miércoles, 31 de octubre de 2018

Días de recuerdos.

Como una sopa he llegado a casa. Y la Cotilla también, solo que ella traía el paraguas chorreando y lo ha paseado por toda la casa. - ¿Sabes qué es aquello que está detrás de la puerta de la calle? - ¿Lo que yo salvé de la basura? - Si. - Paragüero. Mira que no saber cómo se llama. - ¿Y para qué sirve? - Nena, tiene razón tu abuela. Cada día eres más tonta: ¡para poner los paraguas! - ¡Pues meta el suyo allí que está dejando el suelo empapado!

Se me quedó mirando un rato. Luego dijo: - ¿Me estabas vacilando?

No le contesté porque vi luz en el antiguo cuarto de la abuela. Entrar allí me retrotrajo muchos años atrás. El viejo cantarano estaba lleno de velitas, animetes, que iluminaban el retrato de la bisabuela colgado en la pared. Inmediatamente pensé: - Esto tiene que verlo Pascualita. - Di media vuelta y tropecé con la Cotilla que se había colocado detrás de mi. - ¿Qué pasa? - Recuerdos de mi infancia que guardo en cada esquina... - Me voy, que cada día estás más loca y seguro que eso se pega.

Volví con Pascualita al cuarto de la abuela después que se fuera la Cotilla. La sirena no tuvo más ocurrencia que soplar las velitas - ¡No se pueden apagar! Cuando vuelvas a tu hábitat podrás hacer lo mismo en memoria de las sirenas que te comiste, si es que alguna vez las echas de menos... ¿Tienes un cantarano en tu casa?

- "He traído panellets para celebrar ésta fiesta" - ¡Huy, abuela, que susto me has dado! - No era para menos. Vestía sus clásicos estilettos y un conjunto roquero años sesenta. El maquillaje había convertido su cutis en algo muy parecido e igual de desagradable, al color cadáver-ahogado de Pascualita. Unas ojeras intensas y casi hasta los pies daban ganas de ingresarla en la UCI. -  "Estáis en terreno privado de una servidora"

- He vuelto a la infancia, abuela. - "Allá tú. Yo he vuelto para ponerle una "animata" a tu primer abuelito que se me había olvidado... Luego se enfada el jodío" - Es bonito que, a pesar de todo lo que le hiciste, le enciendas una lucecita.

De repente, Pascualita se enderezó sobre su cola de sardina. - ¡A visto algo! ¡Que  miedo, que miedo, que miedo! - ¡¡¡PLAMMMM!!! (sonó la puerta de la calle) - ¡EL ABUELITO! (grité, encogida y asustada)

La Cotilla entró resuelta en el cuarto. - He traído dos botes de fabada asturiana que caducan mañana. Nena, ves poniendo la mesa...

Al ir a sentarnos a la mesa de la cocina, la silla de la abuela se desplazó, sola, para que pudiera sentarse sin apreturas. Ella lanzó, coqueta, un beso al aire. La Cotilla, Pascualita y yo, nos escondimos bajo la mesa.

martes, 30 de octubre de 2018

Víspera de Todos los Santos

Esta tarde la casa estaba silenciosa... ni siquiera se oía el tic tac del reloj de pared y un escalofrío de miedo recorrió mi espalda. Es víspera de Todos los Santos.

"Gracias" al cambio de hora todo estaba oscuro como boca de lobo. Entonces me acordé de Pascualita y la llamé - ¡Pascualita... o Pascualita! ¿Estás ahí?

Mi voz retumbó contra las paredes invisibles y me devolvieron el eco. La sirena debía dormir... Repetí la llamada dos veces más y no escuché el ni el más mínimo chapoteo. Haciendo acopio de valor alargué la mano en busca del interruptor de la luz... toqué algo pegajoso en su lugar. Los pelos se me pusieron como escarpias. Corrí como una loca hacia la salita y me hice polvo la rodilla al chocar contra lo que, después de llorar a pleno pulmón durante un rato por el dolor de la rodilla, toqué y me pareció la mesa del comedor.

El ruido de una puerta mal engrasada, al abrirse mostró una salita iluminada por un montón de pequeñas llamita, animetes, en un altar made in Cotilla donde estaban colocadas un montón de fotos. Eran mis antepasados.

Se me encogió el corazón. ¡Que pena no haberles conocido a la mayoría y haber disfrutado de ellos! Entré en el "Santuario" y cuando más entretenida estaba, a mi izquierda se encendió una linterna. La visión era terrorífica... como todos los años por éstas fechas ¡Y cada año sigo estremeciéndome como la primera vez!

La abuela, sentada en el sofá, daba luz a su cara, iluminándose desde abajo. Asustada, grité como una posesa hasta que algo mojado y frío me tapó la boca. ¡Era una de aquellas ánimas que estaba celebrando sus noche asustándome! Y corrí hacia mi cuarto, tropezando con cuanto trasto se interponía por el camino.

Me tiré sobre la cama, sin poder cerrar la boca. La abuela encendió la luz, muerta de risa. - "¡Todos los años te asustamos, boba de Coria! ¡¡¡Es que hay que echarte de comer aparte!!!

Pascualita se retorcía en mi cara. La abuela me había metido la cola de la sirena en la boca y me pasé el esto de la noche lavándome la boca y escupiendo ¡Que ascooooooo! ¡Sabe raro!

Otra noche de Ses Animas que me toca hacer de pardilla. Cuando se me pasó el berrinche me acurruqué en la cama a dormir... por eso no me enteré cuando, pasadas las doce de la noche, una figura escurridiza subió al balcón de casa por el tronco del árbol de la calle. Una vez en la cocina tomó un largo trago de chinchón, directamente de la botella y después de devolvérsela al espíritu de Pepe que se había erigido guardian del chinchón, se metió en mi cama y con él, un frío helador que hizo que fuera a por más mantas.

Al día siguiente, al despertarme, sobre el trozo de almohada vacío, había una flor marchita con olor...  ¡a cementerio!


lunes, 29 de octubre de 2018

Consecuencias del cambio de hora.

Entre que la abuela me ha llamado a las tantas de la madrugada y me ha tenido un buen rato al teléfono hablándome de... de... de algo sería pero no recuerdo nada salvo que tenía mucho sueño, y que no se me ocurrió cambiar la hora a los relojes de casa, he ido perdida todo el día.

He llegado pronto a todo los sitios. La mayoría de las tiendas aún no habían abierto ante mi extrañeza. Por eso mi subconsciente me ha jugado una mala pasada y le he dicho a un barrendero que si no le daba vergüenza ser un esquirol - ¡Esquirol lo será tu padre! (me ha contestado muy chulito él) - ¡Quien se pica, ajos come! (le respondí) - ¿A qué viene esto? (preguntó mientras seguía con el ceño fruncido) ¿Me he metido contigo? - Es muy feo romper una Huelga que se hace en apoyo de los trabajadores. ¡También va por ti, desgraciado! (yo iba embalada)

El barrendero, boquiabierto, se dirigió a otros transeúntes que pasaban junto a nosotros para preguntarles: - ¿Hoy hay huelga? - ¡¡¡Huelga General, atontao!!! (gritaba yo, toda cargada de razón) - ¿Qué huelga? - ¿Cuándo es la huelga? (preguntó otro que pasaba por allí) - Mientras, yo seguía a lo mío: - ¡¡¡Huelga General, esquirol de las narices!!!

Poco después la calle era un hormiguero de gente gritando y lo que es peor, metiéndose unos con otros a costa de la huelga y las ideas de cada cual. Fue tal el guirigay que se montó que alguien acabó llamando a la policía. - Otro gritó: - ¡¡¡Llamad a una ambulancia que le han roto la espinilla al esquirol!!! - ¡Le está bien empleado! - ¡Salvajes!

Un hombre somnoliento, comentó con otro: - Estos cambios de horario van a acabar conmigo... Me descentran el metabolismo y no volveré a ser persona hasta dentro de unos días. - A mi me pasa lo mismo, llevo dos días arrastrando los pies...

Un timbre escandaloso repiqueteó en mi cerebro: ¡¡¡Alarma, alarma, alarma!!!

Mientras los municipales aparcaban sus motos, reconocí a Bedulio y como si se abriera una pantalla gigante ante mis ojos, recordé que había habido cambio de hora. Por eso las tiendas estaban cerradas aún... No había huelga. ¡no había huelga! ¡¡¡NO HABÍA HUELGAAAAAAA!!!

¡Y eché a correr!

domingo, 28 de octubre de 2018

Se acerca el día...

He dormido en la Torre del Paseo Marítimo porque Pepe, una vez que ha hablado ahora no hay quién le pare y parece un disco rallado. - ¡Calla ya, hombre, que eres más seguido que una gotera! - Es que llevo ganas de hacerlo muy atrasadas ¿Qué estaba diciendo?... ¡Ah, sí!. Escucha...  - No me ha quedado más remedio que emigrar de mi casa a la de los abuelitos.

Encontré a Geoooorge repartiendo "animetes" por todos los rincones de la casa. - Acercar fiesta de Todos los Santous (me dijo el inglés) y madame decir que poner luces para ánimas por todous los corners. - La Momia está encantada con éstas fechas que se avecinan porque, dice, que es un día señalado para reencontrarse con los suyos. - Pero si nos vemos mucho, bisabuelastra. - No me refiero a ti, cariño, ni a los cubanitos-culito-respingones, si no a los que no están, que cada vez son más. Menos mal que la casa es grande y cabe todo el mundo.

La encontré animada y ansiosa porque llegue Noviembre. - ¿Acaso ves a los tuyos? - ¡Claro que si! Vienen al calor de las velitas. Es una reunión muy bonita. La última vez me dijeron que ya se están hartando de esperarme - Lo siento (dije) pero todo se andará. No he corrido en mi vida, porque no estaba bien visto en una señorita de buena familia y no me voy a poner a hacerlo ahora. - Cierto (contestaron) - Así que no creo que vuelvan a sacarme el tema.

- ¿Vas a ir al cementerio esos días? - Pensaba pedirte que me acompañaras... - ¡Hecho! solo espero que no vayas parándote cada dos pasos porque acabaré con los pies hechos polvo. - Me gusta quedar bien con la gente que me saluda... Te pediría que trajeras ese termo al que le tenéis tanto cariño tu abuela y tu. A veces me entra mucha sed de repente y así tendré siempre agua a mano. - Verás... no sirve para llevar agua. Es una especie de portatés calentitos ¡y ya está!

Claro que llevé el termo de los chinos, con Pascualita que no quería perderse nada de lo que ocurría en la ciudad. Pero, como eso aún no ha ocurrido, me va tocar hacer lo que todos los que hemos cambiado hoy la hora: despertarnos sin saber, realmente, qué hora es.

sábado, 27 de octubre de 2018

¿Pesadilla?

¡Estoy heladaaaaaaaaaa! Llevo todo el día en el balcón esperando a Bedulio o alguno de sus compañeros pero no ha venido ninguno. Ha hecho sol, ha llovido, ha soplado el viento y yo aguantado el tipo pero... nada.

He llamado al Municipal esta mañana, en cuanto me he dado cuenta de que los animales hablan... No solo sus idiomas sino ¡como yo! Los entiendo y me entienden. ¡Esto no puede ser bueno!

Ha sido Bedulio quien se ha puesto al teléfono: - ¡Menos mal que eres tú! Ven corriendo a casa ¡Los animales me hablan...! - Me ha colgado sin que pudiera terminar de hablar. Una hora más tarde, viendo que no venía nadie, he llamado otra vez preguntado por él. Han dicho que el médico de Urgencias le ha dado la baja por un enorme ataque de ansiedad que le ha dado cuando el Jefe le ha ordenado venir a casa. - Se ha puesto histérico. - Lo siento... ¿Quién vendrá entonces? - ¡Nadie! (la voz tenía un tonillo crispado que no auguraba nada bueno) - Y colgaron.

