jueves, 31 de agosto de 2023

Más claro, agua.

De repente me ha dado por hacer limpieza general en casa y todo el mundo me ha preguntado si tengo fiebre. 

No sabía por dónde empezar y lo he decidido a cara o cruz: ¿la salita o el comedor? Salió el comedor y lo primero que hice fue descolgar el cuadro de la Santa Cena y apoyarlo contra los barrotes del balcón.

Fue el magullado árbol de la calle quién dijo que me fijara en la expresión de las caras de los comensales. Primero fue de sorpresa, después de estupor seguida de incredulidad para acabar en un entusiasmo general y sonoro porque gritaban como si les hubiese tocado La Primitiva. Aunque, poco después, todo se trocó en un enfado general: - ¡¿Por qué no nos sacaste antes al balcón, boba de Coria?! - Porque no estabais muy sucios... - ¡No eres más tonta porque no te entrenas! - ¡Estamos descubriendo un mundo sin caballos, borricos o asnos! ¿Preferís esas cajas rodantes? ¡Sois raros!...

Pascualita llegó, reptando, a curiosear. Le llamaron la atención los restos, momificados, de la última cena que hizo ésta gente. Mordió un trozo de pan y a punto estuvo de perder la dentadura antidiluviana con la que tantos sirenos se ha comido a lo largo de su extensísima vida.

Llamó la abuela: - "Cuando vinimos a tu casa ¿estaba mi ex por allí?" - Si... - "¿Se juntó con mi suegra?" - ¡Y tanto! - "¿Hubo TEMA?" - ¡Abuelaaaaa! - "Si quieres heredar la Torre del Paseo Marítimo ¡No me escondas nada!"

El interrogatorio fue como una ametralladora: "¿Qué le ha visto mi suegra a mi ex? ¿Tan elegante es? ¿Seguro que es el ánima de mi ex? ¡Si era un muermo en la cama!" - ¿Por eso le diste el "pasaporte al Más Allá? - "¡Claro! ¿A ti que te parece?"


miércoles, 30 de agosto de 2023

La visita.

El rolls royce de los abuelitos aparcó en la parada del bus como si fuera el garaje de su casa Cuando Pascualita oyó el clamor de pitos e insultos de costumbre, salió flechada del interior del barco hundido para ver a la abuela,su amiga del alma. También se asomaron los comensales de la Santa Cena. Pepe el jibarizado dejó oír su voz - OOOOOOOOOOOOO - La Cristalera se abrió de par en par para que sus dos caras vieran a los millonetis de la familia. Pero no fue hasta que entró en casa la Momia: mi bisabuelastra, cuando al OOO de Pepe el jibarizado se sumaron los Os del resto de los personajes de la casa. 

La mujer centenaria, que venía a ver a su amante, brillaba como un diamante atravesado por un rayo de sol. Y mi primer abuelito no podía ser menos.

Envuelto en  un sudario de estrellas fugaces entre auroras boreales, flotó en derredor de la lámpara del comedor que, boquiabierta ante tanta magnificencia, encendía y apagaba sus bombillas poniéndome a mi y a los visitantes, de los nervios.

- "¿Las has comprado en la tienda de los chinos del señor Li?" (se quejó la abuela) - No. Las trajo la Cotilla de uno de sus trapicheos. - "¡Vamos a terminar todos en la ONCE, cooooñe!"

Mientras Geooorge, metido en la cocina, preparaba una exquisita paella de marisco cuyo aroma llegó hasta el Más Allá para alegría de mi primer abuelito a quien tanto le gustó en vida.

martes, 29 de agosto de 2023

Volviendo a la normalidad.

 Ya han barrido los restos del árbol de la calle arrancados por la Tormenta. Incluso el trasatlántico ha vuelto al mar siguiendo el trazado de la antigua Riera que, a veces, se ha creído río. 

Los gorriones que volvieron a sus nidos destrozados han sido acogidos por sus vecinos más afortunados. Las bolas de polvo lloran a las compañeras que salieron volando en pleno torbellino. Algunas barcas hundidas serán rescatadas, otras, como el velero que desafió a la tormenta, habrán seguido la estela del kayak y navegarán ahora por los anillos de Saturno.

Y para rizar el rizo, solo nos faltaba la madre de Rubiales ¡el famoso Rubiales! ayunando en una iglesia para que dejen en paz a su niño. Los comensales de la Santa Cena no salen de su asombro: - ¡Esto es un no parar! (exclaman)

He ido a la playa con Pascualita a por agua de mar para su pila de lavar del comedor y no ha echo intención de querer abandonar el termo de los chinos. - ¿Te estás civilizando? (le pregunto mientras contemplamos el espectáculo de una bahía tranquila)

Ya en casa, la Cotilla anuncia su llegada como de costumbre: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaa! - Se sienta, cojeando, ante un plato de fabada de bote que caducó ayer y me pide que le cuente, por enésima vez, cómo entró en casa por el balcón. - Es que no me acuerdo de nada. - Claro. ¡Menuda costalada!








 

lunes, 28 de agosto de 2023

Haciendo recuento.

 Da pena ver al árbol de la calle. Está lleno de mataduras y la mitad de las ramas se las arrancó la fuerza de  la Tormenta. Esta mañana han llegado los doctores de los vegetales de Parques y Jardines y lo han llenado de esparadrapos, tintura de yodo, vendas y cabestrillos mientras le cantaban Las Mañanitas en plan mimoso. Está muy dolorido el pobre y no para de lamentarse: ¡Ay, ay, ay, ayyyyy! 

Otro que va como pollo sin cabeza por el barrio es el trasatlántico a quien la Tormenta le rompió los amarres.  Ahora va dando tumbos, a tontas y a locas, aunque feliz de haber logrado la libertad de ir a donde le de la gana sin timón que le sirva de cortapisa.

Está más despistado que un pulpo en un solar. Pero está muy bien educado y se asoma a las ventanas y balcones, saludado a los vecinos y se hace querer.

De vez en cuando toca la sirena sobresaltando a la gente. Lo hace para llamar al Mar pero éste bastante tiene con evitar que se hundan más barcas. 

Hoy ha salido el sol aunque sin mucho convencimiento. La Tormenta descansa del ajetreo del día anterior. Se ha tumbado sobre una nube negra a hacer recuento de todo lo que se ha cargado. Por lo visto quiere batir su propio récord de abatir árboles. Parece que se ha dado por satisfecha y poco a poco, la nube se volvió gris perla.

Pascualita y yo hemos aprovechado para ver la etapa de hoy de la Vuelta a España y, de paso, echarnos una siestecita. 

 

 

domingo, 27 de agosto de 2023

La tormenta.

