jueves, 31 de marzo de 2016

Horteras.

- "Nena, Andresito me ha dado un disgusto terrible" - ¿Qué ha pasado? ¿Se ha quedado sin viagra? jajajajajaja - "No eres más tonta porque no te entrenas. ¡Es pobre!" - ¡Vaya! que graciosas nos hemos levantado hoy ¿eh, abuela? - "Voy a dejarlo" - No deberías beber chinchón hasta después de comer - "He tenido que hacerlo para capear el temporal ¿Te imaginas que tu marido te diga que no tiene un euro?... ¡Que te vas a imaginar tú si no tienes marido!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿estás hablando con tu abuela? Dile que he visto algo espectacular. - ¿Has oído a la Cotilla? - "Fuerte y claro... Si quiere a Andresito que se lo quede.Yo iré a la caza y captura de un millonario de verdad" - ¿Ya le has echado el ojo a alguno? - Cualquiera que lleve chilaba y sea de Arabia Saudí, me vale" - Creo que éstos no beben chinchón. - "Con el dineral que tienen a ver quién es el guapo que les dice que no" - La Cotilla también había escuchado a la abuela y gritó: - ¡Santa Rita, Santa Rita. Lo que se da no se quita!

Estaba pasando algo raro y si no quería quedarme sin abuelito otra vez, tenía que enterarme de primera mano. Así que, aprovechando que hacía un día expléndido, me llevé a Pascualita conmigo cuando fui a visitar a mi bisabuelastra, la Momia.

A pesar de estar entretenida con su joven cubano aprendiendo todos los ritmos caribeños, habidos y por haber, tuvo un ratito para charlar conmigo. - Tu abuela ha recibido una fuerte decepción cuando mi hijo le ha dicho que no piensa ceder a su último capricho. - Pues se quiere divorciar y yo no quiero quedarme sin vosotros y sin la posibilidad de heredar la Torre del Paseo Marítimo...¿Tanto le cuesta al abuelito hacerla contenta? - Se ha encaprichado de los coches que unos jeques saudíes han exhibido por las calles de Londres ¡Bañados en oro! Ya se sabe lo horteras que llegan a ser los nuevos ricos. - ¿En oro... oro? - De ese mismo. ¡Y quiere uno igual!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! ¡Vengo a buscar lo que es mío! (gritó la Cotilla, irrumpiendo en la Torre del Paseo Marítimo como un elefante en una cacharrería) -  ¡Andresito es mío! ¡Su mujer me lo ha cedido! ¡Ven, que quiero tomar posesión del "regalo"! - Pero mi abuelito, que estaba a punto de dejar de serlo, ni siquiera asomó la naríz.

En aquel momento apareció el cubano de la Momia. - Mi amol, estoy cansaoooo. Tu tienes enelgía para parar un tren, mi amol y yo apenas puedo seguil tu ritmo, mi amol. - Pobrecito. Es que te doy mucha caña ¿verdad? Tóma un chinchón que es reconstituyente y sigamos bailando.

Destapé un poco el termo de los chinos para que Pascualita viera lo que son los bailes caribeños y su ritmo frenético. La música envolvió a la sirena que se dejó llevar por ella y como se sentía estrecha en el termo, saltó de él para caer sobre las partes blandas del cubano ¡Entonces sí que bailaba como un descosido! ¡Y gritaba, lloraba, corría. El abuelito, al escuchar los alaridos, salió de su escondite. - Espero que estéis matando a la Cotilla (tenía un deje de esperanza en la voz) - Pascualita soltó lo que tenía entre dientes e, impulsándose con la cola, pasó a las partes blandas del abuelito como quien está jugando a la Oca y tira porque le toca.

La Momia y yo nos sentamos a ver el espectáculo que nos ofrecieron los dos hombres. Bailes frenéticos, saltos imposibles, sobre todo por Andresito que, aunque llevaba muy bien su edad, no estaba lejos de cumplir los cien. Aplaudimos a rabiar cuando acabaron y se fueron a llorar a un rincón.

Al día siguiente me invitaron a comer, en la Torre del Paseo Marítimo, a tutti plen. Pagaba la Momia y fue expléndida. Al cubano, al que no dejaba ni a sol ni a sombra, se le veía ojeroso en cambio la bisabuelastra resplandecía. - ¡Me trajiste suerte, nena! No hemos pegado ojo en toda la noche ¡Ha sido maravilloso! La Primavera ha entrado con fuerza en ésta casa. Mira los hombres ¡ni andar pueden! Lástima que tu abuela siga en busca del Saudí Perdido jajajajajaja


miércoles, 30 de marzo de 2016

La Cotilla está enamorada.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Necesito dinero! - ¡Toma, y yo! ¿Ya se ha gastado la paga, Cotilla? - ¡Necesito más. Mucho más! - Juegue a la Primitiva, la Bono Loto, la Once, la Lotería Nacional, las Quinielas, las... - ¡Para! si juego a todo me quedaré sin Pensión el primer día. - ¿A qué viene esta fiebre de querer ser millonaria? - Me he... enamorado ¡Uf! Ya lo he dicho. - ¿En serio? Pero si es usted más vieja que la tos... ¡Aaaayyyyyyy! (me arreó con la bolsa, que es a ella como el bolso a la Reina de Inglaterra)

El concierto de pitos debajo de casa, anunció la llegada del rolls royce y unos minutos después la abuela entró en el comedor mientras yo seguía recibiendo bolsazos. - "¿Qué pasa aquí?" - ¡Ha dicho que soy más vieja que la tos, la jodía! (lo dijo sofocada por el esfuerzo) - "¡Toma mi bolso de Christian Dior que pesa más!"

Sentadas en la cocina, con la botella de chinchón a mano, las dos amigas se hacían confidencias que yo apenas oía porque tenía la cabeza, llena de chichones, bajo el agua del grifo. A pesar de ello entendí algunas frases sueltas. - "¿Inglés...?" - (¿Qué habrá hecho Geoooorge? me pregunté) - Muy valiente, sí. Guapo... no - (¿Guapo no? ¿Guapetón, acaso? jijijijijiji) - "¿En Magaluf?..." - (¡Ostras! ¿El mayordomo de la abuela sale en vídeos alcohólico-sexuales? ¡Tengo que verlos!) - "¡Es tonto!..." - ¡Le quiero! - (Así que el enamorado de la Cotilla es ¡Geoooorge! Pobrecillo) - Prestame dinero, porfi... (mendigaba con voz lastimera)

Mientras me secaba me senté junto a ellas para seguir la conversación. - Necesito ir a verle y vive en Inglaterra. - "No te daré ni un euro porque te aprecio" - ¡Tacaña. Avara. Rácana...! - Recordé que estamos en Primavera, que la sangre se altera y nos lleva a cometer locuras e imploré a favor de la vecina a pesar de los golpes recibidos. - Ayúdala, abuela. - "Se reirán de ella" - ¿Por haberse enamorado de Geooorge? ¿Por salir en películas porno con su novio?...

Con los ojos como platos, las dos viejas me miraban sin pestañear. - "¿Estás segura?" - ¿No sabías nada de esto? - "Ni palabra... ¿Y tú cómo lo sabes, nena?" - Pero si lo habéis dicho vosotras hace un momento... Habéis nombrado Magaluf... ¿no?... - "De pasada" - Entonces...¿no han grabado vídeos porno la Cotilla y él? - ¿Yoooooooooooooooo? Pero ¿no acabas de decir que era con su novio? - ¿El novio de quién? - "De Geoooorge" - ¡¿Es gay?! - "¿Ah, sí?" - Me callé. ¿De qué estábamos hablando?...

Después de dos copas de chinchón, me sinceré - He oído campanas pero no sé dónde - "La Cotilla se ha enamorado del inglés gilipollas que se ha echo una foto, junto al secuestrador del avión egipcio, que llevaba un cinturón de explosivos pegado al cuerpo. ¿Se puede ser más tonto? ¡Ni siquiera sabía que era falso! En cuanto un inglés se sube a un avión, empina el codo y después, vaya donde vaya, cree que está en Magaluf y hace tonterías pero éste ha rizado el rizo ¡¿Cómo has podido enamorarte de "esto" - El amor es ciego. - " Brindemos por tu pensión" - ¿Para ver si crece? - "No. Porque es pequeña y no te deja hacer el ridículo"


martes, 29 de marzo de 2016

Espíritu comercial.

Ñiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiic. Ñiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiic. Ñiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiic... Así suena la Primavera por las calles de Palma por donde pasaron las procesiones. A eso y al piar escandaloso de los vencejos que vuelan veloces persiguiendo insectos, buscando la mejor corriente de aire que les suba a dormir, flotando, cerca del cielo... Y así estamos nos guste o no.

La abuela se levantó didáctica esta mañana y vino a desayunar a casa para después aleccionar a Pascualita sobre los beneficios de la Primavera. - "Mira, cara guapa,  (¡¿?!) cuando vuelvas a tu hábitat tienes que haber conseguido un gran espíritu comercial para que allí lo pongas en práctica y te forres... ¿Tenéis euros?" - La sirena abrió mucho los ojos, tomó impulso y se tiró en bomba dentro de mi taza de cola cao - ¡¡¡Pascualitaaaaa!!! ¡Me has puesto perdida, jodía!

Sin hacer caso a mis quejas, la abuela siguió con su lección. - "Tienes que fijarte en lo que te rodea... ¡No me refiero a mi nieta! ... Y preguntarte todos los días ¿Qué es lo que más abunda en Primavera?... ¿Te lo estás preguntando, Pascualita?" - Estás perdiendo el tiempo, abuela. Este bicho tiene una frente muy cortita, por lo tanto su inteligencia será casi nula. - "¿Acaso tú tienes la frente despejada hasta el cogote? ¡NO! Apenas te cabe el flequillo, boba de Coria" - Volviéndose hacia la sirena, continuó: "¡Alergias! Es lo que más abunda. Para quitarlas hay muchos fármacos, homepáticos incluídos. Y funcionan... o no. Depende de las personas ¿Vas cogiendo el hilo de éste ovillo" - ¿Ovillo? (pensé) ¿No estaba hablando de alergias? Que difícil es seguir las disertaciones de mi abuela.

Mientras, miraba a la sirena para comprobar si sabía de lo que le hablaban. No saqué nada en claro. "¿Y qué es lo que soluciona el problema de las alergias? ¿Pastillas, jarabes, inyecciones?... ¡¡¡NOOOOOOOO!!!  La solución son ¡Los kléenex! No hay mocos que se les resistan. Son únicos recogiendo residuos orgánicos que, de otro modo, serían lanzados a calles y plazas con el consiguiente reparto de bacilos, micróbios, etc. ¡Eso es lo que tienes que poner en tu hábitat ¡Una fábrica de kleenex!"

- Ya existen fábricas de pañuelos de papel, abuela. - "¿En el fondo del mar, lista?" - No, porque es imposible. - "¿Crees que quién inventó la fregona lo hubiera hecho diciendo la palabra "imposible"? Pascualita, no la escuches. Es una revienta-ilusiones ¡Anda y que te zurzan!" (me gritó)

Solo cuando le expliqué que PAPEL Y AGUA no hacen buenas migas, pareció asumir la dificultad... ¡Pero, no! - "¡Los harás de plástico, Pascualita!" - ¿Quiéres que todos los mocos de los alérgicos floten en el mar? - Entonces la abuela cogió a la sirena por la cola y me la tiró. Cayó en mi barriga y ya estoy harta de decir a las vecinas ¡que no estoy embarazada! - ¿Por qué lo has hecho? (pregunté, rota de dolor, mientras la barriga crecía y crecía) - "Para que aprendas que, con personas negativas como tú, aún no habríamos inventado el fuego ¡animal de bellota!"

domingo, 27 de marzo de 2016

Cambio de hora.

La abuela ha venido entusiasmada - "¡Ha sido un éxito! ¡Mejor de lo que me esperaba!... ¿Me oyes, nena?... ¿Pero cómo puedes dormir como un ceporro a éstas horas?" - "Estas horas" eran las tres de la madrugada y ella venía de pasárselo bien en El Funeral - Ya me contarás mañana lo que sea... zzzzzzzzzzz. - "Te doy una exclusiva y la desprecias para no perder dos minutos de sueño... Así va el País. Menuda juventud tenemos... Pues que sepas que la gente ha quedado encantada con Toribio y su cabeza cónica. ¡Yo no sé la de aros que le han metido!" - zzzzzzzzzzzzzz. - "Vamos, Andresito, que ésta mujer no tiene arreglo. Es una egoísta. Si ella está bien, todo está bien" - Ya te he dicho que era un poco tarde... (replicó el abuelito) - "¡Pronto, querrás decir!"

Cuando escuché el portazo di media vuelta en la cama y no recuerdo nada más. He dormido como un lirón hasta las once de la mañana en que el sol me ha dado de lleno en la cara ¡Que a gusto se estaba entre las mantas!

Mientras desayunábamos Pascualita y yo, me acordé de que la abuela había venido para contarme algo. Y mientras la sirena lo ponía todo perdido de cola cao, telefoneé a la Torre del Paseo Marítimo. Esperé un poco pero nadie me contestó. Lo intenté de nuevo y nada. Insistí varias veces con idéntico resultado... Me pregunté si debería preocuparme y decidí que no. Hacía muy buen día para tener preocupaciones.

