viernes, 30 de noviembre de 2018

Andresito pide refugio-político-familiar, otra vez.

Cinco de la madrugada. Suena el teléfono. Es la abuela.- "¡Nenaaaaaaaaa! Estáte al tanto del timbre de la puerta porque Andresito va para allá. - zzzzzzzzz... ¿Ein?... - "¿Pero es que siempre tengo que encontrarte dormida? ¿Cómo vas a encontrar novio así?"

Cuando pregunté el por qué de la visita intempestiva del abuelito, obtuve ésta respuesta: "Viene a pedirte asilo-político-familiar porque, viendo que entran en la cárcel tantos compañeros de partido, teme que también vengan a por él y como sabe que Bedulio no entra en tu casa, no lo buscarán allí" - ¿Habéis trajinado mucho chinchón en el El Funeral esta noche, verdad?

El caso es que, por una cosa u otra, siempre tengo al abuelito refugiado en casa, cosa que alegra las pajarillas a la Cotilla que no desaprovecha la ocasión para echarle los tejos y quitárselo a la abuela. - No lo conseguirá ¿no ve que está colado por ella? - Mira, me he pintado los ojos como las modelos de Julio Romero de Torres. Le haré una caída de pestañas y rodará a mis pies, redondo y sin puntilla.

No la quise ofender, simplemente le puse un espejo delante para que se viera. En lugar de ojos morunos y gitanos, parecían de oso panda. Pero no se dio por enterada, ni siquiera cuando Andresito, que venía de comprar el periódico, se la encontró de golpe y gritó como si lo estuvieran matando. ¡Hasta un síncope le dio! Afortunadamente unos tragos de chinchón lo devolvieron a la vida.

- ¿Te has fijado, nena? (me dijo la vecina, encantada) Ha sido verme y desmayarse. Si es que, a una mujer como yo, le basta con restaurarse un poco para ser resultona... Quién sabe si el idilio entre tu abuelito y yo ya ha empezado...

Solo de pensar que episodios cómo éste se pueden repetir todos los días que dure la estancia de Andresito en casa, se me abren las carnes. Para evitar problemas llamé a la abuela y se lo conté: - La Cotilla va a por todas. - No hizo falta decir nada más. En diez minutos el rolls royce aparcaba en la parada del bus con la abuela hecha un basilisco. Abrí la puerta y entró repartiendo pescozones: el primero para la Cotilla, el segundo para Andresito y el tercero, debido a la inercia del brazo, iba para mi pero se paró a tiempo.

Mientras aquellos dos se retorcían de dolor, la abuela, Pascualita y yo nos tomábamos unos chinchones para celebrar que el curso de los acontecimientos habían vuelto a su cauce.


jueves, 29 de noviembre de 2018

El llavero.

Me gustaría colgar alguna cosa en el bolso para que se vea lo moderna que soy pero... no sé qué poner. He buscado por casa pero no encuentro nada por lo que decidirme hasta que me he acordado de Pepe. Al fin y al cabo, ahora, es un llavero. Macabro pero un rato original.

Lo he puesto en un bolso azul y queda muy mono. Así que me lo he llevado cuando he salido por Palma a la búsqueda de regalos.

A pesar de llevarlo bien a la vista, Pepe, al principio, pasaba desapercibido hasta que un chico se ha fijado en él y ha dicho: ¿Eso que lleva esa mujer es una cabeza humana? - A lo que su compañera, volviendo atrás y mirándolo detenidamente, ha soltado: - ¡Fijo, tío! ¡Que guay!

Ha sido el comienzo de una aventura que por poco acaba con mis huesos en la cárcel porque, cuando alguien me denunció, la policía pensó que era una prueba de asesinato que el criminal (o sea, yo) hizo reducir para despistar la investigación que se acababa de abrir.

De repente una mujer gritó: - ¡¡¡Que horror!!! - De ese grito se pasó a los insultos. - ¡Mala puñalá te den, hija de la grandísima puta! ¡Entiérralo! - Algunos creyeron que no era de verdad y para zanjaar la discusión, preguntaban. - ¿A qué lo ha comprado en los chinos? - No pude hacer otra cosa que darle la razón.

Poco a poco el tumulto fue creciendo y apenas podía caminar - ¡¿En qué tienda?! - Di la dirección de la tienda del señor Li y la mitad de la gente que me asediaba, salió de estampida a por más cabezas jivarizadas. -  Nena ¿no irás a comprar semejante porquería? - Ay, mamá, no seas pesada. si me la quiero comprar, me la compro y en paz ¡Dame la pasta!

Al tumulto se acercaron periodistas en busca de noticias frescas. Y tras ellos llegaron los municipales. Uno de ellos era Bedulio. - ¡Paso a la autoridad!... Huy, no sabía que estabas metida en el ajo (me dijo, con la cara demudada) . ¿Es cierto que lo has matado tu? (me preguntó con voz trémula) - Sonreí con malicia. - Eso es cosa de mi primer abuelito... jejejejejejejejeje

- ¡Arréstenla por asesinato, encubrimiento y todo lo que se os ocurra! - Pero..., pero... Bedulio...

Me pasé varias horas en el calabozo y las aproveché para echarme una siesta porque tenía mucho sueño.

Pepe fue de mano en mano hasta llegar al forense que certifico que el susodicho Pepe, estaba muerto. Después me lo entregaron con un comentario: Debía ser un buen pendenciero por la cantidad de cicatrices que tiene... - Es un trabajo esmerado de Pascualita ayudada por la abuela que es la encargada de coser los desgarros de la cara y que lo hacía mientras veía el prograna de La Esteban. - Los policías se admiraron: Tu abuela es una artista, boba de Coria.




miércoles, 28 de noviembre de 2018

Vecinos escandalosos.

Las palomas que anidan en  mi balcón se han multiplicado, creo por el efecto llamada y han venido sus familias hasta la cuarta generación, tanto es así que empiezan a llamar a la finca: la de las palomas.

A mi me suena bien. Romántico incluso pero a los vecinos no les gusta porque, en lugar de pensar que Paloma es símbolo de paz, ellos lo ven como símbolo de cochinos porque lo ponen todo perdido con sus cacas. - ¡Son los perros del aire! (comentó el lumbreras de turno)

Están invadiendo el árbol de la calle y cada día el jaleo que forman palomas y gorriones es exagerado. Cada vez están más estrechos y como sigan así, harán un gran nido comunitario para meter los huevos de unos y otros y serán empollados por todos sin distinción.

Esta mañana Bedulio ha subido a casa, enfadadísimo, porque al pasar bajo el árbol, con su uniforme recién planchado, le han caído a la vez, varios "regalitos" - ¿Y qué quieres que haga yo? ¿Ponerles pañales? - ¡Ahora mismo voy a hablar con el Alcalde! - Dale recuerdos de mi parte. - ¿Te conoce? (parecía alarmado) - No, pero como decía mi padre, saludar no cuesta nada y hay que tener amigos hasta en el infierno. - ¡¿Quién va a limpiarme ésto?! - Entonces me dio la risa. - ¿Acaso pretendías jajajajajajaja que lo limpiara jajajajajajaja ¡¿Yooooooo?¡ jajajajajajaja ¡Ay, Bedulio, lo tienes claro! jajajajaja

Estaba tan enfadado que me asusté - (A éste hombre le va a dar un infarto, pensé) y recurrí al truco de mi primer abuelito sin parar de reír. - ¡Abuelitoooo, Bedulio está esperando que le límpies el jajajajajajaja uniformeeeee jajajajajajaja. - ¡¡¡CALLA, LOCA!!! - Y salió corriendo escaleras abajo

Pascualita estaba nerviosa, seguramente por el continuo piar de los pájaros, por eso cogí el acuario y lo puse junto a la ventana del comedor que da al árbol. Aquello fue una diversión para ella. Se pasaba el tiempo mirándolos y tuve que ir a "pescarla" alguna vez en que, entusiasmada viendo comida fresca ante ella, había saltado del acuario para darse un festín.

De vez en cuando he visto alguno de los pájaros con una parte de su anatomía exageradamente hinchada pero no creo que llegase a comerse ninguno porque en las ramas no tiene estabilidad. Cuando piensa que va a caerse se queda quieta esperando que la pesque con la fregona.

martes, 27 de noviembre de 2018

Okupas.

Tengo a los vecinos revolucionados desde el día en que la Cotilla colgó los seis Papa Noeles en la barandilla del balcón. - Haz el favor de quitarlos que somos el hazmereir del barrio. (me dijo una) - En el supermercado me señalan con el dedo. Sé que hablan de tu balcón ¡Que verguenza! - (me dijo otra) - ¡Llamaré a los bomberos para que los quite pero la factura la pagarás tu!

¡Me tienen harta entre todos! Empezando por la Cotilla. - Deja que canten esos amargados pero los Papa Noeles no se quitan hasta después de San Sebastián.

Me he dado cuenta de que hay gente que se para en la acera de enfrente y hace fotos al balcón. Ayer lo hizo un grupo de turistas acompañados de un guia. Noté como la ira hacia mella en mi ánimo y arrebatada, abrí el balcón y me encaré con él - ¡Le denunciaré por entrar en mi intimidad! ¡¡¡Largo de aquí , chupóptero!!! - No me hizo ni pizca de caso y siguió con las explicaciones mientras los turista, móvil en mano, se hinchaban a  hacer fotos.

Una comisión de vecinos vinieron a decirme que, o limpiaba el balcón, o se me abriría un expediente de Sanidad y me echarían a la calle. - ¡¿Estáis loco o qué?! Solo son unas semanas, después los Papa Noeles volverán a sus cajas y ya está. Además... Sanidad ¿por qué? - No has visto cómo está la acera ¡Da asco!