 

 El árbol de la calle, zarandeado por el viento huracanado, pedía ayuda para no ser partido en dos.

A la Cotilla la ha traído el vendaval en volandas hasta el balcón donde se ha estrellado contra la Cristalera. No se han roto ninguna de las dos. 

Las ramas del árbol de la calle piden clemencia. No la hay. El viento, enfadado y traidor, embeste sin piedad. Enseguida cruje la madera ¡CRAC! una y otra vez: ¡CRAC, CRAC, CRAC! Las ramas vuelan como pañuelos y son arrastradas lejos.

Pascualita observa el desastre desde mi escote. Está inquieta. ¿Pensará en el mar? Ella ha vivído infinidad de tormentas como ésta y peores. 

Por la calle pasa un trasatlántico enorme arrastrando sus amarres. Están rotos y navega a la deriva. Ha topado contra un petrolero: - ¡Discúlpate por lo menos, engreído! (se quejó éste) - ¡Ha sido sin querer! (dijo con la boca llena de despojos)

Llamé a la abuela. - ¿Hoy no habrás ido a nadar a la playa? - "No ha hecho falta. El mar a venido a casa" 

A todo ésto, una mujer ha salido al mar en su kayac. Debe ir rumbo a Saturno.




 

 

 

sábado, 26 de agosto de 2023

Empieza la Vuelta Ciclista a España.

 ¡Por fin podre volver a dormir unas siestas gloriosas! ¡Ha empezado la Vuelta ciclista a España! Ya lo añoraba. No es que me haya quedado sin siesta. Pascualita puede dar fe de ello. Las hemos dormido todas las tardes pero, a golpe de pedal... de otros, se duerme mejor.

Y lloverá... Veremos.

Los comensales de la Santa Cena me piden que, cuando lo haga, abra esa cosa tan graciosa que parece el techo de una casita. - ¿Una casita? - Sí, mujer. Eso que se guarda detrás de la puerta. - ¿El hueso de jamón para el caldo? - No, boba de Coria. Eso que se usa para no mojarse... - ¡Un paraguas? - ¡Eso mismo! - ¿Me pides que lo abra dentro de casa? - ¡Sí, porfaplís! - ¿Quieres que entre en casa la Mala Suerte? ¡Ni hablar del peluquín!

Escondida tras una persiana abierta estaba escondida el mal bicho. - ¡Fuera de aquí! (le grité) - Retrocedió de mala gana sin dejar de mirarme de reojo. 

Mi primer abuelito, envuelto en un magnífico sudario lleno de aves de Doñana que vuelan en busca de lagunas donde posarse, se interpuso entre nosotras. ¡Ojo con tocar a mi nieta, Mala Suerte! - Para mi sorpresa, también Pascualita se interpuso pero fue para defender a la jarra de chinchón on the rocks.

 


viernes, 25 de agosto de 2023

Haciendo méritos.

En la tele anuncian que caerá la del pulpo en Baleares éste fin de semana y refrescará mucho. ¿Por qué no pueden hacer las cosas con tranquilidad, razonablemente, sopesando los pros y los contras. Por ejemplo: ¿Dónde hace más falta el agua? ¿En los embalses? ¿en los campos...? Pues que llueva allí y no hacerlo a tontas y a locas como casi siempre.

Pascualita está sentada a mi lado bebiendo chinchón on the rocks bien fresquito y no aparta los ojos de la pantalla. 

Mientras, sin darme cuenta, las bolas de polvo se van acercando a la cocina y, poco a poco llenan el suelo. 

El árbol de la calle extiende sus ramas para que todas escuchen que, por fin , va a llover. Los suspiros de alivio son de las raíces. - Necesitamos una ducha como el comer (decían las hojitas) 

Pepe el jibarizado lanzó su OOOOOOOOOOOOOOOOOO. - Dice (tradujo mi primer abuelito) que el día que se lo comieron los de la tribu enemiga también cayó en la selva un tormentón. Cayó tanta agua en la olla donde lo cocinaban que trasformó un caldo que podría haber sido buenísimo, en un caldo aguado. Fue una lástima. - Si la abuela lo oyera diría que Pepe es aún más tonto que yo ¿verdad?. - Así es, nena y tendría toda la razón.

Dije; - Voy a bajar la basura... (respondí) - La bolsa tenía un volumen exagerado. Miré dentro, estaba lleno de bolas de polvo: - ¿A qué viene ésto? ¿Es un éxodo? - ¡¡¡SIIIIIIIIIIIII!!! ¡Queremos ver el mundo que nos rodea antes del Diluvio!... ¿No podrías haber hecho el Arca más grande, Noé? - Perdón. Noelia, queridas. Soy una chica.

Los ojos en blanco de mi primer abuelito me dijeron que volvía a ser más tonta que Pepe.

 

jueves, 24 de agosto de 2023

Terrible duda.

La Cristalera y las cortinas del balcón están escandalizadas por lo que vieron y oyeron a cuenta de mi primer abuelito y su "novia" la bisabuelastra. - ¡Oioioioioioiiiiiiii! en mi vida de cortina ¡Nunca! ¡Jamás! vi ni oí nada igual... Nena ¿no tendrás por ahí otro abuelito, o abuelita, a los que poder meter mano?

Los comensales de la Santa Cena estaban, literalmente, con los pelos de punta. - ¿Y ese cambio de look? - Se nos han puesto así por lo que hemos aprendido ¡Dos mil años sin enterarnos de nada! - ¿No sabíais nada? - Lo básico y mal aprendido... ¿Para cuando otra sesión?

También al árbol de la calle, aunque se las daba de sabiondo, se le notaba impactado. 

A todo esto yo estaba en la higuera y no paraba de preguntar - ¿Pero qué ha pasado? ¿Qué han hecho? ¿Alguien puede contármelo? ...

La única que no se inmutó fue Pascualita. Al ser casi eterna, ha conocido y practicado, todo lo habido y por haber en el tema amatorio. Por eso, cuanto más aspavientos escuchaba, más bostezaba porque el tema la aburría por requetesabido.

Cuando le conté a la abuela el triunfo de la extraña pareja que forman su ex y su suegra, no quiso creerme. - "¿Mi ex triunfando en artes amatorias? ¡Ja! ¡Ni harto de chinchón!" - Luego la oí musitar: ... ¿Qué tiene la Momia que no tenga yo? ...

 

miércoles, 23 de agosto de 2023

Hasta siempre, amiga.

La abuela ha llamado a casa. - "Mi suegra quiere que te pida asilo familiar en tu casa, para ella" - ¿Tiene ganas de pasar calor? Aquí no hay más aire acondicionado que el del abanico. - "Se lo he dicho pero, que si quieres arroz, Catalina. Dice que tiene que pensar y solo puede hacerlo en tu casa" - ¿En serio? ¿No será que añora a mi primer abuelito? - "¡Ya son ganas!" (dijo entre dientes)

Media hora después el rolls royce aparcaba en la parada del bus y empezaba el concierto de pitos e insultos cotidiano.