- Avemariapurísima. - La Cotilla venía, pasillo adelante arrastrando los pies y con ojeras hasta en el cogote. Me alarmé. - ¿Qué le ha pasado? - Estoy echa polvo... Descansaré un rato y luego iré a ponerle una denuncia al Gobierno. - ¿Está de guasa? - Con lo que se han llevado y encima nos hacen ésto... Por ahí no pienso pasar más... - La veo apagada, sin ánimo. - Así me siento ¡Se van a enterar éstos! - Se bebió unas copitas de chinchón y volvió a salir.

Después de intentar muchas veces hablar con la abuela, finalmente lo conseguí: - ¡¿Qué te ha pasado, abuela?! - "No estoy para discusiones" -  La Cotilla ha denunciado al Gobierno. .- "Yo también lo haría si pudiera... pero no puedo" - ¿Qué querías contarme esta madrugada? - "¿Yoooooooo?... Nada"
-  Algo sería... - "Mi cabeza está embotada. No me hagas pensar" - ¿Y si era importante? - "Ajo y agua" - A mi me parece que lo que tenéis la Cotilla y tú, tiene que ver con la edad. Ya no tenéis veinte años y... ¡No me tires el cola cao que quemaaaaa ¡Aaaaayyyyyyyyy! -

La abuela salió corriendo mientras hablaba con Geoooooooooorg. - Prepara el rolls royce que salimos pitando hacia los juzgados ¡Les voy a meter un puro que se van a cagar! ¡¡¡Queremos la hora que nos han quitado!!! ¡¡¡Ya está bien de llevárselo calentito!!!" - Con ella iba Pascualita. Supongo que para que aprendiera a defenderse cuando nos tocan las narices sin venir a cuento.¡¡¡No más cambio de hora!!! - gritaba escaleras abajo.

sábado, 26 de marzo de 2016

Toribio encuentra trabajo.

Las calles de Palma chirrían. Y así se tirarán unos días a pesar del sol que calienta la cera, caída de los velones encendidos de los nazarenos durante el recorrido de las procesiones. Y no son solo los coches los escandalosos, los zapatos también. Al principio es divertido escucharlo pero cuando llevas el sonido mucho tiempo pegado a las suelas de los zapatos, empiezas a tensar los nervios y ponerte de mal humor.

La abuela ha venido a buscar al nazareno que encontró junto a una gasolinera. Y mucho antes de que el rolls royce aparcara en la parada del bus que hay debajo de casa, lo he oído venir. Llamé a la abuela al móvil. - ¿Venís chirriando? - "¿Lo estás oyendo? Es el sonido de la Semana Santa" - ¿No son las saetas? - "¡Que va, mujer! Este es el genuíno" (al llegar preguntó:) ¿Dónde está Mariano?" - En la Moncloa. - "¿En serio? Cuando lo encontré no pensé que fuera tan importante" - ¿Cuándo has estado en Madrid? - "Hace ya más de un año" - ¿Y dónde lo encontraste? - "¿A quién?" - ¡A Mariano, abuela! - "¿No te acuerdas que te lo conté? ¡Qué cruz tengo contigo!" - Eso fue el nazareno y yo te hablo del Pinocho mayor del Reino. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Se os oye desde la calle. - "Mejor, así sabrán que tonta es mi nieta, si no lo sabían ya" - Sí que lo saben porque yo lo he dicho muchas veces. - ¡Muchas gracias, Cotilla! - De nada, hija... ¿Dónde está vuestro invitado? - "No tengo ni idea. Esta dice que está en la Moncloa" - ¡Ostras! - "Pues sí. Parece que encontré un pez gordo" - ¿A quién has llamado Mariano, abuela? - "Al nazareno, porque no sé como se llama" - ¿Y tiene que ser Mariano? - "Es el nombre que tengo más socorrido ¡Qué más da!"

En ese momento entró el nazareno en la cocina. - ¿Puedo desayunar? - ¿Cómo se llama usted? - Toribio. - ¡Vaya, por Dios! No es raro que lo abandonaran en la cuneta. - ¡¡¡Cotilla!!! - Tendría que llamar a mi mujer... - La abuela dijo que lo haría mientras él desayunaba. Cuando volvió traía cara de circunstancias. - "Dice su mujer que no le dejó abandonado para que se lo devolvieran a los dos días. Me parece un razonamiento justo" - ¡Pero, pero... ¡No puedo ir vestido así por la calle! ¡Necesito mi ropa! - ¡Ni con esa cabeza! Ahora entiendo porque lleva ese gorro (soltó la Cotilla) ¿Estáis seguras de que no es un marciano?...

El hombre estaba desconsolado. La abuela sacó la botella de chinchón y un rato después tenía una solución para su rescatado. - "Gracias a esa cabeza puntiaguda puede ganarse unos euros trabajando en El Funeral. Montaremos un campeonato en el barrio de tiro con aro. El que más aros consiga meterle, ganará un premio ¿qué le parece, Toribio? - Degradante. - "¡Vaya, un tiquismiquis! Si no le gustan los aros, que sean sombreros o boinas... no sé. Sería divertido" - Le dije a oído a la abuela que la cabeza perdería la forma de cono en pocos días. - "Pero con un repaso de Pascualita volverá a tenerla igual en un santiamén. Nos vendrá bien renover los juegos" - Unas cuantas copas más de chinchón hicieron el milagro y Toribio quedó contratado. 

viernes, 25 de marzo de 2016

La Madrugá.

Esta noche ha sido lo que en Andalucía llaman Madrugá. Hay cofradías que se pasan la noche en la calles procesionando hasta bien entrada la mañana del Viernes Santo. Y eso es lo que he tenido yo: una Madrugá muy movida gracias a la abuela que me dejó en casa al nazareno que se encontró junto a una gasolinera. Creyó que sus hermanos cofrades lo habían abandonado y se lo trajo sin pedirle opinión. Tan solo porque estamos en Semana Santa y hay que portarse bien, le guste o no, al sujeto en cuestión.

Después de las doce de la noche al hombre, que no se había quitado el capirote para nada, le entró un desasosiego que le hacía moverse de acá para allá como un gato enjaulado. - ¡Estese quieto, hombre, que me está poniendo nerviosa! (le grité) Y quítese ese gorro de Merlín que lleva y póngase cómodo. -   ¡Tengo que ir a la procesión! - Ya habrá terminado. Ahora lo que hay que hacer es dormir. - ¡Nooooo! Mi mujer me espera para que la lleve al chino a cenar. - ¿Tiene mujer? ¿Quiere decir que su mujer lo ha abandonado? - Yo estaba en la gasolinera para comprar un casette de El Fari. - Está usted como una chota.

Llamé a la abuela. - Ven a buscar al penitente que te has encontrado. - "¿Ahora? ¿Tú sabes la hora que es? Mañana pondré un anuncio en internet para ver si alguien lo reconoce y se lo lleva." - ¡Quiero que se vaya ahora mismo! - "No son horas para que yo ande zascandileando por esas calles." - Pero si de El Funeral sales a las tantas y no pasa nada... - "¡He dicho que mañana y será mañana. Mientras, aprovechad e ir haciendo lo necesario para que dentro de nueve meses, el biznieto ya esté aquí"

Toda la noche se la pasó en danza el hombre. Parecía un león enjaulado. Caminaba por la casa sin rumbo fijo. Otras veces se paraba delante de mi cuarto, diciendo: - ¿Qué hago yo aquí? (con un tono tan siniestro que se me quitó el sueño) Un poco más tarde cantó una saeta a pleno pulmón, en el pasillo - ¡¡¡Váyase a dormir de una puñetera vez!!!

Corrí al teléfono. -¡¡¡Abuelaaaaaaa!!! - Madame dormiur muchou y yo no llamar. - ¡Eres un cretino, inglés ¡¡¡Llámala!!! - Nou. Mi dormir alwais. - ¡Vendre a la Torre del Paseo Marítimo y montaré un pollo en la finca! - Desesperada, me refugié en la ¿amistad? de Pascualita pero ella no estaba por la labor. Dormía a pierna suelta pierna suelta.

Me puse el guante de acero, cogí a Pascualita, que se despertó cargada de odio y fui a enfrentarme con el personaje que me estaba dando una Madrugá de toma pan y moja. Levanté su capirucha el tiempo justo de poner sobre su cabeza a la sirena. Por el movimiento, los saltos, los gritos y los llantos supe que Pascualita estaba atacando. Cuando al día siguiente me desperté, la cabeza del cofrade tenía la misma forma que el cucurucho que ahora actuaba de forro. La obra de arte merecía un chupito de chinchón...Y quien dice dos, dice tres.

jueves, 24 de marzo de 2016

Jueves Santo.

La abuela ha llegado a casa con la Cotilla a las horas brujas de la madrugada. Por lo visto ha ido a recogerla a uno de sus lugares de trapicheo porque tenían que hacer empanadas, torrijas, crespells, robiols... Esto es un no parar. Lo lógico es que se haga una buena cantidad un día, se congelen y se vaya sacando a medida que se coman lo que está cocido. Pero como estas viejas siempre están haciendo negocio ¡lo venden todo! y vuelven a empezar.

Han tenido la decencia de no llamarme para que las ayudara. Aún no he visto ni un euro de sus ventas y eso que les dejo la cocina, el gas, el aceite y todo lo que se les ocurra cogerme. Lo que si han hecho es ruido. Han cantado a voz en grito. Discutían sobre si hay que poner un vaso o dos de aceite en una receta. Se peleaban hablando de novios pasados... Todo esto con las puertas abiertas de par en par. Pero lo que realmente me ha levantado de la cama ha sido el olorcito a café recién hecho. Era tan potente como si estuviese en mi habitación. Al abrir los ojos tenía delante una imagen surrealista a más no poder. La abuela, con la cafetera humeante en las manos, paseaba delante de mi cuarto moviendo las manos echándo el aroma dentro. - ¿Qué haces, abuela? - "¡Cotillaaaaa! Ya se ha despertado el lirón careto!"

No se han ido hasta después de la siesta - "¿Te vienes a la Procesión?" - Va a ser que no. - Hale, pues vámonos. (urgió la Cotilla a la abuela) - Aún es pronto, mujer. (le dije) - Quiero coger el mejor sitio para "trabajar" tranquila. - ¿No me diga que va a "limpiar" carteras? ¡Es Jueves Santo! - Por eso. A ver si hago mi agosto.

Entré en la cocina a por una copa. Estaba empantanada de trastos. No habían limpiado ni recogido nada de lo que habían usado. Sobre la mesa, una nota de la abuela decía: "Para que no te aburras, boba de Coria"

El mal humor se me fue pasando a medida que discurría la película de Ben Hur y me hundía en el abismo del sueño. Es jodido guardar las tradiciones. Cuando desperté era de noche y en medio del comedor había... ¡un fantasma de casi dos metros! Me parapeté tras el sofá. Viendo que no se movía me atreví a llegar hasta el acuario y coger a Pascualita pero ¡no estaba allí!

Volví a mi refugio anti-fantasmas y antes de desmayarme de miedo le dí una ojeada... Cada vez me parecía menos fantasma... y más un nazareno. ¿Qué hacía en mi casa?  - "Nena ¿a qué juegas?" (la abuela me había salido por detrás) - ¿Has visto lo que hay ahí? (susurré mientras señalaba con el dedo) - "Lo he traído yo. Estaba abandonado junto a una gasolinera" - Pero ¿cómo que... abandonado?... Abuela ¿Qué has hecho?... ¿Has robado un nazareno? - "Chist, de robar nada, que aqui todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario... ¿Recuerdas aquel anuncio donde abandonaban un perro en la carretera y una voz decía: El no lo haría? Pues me he acordado en cuanto le he visto, desvalido, con el cirio apagado, sin confites en los bolsillos..." - ¡Pero no es un perro! - "¡Estaba abandonado!" - ¡Estás loca! - "Soy un ser humano" (y puso voz de circunstancias para decirlo)

En la parte alta del capirote asomaron unas manitas que se agarraban con fuerza. Pascualita parecía estar llegando a la cima del Everets. ¡¡¡Abuelaaa!!! (la recriminé por dejarla suelta en presencia de extraños) - "¿Qué quieres que haga si se han echo amigos?"

Más tarde, sentadas en el sofá tomando chinchón, llegó Andresito a buscar a su mujer. - Lleváos al nazareno cuando os vayáis (les recordé) - ¿Quién es? (preguntó mi abuelito. Luego se puso a reir mirando a la abuela) ¿Es un novio que le has buscado a la niña? - "¡No, pero podría serlo...!"

miércoles, 23 de marzo de 2016

Miércoles santo.

- "Nena, me llevo a Pascualita a ver procesiones" - A ver si la vas a perder. - "Si fueras tu no te digo que no, pero a la sirena ¡ni hablar!" -  La cogió del acuario, la secó, le puso un pequeño hábito y un cucurucho de galleta para helados en la cabeza. - "¡Ay, pero que guapa estás de nazarena!" - Ya sé que la abuela tiene pasión por este bicho... ¡y ceguera!  Aquel mini fantoche era de todo menos guapo. Luego la metió en el termo de los chinos empujando un poco porque con el hábito puesto quedó encajada y no entraba. Finalmente entró y antes de que salieran de casa le lancé a la abuela una velita de tarta de cumpleaños. - ¡Toma, que se te olvidaba el cirio!

Decidí salir a dar un paseo. La tarde era primaveral y media Palma estaba en la calle. Recorrí las principales vías hasta llegar a la Rambla, la antigua Rambla de los Duques de Palma de la que han sido degradados Urdangarín y la Infanta.

