martes, 31 de octubre de 2023

Víspera de todos los Santos

Hasta el árbol de la calle tiene espesas telarañas colgando de sus ramas. - Tengo la esperanza de que tu primer abuelito aparezca entre mis hojas que, dicho sea de paso, lo están deseando y piensan recibirlo como se merece el ánima más elegante del Más Allá. - ¡¡¡Es taaaaaaaan guaaaaaapo!!! gritaban alocadas.

Las bolas de polvo salían en tropel de debajo de los muebles con aspecto lastimoso después de haber sido perseguidas y vapuleadas por la escoba que no cabía en sí de gozo: - ¡Como disfruto convirtiéndolas en zombis a escobazos!

Pepe el jibarizado tenía pocas opciones de disfrazarse porque es un disfraz en si mismo, de todos modos incorporé al llavero una cadenita con bola penitenciaria, cosa que le encantó porque sus OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO transmitían ilusión.

Una Dama Blanca cruzó el comedor sin que se supiera de dónde había salido. - Ay, ay... ¿Quién eres... o fuíste? (pregunté con un hilillo de voz) - Fui, soy y seré para siempre... Doña Inés. - Aaaayyyy (suspiré) ¿Y Don Juan? - Ha ido a tirar la basura... (¡que bajón!)

En la calle la oscuridad nos rodea. Mientras, un frufrú de seda suena cuando roza los muebles, las paredes, el aire que nos rodea y que es cada vez más frío... helador.

Pascualita tirita dentro de la pila de lavar del comedor. Tendría que calentarle el agua pero no me atrevo a moverme. Las ánimas llenan mi casa vigilando que no se apaguen las velitas (animetes) que las conectan con el Más Acá. 

Y aparece, por fin, mi primer abuelito, ¡¡¡E.S.P.E.C.T.A.C.U.L.A.R.!!! Dejándose ver lo justo para excitar más a sus fans que se desgañitan pelándose por arrancarse de las ramas que las sujetan y entrar en tropel en casa a por él. 

Va a ser ésta una laaaaarga noche de amor con los que ya no están.

 

 

 

 

 

 

 


 

lunes, 30 de octubre de 2023

¡Que potage!

A mi primer abuelito se lo comen los nervios. No para quieto. Así aparece como desaparece. La lámpara del comedor está que trina: - Cada vez que intento dar una cabezada aparece el pesado éste y enciende o apaga las luces según le de. ¡Me tiene harta!

A mi me tiene mareada. Ya no sé las veces que me pregunta cómo le queda el sudario y antes de que dé mi opinión se pone otro: ¡Para ya, jopelines! (le he gritado, frenética)

Ha sido en el momento en que la abuela, seguida de su mayordomo inglés, ha entrado en casa. - "Oye, que solo he puesto un pie en tu casa, boba de Coria" - Ay, perdona pero es que tu ex marido me saca de mis casillas.

Se hizo el silencio más absoluto. Las bombillas de la lámpara del comedor siguieron haciendo luz de gas. La abuela empezó a sudar a mares mientras el miedo le incitó a bailar un zapateado de locura. Entonces entró mi segundo abuelito, Andresito que, admirado, brindó óles y aplausos a su mujer. - ¡Eres la Carmen Amaya del siglo XXI!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Habéis cambiado el Jaloui por el flamenco? ¡Lo prefiero! (gritó la Cotilla para hacerse oír al llegar a casa) - Pascualita, viendo a su amiga del alma dar zapatazos al suelo se entusiasmo tanto, en lugar de aplaudir le tiró varios buchitos de agua envenenada y uno de ellos le dio en una teta. Por eso ahora anda de lado, por el peso.

Fue tanto el griterío que se formó que pude hablar con mi primer abuelito sin que nadie se enterara: - ¿Qué te pasa, culillo de mal asiento? - ¡¡¡Que mañana será la Gran Noche de los que estamos en el Mas Allá y no sé qué ponerme!!! - ¡Angela María, lo que hay que oír!

 

domingo, 29 de octubre de 2023

El gato.

Estaba el balcón abierto de par en par para que pasara el calorcillo agradable de un día de Otoño pero quién entró en casa fue un gato callejero. 

Tal vez atraído por el rico olor de la ensaimada del desayuno que salía a exhibirse cual descocada vedette de Revista antes de que Pascualita y yo nos la desayunáramos como hacemos todos los domingos.

El caso es que un gato desconocido subió por el árbol de la calle hasta la copa y de allí saltó al balcón en el momento en que unas bolas de polvo jugaban a perseguirse por el rayo de sol que iluminaba el suelo. Y el gato se fue a por ellas, tal vez sin mala intención pero el caso es que en un momento hubo polvo por todo. - ¡Eh, ya está bien! Que me tocará a mi recogerlo (se quejó la escoba).

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - ¿Qué hace éste bicho aquí? - La culpa es del árbol de la calle por el que se ha colado sin pedir permiso, Cotilla. (dije sin pensar lo que decía) - ¿Del árbol? Estás como una chota, nena. 

La Cotilla no le dio mayor importancia y fue a su cuarto a guardar las ganancias resultantes de la "limpieza" de los cepillos de "sus" iglesias. 

Mientras, el gato curioseaba la pila de lavar del comedor. Pascualita también sintió curiosidad y subió a sentarse en el poyete. Los dos animales no se perdían de vista. Pascualita tenía todas las de perder en caso de ataque. Era mucho más pequeña que el gato y, encima, era un pez... o medio.

De pronto, Pascualita sacó a pasear su dentadura de tiburón. El gato dio tal brinco que acabó en el regazo de mi primer abuelito que pasaba por aquí, luego cayó sobre la mesa del comedor para salir como una exhalación por el árbol y perderse de vista tras la primera esquina.

Satisfecha, la sirena, tendida de espalda, se deslizaba lentamente por el agua de mar de la pila de lavar.

 

sábado, 28 de octubre de 2023

PRIMEROS AUXILIOS.

En la única maceta de mi balcón ha salido una florecilla, minúscula y humilde, salida de algúna semilla dejada allí por algún romántico gorrión que, sin pedirme permiso, la dejó caer y contra todo pronóstico, enraizó en terreno yermo. 

