jueves, 28 de febrero de 2019

Hay que agradecérselo a Pascualita.

La abuela está revolucionada. Gracias a Pascualita el abuelito no necesita pastillitas azules para cumplir el débito matrimonial (dice) cada quince días. - "¡Eso era antes. Ahora es un día sí y el otro también!"

Ante tamaña noticia solo se me ocurrió decir:-  ¿A su edad? - Me arrepentí al momento pero las palabras entraban ya por el oído de la abuela hasta su cerebro. La respuesta fue inmediata: - "¿Tienes algún problema con la edad de Andresito, boba de Coria?" - ¡No, no, noooooo. He tenido un lapsus! - "No eres tú la más indicada para hablar de las cosas de la entrepierna. Te recuerdo que llevo esperando un bisnieto desde los Idus de Mayo" - ¿Perdón? - "¡La intemerata! Al final tendré que comprarle uno de plástico al señor Li"

- ¿Por qué metes a Pascualita por medio? - "Porque cuando le mordió sus partes blandas a tu abuelito ella ya estaba en celo" - ¿Y? - "Que obtusa eres. Eso es como la rabia en los perros que, al morder, se transmite del mordedor al mordido" - ¿Y eso cómo lo sabes? - "Porque soy mayor que tu. ¡Y tu abuela! ¿vas a replicarme?" - ¡No lo quiera Dios!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Enhorabuena, amiga mía! - La dos amigas se fundieron en un gran abrazo. - "¿Te has enterado?" - ¡Naturalmente! Noticias como ésta corren como la pólvora por las calles... ¿No está cansado de tanto ajetreo? - "Dice que no. Yo lo veo como un toro" - Cuenta, cuenta: ¿cómo fue la cosa?

En ese instante, la abuela se dio cuenta de que no podía contar nada sin involucrar a la sirena. - "Pues hija, no sé. Puede que sea a causa del cambio climático." - ¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? Dame la receta que yo todavía estoy en edad de merecer.

Los ojos se me abrieron como platos y a punto estuve de soltar la carcajada pero me abstuve a tiempo. Las dos amigas juntas son verdaderas armas de destrucción masiva.




miércoles, 27 de febrero de 2019

Carnaval.

Pascualita no para de lanzar chorritos de agua envenenada cada vez que entro en el comedor . - ¡Para ya! - Pero no se da por vencida y está dejando el suelo perdido. Me da a mi que está inquieta por algo... ¡¿No estará, otra vez, en celo?!

Mientras me hacía éstas reflexiones entró la Cotilla. La reconocí por la voz ya que llevaba un vestido blanco, igualito al que el aire levantaba a Marilín Monroe en La tentación vive arriba. ¡Que susto me di! ¿el fantasma de Marilín visitaba mi casa? Porque también llevaba una peluca rubia que le quedaba en plan casco.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - Fue verla y subirme a la lámpara del susto. - ¡¡¡AAAAAAAAAAH!!! - Y eso que estoy acostumbrada al ánima de mi primer abuelito. ¡Uf, que mal rato pasé escondida tras una silla del comedor mientras Pascualita seguía escupiéndome y la Cotilla reía tirada en el sofá de la salita .

Después la escuché hablar por teléfono: - ¡No es más tonta porque no se entrena, señor Li, jajajajajajaja! Sí... Me ha llamado Marilín ¡que sí, que sí!

Cuando la Cotilla se marchó a sus trapicheos llamé al señor Li: - Quiero un traje de Marilín. - Yo no tenel. - La Cotilla tiene uno. - Si. Ella complal ayel. Tu no. Hoy no habel. Ajo y agua. - ¡Oiga, eso no se le dice a una clienta! - Yo gualdal pala ti disflaz bonito. - ¿De qué, de qué? - Sel solplesaaaaaa.

Corrí a la tienda de los chinos. El señor Li me esperaba con un paquete sobre el mostrador. - Pala ti. Abuela tuya complal.

En el paquete no había vestido blanco, ni peluca rubia platino sino un pulpo de silicona, con ocho supertentáculos que chocaban con todo. ¡Que horro! ¿Cómo iba a encontrar al futuro padre del bisnieto de mi abuela con "eso"?

Me lo probé y apenas veía por donde andaba. A punto estuve de tirar el acuario de Pascualita al suelo. Por un resquicio me pareció ver luz en la salita. ¡La Cotilla había montado uno de sus famosos altares dedicados a Los amigos de lo Ajeno! No pude ver a cuál de ellos porque uno de los tentáculos tocó la llama de una vela y empezó a arder.

Corrí como una loca a la cocina a meter el tentáculo en agua pero patiné con la que había en el suelo. Me agarré, como pude, al acuario y se me vino encima... Ahora intento caminar en busca de la botella de chinchón para calmar el dolor de la pierna descomunal que me ha dejado el mordisco de Pascualita ¡jodía sardina!

martes, 26 de febrero de 2019

¡Un corte de mangas para ti, Nicotina!

Bedulio y los componentes de su patrulla, han detenido a una interfecta que dice llamarse Señorita Nicotina. Y con el único dedo que usa para manejar el ordenador, ha tocado la tecla adecuada y ha dado con los antecedentes de la tiparraca, - ¡Se ha cargado a media Humanidad!

Rápidamente han acudido a la Torre del Paseo Marítimo donde, según habladurías de radio calle, ocurrían cosas raras: en lugar de salir por las ventanas el ritmo sabrosón con el que bailan los cubanitos culito-respingones dando vida a la Momia, contemporánea, dicen, de Matusalen...Se dice que, incluso, fueron novios durante un tiempo, sale humo. Pero no del que sirve para elegir, o no, Papa en Roma, sino veneno puro, más mortífero que el de Pascualita que se contenta con hinchar a base de bien al mordido y remediarlo todo con chinchón.

En cuanto entró Bedulio al grito de ¡Alto a los Municipales! la señorita Nicotina intentó escapar por las chimeneas de la casa dejando tras de sí una negra y tóxica nube que se enganchaba a la gargantas, nublaba el entendimiento, roba la voluntad, se apropia de pulmones ajenos, roba vidas con nocturnidad y alevosía.

Cuando Bedulio aprisionó las muñecas de Nicotina, la Momia se quejó, prueba que demuestra su total dependencia a ella. Y la prisionera gritó: ¡¡¡Soplaré, soplaré y la casita tiraré!!! Pero, ésta vez, no pudo. Y la Momia, desesperada decía: ¡¡¡Me moriré!!! - ¡¡¡Y un jamón con chorreras!!!

Pronto volvieron a escucharse los ritmos sabrosones, desapareció el humo tóxico, la risa de la Momia resonó en todo el edificio, planeó sobre el Paseo Marítimo y los pescadores alzaron brazos y voces: ¡¡¡Por fin libres!!! 


domingo, 24 de febrero de 2019

Y al cuarto día resucitó...

Solventado el episodio del detective volvió la calma a la Torre del Paseo Marítimo. Sin embargo, las músicas erótico-festivas con las que bailaban los cubanitos culito-respingones eran más lentas, con una cadencia cada vez más suave, más de ir pisando huevos. Parecía que la bisabuelastra y sus compañeros iban a cámara lenta. - ¿Seguro que no le pasa nada a la Momia, abuelito? - Que yo sepa, no... - No pareces muy seguro. - Con mi madre y sus moderneces, nunca se sabe.

Los políticos siguieron arrancándose la piel a tiras. Participando en el concurso "QUIÉN DICE LA TROLA MÁS GRANDE". La vida en el árbol de la calle estaba en pleno ajetreo. Los pájaros, engañados por un Invierno con ganas de guasa, preparaban sus nidos mientras trinaban a voz en grito. Pascualita lucía nuevas escamas en su cola de sardina, de color azul tornasolado y en cuanto tenía ocasión, se plantaba delante del primer espejo para admirarla. La sirena se preparaba para la llegada del hermoso sireno que la llevaría al huerto, pero creo que tendrá el mismo  "éxito" que los años anteriores: no hay sirenos a la vista.

En la Torre del Paseo Marítimo se armó la revolución: la bisabuelastra no bailaba, ni cantaba, ni reía, ni nada de nada. Simplemente era esclava de la señorita Nicotina. Dijo el consabido ¡Hasta luego, Lucas! a quienes estaban a su lado para irse con ella al otro Barrio, después se hizo un ovillo sobre el canapé de seda roja de China y se dispuso a esperar.