El surtidor de la fuente seguía echando agua. Una niña se asomó a la pileta desde el otro extremo de donde yo me encontraba. ¡Era yo, de pequeña! Y hundía las manos en el agua, agitándola alegremente y salpicando a mi hermano a pesar de la regañina que me darían mis padres. Asombrada, volví a mirar. Yo ya no estaba allí. En mi lugar, una niña alemana salpicaba también el agua. La tarde empezaba a decaer y la luz dorada del atardecer me había engañado.

Seguí, por inercia, la riada de gente que subía la cuesta del Hospital Provincial. Un enorme caserón de quinientos años en cuya iglesia se venera la imagen del Cristo de la Sangre. Por eso a la cuesta se la llama Sa costa de la Sang. La mayoría de los que subían eran mujeres, muchas se paraban en la Cerería cercana al hospital a comprar cirios. Son días de hacer caja en ese negocio.

En ese mismo punto empezaba la cola que serpenteaba internándose en la penumbra de la iglesia. Y tal como hiciera la abuela conmigo, niños de ahora llevaban en la cara el mismo temor que sentía yo al ir a ver "un muerto" al que, encima, había que tocar. Y aunque tenía ganas de largarme de allí, el punto de historia de terror que tenía aquello, me lo impedía y marchaba siempre pegada a la abuela por lo que pudiera pasar.

Un pedigüeño, iba de un lado a otro de la cuesta pidiendo limosna pero las piadosas mujeres no estaban por la labor y no vi que nadie diera algo mientras estuve mirando. Que paradoja: nada para el hambriento vivo y velas y cepillos para el Cristo que no come.

De vuelta a casa alcancé a ver a la abuela subiendo la calle Olmos. La seguían unos cuantos chiquillos gritando - ¡Queremos ver el muñeco! - "¡Fuera de aquí, malcriados o llamaré a un guardia!" - ¿De los que están en la cárcel o fuera? - Los niños saltaban a su alrededor y ella apretaba con fuerza el termo de los chinos. - ¿Qué pasa, abuela? - "Esta caterva de desarrapados a estado a punto de dar un tirón del termo" - ¡¡¡Largo de aquí!!! (grité y como por arte de magia, desaparecieron)

Para calmar los nervios, al llegar a casa tomamos unos chinchones. - "No ha sido buena idea salir con Pascualita. Una niño se ha emperrado en que le diera el "muñeco" Tanto ha llorado que su madre me lo quería comprar. - ¡Ni hablar! (le dije) - "¿Pero no ve como está mi hijo? ¡se está poniendo azul! ¡Haberlo educado mejor! (le solté) La gente se agolpó alrededor nuestro y tomaron partido por una u otra. Pascualita, para no perder detalle de lo que pasaba, se asomó más de la cuenta y ahí fue cuando la vió un crío y al momento la quisieron todos. ¿Sabes qué te digo? que si quiero procesiones me voy a El Funeral a organizar una, con varias paradas para repostar chinchón" - Si vais a dar confites, me apunto. - "Vale. Y te traes a Pascualita"

martes, 22 de marzo de 2016

¡Malditos!

- "Han acabado las Fallas de Valencia, con las mascletás incluídas y los fanáticos islamistas, que se pasan los días matando correligionarios suyos, no han querido ser menos y han montado una macabra traca en Bruselas. ¡La madre que los parió a todos juntos! Está muy bien que se exploten y salten por los aires a pedacitos aunque luego los de mantenimiento tengan que fregar el suelo y repintar las paredes, pero que dejen a los demás en paz. Yo recogería sus restos y se los daría de comer a los cerdos" - La abuela está furiosa y horrorizada ante tanta barbarie. - ¡Sí, hombre, para que nos envenenen las sobrasadas!

La Cotilla ha llegado corriendo cargada de restos de velas. En cuanto la he visto he levantado la voz.- ¡¡¡Ni hablar. Aquí solo se encienden velas en caso de apagón!!! - Tengo que hacerlo para no caer en una depresión - "¿Post parto?" (dijo la abuela con una sonrisa de oreja a oreja) - ¡Déjate de tonterías. Nunca he tenido depresiones por eso! - "Raro sería ya que nunca has tenido hijos jajajajajaja" - ¡Tuve una y me la quitaron! - Se me encendieron todas las alarmas - ¡¿Qué dice, Cotilla?! Eso es denunciable. - ¡Tu abuela me la quitó, como tantas otras cosas! - "¡No eres más tonta porque no te entrenas, Cotilla!"

Mientras la abuela reía a carcajadas, a la vecina le brotó un río de lágrimas que caían golpeando contra el suelo. De repente, una idea absurda y terrible, apareció en mi mente. ¿No sería YO su hijo? ¡Por favor, que no lo sea. Por favor, por favor! - Haciendo de tripas corazón, formulé la pregunta del millón. - ¿Era niño o... niña? - Niña, creo...  (la abuela lo confirmó afirmando con la cabeza ¡Ay, Dios mío!) - ¿Soy... soy... yo? - ¿Qué quieres decir? - Su... hija... (apenas me salía la voz) - Las risas de las dos locas se oían a veinte leguas a la redonda.

-"¡¡¡Era una gallina!!!" - ¿Tú mi hija? jajajajajajajajaja - ¿Una gallina?...(exclamé) - ¡¡¡Siiiiiiii!!! La quería muchísimo porque la vi nacer. Siendo pollito corría detrás de mí  llamándome mamá (la Cotilla se estaba poniendo poética) - "¿Cómo sabes que decía mamá? ¿Acaso las entiendes, doña Sabelotodo?" - ¿Qué pasó con la gallina? - "Nos la comimos en pepitoria una Navidad" - ¡¿Fuísteis capaces? Que horror! - "Dicen que cuando hay hambre no hay pan duro y en nuestras casas el hambre no faltaba" - Aún recuerdo lo rica que estaba. ¡Mirad, estoy salivando! - ¿Por qué dice, entonces, que era su hija? - ¿No te digo que me llamaba mamá? ¡No me escuchas, boba de Coria! - ¡¿Y usted qué sabe lo que hablan las gallinas?! - Ya lo creo que lo sé. Escucha (se acercó a mi, me pasó un brazo sobre los hombros y pegando su boca a mi oído dijo: ¡¡¡Co, co, co, coooo, cooooo, corocooooooooooooooo!!!

Mientras las amigas se partían de risa y llenaban sus copas con chinchón, yo corrí al acuario, cogí a Pascualita en plan protector y la apreté contra mi pecho. Lo malo fue que la sirena estaba durmiendo, plácidamente, cuando la saqué del agua y éste bicho tiene un mal despertar. En seguida sacó los dientes a pasear y tuve el tiempo justo para darle un manotazo y devolverla, de nuevo, a su "casa" antes que me mordiera.







lunes, 21 de marzo de 2016

El pito del sereno.

Estamos en plena Semana Santa. Lo sé porque he visto llorar a gente en el telediario. Pensé que era por las desgracias de este fin de semana, o por los refugiados que van dejado tras de sí un rastro de muerte, pero no. Es por algo que hemos estado pidiendo casi todo el año: ¡que llueva! Y ahora llueve. Y a muchos no les ha hecho ni pizca de gracia y lloran como Magdalenas porque no pueden sacar los Pasos a la calle. Ya dicen que nunca llueve a gusto de todos... Tendrían que haber especificado las fechas y horas más convenientes para que no coincidieran lluvia y Procesiones. Ya lo dice la abuela - "¡Falta organización!"

La Cotilla ha venido con un saco lleno de barras de pan duro. Lo ha vaciado en la mesa de la cocina y ha dicho que iba a por más. También Geooorge ha colaborado trayendo más barras. Y Blas el parado. Incluso Bedulio se he rebajado a venir a mi casa a traer más pan.

En un momento en que han coincidido todos en la cocina y viendo mi casa invadida, he intervenido. - No soy ninguna ONG. No tengo un corral con animales, ni una fábrica de hacer pan rallado... ¿A qué viene que traigáis tanto pan? - Es para que hagas torrijas (aclaró la Cotilla) - Madame decir que you hacer very buenas. - Podré venderlas a los que siguen el juicio del Caso Noos. - Las quiero para repartir entre los compañeros del cuartel que están alicaídos con tanto compañero en la cárcel. - ¿Esto es idea de la abuela? - Todos afirmaron con la cabeza. - ¿Y la leche, los huevos, el azúcar, la canela, los limones, el aceite...dónde están? - En tu despensa ¿no?

Respondí abriendo la ventana y echando barras de pan a la calle. - ¡Alto, si no quieres que te multe! (gritó Bedulio) - Pero ya era tarde. La maquinaria se había puesto en movimiento y mis manos no paraban de coger y tirar, coger y tirar.

Un griterío que subía de la calle hizo que nos asomáramos al balcón. En la acera había bastantes damnificados por los golpes de las barras, durísimas algunas. La retahíla de insultos en cuanto nos vieron, subió de tono. Cuando vi que todos me señalaban y que los "piropos" de los de abajo me los dedicaban a mi, seguí tirando barras pero, ésta vez, a tiro fijo. - ¡Nos están descalabrando vivos! (gritaban)

Pensé que a Pascualita le haría gracia ver lo que estaba pasando y podría tomar nota para cuando vuelva a su hábitat y alguien quiera tomarla por el pito del sereno, sepa qué hacer. La coloqué en mi escote y le dí trocitos de pan para que se divirtiera tirándolos.

Bedulio, fuera de sí, llamaba a sus compañeros por el móvil para que vinieran a poner orden. - ¡Está tirando pan a la calle! Pero no vino nadie. - ¿Qué te han dicho? (preguntó la Cotilla) - Que no es delito tirar pan a los pajarillos. - Furioso, vino a por mi y entonces se fijó en Pascualita - ¿Qué es eso que tienes ahí? - Ahí... ¿dónde? - En el ese... junto al... canalillo... - ¿En las tetas? - Bueno... (estaba rojo como una amapola) si... ¿Qué es? - Podría mentirte diciendo que un tamagochi pero es el espíritu de mi abuelito primero reencarnado en un bicho. - ¡No es un fantasma! - Acércate y lo verás (le reté) - El Municipal dudaba... así que fui yo quién me acerqué a él mientras le daba un trocito de pan a la sirena. Entonces grité como si me estuvieran matando. - ¡¡¡Ahoraaaaaaaaaaaaaa, abuelitoooooooooooo!!!

Pascualita, sobresaltada, tiró el pan y un escupitajo envenenado, a los ojos de Bedulio acertando de lleno. Los demás, entretenidos con el jaleo de la calle, no se habían enterado de nada y al ver salir al Municipal corriendo y gritando, camino de la escalera, le siguieron. Entonces cerré la puerta y mi ¿amiga? y yo, sentadas frente a la botella de chinchón, brindamos por lo a gusto que nos habíamos quedado. 




domingo, 20 de marzo de 2016

Pues eso, que ya es Primavera.

Sonó el teléfono en lo más profundo de la noche. Y dije: - ¿Diga? - Nadie contestó porque lo estaba soñando. Una y otra vez el repiqueteo del timbre llegaba hasta mi pero yo tenía cerrada la puerta de mi consciencia y hacía como que no me enteraba. - Se que eres tú, abuela... Lo sé porque te conozco más que si te hubiera parido - y sonreí beatíficamente porque sabía que era un sueño.

Solo al sentirme zarandeada como un frasco de jarabe antes de tomarlo, abrí los ojos. - ¿Cotilla?... ¡¡¡COTILLA!!! ¿QUE HACE? - Tu abuela me ha mandado que mire si estás viva. Lleva toda la noche llamándote. ¡Toma! - Acerqué el auricular a la oreja - ¿Qué pasa? - "!¿Qué demonios hacías?!" - Dormir - "¿No escuchabas el teléfono?" - Me lo parecía... - "¡Que cruz tengo contigo! ¿Sabes qué día es mañana" - ¿Es una pregunta trampa? - "Es una pregunta. Punto" - ¡Y yo qué sé! - "¡¡¡ES PRIMAVERA!!! - ¿En el Corte Inglés? - "En medio mundo, boba de Coria" - ¿Y qué más? - "Ya está? - ¿Me has despertado para... esto? - "Con lo despistada que eres te levantarás pensando que todavía es Invierno. Así que sal a la calle sonriendo. La Primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido!" - ¿Ah, no?... Vaya por Dios. - Y colgué.

Antes de meterme de nuevo entre las sábanas, la Cotilla me preguntó. - ¿Qué quería tu abuela? - Anunciarme que ya es Primavera. - ¿Cómo que ya? Pues anda que no lleva tiempo anunciándolo el Corte ese en la tele. - Estas dos quieren acabar conmigo y al paso que van, lo conseguirán más pronto que tarde.

Al ir a comprar las ensaimadas domingueras corté un clavel reventón de una maceta, para ponérmelo tras la oreja y adornar el óvalo de mi cara morena. Descarté el abrigo y cogí una rebequita. Siguiendo la costumbre, miré por la ventana con las gafas de sol puestas para no deslumbrarme con la claridad de la mañana... pero de claridad nada y, encima, con las gafas apenas veía. - Ha llegado la hora de limpiar los cristales. Ya no entra ni el sol.(me dije) - En cuanto pisé la calle me acordé de la abuela. ¡Hacía frío! ¡Llovía! Solo me consoló que a mis cristales no les pasaba nada y podría estar unas semanas más sin limpiarlos.

