miércoles, 30 de agosto de 2023

La visita.

El rolls royce de los abuelitos aparcó en la parada del bus como si fuera el garaje de su casa Cuando Pascualita oyó el clamor de pitos e insultos de costumbre, salió flechada del interior del barco hundido para ver a la abuela,su amiga del alma. También se asomaron los comensales de la Santa Cena. Pepe el jibarizado dejó oír su voz - OOOOOOOOOOOOO - La Cristalera se abrió de par en par para que sus dos caras vieran a los millonetis de la familia. Pero no fue hasta que entró en casa la Momia: mi bisabuelastra, cuando al OOO de Pepe el jibarizado se sumaron los Os del resto de los personajes de la casa. 

La mujer centenaria, que venía a ver a su amante, brillaba como un diamante atravesado por un rayo de sol. Y mi primer abuelito no podía ser menos.

Envuelto en  un sudario de estrellas fugaces entre auroras boreales, flotó en derredor de la lámpara del comedor que, boquiabierta ante tanta magnificencia, encendía y apagaba sus bombillas poniéndome a mi y a los visitantes, de los nervios.

- "¿Las has comprado en la tienda de los chinos del señor Li?" (se quejó la abuela) - No. Las trajo la Cotilla de uno de sus trapicheos. - "¡Vamos a terminar todos en la ONCE, cooooñe!"

Mientras Geooorge, metido en la cocina, preparaba una exquisita paella de marisco cuyo aroma llegó hasta el Más Allá para alegría de mi primer abuelito a quien tanto le gustó en vida.

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