viernes, 31 de agosto de 2018

El aire acondicionado.

A las cuatro de la mañana ha sonado el teléfono. Me he sobresaltado : ¡¿Ya?! (he preguntado) - "Ya ¿qué?" - ¿Se ha muerto la Momia? - "Espera que voy a preguntárselo, boba de Coria. Estate al tanto de la puerta porque vendrán a ponerte el aire acondicionado" - Y gracias, abuela. Te aviso para que al hombre no le den las tantas en el rellano." - ¡Que regalo...! - "¿Cual?" - El aire acondicionado... - "Aún no tenéis confianza para que te lo regale" - ¿Tengo que pagarlo? - "¡Claro, alma cándida!" - ¡Pues no lo quiero! - "¡Egoísta!" (y colgó. Y por más que llamé, nadie descolgó el teléfono en la Torre del Paseo Marítimo)

Ya no he podido dormir en toda la noche. Estaba nerviosa, atacada, rabiosa y dispuesta a despachar al que viniera dispuesto a colocar el aire. Finalmente, a las claritas del día, me dormí profundamente.

En un momento dado tuve el presentimiento de que no estaba sola en mi cuarto. Abrí los ojos y me encontré frente a otros que me miraban fijamente. - ¡Nena, hay un hombre que quiere verte! - Salté de la cama sin saber qué hacía. La Cotilla acababa de darme un susto de muerte. - ¡¿Qué hace en mi cuarto?! - Decirte que un hombre... - ¡¿Qué leches hace aquí?! - Decirte que... - ¡¡¡COTILLA!!!

- Buenas... yo venía a ... - ¡Fueraaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡¿Qué haces, loca? ¿Tú has visto cómo esta éste tío? ¡Como un tren! Si no lo quiéres tu, me lo quedo yo. Lo conquistaré por el estómago... ¡Espere, que le invito a desayunar! ¿Le apetece un cola cao con magdalenaaaaas?

Al entrar en la cocina estaban los dos de cháchara. La Cotilla exponía una teoría sobre que las magdalenas que tenían un par de semanas, eran más sabrosas que las frescas. - La misma palabra lo dice: son unas frescas que con su esponjosidad nos engañan y ni tienen sabor ni nada de nada. - Si usted lo dice... pero ésta se ha bebido, ella solita, dos tazas de cola cao...

Miré al operario con detenimiento y la Cotilla tenía razón ¡Estaba de toma pan y moja! - Estoooo, que no quiero el aire acondicionado... - ¿Y eso? - Porque habrá que pagarlo... - Es la costumbre. - Soy mileurista... - Y yo Mariano Bermúdez, para servirla. - ¡Uf! que directo es usted... Me ha sacado los colores... - He visto un pequeño horror. - ¿Perdón? - En ese... acuario... - ¡Son plantas! (dijo la Cotilla) No sabes lo rara que es ésta mujer ¡No ha metido peces! - Porque el monstruo se los comería... (no apartaba los ojos del acuario y ¡de repente! yo también vi la cara de ojos saltones pegada al cristal y grité - ¡¿Que espera para poner el aire acondicionado?! - No ha dicho qué... - ¡Y le invito a comer!

jueves, 30 de agosto de 2018

Apareció la Momia.



Llevo todo el día acostada, Estoy fatal. Aún tiemblo al  pensar en la tétrica visión de la Momia envuelta en vendas desilachadas. La silla solitaria donde se sentó ya no está en mi casa ¡La he tirado a la basura! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿y la silla que estaba aquí?... ¿qué la has tirado? ¡Sacrilegio! Podría haberme sacado unos euros trapicheando con ella. - No se queje tanto... - No me queda otra ¡Manirrota!

En la Torre del Paseo Marítimo se montó una gran fiesta por la recuperación de la bisabuelastra y haciendo de tripas corazón, acudí. La mujer estaba feliz y también Andresito porque no quiere dejar de ser el Príncipe de Gales, no el rey.

Me senté junto a la botella de chinchón y no la abandoné hasta vaciarla. Bedulio llegó un poco más tarde. - ¿Te la has bebido tu sola? - Pués... chi... ¡hip!... - ¡Egoísta! - Si hubieses visto a la Momia de Tutankamón como yo, aún estarías corriendo. - ¡Ya! No exageres. - La Momia nos llamó a su lado mientras los cubanitos-culito- respingones, no paraban de mover el esqueleto. - Lo pasé muy bien en tu casa, nena, incluso descubrí a la gamba gorda que tienes en el acuario que no sirve para nada. - ¿No la cogíste?  - Me faltó el canto de un duro, pero luego pensé en presentarme ante Bedulio ¡Te imaginas! Solo de pensarlo me derrito de la risa... jajajajajajaja ¡Ahora estaríamos en El Funeral colgando su retrato en la Pared de los Finados!

La bisabuelastra no paraba de beber y las botellas de chinchón se vaciaban a mucha velocidad. Se quedó a mi lado porque no podía moverse. Poco después había desaparecido... Un alarido comatoso recorrió las habitaciones de la Torre del Paseo Marítimo. Bedulio, demacrado, llegó tambaleándose y antes de caer redondo al suelo, dijo. - ¡Nabucodonosorrrrrrrrrrr está en el baño! - y se desmayó. Andresito se irritó. - ¡¡¡NOOOOOOOOOOO!! ¡¡¡Es Tutmosis III, leches!!!

miércoles, 29 de agosto de 2018

Me tiembla el cuerpo del susto.

Mis escasos libros tiene tanto polvo y mugre que es difícil leer sus títulos. Después de pensármelo mucho, pero mucho, mucho, he tenido que decidir entre, tirarlos a la basura o limpiarlos, decisión que también me ha llevado un rato largo. Finalmente los he indultado y ya me estoy arrepintiendo. ¡Es que son treinta y dos!

Pascualita ha estado atenta un ratito hasta que se ha aburrido; ha saltado a la mesa de la cocina y a descuajaringado dos. Sé que tendría que haberla regañado pero no sería justa con ella porque me ha quitado trabajo.

Saqué el último libro que quedaba en la estantería. Y como por arte de biribirloque, Pascualita dejó de comer papel pringoso y quedó paralizada, como esos perros cazadores cuando descubren una presa.

Miré en la dirección que señalaba. Era una pared. Tan solo había una silla apoyada en ella en la que no se sentaba nadie. Pero Pascualita siguió en su posición de alerta. - ¿Qué pasa? ... ¡Muévete, coñe, que me estás poniendo nerviosa!... ¿Estás viendo el ánima de mi primer abuelito?... - Noté que un sudor frío me recorría la espina dorsal - ¡Pascualita, deja de hacer el indio!

Acabé dejándola por imposible y me serví un chinchón on the rocks para ver si se me iba el mal cuerpo que se me había puesto. Forzando un poco la vista vi que el último libro trataba sobre el Antiguo Egipto. - Será de la abuela. Le encanta todo lo que tenga que ver con su época de juventud jajajajajajaja ¡Menos mal que no me oye!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - A la velocidad del rayo cogí a la sirena que seguía tiesa como la mojama. - Ni que la hubiesen almidonado (pensé mientras la lanzaba al acuario, al que llegó límpiamente) - No me digas que estás bebiendo sola ¡Eso no puede ser! Las cosas buenas se reparten entre las amigas. - Volví a mirar el acuario y se me heló la sangre en las venas al ver la cara gris-violacea-amarillenta de Pascualita, mirando a través del cristal hacia el sitio de antes.

- ¡Cotilla, vámonos! - Después del chinchón. - ¡¡¡Ahora!!! - ¡Egoísta! - La empujé hacia la puerta de la calle a pesar de sus protestas. - ¡¡¡Quiero chinchón!!!

Al cerrar la puerta di un último vistazo y allí estaba ¡la bisabuelastra, La Momia, sentada en aquella silla solitaria, con el cuerpo envuelto en vendas de lino, dejando al aire su cara arrugada y su mirada curiosa. Ni que decir tiene que salí a toda pastilla, arrastrando a la Cotilla que no paraba de quejarse.

Me pasé el día en la calle. Al atardecer me llamó la abuela. - "Nena ¿no habrás visto a la Momia? No sabemos dónde está." - Yo sí. En mi ... casa.

martes, 28 de agosto de 2018

Caso solucionado.

La Cotilla y la abuela andan a la gresca, desde la interrumpida ceremonia de la colocación del retrato de Catalinita en la Pared de los Finados.

- "No se puede parar un acto de homenaje a nuestros amigos que ya se fueron ¡y menos aún la fiesta que viene detrás!" - Hubiese sido un fraude homenajear a impostores. - "¡Nos quedamos sin fiesta por tu culpa! ¿A qué vino tanto escrúpulo, doña Perfecta trapicheadora?" - ¡Una cosa es la supervivencia y otra dejar que una suplantación siga su curso! - "¡Tendría que haberte quitado más novios de los que te quité!"

Y todo ésto ocurre en mi casa, naturalmente. Pero resulta que se ha añadido un "invitado" más: Bedulio. Está ayudando a la Cotilla a resolver el misterio. No sé si se aclararán o no, pero la que no se está enterando de nada soy yo.

Espero que pronto den en el clavo o se den por vencidos porque mi economía se está resintiendo. Ya llevan dos botellas de chinchón gastadas. No sé cuántos cafés. Menos mal que las magdalenas las trae la Cotilla del contenedor del súper pero, como están tan duras, gasto el doble de leche porque absorven que es un primor.

Además, yo no conocía a Catalinita y no puedo opinar. Y al marido, menos. He intentado seguir el hilo de las pesquisas pero, o me he dormido o me he ido a ver el programa de la Esteban con Pascualita.

- ¿Has resuelto algo, Bedulio? - Estoy en ello. - Pienso que a nuestros amigos los mató la misma pareja que se hace pasar por ellos. - ¿Y los cadáveres? - Hummm... ¿En el congelador?... - Sería el primer sitio en el que miraría la policía. - ¡Ya está! Troceados y repartidos en macetas... - Aburrida, pegué la hebra con ellos. - Los mataron, descuartizaron e hicieron croquetas ¡un montón! Y cuando tenían invitados freían unas cuantas y ya tenían medio menú preparado... - ¡Aaayyyyyyy, no digas tontás! - Pues... - ¡Calla!

Hoy he demostrado que no soy tan tonta como dicen. - ¿Qué tiempo hace que no veía a sus amigos, Cotilla? - En plena posguerra... Ya salían juntos Catalinita y Hermenegildo. - Pues, blanco y en botella ¿No cree que en setenta años la gente cambia? - Bedulio me miró con un puntito de admiración en los ojos. - ¡Eso será!

- ¡¡¡ALTOOOOOOOOOOOOO!!! ¿Y el cambio de nombre? - Tal vez no le gustaba y se lo cambió. - Sí... ahora recuerdo que, de jovencito, se quejaba de eso... - ¡Caso solucionado! (gritó Bedulio) - ¡Menos mal! (exclamé. Y llamé a la abuela)

Esta noche volveremos a El Funeral a continuar con la ceremonia del Recuerdo. Colgaremos la foto de Catalinita ¡y Fiestaaaaaaaaa! Eso sí. La Cotilla no vendrá porque ha sido declarada como persona non grata por todos los socios de la tercera, cuarta... y quinta edad.

lunes, 27 de agosto de 2018

¿Tendrá razón la Cotilla?

En casa se encontraron la abuela y la Cotilla ¡cómo no! - "Quería verte para darte una mala noticia" (le soltó mi "discreta" abuela) - Cuéntamelo mientras veamos la Vuelta ciclista a España. Estaremos siesteando. - No hizo caso y se lo soltó.

- "Esta noche, cuando Andresito y yo vayamos a El Funeral, puedes venir con nosotros" - Huy, huy, huuuuy. Esto me da mala espina... - "Celebraremos la colocación de la foto de una de nuestras amigas, en la Pared de los Finados." - ¿Nuestra? ¿Quién es? - "Era... Catalinita Céspedes" - ¡¿Qué me dices?! Pero si era muy jóven... - Una cría, un poco arrugada, pero cría al fin y al cabo. Pero si me acuerdo de cuando nació. - "¡Ostras, la que lió su padre ese día! Estaba tan ilusionado en que, ésta vez sería niño, después de catorce niñas, la mujer y la suegra ¡Y nació Catalinita! Lloraba por los rincones y cogió una borrachera de las que hacen época jajajajajaja ¿No sé de qué se quejaba? Lo trataban como al marajá de Kapurtala. - "Era un panoli"

- ¿Así que ha muerto Catalinita? ¿cuántos años tenía? - "Ochenta y siete" - ¡Pobre, tan joven! Sí que vendré a El Funeral... Tu nieta está traspuesta ¿le pasa algo? - Es que alucino con vuestros comentarios ¿jóven con ochenta y siete años? jajajajajajaja ¿Comparada con quién? (me di cuenta que las miraba fijamente mientras el ceño de la abuela se fruncía cada vez más ¡Peligro! ¡¡¡PLAS!!! ¡Dios, que pescozón!

A pesar del dolor de cabeza que me dejó "la caricia" de la abuela, no quise perderme la fiesta y al atardecer nos fuimos todos a la cafetería.

El ambiente era de lo más divertido. Se bailaba, bebía y reía en memoria de Catalinita. En un momento dado, el viudo entregó la foto enmarcada de su mujer y se procedió al ritual de colgarlo en la Pared de los Finados. Cosa que se hace en el más absoluto silencio, por eso, la voz de la Cotilla sonó como un disparo: - Algo no cuadra aquí... ¿Quién es éste impostor? - ¡Cotilla! Es Amadeo, su viudo... - ¡NO y mil veces NO! Además, su marido se llama Hermenegildo.

La ceremonia quedó en suspenso. Todas las miradas se dirigieron a Amadeo. Temblaba como una hoja en la tormenta y la foto se estrelló contra el suelo haciendo añicos cristal y marco. - ¡Oooooooh! - gritó un público tambaleante de chichón. - Amadeo lloraba como una Magdalena. - ¡¡¡Catalinita era mi mujer ¡buuuuaaaaaaaaaa! - Todos se volvieron hacia la Cotilla que, caminando entre la gente, dijo muy seria ella, antes de salir de El Funeral con la cabeza erguida: - Aquí hay algo raro ¡y yo descubriré que es!



domingo, 26 de agosto de 2018

A empezado la Vuelta ¡A dormiiiiiir.

Me ha dado por mirar fotografías antiguas, con Pascualita y Pepe. No me canso de mirarme en ellas ¡Que niña más bonita era yo! No es que ahora no lo sea, que lo soy, pero de manera adulta. - Mirad, ésta belleza soy yo de pequeña ¿A qué era guapa que tiraba de espaldas? - La sirena, rápida como el rayo, mordisqueó la foto. Suerte que lo hizo para jugar y pude rescatarla con pocos desperfectos.

Pepe, por el contrario, pasó olímpicamente de contemplarme y me enfadé con él, - A ti debieron criarte en la pocilga de la familia ¿Tanto te cuesta echarle una ojeada? Veo en tu modo de actúar una poquísima educación. Y no me vengas con las excusas de siempre: que si no tengo ojos, ni lengua, ni cuerpo ni nada, que ya lo tengo muy escuchado... Veo que no te gusta que te cante las verdades del barquero ¡pues te aguantas!

De repente un pensamiento dejó en segundo plano la discusión con Pepe. ¿Cómo debió ser Pascualita cuando nació? ¿Tan guapa como yo? ¡Claro que no! Y entonces la imaginé: un pequeño pececito nadando entre los corales. Era graciosa hasta que le veías la cara ¡horrorosa!

Sus padres se avergonzarían de que la vieran los vecinos. Si yo fuera ellos, volvería a meterla en la cáscara de huevo del que la sirenita había salido y mandarla por el mismo recorrido. Miré a Pascualita con pena en el momento que se abrió la puerta de la calle,

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Uff, que caloooooor hace... ¿Estas fotos son tuyas? ... A veeeeer ¡Ostras, que fea! - ¿Quién? - Pues tú, ¿Quién será sino? - ¡Pero si estoy preciosa! - A ver, échame el aliento a la cara.... ¿no has bebido chinchón?

La puerta volvió a abrirse y entró la abuela. - "¿Y éstas fotos? jajajajajajaja ¡Mira que eras fea! Un pequeño mono peludo. Del susto se le cortó la leche a la vecina de la cama de al lado"

Llevo toda la tarde mirando la foto y sigo encontrándome guapísima. Y las dos amigas no paran de reirse mientras no me quitan ojo. - "¡Un chinchón, por favor!" - Como no había especificado quién tenía que hacerlo, la Cotilla y yo no nos movimos del sofá. Además, ha empezado la Vuelta ciclista a España y nos dormimos, tal como manda nuestra tradición

sábado, 25 de agosto de 2018

La Nieta empieza a sentirse un poco triunfadora.

Tengo un mosqueo... Parece que todos se han confabulado contra mi. Hace un rato ha venido la Cotilla y me ha preguntado si ya he plantado un libro. - Pues no. Supongo que en éste caso el libro tiene que ser de plástico para que no se estropee al regarlo y no tengo ninguno.

A la vecina se le han llenado los ojos de lágrimas que acabaron cayendo por los surcos de las arrugas hasta llegar al suelo. Le ha cogido un temblor de hombros preocupante. Un embotamiento en la cara presagio de un ataque cerebral y de repente, ha estallado en una risotada que me ha pillado de sorpresa dejándome  descolocada.

- ¿Esto es una consecuencia del chinchón mañanero? - ¡Nooooooooooooo! jajajajajajajaja ¡Es que no puedo creerme que seas cada vez más tonta jajajajajajajaja.

La abuela ya me preguntó ayer por el hijo escrito. - No sé cómo hacerlo... ¿Hay que escribir directamente sobre el niño, tal como salga... o tomar notas previamente, sobre un papel? ¿Y de dónde saco un hijo? - "¡De la tienda de los chinos. jajajajajajajaja!" - ¿El señor Li vende hijos? - "Sí. Di que vas de mi parte y te hará descuento"

Se fue muerta de risa. Tal vez sea por algo que he dicho pero no tengo ni idea de qué puede ser. Esta tarde iré a ver al señor Li aunque dudo que me haga una rebaja...

He  notado que alguien me sigue a todas partes. Solo veo su sombra, incluso dentro de casa ¿quién podrá ser? - He alertado a Pepe y Pascualita para que estén atentos y tratemos entre todos, de descubrilo. - Pepe me ha jurado que esa sombra no es suya. Lo sé por la cara que pone. Dice que la suya se quedó en la selva de Papúa Nueva Guinea, junto al resto de su cuerpo, además los depredadores se lo comieron todo, incluso la sombra. Como es tan serio es imposible poner en duda sus palabras-no-dichas.

Tampoco es de Pascualita porque, aunque la sombra es alargada, se ve claramente, que no tiene cola de pez sino dos palillos en lugar de piernas. - ¿Te gustaría tener piernas, Pascualita? - Su respuesta fue contundente. Saltó del frutero a su taza de cola cao, haciendo un salto mortal con triple tirabuzón y cayó en bomba poniéndome perdida de arriba abajo. Lo que no me quedó muy claro es si eso era un sí o un no. Que rara es la sirena de las narices.

En cuanto a lo de tener un árbol, lo tengo solucionado: tengo el árbol de la calle. Así que ya me queda menos para triunfar en la vida... ¡Ahí está la sombra otra vez! Empiezo a sentir miedo... ¿Abuelito, eres tú...?... Tantas mentiras he dicho sobre él a Bedulio y la Cotilla, que tal vez quiera darme un escarmiento. Corrí a la cocina y cerré la puerta de golpe y al girarme, ahí estaba la sombra . Agité un brazo para espantarla y ella hizo lo mismo. Di dos pasos atrás y ella también... Levanté una pierna y me imitó. Solo entonces me di cuenta que la sombra ¡era mía! ¡Menuda paranoia! ¿Qué será de mi cuando ya sea una triunfadora como Dios manda?


viernes, 24 de agosto de 2018

¿Se dice así? jajajajajaja

Dice el saber popular que, para sentirse triunfador en la vida, tienes que haber hecho tres cosas: plantar un libro, escribir un hijo y tener un árbol. Lo escuché el otro día y me pareció algo enrevesado pero, como dice la Cotilla, la sabiduría popular es la sabiduría popular y punto en boca.

