lunes, 5 de noviembre de 2018

La okupa, desocupa.

He ido a la compra y al volver, algo había cambiado en casa. Ha sido una sensación de decir: aquí falta algo, pero no he sabido qué. Lo malo de ésto es que me he pasado el resto del día pensando qué podía ser... hasta que me he hartado y me he dicho que solo era eso, una sensación.

De todas maneras le he preguntado a Pascualita, pero hablar con ella algunas veces, es como quién oye llover: ¡ni caso me ha hecho!. Ha sido después de la siesta cuando he notado que faltaba el tapete que tejió la araña.

Entonces el trabajo de pensar fue más pesado porque ahora tenía que averiguar dónde lo había metido yo. No tuve más remedio que tomarme unas aspirinas con chinchón porque tenía la cabeza como un bombo.

¿Cuándo he quitado el tapete de la mesa? ... no lo he quitado... creo. ¡Ay, que mala memoria tengo!

Sonó el teléfono. Era la abuela con voz de bronca. - "¿No te da vergüenza tener la casa como la tienes?" - Como siempre... - "¡Llena de telarañas! ¡que asco cuando las he visto! - De repente una campanilla sonó en mi cráneo: ¡¡¡TILIIIIIIIIN, TILIIIIIIIN!!! - ¿Has estado en mi casa esta mañana? - "¡Sí y por poco  me da un patatús! Había telarañas por todo y no me he podido contener. De pronto ha surgido en mi la antigua proletaria y me he puesto a la faena de dejarte el comedor níquelao ¡Hasta el acuario de Pascualita estaba infectado!" - ¡Abuela, no puedes entrar en mi intimidad como un elefante en una cacharrería! ¿Qué le ha pasado a la araña? - "Supongo que la he mandado al otro mundo cuando he limpiado la librería que parecía la de la Familia Monster de la tele!"

Colgué el teléfono y me harté de llorar. Pascualita saltó del acuario a la mesa y reptó hasta la botella de chinchón. - Tienes razón, sirenita, ahoguemos las penas en licor.

Mucho rato después, cuando llegó la Cotilla: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ¡Aaaahhhhh, una arañaaaaaaaaaaa! (gritó) - guardé a Pascualita en mi bolsillo y corrí junto a la vecina. Llegué justo cuando la araña, hatillo al hombro, salía camino de la escalera pasando bajo la puerta del piso. - ¡Matalaaaaaaaaaaa, boba de Coria! (la Cotilla estaba fuera de sí) - Tranquila, rodará ... ¡hip!... escaleras abajo y se partirá... ¡hip!... el cráneo -

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