Bien pues hoy ha venido una abeja. Era una obrera con las patitas llenas de polen, indicando con ello que cumplía su horario laboral como mandan los cánones. Incluso lo ha sobrepasado porque, al salir de la flor, ha caído redonda al suelo.

- ¡Jopé! Menuda costalada se ha dado la obrerita.  (dijo el árbol de la calle que no puede dejar de meter las narices donde no le llaman) - Entonces fijó en mi su atención: - ¡Llama al 061 pasmada o piensas dejarla ahí! - ¿No será excesivo...? 

Me cayó una lluvia de improperios que inclinó la balanza hacia la Seguridad Social. Y el árbol seguía dando la vara: - ¡Hay que reanimarla! ¡Dale agua con azúcar! ¡Vamos, un, dos, un dos!... Ay, Señor, dame paciencia.

Me sentía aturullada por tanta presión. Entré en la cocina, cogí una cucharilla, la botella, un vasito y el azúcar y corrí de vuelta al balcón. - ¡Dale el agua ya, boba de Coria. que se desidrataaaaa! - Se la di y luego tomé yo un trago. Ahí me di cuenta de que no era agua sino ¡chinchón!

Hay que ver lo peligrosa que es una abeja borracha. Que se lo pregunten a los pobres de la ambulancia.



 

 

viernes, 27 de octubre de 2023

El que faltaba para el duro.

La abuela ha entrado como un ciclón en casa sin que por ello sonara el consabido concierto de pitos en la calle, cosa que me intrigó mucho. Pero aún fue mas raro verla acercarse a mi con una beatífica sonrisa en los labios cuando yo esperaba recibir una bronca por... vete tú a saber qué.

- "¿Por qué no me has dicho nada, nena? ¿Te parece bien que tu abuela sea la última en enterarse?..." 

Metí la cabeza entre los hombros para que el capón no me doliese tanto pero... no llegó a producirse. ¿Qué pasa aquí? (me pregunté, preocupada) - "¿Cómo iba a pensar que te codeas con la Alta Aristocracia Inglesa (AAI) nena ? Déjate de bomberos de calendario y sigue por el camino de la abundancia financiera que, quién sabe, tal vez te lleve a Balmoral" - ¡¿Eh?!

- "Me ha dicho un pajarito que tu amigo?, ¿amante? ¿querido con derecho a roce? ¿Qué término te parece el más adecuado?" - ¡No sé de qué demonios hablas, abuela! - "De tu amistad con Lord Parkinson. Estaré encantada de tener un bisnieto Lord. Mis vecinas millonetis se morirán de envidia cuando se enteren ¡Que contenta estoy!" 

No hubo manera de contarle la verdad porque no paraba de hablar de tomar el té de las cinco con el nuevo rey. - "Hubiese preferido hacerlo con la reina Isabel pero, hija, como eres tan indecisa, a la pobre le ha dado tiempo hasta de morirse." - Pero abuela... - "¿Cuándo me lo vas a presentar?"

Tengo que decir, en honor a la verdad, que Lord Parkinson, hasta ahora, se porta de maravilla.

Habrá que verlo de cháchara con la abuela...

 

jueves, 26 de octubre de 2023

Que no decaiga la fiesta.

La abuela, que tiene más moral que el Alcoyano, ha vuelto a la carga allanándome el camino para encontrar al futuro padre de su bisnieto. - "Ahora llega una nueva ocasión. A ver si pones los cinco sentidos y acabamos de una vez con éste culebrón, nena".

He mirado el calendario y no he visto nada del otro mundo. - ¡¿CÓMO QUE NO?! ¡Y TANTO QUE ES DEL OTRO MUNDO! (tronó la voz de mi primer abuelito) - ¡Ay, que susto me has dado! - Viene la festividad de Todos los Santos (dijo mientras emprendía un vuelo por el techo del comedor arrastrando una preciosa capa de seda negra llena de llamitas saltarinas.) - Bonito sudario, abuelito, aunque peligroso ¿no crees?... ¡Aaaaah, claaaaaaro! quieres provocar un incendio para que los bomberos de calendario vengan a apagarlo ¿eh, pillín?

El abuelito se sonrojó. - Es que empieza a gustarme la idea de tener un bisnieto... - ¡Virgen del Amor Hermoso, solo faltabas tú! 

Mientras, en el cuadro de la Santa Cena, empezaron las discusiones: - ¡Yo quiero un rosario de dulces! (dijo el de las 30 monedas) - Todo el mundo se apuntó al carro pero... - ¿Tenéis monedas?... ¿No? pues ajo y agua, queridos (dijo el potentado) - Entonces me escuché a mi misma: ¡Haré torrijas!

Al momento todas las bolas de polvo se arremolinaron a mis pies: - ¡Yupiiiii!

- Perdón, perdón. Ha sido un lapsus jejejejejejeje

Hasta el árbol de la calle me puso de vuelta y media: - Que qué cara más dura tienes - Con la comida no se juega. - ¡Así te coma Pepe el jibarizado! (gritó Pompilio en un arranque y nos estuvimos riendo dos días seguidos porque Pepe solo es un llavero): JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA...Y hemos celebrado la guasa con chinchón, claro.


 

 

miércoles, 25 de octubre de 2023

Infalible...

Pascualita lleva días sin salir de casa y se nota. Está nerviosa, irritable. Nos tiene a todos con el corazón en un puño porque, cuando menos te lo esperas, tira un buchito de agua envenenada con su saliva y si nos da, nos avía.

Los comensales de la Santa Cena apenas se asoman al marco del cuadro. Más de uno tiene una oreja de Dumbo y otros corren tras el ojo salido de su órbita debido a lo grande que se ha vuelto. Por eso he decidido sacarla a pasear en el termo de los chinos que empieza a ser ya, pieza de museo.

Después de ver tanta información sobre El Tiempo en todas la televisiones, me considero una catedrática del género, como lo era mi abuela Juana que con la ayuda de un callo del pie, sabía el tiempo que haría mañana sin equivocarse.

Bien pues, con todo ese bagaje familiar y televisivo a la espalda, salí al balcón y di mi veredicto: Hoy lloverá y refrescará. Así que salí pertrechada de paraguas y anorak. Media hora después estaba ante la Catedral de Palma desde donde se divisa una hermosa panorámica de la bahía.

