jueves, 10 de agosto de 2023

A la sombra de una sombrilla...

 El árbol de la calle está de muy mal humor. Ha espantado a todos los perros que, durante el día se han arrimado a él con la pata de atrás levantada. - ¡Fuera de aquí, meones! - les gritaba mientras su tronco daba tan fuertes sacudidas que más de uno ha salido trasquilado.

Los dueños, viendo el mal comportamiento del árbol, han puesto el grito en el cielo. - ¡A que llamo a Parques y Jardines para que te talen! (llegó a amenazarle alguno)

Pascualita, metida en un barreñito con agua de mar y cubitos, estaba a mi lado en el balcón mientras nos aprovechábamos de la sombra arbórea y tratábamos de descifrar su mal humor. - ¿A ti qué te parece? (pregunté a la medio sardina) - Se estiró cuan larga es (poca cosa) y lamió uno de los cubitos de hielo.

De repente desapareció la sombra. - ¡Huy, que solana! ¿Qué ha pasado? - La bocaza de madera del árbol de la calle se abrió para decir: - O hay sombra para todos o no hay para nadie (estaba enfadado) Yo no tengo sombra ¡Pues para nadie! - Tu eres quien la da, arbolito (dije con voz cantarina) - Pues ya no ¡Quiero sombra para mi!

Desde la acera Bedulio el Municipal llamó mi atención. - ¿Tienes algo que ver con éste lío? - Soy una damnificada... Me acabo de quedar sin sombra - ¡Y nosotros! (se quejaron los gorriones que anidan en el arbol) 

Estábamos en pleno barullo cuando "algo" tapó el sol. Miramos hacia arriba y vimos una gran sombra que, poco a poco, nos dejó a oscuras. - ¡Eh, que no vemos! (nos quejamos todos, Pepe el jibarizado incluido.

La enorme sombra no se dio por aludida. Se sentó sobre la copa del árbol de la calle y echó una cabezadita. Cuando despertó, nosotros y los vecinos estábamos hasta  las narices de oscuridad. Entonces la sombra impuso sus condiciones: - Tendríamos sol y sombra cuando a ella se le antojara, sin respetar horarios.

 El árbol estuvo de acuerdo. Los demás ya no sabemos si es de día o de noche.








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