De toda maneras, cada vez que me acordaba de la frase, me decía a mi misma que debería preguntar a gente más inteligente que yo, si era así cómo se decía o estaría traducida del castellano arcaico por alguien que pasó una noche de farra entre guerra y guerra con los vecinos más cercanos.

El caso es que, apovechando que los abuelitos han hecho parada y fonda en mi casa, camino de El Funeral, les he hecho la pregunta. - "¿Tú crees que son horas?" - Se trata de un sí o un no... - "Estas cosas tienen su telengendengue y como eres tan corta de entendederas, necesitaríamos las horas que no tenemos porque nos esperan para ir al funeral de Sonsóles y si hay algo que la desespera es que la gente llegue tarde a los sitios, así que a su funeral, no digamos"

Y se largaron. Al cabo de un rato, aburrida como estaba, eché mano de mis compañeros de piso: Pepe y Pascualita y les lancé la misma pregunta.

La sirena hizo la señal de OK repetidas veces. - ¿O sea... qué es así cómo se dice? - Luego sacó su dentadura de tiburón a pasear, haciendo amago de atacarme. - ¿Y esto qué quiere decir? - Pascualita, irguiéndose sobre su hermosa cola de sardina, dio un salto mortal. Ahora sí que la entendí - ¿Quiéres cola cao? Vale, pero primero dame tu opinión a lo que he preguntado. - Y lo que me dio fue un mordisco en el dedo índice con el que la amenazaba.

¡Que dolor, que doloooooooooor! Lloré, grité, moqueé, salté, brinqué, corrí la casa de arriba abajo cinco veces. El dedo crecía, crecía y crecía sin parar. Tendría que pasar una semana, por lo menos,
sin meterme el dedo en la naríz. Bebí chinchón a morro hasta que sentí que el dolor iba aflojando, después dormí la mona hasta las doce de la noche.

Pepe seguía en su sitio, impasible al desaliento pero Pascualita no estaba. De la cocina llegó un sonido ¡¿Ladrones?! ¡No lo quiera Dios! Se abrió la puerta y una risueña Cotilla salió por ella. - ¿Sabes que tenías una gamba gorde en casa? Se la llevo al señor Li. ¡Que contento se pondrá!

¡Había descubierto a la sirena!

- ¡Ni hablar! Se la llevaré yo porque se lo prometí... ayer - ¡Eso es mentira! Dame una prueba. - ¡Ni  pruebas ni leches! - Cogí a Pepe y grité: ¡cójala! - Pascualita cayó al suelo y quedó conmocionada. La metí en el bolsillo. - Vamos las dos. - ¡Que no! Ire cuando me apetezca. - Y me encerré en  mi cuarto después de coger a Pepe para tener alguien con quién hablar.

jueves, 23 de agosto de 2018

¿El abuelo de Andresito?

He llamado a la abuela. - Ven a buscar a Andresito porque no para de llorar. Creo que te echa de menos... - "Huuuuyyyy, pobrecito él... ¡Déjale que llore que todo eso no lo meará!" - ¡Abuela, es tu marido! - "¿Y?" - Es que lo aguanto yo y eso no es justo. Yo creo que desvaría porque cuando le da la llorera dice algo así como El abuelo... el abuelo. ¿Tuvo buena relación con su abuelo? - "Creo que no lo conoció" - Pues peor me lo pones. Es un síntoma claro de que su cabeza no rige bien... O vienes a buscarlo o te lo mando con un taxi. - "¡Que cruz tengo contigo, boba de Coria! cuando termine de arreglarme, vendré."

¡Uf! mala cosa porque la abuela es de las que tardan en restaurarse. Pasó toda la mañana y buena parte de la tarde. Y como no estaba dispuesta a aguantarlo un día más, levanté el teléfono para llamar de nuevo a la abuela. Fue entonces cuando se abrió la puerta de casa y entró ella seguida del mayordomo que arrastraba los pies.

La abuela llama la atención por donde va y para más inri, se había puesto pestañas postizas kilométricas. - "En El Funeral me lo agradecen. De vez en cuando las muevo y refresco el ambiente ¡Mira, estas son para Pascualita!" - Súper pestañas en tamaño reducido. De plástico. - "Así tendrá siempre el agua del acuario refrigerada"

Lo difícil lo dejó para mi: - "En cuanto Andresito y yo nos vayamos, tu se las colocas ¡Y ve con cuidado no vayas a dejarla tuerta!" - ¡No se dejará! ¡Me morderá! ¡Y no quiero que me muerda! -

Mientras nos tomábamos unos chinchones on the rock la abuela intentó sonsacar a su marido ¿A qué venía tanto aprecio a un abuelo que no conoció? - "¡Ni tu madre, la Momia. se acuerda de él!" - ¡¿Cómo no se va a acordar?! - "Eso me ha dicho" - Estoy... ¡snif! ... tan emocionado... ¡snif! ... Mis compañeros me han elegido, por ser el más mayor jejejejejejeje, para representarle... ¡snif!... Que detallazo.  "¿Y que tendrás que hacer?" - Entrar bajo palio en la ... ¡sinf! Catedral cuando vayamos a escuchar el Te Deum... ¡Uf, me dará un infarto con tanta emoción. - "¿Eres nieto de Obispo? Nunca me lo habías contado ¡Yo también quiero ir bajo palio como nieta política suya que soy!"

La abuela estaba entusiasmada ¡Sus amigas millonetis se morirán de envidia Yujúúúúúúú´! - De repente su cara se crispó como si hubiese acabado de caer de un guindo - "¿El Abuelo...Paco? ... No, no y no..." - ¡Sííííííí! - "¡Noooooo!" - Sí, cariño... Un momento... ¿Por qué mueves las pestañas tan rápido?... ¡Voy a coger frío!... ¡Quietaaaaaa! ¡Atchiiiiis. Atchiiiiissss...! ¡Estoy cogiendo una... ¡atchiiiiis!... pulmoníaaaaaaaaaaaaaaa!

miércoles, 22 de agosto de 2018

Las ojeras de Geoooorge.

- Abuelito ¿piensas quedarte muchos días en mi casa? - ¿Por qué? ¿te rompo algún plan amoroso? - Oh, no, no, no... Es solo que, me gusta mucho mi intimidad... Hablar con... el agua del acuario, o las algas... y estando tu delante me da vergüenza.

- Por mi puedes hablar hasta con el lucero del Alba. Procuraré que no notes mi presencia aunque... me preocupa que hables con el agua y las plantas en lugar de hacerlo con personas del sexo contrario a poder ser y tal vez sacarías algo en claro... - ¿Cómo, por ejemplo, un bisnieto? (me salió un tonillo pelín cabreado) - ¡Exacto! Con una noticia así, tu abuela me abre las puertas de la Torre del Paseo Marítimo ipso fato.

A mediodía llegó el rolls royce. Al tener el balcón abierto, a causa del calor, el concierto de pitos era tan fuerte que parecía que los coches estuvieran en el comedor. - ¡Es tu abuela! Esto no augura nada bueno... (el abuelito no las tenía todas consigo) ...  - Geoooorge, con cara macilenta, entró cargadísimo, camino de la cocina. - Hola, inglés... Que poca vida te queda jejejejejeje. - Las ojeras le llegaban a los tobillos y me dedicó una rápida miradade odio que me heló la risa. - ¿Me estás perdonando la vida? ¡Pues el brexit no lo he votado yo, jodío! - "Deja a Geooorge. No lo entretengas que tiene muchas cosas que hacer antes de que deje de ser europeo"

En el fondo me daba pena... muy en el fondo... - ¿Harás paella, abuela? - "La hará Geoooorge, que para eso es mi mayordomo y le pago" - Andresito puso los ojos en blanco.

Es evidente que la abuela ha perdido los papeles y no puede consentir quedarse sin un genuíno mayordomo inglés con el que fardar delante de sus amistades millonetis. Y quise poner una guinda de sentido común al "pastel" - ¿No has pensado que, cuando Geooorge vuelva a Inglaterra, se aprovechará de lo que le has enseñado, montará un restaurante español y le sacará beneficio? - "No... ¿Tú crees?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Lo creo firmemente. - Menudo radar tiene usted en esas orejas. - He oído que hay paella. - Sí, hija, si... Hablando de orejas... ¿Por qué las tiene tan rojas Geoooorge? ¿Es su cumpleaños? - "¡Su cumplegaitas!¡Por poco se las arranco! Le han pillado en moto por las dunas de Es Carnatje ¡Con lo que ha costado arreglarlas!" - ¡Qué cruz tenemos con éstos extranjeros! (dijímos al unísono la Cotilla y yo.

Claro que, a la hora de comer paella, lo hicimos todos juntos en la mesa del comedor. Pascualita y Pepe incluídos. Ella en plan broche de la abuela y el, como el abuelito es un poco tiquismiquis, a su espalda sobre el aparador. Dice que le da repelús comer ante un ¿cadáver? (la abuela dice "un trocito") Pero, arreglado el asunto, no dejamos ni un grano en la paellera.


martes, 21 de agosto de 2018

La abuela se aburre.

Andresito ha llamado, compungido, porque la abuela le ha dicho que se aburre. - ¿Y eso te preocupa? anda que no me aburro yo veces todos los días. - Es que creo que me lo ha dicho en plan ultimatum. Y tengo que pensar en algo que la divierta, la entretenga y esté contenta, pero no se me ocurre nada... Piensa tu algo y me lo cuentas después.- ¡Oye, pero... !

Menuda papeleta me ha endosado el abuelito. A hora tengo que pasarme el día estrujándome las meninges hasta dar con algo que contente a la abuela, que es doña caprichos desde que es rica. ¿Cómo es eso de que se aburre? ¡Menuda cara tiene!... El caso es que no se me ocurre nada.