La bisabuelastra entró en casa con los ojos brillantes y una sonrisa antigua en los labios centenarios. Inmediatamente apareció mi primer abuelito en lo alto de la lámpara del comedor. Iba hecho un pincel, vistiendo un sudario de relucientes escamas plateadas con la cara de la Momia pintada en cada una de ellas, de Paco Rabane. Y juntos desaparecieron tras las cortinas del balcón.

Esa tarde llamó, de nuevo, la abuela: - "Andresito y yo nos vamos a El Funeral. Hoy colgaremos la foto de Aurora Riera Amorós en la Pared de los Finados y brindaremos,  bailaremos y hablaremos de ella como se merece." - ¿Puedo venir con vosotros? - "¿Y tu bisabuelastra?" - No te preocupes por ella. Está pelando la pava con el ánima de tu ex. - "¿Y cuándo pensará?" - Buena pregunta...


 

martes, 22 de agosto de 2023

Se masca la trajedia.

- Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaayyyyy... - ¿Qué le pasa, Cotilla? - Aaayy, que no me tengo en pie... Pónme dos vasos de chinchón on the rocks, porfaplis, nena... - ¡¿Dos vasos?! ¿No será abusar? - No. A sí no tendrás qu levantarte más. - Ni que fuera su criada... Vaya a buscarlos usted misma.

De un solo movimiento se quitó los zapatos: - Mira como tengo los pies ¡hinchadísimos! - Claro. Ya tiene una edad y no quiere reconocerlo... - ¡Es por el calor, boba de Coria! Anda, ayúdame que voy a meterlos en remojo. 

Sin más preámbulos se subió a una silla del comedor y metió luego los pies ¡en la pila de lavar, hogar de Pascualita! - Aaayyy, está fresquita. Al final habrá sido una buena cosa que la dejaras aquí aunque tiene muchos hierbajos. - Cosa que solucionó en un plis plás arrancando de raíz las algas marinas que daban intimidad a la sirena.

A mi se me quedó un grito pegado a la cuerdas vocales. Se iba a armar la de San Quintín y no quería verlo. Antes de irme a la calle le llevé los dos vasos de chinchón a la Cotilla como si fuese la última cena de un condenado. Vacié una cubitera llena de cubitos en la pila de lavar. Y, como dicen los taurinos, me despedí (tal vez para siempre) de la Cotilla con un: ¡Que Dios reparta suerte! Y me fui.

Una vez en la calle me cobijé a la sombra del árbol de la idem. Su  vozarrón retumbó en mi cerebro: - Llama a la tele para dar la primicia del drama que tendrá lugar en tu casa y te pagarán la exclusiva. - ¿Ah, sí?

Llevaba dos horas de plantón y de mi casa no salía ningún grito desgarrador. 

Llegó Bedulio el Municipal. - Sube conmigo... - ¡Ni harto de vino! - No me quedó más remedio que afrontar, sola, lo que fuera. Y lo que me encontré fue... a la Cotilla tumbada en la mesa del comedor, con el vaso vacío en  la mano, durmiendo la mona. Y a Pascualita flotando en el agua de mar con un coma etílico como un piano. El segundo vaso se vació en la pila de lavar.


 

lunes, 21 de agosto de 2023

¡Han ganado las mujeres!

El rolls royce de los abuelitos aparcó donde siempre: en la parada del bus de línea y se armó la marimorena en forma de pitadas y anatemas.

Al entrar en casa todo fueron quejas: - "¡Uf, que calor hace aquí!" (dijo la abuela) "No sé cómo puedes aguantarlo" - Tengo el abanico... - "Solo te falta el botijo" - El otro día compré uno en el mercado de Pere Garau... - "¿Cómo es posible que seas mi nieta? Si eres más antigua que andar pa' lante."

Después de criticarme durante hora y media a la abuela se le secó la lengua y no le quedó más remedio que meterla en agua. - Toma (le dije mientras le pasaba un vaso lleno) es del botijo - Le dio un sorbito sin mucha convicción. La saboreó y vació el vaso en un visto y no visto. - "¿Agua bendita, nena?" dijo mientras se relamía. - Bendecida con chinchón.

Uno de los motivos de su visita era saber cómo llevaba Pascualita los calores agosteños. - Disfrutando de los cubitos del congelador. (dije sin nombrar a la sirena) - Todos nos acercamos a la pila de lavar del comedor donde los cubitos de hielo jugaban a ver quién tardaba más en descongelarse e impliqué al mayordomo inglés, Geooooorge,  en el juego. 

La abuela protestó un poco: - "No te metas mucho con el, pobrecito jijijijiji" - ¡Ah, se siente! (dije con mi voz más cantarina) - En ese momento, el cubito que el inglés dijo que duraría más se descongeló de golpe y porrazo. - ¡Anda, como el Mundial de fútbol femenino! - ¡Madame, mi ir al rolls royce! - "Bueeeenooo, pero no llores mucho jijijiji... que mojarás la tapicería" - Después brindamos con chinchón on the rocks

domingo, 20 de agosto de 2023

¡Otra vez!

 Creo que mienten como bellacos cuando dicen no saber quién es el surtidor que mana sudor. ¿Cómo no van a saber que soy yo? Cuando lo he dicho delante de todos se partían de risa: - ¡Que tontería más grande! - ¿Cómo vas a ser tú? Nosotros te conocemos muy bien y no eres la nena jajajajajaja - ¡Que no, que no!

- ¿Qué traman? ¿Quiéren quedarse con MI casa? ¿Están compinchados con la Cotilla? ... Y lo que es peor ¿Mi primer abuelito hace piña con los personajes?

Fue pensar en él y apareció encima del cuadro de la Santa Cena. - Nena, no malpienses. Solo tienes que cambiar de táctica. - Estoy hecha un lío y no doy pie con bola. - Entonces el abuelito, vestido con un precioso sudario de Oscar de la Renta lleno de conos de helado que se derretían y rellenaban sin cesar, me dio la solución.

- Cámbiate por una manguera. - Corrí a la tienda de los chinos del señor Li. - ¡Quiero una manguera (dije sin apenas aliento) - No manguela. Hay poca agua pala tulistas. - Pues que la traigan de su casa. - Tu tenel sultidol en balcón. - Ya no. Se ha roto... ¡Me da la manguera de una vez! 

Tuve que arrebatársela de las manos, dejar el dinero y salir corriendo a pesar del calorazo.  

