciendo una profunda reverencia, agradecí a mi primer abuelito el aplauso entusiasta que me ofrecía.


sábado, 27 de marzo de 2021

El Canal de Suéz.

 - "Nena ¿has visto lo que ha pasado en el Canal de Suéz?" - No, porque me pilla a trasmano y con enterarme de lo que pasa en el barrio ya voy que chuto. - "Veo que sigues con tu entreno". - ¿Entreno para qué, abuela? - "Para ser más tonta que ayer pero menos que mañana" - ¿De qué me suena ésta frase?

La abuela colgó el teléfono y me quedé toda la tarde pensando. Al final tuve una enorme jaqueca que tuve que tratar con unos chinchones on the rock.

Hoy, en el telediario, he visto lo del Canal de Suéz - ¡Y luego dice la abuela que soy tonta, Pascualita! Habrá que ver dónde le dieron el carnet de conductor de barcos exageraos al que llevaba el volante. Lo que se deben reír de él sus amigotes. - ¡Que es un canal, tío! ¡Solo hay que tirar todo recto! jajajajajajaja, animalito.

La sirena y Pepe, sentados en mis piernas, tomaban conmigo los últimos rayos de sol primaveral mientras me escuchaban. - Es posible que ese timonel sea compañero de uno que conocí un día que estuve en Egipto navegando por el Nilo y tuvimos que pasar una exclusa. 

Ya sé que éste no tenía posibilidad de cruzarse a lo ancho allí dentro pero sí que podía dar bandazos de pared a pared. Y más cuando el hombre, hincha del Barça, tenía un televisor en la cabina, a su espalda, en el que daban un partido de fúlbol y jugaba su equipo. 

El tipo tuvo más tiempo la cabeza vuelta hacia la tele que a las paredes que nos encajonaban mientras los demás estábamos preocupados por su culpa, animalito.

Había pensado en tirarle los tejos en cuanto acabara su turno, por aquello del bisnieto de la abuela, pero no se puede luchar contra los elementos: el fútbol en este caso. - Ahí me dió la razón Pascualita haciendo la señal de OK y Pepe, que se tiró media hora diciendo OOOOOOOOOOOOOOOO

¿Habrá sido el fútbol el causando de semejante estropicio en el Canal de Suéz? ...


viernes, 26 de marzo de 2021

El pretendiente.

 Entre vecinas y vecinos me tienen contenta. Desde que se supo que había suelto un mono por el barrio ya son much@s los que han venido a llamar a casa o me han parado en la calle para decirme: - ¿Te has enterado de lo del mono? Que ocasión más buena tienes para que te haga madre y de paso, alegrarle las pajarillas a tu abuela con el deseado bisnieto. Animo y al toro... digo ¡al mono!

Reconozco que la primera vez que me lo comentaron pensé que no era mala idea... pero, claro, después de tanta insistencia me di cuenta (porque yo me doy cuenta de todo) que allí había gato encerrado. Tal vez alguien había pactado una exclusiva para el Hola para cuando naciera el monobebé y dejarme a mi a dos velas en cuanto al dinero. No me extrañaría que fuera cosa de la Cotilla.

También podría ser que se cruzaran apuestas entre vecinos... Cosas así. Y lo que peor me sentó fue que yo no vería ni un euro... Claro que tendría asegurada la Torre de Paseo Marítimo en el testamento de los abuelitos.

De todas maneras el mono no apareció a pesar de que lo oía entre las hojas del árbol de la calle. 

Una tarde me senté con la botella de chinchón y unos vasos, en el balcón. Pascualita estaba en mi escote, Pepe sobre mis piernas y mi primer abuelito haciendo el payaso sobre la barandilla, como no tiene miedo a matarse el jodío.

Mi idea era tentar al mono con el licor. Una manera como otra cualquiera de romper el hielo entre nosotros pero debe ser abstemio porque no asomó la nariz para nada. Valiente pretendiente me han buscado.



jueves, 25 de marzo de 2021

¿Mayordomo? por qué no...

 Antes de que metiera la llave en la cerradura para entrar en casa, la puerta se abrió como por arte de magia. - Que amable eres abuelito (dije, con la mejor de mis sonrisas) - Pero no lo vi. - ¿Abuelito... o abuelito? - La contestación fue algo así como: - ¡Hiiiiiiiiii Brrrrrrrrr! - Vaya, veo que progresas con los idiomas.

Y la puerta se cerró de repente: - ¡PAM! - y fue entonces cuando descubrí al "portero" y grité:- ¡¿Qué es esto?!

La Cotilla salió de su cuarto: ¡Sorpresaaaaa! Ya no es tu abuela la única de la familia que tiene mayordomo ¡Nosotras también! - ¡Pero si es un mono! - Oye, ¿ahora vas a tener prejuicios? ¿Acaso no somos primos hermanos? - Será primo suyo. No, mío. - Un presentimiento empezó a rondar por mi cabeza: - ¿A quién se lo ha quitado? - ¿Ya estamos malpensando? Estaba solito en la calle y al verme ha venido corriendo... - Pidiéndole un trabajo de mayordomo ¿a qué sí? - Me lo has quitado de la boca, nena.

Sonó el teléfono. Era el señor Li: - ¿Estal Cotilla? - (tapé al auricular y pregunté a la vecina) - Pregunta por usted la mafia china. - Hizo aspavientos diciendo ¡no estoy! - Señor Li, ¿pasa algo? -¡ Desapalecel mono de tienda! - ¿Para que quiere usted un mono? - ¡A ti no impoltal, boba de Colia!

¡Huy, que mal me sentó que me dijera esooooo...! - ¡Pues aquí no hay ni monos, no monas. Hasta luego, Lucas! - Y colgué.

Como caídos del cielo aparecieron, de repente, unos chinos en mi rellano tocando el timbre como si se hubiesen quedado pegados a él. A la Cotilla le entraron los sudores de la muerte. - ¡Ay, ay, ay, me harán relleno de los rollitos de primavera! - ¡Me alegro, jodía! 

Mientras discutíamos, por el rabillo del ojo vi a Pascualita ofreciendo al mono refugio en su acuario. También la cristalera del balcón lo hizo abriéndose de par en par mientras la rama del árbol de la calle le decía: - Ven y ven y ven...

¿Que podía hacer yo ante tamañas muestras de solidaridad? Simplemente, hacer oídos sordos al timbre y dejar que el mono se escondiera entre las hojas del árbol.

miércoles, 24 de marzo de 2021

Cambio de estrategia.

 El no dejarme comer tranquila se ha convertido en un deporte olímpico en mi casa. Todos quieren meter mano en mi plato ¡y a mi me da un ascooooooooo! Por esto como encerrada en mi cuarto. Pensé que así estaría libre de estorbos pero me equivoqué porque mi primer abuelito se cuela a traves de las paredes, del ojo de la cerradura, por debajo de la puerta... y lo que a mi me enfada a él le divierte.