Las otras veces que llamé solo me permitieron decir una palabra. - ¿Dígameeeee? - ¿El Jefe...? - ¿Dígameeee? - ¿Vendrá...? - ¿Dígameeee? - ¡Porfi...!

Todo ha empezado ésta mañana nada más levantarme. He ido en busca de Pascualita para desayunar juntas y... - ¡Ya era hora, boba de Coria! Estoy muerta de hambre. - La sirena, subida en el borde del acuario ¡me increpaba a gritos, moviendo los bracitos muy airada. La cabeza me dio un vuelco y acabé estrellándome contra la puerta del balcón que hizo un estruendo y a punto, estuvo de romperse. Un gorrión parecía gritar. Entreabrí la cristalera y... - ¡Vas a despertar a mi nidada con tanto ruido, inútil!

Corrí al cuarto de baño y metí la cabeza bajo el grifo. - ¡Eeeeeeh! Ya está bien de salpicar que me romperás la tela y no tengo tiempo para repararla. - Me costó ver de quién era esa voz ¡De la araña pataslargas que tejía del toallero al rincón. - ¡Oh, no! Esto es una pesadilla. Fue la primera vez que llamé a Bedulio.

Entré en la cocina y allí me di el susto definitivo. - ¡Hombreeeeee, por fin! Me tienes abandonado. - ¿Quién me hablaba ahora. Quién? - Busqué por todo - ¡Aquí arriba, alma cándida! - ¡¡¡¿PEPE?!!! - Pascualita se hizo oír: - ¡Tengo hambreeeeeeee!

Me acerqué al acuario para cogerla y me advirtió: - ¡Ni se te ocurra cogerme de la cola! - La llevé, con cuidado, hasta el frutero de la cocina y preparé, rápidamente su cola cao. El mío no porque se me había cerrado el estómago. Me aventuré a preguntar: - ¿Vas a poner la cocina chorreando otra vez? - ¡Naturalmente! -  Pepe la animó. - Me encanta tu enorme personalidad, Pascualita. - No en vano me sirvió para quedarme como Unico Ejemplar de Sirena de los Abismos del Mar ¡Me comí a todas las demás jajajajajajajja! - Se me pusieron los pelos como escarpias.

Murmuré, temblorosa: - Voy a... llamar... a ... la... abuela... - La, ya de por sí, fea cara de Pascualita, se contrajo en una horrorosa sonrisa aznariana y dijo: Yo que tu no lo haría, forasssssssteraaaaa... -Y no  lo he hecho. 

viernes, 26 de octubre de 2018

La cosa no va muy bien.

Parece que todo a vuelto a la normalidad... pero  no. La abuela está contenta porque sigue presumiendo ante sus amigas, de mayordomo inglés. La Cotilla ha dejado de pensar en el negocio de alquilar por meses al susodicho. Y a mi, por fin, me han dejado tranquila. También Geooorge parece que está como si no hubiera pasado nada pero, mucho me temo que es como un volcán apagado que puede entrar en erupción a la primera de cambio.

Para empezar ha cambiado los menús a los abuelitos. Han pasado de comer recetas nuestras a cocina inglesa. Tanto si les gusta como si no. Además, el jodío hijo de la Gran Bretaña se ha aprendido el refrán: Son lentejas. Si quieres las comes y sino, las dejas.

Los abuelitos pusieron los ojos como platos el primer día que les sirvió un plato repleto de guisantes y zanahorias cocidas a palo seco junto con un trozo de bacalao rebozado. - "¿Qué es esto, Geoooorge? - Fisch and chips, madame... sin cucuruchou.

De vez en cuando, la abuela le pregunta si está bien. - Oh, yes.- Y cuando el abuelito se queja de la comida sosaina, a él que le gustan tanto los platos bien condimentados, el otro le suelta aquello de: Esto ser lentajas...

Así que se han desplazado de su comedor al mío y no rechistan de mis guisos aunque saben que son de lata. - ¿Por qué no despedís a Geoooorge? - "Porque da pedigrí a nuestra casa" - Ante tamaña tontería, a ver qué le voy a replicar.

Quien se queja es la Cotilla porque creía que, estando la abuela en casa, cocinaría ella pero no está por la labor. Así que la vecina se va muchos días a los comedores sociales y se trae cuatro raciones que nos comemos tan ricamente, los ricos y los proletarios.

Esta mañana ha venido Geooorge a buscar una bolsa de ropa que me pidió la abuela. También me pidió otra cosa. El caso es que el inglés aparcó el rolls royce en la parada del bus. Al puerto han llegado tres cruceros, a cual más grande, y como el cielo está nublado, todos los turistas circulan por la ciudad invadiendo plazas, calles, aceras y paradas de autobús.

Menudo guirigay le han montado al mayordomo pero ni se ha inmutado. Yo estaba asomada al balcón viendo el espéctaculo junto a Pascualita. Bedulio a girado la esquina y se ha encontrado con el fregado ¡pobrecillo! Aquello parecía la ONU. Las discusiones eran en todos los idiomas y él, muy cachazudo, se ha limitado a decir: ¡Circulen por favor... Circulen...! - mientras movía las manos indicando el camino. Y como borreguitos, han desfilado hacia... vete a saber dónde.

En cuanto Geooorge a entrado en casa le he lanzado a Pascualita a la cara. Es la otra cosa que me había pedido la abuela. Para cuando he podido arrancar a la sirena de la nariz inglesa, ésta ya se estaba pareciendo a la trompa de un elefante. Y así todo: orejas, ojos, labios, carrillos ¡Un cromo, vamos!

Ha echo falta que bebiera toda una botella de chinchón para dormirse y despertarse horas después sin recordar qué le había pasado para estar de esta guisa... Pascualita y yo también nos hemos dormido después de brindar, brindar, brindar y brindar... por lo bien que nos ha salido el encarguito de la abuela

jueves, 25 de octubre de 2018

¿Dónde está Geoooorge?

La abuela está inquieta. Ha llamado varias veces preguntando por Geoooorge. - Ya te he dicho que no está aquí. - "Tenemos que irnos a El Funeral y no aparece para llevarnos" - Coged un autobús... - "¿Ahora que soy rica y tengo rolls royce? ¡tú estás tonta!"

Ha seguido llamándome desde la cafetería. - ¿A qué viene preocuparse tanto por el inglés? Estará con la Cotilla. - Esto lo dije sin pensar y buen la hice. - "¡¡¡¿TU CREES?!!! ¿Habrá sido capaz de dejarme sin mayordomo? ¿Quién planchará ahora las camisas de Andresito? ¿Quién me planchará el periódico para que pueda leerlo sin ninguna arruga? ¿Quién..." - ¡Ya vale, abuela! Recuerda de dónde vienes. Y para qué se usaba el periódico en tu juventud. Venga, por un euro, ¿para qué servía el periódico? Tic, tac, tic, tac... - "Para leerlo..., para liar los bocadillos..., para cubrirnos el pecho yendo en moto sin pasar frío, para encender la lumbre..., como papel higiénico..., para..." - ¡Eso! ahí quería llegar yo. Eras pobre, abuela y no es ninguna deshonra. - "¡Solo faltabas tu para terminar de amargarme la noche, boba de Coria!"

Cuando llegó la Cotilla a casa me dijo que tampoco había visto al inglés. - Se habrá asustado y largado a su tierra. - ¿Sin arreglar los papeles del paro?

A media noche llamaron a la puerta. Bedulio estaba en el rellano con Geoooorge, al que sujetaba del brazo para que no se cayera porque llevaba un colocón como un piano. - Este hombre dice que quiere venir a tu casa... El verá lo que hace, Lo que es yo, no me quedo a dormir aquí ni borracho.- Pues ya te puedes largar porque has interrumpido una conversación que tenía con mi primer abuelito y está que trina - No hizo falta añadir más. En dos zancadas el Municipal, llegó al portal y se perdió en la noche.

- "Nena ¿lo has visto?" - Está durmiendo la mona en tu antigua cama. - "¡Que no se te escape! ¡Andresito, vamos a bailar la lambada! (la escuché gritar)"

Me he pasado la noche en vela para vigilar al mayordomo mientras Pascualita dormía tan ricamente, flotando entre dos aguas.




miércoles, 24 de octubre de 2018

Son malos tiempos para Geoooorge.

En casa ha habido una buena pelotera cuando la Cotilla se ha enterado que, tal vez, no podrá alquilar a Geooooorge si se casa conmigo.

Cuando me he levantado la Cotilla ya estaba sentada en la cocina y me ha dado un buen susto. - ¡Ostras! ¿qué hace aquí a éstas horas? - Esperando a la traidora de tu abuela. - ¿Su amiga? - ¡¡¡CALLA, NO ME RECUERDES QUE ALGUNA VEZ TUVE ALGO QUE VER CON ELLA!!! - ¿Ha traído croasanes? - ¡Tengo otras cosas en qué pensar, boba de Coria!

No me quedó más remedio que tostarme unas rebanadas de pan. Y prepararme un cola cao. - ¿Y él mío? - Como está tan enfadada pensé que... - ¡No pienses tanto que la mini neurona que tienes saldrá ardiendo!

Desayunamos en un denso silencio, solo roto por los chapuzones furiosos de la sirena que estaba viendo que hoy tampoco desayunaba.

Cuando la abuela llegó, la Cotilla se le tiró a degüello - ¡¡¡¿No te da vergüenza quitarle el negocio a una pobre jubilada con pensión exigua?!!! - "Hola, Cotilla" - ¡¡¡NI HOLA, NI LECHES!!! - Ya sabes que, en la guerra y en el amor, todo vale. - ¿Hasta casar a la tonta de tu nieta con el inglés para librarlo del Brexit? - "¡Claro! al fin y al cabo se casará ella, no yo"

La Cotilla se giró hacia mi y me preguntó, arrastrando las palabras y dándome un baño de salpicaduras de saliva: - ¿Le... has... dicho... que... sí...? - La abuela se plantó ante mi. - "Te daré un 20% de lo que saque alquilándolo a las casas buenísimas de mi barrio" - ¡Yo te daré un 30%! - "¡Yo subo a 31%!" - ¡Yo a 31'50%!... y así estuvieron hasta la hora de comer...

Harta de oírlas, grité. ¡¡¡NO ME CASO. NO ME CASO. NO ME CASOOOOOOO!!! Sois una rácanas. Me ofrecéis calderilla. ¡A medias o no hay más que hablar!

Me pusieron de hoja de perejil: - "¿Quiéres robarle a tu propia abuela? ¡Avariciosa!" - ¿Tratas de timar a una pobre pensionista que no tiene dónde caerse muerta? ¡Mal bicho! - Pero yo no me bajé del burro.

A media tarde Geoooorge vino a buscar a la abuela. - "Creo que la boda entre tu y mi nieta será inminente. Dile que está guapa" - My mother decir alwais que nunca decir yo mentiras. - De repente, la cabeza del mayordomo se estrelló contra la mesa del comedor, rebotó tres veces y después el pobre cayó redondo al suelo entre gemidos. - ¡Abuela, creo que acabas de batir el récord mundial de pescozones!

Tampoco la Cotilla se quedó corta arreándole una patada en la espinilla que, hasta a mi, me dolió.

Quedó tendido bajo la mesa, inconsciente. Fue más tarde cuando nos pareció que tarareaba algo... ¡Era el Dios salve a la Reina acompañado de un grito: I love Brexit! 




martes, 23 de octubre de 2018

¡Que nochecita!