Llegué a casa dejando tras de mi un chorro de sudor que inundó la entrada de la finca, me hizo patinar por la escalera y desbordó por el balcón a la calle. - ¡Bieeeeen! ¡Ya está aquí el surtidor! ¡Y luego dice la nena que es ella! jajajajajajaja - No, si al final será hasta graciosa y todo. (dijo el árbol de la calle)

sábado, 19 de agosto de 2023

Tenga usted ojos para esto.

Harta de ser tomada por el pito del sereno, me planté en medio del comedor, con el balcón bien abierto para que todos escucharan lo que tenía que decirles. 

Pasé lista mentalmente de los personajes de casa y no faltaba ninguno. Ni siquiera Pepe el jibarizado porque lo puse encima de la mesa para que no me echara nada en cara. Luego abrí la boca y dije: - Voy a contaros la verdad...

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Nena, he hecho propaganda de tu surtidor y ... (la Cotilla venía hablando por el pasillo y todo el mundo desapareció de mi vista) - ¡Eh! no os vayáis - Hay un tío que está interesado. Dentro de dos días hará cincuenta años de casado y se lo quiere regalar a su mujer... - Al verme en mitad del comedor dio un respingo: - ¡Pareces un pasmarote! - Porque estoy... ¡en mi casa, jolines! (no me salió nada "más original")

Mi primer abuelito, que vestía un sudario tipo ducha con desodorante, perfecto para éstos calores, me preguntó: - ¿La mato? - No. Te cambiarían de Sección y no vale la pena. 

La Cotilla, sin dejar de hablar, se fue a su cuarto a dormir unas horitas. De repente, todo el mundo reapareció, incluso el ojo que el otro día saltó de su cuenca porque se le quedó pequeña y se dedicó a inspeccionar los rincones del comedor a falta de otro entretenimiento.

Antes de instalarse de nuevo, le pregunté - ¿Qué tal? - ¡Un asco! ¡Tienes los rincones echos un asco!

viernes, 18 de agosto de 2023

Estoy que no me tengo.

 El árbol de la calle ha pedido a una de sus ramas que golpee en la cristalera del balcón para que yo salga. - ¿Qué pasa? - Este calor puede conmigo, nena. Saca de nuevo el surtidor del otro día que fue mano de santo. - Ya no está en casa... (dije bajando la cabeza) - ¡¿Te lo han robado?! Mis raíces lo sentirán porque aquel agua que salía por los caños, fue mano de santo. ¿Denunciaste el robo? - No... - Pero ¿por qué? Llama a Bedulio el Municipal y verás que rápido da con el caco. - No me gusta acusar a gente que conozco... - 

El árbol se puso a enumerar a los vecinos de la calle. A cada nombre yo decía: No. Y cuando se quedó sin posibles ladrones, un nombre quedó flotando en el aire: - ¿No será...? ¿No creo...? - No sé a quién te refieres... (me daba vergüenza mirarlo de frente) - entonces su enorme boca de madera dijo: - ¡La Cotilla! - ¡Yo no he dicho nada. Lo has dicho tú! (me apresuré a decir)

Una retahíla de maldiciones fue saliendo de su bocaza hasta que, de repente, se hizo el silencio. Levanté la cabeza y un montón de pares de ojitos, más los del árbol, estaban fijos en mi. El ceño fruncido de todos no me auguraba nada bueno. 

- ¿POR QUÉ MIENTES, BOBA DE CORIA? - la voz del tenor que lleva dentro el platanero, retumbó de un extremo al otro de la calle.

Los gorriones, señalándome con sus alas, trinaron: ¡La Cotilla no se ha llevado el surtidor!

Los personajes de casa se asomaron al balcón y a las ventanas con actitud acusadora. Y la que faltaba para el duro, Pascualita, me tiró un buchito de agua envenenada al ojo dándome de lleno.

Conté la verdad mientras el ojo creía y crecía hasta salirse de la cuenca y caer, e ir rodando, a echar una ojeada a los rincones del comedor.

Como penitencia (¡no les basó lo del ojo!) tuve que convertirme de nuevo en el surtidor del otro día, echando chorros de sudor por los caños para alegría del resto del mundo.

 

jueves, 17 de agosto de 2023

Deshidratada.

He tenido que pelearme con Críspula, la Cristalera, porque no quería abrirse para que yo saliera a balcón. - ¡Ni hablar! Hace mucho calor ahí fuera. - Es mi casa y tu obligación es dejarme hacer mi santa voluntad. 

Discutimos un buen rato hasta que me harté y di tal empujón que por poco me caigo a la calle ayudada por el impulso.

Un calor sofocante me recibió con los brazos abiertos. - ¡Hola, nena! Vamos a jugar un ratito. Venga, yo seré el horno y tu el pollo que tengo que asar. 

Cinco minutos más tarde me había convertido, no en un pollo al horno  sino en un surtidor de muchos caños, por los cuales salía el sudor a chorros.

Desesperada llamé a Críspula para que me abriera la puerta. - ¿Ahora quieres entrar? ¡Pues no, señor! - Su hermana gemela de la parte exterior, echaba bilis por la boca: - ¡Que asco de tía! Le tocó la mejor parte y se queja. 

La voz del árbol de la calle sonó aliviada. - ¡Aaaayyy, que gustirrinín, nena! Sigue así... Necesitaba líquido. Estaba deshidratado a causa del calor. 

No fue hasta el anochecer cuando Críspula abrió la cristalera desde dentro para que entrara la brisa marina. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¡A ver la fuente! Ha salido en el facebook ¿De dónde la has sacado?... - ¿De qué habla, Cotilla? - De la fuente que has puesto en el balcón. Mañana saldrá en el Informativo Balear... Me la llevaré al trapicheo y como está en boca de todos, sacaremos unos buenos euros por ella y...

 

miércoles, 16 de agosto de 2023

El helado.

 L a Cotilla tiene un don: se le pegan cosas en las manos como, por ejemplo, el queso del otro día. Y no solo eso, las cosas van en su búsqueda. Se le plantan delante y así, claro, siempre encuentra algo. Sin ir más lejos, hoy le ha salido al paso un bote de helado de vainilla de un kilo. - ¿También estaba cerca del supermercado? (pregunté con retintín) - Casi en la puerta.

Los personajes empiezan a esperarla como agua de mayo, menos Pascualita que sabe que, en manos de la Cotilla, pronto sería carne de trapicheo. Por eso, en cuanto la oye llegar desaparece dentro del barco hundido, en el fondo de la pila de lavar del comedor.

Sin embargo los comensales de la Santa Cena, que tienen mucha hambre atrasada, les está gustando probar de todo lo que trae para comer. Y el helado ha sido todo un descubrimiento.