El sudor corría a chorros por mi frente de camino al asfalto donde se convertía en charco ante la mirada asombrada de cientos de turistas, del gran crucero atracado en el muelle, con camisetas de tirantes, chanclas, gafas de sol, sombreros, gorras y viseras de propaganda para librarse del sol.

Pascualita estaba frenética porque el agua del termo de los chinos era puro caldo. Y atacó. Saltó de cabeza en cabeza, alejándose cada vez más de mi gracias a la Gran Muralla China que formaban los turista y me impedía el paso. 

Pensé haberla perdido para siempre cuando un griterío me orientó hacia ella. - ¡Fuego, fuegooooo! (grité) y así pude llegar ante unos alemanes descomunales que lloraban a moco tendido mientras Pascualita, a la velocidad del rayo, despojaba de sus enormes mostachos.

Salimos corriendo por las antiguas calles de la vieja Palma, mientras asociaba el "desmostacheo" alemán con el descorche, imparable, de las botellas de cerveza y tuve que parar a secarme las lágrimas de la risa que me dio ver a la sirena con un mostacho por sobrero.

martes, 24 de octubre de 2023

Refresca.

La Cristalera me ha impedido el paso al balcón: - ¡Hace frío y no quiero constiparme! (me ha dicho) - Por si no te has enterado, la dueña de ésta casa soy yo y te ordeno que me dejes salir al balcón. - Te aviso: si sales no entras más. 

Tengo la cristalera más chula del barrio. - ¡Debo hablar con el árbol de la calle! - Hazlo por señas, nena. Estamos a 16 º , son las ocho de la mañana, hace viento y llueve ¿qué pintas en el balcón con tan mal tiempo?

Del otro lado de la cristalera, su hermana gemela me presionaba para que le diera un escarmiento - ¡Déjala abierta de par en par a la quejica esa!

Llevábamos una hora discutiendo sin avanzar ni un milímetro hacia un entendimiento cuando un golpe seco nos sobresaltó. Una de las ramas del árbol de la calle se estrelló contra el cristal. Los gritos arreciaron y aquello era una jaula de grillos. La discusión alcanzó a los comensales de la Santa Cena que, dividiendo sus fuerzas, organizaron una guerra por su cuenta.

A las bolas de polvo les pareció un juego divertido y se lanzaban unas contra otras partiéndose de risa hasta que chocaban y desaparecían. 

Pepe el jibarizado nos contó algo que solo entendió mi primer abuelito. Resultó ser otra versión de cómo, siendo el mejor guerrero de la tribu, acabó en llavero: - Fue la envidia cochina que me tenía el jefe de la tribu porque no ni la mitad de guapo que yo.

Un día invitó al tragaldabas del jefe de una tribu vecina y decidieron hacerme una jugarreta. Ante toda la tribu reunida en la plaza del poblado empezaron hablando del tiempo, después de deportes para acabar haciéndolo de belleza masculina. Ese era mi tema favorito y saqué pecho: - Ahí os doy sopas con honda porque el que está más bueno que el pan de molde soy YO.

Entonces el Jefe gritó: ¡A la olla con él! a ver si es verdad que está tan bueno 

Se ve que así fue porque, de mi solo dejaron la cabeza reducida.

lunes, 23 de octubre de 2023

Un sueño.

La Gran Esfinge ha llenado mi sueño con su corpachón. - ¡Eh, señora (le he gritado) que está ocupando mi territorio! - Y va y me dice: - Yo estaba primero. - A partir de ese momento no pude ver ni las ovejas que cuento cuando tengo insomnio. 

Claro, ante tamaña desfachatez me puse echa una fiera corrupia aunque no me sirvió de nada. Así que bajé los decibelios y recordando que es mitad león, le hablé amablemente. - Si no se las vigila, las ovejas se irán a Extremadura aprovechando el tiempo de la trasumancia y a ver cómo me duermo yo luego.

La voz cavernosa del monstruo, dijo: ¿Cuándo has tenido insomnio tú, resalá? - Pues... ¿tengo que decirle la fecha? - Sería un detalle, boba de Coria. - ¿Le gustan las fechas? - Ah, ¿se comen? Y yo sin enterarme... Venga, dila y la probaré. 

Yo me devanaba el cerebro buscando una solución. Incluso, a gritos, propuse a los personajes de casa, que buscaran una. - ¿A cuánto la hora, nena? (preguntó el marisabidillo del comensal de la Santa Cena que guarda la bolsa de las monedas)

Esto era más de lo que mi neurona y yo, podíamos soportar y grité como nunca: - ¡¡¡PASCUALITAAAAAAA!!!

Fue mano de santo: La Gran Esfinge se irguió en toda su grandeza mientras lanzaba al viento un rugido milenario como no había oído nunca... El viento, que debe ser un tiquismiquis de mucho cuidado, le recriminó que le hubiese rugido en la cara: -  ¡Que peste de aliento! ¡Usa Colgate, jodía!

La sirena saltó de la pila de lavar del comedor a mi escote. Y de ahí a la cabeza del león.

Jamás he visto tal efusión de besos y abrazos como los que se prodigaron los dos monstruos al verse después de tantos milenios. 

Estupefactos quedamos todos viendo a dos seres, hechos de retales (uno mitad sardina, mitad mujer, y otro mitad hombre, mitad león...)y pensé: - Si lo cuento nadie me va a creer.

Y entonces me desperté.

domingo, 22 de octubre de 2023

QUE RICOS LOS BUÑUELOS.

Las bolas de polvo corrían como locas tras de mi cuando entré en casa llevando en una bolsa  medio kilo de buñuelos. - ¡Son para mi. Y pobre de quién les meta mano! (les grité)

Estaba enfadada con el mundo y el mundo conmigo. - ¿Qué culpa tenemos nosotros de que no oyeras la serenata? (dijo el árbol de la calle) - ¡Haberme despertado, coooooñe! - No podíamos saber que dormirías como un ceporro incluso sin ciclistas en la tele. (Protestaron los comensales del cuadro de la Santa Cena)

Para no escuchar más quejas  me planté junto a la pila de lavar del comedor y lancé un grito, igualito, igualito al de Tarzán de los Monos y, al momento, la jodía de Pascualita, me escupió un buchito de agua envenenada a los ojos. - ¡¡¡LA MADRE QUE TE PARIÓ, MEDIA SARDINA!!!