- ¡Hace tantos años que no como... y todo es ponerse. En cuanto probé tu comida se me despertó la afición que tenía antes de irme al otro mundo y ahora espero la hora de comer como agua de mayo ¿Qué has guisado hoy, nena? - ¡Nada! He abierto un bote de albóndigas con tomate y ... - ¡Trae pacá! - ¡¡¡Abuelito!!!

Solo hay tranquilidad cuando la Cotilla come conmigo ¿Por qué? ¡Vaya usted a saber! Pero es cierto que, entonces, todo el mundo se porta bien: el árbol es un árbol normal, Pepe un llavero, Pascualita ni se asoma al borde del acuario, la cristalera del balcón ni siquiera chirría y mi primer abuelito no se presenta.

Es difícil meterse en unas mentalidades tan esdrújulas. 

La vecina está asombrada de que le insista para que se quede un rato más después de la siesta. - Tengo trapicheos pendiente, nena. - ¿Nos tomamos unas copitas de chinchón?... ¿qué me dice? - Que tengo que preparar a tu abuela para enfrentarse a la vida sin un bisnieto porque lo que haces no es normal. Creo que tienes una loca menopausia que te trastorna. 

La abuela ha venido a verme y darme un últimatum: - "¡Ya te estás buscando un hacedor de bisnietos, te guste o no! Te dije que se te pasaría el arroz ¿a qué sí?" - ¡Pero si no...! - "¡Me lo ha dicho la Cotilla!" - ¡Ya ves tú! Habló el sabio Salomón, no te fastidia.

He tomado la decisión de comer con todo el que quiera sentarse a mi mesa, salvo la Cotilla. He abierto una lata de macarrones con tomate y hemos comido todos, incluso la cristalera que, como no se puede mover del sitio, he tenido que tirarle dos o tres cucharadas a los cristales que han quedado hechos una pena, pero nos hemos reído mucho, sobretodo cuando mi primer abuelito se ha marcado un zapateado sobre la bandeja de macarrones. Le hemos aplaudido a rabiar.

 





martes, 23 de marzo de 2021

Mi gozo en un pozo.

 Estaba sola en casa después de un día de trabajo agotador... bueno, voy a dejarlo en "trabajo" Pero estaba sola y de repente me ha apetecido comer un danone con galletas María. Me he levantado de la silla que había puesto en el balcón donde estaba tomando el sol tan ricamente.

Mientras iba a la cocina he suplicado a Santa Rita que es la abogada de los imposibles: - Que no venga ahora la Cotilla. Que no me llamen la abuela ni Andresito. Que no se presente Bedulio con otra multa. Que nadie me pida asilo familiar... Que me dejen como estoy y pueda disfrutar de mi capricho.

Llegué a la cocina, preparé la delicatesen, volví al balcón, me senté de nuevo a disfrutar el calorcito y abrí la boca para meter en ella una cucharada colmada de ... - ¡Cuidado, que lo tiras! - Y media calle levantó la vista hasta mi.

A la rama del árbol de la calle, educadita ella, le faltó tiempo para meter la punta en el vaso y saborear lo que tan amorosamente, me había preparado.

Entré en el comedor dando un portazo. A la vidriera le faltó tiempo para recriminarme. - Si rompes un cristal lo pagas tu, egoísta. - ¡¿Egoísta?! - No salía de mi asombro cuando un dedazo se llevó medio danone a la boca... para que se le cayera al suelo de inmediato, porque el alma incorpórea de mi primer abuelito es lo que tiene, le falta consistencia. 

Tampoco pude recoger lo caído porque llegó antes Pascualita reptando como una serpiente pitón y los restos del danones y las galletas desaparecieron, como por arte de magia, en su buche. La vi relamerse, impulsarse con su poderosa cola de sardina, hacia las alturas... mi altura (que tampoco es tanta) y caer límpiamente, en mi vaso. Tras lo cual, lo poco que quedaba de mi apetecible deseo, se esfumó

Unos lagrimones como puños rodaron por mis mejillas hasta estrellarse contra el suelo, cosa que aprovechó el abuelito para lavarse las manos pringosas de danone... ¡Me siento utilizadaaaa, jodíos!

lunes, 22 de marzo de 2021

Una y no más.

 Nunca una vecina me ha pedido que le de una tacita de azúcar o de arroz. En fin, eso que es tan común entre personas que viven juntas. Nunca hasta hoy. 

La rama que da a mi balcón, del árbol de la calle, ha rascado suavemente los cristales y la cristalera, como bien educada que está que para eso le pagaron sus padres un buen internado en la mejor cristalería del barrio, le ha abierto las puertas. Y segundos después yo he gritado: - ¡Cierra, jodía, que hace frío!

Pascualita ha subido hasta el borde del acuario para enterarse de todo. Mientras la rama entraba, tímidamente, en el comedor, el árbol dejaba oír su voz. - Déjame un poco de pan de ayer, vecina, que tengo muchas bocas de gorriones que alimentar. Con éste vendaval no salen a por comida - Claro que se lo di, justo en el momento en que la Cotilla entraba en casa y rápida como el rayo, me arrebató el pan de las manos.

- ¡Quieta, parada! el pan no se tira. ¿Qué hay para comer? - Fabada (dije, mientras intentaba quitárselo) - Servirá para rebañar el plato. - Es para los gorriones. - ¡Para el plato! - ¡Para los gorriones! - ¡Unos gorreros es lo que son! - ¡El pan es mío y se lo doy a quien lo necesita! - ¡Esa soy yo! (y se lo metió en el bolsillo, por si acaso, dijo)

Con la ilusión que me hacía ayudar a una vecina en apuros... claro que la Cotilla también es una vecina pero no es lo mismo. 

A la hora de comer me ha ido entregando trozos de pan a cuentagotas (para que no lo despilfarre) 

Después de la siesta reparadora me he dado cuenta de que la juanlanas de la Cotilla se está adueñando de mi casa y de mi. En un arrebato, entré en su cuarto, cogí el resto de pan, lo empapé con agua y chinchón y saliendo al balcón, le pasé el cazo a la rama y ésta la depositó en la boca del árbol que se lo tragó.

Poco después, el chinchón hizo su efecto, los gorriones dejaron de temblar y lanzaron al aire sus trinos... Y así llevan desde hace cuatro horas, borrachos como cubas y piando sin parar. Tengo la cabeza como un bombo de escuchar las quejas de la Cotilla y la escandalera de los gorriones...

A buenas horas se me ocurrió ser servicial. ¡¡¡Una y no más, Santo Tomás!!!

domingo, 21 de marzo de 2021

Rebelión

 Había empezado ya con las ensaladas, pensando que el calor iba a seguir entre nosotros y sin embargo, ha venido la nieve. Así que toda la verdura que compré estará tiritando dentro de la nevera hasta que vengan días mejores.

Con los cristales del balcón cerrados a cal y canto, me paso el día detrás de los tímidos rayos de sol. Que se pone aquí, muevo la silla hasta meterme dentro del rayo. Que se pone allá, pues allá que voy con silla y todo para no perderme ni una mijita de calor.