La Cotilla dejó el bote de helado en el congelador de la nevera recalcando: - ¡Es mío! Ya te dejaré un poco, nena.

Esta vez no necesitamos a Pompilio. La puerta el congelador la abrí yo. Y quien primero metió el dedo en el helado fue mi primer abuelito después de que el árbol de la calle avisase de que la Cotilla ya había doblado la esquina camino de sus trapicheos.

- ¡Hummm... placer de dioses! (exclamó el abuelito) - Y fue el pistoletazo de salida para atacar al bote de helado desde todos los frentes. Todos el mundo lo probó y a todos nos supo a poco.

Pascualita, celosa de que se lo quitaran, se sumergió con la ración que le había tocado y pronto aprendió que el agua y el helado, juntos, no hacen buenas migas

Furiosa, mostrando su dentadura de tiburón, no deja que nadie toque el agua de la pila de lavar porque ahí ´"está su helado" y piensa bebérsela toda.

martes, 15 de agosto de 2023

¿Amigos? ¡Tu tía!

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Mira lo que me he encontrado en la calle, boba de Coria ¡un queso! - ¿En la calle había un queso esperándola? - Pues sí... una casualidad. - Las casualidades no existen, Cotilla. - Bueno, para ti la perra gorda pero yo me he encontrado un queso, te guste o no.

- ¿Dónde estaba exactamente? - Pues... más o menos, delante del almacén del supermercado. ¡Eso sí que es una casualidad! - ¿No dices que no existen? - Cuando está usted por medio, si existen. 

Era un queso mahonés curado, del que hace salivar solo pensar en comerlo. La Cotilla lo metió en su cuarto y echó la llave ¡en mi casa! Se lo dije. - ¡Lo que hay en ésta casa es de todos! - Según y como. de momento cierro y te quito la tentación de hincarle el diente.

Cuando volvió la Cotilla de "limpiar" los cepillos de "sus" iglesias, del queso quedaba poco y montó en cólera. - Me llamó ladrona en todos los idiomas pero yo no tenía constancia de haberlo comido y estaba echa un mar de dudas.

Me encaré con los personajes que juraron, por cosas rarísimas, que ellos no habían sido. El interrogatorio fue largo y solo cojeó al preguntar a los comensales del cuadro de la Santa Cena. Y fue el de las treinta monedas quien acabó reconociendo haber "comprado" a Pompilio, que tiene arte en coger calcetines sin que nos enteremos.

- Llevamos más de dos mil años sin probar el queso... (se justificó el comensal)

Pascualita se asomó al borde de la pila de lavar del comedor. En la comisura de sus labios de pez había migas de queso. Y fijándome mucho, no había ninguna boca sin migas de queso. Entonces, enfadada, pregunté: - ¡¡¡¿Y YO?!!! - El árbol de la calle contestó: Ajo y agua, bonita.

 

lunes, 14 de agosto de 2023

Protestas.

Era media noche, aún no habían puesto las calles, cuando creí que el rumor que escuchaba era parte de un sueño... o de una pesadilla. Me di media vuelta y el rumorcito se convirtió en clamor: - ¡Cuidado, gigantona, que nos tiras a todas!

El escándalo estaba pasando de castaño oscuro y no me quedó otro remedio que encender la luz. Al pronto no vi nada porque las legañas se habían apoderado de las pestañas y no les daba la gana abrirlos. A base de restregarme los ojos con los puños conseguí mi objetivo: ver qué pasaba.

Encima de la cama había dos o tres bolas de polvo enfadadísimas: - ¡Esto es una dictadura! ¡No nos permiten quejarnos! ¡Compañeras, subid de nuevo y defendamos la libertad de expresión!

Miré al suelo. Allí había un buen montón de bolas de polvo, algunas con pancartas. - ¿Qué pasa aquí? - ¡Estamos cansadas de ser las víctimas propiciatorias! ¡Cae agua al suelo y desaparecemos. Pascualita tiene hambre y desaparecemos.Viene un golpe de viento ¡y desaparecemos! Y hace un rato te has dado la vuelta en la cama sin importarte que estuviésemos encima, ¡tirana!

- ¿Creéis que son horas de montar mítines? - ¡¡¡SI!!! - Hale, pues a tomar viento todas. - Puse el ventilador en marcha hasta que la última bola de polvo salió por la ventana. Después me dormí.

- No sé por qué, ésta mañana no me habla nadie...

 

domingo, 13 de agosto de 2023

Recuerdos sireniles.

Cuando Pascualita habla, telepáticamente, con mi primer abuelito, a veces es dificil callarla y se enrolla como una persiana retrotayéndose a los tiempos en que era una hermosa sirenita que andaba descubriendo los misterios de la vida. Eso era el cuento de nunca acabar y hasta mi primer abuelito se dormía a pesar de ser un ánima.

Es conveniente desviar la trayectoria de la conversación de Pascualita con una interrupción : hablándole de los desaparecidos sirenos, por ejemplo.. Y eso fue lo que hice, una vez más. - Pregúntale por qué se extinguieron los sirenos. - ¡Mira que eres pesada, nena! Sabes que no le gusta hablar de ese tema... 

Pero como un abuelito no le puede negar nada a sus nietos, el mío hizo la pregunta. La calma de la sirena se extinguió como por arte de mágia. Los redondos ojos de pez apunto estuvieron de salirse de las órbitas. Sacó a pasear la peligrosa dentadura de tiburón. Los pelo-algas se levantaron moviéndose como serpientes encantadas. Pascualita se zambulló en la pila de lavar del comedor inundando el suelo y cargándose varias docenas de bolas de polvo que estaban por allí cerca.

Al salir a flote me tiró varios buchitos de agua envenenada que, gracias a mi pericia en esquivarlos, no me dieron.

Dándose por vencida, no le quedó más remedio que decir la verdad ya sabida. Después del orgasmo estruendoso había que recuperar fuerzas y con qué mejor que el sireno desmadejado. - En esos momentos eran pura mantequilla ... - Reconoció mientras se relamía como si acabara de comerse uno.

 

 

sábado, 12 de agosto de 2023

¡Pepe ha estado sembrado!

 Pascualita se ha animado a contar sus aventuras eróticas, desde el Principio de los Tiempos. cuando sirenos y sirenas reinaban en los mares que, en aquel entonces era solo uno, enorme. Y ahora no hay quien la pare.

Mi primer abuelito no dejaba de traducir los explosivos orgasmos, producidos entre Pascualita y su sireno, capaces de remover el fondo marino y elevar, entre tracas y mascletás que me rio yo de las Fallas de Valencia, islas y volcanes inexistentes hasta ese momento.

