viernes, 31 de agosto de 2018

El aire acondicionado.

A las cuatro de la mañana ha sonado el teléfono. Me he sobresaltado : ¡¿Ya?! (he preguntado) - "Ya ¿qué?" - ¿Se ha muerto la Momia? - "Espera que voy a preguntárselo, boba de Coria. Estate al tanto de la puerta porque vendrán a ponerte el aire acondicionado" - Y gracias, abuela. Te aviso para que al hombre no le den las tantas en el rellano." - ¡Que regalo...! - "¿Cual?" - El aire acondicionado... - "Aún no tenéis confianza para que te lo regale" - ¿Tengo que pagarlo? - "¡Claro, alma cándida!" - ¡Pues no lo quiero! - "¡Egoísta!" (y colgó. Y por más que llamé, nadie descolgó el teléfono en la Torre del Paseo Marítimo)

Ya no he podido dormir en toda la noche. Estaba nerviosa, atacada, rabiosa y dispuesta a despachar al que viniera dispuesto a colocar el aire. Finalmente, a las claritas del día, me dormí profundamente.

En un momento dado tuve el presentimiento de que no estaba sola en mi cuarto. Abrí los ojos y me encontré frente a otros que me miraban fijamente. - ¡Nena, hay un hombre que quiere verte! - Salté de la cama sin saber qué hacía. La Cotilla acababa de darme un susto de muerte. - ¡¿Qué hace en mi cuarto?! - Decirte que un hombre... - ¡¿Qué leches hace aquí?! - Decirte que... - ¡¡¡COTILLA!!!

- Buenas... yo venía a ... - ¡Fueraaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡¿Qué haces, loca? ¿Tú has visto cómo esta éste tío? ¡Como un tren! Si no lo quiéres tu, me lo quedo yo. Lo conquistaré por el estómago... ¡Espere, que le invito a desayunar! ¿Le apetece un cola cao con magdalenaaaaas?

Al entrar en la cocina estaban los dos de cháchara. La Cotilla exponía una teoría sobre que las magdalenas que tenían un par de semanas, eran más sabrosas que las frescas. - La misma palabra lo dice: son unas frescas que con su esponjosidad nos engañan y ni tienen sabor ni nada de nada. - Si usted lo dice... pero ésta se ha bebido, ella solita, dos tazas de cola cao...

Miré al operario con detenimiento y la Cotilla tenía razón ¡Estaba de toma pan y moja! - Estoooo, que no quiero el aire acondicionado... - ¿Y eso? - Porque habrá que pagarlo... - Es la costumbre. - Soy mileurista... - Y yo Mariano Bermúdez, para servirla. - ¡Uf! que directo es usted... Me ha sacado los colores... - He visto un pequeño horror. - ¿Perdón? - En ese... acuario... - ¡Son plantas! (dijo la Cotilla) No sabes lo rara que es ésta mujer ¡No ha metido peces! - Porque el monstruo se los comería... (no apartaba los ojos del acuario y ¡de repente! yo también vi la cara de ojos saltones pegada al cristal y grité - ¡¿Que espera para poner el aire acondicionado?! - No ha dicho qué... - ¡Y le invito a comer!

No hay comentarios:

Publicar un comentario