La abuela ha llamado: - "¿Te vienes a comer a casa?" - ¿Se ha muerto la Momia? - "Noooo. Lo que pasa es que quiero hablar contigo sin moros en la costa" - ¿Ha llegado otra patera? - "Que no!" - Pues explícate mejor... - "Lo digo por mi ex. Es peor que la Cotilla y no me da la gana de que escuche lo que tengo que decirte" - ¿Era muy elegante en vida? - "Jajajajajajajajajaja ¡Ay, que risa, Maria Luisa! Iba todo el día con el mono del taller" - Que gracioso. ¿Era de mantenimiento de un zoo? No me lo habías contado. Pues si lo vieras a hora, lo visten quienes que fueron los mejores modistos y le sientan los sudarios como un guante...  - ¡Bueno, vale ya de darle coba! que una sabe lo que tenía en casa!"

De repente algo sonó en la cocina. - ¿Pascualita... o Pascualita? ¿Qué estás haciendo? - Me contestó Pepe: - OOOOOOOOOOOOO - pero como habla tan raro no lo entendí. Me despedí de la abuela y corrí a ver qué pasaba.

La puerta de la nevera estaba abierta de par en par y lechuga, tomates, aguacates, zanahorias y demás verduras, con los brazos en jarras, gritaban: ¡¡¡Nos aburrimoooooo!!! - ¡¡¡Exigimos una nevera con televisión interior!!! - ¡¡¡Estatut, estatut!!! (decían unos champiñones desde la última fila) - ¿De dónde sois vosotros? (les pregunté) - ¡De Girona, maca! 

Llevan tantos días encerrados que se me están subiendo a las barbas los muy jodíos. Tendremos que parlamentar y mirar de llegar a un acuerdo... Ay, señor. Que cruz...

sábado, 20 de marzo de 2021

Despistados.

 Cuando ésta mañana he visto las montañas blancas me he sentido acompañada: ¡la Primavera es tan despistada como yo! Me he preparado un chinchón on the rock, he salido al balcón y alzado la copa mientras gritaba: - ¡Bienvenida al Club, Primavera!

Algunos vecinos me han afeado que beba en público a horas en que los críos pueden verme. Otro decía: ¡Invita, tía, que es malo beber sola! - Reconozco que a éste lo he examinado con más detenimiento desde lo alto de mi atalaya, por si me servía para lo del bisnieto pero el árbol de la calle, tiritando de frío, no me lo ha aconsejado: - Con éste se te iría el sueldo en botellas de chinchón y no lo catarías. 

Menos mal que el árbol es un buen amigo porque al gachó, entre anorak, mascarilla, gafas de sol y gorra, más que verlo he tenido que adivinarlo. 

Antes de poder entrar en casa, salió volando como una exhalación el ánima de mi primer abuelito: - ¿A dónde vas con éste temporal? - ¡¡¡A que me mojen las aguas de abril!!! 

¡Qué maravilla! también las ánimas se despistan. Me faltó el canto de un duro para decirle que el agua que caía era de marzo pero me pudo la ternura: ¡Ya sé a quién salgo!

viernes, 19 de marzo de 2021

Una mañana tranquila en casa.

 

Pepe el jibarizado giraba lentamente su ojo-catalejo enfocando a mi primer abuelito que se divertía caminando por el techo del comedor como si fuese un murciélago. -  Como te cargues la lámpara me vas a oír... Eres peor que la abuela ¿No te das cuenta de que ya tienes una edad y no estás para éstos trotes? - Ahora entiendo porque no tienes novio todavía. - ¿Perdonaaaaa? 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿qué has hecho? - Nada. - ¿Y porque tengo que perdonarte, boba de Coria? - ¡No hablaba con usted! - ¿No tendrás escondido a Pascual? Mira que tardo ná y menos en contárselo a Andresito y aquí arderá Troya.

Entonces Pepe dijo OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO y la Cotilla se estremeció de arriba abajo. - No se asuste. Es el llavero que está hablando con alguien que usted conoce muy bien. - La vecina miró en derredor... - No veo a nadie. - Está en el techo. Ahora se le acerca. - No hay... nadie... - ¿Cómo que no? Mi primer abuelito y bien chulo que va con su sudario con dibujo Pop Art que le queda de maravilla.

La Cotilla hizo la señal de la cruz con los dedos mientras la sangre se congregaba a sus pies para deliberar si valía la pena seguir trabajando para una persona tan mayor. Algún glóbulo rojo (un esquirol, a todas luces) debió decir: Cumplamos con nuestra obligación y ¡a trabajar! - A pesar de las protestas de la mayoría, se hizo caso al lider y la sangre colvió a correr por todo el cuerpo devolviéndole su color natural, cosa que la Cotilla aprovechó para bajar los escalones de cuatro en cuatro y salir a la calle despavorida, gritando: - ¡Viene a por mi! ¡Quiere la revanchaaaaa!

Pues, por eso brindamos y hasta el abuelito, por muy incorpóreo que sea, metió el dedo en mi copa de chinchón y se lo llevó a los labios. La gota pasó, directamente, al suelo pero él se relamía como si se la hubiese bebido.

jueves, 18 de marzo de 2021

El bingo.

 Desde lo alto de la lámpara del comedor, mi primer abuelito lleva una hora pidiéndome que juguemos al Bingo. - ¿Crees que no tengo nada más que hacer? (le digo con acento de señora hacendosa) - Estoy seguro de ello (me responde el tío)

- ¿Cómo vamos a jugar si solo somos dos? - Llama a tu abuela. - ¡No me líes que, como se entere Andresito que la junto contigo, me deshereda y a mi me gusta mucho la Torre del Paseo Marítimo! - Que pesetera eres, nena. - Claro, como tu ya tienes la Vida Eterna arreglada, que vas a decir.

Seguimos discutiendo un buen rato más hasta que se me ocurrió... - ¡Pero si no tienes dinero, abuelito! - Ya salió la interesada ¿acaso no existen los garbanzos? - ¿Acaso los hay en la Eternidad? - Pues... no tengo ni idea. Como aquí no se come. - ¿Ah, no? - Entras en la Eternidad con todo solucionado. Cuando San Pedro dice: pasa, te dejas fuera todo lo que tenías en la Tierra: hambre, sed, sueño, risas, llanto, dinero por supuesto y supongo que los garbanzos también. - Pues así no hay quien juegue. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿con quién hablas, boba de Coria? - Conmigo misma, Cotilla. - ¿Vamos a comer garbanzos entonces? - Pensaba jugar con ellos al Bingo... - ¿Y qué comeremos? - Abriré una lata de albóndigas con tomate. 

Decidido el menú, jugamos al Bingo los tres (los cartones del abuelito los llevaba yo) Se nos unió Pepe el jibarizado queriendo cantar los números pero acabé metiéndolo en un cajón del aparador porque a todos los números los llamaba OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO y así no hay quién juegue.

miércoles, 17 de marzo de 2021

La boquilla.

 La abuela ha venido a casa. - "Te traigo un regalo" - ¿Es mi santo? - "No" - ¿Entonces...? - "¿Desde cuando una abuela necesita una razón para hacer un regalo a su nieta?"

No podía creer lo que oía. Hasta Pascualita saltó del acuario al aparador y de allí a la mesa del comedor para no poderse un acto tan inusual en esta casa.