De la cocina llegò el OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado, cosa que aprovechó mi primer abuelito para tomar aire y descansar la voz. Una risita suya me llamó la atención y pregunté. - ¿Qué dice Pepe?  - ¡MENOS LOBOS, CAPERUCITA!

Los personajes montaron un guirigay de risas, silbidos y aplausos al llavero, cuyo ojo-catalejo giraba lentamente saludando al personal. El árbol de  la calle, atragantándose de la risa, dijo: Con la poca cabeza que tiene éste tío y lo acertado que ha estado. - Y sin dudar le cantó Tengo una vaca lechera.

viernes, 11 de agosto de 2023

Islandia.

He metido unos cubitos de hielo en el termo de los chinos junto con la sirena para que vaya fresquita. Lo he colgado de mi cuello y he salido al calor de la tarde para juntarme al rio de gente sudorosa que deambulaba a esas horas por Palma.

La Plaza de España, tierra invadida por las obras y vallas que convierten el lugar en un campo de batalla incruenta y laberíntica, donde debe ser divertido jugar al escondite esperando que no se chive el rey Jaume I que domina el espacio montando un hermoso caballo sobre un pedestal.

- Fue el rey del 15M, Pascualita, incluso portó la bandera de Islandia muy ufano él. - Los ojos de pez se posaron en mi. -¿Qué pasa? ¿Qué he dicho? Ni se te ocurra morderme. - Me estaba poniendo nerviosa tanta fijación. 

A los pies de la estatua repasé las palabras que había dicho hacía un momento: ¿15M?..., ¿bandera?..., ¿Jaume I?..., ¿Islandia?... La terrible sonrisa de Pascualita apareció en su rostro_ - ¡Islandia! ¿Estuviste allí? - La sonrisa se acentuó y la peligrosa dentadura de tiburón salió a pasear. - ¿Te gusta el bacalao? jajajajajaja

Busqué un banco para tener un poco de intimidad y allí apareció mi primer abuelito. - Huy, cómo está estoooo. (criticó). Pascualita añora la Islandia de hace millones de años, cuando nadó hasta allí con un sireno saleroso para ver el espectáculo de luz y sonido que montó la Naturaleza celebrando el nacimiento de lo que ahora es Islandia. - ¡Debió ser espectacular! - ¡No lo sabes tú bien porque el sireno estaba de toma pan y moja! - ¿Qué fue de él? . Lo normal entre sirenas, Una vez terminada la juerga... ¡se lo comió!

 

 

 

jueves, 10 de agosto de 2023

A la sombra de una sombrilla...

 El árbol de la calle está de muy mal humor. Ha espantado a todos los perros que, durante el día se han arrimado a él con la pata de atrás levantada. - ¡Fuera de aquí, meones! - les gritaba mientras su tronco daba tan fuertes sacudidas que más de uno ha salido trasquilado.

Los dueños, viendo el mal comportamiento del árbol, han puesto el grito en el cielo. - ¡A que llamo a Parques y Jardines para que te talen! (llegó a amenazarle alguno)

Pascualita, metida en un barreñito con agua de mar y cubitos, estaba a mi lado en el balcón mientras nos aprovechábamos de la sombra arbórea y tratábamos de descifrar su mal humor. - ¿A ti qué te parece? (pregunté a la medio sardina) - Se estiró cuan larga es (poca cosa) y lamió uno de los cubitos de hielo.

De repente desapareció la sombra. - ¡Huy, que solana! ¿Qué ha pasado? - La bocaza de madera del árbol de la calle se abrió para decir: - O hay sombra para todos o no hay para nadie (estaba enfadado) Yo no tengo sombra ¡Pues para nadie! - Tu eres quien la da, arbolito (dije con voz cantarina) - Pues ya no ¡Quiero sombra para mi!

Desde la acera Bedulio el Municipal llamó mi atención. - ¿Tienes algo que ver con éste lío? - Soy una damnificada... Me acabo de quedar sin sombra - ¡Y nosotros! (se quejaron los gorriones que anidan en el arbol) 

Estábamos en pleno barullo cuando "algo" tapó el sol. Miramos hacia arriba y vimos una gran sombra que, poco a poco, nos dejó a oscuras. - ¡Eh, que no vemos! (nos quejamos todos, Pepe el jibarizado incluido.

La enorme sombra no se dio por aludida. Se sentó sobre la copa del árbol de la calle y echó una cabezadita. Cuando despertó, nosotros y los vecinos estábamos hasta  las narices de oscuridad. Entonces la sombra impuso sus condiciones: - Tendríamos sol y sombra cuando a ella se le antojara, sin respetar horarios.

 El árbol estuvo de acuerdo. Los demás ya no sabemos si es de día o de noche.








.


miércoles, 9 de agosto de 2023

Terremoto.

Cuando el alarido que salió de mi boca hizo temblar a la finca entera, los vecinos creyeron  que se trataba de un terremoto y salieron pitando directos a la calle donde el árbol de la ídem,  cantaba un aria de La Traviata a pleno pulmón pero eso solo puedo oírlo yo y los personajes de casa.

Mi grito tenía toda la razón de ser. La muy bruja de Pascualita, ¿traumatizada? ante la posibilidad de servir de tapa para el señor Li, salió de madrugada de la pila de lavar del comedor y reptando pasillo adelante, llegó hasta mi cuarto, se subió a pulso por las sábanas hasta colocarse, mojada como estaba, sobre mi pecho, el cual, de por sí escaso, se encogió todavía más dejándome más plana que la tabla de planchar.

De ahí mi alarido... 

En vista de que no había terremoto a la vista, los vecinos subieron a sus casas remugando ¿contra quién? ¡Contra mi, por supuesto! 

¿Quién podía haber sacudido la finca? ¡La nena! - Cosas más raras ha echo la interfecta (dijo alguien al pasar frente a mi puerta). - ¿Por qué no ha salido a la calle como todos los demás? - ¡Porque ha sido ella la del terremoto! - ¿Cómo lo habrá hecho,? porque no tiene chicha para tanto esfuerzo - ¡Huy! Con lo que le gusta el chinchón... A ella y a la Cotilla. 

Justo entonces entró la Cotilla en el portal después de pasar la noche de trapicheo en trapicheo. - ¿Pasa algo? - Ha habido un terremoto... - ¡¿Aquí?!

Un nuevo alarido salió de mi boca. Más fuerte que el anterior aunque me quejé menos porque sabía que por la mañana luciría un escote descomunal "gracias" a los dos mordiscos, en ambos senos, de la sirena que disfrutó de lo lindo al hacerlo "con mi permiso"

Esta vez  el edificio bailó la Yenca de tanto como se movió. Los vecinos siguen acampados en la calle, por si las moscas. - De una cosa estoy segura (dijo una de ellas) No ha sido cosa de la Cotilla. - ¡Ya! ¿Y de la nena...?


martes, 8 de agosto de 2023

La mariposa.