Los cubanitos culito-respingones lanzaron un canto fúnebre a un ritmo sabrosón, pero menos, porque les pareció más respetuoso. Geoooorge preparó bocadillos y litros y litros de te porque los velatorios, según decía, dan hambre y sed. Periodistas, televisiones, etc. hacían guardia para ser los primeros en dar la noticia, aunque fueron muchos los despistados que pensaron que todo aquello se debía a una boda de postín y hubo quién se quejó cuando, después de hora y media de espera, nadie les ofrecía un trozo de la tarta.

La Bisabuelastra dejó de respirar. Los curiosos buscaban en Google la solución a la pregunta del millón: ¿Cuántos años tiene la Momia?... Parece ser que cuando nació todavía no existía el Registro Civil y, naturalmente, nadie la inscribió por lo que solo ella, lo sabía pero nunca había soltado prenda.

La sirena de la ambulancia despertó al barrio y los seres que la ocupaban parecieron multiplicarse por mil a la hora de poner orden en el pequeño y enjuto cuerpecillo de la Momia.

Anunciado su paso por las calles por la sirena, corrieron entre el tráfico de Palma, camino de la Clínica más cercana mientras las manos mágicas de los personajes que trabajaban en ella hacían virguerías. Unas horas después, la Momia recuperaba el pulso perdido.

Quién salió por la puerta de servicio de la Torre del Paseo Marítimo fue la señorita Nicotina que, aunque peleó hasta su último aliento, fue derrotada y huyó con el rabo entre las patas.











miércoles, 20 de febrero de 2019

Frente común de la Cotilla y la nieta.

La señorita Nicotina sigue haciendo su campaña electoral: ¡Vótame de nuevo y vivirás feliz! pero la bisabuelastra tomó su decisión y dijo que nones. Que se cambia de Partido como Rivera de chaqueta.

King kong se le ha subido a la espalda y deja caer todo su peso muerto sobre la obre Momia. Menos mal que los cubanitos culito-respingones le alegran el día con sus ritmos sabrosones.

Andresito es quién nos preocupa porque, desde que su madre le habló de los vicios que le son permitidos, ha contratado un detective privado que se ha instalado en la Torre del Paseo Marítimo para que le tenga informado, al minuto, de las andanzas erótico-festivas de la Momia.

A mi no me gusta este tío. Desde el primer momento, lo he mirado como un candidato potencial a ser el principal beneficiado en el testamento del abuelito y quedarse con la Torre. Tiene mucha labia el vergante y le regalará el oído a Andresito hasta metérselo en el bolsillo.

Lo he comentado con la Cotilla y vamos a hacer un frente común contra él. Para empezar, una de las veces que la Nicotina a aflojado su garra contra la bisabuelastra, he informado a ésta que está siendo espiada por orden de su hijo. - ¿Conozco al detective, nena? - El señor que entra, cada dos por tres, en tu habitación con los pretextos más tontos. - Ah, ¿ese soso?... Acércame el teléfono. - Poco después el banco recibía la orden de no pagar la factura del detective. - ¡¡¡Bien, bisabuelastra!!!

La Cotilla se acercó por la Torre del Paseo Marítimo a la hora de comer: - ¡Humm, que bien huele su sopa de guisantes, Geooorge. Y sus guisantes con zanahorias al vapor, hummmmm! - ¡Oh, ser muy amableu. You quedar a comer!

En la mesa estábamos los abuelitos, el detective, la Cotilla, Geooooorge y yo. Para agradecer al mayordomo el detalle de invitarla, la Cotilla se levantó de la mesa en lugar de hacerlo el inglés: - ¡No se mueva, hombre, faltaría más. Coma tranquilo que yo me encargo de quitar y poner platos y bandejas! - Más tarde, mientras tomábamos el café, el detective se dio cuenta de que le faltaba la cartera y que, en un bolsillo de su chaqueta había un huevo Favergé, que él no había cogido.

Mientras miraba por todo donde se le podría haber caido la cartera, la Cotilla y yo a duras penas aguantábamos la risa viendo la cara de panoli del detective. Finalmente no le quedó otra que preguntar si alguien había visto su cartera. - Se me habrá caído pero no sé dónde...

Todos nos pusimos a buscar bajo las sillas, los sofás, los muebles. De repente la abuela dijo: - "¿Has  buscado en el cuarto de la Momia, detective? Lo frecuentas tanto..." - Andresito y el detective se sonrojaron hasta la raíz del pelo. Aproveché su desconcierto para lanzarle a Pascualita. La sirena clavó sus dientes en el culo del cotillo que, de inmediato, empezó a tomar un tamaño descomunal. Mientras el hombre gritaba a pleno pulmón: - ¡¡¡MI CULO, MI CULOOOOO!!! - El abuelito, a su vez, gritó: - ¡¡¡MI HUEVO, MI HUEVOOOOO!!! - en referencia al de Favergé "desaparecido". Y la abuela, asustada, no se quedó atrás y mirando a su marido gritó: - ¡¡¡OTRA VEZ NOOOO!!!





martes, 19 de febrero de 2019

Madame Nicotina y Pascualita, disfrutan.

Antes de llegar a la Torre del Paseo Marítimo oigo las sirenas de los coches de bomberos y ambulancias.

Me ha llamado Geoooorge - ¡You venir corriendou, boba de Coriau! - ¡La madre que te parió, inglés de las narices! Tu no estás autorizado a llamarme así. - A mi gustar nombre... - ¿Quiéres que te llama tonto de Londres? - Mi ser igual. Mi no ser de London.

Como es inútil hablar con el mayordomo le pregunté qué quería: - Madame decir que tu venir acá y ayudar a coger madame Momia. - ¡Y colgó!

Metí a Pascualita en el termo de los chinos, cogí una bicicleta del Ayuntamiento y esprinté hasta la casa de mi familia donde me encontré con un cacao de padre y muy señor mío.

Bomberos y enfermeros no hacían más que entrar y salir, al borde de un ataque de nervios. - ¡No hay manera de sujetarla! - ¡No he visto nada igual! - ¡Dejen paso, soy el exorcista de la Catedral! - ¡Tenemos que entrar, somos La Prensa ¡el cuarto Poder! - ¡A la cola como todos los demás! - ¡Que pasa! (grité) - ¡Fuera de aquí, indivídua!- ¡Soy su bisanietastra!

Los periodistas saltaron a mi yugular. - ¡¡¡Queremos saber!!! ¡¡¡Tenemos derecho a saber!!! - Y yo contesté, muy digna: - Solo sé que no sé nada. - Y me dejaron en paz.

A través de la ranura del tapón abierto del termo de los chinos, Pascualita no se perdía detalle. Y no dio señales de vida hasta que entré en la habitación de la Momia. Lo que vi fue para echarle de comer aparte: - La bisabuelastra se subía, literalmente, por las paredes. Andresito, teneroso de que su madre se hiciera daño, le imploraba que bajase. Con una voz cavernosa, gritaba: - ¡¡¡Quiero un pitilloooooo!!! ¡¡¡Mi reino por un pitillooooooo!!!

Cuando entró el cura, dispuesto a sacarle el demonio del cuerpo, la bisabuelastra corrió hacia el y le arrebató el incensario de las manos. Acto seguido aspiró el humo que salía del incensario... luego se lo devolvió a su dueño tirándoselo a la cabeza.

Entre tanto jaleo, nadie se dio cuenta de la presencia de una pequeña y rara sardina de aspecto estrafalario que había saltado a la cama revuelta y se dedicaba a escupir a quien se le ponía por delante. Más de cuatro personas llevaban ya uno de sus ojo fuera de las órbitas. También vi orejas desconmunales ¿y narices? A porrillo.

lunes, 18 de febrero de 2019

La señorita Nicotina ataca.

En casa de los abuelitos están revolucionados a causa del malestar que aqueja a la Momia. La pobre quiere dejar de fumar porque se ha dado cuenta de que el tabaco la perjudica. - No puedo bailar samba como unos años atrás. Me canso, incluso hasta me ahogo... - "¿Dejarás el vicio?" - Pues... no me gustaría porque desde que lo he probado, me encanta. - "El médico te lo prohibirá" - Me da igual... - "¿Seguirás fumando a pesar de todo?" - Fumando no porque me han dicho que perjudica a la piel y yo la tengo muy bonita y quiero que siga así.