Corrí escaleras abajo... tuve que darles la razón. El suelo estaba lleno de excrementos de palomas. Mientras miraba, atónita hacia arriba cuando algo nauseabundo me cayó el la boca - ¡¡¡aaaaaaaaggggggggg! - Te está bien empleado (me dijo la Cotilla al pasar por mi lado)

Subí las escaleras de dos en dos y prendí fuego a los Papa Noeles: - ¡¡¡Cuidadoooo (grité a la concurrencia) Quedan inaugurados los Primeros Fuegos Olímpicos de éste Barrio¡¡¡

Todo el mundo gritaba y aplaudía. Las únicas que no estuvieron contentas fueron la Cotilla y las palomas que empezaban a hacer sus nidos y quedaron desahuciados...

Ahora, viendo que el balcón les gustaba, han reanudado el trabajo de construcción de nidos... en algunas macetas. Dentro de unos meses crecerá la familia.



lunes, 26 de noviembre de 2018

Navidad, espera un poco...

Cuando entré en casa, la Cotilla estaba tomando un chinchón delante de la tele. - ¿No tiene usted casa? - Que desagradable eres de buena mañana. Y, a pesar de saberlo, me he desvivido por adornarte el balcón que, en las fechas que estamos, lo tienes de un soso que tira de espaldas.

Mi cerebro reaccionó al comentario de la vecina poniendo en alerta el sistema nervioso. Se me pusieron los pelos de punta - ¿Qué pasa en el balcón? pensé. - ¡¿Qué ha hecho?! (grité) - Lo típico de éstas fiestas... - ¿Qué fiestas? ¿La Constitución? ¿La Inmaculada?... - ¡Navidad, mujer, que no das una! - ¡¡¡FALTA UN MES!!!

Corrí al balcón. Era peor de lo que pensaba. ¡SEIS HERMOSOS PAPA NOEL, SEIS!, estaban en plan "subo a dejarte los regalitos que llevo en el saco" o "Me voy porque ya te he "limpiado" todo lo que me llevo en el saco"

- ¿De dónde ha sacado a tanta "gente"? - Los he ido encontrando por ahí... - Ya me extraña, ya. - Pues es lo más natural del mundo. Los cuelgan, se caen porque los nudos no están bien hechos, o se los lleva el viento... en fin, cosas que pasan. - Y casualmente, los encuentra usted. - ¿No te gustan? ¿Has perdido tu espíritu navideño? - Supongo que lo encontraré ¡cuando llegue Navidad!

Llamaron al timbre. Al abrir la puerta me encontré de frente con el señor Li y cuatro chinos más. - ¡Hola! ya veo que... - ¡Tu no decil nada! ¡Tu no milalme! ¡Yo buscal Papa Noeles que tu quital a mi tienda! ¡Soblinos míos cogel de tu balcón!

Me aparté para que pasaran. Los jóvenes entraron pero el señor Li fue incapaz de poner un pie en casa. De repente se oyeron gritos, golpes y estropicios. Corrí a ver qué pasaba. La Cotilla y los chinos estaban en plena batalla campal. - ¡Que se llevan a los Papa Noeles! - Son suyos... - ¡Y una leche! Los he encontrado yo. - Dice el señor Li que... - ¡Que me lo diga a la cara! Estaban en la calle. Delante de su tienda pero en la calle. Y la calle es de todos. Y lo que hay en ella es mío.

Finalmente y para mi disgusto, los chinos se fueron con las manos vacías.¡Menuda es la vecina!

Sudorosa, la Cotilla, cogió de nuevo la botella de chinchón y siguió con lo que estaba haciendo cuando yo llegué: bebérselo.

sábado, 24 de noviembre de 2018

¡Se armó el belén!

Aún no había sonado el despertador cuando llamaron a la puerta. A regañadientes fui a abrir. En el rellano de la escalera estaba Geooooooorge, resoplando y con cara de preocupación - ¿Estar madame here? - No. ¿Dónde has aparcado hoy que no suenan los pitos de los coches?

Resulta que los abuelitos, que fueron a El Funeral como todas las noches, no han aparecido por la Torre del Paseo Marítimo. - Menuda tajada deben llevar encima. - Mi preocupado... ¿Llamar a guardia Bedulio? - Eso sería lo último que haría. No quiere saber nada de mi. - Llamar yo.

Mientras esperábamos la visita del Municipal, al que Geooorge logró engatusar para que viniera a casa cuando supieran algo, el inglés dijo que los abuelitos habían salido disfrazados porque se iba a celebrar una fiesta en la cafetería. - ¿De qué iban? - De frailes. - ¿Y eso? - Madame preguntó a mi qué ser Black Friday. Yo explicar: ser Viernes Negro. Pero ella decir: no, Geoooooorge, me refiero a la fiesta esa americana de los frailes. - Yo decir: no, madame, frailes nou, friday. - Ella cree que friday es algo de fritanga y, por más que yo decir, ella siempre decirme, no.

Pasó mucho rato y un montón de tés tomados por el mayordomo, hasta que llegó Bedulio. - Tus abuelos están en los calabozos de la policía nacional. Ya sabía yo que el día menos pensado pasaría algo así. Lo raro es que no estés tu también.

El inglés palideció. - Yo ser desgracia (decía, compungido) primero Brexit, ahora quedarme sin trabajo. - ¡No seas agorero, inglés! Estarán durmiendo la mona. - No creo que salgan hoy (sentenció Bedulio) Asaltaron un convento de capuchinos. - ¡Ostras!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¡Han enchiquerado a tus abuelitos, nena! Un compañero de fatigas del trapicheo nocturno estaba con ellos por una tontería de nada, un malentendido, cosas que pasan... ¡Van todos vestidos de frailes! Hasta Conchi con el móvil tocando Paquito el chocolatero a todas horas. Por lo visto, aprovechando que era El día de los frailes han asaltado un convento cargados de botellas y otras hierbas y han montado allí una orgía judeo-masónica de la Tercera Edad ¡Lo nunca visto!

Mientras Bedulio decía que no con la cabeza, como si no acabara de creer lo que estaba escuchando y Geoooorge se preparaba otro té, yo repartí unas cuantas copas de chinchón a todos. Y en el acuario eché un buen chorreón de licor para levantarle el ánimo a Pascualita.

Llevaba un buen rato mirándonos a través de las algas y pensé que a ella también le hacía falta. En cuanto el chinchón, mezclado con el agua, fue bajando por el acuario, ella inició el descenso con la boca abierta para no desperdiciar ni una gota.

Por fin se abrió la puerta de casa y dos "frailes" algo descompuestos, dijeron: ¡¡¡LO QUE NOS HEMOS REIDO!!!

viernes, 23 de noviembre de 2018

El viaje anti estrés.

Estoy fatal. Entre la abuela que no ha perdido su costumbre de llamarme a altas horas de la madrugada para contarme cualquier chorrada. Andresito que sigue con sus neuras. La Cotilla que entra en la intimidad de mi casa cuando le da la gana. Pascualita que me mete en líos gracias a su voracidad. Y Pepe que, aunque no hable, dice cosas sin decirlas y tengo que estrujar mis meninges para traducir lo intraducible, no levanto cabeza.

Cuando me encuentro con Bedulio por la calle, se cambia de acera y me hace la señal de los cuernos ahuyentando el mal de ojo ¡o yo que se! Así no se puede vivir. Tengo que salir de ésta espiral en la que se ha convertido mi vida... Me iré de viaje hasta dónde me llegue el dinero que tengo ahorrado en el banco ¡y no avisaré a nadie!

Ya estoy de viaje... y estoy peor que antes. Voy en autobús de línea hasta la Plaza de España y vuelta... Menos mal que no he dicho nada a nadie porque encima tendría que aguantar el cachondeo de la abuela y su amiga... Pensaba que tenía 2.000 euros en la cartilla pero, por lo visto, no lo vi bien y eran 3`00 euros.

 La abuela y la Cotilla estaban tomando un piscolabis en la mesa del comedor de MI CASA. - ¡Lo siento, boba de Coria, llegas tarde. Ya no queda nada! - "Esta, como siempre, todo lo hace a destiempo ... ¿De dónde vienes con esa maleta?"

¡La dichosa maleta! Ni me acordaba de ella porque no pesa nada. Está vacía, pero como tenía la ilusión de hacer un viaje, he subido con ella al autobús. - Me la he encontrado en la calle. - ¡Es mía! (gritó la Cotilla y me la quitó)

Me acerqué al acuario. Pascualita dormía arrebujada en las algas del fondo. Le mandé un mensaje mentalmente: - Quiero respirar bajo el agua. Quiero ser cómo tu. - Ante mi sorpresa, abrió los ojos, redondos e inexpresivos, mirándome atentamente y ¡de repente! me escupió un buchito de agua envenenada a la cara. - Y grité, asustada, - ¡¡¡PASCUA... LA MADRE QUE TE PARIO!!!

Las antenas de la Cotilla se pusieron en guardia. - ¿Está Pascual aquí? (dijo, encarándose a la abuela) ¡¿Me has invitado para tapar tu adulterio delante de la gente?! - "¡Ya estamos! ¡Que cruz tengo con vosotras dos!!!


jueves, 22 de noviembre de 2018

El torbellino Pascualita.

He ido a la tienda del señor Li y en cuanto me ha visto, me ha echado a la calle. - ¿Por qué? (he preguntado) - A dudado un poco y ha terminado diciendo que no lo sabía pero que era mejor que me mantuviera fuera de allí.

Por lo tanto tiene un vago recuerdo de lo que pasó con Pascualita aunque lo asocia conmigo porque a la sirena no la vio. - (Insistí) Me gustaría invitarlo a comer gambas gordas... - A pesar de la hinchazón exagerada que sigue teniendo, se notó que le cambiaba la cara - ¡¡¡Tu no hablal de gambas goldas. A mi no gustal!!!

Al llegar a casa hablé con la abuela - El pobre le ha cogido manía a las gambas. - "Mejor, así, si un día comemos juntos, habrá más gambas para los demás" - Pobrecito... - "¡Pobrecitos los que comíamos con él, no pillábamos una!" - Eso es cierto...

Pascualita salta en el acuario cada vez que paso cerca de él. ¡Quiere salir a comer por ahí! - ¡No pienso llevarte más conmigo! - Pero ella insiste... de momento ha logrado que piense que también tiene derecho a disfrutar de la vida y me la he llevado a la pescadería del mercado de Pere Garau.