En el corto recorrido entre la panadería, la papelería para comprar el periódico y mi casa, estornudé diez y siete veces y me soné otras cuantas. ¡Me había constipado gracias a la abuela! - Me enfadé muchísimo y se lo quise hacer saber. Llamé a la Torre del Paseo Marítimo. Se puso Geoooorge - ¡¡¡Pónme... ¡atchis!... con mi abuela!!! - Sin inmutarse, que para eso es inglés, me contestó - Buenous dias. - ¡Buenas. Quiero hablar con mi... ¡atchis!... abuela! - Madame dormir. - ¡Qué se... ¡atchis!... despierte y le diré que ya es Prima... ¡atchis!...vera! - Madame ser lista y ya saber. - ¡Tu madame tiene una... ¡atchis!... jeta que se la pisa! - You no gritar. - ¡Grito lo que me da la... ¡atchis!... gana, inglés de las narices! - You crazy. Adious. - Ni se te ocurra colgarme... ¡¡¡Que no me... ¡atchis!...cuelgues, hijo de la Gran Bretaña!!!

sábado, 19 de marzo de 2016

Cotilla Super Star

Los abuelitos han venido a pasar el día a casa. A otros les da por morder esquinas. No entiendo esta maniobra teniendo una casa con vistas a la Bahía de Palma, donde pueden tomar el sol, tal como sus madres los trajeron al mundo sin que nadie los vea, en cualquiera de sus terrazas... Me da mala espina. Creo que estos dos me ocultan algo.

A media mañana he ido a pasear llevándome a Pascualita en el termo de los chinos. Fuimos hasta el mar para que lo oliera y recordara sus días de libertad bajo las aguas... Y vaya si lo recordó, empujó la tapa del termo y saltó al suelo. El porrazo la desorientó y, en lugar de reptar hacia el agua, lo hizo hacia el asfalto de la autopista que pasa por allí. Corrí tras ella que se camuflaba en los hierbajos que crecen entre las baldosas de la acera. Entonces la vi rodar como una peonza por el centro de la carretera. Crucé sin mirar. Al oír a mi lado el chirrido de los frenos de un enorme camión, cerré los ojos esperando el golpe que me llevaría al otro mundo. Los chillidos agudos de una mujer histérica me hicieron abrirlos. Quería agradecerle a aquella desconocida que se preocupara por mi en aquel trance. - ¡¡¡IIIIIIIIIIIIIIIH, UNA RATAAAAAAAAAAAAA!!!

La "rata" era Pascualita que seguía rodando camino de la boca de una cloaca. Viendo que el camión no me había hecho nada y al camionero lo estaban ayudando a recuperarse del susto, reanudé mi persecución en pos de la sirena y justo cuando iba a ser tragada por aquella abertura a ras de suelo, me tiré en plancha sobre su cuerpecillo y la bloqueé.

Naturalmente, la hazaña no me salió gratis. Tuvieron que llevarme a un PAC y ponerme cuatro puntos de sutura en una ceja. Pascualita quedó grogui durante más de una hora, cosa me vino muy bien para que nadie se fijara en ella. 

Al entrar en casa, dolorida, la encontré llena de gente, cables, luces y barullo. Los berridos de la Cotilla se oían desde la esquina de la calle. - ¡¿Qué pasa aquí?! (grité) - "¿No tenías que venir más tarde?" - Una mujer, pintada como una puerta, se me acercó. Era Conchi, la amiga de la abuela. - ¡Hooooolaaaaaaa, nenaaaa! ¡Que guapa estaaaaasssss! Cada día te pareces más a tu abuela (y antes de que me diera los dos besos que pensaba repartirme, recibió un pisotón) ¡AY! Me has pisado un callo, cabrona. - La abuela salió por peteneras - "¡Huy, el asado se me quema!"

Los socios de El Funeral grababan un corto con la Cotilla de protagonísta. - ¿La Cotilla? (pregunté extrañada) - Es ideal (me dijo Conchi, que había hecho piña conmigo después del pisotón) La película es para un concurso y tiene que hacer reír. Con ella tenemos el éxito asegurado.

Al grabarla en plan Estatua para casa, los ojos de los viejecitos verdes pugnaban por salirse de las órbitas porque la Cotilla se quedó en cueros para hacer el Pensador, de Rodin. - ¿No se está pasando? (preguntó Andresito) - "Si le pagan, no" - ¡Claro que le pagaremos... si ganamos!

viernes, 18 de marzo de 2016

Saetera.

Un alarido escalofriante me ha despertado bruscamente, con el vello de punta y un temblor en el cuerpo. El grito se repitió una y otra vez mientras yo me metía, cada vez más, debajo de las mantas. - ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyy, aayyyy, aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyaaaaayyyyyyyyyyyyyy!!! - Haciendo un esfuerzo sobrehumano para vencer el miedo, saqué una mano en busca del móvil que tenía sobre la mesita de noche.

- ¡Abuela! (susurré para que no me oyera el asesino que estaba matando a media Humanidad) Alguien está matando a alguien ¡en casa! Llama tú a Bedulio para que venga a salvarme... - "¿Para eso me despiertas a estas horas de la madrugada?" - Es que a mi no me hará caso. No me quiere ni ver. - "No me extraña" - ¡¡¡Escucha!!! - Un nuevo alarido sonó en la noche. - "¿Qué ha sido eso?" - ¡Te lo estoy diciendo: están matando a alguien! - "Me ha parecido un cerdo" - ¿No creerás que están haciendo la matanza a estas horas? - "¿Quién debe ser?" - ¡Eso es lo que quiero que averigüe Bedulio! ¡¡¡Llámale!!!

Minutos después sonó el timbre de la puerta - ¡Policía local! ¡¡¡Abran!!! - ¿Qué yo abra? (pensé) Lo tiene claro éste. - Volví a llamar a la abuela - Bedulio está en la puerta pero no puedo abrirle. El asesino está en alguna parte de la casa. Tendrás que venir tú con la llave. - Los alaridos se sucedían alternándose con los timbrazos, los golpes a la puerta y los gritos de los municipales. Entonces escuché un fuerte estruendo y el golpe de una madera contra el suelo. - ¿Se han cargado la puerta? (me dije) Pues sí que me va a salir caro el puñetero asesino.

Más tarde, cuando la tranquilidad se había instalado de nuevo en casa, nos sentamos en la salita a reponer nuestros maltrechos nervios con unas copitas de chinchón. Todavía no podía creer que aquellos gritos desgarrados hubieran salido de la garganta casi centenaria de la Cotilla. - Así que un nuevo trabajo ¿eh? Pues con la primera ganancia me compra una puerta nueva. - Egoísta como siempre. - Por su culpa se la han cargado los bomberos. ¡Ah! y añada a la cuenta la factura que nos pasarán ellos y los municipales. - ¡¿Crees que soy millonaria?! - "Esta vez y sin que sirva de precedente, debo darle la razón a mi nieta. Hay otras horas para ensayar las saetas ¿no te parece?" - ¡Que sabrás tu lo que es la vida de un artista? Las cosas se hacen cuando llega la inspiración y no con horarios de oficina.

La Cotilla ha decidido alquilarse para cantar saetas durante ésta Semana Santa. Y si consigue el trabajo puede que pasen varias cosas, como le he dicho a ella: que llueva y truene con fuerza y tengan que suspenderse las procesiones. Que le tiren verduras y frutas podridas en cuanto abra la boca. Que la linchen. Que la tiren al mar con una piedra al cuello para que no pueda ni decir esta boca es mía... En fin, la lista es larga pero ella no se da por vencida. Ha llenado los árboles y las farolas de pasquines anunciándose.

La abuela, que en el fondo (pero muy en el fondo) es un trozo de pan, ha dicho que la ayudará alquilándola para que cante unas saetas desde su balcón de la Torre del Paseo Marítimo. - ¿Estás segura, abuela? Mira que te quedarás sin amistades. - "Quiero que le vaya las cosas bien a la pobre... por eso me llevaré a Pascualita y la dejaré caer en su escote cuando vaya a cantar ¡Verás que quejíos más sentidos suelta!"

jueves, 17 de marzo de 2016

Esperando a la Cotilla.

La abuela se ha quedado a dormir en mi casa para ser la primera en enterarse de cómo le ha ido a la Cotilla. - ¿Y tengo yo que pagar el pato? - (protesté) - "¿Quiéres heredar la Torre del Paseo Marítimo?... Pues ya sabes." - También se quedó el abuelito al que la noticia le cogió de sorpresa.

Venían de una fiesta de Recuerdo en El Funeral donde habían bebido, comido y bailado en memoria de Rosita Carlota, una vieja aristócrata que vino de Rusia con sus padres cuando era muy pequeña y los bolcheviques se habían quitado al Zar de encima.

Rosita Carlota no se privó de nada en vida, de la que se fue a los ciento cinco años, conservada en vodka según la abuela. Tuvo novios, amantes y maridos. Vivió en palacios, chabolas y pisos de protección oficial. Lució los más bellos diamantes, algunos robados y otros regalados. Sintió en su cuello el frío del cuchillo. Fue querida, admirada, odiada. Bellísima, de cara angelical y alma de demonio. Todos y todas caían rendidos a sus encantos. La Momia la conoció cuando se enteró que su marido, el que la llevaba tan recta por la vida, tal y como se esperaba de una mujer casada y de buena posición social, pasaba más tiempo entre sábanas extranjeras que entre las suyas que ella había bordado con tanta ilusión cuando preparaba el voluminoso ajuar.

La Momia, en un arrebato, quiso saber "que tiene esa mujer que no tenga yo" y se presentó ante la rusa que ocupaba una mesa en el Bar Miami del Born. Contra todo pronóstico, se gustaron y al separarse después de varias horas de charlas, risas y champán, parecían amigas de toda la vida.

Una de las cosas que motivaron que la Momia quedase víuda pronto, fue que su marido se enteró de las visitas clandestinas, que su esposa y su amante hacían y disfrutaban, a un pisito del barrio de la Calatrava, puesto a su vez a Rosita Carlota por uno de sus admiradores bohémios que se dedicaba a la pintura figurativa y a derrochar el patrimonio familiar en gloriosas juergas.

Naturalmente, Andresito nunca supo de las andanzas extramaritales de su madre. Le extrañó que llorara tanto la muerte de esa señora a la que él llamaba cabra loca. Y no puso reparos cuando la Momia dijo que quería ir a la fiesta de El Funeral y escoger la foto de Rosita Carlota que se colgaría en la Pared de los Finados porque pensó, cariñosamente: mi madre ya chochea.

Geooorge llevó a la Momia a su casa en el rolls royce y los abuelitos subieron a la mía. A las cinco de la mañana llegó la Cotilla. - "¡Habla, que me tienes en ascuas!" (le gritó la abuela) - Ha sido un fracaso. Como estatua no he gustado. El consuego dijo, en voz alta, al verme "les habrá costado cuatro perras esta birria". Aquello no sentó nada bien a la dueña de la casa que torció el gesto. La cosa se fue calentando porque a aquel hombre no le gustaba nada, todo era chabacano para él, desde la estufa catalíptica que me calentaba, hasta la novia: ¡Pero si es patizamba!. El novio, abochornado, gritaba, la novia lloraba y los demás discutían a gritos. Entonces, en lo más álgido de la discusión, el padre de la novia, subido a una silla, señaló la puerta  y dijo: ¡¡¡A la puta calle!!!

Se acabó la fiesta, se pagaron las luces y la estufa catalíptica. Se llevaron los canapes y las bebidas y se olvidaron de mi. Al rato, estaba muerta de frío, me adentré en la casa en busca del dormitorio principal. Los ronquidos del hombre me guiaron. Encendí la luz y dije: Paguenmé que me voy. - El marido se sentó en la cama con ojos desencajados - ¡Estoy en el infierno! - gritó horrorizado al verme desnuda. Cosa que me ofendió y decidí subir mi caché. Pedí 50 euros a la hora.

Sentadas en la salita tomábamos unos chinchones para entrar en calor. Pascualita, despertada bruscamente por la abuela, para que se enterara de lo duros que son algunos trabajos, por si alguna vez vuelve a su hábitat y le sirve para algo, estaba fuera de sí. Y yo alucinaba escuchado a la vecina - ¿Y le han pagado? - ¡Nada! Después de que una ambulancia medicalizada se llevara al marido para tratar de que no se le repitiera el infarto, la mujer me dijo que, al no haber Pedida, no había nada. Y me dio con la puerta en las narices. - Y aquí es dónde Pascualita saltó hacia la Cotilla y cayó en su escuchimizado escote, patinando hacia el interior mientras mordía a diestro y siniestro.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Estatua de casa.

La Cotilla no levanta cabeza. Sigue con sus apuros monetarios por más trapicheos que hace. Ahora se le ha ocurrido hacer de estatua de casa. Y ha empezado a practicar en la mía. ¡Me ha dado un susto de muerte!

Cuando ésta mañana he ido, adormilada, al cuarto de baño he encontrado una mujer vendiendo espárragos sentada en mi inodoro. Así que he ido a la cocina a preparar los dos cola caos, para Pascualita y para mi. De repente se me han puesto los pelos de punta ¿qué hace una vendedora de espárragos en mi baño? ¿Por dónde ha entrado?... ¿Y por qué estaba tan quieta? ¡Ay, Dios mío. Tengo un alma del Purgatorio en casa!

He llamado a la abuela - ¡Un ánima del Purgatorio está haciendo sus necesidades fisiológicas en mi baño mientras vende espárragos! - "¡Te he dicho mil veces que no bebas sola, boba de Coria, que luego no queda para las demás!" - Esto no tiene nada que ver con el chinchón. ¡Corre! - "Házle una foto mientras tanto" - Vas lista si crees que voy a entrar ahí ¡Tengo un orinal para las urgencias!... pero está en el baño...