Del bolso de la abuela salió un hermoso estuche alargado, con incrustaciones de marfil formando arabescos sobre la madera de ébano. - ¿Una caja? - La abuela levantó una ceja (malo) y yo cerré la boca, luego abrí la caja. Pero lo que vi me desconcertó: - ¿Una flautita? - "¡Cada día eres más tontita!"

Después de ponerme a caer de un burro, me informó: - "Es una boquilla antigua..." - ¿Para? - "¡Fumar! Que cruz tengo contigo... La compró Andresito en la subasta de un anticuario" - Pero... yo no fumo... - "Con ésta boquilla puedes hacerlo. Es tan bonita que no puede causar ningún mal" - Fuma tú... (pasó de mi) Perteneció a Mata Hari." - Ah. - "¿Eso es todo?" - ¿Una amiga tuya?

Llamó a Geooorge: - "¡Deja abierta la puerta del rolls royce y, en cuanto llegue, sales disparado. Ya no aguanto más!" - Y corrió escaleras abajo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Anda, que boquilla tan bonita! - Era de una amiga de la abuela venida a menos. - ¿Qué amiga? - Pues... hummm... Mataalgo creo que ha dicho. 

La voz de mi primer abuelito llegó nítida a mi cerebro. - Tu abuela quiere que la uses para saber si la boquilla está envenenada. Como Mata Hari era una espía doble... 

Como escarpias se me puso el vello. - ¿Estás seguro de lo que dices? - ¡Clarinete! - ¡La madre que la parió! (grité mientras Pascualita mostraba su sonrisa más siniestra y hacía la señal de OK)

martes, 16 de marzo de 2021

Adiós, Mariposa.

 Al llegar a casa, cargada con el carrito de la compra, la mariposa blanca iba derecha hacia el acuario donde Pascualita, subida en su borde, la veía venir. - ¡Nooooooooooo! ¡No te arrimes que te comerá! - Pero el caso es que la mariposa se colocó sobre el pelo-algas de la medio sardina y... no pasó nada.

Cosa rara porque la sirena se ha aficionado a comer todo lo que se le acerca. De todos modos, no le quité ojo. Llevaba un rato en tensión, esperando que, de un momento a otro ocurriera una tragedia. Pensé que lo mejor sería desviar la atención de la sirena aunque no sabía cómo. Mi mente acudió en mi ayuda llevándome hasta un pensamiento que ayer dejé colgando: La edad, hacia atrás, que celebra la sirena.

 - ¡Así que, ahora los cuentas hacia atrás! por eso rejuveneces año tras año. ¡Así no vale, guapa! De éste modo yo también habría conocido a los dinosaurios... Mejor, no, Podrían haberme comido. 

Pascualita hizo la señal de OK y siguió contemplando a la mariposa blanca y yo, a lo mío: - Me gustaría saber cuántas veces has ido hacia atrás y adelante... Tus amigas ya no sabrían qué regalarte. 

Sobre la lámpara del comedor apareció mi primer abuelito: - ¿Dónde estabas? - Probándome sudarios a cual más espectacular. ¿Te gusta? (Extendió la tela que lo cubría) Es de Christian Dior. Y gratis! El hombre está entretenido y lo agradece así porque la Eternidad es muuuuuy larga. - ¿Lo conoces? ¡Que envidia! - Cuando te mueras te lo presentaré. - ¡Quita, quita! 

Mientras hablábamos, la mariposa blanca, tan pequeña, salió volando despidiéndose de todos, incluso de Pepe el jibarizado que lo hizo a su manera: ¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Antes de llegar a la cristalera del balcón, la mariposa desapareció, pasando al otro lado del Espejo muy cerca de mi primer abuelito. Y allí se quedó por siempre jamás.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - Tragándome una lágrima, pregunté: ¿A ver si sabe cómo celebran su cumpleaños las sirenas, Cotilla? - Voy a llamar a Alcohólicos Anónimos y ellos te lo contarán. Mira que desayunar con chinchón... ¡Que cruz tenemos contigo!

lunes, 15 de marzo de 2021

Los quince años.

 Es imposible tomarse un cola cao en ésta casa sin que te salte la sirena dentro de la taza. A punto he estado de tomarla por un trozo de ensaimada ésta mañana (y eso que comía pan tostado) y se ha librado del mordisco porque me ha entrado una salpicadura en un ojo y han bajado todos los santos del calendario.

- ¡Ya está bien, demonio de sardina! ¡Con la edad que tienes ya podrías haber sentado esa cabeza de chorlito! ¡Cualquiera diría que cumples años hacia atrás, jolines! 

Fue decir eso y pensar que había dado en el clavo, fue todo uno. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿A qué estás hablando de tu abuela? ¡Eso cree ella! No hay más que ver como viste, como se pinta, como habla y coquetea. Toda la vida pensando que tiene quince años y ejerciendo de ello ¡La de novios que me ha quitado la muy bruja! - Haberse aplicado usted el cuento en lugar de pasarse la vida protestando.

La Cotilla me miró de arriba abajo, levantó la ceja izquierda y dijo: - Menos mal que viendo la descendencia que ha tenido (o sea, yo) me doy por desagraviada. - Y se metió en la salita a encender velas en el Altar de los Amigos de lo Ajeno.

Estuve pensando, más de dos horas, en lo que había querido decir... Al final lo dejé por imposible porque la mariposa blanca se posó en mi cabeza y al mirarme en el espejo del aparador pareció que llevaba un lacito en el pelo.

La abuela se presentó en casa sin avisar. - ¿No vendrás a pedirme asilo familiar? - "¡Claro que no! con las vistas tan hermosas que tengo desde mi casa" - ¿Has venido para ponerme los dientes largos a cuenta de la Bahía de Palma? - "¿Eh...? ¡ah, nooooo! jajajajajajaja Me refería a una casa que comparten un grupo de estudiantes, de esos que no les importa que los vean estén como estén." - ¡¡¡Abuela!!! 

La Cotilla asomó la cabeza para sentenciar: - ¡Te lo dije: se quedó en los quince años la muy jodía!

domingo, 14 de marzo de 2021

Los tránsfugas y la Momia.

 Sonó el teléfono. Era Geoooorge que, en tono suplicante, me dijo: - Boba of Coria ¿mi venir a casa de yuo? - ¿Quién es yu, inglés de las narices? - Ser tú - ¿Yo? - Yes, yes. ¿Poder venir yo a casa tuya? - ¿Para qué? Si crees que vas a ser el padre del bisnieto de mi abuela, lo tienes claro. - ¡Oh, no! Ser porque mi tener nervios mal porque Madame Momia querer que mi comprar ¡un paquete of transfugas!.

Lo pensé un momento y decidí que su razonamiento era bueno - Vale. Pero solo un ratito. - ¿Ratito ser two días? (Y colgó)

Llamó el abuelito: - Nena, necesito que me acojas... - ¡Ya lo sé! Anda, aprovecha y ven con Geoooorge. - ¿El también te lo ha pedido? Pobre hombre, en lo que ha quedado...

