miércoles, 21 de noviembre de 2018

¿Hasta que punto recuerda el señor Li?

- "Nena, me ha llamado el señor Li que, por cierto, debía tener la boca llena de sopa o me hablaba en chino porque apenas lo he entendido, aunque me ha parecido que hablaba de ti... ¿Tienes que ver algo con él?. No tengo prejuicios cuando se trata de mi bisnieto, si tiene que ser mitad chino, que lo sea" - ¿Abuela ¿de qué vas? Ese hombre tiene más años que la tos y además, no es mi tipo. - "¿Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino? Si tienes que tener al bisnieto con él, pues se tiene y ya está." - ¡Antes morir que perder la vida! (grité para afianzar mi postura en cuanto al tema)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! he pasado por la tienda del señor Li y se me ha erizado el pelo cuando he visto como lo dejaron los ladrones que entraron en su tienda ¡da miedo! - "¿Eso te ha dicho?" - Dice que, apenas recuerda el ataque. - Mejor (dije yo) - Mejor ¿por qué? Así los municipales no podrán encontrarlo. - Tendrían que encontrar a los asaltantes porque da mucho miedo pensar que andan sueltos por ahí - No creo que a usted le hagan algo, Cotilla jejejejeje

- No sé a qué viene esa risita de conejo. Todavía estoy de buen ver. - La opinión es libre y, en éste caso más. - Tu nieta se ha vuelta muy descarada y tendrás que ponerle las peras a cuartos. - "Tienes razón... ¡Tira para allá o no respondo de mis actos.

Cuando quedamos solas la abuela protestó: - "¿Porqué tendrá recuerdos el chino?" - Se tomó una botella ella solita, que bastaba para cargarse una mula así que estos retazos de recuerdos que tiene, deben ser cosa suya. ¡Ni se lo nombres!

Mientras tanto, ajena a la polémica que se generaba a su lado, Pascualita jugaba a esconderse en el cofre del tesoro.

La abuela y yo, como jueces, habíamos condenado de entemano a la sirena aunque a ella le daba exactamente igual, no por ello iba a dejar de comer, saltar, disfrutar de la vida.

La noche cayó sobre nuestras cabezas y nos fuímos en busca del sueño. Sentada en mi cama conté las ovejitas que saltaba la valla que llevaba al redil: - Tropecientas novena y nueve... humm.......... ¿Y ahora... qué es lo que... viene....

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