He paseado arriba y abajo de los puestos pero, a pesar de que iba asomada al termo de los chinos, no se ha inmutado ante el pescado muerto hasta que, de repente, ha saltado como una bala sobre un montón de cangrejos vivos y en un santiamén ha montado  una escabechina.

La pescatera se ha puesto a gritar como si le atacara a ella. No sabía qué hacer ni a qué venía el que sus cangrejos perdieran pinzas, patas e incluso, parte de sus caparazones de manera desenfrenada. Y tal como había empezado aquella especie de torbellino, acabó porque la sirena se lanzó hacia el puesto de su derecha donde agonizaban unos hermosos bogavantes y el torbellino empezó de nuevo.

La gente corría como loca para escapar de lo que pensaban que era: - ¡Un atentado! o ¡un ataque terrorista! Los que estaban fueran empujaban a los que salían para entrar a ver qué pasaba. Gracias al tumulto pude coger a Pascualita... agarrada a uno de los bogavantes. Y salí corriendo sin que nadie se percatara de que me iba sin pagar.

Nada más entrar en casa, sudorosa y dispuesta a darme yo sola, un buen atracón porque a Pascualita ya no le cabían en la tripa más crustáceos, llegó la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! Yo pongo la mesa mientras tu lo preparas. - ¿Preparo, qué? - Te he visto. Estaba en la pescadería "limpiando" carteras cuando ha empezado el jaleo... ¿Cómo lo has hecho? - No  he hecho nada - Sé que lo has organizado tú. No puedes engañarme porque soy una profesional. Te propongo asociarte conmigo y... - ¡No, no, no. Yo no soy del gremio de Bárcenas y compañía! - Tu te lo pierdes, egoísta... ¿Comemos o qué?

miércoles, 21 de noviembre de 2018

¿Hasta que punto recuerda el señor Li?

- "Nena, me ha llamado el señor Li que, por cierto, debía tener la boca llena de sopa o me hablaba en chino porque apenas lo he entendido, aunque me ha parecido que hablaba de ti... ¿Tienes que ver algo con él?. No tengo prejuicios cuando se trata de mi bisnieto, si tiene que ser mitad chino, que lo sea" - ¿Abuela ¿de qué vas? Ese hombre tiene más años que la tos y además, no es mi tipo. - "¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? Si tienes que tener al bisnieto con él, pues se tiene y ya está." - ¡Antes morir que perder la vida! (grité para afianzar mi postura en cuanto al tema)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! he pasado por la tienda del señor Li y se me ha erizado el pelo cuando he visto como lo dejaron los ladrones que entraron en su tienda ¡da miedo! - "¿Eso te ha dicho?" - Dice que, apenas recuerda el ataque. - Mejor (dije yo) - Mejor ¿por qué? Así los municipales no podrán encontrarlo. - Tendrían que encontrar a los asaltantes porque da mucho miedo pensar que andan sueltos por ahí - No creo que a usted le hagan algo, Cotilla jejejejeje

- No sé a qué viene esa risita de conejo. Todavía estoy de buen ver. - La opinión es libre y, en éste caso más. - Tu nieta se ha vuelta muy descarada y tendrás que ponerle las peras a cuartos. - "Tienes razón... ¡Tira para allá o no respondo de mis actos.

Cuando quedamos solas la abuela protestó: - "¿Porqué tendrá recuerdos el chino?" - Se tomó una botella ella solita, que bastaba para cargarse una mula así que estos retazos de recuerdos que tiene, deben ser cosa suya. ¡Ni se lo nombres!

Mientras tanto, ajena a la polémica que se generaba a su lado, Pascualita jugaba a esconderse en el cofre del tesoro.

La abuela y yo, como jueces, habíamos condenado de entemano a la sirena aunque a ella le daba exactamente igual, no por ello iba a dejar de comer, saltar, disfrutar de la vida.

La noche cayó sobre nuestras cabezas y nos fuímos en busca del sueño. Sentada en mi cama conté las ovejitas que saltaba la valla que llevaba al redil: - Tropecientas novena y nueve... humm.......... ¿Y ahora... qué es lo que... viene....

martes, 20 de noviembre de 2018

Encontré a Pascualita.

Cuando me di cuenta de que el termo de los chinos estaba vacío, un sudor frío recorrió mi espalda y pensé en que me caerían la del Pulpo cuanto la abuela se enterara de que había perdido a Pascualita ¡en la tienda del señor Li!.

Probablemente se la estaría comiendo. A los chinos les gusta mucho el pescado crudo y la sirena será para él bocatto di cardinale ¡Ay, ay, ay, ay la abuela me va a matar, trocear y meterme de carne picada en los espaguettis de mañana!

No podía volver a casa sin haber intentado, por lo menos una vez, encontrar o saber qué ha sido de Pascualita. Así que volví sobre mis pasos mientras las piernas apenas me sostenían a causa del tembleque. En la tienda no se veía a nadie y aproveché para llamar, por lo bajini, - ¡Pascualita, o Pascualita! ¿Dónde estás?...

Seguía sin ver a nadie y me fui adentrando en la boca del lobo... - Pascualitaaaaaaaaaaaaaaaa (murmuraba) - Seguí avanzando entre montones de mercancías apiladas a ambos lados creando pasillos interminables. Empecé a sudar porque recordé a un malvado chino que sembraba el miedo en las pantallas de los cines allá por los años cuarenta y cincuenta del siglo XX: ¡FUMANCHU!

¿Acaso el señor Li era una reencarnación del malandrín? Debo reconocer que llevaba las uñas pulcramente cortadas, no como el del cine que las llevaba larguísimas para arañar con ellas, supongo, o para urgar bien adentro de nariz y orejas, que para todo eso sirven las uñas.

Un grito desgarrador, salido de entre tanto cachivache, me puso los pelos de punta. Luego vinieron gritos en chino que no entendí pero comprendí: ¡Parecía el resultado de un ataque de Pascualita!

Corrí de la Ceca a la Meca, chocando con pijamas, gafs de sol, lámparas de pilas, juguetes, flores de plástico, tornillos, etc. etc. etc... Al doblar una de las esquinas choqué de frente contra un trozo de carne amorfa que, por un pequeño orificio de lo que fue su cara, soltaba gritos de dolor. - ¿Señor... Li? (pregunté, a riesgo de equivocarme porque aquel rostro era irreconocible) - ¡Siiii!... ayyyyyyyyyyy  ¡¡¡GAMBA GOLDA MOLDEL A MI!!! - ¡¿Se la ha comido?! - ¡NO PODEL. ELLA COMEL A MI!

Entonces, entre los enormes hinchazones, descubrí a la sirena comiendo ¡no quise saber qué! de la cara del pobre señor Li. Cerré los ojos, tiré con fuerza y escondí a Pascualita en el bolsillo de mi añorak, mientras, ella siguió comiendo lo que tenía en la boca, tan tranquila.

Cogí una botella de chinchón de una estantería y se la di al pobre Li. - Bébasela toda (le recomendé) - Dijo que sí con la cabeza mientras gruesos lagrimones salían de las finísimas ranuras de sus ojos. Cuando me iba hacia la calle, haciendo un esfuerzo sobrehumano, el chino susurró: - ¿Tu pagal chinchón? - Pues... - ¡Tu pagal! - ¡Que jodío!

lunes, 19 de noviembre de 2018

Me sacan de mis casillas.

La abuela y la Cotilla llegaron casi al mismo tiempo y ambas venían cargadas con bolsas de ropa. - "¿Has encontrado de todo?" - preguntó la abuela a su amiga. - Me ha costado un poco pero, al final, lo he conseguido. - "¿Y es de aquella época?" - No seas tan picajosa que con que lo parezca, va que chuta.

- ¿De qué habláis? - "¡Nos vamos a Madrid!" - ¿Las dos solas? - Naturaca. - ¿Y yo qué? - "Eso digo yo. ¿Tú qué? ¿Cuando encontrarás un novio para convertirlo en el padre de mi bisnieto?" - Que arte tienes tergiversando las cosas, abuela.

- Vamos a bicentenario del Museo del Prado vestidas de goyescas, boba de Coria ¡que ilusión! ¿Te acuerdas de los fusilamientos del tres de Mayo?... - ¿No me digáis que estuvisteis allí? - ¡PLAFFF! - ¡Abuela, era una broma! - He pensado (dijo la Cotilla) que, aprovechando que estaremos en el Museo, podríamos darle el cambiazo a alguno de los cuadros. Hay tantos, colgados o guardados, que ¿quién va a enterarse? - "Cotilla, no empieces..." - Se los vendemos a un Jeque y nos forramos. -" Humm... no me parece tan mala idea. ¿Vamos a medias?" - ¡¡¡ABUELAAAAAA!!!

- Ya salió doña Etica Pelética a rebuznar. - ¡Es patrimonio de todos los españoles! - Entonces, razón de más para ganarnos unos euritos. Una pequeña parte de ellos es nuestra. - ¡Mínima! - Vale. Pero nuestra.

Aquella desfachatez podía conmigo. De modo que las dejé con la palabra en la boca, cogí a Pascualita y me fui a dar una vuelta y despejarme. Los pasos me llevaron ante la tienda del señor Li. - ¿Tu quelel algo? (me preguntó al verme) - Sí, un rollito de Primavera. - ¿Pol qué lleval siemple telmo colgado en cuello? - Para sacar a pasear a mi amiga P... estoooooo... Pececito. - Yo quelel vel - ¡NO! -

- ¡Sí quelele! Tu callal. - ¡No me da la gana. Y métase el rollito por dónde le quepa! - ¡Tu no educada! Yo decil a tu abuela. - ¡Anda y que lo zurzan! - ¿Sel malo zulzil? - ¡Ya lo creo jajajajajaja! - Yo hacelte magia china y tu sel más tonta aún.

Ante tamaño escándalo, Pascualita asomó la cabeza por la boca del termo y el señor Li vio lo que quiso ver: - ¡¡¡GAMBA GOLDA. YO QUELEL!!!