Más tarde, sentados a la mesa de la cocina, me confesaron que no aguantaban más los aires de grandeza de la abuela, rayando en el ridículo más grande que se haya visto nunca. - Quiere ser la primera en sentar un tránsfuga reciente, a la mesa ¡Y arrastra a mi pobre madre! - Aunque mi primer abuelito, embozado en un sudario verde esmeralda, me susurró que la abuela siempre había sido así. De sindicalista y todo.

La mariposa blanca revoloteó cerca del abuelito y acabó posándose en la parte alta del sudario y el efecto fue como si llevara una pajarita blanca. Todo un detalle de elegancia por su parte.

El caso es que la Momia ha oído campanas y no sabe dónde. Sabe que hay tránsfugas por ahí de quita y pon. - ¡¡¡A PESETA, OIGA!!! (dijeron que grita por los pasillos de la Torre del Paseo Marítimo) Andresito ¡tráeme cuanto y mitad de tránsfugas! ¡Quiero cuatro! 

La bruja de la abuela le sigue la corriente y en cuanto salen noticias sobre este tema en los telediarios, corre a buscarla para verlas juntas. - Esto no hay quien lo aguante, nena, porque al ser noticia reciente, no paran de hablar de ello. - Por lo visto, antes de salir de casa, la bisabuelastra le ha dicho a su hijo: - ¡Andresito, no vuelvas sin mis tránsfugas! quedarán muy bien sobre la cómoda del cuarto de tu padre.

sábado, 13 de marzo de 2021

Tala de árboles en Palma.

 Mientras desayunaba viendo a Pascualita dar saltos mortales en su taza de cola cao y dejándo la cocina pringada, un alarido ensordecedor estuvo a punto de enviarme al otro lado del Espejo, del susto. 

Cuando recuperé el aliento perdido me asomé al comedor para encararme con mi primer abuelito al que un momento antes había dejado haciendo vuelos a ras de muebles por toda la casa mientras su hermosísimo sudario, color rojo pasión, (¡verás como lo vea tu ex! le dije) se extendía como una mancha del más fino aceite de oliva dentro de una sartén, cosa que lo convertía en todo un espectáculo.

También él perdió el aliento, que no tenía, del susto. - Si no has sido tú, abuelito ¿quién ha gritado?  - Habrás sido tú. A mi no se me oye desde que soy un ánima que vaga por la Eternidad... - ¡Y por mi casa! - Eso también.

Pascualita reptaba camino del balcón. La cristalera, curiosa, se abrió para dejarla salir : - Y luego me cuentas quién ha gritado. - Los deditos de la sirena formando la señal de OK me confirmaron que sabía algo y fui tras ella.

La solución al enigma se encontraba pegado a mi casa. El árbol de la calle temblaba como una hoja delante de un ventilador. De su boca salían hipos y sollozos. Lo toqué y estaba helado. Al verme, muchas de sus hojitas se arremolinaron a mis pies buscando protección.

El árbol de la calle tenía pánico porque una furgoneta de Parques y Jardines había aparcado junto a la acera. Salieron unos operarios que, sierra mecánica en riste, se acercaron a él. ¡Iban a talarlo!

Corrí a la cocina, llené un cubo de agua y se lo tiré a los mata-árboles. Ni les gustó la ducha ni el golpe del cubo. - ¡Ni se os ocurra tocarlo! ¿Váis a venir vosotros a darnos sombra? - ¡¡¡Pónte una sombrilla en el balcón, pardala!!! (me gritaron)

Pascualita se tiró del balcón cayendo entre la pelambrera de un operario al que dejó mondo y lirondo en un abrir y cerrar de ojos. Y siguió con los otros que no sabían qué los estaba atacando.

Bajé como un rayo a la calle a rescatarla. 

Apareció Bedulio por una esquina pero, al ver el ataque recordó los que había sufrido él y lo feo que estaba después, como si un indio le hubiese arrancado la cabellera. Así que, sin aspavientos, se dio la vuelta disimuladamente y se fue porque dónde había venido.

Y ese día no hubo tala en Palma.



viernes, 12 de marzo de 2021

Dichosa política.

 Me ha llamado Andresito: Nena, ¿puedes acogerme unos días en tu casa? - ¡¿Otra vez?! - Si supieras la que me está montando tu abuela... - La estoy oyendo. Te está poniendo como hoja de perejil ¿La has engañado con una rubia? - Que más quisiera yo pero solo tengo ojos para ella. Toda la culpa la tienen los telediarios. - ¿Has piropeado a una de las locutoras? - ¡Que no, coñe! Es que no paran de hablar de transfuguismo. - ¿De eso que hacen los magos en el circo? - Más o menos.

Media hora después, el rolls royce aparcaba en la parada del bus y el abuelito entró en casa seguido de su mayordomo inglés cargado como un negro de las antiguas películas de safaris. Quedé boquiabierta. ¿Cuánto tiempo pensaba quedarse?

- Geoooorge, ves guardando las cosas en la antigua habitación de mi esposa. - Solo entonces me acordé de que ese cuarto lo ocupa la Cotilla. - ¿Te importaría dormir en el sofá-cama de la salita? - Claro que me importaría. Ahí dormirá Geoooorge.

Bien (pensé), ya habrá tiempo para arreglar las cosas... Cuando venga la Cotilla que se jueguen la habitación a los chinos.

 El inglés nos preparó te, al que mejoramos con un buen chorrito de chinchón y Andresito me contó el motivo del enfado de la abuela: - Porque no soy tránsfuga. Nunca saldré en la tele y no podrá fardar de marido famoso. Quiere ser la mujer asombrada que va detrás del inútil del marido...

- ¿Tú no habías dejado la política? - Me jubilé como todo hijo de vecino y tu abuela nunca me lo ha perdonado porque he perdido el poder en lugar de traspasárselo a ella como si fuéramos de la realeza. Me echa en cara que no nos invitan a las recepciones reales. - Hay que ver, con lo sindicalista que era de soltera. - Pues lo disimula muy bien.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! 

Una hora después de haber llegado, el abuelito y su mayordomo, recogieron los trastos y se volvieron a la Torre del Paseo Marítimo con el rabo entre las piernas. La Cotilla les ganó a los chinos.

jueves, 11 de marzo de 2021

La Cotilla me crispa.

 La mariposa blanca hace buenas migas con mi primer abuelito, tanto que hoy ha aparecido con una túnica blanca y luminosa que casi me deja ciega. - ¿Te han hecho santo? - ¡No lo quiera Dios! - Entonces ¿a qué viene tanta blancura? - Me he vestido a juego con la mariposita. - ¿No le estarás tirando los tejos? - ¡Pero si es muy pequeñita! Que no te oiga San Pedro o los chivatos que tiene repartidos por la Eternidad, y tergiversan mi idea candorosa. - ¿Qué podría pasarte? - Ir de cabeza a las ollas de Pedro Botero por siempre jamás. - ¡Ostras!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué pasa con las ollas? Si tienes que comprar alguna compramela a mi y te haré un buen precio. - ¿Me hará descuento? - No. Ya tienen buen precio. - Pensé que siendo para mi... - ¿Te estás oyendo? Cómo queremos que España vaya bien si siempre caemos en el amiguismo. - Pues a usted bien que le gusta regatear. - ¡Porque es un arte! Y con el que se nace, pero tu no has tenido esa suerte. 