Aún no habían puesto las calles cuando sonó, insistentemente, el timbre de la puerta. - ¡Oh, no! (pensé, apenas surgiendo de un profundo sueño) ¡La abuela otra vez! - Y me di media vuelta en la cama. Pero no por mucho tiempo porque el vecino de arriba golpeó el suelo, otros gritaban a través del patio de luces - ¡¡¡ABRE DE UNA VEZ, BOBA DE CORIAAAAAA!!! - El sonido del timbre me taladraba el cerebro pero... aún así, me hice un ratito más, la remolona hasta que escuché. - ¡¡¡Llamad a las Pompas Fúnebres. Por fin se ha muerto la pesada ésta!!!

Abrí de golpe. Y ahí estaba Geoooorge y algunos de los vecinos que le ayudaban dando patadas y aporreando la puerta. - ¿Y los abuelitos? (pregunté, desorientada)

Por toda respuesta recibí un empellón que a punto estuvo de tirarme al suelo. - ¡¡¡My God, my God, my God!!! - Que mal te tienta el chinchón, inglés. Lo tuyo es el te ¡Y estáte quieto que pareces un rabo de lagartija!

- Madame contar a mi plan con Cotillau ¡Locas, LOCAS! - Pues a mi no me parece tan malo...  ¡You creizy! - !Para tu padre, por si acaso! - De repente se puso a llorar como una Magdalena. Y eso me recordó que tengo que pedirle a la vecina que traiga croasans del contenedor del súper que ya no me quedan.

Le dejé llorando y me fui a dormir ¡Menuda noche me estaba dando el mayordomo!

Empezaba a clarear el día cuando me desperté con la sensación de que no estaba sola en mi cama. Efectivamente, Geoooorge estaba a mi lado, roncando. Esto me dio qué pensar... ¿acaso quería algo de mi? ¿Un te, un café, un bisnieto para la abuela? - Hay que ver lo raro que es éste inglés. Miré el reloj. Aún podía dormir una hora más. Me metí en MI cama, le di un empujón a Geooorge para que dejara de roncar pero cayó al suelo... y siguió roncando sobre la alfombra.

Me despertó el olor a café recién hecho. El inglés había preparado el desayuno. La mesa de la cocina, puesta con mucho esmero, no parecía la misma. Aquello me gustó. Por un segundo pensé en Pascualita que estaría esperándome en el borde del acuario para desayunar conmigo y pringarlo todo de cola cao. Pero, en seguida, la aparté de mi pensamiento y me senté a desayunar.

Geoooorge, más calmado, dijo - Boba de Coriau ¿tú querer casar con mi? -

Lo rocié con el sorbo de cola cao que acababa de meterme en la boca. Está visto que en ésta casa no se puede desayunar sin pringar la cocina.

- ¿Tú decir Sí? - ¿Estás de broma? - No. - ¿Me quieres, inglés? (pregunté, parpadeando repetidamente como si mis pestañas fueran alas de mariposa) - Casar con tu ser mal menor. - ¡¡¡LA MADRE QUE TE PARIÓ!!! -



lunes, 22 de octubre de 2018

Se sella el porvenir de Geoooorge.

- "Nena... ¿nenaaaaa? ... ¡Coñe, despierta ya, hombre!" - ¿Humm...? zzzzzzzzzzzzz - "¿Te das cuenta, Andresito, de cómo es esta nieta nuestra? Tengo que hablarle de su porvenir y la tía durmiendo a pierna suelta. Te lo he dicho mil veces ¡no haremos carrera de ella!"

Desde que me he levantado tengo la impresión de que esta noche ha sonado el teléfono. Claro que también puedo haberlo soñado...  - Preparé dos tazas de cola cao y unas magdalenas que un día trajo la Cotilla del contenedor del supermercado. Pascualita, colocada en el frutero, no me quitaba la vista de encima y, en cuanto me senté, dio un salto mortal y cayó dentro de su taza salpicando por todo.

Ya no sé cómo enseñarle que el cola cao no es para practicar saltos de trampolín sino para beberselo. acto seguido, ha sacado a pasear su dentadura de tiburón y me ha dejado sin magdalenas. ¡Será...! Y cuando ha vaciado del todo su taza, ha saltado a la mía. Después me he tirado media hora limpiando. Le he dado un trapo para que lo hiciera ella pero se lo ha comido la muy bruta. Así que la he cogido por la cola y la he lanzado con fuerza hacia el acuario pero le he dado demasiado ímpetu y ha salido disparada por la puerta del balcón.

Me he asomado a ver dónde había caído y poco después la he oído cantar... acompañada por los trinos irritados de los gorriones protestando, con razón, por el conjunto de chirridos insoportables. Nunca algo ha estado tan supervalorado como los cantos de sirena.

La rocé con la fregona para que se sujetara a ella. Un segundo después estaba de nuevo en casa. Esta vez no fallé el lanzamiento y se sumergió hasta el fondo del acuario.

La abuela y la Cotilla llegaron al mismo tiempo. - "¿Se puede saber por qué duermes tanto, ceporro? Te he llamado a las cuatro y ni te has enterado" - A buenas horas. - "Recién llegados de El Funeral,  boba de Coria"

A la abuela se le ha metido en la cabeza que me case con Geoooorge y así no tendrá que irse a Inglaterra cuando entre el brexit. - ¿Qué me case con el estirado ese? ¡Ni hablar! - " Es un buen partido. Fíjate tú que hasta habla inglés, además, seguiría siendo mi mayordomo. Y sabe conducir por la derecha y por la izquierda. Lo mires por dónde lo mires, es un partidazo." - Tu lo que quieres es seguir fardando de mayordomo inglés. - "¡Naturalmente!" - Conmigo no cuentes. - "Piensa que tendrías un bisnieto bilingüe..." - ¡Que no! - "¡Qué egoísta eres!" - ¿Yoooooooooooooo?

La Cotilla zanjó la cuestión. - Me lo quedaré yo. - La miramos sorprendidas. - "¿Quiéres casarte con él?" - ¡No! Haré una cosa mejor: lo subastaré por meses entre mis amigos-clientes-proveedores de mis trapicheos de la noche. Me sacaré un buen dinerito para llegar tranquila a fin de mes. - "Vale, pero con una condición: tiene que seguir siendo mi mayordomo"

Las dos amigas cerraron el trato. Primero se escupieron en la palma de la mano y después se las estrecharon. ¡Puag! Casi doscientos años entre ambas manos... Claro que este comentario me lo guardé para mi.

- "¡Nena, saca el chinchón que esto hay que celebrarlo!"


domingo, 21 de octubre de 2018

¡Encima, me multan!

Me quedé sin serenata. La abuela no dejó que entrase en el balcón así que todas las veces que la Orquesta tocaba Clavelitos, eran para ella. Pues, así y todo, se la veía desanimada. - ¿Y esa cara, abuela? - "Estoy desilusionada" - ¡Pero si más que una serenata ha sido un homenaje a tu persona! ¿De qué te quejas?

Clavó la mirada en Andresito que, ajeno a todo, hablaba animadamente con los músicos que estaban dando buena cuenta de los buñuelos y los licores. - "Ya me lo advertía mi abuela cuando yo era jovencita. Decía que los hombres son muy cortitos de entendederas por eso, si quieres algo, tienes que decirlo alto y claro para que se les quede el mensaje pegado a las meninjes" - Pero... pediste a la Orquesta Sinfónica de Mallorca y aquí está... (hice un movimiento con la mano que abarcó a todos los músicos que estaban a la vista)

La abuela pellizcó un trocito de buñuelo y se lo llevó a la boca, muy melindres ella. - "Ya. Pero qué le costaba estrujarse un poco ¡Solo un poquito!, la cabeza y sorprenderme con el Dúo Dinámico bajo el balcón" - ¿Y el pobre Andresito qué sabía? - "¡Su obligación es saberlo! ¡¿Por quién bebía yo los vientos hace... ejem, cuando cantaban Quince años tiene mi amor?! ¡¡¡Por el Dúo Dinámico!!!" - ¿Estás segura que para entonces, Andresito ya había nacido? jajajAAAAAAAAAYYYYYYYY!!! (El pescozón me pilló desprevenida y caí al suelo pensando que el suelo se había abierto bajo mis pies.) ¡Era una broma, abuela! (lloriqueé)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa" ¡Huy, cuánta gente! Aprovecharé para venderles décimos de lotería ¿Quiéres uno, nena?. Son para Navidad - Por supuesto, no compré porque me pareció ver la fecha del Sorteo:  año 1999.  Como había un alto porcentaje de músicos borrachos, todos compraron. Solo uno se dio cuenta de que le cobraba diez euros de más pero la Cotilla lo solventó dándole dos copitas más de chinchón.

Llamaron a la puerta. Era Bedulio, libreta en mano, poniéndome una multa. - ¡Si no tengo coche! - Los vecinos se han quejado... y con razón: Se les ha pegado el estribillo de Clavelitos, hartos de oírlo y te acusan de ser la culpable si se pasan la semana entera con lo de ¡Clavelitos de mi corazón!. También te acusan de portarte mal con tu abuela por dejarla horas en el balcón sin hacer nada y sin poder salir de allí...

La lista de denuncias se fue alargando. Le dejé recitándolas y fui en busca de Pascualita que estaba ansiosa por salir del acuario. La metí en mi escote y volví a la puerta de casa donde el Municipal seguía con su letanía y le tiré la sirena a una oreja.

Aún me da la risa cuando pienso en la excusa que pondrá cuando le pregunten por qué tiene una oreja tipo Dumbo jajajajajajajaja


sábado, 20 de octubre de 2018

Nit de Verges.

La abuela no da pie con bola. Está nerviosa perdida desde que se ha levantado ésta mañana. - "¡Por fin ha llegado el día! ¡Que ilusión tan grande! Geooorge, apunta: comprar unos cuantos kilos de buñuelos, varias botellas de Moscatel y otras tantas de chinchón... Andresito ¿has avisado a los de la televisión Balear para que vengan a grabar la serenata?" - Si, querida - "Espero que no se retrase... Aaaaaaaayyyyyyyyyyy, que nerviosssssssss"

A media mañana el rolls royce aparcó en plena parada del autobús y Geoooorge subió a casa cargado con un montón de útiles de limpieza. - ¿Qué pasa? - Madame decir que yo limpiar your hause. - ¿Y eso? - Porque madame pensar que mejor dar serenata aquí, in balcón... - ¿En mi balcón? ¡Ni hablar! Ahí solo se me ronda a mi.

El inglés me miró de arriba abajo y puso cara de asombro - ¡La madre que te parió, inglés de las narices! - Una hora después, mi casa brillaba como no lo había hecho nunca.

Mientras, yo había llamado a la abuela pidiéndole, rogando, amenazando, llorando, gritando.... que no viniese a que la rondasen en MI casa pero fue una pérdida de tiempo. No me hizo ningún caso. Mientras el inglés seguía a lo suyo, esta vez guisando la comida del mediodía.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Huele que alimenta, nena! ¿Qué pones para  comer? - Geoooorge sabrá. Es el cocinero - Jamás vi a la Cotilla revolotear, tan mismosa, al rededor del mayordomo - ¡Ole los hombres que cocinan como los ángeles! ¡Viva la madre que te parió bocadito de coliflor envinagrada!

Yo estaba asombrada y él atemorizado - ¡Plis, you quitar mosca cojonera Cotilla, de ,mi! (me imploraba) - Si me preparas una tarta, típicamente inglesa, para tomar el te de las cinco o`cloc esta tarde. - ¡Yes, yes!