Tuve que salir corriendo de allí. Al llegar a la calle estaba chorreando porque me tiré encima el agua del termo... ¿Y Pascualita? ¡¡¡PASCUALITAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

domingo, 18 de noviembre de 2018

¡Menudo descubrimiento!

- Miro a Pascualita y recuerdo cuando me arrancó el dedo gordo del pie derecho... Ya sé que  hace  miles de años pero recuerdo el episodio como si hubiera ocurrido ayer y cada vez que tengo esta repentina sensación, me quito el zapato y miro mi pie mutilado... al que no le falta nada. ¿Cómo puede ser esto si he visto claramente en mi sueño, como me lo arrancaba y se lo comía?

- A los dragones, si les cortan la cola, les vuelve a crecer. Lo mismo ocurre si se le corta una pata a las estrellas de mar ¡les vuelve a crecer! Por lo visto a las personas nos ocurre lo mismo porque si no, no me explico lo que ha pasado con mi dedo gordo.

La abuela me mira boquiabierta. No sale de su asombro. No le cabe en la cabeza que sea yo la persona que ha descubierto ésta característica del ser humano. - Has quedado impactada al saber que tienes una nieta superdotada ¿verdad? ¡Ya me veo recibiendo el Premio Nobel de... no sé de qué pero de algo importantísimo, seguro!. Dejaré que vengas conmigo a Estocolmo cuando me lo den y saldremos juntas en las fotos del Hola.

Sin decir palabra, la abuela se levantó y se marchó llevándose a Pascualita en el termo de los chinos. - ¿Por qué te la llevas? - "No quiero que le contagies tus gilipolleces"

Vaya. No me esperaba esta reacción ante mi descubrimiento. Es una pena que Pascualita no sepa hablar porque debe haber visto, a lo largo de su larguísima vida, como personas mutiladas dejaban de serlo al crecerles los apéndices perdidos.

Tardaron mucho en volver a casa y tuve tiempo de pensar. Mi descubrimiento era tan extraordinario que solamente lo creería quién lo hubiese visto en la práctica. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! - Cotilla, tiene que ayudarme a demostrar una cosa que he descubierto a las gentes de hoy en día. Deje que le corte un dedo, el que usted quiera y veremos como se regenera. Lo haremos ante la televisión y se hará famosa en el mundo entero.

- ¿Que me corte un dedo? ¿Tú estás tonta? - ¡Le volverá a salir! Voy a llamar a la tele y haremos el experimento. - Intenta tocarme y comprobaremos si, después de rodar tu cabeza por el suelo, te vuelve a crecer, boba de Coria. - ¡Oiga, que estoy hablando en serio! - ¡Y yo! - ¡Mire mi dedo gordo del pie derecho! Se lo comieron hace unos miles de años y ¡fíjese, está enterito!

Entró la abuela. - "¡Vamos a brindar!" (dijo) - ¡¿Por mi descubrimiento?! - "Sí, hija. Y por la propensión que tienes de ser más tonta cada día. Hala, bebe y calla"

Ahora tengo mucho sueño. Sobre la mesa hay dos botellas de chinchón vacías y nos hemos reído hasta las lágrimas pero no he conseguido cortarle el dedo a la Cotilla... creo. Mañana... volveré a intentarlo... zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

sábado, 17 de noviembre de 2018

Sueños.

¡Otra vez he soñado y ha sido ésta noche! Espero que esto no se convierta en una costumbre a no ser que me lo pase tan bien como la abuela. Además, me he metido tanto en el papel de anémona de mar a la que una sirena feísima y pequeña, devoraba todos los días y volvía a crecer que, al despertarme, mi cama estaba ¡mojada! ¡Me he hecho pipí!

Naturalmente esto no puedo contárselo a la abuela porque el choteo duraría hasta el fin de sus días y eso es mucho tiempo.

Tempranito ha venido con una bandeja de ensaimadas recién hechas. Y siguiendo el rastro de su aroma, ha llegado también la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡A desayunar!

Sentadas a la mesa de la cocina, la abuela nos ha contado cómo fue otra de sus antiguas vidas que ve en sueños. - "Era la favorita del gran Ramsés y hasta que no me he cargado a la relamida de la Gran Esposa Real no he parado de intrigar y conquistar al marido. ¡Menudo lujo me gastaba en aquellos tiempos en los que nadie me tosía o iba a parar a los cocodrilos del Nilo que, por cierto, llegaron a tenerme mucho cariño por la cantidad de comida que les mandaba." - ¿Las sobras de la cocina? - "Los enemigos que me estorbaban" - ¡Abuela! - "Eran otros tiempos, nena. Entonces estas cosas no estaban mal vistas... ¿Vosotras no soñáis con vuestras vidas pasadas?"

La Cotilla dijo que muchas veces, cuando daba una cabezadita en los ratos nocturnos en que no trapicheaba, solía tener sueños así. - Normalmente soy un comerciante de largas barbas. Unas veces fenicio, otras, griego, otras egipcio... - ¿Siempre con barba, Cotilla? - Sí, y me queda muy bien. Trapicheo con telas finísimas, aceites, vinos. Siempre voy de acá para allá con mis borricos cargados de mercancías. Me detienen por "limpiar" en los templos de la antigüedad. Una veces me cortan la mano derecha Otras me cuelgan boca abajo por quedarme con joyas que encontraba abandonadas"...  

- Veo que la afición a coger lo que no es suyo le viene de lejos. - Sí, lo llevo en la masa de la sangre jejejejeje - Había una pregunta que no me podía guardar. - ¿Se afeita usted, Cotilla? - ¡¿Has oído lo que ha dicho tu nieta?! ¿Qué educación le has dado? ¡Ríñela, por lo menos! - "Primero contesta la pregunta que yo también estoy en ascuas" - ¿Estáis tontas las dos?  - Eso es salirse por la tangente. ¿Tiene barba, sí o no? - ¡¡¡NOOOOO!!! - Entonces ¿por qué la tiene en los sueños? - ¡Anda y que os den morcilla! - La Cotilla salió furiosa y pegó un portazo que casi me hunde la casa.


viernes, 16 de noviembre de 2018

Visitando una vida anterior.

La abuela ha venido toda emperifollada y eso que estábamos a media mañana. - ¿Vas a El Funeral a éstas horas? - "No. Vengo para que veas como fui en una de mis vidas pasadas" - ¿Perdona? ... ¿De qué vas? - "De Reina de Egipto" -

Efectivamente, el disfráz daba el pego. Incluso el maquillaje estaba muy de acuerdo con los modelos que salen en las paredes de las tumbas antiguas. - ¿Han cambia la fecha del Carnaval? Me parece bien porque ahora no hace tanto frío como en febrero y la gente puede ir más destapada... - "¿Tú me escuchas cuándo te hablo o te vas de viaje astral a la antípodas, boba de Coria? ¡Así iba yo de guapísima y elegantísima en aquella remota vida en la que fui indiscutible Reina del país del Nilo" - ¿Y cómo lo sabes? - "Porque lo he soñado. Tan claro como te estoy viendo a ti. Ha sido maravilloso ¡Yo fui Nefertiti. La más bella reina de Egipto!" - ¡Jopé! Como te has puesto por un simple sueño.

Se había puesto un vestido de lino transparente, un hermoso pectoral de bisutería fina con la figura de la serpiente y el buitre. La típica corona con la que se representa a Nefertiti. Pulseras de oro en brazos y tobillos, sandalias imitando las de oro de las grandes festividades y un porte altivo que no le había visto nunca salvo cuando va borracha de chinchón. 

Cuando ha salido camino del rolls royce que la esperaba, mal aparcado como siempre en la parada del bus, la gente que se cruzaba con ella le hacía reverencias ¡Me he quedado a cuadros! Incluso Geoooorge se ha puesto a cuatro patas ante la puerta abierta del coche. Ella se ha subido a su espalda, como si pisara una banqueta, y ha entrado como una auténtica reina mientras el mayordomo cerraba la puerta con delicadeza.

Mientras me repantingaba en el sofá para dormir la siesta, pensé que sería bonito soñar con una de mis vidas anteriores. Si mi abuela fue Nefertiti yo sería princesa real. Y me dormí con la sonrisa en los labios, a la espera de hermosos sueños.

Me vi paseando a orillas del Nilo, trajinando un cántaro lleno de agua sobre la cabeza que me dejaba la espalda baldada. Ese dolor no fue nada comparado con el que sentí cuando un pequeño bicho se llevó el dedo gordo de mi pie derecho. ¡Vi, perfectamente, que era Pascualita y me había atacado! ¿Qué hacía metida en el agua dulce y sin morirse, la medio sardina?

Corrí entre las plantas de papiro mientras cocodrilos e hipopótamos intentaban alcanzarme. Al llegar al palacio del faraón alguien me gritó: - ¿Dónde esta el cántaro? - ¡Una pequeña sirena se ha comido mi dedo gordo! - ¡No me vengas con excusas! ¡Si la has roto te la descontaré de la paga! - ¡No me hables así! ¡Soy la nieta de Nefertiti! - Un coro de risas me despertó Y mientras volvía a la realidad escuché decir: - ¡Que mal le sienta la cerveza a la esclava boba de Coria!


jueves, 15 de noviembre de 2018

Pascualita se divierte.

Geooorge, por fin, se ha ido. Que hartura de hombre. Todo el día enfadado por cualquier cosa. Por ejemplo, no consentía que me riera de él. - ¡Si tu te vieras te partirías de risa! Agamos una prueba. Camina delante del espejo... jajajajaja - ¡¡¡TU LOCAAAAAAAA!!! Yo llamar a madame (lloriqueó)

Un rato después llegó el rolls royce conducido por Andresito que subió a casa para ayudar a su mayordomo. Cuando salieron camino del ascensor me fije que los hombros del abuelito se agitaban y cuando volvió la cara hacia mi y vi sus ojos arrasados de lágrimas por tener que aguantarse la risa no me pude contener y ambos soltamos la carcajada.