Se fue derecha a su cuarto dejándome con la rabia que me subía como un volván a punto de entrar en erupción, por eso grité: - ¡¿Cuándo me pagará el alquiler que me debe?! - ¡Cuando tengas arte!

Pascualita había subido al borde del acuario cuando oyó nuestras voces. Ahora, lejos de miradas peligrosas, se dedicó a dar saltos mortales sin parar hasta que dejó el suelo anegado y el acuario sin agua de mar. - ¡Pues no hay más, lista!

La Cotilla olió negocio y asomó la jeta mientras la sirena se apresuraba a esconderse entre las algas del fondo. - ¿Qué necesitas ahora? - ¡Agua de mar! (dije sin pensar) - Sigue así, boba de Coria y tu abuela  seguirá sentada esperando al bisnieto.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Torrijas.

Se acerca el tiempo de torrijas y no sé si comeré alguna porque la abuela, que es quién las hace, dice que serán para llevar a El Funeral cuando lo abran. - Iré a comerlas allí... - "¿Eres socia?" - No, pero... - "Ni pero, ni pera. Cuando recuperemos la normalidad respetaremos todas las normas, habidas y por haber porque ésta Pandemia nos ha enseñado que éramos muy pasotas y nos pasábamos las normas por el forro. Por eso el coronavirus ha podido hacer estragos y..." - ¡Vale ya. Respira, abuela! ¿Crees que por comerme una torrija, hecha por ti, en un sitio donde todo el mundo me conoce, me va a atacar el bicho aunque esté vacunada? - "¡Exactamente!"

- Entonces no podrás llevarte a Pascualita, camuflada de feo broche, porque tampoco es socia y... - "¡Alto ahí! ese es otro cantar. La sirena es mi amiga, la que me cura el asma, la que... " - ¡Y yo soy tu nieta! - "Pues, por eso mismo, no comerás torrijas en El Funeral"

Estoy depresiva... Así que doña Pascuala comerá torrijas y yo no. Voy a vestirme de penitonta y desfilaré pasillo arriba y abajo, cantando por lo bajini eso de ram, ram, ram pataplán ¡tiru, tatatiiiiiru...! llevando uno de los cirios de la Cotilla encendido y algunos confites de Semana Santa en el bolsillo de la bata para tirárselos a mi primer abuelito, a la mariposa blanca, al árbol de la calle... ¡snif!... a la cristalera del balcón, a Pepe el ... ¡snif... snif!... jibarizadoooooo... ¡Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Ahora estoy peor porque ha venido la Cotilla y le he comentado todo el tinglado que quiero hacer y, en lugar de entenderme, apoyarme y darme ánimos, me ha dicho que las velas son para su gurú Bárcenas y cómo se me ocurra coger alguna me... ¿capar? No, no ha dicho eso pero, sí algo parecido.


martes, 9 de marzo de 2021

Conciencia de clase.

 Los abuelitos han llegado presumiendo de haberse vacunado ¡siete veces! contra el coronavirus. - ¿Cómo que siete? - "Y aún nos falta una. La que haga ocho porque éstas vacunas van de dos en dos." - Me estás contando un cuento chino (dije con guasa) - No, nena. Tu abuela te dice la verdad (dijo Andresito)

En lo alto de la lámpara, mi primer abuelito no nos perdía de vista. Y cuando Andresito ratificó las palabras de la abuela, su ex se puso a hacer el pavo real caminando, boca abajo, por el techo. A mi me daba la risa.

Ahuecaba la hermosa túnica azul que llevaba y movía, presumido, las plumas irisadas y largas, de pavo real que le habían salido en el culo hipotético porque, al ser un alma no tiene ni chicha ni limoná. Aplaudí al original disfraz pero, telepáticamente, me dijo que de disfraz nada de nada. - Hay que ver cómo ha cambiado tu abuela desde que es millonetis. (se quejó su antiguo marido) Estas plumas tendría que llevarlas ella. - No se lo digas que te despluma.

- ¿A qué viene poneros tantas vacunas? - "Porque somos ricos, boba de Coria" - Pero eso no es tener conciencia de clase... - "¡Cómo que no, alma de cántaro! De clase rica" 

Pascualita, que entiende hasta el suajili, hacía la señal de OK con sus deditos palmeados mientras daba golpes con la cola de sardina en el cristal del acuario para jalear, más aún, a la abuela. 

Andresito se acercó a mirar de dónde venía ese ruído. Yo corrí más que él, con la botella de chinchón en la mano y echando un buen chorreón al agua. - ¡¿Pero qué haces, nena?! - Es bueno para las algas. Crecen más. - A todo ésto, Pascualita ya se había zambullido en pos del licor al que no dejó que llegara al fondo del acuario.

lunes, 8 de marzo de 2021

Mi discurso.

He sentado a Pascualita en el frutero de la cocina y a Pepe lo he dejado sobre la mesa, con la cabeza un poco levantada para poder mirarlo a lo ojos y saber qué piensa. Sé que no tiene cerebro pero hay tanta gente descerebrada por el mundo que sí tiene, aunque no lo parezca que, quién sabe, tal vez suene la flauta por casualidad y diga algo coherente.

He convocado ésta reunión de Familia para hablar y dejar costancia de los siguiente: Ha llovido toooodo el día y estoy "encantadísima" con los de El tiempo de la tele ¿No podrían decir la hora, exacta, en que caerá el chaparrón? o dicho de otro modo ¿tiene que llover cuando acabo de limpiar los cristales?

A medida que desgranaba mi discurso me iba creciendo: ¡¿Por qué no me ha avisado nadie?! ¡¿Acaso no soy una ciudadana ejemplar?! ¡Y tanto que lo soy! No voy tirando papeles al suelo, ni pego chicles en las paredes, ni las ensucio pintarrajeándolas ¡¡¡Y podría hacerlo, señora y señor... !!! ¿Eh. Qué dices abuelito? ... Me corrijo (y aprovecharé para tomarme unos chinchones) Mi primer abuelito dice que hombres son dos: Pepe y él... ¡anda qué...!

- Bueno, pues, entonces digo: señora y señores... Perdón ¿qué pasa ahora, abuelito?... ¿La mariposa blanca, también? Vale, pues: señoras y señores... Como iba diciendo: señor... ¡¿Qué tripa se te ha roto ahora, abuelito?! (jopé con la telepatía) ¿Las hojitas del árbol de la calle?... ¿también la cristalera? ... ¡La lámpara del comedor quiere escuchar mi discurso! ... Bueno, es un honor y... ¡Aaaaah, no! Ni hablar de enumerarlas a todas porque las hojitas serán ciento y la madre... ¿Se enfadarán si no lo hago? Para un día que quiero dar un discurso... ¡¿Las algas del acuario también están interesadas?!