La abuela le ha dicho que se prepare para tener el mono. - No seré yo quién tenga uno. Nunca me han gustado los monos porqué, cuando menos te lo esperas, te roban el bolso. - "Me refiero al síndrome de abstinencia"

Ordenó a Geoooorge que llamara al Médico, su nieto que no tuvo valor para prohibirle nada. Después se justificó diciendo que, teniendo ciento y pico de años ¿de qué servía ponerle puertas al campo? - La Momia estaba feliz. - ¡Andresito, el nene dice que si quiero dejar de fumar que lo haga pero me deja que tenga los otros vicios! - ¿Qué otros, mamá? (preguntó, espantado) - Los que se refieren a la entrepierna... ¡¿Qué te pasa?! ¡¡¡GEOOOOOOOORGE, EL SEÑOR ESTÁ TENIENDO UNA APOPLEJÍA. LLAMA A UNA AMBULANCIAAAAAA!!!

Dos días después la bisabuelastra no estaba para nada que no fuera quejarse y se encaró con su nuera. - ¡No consiento que me mientan! (que quejó) Dijiste que tendría un mono pero resulta que, lo que tengo, es a King kong subido a mi espalda ¡Aaaaayyyyyyyyyy que dolooooooor!

domingo, 17 de febrero de 2019

Por la boca muere el pez.

- "Nena, dile a la Cotilla, cuando la veas, que se pase por la Torre del Paseo Marítimo a recoger un montón de ropa que ya no uso". - ¿Para que se la ponga ella? - "Para que la venda o la regale" - ¿Es ropa de cuando aún eras viuda y proletaria? - "Esa está guardada en los cajones de la cómoda que dejé en tu casa como recuerdo de los tiempos vivídos antes de casarme con Andresito. La ropa que digo es de la temporada pasada." - ¿No serán los Christian Dior, Yves Sant Loren...? - "Esos mismos" - ¡¿Y por qué no me los regalas a mi que soy tu nieta.?! - "Por eso mismo, boba de Coria ¿Qué diría la gente viéndote llevar mis vestidos?" - ¿Que me tienes en la indigencia? - "Eso no, sino lo mal que te quedan a ti, a pesar de tener unos pocos años menos que yo"

Esto ya fue el colmo de los colmillos: - ¿UNOS POCOS AÑOS MENOS QUE TÚ? ¡JA! - "¿Qué quieres decir con ese ¡JA!?" - Nada que no sepas. - "¿Me estas llamando MAYOR?" -

Yo ya estaba embalada y di rienda suelta a la rabia que me bullía dentro. De modo que, sin encomendarme ni a Dios ni al Diablo, dije: - Mayor, no, sino ¡¡¡VIEJAAAAAAAAAAAAA!!!

No había salido aún la última A de mi boca cuando ya me estaba arrepintiendo.

A través del teléfono se escuchó, claramente, el porrazo de un cuerpo contra el suelo. - ¿A...abue... li...ta? - ¡Nena! ¿Qué le has dicho a tu abuela? (gritó, fuera de sí, Andresito) - ¿Qué... le... pas... a...? - La espuma que le sale de la boca está llenando el suelo del salón y la ha hecho patinar... ¡Ay, Deu meu! tiene los ojos inyectados en sangre. - ¡Abuelito, sal de ahí antes de que explote y te ponga perdido!

Llamé al cuartel de los municipales y pregunté por Bedulio. A regañadientes accedió a hablar conmigo. En un santiamén y con los nervios de punta, le conté lo que había pasado. - ¿De qué puñetas hablas? No te entiendo... y si lo que quieres pedirme es que vaya a tu casa, de antemano te digo que nones. - ¡¡¡Bedulio no cuelgues, por tu madreeeeee!!!

Durante unos minutos di vueltas sobre mi eje lamentando el negro porvenir que me espera. - ¡Me matará! ¡Me hará picadillo y preparará hamburguesas con mi carne morena! ¡No me lo perdonará en la vida y perderé, para siempre, la Torre del Paseo Marítimoooooo!

Después reaccioné. ¡Tenía que salir de casa cuanto antes! Cogí las llaves, el monedero con las cuatro perras que tenía, el termo de los chinos con la sirena ¡y la puerta! - Lo siento Pascualita. Nos hemos convertido en unas proscritas. - Y salimos a la calle. Allí dudé sobre que dirección tomar... Fuese donde fuese, la abuela me encontraría.

Miré hacia mi balcón y una idea anidó en mi cerebro. ¡Eso es, Pascualita! Vámos a anidar entre las ramas del árbol de la calle. ¡Soy más lista que el hambre!


sábado, 16 de febrero de 2019

La abuela me sale por peteneras.

Desde que Bedulio descubrió el cruel final de mi primer abuelito, vivo sin vivir en mi. He metido al abuelito Pepe (de momento y hasta que se confirmen las pesquisas del Municipal, le llamo así) en la despensa, bien liado en papel de periódico y encerrado en un tarro de cristal... Espero que sea suficiente "prisión" para retener su ánima.

Poco después de llegar la abuela, Bedulio puso pies en polvorosa porque estaba seguro que, después de haberse descubierto el crimen, el ánima de mi primer abuelito vendría pidiendo venganza y no quería que le pillara allí. Por eso, en cuanto se recuperó un poquito, salió en busca de su mujer y su suegra para que hicieran con él lo que quisieran: - Prefiero que me ataquen ellas antes que seres del Más Allá.

La desaprobación de los Presupuestos de Andresito, por la abuela, me ha pillado en medio del cabreo general. - ¿De verdad no te basta el dinero que va a darte el abuelito? - "Bastar me basta, pero quiero más ¡Su madre hace con el dinero lo que le da la gana y su hijo no le pone cortapisas!" - ¿No será porque es la dueña de todo? - "Vale, sí, pero yo también tengo que poder gastar lo que me de la gana. El meollo de la cuestión ha venido cuando he sacado a relucir la pasta que se gasta la Momia con los cubanitos culito-respingones. En ese instante el respingo lo ha dado Andresito porque ha entendido que yo también quiero unos" - ¿Cubanitos? - "Yo no he dicho tal cosa pero él dice que sí"

- Es raro que mi abuelito lo entendiera... - "¡No me gustan los cubanitos culito-respingones, boba de Coria!... prefiero los negritos jamaicanos culito-respingones jijijijijijijiji"

Estábamos en la cocina tomando te con chinchón junto con Pascualita, cuando la abuela se fijó en el estante. - "¿Dónde está Pepe?" - Estooooo... ¡En la lavadora! - "¡¿Estás loca? Se va a estropear" - Tragué saliva y dije con un hilo de voz y dispuesta a salir corriendo si la cosa se ponía fea. - ¿Acaso... no es ésto lo que... quieres? - "¡Noooo! pobrecito mío"

Entonces Pascualita señaló la despensa con su dedito índice, cual Colón, la despensa y, a continuación, hizo a señal de OK. - La abuela entró allí, sirena en mano y poco después salían los tres tan contentos, aunque al abuelito Pepe no se le notara porque el rictus de su cara seguía inmune.

- Abuela... ¿no tienes nada que decirme? - "Que tienes la cabeza a las cuatro de la tarde, atontada, Estaba en la despensa, no en la lavadora" - Es... el... abue... lito... ¿verdad?... -"¿Quién?" - Pe... pe... -
De un tirón me quitó la botella de chinchón mientras bramaba: - "¡¡¡VAMOS A ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, YAAAAAA!!!"



viernes, 15 de febrero de 2019

Voy a poner una agencia de asilos-políticos.

Parece que en la Torre del Paseo Marítimo las aguas han vuelto a su cauce ¡Por fin! Que tostón de abuelitos, por favoooor.

Para festejarlo abriré una lata de fabada que he encontrado en el fondo de la despensa y está a punto de caducar. Pero lo primero es lo primero. Desayunaremos, juntas, Pascualita y yo y Pepe también ¿por qué no?

Pero nada suele salir como lo imaginamos y cuando la sirena llevaba media taza de cola cao esparcida por la cocina, llamaron a la puerta, imperiosamente. Apenas tuve tiempo de devolver a Pascualita al acuario y corrí a abrir antes de que me tiraran la puerta abajo. Era Bedulio.

- ¿Estás tonto? A ver si aprendes a llamar como todo el mundo ¡jopé! - ¡Te pido asilo político!