Al atardecer llegaron los abuelitos. Algunos músicos de la Orquesta Sinfónica de Mallorca se iban situando entre el árbol de la calle y el portal de mi casa, afinando sus instrumento. Al poco rato sonaba como si mataran un cerdo

Sobre las diez y media de la noche arrancó la orquesta con Clavelitos. La abuela se había puesto para la ocasión peineta y mantilla española. Apoyada en la barandilla del balcón mandaba besos a diestro y siniestro. A las doce de la noche los vecinos de la calle los vecinos sacaron, cacerolas, ollas y cubiertos y los hicieron sonar en protesta por el tostón de Clavelitos que llevaban dos horas aguantando.

A la una de la madrugada tenía la casa llena de músicos, la mayoría durmiendo la mona. Hartos de tocar y cantar siempre lo mismo, según deseo de la abuela, tomaron la casa al asalto. La mayoría de ellos, afónicos ya.

Las botellas de licor se acabaron y los kilos de buñuelos desaparecieron como por arte de mágia. Pascualita, rabiosa por haber sido despertada bruscamente por el barullo, escupía chorritos de agua envenenada al tuntún. De vez en cuando alguién gritaba y corría dolorido al recibir el chorrito en algún punto vital.

Me senté, con la sirena en las manos, a explicarle de qué iba la Fiesta: -  Si alguna vez vuelves a tu hábitat natural, y podrás organizar algo así para las jóvenes sirenas que buscan sireno para aparejarse.. Convendrá que cambies los buñuelos por algas Y pónles azúcar que, como dicen, a nadie le amarga un dulce.

viernes, 19 de octubre de 2018

¡Llegaré, tranquila, a fin de mes!




Esta mañana he salido a por agua para la sirena. Estaba lloviendo civilizadamente. He cogido el paraguas, una rebeca y me he puesto las katiuskas. En el carrito de la compra llevaba tres garrafas vacías para llenarlas de agua de mar.

He vuelto a casa sudando a mares porque había salido un sol de justicia que secó las calles en un plis plás. Me he dado una ducha y vestida de verano, con avarcas y todo, he ido al mercado. Antes de llegar ha caído un chaparrón que me ha dejado calada como un pollo y tiritando...

La abuela me ha dicho que por su barrio no ha caído una gota y encima, me ha reñido por no llevarme a Pascualita a que viera el mar mientras yo llenaba las garrafas en la orilla. - Siempre quiere escaparse... - "Porque quiere irse a su hábitat la pobre" - El próximo día dejaré que se largue al fondo del mar... - "¡¿Quiéres ver como dejas de ser candidata a la Torre del Paseo Marítimo en nuestro testamento, boba de Coria?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Con quién hablabas? - Le importará a usted mucho, Cotilla - ¿Con Bedulio? - Vaya... tiene mieditis ¿eh? jajajajajajaja - ¿Era él o no? - Pueeeees... no.

Llamaron a la puerta. - ¡Nena (me gritó la vecina) toma! ¡¡¡Y CALLA!!!

En el rellano de la escalera, Bedulio, con su uniforme, estaba absolutamente marcial. Guardando la compostura preguntó por la Cotilla - No está. - La he oído gritar. - ¿En serio? Creí que eras sordo pero no... - No hagas que pierda la paciencia. - ¡Pues como la pierdas y la encuentre yo, no te la devuelvo jajajajajaja! - ¿Tú sabes cuánto dinero estafó el otro día en la Catedral? - ¿Estafó? Que palabra más fea, Bedulio...¿Eso os enseñan en el cuartel?

Así estuvimos más de media hora hasta que, harto, gritó: - ¡¿A que te llevo detenida?! - ¡Llamaré a mi abuelito y verás la que se arma! - ¡Ya no es nadie en su Partido! - Aaaaah, tu te refieres a Andresito ¿verdad? ¿No recuerdas que tengo otro abuelito? (mi voz sonaba somo el siseo de una serpiente) - La cara se le demudó. Pasó del color sonrosado al blanco cadavérico. El porte marcial dio paso a un cuerpo desmadejado y tembloroso. Y cuando abrí la boca para llamar al abuelito, se puso de rodillas diciendo: ¡¡¡No lo llames, por favor, por favor, POR FAVOOOOOOOR!!!

¡Como me divertía! Y grité: - ¡¡¡ABUELITOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!

Bedulio se levantó de un brinco y bajó, saltando de cuatro en cuatro, la escalera. Pero no iba solo. La Cotilla, aterrorizada, corrió tras él pálida y llorosa. Ninguno de los dos quería enfrentarse al ánima de mi primer abuelito.

Debo reconocer que el Municipal batió el recórd mundial de velocidad porque al escuchar detrás suyo los pasos de la Cotilla, creyó que era el fantasma que lo perseguía y corría que se las pelaba.

Entré en casa y me senté con la sirena a ver el programa de la Esteban mientras brindábamos con chinchón por el fajo de billetes que me había dado la Cotilla para que no la delatara.

jueves, 18 de octubre de 2018

MI DIFUNTO BISABUELASTRO ESTÁ ENCANTADO.



¡Que noche nos dieron los abuelitos! No encontraban nada a su gusto. A los catres de las celdas del cuartel de los municipales les pusieron mil y una pegas. Que si eran duros, que si estrechos, que si olian, que ellos no estaban acostumbrados a dormir separados y querían una cama de matrimonio, si patatín, que si patatán.

Llegó un momento en que los municipales echaron a suertes quién les daba la patada en el culo para echarlos a la calle. Pero el abuelito hizo valer su condición de millonario con rolls royce y la cosa se calmó un poco.

La abuela, incómoda, no paraba de dar vueltas en el colchón. Se cayó dos veces al suelo despertándonos a la Momia y a mi que dormíamos como angelitos. Una de esas veces, con el golpe, se abrió el termo de los chinos que se había colgado del cuello y Pascualita se vio libre del largo encierro.

No nos dimos cuenta de ello hasta que un grito desgarrador anunció que la sirena acababa de hincar los dientes en alguien. Salí corriendo de la celda porque, al no estar detenidos, no estaba cerrada con llave. Siguiendo el sonido de la escandalera descubrí la escena. Pascualita estaba "pegada" al dedo gordo del municipal situado detrás del mostrador de la entrada.

Supongo que el hombre se había descalzado para estar cómodo (Era una noche sin apenas trabajo) y Pascualita "tropezó" con él. Uno de sus compañeros blandía una pistola - ¡¿Qué vas a hacer?! ¡¿Dejarlo cojo?! (le grité) - Mientras hablaba arranqué a la sirena del dedo (del que se llevó un cachito en la boca) y la metí en mi escote)

Era tanto el nerviosismo que reinaba allí, aumentado por los gritos de dolor, el reguero de sangre y el espectáculo de ver como el dedo crecía, crecía, crecía...  que nadie se fijó en mi maniobra.

Estábamos en pleno apogeo cuando llegó Bedulio. De una sola ojeada supo que mi primer abuelito ¡estaba en la Comisaría! y, blanco como el papel, nos echó a todos a la calle sin contemplaciones.

A esas horas ya no quedaba nadie en la calle. La bisabuelastra y yo hemos seguido durmiendo, ahora en nuestras camas, como unas benditas. La abuela y Geoooorge hicieron lo mismo en la Torre del Paseo Marítimo... pero no el abuelito que temía ser juzgado por "los suyos" por el escándalo de la Catedral.

Finalmente cayó rendido... y soñó. Vio a su padre, tan serio y severo como fue en vida. - ¿Estás tan abochornado como yo por el espectáculo de tu mujer?? (dijo, lloroso) La cara del viejo reflejó una sonrisa pícara mientras iniciaba unos pasos del rock and roll. - ¡¡¡ME ENCANTAAAAAAA!!!

miércoles, 17 de octubre de 2018

¡No podemos ir a casa!

Nos costó muchísimo poder salir de la Catedral. Todo el mundo quería ver de cerca a la bisabuelastra, sobre todo el "milagro" del que estaba tan orgullosa.

Las cantidades que ofrecieron por la sirena llegaron a ser astronómicas. Tanto que a punto estuve de venderla. De haberlo hecho mi vida hubiese estado resuelta hasta el infinito y más allá pero... no pude  ¿por qué? Ah, tonterías que hace una de vez en cuando.

Quién no tuvo reparos en hacerlo fue la Cotilla. Se atrinchero en una de las capillas laterales y vendió a la sirena más de cincuenta veces a gente que no tenía ni idea de que ya había sido vendida y revendida. A todos les pidió una señal en euros contantes y sonantes. ¡Y se lo dieron! Muchos firmaron cheques, otros vaciaron sus carteras. Estaba tan contenta al llegar junto a nosotros no pudo callarse y nos lo confesó. - ¡¡¡Mirad que dineral he sacado vendiendo a ese bicho que tenéis en casa!!!

La abuela la cogió por el pescuezo y por poco se lo arranca. - "¡Te lo puedes quedar o hacer lo que te de la gana con el dinero pero, en casa de la nena, no se vende N.A.D.A!" - Tuve que hacer un gran esfuerzo para separarlas. Y sin ayuda del abuelito que salía de un desmayo y caía en otro. Geooorge se acercó con el rolls royce.

En uno de los cortos momentos en los que Andresito volvió a la vida dijo - Nena... dame... asilo familiar en... tu... casa... (y se desmayó de nuevo)

Si el abuelito pensaba que allí estaría tranquilo se equivocó en redondo. La calle y la escalera de mi edificio estaban atestadas de gente que gritaba y se peleaba con los que se colaban. - ¡Dejénme pasar que vivo aquí! - ¡Seguro! Anda ya, tio listo, que nos conocemos todos los trucos ¡Aquí no pasa nadie!

Dimos media vuelta y nos dirigimos a la comisaría. - ¿Está Bedulio? (pregunté a un municipal) - No. Hay jaleo en tu calle y lo han mandado allí. - ¡Vaya! - ¡Enciérranos en una celda! - "¡Corremos peligro!" - La bisabuelastra  que no se enteraba de nada, le dijo al guardia - ¿Quiéres ver mis tetas? - Al pobre le dio un soponcio

 Rápidamente, saqué la botella de chinchón del bolso y bebió unos buenos tragos a morro - Ahora sí que necesitamos una celda ¡se dormirá! - ¡Y se durmió!

De repente sentí una ansiedad de caballo ¡Pascualita estaba sola en casa! y si los del tumulto echaban la puerta de casa abajo ¡la encontrarían y a saber que sería ella! - ¡Tengo que ir a casa, abuela! - "¡Quieta parada. Quién nosotras sabemos está conmigo, en el termo de los chinos. Esta madrugada, al volver de El Funeral, he pasado a cogerla para que hoy pudiera ver la Catedral por dentro... ¡Nunca pensé que la Momia montara tal espectáculo!"

martes, 16 de octubre de 2018

¡El milagro!

- "¡¿Tú no sabes ese refrán que dice que Tres son multitud, boba de Coria? ¿No puedo dejarte sola sin que metas la pata?!" - Menuda bronca me echó la abuela al enterarse que la Momia había descubierto a Pascualita y que yo le había confirmado que, efectivamente, era una sirena... aunque fea.

- ¡Si de verdad hubiese estado sola esto no habría pasado! - "¡Por una cosa que te pido y mira la que has liado!" - No he liado nada. Me prometió que no se lo diría a nadie, ni siquiera a Andresito... -
"Te espero el domingo en la Catedral a la  misa de doce que oficiará el Obispo"

Miré a la abuela ¿se le estaba secando el cerebro? - ¿Has dicho... a misa? - "¡Y no faltes!" - Pero..., pero... - Un portazo seco fue su inquietante respuesta.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! He visto salir a tu abuela enfadada ¿qué le has hecho? - ¡Nada! quiere que vaya con ella a misa, el domingo en la Catedral. - ¿Para qué? - ¡Y yo que sé!

