martes, 2 de marzo de 2021

El palomo cojo.

 Hablando con el árbol de la calle sobre el tinglado de pájaros que viven en su copa, me dijo: - Eramos pocos y parió la abuela. - ¡¿La mía?! - No, mujer. Quiero decir que, además de toda la fauna que ya vive aquí, ayer llegó un palomo. - Era el que te faltaba para el duro ¿no? - Cómo si fuera poco lo que tengo. Si ésto parece la ONU. 

De repente pensé en mi balcón. - ¿No será propenso a hacer sus deposiciones, como decía un antiguo admirador de la abuela que era muy fino, en balcones ajenos? - Aún no he tenido tiempo de observarlo bien. Con tantas familias anidando a la vez no paran de darme quejas unos de otros. - Dile que éste balcón está vedado a sus necesidades. - Se lo diré aunque, tal vez solo esté de paso...

Entré en casa y casi tropiezo con la Cotilla que me estaba observando: - ¿Estabas hablando con el árbol? - ¿Yooooooooooooo? ¡que va! - ¡Estabas hablando con el árbol! Que te he visto. - Es que ha venido un palomo ¡Míralo! Y está cojo... - ¿Un palomo cojo? ¡Lo que te faltaba! (y se echó a reir como una loca)

Cuando acabó de secarse los ojos, sacó su móvil, último modelo, y llamó a la abuela. - ¡Que sí, que no te digo mentiras! jajajajajajajajajaja ¡Lo ha dicho tu nieta! jajajajajajajajajaja... Nena, pónte que no me cree.

- "¿Hay un palomo cojo en el balcón?" - Sí, ahí sigue. (estalló en carcajadas) ¿De qué váis vosotras dos? Es un pobre bicho que camina con un muñón porque le falta un pie. 

Al final tuve que colgar porque la abuela reía, lloraba e hipaba de manera preocupante. A ver si le da un soponcio y me la cargo yo.

Llamó Andresito. - ¿Qué le has contado a tu abuela? Vamos de camino a la clínica. - Solo a mi se me ocurre preguntar en ese momento crítico: - ¿Sigo en el testamento, verdad? - ¡¡¡NENAAAAAA!!!

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario