lunes, 20 de agosto de 2018

¡Que jodía la Cotilla!

¿Para qué se me ocurriría decirle a la Cotilla lo de los calcetines perdidos?  - ¿Por qué dices que tienes un tesoro, boba de Coria? - Porque los hay antiquísimos y los venderé a museos de antigüedades. Alguno pertenecerá al faraón Tutankamón, imagínese el pastón que me darán por él.

- No eres más tonta porque no te entrenas. ¡Esto no sirve para nada! - ¡Ya lo creo que sí! Piense en la alegría que se llevará mucha gente al encontrar, después de tantos años, sus calcetines perdidos. - La Cotilla me miró detenidamente. - ¿Así que muchos darán saltos de alegría ante tamaño hallazgo? jajajajajajajaja - ¡Que obtusa es usted! No sabe ver la poesía que encierra éste tema. - ¿Y quién dices que  ha encontrado el escondite? - ¡Ha sido Pascua...! Ha sido de casualidad. - ¡Pascual! ¿El Pascual por el que tu abuela bebe los vientos? ¡¿No te da vergüenza hacer de Celestina a tus años?! - ¡Oiga! que no es eso... coñe.

Toda la mañana estuvo dándome la tabarra con el dichoso Pascual. Me puso de los nervios y a punto estuve de desvelar que teníamos una sirena en casa... Desesperada,  para que me dejara en paz, le grité: ¡Le regalo los calcetines!

El silencio reinó en mi casa. La Cotilla llenó su bolso y se marchó diciendo que volvería a por más.  - ¡Sí, mujer. Sí! - Y me senté con Pascualita a compartir un chinchón mientras sentía como mi cuerpo se relajaba.

Han pasado días desde entonces. El montón de calcetines desparejados ha desaparecido y me he enterado que la vecina se está forrando vendiéndolos a cincuenta céntimos cada uno, a las personas que solo tienen una pierna. Se los quitan de las manos.

La envidia me corroe y ahogo mis penas en chinchón. Y no puedo fastidiarla porque se llevó, sin prisa pero sin pausa, todo cuánto calcetín había en mi casa, a la suya del 4º piso.

Cuando la botella de chinchón llegaba a su fin y Pascualita hacia tiempo que dormía la mona, en mi nublado cerebro apareció un letrero de neón, de los que se encienden y apagan en las películas de gánsters. Decía: HACIENDA. - ¡Eso ... ¡hip!... es! La de... ¡hip!... nunciaré jejej... ¡hip!... ejejeje...

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