El domingo me vestí lo mejor que pude y a las doce del mediodía, estaba, como un clavo, en la puerta de la Catedral. Poco después llegaron los abuelitos con la Momia que estaba resplandeciente, como si se hubiera quitado cincuenta años de encima. - ¡Hola, nena! ¿Has visto que bien me sienta el vestido? - Pero Andresito, rápido como el rayo, la cogió del brazo y entraron al templo.

La abuela me dio un empujón y entré dando trompicones. Aún le duraba el cabreo. - "¡A la primera fila!" - me susurró. - Como nunca había visto un obispo de cerca, no me pareció mal. Hasta que empezó la misa estuve mirando a mi alrededor. Girando la cabeza por aquí, por allá, mirando a mi espalda, al techo - "¡Estate quieta ya, jodía!" - ¡He visto a la Cotilla "limpiando" un cepillo! - "¡Ni se te ocurra saludarla!"

Empezó la misa y poco a poco sentí como el sopor se iba adueñándo de mi. Debí dar alguna cabezada porque recibí unos cuantos codazos de parte de la abuela. La miré y tenía el ceño fruncido. Otro que también lo tenía así era el obispo... ¿estarían compinchados contra mi?

De repente, la Momia se levantó, ágil, y subió los escalones que llevan a la trona. A mi me dio la risa - ¿Qué hace ahí?-  pregunté al abuelito. Pero él no estaba para risas. De pronto se escuchó, amplificada, la voz de la bisabuelastra.

- ¡Palmesanos! Casi todos me conocéis y sabéis que soy una persona muy recta y muy seria (se escucharon risitas) salvo cuando estoy de bailoteo con mis cubanitos culito-respingones (hubo gente que se santiguó. Andresito lo hizo tres o cuatro veces seguidas) Por eso debéis creerme cuando os diga lo que he descubierto en casa de  mi querida nietastra aquí presente (me señaló con el dedo y yo me levanté para que todo el mundo pudiera verme) - La Momia prosiguió: - ¡LAS SIRENAS EXISTEN! (se escuchó un murmullo de sorpresa) - (Me señaló de nuevo y esta vez no me moví. Estaba paralizada) tiene una en su casa. ¡No es verdad lo que se nos han contado sobre su belleza! Esta es fea pero ... (Se abrió el chal que la cubría y mostró a todo quisque, sus hermosos y turgentes pechos) ¡efectiva!

Andresito se desmayó. La abuela corrió a bajar a su suegra del púlpito. El obispo no paraba de repetir; dijo que quería contar un milagro ¡Y vaya si lo es! ¡Vaya si lo es! Entre la gente se armó el caos: todo fue griterío. Mujeres de todas las edades me decían a voz en grito: ¡¡¡TE COMPRO LA SIRENA!!!  mientras la Momia mostraba, sin ningún pudor ¡el milagro!

Ese domingo la misa terminó como el Rosario de la Aurora.

lunes, 15 de octubre de 2018

La bisabuelastra y Pascualita se conocen.

Estoy llegando al límite de mi aguante. Constantemente llamo a la abuela para pedirle que se lleve a la Momia pero se hace la sorda, o simplemente, me dice, a través de Geoooorge, que no está en su casa. He vuelto a llamar - Inglés ¿seguro que le das mis recados a la abuela? - Yes. - ¡Me extraña! - Yo dar. Madame decir ¡que le den! - ¡Te lo acabas de inventar! - No, boba de Coria. - ¡La madre que te parió!

La bisabuelastra me tiene derrengada. No para de pedirme que baile salsa con ella. Tengo las caderas descuajaringadas y ella, en cambio, está hecha una rosa. Los vecinos se quejan de la música porque la pone muy fuerte. - ¡Hay que sentir el ritmo en las venas, nena! - Pero es que no puede oír el telediario. - Oido uno, oídos todos. Se repiten como el ajo ¡Vamos, nena, no pierdas el meneíto!

Como es tan vieja pienso que no se entera de nada pero no es así. Incluso, creo que ha visto a Pascualita. - Es muy gracioso el bicho del acuario. (me dijo el otro día) - Menos mal que reaccioné rápidamente. - Son algas. - ¿Hay algas con manitas? - Algunas tienen filamentos que lo parecen. - ¿Las algas tienen dientes? porque el bicho me enseñó los suyos. - Bisabuelastra, no debes abusar del chinchón a tu edad. - Mi edad física es la que es, mi edad mental es cada vez más joven, cosa que no te pasa a ti.

- Hoy desayunaré en el comedor. Se lo he prometido al bicho del acuario. - ¡Otra vez! ¡Ya te dije que no hay bicho que valga! - Por mi como si dices misa. Yo sé lo que he visto. - No pude convencerla para que nos quedásemos en la cocina. En cuanto nos sentamos en el comedor, la cara de Pascualita apareció tras el cristal del acuario. Sentí un escalofrío. ¡La Momia la había descubierto y yo ignoraba si la anciana sabría guardar el secreto!

- ¡Míra, el bicho! ¡¡¡H.O.L.A!!!  - La saludó con la mano ¡y la sirena la imitó! - ¿Ves como no es un alga? Habría que ponerle un nombre... Tendremos que pensar en uno... - De un salto prodigioso, Pascualita cayó sobre la mesa del comedor, reptó hasta llegar a mi taza de cola cao y en un santiamén se metió dentro y empezó sus ejercicios mañaneros saltando una y otra vez, hasta derramar todo el líquido bien esparcido por todo.

- ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAAAAAAAA, PARA YA!!! - ¿Pascualita?... ¿Es chica? ¿Cómo lo sabes? -  Porque tiene... ¿No ves que es una sirena? - No. Me pondré las gafas. ¡Anda, si tiene tetas! Y es fea... Las sirenas siempre han sido guapas ¿qué le pasó a ésta? - Debió ser la última de su especie. Una especie agotada después de miles de años sacando sirenas guapas y al final, salió lo que salió... De esto no le puedes decir nada a nadie - Solo a mi hijo. - ¡No! - Es el cabeza de familia, debe saberlo. - ¡Ni hablar! Es un secreto que solo conocemos la abuela, yo y ahora tú.

La abuelastra está educada a la antigua y no se da cuenta de que quien lleva los pantalones en casa de Andresito es la abuela. Por más que le insistí en guardar  silencio, siguió, erre que erre, con la idea de contárselo a su hijo. Y empezamos a discutir. Poco a poco fuimos elevando el tono hasta que, harta, le chillé. Fue entonces cuando Pascualita soltó un envenenado chorrito de cola cao al pecho de la bisabuelastra que, en contra de todo pronóstico, se desmayó. Ahora duerme sin necesidad de chinchón... Cuando se despierte le espera una grata sorpresa. El veneno está haciendo su efecto y espectacularmente, el pectoral de la Momia está más atractivo que nunca.

domingo, 14 de octubre de 2018

La Momia se instala en mi casa.

A la bisabuelastra le dan miedo las tormentas y más ahora que está sola sin sus cubanitos culito-respingones. No para de preguntarme si lloverá, tronará, caerán rayos a puñados. Le digo que no pero no se queda tranquila. Ya no sabía qué hacer y he tomado la decisión de tomarme unos chinchones para ver si se me despejan las ideas... y ha funcionado.

Nos hemos sentado las dos en la cocina cuando ha sonado el primer trueno y he puesto sobre la mesa la cabeza jibarizada de Pepe. La Momia me ha mirado entre asustada y extrañada. - ¿Vas a regalarme un llavero para consolarme? ¿No sabes que el metal atrae a los rayos? ¡Al final tendrá razón tu abuela cuando dice que eres tonta!

- No se trata de eso. Además un amigo no se regala y Pepe lo es mío:. - ¿El llavero? - Amigo. - Lo miró con detenimiento durante un rato, luego dijo: - Si todos tus amigos son así, no me extraña que sigas sin tener un bisnieto...

Empecé a perder la paciencia pero no dije nada por respeto a su avanzadísima edad. - ¿Quiéro contarte la historia de éste hombre... - ¿Qué hombre? - ¡Este! (y señalé a Pepe) - ¿El llavero? - Ahora lo es, antes fue un hombre... - ¿Lo dices por la cara que tiene?... Pues a mi me parece una mujer ¿qué quieres que te diga, nena? - ¡Es un hombre! - ¡Es un llavero, coñe! - Pero antes, lo fue... - ¿Qué, llavero u hombre? ¡A ver si te aclaras...! aunque yo diría que jamás fue hombre. Fíjate bien, es una chica... se ve claramente.

Tomé una copita de chinchón. Mientras, la Momia sobaba la pequeña cabeza. De repente, dijo: - ¡Es una Pitufa! ¡Aaaayyyyyyyyy, que monada!

Mis nervios empezaban a tensarse como las cuerdas de un violín. Carraspeé antes de proseguir: - Como te he dicho antes, quiero contarte la historia de éste hombre... - ¡Chica! - ¡Tengamos la fiesta en paz! La historia la se yo. -

La mirada de la Cotilla se achinó y una sonrisa maliciosa apareció en sus finísimos y arrugados labios. - Así que tú conociste a éste "personaje"... ¿Y se puede saber de dónde lo sacaste? - Me lo regaló el señor Li. Hacía tiempo que lo tenía en su tienda y como no lo vendía, me lo dio. - ¿Y te contó su vida y milagros, no? - ¡Que va? - Entonces... ¿cómo lo sabes tú? - ¿Eeeeeh?... ejem... Bueno... basta mirarle a ... - ¿Los ojos? jajajajajaja ¡Si no tiene!... ¿O te lo contó con su boquita sin lengua? - ¡Ay, no hables así de mi amigo! - ¡¡¡AMIGA!!!

Cuando terminamos la discusión y la botella de chinchón, el temporal se alejaba hacia el mar y a penas se oían los truenos. Entonces la Momia telefoneó a la abuela. - Hola, guapa. Te llamo para decirte que canceles lo de buscarme cubanitos jóvenes. Me quedo en casa de la nena. ¡Me lo paso genial con ella! ¡Es más tonta de lo que pensaba!

sábado, 13 de octubre de 2018

Donaciones.

¡Por fin se le ha ido la hinchazón de la cara al abuelito y éste a vuelto a la Torre del Paseo Marítimo! Ya estaba harta de recibir, continuamente, órdenes de la abuela: Que si tiene que comer esto. Que no le des de aquello. Que a ver si se va a resfriar, etc. etc. etc... ¡que pesadilla!

Nos hemos quedado solos Pascualita, Pepe y yo ¡Que placer! Claro que la alegría dura poco en casa del pobre, de la pobre mil eurista en éste caso porque, quien  no deja de aparecer por casa cuando menos me lo espero es la Cotilla. Y justamente ahora, que quiero verla, no viene por aquí.

La abuela me llamó: - "Nena, te mando a mi suegra para que la acojas unos días" - ¡Eso sí que no!. Me opongo a tener que aguantar música caribeña todo el santo día! - "Ese es el problema" - ¿Acaso te has cansado de oírla y me pasas a mi la patata caliente? - "La Momia no levanta cabeza. Está ojerosa, triste, desanimada. Ya ni siquiera baila..." - ¿Se está... muriendo? - "¡Y dale! ¿Es que no puedo hablar de ella sin que me saques el tema?" - Como tiene más años que Matusalem... - "Está deprimida porque los cubanitos culito-respingones se están haciendo mayores y tiene que jubilarlos..."

- ¿Mayores? No creo que hayan cumplido los treinta... - "Para ella han pasado de ser chicos a ser señores y eso ya le suena a viejuno" - ¡Que cosas! ...