 Haciendo más eses que un borracho, una ráfaga de viento, trajo una mariposa multicolor con dos palmos de lengua afuera.

- ¿Qué es eso? (preguntaron todos los que la vieron) El árbol de la calle, que siempre se las da de enterado, dijo - Un hippy de última hornada. - En realidad pareció que solo Pascualita sabía que era "aquello" porque se subió a la mesa del comedor, con la boca abierta, dispuesta a merendarse a la mariposa.

El árbol evitó el mariposidio metiendo una rama entre bicho y bicho. Al final la sirena acabó comiendo hojas de platanero.

La lengua de la mariposa se veía rasposa. - ¡Fengo fed! ¡Afuaaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Qué idioma hablan los hippys? (preguntó, curiosa, una de las bolas de polvo que pasaba por aquí. - No lo sé pero creo que éste pide agua!

A la rama interpuesta no le hizo ni pizca de gracia que se le comieran hojas. Empezó a repartir mandobles y yo me llevé uno en plena nariz. ¡Madre mía, como sangraba! Lo peor es que fui atacado por dos energúmenos: una con cola de sirena, al olor de la sangre. La otra queriendo libar de una hermosa "flor roja" que salía de mi nariz. - ¡Puag, que asco! ¿Esto es el néctar del que tanto se habla? (dijo, la mariposa) - En cambio Pascualita no dijo nada en cuanto vio que mi mano sostenía una botella de chinchón.

lunes, 7 de agosto de 2023

¡Que se la quiere comer!

La gula del señor Li le ha llevado a ver una gamba gorda en Pascualita que, por cierto, se parecen tanto como un huevo a una castaña. O sea, nada. ¿Cómo va a parecerse una gamba a una sirena. Otra cosa sería que la confundiera con una sardina...

Hasta por teléfono me llama. - ¡Tu ablil puelta pala yo milal en cocina tuya! Yo quelel gamba golda! - Las únicas gambas que entran en mi casa son las que trae mi abuela para hacer una paella de marisco. Punto. - ¡Pelo yo vel en balcón! - ¡Y dale! - ¡Yo pagalte! 

Cuelgo y al rato vuelve al ataque. Le he recomendado que se compre unos kilos de carabineros y se los coma a la plancha y con alioli. - Tu sel loca. Yo milal en diccionalio y sel ¡policías! ¿Quelel que yo coma policías?

El que más disfruta con ésto es mi primer abuelito. Cada vez que aparece lleva un sudario nuevo a cual más chulo. Uno de ellos estaba lleno de gambas gordas que movían los bigotes mientras bailaban al ritmo de las olas. 

 A quien no le ha hecho ninguna gracia éste follón es a Pascualita. Sabe que se la quieren comer y no sale del barco hundido. Pensará que es una faena haber sobrevivido a todos los cambios climáticos, habidos y por haber, para acabar en la barriga de un chino tragaldabas.

¡POM, POM! ¡Tu ablil! - Lo haré cuando diga, de carrerilla: El peRRo de San Roque no tiene Rabo poRque Ramón RamíRez se lo ha coRtado

domingo, 6 de agosto de 2023

Donde las dan, las toman.

La Cristalera del balcón la ha tomado con el árbol de la calle. - Nicomedesssss... ¿quién se llama Nicomedes por éstos andurriales?... ¿Nadie? jijijijiji ¡anda que, entre Bedulio, Pompilio y Nicomedes, tenemos en casa a los santos más "originales" del santoral!

Se notaba a las claras que el árbol estaba hasta el moño de las gracietas de la puerta de cristales. - ¿A qué vienen tantas risitas? - Será porque ha refrescado... Nico jijijiji - ¡Basta ya! (grité) ¡Dime de lo que presumes y te diré de qué careces!

Los vecinos que pasaban por la acera se dieron por aludidos. - ¿Es a mi? - ¿O a mi? - ¿Qué pasa conmigo? ... - ¡No! Es algo entre mi... amiga Cris... pula y yo. Hale, circulad, chismosos.

Al entrar en casa tuve que saltar sobre Pascualita para no aplastarla. Había saltado de la pila de lavar del comedor hasta el suelo para enterarse de lo que ocurría. Me estampé contra la pared de enfrente y ella consiguió salir al balcón... justo cuando el señor Li se acercó al árbol a chafardear ¡y vio a la sirena! Y gritó como un poseso: - ¡Nenaaaaaa, tu ablil puelta de calle! ¡Mi quelel gamba goldaaaaaa! ¡¡¡ABLIL!!!

A todo ésto, el árbol temblaba aguantando la risa floja que luchaba por escaparse de su boca de madera al tiempo que una palabra iba tomando fuerza en su tejido vegetal. Y entonces ¡explotó!: - Críspula... La Cristalera jijijiji se llama... ¡¡¡CRISSSSSPULAAAAA!!! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA


 

sábado, 5 de agosto de 2023

Quejicas.

Pepe el jibarizado, harto de estar en su estantería de la cocina, no para de quejarse: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO - Lo he metido en una olla a la que he colocado la tapadera y aún así oigo sus quejas. - OOOOOOOOOOOOOOOOO 

Mi primer abuelito, que con eso de ser un alma buena entiende todos los idiomas, habidos y por haber, dice que Pepe tiene hambre. - ¡Si no tiene cuerpo! ¿cómo va a tener hambre? - Por lo visto el subconsciente le funciona... - ¡No tiene cerebro! - Pues algo tiene que le funciona porque le apetece... ¿un plato del guiso que hicieron con él? - ¿Seguro que dice esto, abuelito? - Sí. seguro. - ¿Le apetece comerse a sí mismo? Que tío más raro. - Es que dice que estaba buenorro el tío.

Los comensales de la Santa Cena se revolucionaron, hartos de no probar bocado desde hace más de dos mil años: - ¡Me apunto a lo del guiso! - ¡Lo compro con mis monedas! - ¡No vale! Yo me dejé la cartera en casa. - ¡Y yo! - ¡Y yo! ... Todos levantaron la mano. - Pensamos que era una invitación ...

Pascualita no le quita el ojo a la plantita que salió sobre el árbol de la calle mientras le enseña los dientecitos de tiburón. 

Mi primer abuelito, apareció con un brillante sudario psicodélico lleno de volcanes en erupción que haría las delicias de muchos, para informarme. - Pide a la pequeña secuolla que grabe su existencia en su anillo interno de éste año porque los viejos árboles no dieron noticia de su nacimiento. Aún no había secuollas. Ahora quiere figurar en la Historia.

 




























viernes, 4 de agosto de 2023

Cuando duermo, duermo...