Me quedé de piedra. No supe que contestar pero cuando abrí la boca me oí decir: - Serán 150 euros semanales. - ¡Lo que tú digas pero cierra ya! - ¿Quién te persigue? - ¡Mi mujer y mi suegra se han aliado contra mi! - Algo habrás hecho...

- ¡Nada! No he hecho nada, por eso me persiguen. Les había prometido llevarlas a ver un Musical a Madrid... - ¿Y no has cumplido, verdad? - Aquello está lleno de policías con lo del Juicio al independentismo catalán y temo que me pongan a hacer horas extras allí en cuanto sepan que soy un municipal. - ¿Y eso es una excusa? Por cosas como estas es por lo que nunca me he casado. (dije, cargada de razón)

- Y porque nunca has tenido novio. No te eches faroles, boba de Coria.

Pasamos a la cocina. Al ver los restos del cola cao, el repipi exclamó: - Si vas a tener siempre la cocina tan sucia, me largo por donde he venido. - ¡A saber cómo estará la de tu casa.! - Cuando iba a replicarme vio a Pepe y se puso pálido.

- No sé como puedes tener "eso" ¡Tírala a la basura de una vez por todas! - ¡No puedo hacerlo! Fue una persona. - Ay, no digas eso que se me ponen los pelos de punta... Un momento. ¿Tienes alguna foto de tu primer abuelito? - Claro.

Se pasó mucho rato comparando, detalladamente, al abuelito con Pepe.

De repente se enderezó gritando: - ¡¡¡ES ÉL. ES TU ABUELOOOOOOO. Y TU ABUELA LO DESCUARTIZÓ!!!

Nos dio un soponcio, como no podía ser menos...  que solventamos con unas copas de chinchón

En ese momento hizo su aparición en la cocina ¡la abuela! y nosotros gritamos hasta quedarnos roncos: - ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!

- "Pido asilo-familiar. Le he devuelto a Andresito el Presupuesto de éste mes ¡Quiero más dinero! le he dicho y le ha sentado como un tiro... ¿Y a vosotros qué os pasa?"

jueves, 14 de febrero de 2019

La reputación de la abuela, en entredicho.

La abuela está alicaída. Ha pasado ésta mañana por casa y ha dictado sentencia a Andresito, que la escuchaba como los ojos abiertos como platos: - "¡Coge tus cosas y tira para casa!" - ¿Pero...? - "¡Ni pero ni peras" - ¿Y si me detienen por lo de Paquí Pallá, S.L.? - "Asume tu responsabilidad como un hombre o, desde ahora, te llamaré Boabdil el Enano Llorón" - Es que no recuerdo haber hecho nada malo... pero vete tú a saber ¿Por qué no puedo quedarme aquí asilado? - "Porque ahora me toca a mi. Y tu madre no puede quedarse sola en casa" - ¿Y los cubanitos culito-espingones? - "Esos están a lo que están." - Ai, Deu meu. Que un hijo tenga que escuchar éstas cosas de su madre...

La abuela no quiso escucharlo más e, imperiosa, ordenó al mayordomo inglés que se llevara a Andresito a la Torre del Paseo Marítimo aunque fuera arrastras.

¡Mi gozo en un pozo! Pensé que recuperaba mi libertad pero he salido de Málaga para caer en Malagón. - ¿También quieres que te de asilo-familiar, abuela...?

Ha metido ¡sus maletas ! - ¿Cuántos días piensas quedarte? - "¿Pasa algo?" - Solo es curiosidad. - "Tengo que reponer mi autoestima. La tengo por los suelos desde anoche." - ¡Pero si nos lo pasamos pipa!

- "Qué poca vista tienes" - Me dejó con la palabra en la boca y fue a por Pascualita. Hay que ver que bien se llevan éstas dos ¡Eso me cabrea porque, quién le da de comer, soy YO!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Y esa cara? (preguntó la Cotilla a su amiga) ¡No me digas más! Tu nieta te ha hecho una trastada de las suyas. - ¡¡¡Oiga!!! - "Es por algo mucho más importante que eso. Anoche supe que aquella comehombres que era yo, ha quedado en nada frente a Matilde la Guerrillera." - ¡Me extraña! - "Créetelo. Su viudo contaba y no paraba" - Ese siempre ha sido un farolero. - "Ha conquistado más hombres que yo... tengo que reconocerlo y dejar de fardar porque haría el ridículo... ¡snif!... "

Sentadas en la salita, con Pascualita en plan broche prendido del jersey de angora (el pelo le hacía cosquillas y la sirena no paraba de estornudar) de la abuela, repasaron sus largas vidas mientras, a mi me mandaron a llenar garrafas de agua de mar a la playa para que no sacara cuentas de los años que tienen.

Al volver, las dos amigas estaban contentas como castañuelas y con la botella de chinchón a punto de acabarse. Cuando me fui estaba sin empezar.

- "¡Ven nena, brinda por la buena reputación de tu abuela! jajajajajajajaja Repasando las trayectorias de conquistas de Matilde la Guerrilera y mías, gano yo. Además, ella no tiene un marido que ¿a saber como murió?" jajajajajaja - ¡¡¡ABUELA!!!

Pascualita, viendo feliz a su amiga, hacía el gesto de Ok con sus deditos, una y otra vez hasta que, a pesar de tener los ojos nublados por el alcohol, la Cotilla notó algo: - ¿Eso... ¡hip!... qué e lo que ... ¡hip!... é? ... - Pareció que se dormía pero un rato después, dijo: - ¿Y el aguaaaaaa... ¡hip!... de mar para qué es? - "Para hacer ... ¡hip!... sopa. Así no hace falta ... poner ... ¡hip!... avecrem"

miércoles, 13 de febrero de 2019

Honrando a los Finados.

¡Que trajín llevamos estos días! Casi todas las tardes me voy con los abuelitos a alguna fiesta de despedida de alguno de los socios, o socias, de El Funeral. Creo que acabaré en Alcohólicos Anónimos porque se trasiega mucho, según fuera el finado, o finada.

Por ejemplo, la fiesta de Matilde la Guerrillera fue de aúpa. Por lo visto fue una mujer muy bullanguera. Vivió siempre en pleno Barrio Chino, cuando ese barrio no tenía ni un chino auténtico y ganó fama de guerrillera cuando los barcos de guerra americanos llegaban a Palma y ella luchaba a brazo partido contra sus compañeras de acera o esquina, para llevarse a la mayoría de marineros posibles.

Era simpática, mal hablada, cantaba y bailaba, bebía como una esponja y juraba como un carretero. Y encima, era guapa. Y rica, que su trabajo le costó reunir un buen capital para cuando vinieran las vacas flacas.

Y éstas llegaron y con ellas la degradación del barrio. Las casas se caían de viejas y no quedó más remedio que hacerlo nuevo. Matilde la Guerrillera no rechistó puesto que sacó una buena tajada con la especulación de terrenos, muchos de ellos suyos.

Estas cosas las contaba su inconsolable viudo entre copa y copa, baile y baile. Cuando bordeaba ya el coma etílico se acordó de Casimiro el Bizco, cuyo retrato colgaba al lado del de Matilde la Guerrillera y dijo que no los quería ver juntos. - "¿Estás celoso?" (le preguntó la abuela partiéndose de risa)

A mi solo me faltaba beberme el agua de los floreros cuando levanté la copa y brindé por ellos. - El viudo parecía un toro de lidia dispuesto a embestisme, cornearme y mandarme a la bandera. - ¡No te enfades, ... ¡hip!...hombre! Tu eras su marido. - Pero él... ¡hip!... no pagaba. - ¿El qué no ... ¡hip!...pagaba?

La abuela se me acercó. - "Calla, bob... ¡hip!... a de Coria" - Quiero saber que era... ¡hip...! lo que no pagaba... - En la cafetería se inició una discusión en la que nadie sabía de qué hablaba, ni siquiera el viudo pero gritábamos mucho. - Media hora después el dueño nos llamó la atención: - Los vecinos dicen que no pueden dormir. - ¡Pues... ¡hip!... ajo y agua! jajajajajajaja - ¡Que gracioso que está Victor Ino. - Si quitáis a Casimiro ponédme a mi... ¡hip!... cuando la espiche ¡¡¡ME LA PIDO, ME LA PIDOOOOOOO!!!