Parapetada tras la escoba, la abuela ha abierto la puerta dispuesta a mandar a la intrusa de vuelta a al Purgatorio. Desde la cocina, donde me había escondido, he oído - "¡COTILLA ¿QUÉ HACES DE ESTA GUISA?!" - ¿La Cotilla? (pensé)... ¡¡¡¿La Cotilla?!!!

Mientras desayunábamos nos contó la idea que había tenido. - Cobraré a 20 euros la hora. - ¿Siempre hará de vendedora de espárragos? - No. Dependerá de la época. Por ejemplo, ahora también hago como que vendo fresas. Cuando llegue el verano fingiré que vendo melones o sandías. - Perdone que se lo diga, Cotilla, pero se va a repetir más que el ajo... ¿Siempre de vendedora? - Puede que tengas razón. Ayer practiqué de mujer que lee el periódico al revés. - "¿Qué gracia tiene eso?" - Me había sentado en el parque y varias personas se acercaron, unas se rieron y otras me avisaron de lo que pensaron era un despiste. - ¿Y usted que hizo? - Seguí impertérrita. Las estatuas ni dicen ni hacen... Lo hice tan bien que hasta me cagó una paloma. Sobre mi falda puse unas tarjetas anunciándo que me alquilaba por horas para las casas. - "¿Ha funcionado el invento?" - Sí. Esta tarde trabajo en una casa de postín. Celebran una fiesta de Pedida y como los consuegros están forrados, ellos no quieren ser menos "Tienen un Miró en el comedor y nosotros tendremos una estatua de Rodín" me han dicho - "¿Qué tienes que hacer?" - Estar en una esquina y pensar, desnuda, las horas que haga falta. - "Toma, Cotilla, bebe que lo vas a necesitar" - Y le dio una botella sin empezar.

martes, 15 de marzo de 2016

Flasches.

El Tiempo se cachondea de nosotros: ahora hace frío, ahora calor; ahora otra vez frío, otra vez calor... Y así, a lo tonto , a lo tonto, estamos llegando a la Primavera. He decidido vestirme como me de la gana. ¿Me apetece ponerme mini falda y camiseta de tirantes a las ocho de la mañana aunque el termómetro marque 5º? Me lo pongo. Si al salir a la calle tirito pues doy dos vueltas a la manzana corriendo para entrar en calor pero de mi no se ríe nadie, ni siquiera el Tiempo.

Además, estoy enfadada con la abuela porque no me ha dejado probar ni un crespell de cola de sirena mallorquina. Las han vendido todas entre ella, Blas el parado y la Cotilla. Esperaba que me recompensara por haberle dejado mi cocina. En vista de que no era así se lo comenté y la respuesta fue para caerse de espaldas - "Lo que tienes que hacer es limpiarla bien porque está llena de harina ¿no te da vergüenza?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Corre, pon la radio mientras preparo el chinchón! - ¿Trae crespells de cola de sirena?  - ¡Me los han quitado de las manos! Voy a encender unas velas para Rita. - ¿La cantaora? - Ya lo dice tu abuela ¡Qué cruz tenemos contigo! La del caloret, boba de Coria. - ¿Saldrá por la radio? - Espero que no ¡que susto! ¡Hablará! - ¿Por la radio? - ¡Por la radio! - Eso lo he dicho yo antes. - No. Has hablado de salir. - Es lo mismo... - Si saliese sería un fantasma, un duende, una bruja... - Y si habla, también. (ya me estaba enfadando)

Puso una foto de Rita en la encimera de la cocina y encendió unas velitas de olor. Lo malo fue que cada una olia diferente y no tardamos en marearnos. - No me sienta bien escuchar a ésta mujer... (dije mientras la cabeza me daba vueltas) - Eso mismo estaba pensando yo (la Cotilla tenía un inquietante color verdoso en la cara)

Como pude, me levanté a abrir la ventana. Luego fui al cuarto de baño. Al pasar por el comedor vi a Pascualita caída en tierra. Tambaleándome me acerqué. Estaba lacia. Como muerta. Un pensamiento malvado, como un flasch, cruzó raudo por mi cerebro: la abuela ya no ganará más dinero con los crespells cola de sirena.

Intenté reanimarla metiéndola en su acuario pero cayó al fondo como una piedra. Volví a la cocina, llené una jarra con agua y la vacié sobre las velitas. La Cotilla se enfureció aunque poco. Otro flasch acudió a mi mente. - ¿Cierro la ventana y la puerta de la cocina y enciendo más velas? Que poco iba a durar la Cotilla. ¡Uf! que tentación... Pero no lo hice porque soy una pusilámine. Además, tendría que dar explicaciones a la policía sin reirme y me resultaría difícil.

En la radio, Rita seguía hablando con su voz dulce y angelical: - No sé nada, no me he enterado de nada, no he visto nada. No sé, no sé... - No se puede ser más diferente a la Cotilla. Ella se entera de todo y Rita de nada. Son polos opuestos ¿por eso se atraen?

Llamó la abuela. - "Nena, te he encontrado un candidato a padre de mi biznieto" - Pero... pero... pero no habíamos quedado que... - "He pensado que pelillos a la mar. Total, estamos aquí de paso y hay que aprovechar las ocasiones que se nos presentan para darnos un homenaje. En éste caso, tu, jodía. Ya te lo presentaré" - Y colgó.

Un nuevo flasch ha surcado mi mente y he visto la foto de la abuela colgada en la Pared de los Finados de El Funeral mientras sus amigos y yo celebrábamos una gran fiesta en su recuerdo. Y yo gritaba ¡¡¡Por fín, por fin!!! - No tuve tiempo de arrepentirme porque sonó de nuevo el teléfono. - "Mañana vendremos a comer Andresito, yo y EL" - De nuevo colgó mientras, además del pitido del teléfono, escuché un ¡chof! en el comedor. Pascualita se había recuperado.




lunes, 14 de marzo de 2016

La Egoísta del Barrio.

Entre todos, Pascualita incluida, me van a volver loca. Con lo bien que podría vivir yo sin ese estrés permanente al que me somete la abuela en su afán por tener un biznieto ¡Lástima que no los vendan en los supermercados. Se los compraría por docenas y me dejaría en paz! Es tan complicado. Lleva todo un proceso larguísimo hasta que llega el día en que se presenta el biznieto en casa.

Le estuve comentando estas cosas a la abuela - ¡Que pereza me da todo ésto! -"¿Cómo puede darte pereza traer una criatura al mundo?" - Si fuese por medio de una cigüeña, por mi encantada. Ahora mismo firmaba pero de la manera tradicional ¡quita, quita! Y encima que me salga llorón. Tengo que dormir de ocho a diez horas seguidas, por lo menos, para estar en plena forma y con alguien berreando a mi lado, no es posible. - "¿Te estás escuchando? ¡Egoísta!" - ¡Ya estamos! No se puede razonar contigo, abuela.

Pascualita, sentada en el borde del acuario, parecía atenta a lo que hablábamos. - "Menos mal que este animalito no te entiende, de lo contrario estaría con los pelo-algas de punta" - Será por los críos que ha tenido ella (dije con sarcasmo) - "¡Estoy segura de que ha tenido hijos!" - ¿Cómo vas a estar segura? Nadie sabe nada de las sirenas. En realidad Pascualita es una anomalía de la Naturaleza ¡No existen! - "Entonces tendré que ir al oculista porque veo una que me saluda y hace el signo de OK" - ¿Has pensado que, tal vez, no es real y lo que vemos es un espejismo de nuestra mente? - "¿Te ha parecido un espejismo cada vez que te ha mordido?" - Visto así... - "¡¡¡Que cruz tengo contigo!!!"

Ahora la abuela está enfadada conmigo y me llama La Egoísta del Barrio aunque no por eso deja de venir por casa seguida de Geooorge cargado de sacos de harina, azúcar, naranjas, aceites, etc. etc. que deja en la cocina. Luego se va y la abuela se dedica a hacer montañas de crespells con forma de cola de sirena, manchando mi cocina y teniendo la suya como una patena. Ahora ha rizado el rizo haciendo una sirena entera. - ¿No estás dando demasiadas pistas, abuela?

El caso es que los crespells-sirena se venden muy bien, sobre todo en su barriada de postín. Ha corrido la voz de que se trata de la efígie de una genuína sirena mallorquina, ya extinguida en la actualidad y todo el mundo compra: nacionalistas por aquello de fer Pais; las clases altas porque es algo tradicional de toda la vida ¿? , los turistas se los llevan como recuerdo junto con las cajas de ensaimadas, los periodistas que cubren el juicio del caso Noos porque están muy ricos, etc. etc. Al paso que van no quedará hogar que no tenga sirenitas-mallorquinas en su mesa durante las Pascuas.

domingo, 13 de marzo de 2016

La Cotilla se sale con la suya.

La abuela ha venido temprano y cargada de ensaimadas recién hechas. Que bien huelen y que ricas están. Y mientras desayunábamos me ha contado el éxito que han tenido sus crespells con forma de cola de pez. - "Mis amigas ricas están locas porque les diga dónde he encontrado un molde así, pero no me han sacado esa información, aunque me ofrecían el oro y el moro las jodías. Por lo visto los berrinches han sido de campeonato. Incluso algún marido se ha acercado a Andresito, haciendo valer su poder político, y sonsacarle. Ante la insistencia no le ha quedado más remedio que decir la verdad (¡aquí se me cortó la respiración!) : que es un secreto de mi familia guardado de generación en generación" - Eso es una mentira como la copa de un pino de grande. - "Todo sea por el bien de Pascualita, boba de Coria"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Tengo que enviar el dinero de Bárcenas. - ¿Qué dinero? - El que he recogido para él. - ¿No me diga que ha sacado más de diez euros? - ¡He sacado 10.000 euros! - Abuela, llama a la policía, los bomberos, las ambulancias... que ésta mujer se ha vuelto loca.

¡Pero era verdad! - ¿Qué decía cuando lo pedía? - Decía: un donativo para una familia en apuros. - Ya veo que se avergüenza tanto de su gurú que evita nombrarle al pedir. - ¡Eso es mentira! Temo que, si digo Barcenas, tal vez le confundan con Jaume Blanch el actor que lo imitó en la película B. - Lo que teme es encontrarse con dagnificados de esa gente y la corran a gorrazos. Reparta ese dinero entre personas que lo necesiten. - Eso es lo que voy a hacer. Bárcenas y yo, lo necesitamos.

Pascualita fue devuelta a su acuario en cuanto escuchamos el saludo de la Cotilla y ahora nos contemplaba sentada en el borde. Intuye que pasa algo entre nosotras y está ojo a vizor, vigilándonos.

Blas el parado ha venido a pedir a la abuela si puede fabricar croquetas con forma de cola de pez para el lunes, cuando vuelva a las puertas del local donde se juzga el Caso Noos. - "La forma de las croquetas es la clásica y eso hay que respetarlo, ahora, si quieres crespells no hay problema" - dijo que sí, que vale pero que le gustaría ayudarme. - "¿A que viene tanta curiosidad, Blas?" - El parado se removió en su silla: - Me han corrompido (una lágrimas cayeron en su camisa) Unas mujeres muy bien vestidas, me han ofrecido una buena cantidad de dinero para que les lleve el molde ¡Querían que le robara! ¡No puedo hacer eso! les he dicho. Esa mujer me ha ayudado cuando la he necesitado, como ahora. - "¿Hasta ese extremo han llegado mis vecinas ricachonas? ¡Me van a oír!"

Pascualita, en cuanto han empezado los gritos de la abuela, se ha zambullido a la velocidad del rayo, yo me he puesto las gafas de sol, ha salido a la superficie, ha escupido a Blas a los ojos que, inmediatamente, ha iniciado algo así como el Baile de la Lluvia de los indios Siux, para mitigar con saltos, carreras y palabrotas, el dolor del veneno en sus ojos. Otra vez hemos acabado con otra botella de chinchón para que después de dormir la mona no recordara nada... Que caro me sale el mal genio de este bicho. 

sábado, 12 de marzo de 2016

Haciendo crespells

Arrastrando los pies he ido tras Geoooorge que ha llegado a casa cargado con dos cestas. - Mi poner en cocinau. Madame decir. - ¿Qué dice madame? - Que poner en cocinau. - ¿Tú sabes de quién es la dichosa cocina? ¡MÍA! Así que soy yo quién tiene que decir lo que se pone, o no, allí ¿te enteras, inglés? - Oh, yes. - Y siguió andando, pasillo adelante como quién oye llover.

- "¿Por qué te metes con el pobre Geooorge, boba de Coria?" - Porque estoy harta de que mangonees mi casa, mi vida, mi sueño, mis novios, ¡mi todo! - "Así que te has levantado con el pie izquierdo" - ¡No cambies de conversación! - "¿Estábamos conversando? Solo te seguía el rollo, alma de cántaro"

Una vez que el mayordomo se fue y cesó el clásico concierto de pitos bajo el balcón, la abuela llevó a Pascualita a la cocina, la colocó sobre el frutero y lo mismo hizo con Pepe la cabeza jivarizada. Luego puso música y la cálida voz de Serrat nos cantó Mediterráneo. La coreamos a grito pelado, emocionadas. - "Que suerte hemos tenido de nacer en este mar" - La única que ha tenido esta suerte que dices es Pascualita porque nosotras nacimos en tierra, gracias a Dios porque no lo hubiésemos contado. - "¡Eres taaaaaan sosa! Somos una isla en medio del mar... ¿verdad?" (parecía que se estaba enfadando y yo no sabía por qué) - No somos la isla, sino que vivímos en una isla que, a su vez, está en medio del mar, abuela. Hoy no coordinas mucho ¿eh? - La mano fue más rápida que la vista y no me quedó otra que encajar el pescozón porque no lo vi venir. Mi cabeza rebotó dos veces contra la mesa. - ¡Aaaayyyyyyyyyyy No se puede hablar contigo!