 Esta noche ¡ha llovido! Ya era hora. Pascualita estaba despierta, tumbada en el balcón cuando han caído las primeras gotas. Al notar que era agua dulce lo que caía ha intentado entrar en casa reptando pero ha patinado, saliendo disparada a la calle. 

Mi primer abuelito se desgañitaba para despertarme pero yo, cuando duermo, duermo. 

Para evitar la ronquera que ya se anunciaba, desapareció unos segundos y volvió envuelto en un trabajadísimo sudario de Alta Costura imitando un valle de los Alpes con sus vacas, cencerros, campanarios, Lirulais, liruleros cuyas notas brincaban como cabras montesas entre las paredes de roca y nieve mientras el Eco las repetía como un loro apasionado.

Cuando todos los sonidos se acercaron, el maestro de música pidió tortilla de patatas para todos. Me despertó el aroma de la tortilla e inmedietamente pensé: - ¿Y Pascualita?

En ese instante el reloj del campanario del valle dios las tres. El pueblo entero salió a las calles mostrando tres dedos mientras gritaba: ¡¡¡TRES!!!

Fue tan emocionante que se nos saltaron las lágrimas. Luego, una cacatúa extranjera entró en casa, revoloteó sobre la pila de lavar del comedor y dejó caer un pequeño fardo en el agua marina... ¡Pascualita!





 

jueves, 3 de agosto de 2023

Un regalito.

La voz atronadora del árbol de la calle sonó como una Diana en casa y nos despertamos todos a la vez. - ¿Qué pasa? - ¿Qué ha sido ese estruendo? - OOOOOOOOOOOOOOOO (¿Ha vuelto... el gigante?) preguntó Pepe el jibarizado.

Tras el do de pecho inicial, el árbol cantó una nana. Y claro, salí al balcón a llamarle majareta. - Primero nos despiertas y luego quieres dormirnos ¡Estás chalao, Nicodemes! (grité a pleno pulmón)

Los gorriones enmudecieron, la cháchara paró en casa. Hasta Pascualita se sentó, atenta y divertida, en el borde de la pila de lavar del comedor. La Cristalera estalló - El árbol se llama ¡¿Nicomedes?! ¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!!! 

Más enfadado que un mono, el árbol cerró su bocaza de madera dando a entender que no volvería a abrirla ¡en la vida!... Dos minutos después contó que estaba muy emocionado porque, a pesar del calor de éste verano, en la parte alta de su tronco ha nacido una humilde plantita. Regalo de algún gorrión que se hospedó entre sus hojas y quedó satisfecho - ¡HOOOOOOOOOOOOO! - Exclamamos todos y pedimos verla. Quedamos algo decepcionados porque no tenía flor. A pesar de ello fue bien recibida.

 Pascualita quiso comérsela. Se lo impedí poniendo una mano entre la plantita y los dientecitos de tiburón, llenos de veneno, de la sirena. 

El mordisco fue dolorosísimo. Bebi botella y cuarto de chinchón. Tuve un coma etílico. Y llevo cuatro días sin poder meterme el dedo en la nariz... aunque el peor trago se lo llevará el árbol de la calle cuando le diga que esa plantita recién llegada es ... ¡una secuoya!

miércoles, 2 de agosto de 2023

El gigante come.

Hacía diez minutos que dormía, o eso me pareció después de una noche en la que me convertí en una fuente de cuatro caños por los que salía el sudor a chorros, cuando sonó el timbre de la puerta.

Inmediatamente se oyó la inconfundible voz de Pepe el jibarizado - ¡OOOOOOOOOOOOOO! - ¿Otra vez metiéndome miedo, Pepito? - Abrí y allí estaba el Gigante del día anterior. - Buenos días, señorita. (Me temblaron las piernas ¡dichoso jibarizado!) Voy a seguir con la faena que empecé ayer. - Y entró como Pedro por su casa.

Estuvo limpiando y pintando. Dos horas después le pregunté si quería comer algo.- Pan con queso, por ejemplo (puntualicé para que no me tomara por un bocadillo con patas) - Gracias pero hoy no me toca. - (menos mal, pensé)

Pasaron varios días y el gigante siguió viniendo a las ocho en punto. Los personajes de casa no decían ni mú. Ni Pompilio se atrevió a quitarle un calcetín. Las bolas de polvo se escondieron en el último rincón de casa. El árbol de la calle no cantó, ni siquiera abrió la boca. Hasta los gorriones silenciaron sus trinos, contagiados del temor de Pepe. El cuadro de la Santa Cena estaba vacío pero, fijándome bien, vi a los comensales escondidos bajo la mesa.

Tampoco Pascualita se dejaba ver, permaneciendo en el barco hundido.

Por fin, un día, al acabar la jornada de trabajo, el gigante se despidió. - Saqué la cartera para pagarle. - No, señorita. Hoy me toca comer. - ¿Qué... come si puede... saberse...) - Turistas. - ¿Turistas? - Sí. Los que sobran

 

martes, 1 de agosto de 2023

El gigante.

 Al abrir la puerta encontré a un hombre que parecía un armario de los grandes, tanto de largo como de ancho. - ¡Jesús! (exclamé) estoy en el País de los Gigantes. - E intenté cerrar la puerta pero él lo impidió poniendo su pie, talla cincuenta y cinco, en medio.

- Busco trabajo de altura, señora. - Señorita, porfi. - ¡No me lo puedo creer! ¿dónde tienen los ojos los hombres de éste barrio? - ¡Eso digo yo? - Le invité a entrar y a unos chinchones on the rocks. Eso sí, le pedí que los tomara de pie porque no tengo, ni sillas ni butacas que aguanten su peso ni su capacidad.

Luego hablamos de trabajo: - Limpio lámparas, telarañas del techo, railes de cortinas... - No estaría mal dar una buena limpieza a todo ésto. A mi primer abuelito le gusta aparecerse en lugares altos con unos modelos de alta costura y así evitaría que se ensuciaran con el polvo... Vale, empieza cuando quièras.

Lo llevé a la cocina para enseñarle donde guardo los trapos y productos de limpieza cuando, de pronto, escuché: - OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO - Pepe el jibarizado estaba asustado. Puse el llavero en el bolsillo del delantal y, en un descuido del armario de tres puertas, le pregunté: - ¿Qué te pasa? - ¡Este hombre es el nieto del jefe de la tribu enemiga que me comió!

Del susto. el corazón me salió por la boca dispuesto a tomar un poco de aire fresco pero hace tanto calor fuera que se dijo: para estar igual de acalorado, me quedo en casita. Y volvió a su sitio.

Finalizado su trabajo le di diez euros al gigante y le dije adiós, muy buenas. El dijo. - ¡Hasta mañana! - y me estremecí.