Media hora más tarde entraron los municipales e hicieron la primera redada del año y nos metieron a todos en el cuartelillo. - La abuela gritó: - "¡Tres hurras ... ¡hip!... por los Munic... ipalesssssssss.: Hip, hip, ¡Hurraaaaa... - ¡¡¡SILENCIO O LES METO UN PURO QUE...!!! - ¡¡¡Que nos lo metaaaaaaaaa!!!











martes, 12 de febrero de 2019

En invierno ya se sabe... se cuelgan más retratos en la Pared de los Finados.

Nos lo pasamos tan bien ayer en El Funeral que he querido acompañar a la abuela al funeral de Casimiro el Bizco. Imitándola, me he puesto un casquete negro con una larga y preciosa pluma de pavo real que saqué de su baúl de los recuerdos que guarda en su antigua habitación de mi casa.

Unos guantes largos de skay finos, negros, falda larga con una abertura frontal que llegaba, casi, al ombligo, una deportivas naranja fosfi, porque soy incapáz de andar con los tacones de aguja que suele llevar la abuela. Blusa con chorreras de color ala de mosca y un abrigo de borreguito azul eléctrico compusieron mi atavío festivo que, estaba segura, darían la campanada.

Y así fue. Nada más salir a la calle empezaron los primeros silbidos que sonaron a música celestial en mis oídos. También escuchaba risas y risotadas: señal de que gustaba mi modelito.

En una esquina estaba Bedulio. Fui por detrás y le grité en la oreja: - ¡Sorpresaaaaaaaaaaa! - Dio un salto digno de récord mundial. En cuanto me vio empuñó la pistola reglamentaria y gritó: - ¡¡¡VADE RETRO, SATANAS!!!

Entré en la cafetería pisando fuerte, dispuesta a pasármelo en grande... pero no había nadie. El dueño me dijo que estaban todos en el funeral. - Pues sí que se esconden bien. - El hombre me acercó la botella de chinchón y una copita, después aspiró una bocanada de aire y dijo lo que llevaba repitiendo, año tras año, desde hacía muchos: - Esto es El Funeral y los clientes, ahora mismo, están en el funeral. - ¿Quiéres decir, en la iglesia? - ¡Exacto!

Me sentí ridícula. No podía presentarme ante la familia de Casimiro es Bizco con esa pinta. - Cogeré un taxi, iré a casa y me cambiaré de ropa... Y yo que pensaba que me lo iba a pasar pipa. - Toma otra copa de chinchón y siéntate a esperarlos. En cuanto acabe la misa vendrán todos en tropel porque hay que colgar el retrato de Matilde la Guerrillera. - ¡Pero si ayer no paraba de bailar!

La Guerrillera tuvo la fiesta que se merecía. ¡Un desmadre total! Estos vejestorios acabaron conmigo... Que aguante tienen...

lunes, 11 de febrero de 2019

La Pared de los Finados.

El abuelito tiene una depresión como un castillo. Que delicadito es el pobre. Ya se deprimió cuando la abuela no le dejó salir a la calle con el traje rojigualda, aunque la puntilla se la dio la tele cuando vio las calvas de gente que había en la plaza de la manifestación. ¡No se llenó de bote en bote!

Aunque creo que también, es debido a la incomodidad que le produce la hinchazón de sus partes blandas. ¡Está para una foto! jajajajajajajaja. Pascualita, metida en mi escote, y yo, no podemos dejar de mirarlo y mientras me parto de risa, ella no para de hacer la señal de OK con sus deditos palmeados. ¡Está orgullosa de su obra!

La abuela dice que tengamos un poco de compasión mientras se le caen unas lágrimas como puños de aguantarse la risa. Ha venido a verlo para llevárselo a El Funeral. Pero él no estaba por la labor. - "¿Te vas a perder la fiesta en recuerdo de Casimiro el Bizco? ¡Que poca vergüenza tienes!" - Pero si no puedo caminar. Yo no sé que me picó ahí pero espero que se me baje pronto la inflamación porque así no estoy presentable. - "Ven y no bailes" - ¡Si no puedo juntar las piernas ¿cómo voy a bailar? - "Si te hubieras muerto tú, Casimiro el Bizco hubiese venido a tu fiesta ¡Egoísta!"

La discusión duró un buen rato y la abuela no cejó hasta conseguir que Andresito diera su brazo a torcer y fuera a El Funeral.

Menos mal que tenemos ascensor en la finca, en caso contrario hubiésemos tenido que tirar al abuelito por la escalera haciéndolo rodar para que bajara rapidito. Meterlo en el rolls royce costó su trabajo al llevar las piernas completamente separadas. El pobre no paraba de decir: - ¡Ay,ay,ay,ay.ay! -
Y la abuela, harta de oírlo, le tocó las palmas diciendo: "¡Arsa, mi niñooooooo!"

Les acompañé. Fue emotivo el momento de colgar la foto de Casimiro el Bizco en la Pared de los Finados. Brindamos con chinchón en su memoria y acabamos cantando y bailando el Aserejé. El dueño de la Cafetería sacó mucha cosa para comer y no quedó nada en las bandejas y nada en las botellas que se sirvieron. La gente se lo pasó bomba y la viuda estaba encantada.

Escuché comentarios como: - ¡Como le hubiese gustado éstar aquí! - ¡Conchi, pon Paquito el chocolatero! - Pues nosotros tenemos hora en el médico mañana temprano, seguro que tendremos el colesterol por las nubes. - Por si acaso ya tengo preparada la foto para que me la cuelguen ahí. - Tu siempre tan precavida, Maria de la Caridad...

domingo, 10 de febrero de 2019

Manifestación rancia habemus.

El abuelito ha hablado por teléfono con Geoooorge y le ha pedido algo. - ¡Y date prisa en traerlo! - Después se ha sentado en la salita a ver la tele ¡y no me ha dicho qué es lo que pasa! Estoy que trino.
Al final no me he podido aguantar: - ¡Si pensabas quedarte más tiempo aquí, lo llevas crudo! ¡¡¡Se acabó el asilo-familiar!!!

Como entré en la salita como un elefante en una cacharrería, Andresito pegó un brinco y chocó contra la lámpara del techo - ¡¡¡NENAAAAAAAAAA, QUE SUSTO ME HAS DADO!!! - ¡Ni susto ni leches. Ya estás cogiendo el portante y te largas a Venezuela! - No puedo porque ahora vendrá Geooorge con las ensaimadas que le he pedido para desayunar. Es que con el estómago vacío no valgo para nada.

Tragué saliva y me dediqué a ahuecar los cojines de los sofás, como si no hubiese pasado nada. - Veo que a ti te pasa lo mismo, nena. ¿A qué venía ese mal genio? - En cuanto tome el cola cao se me pasará, abuelito. No me hagas caso.

El aroma de las ensaimadas recién horneadas llenó toda la casa. Nos sentamos en la cocina y, acto seguido, entró la abuela como una exhalación. - "¡Te lo prohibo terminantemente!" - Con el huesudo dedo índice, apuntando al corazón de su marido, parecía la bruja de la Bella Durmiente: - "¡Te pincharás con uso y moriraaaaaaas! jajajajajajajajajaja"

Al pobre Andresito se le atragantó el desayuno y por poco se cumple parte de la profecía brujeril. - ¡Abuela! ¿De qué vas? - "¡No puedo dejar que salga a la calle con semejante modelito!" - Y sacó de una bolsa que había traído Geoooorge, un traje chaqueta hecho con los colores de la bandera de España. - ¡¡¡OSTRAS!!! ¡Que friki!

- "¡No puedes salir así a la calle! Irás dando la nota" - Hoy es un ... ejem... (Andresito carraspeaba constantemente) día para... ejem... sacar la ban... ejem... dera a la ... ejem... calle. - "¡Pero no un traje , coñe!. Eres un señor discreto. Haber cogido alguno de Christian Dior de los que tienes en el ropero" - De repente, Andresito, rompió a llorar. - "¡Ya estamos! Nena, te lo dejo unos días más!" - Y se fue tan deprisa como había llegado.

Al principio me dio pena porque, el pobre, quería recuperar su puesto de importancia en el partido, sin comprender que ya no pintaba nada. Pero a la media hora se me pusieron los pelos y los nervios,  de punta. Y como la única solución, razonable, que me quedaba era matarlo, lo que significaría hacer un abuelicidio, y sería castigada con muchos años de cárcel, me acerqué al acuario. Pascualita dormía a pierna suelta. La agarré bruscamente provocándole un cabreo fenomenal y acto seguido la tiré a la entrepierna del abuelito.