La abuela me llamó, entre risas contenidas, para hacerme saber que habían llegado bien y que, lo primero que hizo Geoooorge fue ponerme una denuncia. - ¿A mi? ¿Por qué? - "Por intento de homicidio" - Pero si no le he hecho nada... - "Dice que cuando llegó a tu casa no andaba jijijijiji... así. El meollo del misterio está en tu casa" - Fue cosa de Pascualita. - "Lo sé, pero no podemos decirlo"

La denuncia siguió su curso y Bedulio llamó a mi puerta. Estaba hecho un manojo de nervios. - ¡No puedo con éstas cosas! ¿Es brujería? - ¿El qué? - Lo que le ha pasado a Geoooorge...  - Le habrá picado un mosquito tigre... - Más bien un tigre de Bengala. - Y dio la casualidad que se hinchó todo al llegar aquí. - El habla de chorritos de agua. - Estará borracho.

Bedulio fue incapáz de entrar. Todo se habló en el rellano de la escalera, aunque la conversación no fue muy larga porque, en cuanto escuchó el ¡CHAF! que hizo Pascualita al tirarse en bomba en el acuario, salió por pies y desapareció del mapa. Ni siquiera lo han visto en su trabajo.

He tenido que ponerme seria con la sirena. - ¡No puedes tirar agua envenenada a la gente! Me cuesta una botella de chinchón cada vez para que entren en coma etílico y no recuerden nada al despertar. - Pero a éste bicho las cosas le entran por un oído y salen por el otro. Por lo visto le parece muy gracioso lo que hace y me paso el día con la fregona en la mano.

Al final la he amenazado con llevarla a la tienda del señor Li para que se la coma como si fuera una gamba gorda. Y así lo he hecho en cuanto ha vuelto a tirarme agua. Metida en el termo de los chinos hemos llegado a la tienda. El termo estaba abierto. No pensé que Pascualita fuera tan arriesgada pero, chino que veía, chino al que "bautizaba. Los pobres salián corriendo, llorando, gritando, quejándose de dolor. Aquello era un galimatías.

El señor Li salió al oír los gritos, se plantó ante mi y me dijo: - ¿Qué sel que pasal aquí?  ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyyyyyyyy!!! - Fue el último en recibir el chorrito y ahora no ve. El agua le cayó entre los ojos, ya de por si oblícuos y ahora están "enterrados" bajo una enorme hinchazón... Al salir me ha parecido entender algo así como... ¡¡¡Tu molil, pol Confucioooooooooo!!!



miércoles, 14 de noviembre de 2018

¡Ay, no puedo dejar de reír!

La abuela ha estado en casa y, sin venir a cuento, me  ha dado un pescozón que he dado palmas con las orejas. - ¡Aaaaaaayyyyyyyyyyy! ¿A qué viene ésto? - "Es por lo mal que educas a Pascualita. Le dejas hacer todo lo que quiere y mira cómo ha dejado al pobre Geoooorge"

La verdad es que da pena verlo. Y risa también cuando camina hasta el cuarto de baño como un pato, hinchado y mareado.

Se pasa un rato dentro y el primer día hizo algo extraño: ¡cantar flamenco!

Cuando lo escuché por primera vez no pude parar de reir. ¡Era su modo de demostrar su valentía, a pesar del dolor y la incomodidad, pero después, afinando el oído, me di cuenta que, de flamenco nada. El inglés lloraba a moco tenido y gritaba como un condenado jajajajajajaja ¡De valiente, nada de nada!

Yo me partía de risa, lloraba, moqueaba, hipaba y me dolía todo el cuerpo de tanto reir ¡Menudo cachondeo! Y cada vez que iba al baño, le seguía para no perderme nada de lo que hiciera allí dentro.

Esta mañana, en plan rezo, decía: ¡Señor, cuando nos traéras el Brexit para alejarme de ésta gente sádica!" - Sin embargo, cuando lo he sacado al sol del balcón, no se ha quejado de nada. Tal vez porque la mayoría de chicas que pasaban por la acera iban de pleno verano, con vestiditos frecos, sin mangas y a él se le iban los ojos detrás.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¿Qué, inglés, ya puedes juntar las piernas? ... Mira que picarte una avispa africana justamente... ahi. - Esa fue la respuesta que le había dado yo a la Cotilla cuando trató de meter sus narices donde no la llamaba nadie.

martes, 13 de noviembre de 2018

Pascualita está "graciosa"

Andresito se niega en rotundo a volver a mi casa y la abuela está segura de que la culpa es mía. - "¿Qué le has hecho?" - ¡Nada! - "¡Mentirosa! Ya me enteraré y te pondré las peras a cuarto." - ¡Y dale! No le he hecho nada.

Cuando a la abuela se le mete algo entre ceja y ceja, es difícil que se baje del burro. Lo mejor será hablar con el abuelito para que me aclare el misterio. Lo malo es que no quiere ponerse al teléfono...

Sé que sale todos los días a dar un pequeño paseo por los alrededores de su casa y le he salido al encuentro. Al verme ha puesto cara de espanto - ¡No, no, nooooooo te asustes! Te invito a desayunar y me cuentas qué te pasa. - Me costó un poco convencerlo porque se emperraba en que me reiría de él.

Sentados ante dos humeantes cafés con leche y ensaimadas, bajo los árboles de la plaza de Santa Eulalia, esperé a que se decidiera a hablar. - ... Algo... o alguien... No sé... me tira agua en tu casa. - Tragué saliva. Y poniendo la voz más inocente de mi repertorio, dije: - ¿No será cosa de la Cotilla, abuelito? - No... - Mira que es más rara que un perro verde. - No es ella... porque cuando ha ocurrido eso, ella no estaba... - Se quedó con una llave de mi casa... - No insistas. No es cosa de ella. - Perdona pero ¿no serán figuraciones tuyas?

Se levantó de un brinco y todo lo que había en la mesa se estrelló contra el suelo. - ¡¡¡SABIA QUE NO ME CREERIAS!!! - Y se fue corriendo como alma que lleva el diablo. - ¡¡¡ABUELITOOOOO!!! (grité) Y como por arte de magia, el camarero apareció junto a mi. - No se haga la longui y pague la consumición. - Si no hemos tomado nada (protesté) - Entonces cogió la factura y sacando la punta de la lengua, anotó algo. - ¿Qué hace? - Añadir el estropicio. -  El jodío camarero, se lució añadiendo extras.

Corrí a mi casa y entré como un huracán hasta el comedor donde Pascualita, nadando tranquilamente en el acuario, ni se inmutó al verme. - ¡¿Quién te manda tirarle agua al abuelito, sardina de las narices?! ¡Por tu culpa voy a quedarme sin la Torre del Paseo Marítimo! - Por toda respuesta la sirena me lanzó un chorrito de agua envenenada que pude evitar haciendo un quiebro de cintura, con la gracia y salero que me caracteriza. - ¡¡¡TE VOY A FREIR CON PIMIENTOS!!!

Y entonces escuché: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Con quién discutes, boba de Coria? - ¡¡¡CON NADIE!!! - Estás peor de lo que suponía... ¡Aaaayyyyyyy! Me ha caído un chorrito de agua en la nuca... - Es mi primer abuelito que hoy tiene el día "gracioso" (dije sin pensar. Pero la Cotilla salió por pies de mi casa)

La sirena debe encontrar muy graciosa nuestra reacción ante sus chorritos y no ha parado en todo el día de lanzarlos. Incluso a los pájaros del árbol de la calle. A los que ha pillado despistados es fácil verlos por la enorme hinchazón que presentan en la parte del cuerpo que ha recibido el agua.

A media mañana vino Geooorge a recoger las cosas del abuelito que dejó en casa. Al pasar cerca del acuario recibió un chorrito a traición que fue a caer, justo, entre sus piernas. Y aquí lo tengo. Hinchadísimo. Sin poder cerrar las piernas ni sentarse bien. Dolorido y borracho de chinchón. ¡Que cruz tengo con la sirena de las narices!

lunes, 12 de noviembre de 2018

Andresito está neurasténico.

El fraile Paco, cuya única misión en la vida es señalar con un puntero el tiempo que hará, se ha vuelto ácrata y señala lo que le sale de los... bajos del hábito. Y me tiene desconcertada porque no hago caso de lo que digan los Hombres y Mujeres del Tiempo, que son legión, sino del fraile Paco que para eso está en mi casa y le quito el polvo de vez en cuando.

Lo miro pero como de pasada. No quiero que se le suban los humos a la cabeza, que bastante subidos los tiene ya bajo la capucha y siempre marca: LLUVIA. No sé por qué. Tal vez le ha dado un aire y se ha quedado pallá. También puede ser que se esté haciendo el interesante.

El caso es que, cada vez le hago menos caso pero siempre tengo el paraguas a mano por si acaso.

Este mediodía, he salido al balcón con Pascualita. Hacía un sol esplendoroso, veraniego. Me he sentado en una hamaca, en bikini, bien embadurnada de crema solar y sin separarme del paraguas. Pascualita tampoco se ha librado de la crema que luego se pone roja como una gamba. La he colocado sobre mi barriga y casi de inmediato, nos hemos dormido.

Me ha despertado un aplauso prolongado que mis fans me dedicaban en el Auditorium de Palma, repleto de entendidos en música clásica. A mi alrededor, en el escenario, se iban colocando los ramos de flores que no paraban de llegar. ¡Un triunfo sin igual en mi carrera de cantante lírica! Montserrat Caballé ya tiene quién la sustituya.

Dejé de contar las veces que tuve que salir a saludar mientras el público, de pie, seguía aplaudiendo sin descanso. Pascualita, asomada a mi escote, agitaba las manitas y hacía el signo de OK con sus dedos palmeados ¡Que apoteósis!

Me tiraban rosas, claveles, gladiolos, piedras... - ¡Aaaaayyyyyyyyyyy! ¡Salvajes! - Me levanté de un salto y quedé desconcertada... ¿Dónde estaba el escenario?... ¿Y Pascualita?