Ahora tengo tengo unos ojazos que para sí quisiera un espía:  redondos, saltones, tanto que a veces rebotan contra el suelo y tengo que ir con cuidado de no pisarlos. 

La risa de mi primer abuelito bailó una alegre jota por las paredes de casa. - ¡Que graciosa estás, nena! - ¡Estoy horrible! - Pues yo te veo preparadísima para la noche de Todos los Santos. Darás el cante en la calle. - No pienso salir porque los vecin@s se ríen de mi. -¡Naturaca! (exclamó la Cristalera) ¡Con lo buenos que estaban los bomberos y tu sin enterarte! jajajajajajajaja

Me encerré en la salita y no dejé ni las migas de los buñuelos. Los rematé con unas copitas de chinchón mientras la Cotilla aporreaba la puerta - ¡Déjame algún buñuelo, egoístaaaaaaa! - ¡JA!

sábado, 21 de octubre de 2023

Como un lirón.

Poco antes de partir hacia El Funeral llamó la abuela. - "Espero que la noche te haya sido fructífera, nena, que mis buenos euros me ha costado"  - He dormido como un tronco ... Ahora me entero de que pagas mi sueño ¿A santo de qué?

- "Que ceporra eres, boba de Coria. Mira que lo comenté con Andresito: hay que avisarla. Esta es de las que se le tiene que dar todo mascado. Pero él ha insistido diciendo: Será una sorpresa para ella. ¿Cómo no se va a enterar la nena, mujer?. Dale un voto de confianza. Y claudiqué, tonta de mi. ¡Pero si te conozco más que si te hubiese parido!"

La abuela se había embalado y lanzaba las palabras como si fuesen ráfagas de ametralladora.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Nunca pensé que a mis años vendrían a rondarme los bomberos más guapos del calendario ¡Y que voces tan varoniles! Lástima que no te enteraras, nena. Incluso trajeron buñuelos y moscatel para que no faltara de nada. ¡Que bien lo pasamos! Hasta invité a los vecinos. Estaban todos aquí y se unieron al coro... Ay, estoy emocionada. - Y tres lagrimones resbalaron por sus escuálidas mejillas.

Han pasado varias horas. El tiempo necesario para que mi neurona ilumine mi entendimiento. Fue como una descarga eléctrica: ¡SERENATA! ¡¡VOCES VARONILES!! ¡¡¡BOMBEROS DE CALENDARIO!!! y yo ¡¡¡¡¡¡DURMIENDOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!

Antes de irse, la abuela me dijo: - Los gastos de la Serenata te los descontaré en el testamento ¡Tenlo por seguro!

viernes, 20 de octubre de 2023

Víspera de Ses Verges.

Serían las cinco de la madrugada cuando Andresito y la abuela han llegado a casa. Se han  plantado a los pies de mi cama, con sendas linternas iluminando sus caras desde abajo. La abuela, poniendo voz de ultratumba ha dicho: - "Miiiiii ... abuelitooooo... tenía un relooooooj... de pared... y tu, bobaaaaaa... de Coriaaaa... no tienes ni bisnietooooo...

El berrido que he soltado al abrir los ojos ha despertado a los vecinos del barrio

También se ha asustado mi primer abuelito, que estaba subido a la lámpara del techo y luciendo un sudario de torero lleno de rabos y orejas de pedrería. - ¡Ay, nena! Pensé que eras un toro.

La abuela, intuyendo que su ex estaba por allí acortó la visita: - "En El Funeral nos hemos hartado de comer buñuelos y beber moscatel. Esta próxima noche será la de las Vírgenes. Espero que, para ti, sea la última"

Bajé de la lámpara: - ¿No me lo podías recordar más tarde? - "¿Cuándo durmamos? ¡Nasti de plasti!" 

No he querido montar un cirio con la abuela a éstas horas y con los vecinos aporreando mi puerta pero tengo clarísimo que, hasta que no me den una serenata como Dios manda, lo seguiré intentando... Va... una de Clavelitos, porfa...


jueves, 19 de octubre de 2023

¡ANDA QUE... !

Mientras corro como una loca por casa cerrando puertas y ventanas para que no entre el tigre, Pascualita va cogiendo las fuerzas que perdió en Sevilla por la mala calidad del agua salada en que la sumergimos. 

Me extraña que, con lo rencorosa que es, no nos haya atacado. 

Lo del tigre me tiene aterrada. Lo dijo el árbol de la calle que, como se pasa la vida fisgando a todo hijo de vecino desde su alcorque y altura, se entera de todo. Tengo que reconocer que cuando pronunció la palabra tigre, todas las demás desaparecieron de mi mente. Ahora veo sus rayas, sus enormes colmillos, su mirada hipnótica por todas partes... Aaayyy, solo de pensarlo me da escalofríos.

Encerrados en casa, a cal y canto, sudo a mares . Supongo que Pepe el jibarizado, al soltar su OOOOOOOOOOOOOOOOO, se queja de eso pero, como la cabeza reducida se explica como un oso hormiguero borracho y el único que lo entiende es mi primer abuelito y ahora mismo se está probando un nuevo sudario de Coco Chanel, no puedo asegurar nada.

Los comensales de la Santa Cena, asomados al marco del cuadro, esperan acontecimientos cantando: - ¡¡¡YO LO QUE QUIERO ES QUE TE COMA EL TIGRE, QUE TE COMA EL TIGRE... !!! - ¡Que jodíos!

- ¡Ya está aquí! - Gritaron las bolas de polvo, los comensales, las vidrieras, el árbol de la calle, Pompilio con su carga de calcetines desparejados... La sirena batió palmas, encantada de deshacerse de mi... ¡snif,,, ¡BUAAAAAAAAAA!