La escandalera fue apoteósica. Menos mal que las partes blandas se hincharon de inmediato, de manera tan exagerada, que no pudo correr porque sus piernas dejaron de verse una a otra, Pero los gritos, lamentos, chirriar de dientes, vómitos y montañas de mocos, aullidos y litros de lágrimas, tuve que aguantarlos.

Se bebió una botella de chinchón y ahora duerme como un angelito el sueño de los borrachos. Mañana no recordará nada y Pascualita seguirá en el anonimato

sábado, 9 de febrero de 2019

Un pequeño resumen para los nuevos amigos-lectores.

De un tiempo a ésta parte, están entrando nuevos amigos de Pascualita. Empezamos a ser una gran familia, por eso creo conveniente recordar algunas cosas que han ocurrido en casa de la Abuela, la Nieta y la sirena. Ellas fueron los primeros personajes que aparecieron en estas pequeñas historias, en el ya lejano septiembre de 2011... ¡Como pasa el tiempo!

Todo comenzó de la manera más tonta, que es como suelen ocurrir éstas cosas.

La nieta se estaba preparando un sabroso bocadillo con aceite, tomate y unas sardinas en lata. Al coger la tercera ésta se movió. Se acercó más al bicho y al ver que agitaba unos bracitos diminutos y que el torso y la cabeza no tenían nada que ver con la hermosa cola azulada, gritó como una loca: - ¡¡¡Abuelaaaaaaaaaaaaa, hay un feto en la lata de sardinaaaaaaaassss!!!

Esa fue la entrada triunfal, el día de San Pascual, de Pascualita en aquella casa.

La abuela, asmática, pensó que había encontrado un talismán para su enfermedad porque, todo asmático sabe que no hay mejor remedio para su problema que llevar un caballito de mar, disecado, en el bolsillo de una camiseta interior. Pero "aquello" era una sirena... Solo tuvo que tirar del refranero: A falta de pan, buenas son tortas.

La abuela quiso que Pascualita conociera nuestra civilización yendo en un bolsillo interior no iba a ver nada cuando fueran de paseo. Como en el barrio no faltaban tiendas de chinos, compró en una de ellas un termo para niños. Lo llenó de agua de mar, se lo colgó del cuello y, hale, a pasear.

Nieta y abuela hicieron un pacto. Nadie debía conocer la existencia de la sirena. Temían que, si la descubrían, acabaría metida en formol en algún desconocido laboratorio.

La defensa de Pascualita radica en su saliva, es venenosa. Y en su diminuta dentadura de tiburón. Al morder destila el veneno y la hinchazón se vuelve descomunal: Se han visto gaviotas con muslos de pavo, pechos enormes donde apenas había algo, orejas elefantinas, etc. etc. ...

La sirena ha aprendido a respirar aire y cada vez aguanta más fuera del acuario ¡pero no puede con el agua dulce. Se ahoga!

Son muchas cosas las que han pasado durante estos años. Por ejemplo, la boda de la abuela con Andresito, amigo, riquísimo, de las noches  locas en la cafetería El Funeral, al que acuden un marchoso grupo de ancianos, la mayoría de las veces, a celebrar la muerte de alguno de ellos poniendo su retrato en la Pared de los Finados .

La edad de la abuela es un misterio. La Cotilla apareció un poco más tarde. Las dos son amigas desde la niñez. Son envidiosas, interesadas, puñeteras. Unas supervivientes natas, sobre todo la Cotilla que tiene una pensión mínima,

A lo largo de éstos años han ido saliendo personaje. Algunos duraron poco. Otros, como el Municipal Bedulio, sigue teniendo pánico a los fantasmas. Y en esa casa hay uno: el del primer abuelito de la nieta, cuya muerte nunca se ha aclarado

También está Pepe, una cabeza cortada por los jívaros y reducida hasta servir de llavero. El árbol de la calle, que está junto al balcón de la casa de la nieta, también va cogiendo protagonismo.

Algunas historias se basan en hechos reales.

A los personajes les encanta que sus lectores les manden comentarios. Y a mi también.

Gracias a tod@s por leernos.


viernes, 8 de febrero de 2019

¡A vivir que son dos días!

Mientras el abuelito se esconde por los rincones de mi casa, la abuela no para de tramar cosas con tal de tener, de una vez por todas, el deseado bisnieto. Por eso ha llegado tan contenta. - "¡He visto la luz como san Pablo cuando se cayó del caballo!" - ¿Tu también te has caído? ¿Por qué no me has avisado y me hubiese reído un rato?

No ha echo caso del chiste y ha seguido a lo suyo. - "¿Dónde está Andresito?" - Mira a ver debajo de la cama. - "¡Que hombre, por favor! Ni que tuviese algo que ocultar." - Yo diría que sí... - "¡Tú a callar! Lo que tienes que hacer es afiliarte al partido político que yo te diga." - ¡Sí, hombre. Hasta aquí podríamos llegar! - "Pues tú verás si quieres la Torre del Paseo Marítimo, o no."

Por fin apareció Andresito. En cuanto vio a su mujer se abrazó a ella como si fuera un salvavidas. - ¡Esto es un sinvivir! En esta casa no paran de llamar al timbre: que si las vecinas vienen a pedir algo o a discutir y pelearse con la nena; Bedulio no para de traer multas. Tenemos tantas que podemos empapelar la Torre entera. Cada timbrazo me cuesta una taquicardia ¡y yo no quiero morir! - "No te morirás, hombre. Al contrario. Coge el teléfono, llama a tu partido y di que te das de baja porque te vas al otro que tienen, el Sucedáneo." - ¿Me estás pidiendo que traicione mis ideales? - Esos te los fumaste hace ya tiempo. Y los chanchullos ya los hiciste también. ¡Ahora toca disfrutar! Tendremos que comprar una cama nueva jajajajajajajaja pero valdrá la pena".

Andresito me miró. - ¿Tu sabes de que habla tu abuela? - Ni idea.

co- "Ten. Llama. Luego vas y te apuntas, tu y la nena con el del caballo" - ¿Por qué? - Porque ese y el Casado piden que traigamos carretadas de niños al mundo. Por lo visto en España falta gente para trabajar. ¿Quién nos lo iba a decir con la de parados que hay?" - Pero, si está Casado no hace falta borrarme ... - "¡Sí, porque en el nuevo partido todavía no les ha dado tiempo de meter la mano en la caja... ¿o sí?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa!... ¿ya os váis? - "¡La cama y el deber patriótico, nos llama! Y tú, nena, espabila que para luego es tarde"


jueves, 7 de febrero de 2019

¡Que cruz tengo con el abuelito!

Los municipales me han devuelto a Andresito ¡Que cruz tengo con éste hombre! - No me da mucho trabajo pero me quita intimidad y libertad. - ¿Por qué no pides asilo político en alguna embajada? Te harías famoso como el sueco ese que, de vez en cuando, sale al balcón para que no nos olvidemos de él.

Pero el abuelito se hace el longui. Le gusta más estar aquí, en familia, aunque tenga que comer sopa de sobre y potajes de bote.

Con él en casa me cuesta abrir la puerta cuando llaman. - ¡No abras que me detendrán! - No me queda otra que aplicar el ojo a la mirilla para ver quién es. - La vecina del ático viene a pedirme algo. -  Y se queda más tranquilo.

Tampoco puedo desayunar con Pascualita. Hoy, por poco nos pilla. Oí sus pasos y metí a la sirena en el bolsillo de mi bata pero no me dio tiempo a limpiar el cola cao tirado por toda la cocina. - ¡Nena! ¿Cómo puedes vivir en ésta pocilga? - Es que... se me ha caído el... vaso y... - Pues ten más cuidado con las cosas que ya eres mayorcita.

Sentí como el instinto asesino me nublaba la vista. De repente lo vi todo rojo. - ¡Estás en mi casa y la tengo como me da la gana! - No hace falta ser grosera, aunque no hayas ido a una escuela de pago. - Mientras me preguntaba si valía la pena matarlo o no, llamaron al timbre. - ¡¡¡No abras sin ver quién es!!! - No le hice ni puñetero caso y abrí la puerta de par en par.

Desde el pasillo grité: - ¡¡¡Son los chinos, abuelito!!! - En el rellano de la escalera había dos jóvenes chinos que venían a preguntar si podían colgar, desde mi balcón, farolillos en el árbol de la calle, para la celebración de su Año Nuevo: el del Cerdo. Naturalmente les dije que sí y en poco tiempo el árbol estuvo engalanado.