Eché una mirada en derredor. Vi muchas caritas sonrientes y me asusté. El pánico escénico me atacó con fuerza y tuve que replegarme hasta el fondo de la despensa para que nadie viera el rojo de mis mejillas ¡Que vergüenzaaaaaa me entró!

Cinco minutos más tarde, la concurrencia, harta de esperar, demostraba su enfado a grito pelado: ¡¡¡Nos han robao el carrito del helaooooo!!!








 

 

 

 

domingo, 7 de marzo de 2021

El futurible.

 No soy rencorosa, nooooooo, pero me lo he pasado muy bien metiendo montones de hojas secas en la boca del árbol de la calle. ¡Lo que me he reído cuando se ha atragantado! Y encima se ha enfadado ¡vaya por Dios! Otro que tiene la pielecita muy fina.

Bedulio me ha parado cuando me iba a trabajar. - Toma, una multa por tirar porquería dentro del tronco de ese árbol. - ¿Una multa por eso? - Es una multa ecológica. - Pero si eran sus propias hojas. - A mi que me registren, boba de Coria. Cumplo con mi deber.

Y dejando caer el papelito dentro de mi bolsa, siguió su camino encantado de la vida desde que le ha nombrado policía de barrio. - Pues si que me ha salido cara la broma (me quejé)

Al volver a casa la puerta del portal se rió a mis espaldas. - ¿Pasa algo? (no lo dije en el mejor de los tonos) - Doña Cotilla está encendiendo velas jijijijijijiji ¡que mujer, ésta! - Subí los escalones de tres en tres y al entrar en casa un resplandor trémulo que salía de la salita me confirmó la noticia. - ¡Cotilla, va a prender fuego el día menos pensado!

Un suave aleteo hizo que levantara la vista hacia la lámpara del comedor. La mariposa blanca revoloteaba en derredor de mi primer abuelito. - ¿Qué hace ésta aquí? (pregunté) - Se ha enamorado de mi. - ¡Menuda pareja hacéis! - ¿Perdooooona? No hables sobre lo que no puedo contestarte hasta que me presentes a tu pareja, entonces podré calibrar al especímen y juzgar. - ¡¿A quién estás llamando ESPECIMEN?! ¿No será a mi futurible novio? - A ese me refería... - ¿Quién eres tú para denigrarlo así cuando él no te ha hecho nada? - Hablaba en sentido figurado, nena... - ¡Ni nena, ni leches! ¡¿Crees que es plato de buen gusto que insulten a tu futura pareja?! - No te pongas así... Ha sido una manera de hablar... - ¡Me pongo así porque quiero! Solo faltaría que no pudiera ponerme como me de la gana ¡haciendo el pino puente, por ejemplo!

Y la discusión siguió y siguió hasta que la mariposa, harta de escucharnos, desplegó sus alas y fue a posarse sobre la bolsa del dinero del Judas de la Santa Cena. Cosa que me enervó y grité a mi abuelito señalando a la mariposa, en plan reproche: - Y encima, ¡¡¡PESETERA!!!

sábado, 6 de marzo de 2021

La mariposa blanca.

La abuela me ha dicho que penden toneladas de arena del desierto del Sahara sobre nuestras cabezas y me ha faltado tiempo para ir corriendo a comprarme un casco de albañil por lo que pueda pasar. 

También me ha dicho que hay también toneladas de polen esparciéndose por todos los rincones de las casas y le he montado un pollo al árbol de la calle que hasta se ha puesto firmes. 

He salido al balcón, con mi casco y mi rabia. Y poniéndome en jarras, le he gritado: - ¡¿Te tiro yo la basura en tu alcorque?! ¡¿Acaso mi casa es un erial al que mandar polen para que se convierta en un vergel?! ¡Ya te lo estás llevando de aquí, ipso facto! 

Desde la calle, un grupo de gente con mascarilla, me aplaudió y yo me sentí la Lider que todos ellos. Sin embargo no hizo mella en el árbol de la calle que, para ratificar el "miedo" que yo le daba, se puso a cantar el Brindis de la Traviata con la voz delicada de un castrati del año Catapún. 

Entré en casa echando humo y la Cristalera se cerró con energía demostrando que estaba de mi parte. - ¡Gracias! pero ve con cuidado que si se rompe un cristal lo pagarás tú. - Que mal le sentó el comentario. Me repatean esos que tienen la pielecita taaaaan fina. Y con rabia, se abrió de golpe, momento que aprovechó un montón de polen para colarse en casa. - ¡Cristalera de las narices! (grité) Sin embargo, tras el polen también se coló una mariposa blanca que revoloteó como si no supiera que ruta tomar.

Seguí su vuelo y acabé con tortícolis y mareada. ¿Que buscaba? pensé mientras me rascaba una pequeñísima herida de la mano hasta que una gotita de sangre sustituyó a la mínima costra que me arranqué. 

La sangre, roja y brillante, llamó la atención de la mariposa que tardó, ná y menos, en venir a libar en ella. ¿Creyó que era un clavel reventón? El caso es no le gustó nada porque tosió, vomitó y juró en arameo. La única mariposa, de la nueva temporada, corta de vista, estaba en mi casa.

viernes, 5 de marzo de 2021

Vera.

Vera se ha ido.

La joya más pequeñita de mi familia ha volado junto a su abuela materna.

Adiós, chiquitina, te llevas el amor de todos nosotros.


jueves, 4 de marzo de 2021

¿Y la paella?

 Los abuelitos han llegado temprano, seguidos de Geooorge cargado con los avíos para una paella de marisco. - ¿A qué viene esto? (he preguntado con toda mi santa inocencia) - "Porque eres nuestra única nieta... ¿por qué va a ser sino?"

Andresito no ha dicho nada pero se ha puesto colorado como un tomate. Aunque, cuando he visto el "material" que iba sacando el mayordomo de la cesta, todo ha dejado de tener importancia y he empezado a salivar pensando en que me voy a poner como el Quico de arroz.

En lo alto de la lámpara mi primer abuelito no le quita ojos a nadie, sobre todo a su ex mujer que reluce como un sol de verano debido a las lentejuelas de todos los colores del mini vestido que lleva hoy.

No sé por qué abrí la boca para preguntar a la abuela si, a su primer marido le gustaba que llevara mini falda. Se giró hacia mi a la velocidad del rayo. - "¿A que viene sacar a los muertos ahora?" 

Sé que tendría que haberme dado con un canto en los dientes. Haberme mordido la lengua, incluso, tragármela, pero ésta ha sido más rápida que mi cerebro y me ha dejado sola frente a la furia de la abuela a la que le temo más que a un miura cabreado.

Ante la pregunta de la abuela, mi primer abuelito dio un respingo y dio de cabeza contra el techo. No se vió pero sonó. - ¿Qué ha sido ésto? (Andresito había palidecido) - Será el vecino de arriba que le ha dado por cambiar los muebles de sitio. (algo tenía que decir yo ¿no?)

Pero a la abuela no se la dan con queso y levantando el dedo índice, rematado con una larga uña esmaltada de rojo pasión,  miró al techo y gritó: - "¡Baja aquí si eres hombre!" - Pero su ex se guardó de hacerlo como de mearse en la cama. 