Los abuelitos quieren que la bisabuelastra cambie de aires durante unos días mientras ellos buscan suplentes a los cubanitos. - Bueno ¿y que come tu suegra, abuela? - "De todo y mucho. Está echa una chavala"

Lo cierto es que no come ¡devora! Y mi presupuesto se resiente sin que la abuela se de por enterada.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - A usted quería ver yo... ¿Ha ido a trabajar hoy? - ¡Claro, soy una jubilata que no llega a fin de mes y... - ¡Vale, vale! Pues mañana no vaya a "limpiar" cepillos de las iglesias. - Jajajajajajaja ¡Que chiste! - Ha dicho el obispo... - ¡¿Me ha descubierto?! ¡Maldita sea! - Que la recaudación que saquen mañana en las misas de tooodas las parroquias de Mallorca se entregará para los damnificados de la riada de Sant Llorenç. - ¡Aaaaaaaah, esto es harina de otro costal! Yo daré lo que he sacado de la "limpieza" de hoy... - Brindemos por ello, Cotilla. Y también  Pasc... estoooooo, Pepe jejejejejeje - ¿No me digas que le estás poniendo los cuernos a tu abuela? ¡que jodía!

viernes, 12 de octubre de 2018

¡Otra vez tengo al abuelito en casa!

Esta mañana ha venido Geoooorge a buscar a los abuelitos para llevarlos a su casa. - ¿Tu ser segura que estar vivos? - Si, inglés. Aún respiran. - Mi no querer problems, boba de Coria. - ¡La madre que te parió, bebedor de agua caliente!

Para fastidiarlo lo he mandado a comprar ensaimadas al horno. - Yo no ser mayordomo tuyo. Yo no ir. - Como se entere mi abuela que no has querido ir, no llegas vivo al Brexit. - Well, yo ir... Dar money. - Págalas tu y luego le pides el dinero a mis abuelitos. - Frunció el ceño... jajajajajaja ¡no se fiaba el tío!

Al rato apareció con una gran bandeja de ensaimadas recién salidas del horno.  Quizás fue su aroma lo que espabiló a mis abuelitos. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Ostras, Andresito! ¡Te ha pasado en la cara lo mismo que a mi en las tetas! - El abuelito corrió a mirarse al espejo y gritó como un poseso - ¡¡¡SOY UN MONSTRUOOOOOO!!! - Los hombres os ahogáis en un vaso de agua (dijo la Cotilla). Míralo por el lado bueno. Pronto llegará la Fiesta de Todos los Santos y podrás salir a la calle sin disfrazarte y dando mucho miedo. ¡Y lo que te ahorrarás en disfraz y maquillaje!

El efecto del agua envenenada que Pascualita le lanzó a la cara el día anterior, durará un tiempo. Su aspecto impresiona, por la nariz enorme, las orejas de elefante. Los ojos colgando de sus órbitas balanceándose al andar dan un poco de grima. A penas puede respirar porque nariz y labios descomunales, se junta y por allí no pasa aire alguno. Lleva siempre la boca abierta y ya le han entrado algunas moscas después de desayunar.

El abuelito no quiere salir a la calle. - ¡Me firarán fiedras! - "Que noooooo... Ya no hay piedras en las calles, hombre" - ¡Me fedo aquí! - ¿Aquí? ¡¿En MI casaaaaaaaaa?! - ¡Fí!

La abuela se me acercó, risueña, y me dijo: - "Quién algo quiere, algo le cuesta, nena... La Torre del Paseo Marítimo bien vale un pequeño sacrificio jejejejejejejeje"

La Cotilla metió baza en la conversación. - ¿A que me quedo yo a Andresito y, de paso, La Torre? - Pascualita, tan cotilla como la vecina, no perdía palabra de lo que hablábamos y no debió gustarle lo que dijo porque, al pasar ella junto al acuario, la sirena escupió el agua envenenada al colgante, escuálido y casi centenario, pecho de la Cotilla.

Corrí tras ella mientras daba vueltas a la mesa del comedor, gritaba, lloraba, moqueaba, se daba golpes contra las paredes. Le alargué la botella de chinchón. ¡Tenía que beber para olvidar lo que le había pasado! Luego tiré un buen chorreón de chinchón al acuario, Pascualita también necesitaba dormir y yo descansar.

jueves, 11 de octubre de 2018

La abuela se lleva un disgusto.

- " Tengo preparado el repertorio que quiero que me canten la Noche de las Vírgenes" - La abuela estaba entusiasmada. - Creía que las serenatas eran, más o menos, espontáneas... - "¡¿Qué vas a saber tú si nunca te han rondado?!" - Las pocas veces que lo hicieron salías la primera al balcón y a mi me dejabas dentro de casa. - "Para que no te enfriaras"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla se presentó en el comedor sin previo aviso. - ¿Por qué no llama a la puerta como toda persona civilizada? - Porque soy una jubilada que no puede perder el tiempo en tonterías. - ¡Precisamente, porque está jubilada, tiene todo el tiempo del mundo para perderlo! - ¡Tu nieta no es más tonta porque no se entrena! - "Que te crees tú eso. Está superentrenada"

Decidí cambiar de tema porque la discusión llevaba mal camino para mi. - ¿A usted la rondaron cuando era joven la Nit de las Verges, Cotilla? - Bastantes los que lo intentaron porque yo era como una muñequita de porcelana... - "No te eches flores. Dejalo en una muñequita de cartón, de aquellas que llevaban los labios y los ojos pintados y se deshacían en cuanto las tocaba el agua... ¡Muñequita de porcelana! jajajajajajajaja ¡Que ilusa!"

- ¿Por qué no la rondaron? - Porque tu abuela se las arreglaba para convencer a los chicos que esa noche estaríamos en SU casa. - ¡Abuela, eres una trepa! - "A ver si aprendes y acabas casada con un millonario como yo"

 -¿Y qué repertorio has elegido para que te canten esa noche? - "Pues..." - La abuela fue interrumpida por la llegada de Andresito. - He pensado que, mejor te regalo una joya y dejas para otra ocasión lo de la serenata, cariño. - Desde el borde del acuario, Pascualita se dio cuenta de que a la abuela, ese comentario, le había sentado como una patada en el hígado y sacó su pequeña dentadura de tiburón a pasear. Menos mal que no había nadie a su lado para que le hincara el diente.

- "¡No me digas... !" - Ponte tranquila. - Pero la abuela se estaba embalando. - "¡... que ya no eres nadie en ésta Ciudad... ¡Uf!... y no has conseguido...!" - ¡Cálmate, por favor...! - "¡¡¡QUE ME RONDE LA ORQUESTA SINFONICA DE MALLORCA Y SUS COROS... AAAAAYYYYY....!!!"

Pascualita se zambulló y subió a la superficie, de nuevo, con los carrillos llenos de agua envenenada ¡Y escupió a Andresito en la cara!

Menudo cacao se montó. La abuela desmayándose entre copas de chinchón. El abuelito corriendo por toda la casa, gritando, llorando, moqueando, saltando de dolor mientras ojos, nariz y labios crecían exageradamente hasta convertirlo en un monstruo. Logré que cogiera la botella de chinchón que le ofrecía, se amorró al gollete y se la acabó enterita. Poco después los abuelitos cayeron redondos en los sofás a dormir una mona que se parecía mucho a un coma etílico.

Antes de dormirse, la abuela murmuró con lengua de trapo: "Que caaaanten Clafleliiiiiitos... Calvelitoooos... Clavelitossssss muchaaaaaassssssss veceeeeeees... Andwersito..."


miércoles, 10 de octubre de 2018

Noche de terror.

La abuela ha venido lamentando la riada asesina del Levante de Mallorca. - "Tendría que haber estado allí y llevar el paraguas..." - Te hubieras mojado igual que si no lo llevaras. - "No hubiese llovido. Está comprobado que cuando salgo a la calle con él, no llueve"

Llegó abatida por el dolor ante la desgracia de muchos de los nuestros. La isla es como una cajita que guarda maravillas en su interior, entre ellas sus gentes. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! Vengo descuajaringada por las noticias que no dejan de llegar al transistor que me he encontrado abandonado sobre el mostrador de una tienda ... - ¿Lo ha robado, Cotilla? - ¡¿Será posible que, con la edad que tiene tu nieta, siga siendo tan mal hablada?! Estaba abandonado y lo he cogido para que no lo hiciera cualquier listo que pasara por allí.

La abuela nos contó, sobrecogida. - "Anoche, en el pueblo de Sant Llorenç des Cardassar, el escenario era terrorífico. Como una Noche de Difuntos. Sin luz, eran los rayos los que iluminaban el caudal de los tres torrentes desbordados, cuyas aguas corrían enloquecidas buscando escapar hacia el mar, arrastrando vidas, coches, recuerdos de los vecinos, entrando en las casas sin pedir permiso, arruinando cosechas, tragándose animales de las granjas, repartiendo barro, encogiendo los corazones de los más valientes..."

Nos sentamos en la salita. Pascualita camuflada entre las flores de un florero, no perdía comba de lo que narraba la abuela. Sus saltones ojos de pez la miraban fijamente. El color gris-azulado mortecino de su piel la hacía invisible a los ojos de la Cotilla. Varió un poco el gesto cuando una lágrima se deslizó a través del espeso maquillaje de la abuela y una pestaña postiza se enganchó con la de abajo y estuvo tuerta un rato.

En la televisión daban noticias sobre lo ocurrido: el parte de muertos, diez de momento, nos estremeció. Estábamos atentas mientras trasegábamos unas copas de chinchón que, ni siquiera nos acordamos de poner a la Esteban. 

martes, 9 de octubre de 2018

Los primeros buñuelos.

La abuela ha venido a casa- "!Que alegría andar por Palma y oler a buñuelos friéndose en abundante aceite, en cualquier esquina!" - ¿Has comprado? - "Claro que sí" - Serán los primeros que pruebe éste año. - "Serán otros porque estos ya nos los hemos comido Geoooorge y yo" - ¿Y yo que soy tu nieta? - "Ni que ese título te diera potestad para comer buñuelos a mi costa."

Dejándome con la palabra en la boca, se acercó al acuario: - ¡Pascualita, cariño, mira lo que te traigo! ¡¡¡UN BUÑUELO!!! - ¡Que jodía la abuela! Para la sirena sí y para mi no. - "Es que es tan graciosa" - ¿Graciosa? ¿Ese engendro del diablo? ¡Yo también quiero un buñuelo!

Pascualita emergió y se aferró al buñuelo como si fuera un salvavidas. - No creo que una cosa tan aceitosa sea bueno para una birria cómo ésta... - "¡Envidiosa!" - ¡Pues sí!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Huele a buñuelos! ¿Dónde están? - La Cotilla entró en el comedor cuando yo empujaba a Pascualita acuario abajo. Le pilló tan de sorpresa al bicho que soltó el buñuelo que se estaba comiendo y quedó flotando en el agua. La vecina pensó que lo había mojado para que ella no lo catara. - ¡¡¡EGOISTA!!! -

- "Estoy contentísima (exclamó la abuela) En la noche de las Vírgenes me van a rondar. - ¿Quién? - "La Orquesta Sinfónica de Mallorca y su coro" - ¿Por qué? - "Porque soy rica... He tenido que amenazar a Andresito con denunciarlo a Hacienda por lo de los Paraísos Fiscales de las islas Caimán sino conseguía que me rondaran. Decía que le daba corte por los vecinos. Que ya no estoy en edad de merecer. La patada en la espinilla le ha hecho replantearse el tema porque, como le he dicho, te queda otra espinilla a la que patear"

- Pero, abuela, se ronda a las chicas jóvenes... - Entornó los ojos y se acercó a mi como un tigre de Bengala se acerca a su víctima... - "¿Estás insinuando algo... sobre MI edad?" - ¡¡¡NOOOOOOO!!!

lunes, 8 de octubre de 2018

Caso cerrado.

