sábado, 19 de agosto de 2023

Tenga usted ojos para esto.

Harta de ser tomada por el pito del sereno, me planté en medio del comedor, con el balcón bien abierto para que todos escucharan lo que tenía que decirles. 

Pasé lista mentalmente de los personajes de casa y no faltaba ninguno. Ni siquiera Pepe el jibarizado porque lo puse encima de la mesa para que no me echara nada en cara. Luego abrí la boca y dije: - Voy a contaros la verdad...

 - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Nena, he hecho propaganda de tu surtidor y ... (la Cotilla venía hablando por el pasillo y todo el mundo desapareció de mi vista) - ¡Eh! no os vayáis - Hay un tío que está interesado. Dentro de dos días hará cincuenta años de casado y se lo quiere regalar a su mujer... - Al verme en mitad del comedor dio un respingo: - ¡Pareces un pasmarote! - Porque estoy... ¡en mi casa, jolines! (no me salió nada "más original")

Mi primer abuelito, que vestía un sudario tipo ducha con desodorante, perfecto para éstos calores, me preguntó: - ¿La mato? - No. Te cambiarían de Sección y no vale la pena. 

La Cotilla, sin dejar de hablar, se fue a su cuarto a dormir unas horitas. De repente, todo el mundo reapareció, incluso el ojo que el otro día saltó de su cuenca porque se le quedó pequeña y se dedicó a inspeccionar los rincones del comedor a falta de otro entretenimiento.

Antes de instalarse de nuevo, le pregunté - ¿Qué tal? - ¡Un asco! ¡Tienes los rincones echos un asco!

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