Desayunamos las tres sin que se volviera a hablar del asunto. A mi me bastaba con mirar hacia arriba y veía crecer el chichón en mi frente. La abuela le contó a Pascualita que iba a hacer crespells. - "Ha llegado el tiempo de hacer los dulces de Pascua. Dentro de poco será Semana Santa y las cocinas empiezan a oler a gloria bendita."

Le estuvo explicando a Pascualita la receta, paso a paso, para que la recordara si un día volviera a su hábitat y quisiera hacerlas allí. - Vive bajo el mar (dije con guasa) - "¿Crees que no lo sé? Allí tendrán ingredientes acordes con el medio en que están" - La sirena se lo pasaba en grande viéndola batir los huevos, amasar y escuchándola. De vez en cuando hacía la señal de OK y una vez se tiró de cabeza al lebrillo donde estaba la pasta. La abuela estaba decidida a que Pascualita participara del trabajo y usó  su cola como molde. Y así hubo crespells con formas distintas: estrellas, corazones, flores y colas de sirena.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Madre mía, que aroma más rico! ¡Nena, (dijo la Cotilla en cuanto el olor de las pastas recién salidas del horno llegó a su nariz) saca el chinchón que vamos a ponernos las botas! - No me hice de rogar y poco después nos dimos un homenaje. - Que originales son estas colas de pez ¿dónde has comprado el molde? - "Era de mi abuela" (mintió como una bellaca) - ¿La tenías traspapelada? - "Pues, sí... ¿Más chinchón, Cotilla?" - Eso ni se pregunta.

viernes, 11 de marzo de 2016

El maltratador.

Llevo días sufriendo en silencio... No, no es por las hemorroides sino por la abuela y la Cotilla. Han sido conquistadas por el dicharachero U al que han subido en un pedestal. Por lo visto todo lo hace bien el hombrecillo. Son tan exageradas que hasta Andresito se está poniendo celoso. - Me parece que le dáis más bombo del que merece el sujeto ese (dijo después de escuchar por enésima vez lo estupendísimo que es y lo ridícula que soy yo por no haber sabido camelarlo)

Menos mal que el abuelito me hecha un cable porque con esas dos brujas tengo siempre las de perder. Pero resulta que voy a encontrar a U hasta en la sopa. Le han invitado a comer, a mi casa por supuesto - ¡Ni hablar! No quiero ni verlo. - "Haberlo pensado antes de alquilarlo. Ahora ya es como de la familia" - ¡Y un cuerno! (gritó Andresito)

- "En vez de ponerte contra él, tendrías que hacer valer tus influéncias políticas para que le dieran un papel de coprotagonista en la próxima película que haga Di Caprio" - ¡Como sigas por ahí, me voy con mi madre! (el abuelito estaba fuera de sí) - "No te hagas ilusiones, querido. Tu madre solo tiene ojos para el cubano de culito respingón que le alegra las pajarillas" - ¡Pobre madre mía! Por tu culpa no irá al Cielo (lloriqueó, compungido) - "¡Pero si ya está en el Cielo. San Pedro le abrió las Puertas a ritmo de salsa!" - Si mi padre levantara la cabeza... - "Mejor que se quede dónde esté" - ¡¡¡Abuela!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¡Ya podéis echar el arroz! - La paella estaba tan buena que hizo que se me olvidara que U estaba sentado a mi mesa. Pensé que a Pascualita le encantaría comer con nosotros y fui a por ella. La coloqué en el broche de la abuela y lo prendí en mi solapa. Cuando no miraban le daba unos granos de arroz o trocitos de gamba. La sirena se estaba poniendo furiosa. Quería saltar a la paellera y rebozarse a su gusto mientras engullía a dos carrillos. De repente el murmullo de la conversación se apagó. Miré en derredor. Las dos amigas, congestionadas, miraban furiosas a su querido U. - Vaya, pensé, me he perdido algo. - "¡Fuera de aquí, Maltratador!"

Las voces y los gritos subieron de tono. Mientras todo el mundo gritaba, Andresito llamó por teléfono. Minutos después llegó Bedulio con unos compañeros - ¿Quién es éste hombre? (le pregunté) - El Maltratador (contestó) Es una hidra que vive de la sangre de sus víctimas y aunque le cortamos la cabeza reaparece de nuevo. - Se lo llevaron esposado sabiendo que, en cualquier momento, en cualquier lugar, atacará otra vez.

Aprovechando la confusión, Pascualita se perdió bajo el arroz que quedaba en la paellera mientras nosotros, sentados en la salita, dimos buena cuenta de la botella de chinchón. Poco a poco, la tensión fue bajando - ¿Qué ha pasado? - "La Cotilla ha reconocido a U" - Envolví unas ensaimadas con las páginas de un periódico que llevaba la foto del Maltratador. No me había vuelto a acordar. Pero, de repente he tenido un flasch. ¡El de la foto era U! De buena te has librado, nena. - ¡En buena queríais meterme, Celestinas! - ¡Mirad! (gritó Andresito señalando el televisor) Hoy ha matado a otra mujer.

jueves, 10 de marzo de 2016

El tercer grado.

La abuela me ha llamado para invitarme esta tarde a El funeral. Me he quedado de una pieza porque es algo que no suele ocurrir. - "Trae a Pascualita" - ¿Para qué? - "Para que vea el ambiente y aprenda por si, cuando vuelva a su hábitat, quiere montar una cafetería como la nuestra"

Así que me he pasado la mañana pensando en qué voy a ponerme para ir allí porque todos y todas van de punta en blanco. La primera, la abuela, siempre llena de brillos, plumas y colorines. a medida que se acercaba la hora en que habíamos quedado, me fui poniendo nerviosa como una novia ante el altar.

Pasaron a recogerme con el rolls royce. La abuela me miró de arriba abajo con su ojo clínico. - ¿Voy bien? (pregunté temerosa) - "Sabiendo de tu nulo concepto de la elegancia... no estás mal" .

El Funeral estaba de bote en bote. - ¿Qué se celebra? - "Un auto de fe" - ¿Perdona? ¿Has dicho lo que he creído entender? - "Si has escuchado auto de fe, sí" - La gente se acercó a saludarme y empezaron los brindis con chinchón y el ambiente se fue calentando hasta que Andresito, cogiéndome del brazo, dijo que me acompañaba a mi sitio. Junto a la pared de los Finados había un banquito rústico que no parecía muy cómodo. - ¿Aquí? (pregunté, incrédula)

Una vez sentada, la luz del local perdió intensidad y los parroquianos se colocaron en semi círculo delante de mi. Nadie me quitaba ojo. Pensé que se me había corrido el rímel (¡eso me pasa por comprarlo en la tienda del señor Li!) De pronto, la abuela se puso en pie y señalándome con un dedo, gritó: - "Vas a ser sometida al Tercer Grado. Si pensamos que dices la verdad serás absuelta. En caso contrario, arderás en la hoguera" - La abuela me quitó el termo de los chinos y lo colgó de su cuello. Vi asomar la fea cara de Pascualita a través de una rendija. Y sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, empezó el interrogatorio. - "¿Tienes novio?" - Eh... Sí, sí. - ¡Mentira cochina! (gritó Conchi a la que se veía demasiado incisiva y con una borrachera como un piano) - Todos los presentes acabaron preguntando... El último fue... ¡U! - ¿Qué pintas tú aquí? - Soy un miembro más del club. Hoy es mi primer día. - ¡Traidor! ¡La que te paga para que estés conmigo, soy yo! - Un clamor se levantó hasta el techo.

Se había destapado el pastel y fui declarada culpable. Todo el mundo estaba encantado con U. Era el héroe de la noche. La abuela lloraba por los rincones por haber perdido un buen nieto político. Uno y otro hablaban al dictado del alcohol que habían trasegado. - "¡¡¡Me gusta éste nieto!!! ¡¡¡No quiero otro!!!

Debajo de mi silla pusieron bombillas rojas que, al encenderse, hacían de hoguera. Y allí me quedé hasta la hora de irse a casa, si comer ni beber mientras los demás se atiborraban

miércoles, 9 de marzo de 2016

Les presento a U.

La abuela empieza a estar mosca con lo de mi ligue y me llama a cualquier hora del día o de la noche, para expresarme sus dudas. - "¡Nenaaaaaa! ¿Estás segura que no lo has soñado?" - Abuela, dejame dormir... - "Es que, como eres más corta que las mangas de un chaleco, pienso que en tu afán por contentarme, tu subconsciente te ha jugado una mala pasada y lo de ese novio sepulturero solo está en tu imaginación..." - Que poca confianza tienes en mi. - "Ninguna"

Al final tendré que darle la razón y entonces me convertiré en el hazmereir de las dos brujas... Tengo que encontrar alguien que quiera seguir el juego, aunque tenga que pagarle. Así que fui a hablar con un representante de artistas y le expuse mi plan. Le pareció bien y dijo que tenía varios chicos que podrían hacer este papel con mucha convicción. Lo malo vino cuando hablamos de precios. - ¡¿Tanto?! ¿Si le doy de comer me hará una rebaja? Por más que lo intenté no me rebajó ni un euro.

Cansada de regatear dije que - No puedo pagar esto, así que de lo dicho no hay nada. Buenos días. - El hombre se removió en su butaca y dijo que lo dejara todo en sus manos. - ¿Será más barato? - Lo será.

Llamé a la abuela - Mañana te presentaré a U. Vendrá a comer a casa. - "¡Andresito y yo, también!" - Al día siguiente, a las diez en punto llamaron a la puerta. - El hombrecillo que estaba ante mi en el rellano de la escalera, me dio dos besos en la mejilla y dijo: - Hola, soy U.

Era lo contrario de lo que yo había contado. Mi U era alto, espigado, guapo, como el chico de la Coca Cola. El U que tenía delante era bajito, con abultada barriga cervecera y al sonreir se le movía el puente que llevaba en la boca... Ahora entendía lo de que sería más barato.

Dejé a Un en el rellano y telefoneé al repersentante para quejarme - Por lo que voy a cobrarle no puedo mandarle a Bratt Pitt, señora. No se preocupe, Bartolo es un buen actor.

Cuando llegaron los abuelitos y vi la cara de decepción de la abuela, supe que no había sido buena idea contratar a Bartolo pero ya era tarde para rectificar. Me llevó a la cocina - "Debes estar muy enamorada, nena, porque lo ves diferente de como es. Ya dicen que el amor es ciego y encima tu eres tonta" - Es buena persona. - "No digo que no, pero... Como mi biznieto se parezca a su padre estamos apañados"

Nos sentamos a comer y poco a poco, la conversación fluyó agradablemente. Bartolo era un gran conversador, amable, cariñoso tanto con la abuela como conmigo. Poco a poco dejamos de verle feo y poquita cosa. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla entró a paso de carga en el comedor guiada por el olor de la comida. En cuanto vio al supuesto U se quedó pasmada. - ¿Qué haces aquí? - "¿Os conocéis?" - Antes de que pudiésemos decir algo, la Cotilla dijo. - Es un compañero de trapicheos con las cosas del contenedor del super. - "Estás equivocada. Es el ligue de mi nieta." - Andresito me miraba con el ceño fruncido pero Bartolo, como buen actor, saludó a la vecina con dos besos y contó que lo del trapicheo lo hacía para evadirse de su trabajo donde se pasaba todo el día entre penas y llantos. - Es como una brisa de aire puro... - Y siguió y siguió de manera tan  convincente que hasta la Cotilla se lo creyó todo.

Ahora tendremos que ponernos a la faena de hacer un biznieto pero eso ya es otro cantar


martes, 8 de marzo de 2016

¿Para cuándo el fin del Día de la Mujer?

Hoy es el Día de la Mujer y pienso celebrarlo con una paella y una botella de cava. Y después, por supuesto, con café y chinchón ¡y sola! La abuela me ha llamado toda la mañana por teléfono y no he he contestado. Debe estar con un tremendo dolor de barriga por saber dónde y con quién estoy ¡Que sufra!

He incorporado fresas con nata al desayuno que nos hemos tomado, mano a mano, la sirena y yo. No le ha echo ascos a nada la jodía. Mientras comíamos le he explicado que hoy las mujeres hacemos fiesta... Ella, media fiesta porque es medio mujer. No sé si me ha entendido porque no ha hecho más gestos que el de seguir engullendo nata a toda pastilla.

- Cuando vuelvas a tu hábitat podrás implantar un día similar: el Día de la Pezas... suena raro pero acabarás acostumbrándote. A nosotras nos pasó igual. Siempre se había dicho médico, por ejemplo, lo de médica sonaba mal, ahora ya no. Todo viene por una desgracia. Las trabajadoras de una fábrica americana se declararon en huelga pidiendo mejoras laborales. Los hombres que mandaban pensaron que estaban locas, al fin y al cabo solo eran mujeres. Un día se declaró un incendio intencionado en la fábrica y murieron muchas trabajadora. El suceso fue el revulsivo para que las mujeres redoblaran su lucha. La tragedia ocurrió un 8 de marzo. Por eso el dia de la Mujer se celebra este día, Pascualita...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué es lo que vas a celebrar? Me ha parecido que decías algo de eso ¿Con quién hablabas? - Conmigo misma, para no aburrirme. Pensaba comer paella con cava pero se me ha ido el apetito. - Yo tampoco tengo hambre aunque... si hay que comer, se come ¿Sabes qué día es hoy? ¿Te has preguntado alguna vez por qué no hay Día del Hombre? - ¿No lo necesitan? - ¡Exactamente, boba de Coria!

