martes, 12 de febrero de 2019

En invierno ya se sabe... se cuelgan más retratos en la Pared de los Finados.

Nos lo pasamos tan bien ayer en El Funeral que he querido acompañar a la abuela al funeral de Casimiro el Bizco. Imitándola, me he puesto un casquete negro con una larga y preciosa pluma de pavo real que saqué de su baúl de los recuerdos que guarda en su antigua habitación de mi casa.

Unos guantes largos de skay finos, negros, falda larga con una abertura frontal que llegaba, casi, al ombligo, una deportivas naranja fosfi, porque soy incapáz de andar con los tacones de aguja que suele llevar la abuela. Blusa con chorreras de color ala de mosca y un abrigo de borreguito azul eléctrico compusieron mi atavío festivo que, estaba segura, darían la campanada.

Y así fue. Nada más salir a la calle empezaron los primeros silbidos que sonaron a música celestial en mis oídos. También escuchaba risas y risotadas: señal de que gustaba mi modelito.

En una esquina estaba Bedulio. Fui por detrás y le grité en la oreja: - ¡Sorpresaaaaaaaaaaa! - Dio un salto digno de récord mundial. En cuanto me vio empuñó la pistola reglamentaria y gritó: - ¡¡¡VADE RETRO, SATANAS!!!

Entré en la cafetería pisando fuerte, dispuesta a pasármelo en grande... pero no había nadie. El dueño me dijo que estaban todos en el funeral. - Pues sí que se esconden bien. - El hombre me acercó la botella de chinchón y una copita, después aspiró una bocanada de aire y dijo lo que llevaba repitiendo, año tras año, desde hacía muchos: - Esto es El Funeral y los clientes, ahora mismo, están en el funeral. - ¿Quiéres decir, en la iglesia? - ¡Exacto!

Me sentí ridícula. No podía presentarme ante la familia de Casimiro es Bizco con esa pinta. - Cogeré un taxi, iré a casa y me cambiaré de ropa... Y yo que pensaba que me lo iba a pasar pipa. - Toma otra copa de chinchón y siéntate a esperarlos. En cuanto acabe la misa vendrán todos en tropel porque hay que colgar el retrato de Matilde la Guerrillera. - ¡Pero si ayer no paraba de bailar!

La Guerrillera tuvo la fiesta que se merecía. ¡Un desmadre total! Estos vejestorios acabaron conmigo... Que aguante tienen...

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