La pobre había salido disparada y ahora colgaba de una rama del árbol de la calle. De abajo me llegaban silbidos de admiración, gritos de ¡Tía buenaaaaa! y otros subidos de tono. El tráfico se había parado debido al mal aparcamiento de Geooorge que acababa de llegar con el rolls royce.

Andresito tiró de mi y acabé en el comedor con una manta por encima. - ¡Si te ha visto algún periodista estoy hundido! ¿Por qué sales desnuda al balcón? - ¡Voy en bikini y estoy en mi casa! Lo que no sé es qué ha pasado con el Auditorium... - Villarejo habla de Esperanza Aguirre... - ¡¿Y a mi que me cuentas?! - ¡Dentro de poco hablará de mi! - Ay, abuelito. Estás neurasténico.

Corrí a por la fregona y así pude subir a la sirena, agarrándose a ella. Estaba furiosa y sacaba la dentadura de  tiburón a pasear. Llamaron a la puerta y, despistada, abrí con Pascualita en la mano. - ¡Soy periodista de...! (fue lo único que dijo porque le tiré la sirena a la cara) ¡¡¡AAAAAYYYYYYYYYYYYYYYY!!!

Cuando se le pasen los dolores y las hinchazones, ya tiene tema para una próxima investigación periodística.



domingo, 11 de noviembre de 2018

El ocho.

La abuela se está acostumbrando a salir sin Andresito. - "Nena, quédate al abuelito que tengo que ir a un funeral y a él no le hacen gracia" - ¿El funeral de quién? - De Antoñito Caracoles. - Nunca he oído que lo nombraseis ¡Me estás engañando para que me quede con él mientras tu te vas de picos pardos! - "¿Cuándo te he dicho una mentira yo?" - ¡¡¡Q`WERIPTPROTRCKWEFRPG!!!

Esta mañana ha venido a casa. - "Voy a la Catedral a ver el 8" - ¡¿Otra vez?! - "Hoy hace un año de la última vez que lo vi" - Siempre me sales por peteneras. - "Me llevaré a Pascualita para que vea el espectáculo y así, cuando vuelva a su hábitat, podrá montar algo parecido allí..." - ¿Bajo el mar? - "¿No esperarás que una sirena monte una cosa de esas en el Himalaya, boba de Coria?"

Entonces empezó un tira y afloja entre nosotras. - ¡No te la lleves porque la perderás entre tanta gente! - "Ya es mayor para que tengamos que protegerla tanto" - ¡Eres una inconsciente! - "¡Y tu más tonta que un adoquín!" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué os pasa? - ¡¡¡NADA!!!

No podemos dejar que la Cotilla sospeche que tenemos una sirena en casa. - "Bueno, me llevo el termo de los chinos... El color hace juego con..." - ¡Nada! (dijímos a dúo la Cotilla y yo) - ... las bragas" - Y salió hacia el comedor para meter a Pascualita en el termo, pero la seguimos la vecina y yo. - Vengo contigo - ¡Yo también! Con tanta gente apiñada y mirando al techo, me haré con una buena cosecha de carteras. - ¡Usted no viene! - "No, no vienes!"

Consiguió esconder a la sirena y salimos deprisa para que la Cotilla no se nos pegara como una lapa. Al llegar a la Catedral había una larga cola de gente ansiosa por ver formarse el famoso ocho con los colores del Rosetón Mayor.

Una vez dentro del templo vimos entrar a la Cotilla. Nos hicimos las despistadas aunque miramos de reojo. Su actividad empezó en cuanto puso un pie en el templo y los colores que andaban por las paredes fueron su cómplice.

La abuela había abierto el tapón del termo y Pascualita asomó la cabeza, curiosa. De repente, una mujer enorme se puso delante de nosotras y por más que le dije ¡que mira que le dije de todo menos bonita! no se apartó y no veíamos nada. Yo sentía cómo la rabia me subía garganta arriba y a punto estuve de dejarla sin tobillo de una patada pero la abuela fue más rápida: cogió a Pascualita y la lanzó a la cabeza de la frescales.

¡La que se lió fue parda! En lo que dura un suspiró la dejó monda y lironda. Los gritos se escuchaban en la calle. Hubo un conato de estampida pero, en ese momento, el sol hizo el 8 y la gente aplaudió a rabiar.

De un tirón seco y profesional, arranqué a Pascualita de aquella cabeza y fuimos de las primeras en salir a la calle. - "¡De prisa, nena! Vamos a coger sitio a Can Joan de S´aigo para desayunar chocolate con ensaimadas ¡¡¡TU PAGAS!!!"

sábado, 10 de noviembre de 2018

Jodía abuela.

Seguimos con el tira y afloja entre la abuela y yo a costa de Andresito. El pobre no levanta cabeza. Piensa que se va a arruinar si la banca tiene que pagar los gastos de las hipotecas y llora por los rincones: - No tendremos ni para comprar los marcos de nuestras fotos cuando tengan que colocarlas en la pared de los Finados del El Funeral. (le ha dicho a la abuela ésta mañana) - "No te apures por eso, hombre. Los compramos en la tienda de los chinos del señor Li que son más baratos" -

Contra todo pronóstico, este comentario a aumentado más aún, la paranoia del abuelito. Por esto ella me ha llamado para invitarme a merendar. - "Donde quieras. Elije el sitio" - Ay, pues... así, de sopetón, no se me ocurre nada... Hace tiempo que no como perritos calientes. - "Ya se nota, ya..." - ¿Ah, si? (la abuela me sorprende cada día por el ojo clínico que tiene)

El caso es que nada es espontáneo en ella. Siempre hay un motivo y esta vez era camelarme para que me quedara con Andresito unos días hasta que recupere un poco la confianza en si mismo. De modo que, al llegar a casa, el rolls royce estaba aparcado en la parada del bus. En cuanto nos vieron, el abuelito y Geooooooorg bajaron del coche. El mayordomo llevando la maleta con la ropa de Andresito. Al llegar al piso se metió en el antiguo cuarto de la abuela y colocó las cosas en el armario.

Ahora no puedo ver las noticias en la tele porque es contraproducente para el abuelito. Así que nos contentamos con ver dibujos animados de Dora Exploradora y cosas así. Poco a poco me voy aficionando a ellos y ya no me quejo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿No os habéis enterado? (llegó diciendo la Cotilla) Piden la dimisión de Carlos Lesmes, el jefe de los Jueces por... - ¡¡¡CALLA, CALLAAAAAA!!! (gritó el abuelito fuera de si y corrió a esconderse a su cuarto) - Caray, Cotilla, ahora que está tranquilo viene usted y lo estropea todo. - Cumplo órdenes de tu abuela porque ésta noche hay fiesta en El Funeral y prefiere que no vaya Andresito que está de un soso que tira para atrás y no quiere que le chafe la noche.

Salté hacia el teléfono como un tigre de Bengala. - ¡¡¡QUE SE PONGA MI ABUELA, GEOOOORGE!!! - No se quién ser abuela (¡y me colgó el muy jodío!)


viernes, 9 de noviembre de 2018

Que buenas son las siestas.

La abuela me ha endosado a Andresito y se lo he devuelto a vuelta de correo. - "¡Vaya cara tienes!" - No puedes mandarme al abuelito con una depresión de caballo y menos cuando ya estás eligiendo la foto para la Pared de los Finados. - "¡Naturalmente que puedo y acabo de hacerlo! El rolls royce estará al llegar." - ¡Abuela, no me hagas esto! - "¿A que te quedas sin la Torre del Paseo Marítimo?" - ¡Chantajista!

Acaba de sentarse en la salita y me ha pedido que le ponga ¡el programa de la Esteban! Estoy por llamar a Urgencias. Y lo peor es que, cuando ha subido Geoooorge cargado con la maleta del abuelito, se ha sentado con él y no pierden rípio de lo que hablan en la tele.

¡Menuda suerte la mía! Uno, depresivo por culpa de la política y sus charlas con quien no debía. Y el otro por el puñetero Brexit. No puedo con éste panorama y si no espabilo, acabaré depresiva yo también así que me he sentado a hablar de nuestras cosas con Pepe el jivarizado y Pascualita.

De repente me he dado cuenta de que Geoooorge es un buen cocinero, lo tengo a mano y voy a sacarle partido. - Hoy guisarás tú, inglés. - Mi no guisar. - ¡Abuelito, mira lo que dice tu mayordomo! - No quiero discusiones. Guisa y santas Pascuas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¡Que bien hueleeeeeeee! (gritó la Cotilla en cuanto entró en casa) - Vaya poniendo la mesa... ¿no?... ¿por qué?... - La invitada se encuentra con la mesa puesta... ¡Geoooorge, sírveme a mi primerooooooo!

El caso es que rebañamos los platos. La fabada estaba deliciosa. - No sabía que un inglés pudiera hacer algo tan bueno. ¡Enhorabuena! - Llevé los platos sucios a la cocina y en el cubo de la basura, encima de los desperdicios, había dos latas de fabada asturiana. - ¡Tramposo! - Se me encendió la sangre y sin pensarlo, le tiré a la sirena a la cara y se agarró como una lapa.

La voz de Pacualita me llegó, fresca y joven, a través de la rabia que sentía. - No me gusta mucho comer ingleses, boba de Coria. Son sosos y tienen mucha teína y luego se me repiten todo el día. - Héchale kepsup. - ¡Todo lo arreglas con salsas! Está asqueroso!

Mientras discutíamos, la nariz de Geooorge iba pareciéndose cada vez más a la trompa de un elefante. Rozaba el suelo y para dar por finalizada la discusión, soltó un berrido que nos dejó sordos. Entonces se me iluminó la bombilla y el inglés barritó con todas sus fuerzas mientras yo, completamente exahusta, no se porqué, pegó su corpachón al de la abuela y abrío nos ojos atormentados.

Horas después, cuando solo quedaba una gran nariz como recuerdo de lo pasado, Pepe estornudó a lo bestia. Le presté media cáscara de naranja, se la puso en la cabeza y cantó con su voz ecléptica: ¡Tengo una vaca lechera! Tuvo un gran éxito.

jueves, 8 de noviembre de 2018

El villano Villarejo.