Entonces Pascualita saltó y se comió... al ¡¡¡MOSQUITO TIGRE!!!

miércoles, 18 de octubre de 2023

Encima se enfada

Pascualita revivió al llegar a casa. La pobre volvió de Sevilla amojamada y todo por culpa de la gente del aeropuerto que no me dejaron subir al avión la garrafa llena de agua de mar para la sirena. Protesté, claro, pero el guardia civil comentó. - Se ha tomado al pie de la letra lo de la sequía. En Sevilla hay agua. No creo que se la acabe toda, señora. - Señorita... si no le sabe mal.

Nos la vimos y deseamos para convertir en salada el agua dulce del Guadalquivir pero no dimos con la fórmula magistral y Pascualita empezó a cambiar de color. 

Al llegar a casa corrí a meterla en la pila de lavar del comedor. La Cotilla se enfadó porque la dejé colgada con el trasiego de maletas. - Ya me dirás que beneficio te da meter las manos, ahí, en remojo. 

De repente me dio por pensar que, al salir de viaje solo llevábamos una maletita cada una. Mi lengua, cobijada en la boca durmíendo una agradable siesta, despertó al sonido de la campanilla contra la que había chocado sin querer: ¡¡¡TILÍN, TILÍN, TILÍN!!! La boca se abrió de par en par y la lengua soltó lo que no está escrito: - ¡¿De dónde ha salido tanta maleta, Cotilla?! - Pues... del aeropuerto. - ¿No serán de la mafia china? - ¡No,! Son mías. - ¡¡¡LADRONA, CHORIZA, MANOS LARGAS, SINVERGÜENZA... !!! etc. etc. etc.

Cuando la legua se hubo despachado a gusto, tuve que meterla unas horas en agua para quitarle la inflamación.

La Cotilla, enfadada, cerró de un portazo la puerta de su cuarto mientras no dejaba de quejarse: - ¡Al final nadie me ha presentado a la María Luisa del Jardín, con las ganas que tenía yo de conocerla, jopé ya!... ¡¡¡PATAPÁM!!!

 

martes, 17 de octubre de 2023

El cambiazo.

Anoche llamé a mi primer abuelito para echar de casa al municipal Bedulio que estaba emperrado en registrar mi casa por no sé que lío de maletas que hubo en el aeropuerto. - ¡Y a mi qué me cuentas!

- Hemos echo un retrato robot de los ladrones por las pistas que nos han dado ¡y mira que ha salido! - ¡Que bien te han sacado, Bedulio! - ¡¿Cómo que... ?! - Yo que tú guardaría la caricatura para ponerla, el día de mañana, en la Pared de los Finados de El Funeral. - ¡¡¡LAGARTO, LAGARTO!!! (gritó el municipal mientras salía escopeteado hacia la escalera)

El artífice del cambiazo del dibujo, fue mi primer abuelito. - Es la primera y última vez que hago algo así, nena. Como no tengo ninguna mancha en mi expediente éste borrón no tendrá importancia pero, si reincido, me bajarán un escalón y por allí ya empieza a oler a azufre... 

Desvié la conversación: - ¿Quién ha sido el artista, abuelito? - Dalí. En un pispás lo ha tenido hecho. - Busqué en el armarito del cuarto de baño: - Toma, dile que le regalo éste bote de gomina para sus bigotes.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Los euros me salen por las orejas. ¡Lo he vendido TODO! y como dicen los Beatles ¡Que noche la de aquel día! Mañana volveremos al aeropuerto, nena ¡¡¡ESTO ES UN CHOLLO!!!

En ese momento, unos bigotes, largos e inhiestos, se vieron como una sombra en la pared.

lunes, 16 de octubre de 2023

El que va a Sevilla pierde su silla.

El avión aterrizó suavemente en el aeropuerto de Palma y lo primero que pensé es que me habría quedado la silla. Mi silla. Esa silla en la que desayuno, almuerzo y ceno desde que nací. Con el paso de los años, cada vez me viene más estrecha y suelo emplearla para reposar los pies que me caben justito, justito.

- "Puedes dejar de rezarle a todos los santos. Estamos en Palma, boba de Coria" - Ay, tengo un pálpito, abuela... Ya no tengo sillita.. ¡snif!... porque he ido a Sevilla. Ay, que pena.

Me estaba recreando en mi desgracia cuando recordé un fracmento de cante hondo, cantado con mucho sentimiento, escuchado en una callejuela de Sevilla y pensé: - Solo por eso ha valido la pena el viaje.

Salimos en busca de nuestras maletas. La Cotilla dijo que se encargaría ella y a mi me mandó a por tres taxis.´- ¿Uno para cada una? (dije extrañada) - Que nos esperen con las puertas abiertas y el motor en marcha.

Esta mujer cada días es más extravagante (pensé) Pero hice lo que se me indicó. En seguida llegó la Cotilla empujando tres carritos atestados de maletas. - ¡Rápido, rápido! (gritó) - En un santiamén estuvieron colocadas en los taxis que salieron zumbado para casa.- Pues sí que ha comprado recuerdos, Cotilla... 

La Giralda y la gitana zapateando sobre una tabla, con el arte con que la parió su madre, se fundieron con las primeras sombras del anochecer y... solo por eso ha valido la pena el viaje.

A pesar de tener apagada la luz de casa, Bedulio el Municipal, tocó el timbre y por el telefonillo preguntó. - : Vamos a ver, una cosita... - ¡¿Con qué letrita?! (saltó la Cotilla) - ¿Os sobran maletas? - Nada sobra en casa de una pobre pensionista que se las ve y se las desea para llegar a fin de mes. - ¡Abra la puerta a la autoridad!

 

 

 

 

miércoles, 11 de octubre de 2023

Que presión...

Menudo tostón, tabarra, paliza, lata, etc. etc. etc... me están dando la abuela y la Cotilla desde que vamos a ir a Sevilla. - "Cuando estemos allí, aprovecha que no te conocen y agénciate un novio" - Pero mírale primer la cartera como hizo tu abuela con el pobre Andresito. - "¡¿Pobre, Cotilla?!" - Es un modo de hablar, mujer... Si es un señorito andaluz con caballo, mejor, porque quedan muy bien en las fotos del Hola - "¿Os imagináis al padre, tocado con un sombrero de ala ancha, con mi bisnieto en brazos? ¡Aaaayyy, se me cae la baba"

- ¡Eso sí que no! (protestó la Cotilla) ¡El bisnieto lo pongo yo!. - Aquí hubo sus más y sus menos entre nosotras.