Se fueron y me dediqué a buscar al abuelito que, por lo que pudiera ser, se había escondido. - ¡Ya puedes salir. No hay nadie! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - Como un huracán, la Cotilla entró hasta la cocina. - ¡Andresitooooooo, yujúúúúúúúú´! te traigo croasanes  del súper! - Se dice: del CONTENEDOR del súper. - Tampoco hace falta precisar tanto. Tu abuelito viene de buena casa, no como tú. - ¡Ni que fuese usted la Marquesa de Ca la Pardala!

Desde que el abuelito está en casa, la Cotilla corre tras él como una quinceañera. Entonces se me ha ocurrido una cosa para que la abuela, celosa, se lleve a su marido. - Cogí a la sirena, que seguía en el bolsillo de mi bata y se la lancé a la vecina, con fuerza y puntería. Y fue a dar, justo... en el enjuto canalillo de la Cotilla. En pocos segundos, donde no había nada, afloraba una exhuberancia mamaria que ya quisiéramos algunas. Y mientras ella corría, gritaba, moqueaba, lloraba... iba vaciando, a morro, una botella de chinchón para que, al despertar del coma etílico, no recordara nada, yo seguía sin encontrar al abuelito.

miércoles, 6 de febrero de 2019

Temblando como un conejo.

- Abuelito, asómate al balcón a ver si viene el rolls royce. - ¡No puedo! Nadie sabe que estoy acogido en tu casa! - Pues ésta mañana, en el mercado, me han preguntado por ti. - ¡¿Quién?! - La chica que despacha el pan. - ¡¿Y cómo lo sabe?! - Se ve que, anoche, en el rellano de la escalera no había miopes pero sí lenguas largas.

Le ha entrado el miedo en el cuerpo a Andresito y se ha pasado la mañana lamentándose por los rincones. - ¡Aaaaayyyyyy, que me descubrirán! ¡Aaaayyyyyy, que me detendrán y saldré en todas las televisiones! ¡Aaaaaayyyyyyy eso será la muerta de mi pobre madre! - ¡Que va, abuelito. La Momia tiene cuerda para rato. - ¡No soportará ver a su hijo entre rejas! - ¡Ya lo creo que sí, mientras tenga a sus cubanitos culito-respingones!

Madre mía qué tabarra me ha dado.

He tenido que asomarme yo al balcón y he visto venir a Bedulio. - ¡Yujuuuuuuuuuuuuu! ¿Vienes a mi casa? - Sí. No me lo recuerdes. ¿Está tu abuelito? - Debajo de la cama.

El timbre de la puerta sonaba y Andresito no  me dejaba abrir. - ¡¡¡Quietaaaaa!!!

No me gusta que me digan lo que tengo que hacer, así que abrí de par en par. - El Municipal llevaba una cartera abajo el brazo. Entró en el antiguo cuarto de la abuela, se tiró al suelo, levantó las sábanas y habló con Andresito que se había hecho un ovillo bajo la cama. - Aquí le dejo esta pila de multas, impagadas, por mal estacionamiento. - Incrédulo, el abuelito sacó la cabeza. - ¿No me va a detener?

Por lo visto no venía a eso. Así que aproveché la buena nueva sacando una botella de chinchón que nos fuímos bebiendo los tres delante de la tele.

De repente, desde el comedor nos llegó un sonido escalofriante: - ¡¡¡CHOFF...!!! - Bedulio saltó de la silla y cogió el portante. En un santiamén corría por la calle en dirección al cuartel. Andresito, tembloroso, dijo: - ¿No será... no será tu... primer abuelito, verdad? - ¡¡¡Síííííííííííí!!! -

Debió sopesar qué opción era la mejor y eligió entregarse a las autoridades.

martes, 5 de febrero de 2019

Pallí Pallá, S.L.

El timbre de la puerta ha sonado hasta que he logrado subir desde las profundidades del subconsciente, trepar dificultosamente por las sombras somnolientas que amenazaban con tirarme, de nuevo, al abismo del que pude huir y, finalmente, despertarme...

El rellano estaba lleno de gente en pijama y bata, protestando airadamente, contra la abuela que no quería quitar el dedo del timbre: - "¡Si no lo hago así, mi nieta no se despierta, cojona!" - A su lado, con cara de no haber roto nunca un plato, estaba Andresito. Cuando, por fin, abrí, se escurrió como una anguila entre el dintel de la puerta y yo y se metió en la cocina.

- "¡Anda, cierra la puerta! Menudos vecinos escandalosos éstos!" - ¿Qué es lo que pasa? - "Andresito ha venido en plan de refugiado familiar para que lo acojas en tu casa" - ¡¡¡¿OTRA VEZ?!!! ¡Esto ya pasa de castaño oscuro! ¡Me estáis tomando por el pito del sereno! - "Es tu abuelito segundo, nena. El dueño de la Torre del Paseo Marítimo, nena... (se le notaba a la legua que hablaba con retintín) ¿Lo has olvidado, nena?"

La abuela siempre sabe dar en el clavo cuando se trata de hacerme entrar en razón. Y ésta vez también lo logró. - Vaaaaaaaleeeeeee..., que se queeeeeedeeee... ¿Y a qué viene, ésta vez, la movida? - "A lo de siempre: Política mal entendida ¿qué va a ser sino?"

- Me acerqué a la cocina. Al entrar Andresito dio un respingo - ¡Que susto, nena! ¿Crees que tus vecinos me habrán visto? - Puedo que algún miope, si no llevaba puestas las gafas, no. Todos los demás, sí. - Le dije a tu abuela que fuera discreta... - Eso es como pedirle peras al olmo, abuelito ¿qué ha pasado?

- Cosas de la Espe Aguirre. Siempre ha sido muy ocurrente para trajinarse dineros que no eran suyos. Montaba sociedades "pantalla". Ahora se ha descubierto una de ellas llamada Paquí Pallá, S.L - ¡Ni a la Cotilla se le hubiese ocurrido un nombre así para reírse de los ciudadanos. Que graciosa! - Eso creía yo pero ya no me lo parece...

Estaba pálido y tembloroso. - Abuelito, no me digas que tuviste algo que ver. - Poca cosa pero... sí. El amor al dinero ajeno era el motor que nos mantenía unidos al Partido... -  ¿Y ahora qué pasará? - Los periodistas me asediarán pero aquí no vendrán a buscarme.

Un escándalo, procedente de la calle, rompió el silencio de la noche. Me asomé al balcón. La calle estaba llena de gente: ¡periodistas! Mañana saldré en todos los medios porque se hincharon a hacer fotos y filmarme hasta que se convencieron que yo no era quién buscaban.

Llevaba a Pascualita prendida en el pecho, en plan broche para que no se perdiera nada de la movida que se estaba organizando. Al final llegaron los municipales, con Bedulio a la cabeza. Apenas miró al balcón pero, cuando me vio, hizo la señal de ¡¡¡Lagarto, lagarto!!!

lunes, 4 de febrero de 2019

Un inspector de Hacienda también vale.

La Cotilla ha venido con un carrito de la compra nuevo. - Ya me dijo la abuela que estuvo usted "trabajando" en la Gala de los Goya y, por lo que veo, le fue bien el negocio. - ¿Por qué lo dices? - Por el carrito nuevo... - Eres tonta, boba de Coria. Nunca me verás ostentar delante de nadie si los negocios me han ido bien o mal. Siempre me mantengo en una zona neutra y así Hacienda no se fija en mi. - Pues este carrito no es de los baratoooos... - Eso pensé cuando lo vi, abandonado en una acera. - Ay, ¿no me diga que se lo llevó de estranjis? - No lo digo porque no es verdad. Lo cogí para que no se lo llevara otro y para no dejar trastos en las aceras.

Resulta que, de repente, la Cotilla se ha vuelto ecologista. - ¿No estaría, por casualidad, cerca de una ferretería? - Ahora que lo dices... Pues, no  recuerdo. - ¿Y a quién le robó el Goya? - Que boca más sucia tienes. A buenas horas vas a encontrar padre para el bisnieto. - Al Goya lo encontré, abandonado, en una mesa. Y pensé que si no lo quería nadie, mejor que me lo llevaba yo. - ¿No pensó en el disgusto que se llevaría su dueño? - ¿Qué motivo tenía para pensar eso si no lo conozco? - ¿Dónde está ahora? - Cuando trapicheo y me pagan, no pregunto nada. - ¡¿Lo ha vendido?! Ya podría habérmelo regalado y lo hubiese puesto en el taquillón de la entrada. -  Eres de la cofradía del Quiero y no Puedo.