Preparé una jarra de chinchón on the rocks y fui en busca de Pascualita. Tal vez, entre ella y Pepe, dan en el clavo y contentamos al abuelito. Cuando los tuve delante, en la mesa de la cocina, les expliqué de qué iba la cosa. - ¿Me habéis entendido? - Mientras la sirena me miraba fijamente con sus ojos saltones de pez, la cabeza jivarizada mantenía los ojos cerrados ¿A ver qué remedio le quedaba?

Media hora después, la jarra iba ya por la mitad y seguía sin tener una idea que presentar al abuelito pero me reía mucho. Pascualita estaba muy graciosa haciendo la croqueta sobre el polvo de cola cao que había tirdo y esparcido por toda la mesa ¡Que risa!

Pepe seguía concentrado y silencioso. Pienso que, si un día hablara, me caería de culo del susto... y él también. jajajajajajajaja ¡Aaaaayyyyyyyy, no puedo parar!

Al atardecer los abuelitos vinieron a casa. Andresito me miró como si fuera una tabla de salvación pero es que... - De repente algo me vino a la mente. - ¡Ya está! ¡Se me acaba de ocurrir! ¿Por qué no practicáis deporte de riesgo? - ¿A nuestra edad? - Andresito no estaba muy convencido por la cara que puso. - Piénsalo con detenimiento ¿Cuándo habéis hecho algo así? - "¡¡¡NUNCA!!!" (gritó la abuela entusiasmada)

Al día siguiente, el abuelito fue catapultado a mi casa, con maleta incluída. - Vengo a pedir asilo familiar. Tu abuela no quiere volver a verme en la vida y dice que, como toda la culpa es tuya, te toca aguantarme... - ¿Pero qué has hecho? - Deporte de riesgo, cómo dijiste tu... y barato que, tal como está la vida, no conviene tirar la casa por la ventana. - ¿Dónde la has llevado? - A Can Pere Antoni. A que se bañara en esa playa contaminada, sin careta ni patos ¡a pelo! y tragando agua. ¡Menudo riesgo para la salud tiene eso! Bueno pues me ha dicho de todo, desde rácano a gilipichis... No lo entiendo ¿Pero qué quiére esta mujer? - ¿Un safari en Africa, por ejemplo? - ¡Que chavacano! debe estar lleno de mallorquines que huyen de la masificación de Palma.










lunes, 20 de agosto de 2018

¡Que jodía la Cotilla!

¿Para qué se me ocurriría decirle a la Cotilla lo de los calcetines perdidos?  - ¿Por qué dices que tienes un tesoro, boba de Coria? - Porque los hay antiquísimos y los venderé a museos de antigüedades. Alguno pertenecerá al faraón Tutankamón, imagínese el pastón que me darán por él.

- No eres más tonta porque no te entrenas. ¡Esto no sirve para nada! - ¡Ya lo creo que sí! Piense en la alegría que se llevará mucha gente al encontrar, después de tantos años, sus calcetines perdidos. - La Cotilla me miró detenidamente. - ¿Así que muchos darán saltos de alegría ante tamaño hallazgo? jajajajajajajaja - ¡Que obtusa es usted! No sabe ver la poesía que encierra éste tema. - ¿Y quién dices que  ha encontrado el escondite? - ¡Ha sido Pascua...! Ha sido de casualidad. - ¡Pascual! ¿El Pascual por el que tu abuela bebe los vientos? ¡¿No te da vergüenza hacer de Celestina a tus años?! - ¡Oiga! que no es eso... coñe.

Toda la mañana estuvo dándome la tabarra con el dichoso Pascual. Me puso de los nervios y a punto estuve de desvelar que teníamos una sirena en casa... Desesperada,  para que me dejara en paz, le grité: ¡Le regalo los calcetines!

El silencio reinó en mi casa. La Cotilla llenó su bolso y se marchó diciendo que volvería a por más.  - ¡Sí, mujer. Sí! - Y me senté con Pascualita a compartir un chinchón mientras sentía como mi cuerpo se relajaba.

Han pasado días desde entonces. El montón de calcetines desparejados ha desaparecido y me he enterado que la vecina se está forrando vendiéndolos a cincuenta céntimos cada uno, a las personas que solo tienen una pierna. Se los quitan de las manos.

La envidia me corroe y ahogo mis penas en chinchón. Y no puedo fastidiarla porque se llevó, sin prisa pero sin pausa, todo cuánto calcetín había en mi casa, a la suya del 4º piso.

Cuando la botella de chinchón llegaba a su fin y Pascualita hacia tiempo que dormía la mona, en mi nublado cerebro apareció un letrero de neón, de los que se encienden y apagan en las películas de gánsters. Decía: HACIENDA. - ¡Eso ... ¡hip!... es! La de... ¡hip!... nunciaré jejej... ¡hip!... ejejeje...

sábado, 18 de agosto de 2018

Pascualita encuentra un tesoro

Pascualita está inquieta ¿será por el agua de mar contaminada que le puse en el acuario sin saberlo? No me extrañaría. También puede estar deslumbrada por las luces catatónicas que desprende su cuerpo, a las que no está acostumbrada

El caso es que me la suelo encontrar por el suelo, camino de la cocina. Las primeras veces la devolvía a su "casa" Después la puse en la mesa de la cocina pensando que quería estar un rato con su amigo Pepe, pero no iban por ahí los tiros porque pasaba de él. Ni lo miraba. Sin embargo tenía la vista fija en la despensa.

Allí, su nerviosismo aumentaba hasta el frenesí. - ¿Qué quiéres? (le pregunté) ¿arroz, patatas, chocolate, aceite...? - Al menor despiste mio, saltaba al suelo y reptaba hacia el saco de las cebollas - ¡¿Eso quiéres?! Allá tú" - La metí en el saco y a punto estuvo de destrozarme la mano antes de salir precipitadamente de allí.

Se lo comenté a la abuela y dijo: - "¡Ay, déjala tranquila, coñe. ¡Que haga lo que quiera!" - ¡Así educa a su amiga Pascualita. Y claro, la sirena se ha convertido en un animal caprichoso y cínico al que no hay quién lo aguante.

Le hice caso y la sirena se pasaba gran parte del día amorrada a la puerta cerrada de la despensa. Solo la llegada de la Cotilla alteraba su rutinaria vida. Entonces la cogía y lanzaba al acuario donde solía entrar límpiamente... aunque no siempre.

Un día me despisté y al volver de la compra la sirena no estaba a la vista. - La busqué por todo, incluso entre las ramas del árbol de la calle. Hasta que vi, abierta de par en par, la puerta de la despensa, no se me ocurrió buscar allí. ¡Y la encontré!

Rascaba con los dientes la pared del fondo, la que está escondida detrás de unos sacos de patatas y cajas de vino. - ¡Oyeeeeeeeeee, no te comas la pared, jodía! - Aparté los trastos y casi a la vez, la sirena acabó el butrón. - ¿Piensas robar en casa de la vecina?

Y entonces me di cuenta de que había encontrado un tesoro: un montón de calcetines, de un solo pie, cayeron al suelo. Los había de todos los colores, texturas, tamaños, dibujos...

Pascualita y yo, sentadas en la salita y compartiendo unas copas de chinchón, examinamos, uno por uno, los calcetines hasta llegar a la conclusión de que la mayoría no eran míos. ¡Vamos a ser rica! (le dije) Has dado con el lugar al que van a parar los calcetines perdidos en las lavadoras  ¡Hay miles! - Le acerqué la copa a la boca y brindamos, mientras seguía haciendo el recuento.

viernes, 17 de agosto de 2018

El ectoplasma hace furor.

Como una balsa de aceite extendiéndose a toda velocidad, así ha crecido el rumor de la "peculiaridad" de la abuela, conseguida a raíz de bañarse en la playa de C´an Pere Antoni y ésta mañana, desde muy temprano, se ha visto gente en el agua. Por lo visto todos quieren brillar en la oscuridad ya que no brillan, ni poco ni mucho, en su vida diaria.

El mar estaba calmado. El agua relativamente clara, hacía dudar a algunos - Tendría que haber venido ayer. Hoy no parece que esté muy contaminada. - ¡Ya lo creo que lo está! (contestó otra) Y en cuanto descarguen esos nubarrones, lo estará más. - ¡Que chulada! vamos a brillar y ¡gratis! - Chist, no grite, a ver si se van a enterar los políticos y nos hacen pagar.

La Cotilla andaba por allí, recorriendo la playa de arriba abajo, poniendo la oreja en todas las conversaciones. Sacó del bolso una placa de propaganda de una cerveza noruega, se la prendió en el vestido. Cogió después, un pequeño bloc y un bolígrafo. Se acercó a la gente. - ¿Va a bañarse? - Creo que sí. - Pues tenga, le firmo ésta hojita y la llamaremos cuando lleguen las fiestas de San Sebastián para iluminar rincones de nuestra ciudad y hacer guapo. - ¡Que guay! - Es un euro. - Vaya...

Pero fueron muchos los que pagaron para poder fardar el día de la fiesta del Patrón de Palma. El negocio se acabó con la llegada del socorrista que, entre pitidos y aspavientos, hizo que los bañistas volvieran a la arena. Para entonces, la Cotilla, había desaparecido.

La nieta fue una de las que se bañó hasta que se le arrugó la piel. - A mediodía, ante un plato de fabada de bote, se quejó a la abuela - No me noto extraña... no tengo sudores fríos..., o vomitera..., nada. Me parece que conmigo no funcionará lo de las luces de colores.

Y pasó mohína toda la tarde. Ni siquiera se sirvió un chinchón on the rocks. - ¿Falta mucho para que se haga de noche? (no dejaba de preguntar)

A media tarde, los abuelitos se fueron a El Funeral. Iban felices porque, por fin, Andresito había escuchado a la abuela y se había bañado en la playa también.

Quedaba poca luz diurna cuando llegó Bedulio con una multa de los vecinos por ruidos. Mientras trataba de entregármela y yo evitaba que lo hiciera, se fue la luz a causa de la atronadora tormenta que teníamos encima. - ¡Huy!, entra en casa. No te quedes en la escalera. - Cogiéndolo de un brazo lo meti dentro y cerré la puerta. Iba en busca de velas cuando un alarido desgarrador me puso los pelos de punta. - ¡¡¡ABREEEEE. ABREEEEEEEEEE!!! -

Girando en torno mío, vi el ectoplasma de la Cotilla ¡y el mío! ¡¡¡Brillábamos, yujú!!! - En el fondo del acuario, Pascualita brillaba también ¡era una pasada!

Se oyó un porrazo. El Municipal se había desmayado ...de miedo. Pobre Bedulio, que poco aguante tiene...



jueves, 16 de agosto de 2018

Con.ta.mi.na.me...

La Cotilla ha llegado muy temprano a casa y la he oído trastear por el comedor. He saltado de la cama porque temo que esté montando uno de sus famosos y peligrosos, altares para Los Amigos de lo Ajeno ¡y no lo pienso consentir!

Pero me he equivocado. Sobre la mesa estaba su bolso abierto, lleno de aparatitos iguales que debían tener alguna utilidad que yo no veía. - ¿Qué hace a éstas horas? - La Cotilla pegó un brinco. - ¡Que susto, boba de Coria! - ¿Qué busca en el acuario?

- Quiero saber si el agua está contaminada o no. - ¿Con eso? (confié en que Pascualita no subiera a la superficie, como un rayo, y la vecina la descubriera) - Me los he encontrado, casualmente, cerca de un laboratorio. - Que raro ¿no? - No. ¿No te digo que era cerca de un laboratorio? Estaba la puerta abierta. He pensado que serían para reciclar ... Así que, llevándomelos, hacía un favor a los científicos que tan necesitados de ayudas están... ¡Esta agua está contaminada! - ¡No diga tonterías! - ¿Es del grifo? - Del mar... - ¿Y eso? - Por las algas marinas...

Mientras desayunábamos los croasanes caducados, del contenedor del súper, que había traído la Cotilla, llegó la abuela. - "¿No me notáis rara?! - ¿Que no te has desmaquillado? - "Venimos directamente de El Funeral. ¡Esta noche he triunfado! Fijaros bien." - La abuela apagó la luz de la cocina y quedamos a oscuras. Entonces vimos como un ectoplasma multicolor aparecía en la parte de la mesa que ocupaba la abuela - ¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh. El fantasma de tu primer maridooooooo!!!(gritó, aterrorizada, la Cotilla) A mi se me pusieron los pelos de punta - ¡¿Esto... qué ... es?!" - "¡Soy yo! ¡¡¡TACHAAAAAAAAAAAAAAAN!!!

- "Llevo así, desde que me he bañado en la playa de C`an Pere Antoni sin saber que el agua estaba contaminada. Andresito dice que demande a todo dios pero no lo haré. Soy la envidia de mis amigas que están deseando que llueva fuerte para ir a darse un baño"

La Cotilla no estaba contenta - ¿Y qué hago ahora con todos estos aparatitos? - Devuélvalos. Tal vez la recompensen. 













miércoles, 15 de agosto de 2018

La Virgen de Agosto.

La abuela y su amiga han entrado cogidas del brazo, con un mantón, un pañuelo y un clavel en la cabeza y cantando a voz en grito: ¡¡¡Por ser la Virgeeeeeeeeen de la Palomaaaaaaaaaaa, un mantón de la China, la China, la China, la, te voy a regalar...!!!

- ¡Quietas. El suelo está mojado! - Creo que tu nieta nos quiere amedrentar jijijiijiji huuuuuy, que mieditooooooo... - ¿Se puede saber dónde os habéis puesto tíbias de chinchón? - "¡Claro que se puede saber! pero como te corroe la envídia, no te lo diremos jajajajajajaja!" - ¡Felicitanos, boba de Coria, que es nuestro Santo! - No. Hoy noooo... - ¿Cómo que no? Hacen fiesta toooooodas las Vírgenes que no tienen un día específico. Por ejemplo: la de la Paloma, la de los Remedios, la de... y un montón más. - ¿Existe la Virgen de la Cotilla? - Si no existe la inventaremos.

La abuela, desde la cocina, gritó: "¡La Virgen de la Pascual... !" (vaya, metí la pata. Pensó) - ¡Ya salió Pascual! ¿Es que no puedes olvidarte de ese hombre? - "Ha sido un lapsus tonto"

La Cotilla se encaró conmigo. - Tu abuela, como se entere Andresito, acabará mal. - ¡Que va! si son amigos de la infancia (se me ocurrió ésta historia para que me dejara tranquila) - ¡¿Qué me dices?!

La abuela preparaba el desayuno y se le fue el santo al cielo sobre lo que había dicho y siguió con su lista de Vírgenes "originales". "¡La Virgen del Brexit!... ¡Geoooooorge, ya tienes a quién rezarle! ¿Dónde está mi mayordomo favorito? - A... quí... He...re... - El pobre inglés subió a casa cargado como un burro, con una buena bandeja de ensaimadas, los avíos para un paella, la paellera, una bolsa con arena de playa y llegó a la cocina sin resuello. - "¿Has traído las algas que te pedí?" - Yes... ¿Ser para paella? (Hay que ser muy inglés para preguntar eso)

- Vamos a desayunar, Geoooorge. - No poder. Madame mandarme hacer cosa... - Entramos en la cocina y me desentendí completamente de él. - Churretes de cola cao corrían por nuestros brazos y barbillas, mientras mojábamos ensaimadas en las tazas y las comíamos con deléite y veneración. La abuela, generosa, le ofreció algunos trozos a Pepe pero, como es tímido y tiene la boca cosida, se los puso sobre la cabeza y chorrearon hasta el suelo.

Aquella delicada escena se interrumpió de pronto por un grito desgarrador, seguido de palabrotas en inglés que no entendimos pero deducimos. Fuí al comedor. Geooorge corría despavorido mientras Pascualita se balanceaba agarrada con los dientes al lóbulo de una de sus orejas. Cuándo, de un tirón secó, logré arrancarla, el hombre lloraba a moco tendido y la sangre lo manchó de arriba abajo. - ¡Calla, exagerado y toma chinchón! (le grité)

La abuela le había ordenado límpiar y llenar de arena y algas, el acuario, sin pensar que Pascualita lo habitaba, de momento, dentro del barco hundido. Debía dormir a cola suelta cuando Geooooorge la molestó y despertó. A partir de ahí se desató el fin del mundo para el inglés.


martes, 14 de agosto de 2018

Una mañana cualquiera.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡He ganado los veinte euros de la apuesta! - Que tramposa es usted, Cotilla. ¿Se da cuenta de la mala influencia que ejerce sobre mi? - ¿Perdón? - Soy una persona joven, en la flor de la vida. Una esponjita que absorbe todo cuanto me rodea, bueno o malo. En su caso, malo. De modo que si un día me detiene Bedulio por haber robado, la culpable será usted y yo la inocente criatura atrapada en la red de miseria y sinvergonzonería que ha tejido a mi alrededor... - ¡Para, paraaaaaaaaaaaaa! ¿Ya has bebido de buena mañana?

La Cotilla sacó su móvil, último modelo, de su bolsa Maripopinesca y llamó a su amiga. - Tu nieta ha entrado en un estado cataléptico-judeo-masónico que es la leche. Creo que deberías ingresarla en el Psiquiátrico y así descansaremos de ella.

Poco después, la sinfonía de pitos y bocinas de la calle, nos anunció su llegada. La Cotilla la cogió del brazo y dijo: - ¡Mírala, echando cubitos de hielo a ese acuario destartalado, en lugar de emplearlos para hacer chinchón on the rocks! ¿Está majareta o no? Y tiene querencia por este trasto - "Hablaré con ella de abuela a nieta" - Seré testigo.

Pero la abuela no lo consintió. Cuando la Cotilla se fue, más enfadada que un mono, me sinceré con ella. - He soñado que era una oradora a la que todo el mundo quería escuchar y no me he podido resistir a soltarle una parrafada a la Cotilla. - "¿Por qué no has puesto todavía, algas en el acuario?"

La abuela, como siempre, me ignoraba. Un brusco despertar a la realidad cotidiana.

Pascualita, tendida sobre los cubitos, dormitaba tranquila. De repente, de un salto mortal, cayó sobre el aparador, salpicando el espejo. Al girarse se vio reflejada. Aunque no sabía que era ella. Y se asustó. Los pelo-algas se erizaron. La pequeña dentadura de tiburón salió a pasear e irguiéndose sobre su cola de sardina, saltó hacia el espejo y se enzarzó contra la figura del otro lado que atacaba con la misma ferocidad que ella.

Después del primer asalto quedó aturdida. Jadeaba y se miraba, en busca de heridas al parecer. Otro ataque por sorpresa al espejo se saldó con el mismo resultado. Las peleas quedaban en tablas. Los dientes chirriaban contra el cristal y a mi se me ponían los dientes largos. - ¡Bastaaaaaaa! (grité) - pero no conseguí nada. Solo hora y media más tarde, descuajaringada Pascualita y totalmente desorientada por el curso que había tomado todo, pareció darse por vencida.

Le di un trozo de ensaimada que quedaba de ayer. Mientras lo comía, miró de soslayo a su enemigo ¡que también comía un trozo de ensaimada igual al suyo! Aquello fue como una puñalada trapera para "ambas" combatientes. Se arrastró, penosamente, sobre el aparador. La metí en el acuario y bajó a esconderse en el barco hundido, que era lo único que "amueblaba" ,de momento, su hogar.
 

lunes, 13 de agosto de 2018

La apuesta.

La Cotilla ha llegado cargada de velas y con una bolsa en bandolera que parecía pesar. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Siempre tiene que montar éste escándalo? - Es mi modo de demostrar al mundo la educación que tengo. No como tu que pasas delante de la gente como si fueses un futbolista de primera división cuando se baja del autocar que le lleva al campo y no es capáz de mover una ceja mirando a sus fans. A mi me hace algo sí mi héroe, Luis Bárcenas, y le retiro mi admiración. - Me extraña. Con lo fanática que es de él.

¿Lo ha visto alguna vez al natural? - Nooooooo. ¡Me daría un síncope de la emoción! - ¿Ve cómo no le retiraría su devoción? - Si no me saludara, después de pasarme unas horas de guardia, esperando verle, no volvería a encenderle ninguna vela ¡pero cómo no ha pasado nada de esto, ahora mismo, le enciendo todas las que traigo!.

- ¡Quieta! Con éste calor no puede encenderse fuego. ¡Está prohibido! - ¿Quién lo dice? - La Autoridad y la lógica. - A esa no la conozco... - Ya se nota, ya - Bueno, voy a ir montando el altar y mientras, prepara una jarra de chinchón on the rocks.

Cerró de un portazo la puerta de la salita y yo fui a buscar el número de los bomberos, por si acaso. Un rato después abrió y un calor sofocante invadió el comedor. Un montón de velas encendidas tenía la culpa.

De la bolsa que trajo sacó un bañador mojado, una gorra de baño y una toalla, chorreando. - ¿De dónde ha sacado esto? - Lo he encontrado a la puerta de un vestuario de mujeres. Se le debió caer a alguien y, claro, no podía dejarlo allí para que lo cogiera cualquiera... - ¿Su dueña, por ejemplo? ¿Y para qué quiere éstas ropas mojadas? - Nada... Son para ganar una apuesta. Un amigo se ha jugado conmigo que no me bañaría. - ¿Ha robado ropa y encima hará trampas? - ¡Que boca más sucia tienes, boba de Coria! ¿Dónde te educaron tus padres?  ¡Y métete en tus cosas, que no todos los días se ganan 20 euros, por la patilla!



domingo, 12 de agosto de 2018

Pascualita sufre con el calor.

He encontrado a Pascualita tirada en el suelo del comedor, roja como una gamba a la plancha. Siempre pensé que un poco de color la favorecería pero ¡ca! da más impresión aún. Que cosa más fea.

Llamé a la abuela para contárselo pero había salido. Me lo dijo Andresito. - Como dice que quiere exprimir al pobre Geooorge antes de que deje de ser europeo, han salido con el rolls royce para ir a no sé dónde. - ¿Tu no quiere exprimirlo, abuelito? - No. Bastante penitencia llevará el pobre... - ¿Tú crees? - ¡Sí. Estoy convencido de que no hay armas de destrucción masiva! - ¿Abuelito, estás bien? - ¡Ostras! la vergüenza ajena me ha motivado un lapsus... ¿de qué hablábamos, nena? - Déjalo. Ya llamaré más tarde.

De repente, aparecieron en el comedor, la abuela, Geooorge y ¡el señor Li! - ¡Que susto! - En el suelo, delante de mi, seguía Pascualita, no sabía si viva o muerta porque no se movía. Con suavidad la empujé con el pie hasta meterla bajo el aparador.

Estaba pasando algo raro y no acertaba a saber qué era... - Hablaba con el abuelito y... ¡Me he quedado sorda. No oigo el concierto de claxon de los coches! - "No está sorda, estás tonta. Por una vez he dejado que Geoooorge aparque bien. Va a regresar pronto a su hábitat y allí no son tan permisivos como aquí" - Pues tendrá que aparcar mal, abuela. En su país conducen al revés. - "Ahí has estado sembrá, boba de Coria. ¡Geooooorge, baja y aparca al revés! Así te irás entrenando. - Pero, madame... - "Ni pero, ni pera. ¡Arreando, que es gerundio!"

Poco después tuvimos que cerrar los cristales del balcón porque, con el jaleo de la calle, no nos entendíamos. Por fin había vuelto la rutina.

Me agaché a recoger a la sirena y me alarmé. El rojo se había intensificado. - ¿Tu tenel gamba golda en mano? - No. - Sí, yo vel. - La abuela me echó un capote. - "Las tiene el inglés. Son para la paella" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Ostras, una gamba gorda, Li! - ¡Yo decil y nieta decil que no! - Es que no lo es. - Ablil mano. Yo vel.

Estaba entre la espada y la pared, así que opté en tirar por el camino de enmedio y tiré a Pascualita por la ventana. El chino gritó: - ¡¡¡Noooooooooooooooooooo!!! - ¡¡¡Fuera todos de mi casaaaaaaaaa!!! (grité a mi vez)

Ahora Pascualita duerme en un lecho de cubitos de hielo, en el fondo del acuario. El color rojo de su piel se ha ido diluyendo. Ahora mismo está en el rosa chicle... aunque tampoco le favorece. Definitivamente, su color es el tétrico blanco-amarillento-violaceo-verdoso. Solo a un ser único como ella puede caerle bien algo así.

viernes, 10 de agosto de 2018

Cae la del pulpo en Palma.

Hoy ha caído la del pulpo en Palma ¿y a quién ha cogido en la calle? A la abuela y su amiga la Cotilla.

Las he visto venir, corre que te corre, desde el balcón de casa. Me había asomado para ver caer la lluvia a cántaros. También ellas me vieron y se pusieron a hacer aspavientos para llamar mi atención. Gritaban pero no las oía porque el agua repiqueteaba en los coches haciendo un escándalo.

De todas maneras tardé un ratito en darme por enterada. Por las señas que hacían, me pedían que les abriera la puerta de la calle porque iban chorreando. Decían tonterías porque si ya estaban empapadas ¿para qué correr? Fui en busca de Pascualita para que las viera porque eran todo un espectáculo.

Para que la Cotilla no la viera la metí en un bol, así podía asomar la cabeza tranquilamente. Me estaba divirtiendo. Ellas me mostraban puños amenazadores y yo les respondía diciéndoles ¡Holaaaa! moviendo los brazos.

El bol se llenó enseguida de agua y la sirena empezó a boquear, a tener peor color aún y los pelo-algas se le pegaron a la frente. - ¡Hay que ver lo fea que eres, Pascualita! ¡Estate quieta, coñe, que te acabarás cayendo! - De repente, se quedó tiesa... - ¡Oh no. Está en agua dulce!

Tumbé a la sirena sobre la mesa de la cocina y, a pesar del asco que me daba, le hice el boca a boca. El bicho no reaccionaba y yo iba de arcada en arcada. - ¡Vamos, despierta. No me hagas repetir el ejercicio! Aaaaaaaaaaaag

Por fin vomitó un poco de agua en el instante en que entraron las dos amigas en casa. Tenía a la sirena moribunda y dos fieras corrupias dispuestas a comerme viva. No se me ocurrió otra cosa que llamar a mi primer abuelito - ¡¿Puedes venir? He descubierto cosas de lo que te pasó el último día de tu vida terrenal... Cosas interesantes sobre la Cotilla... Prométeme que no te la cargarás... - La puerta de la calle retumbó en toda la casa cuando la vecina salió corriendo, escaleras arriba, a refugiarse en su piso del 4º

De la abuela no me pude librar. Tengo la cabeza dolorida por los pescozones que me dió. Gracias a las patadas tengo el culo dolorido - "¡Por intentar matar a Pascualita!" - Que no... ¡aaaaayyyyy! ... ha sido sin querer ¡aaaaaaaayyyyyyyyyyyyyy! - Tengo la cara hinchada a tortas. Y para rematar la faena, la sirena me arreó un mordisco en el dedo índice de la mano derecha. Ahora está descomunal e impide que pueda urgarme la nariz con él porque no cabe en los agujeros. - "¡Procura que no muera la sirena! (me gritó) porque ella tendrá un funeral de Estado pero tu serás pasto de las hormigas. - ¡¡¡Abuelaaaaaa!!! - "¡Ni abuela, ni leches!"

jueves, 9 de agosto de 2018

Sigo rascando.

Me he enterado que Bedulio lleva días de baja por alteración nerviosa. Este hombre trabaja mucho y eso no puede ser bueno. Además es muy sensible y le afectan cosas que a mi me resbalan. Por eso tiene siempre los nervios a flor de piel. Sus jefes, sabiendo cómo es, le prohibieron llevar el arma reglamentaria y tuvo que entregarla. Creo que le haré una visita.

Otro que tan poco está bien es el abuelito. Que poco aguantan los hombres de hoy en día. Claro que el pobre tiene una buena penitencia aguantando a la abuela. Ella dice que su salud mental se resintió en la última visita que me hizo. Le digo que no puede ser porque no pasó nada extraño. El psiquiatra que lo atiende dice que tiene un shock como un caballo. - ¿No será por verme a mi? (la pregunta que hice iba cargada de ironía) - "No te extrañe" (respondió ella. Ten abuelas para ésto)

He llamado a Bedulio para decirle que iría a verle y me ha contestado a gritos: - ¡¡¡Ni se te ocurra. El monstruo vendrá contigo. Aaaaaaaaaaaaaaahg!!! - Que desagradecido.

Poco a poco, la hinchazón de los labios de la Cotilla, desapareció y volvió a tenerlos como una raya en la cara. Eran la mínima expresión. No hacía más que mirarse al espejo y lamentarse: - Cuando me quedaron como los de Kim Basinguer tendría que haber parado de desincharse ¡coñe! El ánima de tu primer abuelito no tiene término medio.

- ¿Usted lo vio? - Que va. Ya me hubiese gustado para ponerle las peras a cuartos. - Así que solo se presentó ante Bedulio y Andresito... ¿Por qué?... Por cierto, se asustaron muchísimo, pobres. - A mi también me asustaron con sus gritos y carreras. Lo menos que podrían haber hecho era saludar. - Así... que la vieron a usted, con esa boca descomunal... jajajajajajaja ¡Vaya par de valientes!

El teléfono sonó mientras, por enésima vez, limpiaba a Pascualita. Era la abuela - ¡Ya estoy harta de rascar gracias a tu querida amiga! Lástima que no se funda. - "¡Nena, no hables así de las personas mayores!" - Aún lleva pringue entre las escamas de la cola!

 Mientras, la sirena ha vuelto al orinal de porcelana de los años de juventud de la bisabuelastra. - Quédatelo, nena. - Es solo por unos días... - Da igual. Ya estoy cansada de verlo como florero en la mesa del comedor.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Labios aterradores.

- "¡Nenaaaaaaaaaa! el abuelito va para tu casa a pedirte asilo político." - ¡Nooooo, abuela. No puede venir! - "¿Ya no quieres la Torre del Paseo Marítimo?" - Déjate de chantajes (y le conté lo que había hecho la Cotilla con el acuario) ¡Lo estoy limpiando y tengo para rato! Además, la vecina está aquí, arrastrando los morros por el suelo y no quiere que nadie la vea. - "Pues yo no puedo hacer nada"

Llamaron a la puerta. - Hola, nena. Tu abuela me ha echado a la calle porque no encuentro mis notas académicas, desde parvulitos hasta acabar las tres carreras que tengo. - Pues si que es raro... - Son papeles que guardaba mi padre en su despacho. Cuando murió, mi madre convirtió aquella habitación en una sala de juego y mandó quemar todo cuanto papel había pertenecido a su marido, con la frase: el papel hace bichitos.

- Por más que se lo he explicado a tu abuela, no me ha creído. Dice que cada vez que hablo me crece la nariz... ¿Sabes de qué va la cosa? - Del cuento de Pinocho... ¿no te lo sabes? Me apena ver que fuiste un pobre niño rico.

- Necesito un café, nena (y se metió en la cocina) - El fregadero estaba lleno de algas pringosas. - ¡¿Qué es toda ésta porquería?! - Son algas para hacer sushi... -  Yo comeré pamb oli con cualquier cosita...

No podía tirar las algas porque, bajo ellas, estaba Pascualita a la que me había sido imposible limpiar porque, al cogerla, se me escurría. - ¿Podrías tomar el café en el bar de la esquina? ya ves el jaleo que tengo. - Si no hay más remedio... - Y se fue pasillo adelante. De repente, un grito desgarrador me dejó sin sangre en las venas. Era la voz del abuelito - ¿Estás... vivo? ¿Abuelitoooo...?

La puerta de la calle estaba abierta de par en par. Corrí al balcón y vi al abuelito correr como un hombre de ochenta años. Bedulio apareció por la otra esquina. Le llamé, asustada. - ¡¡¡Sube, sube!!! Alguien que ha querido matar a mi abuelito!!!

En un plis plás subió. Solo tuve tiempo de cerrar el balcón para que no entrara más calor del necesario . Fui en su busca y de nuevo, un grito pavoroso me dejó paralizada. Por el ruído de las pisadas, Bedulio bajaba los escalones de cuatro en cuatro.

Me armé de valor y fui a ver qué demonios pasaba. Encontré a la Cotilla asomada a la puerta - ¿Ha visto quién era el atacante? - Xho... - ¿Lo conocemos? - Chjo. - Ay, Cotilla, que mal se explica. - Y entonces me dedicó una parrafada: - Piur gforiuw0vp9riuflkrtytgwiriertgjkliur zsfkgy... - de la que solo entendí: Piu. Haber si se le deshincha el morro y me lo cuenta con más calma.

martes, 7 de agosto de 2018

Invito a la Cotilla.

La abuela y la Cotilla están a partir un piñón y a mi me miran como si hubiese matado a Kenedy. Esto no puede ser bueno para mi.

Llamé al abuelito. - ¿Sabes qué se traen entre manos éstas dos? - Ha sido una gran alegría para tu abuela saber que su amiga vive... pero no les gustó nada tu falta de sensibilidad. No te van a perdonar nunca. - ¿Han dicho eso? - Sí. Dijeron NUUUUUUNCA con acento venezolano y tono dramático. - ¡Dios mío! - ¡También dijeron que, ni Dios, podrá perdonarte. - ¡Jopé! La cosa es seria... - Yo, de ti, emigraría a la Conchinchina. - No puedo. Tengo que estar aquí el día que herede la Torre del Paseo Marítimo. - ¡Lagarto, lagarto! Para eso falta mucho y no creo que la disfrutes tu. - ¿Quién si no? - La pobre muerta  resucitada... - ¡Oh, noooooo!

Estuve pensando qué hacer para congraciarme con ellas. Invitar a la Cotilla a comer me pareció una buena idea que compartí con Pepe y Pascualita. La cabeza jivarizada estuvo de acuerdo ¿acaso no dicen que quién calla, otorga? pues estuvo callado todo el tiempo de mi explicación. Y la sirena, atenta a la evoluciones de una mosca, no dijo ni que sí, ni que no, de modo que, en cuanto la vi que iba a entrar en la finca, la llamé.

- ¡Cotilla, venga a comer a casa! - Corrí a abrirle la puerta pero... fue contraproducente. - ¿Significa ésto que quiéres que te devuelva la llave? - ¡Noooooooo, que vaaaaaaaaaaa! Es una cortesía.

Con la espalda más recta que una vela y la nariz mirando al techo, entró y se sentó en el comedor a esperar a ser servida mientras no le quitaba ojo al acuario. - ¡Trae una lata de sardinas! (gritó) - Se la di, la abrió y la vació en el agua con el aceite y todo. - ¡Estoy harta de ver éste cacharro desaprovechado! Ahora, por lo menos, tiene peces.

Tuve que morderme la lengua, sujetar el brazo y la pierna que luchaban por liarse a patadas y guantazos contra la vecina. - ¡Matará las plantas! - ¡Pón macetas en el balcón como todo el mundo, coñeeeeee! ¡Y vamos a comer ya que me muero de hambre! ¿Qué hay? - Fabada.

Tenía una lata a punto de caducar y nos la comimos. ¡Cómo sudamos! Eramos surtidores humanos salpicando suelo y paredes. Para remate, Pascualita, subida al borde del acuario y pringada de aceite de arriba abajo, no paraba de tirarme chorritos de agua envenenada que yo esquivaba como podía. - ¡Estate quieta ya, que pareces un culo de mal asiento! (me gritó la Cotilla) ¿No tendrás más fabada, verdad? - Me queda otra lata... ¿Quiére más? - ¡Claro!

Mientras abría el bote, la Cotilla chilló como si la estuviesen despellejando. ¡Pascualita había hecho diana!  Ahora solo había que saber ¿dónde?

Corrí tras la vecina para pararla y al girarse vi unos labios descomunales que le abarcaban casi toda la cara y seguían creciendo. La Cotilla intentaba hablar, gritar... pero tanta carne creciente no la dejaba. Ni siquiera podía beber chinchón. Después de muchos intentos conseguí meter una pajita en la boca, quedaron unos cinco centímetros fuera. Y no podía saber si el licor entraría en su garganta o se quedaría perdido entre tanto volúmen. Después de vaciar una botella entera, se durmió. La acosté en el sofá y tuve que ponerle dos cojines: uno para la cabeza y otro para la boca...





lunes, 6 de agosto de 2018

La Cotilla ha vuelto.

Estaba en el baño cuando sonó esto detrás de la puerta: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - Los pelos se me pusieron como escarpias ¡El ánima de la Cotilla ha venido a por mi! (pensé, aterrada) - Por supuesto no contesté. - ¡Nenaaaaaaaaaaaaaa, abre que tengo una urgencia! - De nuevo di la callada por respuesta. Me encerré tras la mampara de la ducha y llamé a la abuela.

- Abuela, el alma de tu amiga... - "¿Quién llama?!" - Yo. Tu nieta... - "Perdone pero no oigo nada" - Tu nietaaaaaa... - "¡Imbécil!" (y cortó)

Le hablé en susurros para que el espectro de la Cotilla no me oyera. Venía a vengarse, estoy segura, por haber sido tan irrespetuosa con sus restos... líquidos. Lo intenté de nuevo. - ¿Digui? (dijo el tonto de Geooorge en mallorquín. Luego se queja de que no entiende lo que le cuentan. - Dile a mi abuela que se ponga... - Madame, ser imbécil de antes. - ¡El imbécil lo serás tu, hijo de la Gran Bretaña! (¡Oh, no! se me olvidó hablar flojo. ¡Maldito inglés!)

- El espectro aporreó la puerta del baño - ¡Abre, jodía, que ya no aguanto más! - ¡No estoy! - ¡Soplaré, soplaré y la puerta tiraré! - ¡Era verdad que era un ánima del Purgatorio! abrí rápidamente - ¡¡¡Perdón, perdóóóóóón!!! (me tiré a los pies de la vecina que, sin ningún  miramiento, me pisoteó pasándome por encima. Se sentó en el váter y al momento, su cara demostró un gran alivio.

Intenté portarme con ella de la manera más exquisita posible. - ¿Quiére un chinchón on the rocks, Cotilla? - Naturalmente. Y algo más. - Sus órdenes son música para mis oídos. - ¿Te has dado un golpe en la cabeza, boba de Coria? - Voy a por unas ensaimadas recién hechas... -  Deja a mano la jarra del chinchón... - Salí haciéndo reverencias...

Poco después me atreví a preguntar dónde había estado éstos días. - Dando masajes en las playas, como las chinas. Solo tuve que ponerme esparadrapo en los ojos para achinarlos y ya está. Saqué un buen jornal esos días porque, además, les daba un repaso a las carteras de mis clientes. - ¿Afanaba junto a las puertas del Cielo? ¡Menudo pecado!

- ¿Le llegó el chinchón que le mandé por las tuberías cuando desapareció? - ¿Quién, yo? - Sí... solo quedó un... charquito en el suelo. Siento haberlo recogido con la... fregona. - Allá, tu. Me meé. Ultimamente tengo incontinencia urinaria y tengo que salir por pies. - Me quedé a cuadros. - ¿Se meó en el suelo de MI CASA? ¡Traiga aquí las ensaimadas, tia cochina! ¡Y el chinchón on the rocks también!
 


sábado, 4 de agosto de 2018

Le doy la noticia a la abuela.

No me ha quedado más remedio que contarle a la abuela lo ocurrido con la Cotilla. De entrada no me creyó y encima, estaba de mal humor. - "¿Me llamas para contarme chorradas? ¡Búscate un novio y mientras te hace un bisnieto me dejarás tranquila!" - Abuela, te juro que es verdad... Lo siento mucho pero lo único que pude hacer por ella fue mandarle chinchón vía cloacas... - "¡Vete a hacer puñetas! ¡Me vais a volver loca entre todos!" - ¿Qué te ha hecho el abuelito? - "¡Nada! toda la culpa la tiene el maldito Geooooorge por haber votado que sí al brexit ¿Y quién pagará las consecuencias de ello? ¡Yo, quedándome sin mayordomo inglés!" - Pues coges uno francés y ya está. - "¡¿Tú eres tonta?! ¡Lo eres hasta decir basta!"

Así estuvimos unos tres cuartos de hora al teléfono pero es que yo quería dejar las cosas claras. La Cotilla ya no existía debido a un golpe de calor... eso creo. Yo no tuve la culpa de nada, ni siquiera de echarla por el váter y tirar de la cadena. No pueden llevarme a la cárcel por eso... ¿o sí? Tendré que consultar con Bedulio las dudas técnicas que tengo.

- "Nena, dile a la Cotilla que ... " - Te estoy diciendo que no está. No existe. Se fundió y yo no tuve nada que ver. ¿Pillas la idea, abuela? - "¡A mi no me hables así que vengo a tu casa y te arreo un tapamorros!" - Es que ya no sé cómo decírtelo. Te mandaría una esquela pero no me llega el dinero para eso... Huy, lo que se me acaba de ocurrir... Me declaro heredera de la Cotilla y me quedo con las recaudaciones de los cepillos de sus iglesias. Y con su bolso mágico donde debe llevar información sobre sus contactos de trapicheo... ¡Me voy a forrar! - "¿Qué... pasa, nena?... ¿Ha muerto ... mi ... amiga?" - Supongo que sí. Aunque es más correcto decir que se fundió... ¿Abuela... estás bien? - "No"



viernes, 3 de agosto de 2018

La Cotilla se funde.

Pensaba que me había librado de la Cotilla pero nada más lejos de la realidad porque, a la hora del desayuno, entró como Pedro por su casa, dejó unas magdalenas del siglo pasado en la mesa de la cocina y esperó a que le preparara un café con leche. - ¿No tiene manos? - Me duelen de estar abanicándome tooooooda la noche.

Por no discutir, se lo preparé y tuve que hacerle dos más porque las magdalenas estaban sedienta y era tocar el café con leche y bebérselo ellas. - Cotilla, ¿no tiene nada más fresco? - Que más quisiera yo. - Cuando acabó, cogió su bolsa "milagrosa" que parecía pesar un quintal y se dispuso a marcharse a seguir trapicheando.

- ¿Qué lleva ahí? - Un montón de fulards que he encontrado en mi casa. - Serán prehistóricos por el tiempo que hace que no la frecuenta. - Voy a ver si los vendo aunque sean de lanita... - Mejor siga con los abanicos o los flotadores ¿Cómo van a comprarle cosas de lana?

- No tienes olfato para los negocios, boba de Coria. Ahora los venderé baratos y me los quitarán de las manos cuando les diga a los clientes que, encuanto llegue el fresco, serán mucho más caros. - ¿Cree que alguien picará? - Todo el mundo.

Oí el portazo y corrí a echar cubitos en el acuario. - ¡Sabía que lo harías! (gritó la Cotilla cogiéndome infraganti) ahora mismo llamo a tu abuela para que te encierre en un manicomio. - ¿Pero usted no se había ido? - Tanta lana a cuestas da mucho calor y he vuelto a por un ventiladorcito como el de la reina Sofía... - Y de paso, me ha espiado. - Pues, sí.

Pasó la hora de comer y la Cotilla no había vuelto. Me hice una pregunta a mi misma: ¿debe procuparme o no? Salió que no y comí tranquilamente pero, sobre las cuatro de la tarde, al ir a tomar un nuevo chinchón on the rocks, pensé que era raro que no estuviera en casa... Entonces me pareció escuchar la puerta de la calle y la llamé: - ¡Cotilla!... ¿Cotilla?

Haciendo un esfuerzo sobrehumano, me levanté del sillón y fui a ver qué pasaba. En el pasillo no había nadie. Solo un charco de agua... Cogí el cubo y la fregona y una vez fregado el suelo, tiré el agua por el váter. Volví a mi butaca y me dormí a pierna suelta. Al despertar, la vecina tampoco estaba... De repente, como un flach, supe lo que había pasado. La Cotilla llegó a casa fundida de calor y, efectivamente, su cuerpo se transformó en el agua que yo recogí ¡y tiré al váter!... ¿Cómo le digo yo a la abuela, que su mejor amiga navega por las cloacas camino del mar... ¡Ay, Dios mio! De esta no salgo viva. - Desesperada grité su nombre por los desagües de casa pero no me contestó. Entonces vacié media botella de chinchón en ellos porque pensé que le haría el trayecto más ameno.

jueves, 2 de agosto de 2018

¡A sudar toca!

- Abuela ¿puedo venir a tu casa a dormir? - "No. ¿A qué viene eso?" - A que tienes aire acondicionado y yo no. - "¿Acaso es culpa mía? búscate un novio con pasta y matarás dos pájaros de un tiro: tendrás aire acondicionado y un bisnieto" - ¡Para bisnietos estoy yo ahora! No gano para abanicos. Esta tarde ya he roto tres... - "Con manazas como tu, el señor Li y la Cotilla, siempre tendrán clientes" - Entonces... ¿vengo? - "¿Qué parte del NO no has entendido, boba de Coria?"

Menudo día llevo: no gano para abanicos ni para bolsas de cubitos de hielo porque Pascualita ha subido a la superficie y en lugar de estar como siempre, con la piel color de ahogado ¡estaba roja! El agua estaba calentuja. La pobre se estaba cociendo a causa de la ola de calor y se ha vuelto roja como las gambas... ¿tendrá el mismo sabor?  En lugar de arrancarle un brazo y probarlo, he vaciado una bolsa de cubitos en el acuario. No quiero perder ningún dedo. 

La Cotilla a llegado de sus trapicheos nocturnos un poco más tarde que de costumbre. - Ya he "limpiado" los cepillos de "mis" iglesias. - ¿Tan pronto? - Es por evitar las horas de calor. - ¿Qué tal le ha ido? -  Por poco me pilla el cura en una de ellas. Me he quedado dormida con la recaudación encima de la falda. He tenido que salir por pies... Me voy a dormir... - ¿Quiére un chinchón? - ¿On the rocks? - No hay rocks. - ¿Y eso? - Los he metido en el acuar... i... o (¡Vaya, se me escapó!) - ¡No eres más tonta porque no te enteras! ¡Que le echases cubitos a un acuario lleno de hierbajos marinos es lo último que me esperaba de ti! - Y se marchó ¡a su casa!

Como dice el refrán: no hay mal que por bien no venga.


miércoles, 1 de agosto de 2018

El capricho de la abuela.

- "¡Nenaaaaaaaaaaaa! ¿Estás dormida?... ¡hip!... " - ¿Eh... ? zzzzzzzzzzzzzzz - "Van a... ¡hip!... hacerme un exooooooooooooorcismo ... ¡hip!" - ¿Eeeeeeeh? zzzzzzzzzzzzz - Deja dormir a la nena, mujer. - "Si a su abuelaaaaa... ¡hip! ... le van a hacer un... un "eso"... ¡hip!... tiene que saberlo" - Mañana se lo cuentas. - "¿Todavía... ¡hip!... no es de día? ¡Pues volvamos a... ¡hip! El Funeraaaaal y nos tomamos la última... copita."

Algo así fue la conversación, que creí escuchar ésta noche, en sueños. Pero, a media mañana ha venido la abuela, acompañada de Geoooorge que, por cierto, se está quedando en los huesos. - Mi morir fundido antes que brexit estar listo... (sollozaba el pobre)

- "Tengo al mayordomo asustado. Lo uso de testigo, sin él saberlo por supuesto" - Ay, abuela ¿a quién vas a matar? - "¡Mira, no lo había pensado! Seguramente ganaría más puntos para que me hicieran un exorcismo"

La abuela me contó que se había enterado de que en Palma se hacían exorcismos y mandó al abuelito a enterarse de que iba la cosa. Su familia, que siempre ha sido rica, está en buenas relaciones con el clero y pensaba que no habría ningún problema para satisfacer éste capricho que tiene pero no ha sido así. Por lo visto es algo muy serio.

Se ha bajado la película El Exorcista y la ha visto más de diez veces seguida. Ya ha puesto en práctica lo de escupir, vomitar, saltar en la cama, insultar - "Eso se me da bien porque me sé un ámplio abanico de insultos" - Está ensayando lo de girar la cabeza como un búho pero le duelen las cervicales. Todavía le queda mucho por pulir el personaje.

- ¿A santo de qué viene este capricho? - "Se me ocurrió de pronto una tarde que estaba aburrida de ver a la Esteban y compañía en la televisión" - Geoooorge entró en el comedor con una bandeja llena de canapés y tazas de te. La abuela se tiró al suelo, con los ojos en blanco y echando espuma por la boca mientras daba alaridos que ponían los pelos de punta. - ¡Madame, madameeee! - Mientras llamaba a una ambulancia, le llovieron los insultos más bestias. - ¡Di que tiene un ataque epiléptico! (le grité al inglés) - ¡Nooooo! ¡Ser demonio! - ¡Toma, dále chinchón! - ¡No querer! ¡Madame, no escupir!

De repente me dio un ataque de risa y no podía parar. Pascualita, asustada, subió hasta el borde del acuario a ver qué pasaba. El espectáculo no le gustó nada. Por eso me escupió dos chorritos de agua venenosa a los ojos y me los dejó a punto de salirse de las órbitas. El inglés perdió el color, el sudor que le corría por el cuerpo se transformó en frío y gritó al teléfono: - ¡¡¡Ser dos demonias!!! - Y yo corrí a esconderme debajo mi cama.