- ¡BASTAAAAAAAAAA! Menos discutir y más hacer. Iremos al Parque de María Luísa  y pasearás por allí tu palmito con gracia y salero..." - ¡¿ESTA?! Permite que me carcajee (jodía Cotilla, pensé)

 - ¿Desde cuando conoces a María Luisa, abuela? y sobretodo ¿de qué? ¿Es de vuestra quinta? - ¿Ibais juntas al colegio?

La abuela, muy seria, dijo: - Nos conocimos en la boda de Alfonso XII ... Era la que recogía los abrigos... - Aaah... Pues si tiene un parque es porque deben pagarle bien. - En especias, ya sabes: curry, canela en rama, cardamomo... - Mira que bien, todo eso que se ahorra la Maria Luisa esa.

No sé de dónde vino pero me cayó una colleja tan bestia que he hecho palmas con las orejas.

 

martes, 10 de octubre de 2023

El Puente.

Llamó la abuela y temí que siguiera su discurso sobre lo liiiiiista que es la Cotilla y lo tooorpe que soy yo pero no fue así ¡Menos mal! - "Nena, nos vamos de puente..." - ¡Vamos a jugar a la Oca! Me encanta ¡De puente a puente y tiro porque me lleva la corrienteeeeee! - "... con la Cotilla" - Hay que tener cuidado con ella porque hace trampas hasta debajo del agua. - "Nos invita a ir a Sevilla..." - No hace falta ir tan lejos, abuela. Tengo el parchís que era de tu primer marido...- "¡¿Aún no lo has quemado?!" 

La abuela se sirvió unas copas de chinchón on the rocks mientras movía, lentamente, la cabeza. - ¿Lord Parkinson otra vez? (me preocupé) - "No, hija, no" - ¡Avemariapurísimaaaaa! (la Cotilla entró en el comedor a paso de carga) ¿Ya habéis hecho las maletas? (preguntó risueña) - ¡No hace falta. Yo tengo un parchís! 

Las dos amigas se miraron y la recién llegada dijo: - ¿Se está entrenando, verdad? porque cada día es más tonta. - "Acabarán dándole una medalla" -  ¿Le has dicho que nos vamos a Sevilla? - "Sí..." - Y ¿a qué viene lo del parchís? - "Pues que ha relacionado el Puente del Pilar con el puente del parchís y..." - ¡Angela María! Si está para que la encierren. - "¿Es obligatorio que venga con nosotras?" - No. Pero alguien tiene que llevar las maletas. - "Eso sí..."

lunes, 9 de octubre de 2023

Y la abuela, presionando.

¡Menudo chaparrón me ha caído encima! Y no ha sido de agua, no. La abuela me ha tenido en posición de firmes más de una hora por culpa de la Cotilla. - "¡Aprende de mi amiga, boba de Coria!" "Hasta de los encontronazos con Pascualita sabe sacar tajada" "Me ha contado que gana un dineral con las fotos de su horrible cara" "Jura a quién pregunta por las deformaciones que, debido a ellas, Picasso la empleó de modelo durante toda su vida" - ¡Pero no es verdad! - "¿Y?... Pero llena su cartera" - Y así siguió, que si patatín, que si patatán, hasta que se quedó afónica perdida. 

He tenido que hacerme una tortilla de aspirinas porque tenía la cabeza como un bombo

En cuanto a Pascualita, sigue igual de frenética. La he encerrado en mi cuarto cuando, a la hora de la siesta, ha venido el señor Li. - Mi no podel dolmil esta noche... - Aún hace calor, sí... - Mi no tenel. Pelo sí plegunta impoltante ¿Pala qué quelel tantos atunes de plástico, boba de Colia? ¿Tú hacelme cochina competencia? ¿Yo decil a Mafia china que venil a tu casa? - ¡¡¡NO, GRACIAS!!!

El susto no me dejaba pensar con claridad para buscar una excusa del motivo de mi compra hasta que escuché: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Ahora me acuerdo, señor Li! Los atunes eran para la Cotilla... Ha trapicheado con ellos pero debían ser de tan mala calidad... siento decírselo... que la pobre ha pagado las consecuencia...

La vecina entró en el comedor gritando: - ¡Nena, coge el ojo que se me ha caído! ¡¡¡Señor Li, no lo piseeeee!!!

El señor Li se había desmayado.

domingo, 8 de octubre de 2023

¡No sabe ná la Cotilla!

Roja como una gamba a la plancha a la que solo le falta el picadillo de ajo y perejil. Así sigue Pascualita porque éstas cosas no se le van de un día para otro. Además está que trina porque, de momento, no hay más atunes de plástico. He terminado con las existencias que tenía el señor Li en su tienda. Le pedí que trajera más y se los compraría todos, así tendría atunes para futuros celos sireniles.

A pesar de que los ojos del señor Li son una fina ranura en su cara, pude ver un destello egoísta iluminando aquella pequeña cavidad. Y entonces su boca dijo: - Mi sentil.lo mucho pelo ya no podel sel tan balatos los atunes. - ¿Por qué? - ¡Polque todo subil, boba de Colia! ¿No sabel tú? - Pero si solo son una birria de peces de plástico barato... - Pelo usal petloleo pala hacel muñeco... - ¡Menuda cara tiene usted! - ¡No! Yo sel comelciante. ¿Tu quelel más atunes? tu pagal más... o dal a mi gambas goldas. - Salí echa una furia de la tienda de los chinos. 

Al llegar a casa por poco piso a Pascualita que me esperaba, en el suelo, junto a la puerta. Le enseñé las manos vacías y ella sus dientes. En ese momento llegó la Cotilla: - ¡AvemariapurísimaaaaAAAAAYYYYYYYYYYYYYYYY!. - ¡y pisó la cola de la medio sardina! El ataque fue fulminante.

Unas horas después, vuelta en sí del coma etílico del chinchón que tuvo que tomar para calmar el dolor de los mordiscos, se arregló para salir al trapicheo y vi, en su bolso interminable, un marco. - ¿Y esto? - Con ésta cara me hacen fotos "enmarcadas" como cuadros de Picasso. Hay que aprovechar el tirón de la desgracia que me ha caído encima.

sábado, 7 de octubre de 2023

Los atunes.

En la tienda de los chinos del señor Li he comprado un atún hinchable para Pascualita pensado que, hace tantos milenios que no ha visto un sireno que lo mismo no se acuerda de cómo eran.

Al llegar a casa he echo aspavientos para darle mucha importancia al "regalito" - ¡Mira lo que te traigo! - Lo puse delante de su cara y no hizo ningún signo de reconocimiento. Moví el atún, como si nadara. Poco a poco la sirena fijó la vista y pareció despertar su curiosidad.

Alargó la mano para tocarlo y lo aparté, luego lo acerqué de nuevo. Estuvimos así, jugando al gato y al ratón hasta que la paciencia de la medio sardina se acabó y se tiró hacia su presa que, al recibir el primer mordisco, explotó. ¡Y menudo susto se llevó Pascualita! Dio tal salto que quedó colgada de la lámpara del comedor, junto a mi primer abuelito que aplaudió a rabiar la agilidad de la sirena. Pronto el aplauso fue general e, incluso Pepe lo jaleó son su OOOOOOOOOOOO. 

En previsión de que el atún de plástico se rompiera compré una caja llena de ellos. Y, aprovechando que Pascualita seguía por las alturas, puse otro en la pila de lavar del comedor. Muy poco rato después, éste también explotó. Lo que excitó de tal modo a la sirena que hasta cambió de color pasando del blanco-violeta mortecino al rosa fosfi hasta llegar a la plenitud del rojo pasión que para sí querría Satanás. 

Pascualita estaba desatada ¡era un arma de destrucción masiva! Todos salimos huyendo de los dientecitos de tiburòn... Menos mal que la Cotilla no llegó muy tarde del trapicheo...  Ahora parece una modelo de Picasso.

viernes, 6 de octubre de 2023

Dichoso celo.

Pascualita está irritable a más no poder. Y con razón porque ya son muchos los milenios que pasa el celo sin un sireno que llevarse a la boca... ¡Esa fue su perdición: llevárselos a la boca! hasta la extinción del último de ellos.

Se pasa el día dando saltos mortales en la pila de lavar del comedor hasta que no queda ni una gota de agua en ella. Hay tanta en el suelo que se levantan olas y todo.

Los comensales del cuadro de la Santa Cena miran, preocupados, como va subiendo el nivel y aunque están a buena altura, temen que al paso que va creciendo el histerismo de la sirena el agua les acabe entrando. 

- ¡Para ya, loca, o saldremos en barca! - Pero que si quieres arroz, Catalina. Y a quién le va a tocar reponer tanto líquido es a una servidora. Por eso llamé a la abuela. - Mándame a GeoooorgeBrexit con el rolls royce. Tengo que ir a buscar agua a la playa y no quiero deslomarme. - "Muy fina te has vuelto tú" - ¡Pero, abuela...! - "¡Ni abuela ni leches! ¿Acaso quiéres que el inglés descubra a mi preciosa muñequita de los siete mares?"

Sentí que la ira subía a pasos agigantados por mi cuerpo camino de la boca por donde vomitaría mi rabia: - ¡La tiraré al mar y que se busque la vida el jodío bicho! - "Acabo de desheredarte y te quedas sin la Torre del Paseo Marítimo, boba de Coria. Que lo sepasssss...

jueves, 5 de octubre de 2023

La mala memoria del Fallo Técnico C.

 En casa todas las parejas están a partir un piñón ... ¿y yo, qué? Pues nada porque no tengo pareja ni perrito que me ladre y para colmo está aquí C, el Fallo Técnico por antonomasia. 

Mi primer abuelito ha dicho que me va a buscar un guayabo de los que quitan el hipo... ¡pero si yo nunca tengo hipo! Por otra parte me hace ilusión que sea uno de los maravillosos modisto que están en el Más Allá. Lo difícil será hacerle cosquillas. Lo intenté un día con el abuelito y era como dar manotazos en el aire. Son intangibles... Bueno, ya le iré cogiendo el tranquillo.

C está taciturno porque no recuerda a donde se llevó al novio de la Cotilla. - ¡Piensa rápido que se me va a pasar el arroz! (le gritó ella) - ¿El arroz a la cubana? (pregunté ingenuamente) - ¡Qué cruz tengo con vosotros dos! ¡El ciclo de la vida, pazguatos! No quiero que acabe sin haberle dado un bisnieto a mi amiga y asegurarme así la Torre del Paseo Marítimo para mi y mis descendientes.

No puedo tragarme todas las palabrotas que bullen en mi cerebro ¡No esperaba saber tantas! Puedo hacer un diccionario con ellas y venderlo por las esquinas y a las puertas de los campos de fútbol. Es una manera, tan buena como otra, de hacerme millonaria... ¡Ay, ahora he recordado otra: ¡TONTA! 

Pascualita, que me miraba fijamente, puso los ojos en blanco como diciendo: - ¡Dáme paciencia, Señor, dáme paciencia.

miércoles, 4 de octubre de 2023

Para Xisca.

 El dichoso C tiene superpoderes o algo así, porque al sentir el roce de la dentadura de Pascualita, se volvió tan pequeñito que me costó verle cuando escapó de entre los dientes, se deslizó hasta el suelo y se camufló entre un grupo de bolas de polvo que se habían juntado para chafardear.

Llamó la abuela: - "No sé dónde está Andresito" - Aquí, en mi casa. Solo faltas tú? - "Este se va a enterar de lo que vale un peine" - ¿En serio te gusta C, abuela? - "Aún no sé que cara tiene.." - Andresito está celoso. - "¿De una C mayúscula? ¡Me encanta!" 

Poco después la abuela se presentó con Xisca y todos gritamos: - ¡Felicidades, Xiscaaaa!. Pascualita no quiso ser menos y se lanzó hacia ella impulsada por su hermosa cola de sardina. Claro que si le resulta fácil el salto, no pasa lo mismo cuando aterriza y ésta vez lo hizo ¿adrede? en el pecho de Xisca que gritó, corrió, saltó, lloró, moqueó al sentir el mordisco que le dio la sirena para sujetarse y no darse la costalada contra el suelo.