La abuela está preocupada y no es para menos. - "Al paso que vamos, antes de Navidad colgaremos el retrato de Andresito en la pared de los Finados de El Funeral" -¡Caray! Rebosas optimismo. - "El médico le ha prohibido ver la televisión, escuchar la radio o leer la prensa ¡todo ésto lo está matando!" - No sé por qué. Yo hago eso todos los días y mirame, estoy encantada de la vida. -"Porque eres una don nadie y ni te conocen, ni conoces a gente importante... en cambio, Andresito conoce a la crem de la crem de la Política, la Banca, incluso del Periodismo"

- Conozco a la crem de la crem de la Policía: a Bedulio. A una representante del Comercio: la Cotilla. que lo es también de los trabajos Manuales ...  - "¿?" - ¡La apertura, en un plis plás, de los cepillos de las iglesias! Y artista en su género del Trapicheo. ¡Me río yo de Mario Conde y otros como él!

- "Me refiero a gente que mandaba de verdad. Y ahora están de capa caída" - ¿En la cárcel? ¡Ah, ya te entiendo! No me extraña que le hayan prohibido ver las Noticias... - "Lo de Cospedal ha sido, casi, la puntilla" - Parece el guión de una novela negra ¡Hay de todo y más! Yo espero cada día un nuevo capítulo ¡Me tiene enganchadísima!

- " Y para rematar la jugada sale el Presidente y dice que los bancos ¡paguen los gastos de las hipotecas! - Pero eso, a Andresito no le incumbe, ¿o sí?. - "Ya lo creo. Los hombres de su familia siempre fueron banqueros..." - ¿El también? No sabía nada. - "Se jubiló hace mucho tiempo pero, quien nace banquero, muere banquero" - Ah... no lo sabía... - "¿El qué?" - Nada de nada... - "Siempre estás en la Luna"

- ¿Qué dice mi bisabuelastra de su hijo? - "Que no es raro que tenga el culillo prieto por si el villano Villarejo lo saca en alguno de sus capítulos diarios" - ¡No me digas! ¿Es posible? - "Cuando el río suena, agua lleva..." - ¿Tu también irás a la cárcel, abuela? - ¿Yoooooooooooooo? Para entonces ya estaré divorciada y no conoceré de nada a Andresito. Me vendré a vivir aquí hasta que hayan dictado sentencia y después ¡a vivir del cuento!". - ¡¿Y yo qué culpa tengo?!

Pascualita, sentada en el borde del acuario no nos prestaba atención pero sí a una pequeña sombra de la pared. - "¡Dichosos mosquitos!" (dijo la abuela y le tiró un zapato) - ¡Noooooooo, pobrecito! Es un bebé Bicho Palo. - Se acercó a verlo y solo lo distinguió cuando estuvo a dos pasos de él. - "¿Eso es un bicho?" - Palo - "Un palo... jajaja ¡Un paloooo! ... jajajajajaja ¡¡¡UN PALOOOOOOOOOOO!!! JAJAJAJAJAJAJAJA ¡QUIERO UN PALOOOOOOOO!" - Está como un cenceroaaayyyyyyyyy... ¡Abuela, pescozones nooooooo!





martes, 6 de noviembre de 2018

El sueño.

Otra mala noche que me he pasado en vela por culpa de la abuela. Y no es que me haya llamado para romperme el sueño. Es que no puedo quitarme de la cabeza lo que me ha hecho ¿Con qué permiso entra en MI casa y se carga el trabajo de una obrera eficiente, sin mi consentimiento? A mi me gustaba el tapete de la mesa, el arte con que zurció el roto de mi pequeña biblioteca... ¿Dónde voy a encontrar ahora una araña como aquella y lo más importante, de toda confianza?

Sobre las cinco de la madrugada ya estaba harta de dar vueltas en la cama. He ido a por Pascualita que dormía plácidamente envuelta entre las algas del fondo del acuario. La he cogido con mucho cuidado porque tiene muy mal despertar. La he envuelto en una toalla y llevado a mi cama. Una vez allí la he hecho partícipe de mis pesares.

Ha levantado su fea cabeza y mirado con ojos somnolientos, se ha contentado con sacar a pasear su dentadura de tiburón para acabar durmiéndose sobre la almohada. Poco rato después, me he dormido yo.

Pepe estaba vigilando la entrada de una cueva cuya entrada estaba disimulada tras una espesa telaraña. Como el jivarizado no tiene pies, rodaba de un lado al otro en plan centinela de Cuuuuuba, Cuuuuba, Cuuuuuba... - ¿Qué estás haciendo aquí? (le pregunté a pesar de que era obvio) - Estoy de guardia ante la guarida de madame araña. (Hay que ver lo bien que se explica Pepe en los sueños)

Debía ser la Reina del lugar quién allí habitaba. Me quedé por los alrededores esperando ver al personaje hasta que, una parte de la telaraña se levantó y salió Pascualita. No me extrañó verla allí. Debía tratarse de una visita de cortesía, de la Reina de los Siete mares a la Reina del Lugar.

Me acerqué a preguntar en plan reportero. - ¿A qué se debe su visita a la araña? - Me invitó a comer fabada... - ¿Que me dice, doña sirena? Nunca pensé que alguien de la alcurnia de ustedes comería semejante cosa. - Pascualita bizqueó y dijo la famosa frase - ¡No eres más tonto porque no te entrenas!

- ¿Algo más que declarar a la prensa? - ¡Declaro inaugurados los Juegos Olímpicos Mallorquines! - No sabía que los hubiera... - Yo tampoco pero como usted se empeñó en que declarara algo... - Así que, de lo dicho, no hay nada. - Nada de nada. Por no haber no hay ni araña tejedora porque, para la miseria que cobra, ha decidido irse al extranjero aprovechando que pasaba por aquí el señor Tocacullons caminito del aeropuerto. - Que no se entere la abuela (dije, preocupada) - ¿Por qué? Porque vendrá a lomos de la escoba y la fregona y no dejará ni una mota de polvo... ¡¡¡Corre, Pepe, que por allí viene!!! - Y salimos de estampida.

lunes, 5 de noviembre de 2018

La okupa, desocupa.

He ido a la compra y al volver, algo había cambiado en casa. Ha sido una sensación de decir: aquí falta algo, pero no he sabido qué. Lo malo de ésto es que me he pasado el resto del día pensando qué podía ser... hasta que me he hartado y me he dicho que solo era eso, una sensación.

De todas maneras le he preguntado a Pascualita, pero hablar con ella algunas veces, es como quién oye llover: ¡ni caso me ha hecho!. Ha sido después de la siesta cuando he notado que faltaba el tapete que tejió la araña.

Entonces el trabajo de pensar fue más pesado porque ahora tenía que averiguar dónde lo había metido yo. No tuve más remedio que tomarme unas aspirinas con chinchón porque tenía la cabeza como un bombo.

¿Cuándo he quitado el tapete de la mesa? ... no lo he quitado... creo. ¡Ay, que mala memoria tengo!

Sonó el teléfono. Era la abuela con voz de bronca. - "¿No te da vergüenza tener la casa como la tienes?" - Como siempre... - "¡Llena de telarañas! ¡que asco cuando las he visto! - De repente una campanilla sonó en mi cráneo: ¡¡¡TILIIIIIIIIN, TILIIIIIIIN!!! - ¿Has estado en mi casa esta mañana? - "¡Sí y por poco  me da un patatús! Había telarañas por todo y no me he podido contener. De pronto ha surgido en mi la antigua proletaria y me he puesto a la faena de dejarte el comedor níquelao ¡Hasta el acuario de Pascualita estaba infectado!" - ¡Abuela, no puedes entrar en mi intimidad como un elefante en una cacharrería! ¿Qué le ha pasado a la araña? - "Supongo que la he mandado al otro mundo cuando he limpiado la librería que parecía la de la Familia Monster de la tele!"

Colgué el teléfono y me harté de llorar. Pascualita saltó del acuario a la mesa y reptó hasta la botella de chinchón. - Tienes razón, sirenita, ahoguemos las penas en licor.

Mucho rato después, cuando llegó la Cotilla: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Aaaahhhhh, una arañaaaaaaaaaaa! (gritó) - guardé a Pascualita en mi bolsillo y corrí junto a la vecina. Llegué justo cuando la araña, hatillo al hombro, salía camino de la escalera pasando bajo la puerta del piso. - ¡Matalaaaaaaaaaaa, boba de Coria! (la Cotilla estaba fuera de sí) - Tranquila, rodará ... ¡hip!... escaleras abajo y se partirá... ¡hip!... el cráneo -

domingo, 4 de noviembre de 2018

La okupa.

Ahora somos uno más en casa: la araña, agradecida por no haberme cargado su tela de araña que tanto trabajo le costó hacer, ha tejido un tapete para la mesa del comedor que ha quedado monísimo. Se ve que tiene experiencia. Después de ésto, ¿con qué cara le doy un escobazo y la mando al otro barrio?

Esta mañana se ha unido a Pascualita y a mi, en el desayuno. Me ha parecido que se tomaba ciertas libertades porque nadie la había invitado y mi sueldo no llega para tantas bocas pero, por ser el primer día, no le dije nada. Preparé dos cola caos como siempre y cuando la sirena, con sus saltos a la taza, lo puso todo perdido, la araña se limitó a beber de los charquitos de cola cao.

He decidido darle un voto de confianza y después ya veremos. De momento, además del tapete, ha zurcido el roto que le hice a la telaraña de la librería y ha quedado niquelada. Hay que reconocer que la tía tiene un arte extraordinario. He pensado que, con lo mañosa que es, la abuela podría enseñarle a bordar punto mallorquín para que hiciera mantelerías, juegos de cama, etc. etc. Son cosas que las novias ya no ponían en las Listas de Boda, pero éstas cosas se han vuelto a poner de moda y podríamos sacarnos un pastón: ella como trabajadora y yo como Relaciones Públicas.