Cómo debe estar pasándolo de mal Bedulio que se ha venido a casa para relajarse - ¿Y si viene el espíritu de mi primer abuelito? - Prefiero eso a seguir aguantando las amenazas, los insultos y el cabreo de mi Jefe. -

- ¿Quiéres un chinchón? Huuuuy, no puedes, estás de servicio. - Paso de Reglamento... - Ese fue el momento elegido por Pascualita para dar saltos mortales con tirabuzón, en el acuario y dejando el aparador y el suelo, perdidos de agua... Ahí Bedulio, al oír los ¡CHAFFF! perdió el color. Miraba a todos los lados, sobretodo, detrás suyo. - ¿Crees que el espíritu te atacará por la espalda? - ¿A-a-atacarme, por qué? - Es un modo de hablar.

Dos horas después fuimos a la Catedral donde ya nos esperaban la abuela y la Cotilla, que se habían autoerigido en las Hadas Madrinas del pobre Municipal. - ¡Oh, Dios mío, otra vez no!

Conté a las amigas el mal trato que recibía Bedulio de su Jefe. - "Esto no puede seguir así" - ¡Vamos a cantarle las cuarenta en cuanto nos lo echemos a la cara! - ¡NOOOOO, POR FAVOR! - De todas maneras, convendría que resolvieras el caso antes de que haya más muertes o ésto será el cuento de nunca acabar.

Cuando llegó el Jefe y nos vió, se le puso cara de vinagre. En vista de ello y antes de que abriera la boca, lo hizo la abuela ofreciéndole sentarse en el primer banco, frente al Altar Mayor. Y para evitar tener que enfadarse, le dio un empujón y lo sentó de golpe.

- "Vamos a dar por cerrado éste caso. Bedulio, saca tus conclusiones." - ¿Yoooooooo? (su cara era un poema) - "Es tan tímido este chico...Bueno, damos por cerrado el caso porque, no hay caso. Todo ha sido un cúmulo de casualidades encadenadas..." - Pero si hay dos muertos ...(el Jefe era listo como los ratones coloraos) - "Hemos averiguado, de buena tinta, que ambos finados se suicidaron... ¿Por qué? Ah, ¿no querrá que seamos adivinas?"

Prosiguió la Cotilla: - Alguien sabía que el campanero bebía como un cosaco y descubrió dónde guardaba el chinchón. Entonces, para hacer una buena obra, vació todo el líquido en la Pila Bautismal.

Desesperado al verse sin suministros, buscó por todos los rincones de la Catedral, que son legión, hasta que el aroma del alcohol le llevó a la pila, se subió a ella cogiendo carrerilla, con tal fuerza que estrelló la cabeza contra el mármol y se partió como un melón..." - Eso es una desgracia (habló el Jefe) - Fue premeditado porque podría haberse dado menos impulso. El tío se quería matar y lo hizo. En cuanto al artrítico también se suicidó.

" - Estaba enfermo del corazón y, aún así corrió escaleras arriba por un sitio estrecho y mal ventilado. ¿Quién le dijo que lo hiciera? Nadie. Estaba harto de aquella escalera por la que suben y bajan continuamente, los espíritus de quienes desde hace siglos, hicieron el mismo trabajo que él y se dejó caer por las escaleras de caracol, abajo."

Las dos amigas callaron esperando el veredicto del Jefe. Estaban espectantes. El silencio era espeso como la antigua niebla de Londres... Por fin el Jefe dijo: - He sopesado los pros y los contras y tienen ustedes razón: Estos hombres se han suicidado y no se hable más... (Se quedó dubitativo)... Sigo sin explicarme... - "¡Diga, diga!" - ¿Por qué Bedulio tiene un pecho de mujer? - "Siempre he dicho que éste chico hace las cosas a medias, con lo mono que estaría teniendo los dos iguales" (argumentó la abuela) -

domingo, 7 de octubre de 2018

¡Pobre Bedulio, solo se le hinchó un pecho!


Bedulio estaba que trinaba. Ahora había dos cadáveres sobre la mesa de su Jefe y no se lo podía explicar. - ¡¿Cómo que no sabe qué pasó en ninguno de los dos casos?! y sobretodo, ¿por qué viene oliendo a chinchón? - Es que he estado... un buen rato... apoyado en la Pila del Agua Bendita... señor - ¿Me está hablando en clave? -  Le juro... que no...

Taciturno y desesperado, Bedulio volvió a la Catedral, esta vez solo. A pesar del miedo que sentía, hizo de tripas corazón y se concentró en buscar pistas fiables. Durante más de dos horas sacó fotos, recogió trocitos de cosas que le llamaban la atención... hasta que sonó esto: "¡YUJUUUUUU!"

La voz retumbó de un pilar a otro hasta que el cerebro del Municipal, que primero le puso la carne de gallina, ahora no sabía de dónde había salido.

De entre las sombras dos figuras se fueron materializando a medida que se acercaban a Bedulio, que temblaba como un conejo. - "¿Qué tal llevas el trabajo?" - El suspiro de alivio que lanzó el pobre fue muy parecido a una nota alta del órgano catedralicio. - No pueden estar aquí. - Como si no hubiese escuchado el comentario, la abuela toqueteó las bolsitas de muestras. - "¿Solo has encontrado éstas porquerías? Bedulio fue monaguillo de la catedral en sus años mozos y recuerda pasadizos, escaleras, salas y demás sitios donde, entre misa y misa, se escondía él y sus compañeros. Anda, cariño, busca, busca"

Andresito se puso en marcha y una  hora después volvió jadeante y sudoroso, con varias botellas de chinchón en las manos. La abuela, emocionada, por poco se desmaya de la emoción. - "¡Eres mi héroe!" - He hallado el escondite del artrítico. Hay bastante licor almacenado, además de tesoros artísticos de oro y plata. - "¡Era un ladrón el tío!"

Bedulio estaba emocionado y no paraba de dar las gracias a mi abuelito segundo. - También he encontrado botellas vacías. Vamos a ver cuánto licor cabe en la pila bautismal y sabremos si la llenaron o no. - Así lo hicieron y en cuanto hubo una cantidad suficiente para que una persona se ahogara en ella, Pascualita, asomada a la boca del termo de los chinos ¡saltó y se sumergió con la boca abierta de par en par!

La abuela no se dio cuenta porque se estaba dirigiendo a Bedulio. - "Métete en la Pila en posición fetal" - ¡Ni hablar! - "Tienes la misma estatura del muerto..." - ¡¿Yooooooo?! Pero si él a penas llegaba al metro cincuenta y yo mido uno noventa. - "¡No seas tan pejiguero! Que más dará centímetro arriba o abajo. ¡Entra te he dicho!"

Cuando estuvo bien empapado en alcohol y bien bebido también, quiso darse la vuelta porque estaba incómodo y esa fue su perdición. Pascualita se sintió apresada por el corpachón del Municipal y defendiéndose, mordió con ganas. Tantas que cuando la abuela la arrancó del cuerpo del hombre, ella llevaba un trocito de tetilla ensangrentada en la boca.

A partir de ahí todo fueron carreras, gritos, saltos, lágrimas y moqueo. Y dejando un rastro de chinchón tras de sí. Ese fue el momento elegido por los dioses para que su jefe entrara en la Catedral a enterarse de cómo iban las pesquisas. . Poco después, una ambulancia aparcaba frente a a entrada lateral de la Seo y unos enfermeros se llevaron a Bedulio, después de ponerle una camisa de fuerza. - ¿Qué ha pasado? ¿¿Por qué tiene ese pecho tan... turgente?- preguntó el Jefe. - La abuela, siempre dispuesta a echar una mano, dijo: El licor lo ha enloquecido ¡HA SIDO HORRIBLE!

viernes, 5 de octubre de 2018

Atando cabos.

Hemos ido a inspeccionar la Catedral. Ha sido para acompañar a Bedulio porque al pobre no le llega la camisa al cuerpo y tiene un estrés de caballo. En primera porque sus jefes le meten prisa para que solucione el caso del fiambre de la Catedral. En segundo lugar, no le hace ni pizca de gracia ir solo. - Es que la iglesias están poco iluminadas y cualquier sombra puede convertirse en un peligro... - No te preocupes. Te acompañaremos. - No sé si podéis hacerlo... - ¡Claro que si! (dijo la Cotilla) y de paso me pondré al día de mi trabajo.

¿Canta en el coro? - "¿La Cotilla? pero si canta como un grillo afónico jajajajajaja" - No presumas que tu tampoco das el do de pecho (las dos amigas se pican por nada) - Voy a limpiar... - Bueno, vale. - "Yo no quiero dejarte solo en aquella inmensidad de Catedral... Siempre puede pasar algo imprevisto." - ¿Cómo... qué...? (la voz le falló un poco) - "Un ruidito... algo que suena sobre una lápida antigua... " - ¡De acuerdo! pero si viene mi jefe háganse las despistadas...

A quien nos abrió la puerta le pareció extraño tanta mujer y tan mayores. - "Somos las Fuerzas de la Reserva que venimos a echarle una mano al Municipal... " - La abuela se dirigió, rápidamente, a la pila bautismal. Disimuladamente, abrió el termo de los chinos que llevaba colgado al cuello y dejó que Pascualita olfateara la piedra. Inmediatamente se sintió inquieta y se relamió sus labios de pez. Quería tirarse al agua bendita pero la abuela la detuvo. - "No puedes. Es agua dulce" - Pero es bendita (dije yo en voz baja) - "Deja de entrenarte para ser más tonta porque has llegado al límite."

Así que Pascualita nos confirmó que en esa pila había habido chinchón en cantidad. - La abuela se dirigió al portero. - "De modo que ahora se bautiza con chinchón en lugar de agua." - El hombre la miró espantado. - ¡De ningún modo! - "Pues la pila huele a licor que echa para atrás"

Mientras Bedulio buscaba pistas en las capillas laterales y la Cotilla vaciaba los cepillos con mucho sigilo, la abuela acorralaba al portero. - "¿Dónde esconde la mercancía?" - ¿De qué habla ésta mujer? - "Se que la guarida de la banda está por las alturas... ¿En el campanario tal vez? Vamos a subir" - ¡Ni hablar! Tengo las rodillas artríticas y no pienso hacerlo. - "O subimos o le denuncio por asesinato" - Me da igual pero no subo.

Encantada de la vida por haber dado con el criminal, la Cotilla corrió hacia Bedulio. - ¡"Lo tengo! Ha confesado ¡Es el artrítico! Tiene su guarida en lo alto del campanario, aunque lo niegue. Precisamente ha sido eso lo que me ha puesto sobre aviso." - ¡Vivo en una planta baja, no allí arriba! - "¿Lo ves, Bedulio, no para de negar lo evidente?" - ¿El qué? - "No lo sé, pero evidente es."

Sonó la campana y todos dimos un respingo. - Va a empezar la misa. Hay que irse... - ¡"No podemos porque, cuando esté solo cambiará el chinchón que guarda, a otro escondite"! - ¡No guardo nada. Soy abstemio! . "Eso decís todos los malechores pero a mi no me la das con queso"

Desesperado, el portero salió corriendo hacia una puerta disimulada en la pared y subió por la escalera de caracol como alma que lleva el diablo. De repente, su cuerpo bajó los escalones hecho un guiñapo... El miedo y la escalera estrecha, empinada y sombría le atenazó la garganta y el corazón estalló. Yacía muerto a los pies de la abuela que, señalándolo con un dedo dijo: "¡Que pena, se ha muerto sin decirnos donde está el chinchón y ahora me tomaría unas copitas" - ¡Y nosotras!



jueves, 4 de octubre de 2018

¿Alguien se puede creer que el asesino de la Catedral es un asesino?