- "¿Ha bajado?" (me preguntó) - No... - "¡Fantasmón!" - Andresito y Geoooorge, que se había asomado al comedor a ver qué pasaba, estaban lívidos. Entonces ocurrieron varias cosas a la vez: llamaron a la puerta, se cayó el cuadro de la Santa Cena, el abuelito, la abuela y el inglés corrieron batiendo records. Al abrir la puerta se cruzaron con Bedulio que, al verles las caras se imaginó el percal, palideció y dió media vuelta sobre sí mismo. Al final de la escalera ya les sacaba tres cuerpos de ventaja. 

Me asomé al balcón y grite: - ¡¿Y la paella?!

miércoles, 3 de marzo de 2021

Si la envídia fuera tiña...

 Ha venido Bedulio a casa. - Te hago saber que tu abuela se ha instalado en la puerta de El Funeral, con una tienda de campaña y el mayordomo inglés. - ¿Qué hacen allí? - Esperar a que abran los bares. Quiere ser la primera en entrar cuando eso ocurra. - Anda que... Y Geoooorge ¿qué hace? - Sirve el té a las amigas de tu abuela con mucha pompa y prosopopeya. - Hay que ver para lo que ha quedado el pobre. - No creas, tienen una lista de espera de hasta quince días. Media Palma quiere disfrutar de ser servida por un auténtico mayordomo inglés y ésta tarde va la televisión a entrevistarlos.

- ¿La tele? (¡uf! como me costó disimular la envidia cochina que me carcomía) Que tontería ¿no? jejejejejeje - ¿Por qué? Justamente, esta tarde, me toca tomar el té con ellos. He venido a avisarte para que pongas la televisión a las cinco. Lo tomaremos junto a la reina de Inglaterra. He tenido que pagar un poco más pero habrá valido la pena: saldré en la televisión y además, levantaré la taza y el meñique, a la par que, en la lejanía, su Graciosa Majestad.

(¡Y, encima, cobra! Mi abuela es una alumna aventajada de la Cotilla) - Y hablando del Rey de Roma... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - Cotilla ¿sabía que la abuela...? - No puedo escuchar tus tonterías, boba de Coria ¡Tengo muuuucha prisa! - Pero, escuche... - ¿Hay garrafas de agua en la despensa? - Sí... ¿para qué? - ¡Para tú abuela! Ha fundado el Té Social a las puertas de El Funeral ¡Menudo éxito tiene! Y yo le suministro el agua y el té ¡Nos forramos, nena! - ¿Y yo, qué?

Cargada con dos garrafas salió pitando sin atender a mis preguntas... Claro que yo tampoco le dije que se llevaba el ¡agua de mar para el acuario de Pascualita!


martes, 2 de marzo de 2021

El palomo cojo.

 Hablando con el árbol de la calle sobre el tinglado de pájaros que viven en su copa, me dijo: - Eramos pocos y parió la abuela. - ¡¿La mía?! - No, mujer. Quiero decir que, además de toda la fauna que ya vive aquí, ayer llegó un palomo. - Era el que te faltaba para el duro ¿no? - Cómo si fuera poco lo que tengo. Si ésto parece la ONU. 

De repente pensé en mi balcón. - ¿No será propenso a hacer sus deposiciones, como decía un antiguo admirador de la abuela que era muy fino, en balcones ajenos? - Aún no he tenido tiempo de observarlo bien. Con tantas familias anidando a la vez no paran de darme quejas unos de otros. - Dile que éste balcón está vedado a sus necesidades. - Se lo diré aunque, tal vez solo esté de paso...

Entré en casa y casi tropiezo con la Cotilla que me estaba observando: - ¿Estabas hablando con el árbol? - ¿Yooooooooooooo? ¡que va! - ¡Estabas hablando con el árbol! Que te he visto. - Es que ha venido un palomo ¡Míralo! Y está cojo... - ¿Un palomo cojo? ¡Lo que te faltaba! (y se echó a reir como una loca)

Cuando acabó de secarse los ojos, sacó su móvil, último modelo, y llamó a la abuela. - ¡Que sí, que no te digo mentiras! jajajajajajajajajaja ¡Lo ha dicho tu nieta! jajajajajajajajajaja... Nena, pónte que no me cree.

- "¿Hay un palomo cojo en el balcón?" - Sí, ahí sigue. (estalló en carcajadas) ¿De qué váis vosotras dos? Es un pobre bicho que camina con un muñón porque le falta un pie. 

Al final tuve que colgar porque la abuela reía, lloraba e hipaba de manera preocupante. A ver si le da un soponcio y me la cargo yo.

Llamó Andresito. - ¿Qué le has contado a tu abuela? Vamos de camino a la clínica. - Solo a mi se me ocurre preguntar en ese momento crítico: - ¿Sigo en el testamento, verdad? - ¡¡¡NENAAAAAA!!!

 

lunes, 1 de marzo de 2021

No puedo con la Cotilla.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Ya viene cargada de restos de velas, Cotilla? - Algo me tengo que llevar porque con eso de que las iglesias no pueden llenarse por culpa de la Pandemia, tampoco se llenan los cepillos y como no vale la pena "limpiarlos" por las cuatro perras que hay y me sabe mal irme con las manos vacías, me quito el mono con estos cuatro trozos de vela.

- Usted lo que tiene es mucha cara. - Ya llegarás a mis años y sabrás lo que cuesta llegar a fin de mes (lloriqueó la puñetera) - ¡Eso, en su boca y en los tiempos que corren, es una blasfemia porque ya deben salirle los billetes por las orejas! - Que mal te sienta el chinchón tan temprano.

Y salió a paso de carga hacia el antiguo cuarto de la abuela que, desde hace un tiempo, ocupa ella por la patilla. - ¡Y quiero cobrar un alquiler por ese cuarto! (le grité antes de que se encerrara) - ¡Egoísta!

Pascualita subió hasta el borde del acuario para ver a qué venía esas voces. Al verme me escupió un buchito de agua sin mala intención, tal vez para decirme ¡aquí estoy! O eso quiero creer porque de éste bicho no hay que fiarse.

Pepe también delató su presencia en el cenicero donde pongo las llaves y que él, como llavero "oficial" habita cuando no está en la repisa de la cocina. - OOOOOOOOOOOOOOOOOO. - Y cómo la cabeza jibarizada, cuando coge carrerilla no hay quién lo pare, fui hasta la puerta de la habitación, golpeé con los nudillos y volví a gritar: - ¡Cotilla, llévese a Pepe al trapicheo y no me lo devuelvaaaaaa! 

La puerta se abrió de repente: - ¡Hecho! pero a cambio, no tienes que restregarme nunca más que estoy en tu casa porque la mía está llena. A los inquilinos les cobro un alquiler normalito. - ¡Ya! - Con el que me saco un dinerito con el que me pago los muertos... - ¿Qué muertos? - Los de toda la vida, boba de Coria. - ¡Y voy yo y me lo creo! A ver ¿cómo se llama su Sociedad de los Muertos? - Cotilla S.A. - ¡La madre que la parió!