Además, Pascualita y la araña han hecho amistad. Se han estado observando un buen rato y cuando yo ya temía que la sirena se la zampara pensando que era un cangrejo, pasó de ella. Más tarde, la parte alta del acuario quedó adornada con una trabajada telaraña.

No he dicho a nadie que tengo una okupa, a ver si me van a subir el alquiler.

sábado, 3 de noviembre de 2018

La cristalera.




 He visto a Bedulio en la calle y a punto he estado de ir a contarle que no entraron ladrones en casa. Que fui yo quien hizo los destrozos. Pero luego he pensado que mejor dejar las cosas como están, no vaya a ser que me pasen la factura del médico al que tuvo que acudir para tratarle de los nervios...

Así que me  he dedicado a limpiar la biblioteca. Es que al pasar por su lado me ha parecido que tenía puertas de cristal. Y me he alegrado porque siempre quise ponerle unas para que los libros no cojan tanto polvo. El caso es que no recordaba cuando fue eso. Como los cristales se veían empañados fui en busca de periódicos viejos, agua y amoníaco. Pascualita, sentada en el borde del acuario, no me quitaba ojo. Afortunadamente ya no llevaba ni rastro de maquillaje pero se veía igual de siniestra.

De repente saltó a la mesa del comedor haciendo palanca con su cola. - ¿Quiéres aprender a limpiar cristales, monstruíto? ¿Para qué si en tu hábitat no hay... o sí? ¡Claro, los del Titanic! Pues observa cómo se hace.

Mojé una bayeta en el agua con amoníaco, la escurrí y la pasé con energía por los crist... ¡No había cristales! Ya me parecía a mi pero como quedaba tan bien...  Era una enorme y tupida tela de araña que ya tenía solera de años. ¿Tanto tiempo hace que no cojo un libro?... La culpa la tiene la Esteban por engancharme a sus programas ¡La demandaré!

Pascualita seguía mirando mientras yo pensaba que ¡menudo trabajo me había echado a la espalda! No es lo mismo limpiar unos cristales que quitar los libros, limpiarlos uno por uno y volver a colocarlos por temas o escritores ¡Y encontrar a la araña! No puedo dejarla allí o un día me levantaré de dormir y toda la casa estará tricotada.

Pensé que no era oportuno tomar una decisión como ésta en caliente. Porque yo estaba muy enfadada. De modo que cogí a la sirena, me senté con ella en la salita a tomar un descanso y unas copitas de chinchón. Después, más relajada, ya tomaré una decisión sobre lo que haré.

Cuando entró la Cotilla. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - Me encontró terminando de colocar, lo mejor posible, la telaraña.

- ¿Se puede saber qué haces, boba de Coria? - Arreglar esta obra de arte que me brinda la Naturaleza en estado puro y que, sin querer, he roto un poco. - Pero si es... - Un verdadero trabajo de artesanía. - ... una telaraña. - Dicho así suena mal pero, si se fija en la perfección del trabajo, pensará como yo.

La Cotilla me miró, asombrada, hasta que se le desató la lengua - ¡Tu eres una guarra!

viernes, 2 de noviembre de 2018

Pues... no tenía ni idea.

Mentiría si dijera que esta noche no he oído ruidos en casa pero, como tenía tanto sueño, he preferido pensar que se trataba de una pesadilla y he seguido durmiendo profundamente. Ha sido al despertarme cuando he comprobado que de pesadilla nada. ¡Han entrado ladrones y lo han revuelto todo!

Corrí hasta la comisaría como si estuviera batiendo el récord mundial de velocidad. Sin apenas aire en los pulmones, pregunté por Bedulio que apareció con cara de pocos amigos porque no le gusta que le llamen por su nombre ¿Tengo yo la culpa de que se lo pusieran? No. Así que, ajo y agua.

 El caso es que, al verme, se le cambió la cara. - ¡No voy a ir contigo a ningún sitio! (me avisó de antemano) - ¡Han entrado ladrones en casa! No he tocado la escena del crimen para que no se pierda ni una pista. - ¿A quién han matado? - A nadie... ¿Se han podido cargar a la Cotilla? - Como has dicho "la escena del crimen?... - Es una frase que he sacado de las películas.

- ¿Qué se han llevado? - ¡Y yo que sé!. Está todo revuelto. - ¿Entonces no has mirado si está o no, la Cotilla? - Pues no... ¿Querías que hiciera tu trabajo? ¡¿Para eso te pago?! - Perdona... ¿me pagas? - ¡Con mis impuestos! - ¡Pero si no haces la declaración de la Renta! - ¿Qué culpa tengo de que me paguen poco? La intención es lo que cuenta.

Por más que renegó acabó viniendo conmigo cuando el Jefe se lo ordenó. - Al llegar a casa se puso detrás de mi para entrar. - ¡Cotilla! ¡¡¡COTILLAAAAAAA!!! ... No está. - Miramos en su cuarto por si estuviera asesinada. Pero no había nadie.

A Bedulio le pudo más su olfato policial que el miedo que le daba estar allí. - Fíjate en cómo está esparcido todo: en espiral. Nunca había visto nada así... - Es como si el ladrón diera vueltas en redondo mientras iba tirando cosas... ¿No te despertó el ruido? - No le eché cuentas...

Las puertas de la calle y el balcón estaban cerradas por dentro. Y no había ninguna ventana abierta, así que... quien había hecho ese estropicio estaba dentro de casa. Ni siquiera pudo entrar a través del árbol de la calle...

De repente, Bedulio empezó a temblar, perdió el color del rostro, los labios se le pusieron lívidos, los ojos como platos y empezó a caminar hacia atrás. - ¿Quiéres chinchón? (me empezaba a preocupar) - ¡Quiero irme! - ¿Ya sabes quién ha hecho esto? - ¡¡¡SI. y ESTÁ AQUÍ!!! .

Miré en torno mío. Yo también empezaba a asustarme... - Cogiendo aire, el Municipal gritó: - ¡¡¡TU PRIMER ABUELITOOOOOOO!!! - Y salió escopeteado escaleras abajo.

Un leve chapoteo llamó mi atención. Pascualita se subió al borde del acuario. - ¿Te ha visto Bedulio? - Hizo la señal de OK. Y entendí el susto que se llevó porque la sirena seguía llevando el maquillaje mortuorio que le había puesto la abuela.

Estábamos riendo y brindando con chinchón a la salud mental del Municipal cuando entró la Cotilla y tuve que lanzar a Pascualita de vuelta al acuario. Un lanzamiento no del todo limpio porque, antes de rebotar y caer en el agua, la estrellé contra el espejo del aparador.

La vecina preguntó: - ¿Ya te has calmado? Hay que ver la que has liado ésta noche. No sabía que eras sonámbula, boba de Coria. ¡Solo te faltaba eso! ¿A ver cómo vas a encontrar novio ahora para hacerle un bisnieto a tu abuela?

jueves, 1 de noviembre de 2018

Estoy de monstruos de ficción ¡hasta aquí!

¡Que ganas tengo de que pasen éstas fiestas!  La abuela ha vestido a Pascualita de Doña Inés y ella iba de Don Juan Tenorio. - "¿A qué está monísima?" - Huy sí pero... aunque la mona se vista de seda, mona se queda ¡¿Qué pasa?! (salí corriendo para evitar uno de sus famosos pescozones)

Esto ha pasado esta tarde. Tenía que ensayar para la representación de ésta noche en El Funeral en la que ella será Doña Inés y Paco Crespo (uno de los habituales de la cafetería) Don Juan. Por lo visto no le hace ninguna gracia a Andresito... - ¿Por qué, abuela? - "Porque tu abuelito es tonto de remate. Cree que Paco me está tirando los tejos... cosa que es verdad y me gusta pero, de eso a irme con él hay una distancia como de aquí al sol" - Veo que sigues muy enamorada de Andresito... (me emocioné) - "Naturalmente. Mi marido tiene mucho más dinero que Paco" - ¡Abuela!

Ver a Pascualita vestida de monja es todo un poema. - ¿No tendría que ir de Don Juan ella? - "Si, pero me llevaba más tiempo hacerle el traje". - Y se puso a declarar su amor al canalla de Don Juan mientras la sirena, incómoda, tiraba de la toca que le orlaba la cara.

No se me ocurrió otra cosa que ponerle un espejo delante para que se "admirara" y fue peor el remedio que la enfermedad porque ¡se asustó! cosa que no me extraña. Saltó del frutero al espejo, que solté inmediatamente para evitar males mayores.

- "¡¿Has visto la que has liado?! Así no hay quién ensaye" - Y se levantó para irse. - ¡Primero quitale el hábito a la medio sardina esa! - "Lo tienes claro" - Y me dejó sola ante el peligro... Lo combatí mostrándo a la sirena una botella de chichón.

Esta mañana ya he tenido un mal despertar. Al abrir los ojos tenía delante de mi a un diminuto ser, con ojeras hasta la cintura, rostro demacrado y cuerpo cubierto de sangre que manaba de un costado con una herida abierta de la que colgaba un riñón. De repente el pequeño monstruíto cayó sobre mi y grité con toda la potencia de mis pulmones. Pronto sonó el timbre de la puerta. Varios vecinos estaban en el rellano_ - ¡Es fiesta y queremos dormiiiiiiiir, imbécil!

La abuela, escondida en el cuarto de baño, se lo pasaba en grande. Pascualita no tanto. La había despertado para ponerle el disfraz asqueroso. Además le había pintado los labios de rojo sangre, las ojeras y unos colmillos enormes que parecían asomar de su boca ¡Como si no tuviese dientes la tía!

Entré en el baño porque a causa de los sustos se me estaba escapando el pipí. Sentada en el váter intenté relajarme respirando despacito. Y cuando lo estaba logrando ¡¡¡la madre de Psicósis salió por la mampara de la ducha, cuchillo en mano!!! 

No necesito disfrazarme porque tengo los nervios en tensión, ojeras profundas, risa siniestra, ojos desorbitados, tembleque de articulaciones y no sé cuantas cosas más... Los de El Funeral, donde he ido a ver la representación teatral, me han dado el premio al Mejor Disfraz, sin comerlo ni beberlo.