La abuela entró en este momento - "¿Has estado toda la mañana con U?" - No... Tenía varios entierros que atender... - Dejó de prestarme atención y se dirigió a la Cotilla. - "¿Cuándo dejaremos de celebrar éste día?" - ¿Cuándo las ranas críen pelo? - "¡Somos la mitad de la Humanidad! Nos complementamos con la otra mitad ¿Habéis oído a los políticos estar dispuestos a arreglar nuestras diferencias salariales, por ejemplo, con respecto a los hombres? Puede que me hay vuelto sorda como Matas. Ya véis, todo se pega menos la hermosura. Me voy a casa a reflexionar" - Tu nieta ha hablado de paella. - "Reflexionaré aquí" - Ya no tengo hambre. - Nosotras, poca pero si hay que comer gratis, se come y santas Pascuas. - "Nos quedaremos. A ver si puedo conocer a tu ligue" - No creo que acabe pronto. Se le amontona el trabajo con éste frío. - "¿Nos tomamos un chinchón mientras esperamos?" - Nadie dijo que no.

lunes, 7 de marzo de 2016

La espada de Damocles pende sobre la cabeza de la Nieta.

Tengo un problema horroroso y no sé como resolverlo. Quien sí lo hará como se entere, será la abuela que me pondrá la cabeza como un bombo llamándome tonta hasta el infinito y más allá... No quiero que se entere Pascualita porque ellas dos se entienden, no sé cómo, y le faltará tiempo para decírselo a su amiga. Tampoco quiero que se entere la Cotilla porque lo publicará a los cuatro vientos... aunque tal vez sea la solución que busco.

De momento no diré nada. Esta mañana ha venido la abuela a desayunar conmigo, aunque el verdadero motivo era conocer a U... y se ha llevado una desilusión al ver que no estaba. - "A éste paso tendré que pedirle audiencia. ¿Cuándo viene por aquí?" - Cuando queda libre del trabajo. - "¿A qué hora?" - Pues... es que no lo sé porque hace turnos. - "¡Se me ocurre una idea. Vamos a su trabajo y me lo presentas!" - Abuela, al trabajo se va a trabajar - "Hablaré con su jefe. Ya sabes que si despliego mis dotes de conquista, no hay hombre que se me resista y cae rendido a mis pies y una vez que lo piso con mis stilettos, tengo esclavo para siempre" - ¡Que fantasma eres, abuela! - "Vamos a ver ¿de qué trabaja?" - Pues... no creo que te guste. Es... es enterrador. - "¡Coooooñe! ¡Lagarto, lagarto! ¿No había otra cosa en el Mercado?"

Cuando la abuela se marchó, su cara denotaba la lucha interna que mantenía entre la ilusión de ser bisabuela y el repelús que le daba la profesión del futuro padre del biznieto.

La Cotilla llegó un poco más tarde. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿No había otra cosa en el Mercado? - ¡¿Ya se lo ha contado la abuela?! - No la he visto ¿qué me tiene que contar? - Cómo que no la ha visto si acaba de soltar la misma frase que me ha dicho ella. -  No sabía que no le gustaba el bacalao. - ¿Qué bacalao? - El que está en la mesa de la cocina. ¿Por qué no has comprado sardinas? - Estas dos me van a volver loca.

Después de comer volvió la abuela. - "Nena, lo he estado pensando y... el oficio de tu novio es como otro cualquiera... ¿Vamos al cementerio?" - No es mi novio, es un ligue. - "¡Que suspicaz eres! Venga, vamos y si está trabajando da igual porque Andresito conoce al director y hablará con él" - ¡Huy! estas cosas de amiguismos no le gustan nada. Mi U es muy íntegro. - "¡Pues yo tengo que conocerle!" - Si hay más días que longanizas, abuela.

Pascualita, sentada sobre el acuario, me mira fijamente ¿Habrá intuído que no tengo ni idea de quién es U ni de dónde está? Al irse de casa no se me ocurrió preguntarle dónde vive ni su número de móvil. Y como le conocí en un semáforo, cuando al cruzar una calle tropezamos de frente, no sé donde buscar. He vuelto al semáforo varias veces pero ... nada. Y encima esa noche dormimos como troncos después de vaciar, mano a mano, una botella de chinchón...

domingo, 6 de marzo de 2016

Ataque de celos.

La puerta de mi cuarto se ha abierto con estrépito a las cuatro de la madrugada. Como si tuviera un resorte, me he sentado de golpe en la cama, con los ojos como platos, los pelos de punta y el cuerpo temblando como si tuviera el baile de San Vito.

La abuela estaba ante mí, iluminándose la cara con una linterna. - ¿Por qué no... ha venido... la abuela en... persona en lugar... de enviar a su... alma inmortal...? (pregunté temerosa a quién yo creía que era un espíritu con cara de pocos amigos) - "¡¡¡Que alma inmortal ni que leches!!! ¿Por qué ha tenido que enterarse la Cotilla antes que yo que tienes novio? ¡¡¡¿Por qué?!!!

Así que era eso. Un taque de celos. - Ha sido sin querer. - "¡Soy yo la interesada en tu novio, no la Cotilla. Ella no será bisabuela por muchos niños que tengas. Por cierto, ya puedes ponerte a la faena que se te va a pasar el arroz antes de decir amén"

- No te lo he dicho porque no quería molestarte y después se me ha olvidado. - "Me molestas por tonterías y no lo haces por algo importante ¡Lo que yo te digo: eres tonta de remate!" - Tampoco es que sea mi novio... Es un ligue. - "Me importa un bledo lo que sea. Lo que quiero son resultados" - Se acercó a la cama y tiró de las mantas hacia atrás - "¿Dónde está?" - Durmiendo en su casa, supongo. - "¡Es aquí dónde tiene que dormir!... bueno, mejor que no duerma y esté por la faena" - ¡¡¡Abuela!!!

Nos sentamos en la cocina porque se me había quitado el sueño con el susto. La abuela sentó a Pascualita en el frutero, cosa que a la sirena no le hizo ni pizca de gracia. - "¿Has visto al novio de ésta? (le preguntó al bicho) ¿qué te ha parecido?" - ¿Por qué le pides opinión a quien no la tiene? Me tiene que gustar a mi. - "Estás muy equivocada, alma de cántaro. El especímen que se convertirá en el padre de mi biznieto es cosa de todos" - No le llames "especímen" que parece que hablas de un virus... Se llama U. - "¿U?... ¿Es marciano?" - Se lo puso la Cotilla.

Montó en cólera y pensé que iba a darle una apoplejía. Pascualita, asustada, dio un sorbo al café de la abuela y me escupió a los ojos. Afortunadamente solo recibí salpicaduras pero bastaron para irritármelos porque el café llevaba su veneno. - ¡Quieta, sardina de los demonios, que no le he hecho nada a la abuela! - "¿Cómo que no? Has intentado quitarme la autoridad que, como abuela, tengo sobre ti. ¡Escupe, Pascualita, escupe!"

Unas copas de chinchón ayudaron a que se calmase. Estas, más las que ya traía puestas de El Funeral porque esta noche han tenido sarao después de colocar el retrato de una compañera en la pared de los Finados. - "Hemos bailado tangos arrabaleros toda la noche. A Pilarín le encantaban. Todas llevábamos un clavel en la boca como hacía ella. Cruzábamos las piernas con la de nuestra pareja y al final casi todos hemos rodado por el suelo. ¡Si es que hay tipos que ya nos saben beber!" - Ya son viejecitos, abue... ¡Aaayyyy! ¡¡¡No me des pescozones que no hablaba de ti!!!

sábado, 5 de marzo de 2016

Es U.

¡He ligado! Tengo que contárselo a la abuela enseguida... No sé si ir a su casa para ver la cara que pondrá cuando se lo diga... Tal vez tendría que llamar a Geooorge para que venga a buscarme porque no tengo ganas de andar a éstas horas... Además, no he desayunado... ¡Que ganas tengo de gritarlo a los cuatro vientos!... Quizá no les haga gracia a los abuelitos que mangoneé a su mayordomo. Al fin y al cabo le pagan ellos... Ay, no sé qué hacer... Bueno, llamaré por teléfono... ¿Y si duermen? La abuela me soltará un bufído... Bueno, da igual. Ella me despierta cuando todavía no han puesto las calles y me aguanto, así que... ¿Qué dirá el abuelito? Se acuestan tarde cuando van a El Funeral... Lo mejor será que desayune y luego ya veré si me decido a visitarlos o a llamarlos... Nunca pensé que anunciar un ligue fuese tan complicado.

Mientras Pascualita saltaba en plancha en la taza del cola cao yo masticaba tranquilamente mi ensaimada... De repente, antes de que metiera otro trozo en la boca, sentí una descarga eléctrica que empezaba en el cerebro y salía por los pies - ¡¡¡Ostras!!! pero si tengo al ligue durmiendo en mi cama ¡Se me había olvidado!

A Pascualita apenas le dio tiempo de coger lo que quedaba de ensaimada antes de que yo la lanzara al acuario. Con los nervios, no acerté y salió volando a través de la ventana que había abierto para airear la casa. ¡El árbol apenas tenía hojas!

Corrí escaleras abajo y en el portal tropecé con la Cotilla que entraba con paso cansino. - ¡¡¡Cooooooñe. Ni que fueras a apagar un incendio!!! - Es que se me ha caído algo... - Me asomé y no vi a la sirena estrellada en la acera. Pero tampoco colgada de las ramas. La Cotilla me miraba curiosa. - ¿Qué se te ha caído? - Una cosa. - ¿Tiene nombre? - Sí. Cosa (me estaba poniendo de los nervios) - Será algo de los chinos. El señor Li tendrá más en la tienda. Vamos. - Cuando lo encuentre. ¡Váyase! - No puedo. Tengo curiosidad por saber lo que es una Cosa... jejejejejeje ¡Que cruz tenemos contigo!

Subí a casa con ella porque no era plan cometer un asesinato a plena luz del día y en la calle. Desde el balcón inspeccioné el árbol pero Pascualita no estaba allí. Tenía el corazón en un puño y unas ganas locas de gritar ¡¡¡¿Dónde estás, Pascualita?!!! Pero no podía hacerlo mientras la Cotilla estuviese aquí.

Desde la cocina me estaba metiendo una bronca por como había quedado la cocina después de los saltos mortales de la sirena en el cola cao. - ¡No he conocido a nadie más guarra que tu! ¿Qué forma es esa de desayunar? - Entré hecha una furia dispuesta a contestarle como una arrabalera cuando la vecina se puso un dedo en los labios instándome a callar. - Escucha (dijo en voz baja)... Hay un fantasma en ésta casa ¡y está hablando! (susurró) - Era verdad...  y el sonido venía de mi cuarto. ¡Oh, Dios mio! Un fantasma quería arrebatarme mi ligue. A pesar del temblor de piernas fui a rescatar al que sería el padre del biznieto de mi abuela (¡no tenía ni idea de como se llamaba!)

Abrí la puerta lentamente. La Cotilla, pegada a mi espalda, me tiraba el aliento en la oreja. En la cama revuelta no se veía a nadie... salvo un bulto voluminoso y la voz que hablaba en fantasma, salía de allí. Esto que lo que escuché: uh... ¿uuuh?... uh, uuuh, uuuh... - Variaba el tono, los giros de voz, como si preguntas, rogase, afirmase, en fin, una conversación normal pero como no entiendo el idioma fantasmal no supe qué decía. Quién quiera que fuese el espíritu hablaba con la U.

La Cotilla se me adelantó zapatilla en mano y lanzándose sobre la cama le dio tal tunda al parlanchín que acabó gritando y hablando de manera entendible. - ¡¡¡Aaaaaaaaaaayyyyyy. Para, paraaaaaaa!!! - esta voz sí que la reconocí. - ¡¡¡Pare, Cotilla. Es mi ligue!!!

Sentados en la cocina, ya más tranquilos, le expliqué lo que había pasado. El reconoció que cuando dormía hablaba en U. - Mi madre me ha contando que lo he hecho siempre (dijo. ¡Vaya, acababa de enterarme que tendría suegra!) - La Cotilla, en absoluto arrepentida de haberle arreado una buena paliza, me dijo. - Ya tiene nombre: U - ¿U? - ¿Quién yo? Mi nombre es... - Toma un poco de chinchón y calla... U.

Entonces vi a la sirena. Salía de la bolsa que usa la Cotilla para sus trapicheos y llevando en las manitas una magdalena, dura como una roca, del contenedor del super.

viernes, 4 de marzo de 2016

Las huchas del Domunt.

La Cotilla ha traído unas huchas del Domund. Eran caras de chinos, negros, indios americanos... con una ranura para meter las limosnas - ¿De dónde ha sacado estas antiguallas? - De una casa que estamos vaciando. - ¿Vaciando quiere decir "limpiando" como hace con los cepillos de las iglesias? - Allí no vive nadie y para que las cosas se estropeen por falta de uso, las cogemos. - ¡Vaya cara que se gastan usted y sus compinches! - ¡Eh, habla bien! De compinches, nada. Son jubilados sufridores que, como yo, tampoco les llega la paga hasta fin de mes.