¡Lo que me costó coger a Pascualita cuando cayó al árbol de la calle. Fue a parar dentro de un nido a medio hacer y lo espachurró. De todas manera parecía sentirse a gusto, cobijadita la tía y se hizo la remolona. - ¡Que vengas aquí, te digo! - Por toda respuesta la jodía me enseñaba los dientes y se acurrucaba más aún.

Vi venir un pájaro con ramitas en el pico y pensé que sería uno de los dueños del nido. Así que corrí escaleras abajo, me coloqué bajo las ramas del árbol, extendí mi delantal y esperé a que cayera "la fruta madura"

Y vaya si cayó. En cuanto llegó la pareja. Se armó un guirigay y aunque la sirena se defendía lanzando dentelladas, los pájaros eran muy rápidos y atacaban por todas partes. Harta de recibir picotazos, saltó del nido para caer... en mi delantal.

La lié en él y corrí hacia el portal para llevarla a casa antes de que alguien la viese. Y allí estaba Bedulio en plan detective. - ¿Qué llevas ahí? - Un embrión (dije lo primero que me pasó por la cabeza) - ¿A ver...? - Abrí con cautela el delantal y apareció la sirena más fea que ha parido madre.

El Municipal dio un respingo. - ¡Que ascoooooooo! - Y tiró a Pascualita haciendo con ella un buen enceste... en el contenedor de la basura. - ¡Jopé, tio! Ya te estás metiendo dentro a buscarlo. - ¿Esa guarrada? No seré yo quien me manche las manos por esa... cosa.

Iniciamos un discusión que fue subiendo de tono hasta llegar a las manos. Bedulio sacó el arma reglamentaria y me apuntó. - ¡Date presa! (gritó) - A mi me dio la risa floja y no pude parar. Cuanto más reía yo, más se enfadaba Bedulio. - ¡Te dispararé y encontrarán tu cuerpo en una postura comprometida, encima de la estatua yacente de el rey Jaume II! - ¡Y saldré en los periódicos, al abuelito le dará un soponcio y puede que herede la Torre del Paseo Marítimo! - ¿Cómo, si ya estarás fiambre, boba de Coria?

Harta de gritar, bajé el tono y dije: El abuelito es... el asesino... Y en ese momento el mundo se paró. Bedulio me miró boquiabierto - ¿Tu abuelo ?... ¿El fantasma? - En eso hay división de opiniones: unos dicen que es el primero y otros aseguran que es el segundo. - ¿Por alguna razón
especial? - La razón es que nunca se acierta a la primera. ¿Acaso puedes imaginarte a Andresito como principal sospechoso de un asesinato? - Si. - Todos los detenidos son buenos hasta que se demuestra los contrario. - ¡¡¡BEDULIO, QUE ESTÁS HABLANDO DE MI ABUELO!!! y le tiré un zapato a la cabeza.

miércoles, 3 de octubre de 2018

Pascualita saca sus conclusiones.

Bedulio ha vuelto. - ¿Está la Cotilla? - No, pero está mi primer abuelito... ¿Lo llamo? - ¡Noooo!... No le molestes. Ya volveré.

Me senté en la cocina con Pepe y Pascualita. Quería comentar con ellos los acontecimientos del caso de la Catedral. - ¿A vosotros qué os parece? ¿Pensáis que es un crimen, un suicidio, un accidente o una muerte natural? - La sirena, desde lo alto del frutero, me tiró un plátano a la cabeza y mordisqueó una manzana, que también me escupió. - ¿No queréis opinar? Pues, lo siento, pero hay que mojarse. No podéis ir por la vida sin comprometeros.

La cabeza jivarizada siguió callado. Con el modo de ser de éste hombre, nunca sé si duerme o no. Si algo le gusta o le disgusta. El tío tomó un día la posición cómoda y así sigue. Si cuando vivía era así, no me extraña que se lo cargaran y usaran su cabeza reducida, como llavero. - ¡Pepe, espabila, hombre! - Pero sus párpados cosidos no se movieron y su boca, cosida también , no dijo ni mú.

- Menudos detectives estáis hechos... ¿No tenéis una opinión, por pequeña que sea? - Por toda respuesta, la sirena me mostró su dentadura de tiburón. - Vamos a hacer una cosa. Yo diré una palabra y vosotros decís lo que os parece... Doy por sentado que Pepe será de la misma opinión que la sirena. Haber ¿ha sido suicidio? - Pascualita me miró fijamente. - Dices NO. Entonces ¿muerte natural? - Me tiró otro trozo de manzana a la cara. - Otro NO. ¿Accidente? - Hizo chirriar los dientecitos de tiburón. - NO... ¿Crimen? - La sirena se lanzó de cabeza al azucarero, lo tiró y estuve recogiendo azúcar toda la mañana. - ¿SI?... - Se rebozó en el azucar mientras se lo comía. - ¡SI!

- Bien. Ahora vamos a ver quién puede haber sido... ¿La Cotilla? - Pascualita se relamió los deditos palmeados. - NO. ¿Un desconocido? - Recogió los trocitos de manzana de la mesa y se los comió. - NO. - Pues... no sé quién puede haber sido... ¿La abuela no, verdad? - Siguió comiendo. - Y Andresito, menos, claro... - La sirena saltó hacia mi con la boca abierta y la dentadura salida para clavarla en mi pecho. Menos mal que tengo buenos reflejos y dándole un revés con la mano, la mandé al árbol de la calle a través de la ventana. - ¡¡¡¿TU ERES TONTAAAA?!!!


martes, 2 de octubre de 2018

El crimen de la Catedral.

Bedulio quiso salir corriendo pero no le dejé. La abuela y la Cotilla se colocaron detrás de mi y fijaron la vista en el pobre Municipal hasta hacerlo sudar la gota gorda. - "¿Alguien ha hablado de mi bisnieto?" (la voz de la abuela era amenazante) - Es tema... lo ha sacado su nieta... Yo venía por otra... cosa... El crimen de la Catedral.

Quedamos embelesadas - "¡Oooooooh, me encanta el título!" - ¡Y a mi! - ¡A mi también! - Bedulio sacó pecho - Se me ocurrió a mi.- Luego se dirigió a la Cotilla - De modo que es usted la asesina... - ¡Uep! ¿quién ha dicho esto? ¡Es un falso testimonio! - El dedo índice del Municipal se levantó
 para señalarme - ¡Lo ha dicho ella! - ¡¡¡MENTIRA COCHINA!!! (grité)

- No le hagas caso que es más tonta que un adoquín. ¿Crees que pude meterlo, yo sola, en la pila bautismal, boca abajo para que se ahogara? - ¡¿Qué me dice?! Si lo encontré acostado en uno de los bancos de la Catedral... - Te estoy hablando del crimen propiamente dicho... ¿Pude luego sacarlo de la pila y ponerlo en el banco? ¿Tu me has mirado bien?

- Bedulio repasó el cuerpecillo arrugado y canijo de la Cotilla. - No... No. - La abuela, queriendo ayudar y orgullosa de su amiga de toda la vida, apostilló. - "¡Huy, eso es que tu no la has visto cuando lleva una botella de chinchón entre pecho y espalda ¡Es el increíble Hulk en femenino!" - Bueno, no exageres jajajajajaja que no hay para tanto. - "¿Qué no? quién tuvo retuvo. ¡Si en los años cincuenta del siglo pasado te llamaban la Sansona de Palma!. La plaza de toros se llenaba cuando ella actuaba..." - ¿También fue torera, Cotilla? - ¡Que va! Los toros me tenían miedo. Lo que hacía era arrastrar con los dientes, un camión con los frenos puestos, o romper con las manos un listín telefónico ¡y más cosas!

- "Esa fue una de las causas por las que se quedó soltera. Los chicos huían de ella y los que no lo hacían se los quitaba yo" - Entonces... ¿se declara culpable? - ¡Que no, hombre! Que manía te ha entrado. - Pues alguien lo ha hecho... - ¿O no? ¿seguro que era agua bendita lo que había en la pila? - Ahí no miramos... - Era chinchón porque mientras "limpiaba" los cepillos me llegó el olor y lo probé. Alguien lo puso ahí y como el hombre era un borrachín, se tiró de cabeza, se noqueó y se ahogó. - ¿Por qué lo pusieron en el banco, entonces? - Muy sencillo. Para poder beber a gusto. El muerto ocupaba casi toda la pila... Ay, Bedulio, con lo listo que parecías...

- Bueno ¿y quién lo mató? - Se suicidó ahogándose en chinchón... ¡snif!... Me emocionó ante una muerte tan bonita... ¡snif!..

Por más que insistió, Bedulio no les sacó nada más. Mientras  bajaba la escalera la abuela le preguntó: - " Oye ¿cómo habéis quedado con lo del bisnieto?"

lunes, 1 de octubre de 2018

La extraña muerte del "limpia-cepillos" de la Catedral.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Mira que traigo, boba de Coria ¡una botella de chinchón! - ¡Hombreeeee, ya era hora que se estirara un poco porque es usted más agarrada que un chotis! - Es para celebrar que he subido de categoría... - ¿Acaso la han nombrado Pensionista del Año? - No. ahora soy la "limpia-cepillos" de la Catedral.

La abuela no tardó en presentarse. - "¡Enhorabuena, Cotilla! siempre dije de ti que llegarías lejos en tu carrera" - Las miré atónita. ¿De qué carrera hablaban? ¿La de las medias quizás? - ¿Tiene usted una carrera universitaria, Cotilla? - De momento no, pero todo se andará en cuanto encuentre alguien que pague bien por ella.

- ¿No sabía que "limpia-cepillos" era un cargo de la Iglesia? - Nunca te acostarás sin saber una cosa más, nena. El hombre que lo ostentaba murió hace dos semanas en extrañas circunstancias. Desapareció y no se volvió a saber nada de él. Pensando que podía volver de un momento a otro, el puesto quedó en el Limbo y nadie se atrevió a pujar por él.

- El otro día Bedulio encontró el cadáver del hombre tumbado en uno de las capillas de la Catedral. En cuanto lo examinó dijo: - ¡Se lo han cargado! - ¡Que horror! (grité) - Resuelto el asunto de su misteriosa desaparición, anoche se hizo la puja y la gané yo. - ¿Tuvo que pagar mucho? - ¡Ya lo creo! - ¿De dónde sacó los cuartos si siempre dice que está a dos velas? - A ti te lo voy a contar jajajajajajaja

Mi primer trabajo de la mañana ha sido "limpiar" los cepillos que estaban a rebosar. He reunido un capitalito. - ¿Ya saben quién mató a su sucesor? - Ni lo sé ni me importa y como comprenderás no se lo pienso contar a nadie, boba de Coria.

Incluso Pascualita, que había saltado a la mesa del comedor y desde allí, al suelo, dejó de reptar camino de la cocina, al oír a la Cotilla declararse culpable de asesinato. - ¡¡¡¿HA SIDO USTED?!!! - Me voy por no contestarte, atontada. ¿Has visto que maleducada está tu nieta? - La abuela, cariacontecida, daba cabezazos en el aire, avergonzada de mi... - " Es una cruz que llevo encima desde que nació" (dijo la abuela en plan dramático)

Bedulio vino a casa en visita oficial. - ¿Sabes si la Cotilla a matado a alguien? - Lo sé pero no pienso decírtelo. - Porque no lo sabes. Te estás tirando un farol. - ¡Si que lo sé! - ¡Que noooooo! - ¡QUE SIIII! - Así estuvimos un rato hasta que, cansada, le dije. - Si te quitas el uniforme te lo digo - No puedo. Tu lo que quieres es que te haga un bisnieto. - De paso... - Estoy de servicio. - ¿Y? - Pues que tengo que estar a lo uno o a lo otro y el bisnieto no es prioritario. - ¿Que no? ¡¡¡ABUELAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!