Pero Xisca, después de vaciar media botella de chinchón como antídoto contra el dolor, no podía quitar los ojos de aquel pecho que crecía y crecía  como si tuviera vida propia. 

También C vió aquella especie de milagro y se le alegraron las pajarillas. Eso le hizo descuidar la guardia y en un segundo se convirtió en una especie de Rompetechos de tamaño natural que, a pesar de su timidez, regaló a Xisca una gran bola de polvo que había juntado con sus propias manos, momento que fue amenizado por el árbol de la calle cantando el Brindis de la Traviatta.

martes, 3 de octubre de 2023

C se mete en la boca del lobo.

La Momia entró en casa, seguida de GeoooorgeBrexit, con el mismo empaque que lo haría la hermosa Nefertiti. El mayordomo inglés obedeció una orden muda de mi bisabuelastra dejando sobre la mesa del comedor una bandeja de ensaimadas y marchó luego a la cocina  a preparar té y un colacao.

Mientras saboreábamos tamañas delicias, llegó la Cotilla atraída por el olorcito que perfumaba el comedor. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! (dijo y empezó a comer como si no hubiera un mañana) 

Los habitantes de casa aplaudieron a rabiar cuando la Momia me pidió que llamara a mi primer abuelito. Algunos soltaron una lagrimilla emocionados ante las escenas de amor atemporal que se avecinaban. La única que parecía estar en desacuerdo fue la Cotilla. - ¡Dejad tranquilos a los fantasmas, cooooñe!

Envuelto en un sudario repleto de cascabeles, cedros del Líbano grandes como castillos y olas  desparramándose en cascadas de espuma de mar, mi primer abuelito estaba espectacular. Para deleite de los mirones, la singular pareja representó la escena del sofá de Don Juan Tenorio.

Llamaron a la puerta y antes de que pudiera abrirla vi como C se deslizaba a través de la cerradura y entraba en casa. Luego los golpes sonaron con más fuerza: era Andresito, mi segundo abuelito que, loco de celos, vino en busca de la abuela. - ¡Se le llena la boca hablando de C! ¿Tú sabes algo, nena? ¿Quién es?

La Cotilla saltó como una resorte. - Pónte a la cola (dijo) ¡Se llevó a mi novio así que yo le daré el primer sopapo!

Iba a darles una conferencia sobre el saber perdonar, etc. etc. cuando vi a C acercarse a la pila de lavar del comedor. Luego fue un visto y no visto cuando Pascualita atacó, dentadura en ristre y se lo zampó.

 

lunes, 2 de octubre de 2023

Rencorosa.

Que rencorosa es la Cotilla. Está enfadada con el mundo entero, empezando por la abuela y siguiendo conmigo. Esta mañana ha salido de su cuarto como un tren de mercancías haciendo carreras en los Juegos Olímpicos. Se ha detenido ante el aparador, subido a una silla y descolgado el cuadro de la Santa Cena y antes de que yo pudiera reaccionar, lo ha tirado por el balcón. Suerte que ha caído en una rama del árbol de la calle y se han evitado golpes y magulladuras los comensales que, escondidos tras el marco, temblaban como conejos.

- ¡Oiga! ¿Qué daño le ha hecho el cuadro? - Alguna cucharada de arroz, que era mío, se habrá comido esta tropa. 

Llamó la abuela - "Nena ¿hay moros en la costa?" - ¡Muchos y cabreados! - "¿Ha preguntado por mi la Cotilla?" - De momento, no. Solo ha tirado el cuadro de la Santa Cena a la calle - "¡Vaya!" - ¡Y ahora tirará a Pepe el jibarizado! ¡quieta, parada! - Otro que cayó en el árbol. Y tras él fueron mesas, platos, sillas... de todo.

Llamaron a la puerta. Era una de las vecinas que, periódico en mano, me enseñó la foto de un carruaje fúnebre recorriendo las calles de Palma guiados por dos hombres en el pescante. - ¡Mire, Cotilla. Aquí sale Esmeraldito con quien se lo llevó!

- ¿Quién es éste esmirriado? - Su novio... - Digo el otro. - Solo sé que se llama C y es un espía - ¡Esmirriado de nombre y de físico! ¡Esmeraldito, cariño ¿Dónde estás que hoy no te he visto? 

De lo más hondo de la garganta me salió la voz del Gallo Kirico contestando a la Cotilla: -¡Qué se yo. Qué se yo! ¡Que lo busque quien sea más listo! ¡¡¡KIKIRIQUIIIIII!!!

domingo, 1 de octubre de 2023

Un coche discreto.

Dio la casualidad que, cuando C salía de casa llevando preso a Esmeraldito, llegaba la Cotilla. - Hola, querido ¿Qué haces aquí? - Comer paella de marisco y ... - ¡¿Perdón?! ¿Habrá quedado para mi? - No, señora (dijo C) cuando yo he llegado ya no había ni un grano de arroz.

La Cotilla empujó a los dos hombres que cayeron rodando escaleras abajo y entró en casa como un elefante en una cacharrería. - ¡Quiero el arroz que me toca! - "¿Un espía se lleva a tu novio y solo te importa el arroz? ¡No te lo mereces!" - ¿El arroz? - "¡El novio! Por cierto, la nena se ha hinchado de paella"

Me cayó tal bronca que solo faltó que la Cotilla me ordenara vomitar... - ¡Vomita, jodía! (ah, pues ya no falta nada)

Salí al balcón gritando a La Cristalera que no se abriera hasta nueva órden mía. Por la calle iban, renqueando, C y su prisionero camino de un coche fúnebre, con caballos entorchados, de los años cincuenta. Un montón de vecin@s, móviles en ristre, se hincharon a sacar fotos. - ¡Qué original! ¡Me pido uno así para cuando me toque! 

La gente estaba entusiasmada pero se enfadaron bastante cuando los dos hombres entraron en él, arrearon a los caballos y se fueron  trotando camino de no se sabe dónde. - ¡Hábrase visto cara más dura! ¡Se lleva al cliente vivito y coleando! - Será un político aprovechándose de su estatus para pasear de balde...