La abuela llegó en aquel momento - "¡Anda, huchas del Domunt! Te las compro" - No están en venta (dijo la Cotilla, para sorpresa nuestra) - Pensé que quería hacer negocio con ellas. - Son para hacer una buena obra. - "¿No me digas que vas a usarlas para pedir limosna para los chinitos?" - Limosna, no. Ayuda para alguien que la necesita urgentemente: Luis Bárcenas.

Nos cogió desprevenidas mientras saboreábamos una copa de chinchón y a punto estuvimos de atragantarnos la abuela y yo - "¡La madre que te parió, Cotilla! ¿No lo dirás en serio?" - Está a dos velas, el pobre. Le ha pedido al juez que le dé dinero para sus gastos. - "¿El salario mínimo supongo?" - ¿Tu vives con el salario mínimo? - "Yo no porque soy rica pero millones de españoles, sí" - Pero es que mi Luis no es un español cualquiera. - ¿MI? (solté, estupefacta) - El pobre pide 10.000 euros al mes. - ¿Qué mes, febrero, marzo, abril...? - ¡Pareces tonta! Todos los meses. Y ahora, antes de ir a la calle a recaudar fondos, le montaré un altar, pequeño pero emotivo. - Mejor enciéndale unas velas a Santa Rita que es la patrona de los imposibles porque, en cuanto la gente se entere de para quién recoge limosna, la van a correr a gorrazos. Y otra cosa ¡en mi casa no quiero altares!

La Cotilla se marchó con las huchas y maldiciéndome en arameo. Nos reunimos con Pascualita para merendar las tres juntas mientras poníamos a la Cotilla a caer de un burro. - "Espero que no hayas escuchado nada de lo que hemos hablado con la vecina (le dijo la abuela a la sirena) No quiero que, cuando vuelvas a tu hábitat, hagas las mismas tonterías que ella" - Por toda respuesta, Pascualita, se lanzó en plancha a la taza de café con leche que iba a tomarme yo. La abuela, sonriendo indulgente, exclamó - "¡Como te quiere!" - ¡Pues me ha puesto perdida, la jodía!

Pasaban las horas y la Cotilla no regresaba. Lo hizo de noche y acompañada por Bedulio que se limitó a llamar a la puerta pero no puso un pie en casa. - La hemos encontrado tirada en la calle y herida. Ahí te la dejo. - ¿Qué ha pasado? - le pregunté mientras iba a servirle una copa de chinchón aunque no me dio tiempo porque cogió la botella y bebió a morro. - ¡Ha sido el señor Li! Al ver las huchas se ha puesto a gritar como un loco y de su tienda ha salido un montón de gente que hacía juego con las huchas... - ¡Deje de beber , Cotilla. Está diciendo tonterías! - Y gritaban: ¡¡¡Queremos trabajo, no limosnas!!! - He salido corriendo y se me... ¡hip!... han caído las huchas. Pero me las han devuelto... ¡hip!... - Menos mal (dije) - Mira, esta... ¡hip!... brecha de aquí me ha hecho la ... ¡hip!... hucha del negrito. Este golpe... ¡hip! ... la del chinito y este otro la del ... ¡hip!... indio americano... Mañana iré a... ¡hip!... darles las gracias... - Pues llevese la mercromina, por si acaso.

  

jueves, 3 de marzo de 2016

Como un loro.

- "Ay, nena ¿no sabes qué nos ha pasado?" - ¿Te has vuelto daltónica? - "¿Por qué?" - Por el colorido que llevas encima. -  "Pues gracias a él nos ha rescatado un helicóptero del Sar. Le he dicho a Geoooorge que nos llevara a Andresito y a mi a dar un paseo por el Torrente de Pareis. Una vez allí hemos buscado espárragos y sin darnos cuenta, nos hemos metido en Sa Fosca. No hemos encontrado ninguno y decepcionados, nos hemos sentado a merendar pan con sobrassada, unas naranjas y dos botellas de vino tinto que llevábamos. Andresito ha dado unas cabezaditas y después hemos emprendido el regreso hacia el rolls royce.

Aquí es donde hemos empezado a discutir. Mi marido decía que teníamos que ir por allí, yo decía que por allá y Geoooorge por acullá. A él lo hemos hecho callar porque no es mallorquín y no tiene ni idea de por donde anda... Al cabo de dos horas nosotros tampoco la teníamos. ¡Nos habíamos perdido en Sa Fosca! ¿Te imaginas? si te pierdes allí pueden encontrar tu osamenta un montón de años después.

Gritamos y gritamos pidiendo socorro hasta que vimos al inglés hablando por teléfono. El caso es que no sé cómo no se nos ocurrió a nosotros, pero lo bueno es que vinieron a rescatarnos unos chicos muy guapos pero de muy mal genio ¡Se atrevieron a echarme una bronca por mis zapatos! ¿Qué pasa? (les dije) son míos y muy caros.

Al subir al helicóptero y a pesar del ruído espantoso que hacía, escuché claramente como uno de nuestros salvadores hablaba con alguien por la radio para avisar que nos habían encontrado sanos y salvos: - A sido fácil porque la mujer viste como un loro. - ¡No le dejé acabar y le metí un bolsazo que lo dejó grogui durante unos minutos! Alguien gritó que me pusieran una camisa de fuerza" - ¿Has atacado a tu salvador? - "Le he enseñado educación"

Realmente, el hombre no dijo ninguna mentira. - ¿Vestías como ahora? - "Sí. Aún no hemos pasado por casa... Reconozco que quizá el boá no sea muy apropiado para ir a buscar espárragos pero es que con este Invierno a plazos que tenemos, no sé cómo vestirme"

 La abuela llevaba mini shorts, medias rojas, botines verdes altísimos, un jersey lleno de brillos y colores que dañan la vista y un boa de plumas de marabú teñidas de rosa. - Fui a por el chinchón mientras ella cogía a Pascualita. - "Pensé que no volvería a verte" - Ay, abuela, me estás emocionando. - "Hablaba con la sirena" - Habíamos tomado varias copas de las que participó Pascualita, cuando oímos a la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! Dice Andresito que está harto de esperarte en el coche. Me he ofrecido a hacerle compañía pero ha preferido que venga a avisarte. No está hecha la miel para la boca del asno (dijo, muy digna ella)


miércoles, 2 de marzo de 2016

Ensanchado las vias respiratorias.



Todo ha quedado en suspenso esperando el Debate de Investidura. La gente hace apuestas sobre las veces que El Pinocho Mayor del Reino meterá la pata con sus frases estrambóticas. La cosa va a estar interesante. Yo me he apartado de todo ésto porque quiero centrarme en la declaración del ex duque Empalmado por si, aunque sea una sola vez, dice que él sabía lo que se cocía a su alrededor.

Y como no esperaba visitas de nadie he decidido acostarme temprano pero antes me he preparado. Desde hoy pienso cuidarme. Estar fuerte y bien oxigenada por si me sale un novio de improviso y quiere hacerme un biznieto para la abuela. Me he puesto un pijama de franela que tiene lo menos quince años, con unos estampados de la cerdita Pegui. Después he procedido a lavarme la nariz a fondo con agua caliente. Desatascando todos los huecos y recovecos nasales y dejándolos limpios como patenas. 

Ya metida en la cama he cortado dos tiras de esparadrapo, una para cada aleta nasal. Las he abierto, pegado la tira y estirando de ella hasta el máximo, he pegado el otro extremo en la mejilla. De manera que las fosas nasales han quedado totalmente abiertas para que el aire circule amplio. He cortado dos tiras más y las he pegado a cada lado de la boca, dejándo solo una pequeña abertura para no tener la sensación de ahogo.

Cuando me estaba durmiendo he creído escuchar abrirse la puerta de la calle. - ¡Ladrones! (pensé) y me levanté presurosa, a buscar el rodillo de amasar. Al pasar por el comedor un ¡chof! me hizo mirar hacia el acuario. Pascualita acababa de saltar al suelo y reptaba furiosa hasta esconderse bajo el aparador. - ¡Cobarde! ¿No vas a defenderme?

En el pasillo, unas sombras se movían con cautela. Me pegué a la pared contraria, levanté el rodillo y... la luz de un coche que pasaba por la calle entró por la ventana iluminando durante unos segundos  a  ¡Andresito y Bedulio! Espantados, gritamos al mismo tiempo. Oí un golpe seco en el suelo. Encendí la luz y allí estaba Bedulio, cuan largo era, blanco como la cera e inconsciente. Andresito me miraba con los ojos tan abiertos que pensé, se saldrían de sus órbitas.

- ¿Tu te has visto, nena? Pareces una aparición con la pinta que llevas. - ¿Veníais a robar, abuelito? - ¡No, mujer! He convencido a Bedulio para que os hagáis amigos. Nunca apensé que ya estarías acostada. - Me aburría... - ¿Y esa pinta que llevas? - Para respirar por la nariz. - Pues nos has dado el susto del año.

A Bedulio le costó recobrar la consciencia. Cuando habría un ojo, me miraba y se desmayaba de nuevo. Al final pudo articular alguna palabra aunque no por ello dejó de mirarme como quién ve un fantasma. - ¡Abuelo primero, noooooooooooooooooooo! - ¿Qué querrá decir, Nena? - Me miré en el espejo de la entrada y ¡que susto me di! Ahora comprendía a Pascualita y a Bedulio ¡Creían haber visto un fantasma!

martes, 1 de marzo de 2016

A la Cotilla se le acaba el chollo.

La noticia de que la Cotilla es adorada como una diosa,  tiene a la abuela comiéndose las uñas de pura envidia cochina. - "¡¿Cómo va a ser una diosa Madre si no ha parido?! ¡Estos adeptos fanáticos de las narices no tienen ni idea de lo que hacen!" - No te sulfures, abuela. Reconoce que tus curvas son más bien escasas comparadas con las de la Cotilla. - ¡Las suyas son efímeras! - Pues dejala que disfrute hasta que se deshinchen. - "¡No me da la gana!"

La Cotilla, oronda como una vaca lechera, se pavoneaba delante de nosotras en cuanto tenía ocasión - Jamás pensé que una desgracia tan dolorosa me reportase tantas alegrías. - "¿Ahora resulta que te alegras de tener un culo como una plaza de toros? ¿De no poder sentarte en una silla sino en tres a la vez? ¿De ocupar todo un sofá tu sola?" - ¿Noto cierto tonillo envidioso en tu voz, amiga? (la Cotilla disfrutaba) - "¿Envidia yo? Con lo rica que soy...y estoy jajajajajajajajaja... Por nada del mundo quisiera tener esos pechos que te tapan la boca ¡Si no necesitas bandeja para el café y las ensaimadas! Lo pones sobre las tetas y no se cae nada" - Con ellas, como diosa Madre, doy de comer a la Humanidad (la Cotilla puso los ojos en blanco, como si estuviera en trance) - "No eres más tonta porque no te entrenas ¡Si no te ves los pies ni lo que está a tres metros de ti! ¡Eres una pisadora de cacas de perro!" - ¡Eso es mentira!

Harta de no ser ella el centro del Universo, decidió que Pascualita la mordiera con más saña que nunca. Era lo único que se le ocurría para superar aquellas curvas superlativas. - "Y lo haré delante de todos los adeptos de la secta. Verán como la madre Tierra crece ante sus ojos y me venerarán de rodillas" - Tuvimos un fuerte discusión pero, al final se salió con la suya llevándose a Pascualita al templo.

La seguí a distancia. El local de la secta estaba de bote en bote desde que tenían una diosa real. La Cotilla estaba entronizada, rodeada de flores, velas encendidas, comida, licores y muchos euros en billetes que no cesaban de darle sus fieles - ¡El sueño de todo jubilado! (pensé) - La Cotilla sudaba a mares.

La abuela aprovechó el momento en que todo el mundo estaba pendiente de la "diosa Madre" para sacar, de mala manera, a la sirena del termo de los chinos. La colocó sobre su pecho pero Pascualita no estaba por la labor de morder a su amiga. Pero después de muchos tirones de su pelo-algas, pellízcos en los bracitos, torcimientos de cola, la sirena y yo estábamos que trinábamos. No pude aguantar tanta injusticia y grité. - ¡¡¡BASTAAAAAAAAAAAAAAA!!! - en el mismo momento en que Pascualita se escurría de sus manos y se estrellaba contra el pantalón del Santón que se había dado la vuelta para mirarnos.

El local se convirtió en una jaula de grillos. El Santón, después del tirón que le di para soltar a la sirena, salió corriendo, llorando, gritando y blasfemando en arameo y toda la feligresía detrás haciendo lo mismo. De repente el hombre no pudo correr más. La hinchazón de los testículos tiraba de ellos hasta casi rozar el suelo y eran tan anchos que tropezó con ellos y cayó de bruces... Naturalmente, los fieles le siguieron y acabaron formando un buen montón de gente escandalosa... Poco a poco se hizo el silencio... siguió un ¡Oooooooh! de asombro y por fin el ¡¡¡Aleluya!!! atronó el local - El Santón se levantó como buenamente pudo y entonces los fieles a la vista de sus atributos, gritaron como posesos : ¡¡¡ES EL PADRE TIERRA!!! ¡¡¡EL GRAN PADRE!!! ¡¡¡ALELUUUUUUYAAAAAAAAAAAA!!!