lunes, 1 de marzo de 2021

No puedo con la Cotilla.

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Ya viene cargada de restos de velas, Cotilla? - Algo me tengo que llevar porque con eso de que las iglesias no pueden llenarse por culpa de la Pandemia, tampoco se llenan los cepillos y como no vale la pena "limpiarlos" por las cuatro perras que hay y me sabe mal irme con las manos vacías, me quito el mono con estos cuatro trozos de vela.

- Usted lo que tiene es mucha cara. - Ya llegarás a mis años y sabrás lo que cuesta llegar a fin de mes (lloriqueó la puñetera) - ¡Eso, en su boca y en los tiempos que corren, es una blasfemia porque ya deben salirle los billetes por las orejas! - Que mal te sienta el chinchón tan temprano.

Y salió a paso de carga hacia el antiguo cuarto de la abuela que, desde hace un tiempo, ocupa ella por la patilla. - ¡Y quiero cobrar un alquiler por ese cuarto! (le grité antes de que se encerrara) - ¡Egoísta!

Pascualita subió hasta el borde del acuario para ver a qué venía esas voces. Al verme me escupió un buchito de agua sin mala intención, tal vez para decirme ¡aquí estoy! O eso quiero creer porque de éste bicho no hay que fiarse.

Pepe también delató su presencia en el cenicero donde pongo las llaves y que él, como llavero "oficial" habita cuando no está en la repisa de la cocina. - OOOOOOOOOOOOOOOOOO. - Y cómo la cabeza jibarizada, cuando coge carrerilla no hay quién lo pare, fui hasta la puerta de la habitación, golpeé con los nudillos y volví a gritar: - ¡Cotilla, llévese a Pepe al trapicheo y no me lo devuelvaaaaaa! 

La puerta se abrió de repente: - ¡Hecho! pero a cambio, no tienes que restregarme nunca más que estoy en tu casa porque la mía está llena. A los inquilinos les cobro un alquiler normalito. - ¡Ya! - Con el que me saco un dinerito con el que me pago los muertos... - ¿Qué muertos? - Los de toda la vida, boba de Coria. - ¡Y voy yo y me lo creo! A ver ¿cómo se llama su Sociedad de los Muertos? - Cotilla S.A. - ¡La madre que la parió!

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