Me puse de mal humor porque nunca piensan en mi. Yo venga a invitarla a comer, comida de bote eso sí, pero comida al fin y al cabo y la Cotilla no me lo agradece como me merezco.

Menos mal que me puedo desahogar con Pascualita y Pepe. Ambos saben escuchar. El más que ella. lleva unos días despistada. Tal vez sea porque vio el reportaje que hicieron en la tele sobre la pesca del atún rojo y no pudo clavarles sel diente. A la sirena se le hacía la boca agua. Incluso llegó a saltar a la pantalla, ¡menudo trastazo se dio la pobre.! Un poco más y tengo que recogerla con la escoba y el recogedor.

No pude evitar reírme. Ese día yo estaba inspirada y, para rematar la jugada, la lancé al aire y, tal como caía, le di un manotazo y salió despedida por la ventana. Cayó en un nido que están construyendo unos pajarillos en el árbol de la calle, y se armó la marimorena. Desde entonces uno de ellos tiene un muslo enorme que más parece de pollo que de pajarito. Pascualita le arreó un buen mordisco.

De repente me dio la ventolera de denunciar a la Cotilla y esta tarde se ha presentado un inspector de Hacienda preguntando por ella. Ahora está en la salita, esperando a su "víctima" y voy a invitarlo a chinchón porque el tío no está nada mal y ¿quién sabe? tal vez sirva para padre del bisnieto de los abuelitos.

domingo, 3 de febrero de 2019

¡Fueron a los Goya!... ¿y yo?

Llevo cuarenta y ocho horas sin que mis abuelitos den señales de vida y estoy preocupada... Tampoco encuentro a Geooooorge. Estoy incomunicada familiarmente. He hablado con Pascualita y Pepe para ver qué puedo hacer y hemos llegado a la conclusión, después de mucho discutir, de llamar a Bedulio. El es la autoridad. Tiene experiencia en éstas cosas y nos ayudará.

Con Pascualita es más difícil discutir porque tiene muy mal genio y se enfada si no se hace lo que ella quiere, por eso el diálogo ha sido a distancia para que no me llegaran los buchitos de agua envenenada que, de cuando en cuando, me tiraba. Pepe es otra cosa. Sus silencios hablan por él y cuando he pronunciado el nombre del Municipal, el silencio ha sido más profundo.

He llamado al Cuartel y se ha puesto él. En cuanto ha oído mi voz ha colgado. Supongo que habrá sido una casualidad que en ese momento le diera un tic nervioso en la mano. Después me ha sido
poco menos que imposible hablar con él. - ¡¡¡NO QUIEROOOOOOOO!!! - gritaba.

He tenido que llamar al Ministro del Interior para lograr hablar con él. A regañadientes, murmuró: - ¿Qué tienes tú que ver con el Ministro? - He tirado de influencias de mi abuelito... - Pero... ¿tu abuelito no es del otro Partido? - Solo he tenido que cambiar las siglas y como en esos sitios hay tanta gente, ha funcionado. - ¡¡¡OS LO DIJEEEEE. NO QUIERO HABLAR CON ELLAAAAAA!!!

Después del ataque de nervios que sufrió, pude explicar la desaparición de mis abuelitos y su mayordomo. - ¡Tienes que encontrarlos, Bedulio! Es muy importante saber qué les ha sucedido para saber si soy, o no, la dueña de la Torre del Paseo Marítimo.

Hace un rato, Andresito, la abuela y Geooorge han entrado en casa mientras, desde la calle, me llegaban los pitos de los coches ante el mal aparcamiento del rolls royce. - ¡¡¡¿Dónde os habéis metido?!!! - "Estuvimos en la Gala de los Goya" (dijo la abuela, tan pancha) - ¡¿Y yo?! - "Tú no" - ¡Eso ya lo sé! ¿Por qué no me llevásteis?

Me pasé media hora haciéndoles reproches. Finalmente la abuela me mandó callar. - "No eres mujer para ir a éstos sitios porque siempre vas dando la nota. Como ahora." - El abuelito remachó (¡Qué bien lo pasamoooooosssssssssss!) Y mientras yo me comía las uñas llena de envidia, me contaron que estuvieron junto a Penélope Cruz : - "¡Tan guapa ella!" - Y tras el escenario - "¡Aaaayyyyy lo que me rei cuando la Cotilla pisó la cola de la presentadora y la dejó en paños menores en el escenario!".

- ¡¿También estuvo la Cotilla?! ¡¡¡¿Y YO?!!! - "Tú, nooooo, nenaaaa. Ella fue a trabajar. Tuvo una noche redonda. Hasta se trajinó un Goya para venderlo como pisapapeles" - ¡Pero... perooooo! - "Si la envidia fuera tiña estarías todo el día rascándote. Anda, saca el chinchón y pon la tele. A ver si dan un resumen de la Gala y nos vemos en pantalla"




viernes, 1 de febrero de 2019

Geoooorge tiene miedo a la gripe.

A las tantas de la madrugada ha sonado el teléfono. Mi primera intención ha sido no cogerlo pero, pensando que podía ser la abuela y que no pararía de insistir hasta que le contestara, lo cogí: - Hola, abuela. ¿No hay más horas en el día para llamarme que éstas? - No ser madame. Ser Geoooorge.

Salté de la cama, cobrecogida. - ¿Se ha muerto alguien? ¡¿Ya soy la dueña de la Torre del Paseo Marítimo?! - Mi no saber nada. - Pues vaya birria de mayordomo. Aparte de saber planchar los periódicos, debes estár enterado de todo lo que pase a tu alrededor. - Mi estar... ¡snif!... desesperadou... Yo morir sin ver Brexit listo... ¡snif... - ¡Caray! Nunca había oído llorar a un inglés. Aquí pasaba algo raro.

El siguió a lo suyo. - La Torre estar llena de kleenex de madame... - Así que ya se ha constipado. - Sucios. - Recógelos. - Mi dar asquitou. Ser muchos. Madame no querer quitarlos porque... ¡snif! ... ser prueba de que estar al lado de gente que tener frío en América. - ¡¿En serio?! que jodía.

Lo que quería el inglés es que hablara con la abuela para hacerla entrar en razón. - Casa estar llena de microbious. Yo toser. Yo miedo gripe. Yo... tener susto... ¡snif! ... ¿Tú tener sirena?

En mi cabeza sonó una estridente señal de alarma. - ¿Cómo dices?... ¿sirena de policía, de ambulancia, de bomberos...? - No. Animal marinou. Son buenos para quitar males de gripe. - ¡¿De qué vas, Nicolás?! ¡Eres lo más tonto que se pasea por Palma! - No enfadar. Yo tener una en mi país. Y curar. - ¡Qué vas a tener! solo hay una y la t...  (me faltó el canto de un duro para desvelar nuestro secreto a ese cretino)

Ya no me pude dormir y a penas amaneció fui a desayunar con Pascualita a la que le hice un interrogatorio a fondo: - Pensé que eras única, ¿cuántas sois?, ¿es posible que hay sirenas en otras casas? ... ¡Si no me contestas te quedarás sin cola cao! - Por toda respuesta, saltó desde las frutas del frutero, a su tazón y en un segundo esparció cola cao por toda la cocina. Solo entonces hizo la señal de OK. - ¿Qué quieres decirme con eso? ¿Qué sí, que hay más sirenas o que has logrado vaciar tu taza más rápido que nunca?

A media mañana llegó la abuela envuelta en un grueso jersey de lana. Tenía la cara pálida, la nariz roja, los ojos llorosos y tosía como un carretero. Eso sí, bajo el jersey solo llevaba una blusita de tirantes. Pero eso fue lo que menos me preocupó. - Dice Geooorge que tiene una sirena en su casa de Londres. - "Me lo ha contado. Incluso me ha enseñado fotos. Es una caballito de mar. Van bien pero, donde se ponga una sirena, no tienen nada que hacer. Por cierto ¡me la llevo!" - ¿A Pascualita? ¡ni hablar! - Y aquí empezamos una cruda discusión.